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Los Cuatro Altares de Rendición

Los Cuatro Altares de Rendición


Pastor Abraham Neder Caratini
Viernes 04/06/2010
 
Recorrido de Abraham
La historia de Abraham nos habla de lo que él tuvo que recorrer desde el
llamamiento de Dios en  la tierra de su parentela; Ur de los caldeos, hasta
alcanzar todo lo que Dios había preparado para él. A veces queremos las
cosas de manera rápida, en nuestro tiempo, y sin mucho esfuerzo, otras
veces cuestionamos el por qué Dios, siendo  Todopoderoso, no nos
concede lo que queremos  de una vez. Sin embargo, lo que Dios busca, es
probar lo profundo de nuestro corazón en el camino, y prepararnos para
que podamos recibir lo que Él ya ha preparado para nosotros en lo
profundo de Su corazón.
 
Cuatro Altares de Rendición
Cuando clamamos a Él, nuestro Dios nos responde; como dice la Palabra
en Jeremías 33:3 “Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas
grandes y ocultas que tú no conoces.”  David  clamaba a  Dios en el Salmo
3, declarando que confía plenamente en que Él respondería a su llamado.
Dios esperaba  y  necesitaba que David  clamara, porque clamando rendía
su voluntad, se humillaba y reconocía la supremacía de Dios en toda
situación de su vida.
Hay momentos en los que creemos que Dios no nos escucha,  pero lo que
Dios está esperando es que vayamos delante de Su altar a entregarlo
todo, incluyendo nuestra angustia y preocupación, demostrándole que
confiamos en El.
 
 
Dios tiene una poderosa razón para trabajar en nosotros con el
intercambio. Entregamos algo delante de Su altar y Él nos entrega algo
aun más valioso.  Y esto es así porque desea enseñarnos a ser como Él.
Nuestro Dios es Dios que  entrega;  Él entregó a Su Hijo para que el mundo
alcanzara la Salvación por medio de Él. Por eso debemos entregar todo en
el altar de Dios.
 
Romanos 12:1-2 “Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de
Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable
a Dios, que es vuestro culto racional.No os conforméis a este siglo, sino
transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento,
para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y
perfecta”.  Dios quiere que te entregues en cuerpo, alma y espíritu a Él.
Hay cosas que hemos guardado para nosotros, cosas que no queremos
que nadie toque, y que pensamos que no necesitamos rendir; pero todo
debe ser entregado a Él. Sin embargo eso va en contra de nuestra
naturaleza, pues no hay conformidad en nosotros para entregarnos como
Dios necesita que lo  hagamos; mas Pablo nos dice que renovemos el
espíritu de nuestra mente para poder entregarnos por completo al Señor.
Por eso debemos presentar altar delante de Él, como nos manda, porque
no quiere sacrificio si no es con obediencia; ya que a Dios le agrada que
nos humillemos y nos rindamos plenamente a Él.
A través de los sacrificios se rinde la vida que a Él le pertenece.  David dice
en el Salmo 51: 16-17 “Porque no quieres sacrificio, que yo lo daría; No
quieres holocausto. Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado; al
corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios.” No es un
sacrificio físico lo que Dios espera sino uno espiritual. Un espíritu que se
quebrante delante de Su Presencia es el anhelo que tiene de cada uno de
nosotros.
 
El Número Cuatro
El numero cuatro nos habla de los puntos cardinales, la Plenitud de la
Creación. Pablo lo describe como lo Alto, lo Largo, lo Profundo. Cristo fue
el Cordero Inmolado en cuatro áreas, probado por cuatro de los hombres
más importantes de su época.
Volviendo a Abraham. Cuando este salió de Param Aram, levantó cuatro
altares por el camino. Cuando Abraham aún era Abram, no estaba
completo, no conocía la plenitud de Cristo, por eso tenía que ser
completado; tenía que ser perfeccionada la obra en él, para que alcanzara
la estatura de varón perfecto para la que Dios lo había diseñado. El cuatro
representa lo que es abarcador. Si quieres la plenitud de Dios, debes
rendirte en esos cuatro altares del padre de la Fè. Después que Dios
resuelve los problemas de nuestra alma, entonces podemos rendir
sacrificios fragantes en esos altares, que representan lo que el Señor
demanda de nuestras vidas. Abraham rindió su ser en cada altar. Rindió
cosas extraordinarias para que Dios cumpliera la plenitud de la promesa
que estaba declarada para él. Dios necesita ver esa rendición plena, que
cada escenario de nuestra vida esté rendido a Él.
Los Cuatro Altares de Abraham
Dios hace un pacto de entrega con los que son suyos. Él entregó a su Hijo,
y espera que entregues todo en tu vida, para que Él te entregue todo lo
que tiene para ti.  A Dios no le agradan los sacrificios sin obediencia,
porque a Dios le agrada el corazón contrito y humillado.
 
