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Placas tectónicas
Índice
Historia[editar]
Artículo principal: Historia de la geología
Disciplinas[editar]
Sismógrafo, aparato que registra la intensidad de las ondas sísmicas y la distancia desde el lugar donde
se produce el sismo (epicentro).
Detalles[editar]
La Tierra es el tercer planeta desde el Sol con una distancia aproximada de 149,6
millones de kilómetros, y viaja casi 1,6 millones de km/h a través del espacio
exterior.
Diagrama de la ubicación de la Tierra en el universo observable
6,363,000–
El espacio dominado por el campo magnético
Espacio 12,663,000 km 19
terrestre y su magnetosfera, conformada por
exterior (110–210 radio de
el viento solar.
la Tierra)
Incluye el sistema
solar (Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno). 25
Sistema solar 60.14 UA
La distancia citada es el diámetro orbital de
Neptuno.
26
Cinturón de ~96 UA Cinturón de objetos helados que rodea el sistema
Kuiper solar. Abarca los planetas
enanos Plutón, Haumea y Makemake.
La distancia citada es la de resonancia 2:1 con
Neptuno, generalmente considerada como el borde
interno del cinturón principal de Kuiper.
Vecindario 32
5 pc Estrellas más cercanas al Sol.
solar
Nube
Nube interestelar de gas a través de la cual viajan 33
Interestelar 9.2 pc
actualmente el Sol y otras estrellas.
Local
47484950
Laniakea 160 Mpc Un grupo conectado con los supercúmulo s del cual
forma parte el Grupo Local.
Comprende aproximadamente de 300 a
500 agrupaciones galácticas, centrado en el Gran
Atractor situado en el Supercúmulo Hidra-
Centauro.
Localización de la Tierra
Tierra
Sistema Tierra-Luna
Sistema solar
Vecindario solar
Cinturón de Gould
Brazo de Orión
Vía Láctea
Grupo Local
Hoja Local
Supercúmulo de Virgo
Laniakea SCl
Universo observable
Vía Láctea
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Para otros usos de este término, véase Vía Láctea (desambiguación).
Vía Láctea
Masa 0,8-1,5×1012 Msol
v
t
e
Índice
Partes[editar]
Halo
Disco
Bulbo
Halo[editar]
El halo es una estructura esferoidal que envuelve la galaxia. En el halo la
concentración de estrellas es muy baja y apenas tiene nubes de gas, por lo que
carece de regiones con formación estelar; es aquí donde se encuentra la mayor
parte de los cúmulos globulares. Estas formaciones antiguas son reliquias de la
formación galáctica. Estas agrupaciones de estrellas se debieron formar cuando la
galaxia era aún una gran nube de gas que colapsaba y se iba aplanando cada vez
más. Otra característica del halo es la presencia de gran cantidad de materia
oscura. Su existencia se dedujo a partir de anomalías en la rotación galáctica. Los
objetos contenidos en el halo rotan con una componente perpendicular al plano
muy fuerte, cruzando en muchos casos el disco galáctico. De hecho, es posible
encontrar estrellas u otros cuerpos del halo en el disco. Su procedencia se delata
cuando se analiza su velocidad y trayectoria, así como su metalicidad. Y es que
los cuerpos del halo presentan una componente perpendicular al plano muy
acusada, además del hecho de que se trata de cuerpos que se formaron antes
que los del disco. Sus órbitas los llevan, pues, a cruzar periódicamente el disco.
También es muy probable que una estrella de población II (pobre en metales)
pertenezca al halo, pues éstas son más antiguas que las de población I (ricas en
metales), y el halo, como ya se ha dicho, es una estructura antigua.
La masa en estrellas de este componente es muy baja, de alrededor de mil
millones de masas solares; una gran parte de la masa del halo galáctico está en la
forma de materia oscura.
Véase también: Halo galáctico
Disco[editar]
Partes de la Vía Láctea vista desde la Tierra. Toma generada con Celestia.
Brazos del disco de la Vía Láctea generada en Celestia.
