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INCAA
PROGRAMA
FORMACIÓN P F ESPECTAPOPES
DIRECCIÓN
ACCIÓN FEPERAL
PRODUCCIÓN
EQUIPO INCAA
CUADERNO
MAR/OS
INNOVACIONES ESTÉTICAS Y
NARRATIVAS EN LOS TEXTOS
AUDIOVISUALES
Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA)
Cuadernos de Cine Argentino
Cuaderno 3 - Innovaciones estéticas y narrativas en los textos audiovisuales
Programa de Formación de Espectadores
Presidente INCAA: Jorge Coscia
Vicepresidente: Jorge Álvarez
Subgerente Acción Federal: Valeria Cerón
Créditos Fotografías: Susana Allegretti, Rodrigo Alonso, Víctor Bailo, Bucky Butcovic, Horacio Campodónico,
Emilio Modesto Guerrero, Fernando Ramírez Llorens, Florencia Luchetti, Rosario Luna, Judith Meresman,
Lola Silberman, Daniel Stefanello, Cine Ojo, Colombo-Pashkus, Escuela Nacional de Experimentación y
Realización Cinem atográfica (edición digital), M ariangel Bergese (edición digital), Museo del Cine "Pablo
Cristian Ducrós Hicken", Primer Plano, Luli Carman, Luna Córnea Arte Bar
Reservados todos los derechos. Queda prohibida la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o
procedimiento, incluidos la reprografía y el tratamiento informático, sin la autorización escrita de los titulares de la
edición.
El contenido de los artículos de estos Cuadernos es responsabilidad exclusiva de sus autores y no es necesariamente
compartido por los editores ni por la institución patrocinante. El INCAA acepta y fomenta la difusión de todos los puntos
de vista sobre los temas tratados en estas publicaciones.
Cuadernos de Cine Argentino: Cuaderno 3 Innovaciones estéticas y narrativas en los textos audiovisuales
David Oubiña y otros - 1o ed. - Buenos Aires, marzo de 2005
Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales, (INCAA) 2005.
INNOVACIONES ESTÉTICAS Y
NARRATIVAS EN LOS TEXTOS
AUDIOVISUALES
Es un honor y un placer para mí prologar estos Cuadernos, ya que es la primera vez que, desde
el Instituto Nacional de Cine y Artes Audivisuales, surge una publicación dedicada a pensar
nuestro cine, que no es otra cosa que pensarnos a nosotros mismos, nuestra manera de decir
-con imágenes- lo que nos pasa, lo que somos, lo que queremos ser.
En cada película hay historias, sentimientos, sensaciones, realidades y fantasías; todo ello
conforma nuestro imaginario colectivo, nuestro modo de ser y hacer en y para el mundo.
i
Es la primera vez, como dije, que desde el INCAA se plantea esta necesidad y surge esta
respuesta. La necesidad de plasmar en algunos textos cómo pensamos y cómo hacemos los
argentinos nuestro cine; el de hoy, el de la época de oro, el de siempre, ese que nos identifica,
ese que nos llena de lauros y de orgullo.
Pero tengo el privilegio de expresar que no es ésta la única ni la última "primera vez" en
la gestión que encabezo, ya que hemos conseguido en base a lucha, esfuerzo, compromiso y
consenso muchas "primeras veces". La autarquía, el pago de los subsidios atrasados a la
industria, la nueva Ley de Fomento y los Espacios INCAA, son algunas de aquellas primeras
veces que nos han llenado de satisfacciones, y seguramente habrá más, porque estamos al
frente de una gestión que no es sólo la conducción del INCAA y sus trabajadores, sino que es
también cada cineasta, cada realizador, cada trabajador de la industria, cada gestor cultural de
nuestro país, cada cinemovilero, cada espectador que ama nuestro cine, acompañados por
una política de Estado eficiente y comprometida.
Para todos ellos vayan estos "Cuadernos de Cine Argentino" como manera de repensarnos
a nosotros mismos y -por qué no- como un homenaje a la labor cotidiana y mancomunada
que está construyendo, para nuestro cine y para nuestro país, el destino de grandeza que se
merece y que le debíamos.
Jorge Coscia
Presidente del INCAA
Sobre este cuaderno
Notas
1) Podemos citar, entre otros, los clásicos La generación del '60 de Simón Feldman (Legasa, Buenos Aires,
1990), Cine, cultura y descolonización de Fernando Solanas y Octavio Getino (Siglo XXI, Buenos Aires, 1973) y
la compilación de documentos agrupados en el volumen N° 1 de Hojas de Cine. Testimonios y documentos del
nuevo cine latinoamericano (SEP, UAM, FMC, México, 1988).
2) Sería imposible dar cuenta de todos ellos. Entre otros, citaremos el texto de Gustavo Castagna "Generación
del '60: Paradojas de un mito"en Sergio Wolf (comp.) Cine argentino. La otra historia (Letra Buena, Buenos Ai
res, 1992); el capítulo de Claudio España "Emergencia y tensiones. Se quiebra el canon clásico" en Claudio Es
paña (dir.) Cine Argentino Industria y Clasicismo 1933-1956, Vol. II (Fondo Nacional de las Artes, Buenos Aires,
2000); el artículo de Emilio Bernini "Ciertas tendencias del cine argentino. Notas sobre el 'nuevo cine argentino'
(1956-1966)" publicado en la revista Kilómetro 7 7 7, N° 1 (Buenos Aires, 2000). Los libros Leopoldo Torre Nilsson
de Fernando Peña y Manuel Antín de David Oubiña, ambos publicados por CEAL (Buenos Aires, 1993-4).
3) Entre otros, destacamos los libros Cine Documental en América Latina, coordinado por P. A. Paranaguá (Cá
tedra, Madrid, 2003); Raymundo Gleyzer. El cine quema de F. Peña y C. Vallina (Ed. de la Flor, Buenos Aires,
2000) y Fernando Solanas por Luciano Monteagudo (CEAL, Buenos Aires, 1993) y los artículos "Postales del ci
ne militante argentino en el mundo", de Mariano Mestman y "La vía política del cine argentino", de Emilio Ber
nini, ambos en la revista Kilómetro 111 N° 2 (Buenos Aires, 2001).
Vanguardia y ruptura en el cine
alternativo de los años 70
Por I Las diferencias del cine político y del expe
David Oubiña rimental frente al cine comercial podrían sin
Desde la segunda mitad de la década de los tetizarse en que, mientras el primero procura
'50 hasta fines de la de los '60 (los años que ba otra misión para el cine, el segundo se pre
median entre la Generación del 60 y el Grupo sentaba como otro cine. El cine político (La
de los Cinco), tienen lugar dos procesos clave hora de los hornos, Fernando Solanas,
para el cine: por un lado, una mayor participa 1968; Operación Masacre, Jorge Cedrón,
ción de la política entendida como cambio ra 1973; El camino hacia la muerte del viejo
dical y, por otro lado, una profesionalización Reales, Gerardo Vallejo, 1971; Los traido
del oficio cinematográfico adquirida en la pu res, Raymundo Gleyzer, 1973) articuló nuevas
blicidad. Aunque en algunos casos esos proce formas colectivas de producción y de exhibi
sos podían confluir (es lo que sucedió con So ción, al margen del circuito comercial aunque
lanas y con Fischerman), en el mediano plazo disputándole cierta franja de sus espectado
terminaron por dividir aguas. Mientras la pro res. En Europa, Godard había roto no sólo con
fesionalización sirvió para consolidar la activi el cine industrial sino también con la Nouvelle
dad dentro del cine comercial, la politización Vague y había fundado el colectivo cinemato
llevó a algunos cineastas hacia los márgenes gráfico Dziga Vertov, integrado por militantes
de la industria y más allá. A esos márgenes hay de diversas organizaciones maoístas. El pro
que sumar, también, la presencia débil pero in grama del grupo consistía en realizar filmes
soslayable de un cine experimental volcado a que provocasen intervenciones críticas cues
los ensayos formales a la manera del New tionando el aparato cultural, social y político.
American Cinema o el cine europeo de van Sus acciones se dirigían contra la burguesía y
guardia. Si la Generación del 60 todavía podía el revisionismo, por un lado, y contra las for
pensarse como una renovación en diálogo con mas cinematográficas convencionales, por
algunos presupuestos del cine tradicional, en otro. "Quien dice contenido nuevo debe decir
la década del 70 el territorio del cine se frac formas nuevas, quien dice formas nuevas de
ciona de manera insalvable: desde distintos be decir nuevas relaciones entre contenido y
frentes, tanto el cine político como el cine ex forma", explicó Godard2. El concepto de Ter
perimental proponen una alternativa que no cer Cine, acuñado por Solanas y Getino, ex
circula por los carriles del cine industrial ni por pone esa actitud: ni el cine industrial que co
los carriles renovadores de los jóvenes de la pia el modelo de Hollywood, ni el cine de au
T he pla yer s v s . á n g e l e s c a íd o s Generación del 60 sino que instaura un nuevo tor que pretende un modelo burgués inde
A lber to F isc h e r m a n - 1 9 6 8 espacio en abierta beligerancia con aquéllos1. pendiente (y cuya renovación, como en el ca-
/"7
so de la Generación del '60, se mantiene den o la exploración formal con la provocación, el
tro de los márgenes del sistema), sino una ter cineasta Silvestre Byrón escribió: " El Modo de
cera alternativa: un cine de descolonización Representación Opcional funda un cuarto ci
que opone "al cine industrial, un cine artesa- ne. El experimentalismo, el video-arte, lo por-
nal; al cine de individuos, un cine de masas; al no, la tesis integran esa modalidad; lo under
cine de autor, un cine de grupos operativos; al ground en tanto espacio incondicionado
cine de desinformación neocolonial, un cine -opcionalidad contrastada al oficialismo y la
de información; a un cine de evasión, un cine oposición de la imagen- donde la libertad es
que rescate la verdad; a un cine pasivo, un ci condición de condiciones. O donde la imagen
ne de agresión; a un cine institucionalizado, está en trance, sin destino prefijado, siendo
un cine de guerrillas; a un cine espectáculo, objeto de interés en sí misma. Librado a su
un cine de acto, un cine de acción; a un cine opcionalidad, el MRO califica el 'es1 de la
de destrucción, un cine simultáneamente de imagen sobre el 'debe ser' del MRI"4.
destrucción y de construcción; a un cine he Si la Generación del 60 todavía creía posible
cho para el hombre viejo, para ellos, un cine a una renovación aliada a algunas zonas de las
la medida del hombre nuevo: la posibilidad estructuras tradicionales del cine, a fines de
que somos cada uno de nosotros"3. esa década y comienzos de la siguiente, el pa
En cambio, el cine experimental (Film- norama se había modificado sustancialmente.
Gaudí, Claudio Caldini, 1975; Come Out, Las formas convencionales de producción y de
Narcisa Hirsch, 1972; Mimetismo, Marie exhibición ya no parecían dejar lugar para pro
Louise Alemann, 1977; Quién es esa loca, yectos medianamente provocadores o que se
Horacio Vallereggio, 1975; Point Blank, Sil situaran más allá de sus márgenes. Por ejem
vestre Byrón, 1972), vinculado en su origen plo, una compañía productora como Aries
con las artes plásticas, tendió hacia el indivi (fundada por los cineastas Fernando Ayala y
dualismo y a dar la espalda a cualquier forma Héctor Olivera), nunca buscará funcionar co
de cine convencional, como si fueran activi mo los productores independientes de la déca
dades sin una medida común y que sólo da del 60 sino que intentará reproducir los me
compartieran el mismo soporte. Las búsque canismos del viejo sistema industrial y llegará a
das del cine experimental no apuntaban a un poseer, incluso, sus propios estudios (los Estu
nuevo tipo de representación sino a cuestio dios Baires). La producción del período perma
nar las bases mismas sobre las que se había nece aferrada a un historicismo escolar o a un
apoyado la representación cinematográfica costumbrismo chato y retrógrado, carentes de
entendida en un sentido narrativo. Incluso, se toda preocupación formal: La fidelidad (Juan
llegó a emplear la expresión Cuarto Cine pa José Jusid, 1970), El santo de la espada (Leo
ra hacer referencia a lo experimental como poldo Torre Nilsson, 1970), Argentino hasta
espacio autónomo y diferenciarlo de la alter la muerte (Fernando Ayala, 1970), Crónica
nativa que proponía el cine político. Frente a de una señora (Raúl de la Torre, 1971), La
lo oposicional, que confronta con el cine do tregua (Sergio Renán, 1974) o La Mary (Da
minante, lo opcional, que designa una pura niel Tinayre, 1974), por mencionar unas pocas.
alteridad. Adaptando las categorías de Noel Sólo dos cineastas notables, surgidos en las
Burch (el MRI: Modo de Representación Insti postrimerías de la generación del '60, logran
tucional) y mezclando de manera un poco realizar filmes de excepción: Leonardo Favio
confusa lo experimental con lo underground (Crónica de un niño solo, 1965; El román-
ce del Aniceto y la Francisca, 1967; El de
pendiente, 1968) y Hugo Santiago (Inva
sión, 1968) trabajan dentro de esas estructu
ras de producción y distribución, aunque des
de un lugar excéntrico que logra mantenerse
ajeno a todos sus clichés5.
