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EL PARAGUAYO. LIBRO III.

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2 EL PARAGUAYO. LIBRO III.
EL PARAGUAYO. LIBRO III. 3
4 EL PARAGUAYO. LIBRO III.
EL PARAGUAYO. LIBRO III. 5

1. El primer día de clase.

Hoy es el primero de marzo.


Las clases comenzarán en las escuelas.
Los niños se levantan temprano. Se lavan, se
peinan y se visten.
La buena mamá les sirve el desayuno.
Esperan la hora para ir a la escuela.
Ya toca la campana: tin-tan; tin-tan.
¡Qué alegría!
Hasta luego, papá; hasta luego, mamá.
*
* *
Las calles están llenas de niños. Van vestidos con
el uniforme azul y llevan sendas maletas. Se dirigen a
la escuela, donde les espera el maestro.
El maestro está alegre porque vuelve a ver a
niños después tres meses de ausencia.
6 EL PARAGUAYO. LIBRO III.

El escritorio del maestro está cubierto de flores.


Los niños, por ser hoy primer día de clase, le han
obse- quiado con ellas.

Ramón y Elena han sido los primeros en saludarle.

El maestro les ha preguntado cómo pasaron las va-


caciones.

Los niños han vuelto a casa contentos porque han


visto nuevamente al buen maestro.

EJERCICIOS.
1. Formar frases empleando las siguientes palabras:
comienzan,
ausencia, vacaciones, escritorio y obsequiado.

2. Antes de la lectura del trozo el profesor hará leer las ante-


riores palabras e irá haciendo emplearlas en frases como: “Los niños
comienzan sus estudios.

3. En todas las clases de lectura se determinará el significado


de las palabra con el diccionario manejado por los niños.
EL PARAGUAYO. LIBRO III. 7

2. El nuevo libro.

Tengo un nuevo libro de lectura. Se llama El Para-


guayo, libro III. Contiene láminas bonitas y lecciones
útiles.

Estudiaré las composiciones encerradas en él. Las


composiciones son en prosa y en verso. Llámase prosa
el escrito que no está sujeto a medida y cadencia
como el verso. Este capítulo está escrito en prosa y
el siguien- te, en verso.

Me aplicaré para leer bien, con naturalidad y co-


rrección.

El maestro nos animó a estudiar. ¿Y por qué no es-


tudiaré si quiero ser ilustrado?
No abandonaré el estudio ante ninguna dificultad
no soy cobarde.
¡Qúe bueno es saber muchas cosas!
¡Qué malo es ser ignorante!

EJERCICIOS.

1. Formar frases empleando las siguientes palabras cuyo


significado debe ser ilustrado previamente:
Contiene, láminas, bonitas, repasaré, cadencia, naturalidad,
corrección animó, ilustrado, naturalmente, cobarde e
ignorante.
2. Determinar el sujeto y el atributo de cada frase construida.
8 EL PARAGUAYO. LIBRO III.

3. La muñeca.

Tengo una muñeca


vestida de azul
con zapatos blancos
y velo de tul;
la media calada
de estilo andaluz
y el traje escotado
con su canesú.
Dos y dos son cuatro,
cuatro y dos son seis,
seis y dos son ocho
y ocho diez y seis.

Ejercicios.
1. Emplear en frases las siguientes palabras, previa explicación
del significado con el diccionario; azul, blanco, andaluz, escotado,
y canesú.
EL PARAGUAYO. LIBRO III. 9
2. Dividir, por medio de guiones; en sílabas, las palabras de los
versos y decir el número de sílabas que consta cada una de ellas.

4. El reloj.

El reloj es una máquina útil.


Se compone de cuadrante, manecillas, maquinaria,
péndulo y caja.
En el cuadrante están escritos números romanos
hasta doce, asi: I, II, III, IV, V, VI, VII, VIII,
IX, X, XI y XII. Son las doce horas de que consta un
medio día.

Un día tiene veinticuatro horas, la hora, sesenta


mi- nutos y el minuto, sesenta segundos.

Hay relojes de pared, despertadores y de bolsillos.

El reloj de bolsillo de papá es de oro.

Cuando yo sea grande también tendré uno.

Ejercicios.

1. Emplear en las condiciones anteriores, las palabras: máquina,


reloj, precisión, oro, hora, minuto, segundo, péndulo y
cuadrante.
2. Exigir pronunciación correcta de las palabras. Hacer notar
que la palabra reloj es pronunciada incorrectamente, si se la articula
“regló”.
3. Hacer determinar el sujeto y el atributo de las frases.
10 EL PARAGUAYO. LIBRO III.
4. Ejercitar a pronunciar las palabras de modo que haya conexión
fonética necesaria, entre la anterior y la siguiente, por ejemplo: “El
reloj esuna…”

5. El buey.

Mi papá posee dos bueyes. Uno de ellos se llama


Oro. Oro muge al ver a papá.
Oro es manso y despacioso; pero guapo.
El buey trabaja silenciosamente.
Nunca protesta contra las pesadas cargas.
El buey puede pasar muchas horas sin comer ni
be- ver. Pero, no por eso debe descuidarse de él para
darle alimento y agua.
Hay gente que maltrata al buey golpeándolo con
palos y clavándolo con picas aceradas. Eso es
crueldad.
Papá cuida a los bueyes con esmero. Antes de
uncir- los al yugo les da de comer alfalfa y chala;
luego, los lleva al abrevadero.
EL PARAGUAYO. LIBRO III. 11

Los maneja con la voz sin recurrir a maltrato al-


guno.
Tampoco los hace trabajar cuando los rayos
solares son muy fuertes.

EJERCICIOS.

1. Buscar en el diccionario el significado de: muge, ganso,


gua- po, silenciosamente, beber, gente, maltrato, golpear,
picas, aceradas, crueldad, quejarse, esmero, abrevadero, uncir, y
yugo.

2. Hacer pronunciar con claridad la palabra buey en lugar


de “güey”; combatir algunos defectos de pronunciación, “güeno” por
bueno, “güevo” por huevo.

3. Formar frases con las palabras aisladas.

4. Determinar el sujeto y el atributo.

5. Combatir la pronunciación aislada de las palabras, por


ejem- plo, con esmero por “conesmero”.
12 EL PARAGUAYO. LIBRO III.

6. Las piñas.

Elena y Ramón fueron a la quinta el domingo pa-


sado. Fueron a caballo en compañía de su papá. Salie-
ron temprano de la ciudad.

Los dos niños admiraban todo: la salida del sol,


la frescura de la brisa matinal, el gorjeo de los pájaros,
el mugido de las vacas y el berrido de los terneros.

Cuando llegaron a la quinta exclamaron: “¡vamos


a buscar piñas!”

Los dos chicos penetraron entre las plantas para


coger las frutas, a pesar de los pinchazos de las púas
de sus largas hojas. No sabían que la sabrosa piña era
fruto de semejante planta.

Con paciencia consiguieron arrancar algunas. Allí


mismo, bajo un frondoso yvirá pytá saborearon las aro-
máticas y dulces frutas.
EL PARAGUAYO. LIBRO III. 13

Ejercicios.

Los mismos ejercicios con: quinta, admiraban, brisa, matinal,


gorjeo, mugido, berrido, retozar, frondoso y saborearon.

7. El mercado del alba.

Cuando brilla el lucero


de la mañana
dejan sus hogares alegres
las aldeanas;
por que a la villa,
van a vender los frutos
de la campiña.

Al cruzar por los campos


14 EL PARAGUAYO. LIBRO III.

cantan las aves,


las estrellas se borran,
las flores se abren;
siembra el labriego,
y pueblan los ganados
valles y cerros.

P.A. Viedma

EJERCICIOS.

1. Buscar el significado en el diccionario de las palabras: alba,


brilla, lucero, hogar, aldeana, campiña, cruzar y labriego.

2. Dividir en sílabas los versos. Clasificar las articulaciones en


directas simples, directas compuestas; inversas simples, inversas
compuestas.
EL PARAGUAYO. LIBRO III. 15

8. El arroyo.

Cerca de la quinta hay un arroyo.


Las aguas vienen de un manantial. Son frescas y
cristalinas.
Corren entre amambay y guijarros produciendo
murmullo.
Las pintadas mariposas revolotean sobre su super-
ficie y se posan en sus márgenes.
16 EL PARAGUAYO. LIBRO III.

El arroyo deja ver los pececillos que nadan en su


fondo.
Los niños pasan en sus orillas, a la sombra de un
ingá, horas deliciosísimas. Ya estancan la corriente
con piedras y adobes para formar remansos; ya tiran
al agua migas de pan que los peces se las llevan.
El canal por donde corre el agua se llama cauce o
lecho.

El arroyo tiene dos márgenes: derecha e izquierda.


¿Cómo se las conoce?
Colocándose al lado del arroyo mirando hacia
donde corre: la orilla que queda al lado de la mano
derecha se llama margen derecho, y el que queda al de
la izquierda, margen izquierda.
El arroyo llena de encanto los lugares por donde
pasa.

Ejercicios.

Con las palabras: manantial, cristalino, revolotean,


deliciosísimas y estancar.
EL PARAGUAYO. LIBRO III. 17

9. El hornero.

El hornero o alonso garcía es un raro pájaro.


Tiene color de tierra colorada.
Fabrica el nido de barro en forma de horno con
dos compartimientos.
Al amanecer, y mientras la hembra está echada en
el nido, el macho, asomado a la puerta del horno, bate
sus alas y gorjea saludando al día.
18 EL PARAGUAYO. LIBRO III.

