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enseñanza de
lamatemáticas
ERRAR ES UN PLACER
D.R. 2016 por SIRVE S.A. de C.V.
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algún sistema, ya sea electrónico,
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cualquier otro, sin previo y expreso
permiso por escrito de SIRVE S. A. de
C. V.
ISBN: En trámite
Número de registro: 03-2016-102010081900-14
Quebrando quebrados . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9
Esfumando potencias . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 14
Procedimientos erróneos... pero válidos . . . . . 17
¿Se suman fracciones... o razones? . . . . . . . . . . . 17
Diferencia rápida de fracciones . . . . . . . . . . . . . 20
Problema de raíz . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 21
Productos notables . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 23
Escribir una “costra porosa”, perdón, una
cosa por otra. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 24
¿Se multiplica o se suma?. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 24
Despreciando las fracciones. . . . . . . . . . . . . . . . . 25
Números mixtos o multiplicaciones. . . . . . . . . 26
¿Por qué multiplicar si es más fácil sumar?. . . 26
¿Multiplicar?... Bueno, ¡pero no tanto!. . . . . . . . 27
Errores de imprenta. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 27
Museo de los horrores. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 32
Sistemas de ecuaciones. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 32
Gazapo que confunde a gazapo…. . . . . . . . . . 37
3
Liviandades matemáticas. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 40
No hay que hacer cosas buenas que
parezcan malas. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 42
Fórmulas vemos, resultados no sabemos. . . . 42
Razones. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 56
No todo lo que brilla es oro. . . . . . . . . . . . . . . . . 58
Diagnóstico y errores. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 69
Anamnesis en la enseñanza. . . . . . . . . . . . . . . . . . 75
La influencia de los maestros en los errores. 75
Letras que no dicen nada. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 79
Entendiéndolo a su modo. . . . . . . . . . . . . . . . . . . 83
Cuando la intuición falla. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 85
Situaciones didácticas basadas en los
errores. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 88
Comentarios finales. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 93
Bibliografía. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 95
4
Introducción
Generalmente los errores son aspectos que se tratan de evitar en las
conversaciones y los trabajos científicos; entre matemáticos son a
menudo tema de sorna o inicio de desprestigio, mientras que entre
maestros son motivo de preocupación y tabú. Por el contrario, en las
computadoras es más divertido equivocarse que hacer las cosas bien.
Los equívocos son fuente de conocimiento que podemos ex-
plotar para profundizar en el pensamiento matemático; esto no es
nuevo, pues ha sido el motor del devenir matemático.
En efecto, la ciencia en general, y la matemática en particu-
lar, ha podido avanzar gracias a los errores cometidos por diversos
personajes. Los descubrimientos no se realizan en un solo intento
y para siempre, sino que son aproximaciones al conocimiento que
adquieren sentido en una época, en una etapa del desarrollo de la
humanidad. Por ello, es posible que lo descubierto hoy sea mejorado
posteriormente, aunque el hecho de que se haya planteado cierto
conocimiento da pie para que se profundice en él y pueda ser reva-
lorado y purificado.
Para muestra basta un botón: recordemos que grandes matemá-
ticos como Diofanto, Stevin, Descartes, Mc Laurin, Euler, D´Alambert,
Carnot, Laplace e incluso Cauchy rechazaron la validez de los núme-
ros negativos. Sin embargo, en la educación básica estos se manejan
de manera cotidiana. Los errores provocados por esas concepciones
limitadas ahora resultan simplezas.
Por tal motivo, no es exagerado afirmar que en los equívocos
existe una fuente inagotable de conocimiento que, para aprovechar-
la, debe atenderse, mas no rechazarse. Incluso en ellos encontramos
un aspecto motivacional importante dado que a veces implican as-
pectos simpáticos e ingeniosos.
Con este trabajo, producto de la recopilación, casi morbosa al
inicio y después jocosa, se pretende mostrar la importancia de los
errores en la formación matemática de los individuos, no solo como
5
lección ejemplar, sino como una interesante experiencia de aprendi-
zaje y a veces motivo solaz.
Este no es un tema de interés reciente; en 1912 Thomas J. Mc-
Cormack presentó, en la Universidad de Illinois, un trabajo titulado
“On the Psychology of errors in elementary mathematics”, que más
adelante se publicaría en una revista conocida [1]; en él caracterizó a
los errores y propuso algunas aplicaciones a la educación.
Por otra parte, en la investigación en educación matemática, el
error es el material de análisis frecuente sobre el cual se respaldan mu-
chos estudios e incluso se explican a nivel de pertinencia. Muestra de
ello es el proyecto conocido como CSMS (Concepts in secondary ma-
thematics and Science), llevado a cabo por un equipo de investigado-
res en Inglaterra, de 1974 a 1979, y el cual consiste en un interesante
análisis de los errores que cometen los estudiantes (el reporte de esta
investigación se publicó hasta 1981) [2]. En dicho caso la detección
de errores, su descripción y clasificación permitieron desarrollar
muchas de las teorías actuales sobre la construcción de conceptos y
la creación de materiales didácticos.
La revista Focus on Learning Problems in Mathematics dedicó un
número completo al tema que nos ocupa [3], en el cual se analizan
diversos tipos de errores y su relación con la enseñanza de ciertos
conceptos matemáticos.
Algunos matemáticos también han encontrado en los errores
problemas dignos de estudio, ya sea porque plantean acertijos o pa-
satiempos, o porque sugieren teoremas interesantes, como en los
libros de Ogilvy y Anderson [4], Damorvad [5], Kraitchick [6], y en
varios números de revistas como Scripta Mathematica [7] y School,
Science and Mathematics [8].
En parte de sus escritos Lakatos [9] muestra cómo la discusión de
los errores detectados en algunas teorías permite la transformación o
el enriquecimiento de estas.
6
Por ejemplo, cuando el autor analiza el trabajo de Cauchy, afirma:
Pero si los errores de Cauchy no fueron más que flagrantes
descuidos, ¿cómo es que uno de ellos sólo fue subsanado en
1847 por Seidel y el otro tan sólo en fecha tardía como
en 1870 por Heine?
7
aciertos conduce a la emisión de ciertos sonidos de advertencia o a
que aparezca en la pantalla un personaje divertido.
Modificando la letra de una conocida canción argentina, se puede
decir que “errar es un placer... errando espero al acierto que yo quiero...”.
La presente recopilación se integró considerando dos aspectos:
los problemas de la enseñanza y el trabajo matemático. La mayoría
de los ejemplos incluidos son parte del folclore matemático, pero han
sido extraídos de diversos materiales escritos, sobre todo de revistas
especializadas, cuyos datos hemerográficos se han incorporado en la
bibliografía general para apoyar al curioso en sus propias indagacio-
nes.
Cabe mencionar que un trabajo fundamental para este tipo de
acercamiento es “Mathematical Mistakes” de Robert Carman, publi-
cado en 1971 por Mathematics Teacher. Muchos ejemplos y situa-
ciones planteados por este autor fueron considerados desde otras
perspectivas por diversos autores y son desarrollados también en este
trabajo. El artículo de Carman es un inventario muy amplio de errores
y situaciones interesantes que se presentan de manera cotidiana.
8
¿Cuándo un error no es error?
Existen muchas situaciones en las que un procedimiento se consi-
dera incorrecto, pero en realidad es matemáticamente válido. Esto
ocurre cuando el procedimiento viola algunas de las reglas generales
que se enseñan en la escuela.
Así, un procedimiento que en apariencia es incorrecto puede te-
ner algunas excepciones, lo cual no invalida la regla, aunque nos mete
en aprietos y conduce a situaciones vergonzosas.
De modo tradicional se califica si se ha aplicado un método ade-
cuadamente, pero no si se ha comprendido y analizado con cuidado;
estos casos peculiares que tambalean las reglas son muy interesantes
para la curiosidad matemática.
Veremos algunos de esos casos que pueden hacer flaquear
nuestros principios.
Quebrando quebrados
Un error muy conocido y discutido en diversos artículos y libros de
acertijos o curiosidades matemáticas es la cancelación:
16 1
64 = 4
Si dedicamos un poco de tiempo a analizar esta situación, nos
daremos cuenta de que en ella se aplica un teorema totalmente váli-
do, valga la redundancia.
