Recorrido de Abraham La historia de Abraham nos habla de lo que él tuvo que recorrer desde el llamamiento de Dios en la tierra de su parentela; Ur de los caldeos, hasta alcanzar todo lo que Dios había preparado para él. A veces queremos las cosas de manera rápida, en nuestro tiempo, y sin mucho esfuerzo, otras veces cuestionamos el por qué Dios, siendo Todopoderoso, no nos concede lo que queremos de una vez. Sin embargo, lo que Dios busca, es probar lo profundo de nuestro corazón en el camino, y prepararnos para que podamos recibir lo que Él ya ha preparado para nosotros en lo profundo de Su corazón.
Cuatro Altares de Rendición Cuando clamamos a Él, nuestro Dios nos responde; como dice la Palabra en Jeremías 33:3 “Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces.” David clamaba a Dios en el Salmo 3, declarando que confía plenamente en que Él respondería a su llamado. Dios esperaba y necesitaba que David clamara, porque clamando rendía su voluntad, se humillaba y reconocía la supremacía de Dios en toda situación de su vida. Hay momentos en los que creemos que Dios no nos escucha, pero lo que Dios está esperando es que vayamos delante de Su altar a entregarlo todo, incluyendo nuestra angustia y preocupación, demostrándole que confiamos en El.
Dios tiene una poderosa razón para trabajar en nosotros con el intercambio. Entregamos algo delante de Su altar y Él nos entrega algo aun más valioso. Y esto es así porque desea enseñarnos a ser como Él. Nuestro Dios es Dios que entrega; Él entregó a Su Hijo para que el mundo alcanzara la Salvación por medio de Él. Por eso debemos entregar todo en el altar de Dios.
Romanos 12:1-2 “Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional.No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta”. Dios quiere que te entregues en cuerpo, alma y espíritu a Él. Hay cosas que hemos guardado para nosotros, cosas que no queremos que nadie toque, y que pensamos que no necesitamos rendir; pero todo debe ser entregado a Él. Sin embargo eso va en contra de nuestra naturaleza, pues no hay conformidad en nosotros para entregarnos como Dios necesita que lo hagamos; mas Pablo nos dice que renovemos el espíritu de nuestra mente para poder entregarnos por completo al Señor. Por eso debemos presentar altar delante de Él, como nos manda, porque no quiere sacrificio si no es con obediencia; ya que a Dios le agrada que nos humillemos y nos rindamos plenamente a Él. A través de los sacrificios se rinde la vida que a Él le pertenece. David dice en el Salmo 51: 16-17 “Porque no quieres sacrificio, que yo lo daría; No quieres holocausto. Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado; al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios.” No es un sacrificio físico lo que Dios espera sino uno espiritual. Un espíritu que se quebrante delante de Su Presencia es el anhelo que tiene de cada uno de nosotros.
El Número Cuatro El numero cuatro nos habla de los puntos cardinales, la Plenitud de la Creación. Pablo lo describe como lo Alto, lo Largo, lo Profundo. Cristo fue el Cordero Inmolado en cuatro áreas, probado por cuatro de los hombres más importantes de su época. Volviendo a Abraham. Cuando este salió de Param Aram, levantó cuatro altares por el camino. Cuando Abraham aún era Abram, no estaba completo, no conocía la plenitud de Cristo, por eso tenía que ser completado; tenía que ser perfeccionada la obra en él, para que alcanzara la estatura de varón perfecto para la que Dios lo había diseñado. El cuatro representa lo que es abarcador. Si quieres la plenitud de Dios, debes rendirte en esos cuatro altares del padre de la Fè. Después que Dios resuelve los problemas de nuestra alma, entonces podemos rendir sacrificios fragantes en esos altares, que representan lo que el Señor demanda de nuestras vidas. Abraham rindió su ser en cada altar. Rindió cosas extraordinarias para que Dios cumpliera la plenitud de la promesa que estaba declarada para él. Dios necesita ver esa rendición plena, que cada escenario de nuestra vida esté rendido a Él. Los Cuatro Altares de Abraham Dios hace un pacto de entrega con los que son suyos. Él entregó a su Hijo, y espera que entregues todo en tu vida, para que Él te entregue todo lo que tiene para ti. A Dios no le agradan los sacrificios sin obediencia, porque a Dios le agrada el corazón contrito y humillado.
