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“El problema NO es tener miedo. El problema es que eso nos


DETIENE”.

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ÍNDICE

Introducción: ¿El miedo es el problema?

C1: La bendita energía

C2: Pequeñas victorias

C3: Después de 100 veces

C4: El chantaje

C5: Yo paseo un dinosaurio

C6: El inicio

¿Qué aprendimos?

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INTRODUCCIÓN: ¿El miedo es el problema?

Sé que debes estar pensando algo como: “¡Claro que es


el problema pues gil!” y te entiendo. Sé por qué lo
piensas. He estado en tu lugar.

Te sudan las manos, te tiemblan las piernas y no puedes


pensar en otra cosa que no sea la expo saliendo súper
mal y todas esas caras mirándote. Sería menos
doloroso si esto lo sintiéramos solo cuando ya nos toca
hablar, pero ¡no! el miedo y los nervios nos acompañan
desde varias horas antes.

Entiendo todo eso, pero no creo que ese sea el


problema. En mi opinión, el miedo nunca es el
problema. El problema real es eso que el miedo te
ocasiona: que la expo salga mal, que te olvides lo que
vas a decir, que no te presentes ese día, etc. ¿Ya vas
entendiendo?

Y es que ponte a pensar, si sintieras ese temblor, ese


sudor, esa sensación de querer morir, pero tu

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presentación saliera perfecta, te felicitaran y premiaran
empieza a cambiar todo ¿no?

Claro, como a ti no te gusta perder, seguro me vas a


decir que no se puede, que nadie puede tener miedo y
romperla en el escenario, que esa sensación incomoda
tanto que no te permite concentrarte y, por eso, lo que
tú quieres es eliminar al miedo para, recién entonces,
hacer grandes exposiciones.

Algunas cosas que debes saber:

1. Si eliminas el miedo, igual no sabrás hablar en


público así que empieza a entrenarte (si es
conmigo, mejor).
2. No sé cómo eliminar el miedo. Me encantaría
saber. Creo que me volvería millonario. No
conozco a nadie en el mundo que sepa.
3. No necesitas eliminar el miedo porque,
contrario a lo que piensas, sí se pueden hacer
grandes exposiciones sintiendo eso que sientes.

Y esa, querido amigo o amiga, es mi chamba. En este


ebook voy a enseñarte cómo hacer para vencer el

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miedo al público. ¿Viste que no te estafé con el título?
Vencer… no eliminar.

Antes de continuar, quiero darte un mensaje


tranquilizador. Después de ganar esa batalla varias
veces (es decir, de exponer bien aun con miedo), vas a
darte cuenta que esa sensación se empieza a ir de a
pocos. Cada vez, significa menos para ti. Cada vez es
máa fácil superarla.

Ahora, también tengo que decirte que nunca se irá del


todo. Conforme vayas avanzando profesionalmente,
habrán retos al hablar en público que te darán miedo.
Yo, por ejemplo, cuando tengo que hablarle a 500
personas sigo sintiendo un poco de temor. Sin
embargo, como sé cómo superarlo, entonces no hay
problema. Tiene sentido ¿no?

Entonces, vamos a ponernos a trabajar de una vez.

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CAPÍTULO 1:
LA BENDITA ENERGÍA

Si antes de descargar este ebook has devorado todo lo


que hay en mis distintas redes, asumo que habrás
encontrado este término decenas de veces (si todavía
no has visto nada mío que sepas que me estás cayendo
un poco mal). Para mí, la energía es casi todo lo que
necesita un expositor para romperla en un escenario.
Escribo “casi todo” porque exponer no solo es hablar
bien, pero si asumimos que ya tienes una buena
investigación y una expo bien preparada, entonces, en
el momento de la verdad, la energía lo es todo.

Para no ponernos súper técnicos con el tema, vamos a


traducir “energía” por “ganas”. Es decir cuando te pida
que aumentes tu energía, lo que en realidad te estoy
diciendo es que “hables con más ganas”.

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Aquí algunos beneficios de afrontar tus presentaciones
de esta manera:

1. El público te presta más atención.


2. El tiempo de la exposición pasa más rápido.
3. Vendes y convences más.
4. Un largo número de etcéteras.

Y dentro de esos etcéteras, encontramos el que estás


buscando: con un alto nivel de energía, el miedo no me
detiene.