El proyecto del Grupo de los Cinco surgió
en 1968 como una alternativa al sistema
convencional de producción y distribución;
sin embargo, ya desde su nacimiento es un
intento anacrónico: si por un lado intenta
realizar un cine de autor, al mismo tiempo
pretende obtener la misma rentabilidad que
los filmes comerciales. Es decir, un cine inde
pendiente pero con una estrategia de distri
bución en común que no repitiera la relación
ingenua y desigual que la Generación del 60
había mantenido con los circuitos de exhibi
ción. Los directores del Grupo de los Cinco
(Alberto Fischerman, Ricardo Becher, Raúl de el Grupo de los Cinco tampoco pretendía ge T he p la yer s vs. Á n g eles c a íd o s
la Torre, Juan José Stagnaro y Néstor Pater- nerar -como el cine experimental o el cine A lber to F is c h e r m a n - 1 9 6 8
nostro) pensaron en aprovechar la experien político- otros circuitos de exhibición. Su tí
cia adquirida en el cine publicitario para con mida apuesta consistió en generar alternati
feccionar y promover sus productos de ma vas de producción y de distribución (prescin
nera eficiente. De la Torre, por ejemplo, de diendo de un productor y creando una com
claró que habían encargado un costoso estu pañía de distribución) que permitieran seguir
dio de mercado "que escandalizó tanto a los beneficiándose con los mismos espacios de
cineastas puros como a los comerciales" y exhibición del cine comercial. El resultado
que tenía por finalidad anticipar las preferen fue una serie de películas que no tuvieron
cias del público y diseñar estrategias de pro buena repercusión en el público6. Aunque tal
moción. El intento fracasó rápidamente lue vez no fue sólo ese carácter anacrónico lo
go de que cada uno de ellos dirigiera su ope que determinó su corta vida. Más allá de afi
ra prima: The Players vs. Angeles caídos nidades personales, no hubo ninguna volun
(Alberto Fischerman, 1968), Tiro de gracia tad estética compartida. La única cohesión
(Ricardo Becher, 1968), Mosaico (1968, era un débil frente común de di recto res-pro
Néstor Paternostro), Juan Lam aglia y Sra. ductores ante los mecanismos institucionali
(Raúl de la Torre, 1969). El film El proyecto, zados de distribución.
de Juan José Stagnaro, en cambio, nunca lle A la cabeza de ese grupo, The Players vs.
gó a concluirse y el cineasta debutó años Angeles caídos suponía, sin embargo, una
después con Una mujer (1975). Menos apuesta enérgica que excedía los postulados
complejo que la Generación del 60 en su conjuntos: la obra que debía anunciar la exis
propuesta estética, y con menos recursos tencia de una operación colectiva invalidaba
que las estructuras industriales tradicionales, los limitados alcances de la propuesta artística
vs. Angeles caídos haya sido la expresión
más radical del cine argentino hasta ese mo
mento"7.
II
/^7
fuertemente consolidada a la que niega pero mada pone de manifiesto su incomensurabi-
sobre la cual, a la vez, se recorta. Su oposición lidad irreductible y, por lo tanto, obliga a un
consiste en confrontar un tipo de discurso fíl- esfuerzo de visión para construir un sentido
mico excesivamente estructurado contra (dado que el sentido supone un espacio ho
aquello que más teme: la improvisación, la au mogéneo donde pueda funcionar como un
sencia de una narración ordenada, la disper continuo). Esa misma discontinuidad se apli
sión, lo inorgánico. The Players vs. Ángeles ca a los espacios donde transcurre el film. Se
caídos revela de qué modo el cine dominante trata siempre de un mismo lugar (el set de fil
sólo puede imponerse a través de la exclusión mación) que, sin embargo, muta continua
de toda otra forma de representación alterna mente y permanece como un espacio infor
tiva y, en este sentido, inaugura una mirada, me: nunca es posible conocer sus dimensio
antes desconocida para el cine argentino, so nes, su orientación o la relación entre sus di
bre qué debe ser y qué debe hacer un film. ferentes sectores. Las primeras dos escenas,
Fischerman revierte todos los mecanismos por ejemplo, muestran sendos despertares
con que el discurso realista logra su fluidez y, (un hombre solo, una pareja) en habitaciones
usándolos en contra de ese mismo discurso, distintas; pero luego, una panorámica une las
produce su "desarticulación" para dejar a la dos habitaciones y revela que conformaban
vista los dispositivos que lo sostienen y le dan un mismo espacio. Por otro lado, desde un
continuidad. La noción de discontinuidad punto de vista estructural, la planificación ha
aparece trabajada en un doble sentido. Por ce un extendido uso del falso raccord y del
un lado, desde el punto de vista de la repre montaje discontinuo. De este modo, en lugar
sentación, se diluye la distancia entre el con de suturar el hiato inevitable del cambio de
texto real y el contexto imaginario de la obra. planos para producir una superficie fluida
Sin abandonar nunca su vocación de artificio, (que permitiría una lectura de la secuencia vi
la película utiliza una locación real (el estudio sual sin saltos), el corte introduce permanen
de filmación), aprovecha las improvisaciones temente una interrupción: por congelado de
o los momentos en que los intérpretes no ac imagen, por intercalación de pantallas en ne
túan e incorpora a su ficción momentos del gro o por simple ausencia de raccord. Pero
rodaje. Resulta difícil definir qué acciones Fischerman no sólo hace visible el corte para
fueron puestas en escena para la cámara, evitar la compatibilidad de dos planos en su
qué acciones fueron capturadas por la cáma cesión sino que, incluso, introduce el corte
ra e, inclusive, qué acciones fueron realizadas dentro de un mismo plano para generar un
para que presenten un aspecto de esponta cortocircuito allí donde la imagen hubiera
neidad. No es sólo que se quiebra la distancia discurrido como un continuo de manera na
entre el registro ficcional y el documental si tural. El mismo encuadre, el mismo espacio y
no que, al nivelarlos y al establecer una circu el mismo personaje pero realizando una ac
lación fluida e indiferenciada entre ambos, no ción distinta: a diferencia del fundido enca
proyecta una superficie visual uniforme sino denado que permitiría mostrar el paso del
un territorio escarpado asediado por los sal tiempo como un flujo continuo, aquí es una
tos narrativos y los cambios de tono. Dicho aceleración brusca que empuja al plano en
de otra manera: lejos de establecer una con un salto hacia adelante. No captura el tiempo
tinuidad, la ausencia de una separación níti sino que lo desgarra. De la misma manera,
da entre la situación profílmica y la escena fil cuando los Players cantan en playback, la cin
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ta se detiene o hace que rostros masculinos diversas líneas de pensamiento, son los pro
entonen una voz femenina y viceversa. El pios filmes los que se proponen como una re
montaje, entonces, funciona sobre un princi flexión sobre sus modos de producción de
pio general de discontinuidad ya que, en vez sentido. Para la teoría cinematográfica, eso
de ligar los planos, coloca obstáculos entre permite incorporar la reflexión sobre cultura
ellos; pero al mismo tiempo, puesto que re de masas a la discusión ideológica y utilizarla
sulta inevitable leer allí una sucesión, es el es contra los mecanismos del cine-espectáculo.
pectador quien debe orientar la secuencia en Si el marxismo habilita un proceso de concien-
alguna dirección más definida. tización y de reflexividad, el estructuralismo
El film opera a partir de un distanciamien- permite ver el funcionamiento de la obra co
to y un desmontaje generalizados, aprendidos mo un sistema de relaciones variables. Signifi
en un cruce de Brecht con el estructuralismo cativamente, las nociones de "conciencia" y
y cuyo propósito -en los términos de Barthes- de "estructura" aparecen unidas en un mis
es, justamente, "reconstruir el 'objeto', de mo sintagma en el título de un libro de Oscar
modo que en esta reconstrucción se manifies Masotta que es, junto con Eliseo Verón, uno
ten las reglas de funcionamiento (las 'funcio de los impulsores del estructuralismo en la Ar
nes') de este objeto"9. En esa intersección de gentina: en sus trabajos se advierte que las
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conexiones del análisis estructural con el mar sonajes, que pasan a funcionar como actan-
xismo (a través de Althusser) y con el psicoa tes de identidad variable. Esa negatividad crí
nálisis (a través de Lacan) forman parte de un tica que el film importa de las poéticas van
mismo horizonte de época. guardistas impide que la atención del espec
Este entorno ideológico es una presencia tador sea absorbida por la representación y
fuerte en The Players vs. Ángeles caídos y sea fijada de manera pasiva. Pero lo curioso,
se traduce en sus operaciones estéticas: inte en Fischerman, es que el carácter participati-
rrupción del flujo visual por cortes internos al vo de la obra parece tensionarse entre una
plano, discontinuidad del montaje que rom forma de construcción conciente de sí y el
pe el raccord entre planos, asincronía entre abandono al caos de una ceremonia colecti
imagen y sonido, fragmentación dramática va más o menos informe. Entre el control ra
de modo tal que las acciones quedan despro zonado sobre los materiales y una actitud
vistas de un vínculo lógico de causa-efecto, aleatoria o indeterminada, muy presente en
ausencia de linealidad y teleología del relato, las estéticas de la época; es decir, entre el an-
indeterminación de códigos interpretativos ti-ilusionismo dialéctico y programático de
debido a la imposibilidad de diferenciar entre Adorno y la espontaneidad alógica y dionisía-
el regímen de ficción y lo no ficcional, des ca de las "iluminaciones profanas" que Ben
montaje de la unidad psicológica de los per jamín exaltó en las vanguardias.
P * ¡
III ces se lo asoció con el cine experimental,
nunca formó parte de esa tendencia. Narcisa
Frente a la forma dominante de represen Hirsch, una figura representativa de ese mo
tación del cine realista clásico, el modernismo vimiento, niega claramente la influencia o la
eligió un modelo crítico que derivó hacia lo pertenencia de Fischerman, aun cuando re
que Wollen denominó counter-cinema, que conoce rasgos experimentales en The Pla
explica el surgimiento de un grupo de filmes yers vs. Ángeles caídos. Desde esa pers
comprometidos con el radicalismo político y la pectiva, el film resulta todavía tributario de
experimentación formal en abierto enfrenta un formato convencional de representación
miento con el cine convencional. A partir de que el experimentalismo rechaza11. Por otro
un juego de oposiciones, Wollen destaca la lado, su inflexión política entre líneas nunca
interrogación crítica que el counter-cinema di llega a convertirlo en un film militante. Aun
rige a los códigos del cine narrativo de Holly que tanto Fischerman como Solanas incorpo
wood: transición narrativa (exposición lineal y ran ciertos mecanismos publicitarios y traba
teleológica); identificación emocional con los jan sobre formas abiertas, la relación entre
personajes; transparencia de la representación estética y política es claramente diferente e,
(enmascaramiento de los medios de produc incluso, antagónica.
ción); espacio diegético simple, unificado y Así como para Solanas y Getino La hora
homogéneo; clausura textual de una ficción de los hornos es un film act o una film ac-
que funciona de manera autónoma y armóni tion, The Players vs. Ángeles caídos podría
ca; promoción de un placer narrativo que definirse, por oposición, como una action fil-
tranquiliza al espectador. La pregunta es: ¿có ming. Si bien ambos conceptos rescatan el
mo denunciar la opresión sin reproducir sus carácter inconcluso y participativo de la obra,
mecanismos?, ¿cómo formular ideas revolu la noción de film action pone el acento en la
cionarias sin articular un nuevo lenguaje? vocación abiertamente militante: se trata de
En Latinoamérica, los postulados del coun un objeto en movimiento construido para de
ter-cinema encarnaron en ciertas películas del rivar en una práctica política concreta. Allí,
llamado Nuevo Cine Latinoamericano: aque entre ambos momentos, hay una continui
llas que intentaban eludir las restricciones del dad activa que los involucra en una misma
neorrealismo tal como era usualmente tradu entidad. Lo que interesa no es la película sino
cido en la región (acercándolo al estilo del el acto vivo de su proyección: "El film se nie
realismo socialista y, por lo tanto, transfor ga como tal, se abre ante los participantes y
mándolo en una forma reaccionaria que se se asume como acto"12. La film action no es
excusaba en una voluntad instrumental de tablece más que una distinción programática
testimonio y denuncia) o, al menos, combi entre el objeto película, la toma de concien
narlo con un estilo más experimental10. The cia y los hechos revolucionarios que deberían
Players vs. Ángeles caídos no pertenece ni sucederse como una consecuencia natural.
al Nuevo Cine Latinoamericano ni al movi Lo que denomino action filming, en cambio,
miento de cine experimental. Pero Fischer resalta el modo en que el azar, la velocidad y
man tensa esos dos polos: no porque se co la espontaneidad de la producción se incor
loque a mitad de camino, sino porque se si poran al objeto: a la manera de la action
túa a la misma distancia por afuera de am painting, es una especie de derrame en don
bos. Por un lado, a pesar de que muchas ve de la obra cede al repentismo de la inspira
ción. Hay un movimiento fluido que envuelve la opción por Godard porque indica un cam
al artista con la obra. En lugar de desbordar bio notable frente al modelo de Antonioni
la película hacia una acción posterior -como que, apenas unos años antes, caracterizaba a
en el caso de la film action-, en la action fil- muchas elecciones de la Generación del 60.
