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MONOGRAFIA HISTORIA ARGENTINA DE 1820 A 1852

ALUMNA: NAHIARA VALENTINA ELIAS


CURSO: 2° B

COLEGIO: Sagrado Corazón de Jesús

PROFESORA: Virginia Alegre

AÑO:2022
Introducción

Nuestra historia argentina fue muy cambiante con varios regímenes políticos y sus caudillos
que forjaron los destinos de los habitantes, que hasta ese momento no se llamaba República
Argentina. Con esta monografía, para el cual usé el manual de Torcuato Di Tella, “historia
argentina, desde 1820 hasta nuestros días” y de Patricia Moglia de editorial AZ, me
propongo resaltar y señalar los principales acontecimientos más importantes del periodo 1820
donde luego de la batalla de 1820, donde los caudillos López y Ramírez, o sea dos provincias
como Entre Ríos y Santa Fe, derrotan al último Director supremo, donde ejercía el poder en
Buenos Aires.

De ahí en más, se produciría lo que se llamó la anarquía del año 20, con algunos gobiernos
elegidos por la Asamblea, y luchas de caudillos, celos, traiciones y maneras de cómo
organizar este joven país que dejamos atrás las ataduras coloniales que teníamos con España.

Desarrollo

Comencemos esta monografía sosteniendo que entre 1820 y 1852, dos proyectos políticos
diferentes se enfrentaron, en la puja por organizar un Estado.

Por un lado estaba el general Juan Lavalle y Rivadavia, desde 1820 y los miembros de la
Sociedad Literaria, lideraban el grupo porteño de los unitarios. En 1828, el general Juan
Lavalle encabezó un levantamiento militar contra el gobernador de Buenos Aires, Manuel
Dorrego, y los unitarios porteños lo eligieron gobernador y lo reconocieron como jefe,
Salvador Alaría del Carril, Juan Cruz Varela y Florencio Varela fueron de los más activos del
unitarismo. Manuel Dorrego era un federal, que no coincidía en todo con los caudillos
provinciales. (Página 21)

Se lo reconocía como el jefe de los federales doctrinarios, él consideraba al federalismo como


una doctrina política de sólidos fundamentos jurídicos, y no la simple autonomía sostenida
por la fuerza de un régimen autocrático, como lo entendían los caudillos. El federalismo,
según sus planteos, era una garantía del régimen republicano y de la libertad, y el mejor
camino para estimular la cultura, la población y la riqueza del país.

El hacendado Juan Manuel de Rosas era el jefe de los federales bonaerenses que defendían la
autonomía de la provincia de Buenos Aires, este grupo estaba también conformado Braulio
Costa, y hacendados y terratenientes como Tomás de Anchorena, Juan N. Terrero y José
María Rojas.

La diferencia entre los proyectos opuestos básicamente se daba en la forma de organización


política que proponían, en el centralismo, todos los niveles de gobierno están subordinados al
poder central, y unifican la legislación y la administración en todo el país más allá de
particularidades regionales o diversidades culturales. El federalismo, en cambio, se basa en la
asociación voluntaria o federación de Estados o poderes regionales, que delegan algunas de
sus atribuciones para constituir el Estado o poder central.

Después de 1810, las provincias mostraron un fuerte localismo en defensa de sus intereses, en
colisión con los intereses de Buenos Aires. Muchos de estos gobiernos provinciales comen-
zaron a declararse federales, cuando comprobaron los privilegios de la ciudad, con su puerto.
La forma unitaria de gobierno fue sostenida no sólo por grupos porteños sino también por los
grupos sociales del interior cuyos ingresos dependían de actividades económicas relacionadas
con el puerto de Buenos Aires.

Varios fueron los intentos de constituir la unidad nacional, bajo un común denominador, la
primera constitución argentina fue sancionada en 1819, por el Congreso de Tucumán. Era de
carácter centralista y conservador, fue rechazada por las provincias, que deseaban la
instalación de una confederación. En 1824, se convoca nuevamente a un Congreso
Constituyente, que en 1826, sanciona una nueva constitución, la cual fue asimismo resistida
por las provincias, por los mismos motivos y no alcanzó a entrar en vigencia.