Nuestro Sistema Solar se encuentra en el brazo Orión o Local, que forma parte del
brazo espiral de Sagitario, de allí su nombre de «Local». Estas formaciones son
regiones densas donde se compacta el gas y se da la formación de estrellas. Los
brazos son, en realidad, ondas de densidad que se desplazan
independientemente de las estrellas contenidas en la galaxia. El brillo de los
brazos es mayor que el resto de las zonas, porque es allí donde se encuentran
las gigantes azules (estrellas de tipo O, B), que son las únicas que pueden ionizar
grandes extensiones de gas. Estas estrellas de corta vida nacen y mueren en el
brazo espiral, convirtiéndose así en excelentes marcadores de su posición. Otros
trazadores de los brazos espirales son las regiones HII (nubes
de hidrógeno ionizado), originadas precisamente por esos gigantes azules. Estas
nubes vuelven a emitir, en el rango de la luz visible, la energía captada en
el ultravioleta o en otras frecuencias más cortas. Son altamente energéticas, pues
han sido ionizadas por las potentes gigantes azules, que barren extensas áreas
con sus vientos estelares.
Las estrellas de vida más larga como el Sol ya no sirven como marcadores, ya que
tienen tiempo a lo largo de su vida de entrar y salir repetidas veces en los
diferentes brazos espirales de la galaxia. Estas estrellas pueden encontrarse
también fuera de los brazos.
Así como la galaxia se compone de dos partes según su grosor, halo y disco, el
disco también: disco delgado y disco grueso. Se cree que el disco grueso es el
remanente de un segundo proceso de colapso y aplanamiento de la galaxia. Del
mismo modo que el halo es el remanente del colapso inicial, el disco grueso lo
sería de una segunda fase de colapso.
El disco está unido al bulbo galáctico por una barra de radio 3,9 kiloparsecs, en
cuyo interior puede existir a su vez una barra menor (algo que ocurre en bastantes
otras galaxias espirales barradas). Hay además elevada formación estelar en uno
de sus extremos al menos.
La barra mayor está ceñida a su vez por un anillo de 5 kiloparsecs de radio, que
concentra, además de una gran cantidad del hidrógeno molecular de la galaxia,
una gran actividad de formación estelar. Dicho anillo es la estructura más notable
de nuestra galaxia y, visto desde otras galaxias exteriores, sería su zona más
prominente. De este anillo emergen los brazos espirales.
Recientemente se ha sugerido que la Galaxia Elíptica Enana de Sagitario puede
ser la responsable de la estructura espiral de nuestra galaxia, ayudando a dar
forma a los brazos espirales, modelando la barra central y distorsionando sus
regiones exteriores.
Se cree que nuestra galaxia tiene posiblemente entre 4000 millones y 8000
millones de masas solares de hidrógeno neutro, además de la mitad de esa masa
en la forma de hidrógeno molecular. Mientras que el primero llega más allá del
espacio ocupado por las estrellas —pero la región central apenas tiene gas en esa
forma—, gran parte del segundo está concentrado en el anillo mencionado antes,
y —excepto en la región más interna de la Vía Láctea— la densidad de hidrógeno
molecular en la región central de la galaxia también es baja.
Vista de la Vía Láctea en España
Esta parte de la Vía Láctea tiene una masa de 60 000 millones de masas solares
en forma de estrellas y una luminosidad de entre 15 000 y 20 000 millones de
veces la del Sol.
Véase también: Disco de acrecimiento
Bulbo[editar]
Artículo principal: Centro galáctico
Centro galáctico
Vista de la Vía Láctea desde otras galaxias (NGC 253, Maffei 1 y Messier 64)
Formación[editar]
La Vía Láctea comenzó como una o varias pequeñas regiones de sobredensidad
en la distribución másica del universo poco después del Big Bang. Algunas de
estas regiones eran las semillas de los cúmulos globulares, en los que perduran
las más antiguas estrellas que formaron la galaxia. Estas estrellas y cúmulos
constituyen en la actualidad el halo estelar de la Vía Láctea. Tras unos pocos
miles de millones de años después de las primeras estrellas, la masa de la galaxia
era lo suficientemente grande como para que diera vueltas con relativa rapidez, lo
que, debido a la conservación del momento angular, condujo a que el medio
gaseoso interestelar colapsase de una forma más o menos esférica a un disco
plano. Por lo tanto, las siguientes generaciones de estrellas se formaron en este
disco espiral. La mayoría de las estrellas jóvenes, incluido el Sol, se encuentran en
este disco.
