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ANTECEDENTES

El autor Aníbal Sierralta Ríos (1997) nos


comenta que los orígenes del joint venture se
encuentran en el inicio del comercio, aunque
aparece nítida en los institutos asociativos
mercantiles italianos del siglo XIII. No obstante,
el mencionado autor continúa:
“(…) La noción del joint venture salta luego al
Támesis con el nombre de Gentleman
Adventures, que con sentido práctico limita el
riesgo individual de los operadores en las
expediciones de mercancías hacia las grandes
ferias de la Europa Continental. El vínculo que
los adventurers asumían era sólo limitado a
cada expedición (…)” (Sierralta Ríos, 1997)
El autor indica que, con el tiempo, la figura se fue
perfeccionando hasta configurarse en lo que hoy se
conoce como partnership. Actualmente, en Estados
Unidos, se entiende por partnership al contrato que
celebran por lo menos dos personas, denominadas
socias (partners), para desarrollar un negocio. Cada
socio tiene derecho a tomar las decisiones
gerenciales del negocio y las utilidades que arroje el
mismo serán repartidas equitativamente.
Asimismo, un aspecto relevante del contrato es la
responsabilidad ilimitada que asumen sus integrantes por las
obligaciones contraídas por el negocio, pese a que el
partnership sea independiente de ellos.
Así, no obstante, los partnerships habían sido creados para
personas naturales, por lo cual, cuando las corporations (forma
de empresa del derecho americano) contrataban entre ellas
bajo una modalidad similar al partnership, a efecto de evitar la
prohibición de la Uniform Partnership Act (1914), las cortes
americanas decidieron darle el nombre de Joint Ventures,
según nos comenta César Ramos Padilla, citado por Jorge
Conde Granados:
“Le Pera dice que cuando los tribunales se encontraron con
Corporations que habían entrado en una relación que debía
calificarse de partnership recurrieron, para evitar la aplicación que
prohibía tal participación, a una distinción. Para ello utilizaron la
expresión Joint Venture, la relación que resulta de la co-
participación en un proyecto específico, a la que se le aplican las
reglas de la partnership pero respecto de la cual al no llamarse
‘partnership’ sino de otro modo, por tanto la norma prohibitiva no
es aplicable. De este modo la incompatibilidad entre partnership y
corporation quedaba derogada cuando la partnership era limitada
en su propósito, es decir, cuando se trataba de una ‘partnership
para un único proyecto’, la participación en una común especifica
aventura.” (Conde Granados, 2014)
Un dato que resulta interesante a efectos de conocer la
naturaleza del joint venture y sus diferencias con el
partnership es el hecho que las cortes americanas han
sido reacias a aceptar como partnership un acuerdo que
no establece un negocio que envuelve varias
transacciones y que, en cambio, está limitado a un
proyecto en específico, como por ejemplo, la compra,
desarrollo y venta de un bien inmueble (Mallor et al.,
2013). El juez americano identifica al acuerdo como un
joint venture.
El joint venture como lo conocemos hoy en día
deriva del partnership americano, no obstante, se
diferencia de ésta, básicamente en el hecho de que
el objeto del joint venture es un proyecto específico
y no es considerado una persona jurídica. Así, por
ejemplo, en la legislación del Estado de Delaware,
el joint venture no es una entidad legal, sino un
acuerdo contractual por el dos o más personas se
unen para emprender u operar un proyecto
determinado.
DEFINICIÓN