¿Recuerdas lo que dijimos en la intro? No se trata de


eliminar el miedo a hablar en público; se trata de
hacerlo aún con miedo, pero hacerlo bien. Y para eso,
no hay nada más efectivo que ponerle mucha energía.

¿Has visto alguna vez películas o videos de los segundos


previos a un salto en paracaídas? ¿Qué hacen los
militares o las personas justo antes de saltar? ¿Acaso
en voz bajita dicen: “bueno compañeros, ahora toca
saltar. Vamos a hacerlo tranquilos nomás, respirando
hondo…” ¡¡Nooo!! Lo que hacen es que gritan, cierran
los puños, se insultan (a veces) y luego, recién, saltan.

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¿Para qué hacen esto? Para subir su energía y así
vencer el miedo.

¡Hey! ¡Espera! ¡¿A dónde vas?! No, no se trata de salir


a exponer como un loco y mentarle la madre a tu jefe o
al profesor. Hay algunas manera más sofisticadas de
subir nuestro nivel de energía al hablar en público.
Antes de mencionártelas, quiero dejar en claro que, si
te parece muy técnico, simplemente podrías seguir
este consejo: “ponle más ganas”. Esto no solo va a
ayudarte a vencer el miedo, sino también a lucir más
profesional.

Ahora sí, las maneras en las que subimos nuestra


energía al hablar en público son las siguientes:

1. Sube tu volumen de voz.

Muchos piensan que tienen que hablar más fuerte para


que el público los pueda escuchar y es cierto, pero no
es el motivo más importante. En realidad, debes hablar
más fuerte para que tú te puedas escuchar. Cuando
alguien sube el volumen de su voz, le está indicando a
todo su ser que está seguro, confiado y que el miedo
que siente no es tan importante. Y ¿por qué es
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importante esto? Porque el cerebro no distingue lo que
es verdad de lo que es mentira. Tú hazle creer que estás
seguro y verás como te llena de seguridad. Recuerda
que no se trata de gritar, pero sí de hablar más fuerte
de lo necesario. ¿Qué pasa si no estás acostumbrado a
esto? Descuida, todo se ejercita. Pregúntale al público
al terminar la exposición si esta vez hablaste más
fuerte.

2. Muévete.

Si hay algo que eleva nuestra energía casi al instante es


el movimiento. Como mientras exponemos no
podemos estar saltando o levantando las manos (lo
cual funcionaría mucho), tenemos que concentrarnos
en dos claves para subir nuestra energía:

1) No comiences exponiendo en el medio del


escenario que tengas. Busca siempre ir de una
esquina hacia el medio mientras dices tus
primeras palabras. Esto ayuda muchísimo a
vencer ese miedo inicial. Si es una exposición
virtual puedes probar a empezar un poco lejos de

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la cámara y luego acercarte mientras dices tus
palabras iniciales.
2) Durante toda la presentación mueve tus manos
y desplázate de izquierda a derecha. Esto no solo
te hará ver profesional sino que te permitirá
ganar mucha energía. Además está demostrado
que el público suele entenderle mucho más a
aquel que usa sus manos que al que no.

3. Interactúa

Yo sé que cuando uno tiene miedo a exponer, lo último


que quiere hacer es preguntarle cosas al público, pero
no sabes el subidón de energía que te da una buena
respuesta del auditorio. Esto en las exposiciones
presenciales es muy fácil de conseguir pues podemos
usar recursos como: “levante la mano el que…” o “a
quién le ha pasado que alguna vez…”.

Ojo, no es que en las exposiciones virtuales no se pueda


interactuar, solo hay que ser un poquito más creativo.
Aquí te dejo tres ideas que funcionan:

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a. “Escribe YO en el chat si alguna vez te ha pasado
que…”
b. “Levante la mano el que…” (si el público tiene su
cámara prendida).
c. “Quiero que repitan después de mí, lo
siguiente…” (funciona con micros apagados).

Y llegamos al final de este primer capítulo. Estas son


solo tres maneras de ganar energía cada vez que
estamos frente al público, pero si quieres el consejo
simple, ahí te va: “¡Ponle más ganas!”. Para cerrar este
capítulo de manera emocional, te dejo esta perlita: No
solo hagas esto último en las exposiciones, la vida así
también es mucho más chévere.