Cuentan que fue un príncipe indio, el más acredi-


tado por su hermosura y valor. Habitaba en una casa
edificada sobre una roca, a la orilla de un río.
Cuando salía a recorrer el valle, todo el mundo ex-
clamaba: ¡Qué hermoso príncipe!.
A fuerza de admiración creyóse bello e inmortal.
En castigo fue convertido en el pajarillo que pasa
cantando a la puerta de su nido, su antiguo palacio.

Ejercicios.
Hacer los mismos ejercicios con: fábrica, hornero,
compartimiento, asomado, bate, gorjeo, príncipe, indio,
acreditado, roca, valle, recorrer, admiración e inmortal.

10. Los sentidos.

¡Qué hermosas frutas!


¡Cómo despiden agradables aromas!
Ciertas rosas y dalias son rojas.
Los jazmines y los lirios, blancos.
Las campanillas, azules.
Distingo el aroma con el sentido del
olfato.
Los colores, con el sentido de la vista.
El sabor con el sentido del gusto.
La suavidad de los pétalos, con el sen-
tido del tacto.
EL PARAGUAYO. LIBRO III. 19

Y la voz de mi maestro, con el del


oído.
De modo que tengo cinco sentidos.

EJERCICIOS.

Los mismos con: hermosas, aromas, sentidos, vista, oído,


olfato, gusto y tacto.

11. León.

Hé allí a León, el perro amigo.


León es manso y fiel. Un buen amigo de su amo.
Le cuida la casa; no permite que penetre en ella
ninguna persona desconocida.
20 EL PARAGUAYO. LIBRO III.

Leon es cuadrúpedo por que tiene cuatro patas.


Carnicero, por que se alimenta de carne. Come carne
y cualquiera clase de alimentos.
Cuando ve a un extraño, ladra; si echa de menos
al amo, aúlla.
León demuestra su alegría meneando la cola y su
enojo, enseñando los dientes.
Tiene siete años y me dicen que los perros viven
quince o veinte años.

EJERCICIOS.
Los mismos con: mano, fiel, desconocido, cuadrúpedo,
carnicero, ladra, aúlla y meneando.

12. Micifú.

Suelen decir: “no se quieren como gato y perro”.


El caso de Micifú es distinto.
Micifú y León son grandes amigos.
EL PARAGUAYO. LIBRO III. 21

Muy pocas veces Micifú araña a León.


Le gusta ser acariciado. Cuando se le pasa la mano
por la espalda, le encorva y produce un run, run, run…
Micifú pertenece al grupo de los cuadrúpedos y
car- nívoros como León.
Micifú conoce que es malo pelear.
Caza ratones, no porque tenga hambre, sino por
ins- tinto. Para cazar un ratoncito lo espera a la salida
de la cueva largo rato, sin moverse, hasta que el
roedor asoma la cabeza para atraparlo.

Ejercicios.
Los mismos con las palabras: arañar, acariciado, encorva,
hambre, -instinto, cazar, cueva, roedor y atraparlo.

13. Las moscas.


(Fábula)

A un panal de rica miel


Dos mil moscas acudieron,
22 EL PARAGUAYO. LIBRO III.

Que, por golosas murieron


Presas de patas en él.
Otra dentro de un pastel
Enterró su golosina.
Así si bien se examina,
Los humanos corazones
Perecen en las prisiones
Del vicio que las domina.
Félix María Samaniego.
Español.

Ejercicios.
1. Emplear en frases: panal, golosas, presas, golosina,
perecen, prisiones y vicio.
2. Dividir en sílabas los versos. Clasificar las articulaciones.
Clasificar las palabras de los versos en monosílabas, bisílabas, etc.

14. El juego a las prendas.

Los niños formaron corro y jugaron a las prendas.


María, la más hábil, dirigió el juego.
EL PARAGUAYO. LIBRO III. 23

–De la Asunción ha salido un barco cargado


de… j…
–Jazmines.
–De la Asunción ha salido un barco cargado de…
a…
–Asunción.
–Prenda: azucenas.
–¿Qué pena merece el dueño o la dueña de esta
prenda?
–Que cante sola.
–Yo no sé cantar.
–No, no; debe pagar la prenda…
–Si me acompañáis, cantaré.
Los niños se agruparon y cantaron A mi bandera.

Ejercicios.
Los mismos ejercicios con las palabras: corro, rueda, hábil,
barco, azucena y prenda.

15. La lluvia.
24 EL PARAGUAYO. LIBRO III.

¡Qué mansa lluvia!


El cielo está encapotado y de las nubes obscuras
cae lentamente la lluvia, como lágrimas desprendidas
de millares de ojos.
Papá me ha explicado cómo se produce la lluvia.
Me ha dicho que las nubes son vapores de agua
su- bidos de los mares, de los ríos, de los lagos por la
eva- poración, más o menos como se levanta el vapor
de una olla con agua caliente.
El vapor de agua se enfría y cae en gotitas.
Cuando llueve, el suelo humedece y las plantas
re- viven.
Los agricultores se alegran cuando llueve,
porque así la tierra produce más y mejor.
¡Qué lluvia tan mansa!

Ejercicios.
Los mismos ejercicios con las palabras: lluvia, mansa, cielo,
enca- potado, nubes, obscuras, desprevenidas, vapores, mares,
enfría, humedece y revive.

16. La yerbamate.

Mi tío Juan acaba de volver de los yerbales. Él es


yerbatero.
En los yerbales crecen los árboles de la yerbamate,
la cual es una planta indígena.
Hoy día, sin embargo, la yerbamate se cultiva
artifi- cialmente en quintas y tierras rozadas.
EL PARAGUAYO. LIBRO III. 25

En varias partes de la República hay yerbales arti-


ficiales. Sé que los hay en Villarrica y Alto Paraná.
Estos yerbales son verdaderas minas de oro. Cada
planta produce hasta cinco kilos de yerba al año, y
cada kilo vale 10 pesos.
Si un agricultor cultivase quinientas plantas, ten-
dría una renta anual de $ 25.000.
Con la yerbamate se prepara el mate.
Papá y mamá dicen que el mate es saludable.

Ejercicios.

Los mismos ejercicios con las palabras: yerbales, yerbatero,


yerba- mate, indígena, arficialmente, rozadas, Alto Paraná,
mina, renta, mate, y saludable

17. La bandera.

La bandera nacional tiene tres colores: rojo, blanco


y azul.
En el centro lleva el escudo.
La bandera es el símbolo de la patria. Donde se la
ve, se ve a la misma patria.
26 EL PARAGUAYO. LIBRO III.

Ella es hermosa, la más hermosa de todas las ban-


deras.
Cuando la veo tremolar, mi corazón palpita de
alegría.
En sus pliegues leo los nombres de los próceres co-
mo Yegros, Caballero, de la Mora y de los héroes como
Díaz, Genes, Caballero y otros.
La bandera se iza los días patrios y feriados.

Ejercicios.

Los mismos ejercicios con las palabras: bandera, escudo,


símbolo, tremolar, palpitar, pliegues, próceres, héroes, feriado
e iza.

18. Carahu.
(Cuento)

Os contaré la historia de Carahu. Fue un joven


mo- reno, alto y gallardo.
Amaba las diversiones, por las que olvidaba todo.
EL PARAGUAYO. LIBRO III. 27

Una noche se hallaba en un baile en compañía de


otros jóvenes de su edad, cuando le dieron la noticia
de que la madre estaba moribunda.
Carahu, dominado por las diversiones, contestó:
“Hay tiempo para llorar “, y continuó bailando.
La madre murió. Y Carahu quedó convertido en
un ave de pluma negruzca, de piernas delgadas y lar-
gas, que pasa el tiempo llorando.

EJERCICIOS

Los mismos ejercicios con las palabras: moreno, gallardo,


diversio- nes, olvidar, noticia, moribunda y distracciones.

19. Las abejas.

Las abejas son insectos útiles.


Son dos veces más grandes que las moscas.
José tiene en la casa cuatro colmenas.
28 EL PARAGUAYO. LIBRO III.

En ella se ve cómo trabajan las abejas. Apenas


amanece cuando empiezan su tarea del día.
Las obreras salen de la colmena y vuelan en busca
de flores. Van lejos: varias leguas. Liban el néctar de
las flores y con él fabrican la dulce miel.
Nunca estén quietas ni ociosas. Con razón se las
llama hacendosas.
Con un poco de cuidado es fácil criarlas en casa.
Cada colmena da varios litros de rubia miel. Ningún
agricultor debería descuidar la cría de abejas.
Se llama apicultura a la cría y cuidado de las
abejas.

EJERCICIOS
Los mismos ejercicios con: insecto, colmena, liban, tarea,
obrera, néctar, ociosa, hacendosa, cría y apicultura.

20. Las moscas.

Al contrario de las abejas, las moscas son insectos


dañinos y repugnantes. Hacen daño a la salud.
EL PARAGUAYO. LIBRO III. 29

Viven en las basuras, los estiércoles, los excusados,


los animales muertos donde depositan los huevos.
De allí vuelan y se introducen en las habitaciones,
en los comedores en busca de alimentos.
Posan sobre los platos, cubiertos, comidas y
bebidas.
Llenan estas cosas con las suciedades adheridas a
las patas e infectan y contagian al hombre.
Todos debemos declarar la guerra a estos
repugnantes y peligrosos enemigos del hombre.
¡Guerra a las moscas, señoritos!

Ejercicios.
Insectos, dañinos, estiércol, excusado, posan, adherida,
infectan, contagian, repugnantes y peligrosos.

Máximas y refranes.

Ama y respeta a tus padres


A mocedad ociosa, vejez trabajosa
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32 EL PARAGUAYO. LIBRO III.