Altar I: El “Yo”
Génesis 12:6-7 “Y pasó Abram por aquella tierra hasta el lugar de
Siquem, hasta el encino de More; y el cananeo estaba entonces en la
tierra.  Y apareció Jehová a Abram, y le dijo: A tu descendencia daré esta
tierra.Y edificó allí un altar a Jehová, quien le había aparecido.”
A un hombre sin hijos Dios le dijo: “¡A tu descendencia daré esta tierra!” El
Señor nos da a conocer por donde debemos andar nosotros, y lo que
debemos rendir.  Siquem significa hombro, y More, maestro; Dios deseaba
hacer de Abraham un hombre humilde, fortalecido y sabio. Abraham tuvo
que ser sacado de su tierra; este altar representa rendir el pasado.
Rendimos aquí nuestra identidad carnal, nuestra parentela, apellidos,
cultura, costumbres, posición social, ideas y ritos. Dios está pidiendo que
en tu vida y en la mía haya rendición en ese primer altar. Rinde tu tierra:
herencia material, carácter, sueños, anhelos y deseos; tu cultura, tu
gastronomía.
Muchos no han podido dejar atrás la música secular, pensando que no es
necesario dejarla, que la podemos conservar intacta. El Señor debe ser el
único objeto de nuestra alabanza, y nuestra música debe ser aquella que
ministra y glorifica el nombre de nuestro
Dios. Este es el altar para rendir también nuestra manera de vestir para
entrar en el decoro del Señor, respetando nuestro cuerpo como templo
del Espíritu Santo. Igualmente nuestra forma de hablar, cambiando toda
palabra necia por palabras que edifiquen y que evidencien los frutos de
nuestra condición de hijos de Dios. Si rindes tu antiguo “Yo” en este altar,
si dejas que Él queme tu pasado; Dios te trasladará a la tierra de los que
van más allá de los demás.
Dios te pide que vayas al altar, que pongas el altar y dejes que Dios queme
todo eso que no has rendido de tu pasado. Todo lo de la tierra de pecado
en donde creciste, todo aquello se entrega en ese altar. Cuesta mucho,
pero no te pueden entregar lo que te han prometido si no te rindes.
 
Altar II: Los Apetitos de la Carne
Génesis 12:8-10 “Luego se pasó de allí a un monte al oriente de Bet-el, y
plantó su tienda, teniendo a Bet-el al occidente y Hai al oriente; y edificó
allí altar a Jehová, e invocó el nombre de Jehová. Y Abram partió de allí,
caminando y yendo hacia el Neguev.Hubo entonces hambre en la tierra,
y descendió Abram a Egipto para morar allá; porque era grande el
hambre en la tierra.”
En este altar se rinden los apetitos. Podríamos agregar como dice en
Proverbios: “Cuando te vayas a sentar a comer, mira bien lo que vayas a
comer delante de ti, para que no te de indigestión.” Mira bien cuáles son
tus apetitos, analiza que es lo que promete saciar tus anhelos, no sea que
tu espíritu se indigeste.
 
