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NOTA DE RELATORIA: 

Mediante auto 285 de fecha 9 de mayo de 2018, el


cual se anexa en la parte final, se declara la nulidad de la presente providencia
por violar el debido proceso, en virtud a la omisión de estudio de asuntos de
relevancia constitucional. 
 
Sentencia T-063A/17
 
 
DERECHO A LA INTIMIDAD PERSONAL, A LA HONRA Y AL
BUEN NOMBRE-Reiteración de jurisprudencia
 
DERECHO A LA HONRA Y AL BUEN NOMBRE-Ligados al
respeto de la dignidad humana 
 
DERECHO A LA DIGNIDAD HUMANA-Dimensiones 
 
LIBERTAD DE EXPRESION E INFORMACION-Contenido y
alcance/LIBERTAD DE EXPRESION E INFORMACION-Límites
 
DERECHO A LA LIBERTAD DE INFORMACION Y DERECHO
DE OPINION-Diferencias
 
LIBERTAD DE EXPRESION EN INTERNET
 
INTERNET, BLOGS, REDES SOCIALES Y OTRAS
PLATAFORMAS DIGITALES DE DIFUSION DE CONTENIDOS-
Jurisprudencia constitucional
 
ACCION DE TUTELA CONTRA PARTICULARES-Procedencia
excepcional 
 
DERECHO A LA INTIMIDAD, A LA HONRA Y AL BUEN
NOMBRE EN PAGINA WEB O SITIO DE INTERNET-
Vulneración por parte de Google Inc. al haberse negado a eliminar un
blog anónimo con contenido difamatorio, deshonroso y calumnioso
contra el demandante y su empresa
 
Se puede afirmar que la empresa demandada cuenta con un significativo
poder de manejo sobre la plataforma “Blogger.com”, a tal punto que puede
eliminar blogs, cuando así lo considere pertinente tras una violación de su
política de contenidos.
 
DERECHO A LA INTIMIDAD, A LA HONRA Y AL BUEN
NOMBRE EN PAGINA WEB O SITIO DE INTERNET-Orden a
Google Inc. eliminar blog por cuanto su contenido imputa de forma
anónima información no probada sobre la comisión del delito de estafa y
otras expresiones que pueden considerarse injurias y calumnias contra el
demandante y su empresa
 
DERECHO A LA INTIMIDAD, A LA HONRA Y AL BUEN
NOMBRE EN PAGINA WEB O SITIO DE INTERNET-Se
exhorta al Ministerio de Tecnologías de la Información y las
Comunicaciones para que establezca una regulación nacional con miras a
lograr la protección de los derechos de los usuarios de Internet,
especialmente en lo que tiene que ver con publicaciones que atenten
contra el honor de las personas en Internet
 
 
Referencia: Expediente T-5.771.452
 
Acción de tutela interpuesta por John
William Fierro Caicedo, contra Google
Inc. y otros.
 
Magistrado Ponente:
JORGE IVÁN PALACIO PALACIO
 
 
Bogotá, D.C., tres (3) de febrero de dos mil diecisiete (2017)
 
La Sala Sexta de Revisión de la Corte Constitucional, integrada por los
Magistrados Aquiles Arrieta Gómez (e), Alberto Rojas Ríos y Jorge Iván
Palacio Palacio, quien la preside, en ejercicio de sus competencias
constitucionales y legales, profiere la siguiente:
 
SENTENCIA
 
Dentro del proceso de revisión del fallo de única instancia dictado por el
Juzgado 21 Civil Municipal de Bogotá en la acción de tutela instaurada
por John William Fierro Caicedo contra Google Inc. y otros.
 

I.    ANTECEDENTES.
 
El señor John William Fierro Caicedo, propietario del establecimiento de
comercio “Muebles Caquetá” con domicilio principal en la ciudad de Ibagué
(Tolima) y con sucursales en los municipios de Florencia y San Vicente del
Caguán (Caquetá), además de contar con la página
web www.mueblescaqueta.com, interpuso acción de tutela contra Google Inc.
y Google Colombia Ltda. para obtener la protección de sus derechos
fundamentales a la intimidad, al buen nombre (artículo 15 Superior) y a la
honra (artículo 21), los cuales considera vulnerados como consecuencia de
una publicación anónima en un blog de internet de la
plataforma www.blogger.com -de propiedad de la compañía Google Inc.-, en
la que se afirma que la empresa “Muebles Caquetá” y su propietario estafan a
sus clientes. Fundamenta su pretensión en los siguientes:
 
1.- Hechos motivo de la solicitud de amparo.
 
1.1. Manifiesta el demandante que el día 30 de enero de 2014 una persona de
forma anónima creó, mediante la herramienta “Blogger.com” propiedad de la
empresa Google Inc., un blog titulado “No compren en Muebles Caquetá!
Estafadores! (sic)” en la dirección http://muebles-caqueta.blogspot.com.co.   
 
1.2. Refiere que el blog en mención, contiene las siguientes afirmaciones -que
considera falsas- sobre su empresa: “Tal como dice en la imagen, Muebles
Caquetá la cual dirige el estafador William Fierro, se dedican a estafar a la
gente por diversos medios. Piden primero un adelanto o el dinero completo y
después de que se lo entregas desaparece con tu dinero”[1].
 
“Por favor divulgan (sic) este mensaje para evitar que mas (sic) personas
sean estafadas. Si ustedes fueron víctimas del estafador William Fierro y su
empresa Muebles Caquetá, denuncien en los links publicados y en los
comentarios de este blog”[2]. Entre otras referencias similares.
 
1.3. Indica que lo que en el blog anónimo se afirma no es cierto por cuanto “ni
como empresa ni como persona” ha estafado a ninguna institución o
ciudadano, que no están ni han sido investigados como tampoco tienen
procesos en su contra por estas razones.
 
1.4. Resalta que lleva más de 14 años laborando en la ciudad de Ibagué y más
de 5 años en el mismo local, por lo cual considera infundadas las acusaciones
que menciona el blog respecto de “cambios constantes de domicilio con el fin
de huir con el dinero captado” [3].
 
1.5. Afirma que en repetidas ocasiones ha solicitado a Google Inc. -en su
calidad de propietario de la plataforma Blogger.com- la eliminación de este
contenido, haciendo uso de sus canales para recepción de solicitudes,
mencionando los derechos que considera vulnerados. Señala que en tres
ocasiones le han contestado negativamente a su petición por cuanto “según
sus políticas, este contenido no es inapropiado, ni es manifiestamente
ilegal” resaltando que la única forma en que Google retiraría el blog de
internet es mediante una orden judicial que así lo determine[4].
 
1.6. Por último, señala que debido al contenido de este blog se ha visto
afectada “su persona, su familia y su negocio” a nivel económico y moral. A
lo anterior añade que uno de los principales agravantes de esta situación tiene
que ver con el carácter anónimo del blog, hecho que le ha impedido conocer la
identidad y procedencia del mismo, no poder rectificar ni controvertir lo allí
afirmado como tampoco solicitar una compensación por los perjuicios
causados.                 
 
1.7. En consecuencia, solicita al juez constitucional que se tutelen los derechos
fundamentales a la intimidad, al buen nombre (artículo 15 Superior) y a la
honra (artículo 21), y además se ordene a Google Inc., o a quien lo represente
en Colombia sea retirado de internet el blog con el contenido denunciado.
 
2.- Trámite de instancia y argumentos de las entidades demandadas.
 
2.1. Conoció de la acción de tutela en única instancia, el Juzgado 21 Civil
Municipal de Bogotá. El fallador de instancia avocó conocimiento por auto del
19 de julio de 2016 y ordenó correr traslado de la demanda a Google Inc., a
Google Colombia Ltda. y al Ministerio de Tecnologías de la Información y las
Comunicaciones[5] -en adelante MinTIC-.
 
Durante el término otorgado por el juez de instancia se recibieron las
siguientes intervenciones:
 
2.2. El Ministerio de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones [6],
presentó escrito de respuesta a la acción de tutela el 26 de julio de 2016, en el
que expresó que, de acuerdo con la Ley 1341 de 2009 [7] y el Decreto 2618 de
2012[8], no es la entidad competente para ejercer la inspección, vigilancia y
control de las empresas que publicitaron contenido en la página
web www.blogger.com en el blog con dirección http://muebles-
caqueta.blogspot.com.co.           
 
Adicionalmente, manifestó que no debe ser sujeto procesal dentro de la
presente acción de tutela, por cuanto la ley solo le han atribuido como
funciones “diseñar, formular, adoptar y promover” las políticas, planes,
programas y proyectos del sector de las Tecnologías de la Información y las
Comunicaciones con el fin de contribuir al “desarrollo económico, social y
político de la Nación”.
 
En conclusión, MinTIC solicita ser desvinculado de la presente acción de
tutela y que la misma sea declarada improcedente, en la medida en que el
demandante no le imputa ninguna acción u omisión, que dentro del ejercicio
de sus funciones legales, pueda terminar vulnerando los derechos
fundamentales alegados.   
 
2.3. Google Colombia Ltda. a través de su apoderado judicial, la firma
Gómez-Pinzón Zuleta Abogados, presentó escrito de respuesta a la acción de
tutela el 26 de julio de 2016, en el que preliminarmente aclara que “Google
Colombia Ltda.” y “Google Inc.” son dos entidades independientes, cada una
con domicilio, personería jurídica y objetos sociales diferentes. En ese sentido
señaló que su objeto social consiste únicamente en “la venta, distribución,
comercialización y desarrollo, en forma directa o indirecta, de productos y
servicios de hardware, productos y servicios relacionados con internet y
publicidad en internet y por cualquier otro medio”[9].    
 
Adicionalmente, la apoderada de Google Colombia Ltda. resaltó que dicha
empresa no tiene relación, control o derechos de propiedad de ninguna clase
sobre los productos comercializados o servicios prestados por Google Inc.,
como es el caso de la herramienta www.blogger.com. En este sentido, informó
que Google Inc. es la única titular y operadora de “Blogger.com” como de
todas sus plataformas.
 
En consecuencia, solicitó ser desvinculada de la presente acción por “falta de
legitimación en la causa por pasiva” y que, en subsidio, se declare
improcedente la petición de amparo de los derechos fundamentales a la
intimidad, al buen nombre y a la honra del demandante.     
 
2.4. Google Inc. a través de su agente oficioso[10], la firma Gómez-Pinzón
Zuleta Abogados, presentó respuesta a la acción de tutela el 28 de julio de
2016, solicitando se niegue el amparo de los derechos fundamentales
invocados arguyendo que si bien la compañía accionada es propietaria de la
herramienta www.blogger.com, no es responsable por la información ni los
contenidos redactados y compartidos por los usuarios en la mencionada
plataforma digital, y que por su parte, Google sólo actúa como procesador de
la herramienta y como tal, impone políticas a los usuarios, más no maneja,
controla, ni produce contenidos.
 
Posteriormente, una vez tramitado el proceso el otorgamiento en el extranjero
de poder correspondiente por la compañía demandada a la referida firma de
abogados, mediante oficio del 10 de agosto de 2016, esta última manifestó
obrar como apoderado judicial de Google Inc. en Colombia con poder
especial, amplio y suficiente para representarla “en el proceso de la
referencia” para lo cual adjunta documento debidamente legalizado emitido
por el señor Kenneth H. Yi quien funge como “Secretario Asistente con la
facultad de representar legalmente a Google Inc., sociedad con domicilio en
1600 Amphiteatre Parkway, Mountain View, California, 94043, Estados
Unidos”[11].     
 

II.         DECISIÓN OBJETO DE REVISIÓN.


 
El Juzgado 21 Civil Municipal de Bogotá, profirió sentencia de única
instancia el 1 de agosto de 2016[12], en la que resolvió (i) negar el amparo
constitucional solicitado por el accionante, y (ii) desvincular de la acción al
Ministerio de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones.
 
Señaló el fallador de instancia que en el presente caso ni Google Inc., ni
Google Colombia Ltda. son responsables de la vulneración de los derechos
fundamentales a la intimidad, a la honra y al buen nombre del accionante por
cuanto no es responsabilidad de ninguna de las dos empresas “rectificar,
corregir, eliminar o complementar la información subida por los usuarios”.  
 
En síntesis, indicó que las compañías accionadas no son los responsables
directos por la información ni los contenidos redactados ni compartidos por
los usuarios de la herramienta www.blogger.com, ya que éstas sólo actúan
como procesadores de la herramienta.   
 
III. PRUEBAS.
 
La Sala se referirá a las pruebas relevantes que obran en los expedientes en el
capítulo de esta sentencia en el que efectúa el análisis del caso concreto.
 

IV. CONSIDERACIONES Y FUNDAMENTOS.


 

1.                Competencia.
 
Esta Corte es competente para dictar sentencia de revisión, de conformidad
con lo establecido en los artículos 86 y 241-9 de la Constitución Política y los
artículos 31 a 36 del Decreto 2591 de 1991.
 

2.                Asuntos a tratar.
 
Con fundamento en los elementos fácticos descritos, la Sala debe entrar a
considerar lo siguiente:
 
¿Vulnera la compañía Google Inc. los derechos fundamentales del accionante
a la intimidad, al buen nombre y a la honra cuando se niega a retirar de
internet un blog anónimo[13] de su herramienta digital www.blogger.com con
contenido que le imputa al demandante la conducta típica de estafa (artículo
246 del Código Penal), aduciendo que este hecho no transgrede su política de
contenidos?
 
Para efecto de resolver, la Sala abordará el estudio de: (i) los derechos a la
intimidad, honra y buen nombre; (ii) la naturaleza, el alcance y los límites del
derecho fundamental a la libertad de expresión e información. Algunas
implicaciones en Internet; (iii) Internet, blogs, redes sociales y otras
plataformas digitales de difusión de contenidos en la jurisprudencia de la
Corte Constitucional; y finalmente, (iv) efectuará el análisis del caso concreto.
 
3.- Los derechos a la intimidad, a la honra y al buen nombre. Reiteración
de jurisprudencia.
 
El artículo 15 de la Carta Política reconoce el derecho a la intimidad personal
y familiar, y establece expresamente el derecho de todas las personas a su
buen nombre y el deber del Estado de respetar y hacer respetar esos
derechos[14]. Asimismo, el artículo 21 Superior garantiza el derecho a la honra
y el inciso segundo del artículo 2 incluye entre los deberes de las autoridades,
el de proteger en su honra a todas las personas residentes en Colombia.  
 
3.1. Con relación al derecho a la intimidad, la Corte ha sostenido que el
objeto de este derecho es “garantizar a las personas una esfera de privacidad
en su vida personal y familiar, al margen de las intervenciones arbitrarias
que provengan del Estado o de terceros” y que “la protección frente a la
divulgación no autorizada de los asuntos que conciernen a ese ámbito de
privacidad” forma parte de esta garantía[15].
 
En igual sentido, la Corporación ha señalado que el derecho a la intimidad
“permite a las personas manejar su propia existencia como a bien lo tengan
con el mínimo de injerencias exteriores” y que la protección “de esa esfera
inmune a la injerencia de los otros, del Estado o de otros particulares” es
un “prerrequisito para la construcción de la autonomía individual que a su
vez constituye el rasgo esencial del sujeto democráticamente activo”[16]. 
 
Ahora bien, este Tribunal ha establecido que el área restringida que constituye
la intimidad “solamente puede ser penetrada por extraños con el
consentimiento de su titular o mediando orden dictada por autoridad
competente, en ejercicio de sus funciones y de conformidad con la
Constitución y la ley”[17] y ha precisado este derecho puede ser limitado
únicamente por “razones legítimas y debidamente justificadas
constitucionalmente”[18].
 
En cuanto a los distintos aspectos que comprende el derecho a la intimidad la
Corte ha señalado que este derecho “involucra aspectos diversos de la
persona humana, que van desde el derecho a la proyección de la propia
imagen hasta la reserva de espacios privados, adicionales al domicilio del
individuo, en los que éste desarrolla actividades que sólo le conciernen a sus
intereses”[19]. De manera más extensa, la jurisprudencia de esta Corporación
ha referido los siguientes aspectos:  
 
“[…] constituyen aspectos de la órbita privada, los asuntos
circunscritos a las  relaciones  familiares de la persona, sus
costumbres y prácticas sexuales, su salud, su domicilio, sus
comunicaciones personales, los espacios limitados y legales para la
utilización de datos a nivel informático, las creencias religiosas, los
secretos profesionales y en general  todo "comportamiento del sujeto 
que no es conocido por los extraños  y que de ser conocido originaría
críticas o desmejoraría la apreciación" que  éstos tienen de aquel”[20].  
 
En sentido complementario, en la sentencia T-787 de 2004, la Sala de
Revisión señaló que “dependiendo del nivel en que el individuo cede parte de
su interioridad hacia el conocimiento público, se presentan distintos grados
de intimidad” que incluyen la intimidad personal, familiar, social y gremial
(C.P. art. 15). Respecto de la intimidad social, la misma decisión sostuvo que
ésta “involucra las relaciones del individuo en un entorno social determinado,
tales como, las sujeciones atenientes a los vínculos labores o públicos
derivados de la interrelación de las personas con sus congéneres en ese
preciso núcleo social”[21]. En igual medida, precisó que a pesar de que el
alcance de este derecho se restringe en estos casos, “su esfera de protección se
mantiene vigente en aras de preservar otros derechos constitucionales
concomitantes, tales como, el derecho a la dignidad humana”[22].  
 
En la misma decisión la Corporación sostuvo que el derecho a la intimidad
está sustentado en cinco principios que aseguran “la intangibilidad del
contenido garantista de la inmunidad del individuo frente a la innecesaria
injerencia de los demás”: (i) el principio de libertad, de acuerdo con el cual el
registro o divulgación de los datos personales requiere de su consentimiento
libre, previo, expreso o tácito o que exista una obligación de relevar dicha
información con el fin de cumplir un objetivo constitucionalmente legítimo;
(ii) el principio de finalidad, el cual demanda la “la exigencia de someter la
recopilación y divulgación de datos, a la realización de una finalidad
constitucionalmente legítima”; (iii) el principio de necesidad, de acuerdo con
el cual la información personal que deba divulgarse guarde “relación de
conexidad con la finalidad pretendida mediante su revelación”; (iv) el
principio de veracidad, el cual exige que los datos personales que puedan ser
divulgados “correspondan a situaciones reales”, y por último, (v) el principio
de integridad, según el cual, la información que sea objeto de divulgación
debe suministrarse de manera completa, impidiendo que se registre y divulgue
datos parciales, incompletos o fraccionados.  
 
3.2. En cuanto al derecho al buen nombre, la jurisprudencia de esta Corte lo
ha definido como “la reputación, o el concepto que de una persona tienen los
demás”[23] y “la estimación o deferencia con la que, en razón a su dignidad
humana, cada persona debe ser tenida por los demás miembros de la
colectividad que le conocen y le tratan”[24]. El buen nombre puede ser
vulnerado también por los particulares, como lo reconoció la sentencia  T-
1095 de 2007, en donde indicó: “la vulneración del derecho al buen nombre
puede provenir de una autoridad pública, pero es incuestionable que algunos
comportamientos de particulares llegan también a afectarlo y habrá de
acudirse a lo determinado en el artículo 86 de la Constitución”.   
 
En tal sentido, la Corte ha indicado que las “expresiones ofensivas o
injuriosas”[25]  así como informaciones falsas o erróneas que distorsionan el
concepto público de una persona, lesionan este derecho, entendido como
expresión de la reputación o la fama que tiene una persona [26]. En este punto,
vale destacar que la Corte ha resaltado que el derecho de la personalidad es un
factor intrínseco de la dignidad humana, reconocida a las personas[27].  
 
3.3. Respecto al derecho a la honra, la Corte ha señalado que es un derecho
“que debe ser protegido con el fin de no menoscabar el valor intrínseco de los
individuos frente a la sociedad y frente a sí mismos, y garantizar la adecuada
consideración y valoración de las personas dentro de la colectividad”[28].
Asimismo, ha indicado que aunque este derecho es asimilable en gran medida
al buen nombre[29], tiene sus propios perfiles que la jurisprudencia
constitucional enmarca en “la estimación o deferencia con la que, en razón a
su dignidad humana, cada persona debe ser tenida por los demás miembros
de la colectividad que le conocen y le tratan”[30].
 
Por otra parte, también puede entenderse que esta Corporación dentro de su
labor de interpretación no ha hecho una separación categórica del significado y
contenido de los derechos a la honra y al buen nombre, puesto que los mismos
se encuentran en una relación estrecha y la afectación de uno de ellos, por lo
general, acarrea una lesión al otro. Bajo este entendido, se ha manifestado que
el derecho al buen nombre cobija la reputación, mientras que la honra se
estructuraría en torno a la consideración que toda persona merece por su
condición de miembro de la especie humana[31].  
 
Ahora bien, sobre la honra se ha señalado que “como derecho fundamental que
es, (…) tiene una esfera social amplia, trasciende a un circulo grande de
personas y su radio de acción y conocimiento es proporcional a la
ascendencia que la persona tiene en la sociedad. Pero se considera importante
calcular que este derecho personalísimo es el resultado de la valoración
individual que se han formado de ella, respecto de los actos y ejecuciones que
por ser acordes con la ley y los buenos modales, le brindan la certeza a quien
así se comporta de contar con la aceptación general de los demás  y le
prodigan  en su nombre serios y ponderados conceptos de valoración
individual que la hacen merecedora de la fe, la confianza y la credibilidad que
se ha sabido ganar en su manera de ser y con su gestión personal”[32].
 
Adicionalmente, la Corte también se ha considerado la honra “(…) el derecho
que tiene toda persona a no sufrir ataques que afecten la esfera externa de sus
virtudes y valores, la cual socialmente le ha sido reconocida”[33].
 
De otra parte, se ha vinculado el derecho al buen nombre a las actividades
desplegadas de forma pública por alguien. Sosteniéndose que el mismo
integraría la valoración que el grupo social hace de sus comportamientos
públicos. En cambio, el derecho a la honra se ha utilizado para referirse a
aspectos que tienen mayor relación con la vida privada de las personas y a su
valor intrínseco.  
 
De lo anterior se desprende que tanto el derecho al buen nombre, como el
derecho a la honra, se encuentran íntimamente ligados a la dignidad humana.
La jurisprudencia constitucional[34] ha sostenido que la dignidad humana, en
cuanto derecho, se concreta en tres dimensiones que resultan indispensables
para la vida de todo ser humano: (i) el derecho a vivir como se quiera, que
consiste en la posibilidad de desarrollar un plan de vida de acuerdo a la propia
voluntad del individuo; (ii) el derecho a vivir bien, que comprende el contar
con unas condiciones mínimas de existencia; y (iii) el derecho a vivir sin
humillaciones, que se identifica con las limitaciones del poder de los demás [35].
Toda Constitución está llamada a regir en sociedades donde hay
necesariamente relaciones de poder muy diversas. No es posible que estas
relaciones se desarrollen de manera que el sujeto débil de la relación sea
degradado a la condición de mero objeto.  
 
En cuanto a la relación de los derechos fundamentales a la honra y al buen
nombre con el principio de la dignidad humana, se ha señalado que “(…)
tratándose de la honra, la relación con la dignidad humana es estrecha, en la
medida en que involucra tanto la consideración de la persona (en su valor
propio), como la valoración de las conductas más íntimas (no cubiertas por la
intimidad personal y familiar). El buen nombre, por su parte, también tiene
una cercana relación con la dignidad humana, en la medida en que, al
referirse a la reputación, protege a la persona contra ataques que restrinjan
exclusivamente la proyección de la persona en el ámbito público o
colectivo”[36].  
 
En suma, es por esta vía que los derechos al buen nombre y a la honra se erigen
a su vez como mecanismos que permiten garantizar el equilibrio y la paz
social, puesto que estipulan mínimos de respeto y consideración hacia aquellos
aspectos centrales relacionados con las esferas pública y privada del individuo.
Sobra por demás advertir, ya a manera de conclusión, que el derecho a la honra
también se encuentra ligado de manera estrecha al derecho a la intimidad, que a
su vez es un límite jurídico que la Constitución impone a la injerencia de
terceras personas y el Estado en determinadas esferas vitales que se encuentran
por fuera del dominio público[37].  
 
4.- Naturaleza, alcances y límites del derecho fundamental a la libertad de
expresión e información. Algunas implicaciones en Internet. Reiteración
de jurisprudencia.
 
4.1. El artículo 20 de la Constitución Política establece lo siguiente: “(s)e
garantiza a toda persona la libertad de expresar y difundir su pensamiento y
opiniones, la de informar y recibir información veraz e imparcial, y la de
fundar medios masivos de comunicación. Estos son libres y tienen
responsabilidad social. Se garantiza el derecho a la rectificación en
condiciones de equidad. No habrá censura”. Esta es la consagración
normativa que la Carta hace de las libertades de expresión, opinión,
información, prensa, así como del derecho a la rectificación en condiciones de
equidad y de la prohibición de censura previa.
 
Lo anterior, se encuentra en plena concordancia con lo establecido respecto al
derecho a la libertad de expresión en varios Tratados Internacionales de
Derechos Humanos, tales como el Pacto Internacional de Derechos Civiles y
Políticos (artículo 19)[38], la Convención Americana de Derechos Humanos
(artículo 13)[39] y la Convención Europea de Derechos Humanos (artículo 10),
en los cuales la protección de este derecho es bastante amplia y contiene
numerosas disposiciones que plantean las condiciones tanto para su ejercicio
como sus límites[40]. 
 
En ese sentido, por ejemplo, vale pena referir la Observación General 10 del
Comité de Derechos Humanos de Naciones Unidas, que en torno a las
restricciones del derecho a la libertad de expresión, ha señalado que “(e)l
párrafo 3 subraya expresamente que el ejercicio del derecho a la libertad de
expresión entraña deberes y responsabilidades especiales y por esta razón se
permiten ciertas restricciones del derecho en interés de terceros o de la
comunidad en su conjunto. No obstante, cuando un Estado Parte considera
procedente imponer ciertas restricciones al ejercicio de la libertad de
expresión, éstas no deberán poner en peligro ese derecho en sí mismo. El
párrafo 3 establece tres condiciones que han de cumplir las restricciones: las
restricciones deberán estar ‘fijadas por la ley’; únicamente pueden imponerse
por una de las razones establecidas en los apartados a) y b) del párrafo 3; y
deben justificarse como ‘necesarias’ a fin de que el Estado Parte alcance uno
de estos propósitos”[41].
 