Así, de acuerdo a los autores


españoles Diego Gómez Cáceres y
Gregorio Cristóbal Cárle, el joint
venture es un contrato atípico, con
fines cooperativos y duradero:
“El término joint venture, abreviatura de ‘International Joint Business
Venture’ designa ‘cualquier tipo de acuerdo contractual, ya sea de
asociación o de colaboración, realizado entre empresas cuyo objetivo
sea la cooperación con carácter duradero en los planos técnico,
productivo, financiero o comercial y cuya formalización se realiza bien
mediante la constitución de una nueva empresa, o a través del
desarrollo de un contrato privado’. La figura puede proyectarse en la
práctica de muy variadas formas, por lo que, en lo referente a su
regulación legal, nos encontramos ante un contrato de carácter
atípico, donde cobran especial relevancia los aspectos fiscales de la
inversión de capital realizada en un Estado extranjero. (…)” (Gómez
& Cristóbal, 2004)
Por su parte, según el diccionario “Black’s
Law Dictionary” define el joint venture
como la combinación de recursos
empresariales para el ejercicio de una
empresa común y consecución de
utilidades sin necesidad de crear una
sociedad o persona jurídica:
“Cualquier asociación de personas para llevar a cabo
una empresa particular que produzca utilidades, para
lo cual ellos combinan bienes, dinero, efectos,
experiencia y conocimientos. Un joint-venture existe
donde hay una especial combinación de dos o más
personas unidas conjuntamente para lograr
utilidades en alguna empresa específica sin una
sociedad o denominación de sociedad” (citado por
Gómez & Cristóbal, 2004)
Finalmente, en su libro "OCDE Defininición
Marco de Inversión Extranjera", la
Organización para la Cooperación y el
Desarrollo Económico (2011) construyó una
extensa definición de joint venture, por la cual,
en primer lugar, lo identifica como un proyecto
conjunto:
“Un proyecto conjunto o joint venture es un
convenio contractual entre dos o más partes
con la finalidad de ejecutar un proyecto
empresarial en el cual las partes acuerdan
compartir las ganancias y las pérdidas
resultantes, al igual que la formación de capital
y la aportación de factores productivos o los
costes operativos de la empresa."
La OCDE, en segundo lugar, diferencia al joint venture de
una asociación por, precisamente, estar relacionado a un
solo proyecto y no contar con una personalidad jurídica:
"Un proyecto conjunto es similar a una asociación, pero
difiere en el sentido de que generalmente no existe la
intención de continuar la relación una vez finalizado el
proyecto que da origen a la misma. Un proyecto conjunto
puede que no implique la creación de una nueva entidad
legal."
CONTRATOS ASOCIATIVOS DE LA LEY
GENERAL DE SOCIEDADES (LGS)
Así, sobre el particular, el legislador peruano decidió incorporar al contrato
de consorcio en el artículo 445 de la LGS, según el tenor literal siguiente:
"Artículo 445.- Contrato de Consorcio Es el contrato por el cual dos o más
personas se asocian para participar en forma activa y directa en un
determinado negocio o empresa con el propósito de obtener un beneficio
económico, manteniendo cada una su propia autonomía. Corresponde a
cada miembro del consorcio realizar las actividades propias del consorcio
que se le encargan y aquéllas a que se ha comprometido. Al hacerlo, debe
coordinar con los otros miembros del consorcio conforme a los
procedimientos y mecanismos previstos en el contrato".
Para un mejor entendimiento del contrato de consorcio
en los términos de la LGS, debemos recordar que se
encuentra ubicado dentro del libro denominado
"Contratos Asociativos", lo cual lo define como un
contrato "que crea y regula relaciones de participación e
integración en negocios o empresas determinadas, en
interés común de los intervinientes. El contrato
asociativo no genera una persona jurídica, debe constar
por escrito y no está sujeto a inscripción en el Registro"
Entonces, en primer lugar, el consorcio es un
contrato asociativo, en el sentido que supone
la unión de al menos dos personas, para
satisfacer un interés común a través de
relaciones de participación e integración, sin
generar una persona jurídica.
En segundo lugar, la LGS refiere expresamente que el
consorcio tendrá como objeto la realización de un determinado
negocio, o lo que es lo mismo, una empresa particular o un
proyecto específico. Efectivamente, la ley delimita los alcances
del consorcio y en lugar de ser concebido como un instrumento
de asociación permanente de colaboración empresarial, debe
ser entendido como una herramienta por el cual los privados
puedan regular estratégicamente sus intereses en relación a un
proyecto o empresa en particular. En otras palabras, como se
ha expresado en líneas previas, no existe la intención de
continuar la relación una vez finalizado el proyecto que da
origen a la misma (OCDE, 2011).
Por consiguiente, las características dadas por el
legislador peruano al contrato de consorcio son
idénticas a las del contrato de joint venture, siendo
evidente la equivalencia entre uno y otro dispositivo
contractual; razón por la cual concluimos que el joint
venture sí se encuentra regulado en nuestro
ordenamiento jurídico, sino también y sobre todo en
lo establecido en el Libro Quinto de la LGS y más
específicamente a lo regulado en torno al contrato de
consorcio.
Es más, no es una infidencia revelar que en la
práctica legal de nuestro medio, cuando la
elaboración de un contrato de joint venture es
solicitada, se puede terminar por entregar un
documento con denominación "contrato de
consorcio", nuevamente, sin diferencias entre
una y otra figura, solo quizás por la comodidad
del lenguaje.
CARACTERÍSTICAS DEL JOINT VENTURE