Para constatarlo supongamos que a, b y c son dígitos no nulos,
y que ab y bc representan a los números que se pueden escribir con
dichos dígitos; de este modo, el caso general del ejemplo anterior se
expresa por medio de la siguiente igualdad:
ab a
bc = c
9
Una calculadora resulta muy útil para comparar ambas maneras
de establecer la operación:
16 1 ^1h ^6h 1
64 4 ^6h ^4h 4
10
Si a = b, se obtiene:
9ac = a ^10a - c h
9ac = 10a 2 - ac
9ac + ac = 10a 2
10ac = 10a 2
a=c
Análogamente, si a = c, se obtiene:
9a 2 = b ^10a - ah
9a 2 = 9ab
a=b
Lo anterior nos conduce a soluciones triviales como:
1Y
1 1
Y11 = 1
Y 2
22
Y22 = 2
33
Y 3
Y33 = 3
Y 4
44
Y44 = 4
En un análisis superficial, observamos que como a, b y c son dígi-
tos no nulos, habría que analizar 93 = 729 casos.
En realidad, descartando las soluciones triviales, serían por lo me-
nos 700 casos. Sin embargo, un análisis más detallado, como el de Ellie
Johnson [14], reduce bastante el problema.
En efecto, sin tratar de abarcar todas las situaciones y para no
acabar con la curiosidad del lector por un exceso de información,
podemos considerar los siguientes casos:
11
a) Si b = 6, nuestra última ecuación se convierte en:
2c
a = 20 - 3c
12
b) Análogamente, si b = 9, de la igualdad 9ac = b(10a – c) obtene-
mos la expresión:
c
a = 10 - c
Debido a que a y c son positivos, el denominador también lo es:
10 − c > 0
Esto es:
c≤9
También, dado que a es un entero, se cumple la desigualdad:
10 − c ≤ c
De ahí que:
5≤c≤9
Analizando todas las posibilidades, para este caso se encuentra que:
19
Y 1
Y95 = 5
49
Y 4
Y98 = 8
99
Y 9
Y99 = 9
Queda al lector analizar poco más de 430 casos. Esto se puede
simplificar mucho; para ello, se recomienda consultar los trabajos
de Ellie Johnson [14].
Existen otros casos similares que son presentados en artículos
como los de Robert A. Carman y Ellie Johnson [14].
Y
103 13
Y = 26
206
Y
102 12
Y = 24
204
13
Y
102 12
Y =
206 36
Y
506 56
Y =
506 56
Y
728 78
Y =
224 24
Y
217 21
775 =
Y 75
YY
484 4
YY =
847 7
Y
3544 344
Y = 731
7531
143 YY
185 1435
170 YY = 17056
1856
Y
2666 Y
266 Y 2
26
6665 = Y
Y 665 = Y
65 = 5
Para el matemático inquieto este tipo de situaciones le plantean
problemas que pueden abordarse en los espacios de ocio, cuando se
dejan las altas o bajas dimensiones, las categorías o los topos.
Esfumando potencias
Otra situación interesante se presenta cuando se cancelan exponen-
tes, por ejemplo:
a2 + b2 a + b
= c
c2
Desde un punto de vista general se trata de un procedimiento
equivocado, pero existen casos como a = 2, b = 3 y c = 13
5
, en el que
se cumple la igualdad:
22 + 32 2 + 3
2 =
a 13 k 13
5 5
14
Al comprobarlo con una calculadora, tenemos que:
22 + 32 25
a 13 k 13
2
15
^ - 2h2 + ^- 3 h2 ^ - 2h2 + ^- 3 h2 25
a 13 k a 13 k 13
2 2
- 15 -5
16
Donde a3 + (a – b)3 ≠ 0 y 2a – b ≠ 0 .
Otras cancelaciones de exponentes similares que no conducen a
resultados incorrectos son:
3 4 + 25 4 + 38 4 3 + 25 + 38
=
7 4 + 20 4 + 39 4 7 + 20 + 39
49 5 + 175 5 + 107 5 49 + 175 + 107
= 39 + 92 + 100
39 5 + 92 5 + 100 5
3 6 + 19 6 + 22 6 3 2 + 19 2 + 22 2
=
10 6 + 15 6 + 23 6 10 2 + 15 2 + 23 2
34 + 54 + 84 32 + 52 + 82
=
74 + 74 72 + 72
2 3 + 3 3 + 10 3 + 11 3 2 2 + 3 2 + 10 2 + 11 2 2 + 3 + 10 + 11
= 2 2 2 = 1 + 5 + 8 + 12
1 3 + 5 3 + 8 3 + 12 3 1 + 5 + 8 + 12 2
17
^ad + bc h^b + d h = ^a + c h^ bd h
adb + ad 2 + b 2 c + bdc = adb + dbc
ad 2 =- b 2 c
b2 c
a =- 2
d
Con esta expresión podemos encontrar algunas soluciones en-
teras, como:
^ - 18 h8 2 ^- 18 h + 3 ^ 8 h - 36 + 24 - 12
= + = = =- 2
3 2 6 6 6
^- 18 h 8 ^- 18 h + 8 - 10
+ = = =-2
3 2 3+2 5
Otro caso semejante es:
^ - 12 h 3 1 ^- 12 h + 2 ^ 3 h - 12 + 6 - 6
+
= = = =-3
3 1 2 2 2
^ - 12 h 3 ^- 12 h + 3 - 9
+ = = =-3
2 1 2+1 3
Por otra parte, si nos referimos a situaciones en las que una repre-
sentación (o un significante) se interpreta de varias maneras (esto es,
admite distintos significados), entonces el símbolo ba puede referirse
a una fracción o una razón.
En caso de que ba se refiera a una razón, también sería válido que:
a c a+c
b + d = b+d
En efecto, consideremos que en un encuentro de cinco oportu-
nidades al bate un jugador de béisbol pudo pegar de hit en tres oca-
siones; en un segundo partido de siete oportunidades bateó un hit
en cinco de ellas.
18
Primer juego
Hits Oportunidades
3 5
Segundo juego
Hits Oportunidades
5 7
Hits Oportunidades
8 12
19
Diferencia rápida de fracciones
Con las fracciones hay otras situaciones sobre las que conviene re-
flexionar. A modo de ejemplo, los siguientes casos se desarrollaron
multiplicando solamente los denominadores:
1 1 1
3 − 4 = 12
1 1 1
7 − 8 = 56
1 1 1
123 − 124 = 15252
En ellos se aplicó un teorema correcto:
1 1 1
a − b = ab + b = a + 1
Donde a y b son distintos de cero.
La demostración resulta muy sencilla:
Caso ⇒
1 1 1
a − b = ab
1 1 1
a = b + ab
1 a+1
a = ab
ab = a ^a + 1 h
b = a+1
Caso ⇐
b = a+1
ab = a ^a + 1 h
1 a+1
a = ab
1 1 1
a = b + ab
1 1 1
a - b = ab
20
¿Esa situación funcionará para números enteros, además de nú-
meros naturales?
1 1
-3 - -2
Problema de raíz
Siguiendo con el manejo de las fracciones, podemos considerar casos
en los que algunos estudiantes confunden los números mixtos con la
multiplicación de un entero y una fracción, de modo que cometen
errores como el siguiente:
b b
ac = a c
21
En ellos se confunde a a con:
b b
ac = a c
Eso en realidad es confundir:
b b
ac = a# c
22
16 16 15 16 16 15
16 15 15 16 15 15
Productos notables
Muchos se preguntan por qué los productos notables se denomi-
nan así, y se debe a que es “notable” que nadie se los aprenda. Mues-
tra de ello es la frecuente equivocación relativa a elevar al cuadrado
un binomio elevando al cuadrado los elementos que lo componen;
aunque esto también sucede cuando se manejan otro tipo de po-
tencias de binomios.