Desde el momento en que comenzaron a formarse las primeras estrellas, la Vía
Láctea ha crecido mediante fusiones de galaxias (sobre todo al principio) y la
acreción de gas del halo galáctico. La Vía Láctea está en la actualidad
aumentando su masa con sus dos más cercanas galaxias satélites, la Gran Nube
de Magallanes y la Pequeña Nube de Magallanes, mediante la corriente de
Magallanes. La acreción directa de gas se constata en nubes de alta velocidad
como la nube de Smith. Sin embargo, las propiedades de la Vía Láctea, como la
masa estelar, el momento angular y la metalicidad de sus regiones más externas,
sugieren que no ha sufrido fusiones con grandes galaxias en los últimos mil
millones de años. Esta ausencia de grandes fusiones recientes es inusual entre
galaxias espirales similares; su vecina, la galaxia de Andrómeda, parece tener una
historia más típica con fusiones más recientes con galaxias relativamente grandes.
Cielo nocturno de un hipotético planeta de la Vía Láctea hace diez mil millones de años
Los cúmulos globulares se encuentran entre los objetos más antiguos de la Vía
Láctea, lo que establece un límite inferior a la edad de la Vía Láctea. Las edades
de las estrellas individuales en la Vía Láctea pueden estimarse midiendo la
abundancia de elementos radiactivos de larga vida como el torio-232 y el uranio-
238, y comparando luego los resultados con las estimaciones de su abundancia
original, una técnica llamada nucleocosmocronología. Esto resulta en valores de
aproximadamente 12,5 ± 3 mil millones de años para la CS 31082-001 y 13,8 ± 4
mil millones de años para la BD +17° 3248. Una vez que se forma una enana
blanca, esta comienza a sufrir un enfriamiento radiativo y la temperatura de la
superficie desciende de manera constante. Midiendo las temperaturas de la más
fría de estas enanas blancas y comparándolas con su temperatura inicial
esperada, se puede hacer una estimación de la edad. Con esta técnica, la edad
del cúmulo globular M4 se ha estimado en 12,7 ± 0,7 mil millones de años. Las
estimaciones de edad del más antiguo de estos grupos dan un valor estimado de
12 600 millones de años y un límite superior de confianza del 95% de 16 000
millones de años.
Se han encontrado varias estrellas individuales en el halo de la Vía Láctea con
edades medidas muy cercanas a los 13.800 millones de años de edad del
Universo. En 2007, se estimó que una estrella en el halo galáctico, HE 1523-0901,
tenía unos 13 200 millones de años. Como es el objeto más antiguo conocido en
la Vía Láctea en ese momento, esta medición puso un límite inferior a la edad de
la Vía Láctea. Esta estimación se realizó utilizando el Ultraviolet and Visual
Echelle Spectrograph del Very Large Telescope para medir las fuerzas relativas de
las líneas espectrales causadas por la presencia de torio y otros elementos
creados por el proceso R. La resistencia de las líneas produce abundancia de
diferentes isótopos elementales, de los cuales se puede obtener una estimación
de la edad de la estrella mediante la nucleocosmocronología. Otra estrella, HD
140283, tiene 14,5 ± 0,7 mil millones de años de edad.
También se ha estimado la edad de las estrellas en el disco delgado galáctico
sirviéndose de la nucleocosmocronología. Las mediciones de las estrellas de disco
delgado arrojan una estimación de que el disco delgado se formó hace 8,8 ± 1,7
mil millones de años. Estas mediciones sugieren que hubo un período de casi 5
mil millones de años entre la formación del halo galáctico y el disco delgado.
Análisis recientes de las firmas químicas de miles de estrellas sugieren que la
formación estelar podría haber caído en un orden de magnitud en el momento de
la formación del disco, hace 10 a 8 mil millones de años, cuando el gas interestelar
estaba demasiado caliente para formar nuevas estrellas a la misma velocidad que
antes.
Las galaxias satelitales que rodean la Vía Láctea no están distribuidas al azar,
sino que parecen ser el resultado de la desintegración de un sistema más grande
en el que se produjo una estructura anular de 500 000 años luz de diámetro y de
50 000 años luz de ancho. Encuentros cercanos entre las galaxias, como el que
se espera que tenga lugar dentro de los próximos 4000 millones de años con la
galaxia de Andrómeda, arrancan colas gigantescas de gas, que, con el paso del
tiempo, pueden fusionarse y formar galaxias enanas en forma de anillos y con un
ángulo arbitrario respecto al disco principal.