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CAPÍTULO 2:
PEQUEÑAS VICTORIAS

Casi todas las fobias se forman por la acumulación de


experiencias negativas. Es decir, todo comienza con
una sola experiencia negativa que te llena de
inseguridad, lo que hace que la que sigue también salga
mal y así sucesivamente se va haciendo una bola de
nieve que deriva en un miedo tremendo.

¿Lo relacionas con tu miedo al exponer? Estoy seguro


que todo empezó con una expo en el cole en la que la
gente se río, luego vino otra en la que ya estabas
inseguro(a) y te olvidaste lo que ibas a decir, luego
tuviste que hablar de algo que no habías estudiado y de
nuevo salió mal y así hasta ahora que evitas cualquier
situación que te ponga a decir algo frente a las
personas.

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¿Cómo le damos la vuelta al asunto? Con la
acumulación de experiencias positivas. Tal y como lo
lees, may frend. Si cada “derrota” hablando en público
hace que perdamos seguridad y ganemos miedo, cada
“victoria” al exponer consigue el efecto contrario.
Después de algunas buenas exposiciones, nos
sentiremos más confiados y con más ganas de pasar por
la siguiente experiencia. Lo mejor de todo es que si la
bola de nieve del miedo comienza con una sola
exposición mala, la bola de nieve de la seguridad
comienza con una sola buena presentación.

La pregunta del millón es: “¿Cómo carajo consigo una


buena presentación para empezar con mi bola de nieve
si es que me muero de miedo?”

En primer lugar, leyendo de nuevo el capítulo anterior.


Ponerle más energía a tus exposiciones hará que
consigas terminarlas con un resultado aceptable (que
poco a poco irá mejorando), pero la verdad es que si te
ha ido muy mal en exposiciones, probablemente sea
mejor empezar con algo un poco más fácil que una
exposición.

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Aquí te voy a dejar un grupo de ejercicios diarios, para
ir acumulando micro victorias en nuestro camino y así
ir llenándonos de seguridad. Por favor, ponlos en
práctica que no sabes lo mucho que me está costando
encontrar tiempo para escribir esto. No me hagas
aparecerme en tu casa con un San Martín en la mano
(si no eres peruano, googlea: chicote San Martín y si
eres peruano y no sabes de qué hablo, eres muy joven).

Ahora sí, vamos con los ejercicios diarios para empezar


a crear nuestra bola de nieve:

1. Graba un video por día

Aunque no lo creas, exponer se parece mucho a


hablarle a una cámara prendida. No solo me refiero a
que que da el mismo miedo (que sí da), si no a que se
usan casi las mismas habilidades. Este sencillo ejercicio
consiste en grabarte todos los días enseñando a un
público imaginario a hacer algo, puede ser lo que sea:
cómo cambiar el case de tu celular, cómo preparar un
arroz con pollo, cómo superar a tu ex (sin llorar), lo que
sea. Ojo, cuando hagas el ejercicio, tienes que mostrar
las habilidades de un expositor de alto nivel: hablar con

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una voz apasionada, usar tus manos y mirar a la
cámara. Después de 21 días haciendo esto, te aseguro
que fluirás muchísimo más en tus expos y, sobre todo,
te sentirás más seguro de tus capacidades.

2. Da tu opinión todos los días

¿Sabías que nos acostumbramos a casi cualquier cosa?


Es muy probable que al día de hoy simplemente no
estés acostumbrado a “participar” o a dar tu opinión y,
aunque parece que no tiene relación, esto es una
pequeña derrota que va haciendo más grande la bola
de nieve de tu miedo a hablar en público. ¿Cómo le
damos la vuelta al asunto? Simplemente
comprometiéndote a dar una opinión sobre lo que sea
todos los días. Tal y como lo lees. Aunque no te la pidan,
aunque no sepas mucho, aunque te incomode, igual
das tu opinión. No solo porque lo que tienes que decir
es importante y, por si nadie te lo ha dicho en mucho
tiempo, lo repito: ¡¡LO QUE TIENES QUE DECIR
IMPORTA MUCHÍSIMO!!... Lo siento, me exhalté.
Bueno, no solo por eso, sino porque esta es una gran
victoria diaria que queremos agregar a nuestra bola de
nieve de seguridad.
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3. Copiar a la bestia

