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ARTE 1)

El texto a analizar corresponde la biografía de Leonardo da Vinci escrita por


Giorgio Vasari. Tanto da Vinci como Vasari eran oriundos de la Toscana, exactamente de
Florencia. El título de la obra de Vasari “Vidas de los más excelentes pintores, escultores y
arquitectos” denota el “nacionalismo” del autor. El período en el que está enmarcado el arte
que describe Vasari es denominado por él mismo como Renacimiento porque considera que
se ha tomado una nueva dirección totalmente distinta a la que se tenía, siendo totalmente
errónea y de mal gusto: el gótico. El gótico fue el término peyorativo referido al arte
plasmado por el pueblo godo, causante de la invasión o migración a Roma produciendo el
debilitamiento del Imperio Romano en Occidente. Subyace en la idea renacentista el
sentido de recuperar la grandeza antiguo Imperio Romano considerándose los herederos del
mismo.
Como prueba el patriotismo de Vasari, basta con observar las descripciones hacia
Leonardo da Vinci en los primeros párrafos a analizar: “Cuyos movimientos tenían gracia
infinita (…) facultades extraordinarias (…) poseía gran fuerza personal”. Vasari continúa
diciendo que da Vinci tuvo grandes actuaciones en muchos tipos de artes y disciplinas.
Describe el destaque de su coterráneo en aritmética a tal punto que producía en algunos
casos confusiones hacia su propio maestro mientras razonaba. Si nos basamos en la
matemática, podemos decir que de ahora en más tanto los pintores, escultores y arquitectos
debían contar con conocimientos de geometría y aritmética porque se comenzaría a
representar cada una de sus artes mediante la perspectiva, en donde es necesario la
utilización de trazados geométricos ya que hay conceptos que están arraigados con la
disciplina (líneas de convergencia, líneas paralelas, líneas de fuga, puntos de fuga). Este
dato además se ve reflejado cuando en el texto a analizar, afirma Vasari que da Vinci “por
ser un excelente geómetra, no sólo trabajo en escultura (….) sino que preparó muchos
planos y elevaciones de arquitecturas”. Podemos concluir que una persona estuvo vinculado
con tres ramas artísticas diferentes: escultura, pintura y arquitectura. En el Renacimiento
ocurre algo particular motivado fuertemente por la imprenta: el dibujo, funcionando como
base para las ramas artísticas antes mencionadas. Esto se puede relacionar también con los
planos.
Vasari afirma que da Vinci “estudió dibujo natural” y que “filosofando acerca de las
cosas naturales llegó a entender las propiedades de las hierbas”. En este sentido
encontramos nuevamente el término dibujo (ya explicado en el análisis) y aparecen dos
conceptos que se analizarán a continuación: natural y filosofando. Me gustaría remarcar el
término natural ya que a partir de la aplicación de la perspectiva en las representaciones lo
que se pretende es darle “naturalidad” a lo que el autor intenta transmitir. Es decir, se
intentan representar obras de arte tal como lo ve una persona. Cabe destacar que la visión
del hombre está condicionada por la forma cóncava de su ojo. El término filosofando yo lo
relaciono con el período renacentista pues estuvo enmarcado en lo que se llamó
Concordatio en donde se intenta vincular las ideas cristianas con las platónicas.
Vasari afirma que Franceso del Giocondo le encargó a Leonardo da Vinci un retrato
de su mujer. Aunque parece un dato intrascendente sin ninguna duda lo es. En primer lugar,
los retratos aparecen a partir de este período. También se debe considera que, como el
nombre lo dice, un retrato se refiere a la representación de una persona en forma individual.
Esta concepción es vital porque el nacionalismo que expresa Vasari a la hora de titular la
obra que estamos analizando está estrechamente vinculado. El contexto en el que vive
Vasari era de nacionalismo y republicanismo. El retrato implica que el hombre se empieza
a poner en primera plana, es decir, estamos en presencia del humanismo. El individualismo
también aporta sus concepciones. Es un período en donde la riqueza está bien vista y que
cada persona compite para sí con el fin de amasar grandes fortunas. No por nada los que
tenían el poder de Florencia en aquel entonces era la familia Médici, vinculados a la banca.
En definitiva, haciendo un paralelismo con la actualidad, es un make yourself man. El
término de “encargo” tampoco es inocente. En aquel entonces no solamente se tenía que ser
rico sino que tenía que parecerlo y alardearlo. Pedirle un retrato a da Vinci sabiendo la
importancia que tuvo en la época medieval italiana y en el mundo era digno de presumirlo.
Aunque no es comparable, me atrevería decir que en la actualidad debe ser como tomarse
una foto junto a Cristiano Ronaldo, una estrella de cine o el presidente del Uruguay.
Refiriéndose al retrato encargado, Vasari afirma la idea ya analizada anteriormente:
“aquella cabeza muestra hasta qué punto puede imitar la naturaleza”.
En un momento del relato, Vasari cuenta la anécdota que vincula al padre de
Leonardo da Vinci con su amigo Andrea del Verrocchio, dueño de un taller artístico. Aquí
podemos observar una las instalaciones más representativas de las ciudades del medioevo:
los talleres. Estos dividían en tres sectores las personas vinculadas a ellos: maestros,
obreros y aprendices.
Casi finalizando el texto, Vasari menciona que con el fin de mantener la memoria
de Leonardo da Vinci en su ciudad natal le habían pedido obras artísticas con el fin de
adornarla. Notamos por este lado la identidad del individuo hacia una ciudad y la identidad
misma de la ciudad, subyaciendo la idea que hemos manejado en todo el análisis del
nacionalismo e individualidad.
Al finalizar el texto, el autor menciona que Leonardo da Vinci fue el autor de “un
cuadrito con Virgen y el Niño”. Encontramos en ese pasaje la otra pata del concordatio.
Aunque el humanismo, la individualidad, el antropocentrismo y el hombre están en auge
nunca se dejó de lado el cristianismo.

