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ESTÉTICA y POLÍTICA

WALTER BENJAMIN

Traductores
Tomás Joaquín Bartolerti y Julián Fava

Prefacio
Ralph Buchenhorst

LAS CUARENTA

BteLlOTECA DE FlLOSOFíA y TEOLOG!I


MARIO VALENZUELA, .J.
30 RALPH BUCHENHORST

definido el dominio y también desenmascarado a través de una


resistencia creativa, un cambio que el enfoque de Benjamin no
es capaz de explicar de forma adecuada.
Quizás, por eso, el pensamiento de Benjamin ya no es apro-
piado para nuestro presente, el cual volvió a desarrollar una
confianza en aquellos poderes emancipadores. Pero su obra
tuvo cualidades proféticas. De ella se puede formar una idea de Para una crítica de la violencia=
las condiciones y consecuencias de la inconcebible catástrofe.
Benjamin dilucidaba críticamente su trascendencia para la vida
cotidiana y la historia de la cultura europea, mientras, al mismo
tiempo, los gobernantes empezaban a proyectar la realización
de esa catástrofe sin ser molestados. Ante la irrupción del de-
sastre, Benjamin optó por la dialéctica de la catástrofe y la re-
dención, y desechó la esperanza en el concepto de evolución.
El lector de los siguientes textos debe encontrar su propia deci-
sión.

Ralph Buchenhorst
Julio 2009

17 BENJAMIN, WALTER, Zur Kritik der Gewalt (1920-1921), en:


Gesammelte Scbrifien, edición al cuidado de R. Tiedemann/H.
Schweppenhauser, Frankfurt/M., Suhrkamp, 1991, tomo II, 1, pp. 179-
204.
La tarea de una crítica de la violencia [Gewalt] 18 podría
definirse como la exposición de sus relaciones con el derecho
[Recht] y la justicia [Gerechtigkeit]I9. Pues, respecto a la vio-
lencia en su sentido más preciso, sólo se llega a una causa efi-
ciente cuando se la concibe en un contexto ético. La esfera de
este contexto está determinada por los conceptos de derecho y
justicia. En cuanto al primero, no cabe duda de que la relación
fundamental más elemental de cada ordenamiento jurídico
[Rechtsordnung] es aquella que refiere al fin [Zweck] yal me-
dio [Mittel]. Es más, la violencia puede ser indagada sólo como
medio y no como fin. Con estas precisiones, la crítica de la vio-
lencia sería además de otra, quizás, más de lo que aparentaba.
Si la violencia se inscribe en el ámbito de los medios, podría
aparecer, en principio, un criterio para esta crítica. Se impone
en la pregunta que indaga si la violencia en ciertos casos sería
medio de fines justos o injustos. Por lo tanto, su crítica estaría
dada implícitamente en un sistema de fines justos. Pero no

18 A propósito del término Gewalt, es menester señalar sus múltiples sen-

tidos cuya superposición Benjamin escamotea o la explícita a lo largo de


las tensiones del texto. Pues, Gewalt significa no sólo violencia sino tam-
bién poder legítimo, autoridad, fuerza pública (Cf. DERRIDA,]AC~ES,
Fuerza de ley, Tecnos, Madrid, 1997). Por ejemplo, Geseztgebende Gewalt
es el poder legislativo; Geistliche Gewalt es el poder espiritual de la iglesia;
Staatgewalt es el poder del estado, Por lo tanto, Gewalt designa tanto a la
violencia como al poder legitimo, Gewalt también es fuerza, por ejemplo,
Hobere Gewalt significa "fuerza mayor", Pero, por otra parte, el verbo u/al-
ten significa "reinar", [N, del T.]
19 Las palabras cuya raíz sea recht- ("ley", "derecho") fueron agregadas en-

tre corchetes para dar cuenta, especialmente, del de arrollo morfológico


sobre dicho lexema en este texto, [N, del T.]

8 UOTECA DE ftLOSOFÍA y TEOLOGlh


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PARA UNA CRíTICA DE LA VIOLENCIA 35
34 WALTER BENJAMIN

Esta tesis iusnaturalista sobre la violencia como hecho na-


es así. Pues, un sistema tal -aceptando que supere cualquier
tural se opone diametralmente a la tesis del derecho positivo
duda- no considera un criterio de violencia en sí mismo como
que entiende la violencia como producto histórico. Así como
principio, sino que incluye uno para los casos de su empleo.
el derecho natural puede realizar juicios sobre el derecho
Siempre queda abierta la cuestión acerca de si la violencia es
existente mediante la crítica de sus fines, el derecho positivo
moral como principio, como medio para fines justos. Para en-
puede juzgar la transformación del derecho mediante la crí-
contrar su respuesta es necesario un criterio más preciso, una
tica de sus medios. Entonces, si la justicia [Gerechtigkeit) es el
diferenciación en la esfera misma de los medios, sin contem-
criterio de los fines, la legalidad [Rechtmdj?igkeit)20 es el de los
plar los fines a los que éstos sirven.
La exclusión de estas cuestiones críticas caracteriza, quizás 20 Tal como señala Carl Schmitt en Legalitiit und Legitimitiit, entre le-
como su rasgo más destacado, a una importante corriente de galidad y legitimidad no existe una diferencia clara y ambas podrían
la filosofía del derecho: el derecho natural. Éste considera emplearse como sinónimos. En esta traducción, se optó por usar térrni-
nos distintos, dado que Benjamin hace lo propio con Rechtmiijfigkeit y
que emplear medios violentos para fines justos es tan poco
Berechtigung. A la primera se la tradujo como "Iegalidad~ mientras que a
problemático como que un hombre en su "derecho" se dirija la segunda como "legitimidad". Se las puede diferenciar, por supuesto, de
hacia una meta deseada. Según este punto de vista (que sirvió acuerdo a las perspectivas jurídicas, sociológicas o políticas que se adop-
como fundamento ideológico al terrorismo en la Revolución ten. No obstante, cabe señalar que la cuestión de fondo respecto de la
legitimidad está vinculada a la tensión entre ley y moral. Según Kant: "Lo
Francesa), la violencia es un producto natural al igual que una
esencial de todo valor moral de las acciones está en que la ley moral de-
materia prima, cuyo uso no genera ningún problema, a me- termine inmediatamente la voluntad. Si la determinación de la voluntad
nos que se abuse de esa violencia para obtener fines injustos. ocurre en conformidad con la ley moral, pero sólo mediante un senti-
Si las personas, según la teoría de Estado iusnaturalista, ponen miento de cualquier clase que sea, que hay que presuponer para que ese
a disposición del Estado toda su violencia, esto ocurre bajo sentimiento venga a ser un fundamento de determinación suficiente de
la voluntad, y por tanto no por la ley misma, entonces encerrará la acción
la suposición de que (como expresó Spinoza en su Tractatus
ciertamente legalidad, pero no moralidad." (KANT, lMMANUEL, Crítica
tbeologico-politicus¡ el individuo en sí, antes de cerrar un trato de la razón práctica, Sígueme, Salamanca, 1998, p. 95). De esta manera,
racionalmente, ejerce también de iure aquella violencia que ya legalidad envolvería los casos en los que una conducta se ajusta a las leyes.
posee de jacto. Quizás, estas reflexiones se reavivaron tiempo Por supuesto, ellas son producto de las condiciones en las cuales se crean.
Por su parte, la legitimidad involucra cierta racionalidad que justifica di-
después gracias a la biología de Darwin que consideraba dog-
cha legalidad. Tal idea de justificación implica dimensiones morales, his-
máticamente, junto con la selección natural, la violencia como tóricas y axiológicas. Por lo tanto, en este texto tiene mayor resonancia
el medio originario y adecuado para todos los fines vitales de la el concepto de legitimidad, ya que aquello que está en juego es el corte
naturaleza. La versión popular del darwinismo demostró con valorativo realizado por Benjamin y que es, precisamente, su crítica de
frecuencia cuán pequeño es el paso que va de este dogma de la la violencia. Por otro lado, la legitimidad justificada por ciertas costum-
bres y creencias en el tiempo se convierte en legitimación y consolida la
historia natural a aquel más grosero de la filosofía del derecho.
legalidad. Así como forja la ley, la legitimidad hace al consenso y llama a
Por eso, cada violencia que se adecua exclusivamente a fines na- la obediencia; en consecuencia, sirve al poder (en el sentido de Gewalt)
turales es también legitimada [rechtmdj?ig). y a su funcionamiento. Por tal motivo, la idea de legitimidad y consenso
está estrechamente relacionada con las legitimidades de Max Weber que
contribuyen a la construcción y la detentación del poder. [N. del T.)
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medios. Pese a esta oposición, ambas corrientes coinciden en