Por ejemplo, dada la expresión:
^ x + a h2 + ^ x + b h2 = ^ x + c h2
Se comete el “error” de realizar las potencias así:
x2 + a2 + x2 + b2 = x2 + c2
23
Sin embargo, al analizar con cuidado la situación, advertimos que
esto es válido si a + b = c. En efecto si lo anterior se cumple, podemos
hacer lo siguiente:
^ x + a h2 + ^ x + bh2 = ^ x + c h2
x 2 + 2ax + a 2 + x 2 + 2bx + b 2 = x 2 + 2cx + c 2
x 2 + 2x ^a + bh + x 2 + b 2 = x 2 + 2xc + c 2
x 2 + 2xc + a 2 + x 2 + b 2 = x 2 + 2xc + c 2 , puesto que a + b = c
` x2 + a2 + x2 + b2 = x2 + c2
Es posible generalizarlo como sigue:
Si c = ad + be de la igualdad:
^dx + a h2 + ^ex + b h2 = ^ x + c h2
Se puede pasar a la igualdad:
d2 x2 + a2 + e2 x2 + b2 = x2 + c2
La demostración es muy sencilla, como en el caso siguiente:
^2x + 1 h2 + ^4x + 3 h2 = ^ x + 14 h2 & 2 2 x 2 + 1 2 + 4 2 x 2 + 3 2 = x 2 + 14 2
24
Esto es consecuencia de la identidad:
1 n # ^n + 1h = 1 n + ^n + 1h
1 1
s t t s st st
Esto permite encontrar algunos casos para dicha situación.
25
Como una extensión de ello, se puede plantear la siguiente igualdad:
a 2 − 2 ka 4 + 1 ka 5 + 1 k = 2 # 4 # 5
13 6 5
26
Ahora veamos que:
^ 5 − 3x h^ 7 − 2x h = ^ 11 − 6x h^ 3 − x h
^ 5 − 3 ^ 1 hh^ 7 − 2 ^ 1 hh = ^ 11 − 6 ^ 1 hh^ 3 − ^ 1 hh
^5 − 3h^ 7 − 2h = ^ 11 − 6 h^ 3 − 1h
2#5 = 5#2
10 = 10
De modo que x = 1 es una solución correcta.
Errores de imprenta
El matemático curioso también puede encontrar en los errores de
otros, incluso de quienes ni siquiera piensan o les atrae el quehacer
matemático, una fuente extraordinaria de teoremas interesantes.
Por ejemplo, los equívocos en el trabajo mecanográfico o de im-
prenta resultan atractivos en tanto que no indican lo que se desea
comunicar, pero tal vez corregirlos sea irrelevante, dado que de una
forma u otra refieren al mismo resultado:
27
Algunos casos de este tipo pueden ser los que se indican a con-
tinuación:
• Exponentes caídos
25 25
2 5 # 31 = 25 31
1 1
11 2 # 9 3 = 1129 3
1 1
11 2 # 93 3 = 11293 3
1 1
11 2 # 933 3 = 112933 3 ; f
9 9
21 2 # 4 11 = 2124 11
6 6
13 2 # 7 7 = 1327 7
6 6
13 2 # 7, 857, 142 7 = 1, 327, 857, 142 7 ; f
3 4 # 425 = 34, 425
3 4 # 4250 = 34, 4250; f
31 2 # 325 = 312, 325
31 2 # 3, 250 = 3, 123, 250; f
9 2 − 1 2 = 91 − 12
8 2 − 2 2 = 82 − 22
Estos dos últimos ejemplos se refieren a a2 –b2= a2 –b2, lo cual
es válido si
a + b –10 y a > b.
Otros casos son:
22 = 2 # 2
a 9 k2 = 9 # 3
3
4 4 2
a k = 27 # 2
2
27 3
8 8 3
^ 3 3 h3 = 3 # 3 # 1
1
3
8
:− a 3 k11 D = :− a 8 k D # a − 3 k
3 -3 3
3 11 8
8
28
• Signos innecesarios de las operaciones
73 # 9 # 42 = 7 # 3942
73 # 9 # 420 = 7 # 39420; f
Si incluimos casos en los que se desaparecen los exponentes, te-
nemos:
12 2 + 33 2 = 1233
1 3 + 5 3 + 3 3 = 153
3 3 + 7 3 + 1 3 = 371
9 + 4 3 + 7 3 + 4 3 = 9474
3
3 3 + 4 4 + 3 3 + 5 5 = 3435
• Orden irrelevante de las cifras
102 # 402 = 201 # 204
213 # 936 = 312 # 639
213 # 624 = 312 # 426
12 # 42 = 21 # 24
13 # 62 = 31 # 26
29
En general, se tiene la identidad:
1 1
n
a + an − 1 = a n
an − 1
Donde a > 1
¿Funcionará con otro tipo de raíces?
1 3 1
3
5 + 53 − 1 5 53 - 1
30
1 1
5+ 5#
52 − 1 52 - 1
• Factoriales innecesarios
1! = 1
2! = 2
1! + 4! + 5! = 145
4! + 0! + 5! + 8! + 5! = 40 585
Robert A. Carman [11] incluye en su artículo muchos de estos ejem-
plos, aunque destaca un error de imprenta que sin duda es muy in-
teresante:
25 × 92 = 2592
Esta es la única solución de la ecuación:
xy × zx = xyzx
31
Procedimientos y resultados
Siempre se pone énfasis en las respuestas sin importar cómo se ob-
tengan, lo importante es que sean correctas. Puede suceder que con
procedimientos inapropiados se consiga un buen resultado, aunque
también es posible que con procedimientos correctos se produzcan
resultados incorrectos.
Sistemas de ecuaciones
Considérese el sistema de ecuaciones:
4x - y = 2
x+y=3
Este puede resolverse a partir de una de las ecuaciones, entonces
¿para qué usar la otra?
32
4x − y = 2
y 2
x− 4 = 4
x y 1 2
1−4 = 1#4 `
x 1 y 2
1 1= & 4 = 4 `
x=1& y=2
a b c
1: anX + bnY = Cn 1 0 0 0
2 0 0 0
2: anX + bnY + cnZ = dn 0
a b c
1 4 -1 2
2 1 1 3
3
x=
1
y=
2
33
Hoy en día hay programas como GeoGebra que, entre muchas
otras funciones, ofrecen un ambiente cas (Computer Algebra System)
con el cual es posible realizar cálculos simbólicos, tales como ecuacio-
nes, derivadas integrales, etcétera.
En este caso debemos usar el modo cas.
34
Ahora consideremos el sistema:
x−2 3
y−1 = 5
x−1
y−2 = 1
35
Al resolverlas por cualquier método obtendremos:
x = 8−y
como x + 2y = 19
2
Llegamos a:
(8 − y) 2 + 2y = 19
64 − 16y + y 2 + 2y = 19
y 2 − 14y + 45 = 0
14 ! 14 2 − 4 ^45h
y= 2
y1 = 9 & x1 = − 1
y2 = 5 & x2 = 3
10
" c : x 2 + y 2 + 2x − 10y + 26 = 16 9
d: = x + 2y = 19
2
7
" d : x 2 + 2y = 19 6
1
0
-10 -9 -8 -7 -6 -5 -4 -3 -2 -1 0 1 2 3 4
-1
36
De hecho, podemos entender mejor el sistema de ecuaciones si
representamos cada una de ellas en la parte gráfica de GeoGebra:
Sin embargo:
y 1 + y 2 = 6x 2 ^ x 2 + 1h3x - 1 + 3 ^ x 2 + 1h3x ^In ^ x 2 + 1hh =
6x 2 ^ x 2 + 1h3x
= + 3 ^ x 2 + 1h3x ^In ^ x 2 + 1hh =
x2 + 1
= ^ x 2 + 1h3x : 2 + 3 ^In ^ x 2 + 1hhD =
6x 2
x +1
= y'
x3 x 3 dx
= 3 In x − # 3 x =
x3 1
= 3 In x − 3 # x 2 dx =
= 3 − 3: 3 D=
x 3 Inx 1 x 3
x 3 Inx x 3
= 3 − 6 =
= 3 9In x − 3 C
x3 1
38
Es evidente que el error radica en considerar que 13 x 3 es igual a 16 ,
1
Es decir:
2π 2π
7 = 7
De igual modo se conjugaron dos errores, pero eso no condujo
a un resultado falso.
Uno de los equívocos que también se combina con otros, aun-
que proviene de procedimientos que en otros contextos son correc-
tos, es el siguiente:
a2 − b2
a−b = a+b
Aparentemente fue resuelto de forma adecuada:
a 2 − b 2 ^a − bh^a + bh
a−b = a−b = a+b
39
Sin embargo, algunos estudiantes lo piensan como sigue:
a2 entre a es a... menos entre menos es más...
b2 entre b es b, entonces el resultado es a + b.
a2 − b2
= a+b
Ya −Yb
Liviandades matemáticas
Hay algunas piezas del museo que, aparte de lo indecente, tienen un
tono gracioso. Veamos algunos ejemplos de Carman [11] en los que
seguramente sobrarán las palabras.
