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x ih il id:«! <1(' la ley l1\i~ralol ia 11 II' X i..:1I 1:1 S I ' : I II: IC I I: I d hc-rho, dd 1111
era responsable el Servicio ck: I1I111i~1 ;\('i (lIl <1(' I,'.sla<1os U11idos, dI
que el cruce hacia ciudades texauas, fundamentalmente, fuese 1:111
sencillo. En caso de ser aprehendidos, "muchos era n liberados ("011
fian zas, particularmente los de raza hebrea, y se les permite qucd:u
se indefinidamente". Así pues, la mitad de la responsabilidad :-\(
encontraba en México, pero la otra tenía su explicación la inr-ti
ciencia o en la corrupción del otro lado de la frontera."
A partir de octubre de 1922, el gobierno mexicano hizo mod i
ficaciones a sus requisitos migratorios, exigiendo que cualquier IJ N MISMO ESP AC IO
persona que llegara al país debería traer consigo 50 pesos 025 d(,
lares, con excepción de "chinos y negros, que deberán contar COII l .a zonaJuárez-El Paso se fundó como asentamiento no indio en
500 pesos o 250 d ólares"." Pero , desde el punto de vista de las au I (¡59 con el nombre de Nuestra Señora de Guadalupe de los Man­
toridades estadounidenses, esos cambios e n poco o nada contri ,';os de El Paso del Río del Norte. Era un pueblo de misión atendi­
buían a detener la inmigración ilegal de europeos desde Méxio r, do por la orden de los franciscanos. Se lo conoció simplemente
"m uchos de los cuales son indeseables y algunos deben ser crirni romo Paso del Norte y era la mejor vía de acceso hacia el territorio
nales y anarquistas que habiendo sido deportados [desde Estado, (le Nu evo México ,jurisdicción de la cual dependió hasta 1823, año
Unidos] hacia Europa, usan a México para conseguir papeles falsos mando el asentamiento fue agregado al estado de Chihuahua, cuyo
y entrar de nuevo". Resulta obvio que las autoridades estadouni Congreso, e n 1824, lo elevó a la categoría de villa, con el nombre
denses lo único que esperaban de México e ra la cooperación en (le El Paso del Norte.
la protección de los intereses de Estados Unidos, ya que no se ex Su situación estratégica permitió que se beneficiara de inter­
presaba ninguna esperanza realista de que México montara en el cambios comerciales entre las ciudades de Chihuahua y San Luis
futuro próximo una vigilancia migratoria eficie nte . De ahí la im Misu ri , que tentan como ruta Santa Fe , e n el territorio de Nuevo
portancia de mantener al personal encubierto, tanto en los cruces México. Este atractivo impulsó a un grupo de comerciantes extran­
fronterizos como en el interior de México ." Lo s inspectores a jeros a establecerse en la región paseña, en la ribera norte del río
cargo en ciudades como El Paso , Brownsvill e, Laredo o Eagle Pass gravo .
negociaban acuerdos amistosos semioficiales ton los j efes de inmi ­ Como consecuencia de la guerra entre México y Estados Uni­
gración mexicana para "lograr la expulsión inmediata de europeos dos (1846-1848) , el río Bravo fue considerado línea divisoria in­
lejo s de la frontera y hacia el interior de México". Naturalmente, ternacional y, debido a ello, el Tratado de Guadalupe Hidalgo,
el efecto perverso de esos acuerdos torcidos era que los expulsados firmado en febrero de 1848 y que estableció las condiciones de la
cayeran en manos de los trafi cantes de indocumentados." Una red paz, co nsideró que los poblados situad os en la margen izquie rda
específica para el,co n traba ndo de europeos funcionaba desde la del Bravo pertenecían a la soberanía de Estados Unidos.
ciudad de Chihuahua hasta Miami, en Florida, que, sin embargo, Poco tiempo después, se fundó el condado de El Pas o, en
ya había sido infiltrada por el Servicio de Inmigración, usando los Texas , y se designó al pueblo de San Elizario como asiento de sus
odios raciales y nacionalistas entre los propios inmigrantes." autoridades, privil egio que mantuvo 23 años, entre 1850 y 1873.
Mientras, la población situada frente al antiguo Paso del Norte, es

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e1 1'1 j i , 1'11 LI l il ll'1.1 111111. ' d l'l 1\1.1\'11 . 111 11' c'll 1I':d id :ld IIIII ~¡ ~ll. l de' ,11111 '(Ii 1.11l., ., ("01. d "('cc'l 1111 ' 1t (.... \. 1/ ( l iol 1111 .1111 I('1c,... \' 1(1111 ("1( 1. d(','" I , 111
c ilI('o diuiiuut o s aS I ' l ll a l ll i l' l l lo ~ .I I I I ' 11. 11 11:111:1 1'1':lIl1l.1 ill. 111( ' xic:IIIIIS, 10',1';1111 :1)'111' LI 1I( ·Ill'lI d . '1I1 i:1 «¡II( ' los :lIlg lllS 1\ '111 :111 e11'
De mancrn lenta y a pesar ele 1111 u:11 os o!>sl:ínl!os. Paso dd N( 11 l'll los. ya qlll' 1'1':111 qlli l'lll'S PI'Odll('í:1I1 1:1 lIl:lyorla d e los hicu cx agri­
te con tin u ó su creci m ie n to y lo gró te ne r una traza d e ci ud ad 111 11 1 1I1 :IS, ad c lll:ís d e productos a rtesa n ales C0 l110 sillas d e m on tar, ci­
d erna . Esto lo reconoció el Congreso de Chi huah ua cuan do e1ev( I V;:IITOS y vino.
el asentamiento a la ca tegoría d e ciu dad . A p a rtir del 16 d e se p Lo que podemos cons iderar como u n alto nivel de tole rancia
tiembre d e 1888, y en m emoria del presid ente BenitoJuárez, quien v de armon ía racial en la región d e El Paso' h acia mediados d el si­
se vio o b ligado a di rigir desd e es te punto el go b ie rno federal e n m ­ 1',10 XIX se puede exp licar por tr es fac to res: la' interdependencia
1865 y 1866, fue rebau tiz ada como Ciu dad ju árez, C'l'Onómica; e l asu n to d e enfrentar co mo región ros peligros d e lo s
El n ombre d e El Paso quedó libre . Po r su parte Franklin, CO I I ~ ', nl p O S indi o s b eligerantes que se negaba n a ser desp ojados d e
una p ode rosa y pujante e lite angloame ricana, logró que la ca bece­ .-sos te rritorios, y el real y profundo aisla m ie n to en que' ambo s sec­
ra d el con dado se traslada r a a la ciu dad . Si n d ila ción la antigua lores d e la población vivían resp ect o a o tros ce n tros poblaci onales
Franklin aprovechó las circ u ns ta ncias y ca m b ió su n ombre po r El :-1ambos lados d e la frontera." Las tensiones raciales eran p o cas y
Paso . I( IS h echos d e in to leran cia, raros. La regió n d e El Paso' n o fue es­
cenario d e los ni veles de discrimina ció n y vio le n cia raci al qu e se
viviero n e n e l centro y este de Texas, d onde los mexicanos fu eron
LA CONVIVENC IA OBLIGADA prá cti camente expu lsad os de condados d ominados por estadouni­
denses d efe nso res de una línea dura en cuan to a favore ce r la ex­
Antes de la a nexió n territorial, producto d e la guerra México-Es­ Iiansi ón d e la e co nom ía esclavista, 3
tados Unidos, e incluso con anterioridad a la independencia de El es tab lecimie n to d e la nueva frontera coin cid ió con cambios
Texas, la población local de origen anglo h abía mostrado una gran drásti cos de los fluj os co m erciales e n e l suroeste . La ruta co mercial'
cap ac idad d e adaptación a las co n d iciones es peciales d e la región de San ta Fe, en Nuevo México , que ta n importante fu e durante el
d e El Paso, La mayoría de los p rime ros colo nos ase n ta dos e n la siglo XVIII y las primeras d écadas d el XIX, p erdi ó-vitalidad y d ej ó de
regi ón, desd e p rincipios del sig lo XIX y so bre todo durante la ter­ ser el princip al m oto r de la economía regional. La fiebre d el o ro en
cera d écada , e ran co mer cia n tes ligados a la ruta San ta Fe-Ch ih ua­ Califo rnia hi zo que se distrajese la a te nció n d e las caravanas, co mer­
hua que busca ron d e inmediato cone ctarse con la elite m exican a ciantes y d e quienes pensaron en es tablecerse e n el-suroeste: los mo­
de la zona . Los m atrimonios con h ijas d e prominentes fam ilias lo­ vimientos d e m ercancías y de personas se e m pezaron a mover hacia
cales fu eron una d e las vías favoritas p ara su integraci ón. En lo que el oeste en lu ga r de hacia el sur. Durante los añ os en que Texas exis­
pudiéramos llamar hi sp anización d e la p oblación anglo, es tos p er­ tió como re pú b lica in d epen d ien te, muchos co m er ciantes evitaban
sonaj es adoptaron cos tu m b res hi sp an omexicanas: aprendie ron es­ cruzarla, y co n e llo el tránsito por la región d e El Paso, h aci a Santa
pañol cam b iaron sus n ombres d e J ames a Sa n tiago o d e Hugh a Fe , se siguió privilegiando. Al pasar Texas a fo rmar parte d e Estados
Hugo, a lo s que an te p us ie ron e l j e rárquico "d on".' Un idos se in auguraron nuevas rutas, co mo la que venía d e San An­
Pero, au n d espués de la guerra, la sociedad anglo d e El Paso tonio y se internaba en México , cruzando las ad uan as de Tamaulipas
con tin u aba a islad a d e o tr os centros d e población afines. Casi todos y go lpean do seria men te la prosperidad d e la regió n binacional d e
e ran h ombres y se e ncon tr ab a n rode ado s d e una mayoría mexica­ El Paso, La población de Franklin tuvo el beneficio de quedar C0J;l10
na; as í, duran te 1850 , e l m atrimonio o e l amancebamiento co n escala d e la ruta e n tre San An tonio y Los Ángeles, en 1851, que si
mujeres m ex ican as eran m ás que n ormales . Además , d ebe co ns i­ bien n o tenía d emasiada rel evancia económica, sí, al m enos, la p o­
derarse que cualq u ie r oportunidad d e éxito e n los nego cios estab a nía e n el m apa del movimiento hacia la cos ta del Pacífico."

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polúi cas heredadas de la g'II('ITa ('1111'(' M éx ico y l':stados \ IlIidw" ('CHI una soci(,(l:td <¡II(" I('s el'a ('>:.Ir:l lla d(' II11H;has maneras. No olls­
El gobierno de México, por ejemplo, esta bleció elevados impucs« " 1:1111<:, las bu enas rc-Iariou cs se establecie ron sobre bases firmes:
a la importación de mercancías, provocando un incremento CII ('1
contrabando, corrupción aduanera rampante y, finalmente, dismi Fuera de las aduanas, que se podían burlar con gra n facilidad, no
nución del comercio." Los ánimos estadounidenses hacia México había más obstáculo a las relaciones entre ambas rib eras del Bravo
no se expresaron en actitudes de abierta hostilidad en la zona, pCI'< I que el propio río, pues no se necesitaba ningún papel para cruzar la
sí dejaron un estigma de desconfianza y necesidad de vigilan cia. frontera en cualquier sentido. Las relaciones famili ares y de comer­
materializado en la fundación del Fuerte Bliss. Adicionalmen t(', cio entre los paseños de los dos países se consolidó y la región pudo
los conflictos internos y la inestabilidad política experimentados seguir exportando su producción a otras zonas cerc anas.'
en ambos países dificultaron enormemente la comunicación enm­
Paso del Norte y Frank1in, con sus respectivos centros político-eco Los conflictos internos que vivieron los dos países durante la dé­
nómicos. La zona, que durante muchísimos años fue cruce impoi cada de los sesenta del siglo XIX tuvieron repe rcusiones de muy
tante de caminos, quedó en franco aislamiento y parecía más 1I11 distinta intensidad y trascendencia para la región, Mientras que la
rincón binacional que una frontera internacional. vieja pugna entre liberales y conservadores no afectó de manera
Ese retraimiento parcial produjo un fenómeno de gran repe!' notable el futuro de la población mexicana, en el país vecino el
eusión que explica la armonía racial mencionada. El intercambi- 1 enfren tam ie n to entre los estados del sur, que defendían el derecho
comercial entre ambos lados del río Bravo experimentó un creci a someter a esclavitud a la población negra, con los del norte que
miento notorio. Las tropas estacionadas en el Fuerte Bliss, aun la combatían, trajo consecuencias de largo plazo en el lado esta­
siendo símbolo de desconfianza hacia México, se convirtieron en dounidense de El Paso."
un fuerte acicate para los productores agrícolas mexicanos que los Una parte importante de los anglos asentados en la zona eran
surtían de granos y hortalizas. Los recursos naturales con que se abiertamente simpatizantes del movimiento sureño. Al finalizar el
contaba y la vida que desató el establecimiento de la frontera per­ año 1860, los estados de esa porción del país declararon su inde­
mitieron a la región vivir en un relativo aislamiento. La vida coti pendencia de Estados Unidos yfcrmarou el gobierno de Estados
diana, en general, no se vio afectada; los riesgos de pasar hambres, Confederados del Sur. Al iniciar el año siguiente, el estado de
aun en condiciones de guerra, eran remotos. Los sobresaltos polí­ Texas y el condado de El Paso se aliaron a la Confederación, lo
ticos y sociales que vivían ambos países se sintieron con poca fuer­ cual los involucró en la guerra civil. La minoría anglo que apoyaba
za en la zona, lo que, sumado a la generosidad de la naturaleza, al gobierno de Washington fue reprimida, al grad o que muchos
permitió que se retomara el crecimiento de la poblaci ón." de sus miembros tuvieron que exiliarse en México. Por su parte, la
En efecto, hacia 1860 la población alcanzaba los catorce mil población de origen mexicano fue objeto de constante hostilidad
habitantes y de ellos sólo unos tres mil vivían en el margen esta­ por parte de soldados sureños, debido en mucho a la tradicional
dounidense del río, de los cuales unos trescientos eran anglos, oposición de los mexicanos a la esclavitud. El coronel confederado
Uno de los ciudadanos pioneros de la sociedad anglo de El Paso, John R. Baylor reportaba que los paseños mexicanos eran "decidi­
Anson Mills, señalaba que el lado mexicano estaba más poblado y damente norteños en sentimiento y utilizarán la primera oportu­
desarrollado, "rico, con buena sociedad y gobiernos bien ordena­ nidad para robarnos o unirse al enemigo"," Es interesante anotar
dos", de lo cual se carecía en el lado estadounidense. Esta situación que, a pesar de los malos tratos, los mexican os que vivían en el la­
obligaba, aún más, a que los habitantes anglosajones recién llega- do estadounidense no apoyaron ni se unieron al ejército norteño