21. 14 de mayo.
Hoy es 14 de mayo, aniversario de la independen-
cia.
A la salida del sol los niños de las escuelas nos re-
unimos en la plaza al pie de la bandera nacional.
Bajo la dirección de un maestro contamos el him-
no.
Después el director de nuestra escuela pronunció
un discurso. Explicó el significado de la fiesta. Nos di-
jo que debemos amar a la patria, admirar a los
próceres y ser buenos paraguayos; que para ser
buenos patriotas debemos respetar las leyes y ser
trabajadores con el fin de hacer prosperar el país;
que los agricultores que cultivan la tierra, los
industriales que producen, el hombre de ciencia que
inventa y descubre son también grandes patriotas
cono los que defienden a la patria con la espada; que
la patria es el país donde hemos nacido, el cielo azul
que nos cobija, la brisa que nos acaricia, los ríos
que corren rumorosos por bosques y valles, el re-
cuerdo de los que fueron nuestros antepasados; que
has- ta el 14 de mayo el Paraguay había dependido de
otra nación y que desde el 15 quedó libre e
independiente.
Nos retiramos de la plaza con el corazón lleno de
gozo y con la promesa de que seremos buenos
paragua-yos.
Ejercicios
EL PARAGUAYO. LIBRO III. 33
Con las palabras: aniversario, independencia, sendas,
próceres, prosperar y cobija

22. El telar

Papá me ha contado que antes de la guerra las


mu-jeres tejían.
Hoy pocas son las que saben tejer. Por eso la Di-
rectora enseña a las niñas esa industria.
En la escuela hay un telar. Con él las niñas tejen.
El telar es una máquina sencilla. Consta del ar-
mazón, el peine, el liso, la lanzadera y los pedales.
Mi maestra es entusiasta tejedora. Ella ve el reme-
dio de nuestra pobreza en la laboriosidad de los habi-
tantes del Paraguay.
Yo aprenderé el manejo del telar. Sabré hilar y
tejer.
¿Quién no querrá fabricar telas para el hogar?
Nadie. Solo el poco amante de su patria.

Ejercicios.
34 EL PARAGUAYO. LIBRO III.
Los mismos ejercicios con: Entusiasta, tejedora, peine, liso,
lanza- dera y pedales.

23. La anquilostomiasis

¡Pobre Juan!
Está pálido y delgado. No tiene ganas para
trabajar. Se cansa pronto.
Dicen que tiene la anquilostomiasis.
El maestro nos ha explicado hoy la causa de
esta enfermedad.
Ha dicho que ella es debida a unas lombrices
intestinales llamadas anquilostomas. Estas lombrices
viven del intestino delgado, allí chupan la sangre
del infectado e injertan un veneno que destruye los
glóbulos rojos de la sangre.
¿Cómo se adquiere esta enfermedad?
Las personas que tienen anquilostomas echan
los huevos de esos animales en la defecación. Los
EL PARAGUAYO. LIBRO III. 35

huevos germinan en el suelo donde viven los


gusanos.

Si la defecación ha sido echada en los yuyales, y no


en un pozo, las aguas de lluvia, al correr arrastran los
gusanos.
Las gentes beben el agua contaminada e in-
gieren los gusanos del anquilostoma, los cuales dan nue-
vos huevos, prodigiosamente, en los intestinos.
O también, penetran el cuerpo atravesando la piel
de los pies (py-sevo-í), de la mano, cuando se anda des-
calzo o se toca la tierra.
¿Cómo se evita la propagación?
No haciendo deposición alguna en el suelo sino en
pozos, de donde no pueden ser arrastrados los gusanos
por las aguas pluviales.

Ejercicios.
36 EL PARAGUAYO. LIBRO III.
Con las palabras: anquilostomiasis, anquilostoma,
intestinales, lom- brices, defecación, manantial, ingerir y
deposición.

24. Los pollitos

¡Como pían los pollitos!


Elena les da de comer y los pollitos le siguen por
todas partes.
Son cinco ¿Qué edad tienen?
Hace pocos días salieron de los huevos. Ya
comen, picotean y juegan a la riña.
EL PARAGUAYO. LIBRO III. 37

Cuando sean más grandes, sus cuerpos se


cubrirán de plumas y se distinguirán los gallitos de las
gallinas.
La avicultura enseña la cría de las aves.
Es una industria muy productiva.
La gallina bien alimentada pone muchos huevos y
los pollos cuidados engordan y se venden a buen
precio.

Los huevos pueden ser empollados por una


gallina clueca o unos aparatos llamados incubadoras.
Una clueca puede empollar hasta diez huevos a la
vez, y una incubadora, hasta cien.
Ningún agricultor debe dejar de tener gallinas en
su casa.
Las alimentará con los desperdicios de la comida,
o con el maíz inútil para la venta.

Ejercicios.
Con las palabras: avicultura, clueca, incubadora y riña.
38 EL PARAGUAYO. LIBRO III.

25. El nido.

Los niños salieron a jugar al jardín.


En el jardín hay variadas plantas y flores.
A Virginia le agradan los jazmines por sus flores
que parecen estrellitas y su perfume.
Elena está loca por las rosas cuya fragancia le en-
canta.
Elisa prefiere las violetas: ella pasa embelesada
junto a las violetas.
Pedro se ocupa en regar las plantas.
Manuel las limpia sacando con las tijeras de
podar las ramillas secas.
Virginia encontró, en un rosal, un nidito con tres
huevos. Se puso a bailar de contenta.
EL PARAGUAYO. LIBRO III. 39

-¡Mirad, dijo, mirad, Elena, Elisa, mirad que her-


moso!
-¿Qué es?
-Un nido, un nido. Voy a sacar los huevecillos
para…
-No, Virginia, no; la avecilla ha de llorar cuan-
do vuelva y no los encuentre.
-Los dejaremos para que los empolle, y asi…
-¿Qué?
-…veremos a los polluelos y no haremos mal a la
avecilla útil.
-Es cierto, hay que amar a los pájaros que devoran
los insectos dañinos y alegran el jardín y la casa con
sus cantos melodiosos.
40 EL PARAGUAYO. LIBRO III.

Ejercicios
Con las palabras: perfume, fragancia, embelezada,
huevecillos y po-lluelos.

26. El reloj.

El tiempo corre veloz


mas un amigo cercano,
por la mañana temprano
me despierta con su voz.

Casi nunca se retrasa,


y por eso lo bendigo…
Sépase al fin, que ese amigo
es el reloj de mi casa.

Tal parece que me vela


y que dice el minutero:
póngase aprisa el sombrero
y salga para la escuela.
B. Byrne

Ejercicios.
EL PARAGUAYO. LIBRO III. 41
1. Explicar y emplear en frases las palabras: veloz, retrasa y
aprisa.
2. Dividir las palabras de estos versos en sílabas. Clasificar
las articulaciones. Clasificar las palabras según el número de sílabas.

Máximas y refranes
El mejor amigo es un libro.
La manzana podrida, pierde a su compañía.

27. El sapo.

María fue al jardín para recoger violetas.


Al introducir la mano entre las matas, saltó un
gran sapo.
Pidió socorro: tiene un miedo atroz al sapo.
A su grito acudió la mamá, quien al enterarse de
la causa del susto de María, se calmó y le dijo:
42 EL PARAGUAYO. LIBRO III.

-Pero, María, ¿Por qué tienes miedo al sapo que


es un animal bueno y útil?
-Es muy feo.
-¡Ah mi hijita! La fealdad no es razón para temer
al sapo.
-¿Qué utilidad presta?
-Se alimenta de los insectos dañinos abundantes
en el jardín.
-¡Ah, ya comprendo, mamá; el sapo es el
jardinero.
-Sí, mi hijita; libra a las plantas de los escarabajos
que las destruyen.
-Bien, mamita; de hoy en adelante no le tendré
miedo, ni permitiré que los chicos maltraten al pobre
sapo cuyo único defecto es la fealdad.

Ejercicios
Con las palabras: sapo, atroz, dañinos y escabajo.
EL PARAGUAYO. LIBRO III. 43

28. La Rana y el Buey.

Cuentan que en cierta ocasión hallábase reunidas


varias ranas en una laguna.
Cloqueaban las viejas y bailaban las jóvenes.
Cuando sentían un ruido se callaban.
44 EL PARAGUAYO. LIBRO III.

Pasado el ruido, una de ellas, la más vieja,


asomaba el hocico para espiar lo que había. Avisaba a
las demás y comenzaba nuevamente la fiesta.
En uno de esos ratos pasó por la laguna un buey.
Todas las ranas callaron. Sacaron la cabeza para
ver al buey. Lo vieron tan grande y se sintieron tan
chiquitas.
La más vieja tuvo una gran envidia: quiso igualar
al buey.
Se puso a hincharse.
Se hinchó tanto que reventó.
Así ocurre a los envidiosos.

Ejercicios
1. Los mismos ejercicios con las palabras: cloquear, espiar,
en- vidiar, hincharse, hocico y reventar.
2. Sacar la consecuencia moral.