Iniciemos con la conocida suma trigonométrica:
( n + 1) α nα
sen 2 sen 2
sen α + sen2α + sen3α + ... + sen nα = α
sen 2
¡Cancelando sen!, tenemos:
(n + 1) a na
2 # 2
a + 2a + 3a + ... + na = a
2
¡Cancelando α!, obtenemos lo siguiente:
( n + 1) n
1 + 2 + 3 + ... + n = 2 x2
1
2
Finalmente terminamos con unas operaciones sencillas:
n (n + 1 )
1 + 2 + 3 + ... + n = 2
Esta expresión es la que se conoce para calcular la suma de los
primeros n números naturales consecutivos.
40
Otra situación es la que se describe enseguida.
De la igualdad:
cos ` 2 j =
α 1 + cos α
2
Se obtiene:
1 + cos ^1 + 3 h
cos c
1+ 3 m
2 = 2
Al “cancelar” cos, entonces:
1+ 3 1 + ^1 + 3 h
2 = 2
Esta es una igualdad correcta.
De la expresión:
41
¡Y qué decir de los problemas tan frecuentes con derivadas e integra-
les, sobre todo por confusiones debidas a las notaciones y los proce-
dimientos del álgebra elemental!
d ^2x h Y d ^2x h 2Y x
dx = dx = Y x =2
d ^sen 2 x h Yd ^sen 2 x h
dx = Y = sen2x
dx
42
Considérese el siguiente problema:
Una esfera de 10 cm de radio se colocó en una caja en forma de
cubo de tal forma que fuera tangente a las seis caras del mismo.
También se colocó, por la parte media de dos caras del cubo,
una esfera pequeña entre la esfera grande, y dichas caras del
cubo [de] tal modo que es tangente a esos elementos. Encontrar
el volumen de la esfera pequeña.
43
Ahora bien, la posición con respecto a la esfera pequeña es la si-
guiente:
44
Por el modo como se hizo la construcción en GeoGebra, bas-
taría con pedir el volumen directamente y el problema estaría
casi resuelto:
45
D A
C B
O G
F
Q
I
C E B
46
Una vez hecho todo el trazo, tenemos la siguiente representa-
ción, que simbólicamente es:
Para encontrar el radio de la esfera menor, procedemos como
sigue:
OB = BQ + QF + FO
De donde sabemos que:
FO = 10
QF = r
OB = 10 2
Pues es la diagonal de un cuadrado de lado 10.
BQ = r 2
47
O bien, se puede realizar de modo exacto como sigue:
V= 3 = G
2 +1
48
Esta se puede expresar como:
3
3 = 2 + 1G
4000π 2 − 1
V1 =
= G == = ^ 2 − 1h
2 −1 2 −1 2 −1 6
2 +1 2 +1 2 +1 1
G = ^ 2 − 1h = _^ 2 − 1h i = ^2 − 2 2 + 1h = ^3 − 2 2 h
3
=
2 −1 6 2 3 3 3
2 −1
Las transformaciones que nos han permitido formar las tres ex-
presiones equivalentes para el volumen de la esfera pequeña pueden
comprobarse con alguna calculadora que tenga cas, como se mues-
tra a continuación:
simplify e o
2 −1
2 +1 −2 ) 2 + 3
49
Si desarrollamos el binomio al cubo, expresaremos de otra forma
el volumen, dado que:
^ 3 − 2 2 h = 27 − 54 2 + 72 − 16 2 = 99 − 70 2
3
simplify e o
2 −1
2 +1 −2 ) 2 + 3
expand _^− 2 ) 2 + 3h i
3
^− 2 ) 2 h + 9 ) ^− 2 ) 2 h − 2 ) 2 ) 3 ) 9 + 27
3 2
simplify _^− 2 ) 2 h + 9 ) ^− 2 ) 2 h − 2 ) 2 ) 3 ) 9 + 27 i
3 2
− 70 ) 2 + 99
Almc simplif
Por tanto:
4000π ^
V4 = 3 99 − 70 2 h
Las cuatro expresiones anteriores sirven para calcular el volumen
de la esfera de interés, lo cual se puede hacer (para simplificar los
cálculos) con una calculadora o una computadora.
Dolan [16] usó una computadora determinada y un valor de
π con siete cifras significativas, es decir, π = 3.1415926, pero se fue
variando la aproximación que se consideraba para 2 . La siguiente
tabla muestra los resultados obtenidos:
50
Aproximaciones para 2
A V1 V2 V3 V4
1 1.4 19.39255681085301 17.15729019448757 33.51033433166594 4188.790133333333
2 1.41 20.62476098465597 19.89719722063902 24.42903452207521 1256.637039999996
3 1.414 21.12893911233681 21.09068868161005 21.31443517106622 83.77580266666488
4 1.4142 21.15431391362821 21.16191277746173 21.16608942868672 25.13274079999351
5 1.41421 21.15559542984379 21.15495954812951 21.15868316221709 22.20058770666701
6 1.414213 21.15989442433975 21.15587826066762 21.15647318067638 21.32096177867055
7 1.4142135 21.15601870080084 21.15603820637489 21.15608892086744 21.17433412399455
8 1.41421356 21.15604990971933 21.15604990971933 21.15604990971933 21.15674120543730
9 1.414213562 21.15604990971933 21.15604990971933 21.15604990971933 21.15615477482220
10 1.4142135624 21.15604990971933 21.15604990971933 21.15604990971933 21.15603748869620
Form. Ir a Selecci Ir a ð
A V1 V2 V3 V4
1 1.4 19.39255681085301 17.15729019448757 33.51033433166594 4188.790133333333
2 1.41 20.62476098465597 19.89719722063902 24.42903452207521 1256.637039999996
3 1.414 21.12893911233681 21.09068868161005 21.31443517106622 83.77580266666488
4 1.4142 21.15431391362821 21.16191277746173 21.16608942868672 25.13274079999351
5 1.41421 21.15559542984379 21.15495954812951 21.15868316221709 22.20058770666701
6 1.414213 21.15989442433975 21.15587826066762 21.15647318067638 21.32096177867055
7 1.4142135 21.15601870080084 21.15603820637489 21.15608892086744 21.17433412399455
8 1.41421356 21.15604990971933 21.15604990971933 21.15604990971933 21.15674120543730
9 1.414213562 21.15604990971933 21.15604990971933 21.15604990971933 21.15615477482220
10 1.4142135624 21.15604990971933 21.15604990971933 21.15604990971933 21.15603748869620
11
1.4142135624
51
Aproximaciones
para 2 V1 V2 V3 V4
1.4 19.39255681085301 17.15729019448757 33.51033433166594 4188.790133333333
1.41 20.62476098465597 19.89719722063902 24.42903452207521 1256.637039999996
1.414 21.12893911233681 21.09068868161005 21.31443517106622 83.77580266666488
1.4142 21.15431391362821 21.16191277746173 21.16608942868672 25.13274079999351
1.41421 21.15559542984379 21.15495954812951 21.15868316221709 22.20058770666701
1.414213 21.15989442433975 21.15587826066762 21.15647318067638 21.32096177867055
1.4142135 21.15601870080084 21.15603820637489 21.15608892086744 21.17433412399455
1.41421356 21.15604990971933 21.15604990971933 21.15604990971933 21.15674120543730
1.414213562 21.15604990971933 21.15604990971933 21.15604990971933 21.15615477482220
1.4142135624 21.15604990971933 21.15604990971933 21.15604990971933 21.15603748869620
52
Para ello, emplearemos el módulo para graficar funciones de la
HP Prime, pero es posible usar otro software como el mismo Geo-
Gebra.
Consideremos las cuatro expresiones del volumen y cambiemos
2 por x para formar las funciones que necesitamos graficar:
3
3 e 2 +1o
4000π 2 −1
V1 =
y =ax+1k
x−1 3
V2 = 3 ^ 2 − 1h
4000π
y = ^ x − 1h6
6
V3 = 3 ^3 − 2 2 h
4000π 3 y = ^3 − 2x h3
y = 99 − 70x
4000π 9 9
V4 = 3 21 2 # 4 11 = 2124 11
a xx −
+1k
1 3
^ x - 1h6
^3 - 2 ) x h3
99 - 70 ) x
53
Si nos acercamos, podemos ver un poco mejor qué ocurre:
54
Como podemos apreciar en las tablas anteriores, conforme las
gráficas se acercan al valor de 2 (donde todas se cortan), unas llegan
mucho más rápido a él que otras.
