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DEFINICIÓN TRADICIONAL DEL MOVIMIENTO nudo, sería según René Guénon de 12.960 años3 (13.

000
DE LA HISTORIA 1 años en números redondos), y se añade que la historia
global de nuestra Humanidad debe constar en total de
Gaston Georgel
cinco Grandes Años, es decir 64.800 años. Además esta
misma duración podría dividirse igualmente ya sea en tres
ciclos polares (o tal vez glaciares), de 21.600 años cada
CONCEPTOS ANTIGUOS SOBRE EL DESARROLLO DE LA uno, ya sea en cuatro Edades de Oro, de Plata, de Bronce
HISTORIA y de Hierro, de duraciones cada vez más breves.
La Antigüedad no se figuraba el Tiempo bajo el aspecto Notemos de pasada que ciertas divisiones cíclicas proce-
«de una duración monótona, constituida por la sucesión, dentes del Gran Año (y especialmente del Año cósmico de
según un movimiento uniforme, de momentos cualitati- 2.160 años) parecen provocar en la historia repeticiones de
vamente parecidos». Al contrario, el tiempo les parecía acontecimientos, o más bien, analogías de situaciones
más bien «un conjunto de eras, de estaciones y de épocas». históricas extremadamente curiosas, lo que ha hecho decir
Esta observación hecha por Marcel Granet a propósito del al R. P. Victor Poucel: «El paralelismo de los ciclos de la
Pensamiento chino, vale igualmente para las tradiciones vida terrestre y de los ciclos superiores de las esferas sugiere
mediterráneas, inclusive la judía, en las cuales las eras y al pensamiento que el individuo no sólo reproduce a aqué-
estaciones se convierten en los «Grandes Años» y las llos que sigue inmediatamente, es decir los padres, sino
«Edades» de los poetas greco-latinos, o bien en los perio- que vuelve a traer de distancias regladas cósmicamente
dos jubilares de la Biblia. ciertos elementos ancestrales que se manifestarán por él».4

En resumen, la Antigüedad admitía la existencia de un La significación metafísica de los diferentes periodos cícli-
cierto orden de la duración temporal, que incluso consti- cos está basada generalmente en las propiedades cualitati-
tuía el objeto de una importante ciencia tradicional de- vas de los números: tres, cuatro, cinco, seis, siete, diez,
nominada doctrina de los ciclos cósmicos. cuarenta, cincuenta, etc. Es así que el R. P. Victor Poucel,
en su estudio sobre la morfología del cuerpo humano, ve
Según René Guénon, que ha sido el primero en exponer en el ternario como un reflejo de la Trinidad. Igualmente
sus principios, esta doctrina puede resumirse así: podemos poner en relación los tres ciclos polares de nues-
tra Humanidad con las tres funciones, profética, sacerdotal
Por analogía con el destino del hombre individual, o bien
y real, del principio cósmico llamado el «Rey del Mundo».
a partir de ciertos principios metafísicos, la Antigüedad
El número 4 se encuentra en las 4 fases de la luna y las 4
dividía la vida de una Humanidad, por una parte en pe-
estaciones del año; de ahí por analogía las 4 edades de la
riodos cíclicos de igual duración (ciclos polares, Grandes
vida humana y las 4 fases del Movimiento de la Historia.
Años, etc.) y, por otra parte, en Edades de duraciones
La sucesión de los 5 Grandes Años corresponde, a su vez,
progresivamente decrecientes.2
ya sea a la sucesión geográfica del Polo y los cuatro Orien-
Después, y siempre en virtud de la ley universal de analo- tes, ya sea correlativamente a una raza humana primordial
gía, los ciclos primarios precedentes (Edades o Grandes y las cuatro razas clásicas (amarilla, negra, roja y blanca).
Años), podían dividirse o subdividirse a su vez en periodos Cada Gran Año corresponde así a la manifestación, es
o fases secundarias cada vez más cortas. Inversamente, la decir al periodo de expansión o apertura de una raza, y en
Biblia menciona las «semanas de años», que luego agrupa consecuencia de un temperamento humano determinado.
en «semanas de semanas de años», lo cual añadiendo el
En cuanto al septenario, ya lo encontramos en la sucesión
año jubilar terminal, desembocaba en el ciclo de cincuenta
de los siete días de la semana, la cual sabemos que consti-
años, y a partir de ahí, doblado, en el siglo.
tuye pura y simplemente una enumeración astrológica
La duración teórica del Gran Año, es decir del periodo
cósmico que los autores greco-latinos citaban más a me- 3
Esta duración es igual a la mitad de la del ciclo astro-
nómico de la Precesión de los Equinoccios.
4
1
Victor Poucel: La Parabole du Monde (p. 97). La
Capítulo I de L'Ere Future et le Mouvement de cuestión de las repeticiones cíclicas se expone y desarrolla
l'Histoire. La Colombe, Paris 1956. en nuestra obra sobre los Ritmos en la Historia. Se podrá
2
Esta cuestión está desarrollada en Les Quatre Ages de constatar que el problema de las repeticiones cíclicas es, en
l'Humanité. realidad, muy complejo.

1
(Sol, Luna, Marte, Mercurio, Júpiter, Venus y Saturno). Bronce, y del pueblo, al fin, durante la última Edad o
En otros casos encontramos una serie de siete periodos Edad de Hierro. De esta forma encontramos, contempla-
cíclicos, seguido de una segunda serie simétrica de la pri- do según el sentido descendente o regresivo tradicional, el
mera, como el ciclo bíblico bien conocido de los siete años proceso histórico de la sucesión de las cuatro castas socia-
de abundancia (o de las vacas gordas), seguidos de los siete les en la escena política, es decir, hablando en términos
años de escasez (o de vacas flacas). actuales, el proceso mismo del «Movimiento de la Histo-
ria», que se encuentra así claramente definido, y que in-
Metafísicamente podríamos decir que la primera serie (o
mediatamente vemos que se identifica, en el fondo, con la
de las siete vacas gordas) simboliza una fase de desarrollo o
antigua doctrina tradicional relativa a las cuatro Edades de
de crecimiento, y la segunda serie (de las siete vacas fla-
la Humanidad.
cas), la fase siguiente de involución y de declive; tal era el
caso del ciclo simétrico de 154 años estudiado a propósito No obstante, se puede plantear aquí una objeción puesto
de los Ritmos en la Historia, y tal es igualmente el caso que, según ciertas concepciones recientes, el Movimiento
para el ciclo crístico de 2.000 años aproximadamente que de la Historia desembocaría no en un «descenso», una
será examinado en el curso del presente estudio. «regresión», sino al contrario en una ascensión: la «pro-
moción obrera». Ahora bien, no es difícil de demostrar
La división del Mandatara, o ciclo de una Humanidad en
que tal punto de vista resulta en realidad de una ilusión
cuatro Edades de duraciones decrecientes procedía de otro
óptica análoga a aquella del observador que, desde lo alto
punto de vista que podríamos llamar «descendente», ya
de un embalse, viese el agua deslizarse rápidamente río
que se trata, de hecho, de lo que la Biblia denomina la
abajo. Mirando así en el sentido del avance de la onda, al
«Caída». La progresión decreciente de las duraciones
cabo de algunos instantes la cresta del embalse parece
simbolizaría así la degradación de la naturaleza a lo largo
desplazarse río arriba, en sentido inverso a la corriente. Es
de la historia (por analogía con las cuatro estaciones del
una ilusión, evidentemente, que se disipa muy deprisa
año), o la aceleración creciente de la «Caída» desde la
cuando el paseante dirige su mirada hacia las orillas inmó-
Edad de Oro original hasta la Edad Negra final. Según
viles o, volviéndose, levanta los ojos río arriba; pero es una
Platón, efectivamente, el mundo «salido de las manos de
ilusión lógica sin embargo, ya que expresa la relatividad
su autor gozó primero las ventajas de una obra nueva,
del movimiento para cualquiera que no se refiera a señales
cuyo movimiento y fuerzas no han sido todavía alterados
fijas. En el dominio de las apariencias, mirar el agua que
por nada, pero que con el tiempo se altera y se usa, y que
fluye río abajo desde un embalse equivale –relativamente–
sería destruida para siempre si el gran demiurgo, sensible a
a desplazarse río arriba.
sus desgracias, no cuidara de repararla y devolverle su
última perfección.» Igualmente, para el historiador progresista obstinadamen-
te orientado hacia el futuro y cuya mirada está clavada en
Esta concepción platónica del sentido de la Historia, que
la «Corriente de la Historia», las clases populares parecen
supone una caída continua, una regresión de la sociedad
«ascender». Pero la ilusión es fácil de disipar cuando se
desde el origen hasta el fin del ciclo, se encuentra igual-
trata, también aquí, de un movimiento relativo. En reali-
mente, y bajo una forma muy explícita, en una antigua
dad no es el pueblo que «asciende», sino la burguesía que
tradición árabe citada por René Guénon:
«desciende» y tiende a confundirse con el proletariado, a
»En los tiempos más antiguos, los hombres solamente se diluirse en él. No obstante, tal ilusión óptica provocada
distinguían por el conocimiento; luego se tomó en consi- por un punto de vista demasiado estrecho y demasiado
deración el nacimiento y el parentesco; más tarde hasta la exclusivo no impide al «Movimiento de la Historia» existir
riqueza vino a considerarse como una marca de superiori- y expresar un orden de hechos muy real, que merece ser
dad; por fin, en los últimos tiempos, no se juzga a los observado y estudiado seriamente.
hombres más que por las apariencias exteriores.»
Esto es lo que vamos a hacer ahora, empezando por el
Como estos son los puntos de vista respectivos de las estudio, al menos sumario, de las tradiciones antiguas,
diferentes castas, podemos concluir el predominio de la paganas y judeo-cristianas, que se refieren a esta importan-
casta sacerdotal de los clérigos sabios (los que saben) du- te cuestión.
rante los tiempos más antiguos (la Edad de Oro), después
de la nobleza hereditaria durante la Edad de Plata siguien-
te, luego de la clase de los mercaderes durante la Edad de

