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EL ACÓLITO TURIFERARIO: SUS FUNCIONES

En una serie de artículos vamos a describir las funciones de los acólitos dentro de la celebración
eucarística y que pueden y no pueden hacer. Comenzamos con el acólito turiferario y seguiremos
posteriormente con los portadores de ciriales (ceroferarios) y ayudantes del altar.
El acólito turiferario (el portador del incensario), es uno de los acólitos más dinámicos dentro de la
celebración eucarística. Viste, como todos los acólitos, alba con cíngulo.
El incensario se llama también turíbulo, del griego thus, que significa incienso. De ahí el extraño
nombre de turiferario al portador del "turíbulo" o incensario.
Antes de comenzar a describir sus funciones haremos algunas advertencias previas. En primer
lugar, el turiferario debe tener en cuenta que el incienso siempre lo pone el sacerdote que preside y
lo pondrá siempre antes de cada momento en que tenga que usarlo. Así pues, el turiferario ofrecerá
en los momentos oportunos el incensario al sacerdote. Debe saber que el sacerdote bendecirá el
incienso recién impuesto, por lo que debe esperar a este rito para retirar o entregarle el incensario.
Nunca debe dar la espalda al ministro al que sirve.
De igual forma siempre hará reverencia a la persona que vaya a incensar, antes y después de
realizada la acción –sólo incensará, si procede, al sacerdote, al pueblo y en el momento de la
consagración al Pan y al Vino–.
No debe hacer reverencia en el momento de ofrecer el incensario para que se ponga incienso sino
solamente cuando va a incensar, excepto si sirve al obispo. Si hay presencia de diácono, el
turiferario se limitará a pasárselo en los momentos oportunos y en este caso su misión se limita
transportar el incensario, darlo y retirarlo. También debe saber que, salvo los momentos prescritos
para incensar, el resto del tiempo no debe mover el incensario.
Hacemos un recorrido por su servicio en el supuesto, el más frecuente, de que no haya diácono.
a) En la sacristía ofrecerá el incensario al sacerdote para que éste ponga incienso.
b) En la procesión de entrada, el turiferario abre marcha. Lleva el incensario con su mano derecha,
moviéndolo de atrás para adelante, siempre en el sentido de la marcha y nunca de derecha a
izquierda, para evitar golpear a otros. Su mano izquierda irá colocada en el pecho. A su izquierda va
el portador de la naveta.
c) Al llegar al presbiterio hace inclinación de cabeza al altar y sube por su izquierda, colocándose en
un lugar discreto. Al llegar el sacerdote le ofrece el incensario para que ponga incienso y se lo
entrega para que el sacerdote inciense al altar, la cruz y las imágenes. Acabado el rito recoge de
manos del sacerdote el incensario y se retira a su sitio.
d) En el momento del Aleluya el turiferario se acercará de nuevo al sacerdote y se lo ofrecerá para
que ponga incienso. En el momento preciso se dirigirá al ambón encabezando la procesión del
Evangelio y se situará a la derecha del sacerdote –o diácono– para entregárselo cuando lo pida para
incensar al Evangelio, tras las palabras “Lectura del Santo Evangelio según...”. Después lo recoge y
se retira. Debe moverlo moderadamente pero en toda su amplitud durante la proclamación
evangélica.
e) Una vez preparadas las ofrendas procede su incensación. En este momento el turiferario se
acerca al sacerdote para que ponga incienso. El sacerdote incensará a las ofrendas, al altar
rodeándolo y a la cruz al llegar a su altura. A continuación, entregará el incensario al acólito
turiferario. Éste incensará al sacerdote con tres golpes dobles (su nombre técnico sería tres ductus
de dos ictus cada uno). Posteriormente incensará a los con celebrantes, si los hubiese, y después,
dirigiéndose al centro del presbiterio y cara al pueblo lo incensará, siempre con tres golpes dobles.
Primero al centro, luego a la izquierda y finalmente a la derecha. No debe incensarse expresamente
ni a las autoridades presentes ni a los miembros de Junta sino al pueblo en general. Acabado el rito
se retira a su sitio.
f) El último momento del empleo del incienso en la celebración eucarística llega en el momento de la
consagración. Tras el santus el turiferario se colocará de rodillas delante del altar e incensará en el
momento de la elevación del Pan y del Vino, también con tres golpes dobles. Se levantará tras la
elevación del cáliz de manera que en la frase “Este es el sacramento de nuestra fe” y la posterior
aclamación del pueblo esté ya en pie. Después se retira a su sitio.
g) Desde ese momento solamente interviene si hay Salve, ofreciendo el incensario al sacerdote para
que inciense a la imagen mariana y retirándolo posteriormente.
h) En la procesión de salida procede igual que en la de entrada.
Como hemos visto, salvo al Santísimo que se le inciensa de rodillas, en los demás casos siempre es
de pie.
Por último unos consejos prácticos sobre el manejo del incensario. El que inciensa sostiene con la
mano izquierda las cadenas por su parte superior a la altura del pecho y con la derecha por la parte
inferior, cerca del incensario y lo sostiene de manera cómoda de manera que pueda moverlo con
soltura. Alzarlo a la altura de sus ojos es una buena medida.

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