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dc' 1;1 \ I u io u . Algull os de ellos 0l' t:'I"111 p OI Ill'd il :ll'lI)'lI d e las : U I dll'lll ¡dl' I I.~ ' · ~ el,'
1.1 II ' ~·." I I I dc' 1", 1 1',ISlI . 1.1111111C ·1I 1'1 e :'\ c'1" 1:IlCIII 1111
toridades locales y federa les de Mcxi co para (,:'llllli:l)'Sil l'('sid(,ll('i:, 1I,"Jl:llill() Ile'! , I c, III Sl:llllc IlH l('('SlI de 1'1' I' ~I ('SC I 111al('l ial que c'II'I)('
al lado mexicano del río. Les fueron concedidas esas Iacilidnck -s y ' / ) :1 dil('I'('llci:II':1 l'l':udd ill de !',ISO del Norte. La vitalidad del pro­
se les otorgaron tierras en las poblaciones de Senccú, C u adalupc ,'eso de rcconst I'\lCC i ón f)().I'I-beLlum que revolucionó prácticamente
y Zaragoza. 10 1< )do el sur estadounidense alcanzó a tocar a la región en beneficio
El predominio confederado fue efímero. Antes de terminar d e los nuevos empresarios angloamericanos. Aunque no tomaron
1862,.el ejército de la Unión derrotó al sureño, haciéndolo huir ninguna iniciativa antimexicana, sí buscaron que Franklin tomara
hacia el este e incluso hacia México. En El Paso dejaron un recuer­ distancia del resto de las poblaciones del Valle -Isleta, San Eliza­
do amargo, pues las tropas confederadas, en muchos sentidos, se I'i o - predominantemente mexicanas y asiento de autoridades lo­
comportaron como un ejército de ocupación con poca disciplina: cales. En 1871, este grupo logró que fuese reconocida como una
saquearon a comerciantes, granjeros, decomisaron alimentos y ca­ población separada; en 1873, obtuvo de la legislatura de Texas su
ballos. Este antecedente negativo, sumado a la contundente derro­ elevación a la categoría de ciudad, aunque era más que evidente
ta militar, determinó la suerte de muchos prominentes paseños que no tenía ninguna de las características para serlo."
anglos que perdieron su posición social y económica al serles con­ La llegada de los ferrocarriles, entre 1880 y 1884, abrió el es­
fiscadas sus propiedades. Este hecho marcó un giro en la compo­ pacio de oportunidad que el grupo angloamericano de El Paso
sición social de la sociedad angloamericana de la zona, pues con buscaba para empezar a fincar una estructura de poder, basada en
mucha rapidez ambiciosos comerciantes y buscadores de oportu­ principios de nacionalidad y raza. En sólo cuatro años aquel lugar
nidades provenientes del triunfante norte y del medio oeste en aislado de los logros de la economía estadounidense post-bellum fue
auge ocuparon sus lugares, formando una nueva elite política y catapultado a un nuevo horizonte de desarrollo y acumulación de
comercial, al lado de algunos de los escasos simpatizantes -antes riquezas, al convertirse en importante escala y destino de la cir­
de la guerra- de la Unión, como los hermanos William y Anson culación de mercancías y personas de los ferrocarriles Southern
Mills, o ex oficiales del ejército del norte, como Albert French,ja­ Pacific, Texas & Pacific, Atchinson-Topeka-Santa Fe, Calveston-Ha­
mes A. Zabriskie o Albert]. Fountain.!' rrisburg-San Antonio y, en los hechos, el Ferrocarril Central Mexi­
Al término de la guerra civil, de nuevo El Paso se comportó de cano. La antigua Franklin cambió de nombre a El Paso a partir
manera atípica. En la mayor parte del territorio texano -sobre de 1888, y de los poco más de tres mil habitantes de 1880 pasó a
todo en las zonas donde la esclavitud se había practicado a gran tener ocho mil en 1890. 14 Así, al irticio del siglo xx, la población
escala-, los mexicanos fueron tratados con mucho rencor y des­ de origen anglo en El Paso dejó de ser un enclave blanco en la zo­
precio, tanto por su oposición cultural a la esclavitud como,por su na para convertirse en mayoría, no sólo demográficamente, sino
actitud ambivalente frente al norte y al sur; fueron también objeto también como dueña, casi absoluta, de los medios para obtener la
de mucha desconfianza, ya que en la conciencia de la población riqueza material. Su número y poder no los obligaba a renunciar
blanca, que era la mayoría en casi todo el estado, existía el temor a todos los contenidos culturales de su sociedad: lo habían decidi­
de un comportamiento rebelde y de revancha de los mexicanos do, querían una ciudad anglo, con cultura, valores e instituciones
por los tratos recibidos. Pero en El Paso, donde la esclavitud existió ad hoc, yen el empeño por lograrlo mostraron una perseverancia
sólo nominalmente, hubo pocas razones para sentimientos y apre­ notable que intentaré redondear con una caracterización general
hensiones tan negativos. 12 de lo que significó la instalación de la cultura anglo en una zona de
Los siguientes quince años -de 1865 a 1880-, si bien mantu­ vieja cultura hispanomexicana.
vieron algunos elementos previos a la guerra, como la ausencia de Debido al crecimiento de la población anglo ya no fueron ne­
conflictos raciales y el aislamiento en que vivían mexicanos y esta­ cesarios los matrimonios con mujeres mexicanas. Tampoco hizo

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[¡dta seguir (,olllpal'li(,lIdolos mismox ('spaci(,s d(' S I l( i:tii/.:ICioll, ('() )',11<'11':1 ( '1111 ( ' : " l d H I~ II:":W ~ , ( ' S L d l \l' c icl :1 \a 11111 '\':' l'IHllc'I,' i"ll 'llt :'

mo escuelas o iglesias. En 1883 se fund ó la primcm esc ue la pühlicl ,iOIl:d y ('OIIV('llido (,',II':ISO ('11 ( '('1111'0 I I'l'l'oc:, ITi h: ro situado (." 1111
de la ciudad, la Central School, dedicada principalmente a nii\( )~; 1I1J!,:lr d(' privilegio, la n-luci ón CO Il los mexicanos se volvió simbió­
de familias angloamericanas. Ese mismo año, Andrew Morclock 1jca para lograr explotar con éxito el nicho económico que el de­

estableció la Douglas School para niños negros y la Aoy School sa rro llo del suroeste ofrecía a la ciudad. Esa simbiosis tuvo efectos
atendió a infantes mexicanos que vivían en Franklin; estas dos es de muy largo plazo para la región (muchos aún visibles) . El lado
cuelas se establecieron gracias a esfuerzos particulares, y tuvo qu(' mexicano quiso basar su prosperidad en circunstancias temporales
transcurrir un tiempo para que ingresaran al sistema de educación y coyunturales, tales como la existencia de la zona libre, que con­
pública de El Paso. Del mismo modo, nuevos espacios religiosos vertían a Juárez en un paraíso para el consumo de bienes impor­
surgieron para atender a este sector creciente de la población: en tados, pero que destruyeron otro tipo de vías para el desarrollo. El
1881, J ohn A. Merrilllegó para atender la Iglesia Episcopal de San lado americano decidió apostar su futuro a la utilización de abun­
Clemente, convirtiéndose en el primer ministro protestante de la dante mano de obra barata sin calificación y a convertirse en un
ciudad. Poco tiempo después arribó el reverendo J ay, también epis­ centro de distribución de ésta para el resto de Estados Unidos. Di­
copal, y los reverendos Cartel' y Halsh, de la Iglesia Bautista del cha situación impidió que, a pesar de la instalación de algunas in­
Sur. 15 Las iglesias Metodista, Presbiteriana y Episcopal atendieron, dustrias y de la presencia de los ferrocarriles, se desarrollase un
en principio, a la población blanca, mientras que para la población proletariado anglo o inmigrante en la ciudad. Las minas, las plan­
negra se instalaron las iglesias Metodista Cristiana y la Segunda taciones de algodón y betabel, la construcción y mantenimiento
Bautista. Por esos mismos años la Iglesia católica se instaló en esa de las vías férreas dependían, sin excepción, de la mano de obra
ciudad, pues hasta entonces había dado servicio desde Paso del mexicana. En ciudades como El Paso, los obreros de la construc­
Norte, en el lado mexicano." ción, los empleados municipales de pavimentación, los del mante­
Pronto las escuelas, las iglesias protestantes y otras instituciones nimiento de redes de drenaje yagua, los de las lavanderías y de la
permitieron ir creando en la población anglo un sentido de comu­ servidumbre, eran abrumadoramente mexicanos.
nidad, el cual desarrolló variados rituales de socialización sin la ne­ La relación simbiótica fue el resultado de la toma de decisio­
cesidad de mezclarse con la población mexicana, de hecho, nes conscientes de las elites a ambos lados de la frontera, con lo
alejándose de ella. El interés y la motivación por aprender español, cual encarrilaron a la región en una ruta de atraso económico de
entender la cultura mexicana e incluso establecer relaciones más o largo plazo. Hay que admitir, sin embargo.tque esa forma de arqui­
menos superficiales con los vecinos mexicanos de ambos lados de tectura social alentó el desarrollo de un ambiente consensuado de
la frontera se fueron debilitando. La paulatina construcción de un tolerancia racial; uno de carácter contrario habría dañado a El Paso
abismo cultural estaba en marcha, sin que eso haya significado una por ser un importante puerto terrestre para el comercio interna­
explosión de violencia o animadversión racial; los sentimientos de cional entre Estados Unidos y México. La paz racial era, pues, una
superioridad racial germinaron sin que fueran importantes las evi­ condición para que negocios e industrias, grandes o pequeños,
dentes prácticas de intolerancia. De nuevo, hay que entender que garantizaran su futuro. Existía un entendimiento pleno de la de­
aun con la llegada de los ferrocarriles, El Paso seguía siendo una pendencia que la región tenía de la mano de obra mexicana y, por
comunidad relativamente aislada y separada por varios cientos de ello, los intereses comerciales, industriales y financieros impulsa­
kilómetros de otras poblaciones mayores del suroeste estadouni­ ron un estilo local de hacer política que los siguiera consolidando
dense, lo que dificultaba la comunicación de ideas y prácticas. en la toma de decisiones, sin poner en peligro la estabilidad de las
La relación entre la población anglo y la mexicana empezó relaciones con la población mexicana y la mexicoamericana que,
teniendo carácter imperioso, de estricta sobrevivencia; pasada la ya hacia fines del siglo XIX, existían con personalidad propia.

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h 1(' ; 1« ' I I S: Ill« • e\•• II1I 1I 1.1 1IC' ¡. le. 11 I 11III tIC 1« ' «'s : I l " .s il i 1111. III I(' ,~ i' I IIIl le IH

;1 b 1H'1'li'('('ioll IH 111.1111 '1,11 '11 llUl' "1I<')..?,ocios" ( 'OIlIO\OS slIYos SI ' ('011 ­

UN MODELO DE CONTROL del Norte.


du<:Íall ('II.lu;ín'/',. ('lllolI<'<:S Paso
La "mafia de la aduana" (Customhouse Ring) funcionó, según
Este modelo local de política que podríamos llamar de "conviven­ testimonios, porque Mills hablaba español; todos los mexicanos con
cia" daba amparo al deseo -producto de la necesidad- de mau­ poder a ambos lados del río eran sus amigos; se presentaba como
tener la tolerancia racial; pero debe aclararse que no perpetuaba un anglo con alma mexicana. Desde entonces, todos los anglos am­
la idea de contemporizar con todos los usos y costumbres de la po­ hiciosos que desearan destacar en la política local requerirían del
blación de origen mexicano, acostumbrada a niveles altos de pro­ apoyo de la población mexicana, a través de sus patrones políticos.
tagonismo. El primer paso que dio la elite anglo fue despojar de Hacia la década de 1880, un bien conformado grupo de anglos que
la cabecera del condado al pueblo de Isleta -de población mexi­ representaba intereses comerciales y bancarios, así como a aboga­
cana- y trasladarlo a El Paso en 1883, gracias a una elección no­ dos y dueños de salones de juego, cantinas y prostíbulos, habían
tablemente fraudulenta en la que participaron incluso votantes de formado una estructura corporativa al amparo del Partido Demó­
Ciudad]uárez. Para conmemorar este triunfo político, se construyó crata para controlar posiciones de poder locales. El Ring o Círculo,
un impresionante edificio inspirado en la arquitectrra del este de como se le conocía, se mantuvo durante muchos años en el poder,
Estados Unidos y que renunciaba a las modestas construcciones gracias a la compra de las simpatías de la población mexicana o de
de adobe de la tradición regional. El punto central para el traslado ese origen. Establecieron una efectiva tradición de votaciones frau­
fue la acusación de que los funcionarios mexicoamericanos en Is­ dulentas que cruza al menos las últimas dos décadas del siglo XIX y
leta eran notablemente incompetentes y corruptos, incapaces in­ llega a los años veinte. Los lazos de solidaridades que beneficiaban
cluso de leer y escribir en ingl és." al Círculo le permitían la libre "importación" de votantes del lado
Resulta muy interesante que, conforme la población angloa­ mexicano, a quienes se invitaba a grandes francachelas en las que
mericana avanzaba en el proceso de su separación física y cultural no faltaban el alcohol y las mujeres."
de la mexicana, se construyera, al mismo tiempo, una estructura Pero la funcionalidad de esa relación simbiótica, que operaba
política de tipo corporativo cuya finalidad era mantener el apoyo para asegurar el control del voto mexicano y la creciente subordi­
de los mexicanos, indispensable para el control de la política local. nación de la población de ese orige~, requirió de intermediarios
De acuerdo ton los estándares de Estados Unidos, El Paso era aún que generalmente fueron mexicoam éricanos. quienes se encarga­
una economía poco desarrollada en las últimas dos décadas del ban de organizar "la voluntad" popular de sus paisanos y hacerla
siglo XIX. Las posiciones políticas que se ofrecían en la zona eran efectiva en los periodos electorales. A estos jefes políticos, por lo
muy apreciadas para construir bases firmes que facilitaran el rum­ regular, se les recompensaba con empleos en la municipalidad,
bo de los negocios personales. Un breve ejemplo puede ayudar a tales como el Departamento de Construcción o el de Sanidad, en
entender esta alianza anglo-mexicana: los hermanos Mills, como los que trabajaban muchos mexicanos, y algunos otros puestos de
se dijo, habían sido de los pocos simpatizantes y apoyos reales que tipo administrativo, desde los cuales fuera posible que ejercieran
el gobierno de la Unión, en Washington, había tenido en El Paso; sus labores de patronazgo e intermediación. Sin embargo, es im­
antes de finalizar la guerra, al ser las fuerzas confederadas expul­ portante señalar que, después de 1885, fue raro que alguno de
sadas de la zona, el presidente Abraham Lincoln recompensó a estos personajes ocupara un puesto de relevancia. Se había puesto
uno de ellos, William, nombrándolo administrador de la aduana en marcha un patrón de relaciones que fue minando, cada vez
local en 1863. Casi de inmediato fue evidente el abuso de su poder, más, la presencia mexicana en el sistema político. Por paradójico
del cual obtenía grandes privilegios, tal como acabamos de señalar. que parezca, cuando al iniciar el siglo xx comenzaron a movilizar­

17() 171
se las grandes okndax <\(' illlllig ralll('s (·slos .idi·s I)()II
IlIn:i(,:IIIC IS , 11:1iH'IS( ' ( ·JlII'( ·II ;)(\"., IClI\(I(, ('JI 1;, 111('iD1; ' de (:Itillll :lilll il,l)' d( '1 SI '
ticos perdieron todavía más influencia, JllWS (;sa 111\('va pol>lal'i( ')JI ¡',lIlIdo B:II'I'io, dOllli(' los riesgos d(' l'a((('( '('I' viruela, ('s(,;lr!alill:l o
mexicana estaba desinteresada en la política de Estad os Unidos, .liü cria eran grand es al JlO co n ta rse con UlI sistema d e drenaje."
patrón que se mantuvo durante buena parte del siglo xx. 1'.11 el G:L<;O de Kclly esta falta debió haber parecido aún más imper­
De la misma manera que los mexicanos fueron oportun ístamcn ­ donable, ya que siendo farmacéutico presumía de ser un hombre
te aprovechados por los grandes patrones del suroeste estadouui­ "p reocu p ad o por la salud pública"."
dense, el círculo de intereses políticos y económicos representados Si, como hemos dicho, en esa relación simbiótica los angloa­
por el Ring supieron apreciar los beneficios de una alianza subor­ mericanos eran los jefes, y los mexicoamericanos, los intermedia­
dinada con la población mexicana y mexicoamericana. Este habi­ rios subordinados, el grueso de la población mexicana que vivía en
lidoso grupo de políticos angloamericanos integrados al partido El Paso no fue considerado más allá de su posibilidad de propor­
Demócrata se aseguró el voto yel dominio político: cionar mano de obra barata y presencia dócil el día de las eleccio­
nes. Pudiera considerarse que el funcionamiento de la maquinaria
A través del uso de políticos americanos de origen mexicano, del política que se generó en ciudades como El Paso fue facilitado, en
patronazgo y literalmente de la compra de! voto mexicano [oo.] el buena medida, por la tradición de patrones políticos y caciques que
Ring monopolizó al ele ctorado mexicano para pennanecer en e! po­ dominaban la vida cotidiana de muchas de las comunidades de las
der. Por ejemplo, e! Segundo Barrio, que incluye la mayor parte de cuales eran originarios los inmigrantes que ahora vivían en ciuda­
Chihuahuita, no sólo contenía al mayor número de votantes totales, des de Texas, Nuevo México o Arizona. La aparición de estos neo­
sino que además se convertía en la reserva electoral para las manio­ caciques significó una suerte de continuidad de la cultura política
bras de los candidatos del Ring en contra de sus oponentes. [Pero de subordinación a la que muchos de los inmigrantes estaban
esos] políticos americanos de origen mexicano no eran meros laca­ acostumbrados. Chester Chope, quien fue reportero y editor de los
yos de la maquinaria política. De hecho, gracias a su habilidad para principales periódicos de El Paso entre 1917 y 1962, señalaba que
organizar el voto mexicano pudieron organizar un grupo de pre­ la política local funcionaba como una maquinaria de control tipo
sión dentro del Ring que les ayudó a obtener trabajos y protección mafia y que la compra de votos era generalizada. Losjefes políticos
étn ica.'?
conseguían, a través de intermediarios, un número indicado de vo­
tantes mexicanos, a nombre de ellos se hacía el pago del impuesto
Precisamente por el hecho de que estos intermediarios, aliados electoral o polltax, y el comprobante de éste servía como credencial
a los jefes políticos anglos, estuvieran en condiciones de lograr electoral. De manera adicional, a cada votante se le entregaban en­
tantos privilegios personales y para sus bases de apoyo, destaca la tre uno y tres dólares que, considerando los bajos sueldos, eran un
poca importancia que se le puso a las mejoras sustanciales en las incentivo bastante atractivo. El resultado del proceso electoral se
condiciones de vida de los miles de mexicanos que vivían en los aseguraba al contar con un fuerte contingente de personas regis­
barrios del sur de la ciudad, donde estaba esa "reserva electoral". trados para votar gracias al poll tax, con su boleta electoral previa y
Mientras que los barrios del norte de la ciudad, donde habitaba la convenientemente marcada y lista para sólo ser depositada, con
mayoría de la población angloamericana, contaban con agua pota­ unos dólares extra en la bolsa y con la promesa de una buena fiesta
ble, drenaje, gas entubado y luz eléctrica desde finales de la década al terminar la votación."
de los ochenta del siglo XIX, el sur de la ciudad hubo de esperar Naturalmente, no hay que quedarse con la idea de que esta
casi treinta años para ver aparecer esos servicios en sus barrios. En maquinaria política funcionaba sólo gracias al condicionamiento
1915, El Paso Herald, periódico opositor al Ring, criticaba aljefe cultural de los inmigrantes mexicanos o a una natural predisposi­
de ese grupo, el alcalde demócrata de El Paso, C. E. Kelly, por no ción a la corrupción de los intermediarios mexicoamericanos. Si