Altar I: El “Yo” Génesis 12:6-7 “Y pasó Abram por aquella tierra hasta el lugar de Siquem, hasta el encino de More; y el cananeo estaba entonces en la tierra. Y apareció Jehová a Abram, y le dijo: A tu descendencia daré esta tierra.Y edificó allí un altar a Jehová, quien le había aparecido.” A un hombre sin hijos Dios le dijo: “¡A tu descendencia daré esta tierra!” El Señor nos da a conocer por donde debemos andar nosotros, y lo que debemos rendir. Siquem significa hombro, y More, maestro; Dios deseaba hacer de Abraham un hombre humilde, fortalecido y sabio. Abraham tuvo que ser sacado de su tierra; este altar representa rendir el pasado. Rendimos aquí nuestra identidad carnal, nuestra parentela, apellidos, cultura, costumbres, posición social, ideas y ritos. Dios está pidiendo que en tu vida y en la mía haya rendición en ese primer altar. Rinde tu tierra: herencia material, carácter, sueños, anhelos y deseos; tu cultura, tu gastronomía. Muchos no han podido dejar atrás la música secular, pensando que no es necesario dejarla, que la podemos conservar intacta. El Señor debe ser el único objeto de nuestra alabanza, y nuestra música debe ser aquella que ministra y glorifica el nombre de nuestro Dios. Este es el altar para rendir también nuestra manera de vestir para entrar en el decoro del Señor, respetando nuestro cuerpo como templo del Espíritu Santo. Igualmente nuestra forma de hablar, cambiando toda palabra necia por palabras que edifiquen y que evidencien los frutos de nuestra condición de hijos de Dios. Si rindes tu antiguo “Yo” en este altar, si dejas que Él queme tu pasado; Dios te trasladará a la tierra de los que van más allá de los demás. Dios te pide que vayas al altar, que pongas el altar y dejes que Dios queme todo eso que no has rendido de tu pasado. Todo lo de la tierra de pecado en donde creciste, todo aquello se entrega en ese altar. Cuesta mucho, pero no te pueden entregar lo que te han prometido si no te rindes.
Altar II: Los Apetitos de la Carne Génesis 12:8-10 “Luego se pasó de allí a un monte al oriente de Bet-el, y plantó su tienda, teniendo a Bet-el al occidente y Hai al oriente; y edificó allí altar a Jehová, e invocó el nombre de Jehová. Y Abram partió de allí, caminando y yendo hacia el Neguev.Hubo entonces hambre en la tierra, y descendió Abram a Egipto para morar allá; porque era grande el hambre en la tierra.” En este altar se rinden los apetitos. Podríamos agregar como dice en Proverbios: “Cuando te vayas a sentar a comer, mira bien lo que vayas a comer delante de ti, para que no te de indigestión.” Mira bien cuáles son tus apetitos, analiza que es lo que promete saciar tus anhelos, no sea que tu espíritu se indigeste.
