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PREPAREMOS NUESTRO CORAZÓN

Hch 1:4-5 Una vez, mientras comía con ellos, les ordenó: «No se vayan
de Jerusalén hasta que el Padre les envíe el regalo que les prometió, tal
como les dije antes. (5) Juan bautizaba con* agua pero, en unos
cuantos días ustedes serán bautizados con el Espíritu Santo».

Hch 1:12-15 Después los apóstoles regresaron del Monte de los


Olivos a Jerusalén, a un kilómetro* de distancia. (13) Cuando
llegaron, subieron a la habitación de la planta alta de la casa donde se
hospedaban. Éstos son los nombres de los que estaban presentes:
Pedro, Juan, Santiago, Andrés, Felipe, Tomás, Bartolomé, Mateo,
Santiago (hijo de Alfeo), Simón (el Zelote) y Judas (hijo de Santiago).
(14) Todos se reunían y estaban constantemente unidos en oración
junto con María, la madre de Jesús, varias mujeres más y los hermanos
de Jesús. (15) Durante aquellos días, cuando aproximadamente ciento
veinte creyentes* estaban juntos en un mismo lugar, Pedro se puso de
pie y se dirigió a ellos:

Hch 6:3-5 Por lo tanto, hermanos, escojan a siete hombres que sean
muy respetados, que estén llenos del Espíritu y de sabiduría. A
ellos les daremos esa responsabilidad. (4) Entonces nosotros, los
apóstoles, podremos dedicar nuestro tiempo a la oración y a enseñar la
palabra». (5) A todos les gustó la idea y eligieron a Esteban (un
hombre lleno de fe y del Espíritu Santo), a Felipe, a Prócoro, a Nicanor,
a Timón, a Parmenas y a Nicolás de Antioquía (quien anteriormente se
había convertido a la fe judía).

Hch 8:4-8 Pero los creyentes que se esparcieron predicaban la Buena


Noticia acerca de Jesús adondequiera que iban. (5) Felipe, por
ejemplo, se dirigió a la ciudad de Samaria y allí le contó a la gente
acerca del Mesías. (6) Multitudes escucharon atentamente a
Felipe, porque estaban deseosas de oír el mensaje y ver las
señales milagrosas que él hacía. (7) Muchos espíritus malignos*
fueron expulsados, los cuales gritaban cuando salían de sus
víctimas. Y muchos que habían sido paralíticos o cojos sanaron.
(8) Así que hubo mucha alegría en esa ciudad.

Hch 8:12-24 Cuando los samaritanos creyeron el mensaje de Felipe,


que afirmaba que Jesús era el Mesías y hablaba del reino de Dios, se
bautizaron muchos hombres y mujeres. (13) Simón también creyó,
recibió el bautismo y se dedicó a seguir a Felipe a dondequiera que éste
iba, maravillado por los milagros que realizaba. (14) Cuando los
apóstoles que estaban en Jerusalén se enteraron de que el pueblo de
Samaria había aceptado el mensaje de Dios, enviaron allá a Pedro y a
Juan. (15) Tan pronto llegaron, comenzaron a orar para que
recibieran el Espíritu Santo, (16) que todavía no había descendido
sobre ellos y sólo estaban bautizados en el nombre del Señor
Jesús. (17) Entonces Pedro y Juan pusieron las manos sobre los
creyentes y ellos recibieron el Espíritu Santo. (18) Al ver Simón que el
Espíritu Santo descendía sobre aquellos a quienes los apóstoles les
ponían las manos, les hizo una oferta de dinero. (19) —Este dinero es
para que me permitan obtener ese poder —les dijo—. Quiero que al
imponer las manos sobre la gente, reciban el Espíritu Santo. (20) —
Que tu dinero perezca contigo —le contestó Pedro—, que piensas que
los dones de Dios se pueden comprar. (21) Tú no puedes tener parte
en esto, porque tu corazón no es recto ante Dios. (22)
Arrepiéntete de esta maldad y ora. Quizás Dios te perdone los
malos pensamientos, (23) porque veo que tienes el corazón lleno
de envidia y de pecado. (24) —Oren por mí —suplicó Simón—. No
quiero que eso tan horrible me suceda.

Hch 8:26-29 En cuanto a Felipe, un ángel del Señor le dijo: «Ve al


sur* por el camino del desierto que va de Jerusalén a Gaza». (27)
Entonces él emprendió su viaje y se encontró con el tesorero de Etiopía,
un eunuco de mucha autoridad bajo el mando de Candace, la reina de
Etiopía. El eunuco había ido a Jerusalén a adorar (28) y ahora venía
de regreso. Sentado en su carruaje, leía en voz alta el libro del profeta
Isaías. (29) El Espíritu Santo le dijo a Felipe: «Acércate y camina
junto al carruaje».

Quieren recibir al Espìritu Santo?


Tenemos 40 días para poner nuestro corazón en remojo espiritual,
ayuno y clamor, y creo que lo MÁS IMPORTANTE ES SER LLENOS
DEL ESPÍRITU SANTO, para despuès ser guiador al trabajo con la
gente.
Esto tenes que entender muy bien iglesia: para ser lleno del ES,
necesitamos tratar con nuestro corazòn, el ejemplo de los hermanos
reunidos EN OBEDIENCIA en el aposento alto, dispuestos a estar los
días que hicieran falta, HASTA QUE descendiera el ES, es un acto que
DEMUESTRA LA FE EN JESÚS, que se traduce en obediencia, y trajo
los tremendos resultados a la iglesia a punto de nacer.
vos podes decir que eso ya fué, que ya está, etc… pero te recuerdo una
palabra:

Hch 5:32 Nosotros somos testigos de estas cosas y también lo es el


Espíritu Santo, dado por Dios a todos los que lo obedecen.

Luc 24:49 »Y ahora enviaré al Espíritu Santo, tal como prometió mi


Padre. Pero quédense aquí en la ciudad hasta que el Espíritu Santo
venga y los llene con poder del cielo».

Hch 2:32-33 »Dios levantó a Jesús de los muertos y de esto todos


nosotros somos testigos. (33) Ahora él ha sido exaltado al lugar de
más alto honor en el cielo, a la derecha de Dios. Y el Padre, según lo
había prometido, le dio el Espíritu Santo para que lo derramará
sobre nosotros, tal como ustedes lo ven y lo oyen hoy.

Hch 2:39 Esta promesa es para ustedes, para sus hijos e incluso para
los gentiles,* es decir, para todos los que han sido llamados por el
Señor nuestro Dios.

Entonces esta promesa nos alcanza, es para nosotros, es para los de


corazón limpio, los de corazón obediente, el que vengamos al templo a
levantar 40 días de altar de adoración, de clamor, será una repetición de
aquellos dìas de espera certera, teniendo la fe que él ES vendrá sobre
los obedientes y de corazón limpio.
Jl 2:12 NTV* Por eso dice el SEÑOR: «Vuélvanse a mí ahora, mientras
haya tiempo; entréguenme su corazón. Acérquense con ayuno, llanto y
luto.

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