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Del espíritu
de las leyes
PREFACIO
1,IBRO 1
LIBRO 11
-
1.
--.
u
.
.
IV. .n. 15 Y a".
11V I U .n 1" Consmeniclonei mbn 1- awy. d. la m 8 t d ~ mde 1- -M. v
#u r d r n r l . , cap. IX. r ro-6 ni Ii nplbll" el nplurv d. *lo
mlo.
8. DIO*I.I. U HIUCAR#- SI- d. rMcmIe#, m.81. l.11. dlm6n d. W r h c
11". Polhli. Ilb. VIP. cav. X. a r r Im.
-
22 MON7ESQUIELT
m. Pero como a en sl misma defectuosa, los grandes legisladores
se han preocupado de regularla Y corregirla. .
Solón dlspuso en Atenas que se nombrasen por elección todos
los cargoa militares. mlenvas que los senadores y jueces serlan
elegidos por suerte. Igualmente quiso que se asignaran por elec-
d6n las magistraturas civiles que exlgian un gran gasto, mientraa
que las restantes se aslgnarlan por sorteo. Pero para correglr
suerte estableció que 8610 se pudlera elegir entre los que se pre.
sentasen, que el electo fuese examinado por los jueces 18 Y que cual-
qulera pudiese a c w l e de Indignidad para el cargo 1% Este sistema
partldpaba a la vez de la suerte y de la elección. Cuando acababa
el período de la magistratura. debla sufrlr otro examen sobre su
manera de proceder. De este modo los incapadtados para tales fun.
ciones sentirfan una gran repugnanda a dar sus nombres para en.
uar en el mrteo.
La ley que determina la forma de dar las cedulas de votaclón es
otra ley fundamental en la democracia. La cuestión es si la votación
debe ser pública o secreta. Cicer6n 15 opina que las leyes 1.3 que la
convirtieron en secreta. en los últimos tiempos de la República ro-
mana, fueron una de las causas principales de su calda. La práctica
es dlstlnta en cada República; he aqul lo que creo se debe pensar:
Sln duda, cuando el pueblo da sus votos estos deben ser púbii-
-17. cosa que debe condderarse como una ley fundamental de la
democracia. Es preciso que el pueblo este informado por los prin-
cipaies y contenido por la gravedad de dertas personajes. Por eso
en la Rep6bllca romana todo se perdió cuando las votaciones se hi.
demn secretas. pues ya no fue posible orientar al populacho des-
caminado. Pero cuando el cuerpo delos nobles emite los sufragios 1s
en'una aristocracia, o el senado en una democracia 19, todo secreto
seria poco en el momento de la votación, ya que se trata en este
caso de prevenlr intrigas.
~a intriga es tan peligrosa en un senado como en un cuerpo de
nobles; no lo es. sin embargo, en el pueblo. cuya caracterIstica es
obrnr con pasión. En los Estados en las que no participa en el
Gobierno. el pueblo se apasionara por un actor como lo hublera he-
cbo por los asuntos públicos. La desgracia de una República no es que
en ella no haya intrigas. cosa que ocurre cuando se corrompe al
pueblo con dinero: entonces se interesa por el dinero, pero no por
los ne#odos públicos, y espera tranquilamente su salario sin preocu-
pame del Gobierno ni de lo que en 61 se trata.
ü t r a ley fundamental de la democracia es que &lo el pueblo debe
hacer las leyes. Hay, sin embargo. mil ocasiones en que se hace ne-
@o que el Senado pueda estatuir. A veces incluso es convenien-
'
D E ESPIRiTV DE Lif UYES 2 3
..
defendlp contra d pueblo los restos de su democracia, mientras que
I .
V h l ho*l.rn D. UUE~UYO. Ub. N Y IX.
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XVI.
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a IOIMM. Y d. N 6 e e a d m . C.V. ?ZV
Venecia se drve de los inqulsldores de Estado para mantener su
dristoernda contra los nobles. De aqui que en Roma la dictadura
debla durar pmo. pues el p!mbIo obra por s u fososidad y no por sus
designios, habría que ejercer esta magistratura con esplendor, pues
se trataba de intimidar al Pueblo, no de castigarle: era preciso crear
un dlctador para un solo negocio, y que su autoridad fuese ilimitada
s61o por razón de dicho negocio. pues siempre se le nombraba para
un caso imprevisto.
Por el contrario, en Venecia se requiere una magfstratura per-
manente que pueda formular designios, perseverar en ellos, sw
penderlos o reanudarlos. una magistratura en la que la ambición
de uno solo se convierta en la de una familia. y la ambici6n de una
familia en la de muchas. Se requiere una magistratura secreta, por.
que los delitos que castiga, siempre ocultos, se esconden en el se
creto y en el silencio Esta magistratura debe tener una inqulsici6n
general porque no tiene que cortar males conocidos. sino prevenir
Incluso los que no se conocen. Finalmente se establece para vengar
crímenes de que soslieeha. mientras que la primera se valía más de
las amenazas que de las castigos, en delitos incluso confesados por
sus autores.
En toda magistratura hay que compensar la magnitud del poder
con la brevedad de su duración. La mayor parte de los legisladores
han fijado en un año esta duración Mis larga, seria peligrosa;
más corta. seria contra la naturaleza de la cosa en d. ,Quién que.
rría gobernar en estas condiciones sus asuntos domestlcoe? En Ra.
gusazr. el jefe de La República cambia cada mes, los d e m b oficiales
cada semana y el gobernador del castillo todos los días Esto 8610
puede practicarse en una Repiiblica pequeaaz rodeada de poten-
cias formidables que podrfan sobornar fitcilmente a los pequenos
magistradcu.
La mejor aristocracia es aquella en la que el sector del pueblo
que no interviene en el poder es tan pequeño y tan pobre que el
sector dominante no tiene interés en oprimirle. Asl. cuando Antl-
patrom dispuso en Atenas que los que no tuviesen dos mil draanas
quedasen excluidos del dereho de votar, dio origen a la mebr
tmacia posible, porque esta cuota era tan pequeña que no exelula
más que a un reducido número de dudadanos. y, desde luego. a na-
die que gozara de alguna considerael611 en la ciudad.
Asl. pues. las familias mistodtieas dehen ser pueblo en la me.
dida en que esto sea posible. La arlstocracla se14 mls prf,ecta cuan
to mls se acerque a la democracia. cuanto m b se acerque a la Mo-
narqula, será menos perfecta. La mds imperfecta es aquella en que
el seetor del pueblo que obedece es civilmente esclavo del que
manda. como la aristocracia de Polonla. donde los campesinos son
eselavoa de la noble=.
I
m d o a cuanto8 más pueblos tlene que goliernar el princlpe menos
pierna en el Goblerno, y cuanto más Importantes son los negados
de Estado, menos se dellbera sobre ellos.
LIBRO 111
CAP~TUW 11: Del principio & los diversos Gobiernos.-He dicho que
la naturaleza del Gobierno republlano consiste en que el pueblo
en cuerpo, o ciertas famlHas. tenga el poder soberano. L a del Go-
bierno monlrquico, en que el príncipe tenga el poder soberano, pero
que lo ejerza según las leyes establecidas. La del Goblemo desp6tico.
en - ~ -~
~-
-.. aue noblerne uno solo se&
~ ~
su voluntad Y ca~richo.No neo?
sito más para encontrar los &es principias, puesto-que se derivan.
naturalmente. de todo lo dlcho. Empezaré por el Gobierno republl.
w o y hablar6 primeramente del dem&tlco.
C A P ~ T U111:
~ , Del principio & la democracia.-No es menester mu.
cha probidad para que un Goblerno monArqulco o un Gobierno des-
pbtico a mantengan o se sostengan. En uno, la fuerza de las l e
yes, y en otro, el bram del príncipe siempre levantado. bastan para
regular y ordenar todo. Pero en un estado popular es necesario un
resorle más: la virtud.
