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atribución en función de su desfase, exceso y/o defecto en relación con
la edad y nivel de desarrollo del sujeto, es decir, son conductas que
realizadas a otra edad y con otra frecuencia podrían ser consideradas
normales.
- En segundo lugar, para identificar un comportamiento como alterado
es necesario evaluarlo en relación a unas pautas evolutivas, como
acabamos de comentar, considerando la evaluación como
multidimensional, teniendo en cuenta características personales y del
entorno, ya que la conducta es ampliamente dependiente de este.
- Igualmente, para establecer un comportamiento como alterado es
necesario que se dé una pauta conductual estable y que afecte tanto al
desarrollo personal como social del sujeto.
1.2. Concepto de alteración del comportamiento.
Según el DSM-IV-TR-01 la principal característica de este tipo de
alteraciones es el patrón persistente y repetitivo de conducta que
destaca la violación de los derechos fundamentales de los demás.
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edad. La prevalencia de este trastorno se sitúa entre el 3 y el 5% de los
niños en edad escolar, siendo mayor en los niños que en las niñas. Los
síntomas básicos de este trastorno se amplían a tres ámbitos, como
comentamos en su definición.
El déficit atencional es una incapacidad persistente para el control
voluntario de la atención, no presta suficiente atención a los detalles,
parece no escuchar, se distrae con estímulos irrelevantes. El alumno no
es capaz de organizar ni terminar la respuesta, evitando le esfuerzo
mental sostenido. La atención significativa no aparece hasta los seis
años aproximadamente, por ello este déficit no puede ser diagnosticado
hasta entonces.
La hiperactividad consiste en una actividad corporal excesiva,
desorganizada y sin objetivo alguno. Es un síntoma muy llamativo al
inicio del trastorno, que remite con la edad. El niño se mueve en exceso,
no pudiendo permanecer sentado largo rato ni participar en juegos
relajados. Su lenguaje es explosivo y poco reflexivo, llegando a la
verborrea.
En cuanto a la impulsividad, podemos decir que consiste en la
presencia de un déficit para establecer un autocontrol voluntario por
parte del niño. Tiene dificultad para guardar el turno, interrumpiendo a
los demás de forma constante. Responde impulsivamente y sin pensar
en lo que se le pregunta, incluso puede incurrir en actividades
potencialmente peligrosas.
Siguiendo la descripción del DSM-IV sobre los síntomas y
trastornos asociados podemos citar algunos de ellos tales como, la baja
tolerancia a la frustración, arrebatos emocionales, insistencia excesiva
para que se satisfagan sus deseos, labilidad emocional, ansiedad y baja
autoestima. Por todo ello el rendimiento académico puede verse
afectado, lo que produce conflictos tanto a nivel académico como
familiar.
Dentro de esta categoría diagnóstica podemos encontrar dos tipos
de TDAH:
- Tipo con predominio de déficit de atención.
- Tipo con predominio hiperactivo-impulsivo.
- Tipo combinado, en función del mayor predominio de los tres síntomas
que caracterizan el trastorno.
El trastorno por déficit de atención con hiperactividad no especificado
incluye trastornos con síntomas de desatención e hiperactividad-
impulsividad que no satisfacen los criterios del trastorno por déficit de
atención con hiperactividad.
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Siguiendo el DSM-IV podemos encontrar dentro de los trastornos de
inicio en la infancia, la niñez o la adolescencia, el TRASTORNO
DISOCIAL.
Este trastorno presenta un patrón de comportamiento duradero y
reincidente en el que se transgreden las normas sociales o se violan los
derechos fundamentales de los demás, pudiendo presentar agresividad
hacia personas, animales o contra la propiedad del otro. Todo este
patrón conductual provoca un deterioro de la actividad académica y
social, con frecuentes fugas del domicilio y absentismo escolar.
Como síntomas más frecuentes y trastornos asociados podemos
citar entre otros la escasa empatía y la poca preocupación hacia los
sentimientos de los demás, siendo insensibles y careciendo de
culpabilidad alguna. Suelen acusar a otros de su fechorías, presentando
frecuente irritabilidad, baja tolerancia a la frustración y arrebatos
emocionales.
Este trastorno suele ir asociado al inicio precoz en el consumo de
drogas y la actividad sexual.
El rendimiento académico es bajo, presentando como ya hemos
dicho problemas en el ámbito socio familiar y escolar.
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Durante los años escolares pueden presentarse baja autoestima,
baja tolerancia a la frustración, utilización de un vocabulario soez y
consumo de alcohol y tabaco.
La prevalencia del trastorno es mayor en varones antes de la
pubertad. La tasa se situa entre el 2 y el 16%. Suele ponerse de
manifiesto antes de los 8 años y no más tarde de la adolescencia.
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2. Análisis de los factores que intervienen desde una perspectiva
interactiva.
El comportamiento perturbador de determinados alumnos no
tiene significado por sí mismo, sino que se trata de una manifestación
que encierra un conjunto de signos que no tienen por qué ser
patológicos y que determinan dicha conducta.