1. Colaboración horizontal

2. Colaboración vertical
1. Colaboración horizontal

En este caso mediante “la coordinación de actividades


cualitativamente iguales, u homogéneas, cada una de
ellas idónea, con el propósito de cumplir los objetivos
trazados” (Universidad Particular San Martín de Porres,
1994:293). Ejem. Actividades en cuanto a la construcción
de una planta de suministro en que las dos son empresas
de acero que comparten minas de hierro.
1. Colaboración vertical

En este caso el concurso de los Ventures se


manifiesta en virtud de “la ejecución de
actividades diversos pero recíprocamente
integradas y condicionadas” (Universidad
Particular San Martín de Porres, 1994:293). Ejem.
Actividades como para crear un canal de
distribución.
Contrato con prestaciones plurilaterales autónomas
Existe una pluralidad de prestaciones autónomas que
están a cargo de dos o más partes denominadas
Ventures, compuestos por personas naturales y/o
empresas nacionales o extranjeras y cuyas
obligaciones sólo están encaminadas a la ejecución de
aquel fin común, corren por tanto suertes distintas.
Ejecución continuada y periódica (tracto sucesivo) o
de temporalidad

Es un contrato con tendencia a ser versátil, y en donde


las partes decidirán por la continuidad o no de dicho
contrato, siempre y cuando el proyecto a realizarse sea
de gran dimensión y requiera de la modificación del
plazo de duración del contrato de Joint Venture.
Contribuciones y comunidad de intereses
(community of interest)

Los aportes efectuados a un Joint Venture no crean un


“patrimonio” autónomo; ya que cada parte o coventure
mantiene la propiedad de lo que contribuye, de ahí es que
no podemos hablar de una “comunidad de bienes”. Es por
ello, que la consecuencia de tales aportes radica en crear
más bien una “comunidad de Intereses”
Recíproca facultad para representar y obligar al otro
(mutual agency)

Cada uno de los Ventures tiene la


facultad para obligar a los otros y
sujetarlos a responsabilidades frente
a terceros.
Onerosidad de la prestación

El Joint Venture es un contrato oneroso por


cuanto cada una de las partes ejecutan
prestaciones (es decir aportan algo que se
asigne valor económico) a su cargo valoradas
en dinero, en tal sentido participan en los
beneficios que se obtienen, así como en las
perdidas.
Control conjunto de la empresa

Definido la Comisión de la Comunidad


Económica Europea: “El Joint Venture
es una empresa sujeta al control
conjunto de dos o más empresas que
son económicamente independientes la
una de la otra”.
Carácter consensual

No se encuentra sujeto a ningún tipo de


formalidad, aunque la escrita sea la
mayormente utilizada, ya sea de que se
trate para brindar seguridad jurídica a
los propios contratantes como a
terceros interesados en el contrato.
Naturaleza fiduciario o lealtad entre las partes

El Joint Venture, es de naturaleza


fiduciario porque se constituye entre
los ventures o coventures dos hechos
muy marcados y que son el de la
mutua confianza y el de la estricta
lealtad.
Carácter ad hoc o objeto específico

