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INTRODUCCIÓN
Para un mejor entendimiento del trabajo considero que es necesario entender que la
discriminación es un problema presente en toda sociedad, pero que en cada país funciona
diferente. En nuestro país la discriminación generalmente es invisibilizada; es decir, la
sociedad normaliza este tipo de comportamientos cuando en realidad no son normales. Es
por ello que es inusual que alguien presente una denuncia por discriminación. Considero
importante aclarar que discriminar es darle un trato diferenciado a una persona sin
justificación alguna y está regulado tanto en el Código Penal como en la Constitución.
Justamente sorprende que a pesar de regular y sancionar la discriminación, esta sea un
actuar del día a día.
En ese sentido, elegí como punto de estudio los mercados de Huancayo porque tengo
familiares que años atrás se han dedicado a vender en estos mercados y cuando los
visitaba pude observar ocasionalmente comportamientos que califique en ese entonces
como abuso de ciertos compradores. Así pues, inicie esta investigación con el fin de
comprobar dos hipótesis: primero, la discriminación a los vendedores, sean hombres o
mujeres, proviene principalmente de los compradores debido a prejuicios negativos;
segundo, los vendedores reaccionan solo cuando son los discriminados o cuando la
discriminación se produce en su local.
Con respecto a las entrevistas, la mayor parte de los entrevistados fueron colaborativos; es
decir, trataron de explicar sus respuestas. Durante las entrevistas fueron pocos quienes
contestaban cortantes y rápido. Si bien no hubo cortes de entrevista, como entrevistador
percibí la desconfianza de algunos entrevistados en un inicio. En definitiva, considero que
gracias a las respuestas de los entrevistados la investigación se pudo desarrollar con éxito.
Por otra parte, debido a las respuestas positivas de los entrevistados, con los resultados de
las entrevistas pude agregar a un rubro que inicialmente no se incluía en la investigación:
vendedores de productos de ferretería.
Es importante hacer una clasificación en cuanto a rubros porque así podemos evidenciar
que la discriminación se encuentra en todas partes de nuestro país y que no es problema de
un solo sector, sino de todos. Además, esta clasificación permite evaluar el comportamiento
de las autoridades, los compradores y los vendedores de la ciudad de Huancayo en general
sin establecer diferencias por zonas. Por otro lado, cuando se analizan las experiencias de
los vendedores, es evidente que el comportamiento de los clientes cambia o es distinto
dependiendo de lo que van a comprar. Ya que, hay una evidente diferencia de precios de
estos productos: los celulares son los de precio más elevado a comparación de la ropa,
productos de ferretería y alimentos.
Tomando en cuenta lo señalado, se comprobó mediante las entrevistas que los patrones de
comportamiento cuando hay discriminación en los mercados de Huancayo presenta
diferencias principalmente cuando se comparan el rubro de tecnología con el resto de
rubros. En ese sentido, a continuación, abordaremos cómo la discriminación está presente
en los diferentes rubros a partir de las experiencias obtenidas en las entrevistas.
1.1 La discriminación contra los vendedores de alimentos
Para empezar, los vendedores de alimentos alegan que se sienten maltratados cuando se
les recrimina por la subida de precios de los alimentos. A partir de ello, podemos inferir que
principalmente la discriminación hacia los vendedores de alimentos es motivada por el
incremento de precios y en algunos casos también por la calidad del producto. En estas
situaciones podemos evidenciar que el comprador está en una posición privilegiada porque
puede insultar a los vendedores solo por el hecho de que los alimentos subieron de precio.
Así pues, a partir de lo anterior queda evidenciado que también cuando se trata de una
relación cliente-vendedor existe una invisibilizada jerarquía lo que ocasiona que el cliente
maltrate sin una justificación verdaderamente lógica al vendedor.
Una de las principales razones por las que hay discriminación en nuestro país es la
jerarquización, ya que esta última implica diferenciar que existen distintos niveles de
importancia o relevancia que se evidencian a través de relaciones de subordinación.
Entonces, en nuestra sociedad las personas creen que se encuentran en una posición de
superioridad frente a otros. En tal sentido, son los compradores quienes sienten que se
encuentran en una posición superior en comparación a los vendedores.
