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07-003-016 Sistemática I (Grimberg) 36 copias

hisdetola ria
amilia
bajo la direccíqn de
Burguiere, Christiane Klapisch-Zuber, Martine Segalen,

1 of 36
H•,.,~~,,~~Zonabend

prólogos de
Claude Lévi-Strauss y Georges Duby

1
MUNDOS LEJANOS, MUNDOS ANTIGUOS

ALIAl"íZAEDITORIAL
(

Título original:
· . INDICE
ns, mondes am:iens
Histoire de la famille~ 1. Mondes lointai
Traductores;
Prólogo: Gonzalo Gil, ,
1'iempos antigoos: Nestor M,gu"': •
Tiemp os medievales: Rafael _ Tuson
n
Tiempos lejanos: Víctor Lu,s Abe!lo
2 of 36

9
Presentación . . . .. . . .. . .. . .. .. .
11
Prólogo, por Claude Lévi-Strauss
-
del parentesco y la familia, por Fran
De la familia. Una visión etnológica . . .':. . . . . . . . . . . . . . . . 17
. . . . . . . . . .
t;oise Zonabend . . . . . . . . . . . . . . . . . .

TIEMPOS ANTIGUOS.
Masset .....................
l. Prehistoria d~ la familia, por Claude 83
1
l, para administrar, familias para reinar,
2. De Sumer ~' Babilonia: familias .'.................. . 103
por Jean-Jacques Glassner ................
n faraónico, por Anníe Forgeau .. : 139
3. La memoria del nombre y el !orde
os V-IV a. C.), ~oí: Giulia Sissa ... '169
4. La familía en la dudad grieg4 {sigl
de los padres (siglo II a. C.-siglo II
5. Roma, padres ciudadanos y dudad .
...................... 203
d. C.), por Yan Thomas .... .'..............
Imperio romano, por Aline Rousselle. 241
6. Gestos y signos de la familia en el

TIEMPOS MEDIEVALES
.
© Arm•nd Colio Editeur, P•rít, 1986- 283
© Ed. cust.: Alianza Editor-ial, S. A., M.dnd,
1988
00 ~1
Prefacio, por Georges Duby ..................
C.lle Milán, 38, 2&M3 M,drid; tdé~ 200
hard ... 287
ISBI-I:84-206-5292-X(Ohn completa)
ISBN'. 8◄ -20&-5232-6 rroa111 0 ·J
7. La Europa bárbara,por Pierre Guic
Dcpó<ito1,gal:M. ◄0.Ul-1988 . por Pierre Toubert 345
, S. L Cau1in• Su:ira. 19. 28007 .Mttdn
Com u~to en Fcmínd ex
On::oye
Ciudad
n, S. L. Polí1ono Icuu. P1trscudlos <leJ;.1:~ ata {M;1.dnd) 8. El momento carolingio (siglos VIII-X),
Imp,:o ca Clos.as- •
n ·-•~..t ;_ <:,,_,,,;,.,
De la familia.
Una visión etnológica
del parentesco y la familia

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LOIDENTICO
OIDENTICO
«Familia». El empleo de este término es tan cotidiano en el lenguaje haólado,
y su uso tan corriente en los escritos eruditos o populares, que no re~lJlta nada
· fácil enumerar todás sus acepciones. Esta polisemia refleja sin duda las varia-
ciones históricas de la institución que denomina_.El sustantivo familia es de origen
latino: apareció en Roma como derivado de fa7ffulus {servidor), pero no se apli~
caha a lo que normalmente entendemos por dicho término. «Familia debió desig-
nar el conjunto de los esclavos y· servidores que vivían bajo un mismo techo [ ... .]
después, la casa en su totalidad~ por una parte, el señor, y, pór otra; la mujer,
los hijos y los criados que vivfan bajo su domin~dón [.. .. ]. Por ext~sión de
su sentido, familia vino a designar a los agnatí y cognati, y se convirti6 en sinó-
nimo de gens: al menos en la lengua corriente» {Emout y Meillet, 1951, p. 383;
"'Thomas, infra, t. I). Casa, conjunto de individuos que viven bajo un mismO ted10;
gens, comunidad formada por todos los que descienden de un mismo antepasado;
agnati, parientes paternos, cognatí, los maternos, y posteriormente, por extensión,
el conjunto de los parientes de sangre: todas estas diferentes unidades de paren•
tsco las reunimos ahora bajo el mismo vocablo de «familia». No obstante, estos
diversos círculos ·ae pertenencia han variado ¿de amplitud según el lugar y la época,
los grupos sociales o las circunstancias. Los ·rextos que componen esta obra acotan
las múltiples formas y las distintas denominaciones bajo las cuales tales institu-
ciones se han conocido, transformado y, por último, perdurado en las grandes cívi-
Un hombre y una muíer (indios embera del Chaco de Colombia).

17
16
Historia de la familia

vía hiciera
Aportan un testimonio, por si toda
lizaciones occidentales y orientales. tiem pos exist ieron , bajo formas
en tod~s los
falta uno, de que en todo lugar y más o men os fun-
que desempeñaron un papel
variadas, agrupamientos familiares escri tas que regía n las socie dade s
leyes orales o.
damental en la organización de las · ·
de que se tratara.
esta histo ria o, mejo r dich o: estas historias de la familia sólo
Ahora bien, las razones de la universalidad de
roga mos por
cobran verdadero sentido al inter acion~,
diversidad tan extrema de transform
una institución que va unida a una rige dich as trans-
¿Cuál es el parentesco que
siempre culturalmente determinadas. s parte s exist en y en toda s parte s
que en toda
formaciones? ¿Qué son estas familias índo le en el núcl eo
una institución de esta
son di~erentes? ¿Por qué se encuentra pres-
hasta tal punt o que, hasta la fecha, ninguna ha logrado
de toda sociedad,
cindir de ella? preciso
provechosa nuestra indagación, es
Si queremos proseguir de forma cues tione s en
logos, que han convertido estas
adoptar el punto de vista de los etnó es. En efect o, los etnó logo s
sus investigacion
uno de los terrenos privilegiados de fami liare s situa dos, geog ráfica y
univ ersos
han observado, descrito y analizado adas so-
tro mundo conocido, entre las llam
mentalmente, en los confines de nues ntesc o cons tituy e la insti tución
cuales el pare
ciedades primitivas o arcaicas, en las encia , orga niza el mod o de
o, regu la la resid
social clave que estructura el grup de la alian za matr i-
res, y define las formas
transmisión de los haberes y los sabe no signi fica
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rodeo por las socie dade s exót icas


monial. Que quede claro que este amos a
tució n exist a allí en su pureza original, ni tampoco que volv
que la insti las form as fami-
tipo de evolucionismo entre
proponer por nuestra parte ningún al expl orar univ ersos disti ntos
Al contrario,
liares allí observadas y las nuestras. form as de agru J?ac i6n de pafen-
varie dad de
del nuestro y a través de la infinita reconocer
manifiesto, los etnólogos han sabido
tesco que tales sociedades ponen .de med ici6n indis pens ables para
instrumentos de
los hitos esenciales e identificar los insti tució n.
pape l de la
poder comprender la existencia y el que
mirada a otros horizontes, conviene·
Sin embargo, antes de volver nuestra que de ella resul ta.
ia y a la histo ria
volvamos a nuestra propia experienc

La experiencia nativa
en el seno
o» o «hija.>>de X o de Y, se nace
Antes de ser uno mismo, se es ·«hij cosa , se es iden tificado
lmente cualquier otra
de uc¡, «familia». Antes de ·ser socia eras palab ras que el niño aprende
s, las prim
por un «apellido». En todas parte a su padre
s, cargadas de sentido, que designan
-«papá», «mamá,>- son las voce ablo s del pare ntesc o ... Así, el mundo
ás v_oc
y a su madre; después, vienen los dem s vive n tamb ién en el
«Otros». Pero esos Otro
se divide entre los «Suyos» y los. . Son, lo mism o que éste, identifi-
miem bros
seno de una familia de la cual son conc luir, ento nces , que
parentesco. Cómo no
cables por los suyos en términos de com o el leng uaje, un atrib uto de la
que es,'
la familia no necesita explicaci6n, ia expe-
o no extrapolar a partir de la prop
condición humana. Sobre todo, cóm para todo s, en toda s las so-
ser la mism a a inglesa. Proceden-te de
riencia y deducír que la familia debe Diagrama de consanguinidad en lengu
ciedades.

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Una vísi6n etnológica del parentesco y la familia

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du voyag~ de l'Améríque ou Dialogue
Los «Salvajes» de América, grabados provenientes d; Súite
de Le Honant et d'un sauvage de l'Amérique, Amsterdam, 1704. P~rís, Biblioteca
du baron
Nacional.

por mediación de. corres-


La etnología, que hizo 1mya esta reflexión sol:ire la identida
d y la alteridad, mente, bien directamente entre la~ tríbus amerindias, bien
n respond er a las preguntas
se ha dedicado a explorar tales universos familiares, próximo s y lejanos; pero, ponsales diseminados por todo el. mundo que aceptaro
a ni adoptó formula do. Morgan postulab a, acertada mente, que dichos
como se puede imaginar, no encontró de golpe la distanci a adecuad ,.,,P;ecí~asque Morgan había
co existentes en todas
a la primera el enfoque correcto. ' term1nos de parentesco subyacen a las relaciones de parentes
unidos por una misma
En esta larga exploración efectuada por la disciplina, que
debemos relatar las sociedades, que constituyen, pues, conjuntos relacionales
a el concept o de la unidad
brevemente aquí, destacan dos nombres, un9 ligado a los
orígenes de la misma, ley Y que forman sistemas; es decir, Morgan defendí
humana », ya que en tocias partes se utilizan términos
·y Claude Lévi-Strauss. fundamental de la «familia
el otro a sus logros contemporáneos: Lew.is Henry M9rgan alguna forma de familia.
En 1871, Morgan, abogado neoyot¼:irio, defensor de los
indios iroqueses, pu- de parentesco, se dispone de un sistema y se. conoce
de esa segunda
blicó Systems of Consan guinity and Affinity of tbe Human Family. El libro pre- . Pero simultáneamente Morgan, como hombre de su tiempo,
pertenec ientes a grupos del siglo en que triunfa el evolucio nismo, disponía a las sociedades sóbre
sentaba los • inventarios de los términos de· parentes co nntad XIX
co. A su entender,
humares, antiguos o contetti potánem , que . el autor había recopila do paciente- una escala de progreso con arreglo a su terminología del parentes

21
20
Historia de la familia
l'i
1¡ se designara a todos los hermanos del matrimonio» (r.bi~Stt~i!s'.19~3
por ejemplo, el hecho de que en un grupo .parentesco. La reglade este «gran juego del
dicha cultura ero o había sido incapaz res. Interdicciones, pr¿s~npcic,nesf!
:l
padre con un mismo término indicaba que es el intercambio por donaciói::i de las muje .ele 'c~til
lo tanto, la posibilidad de que en algún los unos a los otros y r~aÜzan,
de reconocer al progenitor y que cabía , por intercambios están indisolublemente ligados to de la segu nda
de matrimonio de grupo, precedida sin al permitir el surgimien
momento prevaleciera en ella alguna forma manera, el paso ent~e naturaleza y cultura «una imag inació n socio -·
. , que unida a
duda por una fase en que dominaba la prom
iscuidad sexual. • en el seno de la primera. Esta «gran idea» una. «obra gigan tesca » {Du: ·
más bajos, al Lévi- Strau ss en
Así, situaba a las llamadas socie dades primi tivas en los escal ones lógica inaudita» convierte la: teoría de
mico y tecnológico y estas identifi- jos de los etnólogos del parentesco .
menos, por dos motivos: su desarrollo econó mont, 1971, p. 89), sigue guiando los traba · .
de parentesco. En la parte superior
caciones terminológicas observadas en su sistem a (Héritier, 1979, 1981). la disci; ,;
se refiere a la historia d~
occidentales de su época, en las que Tal vez sea ir demasiado deprisa en lo que
de la escala, Morgan situaba a las sociedades to etnog ráfico . Abor demo s ·
o de la familia conyugal monógama. plina o en la reflexión sobre los logros del
conocimien
el advenimiento de la civilización va acompañad s en que habitan los Otros , ta~
conte mpor áneos cu.ltos de Morgan compartían pues, con mayor tranquilidád esas riberas
lejana
De;he subrayarse que toc!os los
na. En 1859, Darwin publicó El origen semejantes a nosotros mismos.
esta vÍsíón evolucionista de la historia huma
os geólogos reconocieron la validez de
de las especies; hacia la misma época algun
es ... Estas y otras obras demostraban los remotos
los trabajos de Boucher de Perth
ormaciones y de sus herramientas, así
orígenes del hombre, a través de sus transf
ies vivas. De ahí que Morgan y otros EL MISMO
como la continuidad evolutiva entre las espec
forma de una secuencia continua y co-
antes que él se dedicaran a formular en LOS OTROS
ios de la evolución de las sociedades
herente lo que concebían como diferentes estad
de la unión entre un hombre y una
humanas.
evolucionista establecido a partir En todas partes el nacimiento es siempre fruto
A comienzos de nuestro siglo este esquema do, retraducido por cada grupo social
icas del parentesco fue enérgicamente mujer, pero este dato biológico es reinterpreta
de las formas familiares o de las característ los vínculos que unen a los progeni-
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te,
o Boas, que se consagraron a los estu- con arreglo a una lógica propia. Ciertamen
combatido por etnólogos como Tylor , River s y los que unen a los hijos entre sí
campo. Desde ese momento, la teoría tores con su prole -lazos de consaguinídad-
dios comparativos basados en trabajos de de germandad *- poseen un compo-
la ampliación de los conocimientos etno- por mediación de los progenitores -lazos
evolucionista no resistiría mucho tiempo a ina en nuestras sociedades «lazos de san-
pañó; en 1937, R. Lowie la denun- nente biológico. ¿Acaso no se les denom
gráficos y a la reflexión crítica que la acom ear nuestro lenguaje, están unidos en
gre;>? Pero el hombre y la mujer, por empl
cirtría en términos inapelables (Lowie, 1971
). eniencia», que son exclusivamente socia-
embargo, que mientras los etnóldgos el matrimonio por vínculos de pura «conv
No podrí amos dejar de menc ionar , sin alian za o también de "afinidad. Es decir, que el
y olvidaban los trabajos de Morgan, les y se califican de relaciones de
se dedicaban a las investigaciones empí ricas ión, de alianza y de germandad que
funesto, contribuyendo a inspirar la his- parentesco, ese conjunto de relaciones de filiac
éstos conocieron en otra parte un destino a concepción lo biológico y fo social.
re de un evolucionismo pseudocien- une a los hombres entre sí, engloba en su propi
toria de las sociedades modernas que, en nomb los homb res, de las sociedades pasád~ o pre-
y finalmente a la barbarie nazi; con Es más, las diversas formas en que
tífico, se entregaron a las violencias coloniales invitan a preguntarse s{ éstas reflejan
· sentes, han dividido el campo del parentesco
todas las formas de racismo que sabemos. ciertos pueblos creen que la madre·
:estos inven tarios terminológicos algo más que puras elecciones sociales. Así,
Ello no obsta para que Morgan, al estab lecer por el hombre y que .no contribuye
grupos de parentesco , senta ra las bases no es sino el receptáculo del semen depositado
y descubrir el fundamento sistemático de los piensan, en cambio, que sólo la madre
ipales probl emas teóricos en nada a la,,,eoncepción del hijo; otros
· del método etnológico y formulara algun
os de los princ el padre no desempeña pápel alguno en
ia y el paren tesco . No es de interviene en la creación del niñp y que
que se le plantean a la investigación sobre la famil cia, el 'padre q la madre no son para
su memoria Las estru ctura s eleme ntale s la procreación. De manera que, s~gún la creen
extrañar, pues, que Lévi-Strauss dedicara a casados con su pariente consánguíneo '
Lévi- Strau ss no rehab ilitó las tesis sus hijos más que aliados, hombres o mujeres
del parentesco, aparecida en 1949. Con ello, pero nada más.
esbozado en ~ obra de Margan, de a creencias de esta índole para pro-
evolucionistas, sino que recuperó el concepto, Sea como fuere, no es necesario recurrir
sus formas de concebir el parentesco. nguíneos. En muchas sociedades, el
la unidad de la familia humana a través de ceder a efectuar una selección entre los consa
de alianza, es decir, los si.stemas de pa- orías específicas de relaciones de
Esta idea -que los sistemas de filiación y . sexo constituye un medio de defin ir las categ
toda la histor ia de la humanidad desde el pasado elemento estructurador, la relación
rentesco, incorporan en su trama parentesco. Sí se elige el sexo masculino como
la demuestra Lévi-Strauss por medio ineal en este supuesto, la calidad de
más remoto hasta el presente más próximo-- se denomina agnaticia y la filiación patril
;
inces to, conocidas en todas las culturas, padre: forman parte de la misma
de la siguiente tesis. Las prohibi~iones del miembro del grupo se adquiere a travé s del
nes matrimoniales con personas extra- del padre, no los de la herm~a de
están en todas partes asociadas a pre~cripcio unidad de parentesco los hijos del hermano
Las interdicciones negativas se truecan,
ñas al círculo más estrecho del parentesco. al
que las mujeres se constituyen en bazas ain en francés, síbling en inglés) designa
pues, en reglas positivas de alianza eµ las (*) En la teoría del parentesco, germano (germ padre. (N. de[T. ) :·
definen a sí mismos en términos de esto es, hijo de la misma madre y del mismo
y medios de relación entre grupos que se hermano/a de sangre,
Una visión etnológica del parentesco y la familia
Historia de la familia

eslabón
éste, que pertenecen, por su parte, al grupo del marido de aquélla. Si el
los individuo s que se considera pertinent e es de sexo femenino ,
mediador entre
ose el mismo razo-
la relación se llama uterina y la filiación matrilineal, apl~cánd
te
namiento que en el caso anterior: los vínculos de parentesco se trazan únicamen
femenina . Los grupos cuyos miembro s están emparent ados entre sí por
por línea
ocurrir,
vía exclusivamente masculina o femenina se denominan unilineales. Puede
interveng an en la definició n del parentesc o; la filiación
además, que ambos sexos
tal caso,
es entonces bilineal; o que ninguno de los sexos sea discriminante; en
la filiación se llama cognatícia o indiferenciada (figs. 12, 14, 15).
Así pues, cabe decir que un «consanguíneo es alguien a quien la sociedad·define
nada
como tal y [que] el vínculo 'sanguíneo', en sentido genético, no entra para
tiende a coinddir en la mayoría de las socie-
en la definición, aunque en general
estable-
dades del mundo» (Fox, 1967, p. 34). La adopción, que es una forma de
e.
cer parentescos muy extendida en todo el mundo, aporta otra prueba fehacient
entre el hijo y los padres adoptivos , éste se
Aunque no existen lazos de sangre
como
convierte a efectos legales en hijo suyo y se le trata, jurídica y socialmente,
si aquéllos lo hubieran engendrado.
de la
El parentesco, aunque tenga en cuenta los condicionamientos biológicos
ón y la procreaci ón, se presenta en todas partes como un hecho esencial-
concepci
. Así es
mente social, objeto de manipulaciones y elecciones de orden simbólico
o que se conocen en el

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como las sociedades han creado los sistemas de parentesc
de los
mundo; es evidente, pues, que éstos «no existen sino en la conciencia
hombres» (Lévi-Strauss, 1958 b, p. 61).
y de
Por tanto, se nos plantea el problema del contenido real del parentesco
las. fondones que cumple en las distintas sociedades humanas.
~•'

Las palabras, los nombres, las conductas


que tpdos J. Lafitau, Moeurs des Sauvag.::S améri~
El parentesco es, en primer lugar, un vocabulario, esas primeas palabras Las cabañas de una aldea iroquesa. Grabado extraído de
personas incluidas en la cate- quains, París,,1724. París, Biblioteca Nacional.
los niños aprenden y que sirven para designar .a las
dirigirse a ellas. A este léxico de términos de paren-
goría de «pariente» o para
diversas
tesco se agrega· un acervo de nombres propios recibidos y transmitidos· de
Sexo: ~ «sexo masculino» Q «sexo femenino» O «sexo indi-
inaheras de unos parientes a otros. Por '1ltimo, este conjunto de palabras y de
@ ferendado»
o menos
nombres está dotado de una esp¿cie de protoclo, expresad o de forma más
o ==son los signos de alianza
clara, que dicta a cada cual la conducta que debe mantener ante un parienté.
Matrimonio:
◊__
.... ~Q «pareja asada»
Germandad: de ahí¿ Ó «un hermano y una hermana»
Términos para clasificar

Filiación: 1de ahH «hijos de una pareja»


En cada sociedad el conjunto de términos de parentesco utilizados delimita
campo social del parentesco en ella reconocid o. En este campo,
clasifican, por medio de estos términos, en diferentes categorías que son
los parientes
lógica y
en un
el
se

En todo oarenu,sco se indica al individuo de referencia -Ego- a partir


prácticamente solidarias entre sí. En este sentido, estas categoría s constituy
del cual las relaciones de que se habla ~ Q se refleja en el vocabula rio o nomencla tura.
sistema de clasificación cuyo plan
Como hemos visto, desde los orígenes de la disciplina los etnólogos han demos-
Lgo trado un considerable interés por estas nomenclaturas, interés en el que, por
cierto,
se les anticiparon algunos viajeros.
parentesco.
FIG. 1.--Convenciones gráficas adoptadas para representar las relaciones de