Asimismo, este ejemplo ilustra que sin interpretación de lo que se
lleva a cabo con las matemáticas, el resultado es irrelevante e incluso
podría ocurrir el caso de asignar una calificación baja a un estudiante
cuando ha procedido bien de acuerdo con los cánones algebraicos
que le han enseñado sus maestros.
Tales situaciones resultan sorprendentes y nos ponen en alerta
sobre lo que realizamos cotidianamente.
55
Razones
Recordemos que con las razones también podemos efectuar opera-
ciones que pueden resultar sorprendentes, como una comparación
entre parte y parte.
Analicemos el siguiente ejemplo: en un local de automóviles por
cada tres de color claro hay dos de color oscuro:
Mientras que en otro local por cada cuatro autos de color claro,
hay tres oscuros:
56
Si colocáramos los autos en un solo local, la relación entre los
autos de un color y los del otro sería de siete autos claros por cada
cinco oscuros:
57
De esta forma, un procedimiento “equivocado” para una inter-
pretación del símbolo a puede ser válido para otra interpretación.
b
B C
58
Supongamos que la diagonal del cuadrado y su lado son con-
mensurables; es decir, existe un segmento que cabe un número en-
tero de veces en ambos, o de otra forma mide exactamente al lado
y la diagonal.
Ahora se localiza en la diagonal un punto F tal que AF = AB (esto
es fácil de realizar con GeoGebra):
A L
B β=45º a=45º C
E
59
lo cual conduce a que la media de EF es igual a la medida de FC.
demás, como el triángulo ABF es isósceles < ABF = < AFB, y de
A
esto se deduce que:
< FBE = < EFB
Porque son complementos de ángulos que miden lo mismo.
Entonces el triángulo BFE es isósceles,
por lo cual BE = FE.
Esto conduce a que BE = EF = FC.
Por otro lado, tenemos:
CF = AC – AB y CE = BC – BE
CE = BC – BE = AB – BE = AB – CF = AB – (AC – AB)
Entonces, CE = 2AB – AC
A L
14.14
10
4.14
β=45º a=45º C
B E
EC=5.86
60
Podemos simplificar lo anterior de la siguiente manera:
d
S
S1
d1
S2
d2
14.14
10
4.14
B β=45º EC=5.86 a=45º C
E
JC=2.43
G
61
Con dicho procedimiento se obtiene un cuadrado de lado y dia-
gonal s2 y d2, respectivamente, como se simplifica a continuación:
d
S
S1
d1
Tal que:
d 2 = 2s 1 − d 1
s2 = d1 − s1
Podemos proceder de manera análoga con cada cuadrado que
se forme aplicando el mismo método. Este proceso puede continuar-
se indefinidamente, de modo que las longitudes de la diagonal y el
lado del jésimo cuadrado pueden expresarse usando las longitudes
de las diagonales del cuadrado anterior, el j-1ésimo, es decir:
d j = 2s j - 1 − d j - 1
s j = d j-1 − s j-1
62
Esto lo podemos expresar como:
d0 = n0 x & s0 = m0 x
donde, n = n 0 & m = m 0
Análogamente hay dos enteros positivos n1 y m1 tales que:
d1 = n1 x & s1 = m1 x
donde n 0 n 1 y m 0 m 1, pero como:
d 1 = 2s 0 − d 0 = 2m 0 x − n 0 x = ^ 2m 0 − n 0 h x
s 1 = d 0 − s 0 = m 0 x − n 0 x = ^m 0 − n 0h x
Es decir, n 1 = 2m 0 − n 0 & m 1 = m 0 − n 0
Continuando este proceso se encontrarían dos sucesiones de
enteros:
n 0, n 1, n 3, ... & m 0, m 1, m 3, ...
tales que:
n j = 2m j - 1 − n j - 1 & m j = m j - 1 − n j - 1
y
n 0 n 1 n 3 ... n j ... $ 1 & m 0 m 1 m 3 ... m j ... $ 1
para j = 1, 2, 3, ...
Pero esto es imposible porque entre n0 y 1 o entre m0 y 1 no pue-
de haber una sucesión infinita de números enteros, lo cual indica que
nuestra suposición original (la diagonal del cuadrado y su lado son
conmensurables) es falsa.
El mismo método puede aplicarse para demostrar la inconmen-
surabilidad de las diagonales corta y larga del pentágono regular y el
lado de este. El procedimiento es muy similar.
63
Para este caso, tendríamos que la relación entre un pentágono
y el anterior estaría expresada por:
d j = s j-1
s j = d j-1 − s j-1
donde j = 0, 1, 2, 3, 4, ...
También en este caso se construye una sucesión de enteros que
nos conduce a una contradicción.
De igual forma con el hexágono regular se puede aplicar dicho
método para demostrar la inconmensurabilidad de su lado y la dia-
gonal (corta):
Donde j = 0, 1, 2, 3, 4, ...
Nuevamente se estará en condiciones de construir una sucesión
de enteros que nos conduce a una contradicción.
Lo anterior nos sugiere que este método es aplicable a cualquier polí-
gono regular. Sin embargo, veremos que no es así, justamente hemos
referido solo los tres casos donde se puede aplicar.
64
Sin entrar en muchos detalles, consideremos un polígono regular
de n lados; denotaremos la longitud de cada lado y la diagonal más
corta con s0 y d0, respectivamente.
s
Si s1 y d1 son la longitud de los lados y la diagonal del nuevo polí-
gono construido en el polígono original, y si suponemos que s y d son
conmensurables, entonces existen u y v tales que:
d 1 = ud + vs
s1 = d − s
Si con 6 denotamos el valor común de las razones ds y ds 1 , tendríamos:
1
ud + vs uλ + v
λ = d−s = λ−1
De ahí que:
λ 2 − ^u + 1h λ − v = 0
π
Es sencillo probar que 3 = π y que λ = 2 cos θ = e ii + e -ii .
Como e i i y su conjugado son raíces del polinomio t 2 − λt + 1 ,
será raíz de:
^ t 2 + 1 − λt h6t 2 + 1 + ^ u + 1h t h@ =
= ^t 2 + 1h2 − ^u + 1h^t 2 + 1h t − 6λ 2 − ^u + 1h λ@ t 2 =
= t 4 − ^u + 1h t 3 + ^2 − vh t 2 − ^u + 1h t + 1
65
Dado que 3 = πn , e es una raíz primitiva 2 enésima de la unidad,
ii
66
Los errores y las situaciones
didácticas
Hemos visto que los errores, más que un estorbo para el de-
sarrollo del pensamiento matemático, permiten su progreso.
También pueden ser de utilidad para “sácale jugo” a nues-
tro conocimiento, dado que al considerarlos un problema
se aguza nuestra percepción matemática. Sin embargo, este
aspecto puede parecer solo un pasatiempo o diversión. Una
actividad para cubrir los ratos de ocio y, como dice el prover-
bio, “el ocio es la madre de todos vicios” (a lo cual podemos
erróneamente replicar en contrapartida que “no tener vicios
es no tener ma...”, perdón esto nos conduce a otro tipo de
reflexiones fuera del alcance de la presente obra).
Tradicionalmente los maestros deseamos observar en el
trabajo de los estudiantes muestras de nuestro esfuerzo en
la tarea de enseñar; deseamos constatar que hemos trans-
mitido información y que el alumno la ha recibido de modo
adecuado, tanto que aprendió a dar las respuestas que espe-
ramos. Si esto sucede, decimos: “¡Qué buen alumno es!”.
No obstante, esto implica un desconocimiento de la ma-
nera como se construye el conocimiento; la realidad es terca
y nos ha mostrado que la forma en la que entendemos las
cosas no tiene por qué ser la misma en el caso de nuestros
alumnos. Cuando se les enseña un tema, ellos tratan de en-
tenderlo a su modo con lo que realmente cuentan, no con lo
que consideramos que deben tener; están elaborando inter-
conexiones entre lo que se les presenta y lo que entienden;
es un paso intermedio entre lo que se quiere que entiendan
y lo que pueden comprender.
