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Bloque 2. La Edad Media: Tres culturas y un mapa político en constante cambio (711-1474). IES Parquesol.

Curso 2017/18

BLOQUE 2. LA EDAD MEDIA: TRES CULTURAS Y UN MAPA POLÍTICO EN CONSTANTE


CAMBIO (711-1474)
Estándares de aprendizaje evaluables:
1. Explica las causas de la invasión musulmana y de su rápida ocupación de la Península.
2. Representa una línea del tiempo desde 711 hasta 1474, situando en una fila los principales acontecimientos relativos
a Al Ándalus y en otra los relativos a los reinos cristianos.
3. Describe la evolución política de Al Ándalus.
4. Resume los cambios económicos, sociales y culturales introducidos por los musulmanes en Al Ándalus.
5. Describe las grandes etapas y las causas generales que conducen al mapa político de la península Ibérica al final de la
Edad Media.
6. Explica el origen de las Cortes en los reinos cristianos y sus principales funciones.
7. Compara la organización política de la Corona de Castilla, la Corona de Aragón y el Reino de Navarra al final de la
Edad Media.
8. Comenta el ámbito territorial y características de cada sistema de repoblación, así como sus causas y consecuencias.
9. Explica el origen y características del régimen señorial y la sociedad estamental en el ámbito cristiano.

1. Explica las causas de la invasión musulmana y de su rápida ocupación de la península

La llegada de los musulmanes a la península Ibérica se debió a la confluencia de dos procesos


simultáneos: la expansión del Islam a partir del siglo VII y la crisis interna de la monarquía visigoda
(que era electiva, lo que provocaba una constante inestabilidad):

- La conquista de la península se inscribe en el proceso de expansión general del Islam


impulsado por el precepto de la “guerra santa”. En el 622 se produjo la “hégira” (huída de Mahoma
de La Meca a Medina) y comenzó el calendario islámico. La doctrina del Islam se extendió con rapidez
por Arabia y, a la muerte del Profeta, se propagó por el próximo Oriente y el norte de África.

- En la península Ibérica la monarquía visigoda estaba en crisis por el enfrentamiento entre


bandos nobiliarios que se disputaban la sucesión al trono: los sucesores de Witiza y los partidarios
de don Rodrigo. Cuando don Rodrigo fue elegido rey, los witizanos llamaron en su ayuda a los
musulmanes asentados en el norte de África, cuyos gobernadores habían tomado ya la decisión de
invadir la Península en el marco de la “guerra santa” y la expansión territorial.
Expansión del Islam (622-740) Conquista de la península Ibérica

En el año 711 un contingente de 7000 bereberes (musulmanes norteafricanos) al mando de Tariq


(lugarteniente de Muza, gobernador del norte de África) desembarcó en Gibraltar. Reforzado con
otros 5000 musulmanes venció a don Rodrigo junto al río Guadalete, gracias a la traición de los
witizanos. Este hecho contribuyó al derrumbamiento del reino visigodo que apenas opuso

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resistencia a la invasión. Tariq conquistó Córdoba, Sevilla y Toledo y al año siguiente llegó Muza
con 12.000 soldados (de mayoría árabe) y ocupó las principales ciudades visigodas.

En poco tiempo (712-714) se consumó la conquista de casi toda la Península en campañas de sur a
norte. Fue prácticamente un paseo militar con escasas resistencias, debido al desinterés de la
mayoría de la población por defender una monarquía con la que no se identificaba. La ocupación fue
rápida porque la mayoría visigoda prefirió someterse mediante pactos de rendición
(capitulaciones) que garantizaban a los hispano-visigodos sus propiedades y personas, además las
masas campesinas pagarían menos rentas que con la nobleza visigoda. Los que opusieron
resistencia y fueron sometidos por las armas perdieron todos sus derechos y sus tierras se repartieron
entre los conquistadores

Un factor importante de la rápida expansión de los musulmanes fue la tolerancia islámica con las
religiones del Libro (judíos y cristianos) permitió mantener el culto cristiano a cambio de un
tributo.

Pero los musulmanes asentados en la Península constituían una población muy heterogénea desde el
punto de vista étnico (árabes de diversas tribus y procedencias, y bereberes), con acusadas
rivalidades, lo que impidió el surgimiento de una conciencia unitaria. Sus constantes disputas
internas reforzaron las tendencias disgregadoras, que se impusieron sobre cualquier intento de
unificación política durante toda la historia de Al Ándalus

A raíz de la conquista comenzó una intensa islamización de la Península.

3. Describe la evolución política de Al Ándalus

Siglos VIII-X: supremacía y esplendor

I.Emirato dependiente de Damasco (711-756)

Desde la conquista y hasta el año 756, Al Ándalus estuvo gobernada por un emir (gobernador) que
dependía en lo político y en lo religioso del califa omeya de Damasco. Al Ándalus era una provincia
del Imperio islámico.

Fue una etapa de asentamiento en el territorio conquistado y de gran inestabilidad política. Se


produjeron conflictos entre los árabes (se apoderaron de las zonas más fértiles, valle del
Guadalquivir, Ebro, Levante) y los bereberes, obligados a quedarse con las tierras menos
productivas (meseta castellana y zonas montañosas). Por ello, estalló una revuelta bereber que solo
pudo sofocarse con la llegada de 10.000 sirios y que dejó despobladas las tierras del Duero (Tierra
de nadie). Prueba de la debilidad musulmana de aquellos años es que los reinos cristianos
descendieron a las tierras al norte del Duero.

Las campañas militares no cesaron, aunque algunas concluyeron en derrotas que marcaron los límites
del avance islámico hacia el norte:

a) La derrota en la batalla de Covadonga (722) por un grupo de astures capitaneados por


Pelayo. Este hecho, sin demasiada trascendencia para los musulmanes, pero magnificado por las
crónicas cristiana, garantizó la independencia del pequeño núcleo cristiano de Asturias.

b) La derrota ante los francos en la batalla de Poitiers (732) frenó los intentos de expansión del
Islam al otro lado de los Pirineos.