Posteriormente, la Observación General 34 hizo énfasis en las libertades de
opinión y expresión como condiciones necesarias para el pleno desarrollo de
la persona, el funcionamiento óptimo de la sociedad. Caracterizándose la
libertad de expresión como un presupuesto para el mantenimiento de la
transparencia y responsabilidad de los gobiernos, a su vez base para velar por
la vigencia de los derechos humanos. La libertad de expresión también se
enmarca como uno de los ejes fundamentales de los derechos a la libre
asociación y reunión, así como para la participación política individual y
organizada, por medio del sufragio y determinados medios de movilización.
Además, la Observación General menciona los distintos tipos de discurso que
se encuentran protegidos por la libertad de expresión, dentro de los que se
incluyen el político, el de asuntos propios, el que versa sobre temas de interés
público, el de campañas, el de enseñanza, el periodístico y el científico[42].
 
4.2. Ahora bien, en el marco de la jurisprudencia constitucional colombiana, la
Corte Constitucional ha sostenido que la garantía a la libertad de expresión
comprende dos aspectos distintos, a saber: la libertad de información,
orientada a proteger la libre búsqueda, transmisión y recepción de información
cierta e imparcial sobre todo tipo de opiniones, incluyendo hechos e ideas. El
segundo aspecto, es aquel que hace referencia a la libertad de opinión,
entendido como libertad de expresión en sentido estricto, el cual implica
básicamente la posibilidad de poder difundir o divulgar, a través de cualquier
medio de comunicación, las propias ideas, opiniones y pensamientos[43].   
 
Estas dos libertades también son sujeto de división en dos aspectos distintos, 
el individual y el colectivo. El primero, hace referencia al sujeto que se
expresa, entendiendo que, además de contar con la garantía de poder
manifestarse sin interferencias injustificadas, este derecho también implica la
garantía de poder hacerlo a través de cualquier medio que se considere
apropiado para difundir los pensamientos y lograr su recepción por el mayor
número de destinatarios posibles, siendo libres de escoger el tono y la manera
de expresarse, por lo que restringir los medios a través de los cuales se pueda
expresar la persona conlleva una vulneración al derecho como tal. Por su
parte, el segundo, esto es, el aspecto colectivo, se va a referir a los derechos de
quienes reciben el mensaje que se divulga[44].
 
En todo caso la jurisprudencia constitucional ha considerado pertinente
realizar la diferenciación entre libertad de opinión y de información, ya que se
encuentran destinadas a proteger distintos objetos y, por lo tanto, al respecto
ha señalado que:  
 
“Esta diferencia determina que la libertad de opinión tenga por objeto
proteger aquellas formas de comunicación en las que predomina la
expresión de la subjetividad del emisor: de sus valoraciones,
sentimientos y apreciaciones personales sobre determinados hechos,
situaciones o personas.  Entretanto, la libertad de información protege
aquellas formas de comunicación en las que prevalece la finalidad de
describir o dar noticia de lo acontecido. Por tal razón, en este último
caso se exige que la información transmitida sea veraz e imparcial,
esto es, que las versiones sobre los hechos o acontecimientos sean
verificables y en lo posible exploren las diversas perspectivas o puntos
de vista desde los cuales un mismo hecho puede ser contemplado. Tal
exigencia, está ligada a un aspecto fundamental, y es que en el caso de
la libertad de información no sólo está involucrado el derecho de quien
transmite, sino el de los receptores de la información, los cuales, de
acuerdo a lo preceptuado en el artículo 20 constitucional, tienen
derecho a que se proteja la veracidad e imparcialidad de la
información que reciben”.[45]  
 
4.3. En este orden de ideas, esta Corporación ha reconocido la gran
importancia que tiene proteger el derecho a la libertad de expresión en todas
sus dimensiones y aspectos, no sólo por su estrecha relación con el desarrollo
de una sociedad democrática, sino, también, porque es una herramienta o
mecanismo que favorece a sociedades pluralistas como la nuestra, en la
medida en que permite la existencia simultánea de ideas y opiniones, de
manera libre, conduciendo a colectividades incluyentes, en la medida en que
permite que cada individuo pueda divulgar su pensamiento y, a su vez,
conocer el de los demás, bajo la premisa de que pueden existir distintos
conceptos sobre lo que es considerado acertado o incorrecto, bueno o malo y
también adquirir cierta responsabilidad al momento de decidir qué se
comunica a los otros[46].
 
En ese mismo sentido, esta Corte también ha reconocido que, de acuerdo con
los parámetros internacionales antes reseñados, el ordenamiento jurídico
interno debe proteger con especial énfasis el derecho fundamental a la libertad
de expresión con fundamento: “(i) en consideraciones filosóficas sobre la
búsqueda de la verdad; (ii)  en razones derivadas del funcionamiento de las
democracias; (iii) en motivos atinentes a la dignidad y autorrealización
individual; (iv) en consideraciones sobre la preservación y aumento del
patrimonio cultural y científico de la sociedad; y (v) en motivos históricos y
consideraciones prácticas sobre la incapacidad estatal de intervenir
apropiadamente en esta esfera”[47].
 
4.4. Por esta razón, en la jurisprudencia de esta Corporación se ha establecido
que constitucionalmente el derecho a la libertad de expresión goza de una
protección reforzada y una presunción a su favor. Lo anterior, implica que, a
menos que en el caso bajo estudio se evidencie que debido a las circunstancias
y situación fáctica se debe imponer una limitación, en principio, cualquier tipo
de expresión se entiende protegida por la Constitución[48].  
 
Asimismo, se ha dispuesto que en caso de conflicto con otros derechos o
principios constitucionales, prima facie, la libertad de expresión prevalece; lo
cual quedará desvirtuado, una vez se compruebe que dadas las circunstancias
fácticas del caso que se presenta y siguiendo los lineamientos constitucionales,
este se deba limitar debido a las circunstancias especiales y excepcionales
establecidas en Tratados Internacionales, en la Constitución Política y en la
jurisprudencia[49]. Por lo tanto, en estos eventos lo que procede es realizar el
debido ejercicio de ponderación entre ambos derechos, pero teniendo presente
la presunción de prevalencia ya mencionada[50].  
 
De igual manera, tal y como lo establece la Constitución en su artículo 20, la
censura se encuentra prohibida, por tanto, se constituye una presunción que no
admite ser desvirtuada y, en ese sentido, cualquier actuación en contrario
implica una inmediata vulneración al derecho a la libertad de expresión.
 
4.5. Adicionalmente, la Corte en varias oportunidades ha afirmado que en
casos de tensión o conflicto entre la libertad de expresión y otros derechos,
debe prevalecer el primero, situación que se presenta en múltiples ocasiones
cuando se enfrenta esta libertad con el derecho al buen nombre, a la intimidad
o a la honra, a menos que se logre comprobar que en la información divulgada
exista una “intención dañina o una negligencia al presentar hechos parciales
incompletos o inexactos”[51].
 
Con todo, si bien la libertad de expresión, entendida como aquella garantía
que permite al sujeto divulgar sus pensamientos y opiniones sin algún tipo de
interferencia y contiene una presunción de prevalencia en nuestro
ordenamiento jurídico, dichas manifestaciones deben ir acordes con el respeto,
con la convivencia pacífica y con los derechos de los demás, inadmitiéndose
de esta manera “expresiones insultantes o irrazonablemente
[52]
desproporcionadas” .  
 
4.6. Por su parte, en el ámbito internacional tanto la Corte Interamericana de
Derechos Humanos como el Tribunal Europeo de Derechos Humanos han
señalado que el hecho de que la libertad de expresión goce de cierto carácter
prevalente no significa que esta garantía carezca de límites, por ende, quien
ejerce tal derecho está sujeto a las consecuencias que conlleven afectación a
terceros, indicando que deben abstenerse de utilizar o “emplear frases
calumniosas, injuriosas, insultos o insinuaciones insidiosas y vejaciones”[53].
Adicionalmente, se ha sosteniendo que si bien los juicios de valor se
encuentran protegidos por la Convención que los rige, los insultos no tienen
igual tratamiento[54].
 
En este sentido, por ejemplo, la sentencia T-550 de 2012 -reiterada por la T-
050 de 2016-, estimó pertinente incluir dentro de sus consideraciones la cita
de una decisión de la Sala Segunda del Tribunal Constitucional de España
(sentencia 49 del 26 de febrero de 2001), en la cual se sostuvo que:
  
“el derecho al honor opera como un límite insoslayable a la libre
expresión, prohibido como está que alguien se refiera a una persona de
manera insultante o injuriosa, o atentando injustificadamente contra su
reputación, demeritándola ante la opinión ajena. Por ello la libertad de
expresión no cobija las ‘expresiones formalmente injuriosas e
innecesarias para el mensaje que se desea divulgar, en las que
simplemente su emisor exterioriza su personal menosprecio o
animosidad respecto del ofendido’”. (Subrayado fuera del texto
original)  
 
A lo anterior, el Tribunal en mención agregó, que una manifestación ofensiva
o molesta o de una crítica respecto de la conducta personal o laboral,
implica per se una vulneración del derecho al honor, pues para ello se requiere
que se utilicen expresiones insultantes, “insidias infamantes o vejaciones que
provoquen objetivamente el descrédito de la persona a quien se refieran”.  
 
Ahora bien, la Corte ha sostenido presupuestos similares a los antes
mencionados, reconociendo que con la divulgación de ciertas opiniones o
pensamientos puede identificarse expresiones desproporcionadas en relación
con los hechos que se quieren comunicar o cierto grado de insulto que denotan
la intención injustificada de dañar, perseguir u ofender a la persona, lo que
deriva en una vulneración de los derechos al buen nombre, honra e intimidad,
entre otros relacionados[55].  
 
No obstante y acorde con los pronunciamientos internacionales reseñados, la
Corte también ha indicado que la intención desproporcionada o insultante no
va a depender de la valoración subjetiva que de la manifestación realice el
afectado, sino de un análisis objetivo y neutral que de la misma se haga y que
arroje como resultado la vulneración del núcleo esencial del derecho a la
honra o al buen nombre, por ejemplo[56].
 
4.7. Finalmente, respecto a la aplicación del derecho a la libertad de
expresión en Internet y sus múltiples plataformas digitales, en la
“Declaración Conjunta sobre Libertad de Expresión en Internet” (2011), de la
Relatoría Especial de las Naciones Unidas para la Libertad de Opinión y de
Expresión[57], se estableció que:  
 
“a.- La libertad de expresión se aplica a Internet del mismo modo que a
todos los medios de comunicación. Las restricciones a la libertad de
expresión en Internet solo resultan aceptables cuando cumplen con los
estándares internacionales que disponen, entre otras cosas, que
deberán estar previstas por la ley y perseguir una finalidad legítima
reconocida por el derecho internacional y ser necesarias para alcanzar
dicha finalidad (la prueba ‘tripartita’);   b.- Al evaluar la
proporcionalidad de una restricción a la libertad de expresión en
Internet, se debe ponderar el impacto que dicha restricción podría
tener en la capacidad de Internet para garantizar y promover la
libertad de expresión respecto de los beneficios que la restricción
reportaría para la protección de otros intereses”.  
 
En este sentido, se tiene que lo publicado en Internet -ya sea en páginas web,
blogs, perfiles en redes sociales, o de canales en servicios de reproducción y
transmisión de video en vivo, entre muchas otras herramientas y aplicaciones-
está amparado por la libertad de expresión, pero también está sujeto a los
límites que antes se mencionaron, implicando que las manifestaciones
difamatorias, calumniosas, desproporcionadas e injuriantes, entre otras, no se
encuentran bajo la protección señalada en el artículo 20 de la Carta Política, ni
por los instrumentos internacionales que la consagran. De esta manera, queda
claro que el amparo de dicha garantía y sus respectivos límites, se aplica a
Internet de la misma manera que a los demás medios de comunicación.
 
4.8. En suma, llegados a este punto es posible afirmar que (i) el derecho a la
libertad de expresión goza de una protección preferente tanto a nivel nacional
como internacional, lo que justifica la existencia de una prohibición expresa
de censura y que en caso de conflicto con otros derechos, este derecho goce de
primacía; (ii) en todo caso, a pesar de su carácter prevalente, la libertad de
expresión no carece de límites, los cuales surgen cuando lo divulgado no se
identifica con un fin constitucional legítimo, ni siquiera contribuye a un debate
en específico, sino simplemente conlleva una intención desproporcionada,
difamatoria, calumniosa o injuriante respecto del hecho que se quiere
comunicar. Y que ambos supuestos, como se ha visto, también se aplican a
Internet.
 
Lo anterior significa que cuando el juez se enfrente a un debate sobre el
derecho a la libertad de expresión en tensión con otros derechos, luego del
correspondiente análisis debe identificar en cada caso si lo preponderante en el
mensaje constituye un fin legítimo o no, y cuando se observe un contenido
desproporcionado, calumnioso o injuriante, por cualquier medio de
comunicación, el derecho a la libertad de expresión debe ser sometido a
ponderación[58].
 
5.- Internet, blogs, redes sociales y otras plataformas digitales de difusión
de contenidos en la jurisprudencia de la Corte Constitucional.
 
5.1. El acceso masivo de personas a Internet, sus amplias y cambiantes
posibilidades, así como el desarrollo continuo de sus plataformas que se
expresa en la velocidad con la que se crean nuevos espacios de interacción ha
resultado ser una verdadera revolución digital, que por supuesto, ha impactado
no solo a los Estados (en términos de legislación aplicable, límites y controles)
o al derecho como disciplina y como marco regulador, sino también la
práctica y el ejercicio de los derechos fundamentales de las personas en el
ciberespacio.
 
En efecto, Internet ha creado una serie de espacios digitales para que cualquier
persona pueda construir uno o varios de ellos en la red. Las páginas web
(Google, Yahoo, etc.), los blogs (Blogger, Wordpress, etc.), los perfiles en
redes sociales (Facebook, Twitter, Instagram, entre otros), o de canales en
servicios de reproducción y transmisión de video en vivo
como YouTube, Skype o Facetime, han facilitado un conjunto de posibilidades
para que los usuarios interactúen libremente unos con otros a cualquier hora,
en cualquier lugar del planeta; esto es, que el servicio sea universal y con base
en una red descentralizada que distribuya contenidos con libertad y que
impida cualquier clase de censura.
 
Ahora bien, en el caso que en esta ocasión estudia la Corte, interesa en
particular el significado y naturaleza de la herramienta digital
denominada blog. Antes de proseguir con el análisis del asunto sub examine,
se referirán algunas breves nociones sobre el mismo.
 
En términos generales, y de acuerdo a la definición que proporciona la
plataforma “Blogger.com”, los blogs son páginas web estructuradas en forma
de “bitácoras” o diarios personales donde se recaban textos, información o
noticias en forma cronológica, a partir de la colaboración mutua entre el
creador y sus lectores que por medio de comentarios pueden, incluso si el
autor lo permite, introducir nuevas aproximaciones a su texto[59].  
 
En sentido complementario, en varios artículos[60] que han estudiado el tema
de los “blogs” se explica que dicha la palabra “que se traduce al español
como ‘bitácora’ es un neologismo que se deriva de la abreviación de la
palabra weblog, que puede ser traducido como “diario en red” (web: red y
log: diario de viajes)”. Adicionalmente, se afirma que los primeros blogs se
crearon a través de comunidades digitales como Usenet en donde las personas
empezaban a relatar aspectos de su vida en forma lineal como si fuera un
diario íntimo, similar a los que se escribían en el XIX[61].
 
Los blogs modernos son plataformas digitales que se crean a partir de
diferentes herramientas en Internet como blogger.com o wordpress.com -
aunque las variedades en la actualidad son muchas más-, para que las personas
puedan compartir opiniones, noticias, información, anécdotas, obras literarias,
música, pinturas y una amplia gama de recursos visuales y sonoros que
pueden incluir imágenes, videos (Vlogs), enlaces a otros blogs y podcasts,
entre otros contenidos. Lo cierto es que la cultura del “blog” se ha tomado el
mundo de la información y las comunicaciones, y ya sus temas y posibilidades
han trascendido los estrechos márgenes del periodismo. Hoy cualquier persona
que así lo decida puede ser un “blogger” o “blogero” y ser por sí mismo una
plataforma de difusión de contenidos digitales[62].  
 
El desarrollo y crecimiento de las plataformas digitales referidas ha motivado
que los Estados y el derecho se transformen progresivamente para poder
responder de forma efectiva al enorme desafío que plantean esta nueva clase
de relaciones humanas digitales, en términos de tratar de controlar y regular el
desarrollo de conductas ilegales como la pornografía infantil[63], o todas
aquellas susceptibles de afectar, por ejemplo, la intimidad, la honra, el derecho
a la imagen y el buen nombre de las personas en Internet[64].
 
5.2. La Corte Constitucional no ha sido ajena a estos debates y
progresivamente se ha ido pronunciando al respecto. Este nuevo desafío que
se ha planteado respecto de la protección de los derechos fundamentales de las
personas en Internet, fue analizado por la Corte en la sentencia C-1147 de
2001, cuando manifestó que aún cuando Internet representara un espacio
virtual, o si se quiere una ficción, los derechos de las personas que se
involucran en el ciberespacio no pueden ser considerados “virtuales” ni
“abstracciones”. En este sentido afirmó en aquella ocasión que:
 
“En este nuevo escenario tecnológico, en pleno desarrollo, los
mandatos expresados en la Carta Política cobran un significado
sustancial que demanda del juez constitucional la protección de los
derechos reconocidos a todas las personas, pues se trata de garantías
que también resultan aplicables en ese ámbito. En Internet, entonces,
puede haber una realidad virtual pero ello no significa que los
derechos, en dicho contexto, también lo sean. Por el contrario, no son
virtuales: se trata de garantías expresas por cuyo goce efectivo en el
llamado “ciberespacio” también debe velar el juez constitucional”.
(Subrayado fuera de texto original).
 
A partir de ese momento, la Corte Constitucional ha tenido la oportunidad de
estudiar una serie de casos que involucran la amenaza de diversos derechos
fundamentales de las personas en Internet como la intimidad, la honra, el
derecho a la imagen y el buen nombre. A continuación, en un ejercicio de
pedagogía constitucional, se hará un breve recuento jurisprudencial de algunos
de estos casos.
 
5.3. La primera vez que este Tribunal abordó un tema relacionado con Internet
y redes sociales, fue en la sentencia T-713 de 2010, en el caso de un menor de
edad estudiante del Colegio “La Presentación” de Girardot (Cundinamarca) a
quien las autoridades del Centro Educativo le impusieron la sanción de
matrícula condicional por haberse unido a un grupo que conformaron varios
de sus compañeros de clase en Facebook titulado “Los que queremos que
cambien a la rectora de La Presentación”. La Corte determinó que al
sancionarlo por “mal uso del internet (sic)” se había vulnerado su derecho a la
educación y en consecuencia ordenó su reintegro al plantel educativo.   
 
A pesar de que el caso referido se centró en la garantía del derecho a la
educación y al debido proceso del menor, la providencia advirtió que “la
envergadura del impacto que representan las tecnologías de la información
en las sociedades contemporáneas, los casos tratados hasta ahora por la
Corte Constitucional son pocos”, resultando probable “que en los años
venideros sea este un tema que imponga nuevos retos a las personas y,
consecuentemente, a los jueces de la República cuando su intervención sea
requerida”, dando lugar a que la jurisprudencia avance para “delinear los
límites de estas nuevas dimensiones de los derechos, en plena evolución y
transformación”.
 
5.4. En efecto, unos años más tarde, en la sentencia T-260 de 2012, esta
Corporación abordó un asunto relacionado con los riesgos que suponen las
redes sociales, respecto de los derechos fundamentales a la intimidad, la
imagen y la protección de datos personales en Internet. En el caso en mención,
se buscaba la protección de los derechos fundamentales de una menor de edad
que había sido suplantada por su padre en la red social Facebook.
 
En relación con el tema específico de la red social Facebook, la decisión en
comento advirtió que “el riesgo a los derechos fundamentales puede
originarse incluso desde un primer momento, cuando el usuario comienza a
utilizar el servicio a través del registro y no solo durante su permanencia en
la plataforma, sino también una vez decida abstenerse de seguir participando
en ella; conllevando así, que el riesgo se perpetre no solo respecto de los
usuarios que se encuentran activos en dicha red social, pues existe la
posibilidad de que, además de estos últimos, terceros no participantes
también tengan acceso y  utilicen la información que allí se publica”.  
 
En ese mismo sentido, agregó que la vulneración más clara que se puede
presentar a través de Facebook deriva de la publicación de videos, mensajes,
fotos, estados y la posibilidad de realizar y recibir comentarios de la
importante cantidad de usuarios de la plataforma, lo que trae consigo la
eventualidad de que terceros tengan acceso a la propia información.  
 
Finalmente, en aquella oportunidad la Corte concedió el amparo de los
derechos invocados -en particular a la intimidad de la menor- y concluyó que
dentro de los posibles riesgos a los que se está expuesto al ser usuario de las
redes sociales, entre otros, es que: “los datos personales pueden ser utilizados
por terceros usuarios malintencionados de forma ilícita. Existe la posibilidad
de que traten y publiquen en la red información falsa o sin autorización del
usuario, generando situaciones jurídicas proseguibles que pueden llegar a
derivarse de este hecho”.
 
5.5. Posteriormente, en la sentencia T-550 de 2012, la Corte revisó el caso de
un estudiante de la Universidad del Rosario que tras haber sido sancionado
realizó una serie de comentarios en contra de varias autoridades de la
Universidad, en su perfil personal de Facebook, que tuvieron como
consecuencia la apertura de un proceso disciplinario en su contra por parte de
la Universidad, que terminó con su expulsión del centro educativo. El
estudiante alegó la vulneración de sus derechos fundamentales al libre
desarrollo de la personalidad y a “expresar y difundir los propios
pensamientos y opiniones” (libertad de expresión).
 
En aquel asunto, la Corte concluyó que la Universidad no había vulnerado
ningún derecho fundamental en la medida en que el estudiante “con lo
manifestado a través de Internet el señor (…) se colocó por fuera del ámbito
de protección al derecho consagrado [libertad de expresión], entre otras
disposiciones, en el artículo 20 Superior, por exteriorizar su sentimiento de
manera ostensiblemente descomedida, irrespetuosa e injusta sobre la
Universidad que le había capacitado y contra las autoridades académicas
que cumplían con sus deberes”.
 
Adicionalmente, la providencia concluyó que “la libertad de expresión se
aplica en Internet del mismo modo que en otros medios de comunicación,
concluyéndose que las redes sociales no pueden garantizar un lugar para la
difamación, el denuesto, la grosería, la falta de decoro y la descalificación.
Ciertamente, ningún fundamento se deriva del artículo 20 de la Constitución,
ni de la normativa internacional, ni de precepto alguno que, al margen de la
veracidad, valide la divulgación de agravios, improperios, vejámenes ni
infundios por cualquier clase de medio de comunicación”. (Subrayado fuera
del texto original)
 
5.6. En otra oportunidad, mediante la sentencia T-634 de 2013, este Tribunal
examinó el caso de una mujer a quien después de haber terminado su relación
laboral con una empresa de masajes, esta se negó a retirar de la red social
Facebook y otros medios de publicidad, varias imágenes que, si bien la
peticionaria había autorizado su publicación, consideraba afectaban sus
derechos fundamentales a la intimidad personal y familiar, al buen nombre, a
la honra y a la dignidad humana.
 
Al respecto, la Corte consideró que la parte demandada efectivamente vulneró
los derechos invocados por la accionante “(…) como consecuencia de la
negativa de la empresa a retirar sus imágenes de la red social Facebook y
otros medios de publicidad por dos razones: Primero, porque las imágenes y
su publicación en la página de la empresa distorsionan grave y
significativamente el concepto público que la actora quiere proyectar y
representar, al punto, que la continuidad de la publicación de sus imágenes le
impide desarrollar su opción de vida y sus expectativas. Segundo, porque las
fotos difunden una imagen de la demandante entre un universo de públicos
indeterminados que tienen acceso a la página de la demandada en red social
y con quienes la accionante no desea compartir su imagen y menos aún
permitir que se expresen sobre la misma.”
 
5.7. Por otra parte, en la sentencia T-040 de 2013, se examinó el caso de una
persona que solicitó a la Casa Editorial “El Tiempo” y a Google Colombia
Ltda. eliminar definitivamente de sus registros el artículo titulado “Los
hombres de la mafia en los llanos” en el que él aparece mencionado, por
considerar que esta publicación vulneró sus derechos fundamentales a la
dignidad humana, a la intimidad personal y familiar, al buen nombre, a la
honra, al debido proceso.
 
En esa oportunidad la Corte decidió conceder el amparo invocado y ordenar a
la Casa Editorial “El Tiempo” la realización de una serie de aclaraciones en la
publicación objeto de controversia. A ese respecto, puntualizó lo siguiente:
 
“(…) en el caso concreto, el responsable de la información emitida, y
por ende de su posible rectificación, es el medio de comunicación que
recolectó, analizó, procesó y divulgó la noticia, es decir, la casa
Editorial El Tiempo, a través de su página electrónica oficial. En ese
orden a quien procede realizar la rectificación, en caso dado, es a esta
entidad (…)”.
 
5.8. En sentido similar al anterior asunto, en la sentencia T-277 de 2015, esta
Corporación estudió el caso de una persona que consideró vulnerados sus
derechos fundamentales al buen nombre, a la intimidad, a la honra, al debido
proceso y al trabajo por la Casa Editorial “El Tiempo”, como consecuencia de
la publicación de una nota periodística en la que se informaba sobre la
supuesta participación de la accionante en hechos constitutivos de delito, en
relación con los cuales nunca fue declarada culpable, así como la posterior
indexación de dicho contenido por el motor de búsqueda Google.com.
 
En esa ocasión, la Sala de revisión estimó que debía ordenarse al medio de
comunicación que procediera “a hacer uso de una herramienta técnica como
‘robots.txt’, ‘metatags’ u otra similar, para evitar que por medio de los
buscadores de internet pueda accederse a la noticia que narra la captura y
procesamiento de la accionante por el delito de trata de personas, por ser
esta la alternativa que mejor permite equilibrar los principios
constitucionales en tensión”.
  
Dicha decisión de bloquear el acceso a un contenido en Internet tuvo como
fundamento las siguientes razones:
 
“En primera medida, la conducta por la cual se investigó y procesó a la
accionante, la trata de personas, es un delito que, a diferencia de otros,
recibe un rechazo especialmente grave por parte de la comunidad, por
lo que para una persona el simple hecho de haber estado relacionado
con una investigación penal por este delito puede tener serias
repercusiones en sus relaciones personales, familiares y laborales.  
 