Este último ejercicio es oro puro. ¿No sería fabuloso


solo por unos instantes ser un conferencista
internacional? ¿Uno de esos tipos que le hablan sin
miedo a auditorios de 500 o 1000 personas? Bueno,
exactamente eso es lo que te voy a pedir que hagas.
Siento tu odio hasta aquí, pero no me estoy burlando.
Este ejercicio consiste en que vas a sentirte como un
conferencista de este nivel. Para conseguirlo, sigue
estos simples pasos:

a. Mira una conferencia de 15 o 20 minutos. Si no


tienes idea de quiénes son los mejores
conferencistas del mundo, puedes seguirme a mí
jajaja o colocar en el buscador de YouTube:
Charlas Ted.
b. Elige el mejor minuto de esa conferencia.
c. Párate frente a tu espejo o cámara y copia ese
minuto. Tal y como si tú fueras ese conferencista,
finge que tienes el público ante ti y suelta las

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mismas palabras. Si camina para la derecha, tú
igual; si levanta una mano, tú igual.
d. Haz esto todos los días.

Yo aprendí a hablar en público con este ejercicio y lo he


usado un sinfín de veces para enseñarle a las personas
a vencer el miedo. Cuando actúas como alguien muy
seguro y hábil, terminas creyendo que tú también lo
eres (y, por lo tanto, terminas siéndolo).

Y llegamos al final, te cuento que este capítulo lo he


escrito en medio de la rutina más apretada de mi vida.
Así que si simplemente lo lees y no haces nada con él,
voy a desear de todo corazón que te dé Coro….. no no,
muy fuerte la broma. De verdad, ponlo en práctica. Las
pequeñas victorias pueden cambiar tus resultados al
exponer.

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CAPÍTULO 3:
DESPUÉS DE 100 VECES

Después de cien exposiciones buenas, te aseguro que


vas a tener tanta seguridad y confianza en tus
habilidades que podrás hablarle a cualquier auditorio
en cualquier situación. La pregunta del millón es ¿cómo
carajo acumulo cien exposiciones buenas si me muero
de miedo? Bueno… con paciencia (hace tiempo que no
me reía tanto escribiendo).

Ahora sí, en serio, hay una manera de tener cien


exposiciones buenas y todos los beneficios que esto
significa. Te adelanto que la manera no te va a gustar.

Y no te va a gustar porque estoy casi seguro de que si


estás leyendo esto libro es porque eres de los que
busca el camino rápido, el atajo, el hack, el truco. No te
culpo, yo era exactamente así (y creo que todavía hay

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un poco de eso en mí). Sin embargo, he aprendido, a la
mala, que aunque hay aceleradores y secretos que
hacen más fácil el proceso, no hay nada más efectivo
para mejorar que la práctica constante.

Y entonces sí, en este capítulo vengo a hablarte del


ensayo. Palabra hermosa para cualquier expositor
profesional. Nada te va a poner más en ventaja que
acostumbrarte a ensayar muchísimo tus exposiciones.
Solo ponte a pensar: para acumular cien exposiciones
buenas “de verdad” vas a tener que hacer unas
trescientos malas. Y si todas te las califican, estás grave.
En cambio, al ensayar, nadie te pone nota, puedes fallar
las veces que haga falta hasta conseguir la exposición
perfecta.

Ahora bien, no estoy hablando de cualquier ensayo.


Para que cada ensayo cuente como una “exposición
buena” tiene que tener ciertas características:

1. Que ensayes como si hubiera público al frente

Es decir: pones unas sillas frente a ti, hablas con ganas,


sigues adelante si te equivocas, le preguntas cosas a la
audiencia, etc.
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2. Que dure todo lo que va a durar la expo real

No puede ser que ensayes primero la introducción,


luego paras y vas con el medio y luego revisas tus notas
y vas a la conclusión… ¡No! Lo único que conseguirás
será mal acostumbrar a tu cerebro.

3. Que lo grabes

Este es un acelerador. Cuando ves tu exposición desde


fuera, empiezas a notar fortalezas y debilidades que no
sabes que tenías y que te ayudarán a avanzar mucho
más rápido.

