Está en la página 1de 1

Sexualización en el deporte

1500 euros fue la sanción impuesta por la Federación Europea de Balonmano al equipo de la
selección femenina de Noruega por negarse a utilizar bikini. Por incumplir con el “reglamento”
que estipula la prohibición de más de 10 centímetros laterales en la parte inferior del
uniforme.

“La ropa inadecuada”, en cuestión, mallas que le brindaban confort a las jugadoras, fue la
protagonista de este evento. Un evento que vislumbra el sexismo imperante en nuestra
sociedad que utiliza el cuerpo femenino para fines meramente lucrativos. El uniforme no
estaba diseñado para favorecer el rendimiento deportivo, sino para atraer la atención del
público, en su gran mayoría, hombres. La audiencia es lo que sostiene la popularidad del
deporte y fomenta el interés de los patrocinadores. Sin audiencia, no hay dinero. Capitalismo
puro, cuerpos femeninos de consumo.

Tampoco, podemos dejar de lado la comparación entre el diseño del uniforme masculino y
femenino de esta disciplina. Parecen estar destinados a deportes distintos. Ellos con un
pantalón por encima de la rodilla y ellas, un bikini y top diminuto. Claramente, no existe una
justificación lógica de esta normativa, al menos no una que evada la cosificación.

Esta idea de “vender” atractivo y sensualidad no solo es parte del Balonmano. En 2011, la
federación Mundial de Bádminton decretó que las mujeres debían llevar faldas o vestidos para
contribuir a reavivar el decaído interés por el bádminton femenino. (opinión)

(intro) En las olimpiadas de Tokyo 2021, el equipo de gimnasia de Alemania decidió remplazar
el típico bikini de corte alto por un enterizo. Esta muestra de autonomía fue un acto simbólico
de protesta frente a la sexualización que las deportistas se encuentran sometidas. Elisabeth
Seitz, miembro del equipo mencionó: "Queríamos mostrar que cada mujer y que todo el
mundo, debería decidir qué ponerse". Seitz recalca lo que en pleno siglo XXI no debería estar
en discusión: la libertad de elección. Por supuesto que existen reglamentos en los deportes de
élite, pero es necesario asegurar la integridad de las jugadoras. Más aún cuando dichas normas
son incongruentes: se desvían del propósito funcional y existe una clara desigualdad en
relación al sexo opuesto.

El deporte no es único escenario dónde la mujer es sexualizada. El énfasis en las curvas, antes
que el talento acecha a las mujeres en la industria musical, Hollywood y otros campos
laborales. “La prensa nos juzga por las apariencias y no por nuestro talento” ha mencionado en
más de una ocasión la actriz Cate Blanchett. En definitiva, aún queda un largo camino por
recorrer en materia de género… Que tanto o tan poco se muestre, no es la cuestión. Que tanta
o poca autonomía tengan las mujeres de decidir sobre sus propios cuerpos, ese el problema.

Tarea: leer sobre el tema

También podría gustarte