Su origen puede ser diferente para cada persona, aunque el
comportamiento sea muchas veces el mismo.
Dichos factores pueden ser de carácter multidimensional, ya sea
de carácter social, biológico, psicológico o pedagógico. Por ello
comenzaremos analizando los factores que intervienen en el desarrollo
del TDAH primero, para pasar a identificar los que atañen a los
trastornos disocial y negativista desafiante, desde una perspectiva
biológica-genética y ambiental.
2.1. Factores intervinientes en el TDAH.
Entre los factores biológicos de TDAH cabe destacar las
complicaciones prenatales, como el consumo de drogas, alcohol y
tabaco durante el embarazo, las perinatales, como el bajo peso al nacer,
hipoxia o las postnatales como el retraso del desarrollo neuronal o
lesiones cerebrales.
A parte de estos factores biológicos parece ser que el TDAH tiene
un componente genético sustancial, ya que la mayoría de los niños
hiperactivos tienen un pariente afectado en mayor o menor medida por
el mismo trastorno. Concretamente los hijo de padres hiperactivos tienen
hasta un 50% de probabilidades de sufrir el mismo problema.
Las variables del entorno del alumno con TDAH no son la causa,
pero sí contribuyen de forma significativa al desarrollo de los problemas
comportamentales que tienen los niños afectados por este trastorno. Las
diferentes psicopatologías de los padres, el bajo nivel socioeconómico,
el estrés psicosocial de la familia, etc, junto con los factores orgánicos
tienen una gran importancia en la modulación del trastorno y en su
curso. Por otra parte la sociedad actual ha creado unas condiciones que
intensifican aún más los síntomas del niño hiperactivo, el trabajo de
ambos padres, los estímulos audiovisuales, etc.
2.2. Factores intervinientes en el T. Negativista desafiante y T. Disocial.
Si hablamos del Trastorno negativista desafiante y el Trastorno
disocial, nos referiremos igualmente a criterios biológicos y ambientales
directamente relacionados con la aparición del trastorno y su curso.
Desde una perspectiva biológica la conducta agresiva puede ser
reflejo de un aumento de los impulsos agresivos, un aumento de la
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reactividad emocional a los estímulos ambientales o bien de un déficit en
los mecanismos inhibitorios de la conducta.
Desde un punto de vista genético, la hipótesis más plausible se
centra en que la agresividad supone la existencia de una determinada
predisposición genética o a algún tipo de vulnerabilidad heredada, a la
que se añadirían factores familiares o sociales para desembocar en
modelos de conducta agresivas como respuesta a la realidad.
Según esta hipótesis, serían las circunstancias adversas las que
pondrían en marcha la expresión de los genes de las conductas
agresivas.
También se barajan factores neuroquímicos en el sentido de que
ciertas conductas agresivas pudieran ser debidas a disfunciones de la
serotonina o la dopamina, entre otras.
Una vez que hemos visto cuáles son los factores que intervienen
en los trastornos del comportamiento, vamos a centrarnos en el
papel de la escuela en la prevención de estos problemas.
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marcha desde el centro. Para considerar si estas necesidades
educativas son o no especiales, partiremos de la evaluación
psicopedagógica regulada por la O.M. 14 febrero de 1996 que regula
la evaluación psicopedagógica y establece el dictamen y los
criterios para la escolarización de los acnee. Sólo se considerará
a.c.n.e.e. asociadas a trastornos graves de conducta a aquellos alumnos
que hayan sido evaluados de esta forma en el dictamen de
escolarización que realicen los Equipos de Orientación o el
Departamento de Orientación.
La evaluación psicopedagógica tiene un carácter multidisciplinar,
como veremos a continuación, y colegiado, e incluye datos sobre la
evaluación del alumno, su contexto sociofamiliar y escolar.
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3.1.2. Información del contexto.
El análisis de los contextos sociofamiliares y escolar, en este
caso es de vital importancia, ya que la conducta se desarrolla de forma
intrínseca al medio, por lo que modificaciones en este aspecto
implicarán una mejora de la conducta y adaptación del alumno.
En cuanto al contexto sociofamiliar podemos resaltar información
referida a la percepción por parte de la familia del problema, las
expectativas, su actitud hacia el niño, las pautas educativas, los
recursos con los que cuentan, la inserción social, etc.
En el contexto escolar se analizarán datos como la adecuación de
la programación de objetivos y contenidos, especialmente
procedimentales y actitudinales, así como la metodología y la
organización del aula, la interacción con iguales y adultos, etc.
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dependiendo de su centro de referencia y se escolariza parcialmente en
el centro especializado. En Madrid contamos con el Centro Educativo
Terapéutico de la Pradera de San Isidro y con la aulas hospitalarias
ubicada en hospitales como el Gregorio Marañón.
3.3. Organización de la respuesta educativa.
La organización de la respuesta educativa está íntimamente
ligada a las necesidades educativas que presentan los alumnos en
función del trastorno de comportamiento que manifiesten. A continuación
vamos a ver cuáles son las medidas organizativas que, desde la
administración, se ofrecen para trabajar con estos alumnos en los
diferentes tramos educativos.