Abraham rindió el área sexual a Dios. Dios le dijo: “Hare de ti una nación numerosa” y nos preguntaríamos: ¿Si rendía el sexo, como sería una nación numerosa? Creyéndole a Dios. Porque por los apetitos los hombres engendran hijos, en lo natural, fuera de la bendición del matrimonio. Igualmente en lo espiritual, se engendran hijos viciados y fuera de las bendiciones de una sana cobertura espiritual. Pero no debemos olvidar que hay herencias que son solo para los hijos que son legítimos en la Fè. Asimismo, Dios no hablaba de una nación numerosa hija del desenfreno, sino de una nación santa, que Él había creado para sí mismo, y que saldría de la simiente de Abraham. El rendir en este altar es el gusto por las cosas del mundo. Hai significa, lo bajo y lo profundo. Y de lo más bajo y profundo de la mundanalidad Dios te lleva a Bet-el, que es figura de lo Alto. No sabremos si tenemos la capacidad de rendir lo bajo, sino llevando al altar todo lo que en nosotros debe ser rendido, para ser quemado por Dios; y solo entonces, alcanzaremos lo Alto, que es la Casa de Dios. Hay gente estancada en Neguev. Este lugar representa estancamiento espiritual. Hay muchas cosas de Dios que parecen estar estancadas; y esto es porque Dios quiere darnos más, y llevarnos más lejos. Por eso tú y yo necesitamos rendir nuestros apetitos. Apetitos de fama, de riqueza, de poder; a veces apetitos de ser grandes hombres y mujeres de Dios, porque querer ser demasiado grandes puede ser un apetito egocéntrico. No habrá Neguev, o estancamiento, cuando te rindas totalmente; veras que solo irás extendiendo tus pies, y alcanzarás lo que Dios tiene dispuesto para ti.
Cuando rindes los Hai, o lo bajo en ti, estas dejando atrás aquellas cosas que trajeron ruina a tu vida. Por eso es importante que como individuos, como ministerios, como naciones, rindamos los apetitos de la carne, porque todas estas cosas son las que destruyen nuestros países. Vemos gente andando desenfrenadamente, detrás de peldaños, arriba y más arriba, sin respeto por nada; sin ser Dios que los levante. Por los apetitos, gente que ha querido estar en lo más alto del mundo, se ha enlodado en lo más bajo. Busquemos nosotros la Casa de Dios, y rindamos nuestros peligrosos apetitos.
Altar III: El Dinero Génesis 13: 8-18 “Entonces Abram dijo a Lot: No haya ahora altercado entre nosotros dos, entre mis pastores y los tuyos, porque somos hermanos. ¿No está toda la tierra delante de ti? Yo te ruego que te apartes de mí. Si fueres a la mano izquierda, yo iré a la derecha; y si tú a la derecha, yo iré a la izquierda. Y alzó Lot sus ojos, y vio toda la llanura del Jordán, que toda ella era de riego, como el huerto de Jehová, como la tierra de Egipto en la dirección de Zoar, antes que destruyese Jehová a Sodoma y a Gomorra. Entonces Lot escogió para sí toda la llanura del Jordán; y se fue Lot hacia el oriente, y se apartaron el uno del otro. Abram acampó en la tierra de Canaán, en tanto que Lot habitó en las ciudades de la llanura, y fue poniendo sus tiendas hasta Sodoma. Mas los hombres de Sodoma eran malos y pecadores contra Jehová en gran manera. Y Jehová dijo a Abram, después que Lot se apartó de él: Alza ahora tus ojos, y mira desde el lugar donde estás hacia el norte y el sur, y al oriente y al occidente. Porque toda la tierra que ves, la daré a ti y a tu descendencia para siempre. Y haré tu descendencia como el polvo de la tierra; que si alguno puede contar el polvo de la tierra, también tu descendencia será contada. Levántate, ve por la tierra a lo largo de ella y a su ancho; porque a ti la daré. Abram, pues, removiendo su tienda, vino y moró en el encinar de Mamre, que está en Hebrón, y edificó allí altar a Jehová.”