29. La glotonería

Doña Petrona trajo a mamá un tarro de dulce de


guayaba.
El dulce estaba aún caliente.
Doña Petrona no había querido pasar aquel día
sin obsequiar a mamá.
Todas las criaturas saltamos de alegría.
Íbamos a comer en abundancia dulce de guayaba.
-Mamá, me vas a dar una cucharada de dulce.
-Mamá, a mi en este platillo…
-A mi… a mi…
EL PARAGUAYO. LIBRO III. 45

Saltamos al cuello de mamá, quien no sabía qué


hacer. ¡Es tan buena mama!
-No, chicos; el dulce está caliente; esperad que se
enfríe para que se os reparta. Os va a indigestar. Ade-
más, no es hora, chicos; no es hora. Se comerá con el
almuerzo a mediodía.
Todos cedimos a los buenos consejos de mamá,
por- que ella nos deseaba bien.
Más, Pedrito no había renunciado al deseo de co-
merse el dulce.
Era muy glotón.
Después de entregarnos al juego, él se había
intro- ducido en la despensa donde comió a
escondidas, una gran cantidad del apetitoso dulce.
Cuando se sentó a la mesa para comer, estaba
sin

apetito. Rechazaba las comidas. No aceptó ni el dulce


que mamá distribuyó.
Tuvo fiebre a la hora de la siesta.
Suministráronle una toma de aceite de castor.
Pasó mal durante toda la tarde.
Pedrito tuvo la valentía y la honradez de confesar
su falta.
Mamá le perdonó y le aconsejó para que en lo su-
cesivo no fuera más glotón.
Pedrito prometió no serlo en adelante y supo
cum- plir su palabra con toda honradez.
¡Qué bello es cumplir la palabra empeñada!
46 EL PARAGUAYO. LIBRO III.

Ejercicios
Con las palabras: glotonería, obsequiar, indigestar,
almuerzo, a es- condidas, apetito, tema, honradez y empeñada.
EL PARAGUAYO. LIBRO III. 47
48 EL PARAGUAYO. LIBRO III.
EL PARAGUAYO. LIBRO III. 49
50 EL PARAGUAYO. LIBRO III.

Entonces aquellos pájaros arremetieron contra


Pe- drito picoteándole en la cara y en la cabeza.
Pedrito no pudo soportar la lucha: bajó del árbol.
José le dijo: “Dejemos el nido y los huevos a estos
pobres animales”.
Pedrito reconoció que los piriritas tenían razón en
defender su querido nido. El nido de los piriritas es su
casa, su hogar.
Desde aquella aventura jamás volvió a tocar nidos
de aves.
EL PARAGUAYO. LIBRO III. 51

Ejercicios

Los mismos ejercicios con las palabras: chillaban, trepó,


arremeter, picotear y hogar.

34. El cavuré-i.
52 EL PARAGUAYO. LIBRO III.

Continuando Pedrito y José, otro día, su


excursión por la quinta, penetraron en un bosquecillo.
Al rato, vieron una bandada de pajarillos alboro-
tados.
Volaban de un lado a otro; saltaban de rama en
rama; piaban.
Con seguridad aquí hay otro nido, dijo Pedrito.
No, dijo José; debe haber por aquí un cavuré-i,
José recordó la historia del cavuré-i narrada por el
maestro.
–La presencia del cavuré-i provoca este alboroto,
dijo José.
Buscando el promotor del barullo, lo divisaron
po- sando sobre una rama seca de guapoih.
El animalito miraba alrededor asustado. De vez
en cuando meneaba la cola y cantaba.
Entonces la alarma o curiosidad de los pajarillos
crecía. Semejaba aquello una fiesta o un corro de chi-
quillos. Tanto el cavuré-i como los pájaros no hicieron
caso de la presencia de Pedrito y José
Continuaba la fiesta hasta que voló el cavuré-i,
lle- vándose, al pasar, a uno de los alborotadores
escogido por víctima. Llevó para comérselo.
EL PARAGUAYO. LIBRO III. 53

Ejercicios
Los mismos ejercicios con las palabras: excursión,
bosquecillo, promotor, corso y víctima.

35. El ciego

–Papá, dijo Pedrito, ayer encontré en la calle a


un pobre ciego.
54 EL PARAGUAYO. LIBRO III.

Estaba parado extendiendo la mano a los


transeún- tes. Le dí los dos pesos que me entregaste
para comprar un cuaderno.
–Muy bien, hijito; has hecho dos cosas buenas:
com- padecer al que sufre y ayudar al necesitado.
–Papá, ¿cómo habráse quedado ciego?
–Quién sabe, hijo. Tal vez por enfermedad. Hay
ni- ños desgraciados que nacen privados de la vista.
–¡Qué desgraciados deben ser!
¿Cómo, no? Ellos no conocen la luz ni los colores
de las cosas, el azul del cielo, el ropaje esmeraldíneo
de los árboles, los matices variados de las flores ni la
su- cesión maravillosa del día y la noche.
La vista es un sentido importante.
Hay que dar gracias por que tengamos la vista
sana.
Debes cuidar la vista para conservarla.
No debes frotar los ojos con la mano sucia; eso es
peligroso.
–Y los ciegos, ¿no van a la escuela?
–En muchos países hay escuelas especiales para
esos desgraciados, donde se les enseña a leer, escribir
a máquina y música.

Hasta se les enseña un oficio para ganarse la vida


y no mendigar como el que viste.
–¡Cómo quisiera que los ciegos de nuestro país
fre- cuentasen la escuela para aprender, como
nosotros, co- sas útiles!
EL PARAGUAYO. LIBRO III. 55

Ejercicios
Con las palabras: ciego, transeúnte, peligros y mendigar.

36. El regazo de mamá.

Viento frío
Esta haciendo;
en el cielo
56 EL PARAGUAYO. LIBRO III.

solo hay nubes,


no calienta
nada el Sol;
las plantitas
de mi huerto
flores ni hojas
tienen ya;
yo solito
tengo abrigo:
los regazos
de mamá.

¡Pobre! ¡pobre
huerfanito!
Va desnudo
Tiritando
Sobre hielos,
entre espinas

caminando
sin llorar;
nadie mira
sus harapos,
EL PARAGUAYO. LIBRO III. 57

ni protege
su orfandad,
ya no tiene
techo, sombra,
pan, ni fuego
en el hogar;
¡ Ay ! le faltan
los cuidados,
los regazos
de mamá!

Pobre, pobre
pajarillo
cómo llora
en su prisión!
Ya no siente
los suaves
calorcitos
de su nido,
ya no encuentra
quien lo arrulle
58 EL PARAGUAYO. LIBRO III.

quien lo cubra
con alitas
en el seno
maternal;
ya no tiene
los abrigos
del regazo
de mamá.

¡Qué desgracia
la del pobre
peregrino!
Sin abrigo
en el invierno,
sin amparo
en el peligro!
Va cruzando
por el mundo
sin saber
a dónde va,
esperando
en cada puerta
EL PARAGUAYO. LIBRO III. 59

que le arroje
un duro pan,
sin la sombra,
los refugios
del regazo
de mamá.

Cuando llueve,
cuando hiela,
cuando algún
peligro cerca
miro estando
en el umbral,
yo, dejando
mis juguetes
grito, corro
presuroso,

voy buscando
mi pañal,
y solícitos cuidados
me envuelven,
60 EL PARAGUAYO. LIBRO III.

me acurrucan,
chiquitito,
los regazos
de mamá.
Marcelino Pérez Martínez
Paraguayo

Ejercicios
Los mismos ejercicios con las palabras: regazo, huerfanito,
tiritando, harapos, orfandad, prisión, arrullo, maternal,
peregrino, amparo, refugio, presuroso, solícito y acurrucan.

37. El “Día del Niño”.


EL PARAGUAYO. LIBRO III. 61

Esta mañana hubo fiesta en la escuela: la fiesta del


niño.
Nuestro querido maestro nos reunió en el salón y
nos habló del “día del niño”.
Nos dijo muchas cosas:
Que hoy es el “día del niño”; que en toda la Repú-
blica millares de niños estarán agrupados para celebrar
su día; que los niños son la esperanza de la patria, el
verde retoño del Paraguay, y que la patria saluda a esa
esperanza, el niño; que debemos estudiar y trabajar pa-
ra hacer grande y rica a la República del Paraguay,
nuestra querida patria.
Nos dijo que tuviésemos una ambición: la de en-
grandecer al Paraguay.
Después, nos obsequió con flores y frutas.
Asistieron muchas señoras y señores.
¡Qué bueno es nuestro maestro!
Cuando seamos grandes sabremos responder con
nuestras virtudes a la esperanza que la patria cifra en
nos- otros.

Ejercicios.
Con las palabras: esperanza, patria, República, retoño,
ambición y celebrar.

33. Las aves de corral.


62 EL PARAGUAYO. LIBRO III.

Mi tío Andrés me llevó a su chacra.


Allí tiene su rancho, limpio y arreglado, a la
sombra de un frondoso algarrobo.
Mi tío Andrés es hombre hacendoso.
Posee una hermosa y numerosa colección de aves
de corral:
una docena de pavos,
cien gallinas ponedoras,
doscientos pollitos,
dos docenas de patos,
media docena gansos,
diez guineas
y una bandada de palomas domésticas.
Mi tío me dijo que los huevos y pollitos vendidos
en el mercado, le daban una buena suma de dinero.
Alimenta las aves con maíz y grano de sorgo.
EL PARAGUAYO. LIBRO III. 63

Mi tío cuenta que las aves comen mucho; son muy


voraces. Pero compensan los gastos, porque los
devuelve poniendo abundantes huevos.
El agricultor previsor debe tener aves de corral en
su casa.

Ejercicios
Con las palabras: chacra, rancho, algarrobo, hacendoso,
colección, aves de corral, domésticas, previsor y bienestar.

Máximas y refranes.
El aseo y la limpieza dan salud y belleza.
Hombre instruido, dos veces nacido.

39. El Paraguay.

El Paraguay es mi patria.
64 EL PARAGUAYO. LIBRO III.

Está situado en el centro de la América del Sur.