Lo que dlgo este confirmado por la hlstorla y es conforme a la
naturaleza de las cosas. Es evidente que en una monar<lula se n e
d t a menos virtud que en un Goblerno popular. ya que en una
Monarqula el que hace observar las leyes está por enclma de ellas
mientras que en el Goblerno popular se siente sometido a ellas Y
sabe que ha de soportar todo su P W .
E8 evidente tambibn que el monarca que.'por mal consejo o por
negligenda, desniida el cumplimiento de les leyes, puede flcilmen-
te reparar el mal con &lo camblar de consejo o CaraWrse de su
negligencia. Pero cuando en un Gobierno popular las leyes dejan
-
de cumplirse, el Estado está ya perdido. puesto que esto &lo m
como consecuencia de la compclóm de la RepJblIca.
n W. duuncl6n d. -a InwmumU. y d. eua mur4 muchas c o i u e u ~ 1 . s .
U C ~ d. Ln(ln1d.d
W d. Iw".
Fue un bello especUculo ver los eefuemm impotentes de l w In-
g l e m en el slglo lopasado. para establecer mire ellas la demoarl..
Como los que partlclpbm en los nemclas Eucdin de virtud, mmo
su ambición se exasperaba por el edto del m L ceo&- y como el
esplritu de una faccldn 610 estaba reprlmldo m el de otra. el Do.
bienio cambiaba sin cesar El pueblo, asombrado. buacabo la d m o .
cracia sh encontrarla en parte aiguna. Por Iin, despues de mucha
movimientos. choques Y conmociones, hubo que dencansar en el m k
mo Gobierno que antes se habla p m t o .
Cuando Sita qulso devolver la libertad a Roma b t p ya no pudo
redblrla porque no le quedaba m& que un d&ll resto de virtud;
y como cada vez tenla menos. en lugar de despertar despues de
Cesar. Tiberio. Cayo. Claudlo. Nerdn o Domlciano, se fue haciendo
cada dla mls esclava todos los golpes recayeron sobre los tirana.
ninguno sobre la tiranla.
Lo. polltlcos grlegos, que vlvlan en un Gobierno popular. no re.
conoclan mis fuena Para sostenerlo que la virtud Lo. poUUms
de hoy no nos hablan más que de fibricas. de comerelo. de finamas,
de riquezas e Incluso de lulo
Cuando la vlrtud deja de edstlr, la amblcldn entra en los cora.
wnes capaces de redblrla y la eodicla se apodera de todos los de-
mls Los deseos cambian de objeto: lo que antes se amaba. ya no
se ama, si se era llbre con las leyes. ahora se qulere ser libre contra
ellas. cada ciudadano es como un eslavo eacapudo de la cana de su
amo. se llama WOT a lo que era mMma; se llama estorbo a lo que
era regla, se llama temor a lo que era atanddn. Se llama avarlda
a la miealidad y no al de- de paseer. Antes. los blenes de las par-
ticulares constltulan el tesoro públlco. pero en cuanto la virtud se
plerde, el tesoro p6blico se convierte en patrimonio de los partlcu-
lares. La Repiiblica es un despojo Y su f u m a ya no es mán que el
poder de algunos ciudadanos y la llcencla de todos.
Atenas no perdld su fuena mientras domind con gloria y alrvid
con vergüenza. Tenla veinte mil cludadanosa1 cuando defendld a las
griegos contra los persas, cuando disputó el lmperlo a Lasdemoda
y cuando atacó a Slcllla. Tenía velnte mll cuando Dcmetrio de Fplen
los contó= como se cuentan los esclavos en el mercado. Cuando
Flllpo qulso dominar a Grecla. al presenteme ante lu puertpil de
Atenas= se encontrd una ciudad que habla perdldo algo muy im-
portante. Sabemos por Demóstenes el trabalo que 4hacerla da-
pertar se temla a Flllpo, no como enemlgo de la libertad. idno de la
*
placeres Esta cludad. que habla resbtldo tan- denvtaa que había
renaddo despues de cada de6iruccldn. queda venclda en Queronea
para siempre. iQué importa que Flllpo devolviera lm wlslonem d
no devolvla hombresT Era tan flcll triunfar siempre sobre lu fum
sas de Atenas como dlfídl triunfar sobre su virtud
(C6mo hubiera poddo acetenerse Cartaso? Cuando AnIbal. ya
,re(or, qulso lmpedlr a los magbtrados el pillaje de la Repiibllca.
,m fueron a acusarle ante las romanos?. ¡Desdichados!, querlan ser
dudadanos sin que la ciudad exbtlese y recl@ir sus rfquezas de
manos de sus destructores. Pronto Roma les pldid como rehenes
W e n i m ciudadanos de los prlnclpales; luego hizo que le entre
las armas y los navíos. y flnaimente les declar6 la guerra.
por lo que hlro Cartago dessnnada y sumlda en la desesperacldn=
.e puede Juzgar lo que hubiera hecho en plena posesidn de su vli.
tud y de su hiena.
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~~ 10, &u,-
.wltom p"m~anLp m w lo que
~blím. -.l-
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Ida. mro
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que encontramos en los ant(guos Y de las que 610 hemos dIdo ha.
blar. Las leyes sustituyen a todas eatan vlrtudes que non lnn-.
rlris m u e el Estado dlspensa de ellas: una a d 6 n que se realiza
en el sin estrépito no tlene, en cierto modo, conaecuendas.
Aunque todos los delitos son pdbllcoe por naturaleza, se dislln.
guen, sln embargo, los delltos verdaderamente pdbllcoe de los d e
lltos privados. llamado. aai porque ofenden mis a un particular que
a la miedad entera. Ahora bien: en las Repdbllcas, los delltos pri.
vados son m& públicoe, es dedr, van contra la conatltucl6n del
Estado m8s que contra los particulares. En las Monarqules. los
delltos Pdbllcos entran en el campo de los privados porque van con-
tra los Intereses particulares más que contra la propla constltuci6n
del Estada
-- -.
Supllco que nadle se ofenda por lo que he dlcho. dlgo lo que
me dieta la hlstorla. S6 muy blen que no es raro encontrar principes
virtuosos. pero sostengo que es muy diflcil que el pueblo lo sea en
una monarqulam. iéase lo que los historiadores de todos los tlem-
pos han dicho sobre la corte de loe monarcas; recuérdense Las con
ver~cionesde gentes de todos los países sobre el caracter despre
ciable de los cortesanos: no se trata de especuladones. slno de
una trlete experiencia.
La amblci6n en la ociosidad, la bajeza en el orgullo. el deseo de
enriquecerse sin trabajar, la averslón por la verdad, la adulaci6n.
la traición, la perfldia, el abandono de todo compromiso, el des=
cio de los deberes de cludadano, el temor de la virtud del prlndpe,
la esperanza de sus dehilldades y, sobre todo, el ridlculo de que
siempre se cubre a la virtud, mnstltuyen a mi modo de ver el ca.
rPcter de la mayorla de los cortesanos en todas partes Y en todas
las epoeas. Ahora blen: es muy dlflcll que no slendo honrados la
mayor parte de los ciudadanos principales de un Estado. los Infe
riores sean hombres de bien; que aquellos engaiien y estos se con-
formen con ser engafiados.
El Cardenal Rlchelleu InslnQa en su testamento polítlco que si
en el pueblo se encuentra almin desdichado hombre honrados% el
monarca debe eVltar servlrse de el a.¡Hasta tal punto es verdad que
el resorte de este Gobierno no es la vlrtud! Clerto que no se excluye
de el, pero no es su W r t e .
n
a* u
i u a t c n i y d l h l l a . TlUnnnUo. u p IV
DEL PSPIül'iU DE LAS LEYES 3 1
M, en las Monsrqiúu blen reguladis todo el mundo será m68
,,enos buen dudadano, pero serP raro encontrar alpulen que sea
hombre de blen m, pues para serloal hay que tener la lntenddn de
m10 y amar al Estado m68 por 61 que por uno mlsmo.