Asimismo, son los vendedores formales quienes también sienten que se encuentran en una
posición de superioridad frente a los ambulantes o vendedores informales. Pues en las
entrevistas afirmaron que los ambulantes no tienen razones para ubicarse en zonas del
mercado que la municipalidad ya les ha entregado a los vendedores que lo solicitaron (para
lo cual enfatizaron que presentaron los respectivos documentos que se les pidió como
requisito). En otras palabras, varios de los vendedores indicaron que apoyan el accionar de
las autoridades cuando tienen que retirar a los ambulantes con violencia, puesto que
consideran que “ellos se lo buscaron”. Entre sus argumentos señalaron que los ambulantes
no hacen caso y son testarudos, pues esperan a que las autoridades se retiren para seguir
vendiendo. Sin embargo, también una cantidad menor de ellos señalaron estar en
desacuerdo con que los policías usen la violencia y el trato abusivo con los ambulantes. Así
pues, en casos en los que las autoridades usan la fuerza para retirar a vendedores
ambulantes
Por otro lado, es evidente que los compradores tienen como argumento que se suben los
precios para ejercer su abuso, puesto que fueron los entrevistados quienes resaltaron que
los insultan por subir el precio de los productos. Frente a este argumento, ellos creen que
los clientes no analizan que la situación económica varía; es decir, ellos también adquieren
sus productos de otros vendedores que analizando el contexto deciden subir o bajar los
precios. Más allá de los precios de los alimentos, no debe confundirse que esto no deja de
ser un acto discriminatorio, pues es improbable que se produzcan los mismo
comportamientos en un mall como el Open Plaza o Real Plaza; por lo que, es obvio que sí
hay un trato diferenciado contra los vendedores de los mercados de Huancayo.
Por otro lado, estamos frente a una discriminación que tiende a olvidarse, pues ninguno de
los entrevistados menciono recurrir a las autoridades o denunciar el hecho en la comisaría.
Justamente, esa es la razón por la que en el Perú la discriminación es un problema muy
arraigado y que hasta la fecha no se soluciona, porque se invisibiliza. De esta forma, como
nunca pasa nada, los compradores pueden seguir discriminando, ocasionando que la
discriminación se naturalice. Naturalizar la discriminación implica un sesgo desagradable:
dejar de juzgar los hechos de discriminación. Entre los vendedores que me dijeron que no
vieron actos de discriminación, algunos mencionaron una frase muy interesante “el cliente
siempre tiene la razón”, lo cual se relaciona con el hecho de justificar la discriminación que
ejercen y ver su comportamiento solo como una reacción, mas no como lo que es
realmente. En otras palabras, el discriminado estaría aceptando que tiene la culpa de la
“reacción” del cliente por haberle subido el precio a sus productos.
Considerando lo anterior, podemos afirmar que una consecuencia de tener este prejuicio
ocasiona que el comprador discrimine y que ni siquiera sea consciente de ello. Al respecto,
en algunas entrevistas se habló acerca del trato que se debe tener con el cliente: tiene que
ser bueno. Uno de los entrevistados menciono que no hay casos de discriminación en su
local debido al buen trato que le dan a sus compradores. En ese aspecto, indicaron,
también, que hay vendedores impacientes que ocasionan que los clientes se alteren y
actúen mal.
Por otro lado, en cuanto a la discriminación contra los venezolanos, el prejuicio es el mismo,
pero aún más fuerte. Esto debido a las noticias presentadas en los medios de comunicación
acerca de delitos cometidos por los extranjeros, los ciudadanos generalizan estos hechos y
juzgan a los venezolanos como delincuentes. Lo cual empeora la situación de los
vendedores venezolanos en Andaluz, porque si de por sí ya existe el prejuicio generalizado
acerca de los celulares que se venden, que trabajen venezolanos a quienes consideran
delincuentes y poco confiables amplían las razones claramente equívocas del comprador
para discriminar. En adición, los venezolanos desde su llegada han sido punto de
discriminación en todas partes del Perú, por lo que no resulta extraño que en Huancayo,
cuyos ciudadanos han sido parte de casos de discriminación escandalosos como el
incidente en la Copa Libertadores del 2014 (caso del futbolista Tinga), los hechos de
discriminación sean más profundos.
Por último, en relación a los entrevistados que señalaron que no evidenciaron actos de
discriminación, me es importante recalcar nuevamente la relación cliente-vendedor. En esta
relación, tratar siempre bien a los clientes es para los vendedores la clave para no
evidenciar actos discriminatorios o de violencia en sus locales o puestos.