2
LAS CUATRO ETAPAS DEL MOVIMIENTO DE LA HISTORIA Efectivamente, todo el mundo está de acuerdo en consta-
EN LAS TRADICIONES ANTIGUAS tar que la evolución de la humanidad, primero muy len-
tamente durante los numerosos milenios del paleolítico,
Lo que hoy en día llamamos «Movimiento de la Historia»
ha comenzado a progresar poco a poco a partir del neolíti-
ya era conocido por la Antigüedad, pero con otra forma y
co para acelerarse cada vez más desde la edad de bronce
otro nombre. Siendo así, parece útil examinar como el
hasta alcanzar el aspecto de cataclismo de la época actual –
proceso conjunto del descenso cíclico fue considerado por
evidentemente utilizamos la palabra cataclismo en el sen-
las principales tradiciones de la Antigüedad clásica, tanto
tido propio del término, puesto que en el punto en que
de Oriente como de Occidente.
nos encontramos, el hombre ya no es dueño de las espan-
Consultemos, para empezar, la venerable tradición hindú: tosas fuerzas de destrucción que ha desencadenado, de tal
manera que una catástrofe final es inevitable.
En los textos sagrados de la India, las cuatro edades suce-
sivas son designadas respectivamente por los términos de: En otro sentido que parece haber sido observado por los
Krita-Yuga, para la edad de oro; Treta-Yuga, para la edad autores de la Evolución Regresiva, la Caída provoca, a
de plata; Dwapara-Yuga, para la edad de bronce y Kali- partir de un estado primordial esencialmente fluido, lo que
Yuga para la edad de hierro; los tres primeros términos René Guénon ha denominado el proceso de «solidifica-
están en relación etimológica con los números: cuatro ción» creciente, o también de esclerosis y endurecimiento
(para Krita), tres (para Treta) y dos (para Dwapara), progresivo de la sociedad humana en el curso de las tres
mientras que el último término «Kali», significa sombrío, últimas Edades de su historia. Esto permitiría simbolizar la
oscuro, de aquí la traducción: Kali-Yuga = Edad sombría. fluidez característica de la Edad de Oro (o Krita Yuga)
La razón de las denominaciones de las tres primeras eda- mediante las olas móviles de un río en primavera, después
des está expuesto en el siguiente pasaje de Dupuis: del deshielo, mientras que la «solidez» de la última etapa se
figuraría mediante la corteza de hielo que cubre el río tras
»Esta misma degradación de la felicidad y de la virtud del los grandes fríos de invierno; solidez por otra parte precaria
hombre durante el gran periodo dividido en cuatro eda- y equívoca, como la del hielo a punto de derretirse.
des, ha sido designado por los hindúes mediante otro
símbolo. Representan la virtud bajo el emblema de una Esta idea de una «solidificación» progresiva también se
Vaca que se sostenía sobre sus cuatro patas durante la sugiere en el siguiente texto, en donde se dice que «Kali
primera edad, sobre tres en la segunda, sobre dos en la está acostado, Dwapara es lento en sus movimientos,
tercera, y que hoy, en la cuarta, no se sostiene más que Trêta permanece en su lugar, fijo, de pie, y Krita viaja y
sobre una pata. Estas cuatro patas eran la verdad, la peni- erra»56 lo que significa evidentemente que si la edad Krita
tencia, la caridad y la limosna. Pierde una de sus patas al (o edad de oro) es la de la movilidad, o si se prefiere de la
final de cada edad, hasta que al final, después de haber ausencia total de limitaciones o de coacciones, la edad
perdido la última, las recobra todas y comienza de nuevo Kali es al contrario la de la rigidez, es decir de la coacción,
el círculo que ya ha recorrido.»5» o para emplear un término moderno, de la «dictadura
totalitaria». 7
A la idea de degradación moral retenida únicamente por
Dupuis debe añadirse igualmente la idea complementaria Por otro lado, ciertos textos tradicionales aportan indica-
de un desequilibrio progresivo que parte de la estabilidad ciones preciosas, concernientes a las relaciones entre las
perfecta original simbolizada por la vaca plantada sólida- duraciones de las cuatro Edades sucesivas. Según Dupuis
mente sobre sus cuatro patas, para desembocar, sucesiva- en efecto: «Los hindúes suponen que su gran periodo es
mente, en la inestabilidad catastrófica del animal en equi- de 4.320.000 años, y que se divide en cuatro periodos o
librio sobre una sola pata. La importancia de esta observa- edades, de las que tres ya han transcurrido.
ción no podría estar aquí más subrayada, en razón de la
La primera, dicen, ha durado 1.728.000 años
concordancia visible, con los hechos de la idea de desequi-
librio progresivo sugerido por el precedente simbolismo. La segunda 1.296.000 años

6
5
Dupuis: Origine de tous les Cultes, en el capítulo Ait. Brah. VII, 15.
7
"Disertación sobre los grandes ciclos". Los textos hindúes Señalamos igualmente que la idea de "solidificación"
correspondientes figuran en la obra citada anteriormente es solidaria de la de "envejecimiento", o también de la de
Les Quatre Ages de l´Humanité. "esclerosis".

3
La tercera 864.000 años tierra sin límites. Y plazca al cielo que yo no tuviese que
vivir en medio de los de la quinta raza, y que yo hubiese
La cuarta durará 432.000 años
muerto más pronto o nacido más tarde. Ya que es ahora la
»Vemos que estas cuatro cifras son absolutamente las raza de hierro.»8
mismas que las que hemos encontrado estableciendo una
Es sorprendente constatar que el poeta griego describe
progresión de cuatro términos, que sigue la de los núme-
aquí cinco razas en lugar de las cuatro que solamente
ros naturales, 1, 2, 3, 4 y cuyo primer término o el ele-
menciona la tradición hindú; pero, si nos atenemos al
mento generador fue el periodo caldeo o el año de restitu-
simbolismo de los metales, es muy evidente que hay que
ción, 432.000 años.
eliminar la raza de los héroes integrándola en la raza de
»El abad Mignot informa según el Ezour-Vedam de una hierro de la cual constituye en realidad la rama primitiva
tradición india que da otra duración a cada una de estas (o si se prefiere la primera fase). Lo que es extremadamen-
edades. La primera dura 4.000 años, la segunda 3.000, la te curioso, de cualquier forma, es que también el Génesis
tercera 2.000 y la última solamente 1.000 años. A pesar de hace una pequeña alusión a esta raza enigmática de héroes,
la prodigiosa diferencia que reina entre las dos tradiciones, que sin embargo ya no figura en la tradición latina, como
observamos siempre la misma progresión decreciente.» podemos juzgar según los pasajes siguientes de Ovidio y
de Virgilio:
Las anteriores citas ya proporcionan unas precisiones útiles
en lo que concierne a la progresión decreciente de las »La edad de oro nació primero. (bajo el reino de Saturno).
duraciones, como la de los cuatro números de la Tetraktys Sin embargo Saturno es precipitado al tenebroso Tártaro,
pitagórica, 4, 3, 2 y 1 cuyo total vale 10. Por contra, res- y el imperio del mundo pasa a manos de Júpiter: desde
pecto a las cifras propuestas para las mismas duraciones, se entonces empieza la edad de plata, menos pura que la edad
impone una reserva, ya que según René Guénon: de oro.