luación La cuestión es conocer según qué criterio o distinción
el dogma fundamental: fines justos [gerechte Zwecke] pueden
puede ser concebida la esencia de la violencia o, en otras pala-
alcanzarse por medios legítimos [berechtigte Mitte[j y medios
bras, alcanzar el sentido de tal distinción. Pues se mostrará que
legítimos pueden usarse para fines justos. Mientras el derecho
esta distinción del derecho positivo es significativa, completa-
natural aspira a "justificar" los medios a través de la justicia de
mente instituida e insustituible, y ello también echará luz sobre
los fines, el derecho positivo tiende a "garantizar" la justicia de
aquella esfera en la que se puede hallar tal distinción. En otras
los fines a través de la legitimidad [Berechtigung] de los medios.
palabras, si el criterio que constituye el derecho positivo para la
La antinomia sería irresoluble si el presupuesto dogmático ge-
legitimación de la violencia sólo puede ser analizado según su
neral fuera falso, o sea, si el medio legítimo y el fin justo fueran
sentido, la esfera de su empleo debe ser criticada según su valor.
irremediablemente contradictorios. Este examen no podría
Por lo tanto, para esta crítica es necesario centrar su punto de
hacerse de ningún modo, a menos que antes se haya abando-
vista fuera del derecho positivo, así como del naturalista. En
nado este círculo y que se hayan establecido criterios indepen-
la medida en que la reflexión histórico-filosófica del derecho
dientes unos de otros, tanto para fines justos como para medios
pueda distinguido, él saldrá a la luz.
legítimos.
El sentido de la distinción entre violencia legitimada y no
Por lo tanto, lo que respecta a los fines, y también a la pre-
legitimada no es fácil de aprehender. Es determinante haber
gunta por un criterio de justicia, queda fuera de esta investi-
rechazado la confusión iusnaturalista basada en la distinción
gación. Por el contrario, decanta en el corazón mismo de la
de la violencia según fines justos e injustos. Se señaló más bien
cuestión la pregunta por la legitimidad de ciertos medios que
que el derecho positivo exigía a esa violencia algo que testifique
constituyen la violencia. Los principios iusnaturalistas no pue-
su origen histórico y que enseñe su legitimidad, su sanción
den distinguir la legitimidad de los medios, sino sólo condu-
[Sanktion], en ciertas circunstancias. Dado que el reconoci-
cida a una casuística sin fin. Pues si el derecho positivo es ciego
miento de la violencia de derecho [Rechtsgewaft] se expresa
para la incondicionalidad de los fines, también lo es el derecho
concretamente en la sumisión sin resistencia a los fines, la exis-
natural para la condicionalidad de los medios. En cambio, la
tencia o la carencia de un reconocimiento histórico general de
teoría positivista del derecho puede ser aceptada como funda-
ellos sirve de fundamento para la clasificación de las violencias.
mento hipotético en el inicio de la investigación, puesto que
Los fines que carecen de este reconocimiento podrían ser lla-
plantea la distinción básica entre los tipos de violencia, inde-
mados fines naturales [Naturzwecke], en tanto los otros serían
pendientemente de los casos de su empleo. Esta distinción se
fines de derecho [Rechtszwecke). Por eso, la función variable
encuentra entre la violencia sancionada, reconocida histórica-
de la violencia, según sirva a fines naturales o de derecho, se
mente, y la no sancionada. Si las reflexiones siguientes surgen
aprecia considerando el desarrollo de cualquier sistema de re-
de esta distinción, no significa entonces que las violencias exis-
laciones jurídicas. Para simplificar la cuestión, las considera-
tentes sean clasificadas por estar sancionadas o no estado. Pues,
ciones que siguen refieren a la actualidad europea.
en la crítica de la violencia, no se trata de emplear el criterio
Para este sistema de relaciones jurídicas, en lo que concierne
del derecho positivo, sino más bien reconocer su modo de eva-
al individuo como sujeto jurídico, es significativa la tendencia
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de no admitir los fines naturales de los individuos en todos veces la figura del "gran" criminal despierta sagrada admiración
los casos en que esos fines puedan ser alcanzados satisfactoria- en el pueblo, pese a lo atroz que hayan sido sus fines. No se debe
mente por medio de la violencia. Es decir, este ordenamiento al hecho en sí, sino a la violencia de la que el pueblo es testigo.
jurídico insiste en establecer, allí donde los fines de los indivi- En tal caso, la violencia, que el derecho actual intenta sustraerle
duos puedan alcanzarse satisfactoriamente mediante la violen- al individuo en todas sus prácticas, aparece realmente como
cia, fines de derecho que sólo la violencia de derecho como tal una amenaza y, cuando el derecho es derrotado, provoca en la
puede realizar. Incluso, mediante los fines de derecho, insiste multitud aún más simpatía en contra de él. Aquel mecanismo
en restringir ámbitos en los que los fines naturales tienen lí- por el cual la violencia parece tan amenazante para el derecho,
mites bastantes amplios, como ocurre en la educación. Así, los y también puede ser tan temida por él, se lo debe mostrar allí
fines naturales pueden ser alcanzados con un grado excesivo de donde la manifestación de la violencia todavía está permitida
violencia, como ocurre en las leyes sobre los límites de la fa- por el ordenamiento jurídico actual.
cultad educativa de la punición. Se puede formular como una En principio, esto se comprueba en la lucha de clases con
máxima general de la legislación europea actual: todo fin natu- la garantía del derecho a huelga de los trabajadores. La clase
ral de un individuo debe coincidir con fines de derecho, cuan- obrera organizada es hoy, junto con el Estado, el único sujeto
do ambos sean perseguidos mediante una violencia de mayor o jurídico que tiene derecho a ejercer la violencia. Sin embar~~,
menor magnitud. (La contradicción del derecho respecto de la a esta perspectiva se le puede objetar que el cese de las acnvi-
legítima defensa se aclararía a partir de las siguientes considera- dades, una no-acción -lo que es, en fin, la huelga-, no debería
ciones). Según esta máxima, el derecho observa que la violencia ser designado en ninguna circunstancia como violencia. Tal
a disposición de individuos es un peligro capaz de socavar el consideración facilitó que la violencia estatal [Staatsgewalt]
ordenamiento jurídico. ¿Ve en la violencia un peligro que frus- conceda el derecho a huelga, cuando ésta ya no podía ser evi-
tra los fines de derecho y la ejecución jurídica? De ninguna ma- tada. Pero la validez de tal consideración no es incondicional.
nera. Pues la violencia no sería juzgada por sí, sino sólo aquella Por lo tanto, tampoco es irrestricta. Ciertamente, la suspensión
utilizada para fines ilegítimos [rechtswidrige]. Por lo tanto, un de una actividad, y también de los servicios, algo equivalente a
sistema de fines de derecho no puede perdurar, si en algún lugar la "ruptura de las relaciones", una suspensión sin violencia algu-
los fines naturales se cumplen aun de forma violenta. Pero esto na, podría ser un medio puro. Y, como la concesión al derecho
es un mero dogma. Por el contrario, sería preciso considerar la a huelga de los trabajadores, para el Estado (o el derecho), no es
sorprendente posibilidad de que el derecho se interese en mo- en absoluto un derecho a la violencia, sino más bien el derecho
nopolizar la violencia ante el individuo, no tanto por la inten- de sustraerse a ella para ser ejercida indirectamente mediante la
ción de proteger los fines de derecho, sino más bien por aquella patronal, podría surgir alguna vez una huelga que se manifieste
de proteger el derecho mismo. Al no estar en manos de aquel sólo como "abandono" o "distanciamiento" de la patronal. Pero
derecho, la violencia pone en peligro a éste no por los fines que este momento de violencia se presenta necesariamente -y, por
ella pueda lograr, sino por su mera existencia fuera del derecho. eso, como extorsión- en una huelga de esa índole, cuando en
La misma suposición surge drásticamente de pensar cuántas la predisposición general existe la intención de reanudar la
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actividad suspendida en circunstancias que nada tengan que violencia fuera, entonces, lo que primero aparenta, es decir, el
ver con ella o que sólo la modifiquen superficialmente. y, en mero medio para lograr de forma inmediata el objetivo, sólo
este sentido, desde la concepción de los trabajadores, opuesta podría alcanzar su fin como violencia rapaz [raubende]. Ella
a la del Estado, el derecho a huelga es el derecho a recurrir a la sería completamente inapropiada para fundar las relaciones o
violencia para imponer ciertos fines. El contraste entre ambas modificadas de forma relativamente estable. No obstante, la
perspectivas se presenta con claridad en la huelga general revo- huelga muestra que sí es capaz de fundar y modificar relaciones
lucionaria. En ella, el proletariado siempre apelará al derecho de derecho, aun cuando el sentimiento de justicia se considere
a huelga, mientras que el Estado calificará de abusiva tal ape- ofendido por ella. Se puede objetar que una función tal de la
lación, puesto que el derecho a huelga no habría sido conce- violencia sea casual y aislada. Por eso, si se considera la violencia
bido "de esa manera': y, por lo tanto, tomará medidas extraor- bélica, tal afirmación sería refutada.
dinarias. Pues no puede justificar que el ejercicio simultáneo La posibilidad de un derecho de guerra se basa en las mismas
de la huelga en todos los sectores sea ilegal [widerrechtlich], ya contradicciones objetivas, respecto de la situación legal, que las
que tal huelga no estaría enmarcada específicamente dentro de del derecho a huelga. Es decir, se basa en que los sujetos de de-
aquellas prescritas por los legisladores. A partir de esta diferen- recho sancionan las violencias, cuyos fines siguen siendo, para
cia en la interpretación, se formula la contradicción objetiva de los que sancionan, fines naturales y, en casos extremos, pueden
la situación legal por la cual el Estado reconoce una violencia, a derivar en un conflicto con sus propios fines naturales o de de-
cuyos fines, en tanto fines naturales, responde a veces con indi- recho. Pero la violencia de la guerra [Kriegsgewalt] apunta a sus
ferencia, pero, en casos extremos, de forma hostil (como en la fines directamente y como violencia rapaz. Sin embargo, es lla-
huelga general revolucionaria). Pese a que prima jacie parezca mativo que sea posible celebrar la paz en condiciones primitivas
paradójico, en ciertas circunstancias el comportamiento adop- -o mucho más en las actuales-, que bastante poco saben de las
tado en ejercicio de un derecho puede ser denominado como relaciones de derecho de Estado. Incluso, resultaría extraño que
violencia. Precisamente, cuando se activa tal comportamiento, sea posible lograr una paz en aquellos casos en que el vencedor
podría ser llamado violencia, si ejerce un derecho que le cor- ha ocupado una posición imposible de recuperar. En efecto, la
responde para subvertir el ordenamiento jurídico, en virtud palabra "Paz" refiere en su definición, correlativa a la definición
del cual le fue concedido. No obstante, cuando es pasivo, tam- de "Guerra" (por eso existe otra, precisamente no metafórica y
bién podría denominarse a este comportamiento como violen- política, que Kant llamó "la paz perpetua"), a una sanción (a
cia, en caso de que se trate de la extorsión antes mencionada. priori, necesaria e independiente de las otras relaciones de de-
Entonces, que, bajo ciertas circunstancias, el derecho se oponga recho) de cada victoria. Es decir, la sanción consiste en que las
con violencia a los huelguistas, en tanto violentos, demuestra la nuevas relaciones de derecho sean reconocidas como un nuevo
contradicción objetiva en la situación legal y no la contradic- "derecho", independientemente de si necesita o no de jacto la
ción lógica en el derecho. Pues en la huelga el Estado teme, más garantía para su perpetuación. Si se pudiera concluir que cada
a que cualquier otra función de la violencia, a aquella que se violencia utilizada para fines naturales fuera violencia bélica,
indaga como el único fundamento seguro de su crítica. Si la en tanto originaria y prototípica, semejante violencia sería fun-
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dadora de derecho. La relevancia de esta noción la evaluare- los discursos de los pacifistas y activistas. Esta crítica se inscribe
mos luego. Ella explica la tendencia del derecho moderno, la en la de toda violencia de derecho, es decir, junto con la crítica
cual sustrae al individuo, por lo menos como sujeto jurídico, de la violencia legal o ejecutiva, y no cabe la posibilidad de que
aquella violencia dirigida a fines naturales. En el gran delin- así no sea. Evidentemente, si no se quiere proclamar un anar-
cuente aparece esa violencia que amenaza con fundar un nuevo quismo infantil, tal crítica no puede llevarse a ~ab~ sin q~~ se
derecho y que aún hoy como otrora sacude al pueblo, pese a la rechace la obligación de la persona y se declare esta permitido
impotencia de esa violencia en determinadas circunstancias. El lo que se quiera". Esta máxima reflexiona acerca de la esfera
Estado le teme, más que a cualquier otra cosa, a que esta violen- histórico-moral y, por eso, acerca de todo sentido de la acción.
cia funde derecho en el mismo grado en que él debe fundado, Pero, sobre todo, reflexiona acerca del sentido de la realidad
como cuando las fuerzas externas lo obligan a conceder el de- que no puede constituirse cuando la "acción" es extraída de su
recho a llevar adelante una guerra o cuando las clases sociales le ámbito. Sería más importante que, en esta crítica, esté la apela-
imponen el derecho a huelga. ción tan frecuente al imperativo categórico y su indiscutible
Desde la última guerra, la crítica a la violencia militar se programa básico: "Obra de tal modo que uses la humanidad,
volvió el punto de partida para una apasionada crítica a la vio- tanto en tu persona como en la de otro, siempre como un.~n Y
lencia. Por lo menos, enseñó que ya no se la emplea ni se la to- nunca como un mero medio"21. Pues, el derecho pOSltlVO,
lera ingenuamente, aunque no se trate sólo de una crítica a la cuando es conciente de sus raíces, exigirá reconocer y promover
violencia como fundadora de derecho, sino más bien que se la el interés de la humanidad por el individuo en sí. Ve ese interés
juzgue según su otra función: la destructora [vernichtend] .• en la representación y la conservación de un orden fatídico
Precisamente, la dualidad de la función de la violencia es una [schicksaLhaft]. Del mismo modo que le resulta dificultoso a ese
característica del militarismo constituido por la conscripción. ordenamiento que afirma conservar el derecho eludir la crítica,
El militarismo es la imposición del empleo universal de la vio- también es impotente para designar, ante la impugnación que
lencia como medio para los fines del Estado. Recientemente, sólo aparece en nombre de una "libertad" amorfa, aquel orden
tal imposición del empleo de la violencia fue juzgada con mayor superior de libertad. Pero más impotente aún .es cuando. no
o igual énfasis que el empleo mismo de la violencia. En esta impugna el orden de derecho de pies a cabeza, S100 leyes aisla-
imposición, la violencia aparece de una forma totalmente dis- das o los usos de éstas, los cuales el derecho protege con su po-
tinta a la del mero empleo con fines naturales. Pues la subordi- der [Macht] basado en que sólo existe un único destino
nación de los ciudadanos a la ley -como en el caso de la [Schicksa[j y en que lo existente y, en especial, lo amenazante
conscripción- es un fin de derecho. Si aquella primera función [Drohende] ya forman parte irrevocablemente de su orde~~-
de la violencia es la fundadora de derecho [rechtsetzend], la se- miento. Pues, la violencia conservadora de derecho es también
gunda puede denominarse la conservadora [rechtserhaltend]. una violencia amenazante. y su amenaza no tiene el sentido de
Dado que la conscripción es un empleo de la violencia (en 21Esta conocida exigencia deja la duda acerca de si no es suficientemente
principio no distinto de la conservadora del derecho), no es tan explícita, deja la duda acerca de si no está permitido que alguien se use a
sencilla una crítica realmente precisa al respecto, como lo hacen sí mismo o a otro como medio en alguna circunstanCia. Esta duda nene
s6lidos argumentos.
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la intimidación, tal como la interpretaron los teóricos liberales samente en tal ejecución. La razón debe intentar aproximarse
mal aprendidos. Además de que no es alcanzada por ninguna decididamente a estas condiciones, si quiere agotar la crítica en
ley, la intimidación se caracterizaría, en sentido estricto, por su totalidad, tanto de la violencia fundadora como de la conser-
contradecir la esencia de la amenaza, ya que existe la esperanza vadora de derecho. De modo más antinatural que en la pena de
de escapar a su brazo. Tan amenazante resulta la ley, entonces, muerte, casi como una mezcla espectral, ambos tipos de violen-
como el destino, del que en efecto depende, si el delincuente cia están presentes en otra institución del Estado moderno: la
cae ante ella. Recién en reflexiones posteriores sobre la esfera policía. Si bien ella ejerce una violencia para cumplir ~,nes d:
del destino, de la que deriva la amenaza jurídica, encontrará su derecho (del que puede disponer cuando sea), también esta
sentido más profundo la indeterminación de dicha amenaza. autorizada por él para establecer derecho de forma limitada
Hay un indicio valioso de ello en el ámbito de las penas. Entre (con edictos). Lo aberrante de esta autoridad -que pocos per-
ellas, desde que tomó vigencia en la discusión del derecho posi- ciben porque sus facultades rara vez justifican sus más graves
tivo, la pena de muerte es la que más críticas ha suscitado. intervenciones, en tanto pueden activarse ciegamente en los
Cuanto menos fundados han sido los argumentos en la mayoría sectores más débiles y contra los prudentes, ante los cuales la
de los casos, tanto más relevantes fueron y son sus motivos. ley no precisa proteger al Estado- es que en la policía misma se
Quizás sin poder fundamentado, o de hecho sin siquiera que- haya eliminado la separación entre la violencia fundadora y la
rer sentido, los críticos sintieron que impugnar la pena de conservadora de derecho. Si de la primera violencia exige que
muerte no es un ataque contra las penas, ni contra las leyes, se identifique en la victoria, de la segunda que esté sujeta a la
sino contra el origen del derecho mismo. Precisamente, si es su restricción de no fijar nuevos fines. A la violencia policial
origen la violencia, una violencia fatídica [schicksalhaft], casi [Polizeigewalt] se la eximió de ambas condiciones. Es funda-
con certeza se supone que, representados en lo existente, emer- dora de derecho, porque su función específica no es promulgar
gen los orígenes del ordenamiento jurídico en la violencia su- leyes, sino edictos con pretensión de ley. Y es conservadora en
prema, que está más allá de la vida y la muerte, y se manifiestan el sentido de que está a disposición de aquellos fines. ~e los
de forma aterradora. Esto concuerda con que la pena de muerte fines de la violencia policial fuesen siempre idénticos o sólo es-
se haya aplicado, bajo condiciones primitivas de derecho, tam- tuviesen vinculados con los fines del derecho es una afirmación
bién en delitos a la propiedad, lo que parece estar totalmente totalmente falsa. Incluso, el "derecho" de la policía señala como
"sobredimensionado" El sentido de la violencia suprema, en- punto fundamental el hecho de que el Estado, sea desde su
tonces, no es castigar la violación de la ley, sino establecer un impotencia, sea a causa de las circunstancias inmanentes de
nuevo derecho. Pues el derecho se fortalece como tal en el em- cada ordenamiento jurídico, no puede garantizar mediante tal
pleo de esa violencia superior a la vida y la muerte más que en ordenamiento los fines empíricos que a cualquier costo él mis-
cualquier otra ejecución del derecho. Pero, al mismo tiempo, el mo desea lograr. Por eso, la policía interviene "por razones de
sentimiento más delicado percibe algo putrefacto en el de- seguridad" en numerosos casos en los que existe una situación
recho, porque sabe cuán infinitamente lejos está de las condi- cuyo marco legal no es claro y regula la vida del ciudadano con
ciones en las cuales el destino se hubiera manifestado majestuo- edictos, perjudicándolo sin relación alguna con los fines de
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fuese instituido legalmente por medio de la violencia. Si dismi-