ming el proceso de realización desborda so En Antonioni hay, ciertamente, un brusco
bre la obra. El resultado sigue siendo un ob cambio de estilo respecto del cine anterior;
jeto artístico cerrado sobre sí mismo aunque, pero con Godard se produce una ruptura ra
a diferencia del cine clásico, hay algo del pro dical, como si el cine recomenzara desde otro
tocolo estético que se ha desplazado desde el lugar, apoyándose sobre nuevas premisas
film hacia el hecho de su realización. Hay una creadoras.
autonomía formal de la obra que no está En ese desmontaje de los códigos de repre
destinada a construir un modelo a espaldas sentación tradicionales, Fischerman interroga
del cine dominante (como en el cine experi los supuestos sobre los que se han apoyado
mental), sino a confrontar con él a partir de la realización cinematográfica y el lenguaje
su deconstrucción crítica (como en el cine po fílmico. "No es una imagen justa, sino justa
lítico). mente una imagen", se lee en un ¡ntertítulo
En ese punto, Fischerman se aproxima al de Viento del Este. Esa misma denuncia
Godard anterior a Viento del Este (Vent sostiene la crítica del ilusionismo en The Pla
d'est, 1969), lo cual explica la apropiación de yers vs. Ángeles caídos: se trata de demos
ciertas consignas modernistas acerca de la re trar que no hay una verdad exterior que las
presentación y la narración que el counter-ci- imágenes vendrían a revelar con precisión si
nema define de manera más violenta y más no, más bien, un sentido incierto que las imá
abiertamente política (aunque también, a genes no dejan de construir. Nunca se esta
menudo, de una manera más esquemática blece claramente qué hacen los Players en el
que no logra integrar su doble estrategia de estudio cinematográfico; ni siquiera ellos mis
radicalización): crítica de la unidad, la conti mos parecen saber por qué están ahí: aban
nuidad y la clausura narrativas que proporcio donados a su suerte en esa galería desierta,
nan una falsa totalidad armónica, cuestiona- aislados del mundo exterior, forman una co
miento de las estrategias de transparencia munidad autosuficiente obligada a hurgar
que borran la materialidad del film y sus con entre los restos de un naufragio para cons
diciones de producción, rechazo de los códi truir alguna idea de cotidianeidad. En deter
gos de verosimilitud que promueven una minado momento, un camión llega desde la
aceptación pasiva del mundo ficcional. Hay, nada, atiborrado con objetos de utilería: vali
obviamente, un límite que Godard traspasa jas, sillones, un casco de soldado romano, un
en Viento del Este, mientras que Fischer retrato de Enrique Serrano, capelinas, gale
man permanece del lado de acá. Es evidente ras, capas, el brazo de un maniquí, una piel
que The Players vs. Ángeles caídos en de leopardo. Con todos esos objetos, los Pla
cuentra su modelo más atrás, en Una mujer yers se disfrazan y se transforman. Es que la
es una mujer (Une Femme est une femme, galería es un espacio no regulado y los acto
Jean-Luc Godard, 1961): el genéro musical, el res se mueven por sus pasillos buscando apa
sistema de citas, los mecanismos de interpre rejos o utensilios para adaptarlos a un nuevo
tación actoral, el tono lúdico y desenfadado. uso. Tal vez estén ahí simplemente para ensa
Sin embargo, aun con ese desfasaje, interesa yar una obra de Shakespeare; o tal vez hayan
[ a ]
encontrado el libro entre los trastos y los de
sechos y pensaron que era la Biblia de una ci
vilización desaparecida. Todas las explicacio
nes están allí, y por eso ellos leen sus páginas
como teólogos que buscaran desentrañar al
gún sentido en un texto fundamental.
El primer impacto del modernismo en el ci
ne fue en los años '20 (por un lado, los van
guardistas parisinos como Fernand Léger, Re-
né Clair, Man Ray o los abstractos alemanes
como Hans Richter; por otro lado, la escuela
soviética encabezada por Eisenstein). Sin em
bargo -sostiene Wollen-, se trató de un con
tacto superficial y fue abortado en la década
siguiente con el surgimiento del nazismo, la
consolidación del realismo socialista, la apari
ción del cine sonoro y la rápida expansión del
cine norteamericano. En ese contexto, domi
nado por el cine de Hollywood, "un director
como Orson Welles podía parecer un innova
dor, un experimentalista peligroso, Rossellini
un revolucionario, Humphrey Jennings un
poeta"13. El verdadero cambio en la historia
del cine debió esperar otros desarrollos que
tendrán lugar décadas más tarde: por un la
do, la aparición del cine underground, en es
pecial el norteamericano (lo que luego Wo
llen denominó vanguardia pictórica), y, por
otro lado, la Nouvelle Vague y los directores
post-godardianos como Glauber Rocha, Du- material para evitar cualquier atribución de T he p la yer s vs. Á n g e le s c a Id o s
san Makavejev, Alexander Kluge o Bernardo sentido a la imagen. Frente a ese completo re A lber to F is c h e r m a n - 1 9 6 8
Bertolucci (a quienes calificó como vanguar chazo de la narración, Wollen (como también
dia literaria). Stephen Heath, aunque desde una perspecti
Para la vanguardia pictórica -a menudo do va diferente) considera que el anti-ilusionismo
minada por un "materialismo ontológico"- la modernista debería cruzarse con la referencia-
narración es un elemento exterior, que fue im lidad propia del cine en una "estética post-
puesto por la escuela realista y que ha obtura brechtiana". Intentando superar el ontologis-
do las auténticas posibilidades de expresión mo baziniano, el materialismo ontológico no
del cine. Por lo tanto es completamente ajena hace otra cosa que reemplazar la subordina
a cualquier caracterización de la identidad del ción del film al evento profílmico por una con
film. El "film puro" insiste en ciertas tenden cepción esencialista de los materiales. La esté
cias de la pintura abstracta: no narra, no re tica post-brechtiana, en cambio, propone un
presenta y se sostiene sobre la opacidad del anti-ilusionismo que no abandona la repre-
sentación sino que muestra los procedimien esa magia que embelesa para hacer ver. Si
tos que la articulan. engaña a los náufragos es sólo para revelar
The Players vs. Ángeles caídos partici les sus trucos y enseñarles una lección. En al
pa, a su modo, de ese difundido debate de fi gún momento llama "tramoya insustancial"
nes de los años '60 y principios de los '70 a su arte y luego, cuando consigue su objeti
acerca del tipo de ruptura que el cine moder vo, abjura de esa "magia tosca" porque sabe
no debía instrumentar en contra del cine clá que la fascinación que produce es efímera e
sico. Sin duda, la elección y el uso de la obra irreal. Próspero vive su destierro en la isla co
de Shakespeare están determinados por ese mo una pesadilla de la que no puede desper
anti-ilusionismo brechtiano. Próspero es una tar, se toma venganza con encantamientos
metáfora del artista que maneja a conciencia que vuelven a colocar las cosas bajo la luz de
los alcances y efectos de su arte. El saber que la verdad y, finalmente, cansado de tanta fic
Próspero ha aprendido de los libros, en La ción, pide a los espectadores que lo liberen
tempestad, hace de él un ilusionista sólo pa del hechizo del teatro. Del mismo modo, Fis
ra desmontar mejor lo ilusorio: es un mago cherman pone en evidencia los mecanismos
pero, antes que nada, es el que sabe y usa ilusionistas del cine mediante una crítica de
f * 7
no que es un momento indispensable de su del relato y se vuelca hacia la desproporción.
constitución como forma discursiva. En lugar "El exceso -escribe Kristin Thompson- existe
de ignorar la narración y suprimir esa contra como una manera potencial de ver cualquier
dicción, un auténtico modernismo crítico de film, puesto que ninguna carga narrativa o
bería acentuar esa discontinuidad básica so cualquier otro tipo de motivación puede con
bre la que se sostiene todo relato, volviéndola tener completamente la materialidad de las
perturbadora, desbordante e irrecuperable. Es bandas de imagen y de sonido. Un film pue
decir, leyéndola en su negatividad15: no hay de promover procedimientos de visión que
aquí un reduccionismo narrativo sino un uso nos lleven a ignorar el exceso. El cine narrati
dialéctico de la narración y, en este sentido, lo vo clásico de Hollywood intenta minimizar
que interesa son las potencias reprimidas que nuestra concentración sobre el exceso subor
un aprovechamiento crítico pueda liberar. De dinando los aspectos materiales del film al flu
manera similar, The Players vs. Ángeles caí jo narrativo [...] Otros filmes, en cambio, pue
dos mina permanentemente los supuestos den redirigir nuestra atención desde una con
narrativos cuidándose de no eliminarlos por centración exclusiva sobre la narración hacia
completo: narra todo el tiempo, pero de ma el estilo y el material no estructurado"16.
nera dispersa y desbordada. Como si intenta La película de Fischerman estableció los pa
ra demostrar que es posible narrar continua rámetros de un nueva propuesta cinematográ
mente sin llegar a construir nunca una histo fica que pronto fue adoptada por otros filmes
ria. Es más: como si el exceso narrativo fuera contemporáneos: Puntos suspensivos
el principal enemigo de la narración. (1971), de Edgardo Cozarinsky; Opinaron
(1971), de Rafael Filippelli; Alianza para el
IV progreso (1971) y La civilización está ha
ciendo masa y no deja oir (1973), de Julio
Para Heath, lo que caracteriza al cine clási Ludueña; La familia unida esperando la lle
co no es tanto su pretensión de transparencia gada de Hallewyn (1971) y Beto Nervio
como el carácter aglutinador de la narración. contra el poder de las tinieblas (1978), de
No vuelve necesariamente invisibles las mar Miguel Bejo. Pero la importancia de The Pla
cas de su producción sino que, ante todo, las yers vs. Angeles caídos es perceptible tanto
contiene y lo hace, por lo tanto, en un doble en aquellas vías que abrió como en aquellas
sentido: porque tiende a refrenarlas pero, que vino a clausurar. Si desempeña un papel
también, porque las incluye. Pero de la misma clave para los nuevos cineastas de comienzos
manera, entonces, si la narración resulta un de los años '70, no es sólo porque señala el ca
componente básico en tanto funciona como mino de un cine diferente, sino también por
un dique de contención, es porque en la base que instaura un punto de no retorno: luego de
de la representación cinematográfica hay un The Players vs. Angeles caídos (y a causa de
exceso fundacional que el cine clásico logra ella) una película de esas características ya no
acotar gracias a los dispositivos del relato. Y puede aspirar a una difusión comercial y una
ese exceso no sólo es un rasgo propio de to aceptación más o menos amplia. De hecho, ni
do discurso fílmico sino que es, precisamente, Cozarinsky, ni Bejo, ni Filippelli, ni Ludueña lo
lo que define su función estética. En este sen graron estrenar sus primeras películas. Instala
tido, The Players Vs. Ángeles Caídos es una dos en un borde cinematográfico, los nuevos
película excesiva que desborda los parámetros realizadores se enfrentaban con los modos de
[ * ]
producción industrial y con los circuitos comer
ciales de exhibición. Lo que antes podía consi IiJ f r C lN E IQ K I ESTRENO EXCLUSIVO: ESPECIALMJsHTK INVITADA AL FESTIVAL DLCANNK.S 1974
no que, directamente, no interesaron a los 'EL SILENCIO ES SALUD*' Por nuestra propia salud pongámosle silencio al rumo
L a c iv iliza c ió n e s tá h a c ien d o
MASA Y NO DEJA OIR
J u lio L u d u e ñ a - 1 9 7 3
mes supuestamente de denuncia que circula década del 60 y se asociaba a las nociones (o,
ban por los carriles comerciales convenciona más bien, a la divulgación y la trivialización de
les (como La batalla de Argelia, de Gillo las nociones) introducidas por el fenómeno
Pontecorvo, 1966 o Z, de Constantin Costa- del happening. Este término funcionaba co
Gavras, 1969) e, incluso, con el cine militan mo un gran paraguas conceptual bajo el cual
te y de agitación a la manera de La hora de cabía de manera imprevisible y contradictoria
los hornos. Ciertamente, estas películas no todo aquello que fuera considerado joven,
desentonaban con el tipo de vanguardismo moderno, festivo, esnob, excéntrico, intras
"pequeño burgués", propio del Instituto Di cendente, divertido o bohemio18. Pero ade
Telia y tan cuestionado desde cierta izquierda más, los mecanismos del happening (en don
radicalizada. El propio Fischerman definió a de la obra es desplazada por una idea de crea
su película como un happening pesimista: ción entendida como proceso o evento coral,
"The Players vs. Ángeles caídos. Discurso participativo e indeterminado) sintonizaban
explícito sobre el actor quien, en sus improvi con ciertas tendencias que habían eclosiona-
saciones, cree ejercer una libertad que el do en el arte de la segunda mitad de siglo. La
montaje castrador hará aparecer como iluso aspiración de una obra abierta y colectiva
ria. Happening pesimista. Obvia referencia al aparecía como extremo y superación de una
Mayo de 1968, que se estaba desarrollando al curva del arte moderno que, partiendo del
mismo tiempo que la filmación, en las calles movimiento textual de Un coup de dés y pa
francesas. Última película que se filmó en los sando por la definición de Duchamp sobre el
estudios Lumiton, la Isla de la Tempestad, el espectador moderno ("son los observadores
espacio escénico predestinado. El Gran Teatro quienes hacen los cuadros"), finalmente al
del Mundo. Próspero, el demiurgo, el padre canzaba el sueño de Lautréamont acerca de
de Miranda, en suma, el director ausente, un arte hecho por todos.
