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CRITERIOS Y ORIENTACIONES JURÍDICO-

PROCEDIMENTALES PARA INSTITUCIONES


EDUCATIVAS1

José Guillermo Martínez Rojas2

A continuación se darán una serie de recomendaciones y criterios, que serán de gran


utilidad, para propietarios, rectores y directivos de instituciones educativas, en la
perspectiva de responder a los requerimientos y exigencias que puedan presentarse, en el
contexto del cumplimiento de las funciones administrativas y educativas, de las
instituciones educativas de pre-escolar, básica y media.

Criterio Fundamental
Cuando haya una controversia entre un estudiante o un padre de familia y un docente o
directivo de la institución educativa, como rector o directivo, revise la situación, sopese lo
que está en juego, analice detenidamente en dónde reside el problema, qué pide el
estudiante o el padre de familia o el educador, por qué lo pide, cuáles son sus argumentos,
cuáles son sus pruebas, etc. Con todo ello, haga un juicio de valor para ver si efectivamente
lo solicitado tiene sustento, o simplemente es una solicitud que no se ajusta a lo definido en
las normas o en los documentos institucionales.
Si usted se da cuenta que ha habido error en materia grave, por parte de la institución, del
profesor, de un directivo o de un administrativo, falle a favor del estudiante o del padre de
familia. Conceda lo que le piden, aprenda del error, subsane lo que no está bien hecho,
forme a su personal, y tome las medidas del caso, para que esta situación no se vuelva a
presentar. Recuerde que hasta en los mejores bufetes de abogados, siempre se afirma que es
mejor un mal arreglo que un buen pleito. Piense que atender un requerimiento judicial,
desgasta a la institución, no sólo en recursos económicos, sino fundamentalmente en
energía, en procedimientos, en toma de decisiones y en todo lo demás, que una situación
como una tutela o una demanda o una denuncia o una queja, generan para la institución y su
equipo directivo.

1
El presente texto es un documento ilustrativo, que procura dar unas orientaciones generales a los
propietarios, rectores y directivos de las instituciones educativas privadas, sobre algunos conceptos jurídicos
relevantes que se deben tener en cuenta, en los procedimientos educativos. Nunca suplirá la labor o los
pronunciamientos de las autoridades competentes. Adicional a ello, presupone que la institución educativa y
su equipo profesional, actúa en todo momento, bajo las normas legales y las disposiciones de las autoridades.
2
Educador y Abogado, experto en legislación educativa y derecho laboral. Consultor, asesor y
capacitador para colegios y asociaciones de colegios del país. Puede ser contactado en los siguientes correos
electrónicos: josememo22@hotmail.com ó en mbeducacion@hotmail.com. El presente documento sólo puede
ser usado por los colegios a quienes el autor lo suministre y haya constancia de ello. Tiene derechos de autor y
no puede ser divulgado sin su autorización escrita.

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Muchos de estos procesos y actuaciones se deben ganar antes de que sean interpuestas,
puesto que un directivo sensato, no debe ni puede permitir, que un conflicto lo desgaste y
llegue hasta ese nivel, en donde intervienen otras instancias, que no siempre conocen en
detalle la lógica y los procedimientos de la institución educativa. Antes de que ella
empiece, usted ya ha concedido lo que le están pidiendo, sobre todo, cuando su buen saber
y entender, le dice que se ha cometido un error en contra de un estudiante o de un padre de
familia o de un empleado. Ello no significa que haya perdido, sino que ha actuado
estratégicamente, pero sobre todo, reconociendo un error que se pudo presentar y del cual,
toda la organización aprende.
Este criterio fundamental tiene dos excepciones o dos aspectos que se deben tener en
cuenta, a saber: el Primero que si su saber y entender le dice que la institución o sus
profesores o sus directivos tienen ciento por ciento la razón, que han obrado conforme a
derecho, que lo han definido y hecho correctamente, que no hay ninguna duda, que todo se
ajusta a lo prescrito y definido por la institución, entonces mantenga su decisión y deje que
las cosas sigan su curso, eso si, prepárese para defenderse.
Y Segundo cuando usted no alcanza a prever que un conflicto o una controversia derivará
en una controversia o acción administrativa o jurídica, y la actuación de las autoridades ya
está en curso, es decir, el juez que conoce la tutela que han interpuesto en contra de su
institución, el funcionario que recibido la queja, el despacho judicial que ha recibido la
demanda o la denuncia, según sea el caso, y ya le hayan corrido traslado (es decir, lo
notifica de la acción interpuesta en su contra), revise rápidamente los hechos, los
argumento del petente y a la luz de lo que está en el escrito, vea si el misma tiene sustento,
si hay argumentos fuertes y sólidos, si el colegio o alguien de su personal, se equivocó y
produjo que se interpusiera la acción judicial. En este caso. Usted puede hacer dos cosas:
una responder y dejar que el proceso siga su curso; y dos, corregir o hacer lo que el padre
de familia, el empleado o el estudiante pide, y contestar al juez o a la autoridad
administrativa, que la situación por la cual se ha interpuesto esa tutela, queja o demanda, ya
es un hecho superado porque se ha hecho el ajuste, a todo lo pedido por el accionante.
Recuerde que siempre es mejor ceder y conceder lo que está pidiendo el quejoso, que ser
objeto de una sentencia de un juez de la república, que quebrante el ordenamiento y los
procedimientos ordinarios de la institución educativa. Si usted cede y concede lo que le
piden, porque hay razón a ello, no está perdiendo, está obrando en derecho y con justicia.
Y finalmente, en caso de duda sobre la petición, la solicitud, el requerimiento o lo
demandado, si no está seguro, asesórese de quien conozca del tema, de tal manera que esa
persona o asesor, pueda darle una orientación y hacer un pronóstico sobre lo que
posiblemente sucederá con la acción interpuesta. Recuerde de todas maneras, que las
funciones y conceptos de los abogados, suelen ser de medios y no de resultados, es decir,
nadie le puede asegurar que ciento por ciento, obtendrá el resultado esperado –ganar a toda
costa la controversia, el pleito o la demanda-, sino que pondrá todos los medios a su
alcance, para el logro del objetivo propuesto.

Conceptos Jurídicos Básicos

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Para una adecuada comprensión de los aspectos –más comunes- que pueden estar
relacionados con las actuaciones que una persona pueda adelantar en contra de una
institución educativa, se proponen a continuación, algunos conceptos básicos y
fundamentales que se deben tener en cuenta.
1) Derecho de Petición.
El Derecho de Petición es un derecho fundamental de los ciudadanos colombianos que les
concede la prerrogativa de que las autoridades o los particulares, frente a una solicitud
que se eleve respetuosamente, la misma se atendida en tiempo y en términos, para que el
asunto se resuelva de fondo, sin exceder los tiempos que norma estableció para tal
propósito.
La Constitución Política colombiana, en su Artículo 23 lo incluyó como un derecho
fundamental al cual todo ciudadano puede acceder, pero además, que posteriormente, en
una ley estatutaria, la 1755 de 2015, el legislativo definió todo lo concerniente al
cumplimiento de este derecho fundamental de los ciudadanos. Es importante precisar que
hay una diferencia entre lo que deben hacer las entidades del estado, de lo que compete a
las de los particulares. Son similares, en tanto que ambas prestan un servicio público, en el
caso de la educación. A este respecto, conviene revisar lo que dice la mencionada Ley en su
Artículo 32, en relación con lo que deben hacer las instituciones educativas privadas:
Derecho de Petición ante organizaciones privadas para garantizar los derechos
fundamentales. Toda persona podrá ejercer el derecho de petición para garantizar sus
derechos fundamentales ante organizaciones privadas con o sin personería jurídica, tales
como sociedades, corporaciones, fundaciones, asociaciones, organizaciones religiosas,
cooperativas, instituciones financieras o clubes.
Salvo norma legal especial, el trámite y resolución de estas peticiones estarán sometidas a
los principios y reglas establecidos en el capítulo 1 de este título.
Las organizaciones privadas solo podrán invocar la reserva de la información solicitada en
los casos expresamente establecidos en la Constitución Política y la ley.
Las peticiones ante las empresas o personas que administran archivos y bases de datos de
carácter financiero, crediticio, comercial, de servicios y las provenientes de terceros países
se regirán por lo dispuesto en la Ley Estatutaria del Hábeas Data.
Parágrafo 1º. Este derecho también podrá ejercerse ante personas naturales cuando frente a
ellas el solicitante se encuentre en situaciones de indefensión, subordinación o la persona
natural se encuentre ejerciendo una función o posición dominante frente al peticionario.
Parágrafo 2º. Los personeros municipales y distritales y la Defensoría del Pueblo prestarán
asistencia eficaz e inmediata a toda persona que la solicite, para garantizarle el ejercicio del
derecho constitucional de petición que hubiere ejercido o desee ejercer ante organizaciones
o instituciones privadas.
Parágrafo 3º. Ninguna entidad privada podrá negarse a la recepción y radicación de
solicitudes y peticiones respetuosas, so pena de incurrir en sanciones y/o multas por parte de
las autoridades competentes.
Es evidente que si en una institución educativa, independientemente de que sea, estatal o de
particulares, hay una solicitud, así no incluya que es –derecho de petición-, así sólo sea