Tiene caudalosos ríos tales como el Paraná, el Pa-
raguay y el Tebicuary.
Hermosas lagunas como Ipacaraí e Ipoá.
Cerros como los de Paraguarí, Villarrica y Acahay.
Llanuras como las de Caazapá y Misiones.
Su suelo produce en abundancia: maderas, yerba-
mate, tabaco, algodón, maíz, y mandioca.
En sus campos pacen ganados vacunos; en sus ríos
y lagunas se crían variados peces.
El Paraguay es notable por su clima, la fertilidad
de su suelo y por sus panoramas.

Ejercicios.
Con las palabras: América del Sur, río, cerros, lagunas,
llanuras, campos, pacen, peces, clima, fertilidad, panorama y
ganado.

40. El aeroplano.
EL PARAGUAYO. LIBRO III. 65

¡Qué novedad para el pueblo!


Un aeroplano pasó ayer por encima del pueblo.
Ocu- rrió en el momento en que los chicos se
retiraban de la escuela.
¡Qué gritos! ¡Qué corrida!
Era la primera vez que se veía en el pueblo la má-
quina voladora.
Hoy el maestro nos ha explicado qué es el
aeroplano.
No hemos hecho otra cosa que dibujar aeroplanos
en el papel, en la pizarra, en las paredes y en el suelo.
¡Cómo quisiera volar en un aeroplano!
¡Quiero ser como Silvio Pettirossi, piloto aviador!

Ejercicios
Con las palabras aeroplano, volador, piloto y aviador.
66 EL PARAGUAYO. LIBRO III.

41. Los niños

Señor, qué compasivo


bienes repartes
a cuantos seres pueblan
mar, tierra y aire;
Señor, que diste
madre a los pobres niños
no se las quitas.

Pajaritos sin alas


son esos niños,
y han menester los pobres
pan y cariño.
¡Dios de los cielos!
Si les falta su madre
¿Qué será de ellos?
Antonio de Trueba
Español.

Ejercicios
Dividir las palabras de estos versos en sílabas. Clasificar las ar-
ticulaciones. Clasificar las palabras por el número de sílabas. Deter-
minar el lugar que ocupa el acento en cada palabra. Decir por qué
lleva acento pintado.

Máximas y refranes.

No prometas lo que no puedas cumplir.


La mala compañía pronto extravía.
EL PARAGUAYO. LIBRO III. 67
68 EL PARAGUAYO. LIBRO III.

42. La luz.
EL PARAGUAYO. LIBRO III. 69

El mundo de los peces es el del silencio. Por eso


se dice: callado como un pez.
El mundo de los insectos es el de la noche. Son
to- dos lucífugos. Aún aquellos que, como las abejas,
trabajan de día, prefieren, no obstante, la oscuridad.
El mundo de las aves es el de la luz, el del canto.
Todas viven al sol, de él se impregnan y en él se inspi-
ran. Las del mediodía llevan sus reflejos en las aulas;
las de nuestros climas con sus cantos.
Luz, cariño y canto son para las aves una misma
co- sa.
J. Michelet

Ejercicios
Con las palabras: pez, insectos, lucífugos, impregnan e
inspiran.
70 EL PARAGUAYO. LIBRO III.

43. El canto del Himno

El profesor de música nos enseñó por primera


vez, el canto del Himno Nacional.
El Himno es el canto nacional, la canción de la
patria.
¡Qué hermosa canción!
No sé qué efecto me produjo el canto del Himno.
Me daban ganas de llorar y de reír al mismo
tiempo.
No era tristeza sino alegría, pero una alegría ex-
traña.
En todo el tiempo del canto pensaba en la patria
antigua, en la actual y en la del porvenir.
Veía a nuestros padres que luchaban por la inde-
pendencia;
A los héroes que lidiaban por la defensa del suelo;
A la patria rica, grande y respetada por las otras
naciones.
Como paraguayo estoy orgulloso de la música
hermosa de nuestra patria.

Ejercicios
Los mismos ejercicios con: canción, tristeza, alegría, porvenir,
luchaban y lidiaban.
EL PARAGUAYO. LIBRO III. 71

44. Himno de la bandera

En tus días resuenan los ecos,


los preludios de un himno triunfal,
bajo el techo feliz de la escuela
donde tienes un solio inmortal

Salve, hermosa, gallarda


salve, sacro pendón tricolor
como niño sabremos amarte,
como hombre cubrirte de honor.

De un pasado eres página bella,


allí un siglo su historia escribió
y hermanado en sus franjas augustas
el honor paraguayo quedó.

En los brazos del héroe corriste


de la patria la abierta extensión
recogiendo laureles al paso
que son paraguayo blasón.

Salve, hermosa, gallarda bandera,


salve, sacro pendón tricolor,
como niños sabremos amarte
como hombres cubrirte de honor.
Hector L. Barrios

Ejercicios.
72 EL PARAGUAYO. LIBRO III.
Dividir las palabras de estos versos en sílabas. Clasificar las pala-
bras según el número de sílabas. Clasificar las palabras polisílabas en
agudas, llanas y esdrújulas. Decir por qué llevan acento pintado.

45. La fiesta del árbol

–Papá, el maestro nos ha pedido un arbolillo.


–¿Para qué, hijo?
–Vamos a celebrar la fiesta del árbol.
–Muy bien, llevarás una plantita de naranjo.

El día designado fue un domingo.


Los niños se presentaron a la escuela con sendos
árboles y palas. Las niñas vestidas de blanco, con rega-
deras.
La plantación se hizo en la misma escuela para
pro- porcionar sombra y hermosear la casa de los
niños.
El maestro, en tal ocasión, dirigió la palabra a la
escuela y a los presentes y explicó el significado de la
fiesta del árbol.
Nos dijo que el árbol es uno de los seres más
útiles al hombre. Le da sombra, frutas sabrosas,
EL PARAGUAYO. LIBRO III. 73

madera para casa, leña para calentarse y fibra para


vestido;
que es una costumbre detestable la destrucción
de bosques y árboles;
que todo eso era el hijo de la ignorancia.
Nos aconsejó a circundar de árboles nuestras
casas para defenderlas de los rayos solares y de los
fuertes vientos.
Terminado el discurso, entonamos el himno al
árbol y luego, plantamos.

Comenzaron el señor Jefe Político, el Presidente


de la Municipalidad y el señor Director. Ellos hicieron
los pozos, y plantaron un árbol cada uno.
Luego, los chicos.
Yo puse mi plantita de naranjo al lado mismo de
la escuela.
Las niñas regaron las plantas.
Al final, volvimos a cantar el himno del árbol.
Después que el señor Presidente de la Municipali-
dad felicitó a la escuela por su iniciativa, terminó la
fies- ta en medio de la mayor alegría.
74 EL PARAGUAYO. LIBRO III.

46. Himno al Árbol

Es el árbol el símbolo augusto


de la industria, el progreso y la paz,
restauremos los montes talados
si a la patria queremos honrar.

¿Queréis sombra? Buscadla en el árbol.


¿Queréis frutos? El árbol los da.
¿Queréis agua? Los bosques la atraen.
¿Aires puros? Los hace el pinar.

Son los montes, de fronda vestidos,


de riqueza y salud manantial:
Sin el árbol no hay vida posible,
ni hay industria, ni habrá bienestar.
EL PARAGUAYO. LIBRO III. 75

Ejercicios
Dividir las palabras en sílabas. Determinar las letras licuantes y
líquidas

47. La educación en la calle.

Pedrito acompañó al padre a hacer compras.


Al pasar por cierta calle de la capital ambos que-
daron asombrados al ver algunos niños malcriados.
Su papá aprovechó aquella ocasión para hablar a
Pedrito de la educación en la calle.
Le habló de que, con mayor razón, las personas
deben portarse bien en la calle.
Le dijo: “El niño debe marchar con atención para
no atropellar a nadie ni dejarse atropellar por los ve-
hículos.
“Debe dar el lado de la pared a las personas
mayo- res, y saludarles con el sombrero en la mano
diciendo: buenos días o buenas tardes, señor.
“No entretenerse con el fin de volver pronto a
casa.
“No burlarse de los ancianos y mendigos, quienes
deben ser mirados con respeto.
“El niño respetuoso y atento con los demás es
cortés, y el que no lo es, descortés.
76 EL PARAGUAYO. LIBRO III.

“El que defiende a los más chicos es valiente y el


que lo maltrata, cobarde.
“Nunca debes faltar el respeto a las niñas. Es
deber de caballero ser respetuoso con las mujeres”.
Pedrito aprendió bien los consejos del padre. Él
es atento, cortés, valiente y respetuoso. No fuma en la
calle ni en ninguna parte porque sabe que el tabaco es
per- judicial para la salud.
Todo el mundo le conoce como el niño más
educa- do de la vecindad.

48. Las avecillas

Yo no sé lo que siento cuando escucho el dulce y


me- lodioso trinar de las avecillas. Cuando los cantos
del par- dillo y del chopí alegran a la hora de la salida
del sol mi tranquilo hogar; cuando en la siesta
somnolienta el zorzal gorjea en el naranjal de mi
huerto, y cuando la calandria entona su divino arpegio
en el bananal, me siento triste, algo oprime mi pecho.
Entonces, pienso en que los pájaros no deben ser
nunca perseguidos, porque son seres de la creación
dignos de nuestra protección, y entonces también
movido por un impulso inexplicable, busco el regazo
de mi madre querida – porque solo ella me canta con
igual ternura que aquellas avecillas.
EL PARAGUAYO. LIBRO III. 77

Ejercicios
Los mismos ejercicios con: trinar, hogar, somnoliento, gorjea,
ar- pegio, divino, melodioso y ternura.

49. La quinta.

Pedrito, Manuel y Sofía fueron a pasar las


vacacio- nes a la quinta que su papá posee cerca del
pueblo.
78 EL PARAGUAYO. LIBRO III.