omnipresente. Grupos rivales de actores-fan Sin que se los pueda asimilar rigurosamen
tasmas disputándose la propiedad del estudio te a la escritura automática, a la música alea
y de la emulsión"17. Hay, aquí, una manera toria, al free jazz o a la action painting, estos
política de pensar la estética. La noción de filmes toman de allí una misma actitud ante
happening establece un circuito fluido entre lo imprevisto y lo no intencional. Se mueven
formas alternativas de intervención política y entre la voluntad de narración y de represen
formas de expresión contracultural: la rebe tación del cine, por un lado, y la improvisa
lión parisina es pensada en los términos de ción, el repentismo, el flujo de la inspiración
una estética vanguardista, así como la pelícu y el abandono ante la lógica de los materia
la se vincula con estrategias de intervención les propios del arte de vanguardia, por otro.
radicalizadas. En este sentido, Fisherman po Mantienen esos dos polos en tensión en el
dría haber dicho de su film que era una obra centro de la imagen cinematográfica. Y esa
de barricada. Contra la acusación de forma tensión irresuelta es una elección extrema
lismo vacío, The Players vs. Ángeles caídos puesto que rehúsa definirse; pero no porque
y los filmes underground afirman su "forma se coloque a mitad de camino entre el control
ideológica" en un sentido bajtiniano. Su con y el automatismo, sino porque los filmes in
tenido radical es su formalismo radical. sisten en practicarlos al mismo tiempo. Se po
La idea de un arte participativo era una pre dría decir que las películas no pretenden su
sencia frecuente en los discursos de fines de la primir la narración a través de lo aleatorio si
no que, justamente, ponen en escena esa do rante mucho tiempo pareció no tener conse
ble aspiración del cine (como tensión irresuel cuencias. En efecto, la segunda mitad de los
ta) hacia la narración y hacia lo aleatorio. Ha años '70 estuvo dominada por el silencio que
cen del film un espacio de debate. la dictadura impuso sobre cualquier explora
La noción de automatismo y de creación ción. En cambio, es evidente que la renova
aleatoria son los bordes con los que coque ción de la década del 90 no hubiera existido
tean: un intento por probar la resistencia de sin el antecedente de ese cine underground.
ciertos procedimientos básicos de la represen Es que, efectivamente, el llamado Nuevo Ci
tación cinematográfica cuando son exigidos ne Argentino ha reivindicado y reformulado
hasta el extremo de confrontarse con ese re muchas de las características de ese cine inde
verso que la historia del cine ha construido co pendiente: filmes producidos por afuera de
mo ajenidad: ¿se puede plantear al film como los cánones industriales, con estrategias here
proceso anárquico de creación colectiva?; ¿es dadas del cortometraje, rodados en fines de
posible abandonarse al juego puro de los ma semana por directores y equipos técnicos no
teriales sin pretender orquestarlos a través de profesionales. Picado fino (Esteban Sapir,
una mirada aglutinante?; ¿hasta dónde se 1996), Pizza, birra, faso (Adrián Caetano y
preservan el automatismo, la espontaneidad y Bruno Stagnaro, 1997), Rapado (Martín Rejt-
lo instantáneo si las distintas fases de la com man, 1992) y Silvia Prieto (Martín Rejtman,
posición tienden a imponer un cauce, un sis 1998), Mundo Grúa (Pablo Trapero, 1999) y
tema de conexiones y una teleología? Lo que El bonaerense (Pablo Trapero, 2002), Sába
interesa, entonces, no es tanto la posibilidad y do (Juan Villegas, 2001), Tan de repente
el éxito de una narración aleatoria o una es (Diego Lerman, 2002) y Todo juntos (Federi
tructura paramétrica sino, más bien, el desa co León, 2002) son algunos de los films de ese
fío de enfrentar al cine con eso que suele pre nuevo cine. Estas nuevas películas, frente a la
sentarse como radical otredad y que aquí apa tradición del cine argentino, plantean un nue
rece como reverso constitutivo. Estas películas vo comienzo en la relación de las imágenes
liberan el ruido que subyace a toda narración; con lo real. Ha sido mérito del nuevo cine no
no lo utilizan como un ariete que vendría a ex transitar por los mismos caminos que ya había
pugnar la fortaleza de la representación clási fatigado el cine de los años '80. Sin duda, la
ca, sino que lo revelan como un impulso de consolidación de ese cambio consistirá en
dispersión que habitaba desde siempre en el profundizar sus presupuestos en la dirección
centro de ese sistema organizado y que sólo que reclamaba el cine underground: modos
ahora aparece como una potencia formal. de producción alternativos, experimentación
Rabiosamente contestatarias y experimen con nuevas tecnologías, originalidad de las
tales, estas películas rupturistas se reivindica perspectivas temáticas, audacia y rigor en la
ban como obras políticas porque eran arte de realización, asunción de riesgos en los plan
vanguardia. Vistas a la distancia, se advierte teos narrativos, radicalización de las propues
que están en el origen del cine independien tas estéticas. Entonces, se podrá empezar a
te en la Argentina: en los márgenes de la in contar otra historia.
dustria y de las formas convencionales, que
dó establecido allí que forma estética y modo
de producción se determinan mutuamente.
La experiencia fue breve, sin embargo, y du
Notas 5) Para un análisis del cine de esos años, véa entre las vanas ilusiones que provoca el arte y
se Raúl Beceyro, "El cine argentino y su públi el deseo del artista por producir una interven
1) Sobre el mapa del cine argentino en los co", en Ensayos sobre cine argentino, Santa ción en el mundo. Hasta donde es posible ha
años '60, véase Simón Feldman, La Genera Fe, Universidad Nacional del Litoral, 1986. blar de correspondencias entre el film y la
ción del 60, Buenos Aires, Legasa / Ediciones 6) En su momento, el periodista Miguel Grin- obra, el procesamiento fragmentario y parcial
Culturales Argentinas / Instituto Nacional de berg reaccionó violentamente contra esa falsa de La tempestad se desarrolla ordenadamente
Cinematografía, 1990; Gustavo Castagna, alternativa: "Llegan finalmente las obras a la y sus ensayos avanzan de manera progresiva:
"Paradojas de un mito: la generación del se pantalla y se asiste a una triste, desoladora ca las primeras escenas son leídas, luego se in
senta", en Sergio Wolf (comp.), Cine argenti ravana de burbujas que fenece rápidamente. corporan las acciones, los trajes y los decora
no. La otra historia, Buenos Aires, Letra bue Esto no es un Nuevo Cine, es un entreteni dos, hasta desembocar en la "Fiesta de los es
na, 1992 y Emilio Bernini, "Ciertas tendencias miento más perpetrado en nombre del arte. Es píritus" y el alegato final de Clao Villanueva.
del cine argentino. Notas sobre el 'nuevo cine el viejo e impotente disconformismo de los 9) Roland Barthes, "La actividad estructura-
argentino' (1956-1966)", Kilómetro 77 7 N° 1, años cincuenta con una careta de insurreción lista", en Ensayos críticos, Seix Barral, Barcelo
noviembre de 2000. reivindicadora. Es la nada disfrazada de todo, na, 1983, pág. 257. En otros textos contem
2) Yvonne Baby, "Entrevista con Jean-Luc es el conformismo con careta de rebelión, es poráneos, como "La revolución brechtiana" o
Godard", reproducida en Ramón Font el bufón del Rey con un bofe en lugar de ce "Las tareas de la crítica brechtiana" (incluidos
(comp.), Jean-Luc Godard y el Grupo Dziga rebro" (Miguel Grinberg, "Las olas bajan tur en ese mismo volumen), Barthes rescata el uso
Vertov: un nuevo cine político, Barcelona, bias. El viejo 'nuevo cine' argentino", Cine & de los postulados brechtianos. Como testimo
Anagrama, 1976, p. 172. Sobre cine y política Medios N° 2, primavera de 1969, pág. 38). nios de esos cruces entre diferentes perspecti
en la Argentina, véase Octavio Getino, Cine y Sobre el Grupo de los Cinco puede consultar vas sobre el cine durante los años '60, véanse,
dependencia, Puntosur, Buenos Aires, 1990; se, Néstor Tirri (comp.), El Grupo de los cinco por ejemplo, Peter Wollen, "Godard and
Fernando Solanas, "La mirada. Reflexiones so y sus contemporáneos. Pioneros del cine inde Counter-cinema: Vent d’Est" y Laura Mulvey,
bre cine y cultura" (entrevista de Horado Gon pendiente en la Argentina (1968-1975), Bue "Visual Pleasure and Narrative Cinema", am
zález), Puntosur, Buenos Aires, 1989; Mariano nos Aires, Dirección General de Publicaciones bos en Philip Rossen (ed.), Narrative, Appara-
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Causas y Azares N° 2, Buenos Aires, 1995 y Lorena Cancela y Silvina Rival, “El final de una pour une théorie de la représentation", Ca-
Emilio Bernini, "La vía política del cine argen década en la Argentina: 1969 (Desde la peri hiers du cinéma N° 230, 1971; Jean-Louis Co-
tino. Los documentales", Kilómetro 111 N° 2, feria cinematográfica: El Grupo de los cinco)", molli y Jean Narboni, "Cinema / Ideology / Cri-
septiembre de 2001. Otrocampo N° 4, www.otrocampo.com, ticism”, en Leo Braudy and Marshall Cohén
3) Fernando Solanas y Octavio Getino, "Ha 2000 . (eds.), Film Theory and Criticism: Introductory
cia un tercer cine: apuntes y experiencias para 7) Rafael Filippelli, "Una combinación fugaz Readings, Oxford University Press, 1998, y la
el desarrollo de un cine de liberación en el ter y excepcional: el Grupo de los cinco", en Nés serie de artículos de Jean-Louis Comolli,
cer mundo", en Cine, cultura y descoloniza tor Tirri (comp.), op. cit., pág. 19. "Technique et idéologie", Cahiers du cinéma
ción, Siglo XXI, Buenos Aires, 1973, pág. 57. 8) Puede llamar la atención que el realizador N° 229, 230, 231, 233, 234, 235, 241, entre
Véase también Octavio Getino, "Algunos elija un clásico del teatro isabelino como pun 1971 y 1972.
apuntes sobre el concepto de tercer cine", en to de partida para un film vanguardista. Sin 10) Sobre los modos en que el cine latinoa
Notas sobre cine argentino y latinoamericano, embargo, La tempestad es aquí un motivo mericano absorbe y, a la vez, se diferencia del
Edimedios, México, 1984. poético, un leitmotif, una excusa argumental cine político europeo, véanse Paul Willemen,
4) Silvestre Byrón, "M.R.O.", en EAF (Exten o mínimo hilo narrativo. Actúa, en cierto mo "The Third Cinema Question: Notes and Re-
sión Archivo Filmoteca), www.geocities.co- do, como fundamento teórico, porque lo que flections", en Jim Pines and Paul Willemen
m/eaf_underground, 1998. Fischerman lee en Shakespeare es el conflicto (comps.), Questions o f Third Cinema, British
Film Institute, Londres, 1989; Ana M. López, ca! Modernism, University of California Press,
"An Other History: The New Latin American 1994, págs. 183-184). Sobre las estrategias
Cinema" y B. Ruby Rich, "An / Other View of anti-ilusionistas del modernismo, véanse tam
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Imagen, política y memoria, Libros del Rojas, 1988, págs. 259-260.
Buenos Aires, 2002; Teshome Gabriel, Third 17) Alberto Fischerman, "Actor rebelado, ac
Cinema in the Third World. The Aesthetics of tor revelado", Film N° 2, junio - julio de 1993,
Liberation, UMI Research Press, Michigan, pág. 32.
1982. 18) Así lo señalan, por ejemplo, John King,
11) Aldo Paparella, "Almuerzo en la hierba. "El happening", en El Di Telia y el desarrollo
Entrevista con Narcisa Hirsch sobre el cine ex cultural argentino en la década del sesenta,
perimental argentino", Film N° 13, abril / ma Gaglianone, Buenos Aires, 1985 y Madela Ez-
yo de 199S, págs. 34-35. curra, "La palabra happening en los medios
12) Fernando Solanas y Octavio Getino, op. de información masiva", en Oscar Masotta y
cit., pág. 42. otros, ¡Happenings!, Jorge Álvarez, Buenos
13) Peter Wollen, Signs and Meaning in the Aires, 1967.