Aquí es notoria la dependencia absoluta que Abraham tenía en Dios. Entrego su posición social, sus finanzas, su trabajo. Es tiempo de que desarrollemos una dependencia total de Dios. Digámosle al Señor: “¡Mi futuro es Tuyo!” Porque sólo haciéndonos dependientes de Dios podemos tener Su Fuerza sobrenatural para salir adelante. En Mamre uno rinde su posición social. Todo lo terrenal acaba y empezamos a recibir la posición Celestial que tenemos en Cristo Jesús. Somos parte de un pueblo celestial, rodeado de la bendición de Dios. En este pasaje vemos que Lot prefirió el dinero y la comodidad, en vez de rendirse delante de Dios. Nótese que solo después que este se separó de Abraham es que se edifica este Altar en Mamre. Lot prefirió la buena vida de Sodoma, sin tener que santificarse y sacrificarse para Dios. Se le llenaron los ojos con la llanura y el esplendor. Estemos alerta: los valles son peligrosos, aun cuando se puedan ver muy florecientes. Hay peligro en las llanuras, hay peligro en el esplendor. Hay verdadero peligro en la “abundancia” que no viene de Dios. Hay una clase de vida que parece buena, ¡pero no lo es! Mamre significa fuerza y vigor; y en este altar soltamos nuestras fuerzas, nuestro vigor, nuestras posibilidades, nuestros recursos. Para muchos es humanamente imposible llegar ante este altar. Pero Dios te reta: “Si me entregas, te entrego; si me das, te doy.” Si le rendimos nuestras fuerzas, Dios nos da de Su inagotable fuerza, de Su vigor, de Sus incalculables recursos, de Sus infinitas posibilidades. A menudo nos preguntamos: “¿Por qué todo se me destruye, por qué no prospero?” Esto es Porque no le das a Dios lo que es Suyo por derecho propio. El devorador, figura del enemigo, entra en tu vida y destruye; y sólo cuando le das lo que le corresponde al Señor para ser quemado, El reprende al devorador. Diezmemos y ofrendemos, y podremos ver evidenciada en nuestras vidas la Fidelidad Eterna de Dios.
Altar IV: Lo que más amamos. Génesis 22:1-18 “Aconteció después de estas cosas, que probó Dios a Abraham, y le dijo: Abraham. Y él respondió: Heme aquí. Y dijo: Toma ahora tu hijo, tu único, Isaac, a quien amas, y vete a tierra de Moriah, y ofrécelo allí en holocausto sobre uno de los montes que yo te diré. Y Abraham se levantó muy de mañana, y enalbardó su asno, y tomó consigo dos siervos suyos, y a Isaac su hijo; y cortó leña para el holocausto, y se levantó, y fue al lugar que Dios le dijo. Al tercer día alzó Abraham sus ojos, y vio el lugar de lejos. Entonces dijo Abraham a sus siervos: Esperad aquí con el asno, y yo y el muchacho iremos hasta allí y adoraremos, y volveremos a vosotros. Y tomó Abraham la leña del holocausto, y la puso sobre Isaac su hijo, y él tomó en su mano el fuego y el cuchillo; y fueron ambos juntos. Entonces habló Isaac a Abraham su padre, y dijo: Padre mío. Y él respondió: Heme aquí, mi hijo. Y él dijo: He aquí el fuego y la leña; mas ¿dónde está el cordero para el holocausto? Y respondió Abraham: Dios se proveerá de cordero para el holocausto, hijo mío. E iban juntos. Y cuando llegaron al lugar que Dios le había dicho, edificó allí Abraham un altar, y compuso la leña, y ató a Isaac su hijo, y lo puso en el altar sobre la leña. Y extendió Abraham su mano y tomó el cuchillo para degollar a su hijo. Entonces el ángel de Jehová le dio voces desde el cielo, y dijo: Abraham, Abraham. Y él respondió: Heme aquí. Y dijo: No extiendas tu mano sobre el muchacho, ni le hagas nada; porque ya conozco que temes a Dios, por cuanto no me rehusaste tu hijo, tu único. Entonces alzó Abraham sus ojos y miró, y he aquí a sus espaldas un carnero trabado en un zarzal por sus cuernos; y fue Abraham y tomó el carnero, y lo ofreció en holocausto en lugar de su hijo. Y llamó Abraham el nombre de aquel lugar, Jehová proveerá.Por tanto se dice hoy: En el monte de Jehová será provisto. Y llamó el ángel de Jehová a Abraham por segunda vez desde el cielo, y dijo: Por mí mismo he jurado, dice Jehová, que por cuanto has hecho esto, y no me has rehusado tu hijo, tu único hijo; de cierto te bendeciré, y multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo y como la arena que está a la orilla del mar; y tu descendencia poseerá las puertas de sus enemigos. En tu simiente serán benditas todas las naciones de la tierra, por cuanto obedeciste a mi voz.”