Abraham rindió el área sexual a Dios. Dios le dijo: “Hare de ti una nación
numerosa”  y nos preguntaríamos: ¿Si rendía el sexo, como sería una
nación numerosa? Creyéndole a Dios. Porque por los apetitos los hombres
engendran hijos, en lo natural, fuera de la bendición del matrimonio.
Igualmente en lo espiritual, se engendran hijos viciados y fuera de las
bendiciones de una sana cobertura espiritual. Pero no debemos olvidar
que hay herencias que son solo para los hijos que son legítimos en la Fè.
Asimismo, Dios no hablaba de una nación numerosa hija del desenfreno,
sino de una nación santa, que Él había creado para sí mismo, y que saldría
de la simiente de Abraham.
El rendir en este altar es el gusto por las cosas del mundo. Hai significa, lo
bajo y lo profundo. Y de lo más bajo y profundo de la mundanalidad Dios
te lleva a Bet-el, que es figura de lo Alto. No sabremos si tenemos la
capacidad de rendir lo bajo, sino llevando al altar todo lo que en nosotros
debe ser rendido, para ser quemado por Dios; y solo entonces,
alcanzaremos lo Alto, que es la Casa de Dios.
Hay gente estancada en Neguev. Este lugar representa estancamiento
espiritual. Hay muchas cosas de Dios que parecen estar estancadas; y esto
es  porque Dios quiere darnos más, y llevarnos más lejos. Por eso tú y yo
necesitamos rendir nuestros apetitos. Apetitos de fama, de riqueza, de
poder; a veces apetitos de ser grandes hombres y mujeres de Dios, porque
querer ser demasiado grandes puede ser un apetito egocéntrico. No habrá
Neguev, o estancamiento, cuando te rindas totalmente; veras que solo
irás extendiendo tus pies, y alcanzarás lo que Dios tiene dispuesto para ti.
 
Cuando rindes los Hai, o lo bajo en ti, estas dejando atrás aquellas cosas
que trajeron ruina a tu vida. Por eso es importante que como individuos,
como ministerios, como naciones, rindamos los apetitos de la carne,
porque todas estas cosas son las que destruyen nuestros países. Vemos
gente andando desenfrenadamente, detrás de peldaños, arriba y más
arriba, sin respeto por nada; sin ser Dios que los levante. Por  los apetitos,
gente que ha querido estar en lo más alto del mundo, se ha enlodado en
lo más bajo. Busquemos nosotros la Casa de Dios, y rindamos nuestros
peligrosos apetitos.
 
Altar III: El Dinero
Génesis 13: 8-18 “Entonces Abram dijo a Lot: No haya ahora altercado
entre nosotros dos, entre mis pastores y los tuyos, porque somos
hermanos. ¿No está toda la tierra delante de ti? Yo te ruego que te
apartes de mí. Si fueres a la mano izquierda, yo iré a la derecha; y si tú a
la derecha, yo iré a la izquierda.
Y alzó Lot sus ojos, y vio toda la llanura del Jordán, que toda ella era de
riego, como el huerto de Jehová, como la tierra de Egipto en la dirección
de Zoar, antes que destruyese Jehová a Sodoma y a Gomorra.  Entonces
Lot escogió para sí toda la llanura del Jordán; y se fue Lot hacia el
oriente, y se apartaron el uno del otro. Abram acampó en la tierra de
Canaán, en tanto que Lot habitó en las ciudades de la llanura, y fue
poniendo sus tiendas hasta Sodoma. Mas los hombres de Sodoma eran
malos y pecadores contra Jehová en gran manera. Y Jehová dijo a
Abram, después que Lot se apartó de él: Alza ahora tus ojos, y mira
desde el lugar donde estás hacia el norte y el sur, y al oriente y al
occidente. Porque toda la tierra que ves, la daré a ti y a tu descendencia
para siempre. Y haré tu descendencia como el polvo de la tierra; que si
alguno puede contar el polvo de la tierra, también tu descendencia será
contada. Levántate, ve por la tierra a lo largo de ella y a su ancho;
porque a ti la daré. Abram, pues, removiendo su tienda, vino y moró en
el encinar de Mamre, que está en Hebrón, y edificó allí altar a Jehová.”
 