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verbal, la institución deberá atenderla y responderla, de fondo y de manera pronta, puesto
que se trata de un requerimiento que hace alguien, quien es usuario de dicho servicio
público educativo. Cuando dichas solicitudes no se atienden dentro de los parámetros
definidos por la normatividad legal vigente sobre el particular, se propicia una situación
anómala que conduce necesariamente, a que el peticionario se vea abocado a tutelar su
derecho de petición, por no haber sido atendido a tiempo o de fondo.
Adicional a esto, también hay que tener muy claro, que frente a toda decisión
administrativa, existen al menos dos recursos que se deben respetar: el primero es el de
reposición que siempre se impetra ante quien profirió la decisión inicial o el acto
administrativo que se está reponiendo. En estos casos, se debe atender dicho recurso, so
pena de incurrir a la violación al debido proceso, las pretensiones hechas, se deben
examinar con detenimiento y se debe proceder a responder la reposición dentro de los
términos legales (tiempo) y de fondo. Y segundo el de apelación, que siempre que presenta,
ante quien profirió la decisión o el acto administrativo, pero debe ser resuelto por la
siguiente instancia a ese nivel inicial. Y también se debe dar una respuesta en tiempo y de
fondo.
Siendo así las cosas, no se trata de que el Manual de Convivencia, por ejemplo, reglamente
el derecho de petición, sino que en todos los procedimientos y actuaciones de las
autoridades educativas de una institución, se pueda dar cuenta y explicación, cuando alguna
de las partes implicadas lo solicite, respetado que efectivamente quien lo solicite, tiene
derecho a que sus solicitudes respetuosas, sean atendidas. Ninguna autoridad, ni estatal ni
privada, que presta un servicio público, podría ser eximida de atender las solicitudes que se
le hagan.
En el Manual de Convivencia, lo que se debe reglamentar es justamente el conducto regular
y el debido proceso, los que deben estar sometidos al imperio de la ley, y cuando alguno de
los involucrados en una situación administrativa, de orden académico o disciplinario, por
parte de las autoridades educativas, sea atendida en derecho y respetado este principio
constitucional.
2) Debido Proceso.
Se entiende por Debido Proceso la actuación de las autoridades en donde se respetan los
principios y derechos constitucionales de los implicados, se sigue los prescrito en los
documentos de referencia que se hallen ajustados a derecho (el Manual de Convivencia) y
se busca que efectivamente, quien es objeto de la actuación, goce de todas las garantías
para que no se le impongan medidas, sanciones o decisiones arbitrarias, sin que esa
persona pueda controvertirlas.
El debido proceso es uno de los aspectos relevantes que se deben tener presente, tanto en la
elaboración de los Manuales de Convivencia, como en la puesta en práctica de sus
procedimientos. Fácilmente, este aspecto se lo deja de lado, por la errónea idea que se tiene
que los directivos o propietarios de las instituciones educativas, son omnipotentes frente a
cualquier procedimiento administrativo que en ellos se siga, olvidándose rápidamente que
la educación es un derecho fundamental, consagrado así en la Constitución Política y que
en tanto tal, es un servicio público que puede ser prestado, ya sea por entidades del Estado

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(Instituciones Educativas Oficiales o Estatales) o por entidades educativas, cuyos
propietarios son particulares. Lo que definitivamente no pueden olvidar unos y otros, es que
en tanto que es un servicio público, el mismo está supeditado a toda la reglamentación y
regulación, que los ellos tienen, y por lo tanto, entre otras cosas a los procedimientos que se
regulan con lo contencioso administrativo.
Generalmente, muchas instituciones educativas tienen dificultades importantes con el
debido proceso, en tanto que lo habitual es que muchos de los procedimientos que se hacen,
no respetan el conducto regular y por lo mismo, el debido proceso; o no se le da la
publicidad desde el inicio del proceso, lo que conduce necesariamente a faltar al debido
proceso; o se les impone dos sanciones diferentes frente a una sola falta, lo cual
corresponde a una violación del debido proceso; o no se cuenta con la doble instancia, para
poder apelar las decisiones que se toman en contra; o se sanciona por faltas que no se hallan
tipificadas en el Manual de Convivencia; o no se da la oportunidad de hacer descargos y de
defenderse, frente a una actuación administrativa; sólo por mencionar algunos de los
problemas más comunes, que se presentan en el ámbito educativo.
En la Constitución Política de Colombia en su Artículo 29, se consagra el debido proceso,
como uno de los derechos fundamentales para todos los ciudadanos y para todo tipo de
actuaciones, entre las que se encuentran las administrativas, que se dan en el contexto
escolar. Adicional a esto, la Ley 1098 –Código de Infancia y Adolescencia- en su Artículo
26, consagra el debido proceso como unos de los derechos fundamentales de los menores
de edad, que se debe observar en cualquier actuación de las autoridades.
3) El Conducto Regular.
Se entiende por Conducto Regular la estructura según la cual, existe una secuencia para
resolver las controversias que se presente, en donde de manera inicial, quien debe atender
la misma, es el punto o la instancia en donde la misma se presentó. Así mismo, que se debe
recurrir a una u otra instancia, en el proceso de resolver una controversia, sin que
efectivamente no se pueda recurrir a la superior, pero en la que se busca que los
directamente implicados en la situación, hecho o actuación, sean quienes resuelvan de
manera responsable y efectiva, dicha controversia.
Este es un elemento fundamental que debe existir, tanto en los Manuales de Convivencia,
como en la aplicación de los procedimientos de orden académico y de convivencia en una
institución educativa, en tanto que su existencia contribuye de manera significativa, a hacer
efectivo el debido proceso. Efectivamente, los Manuales deben incluir el conducto regular
para la situaciones académicas y para las situaciones de convivencia o disciplinarias, como
una manera de organizar las intervenciones de las distintas instancias, que conforman los
diferentes niveles de autoridad, en una institución educativa.
El conducto regular se incluye en un Manual de Convivencia, justamente para evitar la
arbitrariedad de las decisiones, la concentración del poder una sola persona, dar la
oportunidad a que exista la doble instancia para que se puedan apelar las decisiones
tomadas por una figura de autoridad, entre otros. No siempre se tiene claridad en el
conducto regular o no se lo deja claro en el Manual. O en otras ocasiones, se incluye el
conducto regular, pero no se lo sigue diligentemente en las controversias que se presentan,

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frente a una actuación o una decisión. Al suceder esto y generarse una controversia ante una
autoridad, lo obvio es que quien conozca de la actuación que se está siguiendo, falle a favor
del estudiante y en contra de la institución, por la violación al debido proceso.
No es que el debido proceso se agote en el conducto regular, pero lo que sí es cierto, es que
no hay debido proceso, si no se tiene definido un conducto regular claro y efectivo, que
haga posible que se sepa, a quién acudir, cuándo acudir y para qué acudir. Los rectores de
los colegios o los directores y dueños de las instituciones educativas, pueden ser la última
autoridad y la máxima autoridad, pero no pueden ser la primera y última. Adicional a esto,
a pesar del querer de muchos propietarios de instituciones educativas, siempre, por encima
del rector, se halla el Consejo Directivo de la Institución Educativa, ante quien se pueden
apelar las decisiones que un rector toma. Cuando esto es así, no hay conducto regular ni
debido proceso, porque todo inicia y termina en esa figura de autoridad, conduciendo a que
no exista el debido proceso, la doble instancia, los términos y las condiciones para las
actuaciones administrativas, y en una palabra, todo lo que un sistema democrático exige,
para que se respeten los derechos fundamentales de las personas, que en este caso, son
estudiantes en su mayoría, menores de edad.
4) Deber de Cuidado – Posición de Garante.
Se entiende por Deber de Cuidado la condición que tienen ciertas personas frente a
menores edad, en donde deben actuar con total diligencia y cuidado, para evitar o para
impedir que dicho menor de edad o incapaz, se cause daño a sí mismo o a los demás,
puesto que en caso de que así ocurra, quien detente el deber de cuidado o la posición de
garante, deberá responder por dichos daños y reparar a quienes los padezcan.
El Código Civil Colombiano en su Artículo 2347 ha dado origen en la jurisprudencia
colombiana a la categoría de deber de cuidado, entendida este como la responsabilidad que
tienen los rectores y los educadores de las instituciones educativas, de garantizar por ellos
mismos o por el personal educador, la integridad física, emocional y moral de todos los
estudiantes que se hallan bajo su tutela, en virtud de la relación de subordinación que ellos
tienen con el rector de la institución educativa, al ser aceptados como matriculados o
asistentes en la mencionada institución educativa (Martínez Rojas, J. G., 2015).
Este es otro aspecto o categoría jurídica que debe ser manejada por los directivos de las
instituciones educativas y en la medida de los casos, ser reglamentado en los manuales de
convivencia, en tanto que cada vez es más seria y exigente, la jurisprudencia que sobre el
particular, las altas Cortes han hecho a las instituciones educativas, estatales y privadas, en
esta perspectiva. Este deber de cuidado se deriva de la siguiente normatividad. El Artículo
2347 de Código Civil Colombiano denominado –Responsabilidad por el hecho propio y de
las personas a cargo- que afirma:
Toda persona es responsable, no sólo de sus propias acciones para el efecto de indemnizar el
daño, sino del hecho de aquellos que estuvieren a su cuidado.
(…)
Así los directores de colegios y escuelas responden del hecho de los discípulos mientras están
bajo su cuidado, y los artesanos y empresarios, del hecho de sus aprendices o dependientes, en
el mismo caso.
(…)