El contrato de Joint Venture


está destinado a un objeto
específico, es decir para un
negocio jurídico único,
especifico.
Concurrencia en las utilidades y pérdidas en general

En tal virtud, las utilidades pueden ser


repartidas en producción divisible en
partes iguales de acuerdo al aporte
efectuado.
Conmutativo

Desde el momento de celebrarse el


contrato, las partes intervinientes
pueden conocer las ventajas económicas
y riesgos existentes no dependiendo de
acontecimientos inciertos.
Fin lucrativo

Es un elemento propio de la naturaleza de


toda operación comercial, en donde las
partes que conforman dicho Joint Venture
persiguen obtener “un lucro o beneficio
económico”.
ELEMENTOS DEL JOINT VENTURE

Identificación de las partes


Las partes deben estar debidamente identificadas: nombre o razón social, el domicilio y los
datos de inscripción en los registros públicos de c/u de las personas participantes, sus
representantes legales, indicación del RUC cuando son nacionales y tratándose de empresas
extranjeras hay que mencionar de acuerdo a las leyes de que país se ha constituido.
Adicionalmente, el asociante como el asociado deben de perseguir obviamente un fin
lucrativo. En consecuencia, las sociedades no inscritas, las asociaciones, fundaciones y
comités no pueden constituir o conformar un Joint Venture.
Denominación del joint venture

En la denominación, queda a la iniciativa de


los ventures, el colocar la sigla de Joint
Venture; sin embargo esto algunas veces se
hace necesario para su identificación así
como para las relaciones con terceros.
Designación de la empresa líder

En este contrato de inter-empresas, generalmente se


traslada a una de ellas (operadora o leader) lo
siguiente: la ejecución del objeto, la facultad de
coordinar la actividad de las empresas participantes
en el acuerdo, la obligación de mantener las
relaciones con terceros, etc. Generalmente, la
empresa controlante en el Joint Venture es la que
tiene ésta denominación de empresa líder.
Duración del joint Venture

Queda a la libre elección de las partes en


considerar o insertar en el contrato la fecha de
inicio de actividades o la duración del mismo.
Solución de conflictos

Para solucionar los conflictos que pudiesen


surgir a posteriori emanados de las actividades
del Joint Venture.
Representante
El contrato de Joint Venture deberá contener el nombre y
domicilio del representante o representantes. La
designación del representante puede constar en el mismo
documento de constitución del Joint Venture o en acto
separado. El representante puede ser una persona natural
o jurídica (para este caso generalmente lo asumirá la
empresa “líder”), téngase en cuenta que el representante
no es un órgano de gobierno como lo es un gerente o un
directorio de una sociedad.
Delimitación del objeto contractual

Es necesario precisar cuál es el objeto


contractual, así como es necesario delimitar las
actividades que han de realizarse, tanto el
principal como sus accesorios, para la ejecución
y concreción del objeto.
Responsabilidades

El contrato de Joint Venture, deberá especificar


la responsabilidad de cada uno de los miembros
integrantes del mismo, por los actos que deban
desarrollar y por las obligaciones contraídas
frente a terceros.
SEMEJANZAS Y DIFERENCIAS ENTRE EL JOINT
VENTURE Y EL CONTRATO DE CONSORCIO

A continuación, revisaremos las


semejanzas y diferencias que se pueden
presentar entre el Joint Venture y el
contrato de consorcio.
SEMEJANZAS
• En el Joint Venture al igual que en el consorcio es relevante la
coparticipación de las partes, toda vez que se orientan los
esfuerzos al desarrollo de un proyecto determinado, claramente
identificable y específico.
• En ambas figuras contractuales existe una administración de tipo
centralizada, con la intervención de las partes que lo conforman.
• No se llega a crear una persona jurídica distinta a las de las partes
que la conforman.
• Los bienes adquiridos a nombre del joint venture son a título de
copropiedad.
DIFERENCIAS
• El proyecto que se planifica llevar a cabo, no necesariamente
estará relacionado con la explotación de un negocio o
empresa.
• La participación de una o más partes integrantes del contrato
puede no ser de tipo activa ni tampoco directa.
• En el joint venture quien ejerce la representación es el
operador y por intermedio de él es que se relaciona con los
terceros ajenos al contrato.
• En el joint venture el rubro donde se desarrollará la actividad
involucra una inversión muy importante.
¿CUÁLES SON LAS IMPLICANCIAS TRIBUTARIAS DE
UN CONTRATO DE JOINT VENTURE?