En segundo lugar, también debe considerarse la forma en la que
concluyó el proceso, ya que finalizó por prescripción. Si bien esta
situación no tiene efectos en relación con la presunción de inocencia
que ostenta la accionante, la Sala no puede desconocer los efectos que
este dato genera en cuanto a la percepción que terceras personas
puedan tener de la actora. La tutelante se encuentra en una situación
en la cual sus posibilidades de defenderse de cuestionamientos en su
contra por el proceso penal que fue adelantado es limitada, por lo que
es preciso buscar alternativas para proteger sus derechos
fundamentales, dado que a diferencia de quien tiene a su favor una
sentencia absolutoria, la señora Gloria no contó con un
pronunciamiento judicial definitivo”.
 
5.9. Más recientemente, en la sentencia T-050 de 2016, se estudió el caso de
una disputa entre dos personas en redes sociales generada a partir de que una
de ellas -“Esther”- publicara en Facebook afirmaciones relacionadas con la
falta de pago de una obligación dineraria por parte de “Lucía”, que había
contraído la obligación con la primera. La demandante alegó que con esta
publicación “Esther” estaba vulnerado sus derechos fundamentales a la
dignidad humana, al buen nombre y a la intimidad.
 
La Corte consideró que la publicación en Facebook de esa información, pese a
la existencia de otros mecanismos legales para que “Esther” reclamara el pago
de la obligación a “Lucía”, vulneraba los derechos fundamentales de la
accionante al invadir desproporcionadamente su esfera privada y, en
consecuencia, concedió el amparo invocado, ordenando -de forma simbólica-
una rectificación a la demandada siguiendo los siguientes parámetros:
 
“(…) la Corte en situaciones similares, donde se evidencia la
vulneración al buen nombre, la intimidad y a la honra en el marco de
aquello que no se encuentra amparado por la libertad de expresión, ha
ordenado al transgresor de los derechos realizar una rectificación o el
ofrecimiento de disculpas a los afectados, según sea el caso, bajo las
mismas circunstancias en las que se difundió el mensaje vulnerador.  
 
En ese sentido, esta Corporación ha sostenido que quienes han visto
afectados sus derechos al buen nombre, a la honra y a la intimidad,
tienen derecho a que el infractor, de alguna manera modifique o
corrija su conducta en condiciones de equidad, lo cual debe atender
como mínimo a dos condiciones básicas consistentes en que, además de
existir un reconocimiento de la falta cometida, debe haber un
despliegue informativo equivalente, siempre y cuando el titular de los
derechos que han sido quebrantados lo considere pertinente, en aras de
evitar una nueva exposición al público de situaciones que hacen parte
de la esfera privada de la persona”.
 
A manera de conclusión, la Sala puede señalar que la jurisprudencia de la
Corte aún es incipiente en materia de Internet, redes sociales, plataformas,
aplicaciones y herramientas digitales. Es más, se podría decir que el análisis
del conflicto de derechos fundamentales que puede generar el uso de Internet,
aún está en construcción. Sin embargo, se observa que los casos que
involucran debates en torno al derecho a la libertad de expresión y a los
derechos a la honra y al buen nombre en la red social Facebook son los que
más han sido estudiados hasta el momento. En segundo lugar se ubican las
reclamaciones que para retiro de publicaciones, contenidos noticiosos o
artículos de prensa se han hecho a medios de comunicación o a la plataforma
Google. Finalmente, hay otra serie de casos en los cuales se ha solicitado el
retiro de información de páginas de Internet por vulneración del derecho al
buen nombre y al habeas data. El caso que ahora se estudia es el primero en su
línea, por tratarse de un blog, que además, es de creación anónima.
 
Adicionalmente, la Corte en los casos que aquí se reseñaron ha reiterado la
prevalencia del derecho a la libertad de expresión en Internet sobre otros
derechos siempre y cuando este no transgreda los límites que le han impuesto
los Tratados Internacionales, la Constitución Política y la jurisprudencia, los
cuales surgen cuando lo divulgado no se identifica con un fin constitucional
legítimo, ni siquiera contribuye a un debate en específico, sino simplemente
conlleva una intención desproporcionada, difamatoria, calumniosa o
injuriante respecto del hecho que se quiere comunicar. Con todo, la valoración
que el juez haga de las circunstancias específicas de cada caso, determinará el
supuesto sobre el cual tomará una decisión.
 
6. Análisis del caso concreto.
 
Introducción.
 
En el caso sometido a consideración de la Corte, el señor John William Fierro
Caicedo, propietario del establecimiento de comercio “Muebles Caquetá”
interpuso acción de tutela contra Google Inc. y Google Colombia Ltda. para
obtener la protección de sus derechos fundamentales a la intimidad, al buen
nombre (artículo 15 Superior) y a la honra (artículo 21), los cuales considera
vulnerados como consecuencia de una publicación anónima en un blog de
Internet de la plataforma www.blogger.com -de propiedad de la compañía
Google Inc.-, en la que se afirma sin ningún sustento probatorio que tanto la
empresa “Muebles Caquetá” como su dueño estafan a sus clientes.
 
En concreto, el demandante reprocha la creación de un blog anónimo titulado
“No compren en Muebles Caquetá! Estafadores! (sic)” en la
dirección http://muebles-caqueta.blogspot.com.co. Dicho blog, contiene las
siguientes afirmaciones -que considera falsas- sobre su persona y su empresa:
“Tal como dice en la imagen, Muebles Caquetá la cual dirige el estafador
William Fierro, se dedican a estafar a la gente por diversos medios. Piden
primero un adelanto o el dinero completo y después de que se lo entregas
desaparece con tu dinero”[65].
 
“Por favor divulgan (sic) este mensaje para evitar que mas (sic) personas
sean estafadas. Si ustedes fueron víctimas del estafador William Fierro y su
empresa Muebles Caquetá, denuncien en los links publicados y en los
comentarios de este blog”[66].
 
En consecuencia, solicita al juez constitucional que se tutelen los derechos
fundamentales a la intimidad, al buen nombre (artículo 15 Superior) y a la
honra (artículo 21), y además se ordene a Google Inc., o a quien lo represente
en Colombia sea retirado de Internet el blog con el contenido denunciado.  
 
Metodología de resolución del caso.
 
Conforme con los antecedentes descritos, en el presente caso corresponde a la
Sala determinar: (i) si la acción de tutela es procedente en el caso concreto
para lograr la protección de los derechos invocados debido a la existencia de
otros mecanismo idóneos de defensa judicial; (ii) luego, se procederá a
resolver el problema jurídico propuesto.
 
 
a.- Procedencia de la acción de tutela contra particulares. Reiteración de
jurisprudencia.
 
6.1. En múltiples oportunidades[67] esta Corte ha señalado, con fundamento en
el artículo 86 Superior y el artículo 42 del Decreto 2591 de 1991, que la
acción de tutela procede contra particulares en alguna de las siguientes
circunstancias: (i) cuando el particular presta un servicio público; (ii) cuando
la conducta del particular afecta grave y directamente el interés colectivo y,
(iii) cuando el solicitante se halle en estado de subordinación o indefensión
frente al particular.  
 
Los hechos materia de análisis en el presente asunto pueden enmarcarse en
uno de los supuestos del tercer evento que hace procedente la acción de tutela
contra particulares, esto es, “la situación de indefensión frente al particular”
razón por la que la Sala procede a examinar si en el caso concreto el
accionante está en una situación de indefensión.
 
En concreto, acerca de la indefensión, esta Corporación ha indicado que
constituye una relación de dependencia de una persona respecto de otra que
surge de situaciones de naturaleza fáctica. En virtud de estas situaciones, la
persona afectada en su derecho carece de defensa, “entendida ésta como la
posibilidad de respuesta oportuna, inmediata y efectiva ante la vulneración o
amenaza de la que se trate”[68], o está expuesta a una “asimetría de poderes
tal” que “no está en condiciones materiales de evitar que sus derechos
sucumban ante el poder del más fuerte”[69].
 
En este sentido, “el estado de indefensión se manifiesta cuando la persona
afectada en sus derechos por la acción u omisión del particular carece de
medios físicos o jurídicos de defensa, o los medios y elementos con que cuenta
resultan insuficientes para resistir o repeler la vulneración o amenaza de su
derecho fundamental, razón por la cual se encuentra inerme o
desamparada”[70]. En cada caso concreto, el juez de tutela debe apreciar los
hechos y circunstancias con el fin de determinar si se está frente a una
situación de indefensión, para establecer si procede la acción de tutela contra
particulares[71].
 
En el caso sometido a estudio de la Corte en esta oportunidad, es claro que se
configura una situación fáctica de indefensión del accionante en tanto la
empresa demandada -Google Inc., representada en Colombia por sus
apoderados judiciales Gómez-Pinzón Zuleta Abogados y por Google
Colombia Ltda.- no solo es propietaria de la herramienta “Blogger.com” sino
que además tiene el control sobre los contenidos de esa plataforma que
pudieran llegar a ser considerados “abusivos” -como los que el demandante
considera ofensivos al imputarle anónimamente la comisión del delito de
estafa-, los cuales desea que sean removidos, frente a lo que la compañía
demandada se ha negado en varias ocasiones aduciendo que los contenidos
denunciados no vulneran su política de contenidos.  
 
En particular, la empresa demandada al ser propietaria de la herramienta
“Blogger.com” tiene el poder -de acuerdo con su política de contenidos- de
eliminar el contenido manifiestamente ilegal, la entrada del blog o el blog;
inhabilitar el acceso del autor a sus cuenta de Blogger, Google, e incluso,
denunciar al usuario ante las autoridades competentes cuando lo considere
pertinente dentro de sus parámetros legales y de contenidos.   
 
Adicionalmente, puede observarse en el presente caso que la afectación de los
derechos del demandante requiere una intervención eficaz y oportuna, para
evitar que siga prolongándose en el tiempo la vulneración de sus derechos
fundamentales a la intimidad, buen nombre y honra.
 
Por otra parte, el demandante, como se vio en el acápite de antecedentes,
carece de mecanismos que le impidan eliminar los efectos que le produce a él,
a su familia y a su empresa, el contenido del blog ya referido. En efecto, la
pretensión que persigue el demandante a través de la acción de tutela (la orden
de eliminar el blog anónimo) no puede ser satisfecha por ningún otro medio,
más aún cuando después de agotar los canales que para el efecto ha diseñado
Google Inc. todas sus peticiones le han sido negadas. En conclusión, en el
presente caso es procedente la acción de tutela contra un particular.
 
b.- Acerca de la presunta vulneración de los derechos fundamentales a la
intimidad, al buen nombre y a la honra del accionante.
 
6.2. Con fundamento en las anteriores consideraciones, pasa la Sala a analizar si
efectivamente se presentó vulneración de los derechos fundamentales a la
intimidad, a la honra y al buen nombre del demandante, por parte de Google
Inc. al haberse negado a eliminar el blog anónimo titulado “No compren en
Muebles Caquetá! Estafadores! (sic)” en la dirección http://muebles-
caqueta.blogspot.com.co.
 
6.3. En el asunto bajo estudio, está acreditado que el señor Fierro tras la
publicación del blog en mención, hizo uso de los canales oficiales de reclamo de
Google.com -propietario de la  herramienta Blogger.com- frente a la publicación
de contenidos que se consideren “difamatorios o abusivos” en varias
oportunidades solicitando la eliminación o retiro del blog en cuestión. Así lo
muestran las pruebas allegadas al expediente de la referencia en las que se
evidencian las peticiones de fecha 23 de abril de 2015 y 11 de septiembre de la
misma anualidad[72] que obtuvieron respuesta de fondo por parte de Google Inc.
en las siguientes fechas: 27 de abril y 21 de septiembre de 2015[73].
 
Por ser de especial relevancia para la resolución del caso sub examine, a
continuación la Sala reproducirá las respuestas aportadas por la compañía
demandada. En su primera respuesta Google Inc. le manifestó al demandante lo
siguiente “(…) Blogger es un proveedor de herramientas de creación de
contenido, no un intermediario de contenido. Permitimos que los usuarios
creen contenido, pero no nos responsabilizamos del mismo. (…) De acuerdo
con el artículo 230 (c) de la ley estadounidense de decencia en las
comunicaciones (Communications Decency Act), Blogger no retira material
presuntamente difamatorio, injurioso o calumnioso. Si aparece una dirección
de correo electrónico de contacto en el sitio, le recomendamos que se ponga en
contacto directamente con el autor para que modifique o retire el contenido en
cuestión”[74].     
 
En la segunda respuesta, el demandado, además de reiterar que el demandante
debía ponerse en contacto con el autor del blog, amplió las razones por las
cuales se había negado a retirar el contenido demandado en los siguientes
términos “(…) Si no consigue llegar a un acuerdo con esa persona y emprende
acciones legales contra ella que dan lugar a una resolución judicial en la que
se dictamina que el material es ilegal o que se debe eliminar, envíenos la orden
judicial de retirada. Si no aparece el nombre de la persona que ha publicado el
contenido, podemos proporcionarle información del usuario si así lo requiere
una citación judicial externa válida u otro proceso legal pertinente emprendido
contra Google Inc.” [75].    
 
Como ya se refirió en el fundamento 2.4 de los antecedentes, la empresa
demanda sostuvo los mismos argumentos en la contestación de la presente
tutela. Frente a lo anterior, el demandante indicó que al tratarse de un blog
creado anónimamente con información de perfil falsa [76], las opciones
recomendadas por Google Inc. no le resultaban apropiadas ni efectivas para dar
solución a su problema, como tampoco para “refutar, responder o actualizar” la
información contenida en el referido blog. Con lo que consideró que no contaba
con otro recurso para enfrentar el problema que le ha generado esta situación.   
 
Respecto a las anteriores reclamaciones, el apoderado judicial de Google Inc. en
Colombia, la firma de abogados Gómez-Pinzón Zuleta, señaló que
efectivamente “el accionante sí utilizó los canales puestos a disposición por
Google Inc. para reclamos relacionados con sus herramientas (…)”, pero que a
la empresa “no le consta que el contenido del blog en cuestión sea
manifiestamente inapropiado y tampoco le es imperativo tener que divulgar los
datos de quienes hacen uso de la herramienta www.blogger.com”[77].
 
6.4. Del recuento fáctico hecho hasta ahora, la Sala observa que, como se reseñó
en el acápite de procedencia (fundamento 6.1), en primer lugar, para que la
acción de tutela proceda contra particulares, se deben verificar ciertos supuestos
dentro de los cuales se encuentra el estado de indefensión por parte del afectado.
En igual medida es importante destacar que, el hecho de publicar información a
través de herramientas y plataformas de Internet como los blogs, no solo puede
tener un alto impacto, sino llegar a trascender la esfera privada del individuo,
configurando así un estado de indefensión, pues quien la genera tiene un amplio
poder de disposición sobre lo que publica: más aún si lo hace anónimamente y
con contenidos difamatorios, calumniosos o degradantes.  
 
En el caso sub examine, la Sala ha podido constatar que al ingresar las palabras
“muebles Caquetá” en varios motores de búsqueda de datos en Internet, el
primer resultado corresponde a la página web oficial de la empresa del
demandante y que efectivamente dentro de los primeros resultados siguientes,
aparece el blog titulado “No compren en Muebles Caquetá! Estafadores! (sic)”
en el que se pueden confirmar las aseveraciones en contra del accionante, su
trabajo y el de su empresa que ya se habían indicado al principio de este
acápite, sin que este pueda hacer algo para cambiar o revertir esta situación ante
la negativa de Google Inc., en tanto propietario de la plataforma “Blogger.com”,
de retirar tal contenido de Internet.
 
En este punto es necesario aclarar que si bien Google Inc., no es el responsable
de la publicación acusada, ni tampoco su autor, si es el propietario de la
herramienta “Blogger.com”, que fue el lugar en donde una persona de forma
anónima creó el contenido difamatorio, deshonroso y calumnioso contra el
demandante y su empresa. Ahora bien, Google Inc. como propietario de
“Blogger.com” ante una posible violación de su política de contenidos -y así lo
expresó en su contestación a la demanda de tutela[78]- tiene el poder de “eliminar
el contenido o manifiestamente ilegal, la entrada del blog o el blog; inhabilitar
el acceso del autor a sus cuenta de Blogger, Google”, e incluso, “denunciar al
usuario ante las autoridades competentes” cuando lo considere pertinente
dentro de su política de contenidos.
 
En este orden de ideas se puede afirmar que la empresa demandada cuenta con
un significativo poder de manejo sobre la plataforma “Blogger.com”, a tal punto
que puede eliminar blogs, cuando así lo considere pertinente tras una violación
de su política de contenidos. Lo anterior permite inferir, que una vez agotadas
las posibilidades de solicitar el retiro del blog acusado por parte del accionante,
este quedó en situación de indefensión y sin ningún recurso efectivo para
continuar su reclamación ante Google Inc. por la vulneración de sus derechos y
la presunta afectación económica de su empresa como consecuencia de los
comentarios ya referidos. En este sentido, la valoración de las circunstancias
expuestas reitera la procedencia de la acción de tutela en el presente caso.
   
6.5. De forma complementaria la Sala debe señalar que aunque Google Inc. ha
manifestado que si bien está amparado por la legislación estadounidense en
materia de libertad de expresión, protección de datos e infracciones a derechos
de autor, y que por esta razón se niega a retirar de Internet el blog acusado, lo
cierto es que las actuaciones de terceros en casos de difamación e imputación de
conductas injuriosas y calumniosas tienen como límite la garantía de los
derechos fundamentales de los usuarios de Internet, en especial, a la
intimidad, buen nombre y honra como ya se refirió en el capítulo 5
(fundamentos 5.2 a 5.9) de la presente providencia.
 
Adicionalmente, antes de entrar a considerar las vulneraciones concretas a los
derechos fundamentales invocados por el accionante, es preciso recordar que
incluso el derecho a la libertad de expresión tiene límites -como se analizó en
los fundamentos 4.6 y 4.8 de esta providencia- y que dichos límites se
encuentran cifrados en el contenido de la información o mensaje a difundir. Si
tal información, por ejemplo, emplea frases injuriosas, desproporcionadas, con
escarnio, calumnias o frases que atenten contra el honor, la prevalencia de dicho
derecho cede a la protección de los derechos a la intimidad, a la honra y al buen
nombre de las personas en Internet.
 
De forma general, es posible afirmar entonces que (i) el derecho a la libertad de
expresión goza de una protección preferente tanto a nivel nacional como
internacional; pero que (ii) este derecho no carece de límites, los cuales surgen
cuando lo divulgado no se identifica con un fin constitucional legítimo, ni
siquiera contribuye a un debate en específico, sino simplemente conlleva una
intención desproporcionada, difamatoria, calumniosa o injuriante respecto del
hecho que se quiere comunicar. Y que ambos supuestos, como se ha visto,
también se aplican a Internet.
 
Al configurarse en el caso bajo estudio una afectación a derechos fundamentales
basada en comentarios desproporcionados, difamatorios y calumniosos dentro
de un blog creado de forma anónima con tal propósito, el derecho a la libertad
de expresión en Internet debe ceder ante la vulneración de los derechos
fundamentales a la intimidad, a la honra y al buen nombre del demandado que a
continuación se precisarán.
 
6.6. Ahora bien, descendiendo al caso concreto, respecto de la vulneración
del derecho a la intimidad del accionante, para la Sala tal afectación se concreta
en la publicación en el blog acusado del nombre del demandante, así como las
direcciones y teléfonos de su fábrica y empresa -en enlace adjunto- [79] con la
referencia a que “es un estafador” y “se roban el dinero y no entregan los
muebles”.
 
A este respecto es importante reiterar, que la Corte Constitucional ha sostenido
que el objeto de este derecho es “garantizar a las personas una esfera de
privacidad en su vida personal y familiar, al margen de las intervenciones
arbitrarias que provengan del Estado o de terceros” y que “la protección frente
a la divulgación no autorizada de los asuntos que conciernen a ese ámbito de
privacidad” forma parte de esta garantía[80].
 
En efecto, la Sala concluye que la creación y publicación del blog “No compren
en Muebles Caquetá! Estafadores! (sic)” constituye una vulneración del
derecho a la intimidad del demandante en la medida en el mismo se revelan -sin
autorización y en un vínculo adjunto al blog-[81] detalles personales que hacen
parte de la esfera privada del demandante y de su empresa.
 
6.7. En igual medida, respecto a la vulneración de los derechos a la honra y al
buen nombre del demandante, la Sala debe indicar que esta se configura en la
medida en que en el blog acusado se realizan una serie de afirmaciones (como
se vio en los hechos de la demanda), en las que le imputan al accionante la
comisión del delito de estafa[82], sin que tales aseveraciones hayan sido
denunciadas y probadas en un proceso penal o administrativo relacionado con la
protección de los derechos del consumidor, vulnerando con ello también el
derecho a la presunción de inocencia del actor (artículo 29 Superior)[83]. En
efecto, el desconocimiento de estos derechos también se perfecciona cuando los
hechos que afectan el prestigio y la reputación de la persona, no se encuentran
probados o son falsos.
 
Un ejemplo de lo anteriormente señalado se encuentra en el blog denunciado en
estos términos: “Muebles Caquetá la cual dirige el estafador William Fierro, se
dedican (sic) a estafar a la gente por diversos medios. Piden primero un
adelanto o el dinero completo y después de que se lo entregas desaparecen con
tu dinero”, sin que se relacionen procesos penales o administrativos en curso
por estos hechos, testimonios, pruebas o fundamento alguno a estas
afirmaciones.
 
Con todo, conviene reiterar que la Corte ha señalado que la honra es un derecho
“que debe ser protegido con el fin de no menoscabar el valor intrínseco de los
individuos frente a la sociedad y frente a sí mismos, y garantizar la adecuada
consideración y valoración de las personas dentro de la colectividad”[84].
Asimismo, ha indicado que este derecho también se enmarca en “la estimación
o deferencia con la que, en razón a su dignidad humana, cada persona debe ser
tenida por los demás miembros de la colectividad que le conocen y le tratan”[85].
 
Por otra parte, en el entorno social, la garantía del derecho a la honra y al buen
nombre es un requisito indispensable para disfrutar de otros derechos. Así, por
ejemplo, difamaciones, injurias, calumnias, tratos oprobiosos o desobligantes
que ofendan el buen crédito de una persona o minen el respeto por su imagen o
por la de su trabajo, tienen la potencialidad de disminuir sus oportunidades
laborales y comerciales, impidiéndole desarrollar un oficio, encontrar un empleo
acorde con sus capacidades o incluso, prosperar en la actividad empresarial. Es
por tanto necesario que el ordenamiento jurídico destine mecanismos de
protección encaminados a garantizar que no se afecten de forma
desproporcionada o arbitraria los derechos en mención.
 
Aunado a lo anterior, la Sala también debe señalar que cualquier persona que
quiera manifestar una o varias inconformidades con una empresa o con un
producto en particular -como el “bloguero” anónimo en el caso sub examine-,
bajo la legislación colombiana, cuenta con diferentes mecanismos legales para
hacer su reclamo o denuncia efectivos sin necesidad de recurrir a publicaciones
desproporcionadas u oprobiosas; en ese sentido puede acudir a denunciar su
caso ante la Superintendencia de Industria y Comercio (área de protección del
consumidor)[86] o incluso puede recurrir a los diferentes mecanismos que
contempla la Ley 1480 de 2011[87] o “Estatuto del Consumidor”.
 
En conclusión, para la Sala es claro que con las
afirmaciones difamatorias, desproporcionadas y calumniosas en el blog antes
reseñado, el demandante sufre una afectación intensa a su dignidad y honor
como persona y también, a sus derechos fundamentales a la intimidad, a la
honra y al buen nombre.
 
6.8. Visto lo anterior, debe la Sala tomar una decisión respecto del caso
sometido a su estudio en esta oportunidad. En primer lugar, se considera
probado que una persona anónima creó en la plataforma “Blogger.com” un blog
titulado “No compren en Muebles Caquetá! Estafadores! (sic)” en la
dirección http://muebles-caqueta.blogspot.com.co, en el que se realizan una
serie de afirmaciones que pueden tener el carácter de calumnias y que atentan
contra el honor y los derechos fundamentales del demandante a la intimidad, a
la honra y el buen nombre sin que este haya tenido oportunidad de controvertir o
rectificar las mismas -en igualdad de condiciones- cuando dichas aseveraciones
han contribuido al descrédito personal del demandado y de su empresa.
 
En ese sentido, la única posibilidad que el demandante tuvo de ofrecer una
suerte de contestación a las referidas afirmaciones, fue a través de una
comunicación titulada “Muebles Caquetá informa al público en general. En
especial a nuestros clientes de más de 30 años de vida comercial” en el espacio
de comentarios del blog acusado, que no tiene mayor visibilidad en la
plataforma porque permanece oculto y para llegar a él es necesario
hacer click en el vínculo “comentarios”[88]. En la referida publicación, el
demandante sostiene que la información del blog acusado es falsa, que es
producto de un anónimo y en general aclara cada una de las acusaciones hechas
en contra suya y de su empresa “Muebles Caquetá”.  
 
En segundo lugar, se tiene por probado que el demandante agotó el
procedimiento de solicitud de retiro del blog acusado ante la compañía Google
Inc. que es la propietaria de la herramienta “Blogger.com” y por tanto es la
responsable de dar trámite a estas reclamaciones de los usuarios, tal y como se
reseñó en el fundamento 1.5 de los antecedentes de la presente providencia.
 
En tercer lugar, otro hecho confirmado es que la compañía demandada
respondió negativamente las solicitudes elevadas por el accionante, aduciendo
que (i) el contenido del blog en cuestión no transgrede las políticas de contenido
de la plataforma “Blogger.com” por cuanto no es “manifiestamente ilegal”; (ii)
no es responsable por los contenidos que publican los usuarios de
“Blogger.com”; (iii) que la forma de resolver esta clase de controversias
consiste en contactar directamente al autor del blog y en caso de no llegar a un
acuerdo, debe acudirse a instancias judiciales para que estas definan sobre el
retiro o no del contenido denunciado. En este punto hay que aclarar que el
demandante no pudo contactar al autor del blog acusado por tratarse de una
creación anónima. Para realizar cualquier otro proceso que permita la
identificación del autor del blog -si es que esto es posible al tratarse de un
anónimo- Google Inc., como se vio al principio de este mismo acápite
(fundamento 6.3), también exige orden judicial.
 
En cuarto lugar, si bien Google Inc. no es el responsable de lo que publican en
sus blogs los usuarios de “Blogger.com”, sí tiene el poder de eliminar, cuando
advierta una violación de sus políticas de contenido, la entrada del blog o el
blog; inhabilitar el acceso del autor a sus cuenta de Blogger, Google, y de
denunciar al usuario ante las autoridades competentes cuando lo considere
pertinente dentro de su política de contenidos[89].
 