En noviembre de 2018, los astrónomos anunciaron el descubrimiento de una de
las estrellas más antiguas del universo. Con una antigüedad aproximada de 13
500 millones de años, 2MASS J18082002-5104378 es una pequeña estrella ultra
pobre en metales (UMP), compuesta casi en su totalidad por materiales liberados
por el Big Bang, y es posiblemente una de las primeras estrellas. El
descubrimiento de la estrella en la Vía Láctea sugiere que la galaxia puede ser por
lo menos tres mil millones de años más vieja de lo que se pensaba con
anterioridad.
Galaxias satélite[editar]
Artículo principal: Grupo Local
Además de los al menos 150 cúmulos globulares conocidos, nuestra galaxia
cuenta con cierto número de galaxias satélite. Las dos mayores con diferencia son
las Nubes de Magallanes, y el resto son galaxias elípticas enanas mucho
menores, aunque recientemente se ha sugerido que las perturbaciones
observadas en el gas situado en la periferia de la Vía Láctea pueden estar
causadas por la gravedad de una galaxia de masa similar a la de la Gran Nube de
Magallanes e invisible desde nuestra posición en la galaxia.
Algunas de las galaxias compañeras —como, por ejemplo, la galaxia Enana
Elíptica de Sagitario— están tan cercanas a ella que están siendo despedazadas y
absorbidas por nuestra galaxia.
Mitología[editar]
En algunas culturas está asociada a caminos, por ejemplo, los vikingos creían que
llevaba al Valhalla, destino de las almas de los muertos, mientras que
los celtas aseguraban que se dirigía al castillo de la reina de las hadas. En
España, la Vía Láctea también recibe el nombre popular de Camino de Santiago,
pues era usada como guía por los peregrinos de ese lugar.
En otros casos, como en las alegorías chinas y japonesas, se refieren a ella como
un río de plata celestial. Los mexicas o aztecas y otras
culturas mesoamericanas creían que era el dios Mixcoatl (Serpiente de nube) que
serpenteaba por el cielo nocturno, dios de la cacería, de los sueños y carcelero de
los monstruos estelares.
Egipcia[editar]
En la mitología egipcia, la Vía Láctea se consideraba un charco de leche de vaca.
La Vía Láctea fue deificada como una diosa de la fertilidad de las vacas con el
nombre de Bat (más tarde sincretizada con la diosa del cielo Hathor).
Griega[editar]
Se cuenta que el dios griego Zeus, que era infiel a su esposa, tuvo un hijo
llamado Heracles (Hércules, para los romanos) de su unión con Alcmena. Al
enterarse, Hera hizo que Alcmena llevara en el vientre a Heracles por 10 meses, y
trató de deshacerse de este mandando dos serpientes para que mataran al bebé
cuando tenía ocho meses. Sin embargo, Heracles pudo librarse fácilmente de ellas
estrangulándolas con sus pequeñas manos. Heracles resultó ser el favorito de
Zeus. Sin embargo, el Oráculo decía que Heracles solo sería un héroe, puesto que
era mortal. Para ser un dios inmortal debía de demostrar una valentía digna de un
dios.
Una vez que llega el mito hasta este punto, hay dos versiones distintas.
Una de ellas dice que Hermes, el mensajero de los dioses, puso a Heracles en el
seno de Hera, mientras ella dormía, para que mamara la leche divina pero, al
despertar y darse cuenta, lo separó bruscamente y se derramó la leche, formando
la Vía Láctea.
Otra dice que Atenea, la diosa de la sabiduría, convenció a Hera de que Heracles
mamara de ella, ya que era un niño muy lindo, pero resulta que Heracles succionó
la leche con tal violencia, que lastimó a Hera, y le hizo derramar la leche.
Otra versión de la mitología clásica asegura que al romper Zeus el cuerno
de Amaltea que se transformaría en cornucopia se desparramaron en el cosmos
gotas de leche de tal cabra que dieron origen a las estrellas de la Vía Láctea.
La Vía Láctea, o "círculo de la leche", era solo uno de los 11 "círculos" que los
griegos identificaron en el cielo, otros eran el zodiaco, el meridiano, el horizonte, el
ecuador, los trópicos de Cáncer y Capricornio, los círculos ártico y antártico y dos
círculos coluros que pasan a través de ambos polos.
