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ANTIQVITAS - 2012

Ascetas, devotos - N.º 24 (pp.


y misticismo 223-264)
islámico: ISSN:
nuevas 1139-6609
perspectivas - M.H.M.
sobre Priego de
la ocupación decuevas
Córdoba
naturales en madīnat Bāguh…

Ascetas, devotos y misticismo islámico:


nuevas perspectivas sobre la ocupación de
cuevas naturales en Baguh
(Priego de Córdoba)
RAFAEL CARMONA ÁVILA
Museo Histórico Municipal de Priego de Córdoba

A los espeleólogos prieguenses,


que llevan medio siglo aportando luz al mundo subterráneo

Allāh instruye a quien quiere, cuando quiere y como quiere


Pensamiento sufí

RESUMEN
Se aportan una serie de datos y reflexiones argumentadas sobre las causas que pudieron motivar la ocupación de una
cuarentena de cuevas naturales de la comarca de madīnat Bāguh (Priego de Córdoba) entre mediados del siglo X y el siglo
siguiente. Tras dar un repaso a la historia de la investigación y proponer una aproximación apriorística a dicha presencia hu-
mana, se efectúa una lectura de la cuestión desde la interpretación religiosa, tanto en su vertiente personal como colectiva,
relacionando el fenómeno con prácticas ascéticas y devotas, quizás iniciadas con la presencia en la subbética cordobesa, y
en el alfoz de madīnat Bāguh en particular, de un grupo de seguidores del cordobés Ibn Masarra, uno de los referentes más
tempranos e importantes del misticismo islámico en al-Andalus. Se aprovecha, así mismo, para presentar el descubrimiento
reciente de la cueva de Extremadura, yacimiento que se analiza desde la perspectiva religiosa objeto de este trabajo, y se
propone una reinterpretación de algunos objetos singulares hallados en las diferentes cavidades.

PALABRAS CLAVE: Al-Andalus, madīnat Bāguh, Priego de Córdoba, cuevas naturales, califato, misticismo islámico, ascetis-
mo, sufismo, Ibn Masarra, cultura material.

SUMMARY
This article provides a range of data and argued reflections on the causes that could justify the occupation of some forty or
so natural caves in the region of Madinat Bāguh (Priego de Córdoba) between mid-tenth century and the next century. After
giving an overview of the history of research and propose a priori approach to this human presence, it is given an interpreta-
tion of the question from a religious point of view, both in their personal and collective dimension, linking the phenomenon
with devout and ascetic practices, perhaps started with the presence in the subbética of Córdoba and on the outskirts of
Madinat Bāguh in particular, of a group of followers of Ibn Masarra from Córdoba, and one of the earliest and most impor-
tant references of Islamic mysticism in Al -Andalus. It also presents the recent discovery of the cave Extremadura, site that
is analyzed from a religious perspective, as that is the aim of this article, and proposes a reinterpretation of some unique
objects found in the different cavities.

KEY WORDS: Al-Andalus, Madīnat Bāguh, Priego de Córdoba, natural caves, caliphate, Islamic mysticism, asceticism, su-
fism, Ibn Masarra, material culture.

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R. CARMONA ÁVILA

La ocupación andalusí de cuevas naturales del anti- previsibles en un medio necesitado de una iluminación ar-
guo alfoz de madīnat Bāguh1 (Priego de Córdoba) ha ido tificial, caso de los candiles, pero otros demostraban una
configurando un panorama cada vez más sugerente desde presencia humana en dichas cuevas que iba más allá de la
que se efectuaran los primeros hallazgos cerámicos entre visita ocasional con ánimo de explorar, respondiendo a un
finales de los años 60 y principios de los 70 del siglo XX. interés u otro, el interior de estas puertas abiertas al mun-
En todos los casos se trata de cuevas naturales kársticas, do subterráneo. Jarritas, jarras, ollas o ataifores eran algu-
cavernamientos abiertos en calizas o dolomías de la Sub- nas de las formas reconocibles, destacando en el conjunto
bética cordobesa. Hasta nuestros días y a lo largo de medio un par de jarritas casi completas, con decoración pintada,
siglo, la lista de cuevas con este tipo de registro ha ido procedentes de la cueva de Huerta Anguita. También en
aumentando paulatinamente y hoy superan las cuarenta, aquellos momentos algunas colecciones privadas guarda-
algunas de ellas fuera del actual término municipal de ban testimonios materiales de dicha ocupación5, así como
Priego. Aunque prácticamente en todos los casos se ha alguna fotografía que demostraba la presencia de ataifores
tratado de hallazgos casuales fruto de alguna exploración decorados con la técnica de verde y manganeso en la cue-
espeleológica, los descubrimientos producidos en los úl- va de la Murcielaguina (CARMONA, 2010a: 272), que a la
timos años y la evolución de la investigación en el mismo postre sería el único registro conservado en la actualidad
periodo, nos permiten avanzar en el análisis del contexto tras la pérdida de los fragmentos originales (v. Lámina 9).
histórico-arqueológico de este tipo peculiar de yacimiento, La cronología de todos estos primeros testimonios apun-
así como en la causa o causas que motivaron la ocupación taban ya a una data situada, a grandes rasgos, entre los
del mundo subterráneo, un lugar especialmente hostil para siglos X y XI d.C.
el hombre, aunque no exento de atractivos, donde la difi- En aquellos momentos este conjunto material disper-
cultad de acceso, la falta de luz, la humedad y la incomodi- so, procedente de cuevas distintas, no atrajo la atención
dad de los espacios suele ser una constante. de los investigadores, salvo alguna pequeña referencia
que indicaba su mera presencia dentro de un conjunto de
HISTORIA DE LA INVESTIGACIÓN cultura material hallado en las cuevas del término muni-
La referencia más antigua que nos consta en relación a cipal de Priego y en el que predominaba de manera clara
la aparición de restos materiales medievales andalusíes en la correspondiente a diversos momentos de la prehistoria
las cuevas de Priego es una escueta alusión que aparece reciente, del Neolítico sobre todo. Ello era debido a la for-
en un artículo de uno de los pioneros de la arqueología mación prehistoriadora de los investigadores interesados
cordobesa, Juan Bernier Luque, quien en una enumeración en la ocupación humana de las cuevas naturales y a que la
de fragmentos cerámicos hallados en la cueva de la Mur- arqueología medieval se encontraba lejos de hallarse con-
cielaguina alude a un “trozo de cerámica vidriada de color solidada dentro del panorama académico español.
verde, árabe-granadina” (BERNIER, 1962: 103)2. Aunque En 1985 se envía al I Congreso de Arqueología Me-
la data propuesta sería errónea, como veremos en este tra- dieval Española un avance sobre las pinturas y grafitos
bajo, muy probablemente el fragmento en cuestión, que en medievales conservados en la cueva de Cholones. En el
esta fecha se dice que forma parte de los fondos del Museo conocido como Peñón de las Pinturas se da noticia por
Arqueológico de Córdoba, sí que debe de ser andalusí3. primera vez de un texto árabe trazado a carboncillo, de muy
El museo arqueológico de Priego de Córdoba (Museo difícil lectura por su mal estado de conservación, pero dos
Histórico Municipal) fue creado en 1983. Ya entre los fon- de cuyas líneas (de un total de seis) se propuso traducir
dos de aquellos momentos fundacionales se hallaban ce- como la profesión de fe musulmana: “No hay más dios que
rámicas de adscripción medieval andalusí procedentes de dios. Mahoma es el enviado de dios” (VENTURA y MO-
algunas de las numerosas cuevas naturales que jalonan el RENO, 1986: 245-247). Este texto estaría acompañado de
municipio prieguense4. La presencia de algunos tipos eran una serie de pinturas trazadas con la misma técnica que

1) Sobre un estado de la cuestión de la investigación arqueológica en madīnat Bāguh nos remitimos a CARMONA, 2009. Aprovecha-
mos para advertir aquí que en las transcripciones al castellano de las palabras árabes utilizadas en este artículo se respetan las variantes
contempladas en las diversas fuentes utilizadas, ya sean primarias o secundarias. Ello no supondrá, creemos nosotros, ninguna incerti-
dumbre en la correcta identificación de los términos árabes originales, dado el carácter sobradamente conocido de los mismos. En algún
caso, no obstante, hemos optado por una variante en concreto, la que hemos entendido como más generalizada. Cuando en la fuente
utilizada no aparecen señalados los puntos diacríticos, nosotros la transcribimos también sin ellos.
2) Este mismo artículo se publicaría de nuevo en 1964 en las Actas del VIII Congreso Nacional de Arqueología, celebrado en Sevilla-
Málaga en 1963, con el título de “Exploraciones en Córdoba”.
3) Otras referencias de la década de los sesenta, sin embargo, son erróneas, como la relativa a una sima localizada el 24 de octubre de
1969 por los grupos GEAP y Murciélago, en la sierra de la Horconera, donde supuestamente se halló una vasija “con caracteres árabes”,
según consta en documentación de la época (MORENO, 1995: 11). Tras las indagaciones oportunas, podemos concluir que se trata de
Sima Alta. Sin embargo, la cerámica, formada por varios fragmentos vidriados en verde que pertenecen a un mismo recipiente que se
conservan actualmente en el Museo Histórico Municipal, es postmedieval.
4) Unas fotos de una jarrita de la cueva de Huerta Anguita y dos candiles de la cueva de los Mármoles, todos ellos cerámicas andalu-
síes, se publicarían sin concretar su procedencia en las primeras ediciones de una guía histórica y artística local (PELÁEZ y RIVAS, 1986
[3ª ed.]: 51).
5) Como la conocida como Colección Martos, que siempre ha estado a disposición de los investigadores interesados, aunque su
ingreso en el Museo Histórico Municipal no se producirá hasta 2005 (CARMONA, 2006: 272-273).

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podrían ser contemporáneas al mismo, con figuraciones era conocida la presencia de materiales similares en otras
relacionadas con un episodio bélico: dos figuras humanas cuevas prieguenses y del sur de la provincia de Córdoba.
armadas, al menos una de ellas con una ballesta, y lo que En este primer trabajo científico sobre el tema, se avanzaba
podría ser la representación esquemática de una castillo. una descripción de los materiales cerámicos recogidos, in-
La cronología que se propone para este texto es pleno o cluyendo un dibujo de los más representativos, destacando
bajomedieval, relacionándolo con el uso ocasional de la la presencia de cerámicas modeladas a mano/torneta o de
cueva como refugio ante algún episodio de los avatares determinados acabados decorativos (verde y manganeso
fronterizos de un momento próximo a la reconquista cris- tipo madīnat al-Zahrā’ o cuerda seca total y parcial), así
tiana del territorio (siglos XIII y XIV). De gran interés es la como la diversidad formal y funcional de los tipos cerámi-
advertencia que hacen los autores sobre la ubicación de cos, como rasgos significativos. También quedó de ma-
este texto en un lugar de muy difícil acceso, imposible sin nifiesto la concentración de los materiales andalusíes en
la ayuda de una cuerda o escala, emplazamiento escogido un sector determinado de la cueva, donde la presencia de
según ellos, quizás, por motivos de superstición o exor- fragmentos medievales superaba en cantidad incluso a la
cismo. No se hace referencia alguna, por desconocerse en más abundante muestra, en términos generales, prehistó-
esos momentos, a la presencia de fragmentos cerámicos rica, que alcanzaba el 76,06% del total recogido en la cueva
andalusíes en el interior de la cavidad6. (2.002 ítems).
Años después, la publicación de un artículo dedicado a Dada la propuesta cronológica para el conjunto anda-
los objetos metálicos andalusíes conservados en los fon- lusí recuperado, entre mediados del siglo X y mediados
dos del Museo Histórico Municipal incorpora un dedal de del siglo XI, se propuso, a modo de hipótesis de trabajo,
bronce procedente de la cueva de los Mármoles (LUNA, la fitna de finales del califato como el periodo más adecua-
1993: 84 y 86), aunque el objetivo del trabajo era otro y no do para contextualizar el uso de la cueva de los Mármoles
efectuar reflexiones sobre las peculiaridades de este tipo como refugio ocasional, no voluntario, impuesto por la
de yacimiento arqueológico. inestabilidad social vinculada al periodo de descomposi-
En 1997, de manera marginal en un artículo sobre ción del estado omeya. Este uso de las cuevas en la Edad
Priego de Córdoba en la Edad Media (CARMONA, 1997: Media islámica como refugio forzoso ya contaba con tes-
133), se refiere el hábitat en cueva natural en la comarca timonios refrendados por las fuentes históricas o por la
prieguense como una ocupación ocasional, aunque relati- arqueología, siendo el caso de las cuevas mallorquinas pa-
vamente estable o constante, quizás vinculado a una eco- radigmático, sobre todo la Cova dets Amagatalls, cuando
nomía ganadera de montaña. Se llama la atención sobre la tras la conquista cristiana de la isla parte de la población
cantidad y variedad del registro arqueológico (formas de musulmana buscó refugio en sus cuevas naturales durante
almacenamiento y de servicio de mesa o la presencia de un periodo relativamente largo, de unos dos años y medio
verde y manganeso como técnica decorativa, esto último (TRIAS, 1981; ROSELLÓ, 1998).
como algo poco previsible en un contexto de cueva natural Quedaba de manifiesto, entonces, tras la publicación
y no en un hábitat más convencional). La cronología califal de los resultados de la prospección arqueológica superfi-
se propone como mayoritaria y se apuntan algunas de las cial realizada en 1998 en la cueva de los Mármoles, el inte-
cuevas ya conocidas con este tipo de registro: Mármoles, rés y singularidad de la ocupación de las cuevas naturales
Huerta Anguita, Cholones, Jaula o Peine. de Priego de Córdoba, y por extensión del sur de la provin-
El punto de inflexión se produciría en1998 cuando, tras cia de Córdoba, durante el periodo medieval islámico. En
la denuncia por parte del grupo espeleológico GESP del consecuencia, sería necesario avanzar en el conocimiento
expolio arqueológico al que venía siendo sometida la cueva del conjunto de cavidades que presentaran esta ocupación
de los Mármoles, se programó una prospección arqueo- tanto en el campo de la cultura material como en el de su
lógica superficial de la cavidad (CARMONA et alii, 1999) interpretación y contextualización históricas.
en la que se recogieron todos los fragmentos (artefactos Todavía, a finales de 1998 se celebra el XV aniversa-
y ecofactos) conservados en superficie, con la intención rio de la creación del Museo Histórico Municipal con una
de minimizar la visualización de la cueva como yacimiento exposición conmemorativa donde se exhiben al público
y evitar así el estímulo de los visitantes ocasionales que objetos representativos de la arqueología local que se
pudieran terminar removiendo la superficie a la búsqueda conservaban, en la mayoría de los casos, en otras insti-
de objetos arqueológicos. tuciones o en colecciones privadas. Procedente de una
En aquella ocasión se recogieron 2.632 items, de los de estas últimas se expone un objeto tubular de hueso,
que 615 pudieron considerarse como andalusíes, es decir, decorado, procedente de la cueva de los Mármoles (CAR-
que un 23,37% de la presencia material en superficie perte- MONA, LUNA y MORENO, 1998: 43-45), que se adscribe
necía a la Edad Media islámica (CARMONA et alii, 1999: 12, al periodo medieval islámico, sin mayor precisión. Sobre
gráfico 1). Este porcentaje se consideró como inesperado la ocupación de cuevas naturales en estos momentos se
por su cuantía y se entendió que de él deberían de apor- insiste en lo ya expuesto más arriba (CARMONA, 1997).
tarse conclusiones históricas significativas, máxime si ya En 1999 se publica una noticia (MORENO, 1999) so-

6) Los fragmentos cerámicos tienen una cronología andalusí altomedieval, de los siglos X-XI d.C. (CANO, 2008: 313-320). En el estu-
dio de este grafito habrá que insistir en el futuro para intentar despejar los interrogantes que plantea.

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R. CARMONA ÁVILA

bre la ocupación humana de dos diaclasas del entorno del cerámicos muy desigualmente distribuidos, pues mientras
paraje de los Cortijillos de la Sierra (Priego de Córdoba), la cueva de los Mármoles aporta 348 fragmentos y la cueva
descubiertas por el grupo espeleológico GESP en 1994. de Huerta Anguita 228, el resto de cuevas y abrigos que
En una de ellas (Diaclasa Nº 5) se localizaban en super- presentan algún fragmento se sitúan entre 1 y 59 unidades
ficie varios fragmentos cerámicos y restos óseos huma- cuantificables. Se refieren, además, otro tipo de materiales:
nos pertenecientes a un individuo joven. Los fragmentos dos monedas –dirhames- (Huerta Anguita), una espuela
cerámicos eran de clara adscripción andalusí (siglos X-XI (Mármoles), dos braserillos de piedra (Mármoles y Ojos de
d.C.), perteneciendo a dos jarras bastante completas, con Alá), un pequeño fragmento de estera de esparto (Huerta
decoración pintada en negro, y a dos candiles de piquera, Anguita), etc. En cuanto a la interpretación del conjunto,
uno de ellos de cazoleta carenada y decoración con gote- se insiste en el concepto de cueva natural como lugar de
rones de vedrío. La interpretación propuesta vinculaba el refugio obligado, pero de cierta durabilidad en el tiempo,
uso medieval de la cueva con un posible pastor que tendría ante la inestabilidad y conflictos sociales aparejados a la
en ella un punto de abastecimiento de agua, además de descomposición del califato omeya de Córdoba (CANO,
refugio ocasional. Se plateaba la posibilidad incluso de que 2008: 185ss). Se reconoce, no obstante, la disparidad en-
se hubiera recurrido al goteo estalactítico como estrategia tre unas cuevas y otras y se apunta la posibilidad de que
de captación de agua. algunas correspondan a simples refugios de pastores o
En el año 2001 se publican los resultados de un estudio cazadores (CANO, 2008: 194). Un extracto de este estudio,
arqueométrico realizado a un lote de veinte fragmentos ce- en relación sólo a la tipología cerámica más representativa
rámicos medievales andalusíes procedentes de la cueva de hallada en las cuevas, ya había sido publicado el año ante-
los Mármoles (BARRIOS-NEIRA, CARMONA y MONTEALE- rior (CANO, 2007).
GRE, 2001) y que fueron recogidos durante la prospección Una vez terminada la tesina (CANO, 2004) que dio ori-
arqueológica ya mencionada de 1998. El conjunto estaba gen a los trabajos citados (CANO, 2007 y 2008), algunos
compuesto por cerámicas comunes y vidriadas, incluyen- dibujos de las piezas contenidas en ella, todas aquellas
do un fragmento de redoma decorada con la técnica de decoradas con la técnica de cuerda seca (formas candil
verde y manganeso. Sin entrar a detallar ninguna muestra y ataifor procedentes de las cuevas de los Mármoles, de
en concreto, los resultados generales apuntan a que existe Huerta Anguita y del Macho), fueron cedidos a Claire Dé-
una concordancia entre la mineralogía presente en las mis- léry, quien las incluye en su tesis doctoral sobre este tipo
mas y las arcillas triásicas del entorno de Priego7, inclu- decorativo, con descripciones propias de las cerámicas
yendo el empleo como desgrasantes de los afloramientos (DÉLÉRY, 2006: Annexe I, Priego de Córdoba). Al no ser
de rocas volcánicas, también triásicas, próximas a la ciu- el objetivo de la investigación, en esta tesis no se incluyen
dad. Igualmente, la presencia de foramíníferos y algunas consideraciones específicas sobre la ocupación andalusí
camarillas no identificables sugieren el empleo, también, de cuevas naturales, aunque sí se repara en las semejan-
de arcillas procedentes de las margas cretácicas o nive- zas estilísticas y morfológicas de los candiles de la cueva
les arcilllosos neógenos (BARRIOS-NEIRA, CARMONA y de los Mármoles mejor conservados (1989.62.44 y M-102)
MONTEALEGRE, 2001: 291). con piezas contemporáneas de Córdoba (callejón de Pe-
Pero un avance significativo en el conocimiento de la dreas). También se llama la atención sobre la presencia
cultura material andalusí asociada a todas estas cuevas del temprana de cuerda seca total en las cuevas del sur de
sur de Córdoba se produce en 2008 con la publicación de Córdoba (Cueva del Macho, forma ataifor) de confirmarse
una monografía específica dedicada al tema, resultado de la datación propuesta para la ocupación de las cuevas, en-
un trabajo de investigación tutelado de la Universidad de tre mediados del siglo X y mediados del XI.
Granada que había sido desarrollado en los años anteriores Mientras tanto, en los años 2005 y 2006, con motivo
(CANO, 2008). En este trabajo se presentan los materiales de nuevas exploraciones efectuadas por los grupos de es-
depositados en el Museo Histórico Municipal de Priego de peleología GESP y G40, se sigue ampliando el catálogo ya
Córdoba, y en alguna colección privada, procedentes de conocido de cuevas naturales del sur de Córdoba con ocu-
un total de 24 cuevas o refugios del entorno de madīnat pación medieval andalusí, o se amplía la cultura material
Bāguh (Priego), distribuidas en la actualidad entre los mu- conocida de cuevas ya catalogadas. La información sobre
nicipios cordobeses de Priego (18), Carcabuey (3), Luque ambos casos se contiene, de modo generalmente sucinto,
(2) e Iznájar (1). en las memorias publicadas del Museo Histórico Municipal
En este trabajo queda de manifiesto de nuevo la ho- de Priego de Córdoba. En ellas se recogen las siguientes
mogeneidad cronológica del material recopilado, entre los nuevas cavidades:
siglos X y XI, con algunas excepciones que habrá que ex- • Cueva de D. Manuel Bermúdez (Priego) (CARMONA,
plicar que no hacen sino destacar la uniformidad mayori- 2006: 273, 290).
taria del conjunto. Se estudian un total de 846 fragmentos • Cueva del Muro (Priego) (CARMONA, 2006: 292).

7) Hasta el día de la fecha no se ha localizado en madīnat Bāguh ningún alfar datable en época omeya. No ocurre igual con el perio-
do almohade, del que se ha documentado un gran barrio alfarero en el entorno de las actuales calles Adolfo Lozano Sidro y San Marcos
(CARMONA, 2009: 245-247). Las arcillas utilizadas en estos momentos son, efectivamente, arcillas versicolores triásicas, que se extraían
del mismo lugar donde se emplazaron las instalaciones alfareras.