En 1820 Juan Manuel de Rosas había incursionado en política al apoyar para Gobernador a
su colega Martín Rodríguez.

El electo presidente por el Congreso en 1826, Bernardino Rivadavia, lo nombra Comandante


General de la Campaña, a mando del ejército más importante de las Provincias Unidas del
Río de la Plata, circunstancia clave en la crisis sucesiva, agudizada por la caída de Rivadavia
y, posteriormente, por el fusilamiento de Manuel Dorrego a manos de Juan Lavalle.

En 1827, Rosas era un dirigente militar, representante de la aristocracia conservadora,


alineado a la corriente federalista, adversa a la influencia foránea y a las iniciativas de corte
liberal preconizadas por la tendencia unitaria, en la que militaba el gobernador de Buenos
Aires.

Las fuerzas conjuntas de Rosas y Estanislao López derrotaron a Juan Lavalle e


inmediatamente fue la elección de Juan José Viamonte como Gobernador de Buenos Aires,
facilitando el ascenso en el camino a Rosas.

Una Convención reunida en Santa Fe para reformar la constitución, luego frustrada por la
guerra civil de 1828-1831, dio igualmente forma al denominado Pacto Federal en 1831,
considerada como Carta Magna argentina por años.

Este pacto o tratado suscripto por las provincias de Buenos Aires, Entre Ríos y Santa Fe,
constituía una alianza entre las provincias federales para hacer frente a la recientemente
formada Liga Unitaria del Interior, formada por las provincias de San Luis, La Rioja,
Catamarca, Mendoza, San Juan, Tucumán, Córdoba, Salta y Santiago del Estero quienes
habían nombrado al General José María Paz como Jefe Supremo Militar.

A su vez, este pacto establecía que el gobierno de la provincia de Buenos Aires estaba
"encargado de las relaciones exteriores de la Confederación Argentina".

El nombrado gobernador de Buenos Aires en 1829, Juan Manuel de Rosas, se mostró


renuente a realizar la convocatoria a un Congreso Constituyente que exigía el Pacto Federal.

En su primer Gobierno 1829 – 1832, nombrado por la legislatura porteña, el Restaurador de


las Leyes contó además con Facultades Extraordinarias, para poner en orden a la provincia.

Declaró como enemigos a los miembros del Partido Unitario y los opositores que no
pertenecían a este partido también. Con todos esos enemigos, Rosas fue implacable, muchos
huyeron al extranjero. Gracias a la habilidad con que manejó los instintos y las tendencias de
las masas criollas, Rosas consiguió la unanimidad de las opiniones en su favor, e infundir en
el ánimo popular la convicción de que todos sus enemigos, constituían un solo grupo
caracterizado por su centralismo irreducible y su extranjerismo anticriollo.

En 1835 la Legislatura porteña ofreció nuevamente a J. M. De Rosas el antiguo cargo, lo


aceptó, pero impuso sus condiciones: quería la "Suma del poder Público". Las atribuciones
extraordinarias y la acción de la Sociedad Popular Restauradora, le permiten a Rosas eliminar
la oposición, hubo destituciones y fusilamientos en masa, y se decretó el uso obligatorio de
las divisas punzó. (Pag. 23)

Se pegaban carteles ofensivos e intimidatorios como: "¡Mueran los salvajes asquerosos


unitarios!" o "¡Vivan los federales!".

La política y la economía en los gobiernos de Juan Manuel de Rosas

Rosas gobernó por dos periodos; si bien, no se podía considerar como un verdadero
Presidente, puesto que él gobernaba la provincia de Buenos Aires, era estanciero con muchos
campos, ganado, negocio de cueros y de exportación. Como caudillo se dedicó a gobernar
con el temor, ya que la legislatura le otorgó “La suma del poder público” y se lo denominó
“El restaurador de las leyes”. De él dependían hasta las sentencias judiciales más importantes.
Castigaba sin piedad a los que violasen la ley y las buenas costumbres, como el orden
establecido. Desde Buenos Aires se controlaba la navegación de los Rios Paraná y Uruguay,
y no le era permitido a ningún país entrar en ellos. Solo Buenos Aires y su puerto de
beneficiaban con el comercio.