I
t u d n o se n d i a y el honor serla p e l b m .
EI poder Inmenso del m d p e pasa por entero a auuellos a q u k
., -.- *.
pies lo confia. as personas espaces de estimarse mucho a 61 m&
e
-
-h dr m ~ n mul
u .610 cii r n w gollUm
a, vw ~inni 1 de h M.1s. i n u m a d 6 n
rr V k r Rur. 447.
mas podrían fAcllmente provocar revoluciones. Es preciso. pues.
que el temor tenga todos los Bnimos abatidos y extinga hasta el
menor sentimiento de ambición.
Un Gotiierno moderado puede aflojar sus resortes cuanto quiera
sin peligro, pues seguiría manteniendose por sus leyes y por su pm-
pia fuerza. Pero cuando en un Gobierno despótico el príncipe deja
un instante de levantar el brazo. cuando no puede .reducir a la nada
en un momento a los que ocupan los Puestos principales 43. todo
esta perdido. Si falta el temor que es el resorte del Gobierno. el
pueblo ya no tiene protector.
l a s cadles han sostenido, aparentemente en este sentido. que el
Gran Señor no estaba obligado a cumplir su palabra o su juramento,
si al hacerlo limitaba su autoridadrr.
El pueblo tiene que ser juzgado Por las leyes, Y los grandes por
ei antojo del príncipe; la cabeza del último súbdito tiene que estar
segura, mientras que la de los bajás está siempre expuesta. No po.
demos hablar de estos Gobiernos mOnStrUOS08 sin estremecernos.
EL Sofí de Persia. destronado en nuestros días por Miriveis. vio
perecer su Gobierno antes de la conquista, porque no había hecho
correr bastante sangre 45.
La historia nos refiere que las horribles crueldades de Domiciano
asustaron a los gobernantes basta tal punto, que el pueblo se re
puso un poco bajo su reinado* Es como un torrente que arrastrara
todo por uno de sus lados, dejando por el otro campiñas donde se
ven praderas desde lejos
1.1 --- . -va aue el honor esta sujeto por naturaleza a muchas
extravagancias que se acatarAn por obediencia.
Aunque la manera de obedecer sea diferente en estos dos Gobier-
nos, el poder es, sin embargo, igual. Donde quiera que el príncipe
se dirija. hará inclinar la balanza y sera obedecido. La diferencia está
eii que. en la Monarqula, el príncipe está ilustrado y los ministros
son mucho más hibiles y mucho mas expertos en los negocios que
en el Estado despótico.
CAP~TU XI:
L ~ Reflezión sobre lo que antecede.-Estos son pues los
principios de los tres Gobiernos. No queremos decir con ello que los
hombres son virtuosos en tal o cual República. sino que debian serlo.
Tampoco se prueba que exista el honor en determinada Monarpula,
O el temor en un Estado despótico particular. sino que deberían
existir. porque sin ellos el Gobierno seria imperfecto.
LIBRO IV
LIBRO XIV
-
De las leyes en su relación con l a naturaleza del clima
CAP~WW 11: Los hombres son diferentes segan los diversos climas.-
El d r e frío1 contrae las extremidades de las flbras exteriores de
nuestro cuerpo; ello aumenta su aetivldad y favorece el retorno de
la sangre desde las extremidades al corazón. Disminuye ademis la
longitud2 de dichas fibras, por lo que su fuerza queda aumentada.
El aire cálido, por el contrario. relaja las extremidades de las fibras
y las alarga, por lo que su fuerza y su actividad disminuyen.
Asl, pues. el hombre tiene mis vigor en los climas fríos: la ac-
ción del coraz6n y la reacción de las extremidades de las fibras se
realizan con mis facilidad. los Ifquidos se equilibran mejor, la sangre
fluye con mis facilidad hacia el corazón y, recfprocamente, el cora-
z6n Uene mis potencia. Este incremento de fuerza debe producir
muchos efectos, por ejemplo: más confianza en sl mlsmo. es decir,
mis valeniía; mayor consclencla de la propia superioridad. es decir,
menor deseo de venganza; Idea mis afianzada de seguridad. es d e
clr. mis franqueza. menos sospechas, menos polltlca y menos astu-
cias. Finalmente, ello debe dar origen a caracteres muy diferentes.
Pongamos a un hombre en un lugar caliente y cerrado: por las ra-
zones que acabo de exponer experlmentari un desfallecimiento muy
grande del corazón. Si en estas circunstancias le proponemos una
accl6n airevida. creo que le encontraremos poeo dispuesto a em-
prenderla; su debilidad presente produce el desaliento en su alma
y temerá todo porque se da cuenta de que no puede nada. Los pue-
blos de los pdses cilldos son tímidos como los ancianos: los de los
palses fríos son valientes como los jóvenes. Si fijamos nuestra aten.
c16n en las últimas guerrasa, que son las que ¿c..w.os mis a la
vista y en las que podemos observar mejor ciertos efectos leves,
Imperceptibles de Lejos. veremos ficilmente que los pueblos del Nnr-
te. trasladados a los palses del Sur? no han llevado a cabo tan bellas
I
la anlei causa de fellcldqd, es la vlda.
En los palsea del Sur. una miquina delicada, d6bll pero senslble
se entrega a un amor que nace y se extingue sin ce8ar en un se
mllo. o blen a un amor que, al disponer las mujeres de mayor ln.
dependencta. está expuesto a mll perturbaciones.
En los palses del Norte. una miqulna nana y blen hstltulda.
pero penada. encuentra el placer en todo aquello que puede poner el
-tu en movlmlento: la caza, los vlajes. la guerra y el vino. En.
contraréls en los climas nórdicos pueblos con pocas vlcioa bastantes
virtudes y mucha slncerldad y franqueza. Pero SI nos acercamos a
los pPIses del Sur nos parecer& que nos alejamos de la moral: las
&onw mis vlvas miiltlpllcarán los delitos y cada uno tratar& de
(ornar sobre los dem4s todas Las ventajas que puedan favorecer di-
chas pasiones. En los palses templados veremos pueblos inconstantes
en sus maneras y hasta en sus vlc!os y virtudes; el clima no tiene
una cualidad lo bastante definida como para hacerlos mis constantes.
El calor del cllma puede ser tanto, que el cuerpo se encuentre
sin vigor. En tal caso el abatimiento pasar6 tamblen al esplritu: no
habrP curlosldad, nl noble empresa alguna, nl sentimientos genero.
KM; las lncllnaclones serán todas pasivas. la pereza constituir& la
felicidad. los castigos serán menos difldles de soportar que la actl-
vldad del alma. y la eselavltud menos insoportable que la fuerza de
esplritu neeemrla para gularse pof sl mbmo.
p r s l a s e d Q i q u e p p r s l a ~ .
EnM.elnbnaodedcrvlcbesomonleslvwaaumeatuam
el calor del elhna; la I n d k donde el calor es d v o , adl. U-
d. ellos. La mlriiia dl(erelld0 hrillMa en -p.
P m vencm la pereza p m p h del ciima sula predao quc las l e y a
vp~de~tOdQllal~edl~devlvlridntrabolk.Paom
elaIrdeEurop.imh.ecMdolocontnrio: a ~ u e l u u e q ~ v l v l r
odceo le dan d&lnos apmphíw püm U e w una vida -ulaUO.
y a los cualea van imldss rlu- lnmenrwa
Eatae gentes que vlven en tal abundandi aue lea ea gavosi, dan
con lo mperfIu0 al W o pueblo que ha Derdldo la m e d a d
de los Mena. Así. indemnizan ni pueblo con la odmidad de que le
hacen dinirutar, y el pueblo Uega a ampr su m i m a miseria.