Sistema solar
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Este artículo trata sobre el sistema en el que están el Sol y la Tierra. Para otros
sistemas, véanse sistema planetario y sistema estelar.
Sistema solar
El Sol y los planetas del sistema solar. Los tamaños están a escala,
pero no así las distancias.
Datos generales
Sistema Planetario
El Sol es el único cuerpo celeste del sistema solar que emite luz propia, debido a
la fusión termonuclear del hidrógeno y su transformación en helio en su núcleo. El
sistema solar se formó hace unos 4600 millones de años a partir del colapso de
una nube molecular. El material residual originó un disco
circunestelar protoplanetario en el que ocurrieron los procesos físicos que llevaron
a la formación de los planetas. El sistema solar se ubica en la actualidad en
la nube Interestelar Local que se halla en la Burbuja Local del brazo de Orión, de
la galaxia espiral Vía Láctea, a unos 28 000 años luz del centro de esta.15
Índice
1Descubrimientos y exploración
2Características generales
3Formación y evolución
4Objetos del sistema solar
o 4.1Estrella central
o 4.2Planetas
4.2.1Distancias de los planetas
4.2.2Características principales
o 4.3Planetas enanos
o 4.4Grandes satélites del sistema solar
o 4.5Cuerpos menores
5La dimensión astronómica de las distancias en el espacio
6Véase también
o 6.1Cuerpos del sistema solar
o 6.2Exploración espacial
o 6.3Vida en el sistema solar
7Referencias
8Bibliografía
9Enlaces externos
Descubrimientos y exploración
Véanse también: Anexo:Cronología del descubrimiento de los planetas del sistema
solar y sus satélites naturales y Exploración del sistema solar.
Nicolás Copérnico
Características generales
El Sol.
Los planetas y los asteroides orbitan alrededor del Sol, aproximadamente en un
mismo plano y siguiendo órbitas elípticas (en sentido antihorario, si se observasen
desde el Polo Norte del Sol); aunque hay excepciones, como el cometa Halley,
que gira en sentido horario. El plano en el que gira la Tierra alrededor del Sol se
denomina plano de la eclíptica, y los demás planetas orbitan aproximadamente en
el mismo plano. Aunque algunos objetos orbitan con un gran grado de inclinación
respecto de este, como Plutón que posee una inclinación con respecto al eje de la
eclíptica de 17º, así como una parte importante de los objetos del cinturón de
Kuiper.
Según sus características, los cuerpos que forman parte del sistema solar se
clasifican como sigue:
Formación y evolución
Artículo principal: Formación y evolución del sistema solar
El sistema solar se formó hace 4568 millones de años por el colapso gravitatorio
de una parte de una nube molecular gigante. Esta nube primigenia tenía varios
años luz de diámetro y probablemente dio a luz a varias estrellas. Como es
normal en las nubes moleculares, consistía principalmente de hidrógeno, algo de
helio y pequeñas cantidades de elementos pesados surgidos de previas
generaciones estelares. A medida que la región —conocida como nebulosa
protosolar— se convertía en el sistema solar, colapsaba y la conservación del
momento angular hizo que rotase más deprisa. El centro, donde se acumuló la
mayor parte de la masa, se volvió cada vez más caliente que el disco circundante.
A medida que la nebulosa en contracción rotaba más deprisa, comenzó a
aplanarse en un disco protoplanetario con un diámetro de alrededor de 200 UA y
una densa y caliente protoestrella en el centro. Los planetas se formaron por
acreción a partir de este disco en el que el gas y el polvo atraídos
gravitatoriamente entre sí se unen para formar cuerpos cada vez más grandes. En
este escenario, cientos de protoplanetas podrían haber surgido en el temprano
sistema solar que acabaron fusionándose o fueron destruidos dejando los
planetas, los planetas enanos y el resto de cuerpos menores.