Cinema, Indiana University Press, Blooming-
ton, 1972, pág. 156.
14) Heath, Stephen, Questions o f Cinema,
Indiana University Press, Bloomington, 1981,
pág. 39.
15) El concepto de negatividad sobre el que
Heath trabaja "no debería ser entendido — es
cribe David Rodowick— , como una simple an
títesis del sistema del relato; es la condición de
posibilidad de ese sistema, su fundación y su
fuerza motriz. En cada ejemplo, Heath subra
ya el hecho de que continuidad y discontinui
dad, simetría y disimetría, sistema y negación
están vinculados a través de una relación dia
léctica ineluctable [...] Por lo tanto, la negativi
dad diseña un potencial permanentemente re
novable de discontinuidad que el relato debe
recuperar" (David Rodowick, The Crisis o f Po
lítica! Modernism: Criticism and Ideology in
Contemporary Film Theory, The Crisis o f Políti
Representaciones y procedimientos
espacio-temporales en el Nuevo Cine
Argentino
Por A modo de introducción ra, el film de Rejtman podría ubicarse dentro
Malena Verardi de la primera línea mencionada, el de Caeta
Si bien la producción cinematográfica de la no pertenecería a la segunda, en tanto que
década del '90 se ha caracterizado por la di los de Martel y Sorín estarían en el medio de
versidad de sus propuestas, es posible esta ambas tendencias.
blecer una suerte de clasificación que señala Los temas que estas ficciones problemati-
la existencia de dos grandes líneas: por un la zan y ponen en escena aparecen de diferen
do, un cine que deja de lado la representa tes maneras en los filmes, a través de distin
ción explícita de los conflictos sociales, carac tos dispositivos de lenguaje. Entre estos últi
terizado por el distanciamiento, la desdrama- mos, la construcción y representación de lo
tización y un grado cero en la actuación co espacial y de lo temporal adquieren caracte
mo premisas de su organización formal; por rísticas relevantes, ya que a partir de la pues
otro, una segunda línea que alude a las con ta en escena del espacio y del tiempo, los
secuencias generadas por la aplicación del cuerpos se revelan como portadores de signi
modelo neoliberal, en la que la alusión al ficación, como maneras de inscribir lo social.
contexto socio-económico cobra fundamen El espacio y el tiempo, categorías centrales
tal importancia. para la organización del relato fílmico, se pro
Se trata, por supuesto, de una clasificación ponen aquí como ejes a partir de los cuales
cuyos límites son sumamente lábiles, ya que explorar las configuraciones de sentido de los
existen filmes que pueden ubicarse en un filmes.
punto medio y otros que no resisten encasi- Por lo tanto, este trabajo intenta analizar el
llamiento alguno. funcionamiento textual de las representacio
Hecha la salvedad, en este trabajo se ana nes espacio-temporales en el cine argentino
lizarán las siguientes películas: Silvia Prieto contemporáneo, el Nuevo Cine Argentino. En
(Rejtman, 1999); La ciénaga (Martel, 2001); primer lugar, analizaremos los dos filmes que
Historias mínimas (Sorín, 2002) y Bolivia se sitúan entre las dos tendencias: La ciéna
(Caetano, 2001). La elección responde a que ga e Historias Mínimas; luego, Bolivia, que
permiten intentar, en pequeña escala, un representa a la línea caracterizada por la refe
análisis del Nuevo Cine Argentino, ya que son rencia a los conflictos sociales y, finalmente,
representativas, en cierto modo, de las dos Silvia Prieto, que se ubica en el otro polo del
L a CIÉNAGA tendencias predominantes, así como del arco Nuevo Cine Argentino, en el cual dicha refe
L u c r e c ia M a r t e l - 2001 que se despliega entre ambas. De esta mane rencia se deja explícitamente de lado.
/*7
1. La ciénaga1 Entre los procedimientos narrativos utiliza
dos para la construcción del clima opresivo, el
La historia de la película se desarrolla fun tratamiento del sonido adquiere un lugar re
damentalmente en dos espacios interiores: levante. Los truenos, el tintineo de las copas,
las casas de los personajes de Mecha y Tali. el chirrido de las reposeras arrastradas, el si
En el primer caso, se trata de una finca dedi lencio que invade las continuas siestas en la
cada al cultivo de pimientos que ha conocido casa de Mecha, le otorgan al ambiente un es
mejores épocas (la pileta llena de agua de llu pesor denso, agobiante, artífice del clima de
via y basura que bordea la casa se erige como encierro. Así, la casa de Mecha parece sumi
testigo de su actual decadencia); en el otro da en una honda letanía; los integrantes de la
caso, de una casa más modesta ubicada en la familia discurren por allí sin ningún fin preci
ciudad, no lejos de la anterior. Un fuerte cli so, más bien derivando de cuarto en cuarto,
ma de opresión y encierro recorre los dos ám echándose indistintamente en las camas
bitos, construidos como receptáculos dentro siempre deshechas que encuentran a su pa
de los cuales los cuerpos habitantes parecen so. La familia de Tali, por el contrario, es bu
encontrarse atrapados. Mecha prácticamente lliciosa y la casa está siempre en movimiento.
no abandona su habitación ni su cama du: Los niños corren gritando de un lado a otro,
rante el transcurso de la narración; Tali apa Tali misma se desplaza continuamente entre
renta gozar de una mayor movilidad pero su el desorden generalizado y hasta a la tortuga
radio de acción, ceñido a las ocupaciones de que vive en el patio se la ve caminando acti
la casa y la crianza de los hijos, también se vamente. En este caso, el clima de agobio se
encuentra fuertemente acotado. La única po construye a partir del continuo movimiento y
sibilidad de quiebre de esta situación (un via de un sonido ambiente que no cesa nunca.
je a Bolivia que aparece como un momento li Aunque la estructura planteada en ambos ca
berador) se verá finalmente frustrada. sos resulta opuesta, el resultado es el mismo:
Ambos espacios funcionan como enclaves Tali aparece tan aprisionada dentro del caos
separados del contexto más amplio en el que
presumiblemente están inscriptos (la ciudad
La c ié n a g a en el caso de la casa de Tali, las afueras en el
L u c r e c ia M a r te l 2001 caso de la de Mecha). Como señala David
Oubiña (2003), el relato no ofrece detalles
acerca de los traslados entre los distintos es
pacios: en un momento la acción transcurre
en la casa de Mecha y en la escena siguiente
los niños están en el monte. El corte directo
elude la referencia a todo desplazamiento. In
cluso los autos, que de por sí connotan tras
lación y movimiento, aquí revelan la misma
carga de opresión que domina al resto de los
ambientes. Más que como vehículos de
transporte, se incorporan a la escena como
prolongaciones del encierro que caracteriza a
los demás espacios.
f * ]
como Mecha en medio del silencio2. hacia abajo, hacia el suelo, evidenciando el
Los espacios exteriores involucrados en el carácter horizontal que posee la organización
relato (el monte, la ciudad) también se ven del espacio. Ana Amado (2002) lo define cla
teñidos por un aire de enclaustramiento. El ramente cuando expresa que La ciénaga de
cerro por ejemplo, es construido como un es sarrolla su historia entre dos caídas "la de
pacio abigarrado, saturado de vegetación, a una madre derrumbada por el alcohol y la de
la vez que se lo muestra desde lejos, en un un niño que se mata":
par de planos generales (casi los únicos del
film) en los que sólo se ve el monte en medio "La precipitación se hace forma ficcional por
de un cielo brumoso y envuelto en el sonido medio de procedimientos narrativos que pa
amenazador de los truenos. recen plegarse a la ley de gravedad. La iner
Otro elemento fundamental que elige el re cia, la detención, anulan la percepción del
lato para lograr el efecto de opresión es la tiempo con el efecto de la atracción de la fí
prevalencia casi absoluta de planos cortos en sica: hay algo que parece arrastrar a todo y a
la organización de cada escena: rostros, tor todos hacia abajo." (2002: 91).
sos y piernas son captados por una cámara
que desmembra los cuerpos hasta el límite de Gonzalo Aguilar (2001), por su parte, men
transformar cada una de sus piezas en ele ciona que cuando la supremacía de los pla
mentos aislados que adquieren extrañas for nos horizontales es cortada por la aparición
mas debido a los también extraños escorzos de dos ascensiones (la de la Virgen al tanque
que la cámara propone. de agua, la del niño a la escalera), éstas ce
La presencia dominante de planos medios den a una suerte de fuerza que arrastra a to
y planos detalle, de encuadres en los que los dos los cuerpos, objetos y animales (la vaca
cuerpos y objetos aparecen cortados o toma que se hunde en el pantano) inexorablemen
dos desde angulaciones pronunciadas, suma te hacia abajo.
da a la utilización de la cámara en movimien Finalmente, para la creación del clima opre
to, configuran un espacio confuso, sin lími sivo resulta fundamental el tratamiento de la
tes, o en el que los límites se diluyen hasta relación campo-fuera de campo, porque
borrarse. Esta característica aparece tanto en construye la mayoría de las situaciones in
las dimensiones concretas de la casa de Me quietantes. Se genera, así, una tensión que
cha o las distancias entre ésta y el cerro o la va en aumento e insiste sofocando aun más
ciudad, como en las relaciones entre los per el ya asfixiante clima del relato.
sonajes, que bajo una fuerte corriente de se Como señala Deleuze, el fuera de campo
xualidad reprimida, se tornan confusas3. puede designar "lo que existe en otra parte,
El descentramiento de la cámara se mani al lado o en derredor", o bien dar cuenta de
fiesta también en las figuras de cuadro den "una presencia más inquietante, de la que ni
tro del cuadro: la superficie plana de una pa siquiera se puede decir ya que existe, sino
red que ocupa la mitad del campo visual, las más bien que 'insiste' o 'subsiste', una parte"
ventanas que generan un marco interno al (1994: 35). En la película de Martel lo que no
reencuadre más amplio de la pantalla. aparece en el plano está trabajado desde es
Si en medio de la generalizada detención ta segunda línea. En la escena en que los ni
que rige en el relato existen desplazamientos, ños deciden dispararle a la vaca que se hun
éstos tienden, la mayor parte de las veces, de en la ciénaga, el hijo menor de Tali, Lucia
no, se coloca justo en la línea de tiro; los ahí para activar la constante sensación de pe
otros niños reclaman: "Córrete Luciano, sa ligro latente. El relato camina por el filo de es
lí". El plano siguiente presenta la imagen del te abismo hasta que lo alcanza sin estriden
cerro desde lejos, en plano general y el soni cias, como si se tratara de la culminación de
do del disparo. Por un momento, el especta un final anunciado y previsible.
dor ignora si el niño ha salido fiñalmente de Uno de los fuera de campo es singular, ya
delante de las escopetas o no. Sin alcanzar la que, desde su ausencia, estructura la narra
carga dramática de esta escena, en muchos ción: el espacio del carnaval.
otros casos el film utiliza el mismo recurso, "Empieza el carnaval y empiezan los pro
como por ejemplo cuando Momi, la hija me blemas" sentencia Tali en el inicio del film. Si
nor de Mecha, se tira a la pileta llena de agua bien la historia transcurre durante los días de
mohosa. Se la ve hundirse silenciosamente carnaval, hay muy pocas alusiones explícitas a
ante la mirada de los demás, pero nunca sa la fiesta. Los niños persiguiéndose con bom
lir. La elisión de ese momento provoca, cuan bas de agua, las niñas disfrazadas en la casa
to menos, un interrogante acerca de lo suce de Tali y la secuencia en la bailanta son las
dido, antes de que la presencia de la joven únicas referencias al carnaval. Se trata de un
sentada al lado de la pileta lo despeje. El la espacio al que los personajes no pueden ac
drido del perro tras el muro que separa la ca ceder; la única habilitada para traspasar esa
sa de Tali de la de los vecinos también activa frontera es Isabel, la mucama de la casa de
este tipo de vinculación campo-fuera de cam Mecha, es decir, se trata de una fiesta desti
po, al presentarse como la amenaza de un nada a los sectores más pobres. Cuando Jo
peligro que, finalmente, se verá corroborado. sé, el hijo mayor de Mecha, intenta mezclar
Todos los fuera de campo de la película re se en el baile popular, es expulsado violenta
sultan sumamente acechantes, parecen estar mente.
L a c ié n a g a
L u c r e c ia M a r te l 2001
Aquí la organización del espacio sigue sien
do abigarrada y confusa (la escena de la pe
lea ofrece una multitud de planos cortos y en
movimiento que saturan el cuadro) pero esta
vez, los límites quedan claramente estableci
dos en función de la pertenencia a una clase
social. Los pobres parecen ser los únicos que
pueden experimentar la liberación de los
cuerpos que el carnaval ofrece. Para los otros
queda el encierro y la inacción.
Que la historia de estas dos familias se de
sarrolle paralelamente al transcurso del car
naval, acercándose a éste sólo tangencial
mente, no hace más que reforzar la suspen
sión y detención en que viven Mecha, Tali y
todos los demás. Un tiempo propio que con
trasta abiertamente con el de la fiesta.