Para finalizar el subcapítulo de discriminación contra los vendedores de celulares, está claro
que en el pasaje Andaluz la discriminación es un problema complejo, pues nos presenta dos
grupos distintos de discriminación. Primero, nos presenta la discriminación a partir del
prejuicio que tienen los ciudadanos acerca de cómo los vendedores obtienen los celulares
de segunda mano. Segundo, nos presenta la discriminación contra los venezolanos que
laboran en el mercado. Asimismo, la discriminación contra el grupo de extranjeros es más
violenta debido a su posición de vulnerabilidad.
Ante todo, cabe señalar que los entrevistados señalaron que vieron discriminación, pero que
no fueron ellos las víctimas. Así como ocurrió con los vendedores de alimentos, los mismos
de ferretería observaron que la discriminación se produce principalmente contra los
ambulantes debido a que son informales. Por otro lado, también hablaron acerca de los
venezolanos rectificando la condición de grupo vulnerable en cuanto a la discriminación.
En primer lugar, la relación entre los compradores y los vendedores de ferretería es distinta
a los casos anteriores (vendedores de alimentos y celulares). A partir de la información
obtenida la razón es que los compradores no tendrían prejuicios acerca de los vendedores
de productos de ferretería. No hubo mención de quejas de compradores cuestionando los
precios o la calidad de un producto, tampoco hay dudas respecto del probable origen de los
productos a la venta. En ese sentido, los compradores toman menos tiempo para elegir y
directamente comprar un producto de ferretería en comparación a la compra de alimentos,
celulares e incluso ropa.
En cuanto a los casos de discriminación que observaron los entrevistados de este rubro se
repiten dos grupos ya mencionados en los subcapítulos anteriores: ambulantes y
venezolanos. Esta información no es irrelevante, pues permite corroborar que en los
mercados de Huancayo hay dos grupos vulnerables cuando se trata de discriminación; es
decir, tanto ambulantes como venezolanos son las víctimas de que la discriminación este
naturalizada en nuestra sociedad. El hecho de que los vendedores de los distintos rubros
observen discriminación contra estos grupos evidencia la falta de protección de las normas
ya que cuando ocurre, ocasionalmente, los únicos que defienden a estos grupos
vulnerables son otros vendedores o, también, compradores.
Por otro lado, otro tema interesante en cuanto a la relación de compradores y vendedores
de este rubro es el desconocimiento de algunos compradores frente a productos lo que
ocasiona que haya una especie de maltrato de vendedores a clientes. En tal sentido, se
afirmó que los vendedores impacientes, directamente, le dicen a los compradores que si no
van a comprar se retiren, pues en ocasiones tienen demanda de ventas y quieren acelerar
el tiempo de atención. Sin embargo, esto ha sido poco mencionado y tampoco puede
considerarse como discriminación, pues de fondo no se mencionaron motivos que tengan
vínculo con un trato diferenciado contra clientes de características similares. Por lo tanto,
este tipo de comportamientos de los vendedores es ocasional y no hay trato diferenciado ni
intención de perjudicar al comprador. Este simplemente se va a otra ferretería a obtener el
producto o servicio que busca.
Para culminar con este subcapítulo, corresponde resaltar la diferencia de este grupo con los
otros y la razón: distinta relación cliente-vendedor. Así, también, la observación que tuvieron
los entrevistados en cuanto a los ambulantes y venezolanos que refuerza que son grupos
vulnerables de discriminación en la ciudad de Huancayo.
Por otro lado, se introdujo un nuevo prejuicio de los compradores: la baja educación de los
vendedores. En ese sentido, los compradores tienen el prejuicio de que los vendedores son
ignorantes. Motivo por el cual, nuevamente, nos encontraríamos ante una relación
jerárquica de comprador-vendedor ya que se conoce que en nuestro país cuando una
persona cualquiera ya sea profesional o trabajador exitoso dice algo similar a la siguiente
frase: “no sabes quién soy”. Frases como la mencionada, en realidad, buscan resaltar el
hecho de que uno se encuentra en una posición superior frente a otros. Y, por ello,
merecería un trato diferenciado que vaya acorde con la posición de superioridad que tiene.
Entonces, la relación de superioridad del cliente debido a su “educación superior” en
comparación a la del vendedor sería otra razón más por la que los compradores discriminan
a los vendedores.