1 '79 1 '79.
el C'CIIIII"I ("llpII J'a livlI dc 'V' l l. l l l f c · ~ . l.. 1IIIIlfll ,I ,tlliC 'II :1 dc ' \'olo x, 1I ,t1 l1:l ll llag.lc lc l C'1 ¡1 1I 1/1I 4'XI" c·lc ·,'IIII.tI «14 " i C 'III ' I~ ,k 1IIl'xie.IIII I,'1 (i u
illclllso la illl¡>orlaci('lIl d('scarad:1 dc ' vor.u u. -x d('sd('.I" :ín'", !'lIl1('ill ,IIISO los <¡II<' ViVI:1I1 c·II,I":irc't.) y ('01110 los 11 :t1,íall !iJl'lIladc) ('11 las
nahan, e ra porque el sistema político d('Clol':tI d(' ESlados lJllidm 1.rsi llux para (kposit;II' I)old:,s c!cc(Ol'a1cs prcmarcadas; segund o,
y, en particular, de zonas como Texas o Arizona, permitía que dio ,'11 una fu ert e denuncia d e cómo el Ring sólo beneficiaba a unos
sucediera.. Incluso El Paso Times tuvo que hacer eco de las cOITi<'11 1llantos intermediarios a los que les daba trabajo en el ayuntamien­
tes reformistas, tanto republicanas como demócratas, y pedir CllIC ' lo, mientras que , por el contrario, los barrios mexicanos como
los ciudadanos responsables de la ciudad pusieran unaIto a los vi ( .hih uah uita se encontraban abandonados a su suerte, con una
cios electorales locales." De hecho, la derrota del Ring se hiz» urbanizaci ón de pésima calidad. ¿Por qué, preguntaba Tom Lea
efectiva hasta que la presión para tomar medidas por la purifica ('n los mítines, el Ring no ha hecho nada por abatir la insalubridad
ción de El Paso se volvió incontenible.
ele los barrios y combatir con seriedad las enfermedades infeccio­
Las fuerzas reformistas encabezadas por miembros del partid. I sas?: "¿Po r qu é es que el Ring se esfuerza tanto en hacer campaña
republicano, entre las cuales no faltaba un buen número de dem ó electo ral al sur de las vías del ferrocarril? ElIos no han he cho nun­
cratas contrarios a Kelly y su Ring, eran mayoritariamente de all­ ca nada por esa gente , y aun así ahora les están pidiendo su apoyo
gloamericanos que siempre habían reconocido la importancia,d(' incondicional. ¿Por qué siempre les prometen tanto antes de las
atraer el apoyo subordinado de mediadores de origen mexicano. elecciones y les dan tan poco después de ellasr?"
No fue sino hasta 1912 cuando el Ring perdió a uno de los jefes El Ring fue vencido en esas eleccion es y nunca volvió a recu­
mexicoamericanos más emblemáticos: Ike Alderete. Ese año, en el perarse.
que se celebrarían elecciones en el condado de El Paso, AIderete Mario T. Carcía hace el siguiente balance, con el cual coincido:
fue .a cusad o de traición al alcalde Kelly y expulsado de su círculo
de poder después de haber permanecido fiel al grupo durante casi Un peri odo de transición política come nzó con la caída del Rin g. Un a
veinte años. Toda la fuerza electoral que representaban AIderete y valoraci ón, en retrospectiva, de esos políticos m exi coamericanos es
su grupo fue puesta a las órdenes de los reformadores y en contra di fícil. A diferencia del resto de los inmigrantes m exi canos, ellos ex­
de sus antiguos aliados. Se reportó que Ike y su hermano Frank es­ perimentaron una americanización profunda y desarrollaron el sufi­
taban repartiendo dinero a manos lIenas en los populosos distritos ciente interés en la sociedad am ericana como para ver en la política
electorales del valIe bajo, donde sus prácticas de cIientelismo polí­ un medio de movilidad social y econ ómica. De hech o, a diferencia
tico estaban más que ensayadas. A pesar de esta ruptura, el Ring se de o tros grupos étnicos en Estados Un id os, no fueron los inmigran­
alzó de nuevo con la victoria en las elecciones." tes sino los m exicoam ericanos los que exp erimentaron una integra­
Las verdaderas consecuencias de las escisiones en el Ring se ciórr a la cu ltura am ericana más allá de los espacios del Rin g. De éste
evidenciaron en las sigui entes elecciones de 1915. El .alcalde KeIly re cibieron trabajos e influencia p olítica a cambio de la en trega de
pretendía una nueva reelección y los republicanos y la coalición los votos mexicanos. El Ring y los opositores a éste fueron beneficia­
reformista pidieron a Tom Lea que encabezara su fórmula. Sin rio s del flujo constante de la mano de ob ra bar ata de México. Por
apoyo formal por parte de la com unidad mexicoamericana, Lea co nsecue n cia, el ap oyo que esos mexicoamericanos di eron a la es­
recibió estratégicos apoyos por parte de AIderete, quien lo ayudó tructura política reforzó la subordinación de los mexi canos. La
a afinar la puntería para los golpes de campaña. El discurso elec­ com pra por unos cuantos pe sos de los votos m exi canos no hacía
toral de Lea se basó, fundamentalmente, en dos hechos: primero, sin o mantener una estructura eco n óm ica basada e n la mano de
en los reportes que un gran jurado había elaborado sobre los es­ o bra barata. Por otro lado, las organizaciones mexico americanas
candalosos casos de corrupción en la compra de los votos mexica­ sirviero n como grupos de presión para logr ar alguna representa­
nos, en los cuales se documentó cómo el Ring y sus intermediarios ció n política , patronazgo, protección étnica , especia lm en te durante

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lo~ :tIIO~ d, ' l.. Rc 'volll' ¡"II III( ' '' IC ,111.1, SIII ' ·IIIII .II ~','" " .'i :t ~ C'OII< " siclIlC'~ C ivil c's l:u lc ll ll li d e'II:il' de' IHlil ,1 I Hnf,. t 1I I1 I:lI I I It '~ ',J.IC jC111 d c' 1111.1 c'l l
hellc!iciaroll s(',lo;¡ 1111" IIlillorí" dI' IIIC'xic 'O:IIII('I'ic':1I10S, I,;¡ c'OIISI:1I1
le' :\I1g10 1'1'1I0vad:1 1'01 los d('c 'los dd :~illsll' r h: ,'IJ('III :lS '1'11' el lill
te entrada de inmigrantes mcxican.., despll(;S de 19~O 110 s(',lo cx
dI ' la gll(,(,l'a tr:~j(). Muchos autores d e la hisloriogl'al'ía regiol\al
pandió el papel de los mexicoamericanos como mediadores cnu«­
que, antes de finalizar el conflicto, la mayoría de los hom­
,I('( ;ptall
los recién llegados y el gobierno local, sino que también fue rcccll
I,res poderosos de El Paso anglo habían salido de la zona en busca
datorio para los políticos americanos de la importancia política d,'
,le refugio; asimismo, relatan la manera en que muchos de sus in­
la población mexicana de El Paso, No obstante, un patrón de mani
tereses comerciales y propiedades les fueron decomisados y cómo
pulación política, de subordinación y subrepresentación, que aún
ambos hechos dieron paso, con asombrosa rapidez, a la formación
continúa, fue establecido en esta ciudad fronteriza y a través de bue­
na parte del suroeste. 26
de una nueva elite política-económica con inmigrantes del este y
medio oeste de Estados Unidos y con ex integrantes del ejército
de la Unión, quienes aprovecharon su temprana victoria sobre los
LA ELITE intereses sureños de El Paso."
Pero un asunto poco explorado lo constituye el hecho de que
diez o quince años después de terminada la guerra, cuando la
Durante muchos años, siglos en realidad, hemos acostumbrado
contraposición política entre ambos bandos se había debilitado,
afirmar que en los asentamientos gemelos ubicados en ambas már­
muchas familias sureñas llegaron a El Paso encabezadas por ex ofi­
genes del río Bravo ha vivido, de manera casi absoluta, población
ciales confederados, profesionistas o incluso antiguos propietarios
mexicana o, si se quiere, de origen hispano. Si hoy se recorren
de plantaciones que habían utilizado el trabajo esclavo. En efecto,
ambas ciudades, resulta un tanto difícil hacer una clara distinción
desde los años setenta del siglo XIX, El Paso empezó a recibir a
étnica entre ellas. Pero la situación no siempre ha sido la misma.
estas viejas familias sureñas provenientes de diferentes condados
Si bien es cierto que desde fines del siglo XVIII la población
de los estados de Virginia, Misisipi y Tennessee. Al paso de las si­
hispánica (que incluye a mestizos, criollos y españoles) fue predo­
guientes dos décadas, muchos de esos grupos familiares pasaron
minante en esta región que pertenecía al gobierno colonial del
a formar parte central de la elite paseña. Junto con ellos, El Paso
Nuevo México, varios acontecimientos imprimieron cambios drás­
también se volvió lugar de residencia para un buen número de em­
ticos en la composición demográfica de la región. A vuelo de
presarios judío-alemanes que desde Chicago y Nueva York vieron
pájaro, pensemos en la política de colonización del territorio de
gran potencial en la frontera con México; a ellos se debió la insta­
Texas, promovida por el gobierno central de la joven República
lación de algunos de los negocios más pujantes en la ciudad."
Mexicana; luego, en el movimiento independentista de los colonos
Estas familias de origen sureño eran portadoras de una cultu­
anglos que llevaron a la formación de la República de Texas y su
ra basada en la segregación racial y en un' pensamiento extrema­
posterior incorporación como estado de la Unión Am~ricana, lo
damente conservador que preconizaba la inferioridad natural de
que, finalmente, desataría la guerra con Estados Unidos con el trá­
grupos raciales distintos al stock de la gran familia anglosajona. Su
gico resultado de la pérdida de todo el antiguo norte mexicano,
presencia en El Paso fue numerosa pero, sobre todo, de gran in­
según quedó asentado en el Tratado de Guadalupe Hidalgo.
fluencia en el modelaje de la vida sociocultural de El Paso, su ciu­
Estos sucesos, ocurridos en apenas unos veinticinco años, for­
dad adoptiva. El propio alcalde Charles Edgar Kelly había nacido
talecieron la presencia anglo en todo el sur de Texas, incluida la
en una plantación de su familia, en el condado Jefferson del esta­
zona en que se encuentra la ciudad de El Paso." Anteriormente
do de Misisipi, en 1863, en medio de la Guerra Civil. Según recuer­
señalamos la forma en que, en muy poco tiempo, esa población se
dan sus hijas, Kelly aseguraba que cuando llegó a El Paso, en 1883,
multiplicó y afectó el conflicto secesionista que provocó la guerra
era un lugar de frontera, refiriéndose con ello a que estaba al mar­

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bien esta blecid os, incluidos los lillde ros I'a('ia les , S(i lo Sa n Fra uri s los IIq~ros. yo 110 ('sta r ía aq llí :i\lOra . ( :rl' o ( I'H' los IlH; x i(',IIIOS r- u ten ­

ca y Nueva Orleans podían ser catalogadas e n este mismo estad io dieron q\l c era por su bien y por e llo acc cdierOll. ~:1
de anarquía social: ciudades do nde eljuego , la prostitución y lo.
vicios prod ucían espacios sin los lími tes soc iales necesarios pal'a ' 1; unbi én del estado de Virginia, de l condado de Arnherst, provenía
establecer la civilización estadounidense." ¡,acarías T. White, quien había nacido en el seno de u na familia de
Existen testimonios que ayudan a enten de r el papel que un a ricos du e ños de plantaciones y comercian tes de algodón. La in­
ciu dad como El Paso tuvo en la vida de muchas fami lias sureñas lluen cia de White, llegado a El Paso en 1881, fue enorme, pues en
que después de la Guerra Civil habían caído en desgracia, "Davis, IlOCOS años se convirtió en uno de los más acau dalad os paseños.
Beal and Kem p" fue una de las firmas de abogados más p romin en­ Fue el principal terratenien te de las tierras agrícolas del Valle, fun­
tes en El Paso hacia fines de l siglo X IX, Dos de ellos, Davis y Bea l, dador de la El Paso Gas Company, du eño de molinos para harinas
habían participado en la guerra como oficiales del ejército confe­ )' de la fábrica de ladrillos, y una de las figuras más importantes del
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derado, yal término de ésta, los estados del sur se convirtieron en boom urbanístico de la ciu dad, entre 1890 y 1910.
lugares sin futuro para ellos : "Vinieron a ganarse la vida . No había Otros promin en tes pase ños, cuyo origen había sido el sur es­
dinero en el sur des pués de la Guerra Civil. El Paso era un pueblo clavista, fueron las fam ilias Shelton, Burges, Perrenot y Yandell.
nuevo y atractivo gracias al ferrocarril. Venir a El Paso probó ser Provenientes de los estados de Misisipi, Tennessee y Virginia, lle­
un gran acierto para ellos"." garon a El Paso entre 1885 y 1893 en busca de oportunidades y con
J u n to a estos abogados, llegó también el médico H . White . Al la esperanza de rehacer sus vidas: "Eran gente de plantaciones [...]
igual que ellos, había perdido sus plan tacio nes y a sus esclavos en acostumbrada a ese estilo de vida y a tener esclavos"."
el condado de Glo uc hester, estado de Virginia. White llegó prácti­ Tanto el doctor Yandell como W. H. Bu rges hab ían visto en El
camente h uyendo de las "terribles condiciones que se vivían allá Paso una ventaja adicional: su clima podía ayudarles a recuperarse
después de la guerra"." El testimon io de su viuda no deja lugar a del asma que sufrían. Sin embargo, com o a .casi todos los de su
dudas de que la ac tuación de l doctor White estaba influida por su grupo, la situación de la ciudad les preocupaba, La fronte ra con
ex periencia en una sociedad segregada racialmente. En su luch a México estaba muy descuidada y el movimiento a través de ella era
por combatir e nfermedades infecciosas, sabía que "racializar" el demasiado libre , lo que en buena medida provocab a que el sur de
combate era la mejor medida; así, lo que hizo White para atacar la El Paso estuviera inundado de vicio: "Cuando iba al centro [oo .],
viruela fue enfocar sus baterías hacia los barrios mexicanos del sur nunca caminábamos por el sur de la ciudad . [... ] Por aquellos días,
de la ciudad, donde - señ alaba la señora Whi te- "vivía la gente al norte de las vías o al sur de las vías eran términos muy descriptivos .
mala de El Paso". La ciudad estaba en los hechos partida en dos por las vías"," decía
la esposa de W. H. Burges.
Mi esposo fue un gran mé dico. Él limpió de viruela la ciud ad y man­ En el recuerdo de esta entrevistada que da muy clara la imagen
tuvo el sanitario pa ra aislamiento de los pacientes, Lo que mi esposo de una ciudad con roles sociales y distribuciones de espacios basa­
hizo fue juntar a tod os los mexicanos, carga r enormes vehículos con dos en principios raciales. Al preguntársele sobre los habitan tes de
ellos y llevarlos a bañar y a desinfectar al Puente. Ninguno podía El Paso , su memoria revive por nombre a sus igu ales: los Shelton,
regresar a su casa si no era bañado y desinfectado. Él pescó a todos los los Perrenot, los Burges, los Yandell, los Stewarts, los Miles , los
mexi canos que pudo y que vivían en El Paso . Decía: "tú sabes, los Kernps , los Rol1ins, los Magoffins, los Barrions o los Goggins. El res­
mexicanos deben ser obligados, pero son las personas más gentiles to de los paseños eran mexicanos, ch inos y negros, gracias a los