25
Una visión etnológica del parentesco y la familia
Historia de la familia

« [ . , . ] Entre los iroqueses y los hurones todos los hijos de una cabaña
deran como madres suyas a todas las hermanas de sus madres y como tíos
a todos los. hermanos de sus madres; por la misma razón, d,iln el nombre
a todos los hermanos de sus padres y de tía a todas las hermanas de sus
Todos los hijos del lado de la madre y de sus hermanas y del lado del
de sus hermanos se consideran entre sí igualmente como hermanos y hermanas
los hijos de sus tíos y 'de sus tías, es decir, los
suyos
de padre
padres.
padre y

hermanos
;
í f
Primo
cruzado
patdlateral
Primo ,
paralelo
patrílatetal
l i i
Primo
paralelo
matrilateral
Primo
cruzado
matd!ateral
pero con respecto a
aunque
de sus madres y las hermanas de sus padres, el trato no es sino de primos, FIG. 2.-Primos cruzados y primos paralelos.
grado de parentesc o que con aquellos a quienes consi-
guardan con ellos el mismo
n:
deran como hermanos y hermanas. Esta relación cambia en la tercera generació
rten de huevo en abuelos y abuelas con res-
los tíos-abuelos y las tías-abuelas se.convie a· un solo individuo (lo cual expr:sa, por lo demás, la importancia que se
otorga a
pecto k los hijos de aquellos a quienes llamaban sobrinos y sobrfuas.
Y así se a la
este círculo 'más estrecho de parientes ), y clasificat oria por lo que se refiere
esas misma regla [ ... ]» (Lafitau,
continúa siempre en sentido descendente, según un hijo
.
designación de las relaciones más alejadas. Un neveu (sobrino) puede se~
1724, pp. 552-553) del cón-
dis- del hermano o de la hermana, un hijo de un hermano A: de una hermana
Al leer estas pocas líneas, se comprende de golpe que, si toda sociedad [cousin]
s para clasificar y designar a los parientes en virtud yuge, o incluso un hijo de un primo. '•Este último término, «primo»
pone de términos específico especifica-
propio , tiene por lo demás una amplísima extensión ya ,que, utilizado sin más
de su propia especificidad, dichos términos no son ni traducibles a nuestro ermano» [cousin germain] o «primo segundo» [coúsin issu de
el empleo de nuestros propios términos de ciones («primo-h
vocabulario ni generalizables, y que de hermano corno a individuo s
situacion es «exóticas » torna rápidame nte incompre nsible germain] ), designa tanto a los hijos de hermana o
parentesco para describir existen lazos de parentesc o cuyo trazado exacto se des-
tan con los que se sabe que
esta descripción. Por ello, la elaboración de una serie de símbolos que .represen
s y sus relacione s fue un primer paso hacia una presen- conoce.
gráficamente a los individuo Al introducir esta clasificación de las terminologías del parentesco, Morgari
8 of 36

tación más clara de los. hechos del parentesco (fig. 1 ). genea•


puso de manifiesto las formas en que las sociedades construyen su espado
Que sepamos, Morgan fue el primer etnólogo que recopiló de forma sistemá- determina das distincion es y asimi-
todo lógico y permitió comprender por qué aplican
tica estos materiales terminológicos. Con ello, estableció a la vez un método: en niveles genealóg icos idénticos . Volvamo s, por ejem-
, se dedicá en una primera laciones a parientes situados
etnólogo, se encuentre en la sociedad que se encuentre término
plo, a los iroqueses que describió Lafitau. Entre este pueblo, un mismo
fase a recoger el vocabulario de las relaciones familiares. de
designa al padre y a los hermanos del padre, otro a la rgadre y a las hermanás
Al comparar distintas nomenclaturas, Morgan descubrió que a veces un misino cambio, un término diferente distingue a las hermanas del padre y
no desig- la madre; en
término se aplicaba a varias posiciones. genealógicas, en tanto que algunos s sitt:1¡¡.do s
en niveles genealóg icos
única posición. Definió, así, dos grandes tipos de sistemas a los hermanos de la madre, que son individuo
naban más que una .primos
orios. idénticos. En la generación siguiente, se distinguirá correlativamente a lci§
terminológicos: los descriptivos y los clasificat
paralelos, hijos de germanos (hermanos de sangre) del mismo sexo <.J.Úe
el padre
Son déscriptivos aquellos sistemas en que los términos «padi-e/madre/hermino/ ,
denotan una sola posición genealógica, desig- o la madre, que son como consanguíneos y reciben trato de hermanos y hermanas
hermana/hijo/hija/esposo/esposa» primos cruzados , hijos de hermanos de la ,madre y de hermanas del padre,
términos de los
nándose a los parientes de segundo grado medí.ante compuestos de estos 2). Los
modo describen los «trazados » entre los diferentes grados. considerados' cómo aliados en virtud de la regla de filiación unilineal (fig.
básicos que en cierto estas distincion es y asimilaci ones son frecuente s y responde n,
«grand» ofrece la posibilida d de sistemas que utilizan
Por ejemplo, en la sociedad francesa el sufijo el- matri-
«grand-p ere» (abuelo) o, en algunas regiones, «grand-g rand- como veremos más adelante, a i;i.nprincipio de ges1tión de las alianzas:
formar los términos y, ,
al padre monio entre ·primos cruzados es lícito porque están clasificados como ,Hados
pere» (bisabuelo) para designar, respectivamente, af padre del padre o
eu» por lo tanto, como cónyuges en potencia; en cambio, se prohiben las uniones
del padre del padre; el sufijo «petit» da lugar a «petit-fils» (nieto) o «petit-nev
entre primos paralelos porque están asimilados a los hermanos y hermanas.
(sobrino-nieto): hijo del hijo del hijo o hijo del hijo del hermano. Las investigaciones de Morgan sobre las nomenclaturas no tardaron en
caer
posi-
Son clasificatorios los sistemas en que un mismo término denota varias tarde y bajo una forma un tanto
Así, puede suceder que un mismo vocablo designe al padre y en el olvido y sólo se reanudaron mucho más
ciones genealóg icas.
conjuntar nente de. los hermanos de diferente. Concentrándose en los términos de parentesco más extendidos -padre/
a los hermanos del padre, que se distinguen trataron
, madre, hermano/hermana, primos cruzados o paralelos-, los etnólogos
la madre, y que se designe mediante otro término a la madre y a sus hermanas tipologías más precisas y manejabl es. Entre los
de ordenar estas nomenclaturas en
distinguiéndolas igualmente de las hermanas del padre. dores que se dedicaron a esta labor deben citarse los nombres <le Tylor,
e investiga
Muy rara vez se encuentran terminologías del parentesco que sean purament ri-
e clasificat orias; por lo general, son las dos cosas a la vez. Rivers, Kroeber, Lowie (véas~ la bibliografía), etnólog6s británicos o norteame
descriptiv as o purament a finales del siglo pasado y principio s de éste, tanto en Aus-
padre/ canos que trabajaron ,
La terminología francesa, por ejemplo, es descriptiva para los términos ,
a, ya que estas posicione s no correspon den más que tralia como en la India o entre las tribus indias de América, y el de Murdock
madre/hijo/hija/esp oso/espos

27
26
Una visión etnológica del parentesco y la familia
Historia de la familia

G ,¡6 [P= X]
Nábla- Mary-
John-_____ Nábla- G=P=X
Eoin Bhig)
John(MaryBhrianaigh [G = P] ;6X
Jo~n- (Nellí)
Eom- [G = P].., / Xm
Neill { John- r',.Xp
John-_____ Tomás-____ Nora
Eoin John Thomáls =
G germanos. P = prim~• partlc!P". X = primos cruzados.
(Neilí) [G=Pl ,¡6 (: Xp = hijas de la hermano del padre.
primos cruudoc patri!tte:ralea,
Eoin- Xm =
Primos cruzados matrilateralc1, hijas de la hermana de la
G~P,¡6Xp,¡6Xm madre.
Neilf Máiri- Jimmy-

Willy-
Eoin-
(Neilí)
!~:t-
E!:'.~~:-
Bhilll -----Bhrianaigh-
Eoin Bhillí
FIG. 3.-Los grandes tipos de terminologías de parentesco. Extraído de Héritier.
/

.!lláspróximo a nosotros, cuya obra Socail Structure, aparecida en 1949, constituye


un formidable intento de clasificación y de cuantificación de los Í:ipos de instl-
Willy-
Bhillf ·. tuciones sociales y de las nomenclaturas-de parenté~co, a partir de doscientas cin-
. . John- { cuenta sociedades de todo el mundo. Pot lo que se refiere a las terminologías,
U 111
Murdock toma como base de su tipología los términos que un individuo· emplea
liam- .1• ª~--[Uilliaim
Uaim--- l!a!m . para designar a sus germanos, sus primos paralelos y sus primos cruzados. Esta-
. Lta1m-
Netll Neill- W1lly- bleció así, en la forma en que los etnólogos los utilizan hoy en día, cinco grandes
Jenny(mother)
Neili-
tiposterminológicos de parentesco, denominados a partir de los grupos culturales
en que se identificaron por primera vez (fíg. 3 ).

9 of 36
Neilí -----Neill-
(líaim- Chormalc (falher) Nuestro propio sistema es de tipo esquimal, puesto que distinguimos entre
Neilí) Chaitlín nuestros germanos y nuestros primos, pero, bajo esta filtima denominación, asimi-
lamos tanto .a los primos paternos como a los maternos. Ciertamente, dentro de
Hannah-
!
NEILÍ
Neili la clase de los primos, nos esforzamos por establecer una distinción añadiendo las
(Hannah- especificaciones «hermano» o «segundo», o aun otras,,. pero es evidente que el
Bhain)
Shéamuis ' estatus exacto de nuestros primos apenas nos interesa.
Jimmy- No debe pensarse que estas reflexiones planteada~ por los c;tnólogos constitu-
Nellí yen simples juegos mentales. De hecho, han permitido aclarar una serie .de rasgos
{Jimmy- significativos de la realidad social de las culturas estudiadas. Así, la t~rminología
Bhain)
Shéamuis
esquimal, que es la nuestra, pone de relieve el papel cardinal de la familia nuclear,
. . Joh11ny Jimmy- situada en el centro de un amplio grupo de parientes cognatidos. En cambio, otros
n--c
C~1.Ul chaitlin -----Johnny-
lia1m- Caillín tipos d();;"'terminología sólo otorgan una importancia limitada o nula a la familia
Neill Jimmy- restringida. La nomenclatura hawaiana, por ejemplo, muestra uria tendencia a pri-
Ghaitlín vilegiar la familia extensa que agrupa a ambos lado\>,el paterno y el materno.
Mái(i.- Annie- Por lo demás, estas tipologías han permitido introducir' un orden en las elec-
.. . Seán- -[ She~t~- Sheáin- ciones en materia de parentesco efectuadas por las sociedades a partir de ese hecho
Matn- MI•''. Mham ~Mhá.irí biológico antes aludido; armar, por decirlo así, 'el inventario de las posibilidades
Nei·¡·1 ---· wlfl
(Neil/) Madge- lógicas de que disponen los hombres para clasificar a los parientes. Hoy en día,
Sheáin- Pad~y-
Mháiri Sheatn- se sabe que dichas posibilidades ascienden a seis y que, entre todas las sociedades
Mháiri conocidas, solamente cinco se han hecho realidad. Ninguna sociedad ha seleccio-
nado la posibilidad combinatoria siguiente de las tres categorías G, P, X (fig. 3 ),
/G=X/:::;t:::P, es decir, aquella que asimilaría a germanos y primos cruzados. Esto
. nos lleva inevitablemente a preguntarnos por las razones de este estado de cosas
Y, más allá de esto, por las reglas de funcionamiento del espíritu humano (Héri-
tier, 1981, capítulo I).
Sistema de denominación del «Clann Neilí». Procedente de Fax, 1978.

29
28
Una visión etnológica del parentesco y la familia

Historia de la familia
entre parientes, per-
ente humana a la observación de los usos y costumbres
el partido que puede sacarse de estos léxicos de términos
Nombres para identificar ,¡;omprender todo
de las palabra s, sino que también
x:tosdistintos: para el eínpre que no nos limitemos a definir el sentido
Los términos de parentesco se utilizan en dos conte;; servemos sus usos en todas las ocasion es en que aparece n.
Es decir, sirven tanto para dirigirse a un pariente
tratamiento y para la referencia.
cia pertenece al aspecto
como para designarlo cuando se habla de él. La referen
o incluso de reperto rio; el tratamiento,
formal del lenguaje en su faceta de corpus
ado, al ejercic io del discurs o, al diálogo (Ben- términos; también en-
por el contrario, respon de al enunci
ambos usos que permite El parentesco no se expresa solamente por medio de
veniste, 1974). Con frecuencia existe un desfase entre las actitud es que debe adopta r cada persona con respecto
parente sco. En nuestra traña un código que rige
referen tes a las relacio nes de poráne as, en las que el paren-
detectar indicios y señales
los término s de parentesco ;;:un pariente. Ciertamente, en las sociedades contem
cultura, los padres se refieren a sus hijos por medio
de a~ medio de ordena r las conduc tas y en las que
sus nombre s. En cambio, ,tesco ya no constituye el princip
«hijO>?o «hija», pero cuando se dirigen a ellos utilizan la hora de explicar los com-
respect o a sus padres. Este ios efectos de las variaciones psicológicas interfieren a
los hijos suelen utilizar un término de parentesco con se compre nde con dífi,cul tad que en otras
permite deduci r que, en nuestra portamientos frente a los parientes, los que la
rasgo puede parecer futil; sin embargo, nos ser de otro modo. Ahora bien, hay pueblo s en
icas, deducc ión que, ciertam ente, partes las cosas puedan totalme nte
cultura, las relaciones padres/ hijos son asimétr s y. aliados se encuen tran
sobre las instituc iones, los totalidad de las conductas entre consanguíneo
habrá que poner en relación con otras observaciones s de ha- •codificadas.
•~
s o el conjun to de nuestra s «forma un hijo no deberán com-
comportamientos, las prácticas sociale , Entre los gourmanché del Alto Volta, ·«un Pí1dre y
blan> con respecto a las demás r~tf'o-<,ri<•i< de parient
es. o sentars e juntos. Si trabaja n en el mismo campo,
partir la misma choza, ni comer
En este sentido, el estudio de los nombre s person ales constituye el comple- encuen tran en el mismo lugar
parentesco. Como éstos, deberán evitar colocarse el uno al lado del otro. Si se
gación de los término s de n apartar se. En la misma situación, tío
mento indispensable de la investi ·público (un mercado, por ejemplo), deberá
que éstos denotan relaciones 1966, p. 48).
los nombres están sometidos a este doble uso, al igual y sobrino van el uno delante del otro y camina n juntos» (Carry,
el indi-
10 of 36

adores genealó gicos. nes purame nte formal es:


de parentesco y constituyen señaliz No debe pensarse que se trata de recomendacio
ativamente denomi- riesgos . Adler señala
En Francia, el recién nacido recibe un patronímico signific viduo no puede sustraerse a ellas o ignorar las sin correr graves
o del padre o el del paclre de o incluso .el olvido de tales
nado «nom de famille», que no es otro que el apellid que, entre los moundang de Africa, «el menosprecio
del matrim onio. El apellid o inscribe de golpe
la madre si el niño ha nacido fuera
de un grupo de filiació n, de un segmen to de linaje, el paterno.
al niño en el seno
recibe un «apellido», sino dos
· El niño nacido de padre y madre desconocidos no
el segund o pasará a ser su apellid o. Por lo que se reÍiere
nombres, de los cuales
e a reglas tan rigurosas que
a nuestros nombres, su transmisión a veces obedec Así, la cos-
ativos de nuestra realida d social.
permiten apreciar rasgos muy signific
dar al primer hijo del primog énito el nombre de su abuelo paterno
tumbre de
posiciones geneal6gicas,
expresa la importancia que nuestra cultura otorga a ambas
rado por las numero sas· costum bres populares que asocian
lo cual se ve corrobo
en mucha s circunstancias (Van
al abuelo y al nieto, a quienes se ve actuar juntos
Gennep, 1909).
los términos de paren-
Otras sociedades van aún más lejos y apenas utilizan
para designa r o dirigirse a los pa-
tesco, sino únicamente los nombres personales,
isla de Tory (Fox, 1978), se designa a los habitantes
rientes. En Irlanda, en la
ai:;ervo familia r, cuya com-
por una cadena de nombres, tomados siempre de un ción. «En
a en su red genealó gica y su genera
binación permite situar a cada person
eilé, hay una mujer, fácilme nte localizable en la genealogía (véase
la rama Eoin-N
el nombre de 'Nora-Thomais'
la pág. 28), a quien yo siempre había conocido por
omish' ), esto es, 'Nora hija de Thoínas'. Cuando se discutió
(grosso modo 'Norah
sorpren dió al recitar su nombre
su posición en la genealogía, un interlocutor nos
ohn-Eo in-Neil é 'Norah omishj ohnhohníanelly'). Di- Manifestación del duelo entre
completo: Nora-Thomais-John-J
a toda velocidad, resulta muy impres ionante , pero no se puede los M'kako del Camerún:
cho de una sola obliga a la nuera
1978, pág. 76, traducc ión francesa). la
comprender sin más explicaciones» {Fox, a revol.c,irse en el barro con motivo
repaso de las diferen tes orienta ciones que sumini stra el voca-
Este apresurado ción de de la muerte del suegro.
nes relativa s a la disposi
bulario del parentesco, que van desde las cuestio
31
Una visión etnológica del parentesco y la familia
Historia de la familia

deberes [ entre padre e hijo J puede sancionarse con uno de los peores castigos rino puede entregarse al saqueo de los bienes de su tío, tiene el derecho de
para un moundang: la maldición paterna. Esta tiene el mismo efecto que la mala tarle e incluso de acostarse con su mujer; el tío no puede protestar contra
conducta en el campo de la iniciación: hace enfermar el alma, causa la pérdida de exacciones de su sobrino y debe prestarle asistencia en todas las circunstan-
1a razón y permite que el espíritu de la locura se apodere del individuo» (Adler, . En otras, se da la situación inversa: el sobrino debe respeto y obediencia a
1982, p. 182). do y el segundo impone una disciplina dura y rigurosa al primero.
Estos comportamientos obligatorios, estos códigos de conducta imperativos, 'Los primeros etnólogos .creyeron. ver· en el avunculado los vestigios de un ma•
no son, pues, simples pretextos morales; son objeto de una permanente reintet• arcado primitivo que, supuestamente, concedía al hermano de la madre la auto-
pretadón, se prolongan en el orden de la simbología y de la ideología, y consti- ad sobre el grupo. Esta hipótesis no. tardó en abandonarse. Otros investigadores
tuyen en cierto sentido todo un discurso sobre el tipo de parentesco que se otorga erpretaron las relaciones tío/sobrino como correlativas a las relaciones entre
cada sociedad. De ahí que el trabajo del etnólogo no se limite a registrar estas prác- e e hijo. En un texto aparecido en 1924, Radcliffe•Brown postulaba que las
tica~ curiosas, sino que trate de comprenderlas y de interpretarlas teniendo en cuenta primeras podían deducirse de .las segundas. Así cuando la filiación es matrilineal
el contexto social en que aparecen. y:el tío materno ejerce la .autoridad, la relación padre/hijo está teñida de libertad
Por lo demás, esto es lo que propone Lévi.Strauss al replantear, en un artículo Y:'afecto. Dicho de otro modo, el tipo de filiación determina el sentido de las ac-
de 1945, el problema de las actitudes entre parientes, cuya.variedad tanto ha intri• {itudes adoptadas entre los parientes. El principio de filiación es, pues, el. centro
gado a los investigadores. De entrada, Uvi-Strauss observa que las actitudes pres- ·· · la argumentación: que propone Raddiffe-Brown;., de ahí el nombre de teoría
critas oscilan siempre entre dos polos: la familiaridad o la reserva, la ternura o la filiación que recibe este análisis, ci'.iyos prindp~les representantes fueron los
la autoridad, la licencia o la decencia verbales, para concentrarse después, más con• ólogos británicos (D. Forde, M. Portes, E, E. Evans•Pritchard, etc.), los cuales
cretamente, en la relación avuncular, que une al hermano de una mujer con el hijo abajaron sobre todo en Africa, donde dicho principio parece tener más peso que
de ésta, es decir, al tío materno con su sobrino uterino. Con frecuencia estos de la alianza en al dinámica de las relaciones sociales. Esta teoría coloca a la
parientes mantienen relaciones muy singulares entre sí: en algunas sociedades, el milla conyugal elemental en el centro de los sitemas de parentesc~, ya que es en
' unidad básica donde verdaderamente se encarnan las relaciones de consangui-

11 of 36
y, por tanto, de filiación. Desde esta perspectiva, el matrimonio o la alianza
constituyen sino una «reordenación de la estructura social» (Raddiffe-Brown,
+ 50, p. 43). En otras palabras, la alianza es producto únicamente de las relaciones

+
e,, 6 1 re familias conyugales. La relación marido/mujer resulta del hecho de que tienen
Os en común; la que prevalece entre hermano y hermana. se explica de forma
6
+\e,, -"'D.
+
Tcherkesses-patrilineal
loga: ambos comparten los mismos ascendientes; Con,;.atreglo a esta manera de
ceder, la alianza queda como borrada del sitema y la filiación se convierte en
o exclusivo de atención.
T robiand-matrílinea!
e,,=
+6 1 En cambio, al replantear el estudio de la relación avuncular, Lévi•SJrauss de•
estra que ésta es independiente del tipo de filiación que se adopte. Muchas
+
-"'
+
D.
Tonga-patrilineal

+
.. 'edades patrilineales o matrilineales ofrecen ejemplos de relaciones padre/hijo
9 tío/sobrlno invertidas con respecto al esquema ,propuesto por Radcliffe.Brown. ·
intre lo¡¡/trobriandeses de Melanesia, matrilineales, lo mismo que entre los ku-
J~bu. de Nueva Guinea, patrilineales, la relación padre/hijo es afectuosa y disten-
)da, en tanto que· la de tío y s~brino se caracteriz~ por la autoridad y el rigor:
Siuai-matrilineal
e,, 6 1 Así pues, la explicación basada en la filiación no se sostiene. Ahora bien, si se
contempla la totalidad de actitudes entre todos los parientes implicados -la her-

+"' D.
Kutubu-patrílineal
·mana, el hermano, el marido de •la hermana y su descendiente, sobrino del tío
materno-, cabe apreciar que son interdependientes, que forman un sistema y que,
:por lo tanto, siempre deben analizarse conjuntamente. La ley por la que se rigen
( +) señala una actitud de afecto y de espontaneidad estas actitudes mutuas puede formularse de la manera siguiente: «La relación
mutua, de relaciones libres y familiares. entre tío materno y sobrino es a la relación entre hermano y hermana como la
( - ) indica una actitud de evitación, basada en deréchos relación entre· padre e hijo es a la relación entre marido y mujer. De tal manera que,
y deberes de estricto. cumplimiento y en relaciones conociendo un par de relaciones sería siempre posible deducir el otro par» (Lévi-
caracterizadas por la hostilidad o la reserva. . Strauss, L'analyse structurale en línguistique et en anthropologie, 1958, p. 52).
entre pari~ntes y modos de fi- FIG. 5.-El átomo del parentesco. El autor prosigue: «Vemos, pues, que el avunculado, para ser comprendido,
Frn. 4.-Actitudes
liación. Extraído de Uvi-Str11uu, 1958 b. debe tratarse como una relación interior a un sistema, y que es el sistema mismo

33
32
iíÍ. y la familia
.¡'¡, Una visión etnológica del parentesco
1:;1j'
(
f¡'I Historia de la familia

. Esta estruc-
r¡\ conjunto para percibir su estructura
el que se debe considerar en su
1
:¡¡ hijo) unid os entre sí
(hermano, hermana, padre,
'I!''
11:: tura reposa en cuatro términos que, en ,cad a una de las dos ge-
elativas y tales
1
!;1!1 por dos pares de oposiciones corr nega tiva» (Lévi-
pre una relación positiva y otra
:¡\ir
r, J neraciones implicadas, existe siem
¡!::• Strauss, id., p. 5!S) [fig. 4]. en todas
cabe, concebir y que puede existir
,.1: Esta estructura, la más sencilla que pres ente n los tres tipos
¡g ntesco, en el cual están
las sociedades, es el átomo del pare en una soci edad hum ana: filiación,
pre se dan
de relaciones familiares que siem
i;l