CON RESPECTO AL CÓDIGO TRIBUTARIO


Con relación al Código Tributario, debemos precisar que existe el texto del
artículo 21, el cual regula la capacidad tributaria. Allí se determina que tienen
capacidad las personas naturales o jurídicas, comunidades de bienes,
patrimonios, sucesiones indivisas, fideicomisos, sociedades de hecho,
sociedades conyugales u otros entes colectivos, aunque estén limitados o
carezcan de capacidad o personalidad jurídica según el derecho privado o
público, siempre que la Ley le atribuya la calidad de sujetos de derechos y
obligaciones tributarias.
En aplicación de este dispositivo, se
puede observar que el legislador ha
determinado indirectamente que los
entes colectivos, aunque carezcan de
personería jurídica, como puede ser el
caso del contrato de joint venture,
puedan tener capacidad tributaria.
CON RESPECTO AL IMPUESTO A LA RENTA

Con relación al Impuesto a la Renta, existen dos


escenarios posibles en donde el contrato de joint
venture tiene un tratamiento distinto. Todo depende
de si el contrato de joint venture lleva o no la
contabilidad de manera independiente.
PRIMER ESCENARIO: El contrato de Joint Venture tiene
contabilidad independiente a las partes que lo conforman
El segundo párrafo del artículo 14° señala que, para efectos de la
Ley del Impuesto a la Renta, se consideran personas jurídicas a una
lista de supuestos, dentro de los que se incluyen en el literal k) a
las sociedades irregulares previstas en el artículo 423 de la Ley
General de Sociedades; la comunidad de bienes; joint
ventures[16], consorcios y otros contratos de colaboración
empresarial que lleven contabilidad independiente de la de sus
socios o partes contratantes.
Lo señalado en el párrafo anterior implica que, si
existe un acuerdo de joint venture y las partes
contratantes optan por llevar una contabilidad
independiente a ellas, entonces para efectos del
Impuesto a la Renta se creará una ficción de tipo
legal, y se le considerará solo para dicho tributo como
una persona jurídica.
En esta misma línea, apreciamos que esta situación se ve
reflejada en el texto del cuarto párrafo del artículo 65 de
la Ley del Impuesto a la Renta, el cual indica que las
sociedades irregulares previstas en el artículo 423 de la
Ley General de Sociedades; comunidad de bienes; joint
ventures, consorcios y demás contratos de colaboración
empresarial, perceptores de rentas de tercera categoría,
deberán llevar contabilidad independiente de las de sus
socios o partes contratantes.
Ello implica que, en el caso que dos o más
integrantes de un joint venture celebren este tipo
de contrato, el negocio en marcha deberá cumplir
con llevar una contabilidad independiente a los
integrantes, al igual que todas las obligaciones
tributarias a cargo de una persona jurídica,
incluyendo el pago del Impuesto a la Renta como
generador de rentas de tercera categoría.
SEGUNDO ESCENARIO: El contrato de Joint Venture no
tiene contabilidad independiente a las partes que lo
conforman

