Está en la página 1de 6

El escritor que ‘predijo’ el

coronavirus
FICCIÓN Y REALIDAD
Dean R. Koontz desarrolló en una novela de 1981 una trama con
sorprendentes coincidencias con la actualidad
https://www.lavanguardia.com/libros/20200224/473726626828/dean-koontz-
coronavirus.html
DOMINGO MARCHENA
BARCELONA
24/02/2020 06:00Actualizado a 24/02/2020 10:11

En Pierre Menard, autor del Quijote , Jorge Luis Borges habla de un


escritor que redactó letra por letra varios capítulos de la obra de
Cervantes, sin copiar ni transcribir. ¿Hay algo más mágico que la
literatura? Eso mismo se preguntan hoy los asombrados lectores de un
prolífico novelista estadounidense de terror, suspense y ciencia ficción.
No es para menos: hace casi 40 años presagió lo que está pasando
ahora con el coronavirus.

Dean R. Koontz relató en una obra publicada en 1981, Los ojos de la


oscuridad , la irrupción en el mundo del siglo XXI, concretamente
“alrededor del año 2020”, de un arma biológica denominada “virus
Wuhan-400”. Las alusiones a la epidemia aparecen en el capítulo 39 y
forman parte de una trama secundaria de la historia. Pero las
sorprendentes coincidencias con la alerta sanitaria lanzada por la OMS
han despertado la imaginación de los internautas
El autor / Twitter
Las redes sociales, que necesitan muy poco para incendiarse, arden con la
noticia. Es verdad que el bueno de Koontz, un superventas al que
definiríamos como “voluntarioso y muy trabajador” si fuese futbolista,
habla de algo parecido a una neumonía que se expande, aparentemente
inmune a los tratamientos convencionales. Y es verdad también que sitúa
su origen justo en un laboratorio militar en Wuhan, el epicentro de la
epidemia en China.

De las infinitas ubicaciones posibles, tuvo que ser precisamente esa. Este
veterano autor, que ha vendido millones de ejemplares de sus libros y al
que la critica literaria acostumbra a mirar por encima del hombro, vive
estos días su gran momento de gloria. Paradójicamente ese
reconocimiento le llega a los 74 años, después de inmensas ganancias,
más de cien títulos publicados y casi veinte adaptaciones
cinematográficas.
De todas sus novelas, la que dio más juego en la gran pantalla
fue Phantoms, dirigida en 1998 por Joe Chappelle y protagonizada por
un Peter O’Toole que había tenido tardes mejores. En el reparto también
figuraba un por entonces semidesconocido Ben Affleck, que sin embargo
tuvo uno de los grandes diálogos de la película. Un diálogo, por cierto, en
el que muchos también creerán ver resonancias macabras con la
actualidad:

–¿Qué es esto? ¿Algo biológico, químico u otra cosa?

–Yo diría que otra cosa.


El libro / Twitter
Los especialistas insisten en que el episodio del coronavirus es muy
preocupante y grave, pero no es el Armagedón ni una pandemia letal.
La gripe mata cada año a muchísimas más personas que el Covid-19. Sin
embargo, quienes prefieren optar por el catastrofismo pedirían para el
autor de Los ojos de la oscuridad el Nobel de Literatura, versión
premoniciones, si tal cosa fuera posible.

En España las obras de Dean R. Koontz han sido publicadas, entre otras
editoriales, por Plaza&Janés, Debolsillo y el Círculo de Lectores. Ha sido
tan fecundo que ha debido utilizar varios heterónimos a lo largo de su
carrera para no quemar su imagen de marca. Algo parecido le ocurrió
a Stephen King, que ha firmado algunas de sus obras como Richard
Bachman o John Swithen.

Otra foto del autor / Twitter


Si sus traductores han sido fieles al original, nuestro hombre es muy
propenso a utilizar de forma reiterada expresiones como condenadamente,
en ocasiones más de una vez en un mismo párrafo, lo que da redunda en
la sensación de pobreza de léxico. También Alejo Carpentier usa con
extraordinaria profusión el adjetivo tremebundo en El siglo de las
luces (Austral), pero a nadie se le ocurriría acusarle de lo mismo.

Los ojos de la oscuridad es un libro condenadamente premonitorio, dicen


los internautas. Lamentamos arruinarles la ilusión, pero este no es el
primer caso ni el más asombroso. La también estadounidense Kressmann
Taylor (1903-1996) lanzó en 1938 una lúcida advertencia contra la
vesania nazi y el horror de los campos de concentración, muchísimo antes
de que se destapara esta realidad. Lo hizo en una muy recomendable
novela epistolar, Paradero desconocido (RBA).

Y qué decir del alemán Emil Ludwig (1903-1996). En su ensayo Tres


dictadores: Hitler, Mussolini y Stalin (Acantilado) adelanta el desastroso
final del pacto Ribbentrop-Molotov, los juicios de Nuremberg y la
división de Alemania en dos bloques, entre otros muchos
acontecimientos. Su obra se publicó en 1939, cuando la Segunda Guerra
Mundial acababa de comenzar.

¿Tenían Kressmann Taylor y Emil Ludwig dotes visionarias? Por


supuesto que no. Eran personas inteligentes y previeron con gran
sagacidad lo que podría pasar. Con mucha imaginación y un poquito de
suerte, eso le ha ocurrido a Dean R. Koontz. Quienes se maravillen ante
su visión de futuro deberían releer a un tal Jules Verne, ese sí, con una
capacidad anticipatoria contrastada.

No sabemos qué diría Verne de todas las cosas que adelantó, pero sí
sabemos qué dice David Monteagudo, una de las voces más interesantes
de las letras españolas desde que debutó en el mundo literario con Fin .
Suya es también la fantástica Marcos Montes (Acantilado), que arranca
con unos mineros sepultados por un derrumbe y la angustiosa espera hasta
que los salvan.

La presentación de la novela coincidió con una tragedia idéntica, la de la


mina San José, en Chile, el 2010. La suerte de los mineros chilenos tuvo
al mundo en vilo y acabó con un final feliz. El escritor, que hablaba de un
accidente y un rescate muy parecidos en su texto, restó importancia a la
coincidencia: “Después de todo –le dijo al cronista– poeta y vate son
sinónimos. Y vate viene de vaticinar”.

También podría gustarte