Yo sé que este es un ebook sobre vencer el miedo al


público y el ensayo constante te va a llevar a ese
resultado, pero también te brindará otros enormes
beneficios:

- Recordarás mucho más tu tema (lo que hará que


también sientas más seguridad).
- Mejorarás al exponer (recuerda que aún sin
miedo, puedes ser malo hablando. Con el
ensayo, matamos dos pájaros de un tiro).

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- Acumularás horas de vuelo en un escenario. Y
aunque sea ficticio, cuenta igual. Te vas a volver
experto.

Te recomiendo que, dependiendo de la importancia


que cada exposición tiene para ti, ensayos entre 3 a 5
veces (yo he tenido conferencias que las he ensayado
más de 20 veces. Sí, así de enfermo soy).

Si te animas a hacer esto y subir alguno de tus ensayos


a redes sociales, me etiquetas para ayudarte con un
poco de feedback.

Continuemos.

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CAPÍTULO 4:
EL CHANTAJE

“Gabriel, si hacemos esto, después nos vamos por un


McFlurry Sublime con helado combinado”. No sabes la
cantidad de veces que he repetido esto en mi cabeza.
Porque no se te ocurra creer que los conferencistas o
empresarios solo hacemos lo chévere, apasionante y,
sobre todo, controlado que subimos a nuestro insta.
Muchísimas veces me tocan tareas muy complicadas,
que me gustan poco y me asustan bastante. Incluso al
exponer. Hay públicos que por cantidad o status
simplemente me aterrorizan (300 monjas de una
asociación de colegios religiosos, por ejemplo).

¿Qué hago en estas situaciones? Sí, subo mi energía y


ensayo mucho, pero sin lugar a dudas es este diálogo

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interno (chantaje) el que me termina empujando hacia
adelante.

Como escribí líneas arriba, la mayoría de veces lo que


“me ofrezco” es un heladito, pero dependiendo de la
cantidad de miedo que tengo he llegado hasta a
ofrecerme la Mac desde la que escribo este Ebook.
Pensarás que no puede funcionar tan bién, pero
contrario a lo que muchos pregonen, el ser humano es
así de básico. Si algo te da miedo, prémiate y castígate
por hacer o no hacer y verás que se te hace más fácil.

Este capítulo fácilmente podría haber muerto aquí,


pero aprovechando que hemos tocado el tema del
diálogo interno, quiero escribir una cosita más:

¡CUIDADO! ES IMPORTANTE

Mucho más de lo que piensas. A estas alturas de tu


vida, debes tener clarísimo que las palabras tienen un
poder inmenso en los demás. Nuestras palabras
destruyen y construyen de una manera asombrosa.
Basta con darle una ojeada a los estudios sobre la
comunicación positiva en niños y adolescentes para

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darse cuenta que lo que las personas escuchan
constantemente termina influyendo en su realidad.

Bueno, si lo que le dices a otros puede impactar en su


vida, lo que te dices a ti mismo(a) tiene el mismo
impacto multiplicado por 10. Esto por los siguientes
motivos:

- No hay nadie a quien escuches más tiempo que


a ti.
- No hay nadie que te conozca más que tú.
- No hay nadie a quien le creas más que a ti.

Entonces, trátate bien. Amo tus estándares altos, pero


repetirte constantemente “soy un tonto”, “soy una
tarada”, “siempre me pasa esto a mí” no va a solucionar
ningún problema. Solo va a golpear fuertemente tu
autoestima. Y si tu problema es que tienes miedo a
hablar en público, entonces no hay nada peor que una
autoestima baja.

Te pregunto algo: si nos vamos a hablar de cosas que


todavía no pasan, ¿no sería mejor que estas cosas
fueran positivas ? Me refiero a que cuando te dices
“otra vez me voy a poner a temblar”, “se me va a
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olvidar todo”, “soy un miedoso”, “la gente se va a reír
de mí”, etc., esto todavía no ha pasado ¿cierto? Sin
embargo, te lo has repetido tantas veces, que te crees
y como te crees actúas en consecuencia y llegado el
momento esto funciona como una profecía de
autocumplimiento y todo va mal.