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• Sima del Cobre (Priego) (CARMONA, 2006: 291-292). o con santuarios relacionados con peregrinaciones meno-
Por confirmar8. res. El candil pasa a ser, así, un recordatorio –y aval- de
• Cuevas ES-05, ES-06 y ES-07 (Priego) (CARMONA, un hecho pío que no es incompatible con un uso funcional
2007: 187, 207-209). subsidiario” (ZOZAYA, 2010: 237).
• Sima de la Loma de los Corralones (Luque) (CARMONA, Este autor llama la atención también sobre la inespe-
2007: 209-210). Por confirmar9. rada cantidad de fragmentos decorados con la técnica de
• Cueva L-03 (CARMONA, 2006: 292). Por confirmar10. verde y manganeso, sobre todo en el caso de las cuevas
A las que añadimos la sima de la Fuente del Francés de los Mármoles y Huerta Anguita, que llega a denominar
(Carcabuey), cavidad ya conocida pero que confirma ahora coloquialmente como “cuevas de lujo”, y al hecho de que
la presencia de materiales andalusíes en su interior. en otras cuevas determinadas la cantidad de fragmentos y
En 2009 se realiza una propuesta dibujada de recons- tipos cerámicos que les corresponden apuntan a la presen-
trucción de un ataifor decorado con la técnica de verde y cia en ellas de una sola persona.
manganeso hallado entre finales de los 60 y principios de Y ya para ir finalizando, en la comunicación presentada
los 70 del siglo XX en la cueva de la Murcielaguina. Ac- por el grupo espeleológico G40 al VIII Simposio Europeo
tualmente se encuentra desaparecido, quizás destruido, y de Exploraciones (G40, 2011: 100-319), se hace referen-
es conocido únicamente por dos fotografías de la época cia a la presencia de fragmentos cerámicos medievales en
perteneciente a la conocida como Colección Martos (CAR- algunas cuevas naturales de la sierra de la Gallinera, sin
MONA, 2010a: 272). entrar en más detalles. Lo más interesante de este trabajo
Una de las últimas aportaciones al tema (ZOZAYA, espeleológico es, no obstante, la descripción de todas las
2010) se ha efectuado a consecuencia de un interés con- cavidades de la sierra, incluida la topografía de las mismas,
creto por los candiles que se encuentran entre los materia- entre las que destaca de manera señalada, para lo que nos
les estudiados por Cano (CANO, 2008), en un esfuerzo por interesa ahora, el apartado dedicado a la cueva de Extrema-
trascender la utilidad más evidente de estos específicos dura (G40, 2011: 199-205)12.
objetos cerámicos, necesarios sin duda en las cuevas, un En 2011 también se incorpora al listado de cuevas na-
mundo en oscuridad permanente a excepción de los secto- turales con ocupación medieval andalusí del sur de Cór-
res próximos a la entrada. Dejando a un lado consideracio- doba la cueva ALB-05 (Priego), en la sierra de Albayate
nes que no vienen al caso, Juan Zozaya concluye que “es (CARMONA, e.p.), y se suma también en la sierra Gallinera
posible que no nos encontramos ante cuevas de habitat, la cueva del Rodaero o del Gorgojo, donde se localizan du-
sino ante retiros de vida religiosa, tipo ribat, como parece rante las exploraciones espeleológicas “restos de cerámi-
señalarlo una ”fuente del baño”11. Si esto es así, habría que ca, posiblemente de época prehistórica y medieval” (G40,
relacionar estos resultados con los de Guardamar y asociar 2011: 196), que hemos podido confirmar nosotros en la
la profusión de candiles a un hecho religioso…” (ZOZAYA, visita correspondiente.
2010: 233). Los argumentos esgrimidos para efectuar esta En este mismo año de 2011 se revisa un lote de mate-
relación no los vamos a repetir aquí, ya que están sobrada- rial procedente de una cueva indeterminada de la sierra de
mente justificados en el artículo referido. Sí vamos a insis- la Gallinera que fue recogido en 1983 y entregado al Mu-
tir ahora, en consonancia con esta relación entre el candil, seo Histórico Municipal de Priego, con algunos fragmentos
tanto metálico como cerámico, y el hecho religioso, en que andalusíes (Registro: 1988.37). Tras varias indagaciones,
se propone vincular también estos objetos para la ilumina- se puede confirmar sin ninguna duda que procede de la
ción con los “santuarios locales, importantes popularmen- cueva de los Tocinos (Priego), por lo que una nueva cueva
te a la manera de nuestras ermitas y romerías españolas de esta sierra se suma al catálogo de cavidades con ocu-
actuales, y cuyos orígenes y paralelismos con tradiciones pación medieval andalusí. Queda pendiente revisar otros
musulmanas está aún por estudiar” (ZOZAYA, 2010: 232). fondos del museo procedentes de diversas cavidades con
Concluyendo, Zozaya entiende que “es necesario leer o in- algún indicio no concluyente de posible ocupación medie-
terpretar los candiles de piquera (…) como elementos de val, como las cuevas del Peñón del Lobo o de la Solana.
carácter religioso, representativos de valores espirituales Y ya en 2012, durante la exploración de la sima de la
determinados que se asocian con periodos de meditación y Cárcel (Luque) por el grupo espeleológico G40 se localizan
retiro religioso en lugares específicos para tal fin, los ribat, algunos fragmentos cerámicos medievales andalusíes, por

8) Conocemos un único fragmento de esta cueva, dudoso, por lo que no contabilizaremos esta cavidad para el objeto de este trabajo.
9) Por el momento dejamos fuera del conjunto estudiado esta cavidad de donde proceden algunos fragmentos cerámicos pendientes
de diagnosticar de manera concluyente.
10) De esta cavidad procede un lote de fragmentos cerámicos modelados a mano y decoración pintada que están pendientes de
diagnosticar. La mayoría de las opiniones de prehistoriadotes y medievalistas, entre los que nos encontramos, apuntan a una posible cro-
nología medieval andalusí, aunque con ciertas reservas dado lo inusual del conjunto (podría tratarse de cerámicas prehistóricas). Con las
cautelas oportunas, incluimos la cueva en nuestro grupo de cuevas, pendientes de una futura confirmación o exclusión.
11) En relación al topónimo Fuente Alhama de una de las cuevas (sima de Fuente Alhama).
12) En este trabajo se han observado algunos errores en las fechas alusivas al descubrimiento y primeras exploraciones de la cavidad.
Lo hacemos notar aquí como aclaración para quien note la discrepancia entre los datos aportados por este artículo, más adelante, y el
trabajo mencionado.

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R. CARMONA ÁVILA

Fig. 1: Localización de las cuevas naturales con ocupación medieval islámica en el entorno de madīnat Bāguh
(Priego de Córdoba): (1) Cueva de los Mármoles, (2) Cueva de la Murcielaguina, (3) Cueva de Huerta Anguita, (4)
Covachas de los Ojos de Alá, (5) Abrigo del Monaguillo, (6) Cueva de los Tajos Coloraos, (7) Cueva-Sima de Cholo-
nes, (8) Cueva del Macho, (9) Sima de Fuente Alhama, (10) Cueva de la Fuente de las Palomas, (11) Abrigo de las
Orejas de Burro I, (12) Abrigo de la Solana VIII, (13) Sima del Peine, (14) Sima de Jaula, (15) Sima de los Pelaos,
(16) Cueva del Higuerón, (17) Sima del Palanzuelo, (18) Cueva de la Raja, (19) Sima Diaclasa Nº 5, (20) Cueva
del Cortijo Simón, (21) Abrigo de El Morrión, (22) Cueva T-15, (23) Cueva de la Hoya de la Bolsa I, (24) Sima de D.
Manuel Bermúdez, (25) Cueva del Muro, (26) Cueva ES-05, (27) Cueva ES-06, (28) Cueva ES-07, (29) Cueva L-03,
(30) Sima de la Fuente del Francés, (31) Cueva de Extremadura, (32) Cueva del Rodaero, (33) Cueva de los Toci-
nos, (34) Cueva ALB-05, (35) Abrigo Morrión-Cañatienda, (36) Sima de la Cárcel, (37) Cueva de la Hoya de la Bolsa
II, (38) Cueva de la Hoya de la Bolsa III, (39) Cueva LQ-14, (40) Abrigo de la Campana, (41) Abrigo de Alborazor.

228
Ascetas, devotos y misticismo islámico: nuevas perspectivas sobre la ocupación de cuevas naturales en madīnat Bāguh…

CUEVA ALTITUD
UTM ED50 LOCALIZACIÓN
Nº [Catálogo G40] MUNICIPIO DESARROLLO/DESNIVEL
30S

Cueva de los Mármoles 0.399.975 890 msnm


01 Priego Sierra de los Judíos
[SC-02] 4.146.829 376 m / -45 m
Cueva de la Murcielaguina 0.395.452 595 msnm
02 Priego Sierra de los Judíos
[SC-01] 4.148.426 199 m / -79 m
Cueva de Huerta Anguita 0.395.687 570 msnm
03 Priego Sierra de los Judíos
[SC-03] 4.149.090 70 m / -20 m
Covachas de los Ojos de
0.395.572 542 msnm
04 Alá (x3) Priego Sierra de los Judíos
4.149.189 Escaso desarrollo y desnivel
[…][…][…]
Abrigo del Monaguillo 0.395.659 600 msnm
05 Priego Sierra de los Judíos
[SC-04] 4.149.038 Escaso desarrollo y desnivel
Cueva de los Tajos 0.397.584 957 msnm
06 Priego Sierra de los Judíos
Coloraos [SC-44] 4.146.789 +/- 16 m / -3 m
Cueva-Sima de Cholones 0.389.307 617 msnm
07 Priego Sierra Alcaide
[SA-90] 4.149.323 1.180 m / -88,5 m
0.386.991 747 msnm
08 Cueva del Macho [SA-51] Carcabuey Sierra Alcaide
4.148.573 151 m / -37 m
Sima de Fuente Alhama 0.393.687 663 msnm
09 Luque / Priego Sierra Alcaide
[SA-73] 4.152.801 369 m / -157 m
Cueva de la Fuente de las 0.389.114 606 msnm
10 Carcabuey Sierra Alcaide
Palomas [FP-05] 4.148.051 151 m / -26,5 m
Abrigo de las Orejas de 0.391.920 850 msnm
11 Priego Sierra Alcaide
Burro I [SA-84] 4.151.618 11 m / sin desnivel
Abrigo de la Solana VIII 0.391.940 846 msnm
12 Priego Sierra Alcaide
[…] 4.151.588 Escaso desarrollo
0.390.057 803 msnm
13 Sima del Peine [CG-01] Priego Cerro de la Cruz
4.143.555 147 m / -47 m
Sima de Jaula Carcabuey / 0.389.032 927 msnm
14 Sierra de Jaula
[J-08] Priego 4.143.420 212 m / -36 m
Sima de los Pelaos 0.395.266 615 msnm
15 Priego Sierra de Gata
[GAT-01] 4.150.310 403 m / -116 m
Cueva del Higuerón 0.394.397 776 msnm
16 Priego Sierra Leones
[SL-01] 4.148.289 232 m / -34 m
Sima del Palanzuelo 0.383.441 960 msnm
17 Carcabuey Sierra de la Gallinera
[GAL-17] 4.139.773 140 m / -40 m
0.394.920 570 msnm
18 Cueva de la Raja [VA-15] Priego La Cubé
4.144.966 56 m / -1,6 m
Sima Diaclasa 0.392.300
964 msnm (aprox.)
19 Nº 5 Priego 4.138.488 Sierra de la Horconera
28 m / -12 m
[…] (aprox.)
Cueva del Cortijo de 0.390.768 960 msnm
20 Priego Sierra de la Horconera
Simón [TI-07] 4.136.695 -
Abrigo de El Morrión 0.389.533 1.410 msnm
21 Priego Sierra de la Horconera
[TI-16] 4.138. 156 14 m / +1 m
Cueva T-15 0.389.298 1.369 msnm
22 Priego Sierra de la Horconera
[TI-15] 4.138.165 70 m /-10 m
Cueva de la Hoya la Bolsa I 0.387.341 1.086 msnm
23 Luque Cerro de Abuchite
[ABU-14] 4.153.779 87 m / -35 m
Sima de D. Manuel 0.397.466 930 msnm
24 Priego Sierra de los Judíos
Bermúdez [SC-66] 4.146.745 82 m / -33 m
0.399.577 957 msnm
25 Cueva del Muro [SC-53] Priego Sierra de los Judíos
4.147.734 8 m / escaso desnivel
Cueva ES-05 Próxima a ES- Cerro del Torreón del
26 Priego Similar a ES-05 y 06
[ES-05] 05 y 06 Esparragal
Cueva ES-06 0.392.926 Cerro del Torreón del 621 msnm
27 Priego
[ES-06] 4.151.001 Esparragal Escaso desarrollo y desnivel
Cueva ES-07 0.392.929 Cerro del Torreón del 620 msnm
28 Priego
[ES-07] 4.150.997 Esparragal Escaso desarrollo y desnivel
Cueva L-03 0.384.352 1.220 msnm
29 Luque Lobatejo
[L-03] 4.150.853 653 m / -41 m

229
R. CARMONA ÁVILA

Sima de la Fuente del


0.381.614 797 msnm
30 Francés Carcabuey Sierra de Gaena
4.141.657 125 m / -34 m
[SG-02]
Cueva de Extremadura 0.384.028 825 msnm
31 Priego Sierra de la Gallinera
[GAL-28] 4.139.467 62,5 m / -8,3 m
Cueva del Rodaero 0.384.646 939 msnm
32 Carcabuey Sierra de la Gallinera
[GAL-16] 4.140.693 108 m /
Cueva de los Tocinos 0.384.073 983 msnm
33 Priego Sierra de la Gallinera
[GAL-09] 4.139.844 351 m / -26 m
Cueva ALB-05 0.395.113 827 msnm
34 Priego Sierra de Albayate
[ALB-05] 4.138.779 20 m / -4 m
Abrigo Morrión- 0.389.196
1.247 msnm
35 Cañatienda Priego 4.138.021 Sierra de la Horconera
Escaso desarrollo y desnivel
[…]
Sima de la Cárcel 0.386.232 750 msnm
36 Carcabuey Sierra Alcaide
[SA-21] 4.150.380 82 m / -37 m
Cueva de la Hoya
37 0.387.364 1.115 msnm
la Bolsa II Luque Cerro de Abuchite
4.153.747 78 m / -28 m
[ABU-22]
Cueva de la Hoya
0.387.282 1.054 msnm
38 la Bolsa III Luque Cerro de Abuchite
4.153.855 20 m /
[ABU-15]
0.387.362 1.115 msnm
39 Cueva LQ-14 [ABU-23] Luque Cerro de Abuchite
4.153.700 302 m / -51 m
Abrigo de la Campana 0.380.798 794 msnm
40 Zuheros Sierra de Cabra
[...] 4.155.810 8 m / +1,7 m
Abrigo de Alborazor 0.395.700 592 msnm
41 Priego Sierra de los Judíos
[…] 4.149.088 Escaso desarrollo y desnivel

Fig. 2: Listado de las cuevas naturales con ocupación medieval islámica en el entorno de madīnat Bāguh (Priego
de Córdoba). Ver nota nº 15.

lo que esta cueva se suma a la serie. Y todavía, tras con- de Priego de Córdoba presentamos actualizado el listado
trastar diversa información recibida13, añadimos la cueva anexo15 (Figuras 1 y 2), partiendo de, y ampliando, la rela-
LQ-14 (Luque) (catálogo GESP) y el abrigo de la Campana ción incluida en CANO (2008: 35-36)16.
(Zuheros). También se terminan de diferenciar y confirmar
las cuevas de la Hoya de la Bolsa I, II y III, y quedan pen- UNA APROXIMACIÓN APRIORÍSTICA A LAS
dientes algunas referencias no contrastadas conveniente- CAUSAS DE LA OCUPACIÓN ANDALUSÍ
mente. Estando este artículo entregado para su publicación DE CUEVAS NATURALES EN EL SUR DE
se descubre una nueva cavidad, el abrigo de Alborazor14, la CÓRDOBA
última de la lista..., por el momento.
Al día de hoy, las cuevas naturales del sur de la pro-
vincia de Córdoba con evidencia de ocupación humana
Inventario de cuevas
durante la Edad Media andalusí ascienden a un total de 41,
A fin de obtener una visión general del fenómeno de número que se encuentra continuamente en aumento, a
la ocupación andalusí de cuevas naturales en la comarca un ritmo lento pero constante, en función de los nuevos

13) Agradecemos a Antonio Moreno Rosa, arqueólogo, y a Fernando Rodríguez Rojas, del grupo espeleológico GESP, los datos
aportados para la diferenciación de los materiales arqueológicos depositados en el Museo Histórico Municipal de Priego de Córdoba
procedentes de las cuevas de la Hoya de la Bolsa I y II y que se habían ingresado sin distinguir su hallazgo en una u otra cavidad, así
como la noticia de la existencia de cerámicas vidriadas en la cueva LQ-14. Tras la visita oportuna, confirmamos la existencia de cerámicas
andalusíes en dicha cavidad. También debemos a Antonio Moreno la comunicación de la existencia de cerámicas andalusíes en el abrigo
de la Campana, situado en el paraje conocido como Puerto de Zuheros (Zuheros), de una de las cuales (un fragmento con decoración
pintada) nos aportó una fotografía para su valoración.
14) Descubierto por José Antonio Postigo Pérez en el mes de abril de 2012.
15) Datos actualizados a mayo de 2012. Para las coordenadas UTM de las cavidades, así como la altura sobre el nivel del mar, el
desarrollo y el desnivel de las mismas se ha partido de la información recogida en el Catálogo de Cavidades de las Sierras Subbéticas Cor-
dobesas, editado en 2009 (RUIZ-RUANO, A.; RUIZ-RUANO, F. y ALCALÁ, A. [Grupo espelológico G40]). Para facilitar la identificación de
cada cueva, a la denominación popular de las mismas se incorpora igualmente la nomenclatura de dicho catálogo que, al día de la fecha,
es el único exhaustivo publicado, y por ello de más fácil acceso para los interesados. Con posterioridad a 2009 se han realizado modifica-
ciones a algunos de los datos del Catálogo de Cavidades y se han incorporado nuevas cuevas, por lo que hemos procurado efectuar una
revisión en función de los datos publicados en los diversos medios por el grupo espeleológico G40 (web, artículos en prensa, etc.) o por
la Federación Andaluza de Espeleología (F.A.E., 2008). En algún caso, se incluye información facilitada por el grupo espeleológico GESP y
los datos de campo aportados por el arqueólogo Antonio Moreno Rosa o por el autor de este artículo.
16) Del catálogo de Cano hemos eliminado la cueva del Candil (Iznájar), ya que no se ha podido confirmar en modo alguno la aparición

230
Ascetas, devotos y misticismo islámico: nuevas perspectivas sobre la ocupación de cuevas naturales en madīnat Bāguh…

hallazgos asociados, generalmente, a la práctica de la es- pre contrapuesto a la mayor visibilidad en los mismos de la
peleología. cueva artificial. Entre ambas manifestaciones trogloditas, y
La cultura material hallada en las diferentes cavidades para el Shar al-Andalus, se han separado de igual modo
nos marca la pauta de certificación del uso, y de manera distintos usos asociados, ya sean probados o supuestos.
aproximada el paréntesis cronológico durante el que se No consta en esta región el uso de la cueva natural como
produjo, pero no aporta de manera tan evidente las cau- hábitat, algo que sí se constata en la artificial, y a la primera
sas que la motivaron. Y es que la frecuentación ocasional por tanto se han vinculado interpretaciones asociadas al
de cavidades naturales no deja más que unas pocas trazas refugio ocasional (sobre todo, de pastores) o al santuario
arqueológicas, incluyendo escasos vestigios muebles, y la rupestre (BAZZANA, 1992: 182). Un caso excepcional en
función o la naturaleza de estos últimos sólo ocasional- esta región levantina es la cueva de Jualentejas (Fuentes de
mente nos permiten deducir los motivos de aquella. Nor- Ayódar, Castellón), donde se documentó un volumen im-
malmente los hallazgos se limitan a un número de frag- portante de cerámica (siglos VIII-IX d.C.), con formas muy
mentos cerámicos que se relacionan, de modo general, con repetidas, como las ollas, algunas de ellas completas, con
la idea de un abrigo temporal con ocasión de una actividad evidencias de haber sido rotas intencionadamente. Como
pastoral (SACCHI y BARRERE, 2006: 122). Es la solución testimonio de la dificultad de la interpretación de este tipo
más sencilla a un problema, sin duda, más complejo. En de sitios queda parte del resumen del trabajo que publicó
el extremo contrario nos encontraríamos con la tendencia el yacimiento: “Se descarta su uso como vertedero; como
observada en algunas corrientes interpretativas que aso- un lugar de hábitat permanente o hábitat-refugio temporal,
cian el mundo de las cuevas naturales sistemáticamente a ligado al eremitismo altomedieval. Se plantea que dicho
lo religioso y mágico, ajeno a la vida cotidiana, dotando de lugar fuese un lugar sacralizado, no santuario, ligado al
un barniz de sacralidad aquello (objetos y/o espacio) que culto de las aguas y a la fertilidad, o incluso un abrigo tem-
quizás responda a un hecho común sin mayor trascenden- poral y ocasional de pastores o quizá combinándose am-
cia en el plano de las creencias y que en un yacimiento bas actividades en un mismo lugar, aunque ello sea difícil
arqueológico de superficie no habrían llamado la atención de interpretar. La ocupación fue corta, en diversas fases
de modo especial17 (DÍEZ, MORAL y ALONSO, 2008: 353- sucesivas de algunas decenas de años, y como máximo de
365). un siglo de duración” (BAZZANA, 1996: 527).
Antes de exponer la diversidad no acotada de posibili- El caso es que esta misma o similar incertidumbre
dades interpretativas en relación a las cuevas naturales de interpretativa se da también en alguna cueva artificial,
la comarca de Priego con ocupación andalusí, llamamos la sobre todo cuando la mera función habitacional no está
atención sobre el hecho de la escasa bibliografía existente bien definida. El paradigma lo podemos encontrar en la
centrada en la ocupación medieval andalusí de las cuevas interesante cueva de La Camareta, en la provincia de Al-
naturales de al-Andalus, en contraste con la consideración bacete, con numerosos grafitos en árabe grabados en sus
que se tiene de que el estudio de las grutas y cavernas es paredes, y de cuyo estudio se concluye que “resulta difícil
un campo de investigación “relativement en vogue dans le saber con certeza la utilidad y la funcionalidad del recinto
cadre des recherches sur l’Occident musulman au Moyen de la Camareta en época islámica. Las inscripciones no nos
âge” (MEOUAK, 2010: 328). El panorama, ciertamente, es revelan explícitamente nada acerca del papel que la cueva
distinto en el norte de África, lo que justificaría la asever- pudo desempeñar en la vida de los hombres del Islam me-
ación anterior, y en al-Andalus cambia radicalmente cuan- dieval andalusí que en ella dejaron su impronta. ¿Fue lugar
do nos referimos a las cuevas artificiales, fuera de nuestro de culto ritual musulmán? ¿Era realmente un cementerio
objeto de estudio18, de las que sí hay una nutrida biblio- de moros, como pretende la tradición popular?¿Sirvió de
grafía, de la que podríamos espigar los trabajos de M. Ber- lugar de recreo o la cueva era tan solo visitada casualmente
trand (RIBERA, 2010: 365 y 366) y, entre la más reciente y de forma esporádica? Todas estas preguntas no tienen
y a modo de ejemplo, el caso de las cuevas-ventana del río respuesta contundente ni tampoco definitiva. Lo cierto es
Chelva, en Valencia (RIBERA, 2010). que la teoría generalizada acerca del sentido que adquirió
La escasa presencia de las cuevas naturales en los es- la cueva de la Camareta en época islámica es la que afirma
tudios sobre al-Andalus19 es un hecho que no ha pasado que se trataba de un lugar de visita y de que nunca fue
desapercibido y en alguna ocasión se ha llamado la aten- vivienda permanente de nadie” (BEJARANO, 1993: 324).
ción sobre el particular (BAZZANA, 1992: 181-186), siem- En el caso de las cuevas de la comarca de Priego, salvo

de restos andalusíes en dicha cavidad, a pesar de que determinadas informaciones asociadas a las primeras exploraciones apuntan en
este sentido. Se da la circunstancia, además, de que la cueva toma el nombre del lugar donde se ubica (cerro Candil) y no del hallazgo de
dicho objeto en su interior. Por último, el topónimo coincide con un apellido de una familia terrateniente que reside en Priego de Córdoba.
17) Un ejemplo de esto lo podemos hallar en las causas propuestas para explicar el hallazgo de una dobla almohade en el Portalón de
Cueva Mayor, en la sierra de Atapuerca, en un lugar lejos de la entrada de difícil acceso. En el yacimiento y alrededores no se ha hallado,
por el momento, nada más de cultura material islámica. Se aportan las hipótesis de una ocultación, un extravío o “incluso una ofrenda”.
Es evidente que, de haberse hallado la moneda en un yacimiento de superficie, esta última posibilidad ni tan siquiera se habría planteado
(PÉREZ-ROMERO, 2010: 103).
18) No conocemos cuevas artificiales en la comarca de madīnat Bāguh (Priego) con ocupación medieval andalusí.
19) De forma general, lo usual es encontrar referencias poco extensas en estudios que prestan mayor atención a otros periodos de la
ocupación diacrónica de la cavidad en cuestión. Como ejemplo: LORRIO et alii, 2006: 58 y 70.

