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Análisis Psicologia clínica

evaluación psicologiaca

-Popularmente, el término «evaluar» en psicología se asocia a la aplicación de


test, cuestionarios y otros instrumentos con los que los psicólogos efectuamos un
psicodiagnóstico. Evidentemente, la evaluación es un proceso mucho más complejo que
requiere, además, por parte del profesional, el estudio, integración e interpretación de la
diferente información recogida para efectuar el diagnóstico psicológico.

La evaluación o psicodiagnóstico es el paso previo para construir la intervención o tratamiento


psicológico ante un trastorno clínico.

Objetivos de la Evaluación

Conocer el desarrollo psicobiológico del niño. Preparar y aplicar el plan de Intervención .


el niño no acude a consulta por propia iniciativa ni se percibe a sí mismo como sujeto
susceptible de evaluación y/o tratamiento psicológico.

problema se evaluará teniendo en cuenta que los adultos forman, en menor o mayor
grado, parte de la génesis, evolución y mantenimiento del problema, por tanto, su forma de
afrontar el problema va a condicionar el proceso diagnóstico y de intervención psicológica. A
menor edad, mayor necesidad de recurrir a personas allegadas al niño para la buena marcha
del proceso terapéutico.
imprevisible remisión o no de algunos trastornos infantiles provoca, con frecuencia, cierto
desconcierto en el sentido de que se puede esperar a que se produzca un cambio natural, a
medida que el niño se haga mayor y, consecuentemente, no se intervenga
tempranamente, con lo que se puede haber perdido un tiempo precioso .
información que nos puede transmitir un niño es mucho más limitada.

La razón es que el niño está sometido a un mayor control por parte del entorno físico y social
que el adulto, siendo, por tanto, más susceptible a estos factores. 

 A menor edad se supone mayor influencia de las variables situacionales.


evidente que la evaluación en niños y adolescentes deberá también hacerse con «perspectiva
de futuro», es decir, el niño no tan solo se ve en su medio y circunstancias actuales, sino con
proyección hacia los retos o cambios vitales a los que se enfrentará.
Además de las características señaladas anteriormente, el evaluador infanto-juvenil deberá
tener en cuenta tres principios generales para abordar con éxito la evaluación e intervención
dentro de esta población.

Las peculiaridades de esta población hacen necesario que seamos lo suficientemente hábiles
para adaptarnos a las características de cada niño y sepamos envolver cada prueba de un color
y una forma específica para que le resulte lo más atractiva posible. Debemos ser creativos. No
es incompatible mantener el rigor de cada prueba con la aportación de elementos novedosos y
motivadores a efectos de que el niño se implique más. Introducir el juego, utilizar el
refuerzo, respetar los tiempos de cada niño son algunas de las formas de hacerlo.
ASESORAMIENTO Cuando se trata de evaluar e intervenir en niños, no hay que perder de vista
que parte fundamental de nuestro trabajo, tanto en tareas de evaluación como de
intervención, debe dirigirse al asesoramiento de padres, maestros u otros. 
 A medida que el niño es más pequeño esto se hace más necesario.
PRUDENCIA La Evaluación infantil y juvenil tanto en su parte evaluativa como en la de
tratamiento debe estar presidida también por el principio de prudencia. Ello hace referencia a
que el niño es un ser en desarrollo y que puede haber cambios fisiológicos o en su entorno que
puedan hacer variar el diagnóstico y los pronósticos efectuados. 

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