Más tarde crearía la ley de aduanas de 1835. También, con otros caudillos Federales, en
respuesta de la “Liga unitaria” firmarían el “Pacto Federal” con algunas provincias como
Santa Fe y Entre Ríos, para protegerse y formar alianzas, en caso de un ataque unitario.

En esos años, Gran Bretaña antes y luego Francia, miraban hacia el Río de la Plata, el acceso
a los mercados del Río de la Plata estaba dado a través de dos puertos competidores de
Montevideo y Bs. As. La situación interna en la Banda Oriental era complicada, ya que dos
bandos políticos estaban enfrentados.

Rosas intervino en este conflicto y esta decisión perjudicaba a las potencias europeas, Gran
Bretaña y Francia decidieron, en 1845 bloquear el puerto de Bs. As. con el propósito de
presionar a Rosas para terminar con el conflicto.
Los verdaderos propósitos de las potencias eran: 1) Convertir a Montevideo en factoría
comercial para las potencias marítimas, 2) Obligar a la libre navegación del Plata y sus
afluentes, 3) Independizar Entre Ríos y Corrientes, 4) Fijar los límites del Estado Oriental y
Paraguay, y el nuevo estado de la Mesopotamia con prescindencia del Brasil, 5) Conservar el
estado de cosas en el resto de la Confederación, si Rosas accedía a sus razones sin recurrir a
las armas o diese libertad de comercio. En caso contrario, levantar contra él a las fuerzas
locales adversarias suficientes para obrar apoyados por las fuerzas navales y poner en Bs. As.
un gobierno que de muestras de amistad hacia Europa. (Pag.25)

La escuadra Anglofrancesa, se propuso navegar el Río Paraná llevando a la práctica un


intento de la libre navegación de los ríos internos. Los barcos no entrarían en el puerto de Bs.
As, sino en Corrientes.

La réplica de Rosas fue rápida

En noviembre de 1845, “Vuelta de Obligado”, era un paraje sobre el Paraná, donde el río
forma un recodo pronunciado que dificultaba la navegación de vela, las fuerzas rosistas
prepararon la principal fortificación para evitar que las naves extranjeras avanzaran.

Este intento falló, y Bs. As. sufrió con esta derrota graves pérdidas humanas y materiales.

La escuadra Anglofrancesa fue severamente dañada, por lo que tuvieron que repararla en
cuarenta días.

“Vuelta de Obligado” repercute en los diarios, Chile y Brasil cambian su sentimiento y se


vuelcan a la causa de la Confederación.

En 1849, Juan Manuel de Rosas firma acuerdos de paz, por separado con Gran Bretaña y
Francia. Con la primera se consensuará que: "...Inglaterra evacuará Martín García y
devolverá los buques apresados; las divisiones argentinas quedarán en la Banda Oriental
hasta que el gobierno francés desarme a la Legión Extranjera y celebre un Tratado de Paz; se
reconoce que la navegación del Paraná es interior de la República Argentina y sujeta
solamente a sus leyes y reglamentos; Oribe como presidente de la República Oriental y aliado
de la Confederación, dan su conformidad..." Francia, un año más tarde, firma un acuerdo
similar, con la Confederación.

La finalización del conflicto con las potencias europeas en términos favorables al respeto por
la soberanía nacional, fue reconocida por todos los sectores. El Sr Guillermo Brent,
encargado de negocios de Estados Unidos, afirmó lo siguiente: "Estoy absolutamente
convencido...de que, en ningún otro momento de la historia de estos países, se ha enardecido
más el patriotismo y se han mitigado y suprimido las diferencias internas," (Pag. 49)

J. B. Alberdi, unitario adversario de Rosas expresó: "En el suelo extranjero en el que resido,
no como proscrito, pues he salido de mi patria según sus leyes... Rosas no es un simple tirano
a mis ojos; si en su mano hay una vara sangrienta de hierro, también veo en su cabeza la
escarapela de Belgrano. No me ciega tanto el amor de partido para no conocer lo que es
Rosas bajo ciertos aspectos. Se, por ejemplo, que Simón Bolívar no ocupó tanto el mundo
con su nombre como el actual gobernador de Bs. As; Sé que el nombre de Washington es
adorado en el mundo, pero no más conocido que el de Rosas; sería necesario no ser argentino
para desconocer la verdad de estos hechos y no envanecerse de ellos".