Un segundo escenario aplicable al caso del contrato joint


venture, es que las partes que lo integran, toman la
decisión de no llevar una contabilidad independiente, con
lo que no debería obtener un número de RUC ante el
fisco.
En este punto resultaría de aplicación lo dispuesto en el quinto párrafo
del artículo 65° de la Ley del Impuesto a la Renta, el cual indica que
tratándose de contratos en los que por la modalidad de la operación no
fuera posible llevar la contabilidad en forma independiente, cada parte
contratante podrá contabilizar sus operaciones, o de ser el caso, una de
ellas podrá llevar la contabilidad del contrato, debiendo en ambos
casos, solicitar autorización a la– SUNAT, quien la aprobará o denegará
en un plazo no mayor a quince días. De no mediar resolución expresa,
al cabo de dicho plazo, se dará por aprobada la solicitud. Quien realice
la función de operador y sea designado para llevar la contabilidad del
contrato, deberá tener participación en el contrato como parte del
mismo.
Si una de las partes integrantes del contrato joint
venture opta por llevar la contabilidad, ello determinaría
que se considere para efectos tributarios como
operador y resultaría de aplicación lo regulado por la
Resolución de Superintendencia N° 022-98/SUNAT, que
aprueba las normas sobre documentos que
contribuyentes utilicen para atribución del crédito fiscal
y/o del gasto o costo para efecto tributario.
CON RESPECTO AL IMPUESTO GENERAL A LAS
VENTAS

A efectos de poder estudiar la afectación tributaria del


contrato de Joint Venture con el Impuesto General a las
Ventas, es pertinente indicar que ello dependerá de la
forma en la cual las partes contratantes hayan decidido si
el referido contrato lleva o no contabilidad independiente
a las partes.
En este tema, resulta de aplicación las reglas
vinculadas con la capacidad tributaria citadas
anteriormente en el análisis de la imposición en el
Impuesto a la Renta, cuando el contrato asociativo
califica como un contribuyente, al llevar
contabilidad independiente a las partes que lo
conforman.
PRIMER ESCENARIO: El contrato de Joint Venture tiene
contabilidad independiente a las partes que lo conforman
El numeral 9.3 del citado artículo 9 de la Ley del Impuesto General a
las Ventas, el cual indica que también son contribuyentes del
Impuesto la comunidad de bienes, los consorcios, joint ventures u
otras formas de contratos de colaboración empresarial, que lleven
contabilidad independiente, de acuerdo con las normas que señale el
Reglamento; así como las sucursales, agencias o cualquier otro
establecimiento permanente en el país de empresas unipersonales,
sociedades y entidades de cualquier naturaleza constituidas en el
exterior, considerados como tales de acuerdo con las normas del
Impuesto a la Renta.
SEGUNDO ESCENARIO: El contrato de Joint Venture no
tiene contabilidad independiente a las partes que lo
conforman
Si una de las partes integrantes del contrato joint venture opta
por llevar la contabilidad, ello determinaría que se considere
para efectos tributarios como operador y resultaría de aplicación
lo regulado por la Resolución de Superintendencia N° 022-
98/SUNAT, que aprueba las normas sobre documentos que
contribuyentes utilicen para atribución del crédito fiscal y/o del
gasto o costo para efecto tributario.
En este sentido, si el operador es el que realiza las
adquisiciones de bienes o es el usuario de
servicios, trasladará el crédito fiscal del IGV
contenido en los comprobantes de pago que
sustenten las operaciones, por medio del uso del
documento de atribución, el cual se encuentra
regulado por la Resolución de Superintendencia
N° 22-98/SUNAT
El traslado del crédito fiscal deberá
realizarse en la proporción que hayan
acordado las partes integrantes del
contrato de joint venture, el cual se
verá reflejado en el documento de
atribución indicado en el párrafo
anterior.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

http://tesis.pucp.edu.pe/repositorio/bitstream/handle/20.500.12404/8078/GARCIA_BOJORQ
UEZ_CARLOS_NO_LO_TOMES_PERSONAL.pdf?sequence=1&isAllowed=y
Conde G. Jorge Luis (2014). ANÁLISIS DEL CONTRATO DE JOINT VENTURE Y SUS MECANISMOS DE
FINANCIAMIENTO. Universidad San Martin de Porres.
http://blog.pucp.edu.pe/blog/blogdemarioalva/2018/11/14/cuales-son-las-implicancias-tributarias-de-un-
contrato-de-joint-venture/

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