231
R. CARMONA ÁVILA

la prospección arqueológica superficial de la cueva de los nuevas líneas de investigación, como también ya he-
Mármoles en 1998, estamos ante hallazgos casuales rea- mos señalado.
lizados en el transcurso de una exploración espeleológica, Sin embargo, este uso de la cueva como refugio ante un
algunas de ellas practicadas hace décadas. No son, pues, peligro inminente, que suele ser una incursión de tipo
hallazgos sistemáticos, procedentes de una excavación ar- militar, cuenta con refrendo en las fuentes históricas y
queológica, ni son consecuencia de un interés científico en el registro arqueológico de otros lugares de al-Anda-
sobre el registro arqueológico y sus variables. Son objetos lus. Es muy significativo el texto que recoge el Muqtabis
descontextualizados, cuyo valor es tipológico, no suficien- V de Ibn ayyān, con motivo de una de la incursiones a
te en el caso de algunos de los hallazgos, como determi- las tierras del norte del ejército califal, en el año 924/925
nados objetos metálicos o los restos orgánicos, como para (311/312 H), cuando dice “… y de allí se trasladó al
deducir cronología y función. No obstante, nuestro cono- lugar conocido como Qan ara Alba, entorno al cual ha-
cimiento directo de los yacimientos y de los fondos del bía plazas fuertes, evacuadas por los infieles tan apre-
Museo Histórico Municipal de Priego donde se conservan suradamente que dejaron en las explanadas bagajes y
la inmensa mayoría de los hallazgos, sí nos permite con- vituallas, refugiándose algunos de ellos con sus familias
cluir que la cantidad de ítems procedentes de cada una de e hijos en tres cuevas al borde de un farallón sobre el
las cuevas es, efectivamente y en la mayoría de los casos, río, donde los musulmanes subieron prontamente, ata-
proporcional a la cantidad de restos apreciables en super- cándoles por encima, hasta que Dios les hizo conquistar
ficie en cada una de ellas. Y este dato, junto a otras varia- aquellas cuevas…” (Muqtabis V, 1981: 148). Sin duda
bles, puede ser de gran importancia para aproximarnos a que la ocupación de las cuevas en el texto referido fue
la causa o causas que motivaron la ocupación humana de muy breve, pero en el caso de Mallorca la ocupación de
algunas cuevas de la comarca de Priego de Córdoba en un las cuevas por la población islámica ante la conquista
momento dado de la historia de al-Andalus. cristiana de la isla se prolongó durante más de dos años
Y decimos causas, y no causa, porque éstas pudieron (TRIAS, 1981; ROSELLÓ, 1998), lo que supuso que, por
ser varias, como diversas son las características de las ca- ejemplo, en la Cova dets Amagatalls se ejecutaran algu-
vidades conocidas con este tipo de registro arqueológico nas obras de acondicionamiento del espacio del interior
asociado, y pudieron ser además causas no excluyentes, de la cavidad, mediante explanaciones, aterrazamientos
sino simultáneas, en algún caso. Esta interpretación “mul- y delimitación de espacios habitacionales, entre otras
tifuncional” estaría en sintonía con las interpretaciones funciones (TRIAS, 1981: 60, 61 y 63-66). Por tanto,
más recientes, y supuestamente más acertadas, de otros este mismo uso trasladado a algunas cuevas del sur de
conjuntos cavernarios peninsulares con ocupación histó- Córdoba pudo efectuarse, aunque demostrarlo, sobre-
rica asociada, caso de las cuevas asturleonesas (FANJUL, pasando la mera hipótesis de trabajo, será un proceso
2011: 95-96)20. que no estará exento de dificultades en el estado actual
Recapitulando y sin ánimo de ser exhaustivos, pode- de la investigación.
mos ofrecer a priori, y no tanto como conclusión de un 2. Refugio agropecuario ocasional. Los trabajos del
proceso investigador aplicado a la casuística de las cuevas campo, ya sean agrícolas o ganaderos, pueden recu-
del sur de Córdoba, el siguiente panorama interpretativo: rrir al mundo subterráneo para usos esporádicos no
continuados. La trashumancia local, con estabulación
1. Refugio ocasional en épocas de inestabilidad social. La ganadera y refugio del pastor, parece el más propicio.
presencia de materiales en algunas cuevas claramen- Asociado a este uso pudo estar una hoz procedente de
te adscribibles al siglo XI, la variedad tipológica y la sima del Peine (CANO, 2008: 336) con paralelos en
funcional de estos y las condiciones de mínima habi- el conocido hallazgo de Liétor (NAVARRO y ROBLES,
tabilidad de algunas de las cuevas de mayor tamaño 1996: 58-59, Cat.: IV-V). Aunque quizás sea en la etno-
(p.ej. la cueva de los Mármoles), pueden hacer pensar logía donde podamos encontrar las mejores muestras
en un refugio ocasional de un grupo humano, más o de este tipo de uso. En 2005 tuvimos ocasión de visitar
menos numeroso, que se oculta en dichas cavidades la cueva de Mala Abladir, cercana a Cheferat, en el Rif de
con la intención de buscar amparo seguro durante Marruecos, con motivo de una expedición que efectuó
episodios concretos de la fitna de descomposición a dicho país el grupo de espeleología GESP. La cueva,
del califato cordobés. Aunque esta interpretación ya en caliza, presenta un vestíbulo que aprovecha la luz so-
se ha apuntado, como hemos visto más arriba21, se lar y una primera sala, espaciosa y muy cómoda. En el
encuentra actualmente en revisión a raíz de los ha- sector principal el ancho se sitúa en torno a los 2 m, por
llazgos más recientes, como el descubrimiento de la una longitud de 11 m. La altura, variable entre 1,80 m y
cueva de Extremadura en 2011, y a la apertura de 2,20 m. Una senda de montaña pasa por la entrada de

20) En el caso de las cuevas asturleonesas “las variables interpretativas son muy numerosas y la propia escasez de estudios previos
confiere complejidad a un tema en el que nos podemos encontrar desde ocupaciones pastoriles, rituales, industriales, pasando por ocu-
paciones domésticas puntuales, que pueden ser interpretadas como el resultado de la huida o escondite, de algunos grupos humanos, en
determinados momentos de la convulsa historia cantábrica” (FANJUL, 2011: 91-92).
21) Sobre todo aplicada al caso de la cueva de los Mármoles, yacimiento excepcional en todo el conjunto de cuevas naturales del sur
de Córdoba con ocupación andalusí.

232
Ascetas, devotos y misticismo islámico: nuevas perspectivas sobre la ocupación de cuevas naturales en madīnat Bāguh…

la cavidad. Un cabrero utiliza la cueva para pasar algu- tualmente, en las que la baraka recibida en ellas puede
nas noches con el ganado. Además de los excrementos tener como consecuencia, entre otras derivaciones, la
animales, este uso está testimoniado en la cueva por la cura de enfermedades (VAN STAËVEL, 2010: 317), lo
presencia de un hogar, bien definido con piedras que que asemeja esta práctica a ciertas manifestaciones de
bordean la zona de fuego, y un lecho construido con la cultura clásica (incubatio, sannatio, etc.). En todo
ramas de adelfa, abundante en los alrededores de la en- caso, es incuestionable la existencia de un culto a (en)
trada de la cueva, y cartones. Esta cueva es también un las cuevas en el Magreb medieval (MEOUAK, 2010:
punto de suministro de agua, aunque de un modo que 332ss), generalmente enraizado en el mundo rural y
no pudimos determinar en nuestra visita22. En el caso con manifestaciones extraordinariamente sugerentes. Y
de las cuevas de la comarca de Priego con ocupación con todo, el abanico de posibilidades no se agota aquí,
andalusí, el caso que mejor podría adaptarse a un uso pues siendo el agua un recurso presente en la mayoría
de estabulación ganadera quizás sea la cueva del Mo- de las cuevas naturales, por goteo o en gours, el culto a
rrión, en la Tiñosa, con una entrada amplia y una sala las aguas puede ser también un factor a tener en cuenta,
cómoda y espaciosa de unos 13 x 7 m. Su uso como tal como se ha planteado para algunas cuevas naturales
cabreriza está testimoniado en tiempos actuales y así lo de la región valenciana con ocupación medieval andalu-
demuestra la cantidad de excrementos que presenta en sí (BAZZANA, 1996: 536-538).
su interior. Sin ninguna duda, en el sur de Córdoba, como en tan-
3. Uso religioso. Las cuevas pudieron usarse como lu- tos otros lugares, las mismas cuevas y algunos de sus
gar de recogimiento religioso, personal o vinculado a emplazamientos serranos son espectaculares, con gran
alguna corriente mística. La práctica del ascetismo, la capacidad para estimular la atención humana, ahora
mortificación corporal o la oración pueden ser practi- y hace milenios. Quizás no sea casualidad y exista un
cadas de modo adecuado, según estos requerimientos denominador común entre las cuevas prehistóricas con
espirituales, en algunas de las cuevas conocidas. Esta arte rupestre y algunas de las ocupadas en la Edad Me-
variable podría aplicarse, en función de algunos indicios dia islámica. En nuestro caso, como mínimo diez son,
del registro arqueológico, a la cueva de Extremadura, además, cuevas, simas o abrigos con arte rupestre:
descubierta en 2011. Este es el tipo de uso sobre el que Cholones, Murcielaguina, Tocinos, Palanzuelo, Rodae-
vamos a insistir en este artículo, por lo que no nos dete- ro, Orejas de Burro I, Solana VIII, Campana, Monagui-
nemos más en ello. Y es un uso, además, compatible y llo y Alborazor, conjunto al que podríamos incorporar
simultáneo de otros derivados del mismo, como pueden Huerta Anguita/Ojos de Alá, en cuyas inmediaciones se
ser la realización en la cueva o en sus inmediaciones de ha descubierto en 2011 un nuevo abrigo con este tipo
labores artesanales, agropecuarias o recolectoras, tal y de manifestación prehistórica. Está demostrado por las
como tendremos ocasión de ver más adelante. fuentes históricas y en ello insiste la bibliografía que “al-
Sólo añadiremos que dentro de una praxis religiosa nor- Andalus abundaba en lugares que inspiraban un respeto
malmente considerada como no ortodoxa, muchas ve- sagrado sin ser lugares de culto islámico, y sorprende
ces preislámica, podríamos incluir aquí el referente de comprobar cómo los musulmanes andalusíes admitían
la cueva como manifestación divina o de las fuerzas de sin problemas el hecho de que en tales sitios ligados a
la naturaleza. Es el caso aplicado, por ejemplo, al pueblo cultos religiosos preislámicos o a fenómenos mágicos,
bereber, del que se ha llegado a decir que llevado “por de ultratumba, etc., pudieran producirse acontecimien-
su espíritu independiente y por su amor a la naturaleza, tos sobrenaturales o actuar fuerzas sobrehumanas”
con frecuencia diviniza las obras de la Creación, vinien- (CARMONA GONZÁLEZ, 1993: 472)23.
do a caer en un panteísmo naturista. Esa cuasidiviniza- Siguiendo esta línea expositiva y volviendo ahora a
ción de las fuerzas de la naturaleza tiene su exterioriza- Priego, todavía encontramos alguna manifestación
ción en el culto que tributan a ciertas grutas, fuentes, etnográfica desconcertante y sugerente asociada a una
árboles, animales, etc., en las que aciertan a ver fuerzas de las cuevas estudiadas, a la más importante de ellas
ocultas y de un poder casi divino, y a las que acuden dado el volumen del registro arqueológico conocido. Se
para alcanzar favores o verse libres de algún mal que trata de la cueva de los Mármoles, donde hasta algún
les aqueja” (IBÁÑEZ, 1950, en EL HASSANE: 101). La momento indeterminado de la primera mitad del siglo
entidad de este fenómeno no es menospreciable. Se ha XX se ha venido celebrando una romería en la que los
hablado, incluso, de una “archéologie du culte de grot- vecinos de la aldea próxima de La Concepción subían
tes célèbres”, con lo que ello puede significar concep- hasta la cueva, el día de San Marcos24.

22) Esta cueva es visitada por los habitantes más jóvenes de la población más cercana, que han dejado numerosos grafitos trazados
con negro de humo y carbón o incisos, repartidos por techos y paredes. La mayoría son textos religiosos (Dios [Allāh], Dios es grande,
No hay Dios sino Dios, o antropónimos (Muhammad, Abdalá, Ibrahím, Taríq, Mustafá…). Hay también dibujos varios, alguno de ellos
pornográfico.
23) Una coincidencia espacial entre un dolmen prehistórico y el lugar escogido para la práctica de determinados ritos sufíes ya ha
sido apuntada en algún caso, a consecuencia del hallazgo de un talismán epigráfico de plomo con los 99 nombres de Allāh. El dolmen
es un lugar dotado “del prestigio de la antigüedad”, lo que lo reviste de una “indeterminada sacralidad” (MARTÍNEZ, 2006; MARTÍNEZ y
BECERRA, 2011: 115).
24) Describimos a continuación los pormenores de esta celebración: “La romería más importante y más antigua, aunque hoy ya no se

233
R. CARMONA ÁVILA

Este uso de la cueva como referente etnográfico actual cueva de los Mármoles (CANO, 2008: 267) o el anillo de
nos obliga a traer aquí algo ya apuntado más arriba la cueva del Higuerón (CANO, 2008: 342).
(ZOZAYA, 2010: 232, 237). Es el caso de las peregrina- Otro tipo de ocultaciones andalusíes en cuevas están
ciones menores en el Islam. ¿Pudieron algunas cuevas relacionados no tanto con el valor intrínseco de los
ser objeto de peregrinación o lugar de celebración de objetos, caso de las joyas o las monedas, sino con el
romerías anuales o vinculadas, de alguna manera, al carácter funcional y utilitario de los objetos, vinculados
calendario y alguna celebración concreta?25 En el caso muchos de ellos con las labores del campo. El caso de
de la cueva de los Mármoles, por ejemplo, parte de la conocidísima ocultación de la Sima del Infierno, en
su numerosa cultura material asociada podría haber- Lietor (Albacete) es, sin duda, paradigmático (NAVA-
se generado de esta forma. Aunque la arqueología no RRO y ROBLES, 1996). En el caso de las cuevas del sur
nos permite una aproximación mejor por el momento, de Córdoba no tenemos indicios de que este uso pu-
sí contamos con el paralelo etnográfico del Marruecos diera darse. Esta variante, sin duda, podría relacionarse
de los siglos XIX y XX, cuando, por ejemplo, en la ro- con el apartado segundo citado más arriba.
mería que se efectúa en la “zauía” del Uark “caminan 5. Visita casual. Es una interpretación descartable en la
los romeros entre rezos y cánticos, bien provistos de mayoría de los casos ante la tipología y cantidad de
alimentos para los tres días que deben pasar junto a la la cultura material asociada. Sólo explicaría el caso de
cobba de su patrono, yendo las mujeres –que acampan aquellas cuevas en las que exclusivamente se hubiera
aparte-, pese a los lujosos vestidos y peinados que lu- documentado algún candil aislado y poco más. Este uso
cen, cargadas con sendas cántaras de agua, y ciertos de visita casual, no obstante, podría estar representa-
utensilios de cocina, donde condimentar la comida pro- do por un candil de época post-omeya procedente de
pia y la de sus hijos” (FERNÁNDEZ DE CASTRO, 1948, la cueva de la Murcielaguina (CANO, 2008: 274), una
en EL HASSANE, 2006: 153). excepción dentro de un conjunto numeroso de clara da-
4. Lugar de ocultación de bienes de valor. Aunque hay tación anterior.
numerosos antecedentes en la bibliografía arqueológi-
ca andalusí, caso de las cuevas mallorquinas (TRIAS, EL USO RELIGIOSO: UNA JUSTIFICACIÓN
1981; ROSELLÓ, 1998), no parece ser el caso de los
ejemplos subbéticos cordobeses, donde no se ha rela- Ya hemos visto la aportación al tema de Juan Zozaya
cionado ningún conjunto significativo de objetos de va- (ZOZAYA, 2010: 233) que propone que en el caso de las
lor con las cavidades estudiadas. Mientras no aumente cuevas del sur de Córdoba nos encontramos ante “retiros
el número de ejemplares conocidos, los dos dirhames de vida religiosa, tipo riba ”26, lo que supone convertir la
califales hallados en la cueva de Huerta Anguita (CANO, ocupación de las cuevas en parte de un hecho religioso27.
2008: 122-123 y 307-308) pueden corresponder a una Es en esta asociación en la que pretendemos profundizar
pérdida fortuita. Es el mismo caso del pendiente de la a continuación.

celebra, es la que tenía lugar el día de San Marcos, cuando los vecinos de la cercana aldea de la Concepción, se dirigían temprano hacia la
cueva para festejar “una función”. Se trataba de pasar un día de fiesta en la entrada de la cueva, siendo el festejo muy concurrido e, incluso,
contaba con la presencia de vendedores ambulantes que ofrecían a los romeros su mercancía: garbanzos tostados, avellanas, turrones…
Para merendar era habitual tomar el hornazo de “pavica” y por la noche se celebraba un baile, en el que tocaba un grupo de músicos,
fundamentalmente con instrumentos de cuerda: laúd, bandurria, violín y guitarra. Normalmente la fiesta solía prolongarse hasta altas horas
de la madrugada. Ninguna de las personas que nos han hablado de esta romería han sabido decirnos el motivo de su celebración, tan sólo
hemos recogido un testimonio que nos cuenta que hace tiempo “se encontró dentro de la cueva una imagen pequeña de una virgen” reali-
zada en barro cocido o en piedra. Una romería similar, aunque sin formarse función, se continúa realizando en la cueva el Jueves Santo; en
este día los muchachos y gente mediana de la aldea de la Concepción suben a la cueva a pasar un día de campo” (CAMPOS et alii, 1993:
276). Sobre el significado de esta celebración, se ha apuntado que “el día escogido, en un primer momento la festividad de San Marcos,
no parece azaroso, sino que podemos vincularlo con los ciclos agrarios (…). El día heredero de la celebración del anterior, el actual Jueves
Santo, no parece sino una adaptación a las nuevas necesidades del calendario laboral, estando la festividad desposeída de la primera
intencionalidad que la motivó” (CAMPOS et alii, 1993: 280).
25) Como dato curioso anotamos aquí que, en fecha reciente, el Ayuntamiento de Canillas de Aceituno (Málaga) ha organizado alguna
jornada en la que musulmanes sufíes han visitado la conocida como Cueva Morabita o Cueva de la Rábita, ubicada en dicho término
municipal, en la sierra del Hoyo, lugar donde supuestamente se habrían retirado en un momento indeterminado tres santones, que se en-
contrarían, además, allí enterrados. También se practica la oración en el exterior de la entrada de la cueva, con el rostro vuelto a la misma,
según puede verse en alguna fotografía publicada en internet (eltrotedelaculebra.wordpress.com).
26) De manera premeditada hemos intentado evitar la palabra ribā en este trabajo a fin de no asociar a las cuevas determinados con-
ceptos y prácticas religiosas que pudieran llevar al lector a confusión y entender una sinonimia entre ribā y cueva, cuando no es el caso. Y
ello a pesar de que, en algún ejemplo, las fuentes árabes puedan aludir, y es sólo un par de datos entre otros, a una Rābi at al-Ġār, en una
cita tardía de época almohade y para el norte de África, o se platee directamente dicha asociación, en el mismo lugar y contexto, aludiendo
al mismísimo Ibn Tūmart y la estrecha relación entre la cueva (ġār) donde éste vivía apartado del mundo y la vinculación de ésta con el
concepto de ribā , entendido como lugar de retiro espiritual y de práctica de ğihād (VAN STAËVEL, 2010: 314-316). Para una excelente in-
troducción al vocablo ribā , a su semántica y evolución, es de obligada consulta: MARTÍNEZ (2004), MARÍN (2004) y CRESSIER (2004), los
tres contenidos en AZUAR (2004). También ARCAS (2006), para quien “muchos aspectos del misticismo, sobre todo en lo que a su discipli-
na y modo de vida se refiere, fueron practicados en el ribā , un mundo integrado por los murābi ūn, individuos cuya actividad se centraba
en la dedicación en cuerpo y alma a la defensa del Islam, y también por personas devotas, ascetas, grupos de místicos, viajeros y, en menor

234
Ascetas, devotos y misticismo islámico: nuevas perspectivas sobre la ocupación de cuevas naturales en madīnat Bāguh…

Partiendo de esta idea, vamos a extendernos en el po- fieles (MAÍLLO, 1996: 139, 196 y 197). Una de la prácticas
sible uso religioso de estas cuevas del subbético cordobés devocionales más usuales es el retiro espiritual (i’tikāf),
durante un periodo concreto situado entre mediados del que suele estar acompañado de la recitación del Corán. El
siglo X y el siglo siguiente, o lo que es lo mismo, época valor de esto último es enorme y más si se practica durante
omeya andalusí, incluyendo su epílogo del siglo XI previo el mes de ramadán, lo que otorga un gran merito religioso
al integrismo almorávide. (ajr) a quien lo practica (VERCELLIN, 2003: 376, nota 27).
La vida de un creyente musulmán, integrante de la La importancia de este mes, queda claro, se fundamen-
umma, está regida por las cibādāt o conjunto de prácticas ta en el hecho de que en una de sus noches Dios comenzó
religiosas y culturales que tienen su referente principal en la revelación del texto sagrado islámico, que ha de enten-
los conocidos como “pilares del Islam” (arkām al-islām): derse como palabra de Dios. Y según la tradición, Mahoma
profesión de fe, oración ritual, limosna, ayuno en ramadán se encontraba en una cueva del monte irā’, en el desierto
y peregrinación a La Meca. Estos pilares constituyen el far próximo a La meca, en un retiro espiritual, cuando se pro-
c
ayn o deber individual que todo musulmán está obligado a dujo la manifestación divina (JOMIER, 2007: XXII-XXIII).
realizar, deberes ineludibles (MAÍLLO, 2005: 77, 143, 185 Pero la cueva tiene otros referentes en el Corán, como
y 428). en la sura que tiene por nombre, precisamente, La Caverna,
En cualquier momento del año, y más meritoriamente cuyo principio se centra en una conocida leyenda oriental,
en los diez últimos días del mes de ramadán, consagrado la de los siete durmientes de Éfeso, común a cristianos y
a la penitencia y al ayuno, “cualquier simple fiel de los que musulmanes29. Aquí aparece la cueva como refugio, aso-
viven en el siglo se resuelve, a veces con voto religioso, a ciada a la petición de misericordia de Dios y un deseo de
abandonar su casa, familia y negocios, para recluirse du- obrar correctamente: “Cuando los jóvenes, al refugiarse en
rante uno, tres o diez días en una mezquita, a fin de de- la caverna, dijeron: ¡Señor! ¡Concédenos una misericordia
dicarse en el retiro más holgadamente a una vida devota de Ti y haz que nos conduzcamos correctamente!” (Corán,
que esencialmente consiste, aparte de la intención general 18, aleya10), o bien “Cuando os hayáis alejado de ellos y de
de servir a Dios, en guardar castidad perfecta, aislamiento los que, en lugar de Dios, sirven, ¡refugiaos en la caverna!
absoluto y el ayuno ritual muslímico, que, como es sabido, Vuestro Señor extenderá sobre vosotros algo de Su mise-
veda toda comida y bebida mientras el sol está en el hori- ricordia y dispondrá de la mejor manera de vuestra suerte”
zonte. Añádense a estos actos de privación o mortificación (Corán, 18, aleya 16)30.
–negativos-, otros positivos de lectura alcoránica, oración Pero además, el texto coránico se entretiene en dedicar
y meditación” (ASÍN, 1931: 192). la aleya 17 a describir la orientación al norte31 de la boca
El ramadán es el noveno mes del calendario islámico y de la caverna y la posición de los refugiados en el interior:
es el mes santo por excelencia debido a que durante este “Habrías visto que el sol, al salir, se desviaba de su ca-
mes se rememora, entre otras conmemoraciones meno- verna hacia la derecha y, al ponerse, los rebasaba hacia la
res, la Noche del Destino (Laylat al-qadr)28 o noche en la izquierda, mientras ellos estaban en una oquedad de ella.
que se produjo la primera revelación del Corán a Mahoma. Ése es uno de los signos de Dios. (...)” (Corán, 18, aleya
Esta noche no está fijada con precisión, aunque se identifi- 17).
ca con una de las últimas noches impares de este mes (21, Este episodio de los durmientes en la caverna tiene una
23, 25, 27 o 29), siendo la más probable la noche del 27 gran tradición en el mundo islámico (HERNÁNDEZ, 1996:
(entre los días 26 y 27) del año 610. En estas noches los 132ss) que se ha encargado de mantener viva el hecho de
musulmanes más piadosos, como ya hemos apuntado, se que sea referida en el Corán. Para el caso que nos ocu-
entregan a prácticas de especial devoción y, según la tradi- pa, una de las leyendas variantes del episodio (MORENO,
ción, se fijan los acontecimientos de todo el año. El rama- 1997: 17-23; CARMONA GONZÁLEZ, 1993: 473ss) ubica
dán, en definitiva, es un mes bendito (mubārak), en el que una cueva y un relato similar, según el testimonio de di-
la gracia o bendición de Dios (baraka) desciende sobre los versos autores árabes de entre los siglos XI y XIII, en las

número, alfaquíes y hombres de letras” (ARCAS, 2006: 39). Según nos recuerda esta misma investigadora, retomando un argumento de
R. Azuar, los antiguos ribā -s, a partir del siglo X, fueron transformándose en rábitas, germen de las futuras zāwiya-s posteriores. No falta
tampoco algún texto en las fuentes (Musnad, de Ibn Marzūq) que recuerda que entre los sufíes el término ribā “designa el lugar donde
uno se recluye para consagrarse al culto de Dios”, lo que perfila algunos matices de la semántica del vocablo, que pasa a ser “no sólo
un espacio” sino también “un modo de vida dedicado a la defensa del Islam y a la consagración de las almas a Dios” (ARCAS, 2006: 40).
27) No es infrecuente la asociación de la cueva, en general, a las manifestaciones religiosas: “La oquedad natural que se abría camino
hacia el interior de la tierra, con todo el simbolismo que esto supone en la mentalidad del hombre preindustrial, hace que las cuevas sean
un espacio privilegiado en la documentación de los procesos de culto, y por tanto, sean unos lugares indispensables en la construcción de
una arqueología de la religión” (FANJUL, 2011: 102).
28) La sura 97 coránica está dedicada a esta noche:
“Lo hemos revelado [El Corán] en la noche del Destino.
Y ¿cómo sabrás qué es la noche del Destino?
La noche del Destino vale más que mil meses.
Los ángeles y el Espíritu descienden en ella, con permiso de su Señor, para fijarlo todo.
¡Es una noche de paz, hasta el rayar el alba!” (traducción de Julio Cortés ).
29) V. nota 26 de la sura 18 de la edición del Corán de Julio Cortés.
30) Traducciones de Julio Cortés.
31) Esta es la orientación que apunta Julio Cortés, en su edición del Corán: v. nota 17 de la sura 18.