derecho, o simplemente cuando lo vigila de mal modo. En nuye la conciencia de que la violencia está latente en la ins~itu-
oposición al derecho, el cual admite en la "distinción" tiempo y ción del derecho, entonces este último se derrumba. Un eJem-
espacio una categoría metafísica sobre la que pretende erigirse plo de esto lo dan los parlamentos en la actualidad. Ellos o.fre-
este recurso crítico, surge la consideración de que la institución cen un espectáculo penoso, porque no guardan en su concien-
policial no tiene ninguna esencia. Su violencia es amorfa como cia las fuerzas revolucionarias a las que deben su existencia.
lo es su presencia espectral, extensa e inabarcable, en la vida del Para los parlamentos, en especial el alemán, la última manifes-
Estado civilizado. Y si bien la policía aparenta ser siempre igual, tación de esta violencia no tuvo consecuencia alguna. Les falta
no hay que olvidarse, empero, que en la monarquía absoluta, el sentido de la violencia fundadora de derecho que está repre-
donde representa la violencia del Soberano, la cual conjuga el sentada en ellos. No sorprende que los parlamentos no tomen
poder legislativo y ejecutivo, su espíritu es menos devastador resoluciones [Beschlüssen] dignas de esta violencia, sino que se
que en la democracia, donde su existencia, no enaltecida por tal comprometan a promover un tratamiento supuestamente no
relación, testimonia la perversión más atroz de la violencia. violento de las cuestiones políticas. Sin embargo, "aun cuando
Toda violencia es, en tanto medio, bien fundadora, bien desdeñe toda violencia manifiesta, [el parlamento] es producto
conservadora de derecho. Si no reconoce ninguno de estos de la mentalidad de la violencia, porque la aspiración hacia ese
predicados, renuncia así a toda validez. Por consiguiente, en compromiso no está motivada por sí misma, sino que está mo-
el mejor de los casos, toda violencia como medio en sí es parte tivado desde el exterior, o sea, por una aspiración contraria. Por
de la problemática del derecho. Aun cuando a esta altura de eso, no puede imaginarse ningún compromiso sin su caráct~r
la investigación su significado no se muestre con claridad, sin coactivo. «Mejor hubiera sido de otra manera» es el senti-
embargo, el derecho es iluminado por una ambigüedad moral miento básico de todo compromiso'i". Es significativo que
que impone la cuestión de si no existen otros medios más que la decadencia de los parlamentos haya alejado a los espíritus,
los violentos para regular los intereses humanos en conflicto. gestados luego de la guerra, de ese ideal que desea la concilia-
Ante todo, esto comprueba que una concertación [Beilegung] ción [Schlichtung] no violenta de los conflictos políticos. Los
no violenta de conflictos nunca puede concluir en un acuerdo bolcheviques y los sindicalistas se oponen a los pacifistas. Han
de derecho [Rechtsvertrag]. En última instancia, siempre de- realizado una crítica precisa y destructiva de los parlamentos
riva en una violencia posible, más allá de que las partes hayan actuales. Pese a lo valioso y satisfactorio que pudiera ser el par-
contraído este acuerdo pacíficamente. Pues el acuerdo concede lamento más prestigioso, el debate sobre los medios no violen-
a cada una de ellas el derecho a utilizar la violencia contra la tos de la avenencia [ Obereinkunft] política no puede ser tratado
otra parte, en caso de que se rompa el acuerdo. Es más, no sólo por el parlamentarismo. Pues lo que logra en cuestiones vitales,
el resultado del acuerdo, sino también su origen, remiten a la sólo pueden ser aquellos ordenamientos jurídicos afectados en
violencia. No necesita, por eso, estar presente en el acuerdo de su origen y su culminación por la violencia.
forma directa como violencia fundadora, pero sí estar repre-
sentada por él, siempre que el poder [Macht] que garantiza el 22 UNGER, ERICH. Politik und Metapbysik. (Die Theorie. Versuche zu
acuerdo de derecho tenga un origen violento, aun cuando no philosophisiber Politik L VerOffintlichtung), Berlín, 1921, p. 8.
48 WALTER BENJAMIN PARA UNA CRíTICA DE LA VIOLENCIA 49