Si se analiza la organización temporal en
función de la relación entre historia y relato4, den los acontecimientos en la historia y el nú
se puede decir que el film articula la vincula mero de veces que aparecen en el relato, en
ción entre el orden de los acontecimientos que este caso es idéntica (los acontecimientos tie
tienen lugar en la historia y la forma de pre nen lugar una vez en la historia y una vez en
sentarlos en el relato de manera más bien clá el relato). Así, en este plano, el film no pre
sica. Aunque las numerosas elipsis fragmentan senta innovaciones discursivas.
el relato y lo alejan de un ordenamiento cau Sí lo hace, en cambio, en el plano de la du
sal, la organización temporal sigue planteada ración, donde establece una significativa e in
con un criterio lineal y sucesivo (no aparecen teresante modulación. Los dos o tres días que
adelantos en el tiempo ni vueltas al pasado). Si dura la historia son representados a partir de
bien el inicio y el final de la película acontecen un tiempo que se distiende ampliamente, di
al borde de la pileta de la casa de Mecha, lo latando la duración de cada uno de los acon
cual podría sugerir la idea de un tiempo que tecimientos, de cada una de las situaciones,
gira sobre sí mismo y vuelve al punto de parti hasta lograr prácticamente un efecto de de
da, la muerte de Luciano y la decepción de tención. De esta manera el tiempo pierde ca
Momi luego de acudir al lugar donde aparece si la medida de su paso, transformándose en
la Virgen ("no vi nada") evidencian que la na un tiempo muerto.
rrativa del texto elude la circularidad. Ambos David Oubiña lo expresa de la siguiente
hechos introducen el cambio, la historia no manera:
puede volver al punto de inicio porque el niño
ya no está con vida y porque es imposible sos "Toda la acción del film sucede en unos po
tener la creencia de que la Virgen se posa so cos días, entre el accidente de Mecha y la
bre el tanque de agua. muerte de Luciano. Sin embargo, la ausencia
Con respecto a la frecuencia, es decir, a la de acontecimientos, los rituales repetidos
relación entre el número de veces que suce una y otra vez, los movimientos cansinos de
H is t o r ia s M ín im a s los personajes y su inacción (nadie tiene nada era necesario que los nexos entre los planos
C a r lo s S o r ín - 2002 para hacer: todos hacen tiempo en espera de se debilitaran, que las acciones se dispersaran
que pase el verano), confieren una impresión generando tiempos muertos, que el espacio
de transcurso en cámara lenta o, incluso, de se descompusiera. En el cine que Deleuze ca
suspensión." (2003: 201). racteriza como atravesado por la crisis de la
imagen-movimiento,
El planteo de la organización temporal sus I
tentado en la fuerte presencia de tiempos "[...] la imagen ya no remite a una situación
muertos permite establecer una relación con globalizante o sintética, sino dispersiva. Los
la noción de imagen-tiempo propuesta por personajes son múltiples, con interferencias
Deleuze. Si bien el autor ubica el surgimiento débiles, y se tornan principales o vuelven a
de esta figura en los movimientos cinemato ser secundarios (...) La elipse deja de ser un
gráficos posteriores a la Segunda Guerra, en modo de relato, una manera de ir de una ac
conexión con el fracaso de las narrativas fíl- ción a una situación parcialmente revelada:
micas articuladas en torno de la imagen-mo pertenece a la situación misma, y la realidad
vimiento (basadas en el esquema ASA: ac es tanto lacunar como dispersiva." (1994:
ción-situación-acción), el tratamiento que el 69).
film de Martel realiza del tiempo (y del espa
cio) plantea varios puntos de contacto con el Por otro lado, los personajes parecen vivir
concepto de imagen-tiempo. un perpetuo presente, desde el cual no es po
Según Deleuze, para que el cine pudiera sible vislumbrar un futuro muy diferente ni
representar una imagen directa del tiempo ahondar en el pasado. Como señala Ana
Amado (2002), se trata de un "cine de anu
lación del tiempo", que cancela el futuro.
Este planteo de lo temporal encuentra un
claro punto de apoyo en la incorporación del
carnaval a la historia. El carnaval en sí, como
instancia, posee un tiempo propio, determi
nado por el calendario lunar, que contrasta
abiertamente con los tiempos muertos que
dominan el clima en la casa de Mecha y con
la agitación vacía, sin sentido, que tiene lugar
en la casa de Tali.
De esta manera, que la historia suceda du
rante el carnaval le otorga el marco justo pa
ra marcar el contraste con el tiempo que vi
ven los personajes, ya que así se destaca aun
más la inercia que caracteriza al mundo de
Mecha: ese tiempo cósmico signado por la
sucesión y la renovación constituye la contra
cara de la detención. La fiesta se liga, así, a la
renovación, y por eso, ni Tali ni Mecha pue
den ser parte de ella.
Todas las características que plantea Deleu- La manera en que se trabaja la relación
ze, más la duración extendida de un presen campo-contracampo da cuenta de que la
te que se instala como perpetuo, aparecen en puesta en escena se organiza a partir de una
la configuración espacio-temporal de La cié cierta distancia hacia lo narrado, presentando
naga y por lo tanto puede plantearse que el a las historias como un conjunto de situacio
film recoge algunos elementos propios de un nes prolijamente dispuestas para ser vistas
cine interesado en construir sentido a partir por un ojo que mira.
de la ruptura de los vínculos sensoriomotrices Así, pocas veces la mirada de algún perso
y la consecuente dislocación de los esquemas naje es seguida por un plano que evidencie lo
espacio-temporales. mirado (es decir, mostrando el objeto mirado
desde el punto de vista -literal- del sujeto
2. Historias Mínimas5 personaje). En cambio, el tipo de organiza
ción espacial permite que la mirada sea se
El título del film anuncia que lo que se ve guida por un plano que muestra lo mirado
rá es una serie de historias que, en principio, más a quien lo mira. Es decir, la cámara colo
no son "grandes historias": un hombre an ca al espectador en lina ubicación externa,
ciano que parte en búsqueda de su perro, más allá del personaje, no en sus ojos, dado
una mujer que gana un premio en un progra que le permite, simultáneamente, verlo y ver
ma de televisión, un hombre que lleva una lo que éste ha mirado. Esto ocurre en los nu
torta como obsequio de cumpleaños. merosos diálogos, generalmente bajo la for
La película tiene una estructura estilo "mo ma de "falsos campo-contracampos". Dichas
saico", dado que estas tres situaciones indivi escenas se desarrollan a partir de una suce
duales por momentos se cruzan, convirtién sión de planos que enfocan alternativamente
dose en una macroestructura conformada por a quienes toman parte en el diálogo, pero
tres estructuras ligadas entre sí. La narración también posibilitan que el espectador siem
adquiere, además, la forma de una road-mo- pre pueda ver a los dos personajes, ya sea
vie, ya que cada una de las historias podría porque en algún momento se abre el plano,
subsumirse en la idea de traslado, trasladarse comprendiéndolos a ambos, o bien porque el
para algo, para conseguir algo. La larga ruta lugar en que se ubica la cámara le permite
que une los pueblos de Fitz Roy y Puerto San ver, por ejemplo, el rostro de uno de los inter
Julián, en la provincia de Santa Cruz, es el es locutores y el hombro del otro. Es decir, la cá
pacio en el que se desenvuelve la mayor par mara siempre se ubica de manera tal que le
te de las acciones de cada historia. permite al espectador tener acceso a la situa
Por último, el relato presenta una estructu ción desde afuera. Podría describirse como
ra circular, porque hay un momento y un es una operación de simultaneidad, en lugar de
pacio preciso, la ciudad de San Julián, en el la clásica sucesión de planos enfrentados pa
que se resuelven los conflictos y a partir del ra el diálogo o intercambio entre dos perso
cual se desanda -literalmente- el camino re nas. Incluso en los casos en los que se utiliza
corrido para retornar al mismo punto de par cámara subjetiva, en los que es innegable
tida, con las modificaciones que el viaje ha que el espectador ve desde los ojos de uno
producido en cada caso. El film construye, de los personajes, generalmente lo mirado
así, la idea de viaje iniciático, a partir del cual está circunscripto por un marco, que impone
algo cambia en la vida de cada personaje. cierta distancia. Por ejemplo, cuando el hijo
El hecho de que el espectador no sea lle
vado a seguir la historia a través de los ojos
de un personaje en particular disminuye la
posible identificación con ellos. A pesar de
que las tres figuras principales pueden conci
tar, por momentos, cierta identificación (es
pecialmente el personaje de Roberto, porque
la cámara evidencia sus estados anímicos a lo
largo de la historia), el relato genera esta
suerte de distancia hacia sí mismo. Pero no se
trata de un distanciamiento que despegue al
espectador de la historia, con la intención de
H ist o r ia s M I n im a s
dar cuenta de su carácter de producto cons
C a r lo s S o rín - 2 0 0 2
truido, sino de un recurso que genera en el
espectador la sensación de estar viendo los
sucesos desde una posición privilegiada. Esto
mismo se logra también por la supremacía
cognitiva que otorga al espectador el hecho
de que él sea el único que tiene acceso a to
das las historias, lo cual le da ventaja por so
bre los personajes6.
En lo que respecta a la organización del en
cuadre, el campo visual aparece dominado
por una mayoría de planos generales del pai
saje patagónico, fijos (salvo por el movimien
to que provoca el viento), lo cual genera una
sensación de foto fija o tarjeta postal: los co
lores del cielo suaves, las montañas como
fondo omnipresente, la ruta y la vegetación
desértica conforman la gran mayoría de los
de don Justo mira a su padre tras la ventana, escenarios. Además, cada uno de los espa
de cara a la ruta, el marco de la ventana en cios que va introduciendo el relato es prime
cuadra el plano otorgándole un carácter au ro "presentado" mediante un plano general
tónomo, como si se tratara de una pintura o frontal: la estación de tren abandonada, el al
una fotografía. macén de ramos generales, la panadería, la
Si bien aparecen algunas subjetivas pun estación de servicio, etcétera. Esta construc
tuales no enmarcadas, que responden estric ción planimétrica no se limita a los espacios
tamente a los ojos de alguno de los persona exteriores, sino que continúa luego en los in
jes, no se trata de un criterio sostenido a lo ternos. Incluso cuando se llevan a cabo diálo
largo del film. Predominan más bien los pla gos, ya sea que estos aparezcan bajo la for
nos generales, la cámara que registra y expo ma de plano-contraplano recién descripta o
ne o los diálogos encarados de la forma re bien en el mismo plano, generalmente un
cién descripta. fondo carente de profundidad enmarca la si
tuación. Hay una sola escena trabajada con cen una pausa, como si se corriera un telón
montaje interno al cuadro, que genera pro entre cuadro y cuadro. La organización del
fundidad: cuando don Justo huye de la salita tiempo funciona, entonces, como la del espa
de primeros auxilios. Si bien se incluyen varias cio, construyendo situaciones para ser pre
escenas en las cuales la cámara en movimien
to sigue el recorrido de alguno de los perso
najes, la construcción final da idea de espa-
cialidad plana.
Con respecto a la organización temporal,
el tiempo del relato aparece claramente defi
nido: toda la historia transcurre durante una
tarde, un día y una mañana. En realidad, la
primera tarde funciona como una suerte de
"preparativo" para los viajes a San Julián que
tendrán lugar el día posterior. María se ente
ra de que debe viajar al día siguiente si quie
re concurrir al programa, en tanto que don
Justo elabora un plan para eludir la vigilancia
de su hijo y partir en busca del perro. La ma
ñana última funciona como un epílogo que
cierra la narración: Roberto desanda en su
Renault 12 la ruta, dejando atrás el cartel que
anuncia "San Julián te espera" y pasa de lar
go a María, que espera el ómnibus de regre
so a Fitz Roy a la vera del camino. Cuando
ella sube al micro mira hacia los asientos del
fondo en los cuales duerme profundamente
don Justo, acompañado de un perro.