Aquí es notoria la dependencia absoluta que Abraham tenía en Dios.
Entrego su posición social, sus finanzas, su trabajo. Es tiempo de que
desarrollemos una dependencia total de Dios. Digámosle al Señor: “¡Mi
futuro es Tuyo!” Porque sólo haciéndonos dependientes de Dios podemos
tener Su Fuerza sobrenatural para salir adelante. En Mamre uno rinde su
posición social. Todo lo terrenal acaba y empezamos a recibir la posición
Celestial que tenemos en Cristo Jesús. Somos parte de un pueblo celestial,
rodeado de la bendición de Dios.
En este pasaje vemos que Lot prefirió el dinero y la comodidad, en vez de 
rendirse delante de Dios. Nótese que solo después que este se separó de
Abraham es que se edifica este Altar en Mamre. Lot prefirió la buena vida
de Sodoma, sin tener que santificarse y sacrificarse para Dios. Se le
llenaron los ojos con la llanura y el esplendor. Estemos alerta: los valles
son peligrosos, aun cuando se puedan ver muy florecientes. Hay peligro en
las llanuras, hay peligro en el esplendor. Hay verdadero peligro en la
“abundancia” que no viene de Dios. Hay una clase de vida que parece
buena, ¡pero no lo es!  Mamre significa fuerza y vigor; y en este altar
soltamos nuestras fuerzas, nuestro vigor, nuestras posibilidades, nuestros
recursos.
Para muchos es humanamente imposible llegar ante este altar. Pero Dios
te reta: “Si me entregas, te entrego; si me das, te doy.” Si le rendimos
nuestras fuerzas, Dios nos da de Su inagotable fuerza, de Su vigor, de Sus
incalculables recursos, de Sus infinitas posibilidades. A menudo nos
preguntamos: “¿Por qué todo se me destruye, por qué no prospero?” 
Esto es Porque no le das a Dios lo que es Suyo por derecho propio. El
devorador, figura del enemigo, entra en tu vida y destruye; y sólo cuando
le das lo que le corresponde al Señor para ser quemado, El reprende al
devorador. Diezmemos y ofrendemos, y podremos ver evidenciada en
nuestras vidas la Fidelidad Eterna de Dios.
 
Altar IV: Lo que más amamos.
Génesis 22:1-18 “Aconteció después de estas cosas, que probó Dios a
Abraham, y le dijo: Abraham. Y él respondió: Heme aquí. Y dijo: Toma
ahora tu hijo, tu único, Isaac, a quien amas, y vete a tierra de Moriah, y
ofrécelo allí en holocausto sobre uno de los montes que yo te diré. Y
Abraham se levantó muy de mañana, y enalbardó su asno, y tomó
consigo dos siervos suyos, y a Isaac su hijo; y cortó leña para el
holocausto, y se levantó, y fue al lugar que Dios le dijo. Al tercer día alzó
Abraham sus ojos, y vio el lugar de lejos. Entonces dijo Abraham a sus
siervos: Esperad aquí con el asno, y yo y el muchacho iremos hasta allí y
adoraremos, y volveremos a vosotros.
Y tomó Abraham la leña del holocausto, y la puso sobre Isaac su hijo, y él
tomó en su mano el fuego y el cuchillo; y fueron ambos juntos. Entonces
habló Isaac a Abraham su padre, y dijo: Padre mío. Y él respondió: Heme
aquí, mi hijo. Y él dijo: He aquí el fuego y la leña; mas ¿dónde está el
cordero para el holocausto? Y respondió Abraham: Dios se proveerá de
cordero para el holocausto, hijo mío. E iban juntos. Y cuando llegaron al
lugar que Dios le había dicho, edificó allí Abraham un altar, y compuso la
leña, y ató a Isaac su hijo, y lo puso en el altar sobre la leña. Y extendió
Abraham su mano y tomó el cuchillo para degollar a su hijo. Entonces el
ángel de Jehová le dio voces desde el cielo, y dijo: Abraham, Abraham. Y
él respondió: Heme aquí. Y dijo: No extiendas tu mano sobre el
muchacho, ni le hagas nada; porque ya conozco que temes a Dios, por
cuanto no me rehusaste tu hijo, tu único. Entonces alzó Abraham sus
ojos y miró, y he aquí a sus espaldas un carnero trabado en un zarzal por
sus cuernos; y fue Abraham y tomó el carnero, y lo ofreció en holocausto
en lugar de su hijo.   Y llamó Abraham el nombre de aquel lugar, Jehová
proveerá.Por tanto se dice hoy: En el monte de Jehová será provisto. Y
llamó el ángel de Jehová a Abraham por segunda vez desde el cielo, y
dijo: Por mí mismo he jurado, dice Jehová, que por cuanto has hecho
esto, y no me has rehusado tu hijo, tu único hijo; de cierto te bendeciré, y
multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo y como la arena
que está a la orilla del mar; y tu descendencia poseerá las puertas de sus
enemigos. En tu simiente serán benditas todas las naciones de la tierra,
por cuanto obedeciste a mi voz.”
 