Sin embargo, coincidimos que cuando empieza este


diálogo interno destructivo, eso de lo que estamos
hablando todavía no sucede. Y si todavía no sucede
¿por qué mejor no nos decimos que todo va a salir
bien? Sí, aunque no te creas al principio, aunque te
sientas un farsante ¡MIÉNTETE!

A ver, vamos a ponernos a trabajar, vas a repetir


después de leer (sí, como loquito o loquita, sin
entender bien para que sirve):

- Mi siguiente exposición va a salir de putamadre


(pon cualquier lisura acá que en tu país significa
muy bien).
- Soy el/la mejor exponiendo de toda la
empresa/universidad.

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- Cuando yo hablo todos me escuchan con
atención y siempre quieren participar.
- Nunca me olvido lo que voy a decir.
- ¡¡¡Estoy flaco(a)!!!

Exceptuando la última frase, no te imaginas cuánto te


ayudaría al exponer, el estar repitiéndote esto durante
horas. Es tan simple como eso. Hay un dicho americano
que me encanta:

“A la larga, te acabas convirtiendo en eso que dices


que eres”.

Así de simple. Empieza a controlar ese diálogo en tu


cabeza y habrás dado un paso gigantezco en vencer tu
miedo a hablar en público. Y ¿sabes qué? aunque no te
funcione es bastante estúpido golpearse uno mismo.
Así que deja de hacerlo. Quiérete un poco más, ten un
poco más de paciencia contigo.

90% de las personas que tuvo la oportunidad de


descargar este ebook no lo hizo o lo hizo y nunca lo
leyó. Tú eres especial.

Ya, no llores.

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CAPÍTULO 5:
YO PASEO UN DINOSAURIO

Este capítulo no quiero explicarlo de manera técnica.


Prefiero contarte una historia (también es para que
entiendas el título).

Hace unos años, estaba dando yo una conferencia


sobre vencer el miedo a hablar en público y le dije al
público lo siguiente: “Imaginen que tienen miedo a los
perros, pero un miedo horrible, visceral, ves uno (de
cualquier tamaño) y empiezas a temblar. Ahora,
imaginen que yo soy un multimillonario que pago
100,000 dólares mensuales al que pasee a mi
Rottweiler una vez al día. Si yo le ofrezco el trabajo
¿ustedes dirían: no, yo no lo paseo porque tengo
miedo?”

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Y después de decir esto, los miré con una sonrisota
ganadora. Todos estaban sonriendo y asintiendo
mientras se escuchaban frases como: “así, sí”, “ahí se
me va el miedo”, entre otras. De pronto, desde el fondo
de la sala, un chico que debía tener unos quince o
dieciseis años dijo en voz bastante alta: “¡Yo por cien
mil dólares paseo un dinosaurio!”. Todos nos partimos
de risa. Te juro que me tomó un par de minutos
recomponerme y controlar al auditorio. Unos vasos con
agua después, caí en la cuenta que lo que había dicho
este tipo, expresaba perfecto lo que quería explicar yo:

“Con la motivación correcta, yo hago lo que sea”.

Es cierto que con quince años ese “lo que sea” se


amplifica un poco, pero tengas la edad que tengas es
claro que motivado(a) funcionas mejor.

No es lo mismo estudiar solo para sacar notas altas que


estudiar para sacar notas altas porque si sacas notas
altas te compran la play 4. Volviendo un poco a lo que
escribimos en el capítulo anterior, lo seres humanos
somos más básicos de los que nos quieren hacer creer.

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Entonces, si es que aceptamos que hacer las cosas
motivado es más fácil, solo necesitas un poco de
perspectiva. Me refiero a que es mucho más sencillo
esforzarme en vencer mi miedo al público si tengo claro
qué voy a obtener haciendo una gran exposición.

Puede ser algo muy a corto plazo (como en el caso de


los chantajes del capítulo anterior) o algo un poco más
significativo… más grande.

Para esto último, te propongo un ejercicio, quiero que


cojas una hojita de papel y escribas por qué quieres
vencer tu miedo a hablar en público. Cuéntame qué es
lo que vas a obtener si es que empiezas a hacer
exposiciones impactantes. Vamos, hazlo.

¡¿Qué haces acá?! Te estoy diciendo que vayas a hacer


el ejercicio. Así no se puede…

Okey, eso que tienes en la hojita es tu porqué y trata de


recordarlo siempre. Antes de cada expo que te
aterrorice, lee el papelito en voz alta, recuerda que esa
presentación es un simple obstáculo en tu camino
como profesional, conferencista, empresario, etc.