De esta manera, los sucesos principales tie
nen lugar a lo largo de un día en la vida de
los personajes. Si bien, a causa de las elipsis,
el tiempo total del relato es más corto que el
de la historia, en cada una de las situaciones
es equivalente (lo cual ha sido considerado
por Gaudreault y Jost, 1995, tomando la ca
tegoría de Genette, como "escena"). No
aparecen aceleraciones ni detenciones de la
imagen, ni vueltas al pasado7 ni idas al futu
ro, lo cual contribuye a generar la sensación
de tiempo "real", de que lo que sucede está
sucediendo en ese momento en el presente
de la ficción. Las distintas secuencias están
separadas por fundidos a negro que estable
sentadas expresamente ante los ojos del es po) que representa la televisión y que no es
pectador. más que puro artificio, hojarasca detrás de la
En términos generales, se plantea un am cual no hay nada.
biente claramente reconocible, logrado a tra En función de lo dicho hasta aquí, puede
vés de un espacio que ofrece datos concretos señalarse que la construcción del relato mani
para identificarlo como perteneciente al sur fiesta una tensión entre su organización na
de la Argentina. Al situar la acción en locali rrativa (conformada a partir de un criterio na
dades de la provincia de Santa Cruz, el espa turalista: espacio y tiempo reconocibles, acto
cio adquiere una aire de familiaridad. La or res no profesionales) y su organización formal
ganización temporal también construye un (ausencia de profundidad de la imagen y
verosímil realista al proveer datos precisos elección de un enunciador que se mantiene
acerca de la duración y regulación del tiempo en una posición exterior durante todo el rela
(la noche sucede a la tarde y ésta a la maña to). De esta manera, contrastan el aire de fa
na), y los personajes aparecen como "reales" miliaridad de las historias con la ajenidad y la
en tanto verosímiles, sobre todo Roberto, distancia que establece la puesta en escena.
quien encarna el estereotipo del argentino Puede observarse, así, una doble instrucción
que ha tenido que ir cambiando de profesión para el espectador. Por un lado, la elección
para continuar subsistiendo8. del criterio naturalista antes descripto genera
La presencia constante de la imagen televi cierta cercanía, pero por otro, el andamiaje
siva9 en la narración puede relacionarse con formal recuerda permanentemente la presen
una serie de oposiciones frente a las imágenes cia del dispositivo y la imposibilidad de ver
de los espacios cotidianos. Si las imágenes de que su ausencia supone. Se trata de una ten
éstos son reconocibles y familiares, las que sión interesante, además, por el tema que
aparecen en la televisión aparecen como aje aborda el relato: cuestiones relativas a la
nas, extrañas y artificiales. En este sentido, la identidad nacional, la rtiirada sobre un sector
descripción del programa al que concurre Ma de la sociedad argentina, que por geografía y
B o liv ia ría da cuenta del punto máximo del grado de pertenencia social, permanece en los bordes.
Is r a e l A d riá n C a e t a n o - 2001 artificio: todo es cartón pintado, todas son
sonrisas artificiales que desaparecen en cuan 3. Bolivia10
to se apagan las luces de grabación. Los dos
premios que gana María (primero la multipro- "Bueno, el trabajo aquí no es ninguna cien
cesadora y, luego del trueque, el set de belle cia, empezamos a la mañana temprano y ce
za) aparecen rodeados por un aura de inutili rramos cuando ya no hay más nadie. De lunes
dad: la multiprocesadora es inútil, porque Ma a viernes, los días hábiles, cerramos más tem
ría no tiene luz eléctrica, el set de belleza es prano, a la 1 o 2. Los fines de semana no, los
inútil porque la "verdadera" belleza no se en fines de semana abrimos toda la noche, vier
cuentra a través de afeites, la vida puede se nes, sábado y domingo, ¿entendés?".
guir su curso sin ellos, parece decir el relato. Las instrucciones que imparte la voz en off
Este reino del artificio contrasta abierta funcionan como contrapunto de los planos
mente con lo "natural" de las situaciones cortos, fijos, en blanco y negro que, simultá
que viven los personajes. La realidad cotidia neamente, el decir la cámara va revelando en
na se opone aquí a lo artificial, en tanto fal su recorrido fotográfico por el local: un reloj
so, de ese otro país (otro espacio, otro tiem colgado en la pared, un plano general del lu
gar vacío, el televisor, la cocina, el mostrador,
la parrilla, los posters. Se detiene, por último,
ante dos hojas de papel pegadas sobre el vi
drio de la ventana, en las cuales puede leer
se: "se necesita parrillero/codnero".
En el final de esta suerte de prólogo, la es
cena recobra explícitamente el movimiento:
un auto y una persona que cruza la calle se
interponen brevemente a la vista general del
exterior de la parrilla, ubicada en alguna es
quina de Buenos Aires. "Decíme una cosa,
¿aprendiste a hacer asado allá en Perú?" -in
daga el dueño- "No, yo no soy peruano, soy
boliviano" -explica Freddy, el nuevo parhile
una p e lícula de Adrián Caetano
ra, recién contratado-. * P im BIRRA. FASO'
Extradiegéticamente comienzan a escuchar
se los acordes de una canción boliviana que
acompañará a los títulos de presentación del r w o n m lc u u
ttttfQMKRIOW*
%
'
t HtsmtiasMisuwsiiMi<i
film, intercalados con la imagen y el audio te
levisivos de un partido de tútbol entre las se
lecciones argentina y boliviana11.
Luego de esta primera secuencia, continúa
Lita Starstsr n m m r Mostemn m i b m c u a k Israel Mnán Cmuxuü t a m n n M iKCAA
la minuciosa descripción del lugar, recomen
zando por una imagen del exterior de la pa
rrilla y siguiendo con un plano del reloj que
marca ahora las siete de la mañana, una ma
nera de indicar que el tiempo de la narración trador, la cocina, el lugar donde se cambian
se ha echado a correr (la historia se desarro los empleados, los baños, etcétera.
lla a lo largo de tres días). De este modo, se La descripción se completa con la llegada
presenta primero el interior de la parrilla, lue de los parroquianos habituales: tres taxistas y
go la cámara sale hacia la calle para mostrar un vendedor ambulante. Ellos más Enrique
la desde el exterior y, finalmente, vuelve a en -el dueño siempre presente del local-, y los
trar, permitiendo que la totalidad del espacio dos empleados, -Rosa y Freddy-, conforman
en el que va a tener lugar la historia sea cla el resto de este paisaje urbano.
ramente aprehendido por el espectador. Todos los datos aportados hasta aquí cons
Si bien se establece una explícita vincula tituyen material suficiente para que el espec
ción entre el espacio exterior (la esquina en tador se sitúe rápidamente y construya una
que se encuentra la parrilla) y el interior, a imagen del escenario en el que se desarrolla
partir de imágenes que conectan a uno con rá la historia. Se trata de una parrilla modes
otro (enfocando a quienes entran y salen), la ta, claramente reconocible por su ambienta-
mayor parte del relato transcurre en este es ción, diseño y estructura, que funciona como
pacio interior que aparece, a su vez, subdivi- un parador, antes que como un restaurante.
dido en varios escenarios: las mesas, el mos- Tanto los taxistas como el vendedor eviden-
cían una familiaridad entre sí y con el dueño tradiegética que comienza a escucharse une
y Rosa, que pone de manifiesto el tipo de re esta escena con la siguiente: el exterior de la
lación cotidiana que se ha establecido entre parrilla y, luego, el quehacer cotidiano dentro
ellos. Si bien el lugar no es cálido ni acogedor de ella. La ralentización que continúa da
en cuanto al ambiente, adquiere característi cuenta del carácter repetitivo y monótono del
cas hogareñas, debido a la utilización que los accionar diario (Rosa lavando platos, llevando
clientes hacen de él. la bandeja, parroquianos que comen y be
El relato utiliza un arco amplio de procedi ben, manos que intercambian dinero) y ex
mientos para narrar las situaciones que tie tiende la duración de los movimientos para
nen lugar en este micromundo. Por momen plantearlos impregnados por una suerte de
tos, escenas de planos cortos se unen a tra eternización12- Al final de los acordes musica
vés de cortes directos que envían de una si les que indica el cierre de la secuencia, le su
tuación a otra sin dilaciones; en otros casos, cede el sonido de la pelea de box que se
la cámara sigue los movimientos de los per transmite por televisión. Utilizando el plano
sonajes que entran al lugar o el ir y venir de picado para sumergirse de lleno en la escena,
los dos empleados, extendiendo la duración la cámara enfoca desde lo alto el ring, para
del plano hasta darle carácter de plano se luego descender y situarse a la par de los bo
cuencia. La dilatación se exacerba cuando el xeadores, enfocando sus rostros. Las imáge
registro de los movimientos se ralentiza, posi nes de la pelea ocupan todo el campo visual
bilitando una observación aun más minucio convirtiéndolo en una gran pantalla de televi
sa de los acontecimientos. En la escena en sión, ante la cual el espectador tiene una vi
que Freddy se comunica telefónicamente con sión privilegiada. Lo mismo sucede cuando,
su familia en Bolivia, un zoom lento va acer terminado el primer día de trabajo, Freddy se
cando su rostro al objetivo hasta llegar a un dispone a dormir sobre la mesa de un bar: el
primer plano. A través de un montaje parale plano siguiente abre con las imágenes y el so
lo, pueden observarse las caras de los dos nido do- una película que se expande toman
hombres que organizan esta suerte de locu do la totalidad del cuadro. En ambos casos, la
torio gesticulando lentamente, como si las cámara le otorga al espectador la posibilidad
inspeccionara una cámara que se toma el de acceder primero a estas imágenes, trans
tiempo necesario para hacerlo. La música ex- formándolas en películas dentro de la pelícu
B o liv ia
Is r a e l A d riá n C a e t a n o - 2 0 0 1
/«7
la mayor, y luego las introduce en la historia, una ocasión, la cámara se ubica detrás de las
ubicándolas como procedentes del televisor. tiras de plástico de una cortina, fraccionando
El relato establece rupturas entre el plano de manera vertical la imagen. Los planos se
de la imagen y el del sonido en varias ocasio cuencia que recorren el ambiente se alternan
nes, a partir del uso de la voz en off que es con escenas trabajadas en planos cortos, co
cinde ambas instancias. Además de la escena mo por ejemplo la de la pelea o la que tiene
inicial, en la recién mencionada las voces en lugar cuando Freddy y Rosa van a bailar. Los
off de los dos taxistas se superponen al soni numerosos diálogos de la historia son repre
do e imagen de la película. En otro momen sentados mediante el plano y contraplano clá
to, las voces en off de Enrique y Héctor, uno sico, partiendo de un plano general que com
de los clientes de la parrilla, se yuxtaponen a prende a los dos participantes, o bien a través
las imágenes del mismo Héctor y otros parro de la alternancia del plano y contraplano.
quianos que comen en el lugar. Este último La cámara circula por esta gran variedad de
diálogo adquiere, así, cierta abstracción, ya encuadres y movimientos sin ubicarse nunca
que, al no haber referencias explícitas a las en los ojos de los personajes. Compone el
circunstancias en las que ha tenido lugar, se cuadro en función de la mirada del especta
desprende de un anclaje espacial y temporal dor, con el fin de guiarlo en el recorrido que
concreto. le interesa que realice.
La organización del encuadre da cuenta Los tres días en que transcurre la historia
también de la diversidad de procedimientos se organizan con un criterio lineal y sucesivo,
que utiliza el relato, en este caso a través de la marcado por la presencia del reloj que abre la
variedad de planos que incorpora. El exterior narración. Este reloj aparece luego indicando
de la parrilla es enfocado desde planos gene las nueve de la mañana, más adelante, pro
rales o medios, en tanto el interior es represen mediando la primera jornada de trabajo (a las
tado mediante planos generales picados, me cuatro de la tarde), y en la última secuencia
dios o primeros planos (de los rostros, de las del film, en la que se lo ve a lo lejos, señalan
manos intercambiando dinero, contando bille do las seis menos veinte.
tes, sirviendo comida). Fragmentos de cuerpos Sin embargo, la estilización de la imagen,
pasan por delante de la cámara y hasta llegan lograda con el uso de ralentizaciones, movi
a ennegrecer completamente el cuadro. En mientos de cámara y presencia de música ex-
tradiegética o de silencios, aleja constante este combate, alineado alegóricamente con
mente la inscripción de la puesta en escena las peleas de box que transmite el televisor y
en el verosímil realista. El criterio formal ele con el partido inicial entre la Argentina y Boli-
gido para la representación de lo espacio- via, la victoria será para el más fuerte y el
temporal recuerda, a cada momento, la pre cuerpo extraño terminará expulsado fuera de
sencia del dispositivo, remitiendo necesaria
mente a la instancia enunciadora.
La imagen estilizada constituye el entrama
do sobre el cual se articula el tema del film,
que sí establece vínculos con el verosímil rea
lista a través de la referencia a la xenofobia,
la explotación, la crisis laboral.
En relación con el primero de estos temas,
la parrilla se construye como un espacio teñi
do de "argentinidad". En este sentido, tiene
relevancia que haya una foto de Gardel en la
pared, varios posters de equipos de fútbol, y
en el plano del lenguaje, que aparezcan tan
to la jerga característica de los taxistas como
el acento familiar del decir cordobés. Prácti
camente eliminadas las referencias a la oposi
ción porteños-cordobeses, los bloques se
agrupan en torno al eje de la nacionalidad:
argentina versus el Otro extranjero (sea para
guayo, boliviano, uruguayo, etcétera). Es
aquí donde la parrilla funciona como símbo
lo de la práctica expulsora que alientan, pare
ce decir la historia, muchos más que el argen
(IIIIJIIIIMffltfIftilCM HimiU! (UIU. Iltliliu MHUI tuct i ¿«Mui SiüU H l« l mi t i l t » |»»ru |i;i ~l
tino que explícitamente agrede al boliviano. mmmi
i :*•*» »»ii* ííui t te* «sin '«m i mm mu i r a tumi
mu m mm siiumi mmm uamu m i mu
* Uku» m i m uin>
íium mut m<«
Si bien Freddy es boliviano y Rosa paragua mm CMtM Ms fe N ftn » H| ‘ Uli 41* «m -r f**w «HUI Kttiin Un «* * £ * t u (
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i ese espacio connotador de "argentinidad"
/ que es la parrilla: Freddy, en su caída mortal,
traspone la puerta de entrada y queda tendi-
I do en la vereda.