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" 11I1l IItU' luuuui .u ou 1:1 , ' :ItI S:1 I IIld, 'd l'l :ul :I , IIll1dll , '11 1'.1 \ ' :ISII 1'\
I II :dl 'S "Sil" " t¡ lI l ' It :,h ía Sl" l Vid l ll l d ll l ' , ,11 111 "11 III ~ dl :IS lilaS duros, \'11
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~: I : I ( ' N:llillll:d I~allk )' (IU' 111111 d(' los III:IS prOlllilH'llll'S lIIicll\brlls

era mexicana, mi entras (¡tiC los co ri u r- ro x ('1':111 Ilegl'os o c h ino s"." ,\.-I rito es cores d e la masol\ cría 10 cal.:\~
Los mexicanos siempre han sido mayoría, señala la e n trevista­ Los sure ños no fueron el único segmento de la elite anglo a-
da, quizá por ello la imagen de El Paso es la de una ciudad CO II IlIcricana de El Paso pues, como se ha señalado, durante el último
mucha pobreza. Al hablar del norte de la población, se refiere :1 u-rcio del siglo XIX llegaron nuevos residentes de origen geográfi­
n ) y antecedentes culturales distin tos. Pero la impronta sociocul­
los distritos residenciales como Magoffin, Sunset Hights, Manhauan
Hights, Kem Place o Austin Terrace. El sur es simplemente descri rural que produjeron fue profunda. También es cierto que, a pesar
to como el lugar donde viven los mexicanos y donde están los bares de ello, El Paso logró mantener un notable ambiente de tolerancia
y burdeles. racial, que impidió los excesos discriminatorios Yviolentos de otras
No existe hasta ahora un estudio sobre el desenvolvimiento de: 'lo n as del sur estadounidense. Resulta muy interesante percatarse
los grupos sureños que, terminada la guerra civil, cambiaron su (le que los cánones de una cultura segregacionista -que pensamos
residencia al suroeste; algo que resulta evidente, a la luz de los ma­ com o influencia conservadora de los estados esclavistas del sur­
teriales revisados, es que el ostracismo al que fueron condenados parecen haberse impuesto con mucha facilidad sobre el resto del
duró sólo unos años: ya para mediados de la década de 1870 su grupo dominante que provenía de zonas política y culturalmente
posicionamiento en regiones como El Paso era notable. Además liberales.
de su éxito en el mundo de los negocios, muchos de ellos hicieron Esta mezcla de corrientes, sumada a la relación simbiótica que
carreras políticas desde las que, seguramente, pudieron influir en se describió atrás, impidió el fortalecimiento político-electoral del
la "renovación" de la wild open town. Ku Klux Klan durante la década de los veinte, así como las expre­
William N . Bridges, cuyos padres eran originarios de Tennes­ siones de violencia e intolerancia vividas en el mismo estado de
see y Carolina del Sur y habían simpatizado con la causa confede­ Texas." Sin embargo, no impidió que la discriminación aflorara y
rada, fue, entre otros muchos puestos públicos, fiscal de distrito tomara formas ofensivas de exclusión en ciertos espacios que em­
y juez. H. J. Stacey, nacido en Arkansas, fue oficial confederado y pezaron a ser considerados como de acceso restringido a la pobla­
después tuvo una larga carrera como funcionario municipal en El ción blanca de la ciudad. "N o dogs or mexicans allowed", advertía un
40
Paso. Robert Fulton Campbell, de Tennessee, también hizo carre­ cartel colocado en la puerta principal del café del Cine Plaza. Pa­
ra en el ayuntamiento. John M. Dean provenía de connotadas fa­ ra la población negra, esas prácticas estaban generalizadas: no po­
milias confederadas del condado Forsyth, en Georgia, y logró hacer dían asistir libremente a espectáculos o restaurantes y, para su
una carrera exitosa como abogado y después como juez. El capitán educación, debían acudir exclusivamente a la escuela Douglas,
James H . White se unió al ej ército confederado en su condado na­ construida ex profeso para ellos."
tal, Portsmouth, Virginia, y en El Paso fue electo jefe de la oficina
del sheriff y después de la oficina de impuestos. Dos casos más re ­
dondean la idea de la centralidad de este segmento de la elite pa­ UN VECINO PELIGROSO
seña: WilliamJohnson Fewel, de Greensboro, Carolina del Norte,
fue criado en la plantación familiar y se unió al ejército del sur en Los efectos de la Revolución Mexicana en la frontera fueron múl­
contra de la liberación de esclavos; al llegar a El Paso, además de tiples, pero podemos al menos distinguir tres de ellos que resultan
correr con suerte en el negocio de las bienes raíces , ocupó varios de gran significación. El movimiento armado mexicano produjo
puestos públicos. Finalmente, Charles R. Morekead y su esposa, de una enorme oleada migratoria hacia el suroeste de Estados Uni­
Richmond, Virginia, cuyas familias no sólo simpatizaron con el sur, dos, fortaleciendo la tradicional presencia hispanomexicana de esa

1)1.1) 181
Cilllbd( ',~ 1'11111
g !':111 I'l'gioll. l':1I lol <llr'<'!a cioll ( '011 d ('« '('lo , 11 11 ( ' 1iOl ,
1 , l d . II I' S L. pl . 'S. '111 i ;\ 1II,I."il';(.1e- 1I1Í1. 's «<, I!'ol)as d el e je rc ito lcckral
El Paso atestiguaron un despenar polílico)' ('(dlll!'al d(' la ( '01111111 , '1 1: ltlo llllid I'IIS(' elll(', /¡:I!lil'lItlo .rha nd o n a d o su acuartelamiento
dad mexicana, que en muchos casos se encontraba en calid.ul ti "11 (" Fur-rt« Bliss, palJ'ulla1>;11l activamente las calles y los alrede­
exiliada (temas que serán abordados más adelante). El tercer d i " oI"re;s de la ciudad.
to, que interesa tratar de inmediato, es el del fortalecimiento ti ...) Conviene aquí reconocer que la ciudad de El Paso, como mu­
sentimiento de intolerancia que amplios sectores de la poblac« 1I lilas otras a lo largo de la frontera con México o cercanas a ésta,
anglo de la ciudad mostraban desde tiempo atrás, de manera lJl" 11 umifest ó una actitud en tusiasta hacia la Revolución en sus inicios,
zá discreta, hacia la población mexicana y mexicoam~ricana. "11 particular cuando la identificaban con el reformista Francisco
Ya habíamos señalado que la sensación de desconfianza 1)( I1 1, Madero. Antes de noviembre de 1910, El Paso había dado cobi­
parte de la sociedad anglo y del propio gobierno estadounidellsr, 1'1 y refugio a disidentes y complotadores en contra del régimen
había quedado bien asentada desde la guerra entre los dos país«, ,Ic- Díaz; luego, cuando Madero lanzó el Plan de San Luis Potosí,
entre 1846 y 1848. El recuerdo amargo y quizá rencoroso que le 1, ',(' formó en la ciudad unajunta para apoyarlo. Por supuesto, des­
mexicanos podían tener hacia Estados Unidos y que se expresaba , de El Paso se logró embarcar importantes cargamentos de armas
sobre todo, en términos culturales y populares, era correspondido )' municiones en apoyo a la causa maderista, sin mencionar que
con un proyecto mucho más sólido por parte del gobierno del paí r.unbién ahí se imprimió, con gran libertad, propaganda a favor
vecino: desde entonces, se inauguró una política, quizá con altiba de su causa." En la mente de varios hombres de negocios de El
jos, de Estado, para mantener p ermanentemente vigilada la fron l'aso, el estallido de la Revolución y la esperada batalla que haría
lera con México. Esta zona de la frontera ha tenido presencís cae r Ciudad]uárez, después de un combate de tres días entre e18
militar federal y local creciente desde hace casi 160 años; el paso I ellO de mayo de 1911, significaba la posibilidad de un boom eco­

del tiempo ha presenciado el fortalecimiento y la sofisticación de nómico para la ciudad texana. Banqueros y comerciantes se frota­
esa fuerza que recuerda que México es un potencial enemigo. Para ron las manos ante la perspectiva de que centenares de mexicanos
nuestro país, para el Estado mexicano, la vigilancia de la frontera adinerados huyeran de su país y se establecieran en El Paso, tra­
con Estados Unidos nunca ha sido prioridad, y se ha delegado Sil yen do con ellos sus fortunas para ser depositadas en sus bancos o
monitoreo a la autoridad estadounidense, El inicio de la Revolu­ gastadas en sus casas comerciales.
ción, en 1910, inauguró una década de tensiones fronterizas como Incluso la batalla y toma de Ciudad]uárez significó un enor­
no se habían experimentado desde la guerra.
me atractivo turístico que los empresarios paseños aprovecharon:
El estallido de la Revolución coincidió con un fenómeno que centenares de visitantes llegaron a la ciudad, incluidos muchos
ya se mencionó. Durante los últimos años del siglo XIX y los prime­ periodistas que no querían perder detalle del combate, Las azo­
ros del XX, El Paso había experimentado un notable crecimiento teas de los edificios más altos fueron acondicionadas para ofrecer
de su población angloamericana que, aunque había notado el cli­ cómodos palcos, desde los cuales se podría observar, con la pe­
ma de notable tolerancia racial existente, asegurada por acuerdos queña dosis de riesgo de una bala perdida, a los revolucionarios
pOlítico-económicos, vio con desconfianza esa mezcla étnico-eul­ intentando derrotar a las fuerzas federales porfiristas: una revolu­
tural que campeaba en la ciudad, La violencia revolucionaria que ción desde la azotea del hotel pudo haber sido una diversión per­
desde noviembre de 1910 se empezó a vivir al sur de la frontera, ve rsa pero irresistible. La atracción fue tal que se afirmó que ,
permitió que esos sentimientos no sólo se fortalecieran, sino que se cuando Pascual Orozco acampó sus fuerzas a las afueras de ]uárez,
perdiera la timidez para expresarlos abiertamente. Esa nueva aveni­ llegó a ser visitado por hasta quince mil "adictos a la Kodak" en
da para la vida social de El Paso fue evidentemente facilitada por un solo día, los cuales "habían cruzado el río para fotografiar a los
la. seguridad que le proporcionaba a los sectores anglos y conser­ insurrectos de aspecto tan fiero". Después de los primeros enfren­

182 1s<~
v " ,II ' :Js (I ,l(IS lH'( hlls )' \IIS 1111111111 ' :'11111' \ ( ,~ .I F.I.IlIc!.I!I . 1I1 : 111111( ' 11\' 11 ( , 11
dI' ( ' l\ (I S ( '11 1/ ,:111111 (le- 1 ( · ~ '.I( ' SII a 1',II'a s Il (' (11 11
1:1111i( 'lllcl s , 111111 III IS
l., :;( ' I I Sa c i ('H I (k c-st.u: ('11 v(' cilHlad ('011 1111 pa í s a plllltll d(' 1111 ('sl:1­
('lI cnl()s d e Sil osadía: sillas d(' 1110111:11', l irid.rs () pc rl elH'IH'i as ti
lIido social ill(;olltrolado y peligroso para la na ci ón d el norte ." Es
los primeros muertos e n batalla."
11111 )' probable que esas manifestaciones hubiesen sido sobredimen­
Muy pronto el entusiasmo decaería y profundos temores soll,
, 11 1liadas por la opinión pública de Estados Unidos, en parte debido
el futuro y estabilidad de México se apoderaron de buena part<· (1('
.' (I\le el estado de confusión que reinaba en México, particular­
la población y opinión pública estad ou n id enses. La falta de C11111
IlIcnte durante 1912, hiciera aún más incomprensible el escenario
plimiento de Madero como presidente de la República con las (."
III cxicano. Sin ir más lejos, cuando cayeron las autoridades made­
pectativas de la población produjo miedos fundados de que 1:1
1 islas de CiudadJuárez, los gobernantes que sucedieron se recla­
clases bajas y pobres del país pudieran provocar disturbios masivo
IlIaban seguidores de Emiliano Zapata, de Emilio Vázquez Gómez
en los que se expresara el sentimiento antiestadounidense repl i
'1 del muy popular pascual Orozco.Al no comprender siquiera la
mido por muchos años. De hecho, antes de este momento, incluso
-iruaci ón que vivía la ciudad vecina, la opinión anglo de El Paso

con anterioridad a la propia caída de CiudadJuárez, se habían <\1'


Il( ~nsaba que la Revolución pintaba un panorama gris. "No hay en­

sarrollado manifestaciones en contra de Estados Unidos con la,


msiasmo y todo el mundo está harto de la guerra que han sufrido

consabidas consignas de "abajo los gringos".


hasta los huesos los vecinos de la población fronteriza" .46

Resulta interesante percatarse de que, conforme crecieron ('1


Para los paseños en general, y de manera particular para los
descrédito y la oposición al gobierno de Madero, el resentimiento
anglos, El Paso dejó de ser el privilegiado puesto de observación
an tiesta dou n ide nse arreció en diversos puntos de México y se ex
para experimentar de cerca la pintoresca revolución de los mexi­
presó abiertamente, situación que fue bien entendida por las au
canos, y la idea de que no sólo Juárez era un lugar peligroso sino
toridades de Estados Unidos:
que incluso El Paso estaba en riesgo se dispersó con rapidez. Re­
portes oficiales del Departamento de Estado señalaban la existencia
Hay indicaciones de acciones en común en los estados fronterizos.
(te fuerzas armadas mexicanas, de quienes se conoc ían lntencío­
con la excepción de Tamaulipas. Casas Grandes [estado de Chihua
nes de atacar y capturar poblaciones fronterizas de Nuevo México
hua] se ha rebelado en contra de la autoridad; el gobierno anticipa
y Texas. El temor de los sectores más conservadores fue hábilmen­
el empeoramiento de la situación en CiudadJ uárez; 1,500 insurrec­
te manejado por el alcalde de El Paso , Charles Kelly, quien para
tos amenazan Santa Rosalía [Camargo, Chih .]; las empresas de los
fines de febrero de 1912 ya había logrado reunir una fuerza de qui­
Madero en Parras se encuentran en huelga; hay reportes no con­
nientos hombres para la oficina del sheriff y así estar preparado
firmados de inestabilidad en Matamoros; la autoridad federal es
para actuar ante "cualquier eventualidad". Animado por la fiebre
inexistente en Chihuahua. En el sur del país prevalece la misma
antimexicana de la que era fiel promotor, Kelly pidió al secretario
situación : estallidos en el estado de Veracruz; Michoacán práctica­
de Guerra el envío de tropas federales aJuárez, con el fin de dete­
mente en anarquía; disturbios en Hidalgo. En la ciudad de México
ner los robos y asaltos nocturnos, de los cuales los estadounidenses
es universal la falta de confianza en el gobierno; la inconformidad y
eran las víctimas favoritas." Resulta evidente que el alcalde buscaba
la aprensión son profundas; la prensa muestra una actitud violenta
una consolidación de su poder y un efecto de tipó anímico , más
e incendiaria hacia el gobierno; parte de las manifestaciones son
que una respuesta positiva del ejército. La presencia masiva de tro­
antiamericanas."
pas en la ciudad vecina yen el puente internacional provocó mani­
festaciones frente al consulado estadounidense enJuárez.
Las expresiones de animadversión hacia Estados Unidos y sus ciu­
No hay duda de que el remolino de acontecimientos mexicanos
dadanos se expresaron con fuerza en ciudades como Monterrey y
era confuso pero, en la actitud de los sectores conservadores de la
Torreón y, debido a la gran comunicación que había entre éstas

185
184
1'ld,1.1C ¡' JlI : lI l ~ I ( l d (' I ': I I':lsu. l ,
;"IIC¡(' cl. lC l C':'((,ICI'Jlllliel "II Se ', III( Illjel.ll:I ,', 11, '111 1:1 ele- 1:. ( , 11' 111 1. 1 d e' 1.1:-4' ¡ lId . lde ','1 d I' ( :1111111 ,11111,1 \' ( ) pl l.l ¡J,.1
(1'11' illllH'raba 110 ('ra una aClilll<! dI' cOlllpn'llsiol1 d(' la sitllacicJll , 1"'1 (-, (:ic -rc jiu e1c' Vil lu, 1IIill:lrc's e11' rl'l \lg i:lelo s 11 :1I1I :11I I':lS;I«(o a
sino de Sil aprovechamiellto, para consolidar la visi ór¡ de 1111 P:lI 1l 'I'I'ilorio d(' 1':sla<!os Uu i.los, illcl\lidos solelados hu crtistas y SIlS
caótico al sur de la frontera. Los problemas que vivía México, lo t.uuilias. Las calles d e El Paso empe zaron a ser patrulladas por
talmente naturales después de un cambio político tan importanr. ­, IIli(,lIlbros del ejército y un sistema de vigilancia basada en filia­
eran la ocasión ideal para aquellos estadounidenses interesados ('11 l 1c'1I1 étnica se puso en marcha: todo aquel que fuera o pareciera

perpetuar la idea de un país habitado por un pueblo indisciplinad. '. 111(¡xicano era sospechoso. Fue talla presión ejercida por las auto­
propenso al caos y con inherente naturaleza violenta y sangrierua ." I j( ludes, así como por la prensa y los sectores anglos de El Paso,