Entrega lo que depende de ti. Todas esas cosas que te han costado tanto
trabajo para alcanzar… ¿Te atreves a atarlas, poner leña debajo de ellas, y
ponerlas delante del altar de Dios para que Él las consuma?
Dios te concede esas cosas que le pides, no sin gran esfuerzo de tu parte,
pero resulta que muchas de esas cosas pueden desviar tu atención
completamente. Olvidamos fácilmente que nunca es más importante la
bendición que el Dador de la bendición.  Cuando Dios te pide eso que
tanto amas, es para darte algo mucho más grande y trascendental de lo
que ya tenias.
En este pasaje de Génesis vemos a un Abraham diferente. Este es el
Abraham que cifraba su corazón solo en la Palabra de Dios, en lo que el
Señor le había prometido. Y poniendo en Dios toda su esperanza, confió
que le serían entregadas las promesas, mientras él permanecía fiel y
entregaba absolutamente todo a Su Dios. En nuestra vida también
atravesamos situaciones adversas que no entendemos, pero tengamos la
seguridad de que en el momento justo Dios nos dirá  que hemos sido
fieles, y que no le hemos rehusado nada; ahí veras la plenitud de tu
promesa de parte de Dios.
El Señor anhela llegar a ese momento contigo, donde te dice que te ha
visto caminar a través de cada altar y que se complace de verte en Moriah,
como Abraham. Allí, como con Abraham, el Padre completará el sacrificio,
en tu monte, verás a Dios entregando a Su Hijo por ti. Este es el monte de
la entrega completa y el amor total para Dios.
 
Para Abraham, este fue el altar más difícil de edificar. En este altar
Abraham entregaba lo que más amaba.  Dios quiere que le entregues cada
uno de esos temores que guardas en lo más hondo de tu corazón. Y con
cada altar que atravieses, y con cada rendición, le sumaras a tu vida cada
bendición que Abraham recibió de parte de Dios. Recuerda que Dios
entregó mucho más, y que no lo pensó. Él lo hizo por ti y por mí.  Porque
dijo en Su corazón  que seriamos sacrificio vivo, santo y agradable para Él.
Lo que más amamos  se lo entregamos a Dios porque  hay cosas mayores
para tu vida y para la mía.  Dios quiso ver en Abraham Fè, y eso quiere de
nosotros, Fè plena, y  confianza en Él.
Pablo le decía a los griegos en el libro de los Hechos “porque pasando y
mirando vuestros santuarios, hallé también un altar en el cual estaba esta
inscripción: AL DIOS NO CONOCIDO. Al que vosotros adoráis, pues, sin
conocerle, es a quien yo os anuncio.” (Hechos 17:23) Y nosotros no
adoramos a un Ser desconocido; adoramos al Único y Sabio Dios, al Dios
Verdadero, al Dios de Abraham, de Isaac, de Jacob y de Jesús.
Dios se da a conocer en las necesidades y en los problemas, como Dios de
toda provisión para ti. También en las enfermedades y pobreza como Dios
Sanador. Ahora quiere que lo conozcas en tu rendición, que conozcas la
naturaleza de Su corazón como Dios que entrega.
 
Rinde Delante de Dios:
1. Tierra, parentela, costumbres, pasado, ancestros. Obtén madera de
humildad.
2. Todo  tipo de apetito, en medio de suculentos manjares humanos.
Rechaza a Egipto(Los placeres perecederos) y su falso bienestar. Deshazte
de todo lo que te impide avanzar del atrio. Dios quiere que vayas más allá
del lugar Santo, El quiere capacitarte para ir más allá de los demás.
3. Posiciones humanas, socio-económicas. Sujétate a la bondad y
bendición de
Dios, para que el Señor te haga manso, y dependas solo de Él.
4. Lo que más amamos, lo que tiene más valor para nosotros. Atalo y
disponlo como sacrificio delante del altar. Muéstrale a Dios que Él es lo
más importante de tu vida.  Y Él te dará Victoria y Plenitud.
 

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