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El mar del Norte cubre casi por entero un banco continental formado por un
espesor considerable de roca sedimentaria, y es precisamente en este tipo de
roca, que a lo largo de los tiempos llenó las cuencas sedimentarias formadas por
depresiones de corteza terrestre de muchos kilómetros de longitud y de
profundidad, donde se encuentran los hidrocarburos líquidos y gaseosos. En
Holanda y en la vecina Alemania se ha hallado no sólo metano, sino también
yacimientos petrolíferos de pequeña y mediana categoría. Por lo tanto, la
posibilidad de que pudieran encontrarse también bajo el mar del Norte constituía
una hipótesis muy bien fundamentada.
La explotación de los eventuales yacimientos del citado mar podría permitir a Gran
Bretaña, entre otras ventajas, y relativamente en breve tiempo, una autonomía
casi total desde el punto de vista de la producción energética. Así, pues, se
realizaron profundos estudios sobre la concreta estructura geológica de esta
cuenca, estudios que permitieron clasificarla como una zona petrolífera en
potencia. Geográficamente, el mar del Norte está dividido en dos zonas:
La parte meridional, más bien estrecha, donde las condiciones del mar son menos
favorables, y la septentrional, más ancha y abierta sobre el Atlántico.
Vista Aérea de una Plataforma Petrolera en México
Se trata, por tanto, de verdaderos pueblos situados en medio del mar. El equipo
completo de estas plataformas comprende: por un lado, perforadoras dirigidas
eléctricamente, bombas tubulares, depósitos para materiales químicos, máquinas
para la producción primaria, que comprenden divisores de gas-petróleo y bombas
de emisión con motor de turbina, instrumentos de refrigeración para la producción
condensada y generadores de energía, con un total de 10 MW; por otro, los
laboratorios, las cocinas, los locales de descanso, la sala cinematográfica y los
depósitos de víveres, piezas todas ellas con aire acondicionado.
También hay una o más estructuras en forma de torre que más tarde serán las
torres de perforación, con mesas giratorias, grandes válvulas, la pila para el limo y,
finalmente, la zona de aterrizaje para los helicópteros. Toda esa formidable
maquinaria se ha estructurado de forma que ocupe el menor espacio posible.
Por otra parte, era evidentemente necesario que las turbinas no descargasen en la
zona de perforación, que la antena de radio estuviera dirigida hacia tierra firme y
que la zona ocupada por los aposentos estuviera situada en el lugar más tranquilo
posible; al mismo tiempo, la situación de cada parte individual debía tener en
cuenta que la distribución de las cargas se realizaría de forma uniforme sobre toda
la estructura de sustentación.
La ejecución de todas las tareas, incluso de las más sencillas, requiere siempre
condiciones meteorológicas favorables.
Por ello no son raros los retrasos notables en el cumplimiento de las distintas
tareas y, a menudo, durante el invierno, los hombres rana deben esperar inactivos
durante semanas enteras antes de que una pausa en las tempestades les permita
reanudar sus habituales trabajos.
Las condiciones en que se ven obligados a trabajar estos hombres rana no son
más que un aspecto de la vida que se desarrolla sobre estas plataformas; su
tripulación, por completo masculina, está formada por unas 40 ó 70 personas, y
está obligada a permanecer en la instalación durante un mes aproximadamente.