Entrega lo que depende de ti. Todas esas cosas que te han costado tanto trabajo para alcanzar… ¿Te atreves a atarlas, poner leña debajo de ellas, y ponerlas delante del altar de Dios para que Él las consuma? Dios te concede esas cosas que le pides, no sin gran esfuerzo de tu parte, pero resulta que muchas de esas cosas pueden desviar tu atención completamente. Olvidamos fácilmente que nunca es más importante la bendición que el Dador de la bendición. Cuando Dios te pide eso que tanto amas, es para darte algo mucho más grande y trascendental de lo que ya tenias. En este pasaje de Génesis vemos a un Abraham diferente. Este es el Abraham que cifraba su corazón solo en la Palabra de Dios, en lo que el Señor le había prometido. Y poniendo en Dios toda su esperanza, confió que le serían entregadas las promesas, mientras él permanecía fiel y entregaba absolutamente todo a Su Dios. En nuestra vida también atravesamos situaciones adversas que no entendemos, pero tengamos la seguridad de que en el momento justo Dios nos dirá que hemos sido fieles, y que no le hemos rehusado nada; ahí veras la plenitud de tu promesa de parte de Dios. El Señor anhela llegar a ese momento contigo, donde te dice que te ha visto caminar a través de cada altar y que se complace de verte en Moriah, como Abraham. Allí, como con Abraham, el Padre completará el sacrificio, en tu monte, verás a Dios entregando a Su Hijo por ti. Este es el monte de la entrega completa y el amor total para Dios.
Para Abraham, este fue el altar más difícil de edificar. En este altar Abraham entregaba lo que más amaba. Dios quiere que le entregues cada uno de esos temores que guardas en lo más hondo de tu corazón. Y con cada altar que atravieses, y con cada rendición, le sumaras a tu vida cada bendición que Abraham recibió de parte de Dios. Recuerda que Dios entregó mucho más, y que no lo pensó. Él lo hizo por ti y por mí. Porque dijo en Su corazón que seriamos sacrificio vivo, santo y agradable para Él. Lo que más amamos se lo entregamos a Dios porque hay cosas mayores para tu vida y para la mía. Dios quiso ver en Abraham Fè, y eso quiere de nosotros, Fè plena, y confianza en Él. Pablo le decía a los griegos en el libro de los Hechos “porque pasando y mirando vuestros santuarios, hallé también un altar en el cual estaba esta inscripción: AL DIOS NO CONOCIDO. Al que vosotros adoráis, pues, sin conocerle, es a quien yo os anuncio.” (Hechos 17:23) Y nosotros no adoramos a un Ser desconocido; adoramos al Único y Sabio Dios, al Dios Verdadero, al Dios de Abraham, de Isaac, de Jacob y de Jesús. Dios se da a conocer en las necesidades y en los problemas, como Dios de toda provisión para ti. También en las enfermedades y pobreza como Dios Sanador. Ahora quiere que lo conozcas en tu rendición, que conozcas la naturaleza de Su corazón como Dios que entrega.
Rinde Delante de Dios: 1. Tierra, parentela, costumbres, pasado, ancestros. Obtén madera de humildad. 2. Todo tipo de apetito, en medio de suculentos manjares humanos. Rechaza a Egipto(Los placeres perecederos) y su falso bienestar. Deshazte de todo lo que te impide avanzar del atrio. Dios quiere que vayas más allá del lugar Santo, El quiere capacitarte para ir más allá de los demás. 3. Posiciones humanas, socio-económicas. Sujétate a la bondad y bendición de Dios, para que el Señor te haga manso, y dependas solo de Él. 4. Lo que más amamos, lo que tiene más valor para nosotros. Atalo y disponlo como sacrificio delante del altar. Muéstrale a Dios que Él es lo más importante de tu vida. Y Él te dará Victoria y Plenitud.