XI:
CA~TUW De las leyes qire se reiacionan con las enfermedades
proptBa del clima.-Herodotom nos dlee que las leyes de los ludIos
mbre la lepra se hablan tomado de la prdctica de los eglpeios. En
eieeto, las mismas enfermedades pedlan los mismos remedios. Dichas
leyes eran desconoeldas para los griegos y los primeros romanos. así
como la enfermedad de la lepra. El clima de Eglptó y de Palestha
las hizo necesarias, y la facllldad con que esta enfermedad se P m
paga nos debe hacer comprender La sabidurla y la previd6n de dl-
chas leyes.
No8otros mismo:; hemos experimentado sus efectos: Las C r W -
das nos hablan traído la lepra. pero los prudentes reglamentos que
se hicieron impidleron su propagación a la masa del pueblo.
La ley 21 de los iombardos prueba que esta enfermedad se había
extendido por Italia antes de las Cruaadas y había merecido la aten-
c16n de los legisladores. Rotharis orden6 que los l e p r w . expulsados
de sus casas y relegados en lugares especiales, no pudleran dlsponer
de sus blenes. porque desde el momento en que hablan salldo de sus
casas se les tenía por muertos. Para evitar toda comunicacl6n con
los leprosos se Les incapacitaba para Mdos los efectos civiles.
Creo que esta enfermedad lleg6 a Italia por las conquistas de Los
emperadores grlegos. en cuyos ejercitas debla haber millcias de
Egipto o Palestina. Sea como fuere, sus progresos se detuvieron
hasta la epoca de las Cruzadas.
Se dice que los soldados de Pompeyo al volver de Siria trajeron
una enfermedad parecida a la lepra. No ha llegado a nosotros ningún
reglamento hecho en aquella ocasi6n. pero todo hace pensar que los
hubiera; puesto que el mal se detuvo hasta la epoea de Los lomhardos.
Hace dos slglos una enfermedad desconocida por nuestra padres
pas6 del Nuevo Mundo a este y vino a atacar a la naturaleza humana
hasta en el manantial de la vida y del placer. La mayor parte de las
grandes famllias del sur de Europa perecieron a causa de este mal.
demasiado común para ser vergonzoso, y que no fue más que fu-
nesto. La sed del oro perpetuó dicha enfermedad: se iba incesante
mente a America y se traIan slempre nuevos germenes.
Por razones piadosas se pidi6 que se dejase el castigo al mismo
delito; pero esta calamidad habla entrado en el seno del matrimonio
y habla corrompido ya hasta la infancia.
Puesto que corresponde a la sabiduria de los legisladores velar
por la salud de los ciudadanos, hubiera sido muy sensato contener
esta propagaci6n por las leyes hechas según el plan de las lwea
mosalcas.
La peste es un mal cuyos estragos son aún mBs repentinos y m6s
rápidos. Su sede principal es Eglpto, de donde se extiende por todo
el universo. En la mayor parte de los Estados europeas existen muy
buenos reglamentos para Impedir su penetraci6n. En nuestros dlas,
se ha ideado un medio admirable para detenerla. que es formar un
a. Ub. 11.
.i Ltb. 11. Ut. 1. 1 3. Y IR. XV111. 1 1.
h U u r o i ~ a u e - d e l ~ a a t e ~ , v e n c d m i o
ku aLu.n<* de la d u d d erspen del mlentru que e l l a
I pascn;paomQW~ppnlos~delosap.tsdosyrl
ponendnpeaupuiedanadamlrLido*rlnaauepedicaun
deauno W que FgUlp 1064 ha- d d m a d a h d a un eapemdm
t n ~ ~ u l l opiensa
: que Dias ha hecho todo Y que él no tiene y. nad.
que hacer.
- EnunaiuelQiiibreestecpñcterserlaapropiadoppnpnturbat
las potee~ade la U n d a n . que a lent. y debn en su
~, m.
r i ~ h l l y r * * n U I < . d l O . & r n#
riM*bswmnU*ldiDa00.&.I;*;mdr.h-
eOmiensos,como rápida y vivaz en su finil, y que no muestra al
prlndplo m8s que una mano para socorrer, oprimiendo de8pueS con
lniinltos b r a m .
eaclavltud comienza siempre por el sueilo. Pero un pueblo que
os no tiene reposo en ninguna situaddn. que se palpa sln cesar y que
encuentra todas sus partes dolorfdas no podrla dormirse.
La política 6s una lima sorda, que gasta y conslg~esu fln POCO
a poco. Alíora bien, los hombres de que hemos hablado no podrfPn
m portar la lentitud, el detalle, ni la sangre fria de las negocLacionea;
por lo regular sacarían peor partldo que cualquier otra nacldn y per-
de- por medio de sus tratados todo lo que hubiesen conseguido
por h S arliiBB
LIBRO XV
C6mo se relacionan con la naturaleza del clima
las lcyes de la esclavitud civil
Cmfmw 1: De lo esclauitud cfW.-La &vitud propiamente .dicha
ea la úmaursclooi de un derecho que hace a un hombre propiedad
de otro, de tal m e r a que es el dueflo absoluto de su vida y de sus
blene& No en buena por naturPleze, pues no es dU1 nl pnra el amo
nl pnm el &vo: para este. porque no puede hacer nada por vlr-
tud; para aquél. porpue Vtrae con sus esclavos toas clara de malos
hábltce e insmslblemente se acoBtumbra a faltar a todaa Las vlrtudes
mora&* ae hsee oso, Irascible, duro, colhrico, iennul Y cruel.
h los pa<sar desp4Ums, donde ya ae vive en erlavitud polltica.
iü ~ v i t u dvil
d ea m& tolerable q w en otros IuePreh pues en
eiios cada cuei debe cont«>tPnecon tener la vida Y la subdatenda
M la condlá4n de d v o no es m& &mwma que la de súbdito.
LIBRO XIX
CAPÍTUI.O 11: Es mu¡¡ necesario qrie los ánimos estén preparados para
las me;ores le¡¡es.-Nada les pareció a los germanos 1s1 más Insopor
table que el tribunal de Varo. El que erigió 1sa Justlniano en el La
cio para instruir el proceso del asesino de su rey, les pareció algo
horrible y bárbaro. Mitrldates 189, en sus arengas contra los roma
nos, les reprochaba sobre todo las formalidades 1ao de la adminis
tración de su justicia. Los Partos no pudieron soportar a aquel rey,
que, educado en Roma, se hizo afable y accesible a todo el mundo.
La misma libertad pareció insoportablé a pueblos que no estaban
acostumbrados a gozar de ella, del mismo modo que el aire puro
perjuf11ca a veces a aquellos que han vivido en reglones panta
nosas.
Un veneciano llamado Balbl fue presentado al rey, en Pegu, Cuan
do éste supo que no habla rey en Venecia, lanzó tal carcajada que
le dio un ataque de tos tan grande que casi no podfa hablar con
sus cortesa,;ios 1s1. ¿Quién es el legislador que propondría el Gobier
no popular a pueblos semejantes?
CAPÍTULO VI: No ha11 que correyir todo.-"Que nos dejen como so
mos", decla un hidalgo de cierta nación muy parecida al pals del
que acabamos de dar una idea. La naturaleza lo enmienda todo. Nos
CAPITULO
VIII: Efectos del temperamento sociable.-Cuanto m6s se
comunican los pueblos. mis cambian de hiíl~itos,porque cada uno
constituye un espectáculo para el otro Y se ven mejor las singula-
ridades de los individuos. El clima que hace que a una nacl6n le
gu6i.e comunicarse con otra, hace tamblen que le guste cambiar; y
lo que hace que a una nacl6n le guste cambiar hace tambien que se
forme el austo.