En quinto lugar, es claro que ante esta situación y una vez agotadas todas las
posibilidades de solicitar el retiro del blog acusado por parte del accionante, este
quedó en situación de indefensión y sin ningún recurso efectivo para continuar
su reclamación ante Google Inc. por la vulneración de sus derechos y la
presunta afectación económica de su empresa como consecuencia de los
comentarios ya referidos.
 
Llegados a este punto la Sala debe aclarar que en este caso, Google Inc. no
opera como un simple intermediario, un motor de búsqueda o un procesador de
la herramienta “Blogger.com”, por el contrario, actúa como propietario de una
plataforma digital que se ha negado a retirar de Internet, ante las reiteradas
peticiones del afectado -que no cuenta con ningún otro recurso-, un blog
anónimo que contiene calumnias, es difamatorio, deshonroso y que atenta no
solo contra la dignidad del demandante sino además contra su derecho
constitucional a la presunción de inocencia.
 
En suma, las anteriores consideraciones conducen a concluir que en el presente
caso fueron afectados los derechos fundamentales del accionante por Google
Inc. debidamente representada en Colombia por su apoderado judicial, la firma
de abogados Gómez-Pinzón Zuleta, tal y como se vio en el fundamento 2.4 de
esta providencia. En consecuencia, la Corte amparará los derechos
fundamentales a la intimidad, a la honra y al buen nombre del demandante, y
ordenará a Google Inc.[90] en su calidad de propietaria de “Blogger.com”
que dentro del mes siguiente a la notificación de la presente providencia elimine
el blog con dirección http://muebles-caqueta.blogspot.com.co por cuanto su
contenido imputa de forma anónima información no probada sobre la comisión
del delito de estafa y otras expresiones que pueden considerarse calumnias
contra el demandante y su empresa, y dado que este último no cuenta con otro
recurso efectivo para obtener su pretensión.
 
Adicionalmente, se advierte que en caso de crearse un nuevo blog anónimo en la
herramienta “Blogger.com” con las mismas características, contra la misma
persona y en los mismos o similares términos calumniosos y deshonrosos,
Google Inc. deberá proceder como se ordena en esta sentencia.
 
Con todo, la Sala estima pertinente advertirle a Google Inc. que, mientras no
regule la materia de los blogs anónimos con
contenido difamatorio, desproporcionado, calumnioso o injurioso en la política
de contenidos de su herramienta “Blogger.com”, en los casos en donde el
afectado por esta clase de blogs demuestre no tener la posibilidad de defenderse,
controvertir o rectificar en igualdad de condiciones la información allí contenida
por la naturaleza anónima de la publicación, deberá proceder a eliminar el
contenido denunciado sin exigir una orden judicial previa.
 
6.9. Dos consideraciones finales sobre la orden principal y la necesidad de
proferir algunas órdenes complementarias para asegurar su efectivo
cumplimiento. La primera consideración tiene que ver con una precisión que
resulta necesario hacer entre las dos entidades demandadas en el presente caso:
Google Inc. y Google Colombia Ltda. En efecto, la orden antes reseñada se va a
dirigir principalmente contra la compañía Google Inc. en la medida en que
aunque también fue demandada Google Colombia Ltda., esta última señaló en el
trámite de revisión que no representa los intereses legales ni corporativos de
Google en Colombia, sino solamente “es una agencia de gestión y venta de
publicidad de Google, que tiene tanto personería jurídica como objeto social
independiente”[91]. Sin embargo, a este respecto, deben realizarse varias
observaciones:
 
(i) Si bien la Corte entiende que se trata del ejercicio de funciones comerciales y
administrativas diferentes bajo el amparo de la misma marca, esto no es óbice
para que Google Colombia Ltda. no pueda acompañar la gestión del
cumplimiento de las órdenes que se den a Google Inc., máxime cuando esta
última es su compañía matriz y cuenta con participación accionaria en su filial
colombiana, tal y como lo acredita a folio 45 del expediente el certificado de
existencia y representación legal de Google Colombia Ltda[92].
 
(ii) En este mismo sentido resulta necesario advertir que ambas compañías
(tanto Google Inc. como Google Colombia Ltda.) al ejercer actividades en
Colombia están obligadas a respetar los derechos de los usuarios y
consumidores de servicios de telecomunicaciones e Internet en el país, tal y
como lo señala la Constitución, la legislación vigente (Ley 1341 de 2009 y
Resolución 5111 de 2017 de la Comisión Nacional de Comunicaciones [93]) y los
capítulos 14[94] (Telecomunicaciones) y 15[95] (Comercio Electrónico) del
Tratado de Libre Comercio suscrito entre Colombia y EE.UU. en materia de
protección de los derechos de los usuarios y consumidores de servicios de
telecomunicaciones e Internet.
 
(iii) De forma complementaria, resulta necesario resaltar que la presencia
territorial de Google en Colombia no comporta únicamente una representación
comercial aislada, también implica responsabilidades legales y administrativas
con las autoridades colombianas cuando se trata de garantizar los derechos de
los usuarios de los servicios de telecomunicaciones e Internet que han sido
amparados por sentencias de tribunales nacionales competentes. A este respecto,
vale la pena recordar que en varios países como Inglaterra (Tamiz vs. Google
Inc. - 2014)[96], Australia (Trkulja vs. Google Inc. - 2015)[97], Canadá (Pia Grillo
c. Google Inc. - 2014)[98], Brasil (Daniela Cicarelli vs. Google Inc. - 2015) y la
región administrativa especial de Hong Kong (Yeung vs. Google Inc. - 2014
y Oriental Press Group vs. Fevaworks Solutions - 2013)[99], entre otros, la
compañía Google Inc. y sus subsidiarias locales han enfrentado similares
controversias en las que se les ha ordenado en conjunto cumplir con diversos
mandatos judiciales por casos de difamación en páginas web, buscadores y
blogs que atentan contra los derechos de los usuarios y consumidores de
servicios de telecomunicaciones e Internet.     
 
A esto debe agregarse que tanto Google Inc. como Google Colombia Ltda. a
través de su apoderado judicial en el país [100] han respondido cada petición
realizada en el asunto sub examine y han manifestado su deseo de colaborar con
celeridad y atender todos los requerimientos que la justicia colombiana
determine y considere necesarios[101]. En este sentido, la Sala entiende que en
atención a los principios reseñados, las entidades demandadas cumplirán
integralmente las órdenes que en esta providencia se profieran.
 
Teniendo en cuenta las razones anteriormente referidas, se le ordenará a Google
Colombia Ltda. que realice todas las actividades que sean necesarias para lograr
que Google Inc. retire el contenido identificado y denunciado en la presente
acción de tutela; de tales acciones deberá enviar informe a la Corte
Constitucional dentro del mes siguiente a la notificación de la presente
providencia.    
 
Adicionalmente, se le ordenará a ambas empresas que, (en caso de no haberlo
hecho) en su calidad de proveedores de servicios de telecomunicaciones e
Internet en Colombia, se inscriban en el registro TIC a cargo del Ministerio
de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones, tal y como lo
establece la Ley 1341 de 2009 (artículo 15[102]) para compañías cuyas
actividades y objeto corresponden al sector TIC con el objeto de ofrecer
mayores garantías para la protección de los derechos de los usuarios y
consumidores de servicios de telecomunicaciones e Internet en el país.
 
La segunda consideración tiene que ver con la protección de los derechos de
los usuarios de Internet en Colombia y los deberes del Ministerio
de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones para con ellos. De
acuerdo con los objetivos y funciones que le otorgó al Ministerio la Ley 1341 de
2009[103] en donde se señala claramente que uno de los principios rectores de la
política pública de telecomunicaciones es la “protección de los derechos de los
usuarios” (artículo 2), se exhortará a este Ministerio a que de no haberlo hecho,
establezca una regulación nacional con miras a lograr la protección de los
derechos de los usuarios de Internet, especialmente en lo que tiene que ver con
publicaciones abusivas, difamatorias, deshonrosas, calumniosas e injuriantes,
que atenten contra el honor de las personas en Internet, para evitar la repetición
de hechos como los tratados en la presente acción. Asimismo, dicha regulación
deberá ofrecer asesoría y acompañamiento a las víctimas de esta clase de
publicaciones abusivas ante las plataformas digitales -nacionales o extranjeras-
en las que estas hayan sido publicadas.
 
En este orden de ideas, adicionalmente se encargará al
Ministerio de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones que: (i)
acompañe el proceso de cumplimiento de la orden proferida contra la empresa
Google Inc. y su subsidiaria en el país Google Colombia Ltda.; (ii) realice las
actividades que resulten necesarias para incluir en el registro TIC que ordena la
Ley 1341 de 2009 (artículo 15) a las compañías Google Inc. y a Google
Colombia Ltda. en tanto sus actividades y objeto corresponden al sector TIC.
 
V. DECISIÓN.
 
En mérito de lo expuesto, la Sala Sexta de Revisión de la Corte Constitucional,
administrando justicia en nombre del pueblo y por mandato de la Constitución,
 
RESUELVE
 
 
PRIMERO.- REVOCAR el fallo proferido el 1 de agosto de 2016 por el
Juzgado 21 Civil Municipal de Bogotá, que negó el amparo en la acción de
tutela instaurada por John William Fierro Caicedo contra Google Inc. y otro.
En su lugar, CONCEDER al demandante el amparo de sus derechos
fundamentales a la intimidad, al buen nombre y a la honra por las razones
expuestas en la parte motiva de la providencia.
 
SEGUNDO.- ORDENAR a Google Inc.[104] en su calidad de propietaria de la
herramienta “Blogger.com” que dentro del mes siguiente a la notificación de la
presente providencia elimine el blog con dirección http://muebles-
caqueta.blogspot.com.co por cuanto su contenido imputa de forma anónima
información no probada sobre la comisión del delito de estafa y otras
expresiones que pueden considerarse injurias y calumnias contra el demandante
y su empresa, y dado que este último no cuenta con otro recurso efectivo para
obtener su pretensión.
 
Adicionalmente, se advierte que en caso de crearse un nuevo blog anónimo en la
herramienta “Blogger.com” con las mismas características, contra la misma
persona y en los mismos o similares términos calumniosos y deshonrosos,
Google Inc. deberá proceder como se ordena en esta sentencia.
 
TERCERO.- ORDENAR a Google Colombia Ltda. que realice todas las
actividades que sean necesarias para lograr que Google Inc. retire el contenido
identificado y denunciado en la presente acción de tutela. De tales acciones
deberá enviar informe a la Corte Constitucional dentro del mes siguiente a la
notificación de la presente providencia.   
 
CUARTO.- ORDENAR a Google Inc. como Google Colombia Ltda. que, en
caso de no haberlo hecho, en su calidad de proveedores de servicios de
telecomunicaciones e Internet en Colombia, se inscriban en el registro TIC a
cargo del Ministerio de Tecnologías de la Información y las
Comunicaciones, tal y como lo establece la Ley 1341 de 2009 (artículo 15) para
compañías cuyas actividades y objeto corresponden al sector TIC con el objeto
de ofrecer mayores garantías para la protección de los derechos de los usuarios
y consumidores de servicios de telecomunicaciones e Internet en el país.
 
QUINTO.- EXHORTAR al Ministerio de Tecnologías de la Información y las
Comunicaciones para que, de no haberlo hecho, establezca una regulación
nacional con miras a lograr la protección de los derechos de los usuarios de
Internet, especialmente en lo que tiene que ver con publicaciones abusivas,
difamatorias, deshonrosas, calumniosas e injuriantes, que atenten contra el
honor de las personas en Internet, para evitar la repetición de hechos como los
tratados en la presente acción. Asimismo, dicha regulación deberá
ofrecer asesoría y acompañamiento a las víctimas de esta clase de publicaciones
abusivas ante las plataformas digitales en las que estas hayan sido publicadas.
 
Adicionalmente se encargará al Ministerio de Tecnologías de la Información y
las Comunicaciones que: (i) acompañe el proceso de cumplimiento de la orden
proferida contra la empresa Google Inc.; (ii) realice las actividades que resulten
necesarias para incluir en el registro TIC que ordena la Ley 1341 de 2009
(artículo 15) a las compañías Google Inc. y a Google Colombia Ltda. en tanto
sus actividades y objeto corresponden al sector TIC.
 
SEXTO.- LÍBRESE por Secretaría General la comunicación prevista en el
artículo 36 del Decreto 2591 de 1991.
 
Notifíquese, comuníquese, publíquese y cúmplase.
 
 
 
JORGE IVÁN PALACIO PALACIO
Magistrado
 
 
AQUILES ARRIETA GÓMEZ
Magistrado (e.)
Con salvamento de voto
 
 
 
ALBERTO ROJAS RÍOS
Magistrado
 
 
 
MARTHA VICTORIA SÁCHICA MÉNDEZ
Secretario General
 
 
 
 
 
 
 
Auto 285/18
 
 
Referencia: solicitud de nulidad de la sentencia
T-063A de 2017, expediente T-5.771.452.
 
Acción de tutela instaurada por John William
Fierro Caicedo en contra de Google Colombia
Ltda., Google LLC y el Ministerio de las
Tecnologías de la Información y las
Telecomunicaciones.
 
Magistrado Ponente:
JOSÉ FERNANDO REYES CUARTAS
 
 
Bogotá D.C., nueve (9) de mayo de dos mil dieciocho (2018).
 
 
La Sala Plena de la Corte Constitucional, en ejercicio de sus facultades
constitucionales y legales, resuelve la solicitud de nulidad presentada
por Google Colombia Ltda., Google LLC y el Ministerio de Tecnologías de la
Información y las Telecomunicaciones (en adelante MinTic) contra la
sentencia T-063A de 2017 proferida por la Sala Sexta de Revisión, con
fundamento en los siguientes,
 
I. ANTECEDENTES
 
Hechos que dieron lugar a la sentencia T-063 A de 2017
 
1.     El señor John William Fierro Caicedo, obrando en calidad de propietario del
establecimiento de comercio “Muebles Caquetá” presentó acción de tutela
contra Google LLC y Google Colombia Ltda., solicitando el amparo de sus
derechos a la intimidad, al buen nombre y a la honra.
 
Señaló que el 30 de enero de 2014 se creó un blog anónimo publicado
en www.blogger.com -plataforma web de Google LLC-, el cual se tituló “No
compren en Muebles Caquetá! Estafadores! (sic)”. Indicó que en dicha publicación
se hicieron afirmaciones tales como:
 
“… Muebles Caquetá la cual dirige el estafador William Fierro, se dedican a
estafar a la gente por diversos medios. Piden primero un adelanto o el dinero
completo y después de que se lo entregas desaparece con tu dinero. (…)Por
favor divulgan (sic) este mensaje para evitar que mas (sic) personas sean
estafadas. Si ustedes fueron víctimas del estafador William Fierro y su
empresa Muebles Caquetá, denuncien en los links publicados y en los
comentarios de este blog”[105].
 
Manifestó que tales aseveraciones son falsas y que ni él ni la empresa que
representa ha estafado a ninguna persona, ni cuentan con investigaciones en curso
sobre el particular.
 
Refirió que repetidamente ha requerido a Google LLC, propietario de la
herramienta Blogger.com, para que elimine el blog teniendo en cuenta que lo allí
contenido atenta contra sus derechos; respecto de lo cual en tres oportunidades su
petición ha sido negada por no contrariar las políticas de la mencionada empresa,
esto es, no representa un contenido inapropiado o manifiestamente ilegal.
 
Adujo que el blog difundido lo afectó moral y económicamente, así como a su
familia y su negocio. Resaltó que no ha podido identificar al autor de la publicación
porque la misma es anónima, lo cual le impidió confrontarlo, exigir una rectificación
e incluso solicitar la reparación de los perjuicios sufridos.
 
Con base en el anterior recuento fáctico, solicitó la protección de sus derechos
fundamentales a la intimidad, al buen nombre y a la honra, y que en consecuencia
se ordenara el retiro del documento en la web por parte de Google LLC o su
representante en Colombia.
 
2.     El Juzgado 21 Civil Municipal de Bogotá avocó conocimiento de la acción
mediante providencia de 19 de julio de 2016 y dispuso correr traslado a los
accionados. Asimismo ordenó la vinculación del Ministerio de Tecnologías de
la Información y las Comunicaciones -MinTic-.

 
3.     En respuesta, MinTic señaló que no es responsable de la inspección, vigilancia
y control de las empresas que publicaron el blog acusado por el actor,  según
la Ley 1341 de 2009[106] y el Decreto 2618 de 2012[107]. Adujo que se le debe
desvincular del presente asunto comoquiera que no se le fue imputada ninguna
acción u omisión vulneratoria de los derechos del accionante y en atención a
que su función legal está limitada a “(…) ‘diseñar, formular, adoptar y
promover’ las políticas, planes, programas y proyectos del sector de las
Tecnologías de la Información y las Comunicaciones con el fin de contribuir al
‘desarrollo económico, social y político de la Nación’.” [108]

 
4.     Google Colombia Ltda., mediante representante judicial, destacó que ella y
Google LLC no son una misma empresa, pues cuentan con domicilio,
personería jurídica y objeto distinto. Aclaró que su objeto social se circunscribe
a “la venta, distribución, comercialización y desarrollo, en forma directa o
indirecta, de productos y servicios de hardware, productos y servicios
relacionados con internet y publicidad en internet y por cualquier otro
medio”[109].    
 

Manifestó que no tiene relación, control ni propiedad sobre los productos que
comercializa Google LLC, como la plataforma Blogger.com, debido a que
aquella es la única titular con dominio sobre sus herramientas web. Por tanto,
invocó la falta de legitimación en la causa por pasiva para ser desvinculada del
caso sub examine y, en subsidio, que se declare la improcedencia del amparo
deprecado.
 
5.     Google LLC, mediante agente oficioso posteriormente ratificado como
apoderado judicial[110], solicitó que no se accediera a la protección de los
derechos del actor, ya que no es responsable por el contenido de las
manifestaciones compartidas mediante la herramienta Blogger.com, pues si
bien es la propietaria de dicha plataforma, solo funge como “procesador de la
herramienta y como tal, impone políticas a los usuarios, más (sic) no maneja,
controla, ni produce contenidos”[111].

 
6.     En sentencia de 1º de agosto de 2016, el Juzgado 21 Civil Municipal de Bogotá
negó las pretensiones del accionante y dispuso la desvinculación de MinTic. Lo
anterior con fundamento en que no se halló responsabilidad alguna sobre la
posible violación de los derechos a la intimidad, a la honra y al buen nombre
invocados a manos de Google LLC y Google Colombia Ltda., quienes además
no tienen la carga de “rectificar, corregir, eliminar o complementar la
información subida por los usuarios”, ya que no tienen control sobre el
contenido de los blog publicados en el portal Blogger.com  [112].

 
La sentencia T-063A de 2017
 
7.     Mediante sentencia T-063A del 3 de febrero de 2017, la Sala Sexta de
Revisión[113] resolvió lo siguiente:

 
“PRIMERO.- REVOCAR el fallo proferido el 1 de agosto de 2016 por
el Juzgado 21 Civil Municipal de Bogotá, que negó el amparo en la
acción de tutela instaurada por John William Fierro Caicedo contra
Google Inc. y otro. En su lugar, CONCEDER al demandante el amparo
de sus derechos fundamentales a la intimidad, al buen nombre y a la
honra por las razones expuestas en la parte motiva de la providencia.
 
SEGUNDO.- ORDENAR a Google Inc. en su calidad de propietaria de
la herramienta “Blogger.com” que dentro del mes siguiente a la
notificación de la presente providencia elimine el blog con
dirección http://muebles-caqueta.blogspot.com.co por cuanto su
contenido imputa de forma anónima información no probada sobre la
comisión del delito de estafa y otras expresiones que pueden
considerarse injurias y calumnias contra el demandante y su empresa, y
dado que este último no cuenta con otro recurso efectivo para obtener su
pretensión.
 
Adicionalmente, se advierte que en caso de crearse un nuevo blog
anónimo en la herramienta “Blogger.com” con las mismas
características, contra la misma persona y en los mismos o similares
términos calumniosos y deshonrosos, Google Inc. deberá proceder como
se ordena en esta sentencia.
 
TERCERO.- ORDENAR a Google Colombia Ltda. que realice todas
las actividades que sean necesarias para lograr que Google Inc. retire el
contenido identificado y denunciado en la presente acción de tutela. De
tales acciones deberá enviar informe a la Corte Constitucional dentro
del mes siguiente a la notificación de la presente providencia.   
 
CUARTO.- ORDENAR a Google Inc. como Google Colombia Ltda.
que, en caso de no haberlo hecho, en su calidad de proveedores de
servicios de telecomunicaciones e Internet en Colombia, se inscriban en
el registro TIC a cargo del Ministerio de Tecnologías de la Información
y las Comunicaciones, tal y como lo establece la Ley 1341 de 2009
(artículo 15) para compañías cuyas actividades y objeto corresponden al
sector TIC con el objeto de ofrecer mayores garantías para la protección
de los derechos de los usuarios y consumidores de servicios de
telecomunicaciones e Internet en el país.
 
QUINTO.- EXHORTAR al Ministerio de Tecnologías de la
Información y las Comunicaciones para que, de no haberlo hecho,
establezca una regulación nacional con miras a lograr la protección de
los derechos de los usuarios de Internet, especialmente en lo que tiene
que ver con publicaciones abusivas, difamatorias, deshonrosas,
calumniosas e injuriantes, que atenten contra el honor de las personas
en Internet, para evitar la repetición de hechos como los tratados en la
presente acción. Asimismo, dicha regulación deberá ofrecer asesoría y
acompañamiento a las víctimas de esta clase de publicaciones abusivas
ante las plataformas digitales en las que estas hayan sido publicadas.
 
Adicionalmente se encargará al Ministerio de Tecnologías de la
Información y las Comunicaciones que: (i) acompañe el proceso de
cumplimiento de la orden proferida contra la empresa Google Inc.; (ii)
realice las actividades que resulten necesarias para incluir en el registro
TIC que ordena la Ley 1341 de 2009 (artículo 15) a las compañías
Google Inc. y a Google Colombia Ltda. en tanto sus actividades y objeto
corresponden al sector TIC”.
 
II. SOLICITUDES DE NULIDAD
 
Los accionados presentaron peticiones de nulidad de manera independiente, las
cuales se sintetizan a continuación:

 
Ministerio de Tecnologías de la Información y las
Comunicaciones (MinTic) [114]
 
8.     El 28 de septiembre de 2017, MinTic solicitó la nulidad del numeral 5º de la
parte resolutiva de la sentencia T-063A de 2017, teniendo en cuenta la
violación del debido proceso y la inobservancia de los argumentos referidos a
su incompetencia para ejercer la inspección, vigilancia y control de las
empresas que publicitaron contenido en la página web www.blogger.com,
específicamente en el blog con dirección http://muebles-
caqueta.blogspot.com.co/.
 
Destacó que las órdenes a él impartidas, desbordan su marco competencial y
no concuerdan con la normativa legal y reglamentaria del registro Tic
haciéndose de imposible cumplimiento por las siguientes razones:
 
i) El MinTic es incompetente para expedir la regulación para la protección de
los usuarios de internet
 
Los artículos 19 y 21 de la Ley 1341 de 2009 encargan a la Comisión de
Regulación de Comunicaciones (CRC) evitar el abuso de la posición
dominante y regular los mercados de las redes y los servicios de
comunicaciones; además le asignan la potestad de “establecer el régimen de
regulación que maximice el bienestar social de los usuarios”. Al respecto,
reseñó que la Resolución 5111 de 2017, expedida por dicha entidad, regula la
protección de los derechos de los usuarios tanto de internet como de cualquier
otro servicio perteneciente al mercado de las redes y los servicios de
comunicaciones, por lo cual la disposición dirigida a MinTic debe ser
revocada y, en su lugar, destinada a la CRC.
 
Ahora bien, resaltó que el contenido de tal orden en principio tiene reserva de
ley, puesto que, por una parte, va dirigida a determinar el alcance de los
derechos al buen nombre, a la honra y a la intimidad de los usuarios de
internet y, por otra, supone que se reglamente el ejercicio de la libertad de
expresión en la red, frente a lo cual reiteró que el Ministerio es incompetente.
 
ii) La orden de incluir a Google Inc. y a Google Colombia Ltda. en el registro
Tic, desconoce el alcance y naturaleza de dicho registro
 
Adujo que la Corte al disponer que esa Cartera “realice las actividades que
resulten necesarias para incluir en el registro TIC que ordena la Ley 1341 de
2009 (artículo 15) a las compañías Google Inc. y a Google Colombia Ltda. en
tanto sus actividades y objeto corresponden al sector TIC”, incurrió en un
despropósito en vista de que tal registro solo está previsto para i) proveedores
de redes y servicios[115], y ii) para los titulares de permisos para el uso de
recursos escasos[116] como concesionarios de servicios de radiodifusión sonora,
de conformidad con el artículo 15 de la Ley 1341 de 2009 y el Decreto
reglamentario 1078 de 2015. Así, la normativa en cita excluye a aquellas
personas que desarrollen actividades que no estén comprendidas dentro de
esos dos conceptos.
 
Aclaró que el ámbito de la noción “sector de las tecnologías de la información
y las comunicaciones” es más amplio que el concepto de registro Tic, lo cual
implica que “todas las personas que deben inscribirse y quedar incorporadas
en el registro de TIC, hacen parte del sector TIC, pero no todos quienes
hacen parte del sector TIC están obligados a inscribirse y quedar
incorporados en el registro de TIC, ya que este último está legalmente
previsto solo para los proveedores de redes y servicios y titulares de permisos
para el uso de recursos escasos”  [117].
 
Señaló que quienes suministran capacidad satelital pertenecen al “sector TIC”
pero no tienen la connotación de proveedores de redes y servicios de
telecomunicaciones, dadas sus características particulares, por ello están
sujetos a un registro propio (Resolución 106 de 2013) y solo se verán
sometidos al registro TIC cuando provean los servicios o redes de
telecomunicaciones.
 
Agregó que la Resolución 202 de 2010 definió los conceptos de
“aplicaciones”, “contenidos”, “proveedor de aplicaciones” y “proveedor de
contenidos”[118], como autónomos y diferentes a las nociones de proveedor de
redes y servicios de telecomunicaciones, sin perjuicio de que ambas
condiciones puedan concurrir en un mismo agente.
 
