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El medio ambiente que rodea a la humanidad está conformado por elementos vitales y
esenciales para el equilibrio ecológico como los seres vivos y no vivos que se desarrollan y
habitan en un determinado lugar. Es decir, todos los seres y organismos necesitan de un
determinado hábitat que les permita interactuar y relacionarse entre ellos.
Ese determinado hábitat es lo que se le llama ecosistema. Es un sistema como medio físico
y lugar donde cohabitan un conjunto de organismos o seres vivos. Es decir, la comunidad
compuesta por factores físicos y biológicos como plantas, animales, bacterias, hongos,
protistas, microorganismos, humedad, temperatura, luz, viento, entre otros elementos que
forman el medio ambiente.
En los últimos tiempos los ecosistemas de la diversidad biológica están siendo destruidos,
alterados, modificados e impactados por las actividades del hombre sobre estos hábitat y
espacios que sustentan las variedad y cantidad de especies en el planeta.
Existen dos tipos de ecosistemas: ecosistema acuático, conformado por las aguas de los
océanos y continentales y el ecosistema terrestre, conformado por los bosques, selva,
matorrales, herbazales, tundra, desierto, entre otros, donde se desarrollan las plantas y
animales en los suelos.
Entre los principales servicios que aportan los ecosistemas como beneficios a los seres
humanos son:
Dispersión de semillas
Producción primaria
Alimentos
Agua
Minerales
Energía
Regulación del clima
Descomposición de residuos
Polinización de cultivos
Captura de carbono
Recreación
Turismo
Descubrimiento científico
Purificación del agua y aire.
En ese sentido, los ecosistemas juegan un papel fundamental para el equilibrio natural en el
planeta, siendo hábitat para la biodiversidad y otros recursos naturales de aprovechamiento
por el hombre. Estos mismos, autorregulan el planeta por medio de las plantas que retienen
el carbono para purificar el aire que se respira.
Los seres vivos nacen, crecen, se reproducen y mueren, no obstante, sus interacciones con
otras especies determinan si una de sus etapas de vida es cumplida o regulada. En este
sentido, las interacciones ecológicas pueden clasificarse en positivas (mutualismos) y
negativas (antagonismos). Las interacciones positivas son aquellas en donde dos individuos
de distintas especies se benefician mutuamente, mientras que en las negativas un individuo
obtiene beneficios al afectar o matar a otro individuo de otra especie.
Las aves y los mamíferos también suelen alimentarse de los frutos, y las semillas ingeridas
posteriormente son depositadas (dispersión de semillas) a través de sus excretas en sitios
alejados de la planta madre, lo que promueve la colonización de las plantas.
El observar muchas plantas y animales en una selva o bosque nos indica que entre más
especies existan en los ecosistemas mayor será su diversidad de interacciones. Cada especie
cumple una función ecológica en el sitio donde habita, desde los colibríes que polinizan las
flores hasta el jaguar que depreda a los venados. En este contexto, todas las plantas y
animales interactúan entre sí de alguna y otra manera para vivir. Asimismo, nuestra propia
forma de vida depende en gran medida de los recursos que provienen de las interacciones
entre plantas y animales.