¿Es posible, acaso, la concertación [Beilegung] no violenta lencia triunfal, se contentaba con someter a aquella violencia
de conflictos? Sin duda. Las relaciones entre personas privadas ilegítima, allí donde apareciera. Además, el engaño, que no está
son un ejemplo de ello. Conformidad [Einigung] no violenta constituido por la violencia, no era penado en el derecho ro-
habrá donde la cultura del corazón le facilite a los hombres los mano y germánico según el principio de ius ciuile vigilantibus
medios puros para la avenencia [Übereinkunft]. Por eso, tanto scriptum est u "ojo por dinero". Por eso, en tiempos posteriores
a los medios legítimos como a los ilegítimos (ambos violentos) el derecho perdió la confianza en su propia violencia y no se
podrían oponérsele, como medios puros, aquellos no violen- sintió, como otrora, a la altura de las violencias ajenas que la
tos. Sensibilidad, simpatía, amor a la paz, confianza (y todo exceden. El miedo que ellas le generan y la desconfianza que
aquello que pueda decirse al respecto) son requisitos subjeti- produce en su interior revelan su temor. Comienza a imponer
vos de estos medios puros. Pero su aparición objetiva deter- más fines con la intención de evitar manifestaciones exageradas
mina la ley (cuya magnitud violenta no se discute aquí) que de la violencia conservadora del derecho. El derecho se vuelve,
establece que los medios puros nunca son para soluciones in- entonces, contra el engaño no por cuestiones morales, sino por
mediatas [unmittelbar], sino siempre para soluciones mediatas miedo a los hechos violentos que podrían engendrar los en-
[mitrelbar]. Por ende, jamás refieren directamente a la conci- gañados. Dado que este miedo entra en conflicto con la propia
liación de conflictos entre hombre y hombre, sino a la media- naturaleza de la violencia de derecho, al cual caracteriza desde
ción [Wege] de las cosas. sus orígenes, tal fin es inadecuado para los medios legítimos del
En la situación más material de conflictos humanos, aquella derecho. En estos fines se expresa no sólo la decadencia de su
que concierne a los bienes y mercancías, se manifiesta el ám- propia esfera, sino también un deterioro de los medios puros.
bito de los medios puros. Por eso, la técnica, en su sentido Pues, con la prohibición del engaño, el derecho limita el uso de
más amplio, es la esfera que mejor los comprende. Un ejemplo los medios no violentos, ya que podrían producir una violencia
adecuado de esto sería considerar al diálogo como una técnica reaccionaria. Esta tendencia del derecho también contribuyó a
de la avenencia civilizada. En ella, precisamente, la conformi- la concesión del derecho a huelga, la cual se contradice con los
dad no violenta no puede darse sola, sino que la eliminación intereses del Estado. El derecho la acepta, puesto que quiere
de la violencia debe estar probada expresamente por una cir- evitar las acciones violentas, a las que teme enfrentar. Antes del
cunstancia significativa: la impunidad de la mentira. Quizás, derecho a huelga, los trabajadores planeaban sabotajes e incen-
no hay ninguna legislación en la tierra que la penalice desde diaban las fábricas. Más allá de cualquier virtud, para equili-
sus orígenes. Por eso, se dice que existe una esfera no violenta brar pacíficamente los intereses de los hombres hay un motivo
de avenencia humana [menschliche Übereinkunft], la cual le es eficaz que facilita a las voluntades más reacias aquellos medios
completamente inaccesible a la violencia. Se trata de la verda- puros en lugar de los violentos, a los cuales siempre terminan
dera esfera del "entendimiento": el lenguaje. Sin embargo, más recurriendo por temor a las pérdidas comunes que amenazan
tarde y en un curioso proceso de decadencia, la violencia de con surgir de los enfrentamientos violentos. Los medios puros
derecho penetró en esta esfera, declarando punible el engaño. son usados, generalmente, en los conflictos entre personas pri-
En un principio, el ordenamiento jurídico, confiado en su vio- vadas. Es distinto, empero, cuando se trata de un litigio entre
50 WALTER BENJAMIN PARA UNA CRÍTICA DE LA VIOLENCIA 51

