¿Por qué decimos "asunción" de María y no "ascensión" como
cuando hablamos de Jesús?
El Misterio de la Asunción consiste, dentro de otras cosas, en que la
Virgen María es elevada, ascendida, por ángeles, no por sus propios
medios. Es decir, es Dios quien desea preservarla al final de sus días;
por eso históricamente se la ha retratado rodeada de ángeles que la
levantan entre nubes. Jesús en cambio, sube a los cielos por sus
propios medios, pues es Dios.
¿Qué nos enseña la Solemnidad de la Asunción de María?
 La Asunción de María anticipa nuestra última unión con Cristo.
 La Asunción de María es un “ejemplo” para la Iglesia y un
modelo para todo cristiano.
 La Asunción de María es un ejemplo y maestro de la oración.
 La Asunción de María nos enseña la confianza y la esperanza.
 La Asunción de María nos demuestra nuestro destino en
Cristo.
 La Asunción de María revela el poder del amor.
 La Asunción de María cumple su trabajo en la tierra y nos
invita estar con ella en la eternidad.
Sugerencias para vivir la fiesta.
 Tener una imagen de la Virgen María en el momento de la
Asunción y poner junto de ésta un florero para repartir una flor
con un letrero de una virtud propia de la Virgen para que cada
uno medite en esta virtud y deposite la flor.
 Asistir a la Misa de solemnidad de la Asunción de la Santísima
Virgen María.
 Coronar a la virgen María poniéndole una corona y explicando
al mismo tiempo porque llegó al Cielo en cuerpo y alma.
 Llevar y ofrecer flores a la Virgen.
 Rezar el Rosario en familia con mucha devoción.
 Ofrecer cantos a la Asunción de la Virgen María.
Cada fiesta de la Santa Virgen María durante el calendario eclesial
nos acerca a su Hijo a través de su unión materna con Él. Que María,
la Madre de Dios y Madre de la Iglesia, asumida al Cielo, ruega por
nosotros ahora y en la hora de nuestra muerte. ¡Amén!
¡PAZ Y BIEN!
La Asunción de la Virgen María
al cielo
Solemnidad 15 de Agosto. Asunción de la Virgen María.
La fiesta de la Asunción de la Santísima Virgen María, se celebra
en toda la Iglesia el 15 de agosto. Esta fiesta tiene un doble
objetivo: La feliz partida de María de esta vida y la asunción de su
cuerpo al cielo.
“En esta solemnidad de la Asunción contemplamos a María: ella
nos abre a la esperanza, a un futuro lleno de alegría y nos enseña
el camino para alcanzarlo: acoger en la fe a su Hijo; no perder
nunca la amistad con él, sino dejarnos iluminar y guiar por su
Palabra; seguirlo cada día, incluso en los momentos en que
sentimos que nuestras cruces resultan pesadas. María, el arca de
la alianza que está en el santuario del cielo, nos indica con claridad
luminosa que estamos en camino hacia nuestra verdadera Casa, la
comunión de alegría y de paz con Dios”.
¿Por qué es importante que los católicos recordemos y
profundicemos en el Dogma de la Asunción de la Santísima Virgen
María al Cielo? El Nuevo Catecismo de la Iglesia Católica
responde a este interrogante: "La Asunción de la Santísima Virgen
constituye una participación singular en la Resurrección de su Hijo
y una anticipación de la resurrección de los demás cristianos" (CIC
#966). La importancia de la Asunción para nosotros, hombres y
mujeres de comienzos del Tercer Milenio de la Era Cristiana,
radica en la relación que hay entre la Resurrección de Cristo y la
nuestra. La presencia de María, mujer de nuestra raza, ser humano
como nosotros, quien se halla en cuerpo y alma ya glorificada en el
Cielo, es eso: una anticipación de nuestra propia resurrección
Cuarto Dogma: La Asunción de la Santísima Virgen a los Cielos.
El dogma de la Asunción se refiere a que la Madre de Dios, luego de
su vida terrena fue elevada en cuerpo y alma a la gloria celestial. Este
Dogma fue proclamado por el Papa Pío XII, el 1º de noviembre de
1950, en la Constitución Apostólica Munificentisimus Deus:
"Después de elevar a Dios muchas y reiteradas preces y de invocar la
luz del Espíritu de la Verdad, para gloria de Dios omnipotente, que
otorgó a la Virgen María su peculiar benevolencia; para honor de su
Hijo, Rey inmortal de los siglos y vencedor del pecado y de la muerte;
para aumentar la gloria de la misma augusta Madre y para gozo y
alegría de toda la Iglesia, con la autoridad de nuestro Señor
Jesucristo, de los bienaventurados apóstoles Pedro y Pablo y con la
nuestra, pronunciamos, declaramos y definimos ser dogma
divinamente revelado que La Inmaculada Madre de Dios y siempre
Virgen María, terminado el curso de su vida terrenal, fue asunta en
cuerpo y alma a la gloria del cielo".