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II.Emirato independiente de Bagdad (756-929)

En 750 un golpe de estado llevado a cabo en Damasco por los Abbasidas destronó a los Omeyas y
trasladó la capital a Bagdad. Solo se salvó un príncipe omeya, Abd-al Rhaman que, huyendo por el
norte de África llegó a al-Andalus, tomó el poder y proclamó el Emirato independiente de
Bagdad, que seguiría dependiendo del Califa en el aspecto religioso.

El reinado de Abd-al Rhaman I (756-788) se caracterizó por el esfuerzo para mantener su autoridad
frente a los diferentes grupos raciales, árabes, bereberes y muladíes (cristianos convertidos al
Islam) que se rebelaban contra el nuevo régimen.

Logró consolidar el poder del emir y engrandeció Córdoba (mezquita), creó un ejército
profesional de mercenarios, concentró el poder ejecutivo y legislativo, nombró jueces fieles y
organizó la administración creando los cargos de primer ministro (hayib) y ministros (visires).

La evolución del emirato durante siglo y medio se caracterizó por atravesar fases de estabilidad y
fases de fuertes tensiones: los emires nombraban a sus colaboradores entre clientes fieles a los
omeyas, provocando el recelo de las familias árabes. Al aumentar los gastos del estado tuvo que
aumentar los impuestos por lo que se agravó el descontento y las protestas sociales. Las tribus
bereberes continuaban marginadas. Así se produjo la crisis del siglo IX, que se manifestó en una
serie de rebeliones de muladíes y mozárabes (cristianos en territorio musulmán) que degeneraron
en sucesivos hechos sangrientos (“jornada del foso” en Toledo y “jornada del arrabal” en Córdoba).

A partir del 880 una serie de rebeliones internas de los gobernadores de las fronteras y de los
muladíes dirigidos por Omar ben Hafsun, sumieron al emirato en una grave crisis política y militar
que redujo el poder del emir al Valle del Guadalquivir.

III. El Califato de Córdoba (929-1031)

Durante el reinado de Abd-al Rhaman III (912-961) alcanzó al-Andalus su mayor esplendor político,
militar, económico y cultural. Cuando llegó al poder gran parte de al Ándalus estaba en rebelión
contra el gobierno de Córdoba y las arcas del estado estaban vacías. Tras varios años de lucha
sometió a los hijos de ben Hafsún y conquistó Mérida, Badajoz, Toledo y Zaragoza. Tardó 25 años en
someter todo al-Ándalus.

En 929 convirtió al-Andalus en Califato con lo que abandonaba su dependencia religiosa de


Bagdad y se convertía en líder político y religioso de Al-Ándalus, fortaleciendo la administración y
el ejército (mercenarios) y engrandeciendo Córdoba, capital del Califato de al Ándalus, en cuyas
proximidades construyó el Palacio de Medina Azahara. Derrotó al rey de León en Valdejunquera (920)
y ocupó temporalmente León, aunque fue derrotado en Simancas (939).

Los sucesores de Abd-el Rhaman III delegan el gobierno en sus visires (ministros) o hayib (primer
ministro). Al-Haken II potenció las artes y las letras e Hisham II dejó el gobierno en manos de su
hayib, Abi Amir “Al mansur” (el victorioso) conocido por los cristianos como Almanzor que gobernó
con poder absoluto, relegando del poder al Califa y apoyándose en un ejército mercenario.

Realizó contra los cristianos numerosas expediciones de saqueo (Santiago, Barcelona), pero las
continuas guerras agotaron las arcas del estado y tuvo que aumentar los impuestos, agravando el
malestar social. A su muerte (1002), se desencadenó una crisis política con enfrentamientos entre
los diversos grupos de al-Andalus (aristocracia árabe, grupos militares, bereberes...) que provocan el
fin del Califato.

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El Califato de Córdoba en 1002 Los Reinos de Taifas

Siglos XI-XIII: descomposición política y pérdidas territoriales

I. Los reinos de taifas (1031-1090)

El estado cordobés se descompuso, el Califato fue abolido en 1031 y surgieron unas 30 unidades
políticas llamadas reinos de Taifas.

Durante 60 años, al-Andalus quedó dividido en reinos independientes dominados por familias de
diferentes etnias (árabe, bereber, eslava, muladí) que se repartieron el control del territorio. La
mayoría de estos reinos fue desapareciendo al ser conquistados por otros reinos más fuertes como
Sevilla, Badajoz, Toledo, Zaragoza y Valencia.

Gozaron de cierta prosperidad económica además de impulso cultural (arte, letras...), pero su
debilidad política y militar fue aprovechada por los cristianos que les obligaron a pagar tributos en
oro (parias) a cambio de treguas. El avance cristiano tras la caída del Califato culminó con la
conquista de Toledo en 1085 por Alfonso VI de Castilla, hecho que provocó la llamada de los taifas
al reino almorávide del norte de África para que acudiese en su ayuda.

II. La unificación almorávide (1090-1145).

A fines del S. XI se había formado en el norte de África un nuevo reino islámico que abarcaba desde
Níger al Mediterráneo y tenía su centro en Marruecos. En 1086 su rey Yusuf Ibn Tasufin desembarcó
en la Península y derrotó a Alfonso VI en Zalaca (Badajoz), conquistando Andalucía y Valencia. La
rápida conquista se debió a la debilidad de los Taifas y a la guerra santa. Además, al reducir los
impuestos consiguieron el apoyo popular.

Pero pronto el poder almorávide entró en crisis. Aunque el sucesor de Yusuf, Alí, venció a los
cristianos en Uclés (1108), la intransigencia religiosa de los almorávides suscitó la oposición de la
población de al-Andalus y el imperio almorávide comenzó su descomposición.