235
R. CARMONA ÁVILA

cercanías de la ciudad de Loja (Granada), que se encuen- que se limite a un solo día o más de diez, u otra cantidad,
tra a tan sólo unos 41 km al sur de Priego de Córdoba, siendo indeseable prolongarlo más de un mes. El signifi-
cercanía que hace más que probable su difusión entre los cado legal de este retiro espiritual alude a la “permanencia
habitantes de la comarca de madīnat Bāguh desde una fe- del musulmán poseedor de capacidad de discriminación en
cha temprana. la mezquita para recordar a Allah, rezar y recitar el Corán
Con todo lo referido más arriba pretendemos recordar mientras ayuna y sin tener relaciones sexuales, durante un
que en el Islam la idea de cueva puede estar asociada a un día o más con intención de ello” (La Risala35, 1999: 219,
episodio de la vida del Profeta de una enorme trascenden- nota 2, y 220, nota 7). El que se retire no ha de abando-
cia religiosa (Noche del Destino), o a un hecho legendario nar el retiro más que por necesidades biológicas (comer,
fijado como palabra de Dios en el Corán (sura de La Ca- beber, defecar…, incluyendo el trasladarse al lugar más
verna), y por lo tanto incuestionable e indiscutido. Ambos próximo para conseguir comida o bebida), siendo indesea-
argumentos son religiosos y podrían ser esgrimidos como ble que se inicie el retiro espiritual sin estar bien avituallado
inspiración del creyente para la ocupación temporal de una (La Risala, 1999: 221, nota 14).
cueva natural, durante más o menos tiempo, en ejercicio El concepto de mezquita (masŷid), emplazamiento pre-
de un retiro espiritual. Y de aquí podemos derivar a otros ferido y preferente para un retiro espiritual, alude sensu
argumentos. stricto al lugar donde uno se prosterna, es decir, donde
Durante el mes de ramadán es obligatorio practicar el se realizan oraciones. Es el edificio más característico del
ayuno, y como un acto voluntario pero demostrativo de Islam, sobradamente conocido, que consta de un recinto
piedad religiosa, la oración nocturna y el retiro espiritual en construido que cumple la doble función de aislar del mun-
una mezquita. En al-Muwatta de Mālik Ibn Anas32, una de do circundante y asegurar la tranquilidad durante la oración
las bases doctrinarias del malikismo imperante en al-An- ritual ( alāt). Es casa de oración, pero no es la casa de Dios
dalus, Mahoma deja dicho que “Quien haga retiro conmigo (MAÍLLLO, 1996: 155). El único elemento indispensable en
que lo haga las diez últimas noches [de ramadán], pues una mezquita es el mi rāb, normalmente un nicho en la
he visto esta noche [noche del Destino] y luego se me ha pared que indica la quibla o dirección en que se encuentra
hecho olvidarla y me he visto haciendo la postración en su La Meca, lugar al que se dirigen durante la oración todos
madrugada en agua y barro, buscadla entre las diez últimas los musulmanes (VERCELLIN, 2003: 131).
[noches del mes] y buscadla en cada [día] impar”. Y se La oración preceptiva en el Islam36, no obstante, es
añade que “Dijo Abu Sa’id: Y vieron mis ojos al Mensajero individual, aunque sea dicha simultáneamente por todos
de Allah, al que Allah le dé Su gracia y Paz, marcharse y los integrantes de la umma (comunidad de creyentes).
en su frente y en su nariz haber restos de agua y barro, de De hecho, para realizarla no es necesario desplazarse a la
la madrugada de la noche veintiuno” (Al-Muwatta, 2009: mezquita, salvo en el caso de la oración del mediodía del
179, 180)33. viernes cuando es obligatorio (o mejor, meritorio) asistir a
Llamamos la atención sobre esta visión recogida en este la mezquita aljama del lugar, si la hubiere. En definitiva, el
hādīt34 del Profeta y su referencia a una postración “en agua fiel musulmán no está obligado canónicamente a hacer sus
y barro” en la noche del Destino cuando, siguiendo la tradi- oraciones en la mezquita, es más, la oración puede hacerse
ción, Mahoma se encontraba, en efecto, en el interior de una en cualquier lugar, excepto sobre una tumba y otros lu-
cueva, un medio en el que el agua y el barro suelen ser espe- gares que puedan ser considerados impuros o inmundos.
cialmente abundantes y que mancharon su frente y su nariz. El sitio donde se efectúa será sacralizado simbólicamente
El retiro espiritual voluntario (i’tikāf) en el Islam, imi- mediante el trazado de una línea, la colocación de una al-
tando los actos del Profeta, que “dio ejemplo de retiro en fombra, etc. (MAÍLLO, 1996: 180).
las soledades del desierto y en las cuevas de la monta- Pero junto a este tipo de oración canónica, perfecta-
ña” (CARMONA GONZÁLEZ, 1993: 470) forma parte de mente reglada y ritualizada, podemos encontrar también
las buenas obras supererogatorias. Este retiro, de manera una más personal, libre, en la que el individuo se dirije a
ideal y según la escuela jurídica malikí, debe realizarse du- Dios para invocarle, adorarle, suplicarle perdón, es decir,
rante diez días, preferiblemente los diez últimos días del una oración privada y personal del fiel. Se trata de la du’a
mes de ramadán, para que una de las noches del retiro (VERCELLIN, 2003: 227, 228). Esta duplicidad también
coincida con la Noche del Destino. Pero también se acepta la encontramos en los otros pilares del Islam37 (arkām

32) Muerto en el año 795 (179 H.).


33) Las palabras entre corchetes son aclaraciones nuestras.
34) Recordamos aquí la importancia de los hadices (a ādīt) para la sunna o Tradición profética, que es, después del Corán, el segundo
de los elementos constituyentes de la ŝarica (ley canónica del Islam), lo que ha llevado a considerarlos, en ocasiones, como verdaderos
textos sacros (VERCELLIN, 2003: 75-77; MAÍLLO, 1996: 96, 97).
35) De Ibn Abī Zayd al-Qairawānī, muerto en 996 (386 H).
36) La oración ritual o al- alāt es uno de los cinco pilares del Islam y su práctica es obligatoria. Debe realizarse en cinco ocasiones al
día, en función de la posición solar: alba, mediodía, tarde, ocaso y noche. El orante, antes de practicarla, debe estar en estado de pureza
legal ( ahāra) que se consigue mediante las abluciones preceptivas. Según el grado de impureza en que se halle cada cual, la ablución
puede ser parcial (wu ū’) o total (gusl) (MAÍLLLO, 1996: 179-181).
37) Las obligaciones contenidas en los cinco pilares del Islam son la profesión de fe, la oración ritual, la limosna legal, el ayuno en el
mes de ramadán y la peregrinación a La Meca.

236
Ascetas, devotos y misticismo islámico: nuevas perspectivas sobre la ocupación de cuevas naturales en madīnat Bāguh…

al-islām), lo que demuestra “una pluralidad de actitudes do, la mortificación de la carne y la repetición del nombre
que constituye casi una válvula de escape por medio de de Dios en la oración personal podrían –con la ayuda del
la cual la religiosidad del creyente evita, integrándola y propio Dios- purificar el corazón y liberarlo de toda preocu-
no ya eliminándola, la rigidez normativa de la ortopraxis. pación mundana para alcanzar una esfera más elevada de
Será precisamente de esto de donde se desarrollen formas conocimiento intuitivo” (VERCELLIN, 2003: 249). Los su-
como el llamado misticismo islámico (el ta awwuf) y ma- fíes desarrollaron formas de religiosidad que se apartaban
nifestaciones como el culto de los santos (awliya), etc.” de la práctica ortodoxa, pues para ellos la unión con Dios
(VERCELLIN, 2003: 230). derivaba de la devoción y no de la instrucción, lo que hacía
El surgimiento del misticismo islámico o ta awwuf, necesario un conocimiento directo por parte de cada cre-
manifestado de modo contundente en el sufismo, respon- yente. Para alcanzar tal propósito era necesario apartarse
de entonces a la necesidad de cuestionarse la relación per- del mundo39, retirándose a lugares recoletos donde recitar
sonal del fiel con Dios. No constituye, ni en su vertiente el Corán o escuchar a los maestros (VERCELLIN, 2003:
teórica ni práctica, un sistema uniforme y delimitado, pero 249). Y por supuesto que uno de estos lugares escogi-
no es tampoco una secta ni una derivación herética de los dos en Próximo Oriente fueron las cuevas, tanto naturales
principios ortodoxos de la fe (PACHECO, 2001: 162), aun- como artificiales, que se encontraban en lugares aparta-
que en algún momento de la historia del Islam sus practi- dos, pero no tanto como para impedir al iniciado hacer la
cantes hayan sido objeto de las iras de la ortodoxia religio- oración en común en un lugar de reunión, el monasterio o
sa. Su importancia ha sido tal en la historia del Islam que ribā (MARTÍNEZ, 1998: 470).
constituye una de las ramas de las ciencias divinas, junto a Algo similar ocurre en Occidente, donde la cueva pue-
la jurisprudencia, la teología, la historia y la filología (VER- de aparecer citada en los textos conservados sobre los
CELLLIN: 2003: 247). Su constatación ya en el siglo VIII místicos andalusíes identificada como el lugar en el que
(II H) lo presenta como búsqueda de una regla de vida, en el asceta practica la búsqueda de su unión con Dios. Éste
una línea de interiorización y profundización espiritual del es el caso de una narración escrita por Ibn Tufayl, nacido
mensaje coránico. Pero la reacción ortodoxa intransigente en Guadix sobre el año 1110, que en referencia al prota-
hizo que muchos sufíes fueran acusados de herejía en el gonista de su historia ( ayy ibn Yaq ān) describe que se
siglo X, lo que motivó persecuciones de sus practicantes. encuentra retirado en una caverna, donde llega a ayunar
La conciliación entre ortodoxia y sufismo no se produciría cuarenta días consecutivos y se esfuerza en separar su in-
hasta la figura de al-Gazālī, muerto en 1111 (505 H), que telecto del mundo exterior y de su propio cuerpo, mediante
lograría la aplicación del espiritualismo sufí a toda la es- la exclusiva contemplación de Dios, con el objeto de unirse
tructura legal musulmana. Hasta el siglo XII las escuelas a Él (PACHECO, 2001: 109).
de sufismo podían ser verdaderos centros místicos donde Tampoco faltan las referencias a cuevas, en este con-
en torno a un maestro se agrupaba un determinado nú- texto, en el norte de África, de modo especial en época
mero de discípulos (MAÍLLO, 1996: 223-224). Pero este almorávide y almohade, como en el caso de Abū cAbd al-
planteamiento no nos debe llevar a errores de concepto Malik Marwān (m. 1175/7 d.C.), retirado y dedicado a la
pues una cosa es el misticismo como camino, sobre todo devoción en una gruta de la que salía a las horas de la
individual, hacia el conocimiento y la unión con Dios, y otra oración, para compartir este momento con la gente, y re-
muy distinta las instituciones místicas (VERCELLIN, 2003: cluirse después de nuevo40 (VAN STAËVEL, 2010: 314).
249). El misticismo, entonces, puede empezar y acabar en La reclusión voluntaria en una cueva, por tanto, se con-
un individuo. cibe como medio para alcanzar un estado de pureza ritual
Sin duda, una de las manifestaciones más evidentes ( ahāra), requisito para la obtención de la baraka41. Y esto
del misticismo islámico es el ascetismo, practicado por to- se corresponde con la idea de que el que opta por el retiro
dos los sufíes, que de este modo han purificado su alma en una gruta está inspirado en su aislamiento por motivos
(MARTÍNEZ, 1998: 467). La influencia en el Islam primitivo piadosos (halwa) (VAN STAËVEL, 2010: 316 y 324, nota
de los ascetas cristianos (y budistas) es un tema recurren- 55). Desde el punto de vista de la antropología cultural,
te a lo largo del tiempo38 (ASÍN, 1931; MARTÍNEZ, 1998), “nos encontramos ante uno de los temas polarizadores
sobre todo el convencimiento de que “la renuncia al mun- de todas las culturas mediterráneas (y verificable en todas

38) Esta influencia cristiana fue una de las acusaciones esgrimidas contra los sufíes en las persecuciones practicadas contra ellos en
oriente en el siglo X. El mismo Corán se manifiesta de manera confusa sobre el monacato cristiano (EL CORÁN, 57, aleya 27. Trad. de Julio
Cortés, nota 27). Como contrapartida, hay opiniones discrepantes, como la del hispanista egipcio Ma mūd ‘Alī Makkī, quien en referencia
a los orígenes del ascetismo andalusí los buscará, no en el cristianismo, sino en la figura del asceta y místico egipcio Dū-l-Nūn, cuyas
enseñanzas alcanzaron a todo el mundo islámico (PACHECO, 2001: 93).
39) Para conseguir este aislamiento del mundo puede ser suficiente con recluirse en una habitación de la vivienda, como hizo
Mu ammad Ibn ‘Ubayd Allāh al-Mu’ay ī, que “se recluyó en una habitación de su casa, dedicándose a la piedad; sólo comía lo que él mis-
mo preparaba con hierbas del campo y cosas parecidas. Vestía de lana y dormía en el suelo” (MARÍN, 1991: 448).
40) Precisamente es en el Magreb, en relación a la celebración de cultos religiosos en las cuevas, donde nos consta que estos podían
realizarse tanto en el interior como en el exterior, esto último propio de los sunnitas (MEOUAK, 2010: 334).
41) En ocasiones el deseo de aislamiento se acentúa cuando se escoge una cueva para cuyo acceso se requiere el empleo de cuerdas
o medios similares. En nuestro caso, dos casos paradigmáticos son la sima de la Fuente del Francés y la sima de la Cárcel. Para penetrar
en ellas hay que recurrir al empleo de una cuerda o escala para salvar el pozo de entrada, de unos diez metros de desnivel.

237
R. CARMONA ÁVILA

las culturas conocidas): la montaña sagrada, la ascensión continua tristeza espiritual y el llanto” y a Abu ‘Abd Allāh
ritual y la cueva-templo, pasaje umbilical entre el mundo Bis ām al-Bāgī que se distinguía “por la lectura constante
exterior y el mundo interior” (FERNÁNDEZ, 2003: 406). del Corán y el ejercicio espiritual de la vigilia” (PACHECO,
2001: 168). Aunque la existencia de estos dos prieguen-
HACÍA LA BÚSQUEDA DE RESPUESTAS: ses de época almohade nos podría estar argumentando la
¿MASARRÍES EN LAS CUEVAS DE MADĪNAT constatación en madīnat Bāguh de esta inquietud mística
BĀGUH? en ese periodo histórico, la ocupación mayoritaria de las
cuevas de nuestro interés es, sin embargo, anterior, poste-
Ya hemos visto cómo la ocupación temporal de cuevas rior a mediados del siglo X, por lo que deberemos centrar
naturales en la comarca de Priego de Córdoba entre me- nuestras pesquisas a partir de este siglo y buscar en las
diados del siglo X y el siglo siguiente puede tener una jus- fuentes documentales alguna referencia en la zona geo-
tificación religiosa. En una primera aproximación hemos gráfica de al-Andalus donde se encuentra situada madīnat
tratado su vertiente personal, como acto piadoso de quien Bāguh, a mitad de camino entre las importantes ciudades
desea realizar prácticas ascéticas que imiten diversos epi- andalusíes de Córdoba y Granada.
sodios y actitudes del Profeta42, sobre todo la conmemo- Y es precisamente en Córdoba donde encontramos en
ración de la Noche del Destino y, por extensión, la del mes el siglo III/IV de la Hégira el primer movimiento místico co-
sagrado de ramadán. Esta práctica de retiro espiritual no nocido en al-Andalus que tuvo continuidad y creó una línea
habría sido un hecho aislado dada la cantidad de cuevas ya de transmisión reconocida que hizo que sufíes andalusíes
catalogadas, que superan la cuarentena, aunque no esta- más tardíos como el mismísimo Ibn ‘Arabī 46, Ibn al-Mar’a
mos en condiciones de precisar, por ahora, los pormeno- o al-Šuŝtarī, consideren a Ibn Masarra como uno de los
res de tales prácticas43, población implicada, su duración ni grandes maestros cuya influencia han recibido (GARRIDO,
a qué cuevas afectaría. El registro arqueológico cerámico 2009: 27 y 28; ASÍN, 1931: 172).
asociado está relacionado mayoritariamente con el alma- Abū ‘Abd Allāh Mu ammad Ibn ‘Abd Allāh Ibn Masarra47
cenamiento y servicio de agua, además de la preparación Ibn Naŷīh al-Qur ubī al-Ŷabalī nació en Córdoba en el año
y servicio de alimentos, sin faltar los vinculados con otras 883 d.C. Sus primeros años de vida transcurren, por tanto,
funciones como atender las lógicas necesidades de ilumi- en un periodo especialmente delicado para el emirato ome-
nación. Volveremos a retomar este tema más adelante. ya cordobés, el de la fitna de finales del siglo IX y principios
Pero también nos queda la posibilidad de vincular esta del X, en el que el territorio de madīnat Bāguh jugó un papel
ocupación a una praxis de una corriente mística hipotéti- destacado (CARMONA, 2010b), ya que de esta comarca era
camente representada en el territorio de madīnat Bāguh a el rebelde Sa’īd ben Walīd ben Mastāna, aliado de ‘Umar
través de un colectivo más o menos organizado, que res- ben afsūn. Estudió, además de con su padre, con Mu am-
pondiera a inquietudes supraindividuales vinculadas con la mad Ibn Wa āh48, entre otros. En el año 912 d.C. sabemos
existencia de un maestro o guía espiritual que aglutinara al que Ibn Masarra se retira con un grupo de compañeros,
grupo. Y todo ello siendo compatible con el hecho de que quizás ya sus discípulos, a un lugar apartado de la sierra
la práctica ascética, por definición, contempla ésta como de Córdoba, lejos del bullicio de la ciudad. Sin embargo, a
una acción individual. Ibn ‘Arabī, el gran místico sufí an- pesar de las manifestaciones piadosas del grupo, un rumor
dalusí nacido en Murcia, en 116544, alude en sus obras a de herejía comenzó a señalar a Ibn Masarra, contra quien el
numerosos sufíes contemporáneos a él (época almohade), teólogo cordobés Jalib al-Habbab llegó a escribir un opús-
de donde se puede trazar un mapa del misticismo islámico culo. Poniendo tierra por medio, inicia la peregrinación a
en al-Andalus en esos momentos. Como nacidos en Prie- La Meca, donde contactó con importantes sufíes (p.ej. Abū
go (Bāguh) cita a ‘Abd Allāh al-Šakkāz45 “dominado por la Sa’īd Ibn al-A’rābī), algunos de los cuales hallaron atrevidas

42) La imitación de los actos de la vida de Mahoma se constatan en el Islam desde un primer momento. Aisha, la esposa del Profeta,
ya dijo que “si el Mensajero de Allah, al que Allah le dé Su Gracia y Paz, dejaba de hacer algo que él amaba hacer, era por temor a que la
gente lo hiciera convirtiéndose en una obligación para ellos” (Al-Muwatta, 2009: 86). Se trata de una verdadera imitatio prophetae, en rela-
ción a Mahoma, considerado el hombre perfecto, al-insān al-kāmil (SÁNCHEZ, 2004: 82). Este concepto es referido, en ocasiones, como
imitatio Muhammadi (STAËVEL, 2010: 319, 320)
43) Salvo las deducibles de modo general como el ejercicio de la oración canónica, la práctica del dikr o la recitación del Corán (MA-
RÍN, 1991: 446-447).
44) Muerto en Damasco en 1240.
45) Al-Sakkāz, aunque nacido en Priego, fijó su residencia en Granada. Ibn ‘Arabī dice de él que “era un hombre de gran fervor y
perseverancia para el combate ascético. La tristeza espiritual y el llanto era lo que le dominaba. Odiaba el pecado tanto como la infidelidad,
y el pecado venial tanto como el mortal. En la guarda de los sentidos era tan escrupuloso y vigilante, que llegó a ser impecable, es decir,
preservado por Dios de toda falta”. Y añade que “pasaba la noche entera en oración y el día en ayunas. Ningún novicio pudo jamás soportar
su dirección espiritual, porque el maestro le exigía practicar rigurosamente los mismos ejercicios que él practicaba, y el novicio rehuía. Por
eso vivió aislado y solitario. No tenía compasión alguna ni aún para sí mismo” (ARJONA, 1985: 7).
46) Considerado como la cumbre del sufismo de todos los tiempos. Ya hemos apuntado que nació en Murcia en 1165 y murió en
Damasco, en 1240.
47) Para una introducción a la vida y obra de Ibn Masarra: GARRIDO, 2009 y PACHECO, 2001.
48) Uno de los primeros y más ilustres jurisconsultos de la escuela malikí en al-Andalus, importante transmisor de hadices y de la
práctica del ascetismo (zuhd), quien además pudo conocer a sufíes orientales o a sus discípulos (GARRIDO, 2009: 29).

238
Ascetas, devotos y misticismo islámico: nuevas perspectivas sobre la ocupación de cuevas naturales en madīnat Bāguh…

sus ideas. De regreso a Córdoba, se supone que iniciado extendiendo su secta y emulando a los que habían entrado
ya el gobierno de ‘Abd al-Ra mān III, vive como un asce- en ella y la profesaban, de modo que se propagaron por
ta, entregado a la penitencia y a la devoción. El número de Córdoba, alcanzaron otras zonas y despertaron el recelo de
sus discípulos fue en aumento hasta el año de su muerte, algunos” (Muqtabis V, 1981: 13).
en 931 d.C., honrado por amigos y adversarios y sin haber Con Ibn Masarra y sus seguidores, queda de mani-
sido objeto de persecución. fiesto que el movimiento ascético islámico en al-Andalus
Pero ese mismo año de 931 d.C. ‘Abd al-Ra mān III, alcanzó un notable grado de desarrollo durante el califa-
pacificado el territorio tras la fitna, adopta los títulos su- to de Córdoba que continúa en el siglo siguiente (MARÍN,
premos de califa y príncipe de los creyentes, añadiendo a 1991). Nos consta que las tendencias místicas parecen flo-
su nombre el título de al-Nāsir li-Dīn Allāh, “el que combate recer ya durante el gobierno de ‘Abd al-Ra mān III, cuando
victoriosamente por la religión de Allāh” (PACHECO, 2001: empiezan a abundar cada vez más personas calificadas de
31-35). A partir de aquí, las enseñanzas de Ibn Masarra muŷāb al-da’wa, es decir, musulmanes piadosos cuyas
difundidas por sus discípulos llegaron a ser consideradas plegarias son atendidas por Dios49 (FIERRO, 1987: 131).
como desviaciones doctrinales por los alfaquíes vincula- De estos primeros momentos se conocen un centenar de
dos al poder califal y se suceden así diversas condenas referencias biográficas sobre ascetas andalusíes, citados
concretadas en la quema de libros y en persecuciones en las fuentes50, que aparecen designados con uno de es-
antimasarríes (GARRIDO, 2009: 32, nota 39). Estas per- tos términos: zāhid, ‘abid, warī’, nāsik o munqabid, todos
secuciones no sólo pretendían acabar con una simple di- ellos sinónimos conceptuales referidos a asceta, piadoso,
sidencia religiosa interna, sino eliminar aquellas formas de devoto, eremita o cenobita51. En estas notas biográficas
religiosidad que escapaban al control del poder central y de aparece también el término sufí, aplicado al adepto que
los ulemas, e imponer oficialmente la doctrina malikí como sigue una vida iniciática bajo la dirección de un maestro.
única ortodoxia en al-Andalus (FIERRO, 2011: 142). Pero estos primeros ascetas eran también parte del mundo
Aunque no es nuestro objetivo entrar en las doctri- y en estas biografías aparecen como denunciantes de las
nas espirituales de Ibn Masarra (PACHECO, 2001: 35ss), injusticias y la opresión ejercida por el poder, lo que los
sí queremos recoger aquí que “incidía en el ascetismo y convirtió en ocasiones en vehículos del descontento popu-
concedía gran importancia al examen de conciencia dia- lar, aumentando, sin duda, su prestigio entre la población.
rio. Ese renunciamiento del mundo, conducía, según él, a Por todo esto, los ascetas andalusíes más reputados eran
la liberación del alma de su cárcel corpórea y material y considerados por el pueblo como perfectos intermediaros
podría alcanzar el estado de profecía, en el cual el hombre para obtener respuesta divina a sus plegarias. Los actos
refleja la ciencia divina. Libre de cuerpo, el alma retorna a piadosos más comunes de todos estos ascetas eran la
su Origen y a su felicidad preeterna” (PACHECO, 2001: 44). constante recitación del Corán y los actos de devoción y
Tras la muerte de Ibn Masarra, considerado por sus ayuno practicados fuera de los tiempos canónicos estable-
partidarios como imām tanto en la ciencia como en la prác- cidos. Eran generosos en la limosna y humildes, y en casos
tica contemplativa (GARRIDO, 2009: 40), es de especial más excepcionales, practicaban la castidad o el celibato
interés señalar, para el tema que nos ocupa, que sus se- (PACHECO, 2001: 93, 94 y 95).
guidores continuaron en al-Andalus con la práctica de su Volviendo a la muerte de Ibn Masarra, acaecida en 931
doctrina durante el siglo XI, y que de Córdoba pasó, entre d.C., tras ella sus seguidores continuaron transmitiendo
otros lugares, a Pechina, en Almería, lo que demuestra que sus enseñanzas y, ahora sí, en los años finales del gobier-
su magisterio sobrepasó las murallas y el alfoz de la ciudad no de ‘Abd al-Ra mān III, los masarríes fueron perseguidos
de Córdoba (PACHECO, 2001: 44 y 45). Ibn ayyān descri- como herejes. En la mezquita aljama de Córdoba y en la de
be bien esta propagación del pensamiento masarrí: “Pero madīnat al-Zahrā’ se leyeron decretos del califa condenán-
sus propagandistas, difundidos por la tierra, acometieron dolos y exigiendo que se arrepintiesen en los años 95252,
la difusión de su oculta doctrina que les había encomen- 956 y 958, siendo cadí Mundhir ibn Sa’id. Estos decretos
dado… inclinándose a ella los corazones de un grupo de fueron enviados también a las provincias para proceder
personas de alta y baja clase, que la difundieron en secreto, a su lectura pública en todas las mequitas53. Simultánea-

49) Una definición generalista describe a “los piadosos” como “seres, vivos o muertos (muertos sólo para un observador externo),
que, junto con sus descendientes, hacen de intermediarios para que sus clientes o seguidores gocen de la bendición divina (baraka)”
(EICKELMAN, 2003: 383).
50) MARÍN, M. (1992: 84), citado por PACHECO, 2001: 93.
51) Aunque esta sinonimia, en una primera aproximación, pudiera parecer coherente, no debemos olvidar aquí que las fuentes árabes
de diversas épocas insisten en la diferenciación, muchas veces sutil, de algunos conceptos. Una muestra de ello es el siguiente texto de
Avicena: “Al que se aleja de los bienes mundanales y del gozo de sus cosas se le da, con todo derecho, el nombre de asceta [zāhid]. Al que
persevera con asiduidad y constancia en las obras de piedad supererogatorias, en las oraciones nocturnas, en el ayuno y cosas semejantes,
se le otorga el calificativo de siervo piadoso [ābid]. Y al que vuelve su mirada intelectual hacia la santidad de la Omnipotencia divina, por
medio de una sostenida espera de la emanación de la luz de la Verdad en su más íntima conciencia, se le denomina el que conoce el éxtasis
[‘ārif]. Tengamos en cuenta que, a veces, estas atribuciones están muy relacionadas entre sí” (PACHECO, 2001: 114). Una diferenciación
similar realiza también Ibn ‘Arabī, distinguiendo entre devotos, sufíes y malamíes, todos ellos hombres de Dios (ASÍN, 1931: 452-455).
52) El primer decreto fue leído el viernes 7 de mayo de 952 (9 de du l- iŷŷa de 340) (Muqtabis V, 1981: 30).
53) El texto de uno de estos decretos es recogido por Ibn ayyān (Muqtabis V, 1981: 31-35).