Los niños se portaron bien durante el año: fueron


aplicados, obedientes y estudiosos.
Obtuvieron en los exámenes buenas notas. Por
eso su papá les llevó al campo.

En la quinta hay tres petizos mansos.


El encanto de los niños es pasear a caballo por los
alrededores.
Pedrito y Manuel saben andar a caballo; pero So-
fia, no.
Por eso el papá hacía acompañar a los nenes por
el capataz viejo agricultor.
Mientras los varones hacían ir sus caballos al
galope. Sofía apenas podía hacer caminar el suyo al
trote, y eso, agarrándose de la montura.
En muchas ocasiones el capataz tenía que llevar el
caballo de la brida para hacerlo marchar más ligero.

Los niños iban de mañana temprano al establo


para ver ordeñar las vacas y tomar leche caliente.
Sofía, con el permiso de la mayordoma, ordeñaba
una de las lecheras más mansas.
Por falta de práctica no sacaba suficiente leche.
Una vez obtenido un vaso de leche corría a llevárselo
a su papá.
EL PARAGUAYO. LIBRO III. 79

Otra de las distracciones diarias de Pedrito,


Manuel y Sofía era ir a la huerta a buscar árboles
frutales. Allí, hay naranjos, guayabos, mangos,
guabirá y duraznos.

Permanecieron dos meses en la quinta. Los niños


au- mentaron de peso, aunque fueron tostados por el
sol.
Volvieron a la ciudad para prepararse a seguir el
nuevo curso.

50. La tuberculosis.

–Mamá, ¿de qué está enferma Petrona?


–De la tuberculosis, mi hija.
–La tuberculosis ¿es la misma cosa que anquilos-
tomiasis?
–No, hija. El aspecto de las personas atacadas por
ambos males, es más o menos idéntico, pero la
80 EL PARAGUAYO. LIBRO III.

tubercu- losis es mil veces peor que la


anquilostomiasis.
–¿Por qué?
–Porque es más mortal y contagiosa.
–¿Cómo se propaga?
–Por medio de unos microbios llamados bacilos,
que penetran en el organismo.
–¿En el intestino como la anquilostomas?
–En todas partes. Pueden atacar los intestinos, la
garganta, los huesos, la piel y los pulmones.
Generalmen- te estos últimos. Entonces el enfermo
tose mucho.
–¿Y cómo se produce el contagio?
–De muchas maneras. Llevando a la boca objetos
que un enfermo ha usado; comiendo con la misma cu-
chara, en el mismo plato; bebiendo en el mismo vaso;
usando la misma ropa.
–…sobre todo aspirando los microbios.
–¿Aspirando?
–Sí, los enfermos escupen en el suelo. El esputo
se seca y quedan los bacilos que vuelan con el polvo
del suelo, al barrer, al soplar el viento o al trajinar. En
EL PARAGUAYO. LIBRO III. 81

este aire que respiramos, pues, pueden hallarse los


micro- bios, que penetran en las vías respiratorias.
-Yo, mamá creía otra cosa. La cocinera me había
dicho que la tuberculosis era enfermedad inevitable.
–No, hija mía. El aseo, la limpieza, el cuidado, en
una palabra, la higiene, sirven para evitar el contagio.
Por eso cuando la tuberculosis hace su temible visita a
una familia poco observadora de los preceptos de la
hi- giene, puede por contagio, acabar con todos los
miem- bros de ella.

Máximas y refranes

La ociosidad es madre de los vicios.


Allégate a los buenos, y serás uno de ellos.
51. El algodonero
82 EL PARAGUAYO. LIBRO III.

Ese es un algodonero.
Es una hermosa planta textil.
Hay varias especies de algodonero. Las más comu-
nes son el algodón paraguayo cuya planta dura varios
años, da fibras largas y abundantes y el
norteamericano, que es anual y de fibras cortas.
Para la exportación es mejor el extranjero, porque
tiene más precio. El nacional se prefiere para hilar a
mano.
El algodón se planta en los meses de septiembre,
oc- tubre y noviembre, y se lo cosecha en febrero,
marzo y abril.
Su cultivo no es tan exigente, pero sí su cosecha:
hay que evitar que los aguaceros mojen los capullos
abie- tos. Cuando hay amenaza de mal tiempo, debe
ser reco- gido inmediatamente.
EL PARAGUAYO. LIBRO III. 83

Cada familia debe tener algodoneros, porque


produ- ce renta diaria y proporciona materia prima
para tejer.

52. La solidaridad

En compañía de nuestra maestra fuimos a visitar a


Rosita quien había comunicado a la directora su
inasis- tencia a clase por enfermedad de la madresita.
Su casa queda en el suburbio del pueblo.
84 EL PARAGUAYO. LIBRO III.

Cuando llegamos a la casa ella no estaba. Había


ido al mercado a hacer compras.
Encontramos a la enferma preocupada por la
ausen- cia de la hija querida. Dos de nosotras fueron
al encuen-tro de Rosita y las otras quedamos con la
paciente.
Distribuimos los trabajos de la casa mientras
volvía Rosita: unas pasaron a la cocina y otras
barrieron la ca- sa.
Cuando volvió Rosita no supo qué decir: estaba
conmovida por la acción de sus condiscípulas que
acompañaban en la desgracia.
Las niñas pusieron a la disposición de ella el dine-
ro ahorrado en la Caja Escolar, generosidad que agra-
deció sin aceptarla.
Después de estar con ella un rato, volvimos a la
escuela. En lo sucesivo, cada día iban a visitarla dos o
tres compañeras de nuestro grado.
Pronto la enferma sanó y Rosita volvió a la
escuela a proseguir sus estudios.

Ejercicios
Con las palabras suburbio, solidaridad, conmovida y
proseguir.

53. El voto

…El maestro. –Mañana hay elecciones. El P.E. ha


de- cretado la elección de cinco diputados.
EL PARAGUAYO. LIBRO III. 85

El alumno. –Yo quiero votar, señor.


–¿Por qué, señor?
–Porque no tenéis edad.
–¿Quiere darnos explicación, señor?
–Con mucho gusto.
En la elección de representantes, es decir, de
dipu- tados y de senadores, así como de presidente y
vicepresidente de la República, y de miembros de la
Junta Electoral, pueden votar únicamente los paragua-
yos mayores de 18 años de edad que no tengan im-
pedimento alguno; que estén inscriptos en el Registro
Cívico y posean la Libreta Cívica.
En la elección de municipales, pueden hacerlo
na- cionales y extranjeros, mayores de 18 años de edad
y ve- cinos del departamento.
–¿Cómo se vota?
–El día designado, el ciudadano concurre ante la
mesa electoral, que le corresponde, de 7 de la mañana
a 4 de la tarde, y presenta su Libreta Cívica. La mesa
le entrega un sobre rubricado. El ciudadano pasa a un
cuarto obscuro y allí introduce en el sobre que le
entregó la mesa la lista de candidatos que tendrá
preparada de antemano en una hoja de papel. Sale
del cuarto obscuro

y deposita el sobre cerrado en la urna que debe existir


sobre la mesa.
Luego, se retira después de haber cumplido el
deber de ciudadano y ejercido el derecho electoral.
86 EL PARAGUAYO. LIBRO III.

Nadie puede impedirle a votar ni averiguar con él


por quién ha votado. El voto es libre y secreto.
–¿Y si el jefe político le ordena a no votar, o le da
una lista especial?
–Ninguna autoridad puede hacer eso. La ley se lo
prohíbe. Si lo hiciera, el ciudadano podría denunciarle
ante el juez de paz.
–¿Por qué queremos votar?
–Porque es un deber. Supongamos que vosotros
de- béis designar el cuidador de clase, pero por pereza
o de- sidia no lo hacéis. Algunos, dos o tres
nombrarán a un amigo, que bien puede resultar inútil.
¿Por qué habrá sido designado ese inútil? ¿Quiénes
tendrán la culpa?
–Naturalmente, nosotros.
–Claro. Y lo propio ocurre en las elecciones. Cuan-
do los ciudadanos descuidan y no acuden a votar o a
elegir, hay el peligro de que sean designadas
cualesquie- ra personas.

54. El sombrero.
EL PARAGUAYO. LIBRO III. 87

Enrique llegó contento de la escuela. Traía en la


mano un sombrero de caranday en confección.
La señorita había enseñado la fabricación de
sombre- ros en la clase de trabajos manuales.
Enrique jamás había visto tal trabajo ni se había
imaginado que aquello era tan fácil.
La maestra había presentado las hojas de caranday
y dispuesto que cada niño las recortase conforme a
unos modelos.
Después de hablarles de la necesidad de que los
pa- raguayos supiesen fabricar y producir muchas
cosas pa- ra enriquecer el país, les enseñó la manera
de hacer.
La señorita había exhortado a los niños a no
despre-
88 EL PARAGUAYO. LIBRO III.

ciar el trabajo manual, siempre útil y noble, tanto para


el rico como para el pobre.
Enrique, como los demás niños, no piensa en otra
cosa que en la fabricación de sombreros. En las horas
li- bres, en vez de perder el tiempo inútilmente, se
ocupa en la confección de sombreros, circunstancia
que le ha hecho adquirir una gran habilidad en este
trabajo.
EL PARAGUAYO. LIBRO III. 89

55. El arado.

–¿Dime Pedrito, cuales son las profesiones que tú


conoces?
–Son muchas, señor.
–¿Cuáles?
–Sastre, albañil, carpintero, educador, agricultor…
–¿Cuál te gusta más?
–La de agricultor.
–¿Por qué, Pedrito?
–Porque me agrada ver la siembra.
–Cuenta la que viste.
90 EL PARAGUAYO. LIBRO III.