»Lo que cabe considerar en estas cifras, de una manera »A estas dos edades les sucede la edad de bronce: el hombre
general, es solamente el número 4.320, y en absoluto la es más feroz y está más dispuesto a tomar las armas que
mayor o menor cantidad de ceros que le siguen.» siembran el terror: no obstante se abstiene del crimen; la
última edad es la edad de hierro.
Este número 4.320, o más bien 432, pertenece en efecto a
la serie de números cíclicos fundamentales y, de hecho, lo »Al instante, todos los crímenes salen a la luz, en este siglo
encontramos en la base de un cierto número de periodos del más vil metal.»9
cíclicos, principales o secundarios, como podremos cons-
La gradación descendente de las cuatro edades está aquí
tatar efectivamente.
bien indicada, sobre todo si tenemos en cuenta la defini-
Después de los textos indo-iranios, he aquí ahora la tradi- ción que Virgilio da de la edad de oro:
ción greco-romana que, en razón de su carácter social y reli-
»Llamamos edad de oro los siglos durante los que Saturno
gioso, insiste sobre todo en las consecuencias materiales y
fue rey: gobernaba los pueblos en la tranquilidad y en la
morales de la degradación cíclica o «envejecimiento» de la
paz. La tierra producía por ella misma con tanta liberali-
humanidad en el transcurso de su historia. Según Hesíodo:
dad que nadie la solicitaba.»
»De oro fue la primera raza de hombres perecederos que
Vistas estas definiciones, sería interesante compararlas con
crearon los Inmortales, habitantes del Olimpo. Era cuan-
las que nos proporciona la tradición hindú:
do todavía reinaba Cronos en el cielo.
»Cuando el órgano interno, la inteligencia y los sentidos
»A continuación, una raza de hombres muy inferior, una
participan sobre todo de la Bondad (Sattwa = tendencia
raza de plata, fue creada más tarde por los habitantes del
ascendente, luminosa), entonces reconocemos la edad
Olimpo. Y Zeus, padre de los dioses, creó una tercera raza
Krita, durante la cual nos complacemos en la ciencia y la
de hombres perecederos, raza de bronce, muy diferente de
austeridad.
la raza de plata, terrible y poderosa. Y cuando el suelo
hubo cubierto de nuevo esta raza, Zeus, hijo de Cronos,
creó todavía una cuarta sobre la gleba alimenticia, más
justa y más valiente, raza divina de héroes que llamamos 8
Hesíodo: Los Trabajos y los Días, Mito de las razas.
semi-dioses y cuya generación nos ha precedido sobre la 9
Ovidio: Metamorfosis.

4
»Cuando los seres se dedican al deber, al interés, al placer, fo griego: «El Estado perecerá cuando sea guardado por el
entonces es la edad Trêta, en la que domina la Pasión hierro o por el bronce.»
(Rajas = tendencia expansiva).
Así se verifica el perfecto acuerdo de las diferentes tradi-
»Cuando reinan la concupiscencia, la inestabilidad, el ciones en cuanto a la doctrina de las cuatro edades (por
orgullo, la impostura, la envidia, en medio de obras in- tanto del Movimiento de la Historia), al menos en lo
teresadas, entonces es la edad Dwapara, en la que domi- concerniente a la denominación, el sentido y la sucesión
nan la pasión (Rajas) y la oscuridad (Tamas = tendencia de las cuatro Edades tradicionales. Queda por verificar
descendente, tenebrosa). ahora si lo mismo ocurre en el caso de la tradición judeo-
cristiana, tanto desde el punto de vista del simbolismo
»Cuando reinan el engaño, la mentira, la inercia, el sueño,
como de las proporciones entre las duraciones de las cua-
la maleficencia, la consternación, la pesadumbre, el desor-
tro fases sucesivas del Movimiento de la Historia.
den, el miedo, la tristeza, se llama edad Kâli, que es exclu-
sivamente tenebrosa» (tendencia descendente, «Tamas»
exclusivamente).10
EL SIMBOLISMO DEL COLOSO CON LOS PIES DE BARRO
Notemos aquí que la tendencia ascendente o «Sattwa» que
La teología cristiana moderna parece ignorar totalmente la
predomina en la edad Krita se simboliza por la luz del
doctrina de los ciclos, y más particularmente, la teoría
conocimiento, o luz espiritual; evidentemente se deduce la
relativa a la sucesión de las cuatro Edades de la Humani-
identificación de la edad de oro de los greco-romanos con
dad, teoría que sin embargo se encuentra en la mayor
la Krita-Yuga de los hindúes, los que la denominan ade-
parte de los autores greco-latinos desde Hesíodo y Platón
más Satya-Yuga o edad de la verdad.
hasta Virgilio y Ovidio. La Biblia también encierra, vela-
Por comparación, la edad de plata no será más que el dos bajo el simbolismo del Coloso con los pies de barro, la
reflejo de la edad de oro, de la misma manera que la luz mayor parte de las enseñanzas que las otras tradiciones nos
blanca de la luna no es más que el reflejo de los rayos brindan abiertamente.
dorados del sol. Además sabemos que la plata corresponde
Es lo que vamos a constatar ahora, a propósito del texto
también a la casta noble cuya tendencia dominante es
que sigue de Daniel13:
«Rajas», la Pasión.11
»Tú, ¡oh rey!, mirabas y estabas viendo una gran estatua.
En cuanto a la correspondencia entre las cuatro castas y
Era muy grande la estatua y de un brillo extraordinario;
los cuatro metales, particularmente significativa desde el
estaba en pie ante ti, y su aspecto era terrible. La cabeza de
punto de vista social, se encuentra con todas sus letras en
la estatua era de oro puro, el pecho y los brazos de plata, el
Platón: «Vosotros que formáis parte de la ciudad, sois
vientre y los muslos de bronce, las piernas de hierro, los
todos hermanos., pero el dios que os ha formado ha mez-
pies parte de hierro y parte de barro. Tú estuviste miran-
clado oro en la composición de aquellos de vosotros (los
do, hasta que una piedra desprendida, no lanzada por la
sabios) que son capaces de mandar; también son los más
mano, golpeó a la estatua en los pies de hierro y de barro,
preciosos; ha mezclado plata en la composición de los
destrozándolos. Entonces el hierro, el barro, el bronce, la
guardianes (los guerreros); hierro y bronce en la de los
plata y el oro se desmenuzaron juntamente y fueron como
labradores y otros artesanos.»12
tamo de las eras en verano, y el viento se los llevó sin que
Incluso la fragilidad de las tiranías de la Edad de Hierro, de ellos quedara traza alguna; mientras que la piedra que
simbolizada en la Biblia por los pies de barro de la estatua había golpeado a la estatua se hizo una gran montaña y
de Daniel, está expresamente anunciada por el gran filóso- llenó toda la tierra. «He aquí el sueño; su interpretación la
daremos delante del rey.

10
»Tú, ¡oh rey!, rey de reyes, a quien el Dios del Cielo ha
Bagavata Purana.
dado el imperio, el poder, la fuerza y la gloria. El ha pues-
11
Es así como en el simbolismo cristiano, las dos to en tus manos a los hijos de los hombres, dondequiera
llaves de oro y de plata corresponden respectivamente a la que habitasen; a las bestias de los campos, a las aves del
iniciación sacerdotal (cuyo jefe es el Papa), y a la
cielo, y le ha dado el dominio de todo; tú eres la cabeza de
iniciación real (representada por el Emperador).

12 13
República, 415. Daniel, II, 31-46.