239
R. CARMONA ÁVILA

mente, el califa ordena a sus gobernadores y comandantes se de algún modo de manera paulatina hasta llegar, por
militares que investiguen los secretos de los masarríes y ejemplo, al reconocimiento explícito de la influencia del Ibn
anoten en una lista, que deberían remitir a Córdoba, los Masarra en la figura cumbre del sufismo andalusí, Ibn al-
nombres de los sospechosos, para proceder a su castigo ‘Arabī de Murcia, ya en los siglos XII-XIII. Y es que incluso
(FIERRO, 2011: 151-152). Con esto queda claro que el fe- en la misma crónica del califa ‘Abd al-Ra mān III elaborada
nómeno masarrí, entre los años 952 y 958 d.C., había sali- por Ibn ayyān, se recogen testimonios como el de Ibn
do ya de la capital cordobesa, pues de otro modo no habría Hārit, según el cual “la gente está dividida en dos grupos
tenido sentido que los decretos se remitiesen a los gober- acerca de Ibn Masarra: unos que lo ensalzan considerán-
nadores. Casualmente, la única datación absoluta con la dolo un hito de ciencia, ascetismo y conocimiento, y otros
que contamos, por el momento, en relación con la cultura que lo juzgan lejos de ser tal, considerándole hereje por pa-
material conocida de las cuevas de madīnat Bāguh, es un labras suyas patentes acerca de las promesas y amenazas
dirham hallado en la cueva de Huerta Anguita, fechado du- divinas y poniéndole al margen de las ciencias aceptadas
rante el reinado de al- akam II, en el año 973/4 d.C. (363 en al-Andalus, ajustadas a la tradición y el respeto” (Mu-
H) (CANO, 2008: 122-123 y 307-308)54, por tanto posterior qtabis V, 1981: 37).
a la fecha de los decretos aludidos. Como conclusión de este apartado, planteamos la
Los masarríes aparecen en estos decretos como asce- hipótesis de trabajo de que algunas de las cuevas de la
tas que vivían en lugares remotos y escondidos, practican- comarca de Priego pudieron ser ocupadas por masarríes
tes del retiro55, lo que les hacía atractivos a la población. en sus prácticas ascéticas o de retiro espiritual (ante el
Ello hacía complicado seguir el rastro de sus enseñanzas y desconocimiento de otra corriente mística contempo-
prácticas56 (FIERRO, 2011: 152). ). Ibn ayyān cita literal- ránea cercana en al-Andalus), que se desplazaron, entre
mente que “la búsqueda de masarríes y su escarmiento y otros lugares, al sur de la provincia de Córdoba, a raíz de
la prevención a las gentes contra su sedición continuaron la promulgación de los decretos califales de persecución.
el resto del reinado de an-Nā ir” (Muqtabis V, 1981: 35). O bien, si no se produjo dicho desplazamiento, influyeron
‘Abd al-Ra mān III an-Nā ir murió en el año 961 d. C. Por en la población local. Aunque esta presencia o influencia
desgracia no conocemos los pormenores de esta persecu- pudo ser algo anterior, como demuestra el hecho de que
ción, y si afectó a mayor o menor número de massaríes y el pensamiento masarrí había ya salido de Córdoba cuando
qué pena se les aplicó. Durante el gobierno de al- akam II se dictan estos decretos, pues se pide en ellos el concurso
la persecución continuó, y no solo en el año 961, cuando de los gobernadores, ello concuerda perfectamente con la
sabemos que el alfaquí Ibn Yabqa ordenó quemar los libros data de los materiales de las cuevas, a partir de la segunda
de Ibn Masarra y concedió la oportunidad de arrepentirse mitad del siglo X, bien testimoniada en la numismática y
a algunos de sus seguidores (FIERRO, 2011: 153), sino con la presencia de cerámica decorada con la técnica de
también en fechas posteriores. Por su parte, la dinastía verde y manganeso, tipo madīnat al-Zahrā’. Esta corriente
‘āmiri, a caballo entre los siglos X y XI, coincidió con la mística se habría mantenido durante el siglo XI, atestigua-
actividad desarrollada por el grupo masarrí de Pechina, a do también por la presencia de cerámicas decoradas con
cuyo frente estaba Isma’īl ibn ‘Abd Allāh al-Ru’aynī, aunque las técnicas de cuerda seca total y parcial en las cavidades,
no nos constan acciones concretas contra ellos (FIERRO, y no habría tenido su fin, aunque posiblemente no de ma-
1987: 167-168). nera absoluta ni generalizada, hasta la aparición efectiva
Sin embargo, y a pesar de cierta veladura dramática del integrismo almorávide, a finales del siglo XI.
en lo expuesto, se podría deducir que las aguas volvieron ¿Y por qué habrían de escoger los masarríes el alfoz de
poco a poco a su cauce, porque de los seguidores de Ibn madīnat Bāguh y, por extensión, las sierras de la subbética
Masarra conocidos por los diccionarios biográficos, ningu- cordobesa? Pues quizás por eso, por ser un medio agreste,
no parece haber sido perseguido, exceptuando uno proce- montañoso57, a una distancia prudencial de Córdoba (a 72
dente de Pechina (Almería), Ibn Ujt ‘Abdūn (FIERRO, 2011: km en línea recta horizontal), donde abundan las cuevas,
152; 1987: 139). Esta reconsideración debió de producir- que pasan ya de las ochocientas en el inventario espe-

54) Cano propone los años 350 H o 351 H como fecha de acuñación, dada la presencia en la IIA del antropónimo Ya yā. La datación
correcta de la moneda debe ser, sin embargo, algo posterior (363 H), año en el que también aparece dicho nombre en la misma parte del
área. Aunque la lectura de la fecha en esta moneda es dificultosa, la disyuntiva se decanta por el año 363 H en función del tipo epigráfico
usado en dicho antropónimo (MEDINA, 1992: 128; FROCHOSO, 1996: 64, 65 y 169). El año 367 H se sitúa entre el jueves 2 de octubre de
973 d.C. y el domingo 20 de septiembre de 974 d.C.
55) Literalmente se dice que “Asimismo propugnaron acérrimamente el aislamiento del común del pueblo, prefiriendo retirarse…”
(Muqtabis V, 1981: 34).
56) Según recoge M. Fierro, las doctrinas masarríes son descritas en los decretos califales de persecución: “creían que el Corán era
creado, gustaban de debatir sobre las señales o aleyas de Dios, interpretaban de manera incorrecta las tradiciones del Profeta, negaban
el arrepentimiento y la posibilidad de intercesión. También se les acusó de insultar a las primeras generaciones de musulmanes y de no
reconocer la legitimidad de los tres primeros califas, de negarse a devolver el saludo a los musulmanes (lo que implicaba que considera-
ban infieles a los que no compartían sus creencias), de practicar el retiro y de declarar que era lícito verter la sangre de los musulmanes
(nuevamente esto quería decir que consideraban al resto de la comunidad como infieles)” (FIERRO, 2011: 152). La persecución califal, sin
embargo, considera a los masarríes herejes, pero no infieles.
57) Precisamente Ibn Masarra tenía como apodo (laqab) el término al-Ŷabalī, que podríamos traducir como “el Montañés”.

240
Ascetas, devotos y misticismo islámico: nuevas perspectivas sobre la ocupación de cuevas naturales en madīnat Bāguh…

leológico conocido. Estas cuevas son un buen lugar para DIAGNÓSTICO DE UN CASO CONCRETO: LA
“las practicas ascéticas y de una vida retirada”, incluso si CUEVA DE EXTREMADURA
ello supone “querer vivir aislados de la comunidad mu-
sulmana”, como se ha acusado a los masarríes (FIERRO, Una vez expuestos los planteamientos teóricos que
1987: 136). Pero quizás, también, porque este territorio pueden justificar el uso religioso de las cuevas de la co-
del sur de Córdoba, sobre todo el medio rural del entorno marca de Priego, o al menos de una parte de ellas, va-
de madīnat Bāguh, había sido rebelde al poder omeya de mos a pasar a continuación a presentar el caso concreto
Córdoba durante la fitna de finales del siglo IX y principios de una cueva desconocida hasta su descubrimiento en el
del X (CARMONA, 2010b). Esto quiere decir que a media- año 2011: la cueva de Extremadura, situada en el término
dos del siglo X apenas había pasado una generación desde municipal de Priego de Córdoba (Figura 3).
la pacificación del territorio por ‘Abd al-Ra mān III58, o lo
que es lo mismo, la comarca de Priego (a excepción de la Descubrimiento
madīna) era un territorio cuya población no sería dada pre- El día 16 de enero de 2011, tres miembros del gru-
cisamente a denunciar a nadie para que se pudiera escribir po espeleológico G4059 descubren en la ladera meridional
“al califa una relación con sus nombres [de los masarríes], de la sierra de la Gallinera (t.m. Priego de Córdoba) una
paraderos, nombres de los testigos en su contra y textos cavidad cuya entrada se encontraba taponada con piedras
de los testimonios para ordenar que se les traiga a la puerta diversas, aunque dejando adivinar la existencia de un po-
de as-Sudda y que sean castigados en su capital de manera sible cavernamiento. Una vez desobstruida la entrada se
que se disipe su enojo [del califa] y calme el ardor de su pe- procede a efectuar una exploración preliminar. Durante la
cho” (Muqtabis V, 1981: 35). Dicho de modo concluyente, misma se comprueba la existencia de diversos fragmentos
la eficacia del territorio prieguense ya había sido probada cerámicos y óseos que no pueden ser diagnosticados por
de manera satisfactoria como defensa pasiva eficaz contra los espeleólogos.
el poder de los omeyas de Córdoba. La misma tarde de ese día el hallazgo es comunicado
verbalmente al abajo firmante, en calidad de Arqueólogo
Municipal del Excmo. Ayuntamiento de Priego de Córdoba.
Dadas las incertidumbres sobre los posibles restos mate-
riales (podría tratarse de restos asociados a una ocupación
puntual contemporánea sin interés arqueológico) se decide
realizar una visita de valoración el día 23 del mismo mes.
Por parte de los descubridores se aporta un croquis orien-
tativo de la cavidad. Al día siguiente, día 24, se confirma y
comunica el hallazgo, por parte de este técnico, a la Dele-
gación Provincial de Cultura, mediante correo electrónico
a Alejandro Ibáñez Castro, Arqueólogo Provincial de dicha
delegación.
Siguiendo la tradición espeleológica, su descubridor
directo (Carlos Estrella) bautiza la cavidad con el nombre
de cueva de Extremadura, en honor a la comunidad autó-
noma de la que es originario, adjudicándosele la referencia
GAL-28 en el Catálogo de Cavidades de las Sierras Subbé-
ticas Cordobesas del grupo espeleológico G40.
Los accesos a la cavidad se realizan desde el conocido
como cortijo de La Solana, con entrada desde la carretera
CO-220 (Carcabuey-Rute).
Las coordenadas UTM son:
Datum ED50
Fig. 3: Cueva de Extremadura. Localización de la cue- 30S
va (31) y los puntos exteriores de aprovisionamiento
0.384.021
de agua A1 y A2 (Fuente de la Solana). Entre la cueva
y el punto A1 se localiza un sector (trama de gris) con
4.139.463
fragmentos cerámicos contemporáneos a la ocupación Z: 819 m
medieval islámica de la misma, incluyendo la presen- epe: 5m
cia de la técnica decorativa verde y manganeso. Car-
tografía base: Mapa Topográfico de Andalucía [ICA]
E:1/10.000.

58) Esta pacificación definitiva, según el testimonio de Ibn ayyān, no se produjo hasta el año 309 H (entre el 12 de mayo de 921 y el
30 de abril de 922 d.C.) (Muqtabis V, 1981: 134 y 136).
59) Carlos Estrella, Manu Ríos y José Manuel Ramírez.

241
R. CARMONA ÁVILA

Fig. 4: Cueva de Extremadura. Topografía según el grupo espeleológico G40, donde se indica la zonificación ar-
queológica (de Z1 a Z9).

242
Ascetas, devotos y misticismo islámico: nuevas perspectivas sobre la ocupación de cuevas naturales en madīnat Bāguh…

Descripción
La cueva de Extremadura es una cavidad de escaso
desarrollo total (62,5 m) y desnivel (-8,3 m) (G40, 2011:
204), rasgos comunes a una buena parte de las cavida-
des del subbético cordobés, configuradas a partir de una
diaclasa sobre la que se han concretado fenómenos de re-
construcción y, en menor medida, disolución calizas. La
cueva se encuentra activa, tal como se demuestra en su
parte distal, con gours, banderas, estalactitas y otros espe-
leotemas hidratados. A lo largo del recorrido se observan
manipulaciones antrópicas de algunos de estos espeleo-
temas, con la fractura de estalactitas y coladas, realizadas
con la intención de mejorar la habitabilidad y la circulación
entre espacios de la cavidad. También hay evidencia de al-
gunas estructuras muy simples (mampuestos colocados a
seco), huellas de humo dejadas por el fuego de un candil o
manipulación del soporte rocoso de la cueva. Por último,
su interés espeleológico, en cuanto actividad deportiva, es
limitado, pero no así como yacimiento arqueológico.
La cueva se divide en tres sectores principales, con pa-
sos intermedios bien definidos, subdivididos a su vez por
rasgos topográficos de rango menor (Figura 4).
Siguiendo la descripción aportada por el grupo espe-
leológico descubridor (G40, 2011: 200-202), la entrada es

Lám. 1: Cueva de Extremadura. Detalle de la entrada.

una boca en suelo, de forma triangular, de unos 50 x 40


cm (Lámina 1), que tiene continuación en una rampa des-
Lám. 2: Cueva de Extremadura. Nicho natural posi-
cendente que da acceso a un espacio reducido de unos 3 x
blemente usado como mi rāb y detalle de las marcas
2 m [Zona 8]. Desde aquí se pasa, a la derecha, y a través que contiene realizadas con una herramienta metálica
de una paso estrecho de unos 50 x 60 cm, a una pequeña tipo alcotana (ancho: 4,7 cm).
sala [Zona 7] de unos 2,5 m de base y una altura útil actual
que no llega al metro. Volviendo a la rampa de entrada, ésta cortadas, suponemos que para liberar con ello espacio y
finaliza en un paso de forma más o menos cuadrangular, facilitar la circulación humana dentro de la cavidad. Si se-
de unos 60 x 30 cm. A la derecha de este paso hay una guimos por el paso cuadrangular ya indicado, se accede,
ventana que accede a la misma sala que el anterior, aunque mediante un salto vertical de unos 1,5 m, a la sala más
con mayor dificultad. En esta ventana las formaciones que espaciosa de la cueva [Zona 5]60, con unas dimensiones
unían techo y suelo fueron rotas en un momento indeter- aproximadas de 8 m de longitud, 2-3 m de anchura y una
minado, presumiblemente para acondicionar el espacio de altura máxima de 3,5 m. Una vez dentro de la sala, en
algún modo, antropización que se repite en otros puntos su extremo SW se aprecia una especie de nicho natural
de la cueva donde numerosas formaciones no parietales (Lámina 2), sobre el que volveremos más adelante, con
(pequeñas columnas, estalactitas, estalagmitas…) están huellas artificiales de retalle en una de las paredes, produ-

60) La Zona 5 ha sido bautizada por el grupo espeleológico G40 como “Sala Manu Ríos”.

243
R. CARMONA ÁVILA

pasillo oblicuo de 1 m por 30-40 cm,


a una pequeña sala [Zona 9] con una
altura máxima de 2,4 m y una planta
de unos 4 m de longitud y una anchura
de 1 m. Volviendo a la sala principal,
podemos seguir el recorrido por la ca-
vidad penetrando un paso de unos 100
x 80 cm, con un escalón de –50 cm,
que nos conduce a otra sala paralela a
la anterior, de mayor longitud, pero de
altura y anchura practicables sensible-
mente menores [Zonas 3 y 1]61. En su
extremo SW se localiza una hornacina
o nicho natural [Zona 4], de pequeñas
dimensiones (v. topografía), con un
acceso de unos 100 x 50 cm, aprox.,
parcialmente cerrado por un pequeño
murete de piedras colocadas a seco
Lám. 3: Cueva de Extremadura. Detalle de la entrada al nicho que consti-
(Lámina 3). Algunas de las formacio-
tuye la Zona 4, con murete de piedra a seco.
nes en techo de este sector están arra-
sadas. Por el extremo contrario de la
cidas por una herramienta metálica, además de rotura sala, el NE, llegamos a la parte más regular de la galería
de algunos espeleotemas. Tras volver sobre nuestros [Zona 1], de nuevo con formaciones rotas en su entrada,
pasos y recorrer el eje longitudinal de orientación NE y actualmente de unos 5 m de longitud, 2 m de anchura
de esta galería principal, podemos pasar a través de un y 50-70 cm de altura. Al final de esta galería se accede

Lám. 5: Cueva de Extremadura. Zona 2, con espeleo-


Lám. 4: Cueva de Extremadura. Entrada a la Zona 2,
temas fracturados para mejorar su ya de por sí limita-
con evidente alteración antrópica.
da habitabilidad.

61) Las Zonas 1 y 3 han sido bautizadas como “Galería Carlos Estrella”.

244
Ascetas, devotos y misticismo islámico: nuevas perspectivas sobre la ocupación de cuevas naturales en madīnat Bāguh…

a una pequeña sala de tendencia circular y unos 3 m tución pública, el Museo Histórico Municipal de Priego
de diámetro cubierta en sus paredes y suelo por una de Córdoba, donde se les adjudicó el nº 2011/3 como
colada estalagmítica, las estalactitas del techo arrasadas Registro de Entrada, con fecha 27 de enero de 2011.
y algunos microgours. Desde aquí se llega al final de
La abundancia de materiales arqueológicos en super-
la cueva, a través de un paso de unos 30 x 50 cm, con
ficie es media, muy fracturados y dispersos en el caso de
evidencias de retoque antrópico, formado por una pe-
las cerámicas (con alguna excepción), lo que evidencia la
queña sala [Zona 2]62 de unos 4 x 2,5 m (Lámina 4). De
importancia de los procesos postdeposicionales que termi-
nuevo se aprecia la rotura intencionada de formaciones
naron influyendo en la formación del yacimiento. Este he-
(Lámina 5) y un antiguo nivel de agua a unos 120 cm
cho evidencia que, aunque la cueva se encontraba cerrada
del suelo que demuestra la inundación de este espacio
en el momento de su descubrimiento, la cavidad, desde el
en un momento indeterminado de la historia geológica
momento mismo de su abandono como hábitat humano,
de la cavidad.
no se ha comportado como un contenedor estanco sino
Los restos materiales visibles se hallaban en super-
como un espacio dinámico, quizás debido más a causas
ficie, tanto artefactos como ecofactos, y se distribuían
naturales que antrópicas. Se desconoce el momento histó-
por toda la cavidad, aunque eran sensiblemente más
rico en que se procedió a la clausura de su entrada.
abundantes en los sectores central y final. Se desconoce
la potencia estratigráfica de interés arqueológico, aun-
Inventario de materiales
que las características de los depósitos sedimentarios
evidencian su existencia, a excepción de los sectores El inventario del material recogido presenta un total de
ocupados y sellados por coladas estalagmíticas, limpios 133 items o fragmentos64, repartidos del modo siguiente:
de sedimento. El suelo de la mayor parte de la cavidad
está cubierto de clastos de mediano y pequeño tama- 1. Cerámica: 86
ño, a excepción de la Zona 9, con limos y arenas, y los 2. Restos óseos fauna: 43
sectores en los que la colada estalagmítica se presenta 3. Restos óseos humanos: 2
cubriendo el suelo (parte distal de la Zona 1). 4. Cuero:1
5. Madera:1
Prospección superficial Su distribución por Zonas queda como sigue:
En aplicación del art. 4.2 de la Ley 14/2007, de 26 de [ZONA 1]
noviembre, de Patrimonio Histórico de Andalucía, y del
protocolo de actuación acordado con la Delegación Pro- Cerámica: 34
vincial de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía, • Vidriada: 4 (Redoma:1; Orza: 1; Ataifor/jofaina: 1; In-
se procedió a recoger, por parte del abajo firmante, los determ.: 1).
restos observables en superficie, conforme a los criterios • Común: 30 (Olla: 11; Jarrita: 2; Jarro/a: 8; Candil: 1;
siguientes: Tejas: 6; Indeterm.: 2).
1. Se recoge sólo el material más expuesto durante las Restos óseos (fauna): 23
exploraciones espeleológicas ordinarias, para evitar su • Se identifican huesos de ovicápridos y lagomorfos.
desplazamiento o rotura, inevitable en cavidades de re-
Otros restos orgánicos: 1
ducidas dimensiones63.
• Fragmento de cuero65, cuadrangular, de 12 cm de eje
2. Con la recogida disminuye sensiblemente la visualiza-
máximo conservado, de bordes poco definidos y res-
ción de la cavidad como yacimiento arqueológico, por
tos poco apreciables de decoración en el momento
lo que se reduce el riesgo de expolio por visitantes in-
del hallazgo.
controlados.
3. La recogida se hace de manera sistemática, es decir,
[ZONA 2]
asociando los restos a los distintos sectores o zonas en
los que se hallan, procediéndose a su documentación Cerámica: 1 (jarro/a).
gráfica in loco.
4. Todos los materiales han sido depositados en una insti- Restos óseos (fauna): 1

62) La Zona 2 es la “Sala José Manuel Ramírez”.


63) La recogida no fue, por tanto, exhaustiva, aunque sí intensa, y la cueva sigue presentando algunos materiales cerámicos en
superficie. En una visita posterior a la de la recogida se observó, por ejemplo, un fragmento de interés no contabilizado en este artículo
perteneciente a una redoma vidriada decorada con la técnica de verde y manganeso.
64) Al ser otra la intención de este trabajo, prescindimos ahora de detallar los materiales recuperados, a excepción de las fotografias
de un candil y la boca de un jarro trilobulado (v. Láminas 7 y 8). Las cerámicas son concordantes con el conjunto de cultura material aso-
ciado a las cuevas de la comarca de Priego con ocupación andalusí y que ya está publicado de modo representativo (CARMONA et alii,
1999 y CANO, 2008).
65) Este fragmento ha sido sometido a un proceso de limpieza y conservación encargado por el Museo Histórico Municipal de Priego
de Córdoba a la diplomada en Conservación de Bienes Culturales (especialidad de arqueología) Marta Díaz Fernández (DÍAZ, 2011), de
la empresa BIC Materiales y Conservación, y está pendiente de su datación absoluta (C-14 AMS). Por el momento, prescindiremos de él
en el presente trabajo.