El mes pasado estuve con papá en la chacra y allí


vi como estaban sembrando maíz.

El agricultor ara la tierra con el arado, dos veces.


Luego, a cada paso, va echando en el sarro, tres granos
de maíz y los cubre con tierra.
–¿Y cómo es el arado?
–El arado es una herramienta agrícola. Se compo-
ne de las manceras, la reja, la vertedera, la cuchilla y la
cama. Se lo tira con una yunta de bueyes o de caballos
mansos.
El arado de hierro es mejor que el de madera, por-
que surca más hondamente el suelo.
–Muy bien, Pedrito. Te felicito por tu gusto y por
tu espíritu observador.
EL PARAGUAYO. LIBRO III. 91

56. El niño patriota

Durante la guerra del 65, días antes de la gran ba-


talla de Piribebuy, una triste tarde del mes de agosto,
los soldados del Comandante Caballero hallábanse
em- peñados en ocupar posiciones. El comandante
dispuso que una partida de caballería saliera a hacer
servicio de exploración.

La patrulla llegó a una ranchito levantado a la vera


del camino que conduce a un pueblo cercano. Estaba
asomado a la puerta un muchacho.

–¿Qué haces allí? –Le preguntó el oficial –¿Y tu


fa- milia?
–Estoy en casa, señor: yo no tengo familia; la
gue- rra se la ha llevado.
–¿Quieres prestar servicio a la patria?
–¿Cómo no, señor?
–¿Tienes buena vista?
–Soy capaz de ver a larga distancia una
hormiga.
–¿Tendrías valor para ver el movimiento de los
enemigos?
–Soy paraguayo, señor.
–Bien, súbelo en aquel yvyrapitá y escudriña el
campo.
92 EL PARAGUAYO. LIBRO III.

–En seguida.
–Mira bien: ve si hay gente, polvareda o humo.
El chico colocado en la cima del árbol se puso

ambas manos a guisa de pantalla sobre los ojos y miró


atentamente. Luego dijo: –Cuatro hombres a caballo.
–¿A qué lado y a qué distancia?
–Hacia el sud y a una legua.
–¿Marchan?
–Están parados; pero a la derecha veo mucha
gente que está cruzando el campo.
–¿Qué más?
–A la izquierda una partida de caballería que se
dirije a este lado.
–¿A qué distancia?
–Cerca, señor.
En eso se sintió un silbido de bala; luego otro.
–Bájate muchacho, le dijo el oficial. Mira que te
han descubierto. ¡Bajate!
–No importa, quiero descubrir todo.
Se sintió otro silbido más siniestro, y esta vez el
po- bre niño, herido mortalmente, cayó al suelo.
El oficial se inclinó sobre el cuerpo tendido del pe-
queño valiente, le besó en la frente y ordenó al escua-
drón la vuelta al campamento para dar parte del movi-
miento del enemigo.
Al pasar por cerca del héroe muerto, el escuadrón
se lanzó al galope, al grito de ¡Viva la patria! ¡Via el
ni- ño héroe!
EL PARAGUAYO. LIBRO III. 93

57. El Registro del Estado Civil.

–¿Por qué se anotan los recién nacidos en el juz-


gado, papá?
–No, no en el juzgado, sino en el Registro del
Estado Civil.
Allí en esa oficina deben ser anotados los nacimien-
tos, los casamientos y las defunciones.
Antes de cierto, deben ser anotados todos los
recién nacidos con el fin de conocerse su filiación, su
edad y la población del país.
Los padres que no dan cumplimiento a esta
disposi- ción legal, son multados.
Ningún muerto puede ser enterrado en los
cemente- rios antes de ser anotado en el Registro de
defunciones.
Así como ningún casamiento religioso puede
celebrar se sin previa realización del civil.
94 EL PARAGUAYO. LIBRO III.

58. Los días.

La semana se compone de siete días: lunes, martes,


miércoles, jueves, viernes, sábado y domingo.
Se trabaja en los seis primeros días y se descansa
en el último.
Quien trabaja en los seis días tiene derecho al descanso.
El cuerpo necesita descanso para reponerse de su fatiga.
Lo mismo ocurre con la mente después de mucho es-
tudio.
EL PARAGUAYO. LIBRO III. 95

59. El año.

El año se compone de 365 días. Se divide en doce


meses: enero, febrero, marzo, abril, mayo, junio, julio,
agosto, septiembre, octubre, noviembre y diciembre.

Enero, marzo, mayo, julio, agosto, octubre y


diciem- bre son de treinta y un días. Abril, junio,
septiembre y noviembre, de treinta. Febrero es de
veintiocho días. Pe- ro cada cuatro años es de
veintinueve. El año con febre- ro de veintinueve días,
se llama bisiesto.

La manera práctica de recordarse los días de que


constan los meses es:

Se cierra el puño y se empieza por contar del nudo


del dedo menor hasta el del índice de donde se
retrocede hasta el meñique. Los meses de treinta y un
días corres- ponden a las articulaciones y los de
treinta y veintiocho, a los espacios comprendidos
96 EL PARAGUAYO. LIBRO III.

entre los nudos. Hay que re- petir la articulación del


índice.

O bien teniendo presente los siguientes versos:

Treinta días trae noviembre,


Con abril, junio y setiembre;

Veitiocho trae el uno,


Y los demás treinta y uno.
Si el año bisiesto fuere
Da a febrero veintinueve.

Máximas y refranes
EL PARAGUAYO. LIBRO III. 97

Más vale una negativa que una promesa


incumplida.
Bien predica quien bien vive.
Confía en tu madre; ella es tu mejor amiga.

60. Las estaciones.

Hay cuatro estaciones: primavera, verano, otoño e


invierno.
La primavera es: desde el 21 de setiembre hasta el
20 de diciembre.
El verano, desde el 21 de diciembre hasta el 20 de
marzo.
El otoño, desde el 21 de marzo hasta el 20 de junio.
Y el invierno desde el 21 de junio hasta el 20 de se-
tiembre.
En el Paraguay, en rigor, como dice el Dr. Bertoni,
no se conocen sino dos estaciones: las de verano e in-
vierno. La primera dura de setiembre a abril y la se-
gunda los cuatro meses restantes.
El verano es una sucesión de días primaverales,
con algunos intérvalos de calor.
98 EL PARAGUAYO. LIBRO III.

61. La primavera.

Es la estación más hermosa.


En ella los árboles se cubren de nuevas hojas;
las flores perfuman el ambiente;
los campos se vuelven verdes;
los cerros son más azules, y las avecillas llenan de
música los bosques.
En la primavera, la naturaleza se despierta del sue-
ño a que se había entregado durante el triste invierno.

R. I. C.

Nace la yerba en el prado


Y entre la yerba las flores
Con sus vistosos colores,
Con su aroma delicado.
Bulle el insecto en la grama.
EL PARAGUAYO. LIBRO III. 99

Trinca en el monte el cordero,


El ruiseñor y el jilguero
Revuelan de rama en rama.
Y el ave, el insecto, el bruto,
Campos, arroyos y flores.
Todos cantan tus loores.
Y te dan, Señor, tributo.
Martínez de Rosa
Español

62. El verano.

Es la estación de los colores y de la sequía.


Los días son largos; las noches, cortas.
Es la época de las vacaciones.
En el verano maduran las sandías, los melo-
nes y los duraznos.
El maíz peina su dorada cabellera y nos
ofrece el apetitoso choclo.
Los rayos solares queman. En cambio, las
noches del Paraguay son deliciosas.

R. I. C.

Bendito sea tu nombre


bendita, Señor, tu mano;
con las mieses del verano
100 EL PARAGUAYO. LIBRO III.

das vida y sustento al hombre.

Por ti brota la semilla


y rompe la dura tierra,
por ti los granos que encierra
multiplica a maravilla.

Martínez de Rosa
Español

63. El otoño.

Los árboles empiezan a perder sus hojas en esta


es- tación.
Las hojas palidecen, se secan y caen al impulso de
los fuertes vientos predominantes,
Los senderos se llenan de hojas secas.
Parece que la tristeza comienza a apoderarse de la
Naturaleza.
Es época de los grandes e inesperados aguaceros,
de las tormentas y de los granizos.
La duración del día es igual a la de la noche.

R. I. C.

“Ya más tarde por oriente


nace el Sol con lento paso,
y más pronto en el ocaso
EL PARAGUAYO. LIBRO III. 101

va esconder su roja frente”.

64. El invierno.

Ya llega la estación del frío, de las heladas, de los


días nublados, del viento sur permanente y de las
lloviz- nas continuadas.
Los días son cortos y las noches, largas.
Los árboles están desnudos, sin hojas y los
campos, blancos.
Las aves dejan de trinar. Viven metidas en sus
nidos temerosas del frío.
El labrador prepara el rozado. En abril comienza
a arar el suelo para tenerlo listo para San Juan o la
primavera. En los días de San Juan se siembra maíz
temprano.
R. I. C.

Yo te descubro, Señor,
cuando al son del ronco trueno,
102 EL PARAGUAYO. LIBRO III.

abre la noche su seno,


y arde en vivo resplandor.

A tu voz el viento brama,


y mar y tierra conmueve;
a tu voz la blanca nieve
vida en los campos derrama.
Martínez de la Rosa.
Español.

65. Dos esquelas.

Querido Pedrito:
Papá me ha prometido llevarme a
paseo el domingo próximo y me ha en-
cargado invitarte. Por tanto, te pido ob-
tengas permiso del tuyo para acompa-
ñarnos.
Los petizos nos esperan para sacar- nos
a recorrer el campo.
EL PARAGUAYO. LIBRO III. 103

Espero tu contestación
Tuyo
Manuel

T/c. 16 de mayo de 1927.