';t alian za y germ anda d, cada una de las cuales se encuentra en relación
de oposición
'i:/ dos (fig. 5).
y complementariedad con las otras pariente:
1¡:I¡!·
Rad cliff e-Brown, Lévi Strauss añade otro
,,,¡:•
I¡~¡j 4 la fami lia elem enta l de
su hermana, permite la form ació n de una nueva
!,J¡j:, el tío materno, e1 cual, al ceder a la soci edad hum ana el parentesco
,¡.¡,, hijo. «En
l'f célula famlliar y la existencia del determinadas
estab lece rse y perp etuarse por medio y a través de
,iJl sólo es libre de
61). La familia' cony ugal no pued e ser el punto
modalidades de alianza» (id., p.
¡r
li: de partida de los sistemas de pare
ntesco porque, debido a la
debe entra
proh
r
ibici
en
ón del in-
relac ión de
sí misma, sino que
cesto, no puede reproducirse por otras unid ades sem ejan tes. Esta propo-
io, con
'' intercambio, a través del matrimon siste mas de pare ntes co,
ral de la alianza en los
sición, que postula el papel cent te.or íade la alian za.
nombre de
se conoce, en antropología, por el era si-
12 of 36

ntear la argumentación de la man


Para mayor claridad, podemos repla del pare ntes co es, en reali dad,
la unidad básica
i'I guiente: el carácter irreductible de ince sto, que en toda s las sociedades
proh íbe el
!lli consecuencia directa de la ley que manos de otro
a obtener una mujer más que de
impone que un hombre no pued herm ana o de hija; a cambio, el do-
1 la forma de
1
'11¡1 ~ombre, el cual se la cede bajo esta estructu¡a bá-
o al que ha donado una, En
-nador recibirá una mujer del grup que inter cam bian las esposas
ral: ellos son los
sica, el eje de los cuñados es cent tar compren-,
la familia. Por tanto, es inútil inten
y alrededor de ellos se construye avan cula r apar ecen en las

1
l~ill
11
der por qué el tío materno y, por
estructuras de parentesco: no apar
de dich a estru ctura en virtu d
As!, este rasgo qúe puede parecer
de la
extensión, la relación
ecen, están

particular,
insc

el
ritas

de la
en
norma de la prohibición del incesto.
el

relac
fund

ión
ame

entre
nto

el
·
mismo

tío
os
ma-
dete -
nos hem
'¡i•' tener un alcance general. Y .si
terno y el sobrino uterino, resulta es porq ue grad as a ello hem os
111 1 del avanculado
nido larg·amente sobre ésta cuestión consiste,
en ciert o sent ido un método: el método estructural que
podido explorar para fund ar un «mo-
zar la realidad empírica
de forma muy esquemática, en utili func iona mien to pued a dar cuen ta de
era que su
delo [ ... ] construido de tal man
,¡,,; los hech os obse rvad os» (Lév i-Strauss, 1958 a, p .. 306).
todo s ón del in-
tl a el mom ento de saber más sobre esta prohibici
Ha llegado sin .dud
L,I
cesto que constituye el núcleo de
la alianza matrimonial.
i1¡~::

l1\\1'
¡}i
'l:.
Por qué y cómo esposarlos
1¡:.,; Prohibiciones y prescripdoner , y d A . : la
las uniones entre Matrimo11iode Luis XIV y de Mat '!ª ere¡a he ustna. Los espoios son primos hermanos
:i} r, la idea de que hay que evitar madre de Luís XIV Ana Je A de España y padre de
•¡:· La prohibición del incesto, es deci icas o fisio lógicas propias i:::a..era a erma na de Felip e IV, rey
de tend enci as psic ológ Matú, Teresa. París, Bib!íoteC4 N':::
parientes cercanos, no es resultado por el cont rario , el primer
ntos biológicos, sino,
del individuo, producto de sus insti
35
Una visión etnológica del parentesco y la familia
Historia de la familia

acto de organización social de la humanidad. Se trata de tina norma establecida por .fa hija o de la hermana obliga a dar en matrimonio la hija o la hermana de otro
✓ re y, al mismo tiempo, crea un derecho sobre la hija o la hermana de este
las sociedades para regular las relaciones entre los sexos· con el objetivo explícito
de sustituir, tanto en este ámbito como en todos los demás, el azar por el orden. · Así, todas las estipulaciones negativas de la población tienen una contra-
En efecto, si bien la prohibición del incesto está extendida por todo el mundo, tida positiva. La prohibición equivale a una obligación y la renuncia despeja
en cada cultura recibe una definición diferente, lo cual demuestra su carácter so- camino para .una reclamación» (Lévi-Strauss, 1967, p. 60).
cial. En otras palabras, si su universalidad la convierte en_un rasgo propio de la Estas estipulaciones no. se aplican únicamente a las sociedades arcaicas sino
naturaleza, la multiplicidad de sus formas la transforma precisamente en un fenó- e siguen siendo válidas en las sociedades modernas:' «( ... ) en presencia d; cual-
meno cultural: la prohibición del incesto efectúa, pues, la transición entre el es- sÍJ!1Íertipo de sistema matrimonial, el fenómeno fundamental .que resulta de la
tado de la naturaleza y el estado de la cultura. En cierto modo, señala la articula- Tp¡:ohibicióndel incesto es el mismo: a partir del momento en que me prohíbo el
ción entre el hecho natural de la consanguinidad y el hecho cultural de la alianza. ;!1~º de una mujer, que queda disponible para otro hombre, hay, en alguna parte,
Miei¡itras que, en las sociedades animales, por ejemplo,. la na_turaleza. abando:1a la ;ji.n hombre que renuncia a una mujer que por este hecho queda disponible para
alianza al azar o la arbitrariedad, a la cultura le resulta 1mpos1ble no mtroduc1r un _',gif•(id., p. 60). Sin embargo, las alianzas no se celebran al azar; a menudo, la exo-
orden y unas reglas. Reglas que varían según las -sociedades y que, dentro de una lgamia tiene como contrapartida la endogamia, que e:rige o recomienda el matrimonio
i, misma sociedad, cambian según las épocas. Los textos recogidos en esta obra apor- ,,);1:1: un grupo o un espado prescritos. Las sociedades modernas, por ejemplo, com-
tán ñumerosos testiinonios de multiplicidad de formas que adopta la prohibición dbinan prohibiciones muy severas en lo que atañe a los consanguíneos próximos
del incesto en las sociedades humanas, hasta en el Egipto faraónico, donde, al pa- . W.9nuµa homogamia más flexible de dÍil!e o de razt La mayoría de las llamadas
recer, fue burlada en ciertas épocas. Pese a estar documentados, los ejemplos de ~~iedades arcaicas oscilan entre una exogan:;iiaestricta entre ciertas clases de pa-
incumplimiento generalizado de la norma siguen siendo controvertidos (Forgeau, ~tes próximos y una endogamia no menos estricta con respecto a otros parientes
infra, t. I). Se conocen otros casos, pertenecientes a otras sociedades de uniones :1ü otros grupos. prescritos.

prescritas que nosotros juzgaríamos incestuosas, generalmente en el seno de linajes f Esta exogamia impuesta encuentra, pues, su prolongación en la necesidad de
reales, en los que se daba gran importancia a la preservación de la pureza de la 'intercambiar unas mujeres por otras. Ahora bien, desde el momento en que todo

13 of 36
sangre. Sea como fuere, ninguno de estos hechos podría invalidar la universalidad /jptercambio implica reciprocidad, de la misma forma que un don exige un contra-
de la prohibición del incesto, que expresa, ante todo, la necesidad de que los ,,Aon, se trata -Marcel Mauss lo demostró en un célebre ensayo (Mauss, 1923 )-
grupos eviten el aislafuiento, el ensimismamiento, por medio de las alianzas con ;~1eun principio de vida «en sociedad»; de forma que estas regla~ de alianza que
otros grupos. Un indígena de Nueva Guinea explicó a la etnóloga Margaret Mead, ;ij hombre se ha impuesto han hecho posible la organización de la sociedad. «Son
__
que le interrogaba sobre este asunto: «_¿_Cómo?¿l'~_guieres casar con tu herma- :~1 estado de sociedad mismo que modifica las relaciones biológicas y los sentimien-
na? Pero, ¿qué te ~':!:.~dH:t .... 9.l!!f!~ .. tener cuñados? ¿No ~~~pre,1_1.ª~s _gu,s~L~ ;;I9s naturales, que les impone la necesidad de situarse efi estructuras que induyen,
casas con ·Tulíerm;na_ de otro b9ml:,re~y:ofrp"-_}iq!ííI>-r~ -·¡¡¿·'<:asaC0!1_,tu.J1-~rJ.!+.l!Pª, i s)a vez que éstas, otras relaciones, y que les obliga a superar sus primeros carac-
~~!~~g¡;]g-:=;~~~ d~sc11ñados, y gue ~!t.ú_te .~asas. :ºn .tu J)t<;i'ia her°-::~~ª '.Jrres> (Lévi-Strauss, 1967, p. 562).
no tendrás ningunoL ¿Y_c?:n. gt1!él1:irás a _cazar? ¿Con qmen plant!'-m] ¿A quien ''.1 . Vamos viendo, pues, todas las implicaciones derivadas de este ~<universo de
invitarás?» (Mead~ 1973, p. 77). · ¡{eglas» que organiza todo grúpo humano, La prohibición del incesto despeja el
-~~p;;i:-t:i"ñ1:0·;··1a
prohibícióñ.áfi're la posibilidad de crearse parientes. Se presenta, camino a ,la exogamia, que implica el matrimonio con otros, lo cual trae consigo
así, como el mejor medio de vivir en paz con los vecinos. Los luo de Kenia dicen intercamb,ios y reciprocidad. Estos términos deben conjugarse juntos, siempre y en
refiriéndose a las tribus vecinas entre las cuales toman esposas: «Son nuestros ··S9das páhes, con objeto de dar cuenta de las reglas de parentesco y alianza que
enemigos; nosotros les esposamos» (Evans-Pritehard, 1971}, Por otra parte, ya en ,d hombre ha elaborado, conscie;nte o inconscientemente, para vivir en sociedad.
1888, el antropólogo Tylor escribía: «En él transcurso de la historia, l?: pu_eblos Estos intercambios matrimohiales, en los que\ los hombres donan mujeres
salvajes debieron tener presente, en forma constante y clara, la elecc1on srmple cambio de otras mujeres, no Í:ienen lugar entre individtios, sino entre· grupos:
y brutal entre casarse enu·e ros otros o ser muerto por éstos (either marrying out
,grupos de donadores y donatarios, que hacen, así, circular a las mujeres entre
or bein:gkilled out)» (Tylor, 1888, p. 267, traduccién; Lévi-Strauss, supra).
~llos. En algunas sociedades, estos grupos son siempre los mismos, de forma que
La prohibición 'tiene, por lo tanto, un reverso positivo: ( ... ) proporciona el
van a encontrarse vinculados entre sí por una cadena sin fin de intercambios ma-
medio para relacionar a fos hombres ·entre sí y para superponer a los vínculos
trimoniales que reaviven constantemente la primera alianza y reafirman la soli-
naturales del parentesco los vínculos -que a partir. de entonces serán artificiales,
daridad.
ya que se les habrá sustraído al azar de los encuentros y a la. promiscuidad de la
existencia familiar- de la alianza regida por la regla» (Lévi-Strauss, 1967, p. 550). Aun cuando el matrimonio vaya acompañado, además, de prestaciones más
0 menos importantes, tanto materiales como simbólicas, que lo instalan en el
De manera que esta regla negativa que prohíbe al individuo casarse entre los suyos,
con sus parientes próximos, tiene por corolario una· regla distinta, en este caso po- nivel de lo concreto, en la realidad no es posible reducirlo en parte alguna a me-
sitiva y no menos universal: la exogatnía, que impone que las dos alianzas se ce- ros intercambios económicos. Después de todo, son las mÚjeres las que forman
lebre~ fuera del grupo familiar inmediato. Ya que «la prohibición del uso sexual el núcleo de este intercambio y, como las mujeres son «un bien inestimable»,

37
36
ntesco y la familia
Una visión emológica del pare
(

Historia de la familia

. as.de intercambio
eficio, una plusvalía, lo wal
den en cierto sentido un ben umentados en las so-
ellas lo transforman, le aña s y pagar deudas de san- onial están claramente doc
esp osa s para sellar alianzas polí tica :pos de !ntercambio matrim conocido baJ·o Ia d eno_
explica que se don en Dan de Costa de Marfil, ema de parentes co elemental. El primero ,
te de dinero. Así, entre los es con sist • d ticamente una mujer
gre, de honor o sencillamen puede donar una de , d mte · b' í º: consiste_ en dar sistemá
ado que no pueda saldar sus deudas on e rca m to rest ring nador-donador».
<{(..• ) un hom bre end eud mismo pueblo, la dona- ula, bien conocida, de «do
edor. Por lo demás, entre este de otra c?n arr:gl.o a la form eralizado consis~ en entregar un a mu¡· er
sus hijas como esposa al acre gra cioso. Asimismo, un ado inte rcambio gen
constituye a veces un don ndo, denomm '
bido de otro grupo dis-
ción de la hija o la hermana hija s a un ami go que estime de · ·b· d
e_ otro que'. a su vez, la ha reci participantes.
re pue de don ar "gra tuit amente" una de sus l, que transfor- 1,1grupo Y r:<;1 1r una , b1os en cadena entre los
pad onia
2, p. 35). El intercambio
matrim 9_.-,.establec1endose, as1: mtercam ominación de intercambio restr 1·ng.1'od me · Iru- ·
forma particular» (Marie, 197 extr año s, en deudores a los {<B aJo la den
os, en parientes a los onador·-donador: di •¿ cion al en · t
ma en ami gos a los ene mig ose gradas a él un delo v1 e al gru po, de modo efectivo o fun , un c1er o
stades y las perpetúa, formánd tp d o sistema dque 'dad • un par cualquiera X-Y;
acreedores, funda también ami sión para crear nuevas rela- d inte rcam bio tale s que , en
rim onio no sólo brinda una oca e!º. e pare:5 e um . es de cuando un hombre X
de r&ipro cida d. El mat
gura entre los grupos de in- recíproca: vale decir que,
, sino que a menudo inau ación de mter~ambto sea casarse con una mu-
ciones económicas y sociales bre Y siempre debe pod er
laz<:lSduraderos. a co~ ;1na m1;1¡erY, un hom funciona •este inter-
tercambio una larga serie de to modo, «mercancías» 170). Para com pren der cóm o
a la cual las mujeres son, en cier ~» (LevJ..Strauss, 1967, p. arte n a sus miembros
Esta tesis, con arreglo (Goody, 1970; Rubín, 197
5; que muchas sociedades''rep
bres, ha recibido críticas ¡:no debe tenerse presente gac ione s con respecto
intercambiadas por íos hom lqui er caso , no pon en en los cu~les tiene derechos.y obli
1) que aqu í no pod ríam os resumir; en cua onio . e dos ?rup os, cad a uno ~e
las sociedades que se divi den d ·1·
esa
Collard, 198
dad ores de la prohibición del
incesto y del mat rim
tro. D1chos gru pos constituyen hmitades y ade s son a men údo
e ·exó -
entr edic ho los pap eles fun rim onio no bas ta d enomm . an dar s. A ora bien, estas dos mit
e del mat u t.sta
bio se encuentra en la bas era
__ se a de filiación unil inea l,
Pero afirmar que el intercam observadas en el mundo; una u otra se basa en la regl
rsidad de regl as de alia nza as y como 1~per~e1:-ene1aa n a la mitad contraria y sean
para dar cuenta de la dive peq ueñ o número estas múltiples parientes mas proxunos de
Ego que pert ene zca
terales. · '
ara de reducir a un ser los primos cruzados bila
14 of 36

ahí Lév i-St raus s trat


de que
de intercambio que las rige
n. lo t~to, esp~nsahles resultan el térm ino de kar iera
reglas, así como las formas su totalidad a dos clases de denomina generalmente con
onia les resp ond en en Este tipo de intercambio se con toda claridad. Los karier~
De hecho, las reglas matrim o generalizado- que se ?r.e de la tribu .australiana
don de se obs ervó
l se agrega una división
inte rca mbi o restringido y el inte mbi rca
ilineales exógamas, a lo cua
inte rcam bio --el estos últimos pueden rea- d1v1denen ?ºs m1tades patr . 6). La regla matri-
parentesco. Por otra parte, con una regla matrilineal (jig
efectúan en todo sistema de , en tres tipos funda- c;1atro secc1_on:s de acuerdo un miembro de 1a
de los modos· de matrimonio 5 igmente: todo miembro de la mit
ad A esp osa
.gruparse, siempre en función y com plej os. 1
..
· mal es la_ smite por línea agnaticia,
ema s elem entales, semicomplejos r un ::nencia a las mitades se tran
men tale s: los sist
la regla matrimonial no se
limita a pro hibi ,~1tad ~, Y viceversa. La per~ al mis mo gru po. Pero como
En los sistemas elementales, que deb e, pref eren te-· , un pad re_~ sus híJo s pertenecen siempre la filia ción ute-
con el ~-"deci~ ada en
circulo de parientes, sino
que prescribe el pariente secciones de pertenencia bas
son aqu ello s que únic ame nte J,,¡:!a mitad se su1:xllv1deen dos exo gam ia de mit adé s.
. Los sistemas complejos viene a superponer a la
mente, contrarse matrimonio
en un círculo de parientes pró
ximos, sin dictar expresa- ,,;~ª' una exogam1a de sección se
prohíben el matrimonio occidentales corresponden
·.,f•

sorte. Nuestras sociedades


mente la elección de un con
a este segundo esquema. les y sociedades califi-
asimilar estructuras elementa
Sin embargo, no hay que industriales. Muchas de las
cadas de pri.J.nitiv·as,estructu
ras complejas y sociedades
co éomplejo idéntico
.6 o
arca icas disp one n de un sistema de parentes
llamadas soc ieda des «elemental» y «complejo»; -----------
hay que evitar la oposición
al nuestrÓ. Análogamente, «complicación»: existen
nimos de «simplicidad>> .Y
ambos términos no son sinó fun cionan de forma mucho
des con estr uctu ra de pare ntesco elemental que
socieda pleja.
sociedades con estructura com
más complicada que muchas pres crib en un cón yuge y aquellos que A, B,
emas que
Por último, entre los sist s sem icom plejos, que promu.J...
vien en a intercalarse los sistema
dejan libre la elec ción de parientes y no con res-
les con respecto a clases
gan: prohibiciones matrimonia precisados. Así pues, el con
junto de los siste- S~tema kari':"~• en el cual
A y B representan las dos
ealó gica men te a su vez -en las sub-
pecto a pari ente s gen que entre las sociedades m1t:des patn lmea les, divididas
en un continuum, de manera secc1ones A, y A,, B, y B,.
mas de parentesco se incribe ores, y las nuestras, que
como los cazadores-recolect
consideradas más arcaicas, lo que se refiere a la organiza- restringido.
mos tan com plej as, no existiría, al menos por FIG. 6.-Intercambio
cree
ruptura.
ción del parentesco, ninguna
39
Una visión etnológica del parentesco y la familia
Historia de la familia

De hecho, estas sociedades practican el intercambio de hermanas: un grupo d~es» y del otro los «aliados del pa<l:'e»; _en los matrilineales, las «madres» y los
de hombres cede sus hermanas a otro grupo de hombres que les entrega las suyas aliad?s d; .las madres». La regla. matrunomal es el resultado lógico de este sistema
en intercambio. Con todo, es necesario señalar que esta configuración de alianza, term1;1ol~g1c?; no comprenderlo de esta manera equivale a menospreciar las ca-
.repetida de generación en generación, desemboca, por• acumulación de funciones te?o~ias mdígenas ~ b:>rrar una clase de parientes en beneficio de otra. Implica,
parentales, en una rara facción de los parientes que un individuo es susceptible asrn:us1:1?•?}antear mdirectan:ente que tales sociedades privilegian la perpetuación FrG. 8
de poseer: mi suegro es mi tío, mi suegra es mi tía, mi esposa es mi prima ... Las de la filiac~on, cuando en realidad es la alianza lo que desean perpetuar en el trans- Representación
del intercambio
sociedades modernas a veces practican matrimonios de este tipo -dos hermanos curso del tiempo (Dumont, 1957, 1975).
generalizado.
esposan a dos hermanas o un primo se casa con su prima-, sin preocuparse, no . . _Loui~ Du11:ont nos recuerda oportunamente que muchas veces nuestros pre-
obstante, de perpetuarlos en el tiempo, tal vez, justamente, porque restringen dema- ¡mc10s siguen impregnando la «mirada alejada» (Lévi-Strauss, 1983) de los etnó-
siado el número de parientes y no propician el desarrollo de una vasta parentela. logos sobre las sociedades exóticas.
Se p4ede encontrar un .buen ejemplo de este fenómeno en las comunidades agrí- Una observación más a propósito de este tipo de matrimonio . Exist e una var
· d l · b' .
colas 'que existieron en el centro de Francia entre los siglos XIII y XVIII (Burguiere, nante e mtercam 10 restringido que implica el matrimonio con la p im
infra, t. II): los «parsoniers>, familias que componían la comunidad, se casaban zada patrilateral (la hija de la hermana del padre) y en el cual el cont:a-d~ncr;{e
entre sí en circuito cerrado, comprobándose, al cabo de los años, una merma de ei:po~a no se produce hasta la generación siguiente: este intercambio se denomina
su genealogía y un estrechamiento de su parentela. Estos matrimonios demasiado Jzferid_opuest? que se ~ede una hermana{! cambio d~zla hija de esa hermana (fig. 7).
próximos y repetidos con excesiva frecuencia tal vez fueron, unidos a otras ra- Este t1p? de mter~amb10 es sumamente rnro: algunas sociedades de la India y de
zones de carácter económico, la causa de la ruina de estas comunidades (Vincent, Mela:1esia lo practican de forma intermitente. De hecho,. este matrimonio instaura
1980). un ocio corto entre los grupos: ape~as abierto, el ciclo vuelve a cerrarse, ya. que
Pero volvamos al sistema karíera de dos mitades y cuatro secciones. Cabe con- e~ contra-?on queda devuelto a partir de la generación siguiente. Este intercam-
cebir que se puedan encontrar sistemas más simples (solamente dos mitades) o más ?10, lo mismo que el que se da entra mitades exógamas, apenas posee capacidad
complejos, multiplicando el número de secciones. Así, el sistema áranda, denomi- mtegradora. T~nto el uno como el otro conducen al aislamiento de pequeñas uni-

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nado según una tribu de Australia central, contiene cuatro secciones y ocho sub- dad~s que real:2an ~ontinuos intercambios entre ellas. «En la escala de las tran•
secciones: un hombre busca esposa allí donde su abuelo tomó una; o, por utilizar sa~c1?nes matnmomales, [este sistema] representa al mercanchifle ambulante»
la jerga de los etnólogos, un hombre se casa con la hija de la hija del hetmano (Lév1-Strauss, 1967: p. 517). Este ciclo corto de matrimonio patrilateral o bila-
de la madre de su madre, o cualquier otro pariente clasificatorio denominado con teral. se opone al ciclo largo que permite incorporar el matrimonio con la prima
el mismo término. matrilateral, el cual da acceso al intercambio generalizado.
El intercambio restringido también directo resulta siempre, por lo tanto, áel . · Intercambios en cadena: la característica fund¡µnentá1 del intercambio genera-
matrimonio celebrado entre primos cruzados bilaterales. En este sistema el nú- lI:Zado es q;1e tomp~ ~on la ob!i~a~ón de reciprocidad inmediata e incluye en el
mero de unidades sociales existentes carece de importancia con tal de que seá e1do .un numero te~:mcament~ 11im1tado de participantes. En este tipo de inter-
par; lo esencial es que el intercambio matrimonial tenga lugar dentro de la misma cambio, carece de importancia el número de participantes que intervienen con
generación, lo cual se expresa mediante la fórmula A~ B. tal de qu~ haya al menos tres. En efecto, la regla preferencall ·es la del matri~onio
Louis Dumont, que ha profundizado de. forma esencial en la obra de C. Lévi- con la P~:11ª cru_zada matrilateral (la hija del hermano de la ma~fo~),de forma que
Strauss, prefiere hablar de alianza matrimonial, a propósito de tales intercambios cada ~m~ad social se pone en relación. mn _,otra, ,sea en caliclai:l""J¿aonataria, sea
y del tipo de uniones que prescriben, con el fin de hacer hincapié en la «afinidad» en calid~ de don~dora de esposas, formándose así, prógresivatff~11re::,una cadena
y en el hecho de que los aliados son grupos y no individuos. Con ello, Louis Du- (connubium) de alia:12.ªs(fig. 8). ~1 círculo de alianzas puede'~~ifi§e; dando en-
mont trata de resaltar los prejuicios etnocéntricos que impregna a los observadores trada a nuevos part1Clpantes que: se integran en la ,¡::omunidad; 'por lo démás, el
occidentales. So pretexto de que .tales intercambios unen a consanguíneos, en el
sentidó que damos a ese término, hemos deducido que en otras partes ocurría lo
..,;1:t:
mismo que entre nosotros e insistido en el matrimonio entre «primos». Pero en
otras sociedades, aq~él a quien denominamos «hermano de la madre» es, a~te 1 ~--.
,~--"'· >:l_t:~}"

l
todo, «el aliado del padre>>y el «primo cruzado» se considera como un «hijo de
aliado». Si hemos dado preeminecia a la relación consanguínea, ello se debe a que,
1 Í en núestras sociedades, estas relaciones tienen precedencia sobre los lazos de
alianza. · . , ..s,,~:ti,dó de la
En cambio, en la India meridional, entre las poblaciones de lengua dravidiana Matrimonio con la hija Matrimonio con la bija ___...,. domi:ci~n de
del hermanode la madre de la hermana del padre
(Lardinois, infra, t. I) -de ahí el nombre de dravidiana que recibe esta nomen- esposas
clatura- la terminología del parentesco divide a los parientes en dos clases: los
consanguíneos y los aliados. En los grupos patt-ilineales están de un lado los «pa- FIG. ?.-Matrimonio con la prima cruzada patrilateral o mPÍiil,,i"erlll.