No obstante, en relación con lo anterior, los vendedores cada vez más conocen sus
derechos como ciudadanos y como trabajadores. En efecto, durante las entrevistas, los
vendedores, en repetidas ocasiones, mencionaron que todos somos iguales sin importar la
clase social, pues como ciudadanos tenemos los mismos deberes y derechos. A partir de
esta información, podemos deducir que los derechos establecidos en nuestra Constitución
son conocidos cada vez más gracias a la información que obtenemos de los medios de
comunicación, las redes sociales y también consecuencia de la facilidad con la que se
comparte ahora todo tipo de información.
Por último, es importante resaltar a partir de este subcapítulo que la discriminación tiene
diferenciados motivos que al final son consecuencia de un mismo factor: cualquier prejuicio.
CAPÍTULO 2
AUTORES DE LA DISCRIMINACIÓN
Tomando en cuenta lo señalado, cada autor tiene sus características que lo diferencian del
otro, pero los resultados, que se evidencian en cada subcapítulo, también demuestran que
hay semejanzas. En ese sentido, a continuación, se presentarán tres subcapítulos:
discriminación ejercida por los compradores, discriminación ejercida por las autoridades y
discriminación ejercida por los vendedores.
Para comenzar, el subcapítulo se dividirá en dos partes. Primero, tal como vimos en el
primer capítulo, se hablará de los prejuicios de los compradores que los sobrellevan a
discriminar a vendedores. Segundo, a partir de los resultados se pondrá en evidencia la
relación de los prejuicios con los elementos característicos de las experiencias de los
entrevistados acerca de actos de discriminación que pudieron evidenciar durante sus
labores.
Así pues, cuando estas creencias negativas se fortalecen y se interiorizan (por experiencias
negativas o porque alguien se lo inculca) en los compradores, ya llegan a tener
sentimientos negativos y valoraciones nocivas lo cual ocasiona que se generen los
prejuicios. En tal sentido, el comprador discrimina porque considera que el vendedor es
pobre, ignorante o lo va querer engañar. Entonces, al sentirse disconforme con el vendedor
éste reacciona en base a sus prejuicios discriminando al vendedor. Esta explicación va de la
mano con los elementos que se mencionan en las entrevistas.
Primero, las entrevistas a los vendedores exhiben el prejuicio de superioridad que tienen los
compradores a comparación del comerciante. Este prejuicio va de la mano con que las
diferencias se jerarquicen en estos casos, pues los compradores que actúan discriminando
consideran que están en un nivel más arriba que los vendedores del mercado. Como
consecuencia de este actuar se van naturalizando las creencias negativas, anteriormente
mencionadas de la sociedad, hacia los vendedores: ignorantes y pobres.
Segundo, los entrevistados hablan acerca de la desconfianza que tienen los compradores.
La desconfianza de los compradores con los vendedores surge, justamente, porque tienen
la creencia de que el vendedor al ser pobre va querer engañarlos para tener dinero o para
beneficiarse. Si bien, la desconfianza está más presente en los compradores de celulares,
no está fuera de los otros ámbitos, pues recordemos que los clientes critican los precios de
acuerdo a la calidad de los productos que se le ofrecen: alimentos y ropa. Esto tiene
relación con la desconfianza. Sin embargo, los entrevistados mencionaron que, en
ocasiones, la desconfianza está justificada porque reconocen que existen vendedores de
celulares que engañan a clientes ofreciendo maquetas o celulares chinos a precios no
correspondientes al producto. Al mismo tiempo, tenemos que considerar que no a
cualquiera se lo puede engañar de esta forma, pues las víctimas de estafa, en estos casos,
son generalmente personas mayores que acuden al pasaje Andaluz posiblemente desde las
zonas rurales de Huancayo; en otras palabras, personas que no tienen conocimiento de la
tecnología.
Por último, los vendedores indican que los clientes siempre piensan que tienen la razón y no
se les puede refutar. Respecto a ello, dos diferentes hechos importantes. Primero, otra ves
este pensamiento va ligado al prejuicio de superioridad por educación. Los compradores, de
esta forma, maltratan a los vendedores porque no se les da la razón ya sea por el precio o
cantidad de cualquier producto. Segundo, el hecho de tener la creencia de que no se le
puede refutar al cliente implica una negación de hechos. O sea, el actuar de este autor
marginando o maltratando con autoridad por el hecho de que no puede recibir una
respuesta implica, en el fondo, la negación del hecho como discriminación. Pues estos
actos llegan a confundirse con simples reacciones comunes que puede tener el comprador
con el vendedor. Sin embargo, estos actos sí son discriminatorios y deben juzgarse como
ello, más no tomarlos como simples reacciones debido a la lógica planteada: el cliente
siempre tiene la razón.