clases o naciones, en el cual ese orden superior, que amenaza La huelga general proletaria "descarta toda consecuencia
co~ someter de igual modo a los vencedores y a los vencidos, ideológica de cualquier política social posible; incluso, sus par-
es~a oculto para el sentimiento de la mayoría y para el entendí- tidarios ven a las reformas más populistas como burguesas"26.
m,lento de casi todos. Por ende, conduciría demasiado lejos la "Esta huelga general [proletaria] manifiesta claramente su in-
busque da de tal orden superior y de sus intereses comunes, los diferencia ante las riquezas materiales de la conquista, ya que la
cuales representan el motivo más persistente para una política huelga, así concebida, quiere suprimir el Estado. El Estado es
de medios puros.P Podría decirse, entonces, que los medios pu- precisamente (...) la razón de ser de los grupos dominantes que
ros de la política son análogos a aquellos que dominan la salida sacan provecho de cualquier empresa, cuyas pérdidas las carga
pacífica entre personas privadas. el conjunto social'?". Mientras que la primera forma de paro
. En lo referente a las luchas de clases, bajo ciertas circunstan- es violencia, porque sólo motiva una modificación externa de
eras la huelga debe ser considerada como un medio puro. Se las condiciones de trabajo, la segunda es no violenta, en tanto
pueden señalar dos tipos esencialmente diferentes de huelga. medio puro. Pues ella no se dispone a reanudar la actividad la-
Por cuestiones más políticas que estrictamente teóricas, Sorel boralluego de concesiones superficiales y vagas modificaciones
f~e el pri~ero en distinguidas. Él opuso la huelga general polí- de las condiciones laborales, sino que resuelve sólo retomar un
tica [polt~tscher Generalstreik] y la huelga general proletaria trabajo totalmente distinto al anterior, uno no impuesto por
[proletartScher Generalstreik]. La diferencia entre ellas se debe el Estado. Se trata de una subversión que este tipo de huelga
a su .relación con 1: violencia. Los partidarios de la primera no genera, pero que sí la lleva a cabo. Por eso, el primero de
consideraban que el fortalecimiento de la violencia estatal estos procesos es fundador de derecho; el segundo, en cambio,
[Staatsge~al~] es el fundamento de su propia concepción. En .' es anarquista. A partir de algunas observaciones de Marx, Sorel
las orgamzaclOnes actuales, los políticos (los socialistas rnode- rechaza todo tipo de programas y utopías, es decir, fundaciones
r~d~s) .preparan la base de una violencia fuerte, centralizada y de derecho para el movimiento revolucionario: "Con la huelga
disciplinada, que no se prestará a la confusión que intentará general [proletaria 1 desaparecen todas esas cosas bellas. La re-
gen~rar la crític~ de los opositores, sabrán acallada y promul- volución aparece como una revuelta clara y sencilla, y no hay
garan su~ m~ntirosos decretos'?", "La huelga general política espacio para que los sociólogos, ni los elegantes amateurs de las
demostro cuan poca fuerza perderá el Estado, cómo el poder reformas sociales, ni tampoco los intelectuales que han hecho
[~acht] de unos privilegiados lo heredan otros privilegiados, del estudio su profesión, piensen para el proletariado"28. Ante
como la masa de los productores cambiará a sus patrones'?". esta profunda concepción moral y realmente revolucionaria
Ante esta huelga general política (su fórmula, por cierto, parece no puede calificarse a la huelga general de violencia por las
ser la de la antigua Revolución Alemana), la proletaria tiene co~secuencias catastróficas que pueda producir. Con razón, la
como único objetivo la eliminación de la violencia de Estado. economía actual, vista como una totalidad, sería comparable

23 Véase también UNGER, op. cit., p. 18 Y s.


26 Idem., p. 195.
:: SOREL, GEORGES, Réflexions sur la uiolence, S' ed., París, 1919, p. 250.
27 Idem., p. 249.
Op. ctt., p. 265.
28 Idem., p. 200.
52 WALTER BENJAMIN PARA UNA CRITICA DE LA VIOLENCIA 53