Gracias a sus puntos de ebullición más altos, solo los metales y silicatos podían
existir en forma sólida cerca del Sol, en el cálido sistema solar interior; estos
fueron finalmente los componentes de Mercurio, Venus, la Tierra y Marte: los
planetas rocosos. Debido a que los metales solo eran una pequeña parte de la
nebulosa solar, los planetas terrestres no se podían hacer muy grandes. Los
planetas gigantes (Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno) se formaron más lejos, más
allá de la línea de congelación: el límite entre las órbitas de Marte y Júpiter donde
las temperaturas son lo suficientemente bajas como para que los compuestos
volátiles permanezcan sólidos. Los hielos que forman estos planetas eran más
abundantes que los metales y silicatos que formaron los planetas terrestres
interiores, por lo que los permitió crecer hasta ser lo suficientemente masivos
como para capturar grandes atmósferas de hidrógeno y helio: los elementos más
ligeros y abundantes. Los residuos restantes que no llegaron a convertirse en
planetas se agruparon en regiones como el cinturón de asteroides, el cinturón de
Kuiper y la nube de Oort. El modelo de Niza explica la aparición de estas regiones
y propone que los planetas exteriores se podrían haber formado en sitios
diferentes de los actuales a los que habrían llegado tras múltiples interacciones
gravitatorias.
Tras cincuenta millones de años, la densidad del hidrógeno y la presión en el
centro de la protoestrella se hicieron tan grandes que comenzó la fusión
termonuclear. La temperatura, la velocidad de reacción, la presión y la densidad
aumentaron hasta alcanzar el equilibrio hidrostático: la presión térmica igualó a la
fuerza de la gravedad. En ese momento, el Sol entró en la secuencia principal. El
tiempo que estará en la secuencia principal será de unos diez mil millones de
años; en comparación, todas las fases previas al encendido termonuclear duraron
unos dos mil millones de años. El viento solar formó la heliosfera que barrió los
restos de gas y polvo del disco protoplanetario (y los expulsó al espacio
interestelar), con lo que terminó el proceso de formación planetaria. Desde
entonces, el Sol se ha ido haciendo cada vez más brillante; en la actualidad es un
70% más brillante que a su entrada en la secuencia principal.
El sistema solar continuará más o menos como lo conocemos hasta que todo el
hidrógeno del núcleo del Sol se haya convertido en helio, situación que tendrá
lugar dentro de cinco mil millones de años. Esto marcará el final de la estancia del
Sol en la secuencia principal. En ese momento el núcleo colapsará y la producción
de energía será mucho mayor que en el presente. Las capas exteriores se
expandirán unas doscientas sesenta veces su diámetro actual, por lo que se
convertirá en una gigante roja. El gran aumento de su superficie hará que esté
muchísimo más frío (del orden de 2600 K). Se espera que el Sol en expansión
vaporice Mercurio y Venus y vuelva la Tierra inhabitable al mover la zona de
habitabilidad más allá de la órbita de Marte. Por último, el núcleo estará lo
bastante caliente para fusionar el helio; el Sol quemará helio durante una fracción
del tiempo que estuvo quemando hidrógeno. El Sol no tiene la suficiente masa
para comenzar la fusión de elementos pesados, por lo que las reacciones
nucleares en el núcleo disminuirán. Las capas exteriores se perderán en el
espacio en forma de nebulosa planetaria, devolviendo parte del material con el
que se formó el Sol —enriquecido con elementos pesados como el carbono— al
medio interestelar y dejando atrás una enana blanca con la mitad de la masa
original del Sol y el tamaño de la Tierra (un objeto extraordinariamente denso).
Sistema
Solar
Planetas y pl
Sol - Mercurio - Venus - Tierra - Marte - Ceres - Júpiter - Saturno - Urano - Neptuno - Plutón -
anetas
Haumea - Makemake - Eris - Sedna - Phattie
enanos
Satélite Terrestre - Marcianas - Asteroidales - Jovianas - Saturnianas - Uranianas - Neptunianas - Plutoni
natural anas - Haumeanas - Eridiana
Estrella central
El Sol es la estrella única y central del sistema solar; por tanto, es la estrella más
cercana a la Tierra y el astro con mayor brillo aparente. Su presencia o su
ausencia en el cielo terrestre determinan, respectivamente, el día y la noche. La
energía radiada por el Sol es aprovechada por los seres fotosintéticos, que
constituyen la base de la cadena trófica, y es por ello la principal fuente de energía
de la vida. También aporta la energía que mantiene en funcionamiento
los procesos climáticos. El Sol es una estrella que se encuentra en la fase
denominada secuencia principal, con un tipo espectral G2, que se formó hace
unos 5000 millones de años, y permanecerá en la secuencia principal
aproximadamente otros 5000 millones de años.