Ante todo, el presente subcapítulo presentará dos asuntos. Primero y más importante, se
describirán las opiniones en cuanto al uso de la violencia de las autoridades contra los
vendedores en los mercados de la ciudad. Segundo, se analizará y calificará el actuar de
las autoridades a partir de los resultados obtenidos.
En primer lugar, entre los entrevistados la opinión se dividió entre aquellos que estaban de
acuerdo con el uso de violencia, pues lo consideraban legítimo y aquellos que no estaban
de acuerdo con el uso de violencia de las autoridades.
Según los entrevistados, el uso legítimo de la violencia por parte de las autoridades está
justificado cuando se emplea contra aquellos que no cumplen con las normas establecidas
en el ordenamiento. A partir de esta idea, la violencia puede ejercerse contra los informales
y los ambulantes, pues son estos quienes, usualmente, vulneran las normas. Uno de los
entrevistados recalcó que los vendedores informales generan desorden en el mercado y es
por ello que las autoridades se ven en la necesidad de hacer uso de la fuerza. Sin embargo,
el uso legítimo de la violencia no incluye golpear a los ambulantes o informales por falta de
documentación o por temas meramente formales, ni quitarles su mercadería. Siempre para
toda situación hay formas y las autoridades están en la obligación de seguir procedimientos
o protocolos, los cuales no establecen, directamente, el empleo de la fuerza como primera
instancia de actuación sobre todo en contra de los vendedores. Pues, los comerciantes
tanto formales como informales trabajan con el fin de satisfacer las necesidades básicas de
sus familias.
Por último, respecto a las formas de actuar de las autoridades que exhiben justamente el
desproporcionado uso de la fuerza las entrevistas: los vendedores expresan que el abuso
de las autoridades se hace evidente por su trato déspota y hostigador con ellos. Por un
lado, se describieron hechos que confirman ambas afirmaciones: abuso de su poder como
autoridades y el perseguimiento que sienten los ambulantes e informales por parte de las
autoridades. Segundo, desde su posición de vendedores y grupo vulnerable hay quienes le
pagan a las autoridades para que no les quiten su mercadería o sus productos.
En primer lugar, los entrevistados señalaron que los vendedores solo actúan cuando el
hecho los involucra; es decir, cuando el acto discriminatorio se produce contra ellos, sus
trabajadores o en su local. Es, en este sentido, a lo que nos referimos con pasividad: apatía
del resto de vendedores cuando su par es discriminado. En adición, como observación
general a nuestra sociedad y en especial a los ciudadanos de Huancayo nos hemos
acostumbrado a ignorar hechos que no nos involucran y solo reaccionamos cuando los
problemas o situaciones no afectan directamente. A pesar de que se discrimine en frente de
nuestras narices a una tercera persona, los huancaínos preferimos no actuar. En tal sentido,
lo mismo ocurre en los mercados de Huancayo con los vendedores, cuando le ocurre algo
desagradable como un acto de discriminación al vecino no hay reacción, lo que de alguna
forma demuestra que el silencio es cómplice de la discriminación.
Por otro lado, los entrevistados señalaron que no hay discriminación entre ellos, sino más
bien envidia. En este sentido, ¿podría establecerse una relación entre la envidia y la
pasividad de estos en casos de discriminación? No existe una respuesta aún, pero sí
pueden formularse hipótesis al respecto. Puede ser que sí , ya que pasar por un hecho de
discriminación es incómodo y, en ese sentido, un a partir de la envidia celebra que a su
vecino le está pasando algo no bueno. Puede ser que no, ya que en realidad lo que sienten
es indiferencia o porque están más pendientes de su negocio. Así pues, no queda claro la
influencia de la envidia en los casos de discriminación y tampoco es tema de la presenta
investigación.
Por último, en el siguiente capítulo, se va desarrollar los resultados opuestos, pues en las
entrevistas se mencionó , también, que entre vendedores hay un sentido de colaboración.
CAPÍTULO 3
El objetivo de este capítulo es conocer además de las reacciones de los vendedores los
factores externos que influyen en las acciones de las victimas de discriminación. Para el
desarrollo de este capítulo también se incluirán las reacciones de los terceros; es decir, el
capítulo incluye, también, resultados acerca de la reacción de los compradores y
autoridades.