La llegada de Francisco Villa al poder en Chihuahua restauró el 01 elll e, en un intento por disfrazar su condición, cientos de mexi­
den y la tranquilidad en todo su territorio, incluyendo Ciudad Iu.í "oamericanosjuraron públicamente su lealtad a Estados Unidos
rezo Con él, al igual que con Madero, en Estados Unidos se intuyo v ofrecieron luchar junto a las tropas angloamericanas en defensa
una actitud proestadounidense que aseguraría sus intereses esta ,le su país.
blecidos y hacía adivinar muchos otros negocios en los territorios En México, los desacuerdos y desconfianzas mutuas entre Villa
villistas. De nuevo, gracias al oportunismo de esa visión, esa parte )' Carranza fracturaron el constitucionalismo y, con ello, inevitable­
del territorio nacional fue vista con agrado, al menos hasta fines de mente, enviaron el mensaje de que la fase armada de la Revolución
1915, cuando Villa fue derrotado y perdió el control de su zona estaba lejos de terminar; de hecho, las más sangrientas batallas con
de influencia en el norte de México. su secuela de muerte, destrucción, pobreza y hambre vendrían a
La situación general de las relaciones entre ambos países, sin partir de 1914. En la ciudad de El Paso, la combinación de una nu­
embargo, no gozó de ese periodo de simpatías. Al iniciar 1914, tro­ merosa población mexicana, el gran número de refugiados por la
pas de Estados Unidos bombardearon y ocuparon el puerto de Ve­ guerra y el temor a que la Revolución deviniera en una guerra civil
racruz. Las credenciales antidemocráticas del golpista Victoriano incontrolable resultó explosiva. Los paseños anglos se convencie­
Huerta molestaron, sobremanera, al presidente Wilson. Mostrando ron de que el peligro mexicano era real e inminente, Armonizando
que las exigencias para la restauración democrática de otros países, con esta evaluación del riesgo que representaba la frontera mexi­
en apariencia nobles, también podían emplearse para la afirma­ cana, el gobierno federal aumentó el número de tropas destacadas
ción de Estados Unidos como la nación-imperio, el gobierno esta­ en el Fuerte Bliss, que hacia el otoño de 1915 se había convertido,
dounidense usó el pretexto de la injustificada aprehensión de unos "quizá , en la concentración militar más grande de la nación'T" Los
marineros de esa nacionalidad en el puerto de Tampico para hacer barrios mexicanos del sur de la ciudad, vecinos a la línea fronteri­
demandas que llevaban a la renuncia del presidente Huerta. Un za, resultaron las áreas más vigiladas. Sin importar que los núcleos
fuerte rechazo de corte nacionalista y popular fue la principal de conspiradores mexicanos estuvieran bien localizados y que éstos
respuesta al abuso de fuerza que una nación poderosa ejercía so­ sólo pretendieran la organización de expediciones para regresar a
bre otra débil, violando flagrantemente su soberanía y causando México, la idea de que los mexicanos pudieran participar en autén­
numerosas muertes y destrucción material. ticas carnicerías raciales en suelo estadounidense no cesaba."
En la región de juárez-El Paso, si bien no se reportaron moti­ Detengámonos unas líneas en la muerte de Pascual Orozco,
nes nacionalistas antiestadounidenses de consideración, tampoco pues da muestra del ambiente al que nos referimos, Dependiendo
hubo una respuesta violenta por parte del gobierno villista del es­ de la fuente, las condiciones de su muerte van desde el enfrenta­
tado de Chihuahua.w Una nueva oleada de temores hacia los mexi­ miento con unos rancheros que lo perseguían por haber robado
canos y su inveterada cultura de violencia se expandió en el lado ganado y sillas de montar de una propiedad cercana, hasta una
estadounidense de la frontera, Debemos recordar que, como con­ celada que le fue tendida por las fuerzas de los Texas Rangers,

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e 11,11)(ltl ¡llle 'III:lh.1 t 1111,11 t 'l II CI 1\1. I\'c1, clc ' Ic ' glc ' :~tI ,1 M rx i, " : ,,.' I 1,1":1 IItlC ', C' II Id, le jt l ll c el ll MC' X l eo , le l:' e ' ¡'¡l.lcl l llllllcl c 'll h C ' ~ 1II 1 e\ I IC' I I ,1I1
c'llOlllle I'0plllalidad de «tI<' Ila"I :1 g ell.;)( l o (ho/('o cillr:lItlc'los 1'11, ... dcl COIISC'I V:lI la c':dWl:1 s i llo III :llllc 'lIc 'l l'Illlllltlr )' C'I ('"r: de .'''
m orox a ttos d e I¡I RevoillCic '1I1 sc' hicieroll palc'lI\es 1; 11 IIl1a gr:ullll l rur.uiu - la (11- c'lwro dc' I~) ((i, grupos dI' allglos
I;lrdc ' dc'l I:~
teza e indignación en la poblaci ón mexicana de ambos lados dc' I te IIl1arOIl las calles y e xp resan )IJ su disgusto por lo acontecido, pero
frontera. Esta situación motivó que la asociación de rancheros de.' r.uuhi én su desprecio por los mexicanos:
condado de El Paso se armara en con tra de una posible exprcsir 111
violenta por parte de simpatizantes de Orozco. La policía local e II La violencia comenzó con esporádicos enfrentamientos a golpes en­
ganizó un operativo antimotines el día en que el cuerpo de Oroz. 1 tre soldados americanos y mexicanos en cantinas. Para las nueve de
sería llevado a El Paso, pues no se quería permitir que ningun la noche, más de mil ciudadanos anglos se habían unido a la refrie­
multitud de mexicanos se juntara para presentar señales de duele I ga y enfilaron hacia el sur de la ciudad, al distrito mexicano, y en su
ante el ataúd del revolucionario; el operativo incluyó desemban-n camino golpearon y asaltaron a cualquiera que pareciera mexicano.
los cuerpos de Orozco y cuatro de sus compañeros en Ia estaci ón Para cuando la policía llegó, el rastro dejado por la multitud estaba
de carga y no en la de pasajeros, en el centro de la ciudad.P marcado por hispanos golpeados y sangrando, incluso algunos de
La Revolución en Chihuahua estaba aún por producir heclu 1, ellos habían sido apuñalados.F'
cruciales que tensarían las relaciones raciales en El Paso. En enen
de 1916, fuerzas villistas detuvieron el ferrocarril en Santa Isabel, ('11 El avance de anglos enfurecidos hacia barrios mexicanos, ubica­
el piemonre occidental chihuahuense, del que hicieron descender dos en el sur de la ciudad, apuntaba hacia una verdadera cat ás­
a los viajeros para después ejecutar a dieciocho de ellos. Se trataba trofe que habría alterado por completo las relaciones de poder y
de un grupo de ingenieros y empleados administrativos de compa la maquinaria política de control corporativo sobre la población
ñías mineras estadounidenses que viajaban con rumbo a la Sierra mexicana por parte del Ring. Muchos vecinos del Second Ward o
Madre Occidental; la mitad de ellos fueron recorrocirlos como pa Segundo Barrio, como se conocía al distrito mexicano, se habían
seños y la ciudad estaba aterrada y furiosa por el crimen cometido armado de palos y piedras y formaron una barrera en la calle San
por los revolucionarios mexicanos. Además de tratarse de asesinatos Antonio, dispuestos a detener a los anglos; las noticias de que afue­
a sangre fría, se reportaba que los infelices habían sufrido abusos ra de los teatros Alcázar y Crecian, viejos , niños y mujeres habían
físicos y mentales, tales como la muerte a balazos de sus mascotas, sido brutalmente golpeados, los enfurecieron, y se aprestaban a
La forma en que los periódicos locales narraron el evento, sumado cobrar la injusticia. Las autoridades de El Paso decidieron que el
al arribo de los cuerpos a El Paso, hicieron hervir la sangre de mu ­ costo de un enfrentamiento abierto habría sido demasiado alto y
chos paseños angloamericanos, y un ambiente de furia antimexi­ decidieron acordonar la entrada al barrio Chihuahuita con toda la
cana se extendió por toda la ciudad. fuerza policiaca y con elementos del ejército; sin embargo, según
La ejecución múltiple, episodio sin duda lamentable, tuvo un testimonios, fue la actitud mostrada por los vecinos de los barrios
efecto positivo para el fortalecimiento del punto de vista más con­ mexicanos lo que hizo desistir a la multitud anglo."
servador y racista respecto a México, por más que se tratara de Mantener la calma fue pronto visto como prioridad para las
ocultar. En su editorial, El Paso Tim es señaló que la muerte de los autoridades, y si bien es cierto que, en lo fundamental, represen­
compatriotas inocentes mostraba con claridad que las quejas y las taban y defendían los intereses de la población angloamericana de
voces de alarma que la población anglo de la ciudad había estado El Paso, también lo es que la prosperidad de la ciudad se había ci­
lanzando no estaban basadas en mero prejuicio racial hacia los mentado en la presencia masiva de población mexicana o de ori­
mexicanos, y recriminaba la actitud tibia del presidente Wilson ha­ gen mexicano y en el mantenimiento de un statu quo de tolerancia
cia el revoltoso país del sur; en un arranque de patriotismo seña­ racial. Tolerancia que aseguraba la superioridad étnico-nacional

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1 iut l.u l ('u 1111 grall ("(,litro s.m.uivo n.n urul . Varios de ('stos IIIWV()S
mano de obra m exicana, barala y sin ('alilic;l('ioll. y e-l rol de El J';;sc I
P:IS( '.-IOS lúnllaroll 1111 grupo <¡lI e es\u<! jú las características clirn á-
como puerta privilegiada hacia México. Los grandes intereses ( '11
1j('as de la región, co n cluyen do que era muy difícil encontrar otro
El Paso pronto vieron la necesidad de que la masacre d e Santa lsa
Iligar que pudiera sobrepasar las bondades de El Paso en materia
bel fuera manejada como un asunto diplomático para impedir qll<'
1le temperatura, humedad, altitud y pureza del aire , lo cual, por
la ciudad se convirtiera en teatro de violen tos enfrentamientos ra­
supu esto , fue visto también como una oportunidad única para ha­
ciales.
r cr negocios.59 De hecho, varios miembros de este grupo, así como
Tom Lea, alcalde paseño con pocas simpatías por los mexica
muchos inmigrantes anglos yjudío-alemanes, habían lle gado a El

nos, al mismo tiempo que alababa la paciencia y sabiduría de los


Paso buscando -recuperarse de la tuberculosis o el asma que los

habitantes de la ciudad (aunque sin decirlo se refería a la población


aquej aba . Tal fue el caso del doctor R. B. Homany el cirujano den­

angloamericana), advertía que los sucesos a que la situación mexi­


tistaJohn C. Crimman:" Otros dos destacados profesionistas sure­

cana sometía a El.Paso podían provocar que la gente perdiera la


.-lOS, el doctor W. M. Yandell y el abogado W.H. Burges, llegaron a

cabeza. Los periódicos hicieron también su parte y señalaron que,


El Paso por la misma raz ón." Muchos de los ejecutivos que vinie­

si bien el sentimiento de rechazo a la matanza de estadounidenses


ron a trabajar para tiendas departamentales, como La Casa Blanca,

en México era justificado, convertido en motín habría producido


propiedad de judío-alemanes, vinieron atraídos por la posibilidad

actos desafortunados , cobardes y despreciables Y El 14 de en e ro ,


de vivir en un clima benigno para sus afecciones respiratorias o las

sólo un día después del motín contra los barrios mexicanos, el Neto
York Times, en una noticia de primera p ágina , anunció que en El de sus familias.
Pero la obsesión de la elite anglo por convertir a El Paso en
Paso, estadounidenses se enfrentaban en batallas campales con
una "m on tañ a m ágica?" o, mejor di cho, en "el desierto mágico" ,
mexicanos. El empresariado local agrupado en la1 Cámara de Co­
encontró dos grandes obstáculos: ningún empresario decidió ha­
mercio urgió a los medios a que no sobredimensionaran la situa­
cer la s inversiones que se requerían para recibir en condiciones
ción ya que "noticias exageradas no salieran de El Paso", pues la
aceptables a tuberculosos adinerados dispuestos a realizar viajes
reputación de la ciudad podría arruinarse de con ocerse que se es­
largos; en poco tiempo, instalaciones de este tipo fueron construi­
taba co nvir tien do en escenario de enfrentamientos raciales."
das en Arizona y la carrera se perdió. Además, hubo otro gran pero
que impedía presentar esa versión idílica de pureza Y tranquilidad.
El Paso tenía una población mexicana muy numerosa y, por lo ge­
SUEÑOS DE METRÓPOLI
neral, pobre, sobre la que había muchas dudas "sanitarias" y "mo­
rales"; adicionalmente, la frontera con Juárez era porosa, flexible
Frank1in, desde 1888 El Paso, tenía atractivos para los inmigrantes
en exceso, de vigilancia casi nula. Estas dos situaciones llevaron a
d e origen vario pin to. Para muchos de los sureños yjudío-alemanes
considerar a El Paso como un wide open toum, al cual urgía practicar
del este y del medio oeste, la ciudad representaba una gran opor­
tunidad de negocios, ya que se perfilaba co mo un nodo ferrocarri­ una cirugía reconstructiva total.
Una vez consolidada en el poder, esta elite anglo-protestante
lero de importancia entre los grandes recorridos hacia la costa del
(episcopales y bautistas), con marcadas influencias del conservadu­
Pacífico. Además, era la-puerta de entrada para el comercio, legal
rismo racista sureño, empezó a ejercer presión para que se tomaran
e ilegal, con México. Pero -al pasar los años y haberse asentado este
medidas que "lim piaran " la ciudad y para que los límites políticos,
grupo tan particular de inmigrantes, la región em pezó a verse tam­
culturales y raciales se marcaran con fuerza para poder exigir que
bién a través de los ojos de la enfermedad o, mejor dicho, de la

191
190
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1\11(' s(' habia exprcsado públi('am cJlte desd e la d('cada de I HHO
cluía u a la propia población anglo de la ci ud:«l , CJue soportal»:
buena parte de su economía en numerosas cantinas y salones de «ob raba ahora la forma de políticas de higiene social y de salud
juego, así como en la prostitución, que se ejercía de manera abicr ­ pública , con tenidas y respaldadas por un discurso científico qu e
ta y que era muy próspera. Hacia fines del siglo XIX, las autoridades permitió poner en marcha acciones contundentes para fortalecer
de la ciudad decidieron que los días salvajes del viejo oeste debían la frontera con México, reinventarla, podríamos incluso decir, a
llegar a su fin y se empezaron a tomar medidas para barrer el vicio través de la medicalización de la regi ón. Ello implicaba de manera
de una población que ahora quería ser una ciudad de orientación evidente, que el viejo wide open town desapareciera y que la fronte­
familiar." ra perdiera porosidad y ganara en vigilancia constante.
Las autoridades de la ciudad de El Paso tomaron dos medidas La eugenesia proveyó un discurso de lenguaje científico que
para lograr la "pu rificació n " de la ciudad, La primera, en la que lograba paliar la verborrea racista de algunos políticos locales, quie­
no me detendré en este texto, f ue mover la zona roja (red light zo­ nes, una vez estallada la Revolución Mexicana, se pronunciaban
n e), también conocida con el pícaro y sugestivo nombre de Ten­ de manera terriblemente despectiva. Tom Lea, uno de los alcaldes
derloin. En efecto, la promesa de limpieza "moral" de una enorme más recordados, famosos y queridos de la ciudad de El Paso, hizo
zona de la ciudad consistió e n empujar las actividades del juego, las siguientes declaraciones en junio de 1916 , cuando además ya
el alcohol y la prostitución hacia el río, hacia el sur, hacia los ba­ se había producido el ataque villista a Columbus, Nuevo México:
rrios mexicanos pegados a la frontera. De esa manera, el centro de "Las hordas de mexicanos pobres y cargados de enfermedades que
la ciudad quedó libre para las inversiones , las iglesias y la gente están buscando su entrada a El Paso, deben mantenerse lejos [... )
decente, por cierto, blanca. a menos que se tomen la medidas necesarias para mantener aleja­
Las vías de las diversas lín eas de ferrocarril que llegaban a El dos a los indeseables, declararé una cuarentena para impedir qu e
Paso y lo atravesaban, de oriente a poniente y viceversa, se convir­ se esparza el tifuS."55
tieron en una frontera interna que dividió a la ciudad, con toda Precisamente en ese año, el USPHS decidió instalar un puesto
claridad, de norte a sur. El sector norte se iniciaba con el centro sanitario permanente en el puente internacional.
citadino ganado para la elite anglo y los barrios residenciales que
se extendieron colina arriba, h acia una mesa desde la que se ob­
tiene una vista privil egiada del valle y del río; los mejores servicios BARRIOS y RAZAS
públicos y educativos apuntalaron al norte rico y anglo. Hacia el
sur quedó un sector identificado: é tnicame nte, como mexicano (y Volvamos un momento al papel crucial de la salud pública en aque­
con una minoría negra y asiática) ; socialmente, como el lugar de llo s años. La construcción de una ciudad angloamericana sobre
las clases pobres y asiento de las actividades relacionadas con el los cimi entos de lo que había sido una población marcada cultural
vicio; urbanísticamente, como lu gar de hacinamiento, vivienda de y demográficamente por mexicanos corrió paralela al proceso de
baja calidad, pobres servicios públicos y de baja higiene. South El materialización y fortalecimiento de una frontera que, establecida
Paso, desde el punto de vista de la salud pública y de la mirada eu­ por la guerra y la política entre 1836 y 18!;>4,66 requirió de una au­
genista, fue el espacio donde tomaba cuerpo la idea de la decaden­ téntica invención cultural y complejos procesos de interiorización
cia de las mezclas raciales. En el sur de El Paso se patologizó a un e n los habitantes de la región. Esta obra de reingeniería cultu ral
grupo étnico y a una nacionalidad; en muchos sentidos fue 'el la­ fue ej ecutada por el concurso voluntario de diversos sectores de la
boratorio para integrar la patología del mexicano. sociedad angloamericana,57 la ciencia médica y los aparatos del