41
40
Una visión etnológica del parentesco y la familia

Historia de la familia
micas circulen entre las unidades so-
de la novia: permite que las riquezas econó
establece lazos solidarios entre padres
ciales y, en el interior de cada una de éstas,
ines. No obstan te, la compensación puede servir
e hijos, primogénitos y benjam
de un reparto desigual de la ri-
de vehículo a relaciones jerárquicas en el caso
ntes entre las diversas unidades sociales pre-
queza y cuando existen estatus difere
sentes en el sistema.
lar desde este punto de vista.
FrG. 9.-Intercambio generalizado. El caso de los katchin de Bírmania resulta ejemp
en linaje s de jefes, de aristócratas y de ple-
La sociedad k~tc?in está organizada en sí mismos a casarse
a encerr arse
beyos. Estos hna¡es muestran una tendencia
generalizado es un círculo (fi- nto, algun os linaje s celebran alianzas con
esquema utilizado para representar el intercambio entre sí. Sin embargo, en .cada conju
celebración de estas alianzas desi-
gura 10). linajes pertenecientes al conjuntq inferior. La
pregunta en lo que atañe a este oniales tanto más elevadas cua~to
Pot lo tanto, se suscita inmediatamente una guales va acompañada de compensaciones matrim
un gran número de partlcip~ntes: ¿se dentes de linaje s superiores. Así, en esta sociedad
tipo de intercambio que puede incluir que se trata de esposas proce
el don inicial quede sin con- y las riquezas en sentido asc~ndent/
cerrará el círculo? Existe, en, efecto , un riesgo : que las mujeres circulan en sentido descendente
alidad surge la institución de la lo demá s, éstoi¡~se encuentran obligados ;
trapartida. Para prevenirse contra esta eventu hac~a ~os jefes, que las acumulan; por.
, que consiste en prestaciones, en por medio de fiestas o en forma de FIG. 10.
compensación matrimonial o precio de la novia red1str1bu1rlas entre su círculo de allegados e el cauce de las El intercambio
o debe a la de la esposa; esta insti- alimentos. Entrevemos así todo el juego polític o que hace posibl
especie o en metálico, que la familia del espos generalizado (fig. 10).
generalizado entrf'
tizar la devolución de una esposa, ya que alianzas y las transformaciones del intercambio
tución permite, en cierta medida, garan los Katchin
ensación por una hermana o una el intercambio generalizado nos
un hermano o un padre que recibe dicha comp Fruto de las condiciones político-económicl).s, (Birmania).
a con objeto de obtener una esposa de paren tesco complejo; sobre todo i se
lúja puede, incluso debe, reinvertida en seguid introd uce en las socied ades con sistem a
compensación matrimonial permite
para sí mismo o para su hijo. añade que el matrimonio acompañado de una
16 of 36

principio (y antiguamente eta ese pariente qu,; los sistemas ele-


Así proceden los moundang del Chad: -:,En escapar a la obligación del consorte prescrito,
a este deber ), el padre está obligado a la compensación matrimonial] funda
punto menos que imposible sustraerse mentales ordenan esposar. «La práctica [de
a de cada uno de sus hijos. Los en vez de ser actuales e inme-
abonar el importe de la dote de la primera espos un sistema ágil porque los intercambio s mism os,
letam ente a cargo de su padre, cuyas ción de la compra de la mujer
matrimonios del primogénito corten comp diatos, son virtuales y diferidos. {... ) La sustitu
ción de su propia madre ) y, en contrapartida, aquél ambio generalizado separarse de su
esposas heredará (con excep por el dereeho sobre la prima permite al interc
meno tes; en consecuencia, en vida delos '"cada vez más numerosos
ayuda a éste a pagar las dotes de sus hermanos estructura elemental y favorece la creaci ón dé
una posici ón de padte con respecto a sus her- s, 1967, pp. 540-541). Por tanto,
del padre, el primogénito ocupa ya Y también más ágiles y extendidos» (Lévi-Straus
recursos necesatlos. Por un cuarto parentesco elementales · a las dotadas
manos menores ... siempre que disponga de los pasamos de las sociedades con sitetnas de
camen te nada, el primogénito presta una ·-"
hijo, por ejemplo, el padre no hace prácti de un sistema complejo, a saber, las nuestr as.
demás herma nos quien es deben pagar la dote del .ben-
ayuda simbólica y son los
el más joven de los hijos, un mismo
jamín. De este modo, desde el padre hasta decreciente y, como
deber vincula entre sí a todos los varon es por orden de edad Bajo el manto del parentesco
hilos de trama que mantiene unidas
esta cadena es continua, aporta también los
~F'
negativas, sin imponer categoría ni
a las líneas colaterales del .segmento agnati cio local. Aun en el caso de que hom• Estos sistemas co:nplejos sólo implican reglas
arse. Indican qué parientes no. deben
bre sólo tenga hijas, deber á utiliza r el ímpor te de las dotes percibidas para com- pariente preferencial algunos que deban espos
sables, sean parientes o no .. Las so-
pletar las que hacen falta para que puedan
casarse los agnados colaterales . .¿En e:'posarse, pero no dicen nada s?bre los espon
década de 1970, había que abonar sistem as se caracterizan, pues, por li presencia
qué consisté la dote (lakré)? A princi pios de la ciedades_q:1~ ponen en_práctica estos
00 c.f.a.); 70 u 80 lúerros de aza- · tes ,,y la ausencia de obligaciones
a los suegros 10 ó 12 bueyes (de 120.000 a 150.0 de p~ohi~1c1ones relativas a det<;rminados parien "
son obliga torios toda clase de regalos {ropas matr1momales.
da, y de 25 a 30 cabritos. Asimismo, as de las llamadas arcaicas.
para satisfacer a los padres de la no- ,t\sí fun~ionan nuestras propias sociéd ades y much
y telas, pañuelos dé cabeza, objetos europeos) y no de naturaleza. En efecto, las
presta ciones laborales, que el futuro · La diferencia entre unas y otras es de grado
via. El futuro suegro también puede exigir base paren tal más claramente
los rec11 rsos neces arios- - sustitu irá gustosamente por un se?undas se apoyan e11 unidades reside nciale s de
yerno ,--si dispone de más elevado entre los la ruptura de la prohibición provoca
saco de sal. El pago de la dote, cuyo importe
es netam ente afon;~da que en las n1:1estras,pero sobre todo
al a lo largo de va- que cometen incesto como para toda
moundang que en~re las etnias vecina s, se efectú a por lo gener grav1s1ma_sconsecuencias tanto para los
el pago de la dote da pie a innu- sur de las Filipin as, por ejemplo, sólo conocen pro-
rios años. El proceso interminable que constituye 1~~o:numdad. Los palawan del
parientes próximos, pero la transgre-
merables discusiones> (Adler, 1982, p. 179, nota 1). 1!?1crnnes muy severas en lo que atañe a los
ensación recibe la denominación e de los culpab les y la destrucción de las cose-
I Por medio -de este ejemplo, en el cual la comp s1on de las m1Smas acarrea la muert
las ventaj as que introduce el precio
inadecuada de dote, se pueden comprender
43
Una visión etnológica del parentesco y la familia
Historia de la familia

I'.!
.oJ
!
,,,
11
·:u

Presentación de la dote ofrecida por los padres de la novia (Peul del Níger). Trµnsporte de la dote durante una boda en,tre los bamoun del Camerún.

17 of 36
chas del grupo en su totalidad a consecuencia de lluvias o de calores excesivos He aquí las conclusiones a que han llegado por lo que respecta' a las encuestas
(McDonald, 1977}. sobre la elección del cónyuge realizadas en los países occidentales: «Pese a los
_,Las sociedades occidentales actuales ya no condenan el incesto con tanto rigpr. cambios sociales y a la diversificación de los medios y grupos sociales, el indivi-
Pero no deberíamos olvidar que en Francia, por ejemplo, hasta la promulgación duo sigue teniendo más oportunidades de casarse dentro., de su medio social o de
del código penal napoleónico, éste podía castigarse con la decapitación pública, uno próximo al suyo que dentrÓ de uno completamente .diferente. Es indudable
de los, culpables. Hoy en día, el incesto sólo se condena como circunstancia agra- que el aumento de la movilidad social ha atenuado l¡:¡sfortísimas presiones exte-
vante cuando hay menores de por medio; entre adultos consintientes, las rela- riores que se ejercen sobre la elección del cónyuge con objeto de limit¡:¡r.su am-
plitud, pero no ha llegado a suprimirlas. ,
ciones incestuosas no son objeto de represión. Cabe suponer que en ,esta ev~lu-
ción de las costumbres han desempeñado algún papel el ascenso del individualismo La homogamia más acusada se encuentra entre los agricultores; después, en
y el lugar menos importante que ocupa el parentesco en nuestras sociedades. orden decreciente, entre los obreros y, por últ4no, entre las personas pertene-
Así pues, ¿a quiénes esposamos en nuestra sociedades, urbanizadas y populosas, cientes a,;Jos grupos más favorecidos; se muestra más débil entre los comerciantes,
sometidas a importantes movimientos migratorios y escindidas en un elevado nú- los empleados y, sobre todo, los cuadros medios. Los intercambios más frecuentes
mero de grupos sociales jerarquizados? La organización de nuestras alianzas se se dan entre estos tres medios sc¡ciales, que correspctnden a e~o que suele denomi-
deriva, en primer lugar, de estrategias individuales, resultantes de consideraciones narse «clases medias,, y que desempeñan un papel de bisagra en los fenómenos re-
de índolé social o económica; las regularidades que se observan son de tipo esta- ferentes a la movilidad. Prácticamente no hay intercambio entre los grupos situa-
dístico. Naturalmente, desde hace mucho tiempo, se · intenta aumentar nuestro dos por encima y por debajo de ellos, cuyos miembros se unen y reproducen entre
caudal de conocimientos sobre estas «regularidades estadísticas» que organizan sí. En lo que atañe al ascenso o la regresión social, prácticamente los únicos mo-
nuestro campo mattimonial. Los factores determinantes en la materia son, eviden- vimientos que se reproducen son hacia o a partir de estos grupos intermedios.
temente, el origen social y territorial de los individuos. Un gran número de encuestas empíricas confirman estos datos.
Se sabe a ciencia cierta que los príncipes esposan princesas -sólo en los cuen- A la proximidad social se añade la proximidad cultural. Entre los consortes
tos de hadas eligen a pastoras-, que los campesinos se casan con campesinas de sigue predominando la semejanza en cuanto al nivel de instrucción o a la fe y prác-
su pueblo o del municipio vecino, que los obreros suelen elegir a empleadas que tica religiosas. Se encuentran pruebas de ello en todos los países de Europa, tan-
conocen en el barrio o en el lugar de trabajo ... Los demógrafos se han esforzado to del Este como del Oeste. Teniendo en cuenta los elementos diversos que la
por calcular la incidencia de tales matrimonios homógamos que unen a consortes componen, puede decirse que la semejanza predomina sobre la diferencia. La in-
del mismo origen social. fluncia del medio social se ejerce por doquier limitando sensiblemente la h'bertad

45
44
Una visión etnológica del parentesco y la familia

Historia de la familia

Una joven falí (Camerún septentrional).

A' B'

A' B' Nuevo ~ncadeo•miento de alian-


A B
Un joven kikupu (Kenia). za con uri• a,,ni,tación de dife.
Nuevo encadenamiento de alianza renda en el cual sólo intervie-
nen los consanguíneos de cada
lado ..

"1~6~IºL ¿
1 A B

''w
~
Nuevo encadenamiento de alianza con unagener¡idón de diferencia.
Los vfoct1l(ll
ronsan¡¡uinidad,
'1!1eunen a los cónyuges B y B' y A y A' se trazan únicamente por
peto ponen en juego una mayor profundidad genealógica.

Fm. 11.-Nuevo encadenamiento de alianzas.


18 of 36

cuanto al sistema
Partiendo de la base, como se ha descrito más arriba, de que en
un continuu m, los etnólogo s proponen
de parentesco todas las sociedades forman
modos de alianza en relación con los vínculos de parentes co crea-
analizar nuestros
tal y como sucede en los ~tros'
dos tanto por la filiación como por la afinidad,
, tratan de interpret ar el funciona miento. mlltrimo nial
sistemas. En otras palabras
nuestras sociedad es como hacen con las sociedad es ion sistema elemental o se-
de
micomplejo, en las cuales el matrimonio se inscribe siempre en
el. campo del pa-
·
rentesco .
a atenuarse
individual a la hora de elegir cónyuge. Los condicionamientos tienden. Se suele oponer las sociedades con sistema elementa l, en las cuales-L is· alianzas
muy estrecho s» (~irard, 1968, p. 516). ell las que habría
con el tiempo, pero dentro de márgene s
precedentes forman una «red mecánica», a las sociedades con sistema complejo,
Las agencias matrimoniales, que hoy en dfa conocen uri éxito sin una «red probabilística de alianza»; en las prj.meras se da el orden
y la armoní~
es moderna s, no hacen sino aplicar sistemát icamente (a veces con matrimo nios preferen ciales; .en las segundas,
en las sociedad
y cultural que de las aliªpzas prescritas y de los
ayuda de un ordenador) estos principios de homoga mfa profesio nal turbulen cia» {Lévi-S trauss, 1967, p .. IV). ¿Debem os, por consi-
las nuestras , «la
. las distin•
démógrafos e historiadores han puesto de manifies to.
de la dimen• guiente, abandonar la esperanza, de· poder traducir a un mismo lenguaje
Además, los investigadores han tratado de calibrar la influencia tas formas que adopta la alianza: en todos los grupo's humano s o cabe la pqsibilid ad
es matrimo niales y, a tal objeto, de determinar inconsci entes, que '.in~ribe n
sión de los grupos en las eleccion
es decir, de que existan prácticas y normas, conscientes o
nes medias de lo que denomin an región matrimo nial [ isolat], del parentes co y, de ese mismo modo, engendr a
las dimensio
fórmula nuestras alianzas en el campo
el espacio social y/ o geográfico en el que todo individu ó, según la bella
en una palabra, regularid ades compara bles a las que hemos obser-
ciclos, circuitos ,
peligro de matrimo nio», o en un estilo menos florido, ·
que han acuñado, «corre
. Este grupo vado en el j.ntercambio restringido o generalizado?
el grupo en que un individuo tiene la posibilidad de encontrar cónyuge Los etnólogo s, que realizan sus trabajos sobre las formas de alianza en so-
2.000 personas.
no es excesivamente importante, ya que oscila entre las 300 y las ciedades como las nuestras, han reformulado por su cuenta estos
ÜJ.terrogarí.tes,
un individu o dado, el _abanico de sus opciones matrimo niales no es muy ciertos aspectos específic os de nuestras civilizac iones cam-
Así, para pero insistiendo sobre
elementa l, y eso que en éstas los bienes patri-
amplio, poco más que en las sociedades con sistema
... o nos pesinas, como los modos dé; apropiación y de transmisión de
; tenemos la impresió n ciertos símbolos
las opciones están determin adas con precisión moniales (Burguiere, infra, t. II). Con elfo han mostrado que
hacemos la ilusión de que elegimos a nuestro cónyuge con plena libertad. ponen en juego a los «parient es» en sentido lato -consang uíneos,
de alianza que
en las socif:-
Por lo que se refiere a la estructuración del campo matrimonial afines o consanguíneos de afines-- caracteri zan de forma reiterada el campo ma•
del tipo de las nuestras , los etnólogo s han trabajad o desde otra perspectiva.
dades
47
Una visión etnológica del parentesco y la familia
Historia de l¡¡ familia
(

En el caso de la filiación patrilineal, la pertenencia al grupo social y la ttans-


trimonial de· grupos sociales tan distantes como campesinos {Lamaison, 1979; Se-
de bienes, privilegios o estatus se realiza de padres a hijos a lo largo de las
galen, 1985) y los aristócratas. Estos símbolos de alianza unen a consanguíneos
raciones. La mujer es apreciada, sobre todo, como esposa, por sus servidos
más o menos alejados o a cónyuges que, por medio de su unión, renuevan una
alíanza celebrada varias generaciones antes entre miembros de su círculo de pa- t~productores que permiten a los varones asegurarse una descendencia masculina.
rientes; se habla entonces de nuevo encadenamiento de alianzas (Jalas, Verdier
Por consiguiente, estas sociedades, en las cuales es primordial la determinación
d~)a paternidad, concede Ul]a gran importancia al mátrimonio y a los derechos
y Zonabend, 1970) [fig. 11].
Se sabe a ciencia cierta que en nuesti;as sociedades la alianza no puede carac- ~iipadre sobre sus hijos; asimismo; a partir de su mátrimonío las mujeres pasan
iresidir en casa del padre del marido (residencia patrilocal) o del marido (residen-
terizarse por una posición genealógica estable; expresa otros factores políticos,
{;~ virilocal). Por lo que se refiere a las hijas y hermanas, el grupo trata ante todo
económicos y sociales que no subestimamos. Pero los etnólogos han demostrado
que, en las llamadas sociedades arcaicas, se sabe «disfrazar las maniobras sociales
de librarse de ellas; así, en ciertas sociedades como la Roma clásica (infra. t. I) o la
antigua China (íd.) les imponían una ruptura total con su grupo de origen una
o políficas bajo el maqto del parentesco,, {Lévi-Strauss, 1979, p. 179). ¿Acaso
y¡:z consumado el matrimonio. Si una mujer enviudaba, su familia de alianza estaba
no podría pensarse que las llamadas sociedades modernas tratan de disfrazar los
obligada a encontrarle un nuevo esposo; lo más corriente es que fuera heredada
imperativos genealógicos de la alianza bajo el manto de lo político o lo eco-
o dada en matrimonio al hermano del marido fallecido (levirato). Otras sociedades
nómico?
;doptan posturas más matizadas, Así, entre ·los tallensi de Ghana o los florentinos
del siglo XVI (Klapisch-Zuber, 1983 a) sh. admite que las viudas regresen al seno
de su grupo de origen. ,
En la filiación matrilineal, los bienes y los principales estatus se transmiten a
LOS UNOS través del hermano de la madre a los hijos de esa hermana y no, como suele pen-
Y LOS OTROS s¡i.rse, de madre a hijas, Así pues, el hombre importante en una situación de esta
índole es el tfo materno. El marido, cuyo papel se reduce con frecuencia al proge-
Hasta ahora hemos visto que la obligación de practicar la exogamia fuerza a las nitor, pertenece.ª lo largo de toda su vida a la unidad social de su propia madre

19 of 36
sociedades a organizarse en grupos. de parentesco y a establecer relaciones de in- o de sus hermanas; por lo general no ostenta autoridad alguna dentro de su grupo
tercambio con otros grupos. Prosigamos nuestro camino y tratemos de compren- conyugal, cuyas funciones son, por lo demás, reducidas. La enumeración de estos
der cómo se reclutan y, posteriormente, se articulan dichos grupos. rasgos característicos de los grupos matrilineales hace presentir que el difícil ajuste
del doble papel que desempeñan los varones, divididos entre su lugar jurtto a sus
hermanas y los hijos de éstas y sus deberes frente a la ewiosa y los propios hijos,
La meélnica del grupo
va a dar pie a numerosos conflictos y desequilíbrios. Se comprende, pues, la impor-
Evidentemente la mecánica en cuestión está en función del tipo de filiación adop-, tancia del factor residencial en el funcionamiento más o menos armonioso de este
_tado y del modo de residencia elegido por el grupo. tipo de sociedades.
En el caso de la filiación unilineal (fig. 12), que -recordémoslo-- sólo n;co- Cabe la posibilidad de que los miembros del grupo matrilíneal permanezcan
noce socialmente los lazos con una única línea de parientes, la situación diferirá reunidos y que el marido sea excluido de éste, reduciéndose su papel al de com-
según se trate de sociedades de filiación patri- o matrilineal, ya que la primera pañero sexual. Se trata de la solución natolocal, con arreglo a la cual los hermanos,
no es el espejo exacto de la segunda. sus hermar,ias y los hijos de éstas fijan su residencia en .su aldea de nacimiento. An-
tiguament'é, los nayar de la costa de Malabar, en la India, presentaban este tipo de
organización; he aquí la descripción que nos ofrece de ella R. Fox:
«Los nayar eran una casta dt: guerreros cuyos hombres, al llegar a l¡i. edad
militar, se dedicaban plenamente 'al ejército, permaneciendo la mayoría del tiem-
= D. =0
po en el cuartel o en la guerra. Las jóvenes a m¡;nudo se iban a servir a casa de

A= 1 () = 1 un brahmán, siendo frecuente que 'se convirtieran en sus concubinas, lo que se con-
sideraba como un gran privilegio. Al terminar el servido militar, los hombres re-
l l gresaban. al "hogar", es decir, a la casa en que habían nacido; análogamente, las
muchachas permanecían vinculadas a él durante su periodo de servicio y regre-
saban a vivir definitivamente en la casa natal al final del mismo. De este modo
Filiación matrilineal o uterina. se constituía una casa consanguínea [ ... ]. En tales condiciones resultaba muy
Filiación pattilio~•l o agnaticfa.
Los hijo• de I•• hijas pertenecen al Los hijos de los hijos pertenecen al difícil mantener relaciones maritales estables, y de ahí la práctica de 1a residencia
grupo de la madre.
grupo del padre. natolocal. Al terreno donde se había edificado la casa se le denominaba ta:ravad
FIG. 12.-Fí/iacíón unilineal.
y la unidad que en ella residía pasó a denominarse del mismo modo [ .. , ] .