Ante todo, respecto a las reacciones, estas son más variadas a comparación de otras
respuestas que obtuve durante las entrevistas. Las reacciones ante la discriminación fueron
las siguientes: no responder, enfrentar al discriminador (defenderse), quejarse más
adelante, tomárselo a broma y retirarse.
En primer lugar, hay vendedores que prefieren no responder. El objetivo de no hacer nada
al respecto es principalmente evitar problemas. Sin embargo, en ocasiones cuando se
presenta esta situación los terceros (personas que perciben el hecho) reaccionan
defendiendo a los vendedores. Estos terceros regañan a los autores de la discriminación.
En ese sentido, dos son las consecuencias del silencio como reacción. Primero, la
discriminación se naturaliza, porque si no hay reacción ni crítica, el autor entiende que no
hizo nada malo y que su accionar no fue relevante. Segundo, genera una consecuencia
positiva: ocasiona que terceros ya sean comerciantes o compradores traten de actuar
corrigiendo el accionar del discriminador. Dentro de este grupo se encuentran
principalmente los vendedores más jóvenes.
Otro punto es la reacción de enfrentamiento que tienen otra parte de los vendedores. En tal
sentido, los vendedores que se sienten discriminados se enfrentan de la misma forma que
los atacan. Por ejemplo, si los insultan responden con insultos, si los agreden físicamente
responden con golpes; cuando les quitan su mercadería con violencia tratan de recuperar
sus productos usando la fuerza. En efecto, la consecuencia de esta reacción de la víctima
es doble. Primero, el discriminador podría después del hecho reflexionar con respecto a su
accionar. Pero, también, podría ahondar su prejuicio respecto a los vendedores ya que un
enfrentamiento es una situación incómoda para ambos. Por otra parte, cuando los
enfrentamientos pasan a lo físico el hecho se hace público entre los terceros lo que obliga a
que haya una intervención con el objetivo de separar a los involucrados. Si el
enfrentamiento no se puede controlar intervienen las autoridades, pero no para solucionar el
problema de fondo que es la discriminación, sino más bien para detener el enfrentamiento.
Esta claro, entonces, que este tipo de reacción tampoco tiene efectividad para combatir la
discriminación.
En relación con las quejas, se presentan de dos formas: cuando ocurre y la queja se da en
el momento como una especie de reclamo contra el discriminador y también después del
acto, los vendedores que una vez ocurrido el hecho lo guardan en su memoria para luego
hacer una queja. En otras palabras, la reacción se produce luego del hecho. Desde este
punto, los vendedores se quejan en las reuniones del consejo del mercado con los
dirigentes. Sin embargo, no se hace mucho al respecto, pues no hay pruebas más que la
declaración del afectado y, también, no hay forma de que se encuentre al responsable. En
tal sentido, esta reacción resulta también poco viable para enfrentar la discriminación. En
cuanto a las quejas al instante del vendedor afectado con los discriminadores, estas son
una clase de reclamo que puede tornarse en una discusión. Es diferente del enfrentamiento,
porque en esta situación lo que buscan los vendedores afectados es hacer comprender que
el autor del hecho actuó erróneamente. En ese sentido, los vendedores se toman un tiempo
para hacerle saber al discriminador que todos somos iguales y tenemos los mismos
derechos. Además, busca que el autor entienda que su actuar no se puede repetir de nuevo
ya que no existe justificación para que los traten mal. Así pues, considero que a
comparación del resto de reacciones esta sería la más efectiva para frenar la discriminación
de los autores, pues verdaderamente conduce a los discriminadores a la reflexión.
Por último, respecto a tomárselo a broma o retirarse es evidente que ambas reacciones son
contraproducentes. Primero, tomarse a broma un caso de discriminación, sobre todo
estando en el papel de víctima, pues normaliza y se ignora la importancia que deberían
tener los casos de discriminación. Lo peor, es que no genera ningún cambio en el autor,
más bien lo incita a seguir haciéndolo ya que reírse de esto estimula el actuar del
discriminador. Por otra parte, respecto a retirarse o alejarse del lugar donde el vendedor fue
discriminado, la reacción empodera el accionar y la posición del autor. Además, esta
reacción, evidencia la posición de grupo vulnerable de los ambulantes ya que mayormente
le ocurre a este grupo. En adición, empodera la posición del autor del acto porque de cierta
manera se admite que el discriminador está en una posición superior respecto a la del
vendedor.