5
oro. Después de ti surgirá otro reino menor que el tuyo, y pecho son de plata, sus costados de cobre, el resto del cuerpo se
luego un tercero, que será de bronce y dominará sobre termina en hierro escogido; pero el pie derecho es de arcilla, y
toda la tierra. Habrá un cuarto reino, fuerte como el hie- sobre este débil apoyo reposa la masa entera. Todas las partes,
rro; como todo lo rompe y destroza el hierro, así él lo excepto la de oro, presentan ciertas hendiduras por las que
romperá todo, igual que el hierro, que todo lo hace peda- se deslizan las lágrimas que se infiltran en la montaña. Su
zos. Lo que viste de los pies y los dedos, parte de barro de curso se dirige hacia este valle en que dan nacimiento a
alfarero, parte de hierro, es que este reino será dividido, Aqueronte, la Estigia y el Flegetón: finalmente, descienden
pero tendrá en sí algo de la fortaleza del hierro, aunque por los más bajos círculos de este imperio, donde se con-
viste el hierro mezclado con el barro. Y el ser los dedos vierten en la fuente impura del Cocito».
parte de hierro, parte de barro, es que este reino será en
De este texto tan notable de la Divina Comedia, y que
parte fuerte y en parte frágil. Viste el hierro mezclado con
completa felizmente el sueño de Nabucodonosor, el caba-
el barro porque se mezclarán por alianzas humanas, pero
llero de Montor ha dado en su traducción el siguiente
no se pegarán unos con otros, como no se pegan el hierro
comentario, en el que se desvela el verdadero sentido del
y el barro. En tiempo de esos reyes, el Dios de los cielos
simbolismo de la estatua (o del anciano) con los pies de
suscitará un reino que no será destruido jamás y que no
barro: «Esta gran imagen justifica alegorías que todos los
pasará a poder de otro pueblo; destruirá y desmenuzará a
comentaristas, desde Bocaccio, han explicado ampliamen-
todos esos reinos, mas él permanecerá por siempre. Eso es
te. Sin embargo, tal vez vale más ver sólo lo que es, una
lo que significa la piedra que viste desprenderse del monte
idea un poco gigantesca, pero poética, del Tiempo, de las
sin ayuda de mano, que desmenuzó el hierro, el bronce, el
cuatro Edades del mundo, y de los males que han hecho
barro, la plata y el oro.
llorar a la raza humana en cada una de estas edades, excep-
»El Dios grande ha dado a conocer al rey lo que ha de to en la primera, a la que los poetas de todos los tiempos
suceder después; el sueño es verdadero, y cierta su inter- han dado el nombre de edad de oro. Podemos añadir a
pretación.» todo ello que Dante ha tomado esta imagen del sueño de
Nabucodonosor».
Según ciertos autores, y especialmente el canónigo Cram-
pon, «la cabeza de oro figura la monarquía babilónica Una explicación tan clara parece no necesitar de ninguna
personificada en Nabucodonosor, su más ilustre represen- demostración complementaria, tanto más cuando el mis-
tante; el segundo reino sería el imperio de los Medos y de mo Dante hace preceder la descripción del Coloso con
los Persas; el tercer reino, el de Alejandro Magno; y el pies de barro por una evocación a la edad de oro, en la
cuarto, el mismo gran imperio romano. La piedra caída que reina Saturno (el rey bajo cuyo reinado la gente vivía
del cielo representaría el Mesías descendido del cielo». En en la castidad). En estas condiciones, podemos identificar
realidad, una interpretación tan literal de un texto proféti- desde ahora los cuatro reinados de Daniel con las cuatro
co es muy insuficiente y, en efecto, los autores cristianos edades tradicionales de Oro, de Plata, de Bronce y de
de la Edad Media supieron identificar la sucesión de los Hierro, según la siguiente tabla:
cuatro reinos de Daniel con la de las cuatro Edades tradi-
El primer reinado, figurado por la Cabeza de oro: la
cionales de nuestra humanidad. Nos basta como prueba el
Edad de Oro.
pasaje siguiente de la Divina Comedia, en el que Dante
retoma a su vez el mismo símbolo del Coloso con pies de El segundo reinado, representado por el Pecho y los
barro (Infierno, canto XIV): Brazos de Plata: la Edad de Plata.
»En medio del mar hay un país medio destruido, llamado El tercer reinado, simbolizado por el Vientre y los
la isla de Creta, que fue gobernado por un rey bajo cuyo muslos de bronce, corresponde a la Edad de Bronce.
reinado el mundo vivió en la castidad. Allí hay una montaña
conocida por el nombre de Ida: en otro tiempo bañada por El cuarto reinado, descrito bajo la imagen de las Pier-
fuentes y coronada de bosques; ahora está desierta, como nas de hierro y los Pies de Barro = Edad de Hierro.
algo que ha envejecido. Rea la escogió secretamente como Una vez admitida esta interpretación del símbolo de la
cuna de su hijo; y para ocultarlo mejor, cuando lloraba estatua con los pies de barro, es importante conocer por-
hacía que se produjesen grandes ruidos. En la ladera de la qué: Primeramente, ¿por qué razón la Cabeza de oro
montaña, se ve un enorme anciano en pie, que está de es- representa el primer reinado de Daniel así como la prime-
paldas hacia Damieta, con la mirada fija en Roma como ra Edad o Edad de Oro de nuestra Humanidad? Ocurre
un espejo; su cabeza está formada de oro fino, sus brazos y su

6
que la cabeza, con los ojos, órganos de la visión, y la boca y la sexualidad. A partir del diafragma, esta vida primaria,
que habla (la palabra, es el verbo), la cabeza figura el Co- puesta al servicio del pensamiento individual, en el miste-
nocimiento, es decir el carácter contemplativo de los rio de las funciones de los pulmones y del corazón. En el
hombres de la Edad de oro, de los que se ha dicho que plano superior, más evidentemente todavía, los sentidos
«vivían en presencia de Dios». En cuanto al pecho y a los elaboran, en provecho del ser pensante, los despojos del
brazos de plata, simbolizan el carácter eminentemente real mundo, después, el pensamiento, a su vez, se apodera de
de la Edad de Plata (emblema de la realeza es el brazo que estos granos y los encierra en la materia cerebral cuyas
blande la espada o que tiene el cetro). fibras se orientan en vista de la acción.

A su vez, el simbolismo del vientre de bronce no es menos »La misma progresión se afirma en una disposición equi-
claro; el vientre siempre ha representado, en efecto, la valente de las partes como en el todo. Bajo el rostro la
naturaleza inferior y las necesidades materiales cuya satis- mandíbula es más animal, seguidamente el paladar, la
facción incumbe a la casta de los mercaderes; y la menta- nariz son órganos de finura y de discernimiento; los ojos
lidad de ésta caracteriza propiamente la Edad de Bronce. vehiculan la inteligencia, la frente contempla».

Por último, la curiosa imagen del hierro mezclado con el Al contrario y volviendo a la descripción «descendente»
barro combina las enseñanzas de la doctrina hindú, que del Coloso con los pies de barro, vemos que el curso des-
muestra la casta inferior nacida de la tierra, con las de la cendente de la Historia está representado como sigue:
tradición greco-romana y de la Historia relativas a la dura- cabeza, pecho y brazos, vientre, y finalmente, pies y pedes-
ción, y también a la fragilidad de las tiranías de la Edad de tal, que simbolizan respectivamente, para la cabeza, la
Hierro. sabiduría de la Edad de Oro; para el pecho, el coraje (y la
pasión) de la Edad de Plata; para el vientre, los apetitos de
Además, no es tan sólo en este último caso que se observa
la Edad de Bronce, y finalmente, para los pies y el pedes-
un perfecto acuerdo entre las dos tradiciones hindú y
tal, el materialismo y la ignorancia de la Edad de Hierro.15
judía. Así en la India, la casta sacerdotal que rigió la Edad
de Oro surge de la cabeza de Brahma, mientras que la
casta real procede de los brazos de Dios, y la tercera casta,
la de los mercaderes, de sus muslos.14

En cuanto a la progresión descendente de las cuatro partes


del ser desde la cabeza, dominio de lo mental y cuya «fren-
te contempla», hasta los pies, «confundidos con la tierra
que les sirve de soporte», esta progresión constituye el
símbolo más notorio que el espíritu humano ha encontra-
do jamás para figurar las cuatro edades de la Caída, desde
la antigua Edad de Oro (o época paradisíaca) hasta la
actual Edad de Hierro. Para darse cuenta de ello basta con
observar las cuatro partes del Hombre de pie, remontán-
dose, con Victor Poucel, desde los pies hasta la cabeza (lo
que vendría a ser como remontar simbólicamente el curso
de la Historia, desde nuestra época oscura o Edad de
Hierro hasta los días radiantes del Edén primordial):

»La línea se levanta desde el suelo, confundida primero con


la materia pura: pies y pedestal son para el espíritu un
mismo soporte. Después en las plantas superiores, una
progresión se afirma: la región abdominal más cercana al
suelo, cargada de transferencias de la materia viva, con las
Pardes Rimmonim. Moisés Cordovero, Cracovia 1592
funciones de conservación y crecimiento por la nutrición

14 15
Para más detalles sobre estas cuestiones remitirse a Cf. la expresión popular: "tan bestia como sus
nuestra obra Les Quatre Ages de l´Humanité. patas".