PARTE 2)
La imagen a analizar es la de un palacio florentino en el siglo XV. Este tipo de
palacios podían ser el hábitat de las familias más poderosas de la ciudad. Como ya se ha
analizado, cabe destacar que el poder y la riqueza iban de la mano en ese contexto histórico.
Se percibe una majestuosidad en la construcción pues en aquel entonces se tenía que
presumir el estatus social en el que se hallaba la familia. Cabe destacar que la opulencia
estaba encorsetada por la envidia, es decir, estaba bien visto el afanarse de la riqueza propia
pero no demasiado con el fin de evitar los recelos de otras familias coterráneas.
Las construcciones palaciales florentinas en aquel entonces cumplen en general con
un canon. Al contar con una misma estructura edilicia podemos encontrar la primera
diferencia en el arte gótico. En el gótico, las catedrales buscaban ser el orgullo de la ciudad
y por ello se apelaba al ingenio empleado por el arquitecto y su libre inspiración. Además,
las catedrales góticas apuntaban a ser cada vez más altas haciendo un paralelismo a la
aproximación al cielo y al individualismo humano. En este caso, en las construcciones
palaciales no solamente se deja de lado la opulencia en la altura sino que en el techo se
traza una cornisa, que ante la visión de una persona produce un “achatamiento” edilicio. En
general constan de tres pisos en donde uno de ellos (la planta baja) es distinto a los otros
dos restantes, tendiendo a verse y a ser el más resistente. Un posible motivo de la forma de
esta construcción es que en el primer piso se encontraba el negocio de la familia adinerada
y como casi todos los negocios que estaban vinculados a préstamos y trabajos bancarios el
dinero circulaba en general en ese piso, siendo necesario una solidez estructural por temas
de seguridad.
Si se observa detenidamente la imagen se percibe que el palacio repite una porción
de la construcción. Este no es un dato menor, ya que en el Renacimiento se tiene el
concepto de proporciones armónicas, lo denominado Concinnitas. Esta idea maneja el
concepto de que hay un orden y un conjunto de reglas naturales en donde lo humano reside.
Se busca la armonía en la construcción. También se tiene la consideración de que Dios está
presente en todos lados y también en la armonía de las reglas y en lo natural. Esto puede
verse en el número áureo o el número de oro. Podemos ver un vínculo entre lo científico y
lo religioso.
Aunque en la imagen no se ve representada un escudo o medallón que identificaba a
las familias que habitaban allí, es normal su utilización. Sigue la idea de identidad y
nacionalismo, la importancia de pertenecer a un lado en particular, ya sea de una ciudad
(Florencia) o por ejemplo de una familia con un gran status social.

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