49
48
Una visión etnológica del parentesco y la familia .
Historia de la familia
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Galas de boda entre los menangkabau de Su.matra (Indonesia).


Boda nuer (Sudán): desfile de los clanes.

s por las madres


que terminaba se compone de una madre y sus hijos. Varios samandai agrupado
.., . »El mayor de los hermanos guerreros de un travad -el primero forman un parui, término que significa «matriz» . Los hombres de los parui no son los
pasaba a ser el jefe del grupo. Los taravad · poseían ganado v tiefras toda la' vida con su madre y sus
el servicio- maridos, sino los hermanos, que residen durante
el mando del primogé nito. En cuan- en el parui
que los hermanos explotaban en común bajo hermanas y no con sus esposas. Cuando un varón se casa permane ce
taravad, éstas procrea ban niños que posterior mente, una su esposa, en el cual se han
to a las mujeres de los de origen y pasa la noche «furtivamente» en el parui de
res en el seno
vez cumplido el servicio militar, ocuparían sus puestos de trabajado limitado a construir una habitació n adiciona l pará ellos. -
de la comunidad. ashanti de Ghana (Africa) practican un sistema muy pllieddo , basado en
hemos visto, Los
>>Lafecundación de las mujeres no se abandonaba al azar. Como el «marido vi'sitador». Entre este pueblo, que habita en aldeas
de viviendas agru.:
con los aristócra tas brahmanes· respectiva, junto
las muchachas podían muy bien tener criaturas residen, cáda uno, en casa de su madre
pero, antes de llegar a la pubertad , las "casaban " con un hombre de un linaje co~ padas, marido y mujer
a sus •hermanos o a sus hermanas. Por la noche, el marido .«visita» a la esposa en
s. Después , este "matrim onio" dice que, cada
el que el suyo propio mantenía relaciones especiale su casa y, a cambio, ésta se encu,;ntr a obligada a cocinar para él. «Se
tener hasta doce "amante s" o esposos tempora les. tre las casas Jlevando
era disuelto y la mujer podía noche, en un poblado ashanti, se ven niños que correnen
un sistema <{e tipo poliándr ico, pero por tratarse a la del padre»
Se ha querido ver en esta práctica
residencial, nos platos y escudillas con alimentos; los llevan de la casa de la madre
de uniones de duración relativamente breve y de carácter no (Fox, 1978, p. 101).
una forma de "matrim onio" · plural es ir demasiado determi~ar el
parece que describir lo como
os, sin embaroo que En las sociedades matriline~les existen otras soluciones para
lejos. Quizá tantos amantes parezcan demasia dos; recordem tíos y padres. Los navajos,
. ya que, en cualquie r moment " 'o, la lugar de los hombres , a la vez hermano s y máridos,
a la vez, maridos, cuando
una mu¡er rara vez recibía a varios
. Además, indios de los Estados Unidos, son matrilineales y matrilocales: los
mayor parte de ellos se hallaba fuera cumpliendo sus deberes militares no están ocupados en la guerra o en la caza, residen en casa de
la madre ,de la es-
número el carácter relativam ente efímero de visitar últimas detentan
la mujer compensaba con el posa (matriloc alídad) o en casa de la mujer (uxoriloc alidad). Estas
"esposas ", y si uno de ellos al intentar visitarla veía delante de la casa una se presenta como viable cuando
a sus
siguiente'!> (Fox, y administran los bienes del grupo. Esta solución
lanza o un escudo de otro, se marchaba y lo intentaba la noche los varones se dedican a actividad es lejanas. Si la situación cambia y los hombres,
1962, pp. 99-100 ). períodos más prolongados
matrilinéal, se sean hermanos o maridos, vuelven a residir durante
Entre los menaugkabau de Sumatra (Indonesia), otra sociedad con sus hermanas o esposas, puede surgir un conflicto entre ambas partes. Los
furtivo»: la célula básica, denomin ada sumandai,
da la costumbre del «marido

51
50
Una visión etnológica del paren~o y la familia
Historia de la familia

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Arriba,
aldea de Trobriand (Pací/ícooccidental)_
I

Centro,
«casalarga» de los 1ban de Borneo_

Página
aldea de 1lu,•kt11a-t'asso_

53
Una visión etnológica del parentesco y la familia
Historia de la familia

habló, luego un sobrino por


derecho a sus servtoos, se- la joven hermana de Mítakata se levantó también y
maridos instalados en el hogar de sus esposas tienen parte de la madre. Sus palabras eran casi idénticas
a las de la primera perora~,
es posible que deseen adquirir cierta influencia o, la yoba. Estas alocucto-
xuales y domésticos, y por tanto, y su estribillo era la forma de echar a alguien del poblad
que normal mente están bajo la autorid ad de,l tío materno. Los yao en el poblado, pero,
sobre sus hijos, nes fueron recibid as en profund o silencio . Nada se movía
mente el problem a practicando dos
de Malawi (Africa oriental) resuelven parcial antes de que terminase la noche, Namwana Guya'u había salido de Omarakana
según se trate del primog énito o de uno de los hermanos •
tipos de matrimonio 1930, p. 31). i
autorid ad en el seno de la unidad para siempre» (Malinowski,
menores. El varón primogénito, que ejerce la Sea cual sea el modo de residencia adoptado, se compre nde que en las sacieda -
a su muerte al hijo mayor de la primog énita de sus se
matrilineal, transmitiéndola pan del problem a de la paterni dad, sólo
os menore s deben abando- des matrilíneales, que apenas se preocu
hermanas, reside siempre con sus hermanas; los herman es. En ellas, además, el di-
los parient es de su novia (Richar ds, 1971). En otorgue una importancia limitada a los vínculos marital
nar la casa para ir a residir a la de lo la mujer soshone, grupo indio, sólo
pueda ejercer la autorid ad se exime a un hermano de la vorcio es frecuente y fácil. Para obtener
otras palabras, para que
choza las pertene ncias del marido , y el marido cewa, pobla~
resida con él, .elfo no im- tiene que sacar de la
obligaqión de la matriloaalidad; pero aunque su mujer esposa con su azada, su hacha
acaben siempr e por abando narle. En la realidad, la índole ción del Africa oriental, abandonar el poblado de la
pide que sus propios hijos .
cas ....:.....e scasez o a.bundanda de y la estera sobre la que duerme
de los bienes transmitidos, las condiciones ecológi nes unilineales ha sido,
s de que se trate, la mayor o menor fuerza de la Si nos hemos detenido sobre estos ejemplos de situacio
tierras- en que viven los pueblo s occide ntal!,'. scon· formas de organiza-
suaviza rán los conflic tos entre por una parte, para familiarizar a los lectore
autoridad del hermano de la madre, agudizarán o poco acostum brados, pero tambié n para resaltar los efectos
ción a las que están
hermano y marido. social global; dichos efectos son su-
satisfecha la compensación de la elección residencial sobre la organización
Entre los kongo del Kasai (Africa central), una vez la orienta ción patri- o matrilin eal del sistema . Antes de
con su ptopio grupo; pero los hi- mamente distintos según
matrimonial, el marido lleva a la mujer a vivir no debe confun dirse patri--
la puberta d, al hogar del tío matern o (residencia avun- pasar a una reflexión más amplia, hay que añadir ·que
jos varones regresan, en ealidad con matriar cado.
deses que pueblan los archi- linealidad con patriarcado' ni matrilin
culocal). Idéntica solución se aplica entre los trobrian s genealógicos; el pa-
Malíno wski hizo cé- La patrilinealidad es el reconocimiento de los vínculo
22 of 36

o de Nueva Guinea y que


piélagos que prolongan el extrem , sea a nivel de la sociedad global,
n dista mucho de ser armoni osa; en efecto, pueden surgir triarcado, una forma de organización política
lebres. Esta solució r, en el cual la autorid ad está en manos del varón
ento sólo interviene de sea a nivel del grupo familia
conflictos entre el derecho materno, en el cual el sentimi a, que .a su vez suele transmi-
amor matern o, cuyo papel es insignif icante pero que se más viejo de la generación más andana, el patriarc
manera muy débil, y el organiz aciones patriarc ales existier on y existen
l. Malíno wski describe de tirla a su primogénito. Este tipo de
apoya, no obstante, en un fuerte sentimiento persona civiliza ciones. El caso contrar io, el matriar cado, esas sociedades
to que estalló durante su estanci a entre los tro- aún en muchas
forma impresionante un conflic prirq.eros autores creyeron ver
aquella comun idad favóricia presuntamente gobernadas por las mujeres que los
briandeses, en la aldea de O~arakana. El jefe de iones sociale s matrilin eales porque en ellas la filiación se
su hijo, Namwa na Guya'u , en lugar de a su encarnadas en las formac
y prefería en todas las circunstancias a en la memoria. mitológica de
de acuerdo con la ley, estaba destina do a sucederle. La trazaba por vía femenina, no han existido más que
sobrinq Mitakata, quien, de los primero s etnólog os e historiadort:~ del de-
ió que un tribuna l admini strativo las saciedades o en la imaginación
explosión final tuvo lugar cuando el hijo consigu to
de prisión . Cuando la noticia del encarce lamién recho familiar.
condenara al sobrino a un mes n con estos sistemas:.
ron en sus chozas ; al llegar Finalmente, se plantea una última cuestión en relació
se conoció en la aldea, todos los aldeanos se encerra solucio nes nunca se adopt:; m al azar; están, por una parte,
penetrante que atravesaba el ¿cómo surgieron? Las
la noche se oyó súbitamente: «Una voz fuerte y tie
las formas de vida -hombres dedicad os a la guerra o a la caza durante
hermana mayor del muchacho en función
silencioso poblado. Bagido'u, el presunto heredero, ones ecológi cas y económ icas ~hábita ts agrupados
en voz alta dirigiéndose al ofensor de largos meses- y de las condici
enéarcelada, de pie ante su choza, hablaba intensiv a-:-; pero hasta ahora
a dispersos, con formas de agr¼'.ulturaextensiva o solución
su familia: aquella socieda d eligiero n tal o cual
Nosotros, los Tabalu de seguimos sin saber por qué está o
"Namwana Guya'u, tú eres la causa de los males. Hasta ahora, los emólog os se hanlim itado a estudiar los meca-
ecieses aquí para vjvir entre nosotros. En en lugar de otra.
Omarakana, te permitimos que perman muy raro que alguno se
comida abunda nte, comiste nuestra comida, participaste de nismos que intervienen en cada, caso concreto, siehdo
Omarakana tú tenías
tributo. Tü navega ste en nuestra ca- aventurara más allá.
los cerdos y del pescado que nos traían como Rabin Fox, que es uno de los que lo han intentado,
supone que el principio
en nuestra tierra. Y ahora nos has hecho daño. Tú has
noa. Construiste un choza de residen cia. Basa esta afirmac ión en la observa-
te querem os más aquí. ¡Este de filiación se rige por el modo
mentido. Mitakata está en la cárcel. Nosotros no de las regione s simidesérticas
foraste ro aquí. ;Vete! ¡Márch ate! ¡Nosot ros te ción de los grupos shoshone, cazadores-recolectores
poblado es nuestro! Tú eres princip io, las condici ones de vida de los
· del oeste de los Estados Unidos. En un
echamos ·de Omarakanal " an el agrupa miento en familia s conyug ales bajo la autoridad
voz fuerte y aguda que shoshone les imponí
»Todas estas palabras fueron pronunciadas con una -se supone - aprend ieron el cul-
a emoció n, separa ndo cada frase por una pausa y lanzando paterna. Después, emigraron hada el Sur, donde o con
temblaba con profund un estilo de vida sedenta rio gradas al contact
el espacio vacío hasta la cabaña tivo del maíz y adoptaron
cada una de ellas como una flecha que atravesara tareas agrícolas, quedaron así
, cavilab a tristem ente. Inmedi atamente después, otros grupos indios. Las mujeres, ocupadas en las
donde Namwana Guya'u, sentado

55
Una visión etnológica del parentesco y la familia
Hiatoria de la familia
(

vado al segmento que se separa -de ahí el· nombre de derivación que recibe este
tipo de segmentación- y, por lo tanto, socialmente inferior (fig. 13), establecién-
dose entonces una relación jerárquica entre las dos unidades sociales. Así, por
1 ejemplo, entre los indios hopi las familias se fraccionaban cuando crecían dema-
A B sido. Algunos miembros femeninos partían para establecerse fuera· de la unidad
1 pero seguían identificándose con la familia de origen; durante un tiempo; tarde
C D o temprano, esta afiliación común se olvidaba. Análogamente, un nayar podía
abandonar el taravad de origen «con su hermana preferida» para fundar uno nuevo
1) Proceso de ,csmeot•- 2) Proceso por deriva-
ción por creación de dón.
un poco más lejos.
segmentos iguales. En un contexto patrilineal, el proceso de división resulta más fácil de realizar:
Frn,. 13.-Proceso de segmentación. FrG. 14.-Filiacíón bilineal, cada hijo o hermano puede fundar su propio grupo consiguiendo una esposa. Dicha
! práctica también se da en la filiación matrilineal, pero no es tan sencilla de realizar,
ya que los hermanos que emigran con sus hermanas deben encontrar marido para
éstas. Una vez más vemos las diferentes implicaciones de uno y otro sistema; en
ligadas a los campos y a la casa famliar; por su parte, los varones siguieron dedi-
el contexto matrilineal, la filiación está reñida con el predominio político de los
cándose a la caza. De esta forma, su modo de residencia pasó a ser, obviamente,
hombres; en cambio, ambos factores se··conjugao afmoniosamente cuando la pri-
matrilocaL Posteriormente, uua nueva emigración les condujo a Arizona, donde
mera se traza por línea masculina.
adoptaron la agricultura intensiva, construyeron grandes viviendas y se agruparon
Además de la segmentación de los. grup'os, las unidades sociales pueden re-
en aldeas, apoyándose su organización social en los grupos matrilineales que ya
currir a otros cauces para tratar de paliar las incertidumbres de la demografía.
conocían de antemano (Fox, 1870 a).
La poligamia (uniones múltiples, legítimas y simultáneas) y, sobre todo, la adop,
M. Sahlins, que también se ha ocupado de este problema, observa que las
ción, que consiste en integrar en el grupo propio a individuos procedentes de otras
formaciones unilineales no son nunca ni •bandas de cazadores-recolectores ni socie-

23 of 36
unidades sociales, autóctonas o extrañas (Carrol, 1970; Goody, 1982), libre o es-
dades de tecuología avanzada. Este tipo de filiación constituiría, así, el rasgo ca-
racterístico de las sociedades que poseen una economía «neolítica». Su función clavas (Thomas, Rousselle, infra, t. I), permiten suplir la falta de descendencia.
Además, existen otras formas de «jugar» en torno al modo de filiación. La
consistiría en asegurar un mejor control de los medios de subsistencia limitados:
patri- o la matrifiliación no se excluyen mutuamente. Ninguna sociedad ha sido
la tierra, el ganado, el agua o los pastos (Sahlins, 1969).
nunca estrictamente unilineal y si los principales privilegios y derechos se trans-
.}Podríamos citar otros intentos de dar respuesta a este interrogante primordial,
pero hasta la fecha ninguno aporta datos irrebatibles. Lo que es seguro es que mhen por una línea, la otra se reconoce, no obstante, ge forma secundaria. Asi-
a la hora de elegir entre diversos tipos de sistemas sociales (y ya hemos visto que mismo, existen pueblos que eligen el reconocimiento con igual categoría de las dos
el abanico de opciones es limitado), las decisiones se derivan ante todo de los' líneas de filiación de sociedades con filiación bilineal (fíg. 14). El caso mejor des-
condicionamientos económicos o ecológicos, y no del hecho biológico básico. «Este crito de este tipo de sociedad es, sin duda, el de los yako, pueblo de Nigeria es-
tudiado por D. Forde hace más de cincuenta años.
punto de vista descarta absolutamente la idea de una diferenciación progresiva
La población yako ascendía a unas 20.000 almas desigualmente repartidas
de los tipos de sistemas de parentesco a partir de un estado original de indefe-
renciación bruta o de un predominio, igualmente original, del derecho materno entre cinco poblados, de los cuales el más importante, Umor, contaba por sí solo
con 11.qg.o habitantes. Entre los yako, un hombre hereda de su padre la casa,
y de los sistemas matrilineales>> (Héritier, 1981, p. 16). St,ría inútil tratar de
la tierra·~que cultiva y otros bienes raíces; del hermano de la madre recibe los
buscar o de reconocer evolucionismo alguno en las opciones escogidas por las so-
bienes muebles, el dinero y el ganado, etc. La r~sidencia es patrilocal, es decir,
ciedades.
Volvamos sobre la mecánica de formación del grupo de parentesco construido que, al casarse, una mujer pasa ¡a r<:sidir en el reclinto del padre de su marido
a partir de lazos de filiación unilineales. Al privilegiar una línea de filiación para pero sigue siendo miembro de su grupo de origen. En esta sociedad, por lo tanto
el reconocimiento del parentesco, dichos grupos se tornan particularmente sen- las mujeres son móviles y los l;iombres inmóviles, lo que concuerda bien con
sibles a las fluctuaciones demográficas. En el caso de la filiación masculina, por el tipo de bienes que se transmite por una y otra línea. Además, cada línea tiene
ejemplo, toda línea que carezca de descendiente masculino está destinada a desa- reservadas tareas especiales en la organización ritual y religiosa, de forma que,
parecer. Y a la inversa, las que crecen cobran tal extensión al cabo de una serie de pese a la complejidad del sistema, éste funciona, ya que cada linaje se hace cargo
generaciones que pueden verse ll.menazadas de asfixia. Por lo demás, en esta si- de cometidos distintos. Ahora bien, este equilibrio es frágil debido a la compe-
tuación los linaj~s recurren a fraccionamientos, procesos de i::uptura conocidos en tencia que puede surgir entre ambos grupos de filiación y, sobre todo, debido a los
múltiples papeles que debe desempeñar un individuo. «En efecto, un hombre es
etnología bajo el nombre de segmentación.
"padre" en su patrilinaje, en el cual procrea nuevos miembros, y "hermano" en su
Cualquier grupo que adquiere demasiada importancia tiende a fraccionarse.
Ahora bien, puede hacerlo de dos maneras: o bien se divide de forma igual en matrilinaje, con derechos sobre los hijos de sus hermanas y los hermanos de su
dos segmentos juzgados socialmente como equivalentes, o bien se considera deri- madre. Una mujer puede dar a un hijo patrilinaje -desempeñar su papel de es-