Los reinos cristianos reiniciaron su avance: Alfonso I de Aragón conquistó Zaragoza y Alfonso VII de
Castilla llegó hasta el valle del Guadiana. Hacia 1145 el imperio Almorávide desaparece y surgen
los segundos taifas.

III. La unificación almohade (1146-1232)

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Los almohades sustituyeron a los almorávides en el control del norte de África y penetraron en la
Península librando a los taifas del avance cristiano. No obstante, los musulmanes andalusíes, ante la
intransigencia religiosa de los almohades, opusieron resistencia a su avance por lo que la ocupación
de al Ándalus fue más lenta. Los almohades lanzaron ataques contra los cristianos. Las principales
áreas de enfrentamiento se localizaron entre el Tajo y el Guadiana. En 1195 derrotaron a Alfonso VIII
de Castilla en Alarcos, pero no pudieron recobrar Toledo.

La respuesta cristiana se produjo cuando una coalición de reinos cristianos (Navarra, Castilla,
Aragón y Portugal) derrotó a los almohades en la batalla de Las Navas de Tolosa (1212). Poco
después el imperio almohade se desmoronó iniciándose los avances de Jaime I de Aragón por
Valencia y Baleares y de Fernando III de Castilla por el Valle del Guadalquivir. Desde entonces solo
un reino consiguió sobrevivir al avance cristiano del siglo XIII: el reino de Granada.

Siglos XIV-XV: el repliegue definitivo

El reino nazarí de Granada (1248-1492)

Fue fundado por Muhammad I, del linaje árabe de los Nasrí o Nazaríes, que se rebeló contra los
almohades y se proclamó sultán en 1232. Tras ser reconocida su autoridad entró en Granada.
Controlaba Jaén, Córdoba, Málaga, Granada y Almería y, aunque cedió las dos primeras a Castilla,
consiguió de Fernando III un pacto de vasallaje a cambio de un fuerte tributo. El reino se mantuvo
intacto durante dos siglos y medio frente a los reinos cristianos gracias a la habilidad de los sultanes
granadinos, a la difícil topografía del territorio con importantes fortalezas y a los problemas internos
de Castilla (dinásticos y crisis demográfica del siglo XIV).

El período más próspero fue en el siglo XIV, durante los reinados de Yusuf I y Muhamed V
(construcción de la Alhambra). A fines del siglo XIV comenzó un largo proceso de crisis política
(conspiraciones y conflictos entre linajes aristocráticos) y a partir de 1482 tras el fin de la guerra
civil en Castilla y la llegada al trono de los Reyes Católicos comenzó la guerra final, en la que a lo
largo de 10 años los cristianos avanzaron hasta tomar Granada en 1492. El avance fue rápido por la
superioridad militar cristiana y por la guerra civil interna que enfrentó a Boabdil contra su padre
Muley Hacen y contra su tío el Zagal.

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4. Resume los cambios económicos, sociales y culturales introducidos por los


musulmanes en Al Ándalus.

I. Cambios económicos

La economía de Al Ándalus tuvo una base urbana, comercial y monetaria, en contraste con las
áreas cristianas. Los gastos del estado se financiaban con el botín de las conquistas y los impuestos.

La agricultura. Fue la base económica. Predominó la gran propiedad agraria en manos de la


aristocracia árabe y de la nobleza visigoda convertida (muladíes) cultivada por siervos, pero también
había numerosas comunidades de campesinos libres, pequeños propietarios sometidos al pago de
impuestos.

Los cultivos predominantes eran los mediterráneos: cereales, olivo, vid, pero introdujeron otros
como el arroz, los agrios, el azafrán, la morera, el algodón, la caña de azúcar y plantas
aromáticas y medicinales. Su desarrollo agrícola se basó en la extensión del regadío con la
introducción de técnicas hidráulicas como la noria, las acequias y los molinos de agua, que
aumentaron la productividad de los campos. El barbecho se practicaba en la Meseta.

En la ganadería desarrollaron el bovino, el equino y el lanar (iniciándose la trashumancia). La caza


y la pesca experimentaron un gran auge.

La minería continuó la explotación de los recursos mineros (hierro, cobre, plomo, cinabrio de
Almadén, oro y plata, así como las salinas y canteras).

La artesanía y el comercio alcanzaron gran desarrollo debido a la enorme importancia que en el


mundo islámico tenían las ciudades, que constaban de la “medina” (centro urbano dispuesto en
torno a la mezquita y al zoco), y los arrabales (barrios).

La producción artesanal se realizaba en numerosos talleres que trabajaban la cerámica, madera


metales y vidrios, paños de lana, seda o algodón, pedrería, orfebrería, cueros... La actividad
comercial era intensa.

El comercio internacional intercambiaba productos de Al Ándalus con otras áreas del mundo
musulmán y de la España cristiana, jugando un papel muy importante el comercio de esclavos en
manos de traficantes judíos.

El Islam adoptó un sistema monetario basado en el “dirhem” de plata y el “dinar” de oro. Hasta el
siglo XI la abundancia de moneda facilitó el predominio económico y político de Al Ándalus, pero
desde entonces la situación se invirtió y el pago de “parias” a los reinos cristianos debilitó a Al-
Ándalus. La presión fiscal no fue excesiva aunque fue aumentando y extendiéndose a toda la
población (al principio solo pagaban impuestos los no creyentes).

II. Cambios sociales

La sociedad de Al Ándalus estaba determinada criterios religiosos, y establecía una división entre
musulmanes y no musulmanes. Además de estas categorías, existían importantes diferencias sociales
según el origen étnico, la riqueza o el poder.

a. Los musulmanes. Al comienzo de la conquista se podían distinguir tres grupos:

- La aristocracia de origen árabe, a la que se añadieron los árabes sirios. Eran un grupo
reducido de familias, que se asentaron en las zonas más fértiles.

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- Los bereberes, norteafricanos convertidos al Islam por los árabes en su expansión. Fueron
establecidos en tierras más pobres. Su rivalidad con la aristocracia fue motivo de tensiones y
conflictos.