Comentó que el artículo 3.7. de la Resolución 3501 de 2011[119] de la CRC
marca la diferencia entre aquellos conceptos, por lo que la pertenencia al
sector TIC no es la que determina que se aplique el régimen consagrado en la
Ley 1341 de 2009, sino la calidad de los servicios que se prestan, es decir, que
se trate de la provisión de redes y servicios de telecomunicaciones y/o ser
titular de permisos para uso de recursos escasos. Afirmó que una persona que
solo provea contenidos y/o aplicaciones no está legalmente llamada a
inscribirse y quedar incorporada en el registro TIC.
 
Concluyó que Google LLC y Google Colombia Ltda. desarrollan actividades
que bien pueden enmarcarse dentro de la noción amplia, genérica y abstracta
de sector TIC (art. 9 Ley 1341 de 2009), ya que técnicamente consisten en la
producción, generación y/o consolidación de contenidos y aplicaciones, sin
embargo, estas no corresponden a ninguno de los eventos respecto de los
cuales se exige legalmente la inscripción en el registro Tic.
 
Google LLC y Google Colombia Ltda.[120]
 
9.     El representante judicial de ambas empresas, Manuel Enrique Cifuentes
Muñoz, mediante escrito radicado el 5 de octubre de 2017, solicitó a la Corte la
nulidad de la sentencia T-063A de 2017. Aclaró que las dos sociedades actúan
juntas en el presente asunto por economía procesal y atendiendo que les
fueron impartidas órdenes “cuasi conjuntas”.
 
Adujo que Google LLC[121] y Google Colombia Ltda[122]. son empresas
diferentes, pues la segunda no tiene responsabilidad en “la operación, manejo
y control del servicio y/o contenido indexado dentro de la plataforma de
Google”[123], puntualmente de la plataforma www.blogger.com ni de otro
servicio conexo. Advirtió que Google Colombia Ltda. no representa a Google
LLC ni presta servicios en colaboración con esta, de modo que son dos
personas jurídicas independientes, frente a lo que resaltó que la última es la
única titular y operadora del buscador de google como de todas sus
plataformas, incluido el servicio de la herramienta www.blogger.com.
 
Así las cosas, Google Colombia Ltda. no es responsable del servicio que
según el accionante vulneró sus derechos, pues contrario a lo que consideró la
Sala Sexta de Revisión dicha empresa no es matriz de Google LLC, al no
cumplirse  los requisitos establecidos en el Código de Comercio. Por tanto, el
fallo presenta un grave error que afecta el derecho al debido proceso, al
confundir las dos empresas indicando que constituyen una misma persona
jurídica.
 
Expresó que Google LLC no tiene presencia territorial en Colombia, pues sus
servicios, entre ellos la herramienta www.blogger.com, son prestados desde el
exterior, sin perjuicio de lo cual se puede acceder a ellos por internet, 
suministrado por un proveedor de telecomunicaciones ajeno a dicha empresa.
 
Aseveró que las  gestiones adelantadas por Google LLC son elementos de la
denominada sociedad de información, los cuales difieren completamente de la
provisión de redes y servicios de telecomunicaciones. Aseguró que para este
asunto “Google cumple con poner a disposición desde el extranjero y a sus
usuarios de todo el mundo la plataforma web blogger, y para acceder al
mismo (sic), el usuario requiere contratar el servicio de conectividad y acceso
a internet como un proveedor de este servicio en Colombia” [124]. Por tanto,
Google, como propietario de la herramienta www.blogger.com, no es
susceptible del cumplimiento de responsabilidades legales y administrativas
con las autoridades colombianas.
 
Manifestó que Google LLC eliminó el blog el 3 de octubre de 2017, con lo
que se comprende que el derecho fue protegido. Destacó que la herramienta
blogger permite a cualquier usuario de internet crear y publicar contenido en
forma rápida, sencilla y de manera gratuita, a través de los denominados
blogs. Sumado a lo anterior, identificó que se configuraban las siguientes
causales de procedencia de nulidad de sentencia:
 
i)        Elusión arbitraria de análisis de asuntos de relevancia constitucional

 
Indicó que existen diferentes aspectos constitucionales omitidos por la Corte
que tienen impacto en el cumplimiento de obligaciones internacionales a cargo
de Colombia, al tiempo que restringen la libertad de expresión, a saber:
 
a)       Violación del Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos, el cual tiene
como finalidad la liberalización del comercio fronterizo de bienes y servicios entre
ambos países y la reducción de barreras comerciales al comercio bilateral. Los
servicios que Google presta no son servicios públicos de telecomunicaciones, por
tanto los numerales cuarto y quinto del resuelve de la sentencia acusada violan
claramente los compromisos liberalizadores adquiridos por Colombia bajo el TLC, sin
que pueda soportarse en la legislación interna.
 
b)      Incumplimiento de los compromisos de liberalización general para la prestación
transfronteriza de “servicios no públicos de telecomunicaciones” o “servicios de
información”. Destacó que Colombia y Estados Unidos acordaron la liberalización de
todos los servicios transfronterizos salvo por los acuerdos específicos en materia de
servicio público de telecomunicaciones del capítulo 14 del tratado y por las medidas
disconformes reservadas expresamente en los anexos I y II del capítulo 11. Colombia
se reservó la posibilidad de exigir registros, licencias, concesiones o autorizaciones de
cualquier tipo únicamente a quienes provean servicios, cubiertos por el tratado,
inmersos en tal concepto y no puede imponer similares o iguales requisitos a otros
tipos de actividades como las prestadas por Google.

 
c)       A su juicio tampoco se observan las estipulaciones de trato nacional y Nación
más favorecida. De conformidad con los artículos 11.2 y 11.3, en caso de que
Colombia proceda a exigir a Google el cumplimiento de las órdenes en los numerales
cuarto y quinto de la parte resolutiva de la sentencia, estaría obligada a dar el mismo
trato y exigir el mismo requerimiento a todos los proveedores de servicios
colombianos que realicen localmente actividades similares a las que realiza Google,
así como a los proveedores de todos los países del mundo, incluyendo los de Estados
Unidos, que realicen actividades similares a las que realiza Google.

 
d)      Compromisos adquiridos frente al suministro transfronterizo de “servicios de
información”. Adujo que el Tratado otorgó a cada país la posibilidad de clasificar en su
territorio, cuáles son servicios de información, y si Colombia llegare a establecer que
los servicios de Google son “de información”, el Estado colombiano no tendría otro
remedio que cumplir con los compromisos de liberalización generales del Capítulo 11
del TLC frente a tales ítems.
 
e)       Prohibición de la censura en el ordenamiento colombiano. Precisó que la
Constitución prohíbe de manera absoluta la censura en el artículo 20, pero no se
limita a medios de comunicación sino que se extiende a toda expresión y difusión del
pensamiento y opiniones de todas las personas.

 
Así, el hecho de obligar a Google al monitoreo y filtrado de información que
publican los usuarios de Blogger, es una forma de censura, mucho más cuando
se hace como lo pretende la Corte, sin autorización o mandato judicial. La
intención difamatoria o calumniosa de cierto contenido no se genera de forma
manifiesta del solo análisis de un texto por un tercero (en este caso Google),
determinación de la ilegalidad que requiere del análisis de circunstancias que
no surgen de la mera lectura del contenido y de la ponderación de los derechos
que pudieren estar en pugna, como el derecho a expresar una opinión sin
censura previa y el derecho al honor. Por ello, donde la ilegalidad no es
manifiesta, Google requiere que los reclamantes obtengan una orden de
remoción de la autoridad judicial competente que implica, para el caso
concreto, el conocimiento efectivo de parte de Google.
 
f)        La Sala Sexta de Revisión instituye la censura sin autorización judicial previa.
Indicó que la sentencia elude de manera arbitraria asuntos de relevancia
constitucional. Así omite la argumentación en relación con la obligación de monitoreo
y filtrado, de modo que esa obligación que le impone a Google es un tipo de censura,
por tanto, la Corte crea la restricción del derecho a la libre expresión por parte de un
particular y sin orden previa de una autoridad judicial. De esta manera, la eliminación
de un blog de Blogger es la última opción a considerar por cuanto es la medida más
restrictiva del derecho a la libertad de expresión.

 
En primer lugar, mencionó la obligación de monitoreo, señalando que la Sala
Sexta establece en cabeza de Google una obligación de monitoreo de
contenidos al advertirle que si se crea un nuevo blog anónimo en la
herramienta Blogger.com, con las mismas características, contra la misma
persona y en los mismos o similares términos calumniosos y deshonrosos,
debería proceder como se indica en la sentencia, lo que instituye una
obligación de monitoreo constante para el eliminación de contenido que se
realiza con fundamento en la libertad de expresión.
 
Al existir un derecho constitucional a la difusión del pensamiento y expresión
con libertad, es claro que sin orden judicial, siempre que el autor del blog
eliminado pretenda hacer una crítica al negocio de muebles, su expresión y
pensamiento libre será eliminado.
 
En segundo lugar, adujo la obligación de filtrado, haciendo énfasis en que la
Sala Sexta establece además, en cabeza de Google, una obligación de
filtración de contenido, que no permite que se realicen publicaciones con
determinadas características, lo que aplicado a la plataforma Blogger, elimina
todo contenido de expresión y libertad de pensamiento, por lo que cada vez
que el propietario del blog pretenda hacer de nuevo una crítica a Muebles
Caquetá, su publicación será automáticamente eliminada, sin perjuicio de que
su opinión varíe.
 
Aunado a ello, la restricción a la libertad de expresión tiene mayor
trascendencia al tratarse de posibles afectaciones de derechos subjetivos,
derechos que Google no puede ni debe ponderar porque pertenecen a la honra
y al buen nombre de la persona, siendo la autoridad judicial la que deba
decidir si determinado contenido debe continuar on line o ser retirado de la
plataforma Blogger, mas no Google, asumiendo una función que no le
compete.
 
En tercer lugar, señaló que Google siempre necesita los URLs (Uniforme
Resource Locator), secuencia de caracteres para nombrar y localizar contenido
en internet. Expuso que la orden de monitoreo impuesta, implica que Google
sea el que deba encontrar, y en consecuencia, eliminar otros blogs anónimos
que resulten injuriantes o agraviantes para el accionante, pero es de imposible
cumplimiento, ya que al tratarse de afectaciones de derechos subjetivos, no
existe una regla única para definir qué es agraviante y diferenciarlo de lo que
no lo es, pues para ello está el órgano jurisdiccional.
 
Pero aparte de ello, no puede recaer en Google la obligación de determinar
dónde está alojado el contenido agraviante, debido a que los contenidos
pueden depender de una infinidad de factores que los hagan diferenciarse unos
de otros.
 
ii)     Violaciones generales al derecho al debido proceso
 
a.   Indebida integración del contradictorio. Señaló que la violación al debido proceso
en relación con la integración del contradictorio tuvo lugar al omitirse vincular al autor
del blog, quien es el verdadero responsable de la violación de los derechos y a quien
interesa de manera directa cualquier decisión de la Corte respecto de su
publicación. Destacó que si bien la identidad de esa persona es reservada, “hubiera
sido suficiente la expedición de una orden judicial, la cual hubiera podido ser emitida
tanto por el Juez 21 Civil Municipal como por la Sala Sexta de Revisión, para que
Google suministrara los datos del autor del blog, el cual, si bien en principio es
anónimo, ello no implicaba que Google no estuviera en capacidad de determinar su
identidad o de hacerlo identificable”[125].
 
b.       Violación del derecho de defensa. Destacó que en la decisión de instancia advirtió
el incumplimiento del requisito de inmediatez, aunado a que no se logró demostrar la
responsabilidad de sus representadas respecto de la veracidad, imparcialidad o
ilegalidad de los contenidos difundidos. Empero, la sentencia emitida por este Tribunal
abordó asuntos que no fueron propuestos ni debatidos por las partes y,
sorpresivamente, decidió calificar las labores adelantadas por Google LLC y Google
Colombia Ltda. como servicios de telecomunicaciones, sin sustento probatorio.

 
c.        Exceso en el uso de facultades extra petita del juez constitucional. Al respecto,
afirmó que se adoptaron medidas desproporcionadas respecto de la política del
MinTic sin necesidad, ya que la sola eliminación del blog satisfacía la protección de
los derechos del actor.

                                                                       
d.       Cambio de jurisprudencia sobre el procedimiento de acción de tutela. Señaló que
el fallo se limita a referirse a la tutela contra particulares, sin que se incorpore un
estudio de procedibilidad, con lo cual se desconoce la jurisprudencia constitucional.
 
e.        No revisión del requisito de subsidiariedad. Alegó que la Sala coligió erradamente
que “solo Google podía hacer efectiva la protección” [126], sin  analizar el agotamiento
de las herramientas jurídicas dispuestas en el ordenamiento para tal efecto como la
acción penal y la acción de tutela directa contra el autor del contenido, que pese a ser
anónimo tiene una identidad determinable.

 
iii)   Cuando una Sala de Revisión cambia la jurisprudencia de la Corte

 
Indicó que la decisión impugnada desconoce otros pronunciamientos de este
Tribunal como las sentencias T-040 de 2013 [127] y T-277 de 2015[128], máxime
cuando esta última señala expresamente que “la vulneración de derechos no
podía provenir de Google en tanto no es responsable de producir la
información”. Sin embargo, la Sala Sexta de Revisión no tuvo en cuenta estas
consideraciones y procedió a categorizar a Google LLC y Google Colombia
Ltda. como generadores de contenido, pese a que quien lo produjo fue el autor
del blog. Por tanto, concluyó que el titular y responsable de la administración
y control del contenido del blog, es el llamado a responder por solicitudes de
actualización, corrección o supresión de información cuando exista
vulneración de los derechos de una persona natural.
 
iv)    Cuando existe incongruencia entre la parte motiva y la resolutiva de una
sentencia, que hace anfibológica o ininteligible la decisión adoptada

 
Sobre este punto, refirió que el fallo adolece de fundamentación en puntos
centrales vinculados con la parte resolutiva, evidenciándose falta de carga
argumentativa frente al numeral cuarto y quinto que llevara a concluir la
responsabilidad de las empresas accionadas como proveedoras de servicios de
telecomunicaciones y la obligación de inscribirse en el registro TIC.
 
v)      Imposibilidad de cumplimiento de la orden de tutela relacionada con el registro
Tic

 
El solicitante adujo que Google Colombia Ltda. y Google LLC no pueden
considerarse como “proveedores de servicios de telecomunicaciones e internet
en Colombia”, acorde con la Ley 1341 de 2009.
 
a.       Aspectos regulatorios TIC. Indicó que la Corte se equivoca en el considerando
6.9. y en el numeral 4º de la parte resolutiva, en cuanto a la naturaleza técnica y
jurídica de las actividades y los servicios que prestan ambas empresas, pues no son
proveedores de servicios de telecomunicaciones e internet en el país, por ende no
tienen la obligación de estar inscritos en el registro TIC y no están sujetas al régimen
de protección de derechos de los usuarios y consumidores de esa clase de servicios
(Resolución 511 de 2017). Aunado a lo anterior, destacó que no existe la categoría
legal de “proveedor de servicios de telecomunicaciones e internet” como lo establece
la Sala.

 
b.       Ni Google ni Google Colombia Ltda. prestan servicios o redes de
telecomunicaciones en Colombia y no son proveedores de redes y servicios de
telecomunicaciones. Manifestó que si bien las actividades de estas empresas podrían
circunscribirse dentro de la definición de TIC de la Ley 1341 de 2009, eso no las
convierte en proveedoras de servicios de telecomunicaciones en Colombia, pues no
se encausan en los temas determinados en el artículo 6º.

 
Agregó que los servicios que presta Google de ningún modo implican la
emisión, transmisión y recepción de signos, señales, escritos, imágenes,
sonidos, datos o información de cualquier naturaleza por hilo, radiofrecuencia,
medios ópticos u otros sistemas electromagnéticos ni pretenden de forma
alguna satisfacer una necesidad de telecomunicación, sino la satisfacción de
otras necesidades, por lo que no se trata de telecomunicaciones sino de
contenidos y aplicaciones, servicios prestados a través de internet o servicios
de información, y por tanto no pueden considerarse alcanzados por la Ley
1341.
 
c.        Bajo la ley colombiana, los servicios prestados a través de internet, que se
soportan en redes o servicios de telecomunicaciones, son servicios de contenidos y
aplicaciones o de información, y no son servicios de telecomunicaciones en sí
mismos. A partir de las definiciones de “aplicaciones” y “contenidos”, y de indicar que
ambos elementos son transportados a través de nodos y enlaces electromagnéticos
que proveen conexiones entre dos o más puntos, fijos o móviles, terrestres o
espaciales, señaló que el hecho de que se usen las redes y servicios de
telecomunicaciones para la provisión de contenidos y aplicaciones (entre los que se
encuentran los servicios prestados a través de internet) no los hace servicios de
telecomunicaciones.

 
Para ilustrar con claridad la definición de aplicaciones y contenidos, indicó
que son aplicaciones y contenidos (y no telecomunicaciones), entre otros, las
redes sociales (como Facebook, Linkedin), los servicios de video (Youtube o
iTunes), las aplicaciones de música (Spotify o iTunes), de modo que el límite
entre la telecomunicación y el espacio de las aplicaciones se define en las
interfaces usuario – red, donde se implementan protocolos estandarizados para
transportar información entre puntos determinados de la red, independizando
este transporte del contenido o información y del uso que se le dé a dicho
contenido o información por los usuarios, según sea su actividad y ámbito de
operación.
 
d.       Partiendo de la base de que el proveedor de servicios y redes de
telecomunicaciones exige ser responsable de la operación de redes y/o de la
provisión de servicios de telecomunicaciones a terceros, ni Google ni Google
Colombia Ltda. tienen la responsabilidad de la prestación de redes y servicios frente a
terceros (usuarios), ya que son los proveedores de telecomunicaciones (Claro,
Movistar, ETB, UNE) los que asumen directamente y bajo su responsabilidad la
prestación de servicios y redes de telecomunicaciones, no obstante estos servicios se
requieren para acceder a los servicios prestados a través de internet.

 
vi)    Aplicación de la Ley 1341 de 2009 y el régimen de telecomunicaciones a
Google y Google Col

 
Manifestó que: a) de acuerdo con el objeto de la Ley 1341 de 2009, esta se
aplica al sector de tecnologías de la información y las comunicaciones en el
ámbito territorial de Colombia; b) los artículos 4 de la Constitución y 18 del
Código Civil, expresan que la ley colombiana es aplicable tanto a los
nacionales como a los extranjeros que residan en Colombia, mas no a los
extranjeros que residan en el extranjero; c) el artículo 19 del Código Civil
aplica a los colombianos que se domicilien o residan en país extranjero en lo
relativo al estado civil, la capacidad y las obligaciones y derechos que nacen
de la relaciones de familia y que hayan de tener efectos en Colombia; y d) de
conformidad con el principio locus regit actum, la forma de los actos jurídicos
se rige por la ley del lugar de su celebración, lo mismo que sus efectos.
 
Google Colombia Ltda. al no prestar servicios ni redes de telecomunicaciones,
ni ser proveedor de redes y servicios de telecomunicaciones, no tiene la
obligación de registrarse en el registro Tic y tampoco puede ser forzado a
registrarse en razón de la imposibilidad técnica y jurídica de ser considerado
de una naturaleza diferente a la suya propia.
 
vii)El régimen de protección a los usuarios de comunicaciones no aplica a Google
ni a Google Colombia Ltda. en la medida que no son proveedores de servicios
de telecomunicaciones

 
Indicó a este respecto que el régimen de protección del usuario que se deriva
de la Ley 1341 y que desarrolló la CRC en la Resolución 5111 de 2017, se
refiere a usuarios de telecomunicaciones, delimitando su alcance a las
relaciones entre ellos y operadores -proveedores de redes y servicios de
telefonía móvil y fija, acceso a internet fijo y móvil y operadores de televisión
cerradas-. Como los servicios prestados a través de internet y los servicios de
contenidos y aplicaciones no son servicios de comunicaciones, dicho marco de
regulación no es aplicable a Google LLC y Google Colombia Ltda.
 
viii)        Los numerales cuarto y quinto de la parte resolutiva, son un remedio
injustificado y desproporcionado

 
Adujo que la pretensión del accionante consistía en que se retirara el blog con
determinada dirección, de donde se concluye que el remedio que debía ser
objeto de decisión era el relacionado con la remoción del blog en caso de
determinarse la ilegalidad de su contenido, por lo que imponer la obligación
de inscribirse en el registro TIC, sin que ello fuese pretensión de la tutela, se
convirtió en una facultad extra petita que desbordó la pretensión y que no
verificó la transgresión y el derecho objeto de la misma.
 
Con todo, no hay conexidad entre esta orden adicional y la protección de los
derechos fundamentales del accionante, considerando especialmente que el
registro TIC sería posterior, es decir, dejaría de tener efecto inter partes, no
promoviendo así una solución en favor del accionante, sin que además sea
claro cómo esa inscripción representa un beneficio para el actor o reestablece
sus derechos. Asimismo, no se evidencia ni se explica en la sentencia cómo
las accionadas han vulnerado los derechos fundamentales del accionante y
porqué son condenadas a tomar acciones concretas, haciendo posible concluir
la falta de congruencia entre la parte motiva y la resolutiva.
 
ix)    Últimas consideraciones respecto de la afectación a la libertad de expresión y
el apartamiento del régimen vigente.

 
Precisó que la decisión de la Sala desconoce el “test tripartito” desarrollado por la
jurisprudencia interamericana a partir del artículo 13.2 de la Convención Americana
de Derechos Humanos, según el cual cualquier restricción a la libertad de
expresión debe (i) estar consagrada por una ley en sentido material y formal, (ii)
estar orientada al logro de objetivos imperiosos autorizados por la Convención
Americana, y (iii) ser necesaria, proporcional e idónea para alcanzar los fines
propuestos, test que paradójicamente fue citado por la propia Corte Constitucional
en la sentencia T-277 de 2015, resuelta en favor de Google.

 
La orden impartida igualmente se muestra desproporcionada, pues para la
Corte Interamericana, cuando se limita la libertad de expresión con el
propósito de proteger otros derechos, deben evaluarse tres factores: i) el grado
de afectación del derecho contrario, ii) la importancia de satisfacer ese
derecho contrario, y iii) si la necesidad de satisfacer ese derecho afectado
justifica la restricción a la libertad de expresión.
 
Señaló que ordenar la eliminación completa de un blog no es necesario para
satisfacer el derecho afectado; la orden de establecer un control previo
permanente frente a contenidos aún inexistentes constituye un desequilibrio
innecesario e injustificado contra el derecho a difundir informaciones y
opiniones; y exhortar a un intermediario a que implemente un sistema que
remueva contenidos sin orden judicial constituye una forma de censura previa.
 
Adicionalmente, afirmó que las personas morales carecen de honor, por lo que las
críticas a servicios profesionales o productos deben quedar amparados por la
libertad de expresión; así se pretermitió que este caso se trata de una crítica a un
servicio o producto ofrecido por una persona jurídica, pues el blog no reprochaba al
señor Fierro Caicedo en forma directa, sino a su negocio comercial, lo que
equivaldría a ordenar que se cercene el derecho de cualquier usuario a decir
públicamente que determinada marca de automotor, de televisores o de cualquier
producto que se pone en el comercio es mala, onerosa o lo que fuere. Coligió que
ello hace parte del libre ejercicio a la libertad de expresión, y cualquier
cercenamiento de dicho derecho debe ser reprobado.

 
x)      El derecho comparado

 
Manifestó que la Corte hizo referencia a una serie de fallos traídos del derecho
comparado que ninguna relación tienen con este caso [129], pero omite otros
precedentes -incluso regionales-[130] más relevantes para la resolución del
asunto. Indicó que la Sala Sexta de Revisión pretendió erróneamente hacer
valer para su línea jurisprudencial de derecho comparado, algunos fallos que
leídos con detenimiento, no tienen relevancia, como tampoco pueden ser
considerados como precedentes. Agregó que es tal el desconocimiento de la
Sala sobre los casos citados, que inclusive, al leerlos, se extraen subreglas que
pueden apoyar el argumento de Google en el presente caso.
 
La sentencia de la Corte cita seis decisiones sin siquiera considerar sus
hechos, reglas o pertinencia. Incluso, la Sala es antitécnica al mezclar
consideraciones de hechos diferentes, siendo el único punto en común de las
decisiones, el accionado, pero ninguno de sus supuestos se repite o se asimila
al de la referencia.
 
xi)    La pretensión de la Sala Sexta de Revisión de delegar funciones que son
propias del órgano jurisdiccional

 
Señaló que la sentencia delega funciones propias del poder jurisdiccional a un
particular. Google debe limitarse a cumplir con aquellas órdenes de remoción
impuestas por las autoridades jurisdiccionales competentes, sobre todo en los
casos donde el contenido no sea manifiestamente ilícito. Reconocerle
potestades de cercenamiento o restricción a la libertad de expresión a un
organismo dependiente del poder ejecutivo, es violatorio del artículo 25 de la
Convención Americana de Derechos Humanos. Además, el exhorto dirigido al
MinTic para que regule la protección de los derechos de usuarios de internet,
limita el derecho a la libertad de expresión.
 
Agregó que la Ley 1341 de 2009 consagra posibilidad de intervención del
Gobierno con fines de protección de derechos de los usuarios de tecnologías,
mas no permite limitar el ejercicio de derechos fundamentales vía regulación.
 
Intervenciones ciudadanas
 
9.     Al expediente se allegaron las siguientes intervenciones: Consejo de la Industria
de Tecnología de la Información (ITI), Accessnow, Sergio Pablo Michelsen
Jaramillo, Andi, Fundación Karisma y Centro de Internet y Sociedad de la
Universidad del Rosario, Asociación Latinoamericana de Internet, Catalina Botero
Marino y Carlos Eduardo Cortés Castillo, Cámara Colombiana de Comercio
Electrónico, Fundación para la Libertad de Prensa, Comisión de Regulación de
Comunicaciones, así como Media Legal Defence Initiative. Sin embargo, teniendo
en cuenta el carácter excepcional del trámite de nulidad de sentencias de esta
Corte y la calidad inter partes del proceso de tutela no se abordarán en el presente
estudio, dada la falta de legitimación para intervenir en este asunto.

 
Cumplimiento de la decisión
 
10.  En comunicado del 1º de noviembre de 2017, el apoderado especial de Google
LLC, informó que el 3 de octubre de 2017, Google LLC procedió con la remoción
del blog identificado y denunciado dentro del proceso, dando así cumplimiento a lo
ordenado por la Corte en su sentencia[131].