57
56
familia
Una visión etnológica del parentesco y la
(
Historia de la familia
o
derivará su .obligación de casarse dentr
parte de éste. De esta pertenencia se hos a hered ar deter mina dos
0 fuera de
su clan o de su linaje, así como sus derec
las funci ones que van ligad as a éstos . El linaje o el clan es más que un
bienes y
privilegiados; es, además, una «persona
conjunto de parientes unidos por lazos ac-
sus miembros son solidarios entre sí,
jurídica» (en inglés, corporate group): ritua\ es o profa nas, poseen
s las circu nstan cias,
túan de forma conjunta en .toda as
y explotan bienes en común, y ejerc
en de generación en · generación las mism
Pong amos por caso el funci onam iento,
funciones políticas, militares o religiosas.
FIG. 15.-Filíación indiferenciada o cogna
ticia.
típico de las sociedades basadas en danes
y linajes, de los guidar del Camerún sep-
tentrional.
una serie de danes patrilineales deno-
«La sociedad guidar se compqne de
de hermana a su propio matrilinaje: que de una cesta). Las gentes que pertene-
posa- ¡y, al mismo tiempo, hijos e híías minados gebet (fondo; se sobreentiende
hombre es a la vez "hijo" e "hijo de her- e del mism o apellido, las mismas divisas, que se
desempéñar su papel de "hermana". Un cen a un mismo clan tienen, apart
(según Fo:x:, 1967, p. 137). y fiestas de gemelos: zega na gebet, (las
mana", "padre" y "hermano de madre"» recitan con motivos de bodas, funerales
añade una tercera posibilidad, cuando bicio nes alimentarías, zega na mouho (la
A la unillnealidad y la bilenalidad se cosas del dan): Cáda clan tiene sus prohi
función del sexo: la indiferenciación que hace que se/contraigan enfermedades
la pertenencia al grupo deja de estar en cosa que se transforma, en concreto la·
adoptan este modo se denominan indi- al~s y phintas cuya cocci~n está proscrita.
del modo de filiación. Las sociedades que cutáneas), relatívas a determinados anim
s los descendientes de un individuo for- con nadie de su mismo clan. Los miembros del
ferenciadas o cognatícias (/íg. 15). Todo Un individuo no se puede casar
y cualquier individuo puede heredar de es (ma magou) mutuas: recibirse y, anti-
man parte del mismo grupo de parentesco mismo dan tienen, asimismo, obligacion
te, esta pertenencia múltiple impone un de confl icto' {guerras o conflictos ·provocados
cualquiera de sus ascendientes. Lógicamen guamente, prestarse· ayuda en caso
parentesco, ya que en las sociedades ba- cuales no sólo consentían, sino que ins-
peculiar funcionamiento en el ámbito del por el róbo de ganado o de esposas, las
nto de líneas de parentesco de las que rituales de expulsión de la brujería que
24 of 36

sadas en el igual reconocimiento. del conju tigaban dichos «robos»), participar en los
ente aquélla a la que desea perte- suministrar mijo para tales ocasiones. Cada
desciende un individuo, éste puede elegir librem acompañan al nacimiento de gemelos y al-
onamiento concreto de los g1upos de
pa- peñar una función político-ritual en las
necer. ¿Qué sucede entonces con el funci clan guídar debe, por lo demás, desem aldea , que asum en asimismo
rcion ar los jefes de
rentesco? · deas. Algunos clanes pueden propo r
tivas durante la estación seca y _de oficia
la tarea de organizar las cacerías colec rropo rcion ar fos herreros
danes pued en
los ritos para invocar las lluvias. Otros
una tercera categoría proporciona los jefes
La arquitectura del grupa y los caudíllos guerreros. Por último, de
ios durante la estación de las lluvias y
- de la tierra, encargados de los ritos agrar as y rituales
tado, los individuos que dicen estar empa las sesiones de adivinación que tiene n lugar con motiv o de las fíes.t
Sea cu~l sea el modo de filiación adop estos grupos se re-
parientes; con todo,
rentados entre sí constituyen grupos de colectivos.
serie de linajes denominados elfa. Los
a difere nte según el modo elegi do y forman o no unidades diferencia- »Los élanes guídar se subdividen en una
clutan de form
la -base del reconocimiento de una ados a contribuir a los gastos y a ·las
das. Por ejemplo, pueden const ituirs e sobre miembros de 'un mismo linaje están oblig r
todos sus miembros reivindican un ante- to de uno de sus miembros o de la muje
común descendencia. En otras palabras, ceremonias c¡üe acompañan al fallecimien asado s del
línea masculina (filiación patrilineal), por línea de uno de éstos. El jefe del linaje rinde
, anualmente, culto a los antep
pasado común, hombre o mujer, por
una u otra línea (filiación indiferenciada). bros de un mismo linaje residen en la misma
femenina (filiación matrilineal) o por mismo. Por lo general, los miem
ndencia se denominan grupos de filiación ' \
Tales grupos basados en la común desce aldea.
o segmento de linaje, deno-
des sociales que pueden tener un nom- an parte de un mism
o grupos de descendencia. Se trata de unida ri- »Además, los varon es que form
línea agnatida de unos
n y compartir determinadas actividades desce ndien tes por
0

bre, poseer y explotar bienes en comú genealógicos minado goumna (falo), es decir,. los ma-
el traza do exacto ·de· los lazos cuotas al pago de las compensaciones
tuales. Cuando se puede recon struir mismos· abuelos, contribuyen mediante obten er
común, el grupo forma un linaje. Se co- trimoniales que deben hacerse efectivas
para que cada uno de ellos pued a
entre los individuos vivos y el antepasado as, siendo
, según el modo de filiación adoptado. El ellos fallec e, pued en hered ar sus espos
nocen sociedades de matri- o patrilinaje una esposa. A cambio, si uno de
ridad o descendencia) [Fox, 1978, p. 51] o entre ellos. En caso de asesinato o de
clan {del gaélico clann, que significa poste las mujeres las que eligen al nuevo marid o
ndidad genealógica, ya que sus miembros o reembolsos que deban efectuarse. Cuatr
es un grupo más vasto, de mayor profu deudas, son responsables de los pagos al padre fallec ido:
s mítico. (fig. 16 y p. 28). veces al año, el jefe de cada casa oficia
una ceremonia de culto
se refieren a un antepasado más o· meno
linaje y· clan a las sociedades de filia- de las cosechas de mijo y de cacalmete, y de
Los etnólogos reservan estos términos de con motivo de las prim eras lluvia s,
perte nend a a un grupo de parentesco deter- den la abun dancia de las cosechas y el bienestar
ción unilineal. En éstas, en efecto, la la fiesta de la aldea. De ellas depen
de un individuo, tanto en el interior de
su se refiere a la sucesión a los cargos y
mina completamente la posición social a aquellos que no form an de los miembros de la casa, Por lo que
ior, frente
propio grupo de filiación como hacia el
exter

59
Una visión etnológica del parentesco y la familia
Historia de la familia

a la herencia, él principio de filiación pattilineal se combina con otros dos: 1) el.


sexo (los bienes de un varón van a parar a sus hijos; los de una mujer, a sus
hijas); 2) La primogenitura (el varón primogénito recibe la práctica totalidad de
los bienes del padre; un tercio va a parar al segundog~nito directo, en tanto que
los hermanos menores, que no heredan ninguna tierra, deben roturar el bosque
con el fin de conseguir tierras cultivables o emigrar). De esta manera se forman
nuevos segmentos, compuestos de descendientes de las ramas menores. Entre padre
y primogénito surgen siempre tensiones, sospechándose que el segundo quiere
matar al primero para sucederle inmediatamente. Las relaciones con el benjamín,
a quien él padre transmite sus conocimientos ocultos, mágicos y medicinales, son,
en can¡ibio, mucho más, relajadas. Por otra parte, las mujeres heredan de sus
madrd bienes materiales y mangelvédi, espí:i:itus responsables de la fecundidad y
de las crisis de posesión. La menor de las hijas oficia el culto de la madre fallecida.
Una hija forma siempre parte del linaje de su padre, pero vive con uno de sus
maridos» (Collard, 1979, pp. 225-226). -
En la filiación indifereñciada,un individuo puede considerarse miembro de
tanto¡, linajes como antepasados reconozca. ¿Cómo elegir, pues? ¿Cómo conciliar
la mtiltífuncionalidad de los linajes y la residencia en el seno de uno solo de ellos?
Ahora bien, estos linajes o clanes cognaticios funcionan en sociedades poco popu-
losas y con ~edios de producción limitados. Esto se debe a que su flexibilidad
permite remediar .las fluctuaciones demográficas. A diferencia de los sistemas uni-

25 of 36
lineales, en los cuales un individuo no puede pasar de unas unidades a otras, el

SISTEMA CIVIL
SISTEMA CANONICO O ROMANO

Una mujer nuer del Sudán construye su casa.

: y grupo c8gnaticio permite que sus miembros puedan hácer valer sus derechos sobre
'
los bienes de tal o cual linaje, ~egún la coyuntura demográfica del momento. Si
primo
l
de cúarto grado
': bien es cierto que los grupos c9gnaticios carecen de auténtica eficacia social, en
t el sentido de que no constituyen verdaderas unidades diferenciadas, sí conservan,
de cuarto grado no obstante, una elevadísima capa_cidadfuncional,
antepa~ado real En el sistema civil o romano se cueÚtan los intervalos
R. Fox ha observado tales grupos de filiación cognatícia en la isla de To:i:y,
VIVO CLAN que scpet10n a Ego :y Alter remontándose hasta el situada en el extremo noroeste de Irlanda. Hacia 1960, cuando realizó su estudio,
antepa,ado común y después descendiendo a partir de los isleños eran unos 400 y todos afirmaban descender de 18 antepasados princi-
pales y de cinco ancestros secundarios. Todos estos grupos cognaticios (los clanna)
Segmento éste.
Segmento
de linaje
de linaje En el modo canónico, se considera el número de g:e- son propietarios colectivos de las escasas tierras de la isla, en la cual no es posible
r E
neradones que separan al antepasado común de los
dos individuos.
ningún nuevo desbroce. Cada grupo de descendencia, cada clann, dispone de una
porción de los campos, dividida en tantas parcelas· como unidades familiar(,s lo
compongan. Sin embargo, ningún clann es propietario de la tierra que cultiva;
F1G. 16.-Segmento de linaje, lina;e, clan. FIG. 17.-Modos de cálculo de los grados de
sencillamente, la explota en usufructo. Si uno de sus miembros abandona la isla
parentesco.

61
60
a
Una visión etnológica del parentesco y la famili

Historia de la familia

Subcategarias
monio}►, no tiene derecho a reclam
ár a Categorias
o recibe una parcela de tierra «por matri ras, se considera que cada
otras palab
sus parientes una parte de la herencia. En todos sus des;- L Solitarios . . . .. . . . . ... . . • •. . __. a) viudos/ as
asado que fue el prime ro en utili,:arla; b) solteros o de estatus conyugal indeterminado
parcela pertenece al antep
esta tierra, pero no lo ejercen salvo
cendientes tienen un derecho potencial sobre
fa-
2. Unidades domésticas sin estroctun as)
corresidentes emparentados (hermanos y herman
en el caso de un individuo que sea desheredado, miliar ......... -·· ··- ...... -·- ... -·· a)
en caso de necesidad. De ahí que
"
b) corresidentes unidns poc;otro tipo de vincul"
o .¡ntre herederos, revista gran impor• individuos sin lazos de parentesco
de un retorno o, sencillamente, de un repart e)
nto de las redes de descendencia a las que
tanda retener en la memoria el conju 3. Unidades domésticas simples ..• a) parejas casadas
de varios lados a la vez. Así pues, b) pareja casada ron hijos
pertenece el individuo: la tierra pueda venir e) viudos con hijos
los miem bros de una misma hermandad
la tierra circula entre los clanna y todos d) viudas con hijos
es o mujer es, tienen derec ho a una parte de la que culti-
de sangre {fratrie], varon 4. Familias extensas ... a) asi:endente
b) descendiente
vaba s11 antepasado. ( extended famil1 bouseholds)
tes que conserva una competencia e) colateral
De 'forma más general, el grupo de parien d) ascendente y colateral
la parentela. Este grupo se define con
funcional en las sociedades cognaticias es 5. Unidades domésticas múlti¡,J.e,i... ·-· ,:r,) núcleo secundario =ndente
personal: comprende a todas las per-
respecto a un individuo; se trata de un grupo
( mu/tiple family bourebolb) b) ,núcleo serondario ~ndcnte
rentado. La composición de este grupo ·núcleos colatenlo, ' ·
sonas con las que éste se reconoce empa
e)
h6:mandades (frbecba)
los consanguíneos hasta un determinado d)
varía según las sociedades: puede incluir a e) otros
s, o incluso admitir a algunos aliados
grado y excluir a los aliado s; incluir
y excluir a otros. A diferencia de los grupo
a ambo
s de unifiliadón, en los cuales un gran 6. Unidades domésticas de estructura in-
determinada que incluyen ciertos víncu~
J
1
«emp arenta dos» {a condición de que desciendan los de parentesco
número. de parientes se reconocen
el grupo de hermanos de uno y otro 5b
unos de otros), sólo los germanos, es decir, Familias troncales ...
+ 5a
a madre, poseen una parentela idén- (stem families) 5b
26 of 36

sexo nacidos de un mismo padre y una mism 5b + 5a + 4a


ncia efímera: dura el tiempo de una
tica. Este grupo sólo tiene, pues, una existe Hermandades (Jréreches) 5d
de los padres porque se trata de grupos
vida y los hijos no heredan las parentelas 5d +5c
a una perso na. Este grupo lábil de límites fluidos 5d+5c+4c
que se definen con respecto 5d+5c+4c+2a
tes, otras veces se les excluye--, no
-una veces se admite en él a ciertos parien
que los grupos de unifiliación: no puede H,í•tory
of Population and Sociol
puede cumplir los mismos cometidos TipologÍa de unidades domésticas según
el Cambridge Group far tbe
ne, ni poseer bienes en común, 'ni
actuar solidaríamente como una unidad peren Strncture ·
de ser es ocasional y se hace realidad
desempeñar -fondones permanentes. Su razón I. Familias restr1J'Jgiáas
que jalonan la vida individual. Así

®®®(3)@
según las circunstancias o los acontecimientos
e está en función de su proximidad
pues, la elección del pariente al que se recurr
desde hace much o tiempo en grados (de gradíts:
al ego. Esta proximidad se calcula
as (Atinks, 1974; Héretier, 1981).
paso), cuya numeración cambia según lás cultur
bien el sistema canónico, bien el sistema
Nuestras sociedades occidentales utilizan, Fa-miliasftÍucléares o conyugales,
Familias monoparentales · Grupo doméstico
de solteros
(p. 60). ·
romano o civil descritos en la figura 17 {Obsérvense las segundas nupcias en el emparentados
tela es la config uració n de paren tesco que presentan la mayor parte se'gundo caso.)
Lá paren
rnas, en las cuales el parentesco ya no es un
de las llamadas sociedades mode II. Familias ampliadas
sino una agrupación que nos sostiene
grupo que nos constriñe desde el exterior,
cual plena libertad de acción (Zonabend,
cuando lo deseamos, pero dejando a cada
tales parentela·s aparecen también en

~
infra, t. I, y Segalen, t. II). Sin embargo,
la de los iban de Borneo, descrita por
sociedades calificadas de primtivas, como
J. Freeman. mica y religiosa de los iban, la familia
«[ ... ] En la organización social, econó
tancia . No obstante, es un grupo de tamaño Famílía extensa de unid3<1cs Casa de unidades <loméstkas
de tipo bilek revi;Í:e la máxima impor Familia troncal (stem Jamily)
múltiples del tipo «comunidad
que ha alcanzado su pleno desarrollo, domésticas múltiples del tipo
restringido, una familia troncal que, una vez un grupo doméstico o casa «hermandad» (frérecbe) tácita»
aporta , por lo tanto, una base suficiente
rara vez supera los diez miembros: no A las familias, formadas por individuos empar
entadóS
los iban y que exceden del nivel domés- Fm. 18.-Familías y grupos domésticos_ ros no emparentados --criados,
para las diversas actividades que realizan un mismo techo pue<k n 11iiilÁ miemb
irse
letamente cuadriculada por una red de entre sí que residen bajo
o el conjunto un grupo dombtico o una
casa.
tico. La sociedad iban se encuentra comp huéspedes o inquilinos extraños-, constitRyend
las otras y es esta red la que suministra la base
parentelas imbricadas las unas en
63
Una visión etnológica del parentesco y la familia
Historia de la familia

organizativa necesaria para la realización de tareas que, por razones diversas, están gar hasta cincuenta familias, divididas en tantas viviendas como familias habiten
más allá de las posibilidades de la familia bilek. en ellas.
»Una de las particularidades más notables de las s?ciedades bila:erales es la Las sociedades tradicionales de Europa conocieron este tipo de familias tron-
cales. En Francia, por ejemplo, las describió, a mediados del siglo XIX, el sació-
formación de grupos de acción temporales basados en la parentela. Citemos como
. logo F. Le Play. El grupo residencial estaba compuesto, también aquí, por una
ejemplo los bejalaí, o grupos itinerantes, que se forman con frecuencia entre los
í;; sola linea de filación que asociaba tres generaciones; estaba extendido, sobre todo,
iban. Estos grupos se constituyen alrededor de un individuo, que se convierte en
por el sudoeste y se identificaba estrechamente con la «casa», el austral, en occi-
su líder, y se reclutan en la red de par.entelas a las que ~ertenece ?1cho individuo.
tano, cuyo nombre llevaba y que englobaba, además de la vivienda y sus depen-
Una vez constituido, el grupo, que puede contar de cmco o seis a cuarenta o
dencias, tierras y derechos sobre bienes colectivos de la comunidad aldeana (Assier-
cincuenta miembros, emprende una actividad determinada -una expedición comer- Andrieu, 1984 ). Antaño exisderon otros tipos de grandes familias en Europa. Se
cial O de recolección por el bosque- que suele durar como mínimo algunos meses les conoce bajo nombres diverso,s: hermandades [fréreches], que vinculaban a pa-
y a veC:esalgunos años. Cuando se alcanzan los objetivos el grupo se disuehr~, pero rejas casadas de hermanos, comunidades tácitas [ communautés taisibles] o zadruga.
mientras dura la empresa, posee una organización estricta» (Freeman, en Z1mmer- Las comunidades tácitas reunían, en la Francia del siglo XIII al XVIII, a uni-
man, 1972, pp. 36-33). dades conyugales, emparentadas o no, que se asociaban media~te «contratos de
Así pues, se puede ver que existe una diferencia fundamental entre los g_rupos hermanamiento» o sin ningún tipo de acto jurídico (,4e ahí su nombre de comu-
formados por descendientes de un antepasado común y los formados po~ parientes nidades «tácitas») para explotar colectivamente una tierra. Los miembros de la
en grado divetso que un individuo reúne en torno suyo. Pero debemos ev1tar ~ensar comunidad· compartían lá casa, en la que vivían «de la misma olla y· del mismo
que los unos excluyen a los otros: ambos pueden· coexistir en una misma sociedad, fuego», pero cada unidad conyugal disponía de su propia habitación. De este modo,
recurriéndose a unos u otros según las circunstancias. vivían juntas entre treinta y cuarenta personas. Los «parsonniers» -así se deno-
E~ Tory, los clanna son indudablemente más importantes que las parent~las. minaba a los miembros de tales comunidades- elegían entre ellos a un «maltrer,
Sin embargo, es a éstas a las que se recurre cuando se trata de formar las tnpu- (amo), hombre experimentado de cierta edad, que dirigía la casa, la representaba

27 of 36
laciones de los barcos O de realizar determinadas labores en los campos. En nuestras ante el exterior, asignaba a cada uno un trabajo a realizar y, sobre todo, decidía
sociedades acudimos a las. parentelas en caso de necesidad, pero cuando se desea las alianzas de los miembros más jóvenes. Una «maítresse» (ama), igualmente
rastrear una identidad, buscar las raíces, lo que se reconstituye y adopta como electa y que nunca era la esposa del maítre, se encargaba del gobierno de las mu-
propio es el grupo de parientes descendientes de un antepasado común. jeres y los niños, que eran educados por la colectividad. Esta se reunía con motivo
de las comidas en torno a la inmensa mesa dispuesta en el «calefactorio» donde
se encontraba el hogar (Dussourd, 1978), ~
La zadruga, institución familiar tradicional de la sociedad serbia, consistía en
una gran casa bajo la autoridad del padre, cabeza de familia, que. conservaba en
«DE LA MISMA OLLA torno suyo a sus hijos varones casados. Juntos, explotaban en común las tierras,
Y DEL MISMO FUEGO» que no eran objeto de división (Halpern, 1972; Kerblay, infra, t. II).
En todo tiempo y lugar, estas comunidades. familiares ampliadas han coexis-
Estos ejemplos de sociedades basadas en la parentela ilustran la articulación entre tido con hogares basados en familias restringidas. Sería erróneo pensar que una
grupo doméstico y parentesco. En efecto, en el punto central de las parentelas suele forma prect;dió a la otra, dando a entender cori ello que las transformaciones socia-
encontrarse un núcleo familia'r, constituido en la mayor parte de los casos por una les y económicas de nuestra época han entrañado automáticamente un «enco-
y
pareja de córíyuges sus hijos jóvenes, al cual pueden añadirse otros ?~rientes, gimiento familiar». ,
ascendientes O colaterales, o incluso personas nó emparentadas que patt1C1pan en Historiadores y demógrafos han tratado de sopesar la importancia respectiva
la¡¡ actividades de producción y consumo de la familia. El conjur_itode las per_sonas de los diferentes tipos de configuraciones domésticas en las sociedades europeas
que viven bajo un mismo techo constituye un grupo. domestico. Las ~onÍlgura- desde el siglo xvr hasta nuestros días. Con el fin 8e ordenar los materiales acu-
ciones familiares que cabe observar en este contexiO son sumament_e_vanad~s:. de mulados, los investigadores del Cambridge Group for. the History of Population
hecho, se articulan alrededor de la oposición fundamental entre familia restrzngul.a, and Social Structure proponen una tipología (fig. 18, p. 63) que tiene la ventaja
también llamada nuclear, conyugal o elemental, y famil_íaampliada, la cual puede de unificar el vocabulario, pero el inconveniente de no ser universal y, sobre todo,
ser un familia troncal (stem family) o extensa (extended family), de acuerdo con de encerrar la realidad en categorías que no permiten detectar las oposiciones per-
ei número de núcleos ascendentes; descendentes o colaterales articulados a la fami- tinentes, aprehender los principios de organización de la sociedad estudiada y, por
lia conyugal que constituye el centro (fig. 13). .. lo tanto, elaborar modelos de funcionamiento. Por último, esta tipología no tiene
Los iban de Borneo, por ejemplo, viven en fam1has troncales compuestas en cuenta la dinámica del grupo doméstico.
normalmente por tres generaciones: la pareja de abuelos, un hijo o una hija y su En efecto, las configuraciones domésticas están sujetas a un ciclo de amplia-
cónyuge, y los nietos. Las familias_se agrupan en «casas largas•, capaces de alber- ción o de encogimiento. Los matrimonios, nacimienros y muertes de sus miembros