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Pero cesará la responsabilidad de tales personas, si con la autoridad y el cuidado que su
respectiva calidad les confiere y prescribe, no hubieren podido impedir el hecho.
El Código Civil es claro sobre la responsabilidad que tienen los educadores de los colegios
y de las escuelas, frente a las actuaciones de sus estudiantes, los que a todas luces están
bajo su cuidado, pero además, también es preciso cuando determina las condiciones que
hacen posible ser eximidos de su responsabilidad.
A lo anterior, se suma lo que contempla la Ley 1098 de 2006, en donde se afirma lo
siguiente, sobre este particular: a) Artículo 3: Sujetos objeto de la presente Ley: lo
conceptuado en ella aplica para todos los menores de 18 años, sin perjuicio de lo
establecido en el Artículo 34 del Código Civil, en donde se establece que niños son las
personas que se hallan entre 0 y 12 años de edad, y adolescentes quienes se hallan entre
12 y 18 años de edad; b) Artículo 7 referido a la protección integral que afirma: Se
entiende por protección integral de los niños, niñas y adolescentes el reconocimiento como
sujetos de derechos, la garantía y cumplimiento de los mismos, la prevención de su
amenaza o vulneración y la seguridad de su restablecimiento inmediato en desarrollo del
principio del interés superior; c) Artículo 8 referido al interés superior de niños y
adolescentes que afirma: Se entiende por interés superior del niño, niña y adolescente, el
imperativo que obliga a todas las personas a garantizar la satisfacción integral y
simultánea de todos sus derechos humanos, que son universales, prevalentes e
interdependientes; d) Artículo 43 referido a la obligación ética fundamental de los
establecimientos educativos que afirma: Las instituciones de educación primaria y
secundaria, públicas y privadas, tendrán la obligación fundamental de garantizar a los
niños, niñas y adolescentes el pleno respeto a su dignidad, vida, integridad física y moral
dentro de la convivencia escolar. Para tal efecto, deberán: 1. Formar a los niños, niñas y
adolescentes en el respeto por los valores fundamentales de la dignidad humana, los
derechos humanos, la aceptación, la tolerancia hacia las diferencias entre personas. Para
ello deberán inculcar un trato respetuoso y considerado hacia los demás, especialmente
hacia quienes presentan discapacidades, especial vulnerabilidad o capacidades
sobresalientes. 2. Proteger eficazmente a los niños, niñas y adolescentes contra toda forma
de maltrato, agresión física o sicológica, humillación, discriminación o burla de parte de
los demás compañeros y de los profesores. 3. Establecer en sus reglamentos los
mecanismos adecuados de carácter disuasivo, correctivo y reeducativo para impedir la
agresión física o psicológica, los comportamientos de burla, desprecio y humillación hacia
niños y adolescentes con dificultades en el aprendizaje, en el lenguaje o hacia niños y
adolescentes con capacidades sobresalientes o especiales. Lo que hace esta Ley 1098 es
desarrollar lo contemplado en el Artículo 44 de la Constitución Política Colombiana, en
relación con los niños y adolescentes. En ella se precisa e impone una serie de
responsabilidades a las instituciones educativas –estatales y privadas- en relación con sus
estudiantes, complementado así, todo aquello que les compete y que de ninguna manera se
puede dejar de lado, so pena de vulnerar estos derechos de dichos menores de edad.
5) Patria Potestad y Custodia de los Hijos.
En el ordenamiento jurídico colombiano, según lo establecido en el Artículo 288 del
Código Civil, la patria potestad es el conjunto de derechos y obligaciones que la ley

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reconoce a los padres sobre sus hijos no emancipados, para facilitar a aquellos, el
cumplimiento de los deberes que su calidad les impone.
A su vez, el artículo 14 del Código de la Infancia y la Adolescencia complementa la
institución jurídica de la patria potestad establecida en el Código Civil, consagrando la
responsabilidad parental, compartida y solidaria, en la que se condensan las obligaciones de
los padres de familia, inherentes a la orientación, cuidado, acompañamiento y crianza de los
niños, las niñas y los adolescentes, durante su proceso de formación, y proscribe todo acto
de violencia física o psicológica, en el ejercicio de esa responsabilidad o los “...actos que
impidan el ejercicio de sus derechos”. Por su parte, la Corte Constitucional en la Sentencia
C-1003 de 2007, sobre el particular, ha manifestado:
En armonía con la citada disposición, esta corporación ha considerado que la patria potestad,
mejor denominada potestad parental, tiene la función especialísima de garantizar el
cumplimiento de los deberes de los padres mediante el ejercicio de determinados derechos
sobre la persona de sus hijos (permiso para salir del país, representación del menor, etc.) y
sobre sus bienes (usufructo legal y administración del patrimonio). Igualmente ha
considerado, que el ejercicio de la potestad parental tiene como finalidad el bienestar
emocional y material de los menores no emancipados, y en consecuencia, el incumplimiento
de los deberes de los padres puede conducir a su pérdida o suspensión.
En efecto, la patria potestad hace referencia a un régimen paterno-filial de protección del hijo
menor no emancipado, en cabeza de sus padres, que no deriva del matrimonio de éstos pues
surge por ministerio de la ley independientemente a la existencia de dicho vínculo.
Las características de la patria potestad son las siguientes:
– Se aplica excesivamente como un régimen de protección a hijos menores no
emancipados.
– Es obligatoria e irrenunciable, pues los padres de familia, tienen la patria potestad, salvo
que la ley los prive de ella o los excluya de su ejercicio.
– Es personal e intransmisible, porque son los padres quienes deberán ejercerla, a no ser
que la misma ley los excluya de su ejercicio.
– Es indisponible, porque el ejercicio de la patria potestad no puede ser atribuido,
modificado, regulado, ni extinguido por la propia voluntad privada, sino en los casos en que
la misma ley lo permita.
– Constituye una labor gratuita, porque es un deber de los padres de familia.
– La patria potestad debe ser ejercida personalmente por el padre o por la madre.
En Colombia no es lo mismo la patria potestad, a la custodia y cuidado personal de un
menor de edad, toda vez que la custodia y cuidado personal, se traduce en el oficio o
función mediante la cual, se tiene poder para criar, educar, orientar, conducir, formar
hábitos, dirigir y disciplinar la conducta del menor de edad y la cual corresponde de
consuno a los padres legítimos, extra matrimoniales o adoptivos y se podrá extender a una
tercera persona, mientras que la patria potestad hace referencia al usufructo de los bienes, a
la administración de esos bienes y al poder de representación judicial y extrajudicial del