Fundamento Bíblico.
En el Libro de Génesis se narra la primera asunción corporal conocida
de una persona a la gloria celestial. Se trataba de Enoc, un siervo de
Dios. « Enoc caminó con Dios y desapareció, porque Dios lo llevó. »
(Génesis 5, 22-24). El autor de la Epístola a los Hebreos también
recuerda que «por la fe Enoc fue arrebatado, sin haber conocido la
muerte: y no fue hallado, porque Dios lo arrebató; pero la Escritura
dice que, antes de ser arrebatado, él había agradado a Dios »
(Hebreos 11, 5). También, en el Antiguo Testamento, Jesús, hijo de
Sirac, también recuerda: «Enoc agradó a Dios y fue transportado al
paraíso, para excitar a las naciones a la penitencia» (Eclesiástico
44,16).
En el Segundo Libro de los Reyes, el autor nos narra la historia de la
Asunción de Elías, otro siervo amado de Dios. Él afirma que Elías,
sabiendo que sería trasladado a los Cielos, se despidió de su
discípulo Eliseo, dándole su manto, y finalmente «el Señor arrebató a
Elías al cielo en un torbellino» (2 Reyes 2, 1). Si el profeta Elías y
Enoc fueron arrebatados hacia el cielo. Con mayor razón será con
María, madre de Jesucristo y fiel sierva de Dios San Lucas 1,28; San
Lucas 1,48. Si Abraham, Isaac, Jacob, Elías y Moisés estaban vivos
junto a Dios con mayor razón María, la sierva y Madre de Dios,
también lo iba a estar.
Fuente: Agencia Católica Internacional de Prensa. www.aciprensa.com
Estos versículos anteriores indican que los cristianos viviendo en
gracia de Dios y presencien la venida física de Jesucristo en los
últimos tiempos, no morirán la muerte terrenal sino que pasarán
directamente al cielo en cuerpo y alma para toda la eternidad.
En Apocalipsis 12, 1 se habla de una Mujer revestida del Sol en el
cielo, con una corona de doce estrellas sobre su cabeza y con la
luna debajo de sus pies. Muchos han visto en esta Mujer a María,
revestida de Dios, con la corona de los 12 Apóstoles sobre su
cabeza (pilares del nuevo Pueblo de Dios, así como las 12 tribus
de Jacob fueron los fundamentos del Pueblo de Israel, figura de la
Iglesia de Jesucristo). La luna en la literatura de la época bíblica es
signo de lo inestable de las realidades temporales (en un mes
cambia 4 veces...). La Virgen glorificada vence esta inestabilidad
temporal de los temperamentos y de las cosas. Ya al final del
capítulo 11 del citado libro, se habla de que se abre el Santuario de
Dios en el cielo, y aparece el Arca de la Alianza.
Razones lógicas.
El objetivo principal de Dios sobre la humanidad es su felicidad y
salvación. Eso se gana por el arrepentimiento de nuestras faltas y
nuestra obediencia como fruto de nuestra fe. Para el tema que
estamos hablando las gracias que nos toca tratar son "el arrebato",
"la resurrección antes del final de los tiempos" y "el vivir en cuerpo
y alma en el cielo antes de la resurrección universal". Las personas
poseedoras de eso e identificadas en la Biblia son: Jesucristo y
una cantidad no conocida de gente especificada en 1
Tesalonicenses 4,17.
La Virgen María, por ser "vaso de elección" y la "Llena de Gracia"
San Lucas 1,28 participó con Jesucristo en su muerte, resurrección
y ascensión al cielo al que la Biblia llama "arrebato". Lo de
ascensión, es de necesidad que Ella también la tuviera, pues
muchos la tendrán cuando Jesucristo venga por segunda vez.
Entre la asunción de María y los cristianos que serán "arrebatados"
en los últimos tiempos no hay diferencia esencial sino solamente
de tiempo. Sin duda que Jesucristo se llevaría a su madre para
estar junto a Él. "El dogma de la Asunción afirma que el cuerpo de
María fue glorificado después de su muerte. En efecto, mientras
para los demás hombres la resurrección de los cuerpos tendrá
lugar al fin del mundo, para María la glorificación de su cuerpo se
anticipó por singular privilegio" (San Juan Pablo II, 2-julio-97).
Preparado por: Orden Franciscana Seglar. OFS – Chinandega. Nicaragua