La Organización de la respuesta educativa para estos alumnos
pasa por los diferentes niveles de concreción: a nivel de centro, aula y si
es necesario a nivel individual, mediante las ACI.
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- La metodología será preferentemente participativa, mediante
aprendizajes cooperativos y dinámicas de grupo.
- En los temas transversales destacaremos la educación moral y
cívica.
- Mediante el Plan de Acción tutorial se establecerán objetivos claros
referentes a la puesta en marcha de programas para el desarrollo de la
convivencia y prevención de la violencia, así como de habilidades
cognitivas para la resolución de conflictos, que se hará extenso a todo el
centro, con una doble función, preventiva e interventiva; más adelante
haremos una descripción más extensa de estos programas.
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Alumnos con trastorno disocial o negativista desafiante
La intervención con estos alumnos debe tener un carácter
multidisciplinar, entre profesores, orientador y trabajador social.
Podemos hablar de estrategias cognitivo-conductuales para tratar los
problemas de conducta, como las que citamos a continuación:
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Refuerzo del aprendizaje escolar: Hay constancia de que el tratamiento
temprano de los problemas de aprendizaje puede ayudar a la
prevención de los trastornos de conducta.
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positivo y el castigo no violento, fomentando expectativas adecuadas a
las posibilidades reales de su hijo, pues lo contrario derivará en estados
de ansiedad y conductas desajustadas.
3.5. Programas preventivos y de intervención.
Para finalizar el tema vamos a incluir una reseña de los principales
programas preventivos y de intervención para los problemas de
comportamiento.
Convivir es vivir. Surge en Madrid, en 1996, y es exportado a
otras provincias por su éxito en la mejora del clima de convivencia de los
centros escolares y su entorno más próximo. Se orienta a la formación
de familias y profesorado, priorizando líneas tales como: valores de
convivencia, tolerancia y respeto, modelos de organización de los
centros y participación en la mejora de la convivencia y la tolerancia.
Programa de Educación para la tolerancia y prevención de la
violencia en los jóvenes (María José Díaz Aguado). Programa muy
eficaz para jóvenes en situación de riesgo por identificarse con la
violencia y la intolerancia, plantea los siguientes elementos de trabajo:
Adecuar la educación a las características evolutivas del alumno.
Favorecer la integración. Distribuir las oportunidades de protagonismo.
Intervención encaminada a cambios cognitivos, afectivos y de
comportamiento. Detección de problemas que conducen a la violencia y
luchar contra ellos. Educar en el respeto a los derechos humanos. Y
Desarrollo de un clima democrático.
Programa Atlántida. Consiste en la auto-revisión de la convivencia y
la disciplina en las aulas del centro. El proyecto pone a disposición de
los centros su ayuda para la formación y una web para la difusión de
experiencias y líneas de actuación.
Programa de educación social y afectiva (trianes,1996).
Adecuado para E.Primaria, consta de tres módulos: Mejorara el clima de
la clase. Aprender a resolver conflictos sin pelearse. Y Aprender a
ayudar y cooperar. Concebido como ayuda al profesor, su objetivo es el
desarrollo de habilidades sociales que sustenten un comportamiento
pacífico, cooperador y solidario.
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Conclusión
Para concluir, una vez profundizado en el conocimiento de los
problemas de comportamiento en el ámbito educativo, sólo nos queda
resaltar los aspectos que consideramos más importantes para el estudio
de este tema.
La primera idea a resaltar es la importancia de la interacción de
factores biológicos y ambientales, en los problemas de comportamiento,
ya que por sí solos cada uno de estos factores no explicarían en la
mayoría de los casos dichos trastornos.
Esto nos lleva a destacar también la gran relevancia que tiene en
este tema la colaboración de la familia del alumno.
Por último hemos querido profundizar en el papel de la escuela, en
tres aspectos fundamentales como son: la importancia de priorizar los
contenidos actitudinales con los alumnos con trastornos de conducta, la
importancia de adoptar medidas de centro y de aula dejando la ACI
como último escalón de concreción, y la importancia de la utilización
sistemática de programas preventivos y de intervención.
Bibliografía.
- DÍAZ AGUADO, M.J.:Programas de educación de la tolerancia y prevención de la
violencia en los jóvenes. Ministerio de trabajo y asuntos sociales. Madrid. 1996.
- MONJAS. Mª I.: Programa de enseñanza de habilidades de interacción social
para niños y adolescentes (PHEIS) Ed, CEPE. 1999.
- TORREGO, J.C. y otros: Mediación de conflictos en instituciones educativas. Ed.
Narcea. 2000.
- TORREGO, J.C. y otros: Resolución de conflictos desde la acción tutorial.
Consejería de educación. DGOA. 2003.
- TRIANES, MªV.: Educación y competencia social. Ed Aljibe. 1996.
- VVAA: Convivir es vivir. Dirección provincial de Madrid. 1999.
- MEC: Orientación y tutoría. 1992
- VVAA: Convivencia escolar, un enfoque práctico. 2001.
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