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hijo, en cabeza de los padres de familia y que solo el Juez de Familia, podrá disponer en un
tercero.
Por su parte, la Ley 1098 de 2006, en su Artículo 23, establece sobre el particular, lo
siguiente: Custodia y Cuidado Personal: Los niños, las niñas y los adolescentes tienen
derecho a que sus padres en forma permanente y solidaria, asuman directa y oportunamente
su custodia, para su desarrollo integral. La obligación de cuidado personal se extiende
además a quienes convivan con ellos en los ámbitos familiar, social o institucional, o a sus
representantes legales.
El Código Civil Colombiano, respecto a las obligaciones de los padres de familia con sus
hijos, afirma que corresponde a los padres de manera conjunta, o al padre sobreviviente, el
cuidado personal de la crianza y educación de los hijos, y que los gastos de crianza,
educación y establecimiento de los hijos legítimos, pertenece a la sociedad conyugal. La
custodia se puede fijar por medio de: i) Conciliación entre las partes ii) Proceso
Administrativo de Restablecimiento de Derechos y iii) Proceso Verbal Sumario ante el Juez
de Familia.
Según consideraciones de la Corte Constitucional Colombiana con la custodia, se busca,
...como regla general, asegurar el desarrollo armónico, integral, normal y sano de los
niños, desde los puntos de vista físico, psicológico, afectivo, intelectual y ético, así como la
plena evolución de su personalidad. Cuando se otorga la custodia del menor de edad a
familiares u otras personas, no se trasmite la patria potestad y adicionalmente no sustrae a
los padres de las obligaciones contempladas por la ley para con sus hijos. De lo anterior se
concluye por una parte, que la custodia y cuidado personal de un menor de edad, es un
asunto conciliable y por la otra, que la patria potestad no es susceptible de ser transferida de
común acuerdo.
6) Tipificación de las Faltas de los Estudiantes.
En el ordenamiento jurídico colombiano, un delito es una conducta típica, antijurídica e
imputable, sometida a una sanción penal. Ahora bien, si bien un Manual de Convivencia no
es lo mismo que el código penal colombiano, los jueces y las distintas autoridades, sí han
establecido que para poder sancionar a un estudiante, aquel comportamiento o conducta por
la cual se le va a sancionar, cumpla con las características de lo que es un delito, es decir
que se típica lo que quiere decir que se halle definida en el documento marco de
comportamiento como falta; que sea antijurídica que quiere decir que está catalogada como
contraria a lo deseable en el ordenamiento de la institución educativa; y que sea imputable,
es decir, que haya un responsable de su comisión de dicho comportamiento. Y al darse
estos tres elementos, se pueda imponer una sanción de las contempladas en el Manual,
como la forma de responder por dicho comportamiento.
La insistencia de las autoridades en la que los comportamientos inadecuados de los
estudiantes puedan ser faltas, y que en tal sentido, pueda tratárselas como eso que son,
faltas, obedece justamente a que el debido proceso y todo ordenamiento jurídico impone,
en las democracias a las organizaciones, que previamente se hayan definido las faltas y las
sanciones que se pueden decretar por tales comportamientos. Es contrario al ordenamiento
jurídico, que cada día, uno de los educadores se “invente” una falta que haga posible, crear

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las condiciones para sancionar a los estudiantes. Sólo se lo podrá sancionar, si la falta está
tipificada como tal, en el Manual de Convivencia, si es contraria al ordenamiento de la
institución educativa, y si hay un responsable a quien se le pueda imputar la misma. De lo
contrario, no podrá aplicarse una sanción a un estudiante, puesto que si la conducta no se la
ha tipificado como falta, no podrá seguirse adelante, con un proceso conducente a
sancionarlo, por dicho comportamiento.
En el Manual de Convivencia se deben tipificar las faltas que sean leves, las graves, y las
muy graves, así como las sanciones a las que haya lugar para cada grupo de ellas. Ahora
bien, lo más sensato es que la tipificación en estos tres grados, de las faltas, obedezca al
incumplimiento de los deberes de los estudiantes, para que las mismas estén soportadas en
ellos. Y si a esto se le agrega el debido proceso para cada tipo de falta, se tendrá claramente
lo definido en el ordenamiento jurídico colombiano, en relación con las faltas: tipicidad,
conducta antijurídica, imputación, y por supuesto, una consecuencia lógica o una sanción,
por la comisión de las faltas.
7) Responsabilidad Civil.
Se entiende por Responsabilidad Civil la obligación que tiene una persona o una
institución de resarcir el daño provocado a otra persona o institución o de reparar el daño
que se ha causado y que previamente no existía. Esta reparación puede ser subsanando los
perjuicios causados o monetizándola, es decir, pagando al otro, el valor de dichos daños.
La Responsabilidad Civil –RC- es una categoría jurídica con la que se define si existe lugar
o no, a solicitar una compensación cuando se produce un daño por un accidente, una
conducta impropia, una omisión, una actuación deliberada o cualquier tipo de
comportamiento que afecte a los demás. Por ello, se recomienda a las instituciones
educativas, tomar todas las medidas del caso, para que no se produzcan ninguna de las
situaciones anteriormente enumeradas, de tal manera que no haya ocasión a que se
configuren las condiciones que hacen posible hablar de responsabilidad civil: un hecho, un
daño y el nexo causal entre el hecho y el daño.
La Responsabilidad Civil puede ser Contractual (prescribe a los 5 años) o Extracontractual
(prescribe a los 10 años). La RC es contractual cuando de por medio de la interacción entre
las persona media un contrato, así sea tácito, frente al cual se pide la compensación del
daño (un transporte en un taxi, un accidente en una institución educativa), y es
extracontractual cuando no hay vínculo entre la persona que sufre el daño y quien lo causa
(el peatón que es atropellado por un vehículo en movimiento o una persona que es agredida
por un estudiante que se evadió de la institución educativa). Cuando se prueba la
Responsabilidad Civil esto conduce a que quien haya sufrido el daño, sea compensado
económicamente para resarcir el perjuicio recibido. La RC puede ser subjetiva (quien es
objeto de ella debe probar el daño y el nexo causal entre daño y hecho) y objetiva (quien es
objeto de ella sólo debe probar el daño).
8) Acción de Tutela.
La Acción de Tutela se puede definir como un recurso constitucional, que tienen los
ciudadanos para solicitar a un juez de la república, que se proteja un derecho fundamental
que está siendo vulnerado o se corre el riesgo de que sea vulnerado, por un particular o

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por una entidad estatal o particular, y que requiere de la actuación inmediata y sumaria de
las autoridades, para evitar que dicha vulneración se consuma.
La acción de tutela sólo se puede interponer si antes se han agotado todos los recursos para
proteger ese derecho fundamental, si efectivamente la actuación inminente puede conducir
a la vulneración de un derecho fundamental, si no existe otro medio para solicitar que no se
vulnere el mencionado derecho fundamental, si no se ha interpuesto otra acción de tutela
por los mismos hechos, entre otros aspectos.
La acción de tutela es un recurso expedito y sumario, es decir, una acción en donde se pide
la intervención de la justicia de manera rápida, con celeridad, donde se pide su actuación
para prevenir o evitar un daño inminente que vulnera uno o más derechos fundamentales de
un ciudadano. Y es sumario porque el tiempo del cual dispone un juez para pronunciarse,
no puede exceder los 15 días hábiles. Además sus decisiones son de ejecución inmediata.
La misma se puede apelar ante el superior inmediato, de quien profirió la sentencia, y una
vez surtidas las dos instancias o una sola, si no se ha apelado, se remite a la Corte
Constitucional, para que allí decidan si la revisan o no, independientemente de que el fallo
haya sido o no favorable a quien la interpuso.
9) Incidente de Desacato.
El Incidente de Desacato es una especie de queja o solicitud especial, que se presenta ante
un juez, en donde se pone en evidencia que aquella persona o aquella entidad jurídica a
quien se le ha ordenado que cumpla un mandato para prevenir, subsanar o detener la
violación de un derecho fundamental de un ciudadano, no cumple con lo ordenado por el
juez de la república.
El incidente de desacato normalmente desemboca en una orden perentoria del juez, según
la cual, conmina a la persona o al ente jurídico objeto del mismo, a cumplir con lo
ordenado, pero además, puede incluir días de arresto para la persona que incumple con el
mandato judicial. El incidente de desacato se presenta, como ya se afirmó en su definición,
para hacer que la justicia opere, para coaccionar a quien no está dispuesto cumplir con lo
mandado por el juez de la república, a que lo haga.
10) Demanda.
Una Demanda es una actuación judicial mediante la cual se presenta ante un juez, una
controversia entre dos o más partes y que busca que dicho operador de la justicia –el juez-
se pronuncie y resuelva la controversia, a partir de las pruebas que se alleguen o que se
pidan con la misma. Una demanda puede ser interpuesta por cualquier ciudadano cuando
versa sobre un asunto sencillo, o debe ser presentada a través de un abogado cuando
involucra grandes sumas de dinero u objetos o bienes que tienen un valor muy alto, puesto
que llevar adelante todos los procedimientos que la misma impone, requiere del
conocimiento no sólo del procedimiento a seguir, sino de las normas y de todos los
elementos propios del sistema judicial.
Normalmente las demandas se presentan por ejemplo cuando se pide reparación por
responsabilidad civil, cuando se busca que un juez laboral proteja los derechos del

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trabajador y haga que el empleador los respete, cuando se pide que uno de los padres
cumpla con su responsabilidad de dar alimentos a un hijo, por mencionar algunos ejemplos.
11) Denuncia.
Una Denuncia es la acción que realiza cualquier ciudadano, sin ser necesariamente
abogado, ante las autoridades, para poner en su conocimiento, la comisión de un delito
que debe ser investigado por ellas para identificar el o los responsables de dicha conducta,
para que asuman las consecuencias legales que dicha conducta comporta.
Cuando la comisión de un delito involucra a un menor de edad, generalmente el adulto que
conozca de ella, está obligado o debe interponer la denuncia, so pena de constituirse
cómplice de la misma, y de que en caso de conocerse sobre dicho comportamiento o
conducta o delito, sea también imputado y se le haga responsable.