no tanto a una máquina que se detiene porque su fogonero la En el ámbito de la violencia no hay ninguna, tanto las pre-
abandona, sino más bien a una bestia que ataca apenas su do- vistas por el derecho natural como por el positivo, que no
mador le da la espalda. A pesar de esto, no debería juzgarse si esté sujeta a la problemática de la violencia de derecho antes
una acción es violencia según sus efectos y sus fines, sino sólo mencionada. Dado que, si se prescinde absolutamente de toda
según la ley de sus medios. A diferencia de lo que ocurre con violencia, continúa siendo inconcebible toda idea de una po-
las huelgas parciales, generalmente extorsivas, la violencia de sible solución [Ldsung] para las actividades humanas, y menos
Estado, que sólo ve los efectos, se opone a esta huelga general aún la idea de una redención [Erldsung] de las condiciones
proletaria por presumida violenta. Con argumentos sólidos, históricas de existencia, queda pendiente la pregunta por otro
Sorel explicó el alcance que tiene una concepción tan rigurosa tipo de violencias que contemplan las teorías del derecho. A
de huelga general proletaria para reducir la escalada efectiva su vez, surge la cuestión por la verdad del dogma fundante
de violencia en las revoluciones. En contraste, la huelga de los de esas teorías: fines justos pueden alcanzarse por medios le-
médicos sería un excelente ejemplo de paro violento, más in- gítimos y medios legítimos pueden ser utilizados para fines
moral y crudo que la huelga general política, algo similar al blo- justos. Pero, si aquel tipo de violencia conforme al destino
queo económico que vivieron muchas ciudades alemanas. Con [schicksalsmiifSig], el cual se utiliza como medio legítimo, en-
la huelga de médicos, se muestra de forma aberrante el empleo trara en contradicción inconciliable con los fines justos, ¿qué
inescrupuloso de la violencia que tales profesionales rechazan, sucedería? ¿Y si también deviniera previsible una violencia de
los mismos que durante años, sin la intención de efectuar re- otro tipo que no fuese, empero, ni medio legítimo ni ilegítimo
sistencia alguna, "han hecho de la muerte su botín" para luego, para tales fines ? ¿Y si no se tratara de un medio, sino más bien
en la primera oportunidad, regalar la vida por unos centavos. de otra cosa? Con ello, se echaría luz sobre la desalentadora y
Medios de avenencia no violenta se formaron con mayor clari- singular experiencia que produce la indecibilidad sobre algunos
dad en la historia milenaria de los Estados que en la joven lucha problemas jurídicos (en su falta de perspectivas, quizás, puede
de clases. Respecto del comercio entre países, los diplomáticos compararse sólo con la imposibilidad que tiene el lenguaje en
se ocupan de modificar los ordenamiento s jurídicos en ciertas formación para distinguir de forma concluyente lo "correcto"
circunstancias. Ellos, en nombre de sus Estados, deben concer- y lo "incorrecto"). Nunca es la razón la que determina la legi-
tar los conflictos del mismo modo en que, análogamente, se timidad de los medios ni la justicia de los fines, sino una vio-
da la avenencia entre personas privadas, es decir, pacíficamente lencia fatídica [schicksalhaft], y a ésta la determina Dios. Una
y sin contratos. Esta es una tarea delicada que practican con idea poco habitual, debido a la tenaz costumbre que la domina,
decisión los tribunales de arbitraje, pero también es un método de pensar los fines justos como fines de un derecho posible, es
de solución superior al del arbitraje, ya que está más allá de decir, no sólo como fines universalmente válidos (caracterís-
cualquier ordenamiento jurídico y cualquier violencia. Pues, tica misma del sentido de justicia), sino también como fines
la resolución de los diplomáticos, como también aquella entre universalizables, evidentemente, contradice esta característica.
personas privadas, desarrolló formas y virtudes que, aunque Pues los fines que son justos para un momento histórico, acep-
hayan sido exteriores, no siempre fueron así, tados generalmente y de validez universal, no lo son en otro
54 WALTER BENJAMIN PARA UNA CRíTICA DE LA VIOLENCIA 55

momento, aun cuando se trate de circunstancias similares en el mito dejando la esperanza de que algún día traerá un nuevo
otras situaciones. Una función no mediara [nicht mittelbare] derecho para los hombres. Este héroe y la violencia de derecho
de la violencia, como la que se cuestiona aquí, la muestra la ex- nacida del mito son, en verdad, lo que el pueblo aún hoy busca
periencia de la vida cotidiana. Por ejemplo, la ira conduce a los traer al presente [vergegenwdrtigen] cuando admira al gran
hombres a los arrebatos más alevosos de violencia, no siendo delincuente. La violencia, entonces, golpea a Níobe desde la
ésta, por eso, medio de fines preestablecidos. Ella no es medio insegura y ambigua esfera del destino. Ella no es realmente des-
sino manifestación. y por eso esta violencia conoce las mani- tructora. Pese a matar sanguinariamente a los hijos de Níobe,
festaciones objetivas, mediante las que puede someterse a crí- se detiene ante la vida de la madre, vida a la que, a través de la
tica. En el mito puede hallarse su sentido primero. muerte de los hijos, deja con la carga de una culpa más intensa
La violencia mítica [mythische Gewalt] en su forma pro- que la anterior, una culpa eterna y enmudecida, que es un hito
totípica es una mera manifestación de los dioses. No es medio de la frontera entre hombres y dioses. Si en las manifestaciones
de. sus fines, es apenas una manifestación de su voluntad y, en míticas esta violencia inmediata se asimila a la fundadora de de-
pnmer lugar, manifestación de su existencia. El mito de Níobe recho -de hecho, desea identificarse con ella-, la problemática
es ~n buen ejemplo de ello". Por eso, podría parecer que las recae sobre esa misma violencia fundadora que fue caracteri-
acciones de Apolo y Artemisa son sólo un castigo. Pero su zada, al igual que la violencia bélica antes analizada, como una
violencia inspira más un [nuevo] derecho que el castigo por violencia de medios. A su vez, este marco promete echar luz
la transgresión de uno existente. La soberbia de Níobe atrae sobre ese destino basado en la violencia de derecho y, con ello,
sobre sí la perdición, no tanto por atentar contra el derecho, conducir la crítica de la violencia hasta el final. La función de
sino más bien por desafiar al destino- desafiado a una lucha la violencia en la fundación del derecho [Rechtsetzung] es, en-
en la que él debe vencer y que, en el mejor de los casos, de ven- tonces, doble. En primer lugar, la fundación de derecho aspira
cer, también promueve un derecho-o Que tal violencia divina a establecer, con la violencia como medio, aquel derecho corno
[gottliche Gewalt], en su sentido arcaico, no sea la violencia su fin. Empero, la violencia no abdica al instaurar ese fin per-
fundadora de derecho propia del castigo, lo muestran los mi- seguido, o sea, ese derecho, sino que recién allí se convierte en
tos en los que el héroe, como Prometeo, desafía al destino con sentido estricto y directo en fundadora de derecho. Pues ésta
asombroso coraje, lucha con él cambiando su suerte y culmina no establece un fin como derecho que sea libre e independiente
29 En la mitología griega, Níobe (Nló~YJ)era hija de Tántalo y esposa
de la violencia. Por el contrario, en nombre del poder, instaura
de Anfión, rey de Tebas. Tuvo, con su esposo, numerosos hijos. De ello un fin necesaria y profundamente ligado a ella. Fundar derecho
se vanagloriaba ante Leto, quien sólo había tenido dos hijos, Apolo y es fundar poder y, en este sentido, es un acto de la manifesta-
Artemisa. Como .Níobe se burlaba de Lero por creerse más digna que
ción inmediata de violencia. La justicia es el principio de toda
e~a para recibir tributos, Apolo y Artemisa, por venganza, mataron a sus
hIJOS.El dolor de Níobe por el asesinato de sus hijos la inrnovilizó hasta fundación divina de fines, el poder es el principio de toda fun-
convertirse en piedra. Según una versión, la piedra fue trasladada hasta dación mítica de derecho.
el m~nteSípilo en Lidia y caen lágrimas de ella. Otra versión cuenta que Esto último experimenta una aplicación de consecuencias
huyo a LIdIa por sus medios y que las lágrimas formaron el río Aqueloo. inmensas en el derecho de Estado. En él, el fenómeno origi-
Fuente: Paulys ReaLencyclopadie der classischen ALtertumswissenschazft [N
del T.] . . nal de la violencia fundadora de derecho es la instauración de
56 WALTER BENJAMIN PARA UNA CRíTICA DE LA VIOLENCIA 57

