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“Se trataba de un hombre que llevaba muchas horas viajando a pie y estaba realmente
cansado y sudoroso bajo el implacable sol de la India. Extenuado y sin poder dar un
paso más, se echó a descansar bajo un frondoso árbol. El suelo estaba duro y el
hombre pensó en lo agradable que sería disponer de una cama. Resulta que aquél era
un árbol celestial de los que conceden los deseos de los pensamientos y los hacen
realidad. Así es que al punto apareció una confortable cama.
El hombre se echó sobre ella y estaba disfrutando en el mullido lecho cuando pensó en
lo placentero que resultaría que una joven le diera un masaje en sus fatigadas piernas.
Al momento apareció una bellísima joven que comenzó a procurarle un delicioso
masaje. Bien descansado, sintió hambre y pensó en qué grato sería poder degustar una
sabrosa y opípara comida. En el acto aparecieron ante él los más suculentos manjares.
El hombre comió hasta saciarse y se sentía muy dichoso. De repente le asaltó un
pensamiento: “!Mira que si ahora un tigre me atacase!” Apareció un tigre y
lo devoró.”
Por otra parte, una persona diferente, con otro esquema mental, puede pensar
ante la misma situación: “Bueno, ¿y qué le voy a hacer yo?, voy a llamar a mi
jefe (conducta) para avisarle de que llego un poco tarde, luego aprovecharé
este rato para llamar a mi hijo y darle los buenos días”. Evidentemente, este
pensamiento va a desencadenar unas emociones mucho más adaptativas que
las anteriores, entre ellas, la aceptación, la tranquilidad e incluso la alegría.
Está comprobado cómo el esquema mental o la manera de pensar de cada uno
influyen de forma positiva o negativa en nuestras emociones. En la gran mayoría
de los problemas psicológicos encontramos todo tipo de distorsiones de
pensamiento (pensamientos negativos) que han llevado a nuestros pacientes a
sentirse realmente mal. Una persona que está pasando por una separación o
divorcio tiene la tendencia a pensar que no vale nada, que no va a poder ser
feliz sin esa persona, que todo el tiempo que ha estado con esa persona ha
sido tiempo perdido… cuando la realidad es que pensando de otra forma nos
podemos sentir mucho mejor, que no es tan grave un divorcio o separación,
que nosotros siempre somos valiosos independientemente de la persona que
tengamos al lado y que la felicidad de uno mismo nunca depende de quién
tenemos o dejamos de tener junto a nosotros. Sí, pensar de una manera más
adaptativa nos va a facilitar mucho las cosas. Aquí el problema no se encuentra
en la situación (tren con retraso, divorcio o separación), se encuentra en la
manera que tenemos de pensarla e interpretarla, el “automachaque”
constante.