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Cuando yo tengo una exposición que me asusta o estoy
muy cansado para dictar me repito siempre lo mismo:
“la vida que sueñas, está al otro lado de esta
exposición”. Y luego, claro, me pongo a repasar al
detalle la vida que quiero. Después de este sencillo
ejercicio, esa expo ya no parece tan retadora. Ponlo en
práctica.

Estamos llegando casi hasta el final de este pequeño


Ebook y, tal y como lo dijo Yisuscraist, he dejado el
mejor vino para el final. Este último capítulo no estaba
planeado dentro de la estructura original porque me
parecía demasiado valor para algo que podías
descargar por internet; sin embargo, como me has
caído bien, ahí te va. Disfrútalo.

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CAPÍTULO 6:
EL INICIO

¿Qué es lo que te da más miedo de una exposición? No


se vale responder “todo”. Vamos a plantear la pregunta
más fácil: ¿qué momento de la exposición te aterra
más? ¿el inicio, el medio o el final? Si eres como la gran
mayoría de personas, todos tus miedos (y las películas
de terror que suceden en tu cabeza) se centran en el
inicio de la exposición.

Y esto tiene lógica. Casi todas las cosas que pueden salir
mal en la expo están al inicio: que me quede en blanco,
que se rían, que empiece mal, etc. Este debe ser uno de
los motivos por los que nadie quiere ser el primero en
una exposición grupal (a menos que solo sea el que
dice: “buenos días profesor, buenos días
compañeros”).

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Bueno, ¿qué pasaría si yo te dijera que hay maneras de
comenzar una exposición que harían que tu miedo se
reduzca tremendamente? Me amarías ¿cierto? Bueno,
de eso vamos a hablar en este capítulo final.

Antes de lanzarte las maneras de iniciar, quiero explicar


cuáles son los dos atributos que buscamos con esto. Si
lo que queremos es vencer el miedo inicial, el comienzo
de nuestra presentación debe:

- Ser imposible de fallar.


- Hacer notar que “sabemos del tema”.

Es que sería maravilloso ¿cierto? Una manera de


comenzar que sea tan fácil de hacer que no pueda
equivocarme pero que, además, me haga lucir como un
experto frente al público o jefe/profesor/cliente.
Bueno, aquí te van tres de esas:

1) Con una cita o una retrotracción.

Es tan fácil como empezar diciendo:

“Muy buenos días, como saben mi nombre es Gabriel


Rosso y antes de comenzar con mi presentación me
gustaría leerles algo que encontré en este libro…”
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No creo que falles al leer ¿cierto? WARNING: Antes de
ir como loquito(a) a buscar cualquier cita, recuerda que
solo va a funcionar si tiene relación con el tema que vas
a exponer.

Si, en vez de usar un párrafo de un libro, usas lo que dijo


tu profe o jefe, se llama retrotracción y te convierte
automáticamente en el favorito. Y es que a todos nos
gusta que nos presten atención y nos hagan sentir
importantes; entonces, cuando escuchen algo como:
“antes de comenzar, me gustaría recordar lo que dijo
nuestro profesor la clase pasada…”, caerán rendidos
ante tu presentación.

2) Con una anécdota.

Está demostrado que las personas se equivocan un 60%


menos cuando usan anécdotas o historias en sus
exposiciones. Esto se justifica en que es mucho más
difícil olvidarse un cuento que un dato estadístico o una
definición. Entonces, úsalo. El iniciar con algo como:
“voy a comenzar con una historia que grafica muy bien
lo que quiero explicar…” te da ese toque profesional y
canchero que tanto queremos mostrar y como es algo

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que te pasó a ti (o que solo conoces tú), no te puedes
equivocar y olvidar. Porque si te equivocas o te olvidas,
cambias la historia y no pasa nada. Un gran poder
conlleva una gran responsabilidad, no abuses de esto
último y prepárate.

3) Con el trinomio de oro.