245
R. CARMONA ÁVILA

[ZONA 3] humana. El primero de ellos, representado por la mandí-


bula de la Zona 6 y la tibia de la Zona 3, podría adscribirse
Cerámica: 35
a un momento indeterminado de la prehistoria reciente,
• Vidriada: 0
Neolítico o Calcolítico. Nos encontramos, pues, ante otra
• Común: 35 (Olla: 6; Jarra/o: 9; Jarrita: 3; Orza: 1; Ti-
cueva funeraria prehistórica que viene a sumarse a la ya
naja: 1; Tejas: 9; Indeterm.: 5; Tegula: 1).
larga lista de este tipo de estaciones conocidas en la Sub-
Restos óseos (fauna): 13 bética cordobesa. Para apoyar esta interpretación es de-
• Se identifican bóvidos y ovicápridos, los primeros terminante la presencia de estrías de descarnamiento en la
con huellas de corte antrópicas (cráneo y costilla) mandíbula, lo que la asocia a un tipo de manipulación bien
y los segundos con huellas de dientes de carnívoro documentado en las cuevas de la Alta Andalucía (JIMÉNEZ,
(mandíbula). 1990). La ausencia de otros datos nos impiden precisar
si, en origen, la deposición funeraria fue de carácter pri-
Restos óseos (humanos): 1 mario o secundario y la existencia o no de ajuar. De igual
• Mitad distal de tibia. modo poco podemos aportar sobre si dichas estrías co-
Otros restos orgánicos: 1 rresponden a un acto de canibalismo o a una manipulación
• Fragmento de madera, sin determinar. meramente ritual, discusión aún abierta en la investigación
científica sobre el particular.
[ZONA 4] El segundo periodo documentado en la cueva es el
Cerámica: 1 más importante, por su volumen y extensión, y lo pode-
• Fragmento de cuello, borde y arranque de asa de mos concretar entre mediados del siglo X y la siguiente
jarro con boca trilobulada (restos de pintura roja y centuria, al igual que el resto de cavidades naturales del la
negra). comarca de Priego de las que venimos tratando. Los frag-
mentos cerámicos son los principales valedores de la cro-
[ZONA 5] nología propuesta. Mayor incertidumbre aportan los restos
óseos faunísticos que, por sí mismos, no pueden datarse
Cerámica: 6
absolutamente, cuando se hallan en superficie descontex-
• Vidriada: 1 (Taza)
tualizados, como es el caso. No obstante, la prueba de que
• Común: 5 (Olla: 2; Jarrita: 2, una al menos con pintu-
algunos de ellos fueron consumidos, hecho demostrado
ra roja; Teja: 1).
por la existencia de huellas de cortes metálicos en algunos
Restos óseos (fauna): 5 de ellos, nos sugiere que determinados ejemplares pueden
• Se identifican ovicápridos. formar parte del registro medieval andalusí y que, por tan-
to, podrían asociarse directamente a la ocupación humana
[ZONA 6] de la cueva en estos momentos.
Cerámica: 7 Los fragmentos cerámicos andalusíes recogidos en la
• Vidriada: 1 (Olla: 1, vidriado melado al exterior y par- cueva son en total 85, que pertenecen a las formas siguientes:
cial al interior). • Jarra/o: 23 [27 %]
• Común: 6 (Jarro/a: 4, uno de boca trilobulada, con • Olla: 21 [24,7 %])
pintura negra; Jarrita/o: 1; Teja: 1). • Tejas: 17 [20 %]
Restos óseos (fauna): 1 • Jarrita/o: 8 [9,4 %]
• Fragmento de diáfisis s/d con huellas de corte. • Redoma: 2 [2,4 %]
• Orza: 2 [2,4 %]
Restos óseos humanos: 1 • Ataifor/jofaina: 1 [1,2 %]
• Mandíbula inferior con las ramas ascendentes frac- • Taza: 1 [1,2 %]
turadas66. • Tinaja: 1 [1,2 %]
[ZONA 7] • Candil: 1 [1,2 %]
• Indeterminados: 8 [9,3 %]
Cerámica: 2
• Vidriada: 1(Redoma, vidriada en verde con línea de Los porcentajes nos indican que la mitad de los frag-
manganeso). mentos (51,7 %) pertenecen a dos formas básicas, jarro/a
• Común: 1 (Olla). y olla, es decir, formas para contener y almacenar agua y
para cocinar, actividades primarias que hemos de suponer
Cronología y valoración como fundamentales en la ocupación andalusí de la cueva.
Las cerámicas para almacenamiento de alimentos a medio
A juzgar por el registro arqueológico superficial, la y largo plazo (orzas y tinajas) apenas alcanzan el 3,6 %,
cueva de Extremadura presenta dos periodos de ocupación porcentaje más reducido que el de formas asociadas al

66) La mandíbula presenta pérdida de la apófisis coronoides, la escotadura mandibular y la cabeza y cuello de las ramas. Conserva in
situ y a ambos lados, el segundo premolar y los dos primeros molares, además del canino izquierdo. El resto de las piezas dentales se han
perdido post mortem, a excepción del tercer molar, que no muestra. Presenta, al menos, dos líneas paralelas interpretadas como estrías
de descarnamiento, situadas en la línea oblicua de la rama ascendente izquierda, lugar de inserción del músculo buccinador.

246
Ascetas, devotos y misticismo islámico: nuevas perspectivas sobre la ocupación de cuevas naturales en madīnat Bāguh…

servicio de mesa (jarrita/o, redoma,


ataifor/jofaina y taza) que suman entre
todas un 14,2 %. La imprescindible
iluminación en un medio de oscuridad
permanente está testimoniada por un
candil casi completo, que supone un
1,2 % del total.
En conclusión, las formas cerá-
micas documentadas en la cueva de
Extremadura demuestran el almace-
namiento, cocinado y consumo de ali-
mentos en la misma cavidad (esto últi-
mo refrendado por las huellas de corte
con instrumento metálico presentes en
la fauna doméstica), con un predomi-
nio muy significativo de ollas y jarras/
os, en concordancia con los porcenta-
jes conocidos para otras cuevas con
ocupación andalusí del subbético cor- Lám. 6: Cueva de Extremadura. Zona 3. Detalle de repisa natural usada
para colocar un candil, con huellas de ahumado (flecha).
dobés, como las cuevas de Mármoles
(43,38 %) y Huerta Anguita (49,55%)
o las simas del Peine (52,84 %) o de los Pelaos (61 %)
(CANO, 2008:73, 104, 148, 155). 6ª. Guardar absoluto silencio, salvo la recitación de dicha
jaculatoria.
Propuestas de interpretación e identificación de 7ª. Vigilar atentamente al corazón del director espiritual,
espacios buscando en él la medicina de la propia intención y la
ayuda.
La cueva de Extremadura es un lugar incómodo para 8ª. Abandonarse a Dios sin resistencia, sea cual sea la
estar. Y no sólo por la oscuridad o humedad propios del cosa que le envíe: la desolación o el consuelo, el dolor
medio subterráneo, sino porque los clastos del suelo y la o el bienestar, la salud o la enfermedad.
escasa e irregular altura de sus diferentes espacios, salvo 9ª No poner la vista en cosa alguna, excepto Dios.
excepciones, hacen dificultoso el tránsito por ella. Y a pe- 10ª. Soportar con paciencia las pruebas duras, que son:
sar de ello, como ya hemos visto, la cueva muestra signos comer poco, lo preciso tan sólo para que el cuerpo no
inequívocos de acondicionamiento que han consistido en
romper los espeleotemas que dificultaban todavía más la
circulación o impedían el acceso a sectores concretos. Los
restos arqueológicos se distribuyen por toda la cavidad,
llegando a los sectores más distales. Con todo, queda claro
que la ocupación de la cueva no responde a un mero refu-
gio ocasional limitado al sector más próximo a la entrada
sino que obedece a un uso concreto y continuado a juzgar
por la cantidad y variedad del registro arqueológico.
Nosotros proponemos que este uso es el religioso y
que estamos ante una de las cavidades empleadas en el
subbético cordobés como marco de una práctica ascética,
y por ello mortificante, mediante la que se pueden poner
en práctica los requisitos de soledad y apartamiento del
mundo exigidos para lograr la unión con Dios. No nos re-
sistimos a reproducir aquí el famoso texto de Ibn ‘Arabī
dedicado a las diez condiciones necesarias para lograr la
soledad, que nos parece, salvando las distancias cronoló-
gicas, muy ilustrativo para nuestro caso:
“ 1ª. Permanecer de asiento en habitación oscura y reduci-
da.
2ª. Practicar continuamente la ablución ritual.
3ª. Recitar continuamente la jaculatoria: “No hay más Se-
ñor que Dios”.
4ª. Vaciar el pensamiento de toda preocupación munda-
na. Lám. 7: Cueva de Extremadura. Zona 1. Candil in
5ª. Ayunar continuamente. loco.

247
R. CARMONA ÁVILA

enferme y conserve las fuerzas indispensables para El texto alude en su primer punto al hecho de permane-
la oración; dormir poco, de modo que no recueste tu cer en posición sentada67 (no de pie) y en habitación oscu-
cuerpo sobre la tierra; ocupar el corazón en la ora- ra y pequeña. La cueva cumple de sobra estas exigencias
ción, de modo que de ella no se distraiga ni un ins- de modo general, aunque existen algunos lugares especial-
tante; permanecer constantemente en la soledad, sin mente indicados para ello, como la Zona 5 (la más amplia
salir del retiro más que para la ablución ritual, para de la cueva), la Zona 3 (donde se conserva una repisa natu-
hacer sus necesidades y para la oración en común y ral usada como candilera, con manchas de negro de humo:
la del viernes” (ASÍN, 1931: 287). Lámina 6), la Zona 4 (un nicho natural cuya entrada está
parcialmente tapada por un murete de piedras colocadas
a seco), el extremo distal de la Zona 1 (donde se halló un
candil casi completo: Lámina 7) y la Zona 2 (cuya entrada
se ha facilitado gracias a la rotura de los espeleotemas que
la cerraban). Algunos de estos espacios, como las Zonas 4
y 2, sólo admiten un uso sentado o recostado, pero no de
pie. La importancia de la adopción de la posición sedente
durante largo tiempo es una constante en la vida de los
ascetas, con algún caso extremo recogido en las fuentes,
como cuando le preguntaron al místico oriental Alchonaid
(m. 910 d.C.) cómo había logrado llegar al grado de per-
fección que poseía. Éste respondió que “permaneciendo
treinta años sentado, debajo de aquella escalera” (ASÍN,
1931: 388).
Un espacio de características singulares es, sin duda,
la Zona 4 ya aludida. Es de reducidas dimensiones (v. topo-
grafía) e incómodo en extremo, lo que sugiere que quien se
colocara en su interior (en la hipótesis que estamos propo-
niendo) debía de practicar una acción no muy alejada de la
incubatio practicada en los santuarios de la antigüedad68.
La etimología de incubatio69 hace referencia al hecho de
acostarse a dormir y esperar el mensaje divino a través
del sueño (ACEBRÓN, 2011: 113). Y precisamente cono-
cemos a un probable masarrí, Maslama Ibn Qasim70, como
transmisor de una obra sobre oniromancia, lo que pone a
dicho personaje en relación “con las distintas maneras en
las que la inspiración divina puede alcanzar a los hombres,
en este caso, a través de los sueños” (FIERRO, 2011: 236-
241). Los restos de cierre de la entrada de la Zona 4, con el
murete de mampuestos a seco, y el hallazgo en su interior
de un único fragmento de cuello, borde y arranque de asa
de un jarro con boca trilobulada (Lámina 8), con restos
Lám. 8: Cueva de Extremadura. Boca trilobulada de
jarro, con restos de decoración pintada, hallado en el de pintura roja y negra, parecen apuntar en esta dirección.
interior del nicho de la Zona 4. Este tipo de recipiente es el único necesario para soportar

67) Siguiendo la tradición del mundo árabe, la posición sedente se practica sobre el suelo, usando como mucho una estera, alfombra
o similar, pero no sobre un mueble, al estilo occidental (silla, sillón, banqueta…).
68) El Islam puede conceder una gran importancia a los sueños y a los mensajes recibidos a través de ellos (KINBERG, 2000; KATZ,
1991). Sobre las prácticas rituales islámicas relacionables con la incubatio clásica, por ejemplo en las cuevas del norte de África, hay bi-
bliografía: STAËVEL, 2010: 319 y 325, nota 91. La incubatio se practica también en algunos santuarios del Magreb, en torno a las tumbas
de santones (VÁZQUEZ, 2009: 105). En el mundo clásico “el rito de la incubatio una vez preparado tenía la función de esperar la llegada
de la visita divina, para quedar entusiasmós o invadido por la dynamis divina. Se trataba por lo tanto de una acción pasiva por parte del
fiel, de abandono y de acogida: por eso tenía lugar durante el sueño. La illuminatio constituía el culmen de todo el ritual…” (FERNÁNDEZ,
2003: 409). Es muy esclarecedor el siguiente texto de VÁZQUEZ (2009: 105): “En diferentes culturas se inducen los sueños o estados de
trance mediante rituales específicos para conectar con un aspecto especial del mundo de lo religioso y así poder enviar y recibir mensajes
a espíritus y diferentes entes religiosos. En otros casos las visiones no tienen un carácter específicamente religioso, y se trata de obtener
alguna orientación sobre la vida o el destino de la persona”. Para la incubatio en el Islam se han señalado los siguientes condicionantes:
“1. Se coucher dans un sanctuaire, 2. Avec l’intention formelle d’avoir, en songe, une réponse à une question posée à la divinité, et 3. Après
avoir accompli certains prescrits à cet effet.” (FAHD, 1987: 364, citado por ACEBRÓN, 2001: 132). Es evidente que para un musulmán el
lugar donde se postra para rezar no es un santuario, pero sí un lugar sacralizado.
69) Del latín incubare: estar echado o echarse, yacer, dormir en lugar sagrado (Diccionario il. Latino- Español Español-Latino, Ed. Spes,
Sexta edición, 1964).
70) Nacido en Córdoba en el año 906 d.C. y fallecido en 964 d.C.

248
Ascetas, devotos y misticismo islámico: nuevas perspectivas sobre la ocupación de cuevas naturales en madīnat Bāguh…

un aislamiento dominado por el ayuno, pues es el conte- con el texto coránico, ambos con sus pabilos y aceite co-
nedor de agua preciso para las abluciones rituales y para rrespondientes. El caso es que, aún en el Islam de hoy, los
beber. Y esto sintoniza con la opinión, en la mayoría de los únicos objetos que puede haber en un mi rāb son el sagrado
investigadores, de que la cueva en el Islam puede estar Corán y/o una lámpara que rememore la aludida en la “aleya
relacionada, además de con el consabido lugar en el que se de la Luz” citada más arriba.
recibe la revelación coránica, y que ya hemos comentado Hablemos ahora de la orientación del supuesto
más arriba, con el lugar donde se efectúa precisamente el mi rāb. El nicho se dispone en el extremo SW de la Zona
rito de la “incubación” o istihāra71, es decir, el lugar en el 5, por lo que está señalando esta orientación, en concreto
que se espera que algo acontezca (MEOUAK, 2010: 334). 221º Nm (223º N), dirección que no es, en una primera
Pero el rasgo más definitorio del posible uso religioso aproximación, nada canónica. Ahora bien, si cotejamos
de la cueva de Extremadura lo hallamos, no en las pruebas la orientación del mi rāb en las mezquitas de al-Andalus,
más o menos circunstanciales expuestas más arriba, sino no son inexistentes aquellas que presentan una orienta-
en la existencia de un nicho natural, en el extremo SW de ción mayor de 180º, es decir, que sobrepasan la línea que
la Zona 5, que se podría interpretar como mi rāb y, por lo marca el Sur o mediodía. Es el grupo S2 de la clasificación
tanto, indicador de la orientación hacia la que deben dirigir de Mónica Rius74 (RIUS, 2004: 150), en el que incluye
los musulmanes sus oraciones (v. Lámina 2). Este rasgo seis casos, de los cuales cuatro se datan en los siglos
geológico de la cueva presenta algunos indicios de mani- X y XI (la misma fecha de la ocupación andalusí de las
pulación humana, lo que lo convierte en un lugar antropi- cuevas), mientras que los otros dos casos uno corres-
zado y, en consecuencia, en algo que va más allá del mero ponde al siglo VIII y otro al IX. No hay ningún ejemplo del
capricho natural, ya que hay que intentar dar explicación a siglo XII o posterior. A unas conclusiones similares se
esa intervención humana. llega en el estudio que contempla estas mismas variantes
El nicho natural tiene, en efecto, la forma aproxima- (cronología y orientación de la quibla) publicado por A.
da de un mi rāb convencional. Se trata de una oquedad Jiménez (JIMÉNEZ, 1991: 194 y 204). El caso de la cueva
“en la que cabe un hombre”72, de unos 203 cm de altura, de Extremadura sería el más extremo entre los estudiados
unos 80 cm de ancho y una profundidad en torno a los 98
cm. La parte superior de este nicho está enmarcado por un
pseudoarco natural. Por debajo de éste y dentro del mismo
nicho, se ubica una hornacina pequeña, de unos 40 cm
de alto por unos 21 cm de ancho, también natural. Ahora
bien, lo interesante es que el nicho muestra huellas dejadas
por una herramienta metálica, tipo alcotana o similar73, que
evidencia un intento de tallar la roca para regularizar su
apariencia y asemejarla, creemos nosotros, todavía más al
nicho de un mi rāb. El intento no consiguió su propósito
debido a la gran dureza de la roca, pero ha dejado el testi-
monio de dos series verticales y pseudoparalelas de hue-
llas muy regulares, de 4,7 cm de ancho, que demuestran la
acción frustrada. Otra prueba de manipulación humana se
encuentra en la hornacina, donde ha sido rota una pequeña
estalactita que impedía su uso como repisa.
Y ¿para qué pudo usarse una hornacina o repisa en un
supuesto mi rāb? Pues para colocar una lámpara, o quizás
un candil, siguiendo el texto coránico de que “Dios es la Luz
de los cielos y de la tierra. Su luz es comparable a una hor-
nacina en la que hay un pabilo encendido. El pabilo está es
un recipiente de vidrio, que es como si fuera una estrella
fulgurante. Se enciende de un árbol bendito, un olivo, que
nos es del Oriente ni del Occidente, y cuyo aceite casi alum- Fig. 5: Posicionamiento de la orientación del posible
bra aun sin haber sido tocado por el fuego. ¡Luz sobre Luz! mi rāb de la cueva de Extremadura en relación a la
Dios dirige a Su Luz a quien Él quiere (…)” (Corán: sura 24, orientación teórica y real de este elemento en las mez-
aleya 35). No sabemos si en esta hornacina se pudo colocar quitas de al-Andalus. Elaborado a partir de JIMÉNEZ,
un simple candil o un vaso de vidrio para una mayor sintonía 1991: 207.

71) En las cuatro escuelas jurídicas del Islam actual existe la oración conocida como alāt istihāra, mediante la cual el creyente pide
a Dios ayuda para tomar la decisión correcta en un asunto que le aflija, generalmente asociado a alguna disyuntiva vital. Dios inspira la
opción adecuada en el corazón del fiel.
72) Empleamos esta expresión al ser recurrente en el Islam en las descripciones del mi rāb de una mezquita.
73) Las huellas corresponden a una hoja metálica de uso transversal u horizontal y no vertical.
74) Las otras orientaciones son: E (este, 90º), SE (sureste, 145º), C (las que siguen el ejemplo de la mezquita de Córdoba, 150º) y S1
(sur, 180º).

249
R. CARMONA ÁVILA

(el más próximo sería un ejemplo toledano del siglo X, el caso de algunas cavidades artificiales no ocurre esto, y
de 217g [195º]75: de un total de 83 mezquitas andalusíes en al-Andalus contaríamos con algún ejemplo, como es el
contempladas, ocho de ellas (9,6 %) tienen una quibla caso del supuesto pero discutido mi rāb tallado en la roca
orientada a más de 200g (180º). Todas se sitúan entre los en la cueva de la Batida (o Batija) de Carmona.
siglos X y XI, excepto dos (siglos VIII y IX). Como recapitulación final, y en virtud de lo expuesto
Tampoco debemos olvidar, para el caso que nos ocu- hasta ahora, la cueva de Extremadura podría presentar,
pa, que en el supuesto de la cueva de Extremadura esta- como mínimo, dos espacios de uso individual (Zonas 2 y
mos hablando de un elemento natural aprovechado por 4), en cuyos accesos se han encontrado un candil y una
el hombre y no de una obra de fábrica susceptible de ser repisa natural usada como candilera, respectivamente. A
orientada como se desee. A ello debemos añadir, además, ellos habría que sumar un espacio comunal (Zona 5), el
las dificultades de orientación en el interior de las cuevas, de mayor amplitud de toda la cueva y donde se localiza el
que acrecientan las dificultades ya de sí importantes de posible mi rāb natural.
conseguir esta orientación en la superficie.
El cálculo exacto de la quibla requiere conocer las coor- LA CULTURA MATERIAL DE LAS
denadas geográficas precisas de un punto y aplicar conoci- CUEVAS Y SU CONCORDANCIA CON LA
mientos complejos de trigonometría esférica que hicieron INTERPRETACIÓN RELIGIOSA
que, en la práctica de al-Andalus, la orientación de la quibla
Ya hemos visto que las cuevas naturales andalusíes
sea algo muy dispar (RIUS, 2004 y JIMÉNEZ, 1991). A ello
del alfoz de madīnat Bāguh, y por extensión del sur de
habría que añadir el peso de la influencia de la mezquita
Córdoba, cuentan con un amplio conjunto de artefactos
aljama de Córdoba, mal orientada con sus 150º, quizás por
asociados que proceden en su totalidad de hallazgos su-
influencia del urbanismo clásico precedente. Todo ello per-
perficiales. La representación mayoritaria corresponde
mitió que, siguiendo una aplicación relajada de la norma, al
a fragmentos cerámicos, pero no son los únicos, ya que
igual que en otros lugares del Islam, bastara con orientar la
están acompañados de algunos objetos manufacturados
oración hacia un punto concreto (samt), pero dentro de un
en metal (plata, hierro, bronce) y en otras materias primas
margen de tolerancia de unos 90º (ŷiha). En conclusión, la
(piedra, hueso…). Vamos a exponer a continuación algu-
mayoría de las mezquitas en al-Andalus se dirigen hacia un
nas consideraciones sobre la naturaleza de este conjunto,
arco comprendido entre los 135º y los 150º (RIUS, 2004:
contrastándolo con el hipotético uso religioso de las cue-
152), pero sobrepasado generosamente por ambos lados
vas (o de algunas de ellas), según hemos expuesto más
en muchos casos particulares (Figura 5).
arriba. Nuestra intención será, más que llegar a la demos-
Y a este panorama podríamos añadir, para justificar la
tración de un uso, concluir la ausencia de contradicción
variabilidad, algunas interpretaciones coránicas que de-
entre ambas variables.
fienden que cualquier dirección puede ser buena para orar
(RIUS, 2004: 147): “De Dios son el Oriente y el Occidente.
Cerámicas de uso no popular
Adondequiera que os volváis, allí está la faz de Dios (…)”
(Corán, sura 2, aleya 115). A este mensaje no fueron aje- Una de las cuestiones más sugerentes de las cerámicas
nos precisamente algunos massaríes, por ejemplo, que en halladas en las cuevas de la comarca de Priego es cons-
cierto caso concreto recogido en las fuentes provocaron tatar la presencia significativa de fragmentos decorados
el escándalo público en Córdoba cuando los alfaquíes in- con la técnica de verde y manganeso, y también, de cuerda
coaron contra varios de ellos un proceso judicial por no seca total. En el primer caso, y como primera referencia
practicar la oración en la correcta orientación hacia La de muestra, vamos a traer aquí a colación los 32 fragmen-
Meca (PACHECO, 2001: 45). tos de ataifores procedentes de la cueva de los Mármoles
Concluyendo este apartado, de confirmarse la exis- ya publicados (CARMONA et alii, 1999: 22 y CANO, 2008:
tencia de este mi rāb natural en la cueva de Extremadura, 203-216) o el magnífico ejemplar desaparecido de la cueva
nos encontraríamos, sin duda, ante un elemento singular de la Murcielaguina77 (CARMONA, 2010a: 272) (Lámina 9).
dentro del contexto general de las cuevas naturales usadas Pero así mismo hay fragmentos cerámicos decorados con
por ascetas o devotos musulmanes, tanto el al-Andalus la técnica de verde y manganeso en las cuevas de Huer-
como en el Magreb, ya que el cumplimiento de la oración ta Anguita (CANO, 2008: 275 y 296), sima de Fuente Al-
diaria, cuando ésta se practicaba en el interior de las mis- hama (CANO, 2008: 323), sima del Peine (CANO, 2008:
mas, no se ha reflejado en una esperada proliferación de 327), sima de los Pelaos (CANO, 2008: 336 y 341), abrigo
estos elementos en las mismas, tallados por ejemplo en del Morrión (CANO, 2008: 345), sima de la Hoya la Bolsa
la roca76 (VAN STAËVEL, 2010: 316 y 324, nota 64). En (CANO, 2008: 346), cueva de Extremadura, sima de la Cár-

75) Este autor emplea grados centesimales (g) y no sexagesimales (º), de modo que un ángulo recto (90º) corresponde a 100g.
76) Es posible que, como veremos más adelante, en algunos casos se usaran hitos marcadores para señalar la dirección a La Meca
(por ejemplo rocas naturales que, una vez descolocadas, no se puedan reconocer como tales).
77) El esquema decorativo presente en este ataifor viene siendo interpretado como un trasunto del Paraíso, dividido en cuatro regiones
surcadas por ríos (ZOZAYA, 2009: 301). Para una sugerente interpretación de la técnica decorativa de verde y manganeso: FIERRO, 2011:
118ss.

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Ascetas, devotos y misticismo islámico: nuevas perspectivas sobre la ocupación de cuevas naturales en madīnat Bāguh…

Lám. 9: La cerámica vidriada decorada con la técnica de verde y manganeso está presente en un porcentaje sig-
nificativo de cuevas. A la izquierda, ataifor de la cueva de la Murcielaguina, en paradero desconocido, según una
fotografía de finales de los años sesenta o principios de los setenta del siglo XX (fotog.: José Martos), y propuesta
de restitución de su decoración (según E. Cano). A la derecha, algunos fragmentos hallados en la cueva de los
Mármoles.