Procedimientos Institucionales Adecuados Frente a la Comisión de Delitos


Como ya se definió, en el ordenamiento jurídico colombiano, un delito es una conducta
típica, antijurídica e imputable, sometida a una sanción penal. Esto quiere decir un delito
para que sea tal, debe ser una conducta típica porque se halla definida en el Código Penal
como delito; que sea antijurídica es decir, que está catalogada como contraria a lo deseable
en el ordenamiento jurídico del Estado; y que sea imputable, es decir, que haya un
responsable de la comisión de dicho comportamiento. Y al darse estos tres elementos, se
puede imponer una de las sanciones contempladas en el Código Penal, como la forma de
pagar o de responder por dicho comportamiento. Ahora bien, en el contexto escolar existe
la posibilidad de que cualquiera de los integrantes de la comunidad educativa cometa
delitos de los estipulados como tal, en el Código Penal Colombiano existente, de tal
manera, que al estar tipificado de esta manera, se les debe dar un manejo adecuado a su
naturaleza.
Una posible fuente de riesgos y de problemas complejos para las instituciones educativas
en general, pero en especial, para los directivos y muy en particular para la rectoría de la
institución, es el manejo de los delitos que se puedan dar en su contexto,
independientemente de quienes sean, tanto el sujeto activo del mismo (quien comete el
delito), como el sujeto pasivo (la víctima del delito). Este tipo de situaciones son una fuente
de conflictos, riesgos y problemas, porque este tipo de conductas o de comportamientos
encierran en sí mismos, unas condiciones para su manejo, que generalmente no se las tiene
en cuenta. Para un adecuado manejo de los mismos, desde la rectoría, se recomienda tener
en cuenta lo siguiente:
1) La Institución Siempre Debe Denunciar la Posible Comisión de un Delito. Sin
importar si el delito lo cometió un menor de edad o un adulto, la institución educativa tiene
el deber de denunciar la posible comisión del delito, ante las autoridades competentes, para
que ellas adelanten los procesos de investigación del caso y definan, ajustados a derecho, si
existió o no, el presunto delito. No le compete a la institución o a sus autoridades declarar
que sí se dio el delito o que no hubo lugar a él. Eso le compete a los jueces de la república.
Tan nocivo y problemático es para las instituciones educativas ignorar los delitos que

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cometan los integrantes de la comunidad educativa, como denunciar temerariamente a
alguno de sus integrantes, cuando no hay lugar a ello.
Son muchas las situaciones en las que la institución educativa y sus directivos deben
denunciar ante las autoridades, la posible comisión de un delito, para que ellas adelanten las
investigaciones del caso y determinen los responsables del mismo, así como quién debe
asumir las consecuencias de éste. Algunas situaciones comunes que se presentan en las
instituciones educativas en donde presuntamente hay delitos involucrados, que se deben
denunciar, pueden ser las siguientes:
– Cuando se conoce que un menor de edad, esta siendo maltratado, explotado, prostituido,
abusado sexualmente, abandonado porque no se le provee lo mínimo para su subsistencia,
víctima de violencia intrafamiliar, instrumentalizado para cometer delitos, extorsionado,
inducido al consumo de SPA, etc., por parte de sus padres o responsables de ellos, o
incluso, por terceros ajenos al círculo familiar de los menores de edad, o por sus
compañeros, o por personal de la institución educativa misma, o aunque los hechos ocurran
fuera de la institución educativa, siempre se debe denunciar. No se debe olvidar todo lo
conceptuado en el Código de Infancia y Adolescencia sobre el particular, por aquello del
interés superior de los menores de edad y su protección integral. Si se conoce y no se
denuncia, se puede incurrir en el delito de complicidad, lo que necesariamente conduce a
que la institución y sus representantes, puedan también ser imputados y hechos
responsables de dichos delitos.
– Cuando un adulto, docente, directivo, personal de apoyo, personal administrativo, o
cualquier otra persona vinculada a la institución, así sea un visitante ocasional, comete en
sus instalaciones algún delito, en contra de los menores de edad o de un adulto, la
institución y sus directivos deben ser extremadamente diligentes en poner en conocimiento
de las autoridades, todo lo sucedido; pero además, en proceder a poner a su disposición los
documentos, pruebas, circunstancias y todo lo que pudiese ayudar o contribuir a su
esclarecimiento, así como también a hacer, que los responsables de dichos
comportamientos, respondan por sus acciones.
– Cuando alguien del personal de la institución, vinculado a ésta mediante contrato laboral
o de cualquier otra índole, cometa algún delito, así sea mínimo, no basta con que dicha
persona haga descargos o asuma por escrito que ha cometido dicho delito, como suelen
hacer algunos directivos, para posteriormente proceder a cancelar el contrato, amparados en
dichos descargos o “confesiones”, los que evidentemente no son suficientes, ni adecuados,
puesto que las autoridades de la institución educativa, no tienen funciones de jueces de la
república, razón por la cual, las autoridades la institución, deben proceder a denunciar
dichas situaciones, ante las autoridades competentes, para que sean ellas que sí tienen la
competencia para investigar y judicializar a quienes cometen delitos, quienes se pronuncien
sobre el particular. Y sobre ello, sí se proceda a tomar las decisiones administrativas del
caso, en relación con el contrato y su cancelación.
– Si bien la normatividad legal vigente concede a los particulares la posibilidad de
investigar sobre los delitos que se hayan podido cometer y que los afecten, para contribuir a
su esclarecimiento, en caso de que la institución educativa o sus directivos o sus

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propietarios, estén interesados en hacer uso de esta opción, la recomendación es hacerlo,
ajustado a la normatividad sobre el particular, y haciendo uso de los servicios de un
profesional del derecho, que sepa cómo proceder y llevar a cabo este tipo de actuaciones,
pues las mismas se deben hacer, con conocimiento de causa y ajustadas a derecho.
2) Prácticas que no son Adecuadas en las Instituciones Educativas en Relación con la
Comisión de un Delito. En muchas instituciones educativas, sus directivos, propietarios o
terceros responsables, suelen poner en práctica, acciones inadecuadas en relación con la
comisión de delitos, que pueden ser no sólo nocivas para quienes se hallan inmersos en
dichas situaciones, sino además, generar riesgos a la entidad misma. Las prácticas más
comunes, que se proscriben o se recomienda no llevar a cabo son las siguientes:
– Proceder a “tapar” la situación que involucre la posible comisión de un delito, para no
afectar la “imagen” de la organización, dejando de lado la posibilidad de denunciar y que
las autoridades investiguen y esclarezcan lo sucedido.
– Proceder a hacer “acuerdos” de no denunciar a quien posiblemente cometió el delito, a
cambio de que renuncie o de que se vaya de la institución, incurriendo con ello, en una
situación de complicidad.
– Permitir que los padres de familia o terceros, acusen a los directivos o a los docentes de
comportamientos y conductas que pueden ser delitos, sin que se proceda a presentar la
denuncia del caso en contra de quienes así actúan, para que las autoridades impongan las
sanciones, penas o hagan los requerimientos del caso, para esclarecer la situación.
– Minimizar, dejar pasar, ignorar, dejar de lado, o cualquier otra actitud relacionada con las
anteriores, los posibles comportamientos delictuales de los menores de edad, con la falsa
creencia de que ellos son inimputables, es decir, no responsables ante la ley.
– Dejar sin denunciar, cualquier posible delito que se haya podido cometer, en contra de un
menor de edad, por cualquier razón que se aduzca para ello, pues si bien todos los delitos se
deben denunciar, los que involucren menores de edad como víctimas, nunca se pueden
dejar de lado, sino todo lo contrario, se deben poner en conocimiento de las autoridades
siempre y en todo momento.
– No suministrar la información o aquello que las autoridades requieran para adelantar su
proceso de investigación, llegando incluso a obstruir su acción, lo que redundaría en
detrimento de la justicia. Se deben poner a disposición de las autoridades, todos los
elementos, documentos y personas que la justicia requiera, para cumplir su labor.
– No se debe olvidar que muchas conductas antijurídicas –delitos– y otras que no
necesariamente son delitos pero sin conductas riesgosas o situaciones que involucran daños
a quienes son objeto de ellas, pueden ser susceptibles de demandas para probar los daños
ocurridos, y en este sentido, solicitar la reparación de los mismos, lo que conduce a tener
que enfrentar procesos jurídicos conducentes a demostrar el daño y solicitar la
compensación por los mismos (responsabilidad civil). En este sentido, este tipo de
situaciones se deben evitar y prevenir, puesto que de lo contrario, la institución y sus
directivos, deberán responder por dichos daños y perjuicios.