El trató con las mujeres dafla las costumbres y forma el gusto:
el deseo de agradar m6s que los demb Introduce los adornos, y el
deseo de gustar m6s que uno mismo da lugar a las modas.
Las modas son un objeto importante: a fuena. de hacerse frlvo.
los los esplrltus, se aumentan sin cesar los ramos del CamerdolPs.
&-r a leer: dicen que eso es ccaa de los eselavos, quienes entonan
d n U w en la. psgodas. En una casta no hilan. en otra no hacen
,n4a que cestos y esteras. y nl siquiera pueden machacnr el arroa.
en ovas no pueden ir a buscar agua. El orgullo establece reglas
que hay que segulr. No es necesario decir que las cualidades mora.
lee tienen efectos dfstlntos si van unidae a otras: así, el orgullo,
.>nida a una pran ambicl6n, a la grandeea de ideas, eM., produjo en
mma lo. ef& ile todos conocidos.
X: Del corbctm de los espatbks u de los chinos.-loe dl-
caracteres de las naclones son una mezcla de vlclos y vlrtu-
des. de buenas y malas cualidades. Las mezclas acertadas son aque-
Uas de las cuales resultan grandes beneficios. con frecuencia insos-
pechados. De otras. resultan grandes males. tambien insospechados.
La buena fe de lo. espafíoles ha sido famosa en todos Ids tiem-
pos. J u s t i n o ~nos habla de su fldelidad para guardar los deldsl-
tos: a veces. 8e han dejado matar por mantenerlos en secreto. La
fldelldad que tenlan antiguamente la conservan aún hoy. Todas las
nadones que comercian en Cádlz confian su fortuna a los espafloles
y nunca se han arrepentido de ello. Pero esta cualidad admlrable,
unida a su pereza. forma una mezcla de la que resultan efectos per-
nidosos: y asf, ante sus propios ojos, los pueblos de E m p hacen
todo el comerdo de su m o n a d a .
El carácter de los chinos está constituido por otra mezcla que
contrasta con el carácter de los españoles. Su vida preearla lss les
da una actividad prodiglosa y un deseo de gananda tan desmedido
que ninguna nación comerdante puede fiarse de elloslee. Esta In-
fidelidad reconoelda les ha conservado el comercio con el Japón;
ningún n-lante de Europa se ha atrevido a hacerlo en su nom-
bre, por muchas fadlidadee que haya tenido para emprenderlo por
sus pmvindas marítimas del Norte.
Cnrfmw XI: Reflezi6n.-No he dicho esto para dlsminulr en nada
la disianda infinita que hay entre los vidos y las virtudes, ¡no lo
qulera Dios! S610 he querldo hacer comprender que, no todos los
vldw poiítleos son vlcios morales. y que no todos los vicios morales
m. vldos polliieos, cosa que no deben ignorar los que hacen leyes
opuema al espíritu general.
-
lea representaba: la andanos. los maestma, la( maslsuados, el em-
pe~dor.El reopeto ~ o lasr padres suponh el amor por los h W . Y
por wn8@ulente la mlsma redpmcldad de los anclanos p r a con los
U vcu UI uu loi D
-I cIIU>O. en 10. d m qw
u WUu. rrini.mm ion<.# dV<nmtr#. &&6n
r i i V C ~.I ubn IV. "p. III. Y el 11b. XIX. cip. XIII.
XVnI.
u ~ sir vhi. d ubro xxw, C ~ Din d. u obn.
idvenes. de los magistrados para con los que les estaban sometida
del emperador para con sus súbditos. Todo esto fonnaba los rita
Y éntm constltulan el esplritu general d e la naclh.
Vamos a ver ahora la relacidn que pueden tener con la -tu
ciún fundamental de la China, las meas que psrefen mis indlferen
tes. El imperio está formado sobre el plano en que se gobiem um
familla. Si dlsminwe la autoridad paterna o sl se suprimen las
remonlas que expresan el respeto que se le tiene. debilitaremos e
respeto por los masistradas. a quienes se considera como p a h ,
los magistrados ya no cuidarán Igual del pueblo,. a quien deben con
slderar como hUo; la relacidn de amor entre el príncipe y las súb
ditos se perderá tamblhn poco a poco. Suprlmir una de estas prlc
tlcas supondria un trastorno para el Estado. Es m e r e n t e en d
que todas las maüanas la nuera se levante para cumplir tales O cua
les deberes para con su suegra; pero si se considera que estas piáo
tlcas externas recuerdan sin cesar un sentimiento que hay que im.
primir en todo. los corazones. Y qoe van a formar el esprritu que
gobierna el imperio. quedar& patente la necesidad de que tal aeeibn
particular se &e.
~ p f m u XXII:
, Continuud6n del miano tema.-Cuando un pueblo
tiene buenas d u m b r e s . las leyes se IdmpUflean. Plat6n dics que
rnamante. gobernante de un pueblo en extremo rellpioso. des--
todos LOB prucwx rlpidamente. s610 con recibir el juramento so-
bre d a punto de la aeusacidn. Pero el mimo Plaidn dlcealo que
cuando un pueblo no es religioso. no se puede usar del juramento
que en el caso en que el que iura no tenga intereses, como el
juez o los tesuga8.
.
c d m m XXIII: C6mo las leyes dipuen a las costumbres.-En los
ttemws en que las costumbres de los m a n o s eran puras. no habla
ninguna ley especial contra el peculado. Cuando este dellto hiw su
aparlcldn, se le consider6 tan infame que se vda como un gran cas-
tigo estar condenado a restituir 211 lo. que se habla tomado: PNeba
de ello es el juicio de Eselpih n?
C ~ p f ~ uXXIV:
u, Continuaeión del mismo te?na.-Las leyea que dan
la tutela a la madre atienden mas a la comewacidn de la persona
del pupilo; Las que la dan al mPa pr6ximo heredero atienden más a
la msewacidn de los blenea En los pueblos de costumbres Mtmm.
pidas es mejor dar la tutela a la madre, pero en aquellos en que las
leyes pueden confiar en las costumbres de los ciudadanos, se da la
tutela al heredero de los blenes o a la madre. y a veces a los dos
juntos.
Si reflexlonamos mbre las leyes romanas encontraremos que SU
espfritu es conforme a lo que dlgo En la 4pwa en que se hiw la
ley de las Doce Tablas. las costumbres eran admirables en Roma.
Se mcedla la tutela al prlente mPs pr6xlmo del pupllo. pensando
que la carga de la tutela debía recaer mbre p ~ u e lque m tener
la ventaja de la sueesl6n. No se pensd que la vida del pupilo corrlera
peligro, aunque estuviera en manos de Wuel a qulm su muerte
debía aprovechar. Pero a n d o las costumbw cambluon. Los le&
ladore. cambiaron igualmente de modo de pensar. "Si en la suiltltu-
c16n pupilardlcen Cayona y J u s t l n l a n o ~ ~ L etestsdor
l teme que
el Buslituido tienda trampa al pupilo. puede dejar al descubierto la
sustltucldn vulgarm y poner la pupilar en una psrte del testamento
que no podrá abrlrac más que pasado cierto tiempo!' Eran temores
y precauciones denconocldos para los primeras romanos.
iu m IU Ln". Ilb. XII
lcl
CAPITULO XXV: Cont<nuaci6n del mismo tema.-la ley romana daba
libertad para hacerse regalos antes del matrimonio. pero despues ya
no los pennitia. Ello se basaba en las costumbres de los romanos,
movidos al matrimonio por la frugalidad, la sencillez Y la modestia,
pero que podían dejarse seducir por los cuidados domesticos. las
satistacciones y la felicidad de toda una vida.