- Los muladíes. Hispanos convertidos al Islam. Las conversiones fueron frecuentes al principio,
ya que, según el Corán, todos los musulmanes son iguales, por lo que abrazar la nueva religión
facilitaba la integración y eximía de los impuestos exigidos a la población no musulmana. Algunos
alcanzaron gran poder e influencia política.

b. Las minorías no musulmanas.

- Los judíos. Gozaron bajo el Islam de una política de tolerancia que contrastaba con la
hostilidad mantenida hacia ellos por los visigodos. Su colaboración con los musulmanes en el inicial
proceso de conquista fue importante.

- Los mozárabes. Cristianos residentes en territorio musulmán. Fueron disminuyendo en


número, tanto por las conversiones como por la emigración hacia los reinos cristianos. Las relaciones
entre mozárabes y musulmanes empeoraron con el integrismo religioso de almorávides y almohades.

c. Los esclavos. La esclavitud en el mundo islámico no era una pieza clave en la economía,
como lo había sido en la Antigüedad. Dos grupos: los esclavos (prisioneros de origen europeo) y los
negros (de origen sudanés, la mayoría, empleados en el servicio doméstico).

III. El legado cultural de Al Ándalus

Al Ándalus fue la vía de transmisión a Occidente de la cultura griega y de gran parte de la India,
recuperadas y desarrolladas por los árabes. A través de la Escuela de Traductores de Toledo y otros
centros culturales se traducían obras del mundo antiguo al árabe y de esta lengua al latín. Córdoba,
capital del Califato, fue durante el siglo X el foco cultural y artístico de Occidente.

El árabe clásico era la lengua de la mayoría de la población y con ella se desarrollaron las
principales facetas culturales: literatura, astronomía, matemáticas (difusión de la numeración
actual, el álgebra, la trigonometría), medicina, alquimia, la filosofía, etc.

El arte islámico presentó una síntesis de influencias diversas, adoptando elementos de distintas
civilizaciones. El principal desarrollo correspondió a la arquitectura. La escultura y la pintura
tuvieron un papel muy secundario pues el Corán prohíbe representar la figura humana y divina.

- Arquitectura. Utilizaban materiales pobres (ladrillo, yeso…) y diversos tipos de arcos (de
herradura, lobulados, medio punto…). Gran desarrollo de los elementos decorativos (“horror vacui”)
que podían ser geométricos (lacería), vegetales (ataurique) o epigráficos (escritura).

El edificio principal fue la mezquita. Constaba de un patio con la fuente para las abluciones y la
torre (alminar), una sala de oración dividida en varias naves y con elementos como: la quibla (muro
principal) el mihrab (santuario), la maxura (lugar reservado al califa) y el mimbar (púlpito para el
imán).
Las principales manifestaciones arquitectónicas fueron:

- Período califal: la mezquita de Córdoba y el palacio de Medina Azahara.

- Reinos de Taifas: el Alcázar de Sevilla y la Aljafería de Zaragoza.

- Período almohade: la Giralda de Sevilla y la Torre del Oro.

- Periodo nazarí: la Alhambra y el Generalife (Granada).

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5. Describe las grandes etapas y las causas generales que conducen al mapa político de
la península Ibérica al final de la Edad Media

I. La formación de los primeros núcleos cristianos de resistencia (siglos VIII-X)

En las zonas montañosas de la cordillera Cantábrica y de los Pirineos se organizaron, a partir del
siglo VIII, varios núcleos de resistencia cristiana al Islam. Eran las zonas más atrasadas y pobres de la
Península, y su clima y las dificultades orográficas resultaban poco atractivas para los musulmanes.
Estas circunstancias facilitaron el surgimiento de los cuatro primeros focos de resistencia frente al
Islam que, con el tiempo, se convirtieron en reinos y estados independientes.

1. El Reino asturleonés

En la zona cantábrica habitada por los astures –pueblo con formas de vida aún muy primitivas-, se
refugiaron algunos nobles visigodos y se organizó el foco de resistencia más antiguo.

El origen del reino asturleonés se establece a comienzos del siglo VIII, cuando se proclamó rey a
Pelayo –probablemente un noble visigodo- quien dirigió la lucha contra los musulmanes en la batalla
de Covadonga (722). Aunque tal vez fue solo una escaramuza, las crónicas posteriores le otorgaron
un carácter épico lleno de connotaciones religiosas.

Alfonso II (791- 842) trasladó la corte a Oviedo. Durante su reinado se descubrió el sepulcro del
apóstol Santiago en Compostela, convirtiéndose en núcleo de peregrinación cristiana. Con Alfonso III
(869-910) el reino se extiende hasta el Duero y establece la capital en León. El reino astur se
transformó en el Reino de León.

El siglo X fue un período de crisis. Fernán González (927-970), conde castellano, aprovechó un
momento de debilidad de la monarquía para reunir bajo su autoridad varios condados y formar el
condado de Castilla, cuya autonomía respecto de León se ha interpretado tradicionalmente como
una verdadera independencia. Más tarde Castilla pasará a formar parte de los dominios del monarca
Sancho III el Mayor de Navarra.
Núcleos de resistencia Siglo IX

Las montañas y los valles de los Pirineos estaban situados entre dos poderosos enemigos: el reino
franco al norte y los musulmanes de Al Ándalus al sur. Los monarcas francos detuvieron el avance
musulmán en Poitiers (732), y establecieron una zona defensiva al sur de los Pirineos. Esta zona se
llamó la Marca Hispánica y su mayor artífice fue el emperador franco Carlomagno.

2. El Reino de Pamplona

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La ciudad de Pamplona se rebeló contra el emirato de Córdoba en el año 799 y pasó a depender del
reino franco que estableció en la región un conde vasallo de Carlomagno. Sin embargo, la familia
Arista de Pamplona expulsó a los francos y estableció alianzas alternativas con los musulmanes de
Zaragoza y con los reyes astur-leoneses para mantener su independencia. Algunos autores consideran
a Iñigo Arista el primer rey de Pamplona (año 810).