Fig. 6: Cueva T-15. Ataifor inédito decorado con la técnica de cuerda seca total. Hallazgo de 2011.

cel78 y, quizás, en la cueva del Higuerón79. En cuanto a la ahora un magnífico fragmento inédito de ataifor hallado en
técnica de cuerda seca total, además de constatar su pre- 2011 en la cueva T-1580 (Figura 6 y Lámina 10).
sencia en las cuevas de los Mármoles (CARMONA et alii, Es evidente que estos tipos decorativos cerámicos
1999: 22) y del Macho (CANO, 2008: 321), presentamos no son populares, sino que forman parte de un grupo se-

78) Constatada en una fotografía cedida por el grupo espeleológico G40 realizada durante una de sus exploraciones de la cavidad.
79) Nos basamos en las descripciones orales aportadas por Fernando Rodríguez Rojas, del grupo espeleológico GESP. Pendiente de
confirmación.
80) Durante los trabajos de levantamiento topográfico de la cavidad realizados por el grupo espeleológico G40.

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R. CARMONA ÁVILA

“los corazones de un grupo de personas de alta y baja


clase…” (Muqtabis V, 1981: 27). Ejemplos no faltan,
además, aplicados a otros casos de ascetismo andalusí,
cuando los biógrafos señalan “el contraste entre la alta
cuna y posición social de algunos ascetas con su vida de
retiro y oscuridad” (MARÍN, 1991: 444). En algún caso
notable, el implicado es una persona próxima al califa de
Córdoba, que abandona el mundo “cuando estaba en su
cumbre y disfrutaba de preeminencia en Córdoba por su
ciencia y nobles orígenes” (MARÍN, 1991: 444). Y en
esta idea se insiste en numerosas ocasiones, aplicado
ahora al sufismo, donde “conviven en la práctica cultos
con incultos, nobles con marginados, ricos con pobres,
sin que esas diferencias externas los distingan en térmi-
nos cualitativos o nos permitan definir, con claridad, los
rasgos que opondrían un sufismo popular a un sufismo
culto o intelectual” (BENEITO, 2009: 11).
En cuanto a la presencia de ataifores (plato para el ser-
vicio de mesa de uso colectivo frente a la jofaina, de uso
individual), podríamos estar ante el indicio de un uso com-
partido del plato en el momento de la comida, es decir, de
la existencia de un acto en común de dos o más personas.
Ibn ‘Arabī, en su Tadbīrāt, recomienda: “Come de la parte
de la tortera que esté junto a ti, aunque comas solo, a fin
de no contraer un mal hábito de urbanidad. Guárdate de la
avidez y no mires a la cara ni a la mano de tu comensal”
(ASÍN, 1931:362). En el caso de la cueva de los Mármoles,
la sola existencia de un número significativo de ataifores,
Lám. 10: Sierra de la Horconera, sector de El Morrión. como ya hemos visto, apuntaría hacia la práctica de estas
Ejemplo de agrupamiento de cavidades naturales con
comidas comunales.
ocupación medieval islámica en un contexto geológico
de extrema dureza. De la cueva T-15 (nº 22) procede
el ataifor decorado con la técnica de cuerda seca total Monedas
cuyo dibujo se publica en este mismo artículo. El sumi-
Sólo hay dos hallazgos conocidos de monedas pro-
nistro de agua exterior está representado en la fuente
cedentes de las cuevas estudiadas: un dirham completo
de Cañatienda (F). El nº 21 corresponde al abrigo del
Morrión y el nº 35 al abrigo de Morrión-Cañatienda. y uno segundo fracturado, ambos de la cueva de Huerta
Anguita (CANO, 2008: 122-123 y 307-308) (Lámina 11).
Ya hemos visto que el dirham completo permite situar su
acuñación en el año 973/4 d.C. (363 H), durante el gobier-
lecto de las producciones cerámicas de estos momentos. no de al- akam II. La vida ascética de abandono del mundo
Es difícil justificar su presencia en las cuevas como ajuar puede presuponer, además, el abandono de los bienes ma-
aportado por un cabrero o un campesino andalusíes que teriales por parte del practicante, pero raramente se llega al
han buscado refugio ocasional en ellas. El carácter frag- extremo absoluto de desprendimiento, de poner la vida, de
mentario y disperso de la muestra evidencia que tampoco modo total y confiado, en manos de la providencia divina,
han sido ocultados como objetos de cierto valor, como fue caso manifiesto de haber alcanzado una plenitud mística.
el caso de los ejemplares de ataifores hallados completos Mientras tanto, era necesario que el practicante pudiera
en algunas cuevas mallorquinas (TRIAS, 1981: 61ss). Ade- mantener alguna actividad laboral, de mayor o menor in-
más, no estamos hablando de un hallazgo aislado, excep- tensidad, que le reportara un modo de ganarse el sustento.
cional, sino de una variable repetida, como mínimo, en una Ibn ‘Arabī, en su Tadbīrāt, no puede ser más claro: ”Si la fe
decena de cuevas. viva en la providencia de Dios te falta aún, ejerce un oficio
Creemos, por tanto, que la presencia de estos tipos para ganarte la vida…” (ASÍN, 1931: 363). Estos trabajos
decorativos está relacionada con el poder adquisitivo fueron dispares, según las fuentes árabes, y nos consta el
de sus usuarios. Y aquí encontramos total concordan- ejercicio de labores agropecuarias y artesanales en nume-
cia con lo que nos dicen las fuentes sobre la proceden- rosos casos.
cia, dentro de la escala social, de los seguidores de las Por eso no es imposible encontrar en las fuentes an-
prácticas ascéticas, místicas o de retiro espiritual en el dalusíes referencias a la posesión de dinero por parte de
Islam. Para el caso que nos ocupa es de enorme interés ascetas o místicos. Así, de nuevo Ibn ‘Arabī, en su Amr, o
la alusión realizada al tema por Ibn ayyān, que cuando regla taxativa que fija las condiciones que deben cumplir
se refiere al grupo de población atraída por la doctrina los que siguen el camino de Dios, concreta que los sufíes
de Ibn Masarra especifica que se habían inclinado a ella “jamás dan a nadie dinero a préstamo. Si alguien que lo ne-

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Ascetas, devotos y misticismo islámico: nuevas perspectivas sobre la ocupación de cuevas naturales en madīnat Bāguh…

Lám. 11: Selección de materiales medievales islámicos procedentes de las cuevas naturales de la comarca de
madīnat Bāguh (Priego de Córdoba): Hoz (Peine), Espuela (Mármoles), Aguja (Mármoles), Dedal (Mármoles), Dir-
ham (Huerta Anguita), Braserillo (Ojos de Alá), Pendiente (Mármoles), Anillo (Higuerón), Ficha de juego (Mármoles),
¿Tintero? (Mármoles) y Fragmento de estera de esparto (Huerta Anguita). Para los dibujos de los objetos de hierro,
bronce y piedra: ver CANO, 2008: 264, 265, 267 (LUNA, 1993: 84), 311, 336 y 342. El dibujo del posible tintero
está modificado de CANO, 2008: 255. El fragmento de ficha procede de CARMONA et alii, 1999: 16.

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R. CARMONA ÁVILA

Dedal y aguja
De la cueva de los Mármoles procede un dedal (CANO,
2008: 267), de aleación de cobre, y una aguja (CANO, 2008:
264), de hierro. Aunque en el caso del dedal su adscripción
medieval andalusí no ofrece dudas dados los paralelos
conocidos (LUNA, 1993: 86ss; CÓRDOBA, 1994; VV.AA.
(2001): 203-204), la adscripción a este mismo momento
de la aguja entra dentro de lo más probable, indefinición
prudente ante la falta de contexto estratigráfico de los ha-
llazgos y su indefinición tipológica. En todo caso, lo que
nos interesa destacar aquí es la función del dedal, dedicado
a la costura, ya sea de textil, cuero o, incluso, relacionada
con la artesanía de las fibras vegetales (esparto, p.ej.).
Para asociar estos objetos a la práctica ascética nos
puede ser de gran utilidad un texto de Ibn ‘Arabī recogido
de nuevo en su Amr, que refiere que el combate ascético
“consiste en obligar al alma a soportar lo que el cuerpo
repugna, es decir el hambre, la sed y la desnudez. Es, pues,
indispensable que el religioso sufra las cuatro muertes: la
Lám. 12: Sima de Fuente Alhama. Fragmento de badi- muerte blanca, que es hambre; la muerte roja, que es la
la de hierro hallado en 2006. Inédito. contradicción de las pasiones; la muerte negra, que es el
sufrir con paciencia el daño físico o moral, y la muerte ver-
de, que consiste en llevar el hábito remendado, echando en
él pedazos sobre pedazos” (ASÍN, 1931: 339). La práctica
cesita se les pide, se lo dan, pero sin que les ocurra nunca de la costura es, entonces, una acción asociada al asceta,
la idea de tomar, por el préstamo, interés ninguno” (ASÍN, que debe ir cubierto con el vestido que cada cual escoja
1931:343). Y más adelante añade: “Si por la calle se les cae siempre que éste sea sin valor (no suntuoso), que cubra
alguna cosa, prenda de vestir o dinero, aunque sean cien honestamente la desnudez, que no se lave jamás y cuya
mil dinares, y lo advierten cuando ya están lejos del sitio en variabilidad vaya en función de los rigores del clima o las
que lo han perdido, no lo buscan, ni vuelven atrás para ver costumbres del lugar. En referencia a este tema, no deja de
si lo encuentran…” (ASÍN, 1931:344). ser ilustrativo también que Ibn ‘Arabī emplee, en ocasio-
Es evidente que poseer un exceso de caudal monetario nes, el término “jirca, es decir, manto o escapulario usado,
puede ser motivo de reprobación, como cuando cae en- lleno de jirones y remiendos” (ASÍN, 1931: 148).
fermo el sufí andalusí Sa’id ibn amdūn (m. 988 d.C.) y es Pero incluso dejando a un lado esta labor de costura
visitado por uno de sus antiguos condiscípulos, que le en- para mantenimiento de las vestimentas personales, el ejer-
cuentra oculta entre las ropas una bolsa llena de dirhames cicio de un oficio por parte de algunos ascetas o místicos
(MARÍN, 1991: 442, nota 14). como medio de ganarse la vida, también podría justificar
el uso de agujas y dedales. Es el caso de ciertos sufíes
Braserillos sevillanos citados por Ibn Al-‘Arabī, como Abu ‘Abd Allāh
ibn Qassūm, que se ganaba el sustento cosiendo gorros,
Los braserillos en piedra tallada andalusíes de talla me- o dos hermanos, Mu ammad al-Jayyāt y A mad al-Jarrāz,
diana o pequeña, de los cuales se han encontrado sendos sastre y zapatero respectivamente (PACHECO, 2001: 163-
fragmentos en las cuevas de Mármoles (CANO, 1998: 263) 164). Todavía en los tiempos más recientes, siglos XIX y
y Ojos de Alá (CANO, 1998: 311-312)81, no eran empleados XX, conocemos los casos de algunos ascetas marroquíes
para calentar un espacio cerrado, aunque pudieran contri- que se ganaban la vida confeccionando prendas de vestir
buir a ello. Su principal uso era el ser portadores de ascuas “conocida su habilidad en el penoso arte musulmán de la
sobre las cuales se queman resinas, hierbas aromáticas, costura y el bordado” (FERNÁNDEZ, 1948, en EL HASSA-
perfumes o similar, para crear una ambientación olorosa NE: 150).
que propiciara bienestar o concentración. Y esta ambien-
tación parece adecuada para la práctica, por ejemplo, de Espuela
la oración. La badila de hierro inédita hallada en 2006 en la
sima de Fuente Alhama82 es una herramienta complementa- Ya hemos visto que el ascetismo en el Islam no está re-
ria de estos braserillos de piedra, ya que permite manipular ñido con las clases sociales más elevadas. Ello podría justi-
las ascuas que se contienen en los mismos (Lámina 12). ficar la presencia de una espuela de aguijón en la cueva de

81) Hay alguna cita bibliográfica antigua (BERNIER, 1962: 209) que refiere el hallazgo en la cueva de la Murcielaguina de un “salero
o quemadero de perfumes” fabricado “en piedra labrada” con decoración, supuestamente “celtibérico”, y que podría corresponder, en
realidad, a un braserillo medieval andalusí. Desconocemos el paradero actual de dicho objeto.
82) La badila, que se encuentra en el Museo Histórico Municipal de Priego, fue hallada durante una exploración del grupo espeleoló-
gico GESP.

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Ascetas, devotos y misticismo islámico: nuevas perspectivas sobre la ocupación de cuevas naturales en madīnat Bāguh…

los Mármoles, de hierro (CANO, 2008: 265), de un tipo ca- ocultaciones monetarias en función de su valor intrínseco
racterístico altomedieval. Más difícil es poder precisar si la (VV.AA., 2001: 221-228). Pero no siempre es así, y la tra-
pérdida afectó a un hipotético asceta de la cueva o a un vi- dición islámica atribuye a Mahoma el uso de un anillo de
sitante. En todo caso, el montar a caballo, según Ibn ‘Arabī, plata con una piedra de cornalina engastada. Este anillo
es algo que un sufí no hace si no es por necesidad, pero supuestamente fue perdido por el Profeta en Koba, cerca
no está prohibido, al igual que comer, beber, vestir, dormir de Medina, cuando se le cayó a un pozo. La baraka que
o usar del matrimonio: “el que los realiza sin necesidad, emanaba del sello se transfirió al agua y por ende a los
realiza un acto lícito, pero las acciones meramente lícitas que beban de ella (IRWING, 2002: 107). Aunque de una
no son del patrimonio de lo sufíes” (ASÍN, 1031: 345). Y valoración desigual según las escuelas jurídicas islámicas,
también señala: “Asimismo debes tratar a los animales con esta consideración del anillo como objeto de valor religio-
ternura y compasión, pues son también criaturas que Dios so se ha mantenido hasta nuestros días. Es contundente
ha puesto bajo tu dominio. No las cargues, pues, con peso la referencia que hace, en este sentido, el imán Jomeini,
superior a sus fuerzas, ni las montes sin más ni más, sólo del Irán chiíta, cuando dice que el creyente, para aumentar
por juego” (ASÍN, 1931: 374). el valor de su oración (al- alāt) puede realizar una serie de
actos, entre los que se encuentra “usar el anillo de Aqiq”
Fichas de juego durante el rezo (JOMEINI, s/f: 72). Este anillo de Aqiq se
refiere a un anillo de cornalina o ágata usado a imitación
De la cueva de los Mármoles procede una ficha de del anillo de Mahoma. En al-Andalus existen representa-
juego, de la que se conserva la mitad, recortada en cerá- ciones de anillo en contextos iconográficos de indudable
mica (CARMONA et alii, 1999: 16). De la cueva de Huerta interpretación religiosa, siendo el caso del famoso ataifor
Anguita proceden dos más (CANO, 2008: 105 y 118), una de Calatrava la Nueva el ejemplo más significativo (RE-
de ellas (CANO, 2008: 301) más dudosa en su función, ya TUERCE, 1999: 246, 247 y 260).
que su tipología ha sido vinculada también a algún tipo
de actividad artesanal y no lúdica (RETUERCE, 1998: 400). Pendiente
También de la cueva del Cortijo de Simón proceden otras
dos (CANO, 2008: 165 y 167). Queda, por tanto, docu- El pendiente hallado en la cueva de los Mármoles
mentada con este muestreo la práctica de algún juego de (CANO, 2008: 267) es un elemento singular del ajuar per-
entretenimiento en las cuevas de nuestro interés. Aunque sonal femenino. El sufismo, en un concepto amplio del
los juegos de azar están prohibidos en el Corán, ya que término, no hace distinción de géneros, ya que la vía espi-
“su pecado es mayor que su utilidad” (2, 219)83, no ocurre ritual que anhela “estar con Allāh sin otro vínculo fuera de
así con otro tipo de juegos sobradamente documentados Él” permite que las mujeres participen de dicho deseo y de
en al-Andalus, como el alquerque84, variante del popular la práctica ascética al igual que los hombres (PACHECO,
tres en raya, uno de cuyos registros arqueológicos es el 2001: 167-168). Un caso contemporáneo al uso de las cue-
hallazgo de tableros de juego grabados sobre piedra, ge- vas estudiadas ya lo hemos apuntado más arriba. Se trata
neralmente en pavimentos, y de las fichas necesarias para del núcleo masarrí (siglo X-XI d.C.) asentado en Pechina,
su práctica, recortadas reaprovechando fragmentos de re- a cuyo frente estaba Isma’īl ibn ‘Abd Allāh al-Ru’aynī. Una
cipientes cerámicos. Como muestra basten los ejemplares de sus hijas, de nombre desconocido, sobresalió en dicho
conocidos en madīnat al-Zahrā’ y Vascos, para cronologías grupo, caracterizado por sus prácticas ascéticas y devotas,
de los siglos X y XI (CASTEJÓN, 1926 y COSÍN y GARCÍA, por su austeridad y por su apartamiento del mundo (FIE-
1998). RRO, 1987: 167).
Aunque la aparición de estas fichas de juego en un con- La literatura biográfica andalusí hace referencia a un
texto religioso pudiera llamar la atención a priori, el caso es número reducido de mujeres devotas ( āli āt), a las que
que están bien testimoniadas, por ejemplo, en el ribā de se les atribuyen actos como la lectura del Corán, el ayuno
Arrifana, donde se han hallado al menos veinte ejemplares, o la vida retirada. Y todo ello conforme al hecho de que
como prueba de la práctica de una actividad lúdica, pero la experiencia mística es un ámbito en el que las mujeres
también medio de socialización que afecta a todas las eda- musulmanas podían alcanzar “modos de expresión y rea-
des y a ambos sexos (VV.AA., 2007: 107-109). lización personal que les estaban vedados en otras áreas”
(MARÍN, 2000: 471-480). Aunque encontramos muje-
res de toda extracción social dedicadas a estas prácticas
Anillo
(desde la hija de ‘Abd al-Ra mān II, al-Bahā’, hasta devo-
Un anillo suele ser un objeto cotidiano de uso perso- tas anónimas), los datos onomásticos de las incluidas en
nal que no ha de tener un significado más allá del ámbito estas biografías permiten concluir, además, que la mayor
de lo doméstico. De las cuevas de la comarca de Priego parte de ellas pertenecen a familias de ulemas, es decir,
procede uno hallado en la cueva del Higuerón, en bronce, que forman parte de la élite intelectual y religiosa. De igual
con pasta vítrea (CANO, 2008: 342). En al-Andalus puede modo, del estudio del fenómeno se puede deducir “la exis-
aparecer, cuando es de plata, como integrante de algunas tencia de circuitos propios de las mujeres, a través de los

83) Mahoma dijo sobre esta particular que “quien juega a los dados habrá desobedecido a Allah y a su Mensajero” (Al-Muwatta, 2009:
555).
84) En La Risala (1999: 542) se indica que “no está permitido jugar al backgammon o al ajedrez”. Es evidente que estas prohibiciones
no se cumplieron, al menos no en todos los lugares ni durante todo el tiempo.

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R. CARMONA ÁVILA

cuales se difundían enseñanzas y prácticas religiosas y se talismanes protectores, usando para ello papel u otro tipo
establecían redes de ayuda y apoyo a mujeres desvalidas “ de soporte sobre el que escribir aleyas coránicas, siguien-
(MARÍN, 2000: 473, 474, 476). do una arraigada tradición islámica, amparada por el Corán
y el derecho malikí: “No hay inconveniente en colgarse del
Tintero cuello talismanes que contengan aleyas del Corán” (La Ri-
sala, 1999: 538).
Entre el conjunto de materiales publicado por Cano hay
una pieza completa procedente de la cueva de los Már-
Hoz
moles (CANO, 2008: 255), de pequeño tamaño, que pro-
pone identificar como una miniatura, con función lúdica. La hoz procedente de la sima del Peine (CANO, 2008:
Esta interpretación está basada en la relativa abundancia 336) pertenece a un tipo característico cuyos mejores pa-
de miniaturas en la cerámica andalusí, por lo que es, sin ralelos andalusíes conocidos los encontramos en el hallaz-
duda, una explicación razonable. Nosotros, sin embargo, go de Liétor (NAVARRO y ROBLES, 1996: 58-59, Cat.: IV-
vamos a proponer ahora concebir la pieza como un objeto V), fechado en los siglos X-XI d.C. Su hoja es de filo liso,
terminado y funcional, a escala real, e identificarlo como no dentado, por lo que se la debe relacionar con la siega
un posible tintero. por percusión, ya sea lanzada o puesta, en contraposición
Se trata de un pequeño recipiente (de unos 5 cm de alto al filo dentado propio de una siega por tracción (MONGO-
y 4,5 cm de ancho), sin vidriar, que recuerda formalmente TE, 1996: 122-123). Pero con ello no se está demostrando
a una orcita, a no ser por el detalle de la boca, inusual- la actividad de la siega de cereal con esta herramienta, sino
mente cerrada y el borde ancho y plano. Esta boca, sin que, como también se ha hecho con las dos hoces de Lié-
embargo, parece muy adecuada para introducir por ella un tor, podemos encontrarnos ante un instrumento empleado
cálamo, que no desestabiliza el recipiente gracias al peso en la siega de hierba en terrenos húmedos (NAVARRO y
de éste y a sus proporciones (el alto y el ancho de la pieza ROBLES, 1996: 58).
son similares). Además, el perfil de la pieza permite que Y es esta interpretación funcional la que sintoniza per-
si se vuelca el recipiente, la tinta del interior, en su nivel fectamente con una de las actividades ascéticas por exce-
óptimo de uso, no se derrame. También parece especial- lencia, la recolección de hierbas y frutos del campo para la
mente diseñado para ser usado sujeto y suspendido con alimentación frugal y mortificante del creyente aplicado en
una mano. En el exterior del recipiente no quedan restos de esta disciplina (STAËVEL, 2010: 318). Son múltiples las
tinta apreciables y el interior es por ahora inaccesible por referencias que encontramos en las fuentes en este senti-
el peculiar diseño del borde, así que no contamos con más do. Referimos aquí la biografía de Abu Ya’zzà, muerto en
argumentos que los apuntados. Los tinteros plenamente 1177 d.C. en el Medio Atlas marroquí, donde había vivido
identificados en al-Andalus como forma cerámica espe- habitando las grutas de las montañas (SÁNCHEZ, 2004:
cífica corresponden a dos tipos que no coinciden con el 16). En cierta ocasión se cuenta que “tenía unas obleas de
hallado en la cueva de los Mármoles (GÓMEZ, 2004: 444, harina de bellota y se puso a echarles hojas de enredadera
445, 487 y 488; ROSELLÓ, 1991: 173), aunque se recono- y a molerlas. Y cuando hubo rezado la oración del maġrib
ce que “para esta función no se necesite específicamente cogió una olla de media libra de aquel preparado y se puso
un determinado tipo de objeto” (Roselló). a comer, pues no comía más que hierbas. No solía comer
El recurso a la escritura durante la praxis ascética no sino hierbas del campo, sin seguir en absoluto la forma de
es una actividad ajena a ella. Ya al-Gazālī, en su Libro de vida de los demás, pero ofreciendo a sus visitantes miel y
la meditación (Ihía, IV, 310-311) aconseja, para llevar un carne de cordero y ave”. Unas de las hierbas recolectadas
control de los vicios y virtudes del devoto, emplear un cua- eran las malvas, que Abu Ya’zzà cocinaba, secaba y con-
derno o librito donde anotar ambos. Otros sufíes, como servaba. También consumía los corazones de las adelfas.
el oriental El Sohrawardí, también recomiendan la práctica El mismo Abū Ya’zzà reflexiona: “¿Para qué tomo alimen-
del examen de conciencia ayudándose de dicho cuaderno y tos preparados, cuando las hierbas del campo me permiten
de una serie de anotaciones de las faltas mediante un códi- prescindir de ellos?” (SÁNCHEZ, 2004: 157-158).
go de puntos y rayas, intercalados entre las oraciones ma-
A la búsqueda de la verdadera dirección: hipótesis de
nuscritas del día. Este tipo de prácticas consta que se em-
identificación de hitos con función religiosa
plearon en al-Andalus entre Ibn Masarra y sus seguidores
y que se consolidaron con Ibn ‘Arabī, quien recomendaba El ejercicio de prácticas ascéticas en el interior de las
anotar “en el cuaderno cuantos defectos de pensamiento, cuevas supone la realización en ellas, o en sus proximi-
palabra y obra debía el devoto evitar; por la noche, antes de dades, de la oración ritual obligatoria ( alāt), uno de los
acostarse, traía a la memoria cuanto había hecho, hablado cinco pilares del Islam. Ésta debe ejecutarse con el orante
o pensado y cotejándolo con las notas del cuaderno veía orientado hacia La Meca. En una mezquita esta dirección
en qué casos había ofendido a Dios (…), o en qué casos está definida por el muro de la quibla y el mi rāb. En cam-
había cumplido fielmente sus propósitos (…)” (ASÍN1931: bio, en el interior de la cueva el practicante debía deducir
172-173). A estas anotaciones vinculadas con el examen dicha orientación con los medios de que dispusiera y con-
de conciencia diario se podía añadir el apuntar también cretarla mediante un hito físico, ya fuera una piedra, una
pensamientos y reflexiones varios (ASÍN, 1931: 373). marca u otro tipo de señal (INSOLL, 1999: 46-49; HORRIE
Además de en este uso bien testimoniado en las fuen- y CHIPPINDALE, 1994: 56). Según la tradición, “allí donde
tes, la escritura puede estar presente en el acto de crear reza un musulmán hay una mezquita, pues la oración no