A pesar de ser una estrella mediana, es la única cuya forma circular se puede
apreciar a simple vista, con un diámetro angular de 32′35″ de arco en el perihelio y
31′31″ en el afelio, lo que da un diámetro medio de 32′03″. Casualmente, la
combinación de tamaños y distancias del Sol y la Luna respecto a la Tierra, hace
que se vean aproximadamente con el mismo tamaño aparente en el cielo. Esto
permite una amplia gama de eclipses solares distintos (totales, anulares o
parciales).
Se han descubierto sistemas planetarios que tienen más de una estrella central
(sistema estelar).
Planetas
Los ocho planetas que componen el sistema solar son, de menor a mayor
distancia respecto al Sol, los
siguientes: Mercurio, Venus, Tierra, Marte, Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno.
Los planetas son cuerpos que giran formando órbitas alrededor de la estrella,
tienen suficiente masa para que su gravedad supere las fuerzas del cuerpo rígido,
de manera que asuman una forma en equilibrio hidrostático (prácticamente
esférica), y han limpiado la vecindad de su órbita de planetesimales (dominancia
orbital).
Los planetas interiores son Mercurio, Venus, la Tierra y Marte y tienen la superficie
sólida. Los planetas exteriores son Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno, también
denominados planetas gaseosos porque contienen en sus atmósferas gases como
el helio, el hidrógeno y el metano, y no se conoce con certeza la estructura de su
superficie.
El 24 de agosto de 2006, la Unión Astronómica Internacional (UAI) excluyó a
Plutón como planeta del sistema solar, y lo clasificó como planeta enano.
A principios de 2016, se publicó un estudio según el cual puede existir un noveno
planeta en el sistema solar, al que dieron el nombre provisional de Phattie. Dicho
estudio se centró en la explicación de las órbitas de muchos de los objetos en el
cinturón de Kuiper, que difieren mucho con las órbitas que se calculan, incluidos
objetos muy conocidos como Sedna. Por tanto se surgió originalmente la idea de
la existencia de un objeto no conocido perturbando dichas órbitas. Utilizando
modelos matemáticos se realizaron simulaciones en computadora, y se determinó
que el posible planeta tendría una órbita excéntrica a una distancia de unas entre
700 y 200 UA del Sol, y tardaría unos diez o veinte mil años en dar una vuelta.
Distancias de los planetas
Las órbitas de los planetas mayores se encuentran ordenadas a distancias del Sol
crecientes, de modo que la distancia de cada planeta es aproximadamente el
doble que la del planeta inmediatamente anterior, aunque esto no se ajusta a
todos los planetas. Esta relación se expresa mediante la ley de Titius-Bode, una
fórmula matemática aproximada que indica la distancia de un planeta al Sol,
en Unidades Astronómicas (UA):
donde = 0, 1, 2, 4, 8, 16, 32, 64, 128.
Donde la órbita de Mercurio se encuentra en k = 0 y semieje mayor 0,4 UA,
la órbita de Marte es k = 4 a 1,6 UA, y Ceres (el mayor asteroide) es k = 8.
En realidad las órbitas de Mercurio y Marte se encuentran en 0,38 y
1,52 UA. Esta ley no se ajusta a todos los planetas, por ejemplo Neptuno
está mucho más cerca de lo que predice esta ley. No hay ninguna
explicación de la ley de Titius-Bode y muchos científicos consideran que se
trata tan solo de una coincidencia.
El Sistema Solar a escala en el aspecto de las distancias. El tamaño de los astros no lo está.
Características principales
Artículo principal: Anexo:Datos de los planetas del sistema solar
Las principales características de los planetas del sistema solar son:
R Pe
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Trazas
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urio 667
eno y
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96 %
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Ven 1210
0,95 0,82 0,72 0,615 243 3,4° 0 nitróge
us 0
no,0.1
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R Pe
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o, 1 %
argón
95 %
CO2,
1.6 %
Mart
0,53 6787 0,11 1,52 1,88 1,03 1,9° 2 argón,
e
3 %
nitróge
no
90 %
hidróg
eno,
10 %
Júpit 1429 0,41
11,2 318 5,20 11,86 1,3° 79 helio,
er 84 4
trazas
de
metan
o
84 %
hidróg
eno,
Uran 5110 19,1 0,71 14 %
3,98 14,6 84,01 0,8° 27
o 8 9 8 helio,
2 %
metan
o
74 %
hidróg
eno,
Nept 4953 30,0 0,67 25 %
3,81 17,2 164,79 1,8° 14
uno 8 6 45 helio,
1 %
metan
o
Planetas enanos
Los cinco planetas enanos del sistema solar, de menor a mayor distancia
respecto al Sol, son los
siguientes: Ceres, Plutón, Haumea, Makemake y Eris.