La ley de los vLsogodos 216 disponla que el esposo no pudlera dar
a su futura esposa miís de la decima parte de sus bienes, y que no
pudiera darle nada durante el primer año de su matrimonio. Ello
derlvaba tambien de las costumbres del país: los legisladores q u e
rian acabar con la jactancia española, que tiende iinicamente a la
liberalidad excesiva en los actos de lucimiento.
Los romanos evitaron con sus leyes algunos de los inconvenien-
tes del imperio m86 duradero del mundo, que es el de la virtud; los
españoles. con las suyas, querian impedir los malos efectos de la
tiranla más frágil del mundo, que es la de la belleza.
CAP~TULO XXVII: Cómo pueden contribuir las leyes a fonnar las cos-
tumbres. los hdbilos u el cardcter de una nación.-las costumbres de
un pueblo esclavo son parte de su esclavitud; las de un pueblo libre
son parte de su libertad.
En el libro Xlni he hablado de un pueblo libre y he expuesto
los principios de su conSUtuci6n; veamos ahora los efectos que han
debido producirse. el carácter que se ha formado y los habitos que
resultan de M
~ ~o.ello
~ --
No niego que el clima haya dado lugar en gran parte a las leyes,
las costumbres y los hábitos de esta naclón, pero afinno que dichas
costumbres y hBbih deben tener gran reiaci6n con sus leyes,
Habría en dicho Estados dos poderes visibles: el legislativo y ei
ejecutivo; todo ciudadano tendria su voluntad propia y haria valer
su Independencia a su antojo; asl, pues. la mayor parte de los ha-
CAP~TUW 11: Del ewfritu del comercio.-El efecto natural del comer.
cio es la paz. Dos naciones que negocian entre sl se hacen reclpro.
camente dependientes: si a una le interesa comprar, a la otra le
interesa vender; Y ya sabemos que tcdas las unlones se fundamen-
tan en necesidades mutuas.
Pero si el espfritu de comercio une a Las naciones, no une en la
mlsma medida a los particulares. En las paises3 dominados sola.
I mente por el esplritu del comercio, se traflca con todas las acciones
humanas Y con todas las virtudes morales: las rosas m8s pequeñas.
incluSo las que pide la humanldad. se hacen o se dan por dlnero.
El espIritu de comerC10 produce en los hombres cierto senttdo de
la justida estricta. opuesto, por un lado al, pillaje Y, par otm. a aque.
llas virtudes morales que hacen a los hombres poeo rlgidos cuando
se trata de sus propios intereses. Y desculdados cuando se trata de
los Intereses ajenos.
La privación total del comercio produce. por el contrario, el pi-
llaje. incluido por Arlstóteles entre los modos de adquirir. Su espi.
ritu no es opuesto a ciertas virtudes morales. como. por ejemplo, la
hospitalidad, rara en los Países comerciantes, pero muy extendida
entre los pueblos que se dedican al pillaje.
Dice TAcito que los sermanos consideraban como sacrilegio cerrar
la casa a un hombre, Ya fuera conoddo o deaconocldo. El que habla
practicado4 la hospitalidad con un extranjero indicaba a este otra
casa donde Serla recibido con la misma humanidad. Pero cuando los
germanos fundaron reinos. empezaron a considerar la hospitalidad
como una carga, cosa que se refleja en dos leyes del c6dlgo de los
borsoñonesJ: una. Impone una Pena a todo bArbaro que indicaba a
un extranjero la casa de un romano; la otra, dispone que el que
reclbe a un extranjero sea indemnizado por los demis habitantes a
prorrateo.
I1 factor del unlveno En efecto. habría que suponer que en tal EslPdo
cada particular, y todo el EBtPdo, tuvieenn la cabeza dempre llem de
grandes y peQueflos proyectm al mismo tlempo, lo cual
dicterio.
contra
t J ~ m x c . Ub. XUII, CP
.. 111,
' apenas se mmpromete con tratpdos, y no depende más que de sus
"&as naciones han supeditado los Intereses del comerdo a Ion
m- polstieos. pero Inglaterra supedito siempre sus Int-
p~uticosa los de su comeido.
ES el pueblo que mejor ha ~abldofavorecerse a la vez de tres
ms importantes: la rellgi6n, el comerdo y la libertad.
'..-
I
l.
Zaua
Uh e, . XIV.
U h 1. m
Ofre~laramos tan ricos que sus prlncipes no tardaron en apropiarse.
106 Aquello acab6 con sus establecimientos en dichas regiones.
El virrey de Goa concedía a los particulares privilegios exclusi.
Nadie Uene confianza en tales sujetos; el comercio es diwon-
tinuo a causa del cambio continuo de aquellos a quienes se confla:
nadie atiende dicho comercio; a nadie le importa d e j f selo perdido
a su sucesor; las ganancias quedan en manos de particulares y no
Se reparten lo suficiente.
~ ~ p i í uXXI:
w Del comercio de la nobleza en la M0narquia.-Va con.
tra el esplritu del comercio que la nobleza lo ejerza en la Monamula.
m emperadores Honorio y Teodosio 17 dicen que "serla pernicioso
para las ciudades y suprimirla la facilidad de comprar y vender en-
tre los comerciantes y los plebeyos".
Va contra el esplritu de la Monarquía que la nobleza ejerza el
comercio. El uso que lo permitió en Inglaterra es una de las cosas
que mis contribuyeron a debilitar el Gobierno monPrquico en aquel
pis.
LIBRO XXI
LIBRO XXIlI
De las leyes con relación al número d e habitantes
C*mow 1: De los hombres U los aniniaies con relocidn a la multi.
plfcoción de su especie.-las hembras de Los animales tienen mPs o
menos una feeundldad constante. Pero en la e s d e humana.. la- m . a
-
nem de pensar. el carieter. las pasiones. las fañtas~as,~ o caprichos.
s
la idea de conservar la I>elleza. la molestla del embarazo y la de una
famllia demaslado numerosa. alteran la propagaclón de mil maneras
&un
-~-.-
can& que dice que el lwenlo puede suplir la edad!' Y vio hacer uno
de ipuellos empadronamlentoa: "m,dice, una cma vergonz~&'. Ad
pues. p a n el acto que debe reall~arsecon mayor Ubertad. los indior
non aún esclavas.
podrlan ser mayores, a decir verdad. pero hay poca gente lo bastante
acomodada como para poder mantener una familia tan numero=.
".
Ut IVI. 1 I
.U &&ub. 1. a% R r in. .ni...md. T w . Do <nfl(~. -ti caub. e:
eblw.
OQI" mrrmr:
Del .mor d. 10. Dd". mm MI nu bUoi.
8-7 Vh.. M m inl. d.UIb en loa nwmntm, d. Uuirm Ut. XV y XVI
DEL ESPIRITU DE LAS LEYES 301
el uno del otro; sl no los tetilan. podlan recibir la dedma parte de
la sueeiión, a cauep del matrimonio, y d tenlan hijos de otro mi.
ulmonio, podlan dejame tantas décimas parte8 como htlm tuvleran.
Si un marido se alejaba- de ni mujer por otra cauea que no
fueran los asuntos de la Repábllca. no podla m el heredero.
La ley daba al marido o a la mujer superviviente dos a ñ o s m
para volverse a casar, y aiio Y medio en caso de dlvorclo. Los padres
que no querlan casar a sus hljos o dar dote a sus h i b , se velan for.
zados a hacerlo por los magistrados 810.
No se podlan hacer es~onsalessl el matrimonio debla ser diferido
durante m& de dos aflosall; Y como no se podla contraer matrlme
nio con una joven de menos de doce &os, no podlan hacerse los
desposorios antes de los diez anos. La ley no querla que se pudiera
gozar de los privilegios del matrimonio inátilmenteaz y con el pre-
texto de los desposorios.