67
Por ello, cuando realizan un ejercicio o resuelven un
problema proceden de modo “raro”, mientras el profesor
se inquieta y se comenta a sí mismo: “No están prestando
atención”.
Esos procedimientos “raros” en los estudiantes son
muestras de un esfuerzo por entender, son rastros de que
desean recorrer el camino, pero que sus propias posibilida-
des los hacen avanzar más lento o detenerse en asuntos que
no les quedan del todo claros; a pesar de ello, el maestro se
desespera y con tinta roja los tiñe de sangre académica y los
marca para siempre.
Los errores de los estudiantes o los procedimientos “ra-
ros” pueden ser de gran ayuda para el profesor. Desde una
perspectiva de la evaluación es un momento en que el maes-
tro cuenta con la versión del alumno acerca de lo que dijo,
pero también de las dificultades que entraña el aprendizaje
de ciertas nociones que ahora nos resultan familiares.
“Maestro, no entiendo” es una frase poco agradable para
la mayoría de los profesores y, si se le agrega la palabra “nada”,
nos pone al borde del psicoanálisis. Nos hace pensar en nues-
tra incapacidad de comunicar las cosas con claridad, a lo cual
siempre respondemos aludiendo a posibles patologías en
nuestros estudiantes.
En la enseñanza de la matemática el estudio sistemático
de los errores ayuda a comprender las dificultades que pre-
sentan diversos temas y permite diseñar procedimientos
de enseñanza adecuados. Una muestra de esto lo encon-
tramos en estudios como los de Ivan Watson [18], Philip
Clarksan [19], M.A. Clements [20], Warren Wallman [21] y
Jon M Engelhardt y James H. Wiebe [22].
68
Por otro lado, se han escrito interesantes reflexiones sobre
el papel de los errores y se han hecho intentos por sistemati-
zar la información obtenida en diversos estudios, ejemplos de
ello son los trabajos de Ipke Wachsmuth y Jens-Holger Lorenz
[23], y Raffaella Borasi y otros [24].
A continuación se mostrarán ejemplos de esto.
Diagnóstico y errores
Para entender las dificultades y el nivel de comprensión en
un tema se debe explorar ampliamente lo que saben los es-
tudiantes. ¿Qué significa esto? Si analizamos la experiencia de
Tommie A West [25], podemos aclarar lo dicho.
Veamos algunos resultados obtenidos por Miguel y que
presenta West en su artículo.
74 26 33
+ 12 + 50 + 22
86 76 55
Si se analiza superficialmente el trabajo de Miguel, se po-
dría concluir que sabe sumar o, para ser más moderados, que
por lo menos sabe hacer sumas del tipo anterior.
Sin embargo, si analizamos el trabajo de Miguel con otro
tipo de ejercicios:
74 26 33
+ 12 + 50 + 22
86 76 55
46 26 8 75
+ 3 + 50 + 16 + 9
13 76 15 12
encontramos en su trabajo deficiencias que no se resaltaron
con anterioridad, puesto que resuelve cierto tipo de sumas
de manera inapropiada.
69
Debido a las deficiencias que Miguel muestra, algunos
profesores le recomendarían practicar más sumas de este
tipo, esperando que la ejercitación corrija este error. Sin em-
bargo, como señala West, esto es solo un reflejo de algo más
importante, es la punta del iceberg, pues en el trabajo de Mi-
guel se detectan patrones de comportamiento muy claros:
no maneja adecuadamente el sistema posicional.
En efecto, los resultados en la suma de dos números con
dos dígitos pudo haberlos obtenido operando de izquierda
a derecha:
Primero Después
00
+ 00
00
Lo anterior puede ser consistente con el patrón de error
en las operaciones de la segunda fila.
¿Cuál es ese patrón de error?
En las operaciones de un solo dígito, se procede como
se indica:
0
+ 0
0
En el caso de que uno de los sumandos sea de dos cifras,
procede de la siguiente manera:
70
00 0
+ 0 + 00
00 00
Es decir, se suman todos los dígitos hasta llegar a que se
terminen o a la raya de la operación. Esto pudo suceder en las
sumas que llevó a cabo y obtuvo resultados correctos:
00
+ 00
00
Obsérvese que Miguel se equivocó en uno de los ejerci-
cios, pues escribió 12 en vez de 21.
De modo que la forma de trabajo de Miguel ilustra que
no respeta el valor posicional de los dígitos y, por tanto, ese es
el problema que presenta; no se trata de falta de ejercitación,
sino de poca comprensión del sistema de numeración.
Si bien el procedimiento usado por Miguel puede ex-
plicarse de otras maneras, lo anterior solo es una posible
explicación que, como hipótesis, podría someterse a prue-
ba pidiendo a Miguel que encontrará el resultado de sumas
del siguiente tipo:
35 48
+ 17 + 75
En esos casos tendría que proceder de derecha a izquier-
da necesariamente, a menos que use un algoritmo propio
que no lo requiera, lo cual es poco probable.
71
Cuando se trabaja con errores conviene saber distinguir-
los, así como elaborar categorías para clasificarlos y enfocar
adecuadamente su tratamiento; por ejemplo, hay una cate-
goría básica propuesta por West:
• Errores conceptuales (aquellos que presentan un pa-
trón definido).
• Errores de descuido (aquellos que aparecen ocasio-
nalmente).
En relación con el diagnóstico de procedimientos en el
cálculo aritmético, se cuenta con trabajos que incluyen cla-
sificaciones más amplias, como la de James E. Inskeep [26] o
la de Carl A. Backman [27]. El primero proporciona una serie
de recomendaciones para elaborar diagnósticos y la siguien-
te lista de dificultades que es posible diagnosticar:
• Errores que presentan un patrón y son consistentes
en la manera de pensar de los niños.
• Errores casuales o de descuido.
• Errores provocados por dificultades en el manejo de
los hechos básicos (los hechos básicos son las “ta-
blas” de la operación correspondiente).
• Omisión de respuesta.
• Conteo con los dedos, marcas u objetos.
Por su parte, Carl A. Backman analiza los procedimien-
tos de los niños en el trabajo escrito y los agrupa en ocho
categorías:
• Obtención de una respuesta correcta por medio de
un procedimiento usual.
• Obtención de una respuesta correcta por medio de
un procedimiento no usual.
72
• Omisión de respuesta.
• Errores casuales o de descuido.
• Errores conceptuales relacionados con:
–– El significado o las propiedades
de una operación.
–– La estructura del sistema de numeración.
–– Reagrupaciones.
• Errores relativos a los pasos que se siguen en la ejecu-
ción de un algoritmo:
–– Orden incorrecto en la ejecución.
–– Procedimientos incorrectos.
• Errores relacionados con la selección de información
o procedimientos:
–– Elección del algoritmo correcto, pero uso
de una “tabla” de otra operación.
–– Elección de un algoritmo y “tabla” de otra
operación diferente.
–– Elección de la “tabla” adecuada, pero uso
de un algoritmo de otra operación.
–– Uso de un algoritmo diferente para la misma
operación.
• Errores relacionados con el trabajo escrito.
–– Formación incorrecta de numerales.
–– Transposición de dígitos.
–– Mal alineamiento de dígitos.
73
Los trabajos sobre clasificación de los errores son bas-
tantes y continuamente crecen en número, aunque van
en aumento aquellos que solo señalan errores. Al respec-
to Freudenthal [28] expresa: “Diagnóstico y remedio son
términos de la medicina adoptados por los educadores
que pretenden emular a los doctores en medicina. Lo que
emulan es la medicina del pasado, la de los cuáqueros de la
actualidad. La diagnosis médica estaba orientada a identifi-
car lo que estaba dañado, como lo hacen los llamados exá-
menes de diagnóstico en educación, la verdadera diagnosis
indica por qué algo se dañó. La única forma de determinar
esto consiste en la observación de las fallas de un niño, tra-
tando de entenderlas”.
El señalamiento de un error no basta para corregirlo,
como tampoco es suficiente la mayor ejercitación. Se requie-
re profundizar en las posibles causas y determinar procedi-
mientos “terapéuticos” que tiendan a mejorar la situación.
Con frecuencia se cae en el error de aplicar la misma receta
a todo tipo de situaciones: “Tienes que hacer más ejercicios”.