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- Realizar cualquier comportamiento o conducta proscrita por la ley, frente a la comisión de
posibles delitos, que las autoridades de la institución lleven a cabo, puesto que las normas y
la ley, definen elementos y aspectos que se deben observar y cumplir sin dilación, para que
ellas puedan llevar a cabo sus responsabilidades.
3) Algunas Recomendaciones y Prácticas que Pueden Contribuir a Tener Prácticas
Adecuadas en las Instituciones Educativas en Relación con la Comisión de un Delito.
Si bien no se trata de hacer un compendio de derecho penal en este apartado, si se pueden
tener en cuenta las siguientes recomendaciones en relación con la prevención o el manejo
que se debe dar en las instituciones educativas, para manejar adecuadamente la comisión de
delitos o para prevenir su ocurrencia. Las más significativas son las siguientes:
– Capacitación. La institución educativa debe poder realizar capacitaciones periódicas, a
todo su personal, tendientes a conocer los aspectos legales más básicos que se requieren,
para evitar cualquiera de los peligros o de las prácticas inadecuadas, en el contexto de la
institución, en relación con la posibilidad de que en ella ocurran delitos, se tenga
conocimiento de delitos, o sea objeto de delitos. Esta capacitación debe estar enfocada en
formar a todo el personal en los rudimentos de los conceptos jurídicos necesarios, para
atender estas posibles conductas.
– Asesoría Profesional. No siempre los conocimientos, las intuiciones o los procedimientos
establecidos en una institución se ajustan a la normatividad legal vigente. Por ello, la alta
dirección de la institución educativa, debe poder contar con asesoría profesional adecuada
para atender las situaciones más complejas que se puedan presentar en su ámbito, y de esta
manera, poder saber cómo proceder y hacerlo ajustado a las normas.
– Prácticas Cotidianas Adecuadas y Sanas. La institución debe contar con prácticas legales
adecuadas y sanas, que no la mantengan al borde de la ilegalidad, de tal manera que
efectivamente, todo su personal se mantenga dentro de una cultura de la legalidad y de lo
adecuado. Ello evitará muchos problemas, procesos y procedimientos de orden jurídico,
que puedan convertirse en conflictos o en pleitos.
– Revisión Continua de Procedimientos, Protocolos, Políticas y Documentos
Institucionales. Las instituciones educativas cuentan o deben contar, con procedimientos,
protocolos, políticas y documentos en donde se hallan consignados muchos aspectos y
elementos que son el diario acontecer de la vida escolar. La alta dirección de la institución
debe poder hacer revisiones continuas y efectivas, de todos estos aspectos y elementos, para
validar su legalidad y su ajuste a la normatividad legal vigente, de tal manera que se los esté
ajustando continuamente, puesto la aparición de normas o de jurisprudencia, puede hacer
que los mismos se des-actualicen, se vuelvan obsoletos o no respondan con aquello que la
institución debe cumplir.
– Políticas Claras y Efectivas. La institución educativa debe poder contar con las políticas
institucionales necesarias y suficientes que le sirvan, sean necesarias y se requieran, para un
adecuado funcionamiento de la misma, entre las que se pueden contar como ejemplo, la de
evaluación, la de tratamiento de datos, la de prevención del acoso laboral, la de prevención
de la violencia escolar y bullying, la de uso de dispositivos electrónicos de comunicación,
por mencionar algunas. Todas estas políticas, no sólo deben existir, estar bien construidas y

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funcionar, sino que además se las debe revisar y ajustar cuando sea necesario, a la par, que
se las debe difundir ampliamente, para que todos las conozcan y las puedan seguir. De lo
contrario, no serán efectivas.
– Medidas Preventivas y Disuasivas. La institución también debe contar con medidas
efectivas y disuasivas, para todos los integrantes de la comunidad educativa, de tal manera
que prevengan la ocurrencia de posibles delitos o de situaciones antijurídicas, pero además,
cumplan el papel de disuadir a los posibles transgresores de las leyes, puesto que se sabe
previamente, cómo la institución actuará en caso de que se presente alguna conducta o
comportamiento antijurídico. Estas medidas preventivas y disuasivas son tan importantes
como las correctivas, o quizá más, pues deben estar enfocadas en prevenir y evitar la
ocurrencia de este tipo de conductas al interior de la institución.
– Protocolos Efectivos. Finalmente, también es importante mencionar que las instituciones
educativas deben poder contar, con protocolos que sean efectivos y que muestren a todos
sus integrantes, cuál es la ruta que se debe seguir para atender las posibles situaciones
problémicas, o de riesgo, o de accidente, o de posibles comisiones de delitos, entre otros, de
tal manera que esté no sólo establecida la ruta a seguir, sino además, qué debe hacer cada
uno de los intervinientes en cada situación. Esto le ahorrará a la institución importantes
problemas, pero además, le dará seguridad frente a cualquier situación que se pueda
presentar y que pueda generar problema.
Estas son algunas recomendaciones que tal vez sean las más importantes que se deben tener
en cuenta, para prevenir la comisión de delitos, o para manejarlos en caso de que los
mismos se presenten. Sin embargo, cada institución educativa puede proponer y desarrollar
otras que complementen las aquí propuestas y que se ajusten a las características de la
misma.

Acciones Preventivas
Como ya se mencionó anteriormente, lo más significativo frente a las actuaciones de las
autoridades por tutelas, quejas, denuncias o demandas, es no crear las condiciones para que
una persona las interponga en contra de la institución. Además de todo lo dicho
anteriormente, a continuación se proponen una serie de estrategias o se hacen unas
recomendaciones que pueden servir como medidas preventivas, para que las mismas no se
den. No son todas, ni las únicas, sino algunas que puede ayudar.
1) Responder Adecuadamente los Derechos de Petición. Si las autoridades de la institución
velan porque no se venzan los términos, o porque se responda de fondo, o porque se
atiendan las peticiones que los estudiantes, los profesores y los padres de familia formulen,
no habrá ocasión a que ésta sea una fuente de tutelas. Muchas tutelas inician porque no se
responde bien, por que no se atiende de fondo una petición, porque no se responde en
tiempo o se dejan vencer los términos. Todo esto se puede evitar, si efectivamente se
atiende las peticiones que se hacen independientemente de que se las denomine o no
derecho de petición.

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2) No Incluir Cláusulas Abusivas en los Contratos de Prestación de Servicios Educativos o
en los Manuales de Convivencia. El servicio público de educación, en tanto que puede ser
un consumo o un servicio por el que se paga –siempre y cuando lo preste un particular-,
además de todas las normas legales que reglamentan la educación, también está supeditado
al Código de Comercio y a la Superintendencia de Industria y Comercio –SIC-. En esta
perspectiva, en los Contratos de Prestación de Servicios Educativos, que se acostumbra
firmar entre los padres y las instituciones educativas, suelen llenarse con cláusulas
abusivas. Tampoco se debe olvidar que el Manual de Convivencia, que es parte integrante
de dicho contrato de matrícula –así no se firme-, todo él, hace parte de ese contrato de
adhesión. Por ello, ni en el Manual de Convivencia, ni en el Contrato se deben incluir
cláusulas abusivas, que den origen a controversias, litigios o demandas.
Por cláusula abusiva, según la Corte Suprema de Justicia Colombiana, se entiende aquella
que no ha sido negociada de manera individual; violenta la buena fe negocial; y genera un
desequilibrio relevante en los derechos y obligaciones de las partes del contrato. También
se la puede definir como aquellas que incluidas por regla general en un contrato de
contenido predispuesto, establecen, sin explicación seria proporcionada, ni razonabilidad,
ventajas o prerrogativas excesivas para el predisponente, o cargas, obligaciones o
gravámenes injustificados para el adherente, todo ello en detrimento del principio de
celebración y ejecución de buena fe contractual y del normal y razonable equilibrio
contractual.
3) Cumplir con las Normas Definidas para cada Ámbito y Elemento de los Procesos
Educativos. Todos los campos relacionados con el servicio educativo que presta una
institución educativa, están reglamentadas o definidas en normas, desde lo académico hasta
los costos, pasando por la convivencia, lo formativo, la protección de los derechos de los
estudiantes, etc. Frente a esta realidad, lo pedido o lo lógico es que las instituciones
educativas, cumplan con dichas normas, no se las salten, no las obvie con alguna licencia
autónoma o con la idea de que “no pasará nada”.
4) Mantener Actualizados los Documentos Institucionales que son Fundamentales. Las
instituciones educativas, para un adecuado funcionamiento y para cumplir con sus objetivos
y metas, requieren de unos documentos como el Proyecto Educativo Institucional –PEI-, el
Manual de Convivencia, el Reglamento Interno de Trabajo, los Protocolos de Atención, las
Políticas Institucionales, por mencionar algunos, que se los debe mantener actualizados y
en regla. Un olvido, un descuido, una norma o un procedimiento dejado de lado, pueden ser
la ocasión para que se genere una controversia, que termine en demanda o en tutela.
5) Preservar a toda Costa, los Derechos Fundamentales de los Menores de Edad y de
todos los Integrantes de la Comunidad Educativa. La institución educativa, siempre y en
todo momento, debe ser diligente y cuidadosa, para garantizar los derechos fundamentales
de todos los integrantes de la comunidad educativa. No se debe olvidar que la medida
expedita que tiene una persona, para que se le garanticen los derechos fundamentales, es
justamente la tutela en tanto que es ella es casi la única manera de lograrlo. Por ello, en la
medida en que los directivos de la institución, se preocupen por garantizarlos, no se dará
ocasión a que efectivamente, los integrantes de la comunidad educativa, se vean abocados a
solicitar su protección.