A principios del siglo X se produjo la caída de los Arista y el acceso al poder de la familia Jimena.
Sancho Garcés I extendió el reino hacia el sur. Su sucesor, García Sánchez I, incorporó el condado de
Aragón. Su mayor esplendor lo alcanzará con Sancho III el Mayor (1004-1035) cuando se convierte en
el reino cristiano más poderoso. De él surgirán los reinos de Castilla y de Aragón.

3. El condado de Aragón

Este condado, habitado por una escasa población de montañeses ganaderos, surgió en torno a Jaca a
comienzos del siglo IX. Aznar Galindo, noble local, estableció una dinastía hereditaria. Sus sucesores
intentaron mantener su independencia frente a francos y andalusíes, y acordaron alianzas
matrimoniales con los reyes de Navarra quienes acabaron por anexionarse el territorio.

4. Los condados catalanes

La Marca Hispánica fue dividida en condados, al frente de cada cual estaba un conde nombrado por
el rey franco. Acabaron independizándose, encabezados por el condado de Barcelona. En este
proceso destacan dos figuras: Vifredo el Belloso (874-898), quien reunió bajo su mando los
principales condados catalanes y gobernó con plena autonomía, aunque se mantuvo como vasallo del
rey franco. Borrel II (947-992), rompió el juramento de fidelidad y los condados catalanes se
convirtieron en territorios independientes bajo la hegemonía de Barcelona.

II. La consolidación de los reinos cristianos (siglos XI-XIII)

A comienzos del siglo XI los territorios


cristianos representaban aproximadamente un
tercio de la Península y estaban distribuidos en
tres grandes unidades políticas: el Reino de
Pamplona, que bajo Sancho III el Mayor (1000-
1035) ejercía una supremacía indiscutible; el
Reino de León, al oeste; y los condados
catalanes, al este.

Pero entre los siglos XI y XIII se produjeron importantes cambios, debido a tres factores:

- La reconquista cristiana, con un espectacular avance hacia el sur de los reinos cristianos. El
término reconquista alude a la recuperación por los reinos cristianos del territorio del reino visigodo
que había caído bajo el Islam. Es entre los siglos XI y XIII cuando se produce la gran expansión
territorial. Los factores de este proceso fueron: el excedente demográfico del norte, la
consolidación de la idea de reconquista como recuperación de la herencia visigoda y el ideal de
cruzada contra los infieles que se extiende a través del Camino de Santiago.

- Los frecuentes enfrentamientos entre los territorios cristianos, con modificación de


fronteras.

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- La concepción patrimonial de la monarquía. La tendencia de los monarcas a considerar los


territorios de su reino como patrimonio particular provocó dos situaciones: por un lado, la unificación
de territorios mediante enlaces matrimoniales o la división del territorio en varios, por reparto entre
los herederos.

Entre los siglos XI-XIII los acontecimientos que irán definiendo el mapa político de la Península son:

1. Nacimiento de los reinos de Castilla y Aragón (siglo XI). El siglo XI comienza con la
hegemonía del reino de Navarra en la zona cristiana, que con Sancho III el Mayor (1004-1035) había
incorporado los condados de Castilla y Aragón. A su muerte dividió el reino entre sus hijos
(concepción patrimonial), surgiendo como reinos independientes Castilla (Fernando I) y Aragón
(Ramiro I). El Reino de Pamplona le correspondió a García; a partir del siglo XII se le conoce como
Reino de Navarra y orienta su política hacia Francia, pues Aragón y Castilla le cerraban el paso por el
sur, impidiéndole la expansión territorial (aunque Navarra estuvo unida a Aragón en varias ocasiones
(con Pedro I y Alfonso I de Aragón).

2. La unión de Aragón y Cataluña (siglo XII). El reino de Aragón consolidó su expansión con
Alfonso I el Batallador (1104-1134), que conquista Zaragoza (1118). A su muerte Navarra se separó de
Aragón y su hermano Ramiro II el Monje (1134-1137) se convirtió en rey de Aragón. Casó a su hija
Petronila con el conde Ramón Berenguer IV de Barcelona (1137-1162), formándose la Corona de
Aragón.

3. Independencia del Reino de Portugal (siglo XII). Portugal era un condado del Reino de León.
En 1139 el conde Alfonso I (nieto de Alfonso VI) se proclama rey de Portugal y consigue la
independencia. En 1147 conquista Lisboa.

4. Unión definitiva de Castilla y León (siglo XIII). Entre los siglos XI-XIII Castilla y León
protagonizan un proceso de uniones (con Fernando I y Alfonso VI) y separaciones que culminó con la
unión definitiva de Castilla y León en 1230 con Fernando III el Santo.

El siglo XIII es periodo de las grandes conquistas y la gran expansión cristiana. Comienza con la
victoria de una coalición de reinos cristianos dirigida por Alfonso VIII de Castilla (Castilla, Aragón,
Portugal y Navarra) sobre los almohades en la batalla de las Navas de Tolosa (1212). Con esta
victoria se abre la reconquista de los valles del Guadiana, Guadalquivir, Turia, Júcar y Segura.

- El reino de Portugal alcanzó las tierras del Algarve con la conquista de Faro (1249).

- El reino de León, con Alfonso IX incorporó Extremadura (Cáceres, Mérida y Badajoz).

- Castilla y León, ya definitivamente unidos con Fernando III el Santo conquistó el valle del
Guadalquivir: Jaén, Córdoba, Sevilla (1248); su hijo, Alfonso X el Sabio conquistó Murcia, Huelva y
Cádiz.