Si se modifican con cuidado las clasificaciones de errores
para las operaciones aritméticas que se presentaron anterior-
mente, pueden aplicarse en otros temas; por ejemplo, las cate-
gorías de Backman están presentes en el álgebra y la geometría
elemental, aunque habría que ajustar las subcategorías.
Aunque el caso no es transferir los resultados obteni-
dos por estos autores, sino desarrollar, siguiendo las mismas
ideas, categorías propias a diferentes contenidos programáti-
cos. Dichas categorías nos permitirían hacer un diagnóstico
más preciso del tipo de errores más frecuentes, con lo cual se
contaría con información necesaria para diseñar estrategias
remediales o para elaborar pruebas de opción múltiple que
nos ayudarían a determinar el nivel de comprensión de los
estudiantes sobre ciertos temas.
74
Anamnesis en la enseñanza
Hemos visto cómo se han desarrollado algunos trabajos
para detectar lo que no saben los estudiantes; sin embargo,
esto no basta, resulta necesario que se planteen estrategias
de corrección basadas en el conocimiento de lo que no sa-
ben, pero sobre todo en el porqué no lo saben.
Los errores no solo muestran algo que no maneja o co-
noce el estudiante, también proporcionan el punto de parti-
da para establecer posibles causas de dichos equívocos. Por
otra parte, las respuestas correctas pueden acompañarse de
concepciones erróneas o de procedimientos o razonamien-
tos mal estructurados. Es decir, el error no solo aparece en
el producto final, sino que puede estar en el procedimiento.
Por ejemplo, David Kent [29] presenta una serie de casos que
nos obligan a reflexionar sobre sus posibles causas. A conti-
nuación se comentarán algunos de ellos.
75
Cuando se divide una cantidad por otra el resultado
es menor.
76
Lo anterior se observa también cuando los estudiantes
dicen que un triángulo tiene una altura y esta siempre cae
dentro de él:
77
2 × 0 es cero porque toda operación debe tener resultado y
tomar dos veces cero es imposible, se toma lo que hay, pero
¿cómo es eso de que se toma cero? En ese caso mejor no se
toma nada y ya.
1
0 = 1 , puesto que es uno dividido por nada, esto significa
que tienes uno y no hay que dividirlo, entonces sigue siendo
siempre uno.
1
0 = 1 , puesto que es una división que a uno no se le quita
nada... no, no es cierto es cero porque el resultado de la
operación debe ser menor que el de arriba, entonces debe
ser cero.
a c a+c a c a+c
b + d = b + d , puesto que b + d = b + d y la multipli-
cación es una suma abreviada.
1 1
3 # 4 = 12 , porque el resultado de una multiplicación es
mayor que cualquiera de los factores.
78
Letras que no dicen nada
Otra fuente de errores la encontramos cuando se resuelven
“ecuaciones”. Por lo general, se omite la interpretación de lo
que se está haciendo y se procede de manera mecánica sin
dar sentido a las operaciones y el desarrollo; esto se relacio-
na también con los casos en los que se resuelven ecuaciones
y no se comprueba si las soluciones son las de la ecuación
original, de lo cual hemos visto un ejemplo con anterioridad.
Esta es una práctica omitida en muchos libros de texto.
Veamos algunos ejemplos de ese tipo de situaciones docu-
mentadas en cursos que se han impartido a estudiantes de
bachillerato:
x+1
x − 1 = 1 despejando obtenemos: x + 1 = x − 1 . Can-
celando términos semejantes resulta: 1 = -1 , chispas... ¿la
solución es 1? No, no, no... es –1... aunque puede ser cero
dado que se cancelaron las x.
79
es falsa y, por tanto, no hay un número x que pueda solucio-
nar la expresión original resulta de lo más descabellado para
los estudiantes y también para los maestros.
Un caso similar lo tenemos cuando se considera lo
siguiente:
x + 2 = 2 ; despejando obtenemos 2x + 4 = 2 ^ x + 2 h , lo
2x + 4
cual nos conduce a 2x + 4 = 2 ^ x + 2 h . Cancelando términos
semejantes obtenemos 0 = 0, a ver ¿qué sucede? Se eliminó
todo, hay algún error, eso no queda así...
80
Dicho procedimiento se presenta en una forma innece-
sariamente oscura, la deducción se hace del siguiente modo:
ax 2 + bx + c = 0
b c
x2 + a x + a = 0
b c
x2 + a x = − a
x 2 + a x + a 2a k = a 2 a k − a
b b 2 b 2 c
a x + b k = b − 42 ac
2 2
2a 4a
a x + b k = b − 42 ac
2 2
2a 4a
b b 2 − 4ac
x + 2a = !
4a 2
b b 2 − 4ac
x = − 2a !
4a 2
b b − 4ac
2
x = − 2a ! 2a
− b ! b − 4ac
2
x= 2a
En el paso en el que se escribe lo siguiente los estudiantes
preguntan por qué se colocó un ± de un lado y no del otro:
b b 2 − 4ac
x + 2a = !
4a 2
81
Al respecto, las explicaciones danzan en la fantasía:
! a x + 2a k = !
b b 2 − 4ac
4a 2
+ a x + 2a k = +
b b 2 − 4ac
4a 2
+ a x + 2a k = −
b b − 4ac
2
4a 2
− a x + 2a k = +
b b 2 − 4ac
4a 2
− a x + 2a k = −
b b 2 − 4ac
4a 2
Pero los siguientes casos son el mismo porque se obtie-
nen uno del otro al multiplicar por –1.
+ a x + 2a k = + a x + b k = − b − 42 ac ;
b b 2 − 4ac 2
; − 2a
4a 2
4a
+ a x + 2a k = − ; − a x + 2a k = +
b b − 4ac
2
b b − 4ac
2
4a 2 4a 2
De forma que no existe magia, sino que se simplifica este
asunto trabajando solamente dos casos.
82
Un análisis similar debería realizarse al pasar de:
b 2 - 4ac b 2 - 4ac
a 2a
4a 2
Entendiéndolo a su modo
Como ya se ha mencionado, en diversos estudios se ha de-
tectado que los estudiantes desarrollan sus propios méto-
dos, los cuales conducen frecuentemente a errores debido
a que, por lo general, estos son válidos solo en ciertos casos.
David Kent [29] también nos presenta situaciones de este
tipo, como la siguiente:
A Andy se le preguntó cuál era el número más grande y su
respuesta fue: “Nada”. Cuando La explicó, dijo: “No existe.
No hay uno, no es, y así sigue; porque tú puedes continuar
para siempre”.
A Colin también se le inquirió sobre el asunto y su respuesta
fue: “Nada”, señalando con su dedo que la línea de los nú-
meros era circular. Al hacerlo dijo: “Así al empezar en el cero
de esa línea y avanzar a números más grandes en algún
momento regresamos a cero, o sea a nada”.
83
Las respuestas iniciales de los jóvenes eran las mismas,
pero procedían de consideraciones diferentes.
Cuando se deriva y = x2 , usando incrementos, se obtiene:
y = x2
y + Ty = ^ x + Tx h2
y + Ty = x 2 + 2xTx + T x 2
Ty = 2xTx + Tx 2
Ty
Tx = 2x + Tx
Bob afirmó, en este paso que “x es igual a un medio”.
Su razonamiento se basaba en que al tomar límites cuando
9x " 0 , se tendría:
Ty 0
Tx " 0 = 1
Por tanto:
1 = 2x
1
x= 2
D^ x2 + 3 h = D^ x 2 + 3 h = D^ x + 3 h = 1 + 0 = 1
84
x 2 , o sea que la integral de 3 es 3 = 9 = 4 1 .
2
La integral de x es 2 2 2
2
85
O también:
5! = 1 # 2 # 3 # 4 # 5 = 120
4! = 1 # 2 # 3 # 4 = 24
3! = 1 # 2 # 3 = 6
2! = 1 # 2 = 2
1! = 1 = 1
0! = nada, entonces 0! = 0
Es imposible intentar convencer a los estudiantes de que
a = 1 o de que 0! = 1 con argumentos “intuitivos”. Las ex-
0
86
constatar las dificultades que entrañarían los cálculos al usar
grados en las fórmulas de derivación de funciones trigo-
nométricas
Debido a que, por lo general, este tipo de aclaraciones no
se incluyen en los cursos, los alumnos cometen muchos erro-
res, pues pretenden emplear las fórmulas de derivación de
funciones trigonométricas sin reflexionar sobre las unidades
de medida utilizadas en los ángulos involucrados.