7
La progresión descendente de los cuatro metales, oro, Las proporciones de las duraciones de las cuatro Edades
plata, bronce y hierro, vienen a completar notablemente tradicionales de Oro, Plata, Bronce y Hierro son las
las enseñanzas precedentes basadas en el simbolismo del mismas, pero en sentido inverso, que las de las cuatro par-
cuerpo humano: tes del Coloso con pies de barro: Cabeza de Oro, Pecho y
Brazos de Plata, Vientre y Muslos de Bronce, Piernas y
¿Qué es pues el oro en el hermetismo cristiano sino el
Pies de Hierro y de Arcilla.
reflejo del Sol en el orden mineral, o dicho de otro modo,
el símbolo de la Luz y del Verbo? Es por esta razón que los Expliquémonos: hemos recordado anteriormente que, según las
hindúes llamaban Satya-Yuga, o Edad de la Verdad, a la tradiciones antiguas, las duraciones respectivas de las cuatro
Edad de Oro de los Greco-Romanos. Edades de Oro, Plata, Bronce y Hierro eran proporcionales a
los números 4, 3, 2 y 1, cuya suma es 10. Dicho de otro modo,
En cuanto a la plata, sabemos que es a la Luna lo que el
la duración de la Edad de Bronce es doble que la de la Edad de
Oro es al Sol, y del mismo modo que la pálida luz de la
Hierro, mientras que la Edad de Plata dura tres veces y la Edad
Luna no es más que el reflejo de la luz dorada del Sol,
de Oro cuatro veces más que dicha Edad de Hierro terminal.
igualmente la plata no es más que el reflejo del oro. Po-
Ahora bien, si se examina atentamente las diferentes partes de la
demos deducir que, igualmente, la Edad de Plata se pre-
estatua simbólica del sueño de Nabucodonosor, se advierte que
sentará también, como el reflejo de la Edad de Oro ante-
la primera, es decir la cabeza, mide el décimo de la altura total
rior, o además, en otro sentido, como un ciclo «lunar» que
del cuerpo (desde la cúspide del cráneo hasta el inicio de la
sucede al ciclo «solar» precedente.
columna vertebral, o si se prefiere, hasta la nuca). A continua-
El bronce, a su vez, no es otra cosa que el metal de Venus, ción, desde la nuca hasta el diafragma, la segunda parte de la
la diosa del amor carnal y de la sensualidad, incluso de la estatua (o del anciano de Dante) mide dos décimos de la altura
lujuria, y todo esto caracteriza maravillosamente una total. Descendiendo otra vez tres décimos de esa misma altura
época simbolizada por el vientre y los muslos. total a partir del diafragma se llega a los muslos, lo que se co-
rresponde bien con la tercera parte de la estatua: vientre y
Y lo mismo, por último, con el hierro «negro», que consti- muslos. Por último, queda para la cuarta y última parte de la
tuye el pedestal del Coloso (piernas y pies); este hierro es estatua (piernas y pies) una altura igual a cuatro décimos de la
el metal consagrado a Marte, el dios de la guerra, que altura total. De todo ello resulta finalmente que las proporcio-
reina como amo tiránico durante esta Edad de Hierro en nes respectivas de las cuatro partes de la estatua (o del cuerpo
la que sólo se oye hablar «de guerras y ruidos de guerras». humano) son proporcionales a los números 1, 2, 3 y 4, lo que
Así, nuestro breve estudio de la imagen bíblica del Coloso representa bien, pero en sentido inverso, las proporciones respec-
con pies de barro no solamente ha revelado la notable tivas de las duraciones de las cuatro Edades: 4, 3, 2 y 1.
riqueza de enseñanzas escondidas bajo el simbolismo del En cuanto a la razón de ese sentido inverso, se encuentra
sueño de Nabucodonosor, sino que además ha venido a en el texto fundamental de la Tabla de Esmeralda16: «Lo
confirmar el perfecto acuerdo de las distintas tradiciones que está arriba es como lo que está abajo, pero en sentido
en cuanto a la doctrina de las Cuatro Edades, al menos en inverso». Aquí, lo que está arriba es el ciclo global de nues-
lo concerniente al carácter propio de cada una de estas tra humanidad (o macrocosmos) y lo que está abajo es lo
cuatro grandes eras de la historia humana, así como el representado tanto por la estatua de Daniel o el anciano
sentido y orden de su sucesión. Pero para poder afirmar de Dante, es decir, el individuo (o microcosmos). Además
que el texto bíblico es tan completo como, por ejemplo, la es fácil constatar, como ya lo habíamos mostrado en Las
tradición hindú, queda todavía por verificar si las propor- Cuatro Edades de la Humanidad, que las proporciones de
ciones respectivas de las duraciones de las cuatro Edades las cuatro partes de la estatua son las mismas que las de las
son las mismas en la Biblia que en los textos hindúes o cuatro edades de la vida humana: infancia, juventud, edad
iraníes. La cuestión es particularmente importante, ya que madura y vejez. Ello es tan cierto como que el estudio del
hasta el presente, la Biblia había podido parecer, en este simbolismo en general, y más aún el del simbolismo del
punto particular, inferior (por incompleta) a los libros cuerpo humano, se revela rico de enseñanzas verdadera-
sagrados de la India o de Persia. Vamos a ver sin embargo mente inagotables.
que no es así, sólo que las enseñanzas bíblicas están tan
bien escondidas bajo el simbolismo de la estatua que hasta
ahora el secreto no había sido nunca desvelado.
16
Tabla de Esmeralda: Uno de los textos principales
He aquí ese secreto desvelado por vez primera: del hermetismo medieval.

8
OBSERVACIÓN RELATIVA AL SENTIDO DIRECTO DE LA imperio de Alejandro, Siria, en el año 63, no quedaba más
PROFECÍA: que Egipto, el cual se convertirá en provincia romana tras
Actium en el 31 a. C., es decir, tres siglos después de
Según la interpretación clásica propuesta por el canónigo
Arbelles.
Crampon, los cuatro «Reinos» anunciados por Daniel
serían los siguientes: Por último, el mismo imperio romano, considerado en
tanto que reino pagano opuesto o perseguidor del cristia-
»La cabeza de oro figura la monarquía babilónica personi-
nismo, durará alrededor de cuatro siglos tras el adveni-
ficada en Nabucodonosor, su más ilustre representante.
miento de Augusto como emperador, desde la victoria de
»Otro reino, el imperio de los Medos y los Persas. Actium en el 31 a. C. hasta la muerte del último empera-
dor pagano, Juliano el Apóstata, muerto en Oriente en un
»Un tercer reino, fundado por Alejandro Magno, quien combate contra los Partos, en el 363 d. C. El propio pa-
unió la dominación de Oriente a la de los Griegos. ganismo no había de durar mucho más tiempo: en el 394,
»Un cuarto reino: según muchos comentaristas, el imperio Teodosio lo abolió definitivamente. Un año más tarde, en
romano. Las piernas de hierro que se le atribuyen en el el 395, el gran imperio romano, partido en dos, había
versículo 33 se relacionan sin duda con el primer periodo terminado su carrera y el quinto reino de Daniel, la cris-
de su historia, periodo de fuerza irresistible; durante el tiandad medieval, iba a comenzar.
segundo periodo, el del hierro unido a la arcilla, la debili- Resumamos:
dad se unirá a la fuerza.»17
El 1er reino, babilónico (la cabeza de oro) duró aproxi-
En cuanto al quinto reino, que debía ser fundado por el madamente 1 siglo.
Mesías (la piedra arrancada) y suceder a los reinos paganos
precedentes tras haberlos aniquilado, hay que ver en él El 2º reino, persa (pecho y brazos de plata) duró aproxi-
evidentemente la imagen de la Iglesia, o mejor, de la nueva madamente 2 siglos.
Cristiandad que surgió de las ruinas del mundo antiguo.
El 3er reino, griego (vientre y muslos de bronce) duró
Dicho esto, examinemos ahora las fechas principales de aproximadamente 3 siglos.
los reinos anteriores:
El 4º reino, romano (piernas de hierro y pies de hierro y
La monarquía babilónica había comenzado modestamente arcilla) duró aproximadamente 4 siglos.
en el momento del declive de Nínive (segunda mitad del
O sea, una duración global de 10 siglos para los 4
siglo séptimo) antes de alcanzar su apogeo bajo Nabucodo-
«reinos».
nosor, para hundirse a continuación, bruscamente, con la
toma de Babilonia por Ciro, en el 538 a. C. Así, se puede
atribuir a este imperio, teniendo en cuenta sus inicios mo-
Y aquí volvemos a encontrar las proporciones de las cuatro
destos, una duración de aproximadamente un siglo.
partes de la Estatua simbólica. En otros términos, las
Por contra, el reino vencedor y sucesor de Babilonia, el duraciones de los cuatro «reinos» sucesivos anunciados por
reino persa, está perfectamente circunscrito entre dos Daniel son directamente proporcionales a las alturas de las
fechas extremas: 538 a. C. (toma de Babilonia que prelu- cuatro partes del Coloso de pies de barro.
dió la conquista del Asia Menor por la monarquía persa) y
Además, si a la duración global del ciclo de 2600 años se
331 a. C.: ruina definitiva del imperio persa en la batalla
resta el milenio pagano correspondiente a los cuatro reinos
de Arbelles; ¡son aproximadamente dos siglos de domina-
precedentes, queda como duración del quinto reino un
ción persa!
periodo de aproximadamente 1600 años, y se constata que
Viene a continuación el imperio de Alejandro, que co- la razón de ambos números, 1600/1000, es igual al Nú-
mienza en el 331 con las conquista de Persia y termina mero de Oro.18
definitivamente después de la derrota de Cleopatra y
Antonio en Actium. Habiendo sido conquistado por
Roma el penúltimo de los reinos griegos surgidos del 18
El valor numérico exacto del número de oro viene
dado por la ecuación de segundo grado: f 2 = f + 1, de
17
donde f = (1 + raíz cuadrada de 5) / 2, es decir, en
Traducción Crampon. Daniel, capítulo II (notas). primera aproximación, f = 1,6.

