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Iban a ser las 4:00 de la madrugada del 13 de octubre de 1977, cuando en San
Carlos, Río San Juan, de una camioneta de tina se bajaron varios hombres
armados. Se introdujeron en un sendero que conducía a la cerca de alambre de
púas que rodeaba La Fortaleza. Poco después llegó el cabo José Dávila, al que
llamaba “el coronelito”, adonde había quedado aparcada la camioneta. Alumbró el
vehículo con una lámpara y después se adentró en el mismo sendero. Cuando iba
por unos cocoteros se oyeron los primeros disparos y el cabo Dávila cayó muerto
Así inició una serie de ataques del Frente Sandinista (FSLN) a diferentes cuarteles
de la Guardia Nacional en octubre de 1977. La idea de la ofensiva era, explicarían
los sandinistas después, tomar el poder aprovechando la, en ese momento,
precaria salud de Anastasio Somoza Debayle, quien había sufrido un infarto; una
división que existía entre sus allegados políticos y una crisis entre la oficialidad de
la Guardia Nacional, pero principalmente despertar en la población urbana un
interés por unirse a las filas armadas del FSLN.
El grupo que atacó San Carlos estaba constituido en su mayoría por jóvenes que
provenían del propio Río San Juan, principalmente del archipiélago de
Solentiname, donde el sacerdote Ernesto Cardenal había creado una comunidad
trapense. En esos combates mueren algunos de los discípulos de Cardenal:
Donald Guevara, Elvis Chavarría, William González y Roberto Pichardo.
De acuerdo con varios escritos, entre ellos el libro La Nicaragua de los Somoza,
de María Dolores Ferrero Blanco, los guerrilleros que atacaron a los comerciantes
eran unos cuarenta, entre los que se encontraban Germán Pomares, Víctor
Tirado, Daniel Ortega, Dora María Téllez y Joaquín Cuadra. Según el general en
retiro Humberto Ortega, este grupo estaba liderado por su hermano Daniel, hoy en
el poder.
La revista Magazine de LA PRENSA cuenta, en su edición 273, que después de
que los sandinistas les dispararon a los comerciantes, mataron a dos hijos del
finquero Fabio Peralta.
Según se informó desde el lugar de los hechos, a esa hora había gran cantidad de
personas dentro del edificio quienes no pudieron salir. Al parecer, hombres
armados, que penetraron en dicho edificio contestaban al fuego de la Guardia
Nacional con ametralladoras desde el sector suroccidental esquina opuesta donde
fue el Gran Hotel.
Según versión de varios testigos, entre ellos el periodista Ignacio Briones Torres,
quien se encontraba en el segundo piso a la hora del asalto, todo ocurrió en
menos de dos minutos.