Una vez que se han detectado algunos errores, conviene
analizarlos cuidadosamente e incluso se requiere interrogar
a quienes los cometieron con el fin de identificar de manera
adecuada las posibles causas.
Como hemos visto, ciertos equívocos pueden deberse
a explicaciones intuitivas que se generalizan de modo erró-
neo, otros se explican por medio de los métodos que desa-
rrollan los individuos y que, en general, son válidos solo en
casos especiales; también otra causa puede ser la falta de co-
nocimientos teóricos amplios. De esta forma, para intentar
remediar dichos errores podríamos diseñar un tratamiento
específico y adecuado para cada tipo: un mismo error puede
deberse a causas diferentes.
Conviene señalar que la interpretación de los equívocos
y su análisis puede enriquecerse con el apoyo de teorías de la
psicología; algunas de ellas se refieren a procesos que ocurren
en la matemática, por ejemplo, podemos citar los trabajos
de Rubinstein [30] sobre los procesos de análisis y síntesis en
matemáticas, la caracterización de las habilidades matemáti-
cas hecha por Krutetskii [31] y los trabajos sobre los proble-
mas de tipo aditivo y multiplicativo de Vergnaud [32].
También se ha escrito mucho sobre la construcción de
conceptos y la solución de problemas, pero en esta obra no
se pretende señalar toda la literatura existente al respecto.
87
Situaciones didácticas basadas en los errores
Los errores pueden ser de gran utilidad en el salón de clase
o en la atención individual de los alumnos. Por ejemplo, si
alguien comete el siguiente error:
a+b b
a+c = c
(Donde a + c ≠ 0 y c ≠ 0), se puede plantear la pregunta:
“¿En qué casos es válido esto?”, y luego hacer un desarrollo
como el que se incluye a continuación:
c ^a + bh = b ^a + ch
ac + bc = ba + bc
si a Y
= 0 se obtiene:
c=b
De esta manera los estudiantes podrán determinar los
casos en que es posible seguir un “procedimiento extraño”;
además, les permite confiar en sus propios recursos para
“salir de dudas”, lo cual sin duda favorecerá su autoimagen y
autoestima.
Lee Morkowitz [33] comenta que en una clase se desea-
ba calcular el área lateral de un prisma recto triangular (cuya
base tenía área y perímetro iguales), pero se cometió el error
de usar el área A del triángulo en vez del perímetro P.
10
12
6 8
88
Alguien se percató de ello y en clase se plantearon una
serie de preguntas que, al ser aprovechadas por el maestro,
condujeron a una serie de interesantes teoremas:
1) Hay cinco triángulos, dos de ellos rectángulos, cuyos lados
son números enteros y el área de la base es igual
a su perímetro (A = P).
Y que:
x x−2 y2
x ^ x + yh
x+y = x =
89
Las justificaciones para este caso fueron:
i) El conjunto vacío es nada y el conjunto de nada es nada.
a2 + b2 Y
= a+b
Una respuesta casi inmediata e invariable fue:
Damos los siguientes valores: a = 3 y b = 4, entonces:
3 2 + 4 2 = 9 + 16 = 25 = 5
pero
a+b=3+4=7
por lo que la igualdad no es válida.
90
A lo que los docentes respondieron: “Bueno, en este caso
es válida, pero no lo es en general”.
No obstante, alguien reprochó: “Como para x = 0, 2x + 3
= 7 no es válida, entonces no es válida en general”.
Otro dijo: “No estamos hablando de una ecuación”.
Pero un tercero indicó: “¿No? Observen”, y desarrolló
lo siguiente:
a2 + b2 = a + b = a + b
a 2 + b 2 = a 2 + 2ab + b 2
2ab = 0
a = 0ob = 0
¿No que no?
Alguien más intervino: “Bueno, pero se está confundien-
do lo que es una identidad algebraica con una ecuación”.
Otro más añadió: “De ser cierto que a 2 + b 2 = a + b , la
hipotenusa de un triángulo rectángulo debería ser igual a la
suma de los catetos, lo cual es imposible porque el camino
más corto entre dos puntos es la recta”.
c
a
91
Una intervención ingeniosa fue: “No se puede llenar un
cuadrado de lado a + b con dos cuadrados de lados a y b,
respectivamente”.
a+b
^ 6 a, b. d Rh^ a 2 + b 2 = a + bh
^ 7 a, b d R h^ a 2 + b 2 Y
= a + bh
Ciertamente, esto es lo que se pretende al ofrecer un
caso donde no se cumple; sin embargo, lo curioso es que ese
error persiste a lo largo de toda la vida escolar de muchas
personas y nadie ha cuestionado la explicación basada en el
contraejemplo.
Por ello, es claro que cuando los maestros ofrecen un
contraejemplo para “convencer” a los estudiantes, no es
seguro que la mecánica lógica subyacente se conozca a la
perfección, dado que el error se sigue cometiendo sistemá-
ticamente.
92
Resulta interesante la serie de posibles respuestas a la si-
tuación señalada: en algunas de ellas se busca mostrar cómo
la expresión dada pone en conflicto otras situaciones tal vez
más familiares o más fáciles de recordar (por el hecho de ser
argumentos basados en figuras y no en hechos lógicos).
Comentarios finales
Se espera que los ejemplos incluidos en este trabajo motiven
el interés por considerar los errores cometidos por los estu-
diantes como una incursión interesante en el pensamiento
matemático y que, a su vez, representen nuevos retos.
En este orden de ideas, los errores, más que indicadores
de fracaso escolar o académico, son elementos que nutren
nuestro trabajo como matemáticos o docentes.
A fin de cuentas la matemática comprende más allá de
un recuerdo anclado en la memoria y de dar respuestas co-
rrectas como autómata. Se trata de una actividad que im-
plica una forma de ver el mundo con un enfoque crítico y
analítico, donde las respuestas son merecedoras de cuestio-
namientos y conducen a nuevas interrogantes.
La matemática es una disciplina que ayuda al desarrollo
del razonamiento porque en ella se pueden modificar con-
diciones y tomar diferentes caminos para proceder en una
situación, sin afectar a nadie. Podemos cometer errores re-
conocerlos, jugar con ellos y corregirlos. Esto no sucede con
otras disciplinas como la economía, el derecho o la medicina,
en las que los ensayos pueden ser motivo de demandas o
fallecimientos.
Por otra parte, los errores constituyen el principal campo
de trabajo de la investigación en educación matemática, sin
los cuales esta no existiría; además, a partir de ellos la mate-
93
mática se renueva de manera constante porque implican un
cuestionamiento continuo a sus fundamentos y el plantea-
miento de resolución de ciertos problemas.
Con los ejemplos mencionados constatamos que no
todo está dicho e incluso que la matemática aprendida tiene
muchos secretos. No podemos aseverar que hemos agotado
todas las posibilidades del conocimiento matemático, ya sea
básico o general, pues estaríamos en un equívoco con ese
tipo de afirmaciones.
Hemos revisado que con diversos niveles de profundi-
dad es posible enfrentar situaciones que requieren nuestra
reflexión. Siempre hay que estar dispuestos a aprender cosas
nuevas; la matemática plantea desafíos para quien se invo-
lucra de manera plena con ella, pero esto es válido en todo
nivel de manejo del conocimiento matemático.
Aunque se afirma que los matemáticos son “muy cua-
drados”, que tienen marcos fijos y que no se cuestionan, la
historia y la experiencia matemática revelan que es todo lo
contrario, pues están en completo ánimo de analizar y escu-
driñar hasta en lo ya establecido. Pese a que en ocasiones esa
curiosidad sin límites naturales sea acotada, en los momen-
tos de libertad recupera su amplitud.
También se piensa que los matemáticos manejan un co-
nocimiento inamovible, del cual ya está todo dicho, y que
la única diferencia estriba en que no todos lo poseen y solo
algunos “dotados” tienen acceso a él. Como hemos visto, eso
es falso. En efecto, se debe lograr un cierto nivel de disciplina
e involucramiento con la matemática, pero con toda seguri-
dad es un campo de estudio abierto a todos.
Ante todo somos seres humanos y cada quien tiene
características propias que lo definen para involucrarse con
ciertas experiencias. Por último, no hay que olvidar que “errar
es de humanos”.
94
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