 
Alegaciones de las partes con ocasión del traslado de las solicitudes de
nulidad
 
11.  En aplicación del artículo 106 del Acuerdo 02 de 2015 se corrió traslado a las
partes de las solicitudes de nulidad e intervenciones recibidas mediante Auto de 9
de marzo de 2018, que se pronunciaron de la siguiente forma:

 
i)          En escrito recibido el 22 de marzo de 2018 [132], el Ministerio de Tecnologías de la
Información y las Comunicaciones reiteró la solicitud de declaratoria de nulidad
del fallo de la referencia. Afirmó coincidir con la mayoría de argumentos
planteados por Google LLC y Google Colombia Ltda., especialmente con: a) la
necesidad de que cualquier regulación o restricción de los derechos
fundamentas se deba efectuar mediante ley; b) tales empresas no están
llamadas a proceder con el registro TIC; y c) la indebida conformación del
contradictorio durante el trámite de tutela.

 
En relación con este último aspecto, señaló que tal defecto se surtió con la
omisión del fallador en vincular al creador de la información presuntamente
vulneratoria de los derechos del accionante. Destacó que Google LLC contaba
con las herramientas requeridas para identificar al creador del blog, sin
perjuicio de lo cual la Sala Sexta de Revisión no inició labor probatoria
alguna. En esa medida, se transgredió su derecho al debido proceso,
comoquiera que el autor debió pronunciarse sobre el contenido de la
publicación acusada como difamatoria.
 

ii)       El 23 de marzo de 2017 [133], el apoderado judicial de Google LLC y Google


Colombia Ltda. coadyuvó la petición de nulidad suscrita por MinTic. Afirmó que
el ente ministerial no es competente para expedir la regulación de protección a
los usuarios de internet, al tiempo que incluir en el registro TIC a sus
poderdantes desconoce el alcance y la naturaleza de tal base de datos, la cual
está prevista “solo para proveedores de redes y servicios y titulares de
permisos para el uso de recursos escasos”. Al respecto reiteró que ninguna de
las dos empresas corresponde a dicha clasificación de servicios.
 
Recalcó que la herramienta Blogger.com corresponde a un servicio de aplicaciones
y contenidos prestado por internet, por tanto no se le puede calificar como
perteneciente al ámbito de las telecomunicaciones ni se le debe aplicar el registro
TIC. Finalmente, reiteró los argumentos esgrimidos en la solicitud de nulidad
presentada.

 
Otras actuaciones en la Corte
 
12.  Aparte de que se autorizó la expedición de copias de diferentes folios, el
apoderado especial de Google LLC solicitó copia del salvamento de voto de uno
de los magistrados que intervino en la decisión, lo que generó que tal solicitud se
remitiera al doctor Aquiles Arrieta Gómez quien fuera Magistrado (e.) para el
momento de la expedición de la sentencia T-063A de 2017 [134], al igual que se dio
respuesta a la petición de la Fundación para la Libertad de Prensa sobre los
términos para resolver el incidente de nulidad [135].

 
De la misma forma, se solicitó la realización de audiencia pública por los
accionados[136], negada mediante auto 243 de 24 de abril de 2018.
 
III. CONSIDERACIONES
 
Competencia
 
1.     De conformidad con lo previsto en el artículo 49 del Decreto Ley 2067
de 1991, la Sala Plena de la Corte Constitucional es competente para
decidir los incidentes de nulidad que se promueven contra las sentencias
proferidas por esta Corporación[137].
 
Procedencia excepcional de la nulidad de sentencias dictadas por la Corte
Constitucional. Reiteración de jurisprudencia[138]
 
2.     El artículo 243 de la Constitución establece que los fallos expedidos por
esta Corte en ejercicio del control jurisdiccional hacen tránsito a cosa
juzgada constitucional, es decir, se encuentran resguardados por el
principio de seguridad jurídica. Por lo tanto, una vez proferidos se
tornan definitivos, intangibles e inmodificables, lo que implica, “como
función negativa, prohibir a los funcionarios judiciales conocer,
tramitar y fallar sobre lo resuelto, y como función positiva, dotar de
seguridad a las relaciones jurídicas y al ordenamiento jurídico”[139].
 
En consonancia con lo anterior, el artículo 49 del Decreto ley 2067 de
1991[140] establece que, “contra las sentencias de la Corte Constitucional no
procede recurso alguno. La nulidad de los procesos ante la Corte
Constitucional sólo podrá ser alegada antes de proferido el fallo. Sólo las
irregularidades que impliquen violación del debido proceso podrán servir de
base para que el Pleno de la Corte anule el Proceso”.
 
Este Tribunal ha sostenido que las nulidades de los procesos solo pueden
invocarse antes de proferido el fallo, únicamente por violación al debido
proceso[141]. Sin embargo, interpretando de manera armónica el artículo 49
mencionado, ha precisado que aún después de producido el fallo se pueden
invocar nulidades imputables directamente al texto o contenido de la decisión,
a petición de parte o de manera oficiosa. Sobre el particular, en Auto 162 de
2003 señaló:
 
“En este orden de ideas, la Corte ha considerado que, si bien la
Constitución ordena que todas las decisiones adoptadas por este Alto
Tribunal hacen tránsito a cosa juzgada constitucional (Artículo 243 de
la Carta Política), es decir, que tienen un carácter definitivo e
inmutable, el reconocimiento a la dignidad humana y la necesidad de
asegurar la vigencia de los derechos fundamentales y la supremacía de
la Constitución, le imponen al juez constitucional la obligación
ineludible de incluir, dentro del espectro de sus competencias, un
mecanismo judicial que eventualmente le permita revisar sus propias
actuaciones, de manera que le sea posible establecer si, frente a un caso
concreto y en una situación específica, ha desconocido grave e
incorregiblemente alguna de las garantías procesales previstas en la
Constitución y las leyes”.
 
La Corte ha sido enfática en precisar que: (i) esta clase de incidentes no
implica per se la existencia de un recurso contra las providencias proferidas y
(ii) su procedencia no constituye una regla general toda vez que la posibilidad
de que prosperen está restringida a que esté demostrada la existencia de
situaciones jurídicas extraordinarias. Al respecto, en Auto 162 de 2003 dijo:
 
“Nótese como, el que la ley y la jurisprudencia hayan convalidado la
existencia de incidentes de nulidad contra las distintas decisiones
proferidas por esta Corporación, no significa que tal procedimiento se
constituya en regla general. Por el contrario, la posibilidad de que éstos
prosperen está condicionado a que previamente se verifique ‘la
existencia de circunstancias jurídicas verdaderamente
[142]
excepcionales’ . La necesidad de preservar los derechos a la
seguridad jurídica y a la confianza legítima, de propender por la certeza
en el ejercicio del derecho, y de mantener el carácter intangible de sus
decisiones, han llevado a la Corte a concluir que la declaratoria de
nulidad de una cualquiera de sus actuaciones o de la propia sentencia
requiere de características especiales, por lo cual debe tratarse de
situaciones jurídicas excepcionales y extraordinarias ‘que tan sólo
pueden provocar la nulidad del proceso cuando los fundamentos
expuestos por quien la alega muestren, de manera indudable y cierta,
que las reglas procesales aplicables a los procesos constitucionales, que
no son otras que las previstas en los decretos 2067 y 2591 de 1991, han
sido quebrantadas, con notoria y flagrante vulneración del debido
proceso’[143].
 
De este modo, para que una solicitud de nulidad pueda prosperar, es
imprescindible que la irregularidad en que haya podido incurrir la
Corte produzca efectos sustanciales de tal significación y trascendencia,
que de haberse advertido a tiempo la decisión por tomar no hubiera sido
la misma, o en su defecto, que su oportuna percepción hubiere implicado
cambios radicales reflejados en aquella o en sus efectos”.
 
Ha sostenido que el carácter excepcional de las nulidades contra las sentencias
proferidas en sede de revisión exige una especial rigurosidad, estableciendo
los siguientes parámetros: “el incidente de nulidad ha de originarse en la
sentencia misma, a petición de parte o de oficio [144]; quien lo invoque debe
cumplir con una exigente carga argumentativa [145]; debe tratarse de
irregularidades superlativas y ostensibles, esto es, de una notoria, flagrante,
significativa y trascendental vulneración del debido proceso[146]; y no
constituye una instancia adicional por lo que no puede pretenderse reabrir un
debate concluido (Auto A-167 de 2013)”[147]. 
 
Conforme con lo expuesto, la Corte ha decantado algunas condiciones
necesarias para la procedencia extraordinaria de la nulidad contra sentencias,
distinguiendo para ello unas de carácter formal y otras de naturaleza
sustancial.
 
3.     Respecto de los requisitos procedimentales o formales ha afirmado
que están orientados a comprobar los presupuestos mínimos que deben
existir para poder adelantar un análisis de fondo de la solicitud de
nulidad, precisando que la carencia de alguno de ellos torna
improcedente la solicitud[148]. Entre estos se identifican los siguientes: 
 
(i) Temporalidad: la solicitud de nulidad debe ser invocada dentro de los tres
(3) días siguientes a la notificación de la sentencia; una vez vencido dicho
término se entienden saneados los vicios que hubieran dado dar lugar a la
declaratoria de la misma[149].
 
(ii) Legitimación en la causa por activa: frente a sentencias de revisión de
tutelas, puede ser presentado por las partes o quiénes hayan participado en el
trámite[150] así como por un tercero afectado con las órdenes proferidas.[151]
 
(iii) Deber de argumentación: quien pretenda la nulidad de una sentencia de la
Corte debe cumplir previamente con una “exigente carga argumentativa”, en
el sentido de demostrar con base en “fundamentos claros, ciertos, serios y
coherentes la causal de nulidad invocada, la incidencia en la decisión
adoptada y la evidente violación del debido proceso” [152]. No son de recibo
razones o interpretaciones que obedezcan al disgusto o inconformismo del
solicitante por la sentencia proferida[153]. En Auto de Sala Plena 049 de 2013
se reafirmó:
 
“Precisamente, por razones de seguridad jurídica y de garantía en la
certeza del derecho, la declaratoria de nulidad de una sentencia de esta
Corporación tiene características muy particulares, en virtud a que ´se
trata de situaciones jurídicas especialísimas y excepcionales, que tan
sólo pueden provocar la nulidad del proceso cuando los fundamentos
expuestos por quien la alega muestran, de manera indudable y cierta que
las reglas procesales aplicables a los procesos constitucionales, que no
son otras que las previstas en los decretos 2067 y 2591 de 1991, han
sido quebrantadas, con notoria y flagrante vulneración del debido
proceso. Ella tiene que ser significativa y trascendental en cuanto a la
decisión adoptada, es decir, debe tener unas repercusiones sustanciales,
para que la petición de nulidad pueda prosperar’.
 
En ese sentido la jurisprudencia de esta Corporación ha manifestado
que quien acude en solicitud de nulidad de una sentencia proferida por
una sala de revisión, debe acreditar el cumplimiento de unos requisitos
de procedibilidad, además de invocar y sustentar, cualquiera de las
causales de procedencia de nulidad de las sentencias específicamente
señaladas por la doctrina constitucional”.
 
De igual modo, en Auto de Sala Plena 059 de 2012 se reiteró que, “no toda
inconformidad con la interpretación realizada por este Tribunal, con la
valoración probatoria, o con los criterios argumentativos que apoyan la
sentencia, constituye fundamento suficiente para declarar la nulidad de una
de sus providencias, pues esta clase de situaciones solo constituyen meras
apreciaciones ‘connaturales al desacuerdo e inconformismo del solicitante
con la decisión’”.
 
Por último, ha señalado esta Corporación que los presupuestos formales de
procedencia excepcional de la nulidad contra los fallos de las Salas de
Revisión deben cumplirse de manera concurrente por lo que de faltar uno de
ellos la Sala Plena estaría relevada de entrar a examinar los presupuestos
materiales subsiguiente invocados por el  solicitante[154].
 
4.     Con relación a los requisitos materiales la jurisprudencia
constitucional ha ejemplificado algunas situaciones que pueden dar
lugar a la declaración de nulidad, en razón a que materializan una
vulneración del debido proceso “ostensible, probada, significativa y
trascendental, es decir, que tenga repercusiones sustanciales y directas
en la decisión o en sus efectos”[155], a saber:
 
“(i) Cambio de jurisprudencia. Según lo dispuesto en el artículo 34 del
Decreto 2591 de 1991, solamente la Sala Plena de la Corte está
autorizada para realizar cambios de jurisprudencia. Por ello, cuando el
criterio de interpretación o la posición jurisprudencial fijada por la Sala
Plena ha sido variada por una Sala de Revisión de tutelas, ante una
misma situación fáctica y jurídica, se desconoce el principio del juez
natural y se vulnera el derecho a la igualdad, con la consecuente
declaratoria de nulidad por violación al debido proceso.
 
(ii) Desconocimiento de las mayorías legalmente establecidas. En los
casos en los que la Corte dicta una sentencia sin que haya sido
aprobada por las mayorías exigidas en el Decreto Ley 2067 de 1991, el
Reglamento Interno (Acuerdo 05 de 1992) y la Ley 270 de 1996
Estatutaria de la Administración de Justicia, también hay lugar a la
declaratoria de nulidad.
 
(iii) Incongruencia entre la parte considerativa y resolutiva de la
sentencia. Esta causal se configura en aquellos eventos en los cuales
existe incertidumbre respecto de la decisión adoptada, por ejemplo ante
decisiones anfibológicas o ininteligibles, por abierta contradicción o
cuando carece en su totalidad de argumentación en su parte motiva. Sin
embargo, ello no quiere decir que los criterios que se utilizan para la
adecuación de la sentencia (respecto de la redacción o la
argumentación) o el estilo de los fallos (más o menos extensos en el
desarrollo de la argumentación), vulneren el debido proceso.
 
(iv) Órdenes a particulares no vinculados. Esta causal surge como
garantía de los derechos de contradicción y defensa, por cuanto al no
tenerse la oportunidad de intervenir en el trámite de tutela se vulnera el
debido proceso de aquellos que no han participado.
 
(v) Elusión arbitraria del análisis de asuntos de relevancia
constitucional. Hay lugar a declarar la nulidad de un fallo cuando la
omisión en el examen de argumentos, pretensiones o cuestiones de orden
jurídico afectan el debido proceso, si de haber sido analizados esos
puntos se hubiese llegado a una decisión o trámite distintos, o si por la
importancia que revestía en términos constitucionales para la protección
de derechos fundamentales, su estudio no podía dejarse de lado por la
respectiva Sala. En este punto se debe precisar que la Corte cuenta con
la facultad de delimitar el ámbito de análisis constitucional,
restringiendo su estudio a los temas que considere de especial
trascendencia. Al respecto se ha señalado que en sede de revisión la
delimitación se puede hacer de dos maneras: (i) mediante referencia
expresa en la sentencia, cuando al analizar los asuntos objeto de
revisión la Corte establece específicamente el objeto de estudio; o (ii)
tácitamente, cuando se abstiene de pronunciarse en relación con algunos
aspectos que no tienen relevancia constitucional, hecho este que
autónomamente considerado no genera violación al debido proceso.
 
(vi) Desconocimiento de la cosa juzgada constitucional. Esta causal se
deriva de una extralimitación en el ejercicio de las competencias
atribuidas a la Corte por la Constitución y la Ley (A-031A de 2002, A-
082 de 2000)”[156].   
 
En suma, la declaratoria de nulidad de una sentencia proferida por la Corte
Constitucional sólo prospera si se acreditan los requisitos formales y se
demuestra la ocurrencia de una situación que dé lugar a la afectación grave del
debido proceso, como los ejemplos de causales sustanciales a los que se ha
hecho alusión. De no ser así, la naturaleza excepcional de esta clase de
incidentes obliga a denegar la nulidad.
 
Declaratoria de nulidad por omisión en el análisis de asuntos de
relevancia constitucional. Reiteración de jurisprudencia
 
5.     La jurisprudencia de este Tribunal ha establecido que la elusión en el
estudio de aspectos de relevancia constitucional en el fallo emitido en
sede de revisión se constituye como una causal para su declaratoria de
nulidad. Al respecto, en el Auto 031A de 2012 se afirmó:
 
“La Corte considera que el análisis en sede de revisión, ya sea por una de
las salas o por la Corporación en pleno, (i) no puede dejar de lado los
asuntos con relevancia constitucional y, ligado a lo anterior, (ii) tampoco
puede dejar de analizar puntos que claramente llevarían a una decisión
distinta. Lo primero se justifica ante la necesidad de abordar los
elementos necesarios para una valoración constitucional recta y
transparente que no está subordinada a los elementos del caso concreto
sino a la trascendencia del debate constitucional; lo segundo, atendiendo
razones de justicia material y prevalencia del derecho sustancial,
especialmente en cuanto a la protección de derechos fundamentales se
refiere. 
 
(…) Así, como ha sido ampliamente señalado, en materia de derechos
fundamentales el papel sistémico de la Corte constituye una clara
diferencia con la misión encomendada a los demás jueces, a quienes
corresponde analizar las situaciones concretas de quien presenta una
tutela y para ello deben acudir, precisamente, a la jurisprudencia
sentada por esta Corporación, ya sea a través de sus salas de revisión o
de la Sala Plena.  Sin embargo, en todo caso existe la posibilidad de que
los jueces de instancia desechen la valoración de aquellos aspectos que
no tengan relevancia constitucional. Igualmente, el principio de
prevalencia del derecho sustancial autoriza, pero más que ello exige, el
estudio de las diferentes aristas del caso atendiendo siempre los criterios
de congruencia fáctica y relevancia constitucional.
 
Es necesario aclarar que no todos los asuntos de carácter legal pueden
ser desechados con el argumento de la intrascendencia constitucional: si
bien es cierto que en algunos casos esos temas no cobran importancia
para la protección de derechos fundamentales, también lo es que en
otros tantos pueden resultar definitorios para ello, ya sea por
controversia sobre la aplicación o no de una norma, o bien cuando
surgen conflictos de interpretación que determinan en últimas la
procedencia o no de la tutela.”
 
En efecto, la procedencia de la declaratoria de nulidad se ha autorizado por la
Corte en dos situaciones: 
 
“(i) cuando por su importancia constitucional para la protección de
derechos fundamentales su estudio no podía dejarse de lado por la
respectiva Sala, lo cual se justifica por ‘la necesidad de abordar los
elementos necesarios para una valoración constitucional recta y
transparente que no está subordinada a los elementos del caso
concreto sino a la trascendencia del debate constitucional’  [157]
 
(ii) cuando se encuentra de manera clara e inequívoca que de haber
sido analizados hubiesen generado una decisión o trámite distintos.
Esto, ‘atendiendo razones de justicia material y prevalencia del
derecho sustancial, especialmente en cuanto a la protección de
derechos fundamentales se refiere’[158] (…). Ello, en virtud del principio
de la prevalencia del derecho sustancial sobre las formas.”[159]
 
Así las cosas, esta Corporación ha concluido que no es menester estudiar
todos los asuntos planteados en la acción de tutela al momento de resolver en
sede de revisión y, por tanto, ello no se constituye per se en una causal de
nulidad; sin embargo, cuando aquellos inciden en la determinación adoptada y
las órdenes impartidas de manera que la decisión hubiere sido distinta, se
materializa la vulneración del derecho al debido proceso de la parte y hace
procedente la declaratoria de nulidad[160].
 
Caso concreto
 
6.     Con fundamento en las consideraciones previas, se procederá a analizar
si en el presente asunto se cumplen los presupuestos formales y
sustanciales de las causales invocadas.
 
7.     En las solicitudes objeto de la presente providencia, fueron invocados
35 argumentos para la declaratoria de nulidad de la sentencia T-063A
de 2017 por Google LLC, Google Colombia Ltda. y MinTic, que se
sintetizan así:
 
i)       Elusión arbitraria de análisis de asuntos de relevancia constitucional
que de haberse estudiado se hubiera llegado a una decisión diferente
como: la  violación del Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos,
el incumplimiento de los compromisos de liberalización general para la
prestación transfronteriza de “servicios no públicos de telecomunicaciones”
o “servicios de información”, los compromisos de Trato Nacional y Nación
Más Favorecida para servicios que no son “servicio público de
telecomunicaciones”, los compromisos adquiridos frente al suministro
transfronterizo de “servicios de información”, la  prohibición de la censura
en el ordenamiento colombiano, la Sala Sexta de Revisión instituye la
censura sin autorización judicial previa -respecto del monitoreo y filtrado-, y
que Google siempre necesita los URLs (Uniforme Resource Locator),
secuencia de caracteres que se unan para nombrar y localizar contenido en
internet.
 
ii)     Violaciones generales al derecho al debido proceso por indebida
integración del contradictorio, transgresión del derecho de defensa, exceso
en el uso de facultades extra petita del juez constitucional, cambio de
jurisprudencia sobre el procedimiento de acción de tutela, no revisión del
requisito de inmediatez y subsidiariedad.
 
iii)  Cambio de jurisprudencia por una Sala de Revisión.
 
iv)   Incongruencia entre la parte motiva y la resolutiva del fallo que
anfibológica o ininteligible la decisión adoptada.
 
v)      Imposibilidad de cumplimiento de la orden de tutela relacionada con el
registro Tic, por sus aspectos regulatorios, la naturaleza de los servicios de
telecomunicaciones, la labor específica de Google, las leyes que regulan el
ámbito de aplicación y las definiciones técnicas en materia de
telecomunicaciones.
 
vi)   La aplicación de un régimen legal de telecomunicaciones a empresas de
servicios de internet como Google y Google Col.
 
vii)                        Desconocimiento de que el régimen de protección a los
usuarios de comunicaciones no aplica a Google ni a Google Colombia Ltda.
en la medida que no son proveedores de servicios de telecomunicaciones.
 
viii)                      Los numerales cuarto y quinto de la parte resolutiva, son un
remedio injustificado y desproporcionado.
 
ix)   Consideraciones respecto de la afectación a la libertad de expresión y el
apartamiento del régimen vigente, la omisión de aplicación del “test
tripartito”. Las críticas a servicios profesionales o productos deben quedar
amparados por la libertad de expresión.
 
x)      Análisis de derecho comparado relacionado con aquellos casos citados
en la sentencia y que fueron presentados de  manera equivocada por la
Sala Sexta de Revisión; así como los precedentes internacionales que
ayudan a aclarar el entendimiento internacional de servicios similares o
iguales a blogger, y que debieron ser tenidos en cuenta por la sentencia.
 
xi)   La pretensión de la Sala Sexta de Revisión de delegar funciones que
son propias del órgano jurisdiccional.
 
xii)                        La incompetencia de MinTic para expedir la regulación para la
protección de los usuarios de internet.
 
xiii)                      El desconocimiento del alcance y naturaleza de dicho registro
TIC.

 
Constatación de los requisitos formales
 
8.     Temporalidad. La Sala observa que el Juzgado 21 Civil Municipal de
Bogotá notificó la sentencia al Ministerio de Tecnologías de la
Información y Telecomunicaciones el 29 de septiembre de 2017; de
igual forma, fue comunicada el 2 de octubre de 2017 a Google LLC y a
Google Colombia Ltda[161]. Teniendo en cuenta que las solicitudes de
nulidad datan del 28 de septiembre[162] y 5 de octubre de 2017,
respectivamente, es dable concluir que las mismas fueron elevadas
dentro del término consagrado para tal efecto. De esta forma se cumple
con el requisito de oportunidad de la solicitud de la referencia.
 
9.     Legitimidad. En el asunto concreto, quienes proponen la nulidad son los
dos entes accionados: el Ministerio de Tecnologías de la Información y
las Comunicaciones, y el apoderado especial de Google y Google LLC,
entidades que fueron notificadas desde un comienzo de la actuación y
que participaron del trámite. Se establece entonces que la nulidad fue
propuesta por las entidades que están legitimadas para ello, por lo que
está demostrado el interés para actuar en este incidente de nulidad.
 
10.                       Deber de argumentación. Como se indicó, el Ministerio de
Tecnologías de la Información y las Comunicaciones solicitó la
declaratoria de la nulidad de la sentencia con fundamento en que es
incompetente para expedir la regulación para la protección de los
usuarios de internet; y que la orden de incluir a Google LLC y a Google
Colombia Ltda. en el registro TIC, desconoce el alcance y naturaleza de
dicho registro.
 
En relación con la omisión de asuntos de relevancia constitucional, fueron
invocados los compromisos internacionales adquiridos en el TLC con Estados
Unidos, la prohibición de censura en el ordenamiento colombiano, al tiempo que la
Sala Sexta de Revisión instituye la censura sin autorización judicial previa. Como
parte de esta causal, también fueron expuestas las imposibilidades normativas de
cumplir la obligación de monitoreo y  filtrado en la sentencia. Los anteriores
aspectos fueron desarrollados con suficiencia como se refirió en los antecedentes
de este proveído.
 
Habida cuenta de lo expuesto, la Corte colige que los solicitantes señalaron de
forma clara, cierta, seria y coherente la causal de nulidad por violación al
debido proceso, al no haberse estudiado algunos aspectos de relevancia
constitucional para el caso, lo cual sin duda incidió en la decisión adoptada
por la Sala de Revisión que encontró como responsables de la vulneración a
Google LLC y Google Colombia Ltda., por lo que este requisito formal
también se advierte cumplido.
 
Verificación del requisito material -vulneración del debido proceso por
omisión en el análisis de asuntos relevancia constitucional-
 
11.                       En primera medida, la Sala verificará la ocurrencia de la causal
relacionada con la elusión de estudio de aspectos de relevancia constitucional
al momento de expedir la Sentencia T-063A de 2017.

 
12.                       Sobre el particular, se tiene que el señor John William Fierro Caicedo
propietario del establecimiento de comercio “Muebles Caquetá” dirigió la acción
de tutela contra Google LLC y Google Colombia Ltda., al estimar conculcados
sus derechos fundamentales a la intimidad, al buen nombre y a la honra, como
consecuencia de una publicación anónima en un blog de internet de la
plataforma www.blogger.com -de propiedad de la compañía Google LLC- en la
que se afirma que la empresa “Muebles Caquetá” y su propietario estafan a
sus clientes.
 
En el trámite de instancia, el Juzgado 21 Civil Municipal de Bogotá vinculó al
proceso al Ministerio de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones
mediante proveído de 19 de julio de 2016, entidad que descorrió el traslado
correspondiente el 26 de julio siguiente. El referido Despacho en sentencia de 1º
de agosto de 2016 resolvió (i) negar el amparo constitucional solicitado por el
accionante, y (ii) desvincular de la acción al MinTic.
 
13.                       El expediente fue seleccionado para revisión eventual por parte de este
Tribunal y, posteriormente, la Sala Sexta de Revisión expidió la sentencia T-
063A de 2017 que concedió el amparo deprecado por el señor Fierro Caicedo.
 
