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STEPHANIE CEPEDA
STEPHANIE CEPEDA
DOCENTE
LIC. AURA MARIBEL CHAPARRO
Vivir con dignidad es un derecho, morir con dignidad también lo es. No es un secreto
que para muchas personas la muerte más que una salida, es una salvación; es liberación del
sufrimiento que causa la vida por diversas situaciones que pueden afectar el gozo de esta, y es
ahí donde nos surge la pregunta ¿las personas tienen derecho al suicidio asistido, más
conocido como eutanasia? Si bien sabemos la “eutanasia es la acción que realiza un médico
para producir la muerte de un paciente, sin dolor y a petición de éste” (Álvarez del Río A, 2005).
Ya con esta definición específica, estamos obligados en cierta parte a llamar eutanasia solo a
paciente que no la ha pedido nos estamos refiriendo a la terminación de la vida sin solicitud
Durante los últimos veinte años se han producido numerosos debates públicos en
nuestro país y en otros muchos, sobre la manera de tratar algunos enfermos terminales o
personas con cáncer y procesos degenerativos irreversibles que pedían morir para evitar el
sufrimiento o para no tener que vivir la fase final de la enfermedad. Estos procesos han sido
objeto de intensos debates públicos y han puesto de manifiesto las divergencias entre la
voluntad de los enfermos y las disposiciones legales y sanitarias. Existen diversos casos en los
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cuales familiares le han planteado a los tribunales de justicia para poder poner fin a esa vida
que consideraban indigna, entre los casos mas recientes se encuentran los de Ramón San
Hablemos del caso de Ramón San Pedro Camean, uno de los casos españoles más
conocidos debido a que fue la inspiración de la película “Alta Mar”, este señor sufrió una
tetraplejía desde el año 1963, esto genero una inmovilización de forma absoluta y permanente
de todo su cuerpo, exceptuando la cabeza ¿es acaso esto una manera de vivir? Ramón pensó
lo mismo, para Él era más una tortura que una vida humana digna. Ramon hizo de todo para
que de una manera legal lo ayudaran a “morir dignamente”, variedad de tramites, idas a
juzgados, pero nada, solo hasta el 12 de enero de 1998 en Boiro, con ayuda de amigos toma
cianuro y muere () ¿era necesario todo el dolor que tuvo que soportar este hombre? No lo era,
había una alternativa la cual no le quisieron ofrecer ni dar, hicieron sufrir a ese señor sin
ninguna razón; muchos dirán que en realidad no estaba sufriendo, estaba vivo ¿no? Pero para
Existen muchos más casos como este, donde los juzgados, fiscalía y demás entidades
públicas son las encargadas de decidir sobre el destino de todas esas personas, pero acaso
¿quiénes son ellos para decidir quién vive y quién muere? ¿No somos nosotros los que
debemos decidir sobre nuestra propia vida? ¿Porque deben todas esas personas que están
cansados de sufrir, de soportar ese dolor tan agudo pedirles permiso para poder librarse de ese
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REFERENCIAS