Los planetas enanos son aquellos que, a diferencia de los planetas, no han
limpiado la vecindad de su órbita.
Poco después de su descubrimiento en 1930, Plutón fue clasificado como
un planeta por la Unión Astronómica Internacional (UAI). Sin embargo, tras
el descubrimiento de otros grandes cuerpos con posterioridad, se abrió un
debate con objeto de reconsiderar dicha decisión. El 24 de agosto de 2006,
en la XXVI Asamblea General de la UAI en Praga, se decidió que el
número de planetas no se ampliase a doce, sino que debía reducirse de
nueve a ocho, y se creó entonces la nueva categoría de planeta enano, en
la que se clasificaría Plutón, que dejó por tanto de ser considerado planeta
debido a que, por tratarse de un objeto transneptuniano perteneciente
al cinturón de Kuiper, no ha limpiado la vecindad de su órbita de objetos
pequeños.
Peri
Rad
odo
Plan Diám io Satéli
Diám Periodo de
eta etro Ma orbi tes Ima
etro orbital ( rota
enan medi sa* tal natur gen
(km) años) ción
o o* (UA ales
(días
)
)
0,000
Ceres 0,074 952,4 2,766 4,599 0,3781 0
16
0,002
Plutón 0,22 2370 39,482 247,92 -6,3872 5
1
0,002
Eris 0,19 2326 67,668 557 1.0417 1
8
* El diámetro y masa se expresan aquí tomando como referencia los datos de la Tierra.
Planet
Satélite Diámetro (km) Periodo orbital Imagen
a
Cuerpos menores
Cinturón de asteroides
Véase también: Tabla de asteroides
Los asteroides
Los cometas
Los meteoroides
Según las definiciones de planeta y de planeta enano, que atienden a la
esfericidad del objeto debido a su gran masa, se puede definir como
«cuerpo menor del sistema solar», por exclusión, a todo cuerpo celeste
que, sin ser un satélite, no haya alcanzado suficiente tamaño o masa como
para adoptar una forma esencialmente esférica.
Según algunas estimaciones, la masa requerida para alcanzar la condición
de esfericidad se situaría en torno a los 5 x 1020 kg, resultando el diámetro
mínimo en torno a los 800 km. Sin embargo, características como la
composición química, la temperatura, la densidad o la rotación de los
objetos pueden variar notablemente los tamaños mínimos requeridos, por
lo que se rechazó asignar valores apriorísticos a la definición, dejando la
resolución individual de cada caso a la observación directa.
Según la UAI, algunos de los cuerpos menores del sistema solar más
grandes podrían reclasificarse en el futuro como planetas enanos, tras un
examen para determinar si están en equilibrio hidrostático, es decir: si son
suficientemente grandes para que su gravedad venza las fuerzas del sólido
rígido hasta haber adoptado una forma esencialmente esférica.
Exceptuando los objetos transneptunianos, los cuerpos menores del
sistema solar de mayor tamaño son Vesta y Palas, con algo más de
500 km de diámetro.
Planeta Period
Diámetro Masa Radio Periodo
s o de
ecuatoria (M⊕ orbita orbital (año Imagen
menore rotació
l (km) ) l (UA) s)
s n (días)
578×560×45 0,000
Vesta 2,36 3,63 0,2226
8 23
0,000
10 -
Orcus 840 - 1880 39,47 248 ?
0,001
17
0,000
10 -
Ixion ~822 39,49 248 ?
0,000
21
0,000
05 - 0,132 o
Varuna 900 - 1060 43,129 283
0,000 0,264
33
0,000
17 -
Quaoar 1280 43,376 285 0.7366
0,000
44
2002
584,1 +105,6 0,003
TC302 55,535 413,86 ?
−88,060 98
0,000
14 -
Sedna 1180 - 1800 502,040 11500 ~0.41
0,001
02