- Corona de Aragón: Jaime I el Conquistador conquistó las Baleares y Valencia, que se


incorporaron como reinos de Mallorca y Valencia con sus propias instituciones.

y Mallorca), el Reino de Portugal, el Reino de


Navarra y el Reino nazarí de Granada (que
A finales del siglo XIII quedan constituidos los
resistiría dos siglos más).
cinco territorios peninsulares de la Baja Edad
Media: la Corona de Castilla (que incluye León),
la Corona de Aragón (Aragón, Cataluña, Valencia

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6. Explica el origen de las Cortes en los reinos cristianos y sus principales funciones

Las Cortes eran asambleas generales convocadas por el rey, en la que se reunían los tres
estamentos: nobleza o aristocracia, el clero y el tercer estado o plebe.

Las Cortes de Castilla

Tienen su origen en 1188, cuando el rey de León convocó, junto a los magnates de la nobleza y de
la Iglesia (Curia Regia que asesoraba al rey) a los representantes de las villas y ciudades (es decir,
el tercer Estado), que habían protestado por la manipulación de la moneda. Rápidamente se
estableció la costumbre de que las reuniones se repitieran con frecuencia y sirvieran para aprobar
subsidios a la Corona, a cambio del compromiso de ésta de mantener el valor de la moneda y de
escuchar y atender las peticiones de las Cortes. Tras la muerte de Alfonso X, las sucesivas minorías
de edad dieron protagonismo a las Cortes ya que las ciudades eran un apoyo para la Corona frente a
los nobles. En 1301 se unifican las Cortes de León y de Castilla (Cortes únicas para todo el territorio).

Funciones. Las Cortes de Castilla eran convocadas y presididas por el rey y su carácter era
meramente consultivo, sin potestad legislativa. Fueron sumisas a las órdenes de la monarquía que se
limitaba a convocarlas para que aprobaran impuestos extraordinarios o tomar juramento a los
nuevos monarcas. Castilla tuvo unas Cortes comunes, a diferencia de la Corona de Aragón.

Las Cortes en la Corona de Aragón

Nacieron en el siglo XIII, primero en Cataluña, luego en Aragón y más tarde en Valencia. A diferencia
de lo ocurrido en Castilla, en la Corona de Aragón cada territorio mantuvo sus propias Cortes (que
se reunían por separado) aunque en determinadas circunstancias se reunían Cortes Generales de toda
la Corona (la primera vez se reunieron en Monzón -1236-, donde se acordó la conquista de Valencia).

Funciones. La necesidad de los monarcas aragoneses de obtener subsidios para financiar la expansión
por el Mediterráneo les llevó a hacer determinadas cesiones que menguaron su autoridad. Entre
dichas cesiones destaca que no podían dictar leyes sin consultar previamente a las Cortes de sus
reinos. Esta práctica supuso la sumisión de la monarquía a las Cortes que tenían capacidad
legislativa, además de competencias judiciales y económicas. Incluso se crearon comisiones
permanentes de las Cortes con marcado carácter fiscal, que fueron llamadas Diputaciones Generales
o Generalitat.

Las Cortes en el reino de Navarra

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Bloque 2. La Edad Media: Tres culturas y un mapa político en constante cambio (711-1474). IES Parquesol. Curso 2017/18

En Navarra, como en la Corona de Aragón, las Cortes impidieron el fortalecimiento del poder de la
monarquía. El rey debía jurar ante Las Cortes los fueros del Reino. A comienzos del siglo XIV reciben
el nombre de Diputación de los Tres Estados.

7. Compara la organización política de la Corona de Castilla, la Corona de Aragón y el


Reino de Navarra al final de la Edad Media

Hasta el siglo XIII la monarquía de las coronas de Castilla y Aragón era feudovasallático: el poder del
rey dependía de los apoyos que pudiera recabar entre la nobleza, lo cual le debilitaba. A partir del
siglo XIII la institución monárquica evolucionó de forma distinta en Castilla, en Aragón y Navarra.

Corona de Castilla
En el reino de Castilla se afianzó el “autoritarismo monárquico”, es decir, la monarquía se fortaleció
a través de una serie de instituciones:

● La administración central no tenía sede permanente y destacan las siguientes instituciones:

- El Consejo Real. Se creó en sustitución de la Curia Regia. Asesoraba al rey y estaba compuesto
por miembros de los tres estamentos y expertos en leyes.

- La Audiencia: órgano superior de justicia. Sede cambiante hasta 1442 que se estableció en
Valladolid pasando a denominarse Chancillería.

- Las Cortes de Castilla eran convocadas y presididas por el rey y su carácter era meramente
consultivo y representativo, sin capacidad legislativa. La monarquía que se limitaba a convocarlas para que
aprobaran impuestos extraordinarios o tomar juramento a los nuevos monarcas. Castilla tuvo unas Cortes
comunes, a diferencia de la corona de Aragón.

● Administración territorial se basó en unas divisiones llamadas merindades y, en las regiones


fronterizas, más peligrosas, se crearon los adelantamientos.

El fortalecimiento de la monarquía se realizó también a través de un proceso de centralización:

- Unificación jurídica: ya en el siglo XIII Alfonso X mandó redactar Las Partidas, pero en el XIV,
Alfonso XI suprimió los fueros locales a través del Ordenamiento de Alcalá atribuyendo al rey la
facultad de hacer las leyes. Se acababa así con la dispersión normativa y el derecho romano llegaba a
Castilla fortaleciendo a la monarquía.

- El poder del rey creció en los municipios y grandes concejos, controlados ahora por la
monarquía mediante el nombramiento de corregidores (representantes reales).

Corona de Aragón
En la Corona de Aragón la monarquía se fortaleció en menor medida que en Castilla debido a la
diversidad, al pactismo y a la existencia del Justicia Mayor:

a) Diversidad territorial, jurídica e institucional:

- Diversidad territorial: la Corona estaba integrada por los reinos de Aragón, Valencia,
Mallorca y el principado de Cataluña.

- Diversidad jurídica: cada uno de los territorios mantuvo sus propias leyes. Aragón
(Privilegio General y Observancias), Cataluña (Utsages y Constitucions) y Valencia (Costum).