“El episodio de Obligado, una simple batalla colonial para Francia y Gran Bretaña, es para
los argentinos la expresión de una terca decisión de defender la independencia nacional. Así
lo entendió San Martín que en los suburbios de la vejez dirigió a Rosas cálidas palabras de
aliento. Y para los argentinos de hoy, cuya idea de nacionalidad está vinculada a la de
liberación de modo inseparable, tiene una virtud permanente. Todos los días hay una vuelta
de Obligado que defender, aunque baterías costeras y convoyes invasores asuman otras
formas, otros hombres, otras insignias..." dijo Felix Luna.

La Batalla de Caseros

Entre 1829 y 1832 la gobernación de Buenos Aires, vivía una anarquía, por el enfrentamiento
de Unitarios y Federales, hasta la llegada del federal Juan Manuel de Rosas a la gobernación
de Buenos Aires.

Con Rosas, los conflictos se aplacaron, pero no terminaron, Entre Ríos resultaba un punto
estratégico por su posición geográfica, la cercanía de Buenos Aires, de la Banda Oriental y
del Imperio del Brasil, resultaba vital para los propósitos de su gobernador.

Como gobernador de Entre Ríos Urquiza, colaboró en el poder con Juan Manuel de Rosas,
pero en 1851, disgustado por la dominación política y económica de la Provincia de Buenos
Aires, se sublevó contra él, junto con los liberales uruguayos.

Pero Urquiza en 1850, ya había respondido a los brasileños sobre su neutralidad en un futuro
conflicto, considerando que sería un acto de traición a la Patria.

Si el entrerriano tenía semejante actitud en una guerra de la Confederación con el Brasil,


como debemos entender al mismo Urquiza, aliándose al Imperio, con el ejército bajo su
mando.

El fin de Rosas

Él 3 de febrero de 1852 las fuerzas Rosistas, compuestas por no más de 22.000 hombres
fueron vencidas en Monte Caseros por la Alianza tripartita integrada por: el Brasil, Uruguay
y Entre Ríos. El Brasil, mantenía como objetivo, impedir que siguiese la intervención rosista
en Uruguay y obtener la libre navegación de los ríos. Este ejército estaba compuesto por
28.000 hombres argentinos, 2.000 de Uruguay y 4.200 de Brasil, y en Colonia había quedado
una guarnición de 12.000.

Con la derrota de Rosas, comenzó entre quienes participaron de su caída, una lucha de poder
ya que Buenos Aires, se encontraba más rica que nunca, por el aislamiento económico y
político desarrollado por Rosas que le permitió su crecimiento.

Las tropas vencedoras entraron a Buenos Aires, seguidas por el caos de saqueos y robos, a
pesar de ser las encargadas de mantener el orden. Fue notable el malestar porteño, con la
entrada triunfal de Urquiza, con poncho a rayas coloradas y principalmente con las medidas
que tomó para pacificar a la provincia. ¿Cuál era nuestra situación en 1852? ¿Qué perdió y
que gano el País después de la batalla? Estos interrogantes son los que desearía explicar, digo
desearía porque personajes como Rosas y Perón, fueron y son protagonistas de incontables
discusiones políticas. (Páginas 52 y 53)
Ambos representan las antinomias más importantes de nuestra historia. Con ellos se puede
estar en contra o a favor, pero nunca neutral, sus políticas marcaron un cambio en las
concepciones establecidas, que produjo enconos o admiración.