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6) Derechos sobre los Cuáles se Suele Interponer una Tutela en el Ámbito Educativo. En el
contexto educativo, suele haber una serie de derechos que son como un lugar común y
sobre los cuales siempre se invoca su protección, en las acciones de tutela. Dichos derechos
son: al Debido Proceso, el derecho a la Igualdad, el derecho a la Educación, el derecho al
Libre Desarrollo de la Personalidad y el derecho a la Intimidad, de donde se deduce, que
con ellos se debe ser muy cuidadoso, buscando que no haya ocasión a su vulneración, sino
más bien, todo lo contrario, que se los proteja y garantice.
7) Controversias Jurídicas y Apoyo Especializado. En el contexto educativo, muchos de los
involucrados en dicha actividad, consideran que la única manera de resolver una
controversia o desavenencia, es recurriendo a la justicia administrativa, civil, penal o
especial. Como ya se ha dicho anteriormente, la idea no es permitir que dichas
controversias lleguen a esos estrados, pero si ese es el caso, lo lógico es entonces se las
atienda debidamente, es decir, con el acompañamiento o asesoría de profesionales
especializados. Es fundamental recordar que el hecho de ser abogado, no es sinónimo de
experticia o conocimiento profundo de los asuntos jurídicos educativos, puesto que se debe
conocer no solo el derecho, sino conocer en profundidad los procesos educativos, la
normatividad sobre el particular y los intríngulis de este ámbito de la sociedad. En la
medida en que se ubique el profesional idóneo, se tendrá avanzado mucho en la solución de
la controversia, que se pueda estar presentando.

Criterios para Responder Adecuadamente una Actuación de las Autoridades o de los


Jueces
A continuación se proponen una serie de elementos, recomendaciones y criterios que se
deben tener en cuenta, a la hora de responder una actuación de las autoridades
administrativas o judiciales, en el ámbito educativo, de tal manera, que se pueda salir airoso
de las mismas.
1) No se Asuste ni se Paralice, Piense, Analice y Decida. La tutela, la queja, la denuncia o
la demanda es una acción que se interpone por parte de quien cree tener la razón, frente a
una solicitud explícita o no tan explícita, que se ha hecho a la institución educativa.
Cualquiera que sea ella, se la debe ver como algo normal, como algo que puede pasar y que
si se ha actuado con todo lo que se ha mencionado anteriormente, muy seguramente, si
llega, existen los elementos y los soportes para llevar a cabo una defensa frente a la misma.
Por ello, la primera recomendación es actuar con seguridad, con cabeza fría y sobre todo,
tomar decisiones rápidamente, que sean conducentes a responder los requerimientos hechos
en la acción interpuesta por el quejoso o accionante, o a subsanar lo que está mal, o a
enfrentar la solicitud con pruebas y argumentos.
2) Identifique Cuál es el Problema Jurídico o el Núcleo de Aquello que está en Juego. En
cualquiera de las actuaciones que se puedan emprender contra una institución educativa,
sea esta una tutela, una queja, una demanda o una denuncia, quien la plantea suele incluir
muchos elementos y situaciones, que en ocasiones terminan por distraer el núcleo o el
problema jurídico que se quiere plantear. En este entramado de argumentos, para responder
la acción, cualquiera que esta sea, hay que tener la prudencia y la capacidad de juicio, para

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identificar cuál es el núcleo de la acción, cuál es el problema jurídico que plantea, puesto
que hacia allí, se debe enfocar la argumentación de la contestación o de la respuesta que se
de.
3) Responda en los Términos y Tiempos de Ley. Los jueces de la república dan unos
tiempos para responder las tutelas que suelen ser perentorios, entre 24 y 48 horas; de igual
manera, el Código General del Proceso ha establecido unos tiempos para responder las
demandas. Las autoridades administrativas, establecen unos tiempos, generalmente acordes
con el CPACA para responder a sus solicitudes. Responder en términos significa
justamente contestar lo que se pregunta o se cuestiona o se solicita, y hacerlo de fondo.
Responder en tiempo, significa que por ningún motivo se dejen vencer los términos, se
atienda y se responda en el plazo dado.
4) Desvirtúe los Argumentos de la Contraparte. Siempre la petición de una tutela es la
protección de los derechos fundamentales supuestamente vulnerados. En una queja
administrativa es generalmente una mala actuación o una vulneración de derechos. En una
denuncia es poner en conocimiento de las autoridades un presunto delito para que ellas
investiguen y actúen. En una demanda es solicitar que se garanticen unos derechos, sean
estos fundamentales o no y sobre los cuales, se cree tener la opción de pedir la protección,
la indemnización, su restablecimiento o lo que el petente aspire a recibir. Cualquiera que
sea el caso, la respuesta que se de, se debe sustentar en argumentos y hechos que
evidencian lo que se está poniendo en conocimiento de las autoridades. El trabajo que se
debe hacer es justamente desvirtuar con argumentos, la queja, la demanda, la tutela o la
denuncia del accionante; no con opiniones, sino claramente con hechos, con pruebas, con
jurisprudencia, con soportes de las actuaciones, de tal manera que el juez 3 o la autoridad
administrativa que conozca de la misma, conceda la razón a la institución educativa que
está haciendo su defensa.
5) Sustente sus Argumentos con Pruebas. Los argumentos de quien interpone la acción,
deben ser desvirtuados con pruebas: actas, documentos, el Manual de Convivencia, e
incluso, si se requiere, con testimonios de los involucrados. Sin embargo, aunque en una
respuesta a una acción, cualquiera que ésta sea, se ofrezca la posibilidad de rendir
testimonio, esto queda a potestad del señor juez o de la autoridad administrativa, quien
decide si es o no necesario y pertinente. De todas maneras, lo importante es que se alleguen
las pruebas del caso que sustentan los argumentos de la institución y desvirtúan los de la
contraparte.
6) Aborde Cuidadosamente cada uno de los Puntos o Argumentos que el Accionante ha
Propuesto en el Planteamiento de su Actuación. Generalmente las tutelas están organizadas
con una secuencia de hechos en donde quien la interpone, va mostrando cómo fue que se
configuró la supuesta violación de esos derechos fundamentales. La idea es que quien la
responde, siga la misma secuencia, afirmando si es verdadero o no lo es, y porqué se dice
que lo es o que no lo es.

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Si bien existe la jurisprudencia, así como unas prescripciones sobre cómo deben fallar los jueces de
la república, en relación con los precedentes jurisprudenciales, de ello no se sigue que en todos los casos
similares, las sentencias sean iguales, puesto que si bien no debería ser así, eventualmente puede suceder esto.