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í luc u cia de vo h u u .ul c:» «(IU' las ( ' sl :lC'iolll'S (Ic- dl' siIJf( '( '( 'ioll '1"1' d 1'0 l'<lio SClll (Illl', (,Oll t(II Sio ll :ílldo:w, vir -ru - ('011 i(' lu lo dl' l SIl! h a ('ia
USPHS estableció en enero de 1~)J 7 ('11 BmwlIsvillc, larr -do , J':agl( ' la líllca Irouu-riza , pllJllo d l' sd e el cua l 11 11 Tío Sam , entre escanda­
Pass y, por supuesto, en El Paso, lizad o , asustado y molesto, le grita que se largue /"
Los edificios que albergaron esas estaciones fueron una impar Las condiciones de inestabilidad política en el México revolu­
tanteescenografía para evidenciar, a través de rituales de des iu cionario y los riesgos a la salud pública que se vivían en la frontera
fección , el poder del Estado pero, con igual importancia, tambi én fueron el marco adecuado para completar la racialización de la
fueron la expresión material e institucional de un lento pero exiio­ ciudad. En el sur de El Paso estaba la línea fronteriza, también ahí
so esfuerzo por asociar a un grupo étnico-nacional, los mexicanos, se encon traba la gran masa de mexicanos inmigrados o exiliados
con sucesos riesgosos como la pobreza, suciedad, enfermedades que podían utilizar el territorio estadounidense para prolongar los
contagiosas e inestabilidad política, El año 1916 fue el momeu­ conflictos político-militares que se vivían entre las facciones revo­
to perfecto para consolidar esa ecuación: la situación política e n lucionarias en México. En el sur estaba también concentrada la
México era poco menos que clara, Villa había violado la soberanía pobreza y las condiciones de ignorancia e insalubridad se veían
territorial de Estados Unidos. Varios funcionarios y médicos esta­ agravadas por la tradicionalmente flaca inversión que la ciudad
dounidenses habían muerto de tifus por su contacto con México hacía en servicios públicos de urbanización, salud y educación.
o con mexicanos, y muchos sectores poderosos en el país estaban Esa situación permitió que, ya desde 1915, barrios mexicanos
convencidos de que los mexicanos en Estados Unidos y la frontera como Chihuahuita se encontraran bajo control militar y sufrieran
con México constituían un peligro real. redadas contra sospechosos de suciedad o enfermedad. El estado
Ante el reestablecimiento oficial de los baños de querosén, el de excepción que vivió el sector mexicano de la ciudad de El Paso
doctor Pierce se expresaba así,justificándolos: "el tifus está presen­ permitió que los doctores Pierce y Tappan del USPHS recorrieran
te en todo México [.. .]. Sus disturbios políticos y las pésimas con­ las calles de Chihuahuita y el Segundo Barrio sin demasiados pro­
diciones económicas están provocando una inusual inmigración blemas y "capturaran" a vecinos sospechosos de tener tifus o con
de sus nacionales que llegan en extrema pobreza y careciendo de apariencia de tener piojos, los subieran a transportes militares y
comida, vestido, lugar para vivir y oportunidades para su limpieza los llevaran al Hospital del Condado, a los baños desinfectantes que
personal'v" había en la cárcel o, desde enero de 1917, en el puente Santa Fe.
Sesenta y cinco por ciento de los mexicanos, de acuerdo con Pierce confiaba en el carácter pedagógico que sus razias tendrían
Pierce, se encontraba infestado de piojos, y muchos sólo pensaban frente a la ignorante población mexicana: "Es claro que no preten­
en dejar México e ingresar a Estados Unidos. díamos lim piar por completo aquella parte de la ciudad de la gen­
Las estaciones de desinfección diseñadas por Pierce y su equipo te con piojos, pero nuestras acciones hicieron que otros se bañaran
eran la protección contra esa realidad a la que la geografía había y desinfectaran por su propia voluntad, ello hizo que ese sector de
sometido a su país . Podríamos decir que eran el vigilante de la fron­ la parte baja de la ciudad tuviera un cambio notable.?"
tera entre el miedo y las condiciones de enfermedad y desorden de Otros miembros de la comunidad médica también colabora­
México. Como ya hemos dicho antes, esa parafernalia institucional, ron en la lucha contra los hábitos de los habitantes de los barrios
apoyada con el poder de impactar y atemorizar de las estadísticas y mexicanos. El doctor Hugh White utilizó la experiencia de su natal
el eco enorme de la prensa, logró consolidar el estereotipo de lo estado de Virginia, donde también se había tenido que luchar con­
mexicano. Si una imagen dice más que mil palabras, veamos la ca­ tra las "costumbres" de la población negra. White sabía cómo tratar
ricatura realizada por Hill Blassingame en la que resume y difunde a ese "otro étnico" y se aplicó a solucionar el riesgo de salud que
la idea sobre el México de 1916. La caricatura intitulada "La mortal significaba la población mexicana sin control."

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nn-xir.mox dd lado cstaclouujdcnsc de la front era.
varias regiones del suroeste una relación entre los piojos, la suri«
La idea de que a los mexicanos les gustaba vivir rodeados de
dad y el trabajo migratorio mexicano. 72 La guerra contra el tifus
(,1 ros como ellos no era sino una forma de encubrir la discrimina­
se centraba desde hacía algunos años en el combate al piojo, Sil
«i ón que los obligaba a asentarse sólo en determinadas sectores de
vector de transmisi ón." La gente sucia era considerada entonces
la ciudad. Como dice Mario T. García:
como un nido ambulante del piojo, por lo que se debía evitar el
contacto con personas de esta condición, Los cines, las cantinas,
Los mexi canos vivían en casas sobrep oblad as co n pocas o nulas insta­
los salones de baile o de juego y, por supuesto, los prostíbulos que
laciones sanitarias, con altos índices de mortalidad infantil, múltiples
se encontraran al Sur de las vías del ferrocarril, en el mundo de El
casos de tuberculosis y otras enfermedad es, y el índice de crimina­
Paso mexicanizado, serían considerados como zonas de alto riesgo
para la ciudad y sus habitantes. lidad más alto de la ciudad. Esas condiciones provocaban muchos
problemas, pero los mexicanos supieron aju starse porque se sabían
Sólo dos semanas después de la muerte por calcinación y que­
pobres y tenían esperanzas de que residirían sólo temporalmente e n
maduras de casi treinta prisioneros en la cárcel de El Paso durante
El Paso. Desafortunadamente esa capacidad de ajuste aumentó su
las maniobras de desinfección, el doctor Pierce, en un artículo pe­
grado de vulnerabilidad y los llevó a sufrir abusos no sólo en térmi­
riodístico, pedía a la población -evidentemente a la anglo- que
nos d e sus condiciones de vivienda, sino en otras actividades.?"
en lugar de asistir a lugares de vicio, dedicara su tiempo a "desa­
rrollar actividades decentes, libres de piojos, propias de la clase
La concentración de la población mexicana de escasos recursos en
media". El fino hilvanado realizado por Pierce transmitía la idea
el sur de la ciudad facilitó las cosas para que los grandes emplea­
de que la salud pública, el combate a las enfermedades infecciosas
dores, tales como compañías ferrocarrileras y de construcción, los
y, en particular, la erradicación del piojo significaban necesaria­
mente ciertos niveles de rechazo a Ciudad]uárez y a las formas de dueños de lavanderías o quienes buscaban empleadas domésticas
vida de los mexicanos que vivían en el sur de El Paso." tuvieran un lugar a donde ir en busca de mano de obra abundan­
te y barata.
A diferencia de lo que puede verse en la ciudad de El Paso de
Al iniciar el siglo xx, dos tercios de la población mexicana de
nuestros días, hace cien años la población se distribuía siguiendo
El Paso vivían al surde la Calle Overland, la que,junto con las ca­
patrones raciales de asentamientos bastante claros, los cuales no
lles San Antonio y la Segunda, además de las vías del ferrocarril,
respondían a ordenamientos legales, sino al seguimiento de cos­
tumbres y comportamientos derivados de eso que hemos llamado formaba lo que podríamos llamar la frontera interna de la ciudad,
que la dividía del sector angloamericano. Entre los años que van
la ingeniería cultural para la vida y las relaciones sociales de una
de finales del siglo XIX a principios del XX, la población mexicana
ciudad, como El Paso, que había sido una población de origen his­
panomexicano. creció de manera vertiginosa, pero la rigidez de los límites raciales
de la ciudad no cedió demasiado. La creciente población se asen­
Las prácticas cotidianas de exclusión hacia los mexicanos 75for­
tó en lugares cada vez más cercanos al río Bravo, hacia el este, lo
maban parte de las relaciones de trabajo precarias, discriminato­
cual la hizo más propensa a sufrir con las crecidas del río, con con­
rias y sujetas al oportunismo económico, así como de una definición
diciones de salud poco menos que desastrosas.
condenatoria de raza y nacionalidad, identificadas con ignorancia,
pobreza, suciedad y enfermedad. La exclusión y discriminación Además de Chihuahuita, dos asentamientos de mexicanos se
laboral, por raza y nacionalidad, sumadas a las de tipo cultural, re- hicieron notar en el mapa racial de El Paso. En las colinas al norte
de la ciudad, en una pequeña meseta que tenía condiciones de

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La después de una grall iuundacion , ('11 I H~)7. (:("I"ca de \lll ccutr-ua r
los aiios veinte su movilidad geográlica resultaba del crecimiento o
de familias llegaron al acuerdo de pagar una renta a D. Storm por el sobrepoblamiento de los barrios tradicionales. Incluso Chihuahui­
la facilidad de vivir ahí: por ello, se conoció como Storrnville. El La, siendo un barrio viejo, continuó siendo el lugar que captó a la
otro asentamiento mexicano se desarrolló en el elegante y tradi­ mayoría de los recién inmigrados, durante la década revoluciona­
cional vecindario de Sunset Heights; hasta 1911 los únicos mexi­ ria. Los barrios mexicanos crecían, no sólo por la inmigración,
canos que podían transitar por ese sector eran los que prestaban resultado de la guerra en México, sino por la conveniencia de los
servicios domésticos en las casas de familias anglo yjudío-america­ grandes patrones, tales como las compañías ferrocarrileras Yla
nas. La llegada de mexicanos exiliados de la Revolución fue una planta fundidora de la Asarco. La combinación de una fuerte in­
auténtica novedad, pues hasta entonces "los barrios eran mundos migración mexicana con las condiciones de subdesarrollo impues­
aparte, el Second Ward era de puros mexicanos y las escuelas de to por el modelo económico del suroeste estadounidense produjo
esos barrios eran para ellos [".], Los refugiados que llegaron entre una efectiva segregación de la población mexicana y trajo como
1911 y 1915 contribuyeron a cambiar algo las cosas [ ... ] porque consecuencia la creación de uno de los asentamientos humanos
entonces hubo muchos mexicanos de dinero"." con condiciones de vivienda, salud y criminalidad más dramáticos
Aun considerando que se tratara de mexicanos de "clase supe­
de la historia de El Paso y, quizá, de la región.
rior", como ellos mismos se consideraban, pasó muy poco tiempo El proceso de creación de los barrios puede verse como una
para que la tolerancia inicial de los propietarios anglo yjudíoameri­ simple cuestión de "comodidad" cultural que llevaba a los mexi­
canos de Sunset Heights disminuyera. Como no había ningún tipo canos a vivir "entre ellos mismos" y como una circunstancia es­
de medida que emprender en contra de la presentía de esta redu­
trictamente económica; sin embargo, así se nubla el proceso de
cida comunidad de mexicanos acomodados, los antiguos vecinos sectorización urbana basada en antecedentes raciales y nacionales.
empezaron a vender sus casas y a mudarse a mejores sectores." En ciudades como El Paso, el barrio es un concepto que implica
A las condiciones "culturales" o veladas para que funcionase orígenes étnicos y nacionales y no hay en esas construcciones so­
la exclusión urbano-espacial sobre la población mexicana, se su­ ciourbanas casualidad alguna, Tomemos los papeles que la educa­
maban dos hechos directos y claros: la imposibilidad de pagar las ción pública y la Iglesia católica desempeñaron en la modelación
rentas o los precios por casas en barrios anglos, donde la renta po­
de las divisiones urbanas de esta ciudad fronteriza.
día significar todo el ingreso mensual de un trabajador, o los pre­ La lógica con la que fueron construidas las escuelas públicas
cios por arriba de los seis mil dólares por casa que estaban fuera de la ciudad es una muestra de esa intencionalidad de hacer cre­
del alcance del mexicano promedio." pero también se presentaba cer, de manera segregada, a la población mexicana hacia el este de
la sencilla negativa de los casatenientes anglos a rentar o vender la ciudad, y siguiendo la margen del río Bravo. El caso emblemá­
bienes raíces a clientes mexicanos. tico es la Escuela Primaria Aoy que empezó a funcionar en 1899,
A pesar del ambiente de tolerancia racial del que presumía El en la esquina de las calles Séptima y Kansas , en el corazón del ba­
Paso, no era difícil encontrar anuncios en los que se publicitaban rrio Chihuahuita. En 1906, el abogado Adolph Huffman realizó
"modernos departamentos de tres recámaras. Sólo americanos".
un censo escolar para El Paso y reportó que
Esta negativa persistió hasta poco antes de la Segunda Guerra Mun­
dial. Guillermo Balderas, llegado a El Paso antes de la Revolución el sur de El Paso estaba poblado casi por completo por mexicanos y
Mexicana, recuerda que todavía cerca de 1940, a él se le había ne­ que no más de 20 familias am ericanas vivían aún al sur de la calle
gado la posibilidad de rentar una habitación en la calle Cotton,