En el año 1852 nuestro país, a pesar de haber soportado años de bloqueo, gozaba de una
economía floreciente, gracias a la Ley de Aduanas de 1835 y la industria nativa se
desarrollaba con beneficios en todas las provincias. Los inmigrantes llegaban de diversas
partes del mundo.

El fin de los problemas con las potencias europeas, marcaba el tiempo de resolver el conflicto
con el Imperio esclavista del Brasil. Lo cual determinaba, que una victoria de los países de la
cuenca del Plata, daría paso a la formación de una Unión de los países hispanoamericanos
bajo la guía de la Confederación Argentina y en vez un triunfo Imperial determinaría la
secesión de Paraguay, Bolivia y Uruguay del cuerpo de Argentina y convertir el continente en
simples seguidores del Imperio del Brasil, manejado siempre por otro imperio, el británico.

Las cosas comenzaban a cambiar, del gobierno formaron parte los antiguos unitarios, quienes
defendían los intereses portuarios y proclamaban el sistema librecambista que mantuviera la
preeminencia económica de Buenos Aires.

Buenos Aires había abandonado con Rosas, el librecambio, y adoptado el proteccionismo con
un triple objeto: a) quitar los recelos del interior hacia el "puerto" consolidando la unión
nacional; b) crear una riqueza industrial y agrícola argentina, en procura de su independencia
económica; c) hacer poco vulnerable el país a un bloqueo extranjero, como ocurriría si la
entrada o salida de productos por Buenos Aires, fuese el fundamento de su vida económica.

Se convocó a una Asamblea Constitucional en Santa Fe, que adoptó en 1853 una
Constitución basada en las ideas de Juan Bautista Alberdi y del diputado Juan María
Gutiérrez.

Gracias a la cual, Urquiza, asume como el primer presidente constitucional en marzo de


1854. La constitución promulgada estableció un gobierno representativo, republicano y
federal.
El federalismo que adoptó fue moderado ya que reconoció la autonomía de las provincias
pero también organizó un poder central. El poder legislativo sería bicameral, el poder
ejecutivo unipersonal y elegido por un colegio electoral, sin posibilidad de reelección y el
poder judicial independiente. Las constituciones provinciales debían tener aprobación del
gobierno nacional y los gobiernos provinciales podían ser juzgados por el Congreso
Nacional.

El gobierno nacional podía suspender las garantías constitucionales por medio del estado de
sitio e intervenir las provincias. Se declaraba a la ciudad de Buenos Aires sede de las
autoridades nacionales.

Pero lo más importante es analizar algunas de las consecuencias de Caseros más directas e
inmediatas que sucedieron a la derrota. Con el victorioso caudillo Entrerriano ya se
propiciaba una nueva reoganizacion, la primera y esperada sanción de la Constitución
Nacional el 1 de mayo del 1853, más apertura de la economía y el liberalismo. (paginas 59)

Conclusiones

Como vimos y según lo investigado y leído, en este periodo, luego de varios gobiernos, ya
como independientes de España pasando con el primer gobierno patrio de 1810, luego las
juntas, los Triunviratos y los Directorios, con la guerra civil y el triunfo de las provincias
sobre el poder central a Buenos Aires, las provincias comenzaron a tomar protagonismo. Por
ese entonces, el país tomaba rumbo federal, pero sin una constitución, faltaba organización.

Luego del desorden de 1820, los gobiernos de Rodríguez y Rivadavia, un breve de Dorrego y
Lavalle, comienza Rosas a tomar protagonismo. Como conclusión creo que hizo cosas buenas
como malas, había cosas de que solo un mandamás o un tirano hacía. En sus dos gobiernos
concluyo que gobernó fuerte, él era la ley y el orden, y se disponía a cuidar su gobierno
firmando alianzas con otros caudillos como Quiroga, Juan Felipe Ibarra, hasta su caída en
1853.

Nahiara Valentina Elías


Bibliografía
Historia Argentina manual: 1776 a 1930, sp Moglia, Patricia, editorial AZ, pag 112 a 135

Torcuato Di Tella, “historia argentina” desde 1820 hasta nuestro días”, editorial Troquel.

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