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7) Tenga en Cuenta los Aspectos o Elementos de Procedimiento. Esto se traduce en que
efectivamente quien responde la acción que ha interpuesto, verifique si: se cumplió el
Conducto Regular de la institución; si el petente agotó los recursos institucionales para
solicitar la atención a su solicitud o requerimiento; si hay otros recursos para solucionar la
controversia; si no es una solicitud o petición temeraria, en otros. En caso de que el petente
se haya saltado alguno de estos, se recomienda mostrarle al juez o a la autoridad
competente, que con alguno de ellos se puede resolver la controversia y que no era
necesario acudir a la acción que se ha impetrado, razón por la cual, se le pide que la
deniegue. Obviamente cuando no se trate de un daño grave o inminente, en cuyo caso, este
criterio no tiene sentido.
8) Ni mucho, ni poco, en Argumentos. Si quien responde la acción se debe extender en los
argumentos y en las pruebas, hágalo, pero cuando finalice cada explicación amplia o cada
punto, recapitule, haga síntesis y de elementos que permitan que quien lee la respuesta a la
acción impetrada, no se pierda en la maraña de argumentos, sino que efectivamente pueda
hacerse una idea clara y diáfana de cómo la institución obró adecuadamente.
9) Revise Sentencias de Tutela, Jurisprudencia, Conceptos Emitidos por los Organismos
Competentes y todo lo se hayan Ocupado de Asuntos Similares y Guíese por ellas a la
Hora de Responder. Muchas acciones que se impetran contra una entidad educativa, ya han
sido falladas en otras circunstancias parecidas. Con ellas, analice si su defensa tiene o no
sustento en ellas, si hay argumentos o recursos que le puedan ser útiles. Si lo tiene, use
dichas sentencias y los argumentos expuestos en ellas, para defenderse. Si no los tiene, lo
mejor es ceder y conceder lo que se pide a la institución, como se mencionó anteriormente.
10) Sea Claro y Contundente en los Argumentos. Este es un principio básico: no se enrede,
sea claro, preciso, demuestre que conoce muy bien su institución, sus documentos
institucionales, los procedimientos que se han establecido y que se siguen en ella y las
normas. Esto le ayudará o le dará mucho peso a todo lo que responda para atender el
requerimiento que se le hace.

Otras Recomendaciones Significativas


Finalmente, unas recomendaciones más prácticas que pueden orientar a los rectores y
directivos, en el proceso de ser exitosos frente a una acción impetrada en su contra,
cualquiera que sea su naturaleza, se recomienda, además de todo lo anterior, tener en cuenta
también lo siguiente.
1) Asesórese. Siempre no está de más consultar con un experto en temas legales y
educativos. No necesariamente un abogado por serlo, conoce el ordenamiento jurídico
educativo, ni viceversa. Por ello hay que pensar y buscar muy bien quién puede ser ese
experto al que se consulta y que le puede brindar o proponer, una opción que le permita a la
institución salir avante en la controversia. Téngase en cuenta que salir avante no significa
necesariamente ganarla, sino tomar la decisión que sea menos costosa y lesiva para la
entidad.

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2) Sea Legal. Siempre ajuste todos sus procedimientos a la norma, no deje nada al azar ni
asuma que se está cumpliendo, ni permita que sus directivos o empleados, lo hagan. El
incumplir las normas y caer en la ilegalidad es la fuente de demandas y de tutelas que se
podrían evitar, si se tiene cuidado con esto y se cumple cabalmente con todas las normas.
3) No Improvise. Llevar a delante una institución educativa con éxito, supone tener una
mente organizada, sistemática, poder tener visión de conjunto y poder anticiparse a los
problemas o conflictos que se pueden presentar, por cualquier razón. Recuerde que un buen
rector es un gerente, no un administrador. El gerente piensa la estrategia y direcciona todo
su equipo hacia ella, el administrador organiza las cosas en función de la estrategia, pero no
propone estrategias.
4) No Pierda de Vista el Horizonte. La educación, así sea una fuente de ingresos para
ganarse la vida, es un servicio público que cumple una responsabilidad muy grande al
interior de la sociedad. Nunca, en aras de ganar un pleito, o de ganar más dinero, o de no
dejarse vencer, pierda de vista esa función social de la educación y la responsabilidad que
todos los rectores y propietarios de las instituciones educativas, deben tener sobre el
particular. Anteponer el lucro a lo educativo, siempre será un error que tarde o temprano, le
pasara factura a la entidad.
5) No se Desgaste Innecesariamente. Un debate, una pelea, o un pleito, se plantean para
ganarlos. Si de entrada usted se da cuenta que no hay caso, no se desgaste en él, puesto que
va sentando precedentes aburridores en contra de su institución y abriendo un espacio para
que todo el que quiera y lo desee, demande, denuncie, se queje o interponga una tutela. Por
ello, un sabio consejo es no se desgaste innecesariamente cuando usted sabe que no tiene la
razón o su institución se ha equivocado. A la larga esto es mas costoso que ceder en un
determinado momento.
6) Invierta en Prevenir, no en Defenderse. Lo más sabio es invertir en prevenir los posibles
focos de problema o de conflicto como el Manual de Convivencia, el Contrato de
Prestación de Servicios Educativos, los Contratos Laborales, la Política de Tratamiento de
Datos, sólo por mencionar algunos. Si los tiene debidamente estructurados, actualizados y
organizados, es decir ajustados a la norma, muy seguramente no tendrá que trabajar o gastar
recursos en defenderse.
7) Recuerde que la Educación es un Servicio Público. Como ya se mencionó en el punto de
no perder el horizonte, la educación es un servicio público, y en cuanto tal, un derecho
fundamental que no se puede vulnerar a nadie. Los jueces de tutela son muy cuidadosos
cuando hay tutelas que evidencian fragantes violaciones al disfrute de los derechos y al
acceso a los servicios públicos. Nunca olvide este criterio.
8) Recuerde que las Instituciones Educativas están Vigiladas por Diferentes Entidades
Estatales. Las instituciones educativas no sólo deben atender a los requerimientos de las
Secretarías de Educación, sino además, a los de otras entidades como la Superintendencia
de Industria y Comercio, al Bienestar Familiar, a las Comisarías de Familia, sólo por
mencionar algunos de los entes que pueden exigir a las instituciones educativas, cumplir
con la normatividad legal vigente. No hay que subestimar el papel de ninguna de ellas, pues

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todas tienen “mordiente” o “dientes” con los cuales exigir a las instituciones educativas, el
cumplimiento de sus obligaciones.

Conclusiones
Como conclusión de este texto y en la perspectiva de la promesa de valor que el mismo
tenía desde su título, se puede argumentar lo siguiente:
– Las instituciones educativas deben crear las condiciones para no desgastar su imagen
pública y su prestigio, en tutelas, denuncias, demandas y quejas, que pongan en entredicho,
todo lo que son y construyen. Para ello, a toda costa, hay que evitar que se configuren las
condiciones para que se interponga cualquier tipo de acción de esta naturaleza, pero sobre
todo, para que la pierda.
– Recuerde que según la sabiduría popular, siempre será mejor un mal arreglo que un buen
pleito, razón por la cual, si usted ve que muy probablemente va a perder la acción que se ha
interpuesto en su contra, por cualquiera de las razones que se han expuesto, lo mejor es que
conceda lo que le piden, antes de que el juez o la autoridad administrativa, falle en su
contra.
– Si se ve abocado a una tutela, atiéndala adecuadamente, con responsabilidad, dentro de
los términos y las condiciones que el operador de la justicia haya dispuesto. Junte pruebas,
llénese de argumentos, sustente bien su punto de vista y defiéndase adecuadamente.
– Si no cuenta con suficiente claridad sobre lo que una tutela, demanda, queja o denuncia,
le exige, busque ayuda especializada, preferiblemente de profesionales con conocimiento y
experiencia, no sólo de derecho, sino también y fundamentalmente de educación, para
responder desde el ámbito jurídico, pero también desde el educativo.
– Si pierde la tutela, la demanda, la denuncia o resulta sancionado por una queja, y usted
considera que tiene argumentos para seguir la controversia, impúgnela, repóngala, apélela o
use los recursos que las normas le conceden y demuestre por qué razón la primera instancia
falló inadecuadamente. Si considera que la sentencia es justa, cumpla rápidamente con
aquello que el juez o la autoridad administrativa ordena, para dar ejemplo de justicia, de
acatamiento a la ley y de respeto por las instituciones del Estado.
– Bajo ninguna circunstancia permita que el actor que ha interpuesto la tutela y la ha
ganado, interponga un incidente de desacato por incumplimiento a lo ordenado por el juez.
Si hay sentencia en firme, no le queda otro camino que cumplir con lo ordenado por dicho
operador jurídico, así apele.
– Recuerde que siempre será mejor prevenir que responder, anticiparse que atender un
requerimiento de un juez, resolver antes de que se genere el conflicto y llevar a cabo todo lo
que permita y haga posible que no se forme un conflicto, que desemboque en una acción de
tutela, en una denuncia, en una demanda o en una queja.
– Nunca vaya a olvidar, que la educación no sólo es un servicio público, sino que además,
la manera como se atiendan los requerimientos de los distintos integrantes de la comunidad
educativa, la justicia que se involucre en su resolución, el respeto a los procedimientos que

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se han establecido, la manera como se resuelven los conflictos, y todo lo demás que se
involucra en torno a una controversia como la que puede conducir a una acción de
cualquier naturaleza y en contra de la entidad, también educa, tanto a los estudiantes que
están del otro lado de la controversia, como a aquellos que la observan. De ahí, la
importancia de ser justos y respetuosos, en todos los procedimientos que se sigan, para en
todo ello, seguir educando a los estudiantes.

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