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INTRODUCCIÓN

¿EN QUÉ CONSISTE LA PERCEPCIÓN?

En general, podemos entender la percepción como una compleja transformación de


los efectos que los estímulos ejercen sobre nuestros sistemas sensoriales en
información y conocimiento sobre los diferentes elementos, objetos y entidades de
nuestro ambiente. Como puede apreciarse a partir de esta definición, la percepción es
uno de los procesos psicológicos básicos más importantes, pues está en la base de
nuestra capacidad para desenvolvernos en el mundo.
El estudio científico de la percepción ha avanzado notablemente durante los últimos
30 años, siendo abordada en la actualidad desde un enfoque o perspectiva
multidisciplinar en la que se incluyen las aportaciones de la psicología, la psicofísica, la
fisiología, la ciencia de la computación y la neurociencia, entre otras disciplinas.

. PERCEPCIÓN VISUAL: NATURALEZA BÁSICA

Según esta conceptualización, es posible distinguir una serie de elementos necesarios


para que la percepción visual pueda tener lugar. En primer lugar, lógicamente, es
preciso que en nuestro entorno existan elementos que puedan ser percibidos.

Asimismo, y como también resulta obvio, para que haya percepción también se


necesita un sujeto perceptor, es decir, un organismo cuyo sistema visual funcione
correctamente 2.
La percepción visual parece tener lugar de manera muy rápida y simple, pues da la
impresión de que con sólo abrir los ojos adquirimos rápidamente una enorme cantidad
de información sobre nuestro ambiente. Sin embargo, existen diversos aspectos que
ponen de manifiesto que la percepción visual es un proceso muy complejo. Así, si
tenemos en cuenta que la percepción comienza cuando la luz que reflejan los objetos
llega hasta nuestros ojos, es fácil darse cuenta de que cada vez que movemos éstos a
distintos lugares de nuestro entorno, el patrón de luz que reciben cambia
radicalmente.

MOVIMIENTOS OCULARES

 Estos movimientos consisten en cambios bruscos de los ojos con el objetivo de


focalizar el objeto de interés. Estos movimientos son de carácter balístico y tienen
lugar de forma muy rápida, pues su duración oscila entre los 25 y los 40 mseg.

Durante la fijación sacádica tiene lugar la mayor parte de la percepción visual, pues


mientras el ojo «salta» de un lugar a otro, la imagen «borrosa» obtenida por efecto de
dicho movimiento no se percibe. Los movimientos sacádicos pueden ocurrir tanto
voluntariamente como de forma refleja.
Por su parte, los movimientos uniformes o de seguimiento permiten mantener la
focalización en el objeto cuando éste se mueve perpendicularmente a los ejes
longitudinales de los ojos. Estos movimientos son más suaves y lentos que los
sacádicos y son guiados. Los movimientos de convergencia y divergencia tienen lugar
con el fin de que el objeto fijado proyecte simultáneamente a la fóvea de ambos
ojos. Así, los ojos giran en dirección a la nariz cuando el objeto fijado se acerca y en
sentido contrario cuando se aleja. 

 Para ello, los ojos se mueven en sentido contrario al de la cabeza. Por último, los


movimientos optocinéticos se producen cuando la imagen completa se mueve en la
retina.

FASES DE LA PERCEPCIÓN VISUAL

El reconocimiento nos permite clasificar los objetos como miembros de una


determinada categoría, lo cual aporta una importante cantidad de información acerca
de su naturaleza y función.

En la línea de lo comentado anteriormente, pues, el reconocimiento, que parece


ocurrir de una forma muy rápida y sencilla, entraña una enorme complejidad, pues
tiene lugar a pesar de que la información que llega a los ojos en cada momento varía
cada vez que lo hace el lugar donde mira el individuo.

 Actualmente, se acepta casi unánimemente que los diferentes aspectos que definen
nuestra experiencia perceptiva se pueden atribuir a la actividad específica de las
diversas áreas cerebrales que forman la corteza visual. 

Así, por ejemplo, es posible encontrar casos de personas con alteraciones específicas


de la percepción del color o del movimiento. Este tipo de observaciones, entre
otras, llevan a defender la idea de que las distintas partes que forman el sistema visual
actúan de manera modular, es decir, cada una de ellas funciona de manera
relativamente independiente, dando lugar a aspectos perceptivos particulares.

EL ESTÍMULO VISUAL

Como hemos indicado anteriormente, la percepción visual comienza en el momento


en que la luz reflejada por los distintos objetos que nos rodean llega hasta nuestros
ojos. Desde los tiempos de Newton se ha venido considerando que la luz tiene una
naturaleza corpuscular. Sin embargo, trabajos posteriores parecían demostrar que la
luz tiene una naturaleza ondulatoria. Por ello, Einstein propuso que la luz tiene una
naturaleza mixta corpúsculo-onda y que tiene energía. La naturaleza ondulatoria de la
luz se puede describir mediante una función sinusoidal, es decir, como una onda
periódica cuya oscilación se repite cada cierto tiempo.  Por tanto, la hace referencia a
la distancia recorrida por la onda hasta producir por completo su oscilación y
recuperar la posición de partida. Esta oscilación completa emplea un
tiempo, denominado período. Por su parte, la frecuencia espacial es la cantidad de
ondas completas presentes en una unidad de longitud, especificada normalmente en
términos de ciclos de cambio de luz por grado de ángulo visual, es decir, el formado
por dos líneas imaginarias que irían desde los extremos del objeto hasta el centro del
ojo. Este parámetro es especialmente importante a la hora de comparar las
frecuencias de más de una onda, que pueden estar en igualdad de fase o desfasadas .
Cuando la luz incide sobre un cuerpo puede ser transmitida , absorbida o reflejada. Sin
embargo, la reflexión es el tipo más importante de interacción de la luz con los objetos
pues, como hemos indicado, la luz reflejada es la que llega hasta el sistema visual del
observador. No obstante, la luz reflejada por un objeto también llega hasta otras
superficies y objetos circundantes, lo cual hace que al ojo llegue un complejo patrón
luminoso en cada momento.

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