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ClI<'I;IS

escuela mexicana L..,I. l'] supcrin tcnd cnu- ('scolar l10lÚ '111(' e11' Pero, adcm.is d e las condi cion es de so b rc p o blac i ón , las escu d as
1908 e n adelante la población en este sector se esta ba expa nd ie ndo para mexicanos normalmente sólo ofrecían los primeros seis años
con rapidez. La población escolar de la escuela Aoy había pasado. k ­ de ed ucación y no los ocho impartidos en la mayoría de los otros
837 a 1364 estudiantes y todos eran mexicanos. La escuela Franklin planteles a que asistía la niñez anglo. La lógica de esa realidad era
tenía un estudiantado de 163 y 100 eran mexicanos. La escuela Ála­ sencilla: no se esperaba, ni se necesitaba, que los niños mexicanos
mo tenía 500 estudiantes mexicanos d e un total de 517 [ ... ]. La es­ recibieran una educación más completa, puesto que su futuro no
cuela Beall en el este de El Paso tenía una población escolar de 324 estaba en los empleos bien remunerados, sino en los que deman­
y 300 eran me xicanos." daban esfuerzo y desgaste físicos." Los estímulos para estudiar más
allá de la educación primaria eran pocos, y los obstáculos, formi­
Las autoridades de educación de la ciudad recibieron quejas por dables. Así lo indican testimonios como el de Mario Acevedo: "A
parte de familias estadounidenses del sur y del este de El Paso. Pro­ lo que se podía aspirar era a ser dependientes de tiendas de ropa
testaban por lo que consideraban un crecimiento desmedido de o abarrotes, choferes, elevadoristas o encargados de mantenimien­
la población mexicana en sus escuelas. Las autoridades no hicieron to y algunos puestos menores en oficinas [oo.]. Si ven ciend o la ad­
mayor caso a esas protestas. versidad llegaba uno a la Universidad, como yo que estudié en el
Conforme la ciudad desarrolló los servicios urbanos del norte College of Mines, la discriminación por parte de los otros alumnos
y noreste de El Paso, las familias angloamericanas se mudaron y era grande."84
utilizaron las escuelas que se habían construido para ellos, dejando De nueva cuenta, la Iglesia católica pareció dividir sus activi­
las de Álamo, Franklin y Aoy para uso de los mexicanos. Si bien es dades educativas entre aquellas dedicadas a los mexicanos y las
cierto que no había segregación racial en el sistema escolar apro­ dirigidas a los estadounidenses. Se sabe que a la escuela de Saint
bada legalmente, sí la hubo en la práctica derivada de la cultura Mary, en el centro de la ciudad, iban predominantemente alumnos
local y de lo que llamamos la racialización de la ciudad. anglos. En el caso de las escuelas operadas por la Iglesia católica
El sistema escolar no sólo con tribuyó a esa nueva urbanización de El Paso, hay que decir que, si bien no cerraban sus puertas a la
de El Paso; en los hechos fortaleció la idea de que los mexicanos, población más pobre, sí fueron preferidas por familias mexicanas
ya que no se les podía mantener fuera del país, deberían recibir con una mejor posición económica. De hecho, El Sagrado Corazón
una educación ad hoc al nicho económico que se les había asigna­ y San Ignacio fueron la opción de los refugiados políticos durante
do por la particular dinámica económica del suroeste. Sin ir más la década revolucionaria. Aunque ambas escuelas llegaban al oc­
lejos, en los terrenos de la gran planta fundidora de Asarco se ins­ tavo grado, el ambiente de preparación limitada para el trabajo y
taló una escuela pública para atender a los hijos de obreros, que actividades poco remuneradas era más o menos claro. La comu­
eran en su mayoría mexicanos. De esa manera, se fortalecía el pa­ nidad mexicana -dice García- no tiene un historial de rechazo
trón de asentamiento planeado para esa zona de la ciudad y se a la educación o de atención poco esmerada, sino un historial de
evitaba que los trabajadores se desgastaran o llegaran tarde a sus oferta limitada apoyada por los grandes patrones del suroeste de
turnos. Estados Unidos."
En ese mismo tenor, la búsqueda de la calidad en la educación Para la comunidad mexicana de El Paso , la labor educativa de la
era some tida a los mismos filtros culturales de exclusión. El sistema diócesis católica reforzó la cultura de exclusión y discriminación e n­
escolar de El Paso, al iniciar los años veinte, estaba compuesto por cubierta, pues su funcionamiento ahondó la identificación del sector
dieciséis planteles; en sólo cinco de ellos se aglomeraba la mitad sur de la ciudad con la presencia socioeconómica, d Clllo¡..?;r:íli('a y

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ccntc a la iglesia del Sagrado (:oral',OII, ( '11 l'I (T1111 o 1I1isIlIO clr-l 11:1 d <'II\(1I' s(' vivi v r.i . I.os IlI l' x i clllllS , illdllSIl d l' spllC" s d ( ' IIll1 C!loS : II IIlS

rrio Chihuahuita. Conforme fue necesario qll e parle de la pohl.uiou dc' vivir C'II I': stados Ullidos, mosrralxu: 1111 muy imperfecto proce­
de estos barrios viejos se moviera hacia el este de la ciudad, la dio so d e asimilaci ón de las virtudes ciudadanas de ese país , de acuer­
cesis fundó la Igle sia de San Ignacio en 1904 y luego la del Állgel (lo co n el discurso exclusionista que se propalaba desde diversas
Guardián en 1908. En los límites de esas tres parroquias vivía 1:1 arenas sociales y políticas."
gran mayoría de la población mexicana de El Paso, contribuyendc l Las prácticas sanitarias e higiénicas de la población mexicana de
con ello al patrón racializado de urbanización que impuso la eliu­ Chihuahuita y otros barrios mexicanos al sur de las vías del ferroca­
anglo desde finales del siglo XIX. 86 rril eran consideradas como extensiones de la cultura y condiciones
Como un elemento muy importante para arraigar a una abun de su vida anterior en México, Sin embargo, en esta materia también
dante población mexicana, alrededor de la planta de fundición de los mecanismos de exclusión, segregación o simple racismo, ade­
Asarco, en los suburbios del sureste de la ciudad, se estableció 1:1 más de los intereses económicos (mano de obra barata, abundante
iglesia de Santa Rosalía (St. Rosalie), que después fue renombrada y concentrada) y las políticas urbanas dirigidas a esos sectores de la
como San José del Río . La existencia de la iglesia permitió, entre ciudad, modelaron la imagen de las comunidades mexicanas con
otras circunstancias, que la población de ese suburbio creciese de rasgos de hacinamiento, suciedad y enfermedad.
unos cuantos cientos de personas a principios de 1890 a dos mil Al haberse limitado la expansión de asentamientos mexicanos
hacia fines de siglo, y a cinco mil en 1923, Aunque la ciudad ex­ al sur de las vías del ferrocarril, los barrios estaban prácticamente
tendió el sistema de tranvía hasta la fundidora, para la empresa fue pegados al cauce del río Bravo. Ante la falta de servicios públicos e
muy importante que la inmensa mayoría de los mexicanos decidie­ instalaciones sanitarias, como agua potable, drenaje y alcantarilla­
ra quedarse viviendo a su alrededor, pues esto le permitía tener do , el río se convirtió en la fuente de abasto de agua para todos los
acceso a ellos a cualquier hora, El tranvía fue utilizado, sobre todo, usos, lo cual ocasionó que las buenas conciencias angloamericanas
por el personal administrativo y por algunos obreros de mayor ca­ que desde fines del siglo XIX venían exigiendo la "purificació n" de
tegoría que en su totalidad eran angloamericanos." la comunidad mediante la expulsión de las actividades inmorales
Resulta por demás interesante que el asentamiento mexicano del centro de la ciudad, muy pronto demandaran también que los
en Stormville o Kern Place , que después sería una zona residencial indignos espectáculos que daban los mexicanos al bañarse en el río
codiciada, nunca tuvo una iglesia o parroquia construida por la dió­ se prohibieran. Sin embargo, fue una imposición que caminó con
cesis. Fueron los propios vecinos del lugar quienes construyeron una mucha lentitud. Las primeras noticias de arresto datan de 1892,
pequeña iglesia que llamaron Nuestra Señora de la Luz. cuando unos niños fueron detenidos por "exhibición indecente".
Hay un elemento que no se debe dejar pasar en el análisis de Una década más tarde, El Paso Times reportaba que
lo que hemos llamado la racialización de El Paso. Al mismo tiem­
po que se construía un discurso efectivo para una identidad pato­ los mexicanos no han entendido la prohibición [d e bañarse e n el
lógica entre México y las enfermedades transmisibles, los barrios río] pues aún se les encuentra en gran número usando el río . Un
mexicanos de la ciudad texana sufrieron parte de las consecuen­ oficial de policía fue mandado al sector sur de la ciudad con órde­
cias de ese mismo discurso, De esa manera, se fortalecía la idea nes de arrestar a cualquier bañista. Cuando el oficial llegó al río ,
de que el problema no era sólo con los ciudadanos que vivían en enco ntró a una multitud de hombres, mujeres y niños divirtiéndo­
México, sino aun con aquellos que ya estaban en Estados Unidos, se en el agua, desde mujeres en camisones, hombres en calzones,
Así, los mexicanos se convertían en un rie sgo para la salud de la hasta la total desnudez. Tres mujeres y tr es niños pequeños fueron
comunidad angloamericana, no sólo por vivir en México, sino por­ arrestados y llevados a la cárcel." .

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.Idccllada y \)('1'1 11;1\ 11'11 Ic' cle- los pl'cdios, PI\CS siC'II'1 m' c'stllvic'l'OII a
Chihuahuita, que se explica por dos motivos. 1'01' 1111 lado, el A YIIII
1:1 c;spcra de alcalizar 1\ 11 IlIa Y0I" hendicio, El derribo d e las casas
tamiento no estaba dispuesto a correr con los gaslos d e instalación
cIc: adobe por motivos de salud pública marcó el momento, pues
de las líneas de agua potable, drenaje y pavimentación de las ca
lles.?" Por otro, no debemos olvidar que las relaciones de la elite
esos mismos terratenientes urbanos se volvieron los casatenientes
paseña con la comunidad mexicana estaban totalmente cimenta­ de grandes complejos de edificios de departamentos en renta que
das, tanto sobre la base de un acuerdo corporativista al que nos desde entonces se empezaron a construir, algunos de los cuales
hemos referido como el Ring -al cual un arreglo rápido de las aún están en pie,
condiciones de vida en Chihuahuita le habría restado poder de
negociación durante los procesos electorales- como de la conve­
niencia de mantener salarios notoriamente bajos que permitieran
asegurar la competitividad dentro de la estructura económica de
la región."
Las demandas para mejorar las condiciones de vida de Chi­
huahuita y del resto de los barrios mexicanos chocaban con el mo­
delo de desarrollo que la ciudad de El Paso (y, de hecho, todo el
suroeste) habían tomado décadas atrás para lograr competir con
las economías del este y medio oeste del país, Esta situación nunca
fue admitida como tal e, incluso, el grueso de la responsabilidad se
dirigió contra las costumbres de los mexicanos: "el alcalde de El
Paso declaró que la ciudad poseía el mejor Departamento de Salud
de Texas yjunto con otros miembros del Ayuntamiento insinuaron
que los hábitos de vida de los mexicanos creaban todos los riesgos
de salud" , 92
Con la oleada de inmigrantes y refugiados que produjo la Re­
volución, las modestas mejoras en las condiciones de vida logradas
en los barrios mexicanos fueron ensombrecidas por la sobrepobla­
ción. Hacia entonces, las autoridades de la ciudad, capitaneadas
por los alcaldes Kelley y Lea, habían adoptado una actitud más
agresiva para lograr la conversión de los mexicanos a los estándares
de vida propios de la ciudadanía estadounidense. Desde 1910 y du­
rante la década revolucionaria, la mayoría de las casas y chozas de
adobe, construidas por mexicanos en los terrenos que rentaban,
fueron sistemáticamente derrumbadas. Conforme las actividades
del USPHS y del Departamento de Salud de El Paso se volvieron más
intensas en los barrios mexicanos, se fue descubriendo que la po­
breza y lo inadecuado de las pequeñas casas y chozas habían sido
provocados por los propios dueños angloamericanos de aquellos

205
204
" ,, ~u 11 1, 11 10 l\ iCl)',I .'p1l1' ,, 1~, k ( ' h 11 (lt. ( 'lI o !ti , ~. II v i ( 'IHlu k ~ ( utlll.l11 ('t, ' xl o l o~ (';1
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I Algu nos de los pioneros 'lIll{los de la regi"'" hU'l OII J(' lna c u L ,'_ ;, 1'1("( jo" I ¡du ul o s ; Lt Pa so , M I, !,O:L
rándolos del lado mexicano, y cuyo robo les
fueron Hugh Stephenson .jarnes Wi le y Ma­ sllhas la SI ' I"( 'a liz{, ,k la l 11' <1 1"'1'<1 '1'''' 1"" '1', í loviou s, IH7:la. atribuían". Agradezco a Pedro Siller ha ber
goffin , Sime on H art y Benjamin S. Dowell, he rma nos Milis y su círcu lo log r<l ro ll ri :IO, Ibidem. Se refier e a las vías del ferrocarril.
llamado mi atenció n sobre este texto.
quienes se re lacionaron por ma trimon io mentar sus fo rtu n a s futura s en esle ,lelo " Ibídem. Sus recuerdos reviven imágenes de " El Paso Times, 31 de agosto, 1 y 2 de sep­
con las fam ilias Azcárate, Valdés, Sique iros de "pi llaje legal". Véase Sonnichscu. I!HiH, El Paso entre 1900 y 1920. tiem b re de 1915, y El Paso Morning Times
y Márquez, respec tivame n te. De ta lles de vol. 11: 170-171. ~. "Pioneer Association Biographical Sketc h­ [ed ición en español], 4 de septiembre de
estas un iones se encuen tran en: Sonnich­ 12 De León, 1983: cap . 8 book", Co lecci ón de Microfi lmes-uTEP, El 1915.
54 El Paso Times, 14 de enero de 1916: 1 y 2.

sen , 196 8 , vol. 1: cap. x; T im mons, 1981: 15 Timmons, 1981: 54. Paso , MF 503 .
51-52. 14 El crecimiento sigu ió siendo meteórico, 59 Foley, 1997, y De León, 19 83.
s Shawn, 1985: 17.

56 Ma rt íne z, 1976b.

2 Shawn, 1985: 4. pues la población se du plicab a cada diez 40 [No se permite la entrada a perros y a mexi­
57 El PasoHerald, 14 de e nero de 1916.

, Un muy buen recuento de las actitudes de años: 16 mil habita ntes en 1900, 39 mil e n canos] . Mart ínez , 1974c.
58 Shawn, 1985: 25, y El PasoTimes, 15 de ene­

los angl os hacia los mexicanos en las dife­ 1910, 77 m il en 1920 y 120 mil en 1930. 41 John y Ma rt íne z, 1975. La entrevistada re­

rentes regiones de Texas, despu és de su in­ Idem: 72. cuerda que la actitud de los mexic anos ha ­ ro de 1916.

59 Este reporte fue dado a conocer po r la

dep endencia , es tá en De Leó n, 1982 . Al 15 A esos p rimero s cuatro ministr os se les co­ cia lo s negros dependía de su posición
respecto véase el seg u ndo capítulo de esta no ció como "The Old Guard " [La vieja social: "Los ricos ten ían la misma ac titud prensa local y presentado como u no de los

obra. guardia]. "Pioneer Association Biographi­ hacia nosotros los negros que hacia los po ­ grandes atractivos d e la ciudad, en : Gou ld

4 González de la Vara, 2002: 90-94. cal Sketchbook", Co lecc ión de Microfi l­ bres".
C.A. & ce, 1886 .

60 Hoviou s, 1973a.

s El viajero a lem án J u lius Froebelllegó a El mes , El Paso, UTEP, MF 503. 42 Estrada, 1975; Gonzá lez H ., 1992; Siller,

6' Hoviou s, 1973b.