9
Así se verifican de una manera admirable las enseñanzas Una última observación para acabar: al Milenio pagano
de Victor Poucel, que conviene recordar una vez más en anunciado por el sueño de Nabucodonosor le sucede,
función de su importancia capital: simétricamente, el Milenio cristiano del Apocalipsis de
San Juan (313-1313), con un encabalgamiento, es decir,
»Entre las medidas del tiempo hay un orden de propor-
un periodo «crepuscular» de transición de cincuenta años
ción cuyo uso preconcebido es bastante sorprendente en
(313-363), durante el cual paganismo y cristianismo co-
las Escrituras. Generalmente atentas a fijar los aconteci-
existieron más o menos pacíficamente.
mientos, las Escrituras indican por medio de ello la im-
portancia que parecen atribuir a las proporciones numéri-
cas, mayor de lo que comporta su uso común; como si
RESUMEN: LAS CUATRO FASES DEL MOVIMIENTO DE LA
esas proporciones determinasen la forma misma de las
HISTORIA
obras divinas. Y de ello resulta que a las relaciones numé-
ricas de duración se le vinculen semejanzas simbólicas.» Por consiguiente, en las diferentes tradiciones de Oriente
y Occidente, cada una de las cuales expone y desarrolla un
Volvamos ahora al cuarto reino, el imperio romano, sim-
aspecto particular de la cuestión de la que la Biblia da, con
bolizado por las piernas de hierro y los pies en parte de
el símbolo del Coloso de pies de Barro, una visión sintéti-
hierro y en parte de arcilla. Es sabido que, según la mayo-
ca y total, hemos vuelto a encontrar las ideas esenciales de
ría de los comentadores, las piernas de hierro se refieren al
la teoría moderna del Movimiento de la Historia, a saber,
periodo de crecimiento y apogeo del imperio romano,
la lucha por el poder y la preponderancia sucesiva de las
mientras que los pies de hierro y de arcilla simbolizan el
diversas castas. Mejor aún, esas ideas se precisan y comple-
declive del Imperio con las invasiones bárbaras. Ahora
tan aquí, sobre todo en lo que concierne a las proporcio-
bien, resulta que el reinado de Marco Aurelio (168-180),
nes respectivas de las cuatro fases sucesivas; y este punto es
que marca el apogeo del imperio y el inicio de su declive,
muy importante, puesto que sin esto no sería posible
se sitúa precisamente a la mitad de los cuatro siglos del
ninguna cronología ni, por tanto, ningún estudio serio del
imperio romano (pagano).
Movimiento de la Historia.
Es este emperador, en efecto, quien deberá repeler las
Dicho esto, y habida cuenta de lo que se ha expuesto
primeras invasiones bárbaras; es él quien agravará las
precedentemente, denominaremos «Movimiento de la
persecuciones contra los cristianos, y tendrá como sucesor
Historia» al proceso de evolución «descendente» de la
un incapaz que provocará disturbios civiles.
sociedad durante el curso de un ciclo determinado, proce-
Pero eso no es todo. Según la tradición griega relatada por so que se realiza pasando por cuatro fases análogas (y
Hesíodo, la cuarta Edad (simbolizada aquí por las piernas proporcionales en cuanto a duración) a la serie de las
de hierro y los pies de hierro y arcilla), esto es, el imperio cuatro Edades tradicionales de Oro, Plata, Bronce y Hie-
romano en el caso que se contempla aquí, se divide en dos rro; de ahí las definiciones siguientes de las cuatro etapas
fases o «razas». La primera, más justa y más brava, que sucesivas del Movimiento de la Historia.
corresponde a las piernas de hierro de la estatua, es la raza
Primera fase del Movimiento de la Historia (duración
divina de los Héroes que se designan como semi-dioses, y
teórica: 4/10 del ciclo total). Debe verse en ella el reflejo,
se convendrá en que ello se aplica perfectamente a los
en el periodo global considerado, de la Edad de Oro pri-
grandes Emperadores de esta época: Augusto, Vespasiano,
mordial. Es pues la fase primitiva del ciclo durante la cual
Tito, Trajano y todos los Antoninos. La segunda, que
las preocupaciones espirituales pasan (en sentido relativo,
Hesíodo llama la raza de hierro, está simbolizada por los
se entiende) al primer lugar, de lo que resulta una cierta
pies en parte de hierro y en parte de arcilla; desde su apari-
superioridad del Sacerdocio, superioridad por lo demás
ción «todos los crímenes saldrán a la luz», lo que, desde el
moral, permaneciendo el poder temporal casi siempre,
punto de vista histórico, define precisamente al emperador
desde los tiempos históricos, en manos de las otras castas,
Cómodo, hijo de Marco Aurelio, así como a la mayor
y más particularmente de la nobleza. La santidad y el
parte de sus sucesores, y especialmente a los Treinta Tira-
conocimiento de las cosas divinas honran grandemente; es
nos, en la época de la anarquía militar. Habrá sin duda
la época en que florecen los Sabios, los Santos y los Doc-
emperadores enérgicos como Diocleciano, si bien fue este
tores. La vida es generalmente simple, a veces tosca; las
último, no obstante, quien provocó la persecución san-
clases inferiores, a menudo poco diferenciadas, no piensan
grienta contra los cristianos llamada la Era de los mártires.
en ofenderse por su condición modesta, ya que los hom-

10
bres aman la paz y se esfuerzan en merecerla por sus virtu- hombres se distinguen entre ellos por su grado de riqueza.
des y sus buenas obras. La literatura incluye sobre todo (y La moral del interés sustituye a la de la salvación o del
a veces exclusivamente) obras espirituales: metafísica, filo- deber y sirve de base a nuevas ideologías políticas.
sofía o, en otros tiempos, epístolas y escritos diversos de
La burguesía, es decir la casta de los comerciantes y los
los Padres de la Iglesia. Las artes se consagran a la gloria de
banqueros detentadora de la riqueza mobiliaria, se hace
Dios: así, durante la primera fase del Milenio cristiano, los
predominante, pero ella se interesa mucho más en los
primeros y más bellos monumentos serán iglesias esplén-
negocios que en la política que manda o dirige gracias a su
didas con muros revestidos de mármol y mosaico, con
«Caballería de San Jorge». Las castas superiores permane-
techos recubiertos de oro.
cen, pues, generalmente en sus puestos pero en segundo
Segunda fase del Movimiento de la Historia (duración plano, y de hecho se puede constatar que la nobleza tiende
teórica: 3/10 del ciclo total). Esta segunda fase representa a aburguesarse mientras que los burgueses, por otra parte,
a su vez la pendiente de la segunda Edad, o Edad de Plata, pronto penetran hasta los más altos grados de la jerarquía
de los autores antiguos. Se puede constatar, desde su religiosa.
inicio, la desaparición de la mentalidad relativamente
Esta tercera Edad verá a la industria tomar vuelo mientras
primitiva de la primera fase. Las aspiraciones espirituales
que el comercio alcanza su apogeo; las artes y las letras se
de los tiempos antiguos son sustituidas de manera crecien-
benefician del enriquecimiento general; la burguesía ad-
te por preocupaciones puramente temporales. La casta
quiere hábitos de lujo y placer; pero todo este progreso
feudal, que posee la tierra, predomina e impone a la socie-
material es al precio de una regresión espiritual corres-
dad su ideal caballeresco de lealtad, nobleza y honor.
pondiente. Las herejías se multiplican, el ateísmo comien-
Aparecen los poemas épicos, que cantan las hazañas de los za a propagarse, la metafísica es abandonada por filósofos
valerosos caballeros y alaban la belleza de sus nobles da- puramente utilitarios; en una palabra, el agnosticismo, es
mas, pues esta época ya no es la del Conocimiento, sino la decir, la ignorancia progresa rápidamente.
del Amor. De manera pareja, la arquitectura, que hasta
Pero el aspecto más sombrío de esta fase de Bronce resulta
entonces era religiosa, se convertirá en real o militar y
de su carácter guerrero: «El hombre, más feroz, está más
celebrará la gloria y la magnificencia del príncipe, o si no,
presto a tomar las armas, que siembran el terror; no obs-
protegerá la ciudad contra el enemigo de afuera.
tante, se abstiene del crimen.» De hecho, las «guerras
El sacerdocio continúa ejerciendo su ministerio, pero su infernales» de los tiempos modernos, esas luchas sangrien-
papel exterior, oficial si así puede decirse, pasa a segundo tas y desmesuradas son, en su origen por lo menos, em-
plano, y ya se ven aparecer las tendencias heterodoxas presas burguesas; pero, por desgracia, esas guerras se van a
inspiradas por la mentalidad racionalista propia de la casta hacer más sangrientas todavía con la proximidad de la
noble. Además, la vida se vuelve más fácil, se busca cada cuarta y última fase del ciclo.
vez más el lujo y el confort, el comercio cobra importan-
Cuarta fase del Movimiento de la Historia (duración:
cia, la casta de los mercaderes se enriquece y adquiere de
1/10 del ciclo total). Es la siniestra Edad de Hierro que los
este modo una influencia creciente. De todas formas, el
poetas antiguos maldecían así: «Al instante, todos los crí-
recurso supremo no es aún el dinero, sino el sable; la tierra
menes saldrán a la luz en este siglo de un vil metal.»
sigue siendo la base de la riqueza, y esta tierra se transmite
de padre a hijos, al igual que los títulos nobiliarios. En En efecto, durante el curso de la Edad precedente, la de la
suma, es la época en la que se toma en consideración el burguesía, el rey-dinero había acabado por corromper a
nacimiento y el parentesco; en otras palabras, en la que los hombres, mientras que la extensión creciente del mate-
conviene antes que nada ser «bien nacido». rialismo ateo hizo caer las últimas barreras morales. Desde
entonces, en una sociedad tal, en la que los valores espiri-
Tercera fase del Movimiento de la Historia (duración
tuales decaen (ellos no desaparecen jamás del todo; si no,
teórica: 2/10 del ciclo total). Es la imagen de la Edad de
la sociedad se hundiría inmediatamente), en la que la
Bronce de Hesíodo y Ovidio. Las consecuencias del des-
propia moral del interés tan cara a la burguesía se encuen-
censo cíclico, de la «Caída», ya se dejan sentir seriamente:
tra desprestigiada, sólo puede subsistir la moral del éxito,
la mentalidad de los hombres se vuelve más y más intere-
basada en la astucia y la fuerza. Por otra parte, con el
sada con tendencia al materialismo. El ideal de honor y de
advenimiento de la clase popular, las castas acaban por
lealtad de la edad anterior cede el paso a la búsqueda del
confundirse, toda jerarquía normal basada en la verdadera
provecho; el Rey-Dinero se vuelve todopoderoso y los

