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Colonización del Congo

El rey belga Leopoldo II había sido el único en apoyar al explorador Henry Morton Stanley. Para
ello le proporcionó financiación para que explorara la zona del Congo. Allí, hizo varios acuerdos
con algunos jefes africanos y, en 1882, controlaba el suficiente territorio como para fundar el
Estado Libre del Congo.

Al contrario de lo que ocurría con otras colonias, ese nuevo Estado fue propiedad personal del
monarca belga, que empezó a explotar su marfil y caucho.

El Estado Libre del Congo comprendía, en 1890, todo el territorio entre Leopoliville y
Stanleyville e intentaba expandirse hacia Katanga, en competencia con la Sudáfrica de Cecil
Rhodes. Finalmente, fue Leopoldo II quien logró conquistar esa rica zona, ampliando su
propiedad africana.

El monarca belga instauró un auténtico régimen de terror en la zona, con asesinatos masivos
de millares de personas. La situación llegó a tal punto que las presiones en su propio país
obligaron a Leopoldo, ya cerca de la muerte, a ceder el mando sobre la colonia.

Ocupación británica de Egipto y Sudáfrica

El Reino Unido fue uno de los países que más territorio ocupó en el continente africano. Entre
estos, las ciudades de El Cairo y El Cabo, dos de las más importantes.

Las fuerzas británicas ocuparon Egipto en 1882, aunque, legalmente, fue declarado
protectorado, y no colonia, en 1914. Durante la década de los 90 del siglo XIX, extendió sus
dominios a Sudán, Nigeria, Kenia y Uganda.

En el sur, adquirió la Ciudad del Cabo, desde donde organizó su expansión a los Estados
vecinos, tanto los regidos por jefes locales como los gobernados por los holandeses.

La Guerra Anglo-Zulú de 1879 consolidó el poder británico en la zona. Los boers, habitantes
holandeses del sur de África, protestaron sin éxito. Ante eso, protagonizaron una rebelión en
1880, que desembocó en una guerra abierta.

La solución ofrecida por los británicos fue la creación de un gobierno libre en Transvaal. Sin
embargo, en 1899 estalló la segunda guerra de los boers, quienes volvieron a ser derrotados y
perdieron los territorios que aún conservaban.

Primera crisis marroquí

El Congreso de Berlín no apaciguó los ánimos imperialistas de las grandes potencias. El


Incidente de Fachoda estuvo a punto de provocar una guerra entre Francia y Gran Bretaña.
Ambos países firmaron un acuerdo, la Entente Cordiale, para evitar nuevos enfrentamientos.

Los alemanes, por su parte, estaban decididos a ampliar su presencia en África. Para poner a
prueba la resistencia del resto de las potencias, utilizó el territorio del actual Marruecos.

En 1905, el Kaiser Guillermo II de Alemania realizó una visita a Tánger, en el norte de


Marruecos. Allí, para desafiar a los franceses, dio un discurso apoyando la independencia del
país.

En julio de ese año, Alemania se quejó de estar siendo apartada de las decisiones respecto a la
zona. Los franceses accedieron a celebrar una conferencia, pero los alemanes movilizaron sus
tropas en Europa. Francia envió también efectivos a la frontera común en enero de 1906.
Para evitar el conflicto, se celebró ese mismo año la Conferencia de Algeciras. Alemania solo
logró el apoyo de Austria-Hungría, mientras que Francia fue respaldad por el Reino Unido,
Rusia, Italia, España y los Estados Unidos de América. Ante eso, los alemanes aceptaron que los
franceses mantuvieran el control sobre Marruecos.

Crisis de Agadir

Cinco años después, una nueva crisis comenzó en territorio marroquí. Se trató de la llamada
Crisis de Agadir, que comenzó cuando Alemania desplegó un cañonero, el 1 de julio de 1911,
en el puerto de esa ciudad.