Estaba prohlbldo que un hombre de sesenta anos313 se casara
con una mujer que tuvlera clncuenta. Como se hablan dado grandes
prlvileglos a los casados, la ley no queria que hublera matrimonios
Inútiles. Por la mtssna raz6n. el Senadoeonsulto Calvisianoa1t decla.
raba llegal el matrimonio de una mujer de mis de dncuenta &o#
con un hombre que tuviese menos de sesenta; de manera que una
mujer de clncuenta afios no podla casarse sin incurrir en las penas
de estas leyes. Tlberlo aumentó al6 el rigor de la ley Papia y proMbi6
que un hombre de sesenta afios se casase con una mujer de menos
de cincuenta; de manera que un hombre de sesenta no podla casar-
se en ningún caso sln incurrlr en la pena. Pero Claudlo3ls abrog6
lo que se habla hecho en tlernpo de Tiberio a este respecto.
Todas estas dismciones estaban mis en consonancia mn el
clima de Italia que con el del Norte. donde el hombre de sesenta
anos es aún vigoroso y las mujeres de cincuenta años no son gene-
ralmente esiérlles.
Para evltar una limltaci6n indtil en la elecci6n que se podla ha-
cer. Augusto permitió a todos los hombres libres que no fueran se.
nadores 817 casarse con libertarais. La ley Papla prohlbla a los e
nadores el matrimonio con mujeres manumitldas o que se hubieran
mostrado en el teatro. En tiempo de Ulplanom se prohlbla a los
hombres Ilbres casarse con mujeres que hubiesen Uevado mala vlda.
que hublesen actuado en el teatro o que hublesen sido condenadas
en julclo pdbllco. Esto debl6 establecerlo algún Senadocoilsulto. En
tiempo de la Repáblica no se hablan hecho apenas leyes de es,¿
"m
m M.,
&A,d6.i Uuvutto,
u i u o . Ut. XVI
tu. XN'
i 1.
~inn
qw lu D ~ 1m
.N a u ~ l i lE O ~ I . ~
t
m ~ , o I .1-0 d. 1-10. en Dio* 118. Ln. su-n V u a de ~ u o u t o ,capl.
N o =N. Ol?u 1.y- lullu M10 c&dhron bn
año. y'UnaIIIMtC 1. LCY Papla
dio b:&m.. d. U -
, Ut. X N . eW inn no n u u h n al pvcblo y Aunuu,
iu a M l p n b i o h . .ndunci. r l l l n I i dUo.1d6n que hublcr pn m n i r l u .
ir En rl eprnafe S6 de 1. ley 1 -. I 10 a.d. w r nrn<taai.
**i V b Dm* Ub. LIV on.. 198' 8;c&tU0'lR OcloW OP .. X U U V .
iu vciu en órai iia h.Y &bi& .a mo* I. 1-0 de AWO, ~tb.LVI.
318 -m., dc ~ I i m o .UL'XVI; w
n del md: de nugtt(..
.t.
S'.
-. d. Uvuw UI. XVI. t s.
V&.e Scm',okm. IR ChWI.. "D. XXIIL
an. V C i r S-la Vld. d. C M 0 UD. UUII; M., d. U u m g U t XVI, t a.
,Ir mo* ub. LIV. mm. d. uYU
i-
."
UL XIII.
818 A
- dr &&&o. en'ho*. b. <VI.
m.dc u-& u ~ I I IW
; u en I. a. d. r ~ nuptli-.
u uiul.
i~
v~~~ h # m . . d.%,m-. UL W y XIV.
ciase, porque los cenenw corregían los des&denes que naclan -
este reapeao o impedían que m#eran.
CamiantlnpSi him una ley la cual combuendía en la pro
hibkidn de ia ley Papla. no mlamente a ion senadores, dno tunbl6n
a los que tenIan un rango considerable en el Estado. sln hablar de los
qu4 eran de condiddn hferlor; Y esta ley fonnó parte del derecho
de aquel tlenlpo. 8610 a los hombres Il8dd-X Ubres, comprendidos en
la ley de Constantlno, les estaban pmhlbldoa tales matrimonios. J w
tiniano= abrogó a su vez la ley de Constantino y pennftl6 a toda
clase de personsl que contrsleilen dtchos matrimonios; por em he.
mos adquhido tan triste libertad
Está claro que las penas impuestas a los que se casaban contra-
viniendo las leyes. eran las mismas que las que ae imponía a los
que no se cssaban. Estoe matrimonios no proporcionaban ninguna
ventaja civil a:la dote caducaba m despues de la muerte de la
mujer.
Augusto adjudle6 al tesoro públlmw las sucesiones y los 1-
dos de aquellos a quienes las leyea declaraban Incapaces pam la
sucesi6n. m lo que dlchas leyen parederon ilsealea más que poUtim
y civilp. El fastldio que caueaba una carga que ya pareda agobian-
te, aumentó con el de verse continuamente expuestos a la eodida del
fiseo. Esto fue motivo de que, en tiempos de Tiberio, se modifica-
s e n a aquellas leyes: de que Ner6n disminuyese las recompensas
de los delator esa^ al fiseo; de que Trajanom refrenase sus pliia-
les; de que Severoaao modificase estas leyes y de que los jurfeoon-
sutos las considerasen como odiosas Y abandonasen su risor en sus
d€cMones.
Por otra parte, los emperadores debllltaron estas l e y e s a con
los prlvlleglos. otorgando derechos de maridos, de hijos y de ires
hijos. E hicieron más aún: dlspenearon a los particulares m de las
penas de estas leyes. Pem pareda que las reglas estableeldan para
la utiUdad públka no deblan admitir dispensa ninguna.
Era cosa razonable conceder el derecho de hijos a las vestales-
a pule la reli8idn mantenía en una m i d a d necesaria: Igual-
m e n t e z s e dio el privilegio de los maridos a los soldados, porque
no H a n casarse. Era costumbre exlmlr a los emperadorea de la
suledón a ciertas leyes civiles. Asl, Augusto, estuvo exento de la
"i V L u U 1.Y 1 de1 cam d. MI. u*
.U Non.&. 117.
14 m. 1 7. k d. me. U m . ; Fmnm. de V i r w o . Ut. XVI. 1 2. .
".
m
.yFmm, <m.
' V L u e l cap. XIII del Ubm XXVI de cita obra.
a
en el
6.E.D10 m. amtm
cm.d. d.
toU.nd.
-. V h m.,
d. U- Ut. XVIII. Y 1. i.r shle..
Rdmum d. modemda PWia m e . . T k m , -A Ub. 111. =p. U V .
m
. V. . -u
L ...,
.P . -
ni Lu ndulo a la marta p.m. S
-. ...-
.r.
a -- -. .-
-,n i mmn .
u-, en N-. cap. X
a" W e m im
d m L(LQ pan
el m., de .
-U
e .1uemm de Lu d u p d d m n d. U U y PCph hi.u loi rcinu.
Y nllite pan Ii. hembra# c@n u dduc. &.lmdo
Ut. XVI. m. lo aw d l c c : ~ n n n h o .A-., cap. IV.
m P. E- it pueblo 1i. u * t u m h r audi
.
ni N
del. i b w que r h;bh lnVomrcldo miuhtanh tn aue el h o a d W v o d a d -1 mimno
m.lw a u .l hllo ni,"",,
88s v*r h 1 w a~ u d.
A&
nwmemm.
d.
ello. M. v. C.P.
8" Pm a ! Lcy -d. .&mtmo 1.I dlo el m U m ~Wniulo a u l u iiudrr. V h
Dnr. Ub. LVI. N- 1.. h i b h .1 .mU.uo m r i l u l o tu mw- .a
"
tenun ~n b. Y nr rmri.u m no utvr 0v.dor. ~ m - , en U VUD d. ~ u n i o .
