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Ser mujer hoy es un orgullo por todas aquellas mujeres que abrieron camino hacia una sociedad

más justa

Durante la pandemia, las mujeres han sufrido y


siguen sufriendo de forma especialmente aguda
las consecuencias de las desigualdades, al tener
que enfrentarse a una mayor vulnerabilidad y
también a nuevos obstáculos para alcanzar la
igualdad

Son muchos los ámbitos en los que pueden observarse estas


consecuencias. Uno de los más dramáticos ha sido el de
la violencia de género, espoleada por el confinamiento
obligado, que ha forzado a las mujeres a convivir con sus
agresores durante más tiempo y en un ambiente de mayor
tensión
Contrastantemente con la realidad de los números, un
hecho destacable durante esta pandemia ha sido el rol de
liderazgo y capacidad de repuesta de destacadas mujeres
líderes políticas en el mundo que han demostrado, sin dejar
espacio a la duda, la capacidad para dirigir, decidir,
comunicar y resolver los aspectos relacionados con esta
crisis sanitaria que representa una de las situaciones más
difíciles que ha tenido que enfrentar la humanidad a esta
escala, desde la segunda guerra mundial.

En pleno siglo XXI no debería sorprendernos que destaquen


mujeres líderes políticas y sus capacidades. Sin embargo,
sorprende y es noticia. Esto es porque aún existen
demasiadas resistencias y obstáculos para que las mujeres
tengan igualdad de condiciones para acceder y ejercer en
los espacios de decisión. Una de esas dificultades, entre
muchas otras, es que aún permanece muy instalada la idea
de que las mujeres deben demostrar sus capacidad y
habilidades para dirigir, argumento que ha acompañado la
larga lucha de las mujeres por el reconocimiento de sus
derechos políticos. Con esta crisis ha ocurrido una
confirmación poderosa de esa capacidad con una distinción
notoria que es el ejercicio de un liderazgo transformativo,
horizontal, transparente y empático.

La propagación acelerada del COVID-19 ha tocado profundamente la


economía y los sistemas sanitarios de todo el mundo, sin embargo, hay un
área fundamental que también debe ser tomada en cuenta y abordada con
acciones inmediatas. Además de la crisis múltiple ocasionada por el estado
de alarma, las dinámicas familiares también han cambiado con la
convivencia, y los estereotipos de género se profundizan impactando de
manera diferenciada a las mujeres.

Las mujeres somos tan capaces como los hombres, de asumir las
responsabilidades, obligaciones y actividades que nos propongamos, eso no se
pone en duda, porque a través de los años se ha demostrado nuestra
capacidad de lograr mejores resultados que el de los hombres, entre otras el
hecho de sacar adelante a la familia con nuestro propio esfuerzo sin perder
nuestra delicadeza de mujer, mientras que el hombre se concreta a realizar
sus actividades laborales, casi no participa en las actividades del hogar, por
tanto sólo podremos hablar de una sociedad hasta que sean intercambiados los
roles. No hay que olvidar que cada una de las personas de diferente sexo tiene
algo en particular que aportar en la vida social, olvidando que la vida se
complementa por ambos sexos, no se compite, y ese principio es lo que impide
valorar a las mujeres hoy por hoy.

Las mujeres debemos asumir en esta sociedad el rol que cualquier ser
humano, porque somos capaces de pensar, discernir y decidir sobre
circunstancias de importancia y trascendencia social, para ayudar y contribuir a
la toma de decisiones y, de esta manera compartir los roles hombre y mujer,
sin olvidar que el único rol que no puede ser compartido con un hombre es el
ser madre, ya que las mujeres fuimos especialmente creadas para asumir esta
hermosa vivencia de concebir, por tanto el entendimiento entre la madre y su
hijo es algo extraordinario y mucho más fuerte de lo que puede ser la relación
entre el hijo con su padre; de ahí que, la mujer es un ser esencial, primordial y
vital para la sociedad actual. La Mujer en la Sociedad Actual La elección de la
profesión no sólo determinan nuestros dones y aptitudes, sino la identificación,
consciente con un ideal, anhelos y metas; es muy frecuente que jóvenes no
esencialmente dotadas para determinados trabajos en el que salgan airosas,
que hallaron en su aprendizaje una educación que contribuye al ideal materno
o femenino con el que se identifiquen. Si bien su inteligencia permite a la
mujer el acceso a todas las profesiones, no debería ignorar en el momento de
elegir que en este terreno no tiene igualdad absoluta con el hombre, se
convierte en su compañera, ambos se integran y lo que uno aporta no podría
proporcionarlo el otro.

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