En esa oportunidad, la Sala consideró que la vulneración de los derechos a la
intimidad, buen nombre y honra del actor exigía una “intervención eficaz y
oportuna” a fin de detener su permanencia en el tiempo. Aunado a lo anterior,
adujo que la tutela era el medio adecuado e idóneo ante la inexistencia de recursos
judiciales para lograr el amparo deprecado.
 
La Corte tuvo como sustento para adoptar dicha decisión que “la creación y
publicación del blog “No compren en Muebles Caquetá! Estafadores! (sic)”
constituye una vulneración del derecho a la intimidad del demandante en la
medida que en el mismo se revelan -sin autorización y en un vínculo adjunto
al blog-[163] detalles personales que hacen parte de la esfera privada del
demandante y de su empresa”.
 
Se constató la vulneración de los derechos a la honra y al buen nombre del
actor, con base en que en “el blog acusado se realizan una serie de
afirmaciones (como se vio en los hechos de la demanda), en las que le
imputan al accionante la comisión del delito de estafa [164], sin que tales
aseveraciones hayan sido denunciadas y probadas en un proceso penal o
administrativo relacionado con la protección de los derechos del consumidor,
vulnerando con ello también el derecho a la presunción de inocencia del
actor (artículo 29 Superior)[165]. En efecto, el desconocimiento de estos
derechos también se perfecciona cuando los hechos que afectan el prestigio y
la reputación de la persona, no se encuentran probados o son falsos.”
 
Consideró este Tribunal que “el entorno social, la garantía del derecho a la
honra y al buen nombre es un requisito indispensable para disfrutar de otros
derechos. Así, por ejemplo, difamaciones, injurias, calumnias, tratos
oprobiosos o desobligantes que ofendan el buen crédito de una persona o
minen el respeto por su imagen o por la de su trabajo, tienen la potencialidad
de disminuir sus oportunidades laborales y comerciales, impidiéndole
desarrollar un oficio, encontrar un empleo acorde con sus capacidades o
incluso, prosperar en la actividad empresarial. Es por tanto necesario que el
ordenamiento jurídico destine mecanismos de protección encaminados a
garantizar que no se afecten de forma desproporcionada o arbitraria los
derechos en mención”.
 
Se adujo en relación con la posibilidad de manifestar las inconformidades que
se tengan frente a una empresa o producto que “bajo la legislación
colombiana, cuenta con diferentes mecanismos legales para hacer su reclamo
o denuncia efectivos sin necesidad de recurrir a publicaciones
desproporcionadas u oprobiosas; en ese sentido puede acudir a denunciar su
caso ante la Superintendencia de Industria y Comercio (área de protección
del consumidor)[166] o incluso puede recurrir a los diferentes mecanismos que
contempla la Ley 1480 de 2011[167] o ‘Estatuto del Consumidor’.”
 
En esa medida, la Corte coligió que “es claro que con las afirmaciones
difamatorias, desproporcionadas y calumniosas en el blog antes reseñado, el
demandante sufre una afectación intensa a su dignidad y honor como persona
y también, a sus derechos fundamentales a la intimidad, a la honra y al buen
nombre.”
 
Con ocasión de lo anterior, señaló que “se considera probado que una
persona anónima creó en la plataforma “Blogger.com” un blog titulado “No
compren en Muebles Caquetá! Estafadores! (sic)” en la
dirección http://muebles-caqueta.blogspot.com.co, en el que se realizan una
serie de afirmaciones que pueden tener el carácter de calumnias y que
atentan contra el honor y los derechos fundamentales del demandante a la
intimidad, a la honra y el buen nombre sin que este haya tenido oportunidad
de controvertir o rectificar las mismas -en igualdad de condiciones- cuando
dichas aseveraciones han contribuido al descrédito personal del demandado
y de su empresa.”
 
También estimó probado que el actor solicitó el retiro del blog y que la
empresa accionada negó tal petición porque su contenido no era
manifiestamente ilegal y en esa medida, la solución era contactar directamente
a su autor y acordar el retiro, que en caso de no prosperar solo quedaría acudir
a la instancia judicial. Además, la Sala determinó que “si bien Google Inc. no
es el responsable de lo que publican en sus blogs los usuarios de
“Blogger.com”, sí tiene el poder de eliminar, cuando advierta una violación
de sus políticas de contenido, la entrada del blog o el blog; inhabilitar el
acceso del autor a sus cuenta de Blogger, Google, y de denunciar al usuario
ante las autoridades competentes cuando lo considere pertinente dentro de su
política de contenidos[168]”.
 
En atención a lo expuesto, se arribó a la conclusión que el accionante “quedó
en situación de indefensión y sin ningún recurso efectivo para continuar su
reclamación ante Google Inc. por la vulneración de sus derechos y la
presunta afectación económica de su empresa como consecuencia de los
comentarios ya referidos”. Aclaró la Corte que “Google Inc. no opera como
un simple intermediario, un motor de búsqueda o un procesador de la
herramienta “Blogger.com”, por el contrario, actúa como propietario de una
plataforma digital que se ha negado a retirar de Internet, ante las reiteradas
peticiones del afectado -que no cuenta con ningún otro recurso-, un blog
anónimo que contiene calumnias, es difamatorio, deshonroso y que atenta no
solo contra la dignidad del demandante sino además contra su derecho
constitucional a la presunción de inocencia”.
 
Por consiguiente, consideró procedente el amparo solicitado, debido a que el blog
anónimo contiene información no probada sobre la activación del tipo penal de
estafa, así como otras aseveraciones que “pueden considerarse calumnias contra
el demandante y su empresa”.
 
En los anteriores términos, concedió la protección de los derechos del accionante,
al tiempo que se ordenó a Google LLC que eliminara el blog, así como cualquier
otra afirmación difamatoria similar que se llegare a divulgar a futuro.
Adicionalmente, se dispuso que Google Colombia Ltda. adelantara las actividades
necesarias para asegurar que Google LLC retirara de la web el blog y que ambas
empresas deberían inscribirse en el registro Tic a cargo del Ministerio
de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones. Finalmente, se exhortó a
dicha cartera para que estableciera una regulación nacional que garantizara la
protección de los derechos de los usuarios de Internet, especialmente respecto de
publicaciones abusivas, difamatorias, deshonrosas, calumniosas e injuriantes, que
atenten contra el honor de las personas en internet, para evitar la repetición de
hechos como los tratados en esta acción.

 
14.                       Analizada la providencia en cita, se advierte que no fueron
estudiados algunos aspectos con injerencia directa en el amparo
otorgado y las órdenes impartidas.
 
i.       La orden de monitoreo impuesta, que implica que Google deba
encontrar y eliminar otros blogs anónimos que resulten injuriantes o
agraviantes para el accionante, es de imposible cumplimiento, ya que al
tratarse de afectaciones de derechos subjetivos, no existe una regla
única para definir qué es agraviante y diferenciarlo de lo que no lo es,
pues para ello está el órgano jurisdiccional.
 
Sobre este particular, la sentencia no aborda la prohibición de la censura en el
ordenamiento colombiano conforme al artículo 20 superior, la cual se extiende
a toda expresión y difusión del pensamiento y opiniones de todas las personas.
Es así como el ordinal segundo de la parte resolutiva habilita una especie de
censura sin orden judicial previa, al imponer una obligación de monitoreo
constante para eliminación automática de contenido que se realiza sobre una
misma temática.
 
ii.     En consonancia con lo anterior, la orden tendiente a la creación de un
filtrado de contenido a cargo de Google que no permita que se realicen
publicaciones con determinadas características, para el caso concreto en
la plataforma Blogger, no contó con un análisis siquiera somero sobre
los límites y restricciones constitucionalmente válidos para la libertad
de expresión y de pensamiento.
 
iii.  Si bien el amparo estaba dirigido en contra de Google LLC y las
órdenes fueron impartidas en parte a esta empresa, no puede recaer en
ella la obligación de determinar dónde está alojado el contenido
agraviante, debido a que los contenidos pueden depender de una
infinidad de factores que los hagan diferenciarse unos de otros.
 
Es así como se hacía imperioso efectuar un estudio sobre la diferencia entre la
persona que crea el contenido y lo publica, respecto del propietario de la
herramienta que solo facilita la publicación. Lo anterior reviste especial
relevancia en la medida en que la responsabilidad del creador del contenido
de las afirmaciones calificadas como difamatorias, desproporcionadas y
calumniosas en la referida providencia, no es equiparable al rigor en el trato
proporcionado a los intermediarios en internet que sirvieron como medio para
alojar el contenido vejatorio, aspecto que al ser omitido por la Sala Sexta de
Revisión propició que las determinaciones adoptadas en torno de la
publicación se hayan dirigido exclusivamente a Google LLC, sin presentar
una motivación adecuada que así lo respalde.
 
Las obligaciones de esta empresa en punto del papel que desarrolla en los
hechos de la acción de tutela debieron ser valoradas por la Corte en aras de
fundamentar la decisión adoptada.
 
iv.  Las disposiciones relacionadas con la inscripción en el registro Tic y el
monitoreo del MinTic a las actividades adelantadas por Google LLC, se
soportaron en la Ley 1341 de 2009, puntualmente en las normas
referidas a los proveedores de redes y servicios de telecomunicaciones
(PRST).
 
No obstante, este cometido es de imposible cumplimiento a juicio del
Ejecutivo en tanto la multinacional no ostenta dicha calidad, pues hace parte
de la categoría proveedores de contenidos y aplicaciones (PCA), aspecto que
fue pretermitido en la sentencia T-063A de 2017 y que, de haberse agotado,
hubiera permitido llegar a una decisión diferente.
 
La divergencia entre estos dos tipos de actores en el sector Tic impacta
directamente la naturaleza de las obligaciones a ellos exigibles y, por ende, se
requiere efectuar un análisis de las responsabilidades de Google LLC en la
vulneración de los derechos fundamentales alegada por el señor Fierro
Caicedo, conforme a la legislación vigente.
 
15.                       Bajo las anteriores consideraciones, en el presente caso la Sala
Plena constata que la ausencia de análisis de los anteriores aspectos
deviene en la declaratoria de nulidad de lo actuado en esta sede, debido
a la relevancia constitucional que estos guardan para la resolución del
caso.
 
Esta Corporación ha indicado que los requerimientos formales de las
solicitudes de nulidad deben ser concurrentes[169], es decir, se deben acreditar
inexorablemente los tres elementos -la oportunidad, la legitimación y el deber
de argumentación-; mientras que respecto de los requisitos materiales, que son
un conjunto de situaciones en las cuales se ha ejemplificado la vulneración
grave, manifiesta, probada y ostensible del derecho al debido proceso [170], es
suficiente con la configuración de uno de ellos para proceder con la
declaratoria de nulidad por la Sala Plena[171].
 
En las condiciones descritas, la Sala Plena advierte procedente la solicitud
propuesta por Google LLC y Google Colombia Ltda. y coadyuvada por el
Ministerio de Tecnologías de la Información y las Telecomunicaciones, por lo
que declarará la nulidad de la sentencia  T-063A de 2017 y ordenará remitir el
expediente al despacho sustanciador para que se emita decisión sobre el
presente asunto, con arreglo a los defectos señalados a lo largo de la presente
providencia.
 
Finalmente, se aclara que el conocimiento de dicho asunto se dará por el Pleno
de la Corporación en sentencia de unificación en virtud del artículo 61 del
Reglamento Interno (Acuerdo 02 de 2015), la cual tendrá en cuenta, además
del material probatorio obrante en el expediente de tutela, las intervenciones
allegadas al presente trámite.
 
En mérito de lo expuesto, la Sala Plena de la Corte Constitucional,
 
RESUELVE
 
 
Primero.- DECLARAR la nulidad de la sentencia T-063A de 2017 proferida
por la Sala Sexta de Revisión de la Corte Constitucional el 3 de febrero de
2017, en el expediente T-5.771.452, correspondiente a la acción de tutela
presentada por John William Fierro Caicedo contra Google LLC, Google
Colombia Ltda. y el Ministerio de Tecnologías de la Información y las
Comunicaciones.
 
Segundo.- Por Secretaría General de la Corte Constitucional, REMITIR el
expediente al despacho del Magistrado sustanciador para que se adelante
nuevamente el trámite de revisión y se emita decisión sobre el presente asunto,
cuyo conocimiento será por la Sala Plena de este Tribunal.
 
Tercero.- Contra esta providencia no procede recurso alguno.
 
Notifíquese, comuníquese y cúmplase.
 
 
 
ALEJANDRO LINARES CANTILLO
Presidente
   
   
   
CARLOS BERNAL PULIDO DIANA FAJARDO RIVERA
Magistrado Magistrada
   
   
   
LUIS GUILLERMO GUERRERO PÉREZ ANTONIO JOSÉ LIZARAZO OCAMPO
Magistrado Magistrado
   
 
 
 
GLORIA STELLA ORTIZ DELGADO CRISTINA PARDO SCHLESINGER
Magistrada Magistrada
   
   
   
JOSÉ FERNANDO REYES CUARTAS ALBERTO ROJAS RÍOS
Magistrado Magistrado
  Con salvamento de voto
   
 
   
 
 
 
 
 