.M C 1i
W lo -6.
DEL PSPIRrm DE LAS LüYñi 303
1
ley que llmltabn la facultad m de manumitir y de ia que Ilmitaba la
facultad de legar m. Todo e& no eran dno c a m ~ partlnilirea, m
mlil Urde se d l m dl8pemaa Bin medida y la regla ya no fue más
que una excepcldn.
Aleuma sectas iiloudficas hablan intmduddo ya. en el imperio.
cierto wpíritu de alejamiento por los asunica púbUaor que no hu-
biW.9 wdldo ~ ~ ~ I W tanto
S T en los tlempoe de la RepQbllcata. cuan-
&~oelmundoseoeupabaenlasartesdela~crrapdelapu.
De ihl N 4 1 6 la Idee de rerfaci6n relaclonnda con todo lo que lleva
a una vlda especulativa, así como el alejamiento de lo8 culdidas y
IM m o l d a s de una famllla. L. rellgl6n crktiana. llegada despues
de esa filosofía. fijd, por declrlo así, ideas que aqu6lla había p r e
parado.
El a'Iailanimno dlo su carácter a la jurlsprudmcia. pues el impe
rio tiene Biempre relación con el -ocio. Puede verse el Cddigo
Teodadsno que no es m9s que una continuación de las ordenanzas
de 1- e m p e r a d ~ulstlanos.
~
Un pane%rlstaw de Constantlno dice a este emperador: "Vw,
M s leyes están hediae 6-510 para corre& las vidos y regular las
matumbrea; habels quitado el artlfido de las antlguas leyes cuyo
único fin pareda tender umnpas a los incautos."
Es cierto que los camblos intmduddos por Constantino se basa-
ban en ideas coneernlmtPs al estableclmiento del erlstianlsmo, o en
idean tomadas de su perfecddn. De este prlmer objeto se derlvan
aquellas leyes que dieron a los oblspos tanta autoridad. que han aldo
el fundamento de la jurlsdicd6n ecl&ásUca: de ahí tambi€n lail
leyes que delimitaron la autoridad paterna m, privando al padre de
la propiedad de los bienes de sus hilos. Para pmpaear una reiisi6n
/ nueva hay que m w i m i ~la dependencia extremada de los h l h .
quienes tienen siempre menos apego a lo establecido.
ias leyes que hizo teniendo por objeto la perfección erlstlana
fueron, sobre todo. aquellas que suprimieron las penas de las leyes
paplasm; de ellas eximid tanto a los que no estaban casados, como
a los m o s que no tenían hllar.
"Estas leyes hablan nido establecidasdice un W r i a d o r a u
~ c o - m m siola muitipllcación de la especie humana pudlera
ser un efecto de nuestras cuidados, m lugar de ver que el número
mece y decrece sf6ún el orden de la F'rovidenda:'
i a principios de ia rellpidn han influido exhmiharIamente
.obre la pmpngadón de la e- humana, bien fomentándola eomo
entre h judío#, los mahometnn~U,ica guebrw y las fhlnw bien
poniéndole Mba8, como hideron los romanos eonvertldos al erls-
tlanbmo.
I No re dejó de predlcar la continencia, es dedr, la vlrtud que ea
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tanto m8a perfecta cuanto que, por naturaleza. debe ser Dracticada --
por muy poca gente.
Constantino no había suprimido las leyes declmarias, que daban
mayor extensión a los dones que el marido y la mujer podan hawe
en proporción al número de sus hljos; Teodosio el joven abro&
tamblen estas Leyes.
Jwtinlano declaró v4lidosMa todos los matrimonlos que las le-
yes Papias hablan prohlbldo. Estas Leyes dlspusleron que todos se
volviesen a casar; JustinianoM' coneedl6 ventajas a los que no se
volvlem a casar.
Por las leyes antiguas no podía privarse a nadie de la facultad
natural de casarse Y tener hijos. Así. cuando alguien reclbla un l e
gadom a condición de no casarse, cuando un paMn hacia juraras
a su liberto que no se casaría Y que no tendrfa hljoe, la ley Papla
anulaba%; dlcha cliusula Y dicho juramento. Las cl6uaulas de man.
tenerue en viudedad establecidas entre nosotms, wntradlm. pues,
el derecho antiguo Y se derivan de las constituciones de los empem.
dores. hechas por Influencia de aquellas idees de perZecci6n.
No hay ningulla ley que contenga una a b m c l 6 n expresa de los
prlvlleglos Y de Los honores que los romanos paganos hablan wncP
dido a Los matrimonios Y al número de hijos. P m allí donde el cell.
bato tenia preeminencia, no podía ya haber honores para el matri-
monio; y una vez que se Pudo obllgar a los arrendadores públlcos a
renunciar a tantos provechos con la abollclón de las penes. se ve
claramente que fue aún m4s f4cil suprlmir las recompensas.
La misma razón de esplrltualidad que habla permitido el celiba.
to. impuso pronto su necesidad. No qulera Dios que hable aqul contra
el celilnto adoptado por la religión, pero no puedo callar contra ese
celibato a que ha dado lugar el Ilbertlnaje. ese en que. corrompiendose
ambos sexos por los mismos sentimientos naturales, huyen de una
unión que debe hacerlos mejorcs para vivir en aquella que Los hace
siempre peores.
Es una regla sacada de la naturaleza que, cuanto m4s disminuye
el número de matrimonios que pueden contraerse, mas se corrompen
los que se realizan: cuantas menos personas casadas haya, menos
fidelldad habrá en los matrimonios, del mlsmo modo que hay más
robos, cuantos m48 ladrones hay.
~ ~ P f n iXXVIII:
w C6mo se me& remediar h deapobhción.-Cuando
un Estado se encuentra despoblado por accidentes particulares como
guerras, pestes o hambre, hay recursos para repoblarlo. Los hom-
bres que quedan pueden conservar el amor al trabajo y a la lndus
tria, pueden tratar de reparar las deagraclaa y la mlama calamidad
los hani m& industriosos. Pero el mal es easl Incurable cuando ia
despobladón tiene su orlgen profundo y remoto en un vido lnterlor
O en un mal Gobierno. Los hombres han perecido. en ese caso. por
una enfermedad insensible y habitual: naddar en la inaeel6n y en
la mlserla. en la violenda y en los prejuicios del Gobierno, se han
vlsto destnilr, sin comprender siquiera las causas de su destnicción.
LOS países devastados por el despotismo o por las excesivas venta-
jas del clero sobre los laicos constituyen dos grandes ejemplos.
Para restablecer un Estado despoblado de este modo. se esperarla
en vano el aocom de los nliios que podrían nacer. Ya no es d mo-
mento; los hombres. en su desierto. están sln ánimo y sin Indus.
trln. Con tierras para alimentar a un pueblo, a m a s tienen con que
alimentar a una familla. El bajo pueblo, en estos paises, ni SiquleTa
tiene parte en su miseria, es declr, en las tierras incultas que abun
dan por todas partes. El clero. el príncipe, las ciudades, los grandes
y algunos ciudadanos principales, han ido adueñándose de todo el
territorio y este queda ineulto: Las familias destruidas les han de-
jado los pastos y al trabajador no le queda nada.
En esta situación habrla que hacer en toda la extensi611 del Im-
perio lo que los romanos hacían en una parte del suyo: practicar
en los períodos de escasez lo que ellos observaban en la abundan-
cia: distribuir tierras a todas las familias que no tienen nada. p r o
curarles medlos para roturarlas y cultivarlas. Esta distribuclón de-
bería hacerse en el momento en que existiera un hombre para red.
blrla, de manera que no hublera un momento perdido para el trabajo.