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Bloque 2. La Edad Media: Tres culturas y un mapa político en constante cambio (711-1474). IES Parquesol. Curso 2017/18

- Diversidad institucional: cada territorio mantuvo sus propias Cortes (que se reunían por
separado en Aragón, Cataluña y Valencia). Incluso se crearon comisiones permanentes de las Cortes
con marcado carácter fiscal (Diputaciones Generales o Generalitat).

b) El pactismo limitó el poder real. La necesidad de los monarcas de obtener subsidios para financiar
la expansión por el Mediterráneo les llevó a hacer determinadas cesiones que menguaron su autoridad:
no dictar leyes sin consultar previamente con las Cortes de sus reinos. Esta práctica supuso la sumisión de
la monarquía a las Cortes que tenían capacidad legislativa. El pactismo consistía, pues, en un pacto
entre el rey y el reino, que aceptaba la autoridad real a cambio de que el rey respetara los fueros y
leyes.

c) La diversidad territorial y el pactismo limitaron el poder de la monarquía en la Corona de Aragón.


A ello hay que añadir limitaciones jurídicas al poder real como lo demuestra la existencia de la
figura del Justicia Mayor de Aragón: alto magistrado al que las Cortes de Aragón atribuyeron la
facultad de juzgar en las disputas entre los nobles y el rey, limitando el poder de la monarquía.

Reino de Navarra
En el Reino de Navarra, como en la Corona de Aragón, se impuso el “pactismo”, y las Cortes
impidieron el fortalecimiento del poder de la monarquía. Instituciones::

- El Consejo real, órgano asesor del rey.

- Las Cortes, únicas para todo el reino, ante las cuales el rey debía jurar los fueros.

- En el siglo XIV surgieron dos nuevas instituciones: la Cort (Audiencia o Tribunal de Justicia) y
la Cámara de Comptos para la administración financiera o Hacienda.

En cuanto a la administración territorial, el reino se dividía en merindades.

8. Comenta el ámbito territorial y características de cada sistema de repoblación, así


como sus causas y consecuencias

La repoblación es un proceso paralelo a la reconquista. Consiste en ocupar, habitar y cultivar las


tierras vacías o reconquistadas a los musulmanes. La repoblación consolida la expansión cristiana y
las diferentes maneras de repoblar son el origen de la estructura de la propiedad y el poblamiento
rural vigente hasta nuestros días.

Causas

- Excedente demográfico de los reinos cristianos: la población de los territorios cristianos


había crecido entre los siglos XI y XIII y la repoblación permitió dar salida a dicho crecimiento.

- Necesidad de obtener el control del espacio reconquistado: no se obtiene el control del


espacio con la simple conquista; es necesario habitarlo, ponerlo en explotación y defenderlo.

Los sistemas de repoblación y sus características

1. Siglos VIII-X, presura o aprisio. Sistema de repoblación del territorio al norte del Duero y
Pirineos. Consiste en ocupar y roturar tierras deshabitadas “tierra de nadie” que se convertían en
propiedad del ocupante por el hecho de cultivarlas. Posteriormente los reyes otorgaban un
documento acreditativo de la propiedad. Protagonizada principalmente por pequeños campesinos
libres, dio lugar al minifundio y a la pequeña propiedad. También participaron nobles y monjes.

2. Siglos XI y XII, conviven la repoblación concejil y los repartimientos.

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- Repoblación concejil. La concesión de fueros a los concejos, es propia de las tierras entre el
Duero y el Tajo. El territorio estaba dividido en concejos integrados por una ciudad o villa amurallada
con un territorio a su alrededor (alfoz), en el que podía haber varias aldeas. Los reyes otorgaban
fueros con privilegios y libertades (pagar menos impuestos, perdonar penas por delitos…) a quienes
acudieran a habitar estos concejos. El modelo fue el Fuero de Sepúlveda (Alfonso VI, 1079). Surgen
así distintos concejos (Ávila, Salamanca, Segovia, Sepúlveda...) en los que predomina la mediana
propiedad libre.

- Repartimientos: en los valles del Tajo y Ebro los cristianos ocuparon tierras densamente
pobladas por musulmanes. El pacto de rendición obligaba a los musulmanes a abandonar las ciudades,
permaneciendo en zonas rurales. Las casas y tierras vacantes más ricas y de regadío se entregaron a
la alta nobleza que había participado en la conquista (donadíos); el resto de tierras y viviendas se
entregó a los nobles de menor rango (heredamientos).

3. Siglo XIII, encomiendas a las Órdenes Militares y repartimientos a la nobleza.

- Primera mitad del siglo XIII. El sistema de encomiendas a las Órdenes Militares es propio
del valle del Guadiana, Teruel y norte de Castellón. Consiste en “encomendar” la defensa de la
frontera a las Órdenes Militares (monjes-soldado que participan en la Reconquista: Alcántara,
Santiago, Calatrava, Montesa) a las que el rey entregó extensos territorios (encomiendas) poco
poblados y de explotación ganadera (ovejas). Ello explica el poblamiento concentrado y los grandes
latifundios de Extremadura y La Mancha.

- Segunda mitad del siglo XIII. Sistema de repartimientos a la nobleza que participó en la
reconquista del valle del Guadalquivir y Murcia: donadíos (alta nobleza) y repartimientos (nobleza de
segundo orden). Los campesinos recibieron pequeñas parcelas. Se expulsó a la población islámica de
las ciudades o se la desplazó a los arrabales.

En Mallorca el rey y la nobleza se repartieron una parte de la tierra y otra parte se repartió entre las
milicias urbanas que procedían principalmente de Cataluña. En Valencia la rendición pacífica
permitió la permanencia de una numerosa población musulmana y Jaime I promovió una amplia
repoblación cristiana para contrarrestarla.