[1]
 Cuaderno principal, folios 7-9 y 11-12. 
[2]
 Ibídem.
[3]
 Cuaderno principal, folio 12. 
[4]
 Cuaderno principal, folios 6 y 12.  
[5]
 Cuaderno principal, folio 21.
[6]
 Cuaderno principal, folios 33-34.
[7]
 “Por la cual se definen principios y conceptos sobre la sociedad de la información y la organización de las
Tecnologías de la Información y las Comunicaciones -TIC-, se crea la Agencia Nacional de Espectro y se
dictan otras disposiciones”.
[8]
 “Por el cual se modifica la estructura del Ministerio de Tecnologías de la Información y las
Comunicaciones y se dictan otras disposiciones”.
[9]
 Cuaderno principal, folio 61.
[10]
 Respecto de su calidad de agente oficioso, la firma de abogados señala a folio 69 del cuaderno principal
que: “la calidad de agente oficioso, en los términos del artículo 57 del CPC, se hace necesaria en la medida
en que (i) está en proceso el otorgamiento en el extranjero de poder correspondiente y necesario, y (ii) en
consideración al domicilio, en Mountain View, California, Estados Unidos, le es imposible a Google Inc.
contestar la demanda de la referencia”.      
[11]
 Cuaderno principal, folios 91-103.
[12]
 Cuaderno principal, folios 79-86.
[13]
 http://muebles-caqueta.blogspot.com.co
[14]
 En la sentencia T-405 de 2007 la Corte indicó que “[l]os derechos fundamentales a la honra, al buen
nombre y la intimidad  gozan de amplia protección constitucional”. En el mismo sentido, esta decisión hizo
referencia a diversos instrumentos internacionales sobre derechos humanos que reconocen tanto los derechos
a la intimidad, la honra y al buen nombre, como la obligación que tienen los Estados de protegerlos: “ el
artículo 12 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos se establece que ‘Nadie será objeto de
injerencias arbitrarias en su vida privada, su familia su domicilio y su correspondencia, ni de ataques a su
honra y reputación. Toda persona tiene derecho a la protección de la ley contra tales injerencias y ataques’”.
El Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos estableció en su artículo 17 que: “ 1. Nadie será objeto
de injerencias arbitrarias e ilegales en su vida privada, su familia, su domicilio o su correspondencia ni de
ataques ilegales a su honra y reputación. (…)”. Igualmente, el artículo 11 de la Convención Americana sobre
Derechos Humanos, consagra: “1. Toda persona tiene derecho al respeto de su honra y al reconocimiento de
su dignidad; 2. Nadie puede ser objeto de injerencias arbitrarias o abusivas en su vida privada, en la de su
familia, en su domicilio o en su correspondencia, ni de ataques ilegales a su honra y reputación; 3. Toda
persona tiene derecho a la protección de la ley contra esas injerencias o esos ataques”.
[15]
 Corte Constitucional, sentencia T-787 de 2004.
[16]
 Corte Constitucional, sentencia C-640 de 2010.
[17]
 Corte Constitucional, sentencia T-696 de 1996.
[18]
 Corte Constitucional, sentencia T-517 de 1998. En aquella ocasión la Corte sostuvo que la sola posibilidad
de “escuchar eventualmente risas de los guardias o el ruido producto del radioteléfono que está junto al
teléfono” o de ser informado del vencimiento del tiempo de conversación en un centro carcelario en el que las
llamadas se pasan de manera directa a los patios, son circunstancias que no constituyen una violación o
restricción ilegítima del derecho a la intimidad del actor.
[19]
 Corte Constitucional, sentencia T-233 de 2007. En esa oportunidad, la Corte abordó un caso en el que una
grabación anterior a un proceso penal contra el accionante quiso hacerse valer en su contra dentro del proceso.
La Corte señaló que la prueba fue obtenida con violación del derecho a la intimidad porque la grabación no
fue autorizada por el actor. Sobre la autorización para el uso de la imagen la Corte sostuvo que “las
grabaciones de imagen o de voz realizadas en ámbitos privados de la persona, con destino a ser publicadas o
sin ese propósito, constituyen violación del derecho a la intimidad personal, si las mismas no han sido
autorizadas directamente por el titular del derecho y, además, en caso extremo, si no han sido autorizadas
expresa y previamente por autoridad judicial competente. El resultado de la recolección de la imagen o la
voz sin la debida autorización del titular implica, sin más, el quebrantamiento de su órbita de privacidad y,
por tanto, la vulneración del derecho a la intimidad del sujeto”. Sin embargo, la Corte decidió que la decisión
de la Corte Suprema de Justicia no era constitutiva, en su conjunto, de una vía de hecho porque la sentencia
condenatoria penal tuvo “como fuente de convicción, elementos probatorios independientes de la prueba
ilícita que justifican, por sí mismos, de manera autónoma, la asignación de la responsabilidad penal” al
accionante.
[20]
 Corte Constitucional, sentencia SU-089 de 1995.
[21]
 Corte Constitucional, sentencia T-787 de 2004.
[22]
 Ibídem.
[23]
 Corte Constitucional, sentencias T-405 de 2007, T-977 de 1999 y C-498 de 2002, entre otras.
[24]
 Corte Constitucional, sentencia T-411 de 1995.
[25]
 Corte Constitucional, sentencias T-405 de 2007 y C-489 de 2002. Del mismo modo, en la sentencia SU-
082 de 1995, la Corte hace una relación de la jurisprudencia en torno al concepto y los alcances de los
derechos al buen nombre y a la honra.
[26]
 Corte Constitucional, sentencias C-489 de 2002 y T-405 de 2007.
[27]
 Corte Constitucional, sentencias C-489 de 2002 y T-977 de 1999.
[28]
 Corte Constitucional, sentencia T-411 de 1995.
[29]
 Al respecto, la sentencia SU-082 de 1995, la Corte hace una relación de la jurisprudencia en torno al
concepto y los alcances de los derechos al buen nombre y a la honra.
[30]
 Corte Constitucional, sentencia T-411 de 1995 y T-714 de 2010.
[31]
 Corte Constitucional, sentencia C-442 de 2011. En esta sentencia se resolvió una acción pública de
inconstitucionalidad contra los artículos 22, 220, 221 y 223 a 227 del Código Penal, referidos a los delitos de
injuria y calumnia. A juicio del actor, las disposiciones acusadas vulneraban los artículos 20, 29 y 93 de la
Constitución y 9 y 13 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos. La Corte Constitucional
declaró exequibles los artículos por considerar que no desconocían las garantías mencionadas. Ver también,
sentencia T-277 de 2015.
[32]
 Corte Constitucional, sentencia T-603 de 1992 y T-714 de 2010.
[33]
 Corte Constitucional, sentencias T-577 de 1992, T-369 de 1993 y T-335 de 1995.
[34]
 Corte Constitucional, sentencia T-881 de 2002. En esta sentencia se decidieron dos acciones de tutela, la
primera interpuesta por internos de una cárcel en Cartagena y la segunda por el Personero de un municipio en
el departamento de Bolívar. En ambos casos los accionantes argumentaban que continuos cortes y
racionamientos de energía eléctrica a la que eran sometidos los presos y habitantes de las zonas afectadas
vulneraba sus derechos fundamentales. La Corte encontró que la discontinuidad en la prestación del servicio
de energía eléctrica vulneraba el derecho a la dignidad humana de los usuarios y, por tanto, dispuso amparar
los derechos fundamentales de los accionantes.
[35]
 A este respecto, la sentencia T-881 de 2002, señaló que “a partir de esta serie de pronunciamientos de la
Corte Constitucional, la Sala concluye que el referente concreto de la dignidad humana está vinculado con
tres ámbitos exclusivos de la persona natural: la autonomía individual (materializada en la posibilidad de
elegir un proyecto de vida y de determinarse según esa elección), unas condiciones de vida cualificadas
(referidas a las circunstancias materiales necesarias para desarrollar el proyecto de vida) y la intangibilidad
del cuerpo y del espíritu (entendida como integridad física y espiritual, presupuesto para la realización del
proyecto de vida). Estos tres ámbitos de protección integran, entendidos en su conjunto, el objeto protegido
por las normas constitucionales desarrolladas a partir de los enunciados normativos sobre ‘dignidad’,
principalmente el contenido en el artículo 1 (Colombia es un Estado social de derecho, organizado en forma
de República unitaria (…) fundada en el respeto de la dignidad humana (...), y de manera secundaria los
contenidos en los artículos 25 (Toda persona tiene derecho a un trabajo en condiciones dignas y justas), 42
(la honra, la dignidad y la intimidad de la familia son inviolables) y 51 (Todos los colombianos tienen
derecho a vivienda digna)”.
[36]
 Corte Constitucional, sentencias C-442 de 2011 y T-277 de 2015.
[37]
 Corte Constitucional, sentencia T-277 de 2015.
[38]
 De acuerdo con el artículo 19 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos: “1. Nadie podrá ser
molestado a causa de sus opiniones; 2. Toda persona tiene derecho a la libertad de expresión; este derecho
comprende la libertad de buscar, recibir y difundir informaciones e ideas de toda índole, sin consideración
de fronteras, ya sea oralmente, por escrito o en forma impresa o artística, o por cualquier otro
procedimiento de su elección; 3. El ejercicio del derecho previsto en el párrafo 2 de este artículo entraña
deberes y responsabilidades especiales. Por consiguiente, puede estar sujeto a ciertas restricciones, que
deberán, sin embargo, estar expresamente fijadas por la ley y ser necesarias para: a) Asegurar el respeto a
los derechos o a la reputación de los demás; b) La protección de la seguridad nacional, el orden público o la
salud o la moral públicas”.
[39]
 El artículo 13 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, ratificada por Colombia mediante la
Ley 16 de 30 de diciembre de 1972, dispone: “1. Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento y
de expresión.  Este derecho comprende la libertad de buscar, recibir y difundir informaciones e ideas de toda
índole, sin consideración de fronteras, ya sea oralmente, por escrito o en forma impresa o artística, o por
cualquier otro procedimiento de su elección; 2. El ejercicio del derecho previsto en el inciso precedente no
puede estar sujeto a previa censura sino a responsabilidades ulteriores, las que deben estar expresamente
fijadas por la ley y ser necesarias para asegurar: a)  el respeto a los derechos o a la reputación de los
demás, o b) la protección de la seguridad nacional, el orden público o la salud o la moral públicas; 3. No se
puede restringir el derecho de expresión por vías o medios indirectos, tales como el abuso de controles
oficiales o particulares de papel para periódicos, de frecuencias radioeléctricas, o de enseres y aparatos
usados en la difusión de información o por cualesquiera otros medios encaminados a impedir la
comunicación y la circulación de ideas y opiniones; 4. Los espectáculos públicos pueden ser sometidos por la
ley a censura previa con el exclusivo objeto de regular el acceso a ellos para la protección moral de la
infancia y la adolescencia, sin perjuicio de lo establecido en el inciso 2; 5. Estará prohibida por la ley toda
propaganda en favor de la guerra y toda apología del odio nacional, racial o religioso que constituyan
incitaciones a la violencia o cualquier otra acción ilegal similar contra cualquier persona o grupo de
personas, por ningún motivo, inclusive los de raza, color, religión, idioma u origen nacional”.
[40]
 A este respecto, las sentencias T-015 de 2015, T-277 de 2015 y T-050 de 2016 ofrecen un importante
referente sobre el derecho a la libertad de expresión.
[41]
 Naciones Unidas, Comité de Derechos Humanos, Comentario General Número 10, “Libertad de Opinión
(Artículo 19)”.
[42]
 Naciones Unidas, Comité de Derechos Humanos, Comentario General Número 34, “Libertad de Opinión y
Libertad de Expresión”.
[43]
 Corte Constitucional, sentencias T-015 de 2015, T-277 de 2015 y T-050 de 2016.
[44]
 Corte Constitucional, sentencias C-442 de 2011 y T-050 de 2016.
[45]
 Corte Constitucional, sentencias T-015 de 2015, T-277 de 2015 y T-050 de 2016.
[46]
 Corte Constitucional, sentencias C-650 de 2003, T-015 de 2015 y T-050 de 2016.
[47]
 Corte Constitucional, sentencia T-391 de 2007 y T-050 de 2016.
[48]
 Corte Constitucional, sentencias T-277 de 2015 y T-050 de 2016.
[49]
 A parte de los límites señalados por el artículo 13 de la Convención Americana, la CIDH ha señalado que
son principalmente tres los discursos que no gozan de protección bajo el artículo 13, según los tratados
vigentes, a saber: (i) La propaganda de la guerra y la apología del odio que constituya incitación a la
violencia; (ii) La incitación directa y pública al genocidio; y (iii) La pornografía infantil.
[50]
 Ibídem.
[51]
 Ibídem.
[52]
 Corte Constitucional, sentencia T-550 de 2012.
[53]
 CIDH, caso Kimel vs. Argentina, Mayo 2 de 2008, párr. 13.
[54]
 Jiménez, Adriana. “La libertad de expresión en la jurisprudencia de la Corte Interamericana y del
Tribunal Europeo de Derechos Humanos”. Bogotá, Universidad Externado de Colombia, 2010.
[55]
 Entre otras, ver las sentencias T-213 de 2004 y T-550 de 2012.
[56]
 Corte Constitucional, sentencias T-015 de 2015, T-277 de 2015 y T-050 de 2016.
[57]
 La referida Declaración fue adoptada por el Relator Especial de Naciones Unidas para la Libertad de
Opinión y de Expresión, el Representante para la Libertad de los Medios de Comunicación de la Organización
para la Seguridad y la Cooperación en Europa, la Relatora Especial de la Organización de Estados
Americanos para la Libertad de Expresión y la Relatora Especial sobre la Libertad de Expresión y Acceso a la
Información de la Comisión Africana de Derechos Humanos y de los Pueblos. A este respecto ver la sentencia
T-277 de 2015.
[58]
 Entre otras, ver las sentencias T-550 de 2012, T-277 de 2015 y T-050 de 2016.
[59]
 https://www.blogger.com/content.g?hl=es
[60]
 “Los blogs jurídicos y la web 2.0 para la difusión y enseñanza del derecho”, Universidad Externado de
Colombia, Bogotá, 2010, pág. 417. En igual sentido ver la obra de Casanovas, Pompeu (Editor), “Internet y
pluralismo jurídico: Formas emergentes de regulación”, Editorial Comares, Granada, 2003.
[61]
 Ibídem.
[62]
 En este sentido, también pueden citarse los casos de blogeros como Yoani Sánchez en Cuba o de Kareem
Amer en Egipto, quienes a través del relato de hechos de la vida cotidiana en sus respectivos países han
logrado crear un espacio de expresión, información, democracia y defensa de los derechos humanos a partir
de entornos digitales como el blog. Adicionalmente, los medios de comunicación no han sido ajenos a estas
nuevas dinámicas sociales-digitales y han abierto espacios para blogs de sus usuarios y lectores, entendidos
estos como nuevas formas de comunicación y difusión de contenidos. 
[63]
 La CIDH ha señalado que son principalmente tres los discursos que no gozan de protección bajo el artículo
13, según los tratados vigentes, a saber: (i) La propaganda de la guerra y la apología del odio que constituya
incitación a la violencia; (ii) La incitación directa y pública al genocidio; y (iii) La pornografía infantil.
[64]
 A este mismo respecto, por ejemplo, en la sentencia T-277 de 2015, se indicó que: “Internet no solo ha
generado enormes ventajas para sus usuarios, sino que también ha creado retos para los gobiernos. La
capacidad que tiene para reinventarse por medio de la creación de nuevas plataformas, aplicaciones y
programas, se mueve a una velocidad que es difícil de alcanzar por aquella que asiste a los Estados, puesto
que su facultad regulatoria se encuentra concentrada y ha de seguir pautas estrictas a la hora de intervenir
en la red. Lo anterior implica que su capacidad de respuesta en relación con avances en el funcionamiento
de Internet es limitada”.
[65]
 Cuaderno principal, folios 7-9 y 11-12. 
[66]
 Ibídem. Los enlaces a los que se hace referencia son:
(a) http://www.ciudadguru.com.co/guru+empresas/muebles+caqueta-ibague; y
(b) http://imigra.com.co/caqueta/florencia/otros/c05bb1d71861558a/muebles_caqueta
[67]
 Ver entre otras, las sentencias T-290 de 1993, T-787 de 2004, T-1085 de 2004, T-1149 de 2004, T-1196 de
2004, T-735 de 2010  y T-012 de 2012 y T-050 de 2016.
[68]
 Sentencia T-290 de 1993. En el mismo sentido ver  las sentencias, T-611 de 2001, T-179 de 2009, T-160
de 2010, T-735 de 2010 y T-015 de 2015.
[69]
 Corte Constitucional, sentencia T-798 de 2007.
[70]
 Corte Constitucional, sentencias T-798 de 2007 y T-552 de 2008.
[71]
 Ver, por ejemplo, las sentencias T-288 de 1995 y T-714 de 2010. Con relación al análisis que debe realizar
en cada caso el juez de tutela, la Corte, en sentencia T- 277 de 1999, sostuvo que “ [e]l estado de indefensión,
para efectos de la procedencia de la acción de tutela, debe ser analizado por el juez constitucional
atendiendo las circunstancias propias del caso sometido a estudio” y que “[n]o existe definición ni
circunstancia única que permita delimitar el contenido de este concepto”. Sin embargo, la Corte ha
identificado enunciativamente varias situaciones que pueden dar lugar a la condición de indefensión. Así en la
sentencia T-012 de 2012, la Corte hizo referencia a las siguientes circunstancias: “(i) cuando la persona está
en ausencia de medios de defensa judiciales eficaces e idóneos que le permitan conjurar la vulneración de un
derecho fundamental por parte de un particular; (ii) quienes se encuentran en situación de marginación
social y económica; (iii) personas de la tercera edad; (iv) discapacitados; (v) menores de edad; (vi) la
imposibilidad de satisfacer una necesidad básica o vital, por la forma irracional, irrazonable y
desproporcionada como otro particular activa o pasivamente ejerce una posición o un derecho del que es
titular; (vii) la existencia de un vínculo afectivo, moral, social o contractual, que facilite la ejecución de
acciones u omisiones que resulten lesivas de derechos fundamentales de una de las partes como en la
relación entre padres e hijos, entre cónyuges, entre copropietarios, entre socios, etc. y, (viii) el uso de medios
o recursos que buscan, a través de la presión social que puede causar su utilización, el que un particular
haga o deje de hacer algo en favor de otro”. Finalmente, en la misma decisión la Corte reiteró que la
procedencia de la acción de tutela en los casos referidos “encuentra fundamento jurídico en el
restablecimiento del derecho a la igualdad, toda vez que quienes se encuentran en alguna de las
circunstancias mencionadas, no cuentan con las mismas posibilidades de defensa que otro particular. Esa es
la razón por la cual, el Estado debe acudir a su protección en caso de haberse afectado alguno de sus
derechos fundamentales, lo cual se traduce en una compensación entre el perjuicio sufrido y el amparo
inmediato de la garantía vulnerada”.
[72]
 Cuaderno principal, folios 2 y 4.
[73]
 Cuaderno principal, folios 3 y 6.   
[74]
 Ibídem, folio 3.
[75]
 Ibídem, folio 6.
[76]
 Cuaderno principal, folios 11 y 12.
[77]
 Cuaderno principal, folio 77.
[78]
 Cuaderno principal, folios 67 y 68.
[79]
 http://imigra.com.co/caqueta/florencia/otros/c05bb1d71861558a/muebles_caqueta
[80]
 Corte Constitucional, sentencia T-787 de 2004.
[81]
 http://imigra.com.co/caqueta/florencia/otros/c05bb1d71861558a/muebles_caqueta
[82]
 En la legislación colombiana, el delito de estafa se encuentra en el artículo  246 del Código Penal (Ley 599
de 2000): “Estafa. Modificado por el art. 33, Ley 1474 de 2011. El  que obtenga provecho ilícito para sí o
para un tercero, con perjuicio ajeno, induciendo o manteniendo a otro en error por medio de artificios o
engaños, incurrirá en prisión de dos (2) a ocho (8) años y multa de cincuenta (50) a mil (1.000) salarios
mínimos legales mensuales vigentes.  En la misma pena incurrirá el que en lotería, rifa o juego, obtenga
provecho para sí o para otros, valiéndose de cualquier medio fraudulento para asegurar un determinado
resultado. 
La pena será de prisión de uno (1) a dos (2) años y multa hasta de diez (10) salarios mínimos legales
mensuales vigentes, cuando la cuantía no exceda de diez (10) salarios mínimos legales mensuales vigentes”.
[83]
 “ARTICULO 29. El debido proceso se aplicará a toda clase de actuaciones judiciales y administrativas.
Nadie podrá ser juzgado sino conforme a leyes preexistentes al acto que se le imputa, ante juez o tribunal
competente y con observancia de la plenitud de las formas propias de cada juicio. En materia penal, la ley
permisiva o favorable, aun cuando sea posterior, se aplicará de preferencia a la restrictiva o
desfavorable. Toda persona se presume inocente mientras no se la haya declarado judicialmente
culpable. Quien sea sindicado tiene derecho a la defensa y a la asistencia de un abogado escogido por él, o
de oficio, durante la investigación y el juzgamiento; a un debido proceso público sin dilaciones
injustificadas; a presentar pruebas y a controvertir las que se alleguen en su contra; a impugnar la sentencia
condenatoria, y a no ser juzgado dos veces por el mismo hecho. Es nula, de pleno derecho, la prueba
obtenida con violación del debido proceso”.
[84]
 Corte Constitucional, sentencia T-411 de 1995.
[85]
 Ibídem.
[86]
 De acuerdo con su objeto misional, “la Superintendencia de Industria y Comercio salvaguarda los
derechos de los consumidores, protege la libre y sana competencia, actúa como autoridad nacional de la
propiedad industrial y defiende los derechos fundamentales relacionados con la correcta administración de
datos personales.  De esta manera, la SIC es parte fundamental en la estrategia estatal en favor de la
competitividad y la formalización de la economía, lo cual incluye la vigilancia a  las cámaras de comercio y
la metrología legal en Colombia”. Esta información reposa en el portal oficial de la
entidad: www.sic.gov.co/mision-y-vision y www.sic.gov.co/proteccion-del-consumidor.
[87]
 “Por medio de la cual se expide el Estatuto del Consumidor y se dictan otras disposiciones”.
[88]
 http://muebles-caqueta.blogspot.com.co/2014/01/muebles-caqueta-estafadores-se-roban-el.html#comment-
form 
[89]
 Para Google Inc. y “Blogger.com” las siguientes categorías vulneran su política de contenidos: (i)
pornografía infantil; (ii) incitación al odio, (iii) contenido vulgar, (iv) violencia, (v) acoso, (vi) derechos de
autor, (vii) datos personales y confidenciales, (viii) suplantación de identidad, (ix) actividades ilegales, (x)
bienes y servicios regulados, (xi) Spam, y (xii) software malintencionado y virus.
[90]
 A través de sus apoderados en Colombia, la firma de abogados Gómez-Pinzón Zuleta, conforme a lo
señalado en el fundamento 2.4 de la presente providencia y en folios 91-103 del expediente.
[91]
 Cuaderno principal, folio 61. En su contestación a la demanda de tutela, Google Colombia Ltda., a través
de apoderado judicial, aclaró que “Google Colombia Ltda.” y “Google Inc.” son dos entidades
independientes, cada una con domicilio, personería jurídica y objetos sociales diferentes. En ese sentido
señaló que su objeto social consiste únicamente en “la venta, distribución, comercialización y desarrollo, en
forma directa o indirecta, de productos y servicios de hardware, productos y servicios relacionados con
internet y publicidad en internet y por cualquier otro medio”. Sin embargo, a lo anterior debe añadirse que a
folio 45 del expediente, en el certificado de existencia y representación legal de Google Colombia Ltda., la
empresa Google Inc. aparece como accionista de su filial en Colombia.
[92]
 Cuaderno principal, folios 44 a 58.
[93]
 “Por la cual se establece el Régimen de protección de los derechos de los usuarios de servicios de
comunicaciones (…) y se dictan otras disposiciones”.
[94]
 http://bit.ly/2mo720A
[95]
 http://bit.ly/2nAHfTZ
[96]
 [2012] EWHC 449 and, on appeal, [2013] 1 WLR 2151 (‘Tamiz v Google Inc.’).
[97]
 http://aucc.sirsidynix.net.au//Judgments/VSCA/2016/A0333.pdf
[98]
 http://bit.ly/2mcixgl
[99]
 http://bit.ly/2mSeDGA y http://bit.ly/2niGUck
[100]
 El apoderado judicial de ambas empresas es la firma de abogados Gómez-Pinzón Zuleta.
[101]
 Cuaderno principal, folios 59 a 64, 69 a 78 y 91 a 103.
[102]
 Artículo 15. Registro de proveedores de redes y servicios de telecomunicaciones. Creación del registro de
TIC. El Ministerio de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones llevará el registro de la
información relevante de redes, habilitaciones, autorizaciones y permisos conforme determine el
reglamento. Deben inscribirse y quedar incorporados en el Registro los proveedores de redes y servicios, los
titulares de permisos para el uso de recursos escasos, indicando sus socios; que deberán cumplir con esta
obligación incluyendo y actualizando la información periódicamente. En el caso de las sociedades anónimas
sólo se indicará su representante legal y los miembros de su junta directiva. Este registro será público y en
línea, sin perjuicio de las reservas de orden constitucional y legal. Con el registro de que aquí se trata, se
entenderá formalmente surtida la habilitación a que se refiere el artículo 10 de la presente ley. La no
inscripción en el registro acarrea las sanciones a que haya lugar.
Parágrafo 1°. Todos los proveedores y titulares deberán inscribirse en el registro dentro de los noventa (90)
días hábiles a partir de la vigencia de la reglamentación que sea expedida, sin perjuicio del cumplimiento de
sus obligaciones en su calidad de proveedores y titulares, en particular del pago de contraprestaciones. En
todo caso los nuevos proveedores y titulares deberán inscribirse de forma previa al inicio de operaciones.
Parágrafo 2°. El Ministerio de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones, creará un sistema de
información integral, con los datos, variables e indicadores relevantes, sobre el sector de las Tecnologías de la
Información y las Comunicaciones, que facilite la fijación de metas, estrategias, programas y proyectos para
su desarrollo.
[103]
 “Por la cual se definen principios y conceptos sobre la sociedad de la información y la organización de
las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones -TIC-, se crea la Agencia Nacional de Espectro y se
dictan otras disposiciones”.
[104]
 A través de sus apoderados en Colombia, la firma de abogados Gómez-Pinzón Zuleta, conforme a lo
señalado en el fundamento 2.4 de la presente providencia y en folios 91-103 del expediente.
[105]
 Sentencia T-063A de 2017.
[106]
 “Por la cual se definen principios y conceptos sobre la sociedad de la información y la organización de
las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones -TIC-, se crea la Agencia Nacional de Espectro y se
dictan otras disposiciones”.
[107]
 “Por el cual se modifica la estructura del Ministerio de Tecnologías de la Información y las
Comunicaciones y se dictan otras disposiciones”.
[108]
 Sentencia T-063A de 2017.
[109]
 Ibídem.
[110]
 En la Sentencia T-063A de 2017 se indicó que “(…) una vez tramitado el proceso el otorgamiento en el
extranjero de poder correspondiente por la compañía demandada a la referida firma de abogados, mediante
oficio del 10 de agosto de 2016, esta última manifestó obrar como apoderado judicial de Google Inc. en
Colombia con poder especial, amplio y suficiente para representarla ‘en el proceso de la referencia’ para lo
cual adjunta documento debidamente legalizado emitido por el señor Kenneth H. Yi quien funge como
‘Secretario Asistente con la facultad de representar legalmente a Google Inc., sociedad con domicilio en
1600 Amphiteatre Parkway, Mountain View, California, 94043, Estados Unidos’.”
[111]
 Sentencia T-063A de 2017.
[112]
 Sentencia T-063A de 2017.
[113]
 Conformada para la fecha de la sentencia por los magistrados Aquiles Arrieta Gómez (e), Alberto Rojas
Ríos y Jorge Iván Palacio Palacio, quien la presidía.
[114]
 Folios 1 a 7 del cuaderno 1 de la Corte.
[115]
 Entendido como “persona jurídica responsable de la operación de redes y/o de la provisión de servicios
de telecomunicaciones a terceros” en virtud de la Resolución 202 de 2010. Además, este concepto fue
abordado por el artículo 2.2.6.2.1.2. del Decreto 1078 de 2015 que lo define como la responsabilidad de
suministrar a terceros “el conjunto de nodos y enlaces físicos, ópticos, radioeléctricos u otros sistemas
electromagnéticos, que permita la emisión, transmisión y recepción de información de cualquier
naturaleza” y “la emisión, transmisión y recepción de información de cualquier naturaleza a través de redes
de telecomunicaciones, sean estas propias o de terceros”.
[116]
 Aclaró que se refiere a aquellas personas que usan y explotan recursos escasos utilizados en las
telecomunicaciones, tales como numeración e identificación de redes de telecomunicaciones, los cuales son
administrados por la Comisión de Regulación, de acuerdo con el numeral 13 del artículo 22 de la Ley 1341 de
2009, y el espectro radioeléctrico, cuya asignación y gestión corresponde a ese Ministerio según el numeral 1º
del artículo 7 del Decreto Ley 4169 de 2011, concordante con el artículo 18 de la Ley 1341.
[117]
 Folio 5, cuaderno 1.
[118]
 El solicitante realizó, conforme a la Resolución 202 de 2010, la transcripción de cada uno de los
conceptos.
[119]
 “Artículo 3.7. Proveedores de Contenidos y Aplicaciones (PCA). Agentes responsables directos por la
producción, generación y/o consolidación de contenidos y aplicaciones a través de redes de comunicaciones.
Estos actores pueden o no estar directamente conectados con el o los PRST sobre los cuales prestan sus
servicios. Quedan comprendidos bajo esta definición todos aquellos actores que presten sus funciones como
productores, generadores o agregadores de contenido”.
[120]
 Folios 35 a 99, cuaderno 1.
[121]
 Indicó que el 29 de septiembre de 2017, la sociedad Google, empresa incorporada en el Estado de
Delaware en los Estados Unidos, cambió su razón social de Google Inc. a Google LLC, adjuntando la
certificación expedida por la Secretaría de tal Estado, con su correspondiente traducción oficial.
[122]
 Señaló que su objeto es “la venta, distribución, comercialización y desarrollo, en forma directa o
indirecta, de productos y servicios de hardware y software, productos y servicios relacionados con internet y
publicidad en internet o por cualquier otro medio”.
[123]
 Folio 35, cuaderno 1.
[124]
 Folio 37, cuaderno 1.
[125]
 Folio 42, cuaderno 1.
[126]
 Folio 45, cuaderno 1.
[127]
 En ese fallo se estableció que Google presta un servicio de búsqueda de información en toda la red y no es
quien redacta o publica tal información, sino que es un simple motor de búsqueda al cual no se le puede
endilgar la responsabilidad sobre la veracidad o imparcialidad de un respectivo artículo, noticia o columna
que aparezca en sus resultados, de ahí que no es su competencia o responsabilidad rectificar, corregir,
eliminar o complementar la información que arroja una búsqueda concreta, sino del medio de comunicación,
escritor, columnista, etc., que incluye y procesa el contenido en internet.
[128]
 En esa oportunidad, la Corte consideró que los intermediarios de internet (como motores de búsquedas) no
deben considerarse responsables por contenidos generados por terceros y que Google, como propietaria del
motor de búsqueda Google Search, no está en capacidad de controlar, eliminar, actualizar, entre otros,
documentos creados por terceros, de modo que los deberes a cargo de la administración de la información
disponible pesan sobre el generador (propietario/autor), lo cual se complementa con las herramientas
tecnológicas dispuestas por Google para la correcta administración de contenidos.
[129]
 Tamiz vs Google Inc, Australia, Trkulja vs Google Inc (Australia), Pía Grillo vs Google Inc (Canadá),
Daniela Cicarelli vs Google Inc (Brasil), Yeung vs Google Inc (Hong Kong), y Oriental Press Group vs
Fevaworks Solutions.
[130]
 María Belén Rodríguez vs Google Inc (Argentina), Millalonco vs The Clinic y Google (Chile), y Davison
vs Habeeb, Google Inc y Google Uk Ltd. (Reino Unido).
[131]
 Folios 237 a 241, cuaderno 2.
[132]
 Folios 79 a 82, cuaderno 2.
[133]
 Folios 83 a 85, cuaderno 2.
[134]
 Folios 247 y 248 del Cuaderno 1 de la Corte.
[135]
 Folios 273 a 276 del Cuaderno 1 de la Corte.
[136]
 Folios 19 a 29 del Cuaderno 2 de la Corte.
[137]
 Cfr. Autos 049 de 2017, A-180 de 2016, A-538 de 2015, A-229 de 2014, A-023 de 2013, A-052 de
2012, A-018 de 2011, A-027 de 2010, A-064 de 2009, A-050 de 2008, A-025 de 2007, A-048 de 2006, A-009
de 2005, A-015 de 2004, A-146 de 2003, A-031A de 2002, A-003 de 1998, A-013 de 1997, A-004 de 1996,
A-033 de 1995, A-024 de 1994 y  A-008 de 1993, entre otros.
[138]
 Acápite fundado en el Auto 030 de 2018, que a su vez reitera los autos 218 de 2009, 155 de 2013, 045 de
2014, 538 de 2015, 202 de 2016 y 024 de 2017. 
[139]
 Sentencia C-774 de 2001. Cfr. Autos 245 de 2012, 042, 229 de 2014 y 244 de 2016.
[140]
 Por el cual se dicta el régimen procedimental de los juicios y actuaciones que deban surtirse ante la Corte
Constitucional.
[141]
 Cfr. Autos 012, 021 y 056 de 1996; 013, 052 y 053 de 1997; 003A, 011, 012 y 026A de 1998; 013, 074 de
1999; 016, 046, 050, 082 de 2000; 053 y 232 de 2001; 162 y 262 de 2003; 196, 262, 299 de 2006; 194 de
2008, 318 de 2010, A-245 de 2012, A-168 de 2013, 382 de 2014, 180 de 2015, 180 de 2016 y 090 de 2017,
entre otros.
[142]
 Auto 044 de 2003.
[143]
 Auto 033 de 22 de 1995.
[144]
 Auto 026 de 2011.
[145]
 Auto 168 de 2013.
[146]
 Auto 245 de 2012.
[147]
 Auto 229 de 2014.
[148]
 Auto 218 de 2009, 155 de 2013, 045 de 2014, 538 de 2015, 180 de 2016 y 024 de 2017. 
[149]
 Ver entre otros, autos 232 de 2001, 245 de 2012 y 229 de 2014.
[150] 
Auto 945 de 2014.
[151] 
En sentencias de control abstracto de constitucionalidad, la legitimidad se restringe a las partes
y a los sujetos intervienes en el proceso.
[152]
 Auto 036 de 2017.
[153]
 En Auto de Sala Plena 185 de 2012 se indicó: “el carácter excepcional de la nulidad de los fallos de la
Corte impone al solicitante la carga de argumentación de identificar con suficiencia y claridad una
vulneración grave al debido proceso que afectó el sentido de la decisión y que además se desprende
directamente del texto de la sentencia censurada, de modo que la solicitud de nulidad no puede basarse
simplemente en una inconformidad con la decisión o la ocurrencia de defectos de procedimiento o de
valoración probatoria que no inciden en la decisión final del caso sometido a estudio”.
[154]
 Autos 097 de 2013, 011 de 2011, entre otros.
[155]
 Auto 055 de 2005.
[156]
 Auto 229 de 2014.
[157]
 Ibídem.
[158]
 Ibídem.
[159]
 Auto 090 de 2017 que reitera los autos 031A de 2002 y 251 de 2014.
[160]
 Autos 384 de 2014 y 187 de 2015.
[161]
 Folio 123, cuaderno 1.
[162]
 La fecha de presentación de la solicitud de nulidad por parte de MinTic es anterior a la de notificación de
la providencia por parte del juzgado de instancia, lo cual no obsta para considerarla radicada oportunamente.
[163]
 http://imigra.com.co/caqueta/florencia/otros/c05bb1d71861558a/muebles_caqueta
[164]
 En la legislación colombiana, el delito de estafa se encuentra en el artículo  246 del Código Penal (Ley
599 de 2000): “Estafa. Modificado por el art. 33, Ley 1474 de 2011. El  que obtenga provecho ilícito para sí
o para un tercero, con perjuicio ajeno, induciendo o manteniendo a otro en error por medio de artificios o
engaños, incurrirá en prisión de dos (2) a ocho (8) años y multa de cincuenta (50) a mil (1.000) salarios
mínimos legales mensuales vigentes.  En la misma pena incurrirá el que en lotería, rifa o juego, obtenga
provecho para sí o para otros, valiéndose de cualquier medio fraudulento para asegurar un determinado
resultado. 
La pena será de prisión de uno (1) a dos (2) años y multa hasta de diez (10) salarios mínimos legales
mensuales vigentes, cuando la cuantía no exceda de diez (10) salarios mínimos legales mensuales vigentes”.
[165]
 “ARTICULO 29. El debido proceso se aplicará a toda clase de actuaciones judiciales y administrativas.
Nadie podrá ser juzgado sino conforme a leyes preexistentes al acto que se le imputa, ante juez o tribunal
competente y con observancia de la plenitud de las formas propias de cada juicio. En materia penal, la ley
permisiva o favorable, aun cuando sea posterior, se aplicará de preferencia a la restrictiva o
desfavorable. Toda persona se presume inocente mientras no se la haya declarado judicialmente
culpable. Quien sea sindicado tiene derecho a la defensa y a la asistencia de un abogado escogido por él, o
de oficio, durante la investigación y el juzgamiento; a un debido proceso público sin dilaciones
injustificadas; a presentar pruebas y a controvertir las que se alleguen en su contra; a impugnar la sentencia
condenatoria, y a no ser juzgado dos veces por el mismo hecho. Es nula, de pleno derecho, la prueba
obtenida con violación del debido proceso”.
[166]
 De acuerdo con su objeto misional, “la Superintendencia de Industria y Comercio salvaguarda los
derechos de los consumidores, protege la libre y sana competencia, actúa como autoridad nacional de la
propiedad industrial y defiende los derechos fundamentales relacionados con la correcta administración de
datos personales.  De esta manera, la SIC es parte fundamental en la estrategia estatal en favor de la
competitividad y la formalización de la economía, lo cual incluye la vigilancia a  las cámaras de comercio y
la metrología legal en Colombia”. Esta información reposa en el portal oficial de la
entidad: www.sic.gov.co/mision-y-vision y www.sic.gov.co/proteccion-del-consumidor.
[167]
 “Por medio de la cual se expide el Estatuto del Consumidor y se dictan otras disposiciones”.
[168]
 Para Google Inc. y “Blogger.com” las siguientes categorías vulneran su política de contenidos: (i)
pornografía infantil; (ii) incitación al odio, (iii) contenido vulgar, (iv) violencia, (v) acoso, (vi) derechos de
autor, (vii) datos personales y confidenciales, (viii) suplantación de identidad, (ix) actividades ilegales, (x)
bienes y servicios regulados, (xi) Spam, y (xii) software malintencionado y virus.
[169]
 Autos 011 de 2011, 097 de 2013, entre otros.
[170]
 Cfr. Autos 031A de 2002, 063 de 2010, 059 de 2010, 074 de 2010, 009 de 2010, 016 de 2010, 026 de
2010, 038 de 2012, entre otros.
[171]
 En A-449 de 2017 se adujo: “Además de los presupuestos formales para admitir las solicitudes de
nulidad contra fallos de esta Corporación, la jurisprudencia constitucional ha insistido que no solo debe
invocarse alguna de las causales de vulneración del debido proceso con la sentencia emitida por la Corte,
sino que la misma debe ser manifiesta, probada, ostensible y de gravedad; esto es, que repercuta sustancial y
directamente en la decisión o en sus efectos”. (Negrilla fuera de texto original).

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