256
Ascetas, devotos y misticismo islámico: nuevas perspectivas sobre la ocupación de cuevas naturales en madīnat Bāguh…

está ligada a un espacio o edificio específicos, sino a una


orientación, la alquibla, y a unos ritos, entre las que se
encuentran las prosternaciones” (GÓMEZ, 2009: 214). Es
importante traer a colación aquí que las primeras mezqui-
tas no tenían mi rāb y que en la mezquita del Profeta en
Medina la dirección a La Meca estaba señalada por una
piedra en el suelo85. Cuando se produjo la primera expan-
sión de los ejércitos árabes, hubo que solventar el proble-
ma de la oración de un ejército en campaña y, por ello, en
movimiento continuo. La solución empleada fue efectiva y
simple: se trazaba en el suelo con una lanza el espacio sa-
grado para la oración y se clavaba una lanza, con la punta
hacia arriba, en el lugar ocupado por la piedra en la mez-
quita de Medina, es decir, la dirección de La Meca. La lanza
se convirtió así en el primer indicador litúrgico general del
Islam, que sería sustituido por el nicho del mi rāb algunas
décadas después. Como motivo iconográfico, esta lanza se
mantendrá en algunas monedas omeyas, como es el caso
del gobierno de ‘Abd al-Malik, con la acuñación de un tipo
consistente en una lanza, en posición vertical, en el interior
del nicho de un mi rāb (GEORGE, 1988).
Esta inconsistencia de las señales, marcas o hitos aso-
ciados al lugar donde se practica la oración se ha man-
tenido, en determinadas circunstancias de necesidad, du-
rante toda la historia del Islam. Un buen ejemplo de lo que
decimos lo encontramos en los hitos empleados por los
pueblos nómadas, como es el caso de los del Sahara cen-
tral, donde el espacio destinado a la oración de materializa,
por ejemplo en un caso concreto de Hoggar, mediante un
espacio en forma de media luna delimitado por una alinea-
ción de piedras dispuestas a seco. La quibla está señala-
da por dos hitos de piedra natural, sin trabajar, colocados
verticalmente (INSOLL, 1999: 48, tomado de REYGASSE,
1950: 43) (Lámina 13). Soluciones similares, e incluso
más simples todavía, pudieron darse en el caso de las ca-
vidades objeto de nuestro interés.
En las cuevas de la comarca de Priego, un problema de
difícil resolución es tratar de identificar si existieron este
tipo de hitos marcadores de la dirección de La Meca y del
espacio sacralizado para la oración. Este último pudo ma-
terializarse con una simple estera de esparto, de la que hay
un pequeño testimonio procedente de la cueva de Huerta
Anguita86 (CANO, 2008: 308). En su reducción máxima,
este espacio podría quedar limitado a una simple alfom-
bra de oración, es decir, el espacio mínimo necesario que

85) Un hādīt recogido por Malik Ibn Anas atribuye a Mahoma


la siguiente frase: “Una oración en ésta mi mezquita [de Medina]
es mejor que mil oraciones en cualquier otro sitio excepto la Mez-
quita Inviolable [La Meca]” (Al-Muwatta, 2009: 111).
Lám. 13: Hipótesis sobre el uso de hitos marcadores
86) Somos conscientes de que no hay una datación absoluta
en el interior de las cuevas y paralelos: a) Cueva de que demuestre la datación medieval del fragmento de estera de
la Hoya de la Bolsa II. Durmiente de molino barquifor- esparto de la cueva de Huerta Anguita. Es lo único conservado en
me prehistórico con un extremo apuntado, propuesto la actualidad, aunque se tienen referencias orales de la aparición
como supuesto hito direccional durante la ocupación de más fragmentos durante las exploraciones realizadas hace de-
islámica de la cavidad, b) Espacio delimitado para la cenios. La cueva cuenta con una ocupación prehistórica, neolítica
oración islámica en el desierto del Sahara, con hitos y de la Edad del Bronce, esta última de carácter funerario. No
de piedra marcadores (INSOLL, 1999: 48, tomado de habría que descartar la asociación de estos restos de artesanía
REYGASSE, 1950: 43), c) Tumba islámica en el de- con dicho momento, si bien los datos recabados hasta la fecha
sierto del Sahara, con molino prehistórico barquiforme (circunstancias y lugar del hallazgo, profundidad, etc.) nos permi-
reutilizado como hito epigráfico (SÁENZ, 2010: 165). ten proponer su datación medieval.

257
R. CARMONA ÁVILA

Lám. 14: Hipótesis del uso de las tejas en el interior de las cuevas y paralelos: a) Reconstrucción funcional como
conducción de agua desde un punto de goteo hasta un contenedor cerámico, b) Conducción de entrada de agua al
Hammām de la Puerta de Santa Ana (madīnat Bāguh), c) Tumba islámica de la necrópolis de El Palenque (madīnat
Bāguh), con teja como hito marcador de la cabecera de la inhumación. En origen, la teja se encontraba en posición
vertical, d) Hipótesis de uso de una teja como miHrāb portátil.

requiere una persona adulta para hacer las postraciones hallado en el interior de la propia cueva. En este supuesto,
(INSOLL, 1999: 47-48). También es tentador traer aquí en la cueva de la Hoya de la Bolsa II se encuentra todavía
también alguna coincidencia, del todo sugerente, como el el durmiente completo de un molino barquiforme prehistó-
hecho de que, por ejemplo, en la cueva del Rodaero, la rico87, labrado en roca abrasiva, y que presenta uno de sus
dirección de La Meca (SE) coincide en la cavidad con una extremos tallado en punta (v. Lámina 13). Sin efectuar una
de las paredes de la sala segunda, donde se conserva un limpieza de la pieza no es fácil asegurar si este extremo
conjunto de arte rupestre prehistórico inédito (G40, 2011: apuntado formaba parte del diseño original del molino o
196, 243), pintado en rojo, compuesto por una serie de si, en cambio, corresponde a una modificación practicada
manchas o puntos paralelos y un grueso trazo vertical. El durante la ocupación medieval andalusí de la cueva. De ser
que estas marcas prehistóricas pudieran haberse utilizado cierta esta segunda posibilidad, este elemento se habría
en la Edad Media islámica como señales religiosas direc- podido usar como hito direccional hacia La Meca, colocado
cionales es algo que, quizás, no podamos saber nunca. en posición vertical. Y este uso es posible también si el
Además, estas señales coinciden con un punto natural de extremo apuntado formaba parte del diseño prehistórico
suministro de agua, un gour de pequeñas dimensiones que original del objeto. Es seguro que mientras no hallemos
pudo funcionar como pileta natural para las abluciones. pruebas concluyentes, no podremos avanzar más en este
Si en la generalidad de las cuevas se emplearon como sentido, pero no debemos olvidar aquí que en el mundo
hitos direccionales, o delimitadores del espacio destinado islámico no faltan los casos de reutilización de molinos
a la oración, rocas sin manipular del interior de la cavidad, barquiformes prehistóricos en función de hitos marcado-
es evidente que, una vez descolocadas, su identificación es res, como es el caso de algunas sepulturas islámicas del
imposible en la actualidad. Es plausible también que, en al- Sahara occidental que han usado estas piezas prehistó-
gún caso, se usara cierto tipo de elemento pétreo singular ricas como soporte epigráfico funerario88 (SÁENZ, 2010:

87) Esta cavidad presenta una significativa ocupación neolítica, a juzgar por los testimonios conservados en superficie, con cerámicas
a mano decoradas con motivo geométricos incisos o cubiertas con almagra, industria lítica pulida, fragmentos de molinos, etc.
88) No es infrecuente en el Islam documentar el aprovechamiento de determinados elementos pétreos de culturas anteriores reutiliza-
dos, por ejemplo, como hitos funerarios (GONZÁLEZ, 1998: 313-315).

258
Ascetas, devotos y misticismo islámico: nuevas perspectivas sobre la ocupación de cuevas naturales en madīnat Bāguh…

164-165) (v. Lámina 13). se encuentra en una zona alejada de toda civilización. En
Por último, no queremos dar por terminada esta re- unos montes elevados que allí había, existe una gruta (…).
flexión sin traer aquí a colación uno de los conjuntos que De lo más alto de la cueva gotea agua en una fina cavidad
más llaman la atención dentro del ajuar cerámico presente que nunca desborda con el continuo manar del agua ni se
en las cuevas en estudio. Se trata de los fragmentos de te- agota aunque beba de ella gran cantidad de gente” (CAR-
jas (Lámina 14). En un yacimiento andalusí convencional al MONA GONZALEZ, 1993: 472).
aire libre, su presencia pasa casi desapercibida y su función Pero también queremos añadir aquí una segunda po-
principal (aunque no única), como cubierta de tejados, está sibilidad, no necesariamente incompatible con la ya ex-
fuera de dudas. Ahora bien, ¿a qué obedece su presencia puesta, que propone el hipotético uso de la teja como hito
en el interior de las cuevas? Su existencia se constata en, marcador direccional (La Meca) a modo de mi rāb portátil.
al menos, quince de ellas (Mármoles, Murcielaguina, Huer- Nos basamos para dicha propuesta en el registro arqueoló-
ta Anguita, Ojos de Alá, Cholones, Macho, Fuente Alhama, gico obtenido durante la excavación arqueológica que rea-
Jaula, Fraile, ES-06, Extremadura, Hoya la Bolsa III, Cárcel, lizamos en la necrópolis andalusí de El Palenque, en el cas-
Higuerón y Alborazor). En el caso de las cerámicas estu- co urbano de Priego (madīnat Bāguh) (CARMONA, 2005),
diadas por Cano procedentes de alguna de estas cuevas, el datada en época almohade. En esta necrópolis algunas de
número de fragmentos de teja se sitúa entre 1 y 2089. Esta las tumbas estaban señalizadas en la cabecera con una teja
cantidad aumenta significativamente en el caso de los ma- clavada verticalmente (CARMONA, 2005: 104), imitando
teriales recuperados durante la prospección arqueológica el hito más frecuente y característico de una piedra o si-
realizada en la cueva de los Mármoles en 1998, cuando llar hincados en la misma posición, y que también fueron
se recogieron todos los artefactos y ecofactos existentes documentados en esta misma necrópolis, siguiendo una
en superficie, es decir, que no hubo discriminación alguna práctica islámica sobradamente conocida. Con ello se de-
en los criterios de recogida y se recuperó todo el material muestra el uso de la teja como hito, en el mismo entorno
visible. En esta ocasión el número de fragmentos de tejas geográfico de las cuevas, aunque en un contexto islámico
ascendió a 87, lo que supone un significativo 14,1% del más tardío.
total de 615 fragmentos cerámicos andalusíes obtenidos A este argumento podemos añadir que, en posición
(CARMONA et alii, 1999: 20). vertical, una teja dibuja, mediante su curvatura trans-
Por el momento no se ha dado una explicación con- versal característica, una especie de ábside, versión en
vincente al uso de estas tejas más allá de consideraciones miniatura de la planta de un mi rāb. Quizás ambos usos
imprecisas, relacionándolas con algún tipo de acondicio- propuestos (canalización de agua y mi rāb portátil) fue-
namiento del espacio que no se ha podido concretar, y ron simultáneos, si es que se dieron, ya que la teja que
descartando, eso sí, su uso como cubierta de ningún teja- sirve como conducción de agua limpia es constantemente
do (CARMONA et alii, 1999: 19; CANO, 2008: 194). Ahora purificada por este elemento91, lo que la convierte en un
queremos avanzar más en este sentido y proponemos que objeto que contribuye a la obtención del estado de pu-
las tejas pudieron usarse para construir sencillas canaliza- reza legal ( ahāra) necesario para la práctica de la ora-
ciones para la conducción del agua, necesaria para beber ción ritual ( alāt) mediante la ablución, amén del uso más
y para las abluciones rituales, dispuestas del modo que prosaico de obtención de agua para beber92. Esta hipótesis
se ha documentando en el ammām de la puerta de San- explicaría la presencia de fragmentos de teja en cuevas don-
ta Ana de Priego (madīnat Bāguh) (LUNA y CARMONA, de, al menos en la actualidad, no hay indicios que permitan
deducir un posible aprovechamiento hídrico, y la localiza-
2011: 208-210). Estas conducciones se emplearían para
ción de algunos fragmentos de teja en algunos agujeros
aprovechar el agua de lluvia o el goteo de estalactitas90, y
rocosos en el exterior del abrigo del Monaguillo, como si se
para su construcción no hace falta emplear mortero algu-
hubieran ocultado intencionadamente al tratarse de partes
no, sino colocarlas directamente sobre el suelo, una cola-
de un objeto singular, en cierto modo sacralizado a través
da estalagmítica o sobre una sencilla estructura de palos
de su función.
y ramas, según numerosos paralelos etnográficos. En los
textos árabes se ha conservado alguna descripción clarifi-
cadora del uso para consumo humano del agua de goteo
CONCLUSIONES
en las cuevas. En concreto, al- imyarī dice refiriéndose a Tal como hemos ido viendo a lo largo de este trabajo,
Qarnā a o Qarābaka que “es una ciudad en al-Andalus que la ocupación de cuevas naturales en el alfoz de madīnat

89) Mármoles (20 fragmentos: 5,74% del total de ítems andalusíes estudiados por Cano), Murcielaguina (4: 11,42%), Huerta Anguita
(11: 4,82%), Ojos de Alá (18: 54,54%), Cholones (1: 2,77%), Macho (1: 4%), Fuente Alhama (2: 13,33 %) y Jaula (1: 0,81%) (CANO, 2008:
73, 97, 105, 123, 129, 140 y 148).
90) El aprovechamiento del agua de goteo de las estalactitas cuenta con interesantes paralelos en la historia más reciente. Un buen
ejemplo de ello lo tenemos en la cueva del Maquis, en el Maestrazgo, que fue usada como vivienda y refugio de un grupo de guerrilleros
durante los años de la postguerra española. Para la recogida de agua se colocaron hilos en los extremos de las estalactitas para conducirla
mejor y evitar la pérdida de líquido derivada del impacto de la gota caída por gravedad.
91) “El agua que desciende del cielo, la de los manantiales, la de los pozos y la del mar es buena, pura y purificadora” (La Risala, 1999:
55).
92) Para una introducción al uso del agua en al-Andalus: TRILLO, 2009.

259
R. CARMONA ÁVILA

Bāguh (Priego de Córdoba), durante los siglos X y XI d.C., La cultura material, abundante y diversa en el conjunto
se ha convertido en una manifestación singular, sin para- de cuevas conocidas, es concordante con esta explicación.
lelos conocidos en ningún otro lugar de al-Andalus, al me- De hecho, es la hipótesis interpretativa que mejor explica,
nos en la proporción que ha alcanzado aquí el fenómeno93. por ejemplo, la presencia significativa de cerámicas de-
Ello no quiere decir que no se conozcan cuevas natura- coradas con técnicas decorativas poco frecuentes, como
les con evidencias de ocupación humana en otros puntos el verde y manganeso y, sobre todo, la cuerda seca total.
de la geografía andalusí, sino que en el caso prieguense El resto del elenco material se acomoda bien en la misma
se presenta como un hecho acotado en el tiempo, intenso interpretación (monedas, braserillos, pendiente, anillo, de-
(con más de cuarenta cavidades conocidas) y que, posible- dal, fichas de juego...). De igual modo, la práctica ascética
mente en la mayoría de los casos, sea la respuesta genera- en las cuevas pudo ser compatible con el desempeño de al-
lizada que se ha dado a un estímulo concreto. gunos trabajos por parte de los ascetas: pastoreo, agricul-
Aunque la prudencia recomienda proponer un abanico tura, labores de artesanía, etc., lo que vendría a dificultar
amplio y diverso de explicaciones a la presencia humana la interpretación funcional del registro arqueológico, pero
en el interior de las cuevas naturales a partir de la segunda abriendo nuevas posibilidades de enorme interés.
mitad del siglo X d.C., tal como hemos desarrollado más Partiendo de estas premisas, hemos presentado un
arriba, el caso es que no hay contradicción aparente al in- caso concreto, la cueva de Extremadura, descubierta en
tentar explicar el fenómeno desde una única perspectiva: el 2011, de la que hacemos una interpretación de sus espa-
uso de la cueva natural como espacio físico donde realizar cios, incluyendo el posible aprovechamiento de un nicho
prácticas ascéticas vinculadas a una praxis de un misticis- natural, aunque con huellas incuestionables de manipula-
mo islámico que tiene precisamente en estos momentos ción humana, como mi rāb.
del siglo X su primer ejemplo andalusí de entidad en Cór- A pesar de lo expuesto, es evidente que el tema no
doba, con Ibn Masarra y sus discípulos. Hay argumentos queda agotado. Al contrario, se abren numerosas líneas de
suficientes para proponer como hipótesis de trabajo que el investigación hasta ahora apenas insinuadas:
fenómeno prieguense pudo estar directamente relacionado • Estudiar la relación entre las cuevas y el hábitat rural
con el cordobés. contemporáneo (Figura 7), además de con la propia
madīnat Bāguh, incluyendo las posibles fuentes de
recursos agropecuarios y los puntos de suministro
de agua. Insistir en la relación de las cuevas con el
agua: gours, goteo de estalactitas y aprovechamien-
to de manantiales y fuentes cercanas.
• Analizar los casos de concentración de cuevas con
ocupación andalusí en un mismo paraje natural y po-
sibles relaciones funcionales entre ellas.
• Identificar en las cuevas estructuras simples relacio-
nadas con su uso: hitos marcadores, alineaciones de
piedras, construcciones a seco, muros de conten-
ción, retalles en la roca, eliminación de espeleote-
mas, etc.
• Reflexionar sobre el grupo humano que inició en la
comarca Priego la ocupación de sus cuevas natu-
rales, en relación a su extracción social, política y
religiosa, y en torno a su procedencia (local, forá-
nea o ambas). Incidencia en el fenómeno de madīnat
Bāguh como capital de una provincia (kūra).
• Justificar la idiosincracia de la cueva de los Mármo-
Fig. 7: Ejemplo de relación entre cuevas naturales con les dentro del conjunto de cuevas. Es, sin duda, la
ocupación andalusí y el hábitat rural contemporáneo, más importante de todas ellas, a juzgar por el volu-
así como concentración de las mismas. El asterisco co- men de artefactos recuperados y las peculiaridades
rresponde al hi n de Sierra Leones (CARMONA, 2010: de sus espacios y emplazamiento, a menos de dos
150-151), uno de los yacimientos arqueológicos anda- horas de marcha desde madīnat Bāguh. Esta singu-
lusíes más importantes de Priego de Córdoba, con una laridad debe de estar motivada por unos usos dife-
ocupación documentada, al menos, para los siglos IX renciales que, por ahora, no podemos concretar de
y X. Cuevas: (2) Cueva de la Murcielaguina, (3) Cueva
modo concluyente.
de Huerta Anguita, (4) Covachas de los Ojos de Alá,
• Identificar, dentro de la topografía general de cada
(5) Cueva del Monaguillo, (15) Sima de los Pelaos, (16)
Cueva del Higuerón, (41) Abrigo de Alborazor. Car- una de las cuevas, aquellos espacios que fueron usa-
tografía base: Mapa Topográfico de Andalucía [ICA] dos durante la Edad Media islámica, diferenciándo-
E:1/10.000. los del resto de la cavidad.

93) Para toda la región valenciana, por ejemplo, se han referido una veintena de cuevas naturales con ocupación medieval (BAZZANA,
1992: 181), prácticamente la mitad de las que están catalogadas sólo en la comarca de Priego con ocupación medieval andalusí.

260
Ascetas, devotos y misticismo islámico: nuevas perspectivas sobre la ocupación de cuevas naturales en madīnat Bāguh…

• Avanzar en el estudio de las cerámicas asociadas a tas malikíes sobre ciertas prácticas rituales en el ribā .
las cuevas, y de modo específico las producciones Al-Andalus y Norte de África”, Miscelánea de Estudios
decoradas con las técnicas de verde manganeso y Árabes y Hebraicos, sección árabe-Islam, 55, pp. 37-48.
cuerda seca. Tipologías, funciones, centros de pro- ARJONA CASTRO, A. (1985): “Abu Muhammad ‘Abd
ducción, comparación con contextos contemporá- Allah al-Sakkaz”, Fuente del Rey, 13, p. 7.
ASÍN PALACIOS, M. (1931): El Islam cristianizado.
neos de ámbito rural y urbano de la comarca, etc.
Estudio del sufismo a través de las obras de Abenara-
son aspectos en los que se puede insistir. bi de Murcia, Madrid.
• Reconocer y diagnosticar las muestras de restos AZUAR RUIZ, R. (coord.) (2004): Fouillles de la rábita
óseos de fauna que pudieran corresponder a la ocu- de Guardamar I. El ribā califal, excavaciones e inves-
pación andalusí de las cuevas, intentando efectuar tigaciones (1984-1992), Madrid.
una aproximación al consumo de dicho recurso en BARRIOS-NEIRA, J.; CARMONA, R. y MON-
las mismas, una vez que ya ha sido demostrada la TEALEGRE, L. (2001): “Cueva de los Mármoles (Priego
actividad culinaria con la tipología del registro cerá- de Córdoba). Estudio arqueométrico preliminar sobre
mico. cerámicas de época medieval andalusí”, en GÓMEZ, B.;
• Intentar identificar y concretar la práctica de alguna RESPALDIZA, M. A. y PARDO, Mª L. (eds.): III Congreso
acción en el exterior de las cavidades y no sólo en el Nacional de Arqueometría, Sevilla, pp. 287-292.
BAZZANA, A. (1992): Maisons d’al-Andalus. Habitat
interior.
medieval et structures du peublement dans l’Espagne
• Efectuar una aproximación crítica a la posibilidad de orientale, Tomos I y II, Madrid.
que en algún momento de la ocupación islámica de BAZZANA, A. (1996): “Site-refuge, grotte-sanctuaire
las cavidades se hubiera practicado en el interior de ou abri de bergers du haut Moyen Âge? La grotte de Las
las mismas alguna inhumación. Jualentejas, à Fuentes de Ayódar (Castellón)”, Quaderns
• Identificar en alguna de las cuevas un espacio con de Prehistòria y Arqueologia de Castelló, 17, pp. 527-
estratigrafía arqueológica de interés susceptible de 550.
ser excavado con metodología científica. BERNIER LUQUE, J. (1962): “Últimos descubrimien-
• Avanzar en el estudio de los grafitos de la cueva de tos arqueológicos en la provincia de Córdoba”, Boletín
Cholones, en concreto en aquellos que pudieran co- de la Real Academia de Córdoba, XXXIII, nº 83, pp. 205-
rresponder a época medieval andalusí. 208.
BERNIER LUQUE, J. (1962): “Investigaciones pre-
• Discriminar e identificar los indicios que apuntan al
históricas”, Boletín de la Real Academia de Córdoba,
uso de alguna cueva, al parecer de modo limitado y
XXXIII, nº 84, pp. 99-114.
con escaso registro arqueológico asociado, con pos- BEJARANO ESCANILLA, I. (1993): “Las inscripciones
terioridad al siglo XI. árabes de la cueva de La Camareta”, Antigüedad y Cris-
Por último, como reflexión final, de confirmarse el tianismo, X, pp. 323-378.
planteamiento expuesto a lo largo de este trabajo, la ocu- BENEITO, P. (2009): “Prólogo”, en GONZÁLEZ COS-
pación de cuevas naturales en el alfoz de madīnat Bāguh TA, A. y LÓPEZ ANGUITA, G. (eds.) (2009): Historia del
formaría parte de un hecho religioso de extraordinario sufismo en al-Andalus. Maestros sufíes de al-Andalus
interés, mediatizado por el misticismo de una praxis que y el Magreb, Córdoba, pp. 7-14.
sumaría el caso prieguense, salvando las distancias, a dos CAMPOS SÁNCHEZ, M; CARMONA AVILA, R. MORE-
casos ya bien conocidos por la arqueología andalusí: los NO ROSA, A. y RODRIGUEZ ROJAS, F. (1993). “Cuevas y
tradición oral en la comarca de Priego de Córdoba”, Ac-
ribā -s de Guardamar y Arrifana.
tas VI Congreso Español de Espeleología celebrado en
La Coruña del 10 al 12 de octubre de 1992, A Coruña, pp.
FUENTES 271-284.
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AL-MUWATTA, de Malik Ibn Anas. Trad. de Hayy Ab- vas naturales durante la Edad Media andalusí en el en-
dul Ghani Melara Navío, Granada, 2009. torno de madīnat Bāguh (Priego de Córdoba), Tesina
EL CORÁN. Edición, traducción y notas de Julio Cor- dirigida por Antonio Malpica Cuello, Universidad de Gra-
tés, Barcelona, 2007. nada, 2004.
LA RISALA, de Ibn Abi Zaid al-Qairawaní. Tratado de CANO MONTORO, E. (2007): “Formas cerámicas re-
creencia y derecho musulmán. Traducción y comentarios presentativas de la ocupación de cuevas naturales, du-
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MUQTABIS V, de Ibn ayyān. Cronica del califa ‘Abda- Bāguh (Priego de Córdoba)”, ANTIQVITAS, 18-19,
rra mān III an-Nā ir entre los años 912 y 942 (al Muqtabis pp.141-168.
V). Traducción, notas e índices por Mª J. Viguera y F. Co- CANO MONTORO, E. (2008): La ocupación de cue-
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