Paso en no viembre de 1852 y así descr ibió 16 Tirnmons, 1981: 60-61. 2003 .

su experiencia en la a duana mex ica n a: 17 En efecto, los funcion arios civiles y judi­ " Shawn, 1985 : 19 , El Paso Times; Tu rner,
62 Nuevame nte refiero a la mue rte del mismo

"Lo s asuntos de El Paso nos ocu paron del cia les de pueblos cercanos como Isleta o 1935: 49-66.
no m bre d e Thomas Ma n n.
65 Cleveland, 1968. El reverendo Williams fue
3 al 9 de nov iem bre. Las negociaciones con Socorro seguían llevando los asuntos ofi­ 44 Wils on a Ca m inetti, Washington, 2 de

las au toridades ad uaneras nos llevar o n la ciales y el regi stro escrito de ellos en espa­ 'feb rero d e 1912 , INS, RG 85 , Casefile
nomb rado rec to r de la Iglesia Episcopal de
mayor parte d el tie mpo [. ..] . Así fue co mo ño l. Véase Lay, 1985: 11. 53108-7 1C. San Clemente en 1894 .
6< He aquí u na nota del perió dico The Lone
me di cuenta de las triqu iñuelas a qu e co ­ 18 García, 1981: 158-165; Lay, 1985: 12. 45 Shawn, 1985 : 20.
merciantes y autoridades ad uaneras recu­ 19 García, 1981: 7. . 0 El PasoHerald, 26 de febrero d e 1912. Véase
Star del año 1883: "La prostituci ón en El
rren cuando hay de por medio una buena 20 El PasoHerald, 9 de febrero de 1917. también De Wetter, 1946 : 53-70 . Q u izá el Paso es p ractica da por mujeres me xicanas"
ca nti dad de mercaderías. Los ad uaneros 21 Esto es confirmado por sus h ijas en 1973. mejor recuento de la Revolución en la zo­ y "los mexicanos viven en jacales insalub res
ec ha n mano d e to do tr uco para calc u la r, Sa lazar y Torok, 1973a y 1973b. na sea la tesi s de Richard M. Estra da, ya que son nidos de enfermedades". Ese mis­
en provecho propio, el monto del impues­ 22 Cleveland, 1968 .
mo año, u n inspector del United Sta tes Ma­
citada.
to, mientras qu e por su pa rte el comercian­ 25 El PasoTimes, 4 de -mayo y 11 de septiembre 47 Shawn , 1985 : 20 . El De pa rta me n to de
rine Hospital Service , qu e es el antecede nte
te saca ventaja del ince nti vo de l sobor no". d e 190 2. Sob re el tema es espléndido el Guerra ev identemente hizo caso omiso del USPHS, se refería así a Paso del Norte:
Véase Froebel, s.f.: 9. capítulo 8 de García, 1981. de la h isté rica so licitud de Kelly. .... . la ciudad no tiene sistemas de dren aj e
6 Ibídem: 92. 24 García, 1981: 166-167. 48 Ya cité en este mis mo capítulo el excelente
y alcantarillado, y durante dosc ientos cin­
7 Ibidem: 93. 25 El PasoTimes, 29 de en ero de 1915: 12. Gar­ trabajo de Amoldo de León, en el que hace cuenta años ha n estado defecando al aire
8 La co ntroversia sobre la legi ti m idad de la cía, 1981: 168. u na escrupulosa reconstrucción de l sen­ libre en las ca lles y 80 por ciento de la po­
esclavit ud se reavivó du rante la guerra con 26 García, 1981: 171. timiento antimexicano por pa rte del esta do blación arroja su excremento al Iado de sus
México ya qu e, como se preveía, su resu l­ 27 Para un estupendo seguimiento de la in­ de Texas ang lo hacia la entonces mexicana viviendas". Cita do por Ste rn, 1999a: 63.
tado significaría importan te s ga nancias te ra cción entre anglos y mex ica no s en Texas.
o, El Paso Herald, 16 de junio de 1916.
00 Entre la sep ar ación de Tex as de la Repúbli­
terr ito riales a Estados Un idos . El quid era Tex as véase Montejano, 1987. 49 De hecho, la pr en sa nacion al acus ó a Villa

saber si los nuevos territor ios permitirían 28 Autores cit ados como Sonnichsen, T im­ de ser a liado d e Esta dos Unido s por no ca Mexicana y la compra de La Mesilla .
67 Y también la anglo americanizad a, pues
la escla vitu d, pu es con ello se perdería el mons, De León y Lay. haberse pronunc iado contra la invasión de
equilibrio de poder en el Se nado. La fa lta 29 Al iniciarse el siglo xx, 60 por cien to de la
g rupos de origen mexicano fueron entu­
Veracru z.
de un acuerdo estable a l res pecto terminó po blación de El Paso era anglo y 40 por 50 Gama Loy, 1977: 357, citad a po r Shawn,
siastas de muchas medid as racis tas y exclu­
siendo una de las causas de la g ue rra civil ciento mex ican a, negra o asiática . Cálculos yentes. De he cho , lo sigu en sie nd o.
1985 : 23.
08 Pierce, 1916; McKieman, 2002 : 203-204 .

estadounidense entre 1861 y 1865. Para d e Chris P. Fox, sheriff de l condado de El 51 El Paso Times, 26 y 30 de agosto de 1915.
69 EL PasoTimes, 15 de feb re ro de 1917.

un a visión sintética véase Moya no, Velasco Paso entre 1932 y 1942. Véase Mart. ínez, 52 Sánchez Escobar, 1934 : 116-123 y 125. Es­
70 Citado por McKiernan, 2002: 208 .

y Suárez, 1988 : 467-492 . 1976a. ta narración señala que habiendo estado


71 Met z y Fuller, 1968.

9 Shaw n, 1985: 5. 50 Veáse Sa lazar y Toro k, 1973a y 1973b. alardeando Orozco de su intención de in­
72 Véase el ap artado de "Cordones san itari os,

10 Go nzález de la Vara, 2002: 97. 51 Leon C. Metz y Robi n Fu ller, "En trevista a te rn a rse a México, con una fuer te canti­
11 Shawn, 1985: 6. El pro ceso de confiscació n Mrs. Hugh White ". El Paso, OHl-UTEP, núm. d ad d e d inero, a los Rangers "les fue mu y frontera y naciona lidad " del capítulo cinco.
y re mate de esas propiedades est uvo lle no 48, 3 dej unio de 1968. fácil po nerse al acecho, y cuand o los cinco " A principios de l siglo xx, Walter Ree d de­
de irregu laridades y, sob re todo , de abu­ 52 Su h ija califica a sus pa dres como refugia­ hombres atravesa ba n el río limítrofe, los sarrolló el modelo de vectores, aprovecha­
sos. En diciembre de 1865 se llevó a cabo dos de la guerra civil. Hovious, 1973b. ca zaron co mo patos y tranqu ilamente ex­ do poco d espués por d o s investigad ores
u na subasta púb lica en El Paso , en tonces trajeron de l agua los cue rpos ya muertos que tr a bajab an de manera independ iente:
" Ibídem.

---
272 273

( :II .lIlc', N l l o lI l" , d l'"l 111 "'111 111 11 1" ' ' to I l'''III.11'11
111,1111 ...",", .11 " I Il ' Hl ll 11" , . l l l t ', II I. I II IC' l lt :1111' ''', l' 11,1" , 8 11111 · ,I\'lId " . cI,' III .dt l'lI1'1 101 111.1 . • l., 'l. "" ',,,,, " ""' \ , ~I I .11 11).(" "11' ell IltI" l . \
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l

CII la d udad d e Méxi co. Am hos 1'1I" roll


d ll(·lIo.' a kga ",," '1" (, SIlS iuq uiliuos I' '' K'' nr.«. 11..." ,,,, 11 d, ' IlIaVII d,' I!IO ·I: 1. "1 Si u ,'1( ' 1 ( 'S II.U I'.l i\':1.1.1 l i ~ 1.1 i l u 11111 la a vicol .I',
ca paces d e aislar al piojo com o el vec to r
hall re ntas l: lIi redllcid as 'PI(' 1111 h-x ." ' 11" " CII.III< III " " 11.' 1.. 1>'1 d,' ' :>llIl'aI.II a I' al> :~ja ' í.uuil ia« ,1<-.1" ;\1"1. )' 1'.11':"".' 1I111t ' (h 111>.1 ,
transmi sor d el tifu s utili zando ch impan­ costeable la in ver sión; los mexkan os ('11 Sil dOl('s d(' l> ajlJ ,~ sa la rios , las co m pa lli as 1,:­ San,an i("g-o, Provr-u rio, (;ut it~rn.''/" Flon's,
cés. Resulta sorprendente có m o ha cia
mayoría era n tan pobres qu e resul tul»i 1111'1 rrora rri k-rus c lllpeza ro n a pr eferi r a los Escob a r, Dagu errc , B árccu as, Arm i]o, Mae­
. 1915, menos d e ci nco años después de los ilu sión pensar qu e tendrían fondos para uu-xicauos sobre los ch inos yjapo neses . No se y Cuarón. Otras , p ro venie nt es fund a­
d escu brimientos, la evidencia de lab orato­ pagar por ese tip o d e mej oras, La decisi ón sólo porque se les pa gab a u n dó lar dia rio, me n talmen te de la ciudad de Chi hua hua,
ri o se había vuelto co nsenso en la co m u­
fina l fue qu e tanto du eños y vecinos corno sino porqu e, ad emás, eran físicamente más son : los Ter razas , Crcel, Ga meros, Mad e ro,
n id ad médica qu e proclam ab a qu e el tifus
la p ropi a ciudad colabora r ían . Ibídem. fue rtes, d e tra to fáci l, de una obedie ncia Urrutia, Po rras, O choa , Argüelles, Parra,
provenía d e co nd iciones d e suciedad y d es­
91 Me pa rece qu e, ade más de estas co nside­ pasiva , fáci les d e satisface r y no presen ta n Aguilar, Velarde , Asú nso lo, Cui lty, Lizár ra­
nutrición. McK iernan, 2002: 188-189.
raciones, ha y otro ele mento que pu ed e u n r iesgo de q ue reali zar an acciones co n­ ga, Fern ández, etc. No mb res tomados del
74 " USP HS Expl a ins How to Get Rid o f Ty­
ayudar a e nte nder la falta de acuerdo pa ra certadas. U.S. Co ng ress, Se nat e, Dilling­ O HI:UTEP.
phus", El Paso Morning Tim es, 26 de ma rzo
la introd ucció n de servic ios ur ba nos de ca­ ham Co mm ission, Immigration in Indust ries, 28 Macías Go n zále z, 1995: 6.
de 1916.
lid ad e n bar ri os mexica nos, particul a r­ 61st Co ng ress, d oc. núm. 633, 1911, cit . por 29 Novak, 1974b.
75 A esas práct icas de exclus ió n nos referi re­
me nte agu a po table . La negativa a excavar García, 1981: 40 . .0 Un ser io int en to por recuperar la experien­
mos en el sig uiente ca pítu lo.

pozos en el su r de la ci udad puede esta r 8 El Paso Herald, 4 de febrero de 1905: 5; 20 cia d el exi lio de las clases altas mex ica nas
76 Ga rcía, 1981: 127.

77 Novak , 1974b.

re lac iona da co n u n tu rbio negocio entre de oc tubre de 1903: 1, y 5 de enero de 1904: es el lib ro de Tello Día z, 1993.
la Co mpañ ía Watts, que proveía d e ag ua a 3. El Paso Herald, 7 de ago sto de 1906: 9. >I Caba lle ro , 1973, y Mar tínez , 1977,
78 El ab andono masivo d e Su nse t Heigh ts se
la ciudad de pozos qu e sacaba n ag ua del 9 El Paso Herald, 7 d e ago sto de 190 6: 9. 32 Macías Go nzález , 1995: 123.
di o a partir de 1920 confo rme la población
lech o del Río Bravo , y las au to r ida d es de 10 El Paso Herald , 4 d e fe br er o : 2; 9 de febre­ 33 Ib idem: 125-126.
mexicana empezó a cr e cer. García, 1981:
El Paso . En 1903, la fa mi lia Wa tts había ro: 5; 23 d e febrero : 9; 15 de noviembre : 54 Fam ilias como Mathias, Caples, Orndorff,
135, y Estrada, 1975b .
adqui r ido los de re chos par a extraer ag ua 3, y 9 d e di ciembre de 1907: 2; así como Krakauer ,Shamaley,Trost, Far ah , Schwartz,
79 Clevelan d, 1968.
ysu rti da a la ciu dad ; el serv icio, al parecer, 11 de e nero: 9 ; 15 d e e nero: 4, y 27 de So bre ese ba rrio resid en cial véase Ri ce,
80 Anuncio publica d o en El Paso Herald, 20
fu e no tor iamente defi cie nte, y en 1909 se enero de 1908: 5. 1982.
de enero d e 1916, y ci ta d o p or García,
decl a ró en cr isis financ iera, pidiend o qu e u Esta re novación d el apetito por los brace­ >5 72,000 habitantes eran mexica nos, co n tra
1980 : 263 . El testimonio de Bald era s viene
la ciu da d comprara la Internat ion al Wate r ros mexicanos es rep ortada a mpliamente un a población anglo de 38,000.
de Martínez, 1974c.
por cerca de un m illón de dó lares. El p re­ por El Paso Hera ld, en sus ed iciones d el 12 36 Estrada, 1975b.
81 García, 1981: 124.
82 Ibídem.
cio fue den u nciado co mo un a traco po r de j ulio: 4; 9 de agos to: 1; 31 d e ago sto : 12, 37 Ibídem.
J ua n Harte, edi tor y p rimer d ue ño de El y 5 d e octu b re d e 1909: 9, y del 25 d e mar­ 38 En los aba rrotes, la co mida y la ho telería
83 En tre 1898 y 1920, só lo 22 mex ican o s se
Paso Times; ante ello, Har wood j. Sim mons zo: 12, y 8 d e agosto de 1910 : 3. d esta ca ro n varias muj eres co mo J esu sita
g rad uaron de El Paso H igh , la esc uela pre­
y o tros ci nco p rominentes paseños com ­ 12 Kat z, Kni gh t, Estrada. Uribe, Josefa Azad, j. Estrada o J osefina
paratoria más grande d e la ciudad . En ese
p ra ron el periód ico po r 150 mil d ólares y 13 Ma rt ínez , 1975b. Ga lván, quien es logra ro n pr osperidad sin
mismo period o , lo hicie ron 812 es tud ian­ lo silenciaron . Poco despu és la ciudad com­ 14 Ga rcía, 1981: 6. abandonare! círculo de la "gente decen te".
tes a ng loa me ricanos. Gar cía, 1981: 125, y
pr ó la comp a ñí a po r cas i u n m illó n de dó­ 15 Mart íne z, 1974c. Macías Go nzá lez, 1995: 126-127, y Go miIla,
Ma rtínez, 1972.

la res. T immon s, 1981: 69. 16 Ibídem.


1990 .
84 Martínez, 1975 b.

92 Ga rcía , 1981: 138, 17 Ma rr ín ez, 1974a.


. 9 Esta orden, qu e tenía co mo sede la ciudad
85 Ga rcía, 1981:126.

'8 Creel de Múlle r, 1982: 575-577 .


de Méx ico, movió su noviciado co m pleto
86 Los d atos d e la fundació n d e pa r roquias
19 Ibídem. a El Paso , e n 1926, ub icándolo e n la Casa
proviene d e Ca lleros, 1954: 131-132.

8. La Revolución Mexicana y la construcción 20 Macías Go nzález , 1995: 126. Mundy, u na eno rme ma nsió n e n Su nset
87 Mart ínez, 1972, y Ma r t ínez, 1974a .

de un nacionalismo en el exilio 21 Esa clasificación se deb ía a que u nos iban Hei ghts, el barri o d e los ex iliados ricos.
88 Recordem os el discu rso del mov im ien to

al tr ab ajo usa nd o camisas de cuello blanco Véase Ca lle ros , 1936 ,


obre ro, el de las au toridades policiacas o I El Paso Herald, 28 de enero de 1895: 4. y otros con toscos overoles azu les , 40 La Patria, 20 y 21 de mayo d e 1919,
el de desta cados intelec tuales que est ud ia­ 2 Gon zález Her rer a, 2004: 429- 446 , 22 García, 1981: 160-161, y Shawn, 1985. 41 Franco y Enríquez, 1920 : 2.
ro n el probl ema de la em igrac ión hacia 3 El Paso Herald, 30 de julio : 1; 1 de agos to: 23 Cleveland, 1968. El se ño r Chope fu e re ­ 42 L a Patria, 17 d e julio de 1919 : 3.
Estad os Un idos en los a ños veinte y q ue, 4, y 15 de agos to de 1901: 4. portero y ed itor de la secc ión local de El " La Patria, 23 d e m ayo de HJl9 : 3.
en té rmi no s ge ne ra les, acep ta ban la teo r ía 4 Ga rcía , 1981: 38. Las decl araciones de este PasoTimes, en tre 1917 y 1925, Ydespu és ed i­ 44 L a Patria , 23 d e noviembre de 1921: 1.
de la in ad aptabilida d del mexica no a nu e­ fu ncionario, el ge neral Malloy, fueron re­ tor asociado de El Paso Herald Post, h asta 45 L a Patria, 20 de junio de 1919: 2.
vas cult uras. Para revisa r ideas d e Ma nu el
cog idas por este periód ico en su ed ición del 1962. Él señala que la compra de votos du­ <6 Esta Un ión organizaba las corunemo racio­
Ga m io, Manuel Fabil a o Enriqu e Santi bá­ 13 de febrero de 1902. Ma rtínez, 1972. rante las primeras décadas del siglo xx era nes más imp ortantes de la fign ra de Porfirio
ñez, véase Du rand (Cornp.), 1991. 5 García, 1981: 39. común. Véase ta mbié n Tirnm ons, 1981: 67. Díaz, desde su mu e rte en Paris enj ulio de
89 El Paso Times, 29 de j ulio d e 1905, cit. po r
6 Estas ú ltimas pr o testas influyeron de a lgu­ 24 Macías Go nzález, 1995: 126. 1915. La Patria, 2 d e julio d e 1919, p . 1.
García, 1981: 136.
na ma ne ra en el gobierno fede ra l, qu e im­ 2' De h ech o , hay evide ncia que permite pen­ 47 La Patria, 4 de diciem bre d e 1919 : 5.
90 Du rante un tiempo se d iscutió quién es de­
puso una "cua rent ena" migrato ria a fines sar que Och oa recibía no sólo a poyo de la 48 Un bu en eje m plo d e est as idea s se pue de
berían pag ar po r esas obras: si los due ños de 1903. Sin em bargo, u nos cua n tos meses com unida d mexicana, sino d e autorid ad es enco ntra r en Cervan tes, 1919.
de los terreno s y de a lgunas de las casas d e
despu és, se ordenó a l Dep artam ento de In ­ estadou n ide nses . Véase González Her rera, 49 La Patria, 25 de abril d e 1919 : 1.
a lqu ile r, que e n su in mensa mayoría eran
mig rac ión no sólo levanta r esa "cu a ren te­ 1989. 'o La Patria, 5 de j ulio de 1921: 1.

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