los límites [Grenzsetzung], tal como se plantea la "paz" de toda Pese a lo desfavorable que pueda resultar a quienes desconoz-
guerra de la era mítica. La instauración de los límites muestra can las leyes, desde la perspectiva del derecho tal intromisión
con claridad que toda violencia fundadora de derecho debería no se debe a una casualidad [Zufall], sino al destino [Schicksal],
garantizar el poder más que la exageradísima riqueza de bienes. que nuevamente se manifiesta en su sistemática ambigüedad.
Allí donde los límites estén establecidos, el enemigo no des- Basándose en una percepción fugaz sobre la idea antigua de
truirá nada; al contrario, reconocerá los derechos allí donde destino, Hermann Cohen lo definió como "una compresión
el vencedor detente esa violencia que sea superior. Por eso, que se vuelve inevitable" y sus propios "ordenamientos parecen
se trata de derechos "iguales" en una forma ambiguamente ocasionar y provocar ese surgimiento, esa caída"!', El principio
diabólica. Para las dos partes del trato hay una línea que no moderno de no salvar de la pena a quien desconoce la leyes la
tienen permitido cruzar. En la naturalidad más temible, apa- prueba de este espíritu del derecho. Del mismo modo, la lucha
rece la ambigüedad rnítica de las leyes, las cuales no se permite por un derecho escrito [geschriebene] en los orígenes de la vida
"transgredir". Sobre éstas, satirizó Anatole France: la ley pro- comunitaria de la Antigüedad debe entenderse como una rebe-
híbe por igual que pobres y ricos duerman bajo un puente. lión contra el espíritu de los preceptos míticos.
Por su parte, Sorel roza no sólo una verdad histórico-cultural, Lejos de abrir el acceso a una esfera más pura, la manifes-
sino también una verdad metafísica, con la hipótesis de que al tación mítica de la violencia inmediata se muestra idéntica en
principio todo derecho fue una pre-rrogativa [Vor-recht] de los lo más profundo a toda violencia de derecho y convierte al
reyes o los señores, o sea, de los poderosos [Machtigen]. Por presentimiento de su problematicidad en la certeza del carác-
eso, perdurará mutatis mutandis, mientras exista el derecho. ter corruptible de su función histórica, por lo que es preciso
Pues, desde el punto de vista de la violencia (la única capaz de destruirla. En última instancia, el hecho de destruir la función
garantizar el derecho), no hay igualdad, sino, en el mejor de histórica plantea la pregunta por una violencia pura e inme-
los casos, violencias igual de grandes. Pero el acto de estable- diata capaz de refrenar a la violencia mítica. Por eso, así como
cer límites es importante también para comprender, desde en todos los ámbitos el mito se opone a Dios, la violencia mí-
otra perspectiva, el derecho. Los límites establecidos [gesetze] tic a se opone a la divina, conformando una perfecta oposición.
y descriptos [umschriebene] se mantienen, por lo menos en los Si la violencia mítica funda derecho [rechtsetzend], la violencia
tiempos originarios, como leyes no escritas [ungeschriebene]. El divina lo destruye [rechtsvernichtend]. Si la primera establece lí-
hombre puede transgredirlas sin saberlo y, así, caer en estado mites, la segunda los destruye de forma ilimitada. Si la violencia
de expiación [Sühne]. Pues aquella intervención del derecho mítica culpa [verschuldend] y expía [sühnend] al mismo tiem-
conjurada por la violación a la ley no escrita y desconocida po, la divina sólo absuelve [entsühnend] 32. Si una amenaza, la
constituye, a diferencia de la pena [Straft po, expiación [Sühne].
31eOHEN, HERMANN, Ethik des reinen Willens, 2' ed. rev., Berlín, 1907,
30 Strafe remite a dos acepciones similares pero de contexto de uso distin- p.362.
to. En un sentido jurídico, su traducción sería "pena". A saber, el derecho 32 El juego de palabras que reproduce aquí Benjamín no tiene un equi-
penal en alemán es Strafrecht, Sin embargo, Benjamin también utiliza este valente en el español. Tanto sühnen como entsuhnen tienen como raíz
término, cuando se refiere a un ámbito prejurídico, en el cual rige la ley de Suhne, que tradujimos como "expiación". El primer término sería la ver-
los dioses. En esos casos, se optÓ por traducir "castigo". [N. del T.] balización de dicho sustantivo: "expiar". En cuanto a entsubnen, aunque
58 WALTER BENJAMIN PARA UNA CRÍTICA DE LA VIOLENCIA 59

~tra golpea. Si aquella es sangrienta [blutig], la segunda es letal el cual "expía" [sühnen] su culpabilidad- y también absuelve
"" der~amar sangre [aujunblutige u-éise]. Como ejemplo de la [entsühnen] a los culpables, pero no de su culpa [Schuld], sino
vI.olenCla.de Dios, el juicio a la banda de Coré33 sería antagó- del derecho-o Pues con la mera vida cesa el dominio del de-
nICOal. mito de Níobe. En este juicio, golpea a los privilegiados, recho sobre los vivos. La violencia mítica es violencia sangrien-
los levitas, los sacude de un golpe sin anunciarse, sin ninguna ta en función de sí misma sobre la mera vida, mientras que la
amenaza, y no se retrocede a la hora de destruir. Pero la vio- divina es una violencia pura sobre toda vida en función de los
lencia divina sólo absuelve [entsühnen] también en la destruc- vivos. La primera exige sacrificio, la segunda lo acepta.
ción y, por eso, no hay que pasar por alto la profunda conexión Existen pruebas de esta violencia divina no sólo en la tra-
q~e existe entre el aspecto absolutorio [entsühnend] y no san- dición religiosa, sino también en la vida cotidiana bajo la
gnento [unblutig] de esta violencia. Pues la sangre simboliza forma de alguna manifestación sagrada. Una de sus formas
la mera vida. Tal como no podía exponerse aquí de forma más de aparición es la que está fuera del derecho en su versión
precisa, la disolución [Auslosung] de la violencia de derecho más perfecta como violencia pedagógica. Tales formas de
se rem~nta, entonces, a la culpabilidad [Verschuldung] de la aparición tampoco se definen porque Dios ejerza la violencia
mera vida natural, culpabilidad que, de forma inocente y desa- de manera inmediata en eventos de carácter milagroso, sino
fortunada, hace responsables a los vivos del castigo [Sühne]34, porque en todo momento hace uso de ella sin derramar sangre
su sentido también guarda el significado original de "expiar", más apro-
[unblutig], de un golpe y absolviendo [entsühnend]. En fin,
~iado sería "absolver", "liberar" o "perdonar", ya que dicho término no se define por la ausencia de toda fundación de derecho. En
implica una retribución, sea ésta un castigo o un sacrificio. El acto sería el este sentido, es legítimo llamar a esta violencia destructora
de remover la culpa al vivo sin costo alguno. Quizás, "perdonar" hubiese [vernichtend]. Pero ella es sólo relativa en relación con los
sido una acepción más próxima al carácter religioso con el que Benjamin
bienes, con el derecho, con la vida, etc., y nunca absoluta res-
realiza estas conceptualizaciones. Pero este verbo remite fuertemente a
I,a~radición judeo-crístiana y ésta no era la intención de Benjamin. Por pecto del alma de los vivos. Sin duda, un mayor grado de vio-
último, cabe aclarar que tampoco entsubnen debe ser entendido exclusi- lencia pura o divina provocará en la actualidad los más enérgi-
vamente en un marco jurídico. Precisamente, este pasaje se inscribiría en cos ataques y éstos se opondrán a ella, porque, de acuerdo a la
un contexto prejurídico respecto del derecho moderno (es decir, en una deducción lógica, liberará en ciertas condiciones la violencia
etapa de ley no escrita) y religioso (no judeo-cnsriano). [N. del T.)
letal a los hombres para que la usen unos contra otros. Pero no
33 Números 16: 1-40. El castigo de Yahvé a Coré y sus rebeldes es descrito

de la siguiente manera: "Rornpióse el suelo debajo de ellos, abrió la tierra hay que aceptar este argumento, puesto que ante la pregunta
su boca y se los tragó a ellos, sus casas y todos los partidarios de Coré con "¿ Puedo matar?" surge la irrevocable respuesta en la forma
todo lo suyo. Vivos se precipitaron en el abismo y los cubrió la tierra, sien- del mandamiento "No matarás". Este mandamiento precede
do exterminados de en medio de la asamblea. Todo Israel que allí en torno al hecho, como si Dios "existiera antes" de que éste sucediera.
se ha~aba, al oír sus gritos, huyó por miedo de que los tragase también la
Pero, frente al hecho consumado, el mandamiento sigue siendo
nerra, Nótese que en este episodio, a diferencia del mito de Níobe, no se
derrama sangre, símbolo de la vida, en el que Benjamin centra su compa- inaplicable e inconmensurable, si realmente su castigo [Strafe]
ración. [N. del T.) no puede producir temor ni generar obediencia. Por eso, no se
34 En esta ocasión, Sühne no refiere al acto de la expiación, sino al suceso
emite ningún juicio sobre el hecho. Y tampoco se puede prever
con el cu~ ésta se cumple. Es decir, remite al castigo o al sacrificio con el
con anticipación el juicio divino sobre este acto ni su causa.
cual se satIsface la pena y se libera de la culpa al individuo.
60 WALTER BENJAM1N PARA UNA CRÍTICA DE LA VIOLENCIA 61