Cuando los británicos recibieron la noticia, pensaron que los alemanes tenían la intención de
convertir Agadir en su base naval en el Atlántico.

Sin embargo, el propósito del movimiento militar alemán era presionar para recibir una
compensación por aceptar el control francés de Marruecos. En noviembre de 1911, tras una
convención, las potencias firmaron un acuerdo por el que Alemania aceptaba la posición de
Francia en la zona a cambio de algunos territorios en la actual República del Congo.

De esta forma, Francia estableció un protectorado sobre Marruecos en 1912. Las dos crisis
marroquíes reforzaron los lazos entre Gran Bretaña y los franceses y los separó aún más de
Alemania.

Imperios colonizadores

Durante el Siglo XIX se extendieron, principalmente, tres grandes imperios coloniales. A estos,
se les sumaron algunas potencias medias europeas.

Imperio británico

El Imperio británico fue el que abarcó más territorios durante esa época. Su momento más
importante se produjo en el reinado de la reina Victoria, cuando sus dominios se extendían por
Oceanía, América, Asia, África y el Mediterráneo.

El sistema de gobierno más habitual en sus territorios africanos era mediante gobiernos
indirectos. La mayoría de las veces, preferían dejar a los jefes locales en sus puestos, pero
controlando las decisiones finales importantes mediante una serie de oficiales y funcionarios.

En el continente africano llegaron a controlar Egipto, incluido el fundamental Canal de Suez. A


partir de 1882, penetraron en Sudán, buscando hacer realidad su proyecto de unir El Cairo con
El Cabo.

En el sur, desde El Cabo, avanzaron hasta Nigeria, venciendo a los boers holandeses y
conquistando sus tierras.

El Imperio francés

En su momento más álgido, el Imperio francés controló 13 millones de kilómetros, con


territorios por todo el planeta.

Sus primeras incursiones en África se remontan a mediados del siglo XIX, ya que antes habían
enfocado sus esfuerzos en la Antillas, parte de la India y algunos enclaves estratégicos en el
Pacífico.
El norte de África fue una de las zonas a las que Francia dedicó más esfuerzo. En 1847,
lograron conquistar Argelia, convirtiendo el país es el centro de su poder en esa parte del
continente.

Igualmente, en 1880, empezó su conquista del territorio que pasaría a ser conocido como
Congo francés, estableciendo un protectorado que incluyó Cambinga, Camerún y el Estado
Libre del Congo. Un año más tarde, pasó a controlar Túnez.

El Incidente de Fachoda provocó que Francia abandonara su intención de unir los extremos
este y oeste del continente. Esto les hubiera permitido conectar en océano Atlántico con el
Índico.

Después de crear, en 1904, el África Occidental Francesa, una federación de ocho territorios,
Francia dedicó sus esfuerzos en conseguir el control de Marruecos. En 1905 logró su objetivo,
aunque dos crisis que involucraron a los alemanes estuvieron a punto de provocar una guerra
abierta.

Alemania

El Imperio Alemán, después de fortalecer su posición en Europa, procedió a participar en la


carrera por controlar África. En poco tiempo, se convirtió en el tercer país con más posesiones
en ese continente, controlando 2,6 millones de kilómetros cuadrados.

Ante la ya consolidada posiciones de franceses y británicos, Alemania se centró en territorios


aún casi vírgenes, como África del Suroeste, Togolandia, Camerún y Tanganyika.

La creciente disputa por África hizo que Bismarck convocara la Conferencia de Berlín,
celebrada entre 1884 y 1885. Tras esto, y ante el acuerdo alcanzado entre Francia y el Reino
Unido, la Entente Cordial, trató de aislar a los franceses, provocando la Primera Crisis
Marroquí.

Italia

Italia, como le ocurrió a otros países, no tuvo más remedio que quedar a la expectativa de los
juegos de poder de Francia, Alemania y Gran Bretaña. Así, su presencia en África fue escasa:
Eritrea, Somalia y Libia.

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