No hay mejor manera de iniciar una exposición que


esta. Es la que más uso y la que más resultados me da
cuando tengo miedo a una expo en particular. Consiste
en simplemente combinar lo siguiente:

PREGUNTA + PRESENTACIÓN + EJERCICIO

Quedaría masomenos así:

“Muy buenos días, por favor levante la mano aquel


que quisiera eliminar sus deudas de una vez por
todas (esperas). Perfecto, mi nombre es Gabriel
Rosso y yo hoy te vengo a hablar de una estrategia
infalible para organizar tus finanzas y así salir de
deudas. Antes de comenzar, me gustaría que le
comentes a la persona que está a tu costado tu peor

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experiencia con una tarjeta de crédito. Tienes 30
segundos”.

Y ¡pum! La magia ocurre.

Es importante decir que si estás en un ambiente de


exposición muy formal, va a hacer complicado hacer el
ejercicio final (una sustentación de tesis o una junta de
directorio, por ejemplo). En esos casos, podemos
reemplazar el ejercicio con una anécdota y nuestra
estructura quedaría así:

PREGUNTA + PRESENTACIÓN + ANÉCDOTA

Vengo enseñándole el trinomio a personas que tienen


miedo a hablar en público por varios años y los
resultados son cada vez más asombrosos. Empezar de
esta manera te brinda seguridad, confianza, sensación
de control y dominio del público y muchas otras
ventajas. Úsalo, de verdad. Tienes una gran
herramienta entre manos.

Y así llegamos al final de este capítulo, cuando inicié


escribiéndolo te dije que me parecía que era
demasiado valor para un Mini Ebook, pero releyendo lo

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que he escrito desde el capítulo, esta afirmación aplica
para todo. A veces, la gente no valora lo que es gratis o
de bajo precio. Espero, de corazón que no sea tu caso,
pues la información de este capítulo (y la de todo el
ebook) se la suelo brindar únicamente a las personas
que se inscriben a mis cursos y talleres. Úsala bien.

¿QUÉ APRENDIMOS?
En todos los Ebooks que hago, pongo esta aclaración. Si
has leído todo esto en un día y de corrido, es probable
que no necesites leer lo que viene, pero si lo has leído
de a poquitos te servirá mucho para recordar los
aprendizajes fundamentales del texto:

▪ El problema no es el miedo a hablar en público,


sino que ese miedo nos detiene o destruye
nuestras expos.
▪ El atributo personal más importante de aquel
que quiere vencer el miedo al público es un alto
nivel de energía.
▪ Casi todos cargamos una mochila de
experiencias negativas hablando en público que
hace que cada vez esta sea una tarea más
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complicada. Debemos cambiar esa bola de nieve
negativa con pequeñas victorias (hábitos).
▪ El ensayo de una exposición reduce tus
posibilidades de fallar y, por lo tanto, el miedo.
▪ Brindarte constantemente premios y castigos
por exponer, participar o dar tu opinión, es una
estrategia buenísima para pasar por esos
momentos que ahora son complicados.
▪ Con la motivación correcta, podemos conseguir
lo que sea. Incluso, convertirnos en los mejores
expositores.
▪ El inicio de una exposición es clave. Busquemos
maneras de comenzar en las que no podamos
fallar y que nos posicionen como expertos.

Ojo que las estrategias puestas a lo largo de este


pequeño libro no están pensadas para aplicarse de
manera separada o aleatoria, sino, más bien, de
manera acumulada (todo a la vez). Si lo haces, te
aseguro que vencerás el miedo a hablar en público
y te sorprenderá lo bien que puedes exponer sin
miedo.

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¡Llegaste hasta aquí!
Eso merece una enorme felicitación ¡¡no te tenía nada
de fe!! Jajaja, una pequeña broma.

Tú eres de los míos, estás dispuesto a leer, ver,


escuchar y practicar lo que haga falta para solucionar
los problemas que tienes y eso, querido(a), te llevará
muy lejos. Esa inconformidad con tu situación actual es
lo que ha hecho que ahora estés mucho más capacitado
para vencer el miedo al público y, por lo tanto,
romperla en tus exposiciones.

Ahora, es importante que sepas que hemos trabajado


en vencer el miedo al público, no en exponer bien.
Asumo que es algo que también quieres desarrollar así
deja de leer esto, anda a seguirme en todas mis redes y
a consumir todo el contenido gratuito que tengo ahí.

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¡Nos vemos en el camino!

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