Querido Manuel:
Siendo contigo ,mi papá me ha per-
mitido ir el domingo.
Voy a preparar doz anzuelos para
pescar en el arroyo.
No te olvides de llevar a León pa- ra
hacerle correr por el campo.
104 EL PARAGUAYO. LIBRO III.

Gracias y hasta el domingo.


Tuyo
Pedrito.

T/c, 16 de mayo de 1927.


66. Dos recibos

Recibí del señor Arturo González


la suma de quinientos pesos moneda de
curso legal ($ 500.-) importe de un
arado de hierro que le vendí.
Asunción, 20 de mayo de 1927.
Pedro Gómez.

Recibimos de los señores Duarte y


Cía. la suma de un mil pesos moneda
de curso legal ($ 1000.-) importe del
alquiler de nuestra casa de la calle
EL PARAGUAYO. LIBRO III. 105

Villarrica No. 45, correspondiente al


mes de la fecha.
Asunción, 31 de agosto de 1927.
Martínez Hnos.
67. Dos cartas

Villarrica, 8 de diciembre de 1927.


Señor Luis Morínigo
Asunción
Muy Señor mío:
He sido informado de queVd. desea
vender la quinta que posee en este departa-
mento, paraje denominado “Espinillo”.
Como tengo un interés de adquirirla, le ruego
quiera tener a bien informarme sobre
las condiciones de pago.
106 EL PARAGUAYO. LIBRO III.

En espera de su contestación, me es
grato, repetirme de Vd. como siempre.
S. S.
Antonio Espínola.

Asunción, 15 de diciembre de 1927.

Señor Antonio Espínola


Villarrica.
Muy señor mío:
En mi poder su apreciable del 8 del
corriente, y en mi contestación me es grato
manifestarle que verdaderamente tengo
intenciones de vender la quinta que poseo
en ese departamento, paraje denominado
EL PARAGUAYO. LIBRO III. 107

“Espinillo”, en la suma de treinta mil


pesos moneda de curso legal ($ 30.000),
pagadera en dos cuotas: la mitad al
formar la escritura de compraventa y la
otra, a los noventa días de firmada.
Por lo tanto, si le agradan las condi-
ciones, se servirá darme la resolución con el
fin de irme a ésa.
Esperando tener el placer de efectuar
con Vd. el negocio, me suscribo.
S. S.
Luis Morínigo
108 EL PARAGUAYO. LIBRO III.

68. Una solicitud.

Caazapá, 1.° de Marzo de 1927.

Señor Jefe Político.


E. S. D.
El que suscribe, vecino del paraje llamado “Costa
Dulce”, de este departamento, ante Vd. se presenta y
expone que deseando radicarse en la Colonia Gaboto,
solicita de Vd. se le conceda el lote número 10 de
acuerdo con la ley del hogar.
Es justicia.
Domingo Ortiz.
EL PARAGUAYO. LIBRO III. 109

69. Una cuenta.

Don Ramón Villalba


a
José González
Debe
1927
Mayo 10 Por 1 sombrero $ 450 –
1 poncho ,, 1.600 –
1 par calzados ,, 250 –
$ 2.300 –

Son
110 EL PARAGUAYO. LIBRO III.

dos mil trescientos pesos

70. El kilo y la libra.

Don Antonio, el almacenero, compra de los


campe- sinos frutos del país, tales como maíz, poroto
y almidón.
Algunas veces los campesinos se quejan de que el
almacenero les toma por menos kilos su mercadería.
Los campesinos saben pesar con la arroba y la libra. Es
de- cir, conocen que una arroba tiene veinticinco
libras, pe- ro no comprenden la equivalencia de la
libra al kilo. Por eso desconfían cuando el almacenero,
de acuerdo con la lez, pesa con el kilo.
Sin embargo, es sumamente fácil conocer la
equiva- lencia.
Una libra es igual a 0’459 kilo.
EL PARAGUAYO. LIBRO III. 111

Para conocer a cuántos kilos equivalen 6 libras,


por ejemplo, se multiplicará 6 por 0.459. Da 2.754. Es
decir, 6 libras son 2 kilos y 754 gramos.
Una arroba, o 25 libras, es igual a 25 por 0’459, u
11 kilos con 475 gramos.

71. El metro y la vara.

Igual cosa ocurre con la vara y el metro.


Los campesinos saben medir con la vara, pero con
el metro, no.
Sin embargo, nada cuesta
Basta saber que el metro se divide en diez partes
iguales llamadas decímetros, cada decímetro en diez,
lla-mados centímetros y cada centímetro en diez
milímetros.
De modo que un metro tiene diez decímetros;
Un metro tiene cien centímetros;
Un metro tiene mil milímetros.
112 EL PARAGUAYO. LIBRO III.

La vara es más corta que el metro. No tiene más


que 866 milímetros.
Para saber a cuántos metros equivalen 5 varas, se
hace el siguiente cálculo.
5 ×866 = 4330 milímetros.
Un metro tiene 1000 milímetros; luego 4330
milíme- tros equivalen a 4 metros y 330 milímetros.

72. Fin de año.

Hemos llegado a fin de curso.


Terminamos de leer nuestro Tercer Libro de “El
Paraguayo”. Y creo que hemos hecho grandes
progresos en la lectura. Al mismo tiempo que hemos
aprendido el empleo de los diversos signos de
puntuación, la coma (,), el punto y coma (;), los dos
puntos (:), el punto (.), los signos de interrogación (¿
?), los signos de exclamación (¡ !), el guión (-), el
paréntesis () y los puntos suspen- sivos (…), hemos
adquirido muchos conocimientos so- bre las cosas, la
naturaleza, las enfermedades, el tiempo, etc.
Todos son conocimientos muy útiles para la vida,
de los cuales no debemos olvidar.
¡Ah, qué útil es saber leer!
EL PARAGUAYO. LIBRO III. 113

¡Como nos compadecemos de los ignorantes, de


los que no han tenido la suerte de aprender a leer!
El próximo curso tendremos el Cuarto libro de “El
Paraguayo”. El maestro nos dijo que el cuarto es mejor
que el tercero.
¡Cómo quiero que llegue el nuevo curso!
¿Quién será mi maestro?
El de este año ha sido muy bueno con nosotros,
nos ha enseñado bien, nos ha tratado con dulzura y
nunca ha tenido horas de descanso.
Un ¡viva! al maestro.

INDICE

PRIMERA PARTE

Lecc. Pág.

1. El primer día de clase ...........................................................5


2. El nuevo libro .......................................................................7
3. La muñeca (Versos) ............................................................. 8
114 EL PARAGUAYO. LIBRO III.
4. El reloj .................................................................................. 9
5. El buey ................................................................................. 10
6. Las piñas ............................................................................. 12
7. El mercado del alba (Versos) ............................................. 13
8. El arroyo .............................................................................. 15
9. El hornero ........................................................................... 17
10. Los sentidos ......................................................................... 18
11. León ...................................................................................... 19
12. Micifú .................................................................................. 20
13. Las moscas (fábula) ............................................................. 21
14. El juego a las prendas ......................................................... 22
15. La lluvia ................................................................................ 23
16. La yerbamate ...................................................................... 24
17. La bandera ........................................................................... 25
18. Carahu (Cuento) ................................................................ 26
19. Las abejas ............................................................................. 27
20. Las moscas ......................................................................... 28

SEGUNDA PARTE
Pág.

21. 14 de mayo ........................................................................... 31


22. El telar ................................................................................. 32
23. La anquilostomiasis ............................................................ 33
24. Los pollitos.......................................................................... 35
25. El nido ................................................................................. 37
26. El reloj (versos) ...................................................................39
27. El sapo ................................................................................ 40
28. La Rana y el Buey .............................................................. 42
29. La glotonería .......................................................................43
30. El aire viciado .................................................................... 45
31. El rocío ................................................................................ 46
32. La obeja .............................................................................. 47
33. El nido de piririta............................................................... 48
34. El cavure’i ........................................................................... 50
35. El ciego ................................................................................ 52
EL PARAGUAYO. LIBRO III. 115
36. El regazo de mamá (versos).............................................. 54
37. El día del niño .................................................................... 59
38. Las aves de corral .............................................................. 60
39. El Paraguay ........................................................................ 62
40. El aeroplano........................................................................63
41. Los niños............................................................................. 64

TERCERA PARTE

42. La luz .................................................................................. 67


43. El canto del Himno ........................................................... 68
44. El himno a la Bandera ....................................................... 69
45. La fiesta del árbol .............................................................. 70
46. El himno al Árbol ............................................................... 72

47. La educación en la calle ..................................................... 73


48. Las avecillas ....................................................................... 74
49. La quinta ............................................................................. 75
50. La tuberculosis ................................................................... 77
51. El algodonero ..................................................................... 79
52. La solidaridad ..................................................................... 81
53. El voto................................................................................. 82
54. El sombrero ....................................................................... 84
55. El arado .............................................................................. 86
56. El niño patriota.................................................................. 88
57. El Registro del Estado Civil ............................................... 90
58. Los días ............................................................................... 91
59. El año ................................................................................. 92
60. Las estaciones .................................................................... 94
61. La primavera ...................................................................... 95
62. El verano ............................................................................ 96
116 EL PARAGUAYO. LIBRO III.
63. El otoño .............................................................................. 97
64. El invierno ......................................................................... 98
65. Dos esquelas ...................................................................... 99
66. Dos recibos ........................................................................ 101
67. Dos cartas ......................................................................... 105
68. Una solicitud .................................................................... 106
69. Una cuenta ....................................................................... 107
70. El kilo y la libra ................................................................. 108
71. Fin de año .......................................................................... 109

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