Sin embargo, considero que no existe responsabilidad directa de las autoridades, sino es
consecuencia de que no hayan regulado las acciones de discriminación que deberían ser
sancionadas por las autoridades o al menos emitir protocolos de acción antes ciertos
supuestos de hecho que se podrían contrastar con la realidad. En ese sentido, las
autoridades no tienen procedimientos de acción, ni facultades para intervenir en estos
casos, pues de cierta forma con una hipotética intervención estarían invadiendo la esfera
personal de las personas.
Asimismo, las autoridades intervienen sólo para detener enfrentamientos entre personas en
los mercados como las peleas, pues estos ya son hechos mayores que van en contra del
orden público que todo ciudadano debe respetar.
Por otra parte, los entrevistados respecto a quejarse ante alguna autoridad es
contraproducente para ellos, pues perderían su tiempo, clientes y venta. Incluso, señalan
que si lo hacen la autoridad favorece a la parte contraria a pesar de ser ellos los
perjudicados. Sorprendió, también, la convicción con la que afirman rotundamente que las
autoridades no harían nada, los vendedores, en esta forma, demuestran no tener confianza
en las autoridades. A pesar de que los dirigentes del mercado no puedan hacer algo al
respecto, los vendedores prefieren contar sus experiencias a ellos.
No obstante, en el hipotético caso de que ellos fueran los discriminados dijeron que si se
quejarían ante las autoridades, pero no mencionaron cómo, dejando un vacío relacionado
con el desconocimiento de cómo seguir un proceso de discriminación. Pero, justificaron que
deberían haber quejas, pues nadie merece un trato diferenciado, enfatizando la igualdad de
las personas.
Respecto a las posibles sanciones que deberían recibir los discriminadores se propuso lo
siguiente: multa, trabajo comunitario, prisión por un día. Y los que estaban en desacuerdo
con las sanciones señalaron como alternativas una llamada de atención y que “se los
eduque” o se les haga un tratamiento.
En primer lugar, nuestro Código Penal establece que la pena por discriminación es la prisión
entre dos y tres años. Por lo que, sí existen sanciones reguladas en nuestro ordenamiento.
En relación a las propuestas de los entrevistados, evidentemente, son sanciones menores a
comparación de lo establecido en el ordenamiento. La razón por la que las propuestas de
sanción son menos drásticas es la importancia que nuestra sociedad le da a la
discriminación: poca o nula. Aún peor, se considera que no debe haber sanción, justamente,
porque la discriminación se toma como algo normal.
Por otro lado, se debería considerar tener en cuenta otro tipo de sanciones ante la
discriminación. Para así poder enseñar a nuestra sociedad que la discriminación es un mal
y gradualmente deber ir desapareciendo. Las multas o el trabajo comunitario podrían
conducir al autor a una reflexión, pues sus acciones ahora sí tendrían consecuencias y no
serían olvidadas como pasa en la realidad.
Por otro lado, demostramos que todos (autoridades, compradores y vendedores) están
involucrados cuando se producen actos de discriminación. Primero, las autoridades están
involucradas porque las autoridades no actúan en casos de discriminación entre clientes y
vendedores. Además, estos discriminan a los ambulantes y a los vendedores informales a
través del abuso de autoridad. Segundo, los compradores están involucrados porque los
compradores son los que ejercen día a día discriminación por los prejuicios mencionados en
los capítulos uno y dos contra los vendedores de los mercados de Huancayo. Asimismo,
estos, tampoco, hacen un ejercicio de reflexión por sí mismos de sus acciones. Tercero, los
vendedores están involucrados porque con sus reacciones y pasividad ante estos casos
naturalizan la discriminación negándola y hasta invizibilizándola.
Asimismo, demostramos que para los vendedores hacer una denuncia ante las autoridades
contra actos de discriminación resulta perjudicial, pues perderían tiempo y también se
retrasarían en lo que importa para ellos: sus ventas.
2. ¿Ha visto que los clientes maltraten o discriminen a los vendedores? ¿Qué
sucedió?
3. Y usted, ¿ha sido víctima de discriminación por algún comprador? ¿Qué sucedió?
6. ¿Se quejaría usted ante alguna autoridad o algún dirigente del mercado? ¿por qué?
7. ¿Cree que se debería sancionar a los compradores que discriminen? ¿De qué
manera?