11
naturaleza de los seres tiende a desaparecer y el gobierno ¿Puede concluirse de este resumen sucinto de la doctrina
de los hombres, no pudiendo contar más que con la vio- tradicional de las cuatro Edades y de la consiguiente teoría
lencia y el terror, desemboca en la tiranía o en la dictadura de las revoluciones que la cuestión del movimiento de la
«totalitaria». Historia es muy simple en realidad? En absoluto, y ello
por diversas razones. Para empezar, y como se verá a con-
Además, con la proliferación de organismos sociales desti-
tinuación, vienen a superponerse al Movimiento de con-
nados a las clases populares, el Estado se hace cada vez
junto que parece regir el destino de los pueblos del Medi-
más invasor en perjuicio de las libertades individuales, que
terráneo y de Eurasia (cuando no del planeta entero)
se rebajan. El comercio se convierte en servidumbre y pasa
numerosos movimientos secundarios que afectan a ciertos
a veces a un segundo plano, pero la industria adquiere un
pueblos, reinos o imperios. En particular, se concibe que
desarrollo prodigioso en el sentido exclusivo de la canti-
existe un ciclo inglés bien distinto de los ciclos portugués
dad; a partir de ese momento, ya no se trata de la belleza y
o prusiano, igual que el ritmo de evolución de la joven
la perfección del trabajo, sino de la producción en masa.
república americana de los USA debe diferir grandemente
Por otra parte, con la aceleración cada vez más rápida de la del ritmo de la vieja Rusia.
historia, los hombres, arrastrados por el torbellino de una
Por último, todavía hay que añadir a esto que cada acon-
vida cada vez más agitada, ya no se preocupan del fondo
tecimiento de la humanidad puede ser considerado igual-
de las cosas sino solamente de su apariencia exterior. Es el
mente como la resultante de una multitud de periodicida-
tiempo, en efecto, en el que el hábito hace al monje, el fin
des históricas o cósmicas, tales como el periodo undécimo
justifica los medios y el éxito lo justifica todo.
de la actividad solar, la generación social de aproximada-
No obstante, pese a todas estas taras, esta Edad no es to- mente 33 años, el siglo, el «gran año» de Virgilio o el
talmente negra sino que presenta igualmente reflejos de periodo de cinco siglos de Remy Brück (520 años), el Año
aurora, pues es la época bendita tanto por los himnos de cósmico de 2160 años y sus divisiones, etc.
los Vedas como por los suras del Corán y las parábolas del
En estas condiciones, el estudio del Movimiento de la
Evangelio: el tiempo de la Undécima Hora, es decir, el
Historia, si se le quisiera considerar en su totalidad, pre-
crepúsculo anunciador del alba próxima, el oscuro Ad-
sentaría una complejidad excesiva, y a decir verdad, en
viento en el que ya estalla la alegría de la Navidad, las
una exposición didáctica jamás sería posible llegar a una
tinieblas del Viernes Santo de donde va a brotar la gloria
verdadera síntesis, la cual no puede ser realizada más que a
del alba de Pascua.
través del simbolismo como se puede constatar en todas
Tales son las cuatro Edades de la Historia humana, cada las tradiciones antiguas y particularmente en la Biblia.
una de las cuales pasa a su vez por cuatro fases análogas y
Así, en los capítulos que siguen no consideraremos más
de duraciones igualmente decrecientes. Así cuando un
que la aplicación a las grandes Épocas de la historia clásica
cierto periodo, la Edad de Plata por ejemplo, alcanza las
de la doctrina bíblica, es decir, católica, de la Cuatro
nueve décimas partes de su transcurso, luego el momento
Edades de la Humanidad o, en términos más modernos,
de entrar en su cuarta y última fase, entonces el proceso
de las cuatro fases del Movimiento de la Historia.
del descenso cíclico se embala y se enloquece bruscamen-
te, el populacho se desenfrena y los acontecimientos se
precipitan. Ya no es un motín, sino una Revolución la
LOS GRANDES PERIODOS DE LA HISTORIA
que, en primer lugar, derriba el Antiguo Régimen y, en
ocasiones, aniquila la antigua clase dominante. A conti- Según Daniel, Dios había revelado al rey Nabucodonosor,
nuación, provocando los excesos de la anarquía un inmen- bajo el símbolo del Coloso de los pies de barro, «lo que
so deseo de autoridad, surge un dictador que vuelve a in- debe suceder al final de los días».19 Esto parece significar
troducir orden en el caos, desescombra las ruinas y, sobre bien que esta estatua soñada figuraba el gran periodo de la
el solar limpio, reedifica una cuidad nueva basada en la historia que se extiende desde el reinado del gran rey de
predominancia de otra casta, en este caso la burguesía. Babilonia hasta el fin del mundo actual (que no será for-
Después viene la hora en que el dictador, perdido o con- zosamente el «Fin del Mundo»).
sumido por el exceso de su genio, desaparece de la escena
de la historia. Entonces vuelve a comenzar, en un mundo
renovado pero a un nivel espiritual y social inferior, la
primera fase de la Edad siguiente. 19
Daniel, II, 28