Entonces, se equivocan aquellos que condenan la muerte vio- justo. A esta ambigüedad, la premisa le debe su apariencia de
lenta de un hombre en manos de otro hombre a partir de un verdad. Precisamente, el hombre en ningún momento coincide
~andamiento. El mandamiento existe no como criterio legal, con la mera vida del hombre, menos aún con la mera vida en sí
sino como pauta para el comportamiento de las personas ac- como con cualquier otro de sus estados y características, inclu-
ti~as o la comunidad, las cuales tienen que discutido consigo so ni siquiera coincide con la unicidad de su persona corpórea.
~Ismas en soledad y asumir en casos extremos la responsabi- Tan sagrado es el hombre (o también aquella vida en él que está
lidad de prescindir de él. Así lo entiende también el judaísmo, de forma idéntica en la vida terrenal, la muerte y la vida después
cuando niega expresamente la responsabilidad del que mata en de ella), como tan poco sagrados son sus estados, su vida cor-
caso de legítima defensa. Pero estos pensadores se remiten a un pórea herida por otros hombres. Entonces, ¿qué la diferencia
teorema muy remoto, con el que quizás intentan recordar la en esencia de la vida de los animales y las plantas? Y si ellos
razón del mandamiento. Se trata de la premisa que considera fueran sagrados, no podrían, empero, aspirar a la mera vida, no
la vida como algo sagrado, sea refiriéndose a la vida animal y podrían estar en ella. No valdría la pena, entonces, indagar el
vegetal, sea limitándola a la humana. En el caso extremo de la origen del dogma sobre la sacralidad de la vida. Quizás, se trate
muerte revolucionaria de los opresores, sus argumentos son: "si probablemente de algo reciente, como el error de la débil tra-
no mato, jamás alcanzaré el reino de la justicia ...así piensa un dición occidental de buscar lo sagrado, aquello que ella misma
terrorista espirituaL.Sin embargo, nosotros profesamos que perdió, en lo impenetrable cosmológicamente. (La antigüedad
sobre la dicha y la justicia de una existencia ...está la existencia de todo mandamiento religioso contra el homicidio no quiere
'''35 A ' .
en SI . SI como es Cierto que esta premisa es falsa, incluso decir nada aquÍ, porque en él se basan otros pensamientos
innoble, así también lo es que esa premisa revela el deber de distintos, como el del teorema moderno). Por último, da que
no buscar más la razón del mandamiento en aquello que le pensar que aquello aquí tratado como lo sagrado sea, según el
provoca la acción al asesinado, sino en aquello que la acción antiguo pensamiento mítico, el portador estigmatizado de la
le hace a Dios y al propio ejecutor. Es falsa e infame la premisa culpabilidad: la mera vida.
de. que l~ existencia en sí es superior a la existencia justa, si la La crítica de la violencia es la filosofía de su historia. Por
~X1sten~la ~o ha de significar nada más que la mera vida -y es eso, es la "filosofía" de esa historia, porque la sola idea de su
este el sígníficado que tiene en la reflexión antes mencionada-o resultado hace posible un enfoque crítico, distintivo y decisivo
No. obs~ante, contiene una poderosa verdad, si existencia (o, respecto a sus datos temporales. Un vistazo que se oriente a la
mejor, vida) - palabras cuyo doble sentido, totalmente análogo inmediatez es apenas capaz de percibir el ir y venir dialéctico en
al doble sentido de la palabra "paz'; debe explicarse con la remi- la estructura de la violencia como fundadora y conservadora de
sión a dos esferas en cada caso- significa el irreducible estado derecho. La ley de esta alternancia se basa en que toda violen-
de agregación de "hombre': O sea, si la premisa quisiera decir cia conservadora de derecho, mientras dura, debilita de forma
que el n~-ser [Nichtsein] del hombre es algo más terrible que el indirecta a través de la represión de contraviolencias enemigas
(necesanamente mero) no-ser-aún [Nochnichtsein] del hombre también a la fundadora de derecho, la cual se representa en la
35 HILLER,.KuRT, "Anti-Kain. Ein Nachworr" en Das ZieLJahrbücher flr violencia conservadora misma. (Algunos de estos síntomas
gelstlge Polltlk, vol. 3, Munich, 1919, p. 25. fueron tratados en la presente investigación). Esto continúa
62 WALTER BENJAMIN
PARA UNA CRíTICA DE LA VIOLENCIA 63

hasta que, bien nuevas violencias, bien aquellas oprimidas en


el pasado, vencen a la violencia conservadora de derecho y, con Fragmento teológico-político>
ello, instauran un nuevo derecho hasta su próxima caída. Sobre
la ruptura de este ciclo hechizado por las formas míticas de de- Sólo el Mesías consuma [vollenden] todo acontecer históri-
recho, sobre la destitución del derecho junto a su violencia, de co y, en este sentido, libera [erlosen] su remisión a lo mesiánico,
la que éste depende y ella de él, y, por último, sobre la violencia la consuma, la crea. Por eso, nada histórico puede querer remi-
de Estado, se instaura un nueva era histórica. Si el dominio del tir por sí mismo a lo mesiánico. Por eso, el Reino de Dios no es
mito ya está resquebrajado en el presente, entonces, lo nuevo el télos de la djnamis histórica; no puede ser puesto como una
no está tan lejos de lo que se puede imaginar, como para que meta [Ziel]. Visto históricamente, no es una meta, sino un fin
una palabra contra el derecho lo haya anulado por sí sola. Pero [Ende]. Por eso, el orden de lo profano no puede ser constitui-
si, allende el derecho, la violencia tiene asegurada su existencia do en el pensamiento del Reino de Dios. Y, por eso, la teocracia
en tanto pura e inmediata, queda demostrado de qué modo es no tiene un sentido político, sino sólo uno religioso. Haber ne-
posible la violencia revolucionaria, qué nombre hay que gra- gado con tanta intensidad el sentido político de la teocracia es
barle a la manifestación superior de la violencia pura entre los el mayor mérito del Espíritu de la Utopía de Bloch.
hombres. Pero para los hombres no es posible sino urgente El orden de lo profano debe erigirse sobre la idea de la felici-
distinguir cuándo se trató efectivamente de una violencia pura dad. La remisión de este orden a lo mesiánico es una de las en-
en cierta ocasión. Pues sólo la violencia rnítica, no la divina, se señanzas esenciales de la filosofía de la historia. Y ella produce
dejará reconocer con certeza como tal, excepto en efectos no una concepción mística de la historia, cuyo problema puede
cotejables, porque la fuerza absolutoria [die entsuhnende Kraft] explicarse en una imagen. Si el extremo de una flecha apunta a
de la violencia no está al alcance de los hombres. La violencia la meta en la cual se destaca la djnamis de lo profano y el otro
divina, pura, dispone nuevamente de todas las formas eternas extremo apunta hacia la intensidad mesiánica, la búsqueda de
que el mito bastardeara con el derecho. Esta violencia es capaz la felicidad por parte de la humanidad libre intenta escapar de
de aparecerse perfectamente en la guerra real, así como en el esa dirección mesiánica. Pero, así como una fuerza tiene la vir-
juicio de Dios contra los criminales. Pero es perniciosa toda tud de atraer por su trayecto a otra fuerza que va en dirección
violencia mítica, la fundadora de derecho, la cual puede lla- contraria, el orden profano también promueve la venida del
marse la ejecutiva [schaltende]. Perniciosa es también la violen- Reino mesiánico. Lo profano no es, entonces, una categoría de
cia conservadora de derecho, la administrativa [verwaltete] que ese Reino, pero sí una categoría, la más acertada, de su aproxi-
le sirve. La violencia divina, que es insignia y sello, nunca medio mación más discreta. Pues en la felicidad todo lo terrenal aspira
de ejecución sagrada, puede llamarse la reinante [waltende]. a su ocaso, y sólo en la felicidad le está destinado hallar el ocaso
-mientras la inmediata intensidad mesiánica del corazón, del

36BENJAMIN, WALTER, Theoiogiches-politisches Fragment, en: Gesammelte


Scbrifien,edición al cuidado de R. Tiedemann/H. Schweppenhauser,
Frankfurt/M, Suhrkarnp, 1991, tomo n, 1, pp. 203-204. A diferencia
de Adorno que lo fechaba en 1938, los editores sostienen que fue escrito
entre 1920121. El título fue puesto por el mismo Adorno.
64 WALTER BENJAMIN

interior del individuo humano, pase por la infelicidad, en el


sentido del sufrimiento-o Con la restitutio in integrum espiri-
tual", que introduce en la inmortalidad, se corresponde una
mundana que conduce a la eternidad de un ocaso. Y el ritmo
de lo mundano que discurre [vergehend] eternamente, de lo
mundano que discurre en su totalidad, en su totalidad espacial
Teorías del fascismo alemán-
pero también temporal, el ritmo de la naturaleza mesiánica, es
la felicidad. Pues mesiánica es la naturaleza de su eterno y total
acontecimiento discurrido [Vergdngnis].
Aspira a este acontecimiento discurrido, incluso, para
aquellas fases del hombre que son naturaleza, es la tarea de la
política mundial, cuyo método ha de llamarse nihilismo.

38 BENJAMIN, WALTER, 1heorien der Deutschen Faschi~mus (1930),


en: Gesarnmelte Schriften, edición al cuidado de R. Tledemann/H.
37 El término geistlich, aquí traducido por "espiritual", debe distinguirse de
Schweppenhauser, Frankfurc/M., Suhrkamp, 1991, como Ill, pp. 238-
geistig. Mientras el primero remite a lo religioso en oposición a lo profa-
no, el segundo lo hace en oposición a lo material. [N. del T.] 250.

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