65
64
Una visión etnológica del patentesco y la familia
Historia de la familia

,. Ahora bien, si en todas partes los hombres han respondido a estas necesidades
provocan la apar1c1on, por división o reagrupamento, de formas familiares suce- .mediante la creación de una familia, no es menos cierto que ésta ofrece notables
sivas en el seno del grupo. El etnólogo Meyer Fortes ( 1958) distingue tres fases variaciones según las culturas.
en el ciclo que denomina doméstico:
- Una fase de expansión que comienza con el matrimonio de la pareja fun-
dadora y que se extiende a lo largo de todo el período de fecundidad de la esposa unión conyugal
en que los hijos se encuentran a cargo de los padres. En un régimen de familia
Se piensa espontáneamente que la familia está siempre constituida por la unión
nuclear, la dimensión del grupo depende estrechamente de la edad de la pareja ..
legal de un, hombre Y una mujer. Pero la realidad está lejos de ajustarse siempre
Cuando la familia es de tipo amplio, esta fase no va ligada a la edad de los
a este pat_ron. Todo el mundo sabe que existen sociedades en las que los hombres
padres. o las mu¡e~es tiene:1 la posibilid~.d de celebrar uniones con más de un consorte
-, Un fase de disp~rsión que comienza ,con el primer matrimonio en el seno
a la ve,z. Dichas soc1eda.des s; denominan polígamas. Se habla de poliginia; cuando
de la familia y que difiere, asimismo, según el tipo de organización familiar.
el varon ruede tener. s1multaneamente más de una esposa, y de poliandria, cuan-
- Una fase de sustitución que sigue a la muerte de los padres y corresponde
do }ª mu¡er ~u,ed~ disponer de más de un marido. Si nuestra sociedad occidental
a la fase de instalación de los nuevos padres, es decir, de los hijos.
esta :11uy_fa:11ihar1zadacon, la poliginia, aunque no la aJ+i:uebe(recordemos que la
Ahora bien, si el ciclo varía dependiendo de la configuración del grupo, tam- !ª.
Iglesia cr1st1ana ~0111eno muy pronto··<:omo signo de paganismo), ello se debe
bién está sometido a condicionamientos de índole demográfica, económica y social. a que grandes e1v1hzac1onesvecinas de la nuestra la han practicado siempre: es.
La elevada mortalidad de las sociedades tradicionales podía comprometer la super- el caso de los musulmanes, a quienes el islam permite tener un máximo de cuatro
vivencia de los grupos familiares complejos. Análogamente, la organización de la e~p?sas. Muchas otras sociedades no islámicas son políginas. Por lo demás, la poli-
producción y las costumbres en matería de sucesión influían de forma determinante g1~1aes a menudo fuente de prestigio y de beneficios, aunque sólo los hombres
sobre su tamaño (Berner, 1972). Por ende, aplicar este esquema clasificatorio de ad1nera?os pueden con~raer matrimonios múltiples, ya que, en •cada ocasión, es
28 of 36

forma demasiado rígida puede dar lugar a errores de interpretación. De hecho, necesario pagar el precio de la novia, de manera que en el interior de las socie-
en tanto formas sociales de organización, las configuraciones familiares son a la dades políginas muchísimos matrimonios son monógamos.
vez producto del sistema de parentesco y de un conjunto de condicionamientos La, poliandria nos resulta menos familiar y, sin duda, la toleramos menos.
l¡ que remiten al sistema social en que se inscriben. El grupo doméstico es, en cierto Adema~, se ~cuentra menos extendida. Entre las sociedades poliándricas, los etnó-
'1
sentido, la realización concreta de la familia tal como la modelan los factores siempre dos, que se han convertido, en cierto modo, en arquetipos de
log_os~1ta1_1,
exteriores: ~<Elámbito doméstico es el sistema de relaciones sociales por me,dio la m~:ltuc:011. Se trata ~e los nayar, pueblo al que ya s,.,ealudió, y los toda, que
del cual el núcleo reproductivo se integra en el medio ambiente y en la estructura tam~1en viven en_la India y que fueron visitados por W. H. R. Rivers a principios
social total» (Fortes, 1971, p. 92, traducción francesa). de s1gl~. Los primeros son matrilineales y los segundos patrilíneales; dos socie-
dad~. s1:~adas, pues, en la misma zona geográfica, pero que disponen de formas
de flhac1?n opuestas y que viven en contextos económicos sumamente distintos,
ra~gos divergentes que descartan una explic:i.ción común de su recurso a una
misma forma 'de matrimonio
VUELTA ~xiste tgdavía ~tro tipo · de poliandria. Los pahari, pueblo que habita en los
A LOS ORIGENES confmes de Cachemira y del Nepal, practican una poliru:idtia fraternal: al casarse
una mujer desposa al mayor de, un grupo de hermanos. Este representa a su~
Podría pensarse que nos habíamos alejado de nuestro tema principal, a saber, hermanos de sang1:e, pero todos tienen acceso sexual 1a la esposa. Además, pueden
«la familia»; de hecho, hemos vuelto a eUa tras un rodeo que nos ha permitido tomarse otras muieres corno esposas si la primera resulta ser estéril o si existe
describir los procesos que los hombres se ven obligados 11desarrollar a partir de una .gran. diferencia de edad ent~e ésta y el menor· delos hermanos. La mujer
los hechos biológicos pásicos en aras de ese imperatívo propio de todos los grupos considera ª. todos los hermanos como maridos y ninguno puede reivindicar dere-
humanos -la prohibición del incesto-, dando así nacimiento a los sistemas de chos exclusivos sobre ella. Los niños reconocen a todos los hermanos como padres
consanguinidad y de ali;nzá que se conocen en el mundo. En· el núcleo de estos Y llaman a, todos «pad~es». Los hijos heredan en común la propiedad que sus
grupos domésticos, en el seno de estas líneas de filiación y linajes, se inserta padr~s poseian ya colectivamente. En el caso de que la familia se divida, los hijos
siempre una famílía, entendida .como «la unión más o menos duradera y social- se ~signan a cada «hermano-padre» por sorteo, decisión de la madre u orden de
mente aprobada de un hombre, una mujer y sus hijos ... » (Lévi-Strauss, 1971, p. 6), nacimiento (Berreman, 1962, p. 62). -
institución que responde «a las necesidades y a los deseos fundamentales del indi- Los _etnó~ogos han discutid? mucho sobre los factores que podrían explicar
viduo y de la especie: el deseo sexual, el deseo de reproducción, la necesidad de esta _POhandría. Algunos han visto en eUa una forma de evitar la división de la
criar~ de proteger a los niños, y de conducirlos hasta la autonomía r ...]» (Héri- propiedad entre los hermanos, de limitar el número de herederos y de eliminar
tier, 1984, p. 747}.

67
Historia de la familia Una visión etnológica del parentesco y la familia
/
\

las querellas en torno a la herencia, ya que todos los hermanos viven juntos con
una mujer que poseen en común. Sin embargo, otras poblaciones, vecinas o no,
que conocen el mismo modo de herencia colectiva no han adoptado ll! poliandria.
Por lo demás, no es frecuente que una sociedad sea estrictamente poliánddca;
suele ser al mismo tiempo polígina. Entre los pahari, únicamente el 49 por 100
de las familias practican la poliandria, en tanto que el 61 por 100 son políginas,
sistema que no permite, como se postula, reducir el número de herederos.
Otros han propuesto que la poliandria reporta ventajas a .las sociedades en que
el comercio a largas distancias, la ganadería trashumante o incluso los servicios
bélicos obligan a los varones a ausentarse durante largos períodos de tiempo. Re-
corde,mos, por ejemplo,. que los nayar constituían una casta militar y que todos los
varon'.es, en cuanto alcanzaban la madurez, se alistaban en el ejército, en el cual
pasaban la principal parte de sus vidas. La poliandria vendría así a suplir la ausen-
cia de los hombres que prestaban servicios militares.
También se ha sostenido que la poliandria, fraterna o de otro tipo, encuentra
su razón de ser en factores demográficos. Asi, Rívers la explica entre los toda
por la práctica del infanticidio de las niñas: la institución permitiría, pues, res-
tablecer el equilibrio entre los sexos (Rivers, 1907, 1914 ). En otros casos, la
adopción de la institución vendría impuesta por la avanzada edad a la que con-
traían matrimonio los varones. Entre los lele del Kasaí (Africa central) se pro-
metía a las niñas durante la infancia con hombres ya maduros, los cuales tenían

29 of 36
que esperar a que éstas crecieran para poder desposarlas. La costumbre de la
poliandria otorgaba a los varones que toleraban mal esta larga espera, el derecho Escena de despiojamiento familiar entre los M'kaka del Camerún.
de «tomar una mujer de la aldea». A los muchachos, agrupados en clases de edad,
se les asignaba una mujer en común; todos contribuían a pagar el precio de la
n:&via.Los niños nacidos de una <iespósa de aldea» eran hijos de toda la aldea, ,pero pues, de las sociedades que unen a cónyuges del mismo ,.,sexo o a individuos vivos
los hombres que vivían con las madres de dichos niños tenían respon,sabílidades y muertos?
concretas respecto a ellos (Douglas, 1963 ). Los nuer del Sudán, pueblo que contaba con unas 200.000 almas en 1935,
La diversidad de situaciones en que aparece la poliandria demuestra la inuti- época en que Evans-Pritchard los describió, conocen tres formas de unióp.. conyu-
lidad de buscar una causa única y exhaustiva de su presencia. Por lo demás, .como gal. La primera, polígama, es idéntica a la que acabamos de tratar. La segunda
se ha señalado, la mayor parte de las sociedades no son ni totalmente poliándricas se denomina matrimonio entre muieres, institución gracias a la cual una mujer tiene
ní exclusivamente políginas, sino· las dos cosas a la vez. A veces la cosa se com- la posibilidad de ofrecer una compensación matrimonial a los parientes de otra
plica todavía más cuando é!l grupo admite el divorcio y hombres y mújeres se mujer y \:le esposarla: con ello, adquiere sobre ~sta mujer y sobre sus hijos un
casan de nuevo, cada uno por su parte, o cuando las sociedades que practican los control 'absoluto, delegando en un genitor varón los deberes de la procreación.
matrimonios secundarios, uniones que una mujer celebra con postetíorídad a su Entre los nuer esta situación sólo se produce en el caso de que una mujer sea
primer matrimonio, llamado primario, y sin que éste se rompa. En este último estéril. Esta adquiere entonces d~rechos especiales dentro de su linaje, eµ el cual
caso, no hay reembolso del precio de la novia, como sucede en los divorcios, y pasa a considerársela como un hombre, de forma tal que puede heredar ganado,
la mujer sigue casada con su o sus maridos a los que, _sin embargo, ha abandonado principal riqueza del grupo, y n;cibir una parte,de las compensaciones matrimo-
oficialmente. Estas uniones múltiples se han observado en diversas sociedades del niales .abonadas al linaje con mótivo de los matrimonios de las hijas del mismo.
Afríca central. Entre los rukuba de Nigeria, «un hombre puede tomar tantas Gracias a estas riquezas, puede esposar a una o varias mujeres en nombre propio.
esposas secundarias como desee [ ... ] , una mujer puede contraer sucesivamente Esta mujer-hombre administra su propia casa, en la que viven sus propias esposas,
tantos matrimonios secundarios como desee, con la condición de que tengan como cuyos amantes vienen a visitarlas por la noche, posee su propio rebaño; recibe
mínimo una duración de un añó» (Muller, 1976, p. 123). Por añadidura, en ese de sus esposas el tratamiento de marido y los hijos de éstas se dirigen a ella lla-
mismo grupo, la. mujer disfruta oficialmente del derecho a tener un amante du- mándola «padre» y se comportan con ella como si se tratara de un padre-varón.
rante su primer matrimonio y dicho amante podrá más tarde reclamar a su ex Por último, los nuer practican el matrimonio fantasma, contraído por una viuda
amada una hija para su hijo. Sería difícil complicar aún más la situación, aunque en nombre de su marido muerto sin heredero, o también por una hermana en
en este caso las uniones se efectúan entre personas de distinto sexo. ¿Qué pensar, nombre de su hermano fallecido sin progenitura que asegure la continuidad de

68 69
Una visión etnológica del parentesco y la familia

Historia de la familia
os? Esta inestabilidad la atestiguan
neamente, realizada entre estos pueblos remot
sociedad africana, lleván las manipula- entre los mossi (Alto Volta) tras una
su nombre. Por lo demás, los kíkuyu, otra los comentarios de un etnólogo de vuelta
que admiten que una viuda demasiado ábamos a la familia del jefe Batenga
ciones conyugales todavía más lejos, puesto ausencia de unos meses: «Cada vez que regres
_here dase los ~ienes de s~ difunto r_na- que allí habíamos dejado [. .. ]. Pero es
vieja para tener de un amante un hijo que no encontráhamos nunca a las personas
b1ene de su difunto mando y pedirle
s zaka (recinto) donde esta movilidad nos
rido, puede comprar una mujer con los entre las esposas de los hombres de la
es consi derada como la esposa _del muerto y año, el. bígamo Ali pasó a ser soltero; Karim,
qÚe procree en su lugar. Esta mujer parecía más espectacular: en un
y,a que su madre ·ha sido comprada mujeres durante nuestra primera visita,
los hijos son los herederos directos de éste a quien habíamos conocido rodeado de t'res
estanc ia; en cambio, Umaru logró añadir
con sus bienes. era monógamo dt1rante nuestra última
actuar como un hombre y adqui- recuerdo amargo de Sarata por la pre-
Entre los nuer, sólo una mujer estéril puede una coesposa a Hado, Sibri sustituyó el
Afric a occid ental, que conocen un gran o Rapuyimdu, el soltero con un hijo,
• rir riquezas, pero en otros grupos del ntil se encuentra a me- sencia tranquilizadora de· Ninkindse, e inclus
en los que la econo mía merca de sus cuñad as, había conseguido casarse unos
desarrollo del comercio y endencia. Con el fin objeto de tantas burlas por parte
de una gran indep mand, 1977, p. 155).
nudo en manos de mujeres, éstas disfrutan es pueden adquirir meses antes de nuestro viaje de 197h (Lalle
hacer las fructi ficar, dicha s mujer a la unión conyugal demuestra que ésta
de co~ervar sus riquezas y de y, de esta forma, La diversidad de formas que adopt
por matrimonio mujeres que darán a luz
hijos en su nomb re instintos sexuales, ni tampoco la socia-
no tiene por objetivo la satisfacción de los
, , de que pu<;:dainstaurarse una unión
trabajarán para ellas. m1a apenas esta desa- lización de los niños. Se trata, ante todo,
los loved u del Trans vaal, cuya econo en lo suces ivó··1 es vincu le un' contrato de alianza: poco
Sin embargo, entre entre individuos, de que
y controla~. propiedades y of,recer . ~na contrato; lo que cuenta es la existencia
rrollada, cualquier mujer puede adquirir importan1 en el fondo, los términos del
con un hi¡o suyo, le prestara serv1c1os sobre ello.
compensación por una joven que, al casars
de nuera; pero si carece de hijo varón o este
e
último se ~iega a aceptar :1 arreglo, misma de éste. Más adelante volveremo s

a la joven . A~em as, lo;, l?ved u tten~~ por


la mujer puede desposar ella misma con el fm de prop1 c1ar la
a su rema
costumbre ofrecer a sus hijas en matrimonio aternidady paternidad
30 of 36

jas políti cas. La reina. distrib uye_ sus·


lluvia y obtener favores personales o venta
nte en este caso que dichos ma:nmo- los sexos no se encuentra en el origen
esposas entre parientes o clientes. Es evide Si la organización de las relaciones entre
sistema político en el cual constituyen relación de procreación? ¿Acaso no se
nios entre mujeres forman parte de un de la familia, ¿es posible que sí lo esté la
nte asimi smo que estas sociedades muestran una padre s/hijos constituye el núcleo mismo
un factor fundamental. Es evide ha propuesto a menudo que la relación
s vinculada a las necesidades sexu_ales relación biológica de fecundación y en-
concepción amplia del matrimonio, meno de la fa'.11iliay que ésta se deriva de la
orient ada hacia el funcionamiento armom?so que esta relación biológica no es en
de' los consortes individuales y más gendramiento? De hecho, cabe observar
. víncu lo de pa;entesco y de afecto entre
de la sociedad en su totalidad (Krige, 1974) absoluto necesaria para la creac ión de un
conyu gal que acabamos de enumerar invitan la creación de una familia,
Las diversas forma s de unión padre/madre/hijos y, por lo tanto, para
formas de alianza que nos parecen abe- sociedad ad:mite perfectam¡;nte, 110
a hacer una serie de observaciones. Estas As~, la adopción, que hoy en día nuestra
sin embargo, atribuirse ~in más al_~.r~- de que es objeto el ·engendramiento
rrantes, por no decir absurdas, no pueden, h~ce, ~mo mostr~r «la manipulación social
ades que apenas alcanzan el mvel de la c1v1- crea ent,:e padres e fojos adoptiv93-lazos
mitivismo o arcaísmo de unas socied ?1~lo?1cm, (Iv;ath1eu, 1977, p. 44), pues
mayor parte en el seno de p~blaciones el có,?igo civil francés impone la pro-
lización. Todo lo contrario, aparecen en su l~e?t!:ºs a 1~,~ de la consaguínidad. Es ~ás,
n culturas sumam 7nte. compleyas Y no adoptivos, que bajo ningún pretexto
demográfícamente importantes que posee h1b1c1on· del, mcesto entre padres e h1Jos
rse a los albore s -~e la humanidad._ Ademas, ¿acaso relación entre un hijo natural y su padre carece
pueden en ningún caso relega pueden casarse. A la inversa, la
perm1t1mos que una muJer sea fecur1dada s distingue entre pater y genitor. Los
no las estamos descubriendo nosotros, que de efecto social porque el dere1;ho francé
otras «alqu ilem> su vientre para engendrar los hijos un niñd puede tener a un individuo
por su marido muerto o que nuer _proceden de manera idénttca ya que
ellos, en cambio, el genitor es reco-
de otra madre? encontrar qusas racionales pata ex- fa117c1do o una mujer por padre social. Entre
nte miembro de una etnia considerada
Es evidente, asimismo, que es imposible nocido, pues a menudo se trata qe un sirvie
los casos, dichas instituciones c<:11s- n por sus servicios --«predo de la
pli~ar estas instituciones maritales. En todos inferior, que recibe una vaca como gratif icació
del cual forman parte. Y cons1de- por él engendradas. Por
ti tuyen un elemento esencial del sistema social P:ºc:eación»- cada vez que se casa una de las hijas
ilustra ción de una serie de posibilidades lógicas deri• ner víncu los afecti vos con los niños que ha
radas globalmente, son da sencillos que nos parecen anad1dura, este hombre puede mante
vadas de la aplicación de principios conce
ptuales muy y la consideración de sirviente que
narlos» (Muller, 1976, en~endrado; pero ello no disminuye el trato
extraños porque nosotros mismos no hemó s sabid o imagi ellos como lo haría un «padre» en dicha
recibe de ellos y nunca se comportará con
p. 14). sociedad.
secundarios, o primarios, entre mu- «padre» es, bien el mayor del grupo
Por último, estos matrimonios múltiples, En cuanto a las sociedades poliándricas, el
ilustran 1~práctica ausen:ia de esa. es~a- la madre, bien el hermano de la
jeres o entre vivos y muertos, ¿acaso n~ de hermanos, bien el conjunto de marid os de
ental defiende (o defend1a) como mdis- este último grupo, un hombre puede
bilidad familiar que nuestro mundo occid madre, como sucede entre los nayar. En
armon ióso de los niños y que se consideraba, erró-
pensable para el desarrollo

71
"1"""'~....,,,"':7'·-•··
~' .·'

Una visión etnológica del parentesco y la familia


Historia de la familia

31 of 36
Maternidad jali (Camerún septentrional). Padre e hi¡o (Baurkina-Fasso).

mantener relaciones afectuosas con un mno, si tiene buenas razones para pensar la m ma wubuduga, 'la madre que me hace (hizo) engordar', 'la madre que me
que es suyo: «Puede hacerle pequeños regalos, jugar con é_ldura?te, las visitas e educa (educó)'» (Lallemand, 1976, p. 106). Las madres µo pueden retener consigo
incluso ofrecerle consejo cuando crezca. Sin embargo, no tiene nmgun derecho a a sus prim9génitos; éstos se distribuyen entre las coesposas de la genitrix, bien
intervenir en la educación del niño y éste no tiene ninguna obligación consuetu-' una mujer deJ hermano del padre, bien una mujer del abuelo . .No todas las mu-
<linaria con respecto a ese padre. Sí dicho hombre deja de m:mtener telaciones con jeres pueden reclamar un niño: cualquier madre adoptiva debe haber superado la
la madre, también deja de mantenerlas con el niño» (Gough, 196~, p. 364,_trad1;1c- edad de la menopausia ... «De jóvenes, las mujeres ceden o se ven despojadas de
ción francesa). Entre los rukuba, que, como. hemos visto, practican matrimomos los hijos que han concebido; de viejas, se apropian, por su parte, de los primo-
primarios y secundarios escalonados en el tiempo, el p~i_mermarido conserva. de- génitos ajenos» (id., p. 110). ,
rechos temporales y, a veces, permanentes sobre los h1¡0s de_ su esposa nac1~?s Así pues, «la maternidad se basa no tanto en la función genitora como en el
'de otro marido. En realidad, lo que se niega en todas estas sociedades es la noc10n papel s~cial que se atribuye a la madre» {Mathieu, 1977, p. 43 ). Por lo demás,
de paternidad· exclusiva puesto qúe ésta pu~de ser con:partíd~ ':1:tre varios hom~res. algunas sociedades van todavía rµás lejos, ignorandc¡i o fingiendo ignorar el. papel
Lo que se acaba de afirmar a propósito de la ~1ferenciac10n entr_e patermdad del hombre o de la mujer, o de ambos a la vez, en 'el proceso de procreación.
biológica y paternidad social también podría amphars~ a la matermdad, pues. a Los bellonais, que viven en una isla del archipiélago de las Salomón y son
menudo se separan los papeles de mater y Ciertamente, todas las soc;e- patrilineales, .ignoraban, hasta la, llegada de los misioneros en 1938, la relación
dades tienen en cuenta los condicionamientos biológicos de la reproduédón, pero entre copulación y procreación. Si una mujer casada quedaba embarazada, ello
la genitrix no es forzosamente la madre social. Sigamos d~ nuevo la descrípció~ no se debía a que hubiera mantenido relaciones sexuales con su marido, sino a
de la sociedad mossi de S. Lallemand: esta autora observo que entre los moss1 que los dioses y los antepasados del patrilinaje de su esposo estaban satisfechos
muchos niños del poblado «son recogidos por la noche -y cuidados y educados con dicha alianza y le daban descendencia. Si una mujer no casada tenía un hijo,
durante el día- por una mujer distinta de la genitrix. Asimismo, los mossi dis- se pensaba que era un signo de gratitud de los antepasados hacia sus parientes,
entre la madre que los amamanta {denominada ya, término pueril y ~ierno) pero como dicho niño no pertenecía a ningún patrilinaje, se le adoptaba (Mon-
persona en cuya vivienda se alojan una vez de:sü:tados, !ª roogo-m~, madre herg, 1975).
de choza'. Análogamente, diferencian entre las nu;11erosas mu¡eres qu~ tienen, de- Los ttobriandeses, matrilineales, denegaban al marido de la madre cualquier
recho al título de ma, 'madre', a la m ma roaka, la madre que me dw a luz, de papel en la proc1:eac10n. Se suponía que lá madre por sí sola creaba al niño, limí-

73
72
Una visión etnológica del parentesco y la famiÍia
Historia de la familia (

tándose el hombre a «abrir el paso». Sin embargo, esto no significaba que los
hijos no estuvieran vinculados a su padre real; como hemos visto, les unían lazos
de afecto y protección. Pero los hijos pertenecían enteramente al linaje de su
madre y su padre legal era el hermano de ésta, que ostentaba la autoridad sobre
ellos. El verdadero padre era para su hijo un «aliado», no era más que el marido
de su madre (Malinówski, 1929).
Los antiguos griegos, en cambio, pensaban que la mujer no era más que el
receptáculo del semen depositado por el varón. Afirmaban que los niños se desa-
rrollaban en la matriz de la madre de la misma forma que las plantas crecen en
la tierra a partir ·de la semilla que en ella se planta. Por lo demás, esta ideade
la muje;r incubadora y del hombre como único procreador se tran~mitió al Occi-
dente cristiano, donde perduró mucho tiempo, por medio de un con¡unto de creen-
cias mfticas (Klapisch-Zuber, 1983; Belmont, 1982).
No entraremos en la polémica suscitada entre los etnólogos en torno al hecho
de si la ignorancia del papel del padre o de la madre en el proceso de la procrea-
ción es real o fingida entre estos pueblos (Leach, 1980). Sólo queremos insistir
de nuevo, por medio de estas consideraciones, en el lugar de lo biológico en la
función parental y en el carácter fundamentalmente social del parentesco y de la
familia. Ningún sistema de parentesco es pura y simplemente resultado de la repro- .Famii~a esquimdl.
ducción biológica y la familia que se deriva de éste escapa igualmente a este con-
32 of 36

dicionamiento.