12
Ahora bien, el reinado de Nabucodonosor se sitúa al por intermedio de Hipócrates, Sócrates, Platón, Aristóte-
principio del siglo VI anterior a nuestra era (604-561), y les y Plotino; más tarde, durante la Edad Media, por la
resulta que en él encontramos «una barrera que no es Suma Teológica de Santo Tomás, inspirada en Aristóteles;
posible franquear con ayuda de los medios de investiga- por último, en el Renacimiento, por los humanistas nu-
ción de que disponen los investigadores ordinarios. A tridos del pensamiento griego. Y de la misma manera,
partir de esta época, en efecto, se dispone en todas partes cuando la Franc-Masonería se oponga a la Iglesia a princi-
de una cronología bastante precisa y bien establecida; para pios del siglo XX, será también a partir de una doctrina de
todo lo que es anterior, por el contrario, no se obtiene en origen pitagórico (por lo demás, en parte olvidada), de
general más que una muy vaga aproximación, y las fechas manera que no es exagerado decir que el pensamiento
propuestas para los mismos acontecimientos varían a pitagórico jamás ha dejado de inspirar el mundo medite-
menudo en varios siglos».20 rráneo y occidental desde el siglo VI a. C. hasta el siglo
XX d. C. Pero con el actual «Fin del Humanismo» se
La existencia de una «barrera» tal de la historia supone que
puede prever que este pensamiento dejará de vivificar la
ocurrió un cambio profundo en la mentalidad de los
mentalidad del mundo occidental pronto, y entonces
hombres hacia el principio del siglo VI y, en efecto, se
habrá caducado un gran periodo de la historia.
puede constatar que todas las grandes filosofías que han
regido las civilizaciones de Eurasia desde entonces datan En China se podría mostrar de igual modo que la ense-
de esa época: filosofía de Pitágoras en Grecia, religión de ñanza confuciana jamás ha dejado de alimentar el pensa-
Zoroastro en Persia, budismo en la India, taoísmo y con- miento chino desde la Antigüedad clásica hasta nuestros
fucianismo en China. Y cuando todas estas filosofías ha- días. Pero su influencia, comprometida ya por la invasión
yan desaparecido al mismo tiempo, lo que no debería de las ideas modernas con motivo de la Revolución de
tardar en suceder a juzgar por la actual tendencia mundial Sun Yat Sen en 1911, parece tener que desaparecer pronto
al nihilismo intelectual, podrá decirse que se habrá cum- si, como ha informado la prensa, los comunistas chinos se
plido una gran era de la Historia, un «Gran Año». De este ponen a cerrar las escuelas confucianas que aún subsistían.
modo, y admitiendo que las cosas pudiesen durar aún La misma observación sirve igualmente para el budismo,
hasta el inicio del próximo siglo –lo que parece un máxi- el cual, especialmente en Japón, se encuentra seriamente
mo–, se podría evaluar la duración global de este gran amenazado por la invasión de las ideas modernas de ori-
periodo, que por otra parte se confunde con la propia gen occidental.
historia clásica, en aproximadamente veintiséis siglos.
Tal es, pues, el primero de los grandes periodos históricos
Ahora bien, por una singular coincidencia, resulta que ésta
que vamos a estudiar aquí, y es evidente que es el de ma-
es igualmente la duración de una de las divisiones secun-
yor longitud ya que la historia no comienza hasta el siglo
darias del Gran Año, unos dos mil seiscientos años. 21
VI a. C. Efectivamente, remontándonos más arriba sal-
Como la historia total de nuestra humanidad suma cinco
dríamos de la historia propiamente dicha para entrar en el
Grandes Años (es decir, veinticinco fases secundarias de
dominio de la leyenda o de la protohistoria cuyas fechas
veintiséis siglos) y estamos en «el final de los días» según
son muy inciertas y su mentalidad difícil de comprender.
Daniel, se concluye que el periodo actual anunciado por el
sueño de Nabucodonosor sería el vigesimoquinto y último Para poder establecer la cronología de las diferentes fases o
de nuestra Humanidad: ¡su vigesimoquinta Hora! Edades sucesivas de este gran ciclo de veintiséis siglos
bastaría con fijar su punto de partida (evidentemente, es
Para cada una de las principales regiones de Eurasia, la
inútil hablar de su final, el cual, situándose en el futuro,
unidad espiritual, o por lo menos mental, de este gran
permanece desconocido). Ahora bien, hay que reconocer
periodo de veintiséis siglos reside en la tradición aportada
que no disponemos aquí de ninguna indicación fija, de
por los grandes sabios de la Antigüedad: Pitágoras, Zo-
ningún acontecimiento destacado, y sin duda es totalmen-
roastro, Buda, Lao-Tse y Confucio. El hecho es particu-
te necesario que así sea, sin lo cual el cálculo de la cronolo-
larmente fácil de constatar en Europa, donde la doctrina
gía de los «Últimos Tiempos» no sería más que un juego
pitagórica ha regido el pensamiento del mundo occidental
de niños. Esta dificultad proviene quizás de la existencia de
desde la Antigüedad hasta nuestros días: en la Antigüedad,
fases de transición o «crepúsculos» que unen y separan a la
vez las Edades de la Historia. Los ciclos se superponen
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R. Guénon: La Crisis del Mundo Moderno. Cap. I. durante toda la duración de estos periodos crepusculares,
21
Les Quatre Ages de l´Humanité Cap. VIII y cap. de manera que ya no se sabe muy bien en qué era, antigua
IX, p. 156. o moderna, se encuentra uno en realidad. No obstante, y

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dado que el estudio del Movimiento de la Historia se haría una parte, con las enseñanzas de los libros sagrados de la
extremadamente fastidioso a falta de una cronología por lo India, y por otra, con el fin del ciclo de 26 siglos de Daniel
menos aproximada, deberemos adoptar una, pero con la puesto que el sueño del rey de Babilonia tuvo lugar hacia
restricción fundamental de que, en la realidad, la fecha de el 601 a. C. Además, el intervalo 1993-2030 incluye la
inicio del ciclo, y por consiguiente la de su final, son to- fecha de 1999 indicada por Nostradamus para la invasión
talmente inciertas. De hecho, deberemos contentarnos con de «Israel», es decir, de la Cristiandad, por las armas de
«periodos» iniciales y terminales en vez de fechas precisas, Gog venidas del país de Magog (Ezequiel, capítulo 38).
y de ello nos será fácil encontrar un caso parecido en el Podemos concluir de ello que el periodo 1993-2030 repre-
Libro de Daniel. En el capítulo IX, versículo 25, la muerte senta la fase terminal del ciclo crístico de 2000 años al
de Cristo (un ungido, un jefe) se sitúa en el curso de la igual que del ciclo de Daniel, de unos 2600 años.
septuagésima semana de años después del edicto ordenan-
Una vez fijado este punto de la cronología, deberemos
do reconstruir Jerusalén, y no en tal o cual fecha precisa.
volver a encontrar, y reencontraremos en el curso de esos
Son igualmente válidas las mismas reservas en lo que 2000 años de vida de la Iglesia, en primer lugar, el Mile-
concierne al segundo de los grandes periodos de la Histo- nio cristiano anunciado en el Apocalipsis, y a continuación
ria que estudiaremos a continuación, a saber, la propia era un periodo más corto durante el cual Satán será «desenca-
cristiana, a la cual un cálculo basado en los datos escritura- denado por poco tiempo» para seducir a todas las naciones
rios nos conduciría a atribuir una duración teórica de dos de la Tierra. Veremos además que este periodo se identifi-
mil años. Admitiendo este cálculo, la incertidumbre co- ca exactamente con el mismo Ciclo moderno, cuya futura
mienza cuando se trata de determinar el punto de partida: «Nueva Era» representa su última fase.
¿es el nacimiento de Cristo, es decir, su Epifanía? ¿O es su
Hechas estas observaciones, podemos volver ahora al ciclo
muerte, puesto que la Iglesia data de Pentecostés?
de Daniel para estudiar sus diferentes Edades, en el bien
He aquí ya una primera cuestión a la cual es imposible dar entendido que la fecha del 2030 que hemos adoptado para
una respuesta cierta si no es acaso que el intervalo entre el fin del ciclo no es más que aproximada y que de ningún
esos dos acontecimientos extremos, la Epifanía y Pente- modo se tratará aquí de determinar el día, la hora o el año
costés, es decir, la duración de la vida terrestre de Jesús, exacto del segundo Advenimiento. Se ha visto anterior-
constituye el periodo inicial de transición entre el mundo mente que eso es imposible en razón de la incertidumbre
pagano y el mundo cristiano, o bien entre la Antigua y la que reina sobre fechas tan importantes como las de la
Nueva Alianza. En este caso, para ser precisos, nos basta Epifanía y Pentecostés. Por otra parte, es sabido, desde el
partir de una u otra de esas dos fechas extremas para fijar punto de vista metafísico, que en el final del ciclo «la Ca-
nuestra cronología de la Era crística. Desgraciadamente rrera Cósmica» se detiene, la «Rueda del Devenir» cesa de
surge una nueva dificultad aquí, en el sentido de que no girar y «ya no hay Tiempo». Luego si este instante terminal
conocemos con certeza ni la fecha de la Encarnación ni la de la historia humana se sitúa fuera del Tiempo –o más
de la Crucifixión. Para la primera se han propuesto los exactamente, en el «Centro de los tiempos»–, ¿cómo puede
años 7, 5 o 4 de la era antigua, y para la segunda, los años atribuírsele una fecha cualquiera? En verdad, ya no es de
27 o 30 de la era cristiana, según se interprete el texto de fecha de lo que conviene hablar en este caso, sino, por
Lucas «El decimoquinto año de Tiberio César» en un emplear el lenguaje matemático, de «paso al límite»; en
sentido o en otro: sea desde la sucesión de Augusto o sea términos metafísicos, se hablaría de «retorno al Principio»,
desde la asociación al Imperio, lo que nos traslada a tres y ello porque esta fase última está descrita como un «Jui-
años antes. cio» del cual sólo el Padre conoce el Día y la Hora.

No obstante, y ya que hay que adoptar una u otra de estas Traducción: A. Guri y M. García
fechas aunque no sea más que a título de hipótesis de
trabajo, escogeremos junto al canónigo Crampon el año
30 de nuestra era como fecha de la Crucifixión, con la
reserva de que se trata de una fecha aproximada y no cier-
ta. Resulta de ello la fecha –aproximada– del 2030 para el
fin de ciclo (suponiendo que los dos mil años se inician en
Pentecostés). Por contra, si hubiese que partir de la Encar-
nación y no de Pentecostés, los 2000 años se hubieran
acabado en el 1993 de nuestra era, lo que concuerda, por

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