Consecuencias

Los diferentes modelos de repoblación dieron lugar a una diferente estructura de la propiedad de la
tierra que aún persiste actualmente:

- Al norte del Tajo predomina la pequeña y mediana propiedad, debido a que entre los siglos
VIII-X, la abundancia de tierras vacías “tierra de nadie”, permitió a los cristianos del norte emigrar
hacia el sur y hacerse con propiedades a través del sistema de “aprisio” lo que dio lugar al
predominio de pequeños propietarios libres.

- Al sur del Tajo predomina la gran propiedad en pocas manos (latifundio), resultado de los
modelos de repoblación de los siglos XII y XII: encomiendas a las órdenes militares y grandes
repartimientos a la alta nobleza que ha participado en la reconquista.

- A partir del siglo XI se produjo un proceso de feudalización: el campesinado estaba sujeto a la


servidumbre de los señores feudales, nobles o eclesiásticos y se extiende el señorío territorial y
jurisdiccional. La nobleza y la Iglesia, claves en la reconquista, se refuerzan frente al poder del rey y
todo ello dará lugar a la sociedad estamental.

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9. Explica el origen y características del régimen señorial y la sociedad estamental en el


ámbito cristiano

El origen del régimen señorial y la sociedad estamental


Durante la Edad Media, algunas de las funciones que tradicionalmente ejercía el Estado (cobrar
impuestos, impartir justicia, tener ejército, etc.), pasaron a ser ejercidas por los señores (laicos o
eclesiásticos), debilitándose el poder de los reyes frente a los nobles. En la península Ibérica los
reyes se vieron obligados a pedir ayuda a la nobleza civil y eclesiástica para realizar las campañas
militares contra el Islam (reconquista). Así, la nobleza y la Iglesia se reforzaron frente al poder real,
extendiéndose el señorío territorial y jurisdiccional y apareciendo la sociedad estamental.
El régimen señorial. En la sociedad feudal existen dos tipos de relaciones sociales:
1. Relaciones entre señores y campesinos : Los campesinos eran explotados por los señores a
través de relaciones de dependencia que se concretan en el señorío territorial y jurisdiccional:
- Señorío territorial: gran propiedad territorial que consta de una reserva (tierra que el señor
explota directamente) y los mansos: parcelas que recibían los campesinos en usufructo. A cambio de
recibir el manso, los campesinos entregaban al señor rentas (en especie o en metálico, llamadas
censos o foros) y efectuaban trabajos gratuitos en la reserva (sernas).
- Señorío jurisdiccional. Por concesión real, un señor pasa a gozar de ciertas facultades del
poder regio, principalmente la administración de justicia. Además, los señores tienden a exigir a los
campesinos toda clase de pagos y prestaciones: pagar por los monopolios señoriales (molino, lagar,
horno…), conservación de caminos, hospedaje a tropas, peajes…
2. Relaciones entre señores . Se conocen como relaciones feudovasalláticas. Los nobles estaban
unidos entre sí por un complicado tejido de relaciones. Las instituciones que unían dichos lazos eran
el vasallaje (juramento de fidelidad) y el beneficio (feudo –tierras-). Dentro de la nobleza una misma
persona podía ser a vez señor de alguien inferior a él y vasallo de alguien superior.
La sociedad estamental
En los reinos cristianos peninsulares se impuso pronto la sociedad estamental, caracterizada por una
rígida división entre los dos estamentos privilegiados (nobleza y clero) y un estamento no privilegiado
(tercer estado o estado llano). La pertenencia a un estamento se hereda por lo que los estamentos
son grupos sociales cerrados (excepto el clero), que determinan la función que cada uno cumple en la
sociedad: la guerra, la oración o el trabajo.
Dos estamentos privilegiados. La nobleza y el clero disfrutaban de privilegios: no trabajar, no pagar
impuestos, leyes propias que les favorecen, ser juzgados por tribunales especiales, administrar
justicia sobre los habitantes de sus señoríos, recaudar impuestos, etc.
- La nobleza. Se distinguen niveles: la alta nobleza o ricoshombres (dueños de grandes
señoríos), hidalgos (poseían tierras de menor tamaño) y los caballeros villanos (agricultores o
ganaderos con recursos suficientes para mantener un caballo y armamento). Para defender sus
privilegios, la nobleza cuenta con el mayorazgo.
- El clero. Se diferencia un alto clero (obispos, abades, etc.), equiparable a los ricoshombres y
bajo clero (párrocos, curas rurales), que vivía de una forma más modesta. El clero recibía el diezmo
de los campesinos (décima parte de la cosecha). No era un estamento cerrado, pues a él accedían
tanto los nobles (alto clero), como los miembros del estado llano (bajo clero).
Estamento no privilegiado (tercer estado o estado llano): formado por los campesinos y otros
grupos sociales que deben trabajar y pagar todos los impuestos (al rey, a los señores, a la Iglesia).

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- Los campesinos. Vivían al límite de la subsistencia explotados por la nobleza civil y


eclesiástica. No obstante debemos diferenciar entre los que vivían en villas de realengo (condiciones
más soportables) y los que vivían en territorios de señorío (más explotados). En Cataluña, el
campesinado a partir del siglo XIII estaba adscrito a la tierra y para poder abandonarla, tenía que
pagar una redención (remença). En Castilla, el modelo de repoblación dio lugar a un gran número de
campesinos libres.
- Otros grupos sociales (dentro del Tercer Estado):
- la burguesía urbana (mercaderes, prestamistas, artesanos… A medida que se desarrollen las
ciudades se irán enriqueciendo con la producción artesana de los gremios o por el comercio. Con el
tiempo se dividirá en alta burguesía o patriciado urbano y baja burguesía.
- Las minorías religiosas: mudéjares (musulmanes dedicados al trabajo de la tierra o a la
artesanía), judíos (dedicados a los negocios, prestamistas, médicos, acusados de deicidas y tolerados
hasta el siglo XIII vivían en barrios urbanos llamados juderías) y un importante grupo de marginados
(vagabundos, mendigos y leprosos).

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