ancianos padres se prefiere renunciar a la vida conyugal común. En el Japón an-


La vida conyugal tiguo (infra, t. I) esta solución estaba admitida, al menos para los hermanos peque-
ños de una hermandad de sangre, los cuales permanecían, tras el matrimonio, en
Hab:1tualmente, suele concebirse a la pareja matrimonial ocupando un espacio, un la casa nataL Para tener existencia real y jurídica, la Í!imilia no necesita ponerse
lugar en el cual se desarrolla su vida íntima y en el que reside con sus hijos. al amparo de un mismo techo.
Ahora bien, hemos visto que las sociedades han resuelto de maneras sumamente En cuanto a las familias matricéntrkas, ¿acaso no estáµ sustituyendo a las
diversas esta cohabitación, llegando incluso a excluirla. familias monógamas tal como las conocemos en las sociedades moderrias, en las
Recordemos a los «maridos furtivos» de los menangkabau, a los «esposos visi- que se multiplican los divorcios sucesivos? El problema 9ebe examinarse en la
tadores» de los ashanti o a los «cónyuges ausentes» de los nayar,. otros tantos perspectiva m,ás general de la crisis que la institución del matrimonio parece sufrir:
ejemplos que ilustran que la familia puede existir sin que haya vida en común actualmente en Occidente.
de los padres. Cuando el marido reside fuera, las casas se componen de madres, Lq_que H~séamos destacar en este punto es la diversidad de disposiciones espa-
hermanos, hermanas e hijos de dichas hermanas y jóvenes. Estas familias, deno- ciales en que puede inscribirse la familía. En las sociedades polígamas, cada esposa
minadas consanguíneas, suelen asimilarse, a nuestro entender erróneamente, a las posee su propia vivienda y el marido va a visitarl?s de forma sucesiva, pero no
familas llamadas matricéntricas observadas entre las clases menos favorecidas de reside de forma permánente con ninguna de ellas ni cori los hijos habidos entre
las antiguas sociedades coloniales (en el área del Caribe) o de las sociedades de ambos. Puede ocurrir, como es el caso entre los mossi, que el esposo posea su
industrialización reciente. Este último tipo de familia está' constituido por una propia choza, pero también cabe la posibilidad de qué no disponga · de ningún
madre y sus hijos, sin que se vincule al mismo nunca un elemento masculino lugar de vida personal. Entre los m'kako (Camerún) es probable que, en otro
(Blumberg y García, 1977; Fonseca, 1984). La diferencia entre ambos es fácil tiempo, los hombres polígamos no dispusieran de ninguna casa personal. Dormían
de apreciar: de lo que se trata es de la forma del control masculino. en la choza de alguna de sus esposas. y durante el día se reunían con otros hombres
Durante mucho tiempo se ha considerado que las familias consanguíneas cons- alrededor del hogar común del linaje (Copet-Rougíer, 1985).
tituían una forma arcaica. Sin embargo, en Europa se conocen sociedades que, aun- Sin embargo, por variables que sean las formas que adopta la unión matri-
que de tamaño reducido, encajan muy bien con este modelo. Los habitantes de monial, por diversas que sean las fórmulas de imbricación entre paternidad/ma-
la isla de Tory (Fox, 1978) se casan por la Iglesia, pero después cada esposo ternidad biológica y social, por diferentes que sean los modos de cohabitación ...
regresa a vivir a su casa natal, junto a sus parientes. En_ este caso, el vínculo
la familia, en el sentido en que se ha definido anteriormente, sigue existiendo.
fraterno o filial pesa más que el vínculo de alianza: antes que ahandonar a los

75
74
Historia de la familia Una visión emológica del parentesco y la familia

¿PORQUE
LA FAMILIA?

La respuesta se encuentra a lo largo de todas estas páginas en que hemos


resumido los logros del conocimiento etnológico y la reflexión teórica que la han
hecho posible. Asimismo, C Lévi-Strauss la expresa con claridad meridiana en la
introducción que ha escrito para la presente obra: «Sin familias no habría sociedad,
pero tampoco habría familias si no existiera ya una sociedad.» En otras palabras,
la familia existe para que la sociedad exista, para que se reproduzca id~ntica a
sí misma de generación en generación; pero, al mismo tiempo, si la sociedad
existe, es porque la familia apareció en algún momento sobre el cual nunca sabre-
mos nada (Masset, infra, t. I).
Estas propuestas circulares erigen sin duda ciertas _!!xplicadories, que tomamos
de los análisis presentados por C, Lévi-Strauss en su artículo titulado «La familia»
(1983} y de los análisis complementarios de F. Héritier (1984).
Hemos visto que las razones biológicas no pueden, por sí solas, explicar la
existencia de la institución: ni la paternidad ni la maternidad se reducen a pape-
les biológicos; se encuentran socialmente determinadas, lo mismo que el amor pa-
terno o materno. Análogamente, ninguna razón natural permite comprender la 1
obligación dé proseguí~ las relaciones sexuales entre una pareja de· individuos a

33 of 36
lo largo de toda una vida. Sin embargo, se observa que cualquier sociedad esta- Comida en fa,;¡t1iaentre los M'kako del Camerún. Las mujeres y los niños comen juntos, en tanto
blece una diferencia entre unión legal, sancionada jurídicamente, y unión libre que el primogénito del clan toma su comida aparte.
(concubinato) o relaciones sexuales esporádicas, aunque éstas sean toleradas o in-
cluso prescritas por el grupo. En todas las sociedades tradicionales organizadas en
gru,P.9sde edad, se separa claramente a los casados de los solteros y, en mucha,s tamente, a las mujeres, que traen al mundo a los nmos, se las confina de forma
culturas, cuando estos últimos han superado una determinada edad, son objeto de más concreta a las labores domésticas, en tanto qúe los,,.hombres monopolizan la
conmiseración: carecen de un papel preciso que desempeñar y de estatus social caza y la guerra en la mayor parte de los grupos (Gough, 1975). Pero si las mo-
reconocido. Ello obedece a que su posición no es nada envidiable porque única- dalidades de reparto d~ las tareas difieren según las sociedades, partee que en todas
mente el estado de matrimonio es normal. partes se asigna a los hombres las tareas prestigiosas y a las mujeres las faenas
Por lo demás, el paso de un estado a otto va acompañado de ceremoniás, subalternas: esta división se orienta siempre de manera tal que la supremacía del
rodeado de ritos civiles o religiosos que anuncian al conjunto de la comunidad la varón sobre la mujer no pueda nunca ponerse en entredicho (Tabet, 1979).
transformación que ha tenido lugar. Incluso en las sociedades matrilineales, en las Peró sean cuales sean las formas que adopta, la división sexual del trabajo se
que el papel del marido no es muy sobresaliente, auri en aquellas que niegan al observa ep todas partes, de forma· tal que cualquier matrimonio se acompaña de
varón cualquier. intervención en la procreación, o en las que pJ:'.actican los matri- un contrato de mutuo mantenimiento, al cual viene a añadirse la regulación de
monios entte «·mujeres», un acto jurídico y manife~taciones rituales sandomm la las prestaciones sexuales, ya que· la unión matrimonia) es, asimismo, el lugar apro-
unión. piado para la procreación y la dianza de los. niños. Es más, muchas sociédades
Ahora hien, este acto oficial de matrimonio no se produce por razones de moral consideran que un matrimonio no se consuma verdaderamente hasta el nacimiento
sexual o por cualquier otro tipo de preocupaciones relativas a los placeres sensuales; del primer hijo. En China o Japón• (véase t. I), una unión no se veía avalada hasta
responde, sobre todo, a· consideraciones de índole económica. En efecto, el ele- que la pareja tuviera hijos capace; de asegurar la c:ontínuidad del culto rendido
mento común a todos los tipos de unión es la instauración de prestaciones mutuas · a los antepasados de la línea de filiación y, por lo tanto, a la unión misma. En las
entre hombres y mujeres. El matrimonio establece una división sexual de las tareas comunidades campesinas de la Europa tradicional no se accedía verdaderamente a
cuyo efecto es la interdependencia de los sexos: para sobrevivir hay que asociarse. la condición de adulto hasta el nacimiento de uno o varios hijos y después de un
Debemos destacar que este reparto sexual de las tareas no tiene ningún carácter período de espera en el seno de una clase de edad un tanto híbrida que corres-
fisiológico, no está en modo alguno inscrito en la naturaleza de los hombres o de pondía a la de los .:jóvenes casados» (Van Gennep, 1909)_
las mujeres, ya que varía de unas culturas a otras, incluso de unos grupos a otros. Sin embargo, índependientemente de cómo decida una sociedad señalar la cons-
Según la sociedad de que se trate, la agricultura, la pesca o la recolección de titución de una familia -solemnidad del matrimonio, reparto de tareas, regulación
plantas, el tejido, la cestería o la alfarería ... incumben a uno u otro sexo. Cier- de las relaciones sexuales, procreación de hijos-, ninguna de estas modalidades

76 77
Una visión etnológica del parentesco y la.familia 1
1
r,
Historill de la familia
crear
surge de un condicionamiento natural. Hubiera sido perfectamente posible
matrimon iales que desempeñ asen papeles semejante s entre parientes
asoc1ac1ones
tal caso,
próximos, entre padre e hijos, madre e hijos, hermanos y hermanas. En
a por una sucesión de grupos consangu íneos, ence•
la humanidad estaría constituid
ya que
rrados en sí mismos, hostiles por esencia a los grupos vecinos y análogos,
las. mu-
sólo mantendrían entre sí relaciones viofontas centtadas ell¡ la disputa por

¡¡!
efecto, cada ve:z que se produjera un desequilib rio demográf ico en un
jeres. En
e consortes por la fuerza, es decir,
grupo, éste no tendría más remedio que procurars
para suplir su falta en el mismo. De aquí se deduce que la
mediante la guerra, ,l
instituir (.l

instauración de formas estables de sociedad hubiera sido imposible. Al


la prohibición universal del inces~o, que implica el intercambio (ciertamente bajo
relaciones ,
las modalidades más diversas) de consortes y la reglamentación de las
se: en efecto, ésta no podría existir
sexuales, la sociedad pudo nacer y perpetuar
en alguna parte, dos familias dispuesta s a ceder un hombre y una
de no haber,
mufer,-de cuyo matrimonio nazca una tercera familia,
ión
Por tanto, el matrimonio que funda toda familia •~ncuentra su legitimac
en el hecho de que pone en relación a dosgrupos de intercambio; es
un factor
de forma
de apertuta hacia otros grupos, pero no de forma indiscriminada. Aunque
te \7ariable, hemos visto que todas las sociedade s dividen a los parientes
sumamen
n· todo tipo de normas referentes a
en esposables y no esposables y que establece
s, de población sumamen te
34 of 36

la elección del cónyuge. En nuestras populosas sociedade


prohi-
mezclada, se puede dejar esta elección a la libertad del individuo e imponer
íneos próximos . Pero en otras partes, en los
biciones sólo respecto a los consangu
reducidos con débil densidad demográf ica en los que las poblacion es son
grupos
social
estables, fue necesario instaurar, con el fin de asegurar la interdependencia
reglas estrictas relativas al intercamb io de consortes y procurar que
de las familias,
de las
tales intercambios se perpetuaran en el tiempo con objeto de que al cabo
de ínter•
generaciones el grupo siguiera siendo idéntico a sí mísriío. Estos juegos
restringid os o generaliz ados, van siempre acompaña dos, como hemos mos•
cambio,
posición
trado a lo largo de las páginas de esta presentación, de una regla que fija la
en función de la de sus padres: reglas de descende ncia o de ~tiliación
de los hijos
unilineal, bilineal o indiferenciada.
orden
«Cómo llegaron los hombres a reconocer esta dependencia social del
son
natural es algo que probablemente ignoraremos siempre [ ... ]. Pero las órdenes
decirse que la sociedad esté compuest á de fami-
de continuar la marcha y .no puede
albergu1:s
lias de la misma forma que no puede decirse que un viaje se reduce a los
el '-recorrid o. De las familias en
de las etapas que suspenden momentáneamente
afirmar lo mismo que de las paradas en un viaje: que· son a la
la sociedad cabe
vez su condición y su negación» (Lévi-Strauss, 1983, pp. 83-93).
0

FRAN<;'.OISE ZONABEND

humorística
División sexual del trabaio: «Día de colada de la mujer del siglo XX». Fotografía
publicada en 1901,

79
Indice
Historia de la familia

Desceodencia, 11, 73, 132, 189, 194, 203, 208, Gregorío VII, 382
kariera, 39
Burgundíos, 288, 293, 313 kasitas, 104
Bosquimanos, 86, 90 213, 307 Gregorío de Tours, 288, 295, 306, 345
desheredación, 201, 274, 514 Kerala, 561
Butchard de Worms, 367,375,382 Gudea, 134
ki!ruyu, 70
Bávaro, 304, 311 destete, 249, 353, 429 • Guidar, 58, 114
Dhuoda, 365 kongo, 54
Gujerat, 560
Diodoro, 147, 163 kutubu, 33
Dioscorides, 398
Caldeos, 104 divorcio,, 128, 156, 264, 279, 423, 481, 510,
Can)acucenos, 440 Hama, 620
530, 551, '573, 585 Hammurabi, 92 La Meca,594
Carlomagno, 363 dote, 41, 125, 128, 144, 313, 337, 386, 434, Han, 472, 482 lactancia, 87, 262,384,428
Carlos Mattel, 363 441, 4'54, 456, 461, 496, 510, 551, 623 Harappa, 545 Laetoli, 84, 85
casamiento desigual, 415
Harun al Raschid, 613 Lanzarote y Ginebra, 399
Casíodoro, 303
harén, 134, 153, 483 legitimidad, 148, 175, 182, 209
Castas, 551, 559,J566, 577
Edo, 514, 515 Hatshe¡:,sout, 148 lele, 68
Castidad, 422, 491, 572
emancipación, 144, 167, 204, 218, 256, 387, Heian, 509 levirato, 14, 48, 123, 324
Catón, 223, 228, 239 Linaje (véase agnado, cognado)
celibato, 352, 364, 373, 406, 413, 424, 428, 415, 441, 515, 519 Herencia, 129, 147, 180, 192, 204, 214, 243,
Emar, 128 284, 336, 386, 394, 416, 422, 432, 449, 456, Llpit Ishtar, 106
434,451,517,557,598,607,609
chamar; "567 Encadenamiento de alianza, 300, 366, 40'5, 453 487, 511, 519, 547, 564, 575, 585, 623 Liu Bang, 480
Childeberto, 301, 303 endogamia, 36, 96, 143, 196, 311, 382, 388, hermanamiento, 313, 415, 446, 451, 614 Llu Xiu, 480
Childerico, 302, 303 402, 405, 411, 482, 527, 551, '588, 590, 624 hermandad,65, 350, 394, 4Ú Lombardos, 288
Ennodio de Pavía, 296 hessois, 310 Lotario II, 294
Chílperico, 326
E¡;,icteto, 250, 260, 271 Hideyoshí, 513 Lovedu, 70
Clan, 58, 99
Clientela, -437, 538 Eshnunna, 106, 133 Hildegarda de Bíngen, 397
Clodoveo, 302 esquimal, 91 Hincmao de Reims, 367
c:xogamia,306, 307, 382, 405, 469, 470, 481, hipergamia, 360, 364, 552, 560

35 of 36
Clotario, 330 M'Kako, 75
Cocspo&as, 47 496, 545, '55& hipogamía, 416 manchúes, 497
Cogi:l.1ldo,17,23,30, 35,191 homogamia, 44,)04, 310, 415 Manishtusu, 107
cohabitación,128 Homosexualidad, 104, 306
manos muertas, 585
coitus interruptus, 399, 428 Familia conyugal o nuclear, 357, 375, 437, 475, Huchaldo de Saínt-Amand, 365
manso, 289
Colateralidad, 190, 202, 215, 218 483,485,'559,618,623 Hugucio, 399
Marco Aurelio, 244, 298
colocación de hijos, 431 familia troncal, 64, 116, 402, 414, 516, 534 Hugues de San Víctor, 375,396
Marculfo,. 336 ,
Compensación matrimonial, 41, 42, 52, 69 Farfa, 378
Mari, 134
comunidad tácita, 64 Fátima, 585, 611, 616
María de Francia, 397
concubinato, 387, 404, 406, 426, 457, 483, ~14, · Fecundidad, 87, 91, 118, 180,236,252 iban, 64, 65
Matilde de Toscana, 321
557, 598, 601 . Felipe de Beaumanoír, 385 Ibn Asakir, 611
Confucio, 472 Felipe el Bueno, 416, 428 Ibn Battuta, 430 matriarcado, 32, 55
mattilinealidad, 41, 55, 66, 160
consanguinidad, 23, 29, 32, 34, 66, 70, 79, 147, fideicomiso, 411 Ibn Qudama, 599
181, 191, 296, 366, 383, 388, 406, 413, 441, filiación aganarida (véase agnado) Ibn al-Adim, 589 ma trilocalidad, 313
512, 523, 530, 547, 553 Florencia, 424, 428, 432 Ilegitimidad', 426, 603 matrimonio endogámico (véase endogamia)
301, 366,405, 454 mayorazgo,434
Consentimientc, 3.82, 403, 441, 510, 598 Fortunato, 296 lmpedime~J;O de matrimo nio,
Constantinopla, 452 francos, 293 Impotencfá, 396, 598 Medina, 611
contrato de matrimonio, 140, 164, 383, 405 Fratria, 313, 414, 447, 451, 614 Incesto, 289 Medina del Campo, 412
coorg, 561 frisones, 304 infanticidio, 127, 352, 373, 405, 427, 429, 493, mejora, 38~, 431, 433
corresidencia, 413, 414 Fulda, 307 529 Melanesia, '13
Corvey, 307 integración conyugal, 407, 441 menangkabau, 51, 74
·creantailles, 415 Iseo, 180, 190 Mestizaie, 340
cremación de viudas, 573 Galeno, 248, 253, 272 Isidoro de Sevilla, 288 Minamoto no Yoritomo, 512
César, 30'3 gananciales, 386 !sin, 132 Ming, 495
cómputo, 209 generación, 31, 47, 161, 174, 184, 209, 213, mitad, 39, 100, 466
268, 284, 358, 387, 413, 445, 466, 469, 476, Mohammed, 584,590,591
493, 495, 504, 519, 547 jat, 569 Mohenjo Daro, 545
gens, 213, 231, 242, 296, 307 Jonás de Orleáns, 366 mongoles, 488
Dagoberto, 302
germandad, 23, 31 Juan sin miedo, 411 monogamia, 7'5, 115, 122, 130, 153,331
Damasco, 611, 612, 616
godos, 310 Juliano, 298 Morgengabe, 3B
Dan, 38
Gomatou, 452 mossi, 71
Deir el-Medlneh, 152, 156, 162
goutmanché, 31 moundang, 31, 42
Demetrios Chomatianos, 440
Graciano, 399 Mozi, 473
Demóstenes, 177 kallar, 562
.Gregorío Magno, 382 Kamakura, 513 Muromachi, 512
Derecho de primogenitura, 147

663
662
¡'

Indice
Historia de la familia

vitilocalidad, 95, 119, 506, 509 yako, 57


Nápoles, 408 Raimundo de Peñafort, 399 viudez, 152, 156, 262, 279, 400, 383, 413, 417, yao, 51
Naramsin, 134 Ramses II, 148, 153 423, 432, 443, 447, 451, 457, 460, 497, 510, Yves de Chartres, 367, 375
natalidad, 428 Reginon de Prüm, 382 • 549, 551, 557, 571, 597
natolocalidad, 48 repudiación, 128,154,207,263,530,598,601 Vocabulario del parentes, 65, 66, 83,536,542
nav,;jos, 51, 92 retracto familiar, 133, 394, 411 zadruga, 64, 414
nayar,.14, 50, 56, 66, 72, 560 Richard de Middleton, 375 Zao Kuangyin, 486 ;
Wídukind de Corvey, 364
neolocalidad, 514 Roberto de ~!oís, 397 Zhou, 472
rukuta, 69, 72 Wu Zetían, 483
nepotismo, 437 Wudí, 480 Zhu Yvam:haog,493
Ninurta-tukulti-Ashshnr, 134 Ruperto de Deutz, 397
Nippur, 132
nombre, 31, 359, 390, 443, 445, 520, 613
nomenclatura, 24 Saint-Emmeran, 307
nubilidad, 441 l Saint-Germain-des-Pres, 357, 364
nuer, 70 ' Saint-Remi de Reíros, 356
nulidad matrimonial, 405 sajones, 288
nupcialidad, 166, 560, 568 Salamanca, 412
nurhaci, 497 Sennacheríb, 134
nuzi, 116, 127 Shang Yang, 476
Sila, 226
song, 486
Obeíd, 104 Sororato, 14
Ohríd, 439, 454 Suetonio, 246, 264, 275 1
1
Ovidío, 246, 470 sumerios, 104, 113
Séneca, 250, 268, 300
36 of 36

sármatas, 310
pahari, 68
paleólogos, 449
parentela, 40, 62, 190, 296, 306, 307 tallensí, 49
parientes políticos tang, 483
«Parsonnier», 40 taravad, 50, 56
parto, 123,:248, 429, 529 Teodu!fo, 369
patriarcado, 55 Teodulfo de Orleans, 366
patrilínealidad, 55, 66, 100, 160, 179, 202, 445, Tesalónica, 447
465, 471, 516, 546, 583, 595 Tíglath Fileser, 134
patronímico, 30;451, 521 Tillenay, 378
Paulo Emilio, 227 Tito Livio, 242
Pedro Damián, 382 toda, 66
Pedro Lombardo, 375 Tokugawa leyasu, 514
penitencial, 397 Tolomeos, 151
Pipino el Breve, 370 Tomás de Aquino, 375, 395
Plasenda, 382 Toyotonii, 513
Platón, 174, 185 Tristán e !solda, 399
Plinio, 261, 276, 303 trobriandaís, 33, 74
Plinio el Joven, 233,246,303 Trápani, 427
P!u'tarco, 222,226,250,270,271,275,300 términos de parentesco, 20, 21, 22, 30
poliandria, 14, 51, 66, 87, 155, 595 Tácito, 246
poligamia, 407,470,510, 588, 590, (¡03, 620
pollginia, 66, 122, 156, 551
Pompeya, 226 Ur, 132, 134
Pramalai Kallar, 560 Ur Nammu, 106
precio de la novia, 41, 66 Ur Nanshé, ).34
procreación, 23, 78, 159, 204, 225, 373, 553 uxorilocalidild, 51, 95, 126, 525, 595
prohibición de incesto, 33, 34, 66, 122, 147
pubertad, 481
Varrón, 238
Venecia, 424
Qing, 493 vilyatpur, 567
Quintiliano, 238 virginidad, 415, 590, 597, 602

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