? En la última escena, dos policías entran al
lugar para citar a Enrique y Rosa al juzgado.
Al retirarse, la cámara se ralentiza y puede
observarse cómo ambos cruzan lentamente
la calle. Como en la escena inicial, comienza
a escucharse el sonido de un charango, intro
ducción de la misma canción popular bolivia
na del comienzo. Con movimientos demora
dos por la cámara lenta, que crea una mayor
densidad dramática, Enrique pega sobre los
vidrios un nuevo cartel: "se necesita parrille-
ro-cocinero" y corre la cortina tras la ventana.
Final para esta historia circular que, en cierta
forma, vuelve a iniciarse.
En el caso de Bolivia, entonces, se presen
ta una puesta en escena estilizada, organiza
da a partir del uso de recursos tales como la
ralentización de la imagen, la fotografía y la
iluminación en base al blanco y negro, el en
cuadre construido prolijamente teniendo en
cuenta la variedad de planos y enfoques, la in
corporación de música extradiegética y de si
lencios, la presencia de alegorías como el par cambiar. A la mañana muy temprano metí to
tido de fútbol y la pelea de box, entre otros. da la ropa que tenía en un bolso y la llevé al
Sobre este entramado formal se articula la his Lave-rap. Al mediodía conseguí trabajo en un
toria del film que sí busca inscribirse dentro de bar. Estaba completamente decidida: nada
un verosímil realista, fundamentalmente por iba a volver a ser como antes. Al día siguien
el tema central que aborda la narración. te mi ex marido me llamó por teléfono, que
Este film presenta, pues, una interesante ría encontrarse conmigo".
dinámica, ya que oscila entre la delicada esti La declaración pone en marcha el tiempo
lización de su organización formal y la dure del relato, que irá organizándose en función
za de la historia que narra. del encadenamiento de acciones que portan
en sí mismas marcas de temporalidad: Silvia
4. Silvia Prieto14 cambia de trabajo, viaja a Mar del Plata, Bri-
te y Marcelo inician una relación, ella queda
Silvia Prieto comienza con una referencia a embarazada, se casan; Gabriel regresa de los
lo temporal en la voz en off de Silvia, una de Estados Unidos, conoce a Silvia, es encarcela
las protagonistas, que anuncia: "El día en do, sale de la cárcel, viaja a Córdoba. Las si
que cumplí 27 años decidí que mi vida iba a tuaciones que viven los cuatro personajes
Z4®)
centrales de la historia conllevan, necesaria cuenta de sus momentos significativos.
mente, un grado de duración más o menos Si bien las escenas del relato siguen un or
extendido. Sin embargo, el tratamiento for den organizado prolija y minuciosamente, la
mal del film elude la representación de la du elisión de situaciones intermedias entre una y
ración, del transcurso, mostrando directa otra las fragmenta, dotándolas de una relati
mente el resultado final de cada uno de esos va autarquía. Cada una parece transcurrir en
momentos. Utilizando la elipsis como proce un tiempo similar al de las demás, en una es
dimiento central, el relato conduce de una si pecie de presente continuo donde vuelven a
tuación a otra, omitiendo los momentos in instalarse los personajes cada vez que apare
termedios. Así, cuando Silvia conoce a Ga cen, sin haber experimentado ningún tipo de
briel, le dice a Brite: "bueno, arreglá una ci transformación (no hay un desarrollo "psico
ta"; el plano siguiente presenta a Silvia y Ga lógico" en ellos a medida que transcurre la
briel en una plaza, concretando el encuentro. historia). De este modo, a pesar del ordena
Lo mismo sucede cuando Marcelo invita a miento lineal del relato, el criterio temporal
Brite a salir: "Me gustaría verte fuera del tra utilizado permite otorgar a las escenas cierto
bajo. Te invito a cenar. Nos encontramos acá valor de intercambiabilidad. Esta idea puede
mismo, a las siete"; en el plano siguiente,
Marcelo espera en la esquina la llegada de
S ilvia P rieto Brite. En otra escena, Silvia aparece en el ba
M ar tín R ejtm an 1999 ño del bar donde trabaja y en la siguiente en
la cocina de su casa. No hay referencias a las
circunstancias ni al tiempo transcurrido entre
las dos acciones; el relato omite todo tipo de
dilaciones y se concentra en los hechos pun
tuales que le interesa destacar.
De esta manera, podría decirse que la his
toria se construye de manera eminentemen
te visual, ya que, en muchos casos, son imá
genes mudas las que hacen avanzar la narra
ción15. Cuando Silvia decide viajar a Mar del
Plata, sube a un taxi y le indica al taxista: "Al
aeroparque". Los planos siguientes, enlaza
dos a través del corte directo, son los de un
avión levantando vuelo, una construcción cu
yo cartel en alto indica "Hotel", Silvia entran
do a la habitación, dejando la jaula con el ca
nario sobre una mesa, abriendo la valija, sen
tada en un bar en la rambla, entablando un
diálogo con el italiano dueño del saco Arma-
ni, levantándose de la mesa, haciendo la vali
ja, entrando a su casa.
El viaje es resumido, condensado en pocos
planos que resultan suficientes para dar
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L
extenderse también, según la formulación de gala, presta o vende un objeto utilitario que
David Oubiña, a los personajes y objetos de la enseguida pasa a un nuevo dueño. Son mer
historia: cancías cuyo valor de uso tiende a ser eclip
sado por su valor de cambio." (2003: 196-
"Una misma ley rige a personajes y a objetos: 197).
los personajes son intercambiables, los obje
tos se intercambian. Así como aquellos se Tanto la intercambiabilidad de los persona
desplazan ocupando diferentes posiciones, jes (Marcelo era marido de Silvia y ahora se
éstos se entregan y se reciben pasando de casa con Brite, Brite estaba casada con Ga
mano en mano. Y así como aquellos carecen briel, quien ahora sale con Silvia), como la
de psicología dramática, éstos son objetos aparición repetida de ciertos objetos y accio
impersonales, fabricados en serie o despro nes, resultan fundamentales para lograr la
vistos de toda carga afectiva. Puede ser una sensación de constante circulación que es
muñeca de cerámica, pero también un tapa tructura el relato. A lo largo de la narración,
do de piel, un saco Armani, un velador de bo Silvia aparece una y otra vez en su cocina tro
tella, un contestador telefónico. Alguien re zando pollos (que luego reaparecerán cocina
dos al horno, también una y otra vez), o
aprieta repetidas veces el secador de manos
antes de salir del baño del bar donde trabaja.
Estas escenas, al intercalarse en el medio de
otras, colaboran en la construcción de un
tiempo abstracto, produciendo, a pesar del
innegable carácter lineal de la historia (que
avanza siempre), un efecto de atemporali-
dad. Se constituye, así, un tiempo que pare
ce no progresar, permanecer siempre idéntico
a sí mismo.
En medio de este tratamiento de lo tem
poral, predominante en la historia, hay una
secuencia organizada de manera diferente,
dado que representa explícitamente el trans
curso del tiempo, la sucesión que éste supo
ne. Silvia arroja por la ventana del colectivo
en el que viaja la muñeca que Brite le acaba
de regalar; el plano siguiente muestra a la
muñeca tirada en la calle, de noche, mientras
varios pares de piernas pasan por delante sin
reparar en ella. Luego, puede vérsela en pri
mer plano, en el mismo lugar, pero bañada
por la lluvia. El día sucede a la noche y la mu
ñeca permanece en la calle. Luego, un mu
chacho se detiene ante ella, se agacha y la re
coge. La mira con atención, la lleva a su casa
y la coloca sobre una repisa. Se acuesta a dor ca los cuadros que organizan la historia en
mir, a medianoche se levanta para ir al recital esa clase de teatro.
de un grupo de rock. Ya de día, una de las in Con respecto al encuadre, predominan los
tegrantes de dicho grupo regresa en taxi a su planos generales y frontales; sólo en algunos
casa y se sienta a desayunar. momentos la cámara se eleva tomando des
La explícita sucesión de noches y días (u os de arriba, en plano picado, la escalera que
curidad y claridad) da cuenta, en esta secuen conduce al departamento de Silvia o una ave
cia, del paso del tiempo16. nida colmada de autos que van y vienen. La
Por otro lado, el film trabaja con un frag cámara rara vez abandona el plano general o
mento de tiempo pasado, de manera paralela medio; cuando lo hace, es para focalizar, a
al actual que viven los personajes: el de la fies través del primer plano, en algunos objetos
ta de casamiento de Silvia y Marcelo, conge muy puntuales, como por ejemplo el dinero:
lado en un video que se exhibe varias veces a el fajo de billetes dentro del recipiente que
lo largo de la película. Este tiempo pasado, en Marcelo le entrega a Silvia, cuando ella cuen
el que reinan un movimiento y una expansión ta estos billetes, cuando entierra una parte en
ausentes en el presente, es por lo tanto ma las macetas del balcón19.
leable y puede ser reproducido cuantas veces La frontalidad de la cámara la aleja de los
se desee17. ojos de los personajes (no se ubica en ningún
La relativa autonomía que presentan las momento en ellos), convirtiéndola en una
escenas se logra, además, por el tratamiento suerte de testigo privilegiado que tiene la po
del espacio, organizado en base a una ruptu sibilidad de registrar las acciones dispuestas
ra absoluta de la relación campo-fuera de frente a ella. En varias ocasiones, los persona
campo. En este caso, hay una preeminencia jes cruzan frente al objetivo, que capta así
prácticamente total del campo, ya que cada porciones de cuerpos: piernas, torsos, brazos.
escena constituye un campo visual que ge En otro momento, el plano revela una solita
neralmente no se relaciona con el fuera de ria esquina bajo la lluvia. Momentos después,
campo. Es decir, las escenas se suceden si Brite y Silvia entran al campo por la izquierda
guiendo el orden lineal y progresivo de la na del cuadro; la cámara, que permitía observar
rración sin establecer lazos con espacios an sólo la esquina y la lluvia, permite ahora dar
teriores o ubicados más allá del campo vi cuenta de la llegada de los personajes.
sual. Unidas a través del corte directo o sepa Por otro lado, la cámara permanece fija la
radas por fundidos a negro que en algunos mayor parte del tiempo. Sólo deja de lado su
casos duran varios segundos18, cada escena estatismo en breves momentos: para realizar
se presenta como independiente de las de un paneo cuando Brite llega en un taxi a su
más, del resto del espacio mayor en el que cita con Marcelo, para registrar el movimien
presumiblemente están inscriptas. Este trata to del taxi que lleva a Silvia al aeropuerto o
miento, similar tanto para los interiores en para captar el movimiento desde el tren en
los que transcurre el film (la casa de Silvia, el marcha en el que viaja Gabriel20.
restaurante chino), como para los exteriores Los procedimientos utilizados para la cons
(generalmente las calles de la ciudad), le trucción del tiempo y el espacio en Silvia
otorga a la puesta en escena una impronta Prieto, entonces, plantean una puesta en es
teatral (entendiendo el término en su formu cena signada por el extrañamiento. La frag
lación clásica), ya que, de algún modo, evo mentación espacial y temporal busca desar-
mar toda ¡dea de continuidad, de fluidez, y se de campo se convierte en una figura central
convierte en el recurso-eje para construir el para la organización del relato, tanto en La
clima de ajenidad, de distanciamiento. Para ciénaga, por el trabajo de elisión del fuera
lograr dicho efecto resultan sumamente ope de campo, como en Silvia Prieto por la pree
rativos, además, la voz en off que comenta minencia del campo y el trabajo de supresión,
los hechos (ya que cada vez que aparece re por decirlo de alguna manera, del fuera de
cuerda que se trata de una historia que está campo.
siendo narrada), y los diálogos "poco natura Un dato significativo es la presencia, recu
les" o "artificiales" ("quiero comprarme un rrente en los cuatro filmes, de un espacio pa
canario, uno que no cante") articulados en ralelo, la imagen televisiva, como un sistema
un tono de voz neutro que los aleja de cual de signos que recorre los relatos, proponien
quier registro naturalista. do correspondencias y divergencias con la
El universo que se configura no intenta imagen fílmica.
tender lazos que lo confundan con la realidad En cuanto a la organización temporal, La
cotidiana del espectador, sino, por el contra ciénaga, Historias Mínimas y Bolivia coin
rio, explicitar claramente la distancia que ciden en presentar una duración similar en
existe entre ambas instancias, remarcando el relación con el tiempo en el que transcurre la
carácter de producto construido del film. És historia: alrededor de tres días. El tratamien
te se presenta como una obra cerrada en sí to es diferente en cada caso, ya que La cié
misma, dispuesta para ser vista y leída, con lo naga modela la duración mediante una dila
cual promueve la reflexión sobre el carácter y tación del tiempo que lo extiende hasta ge
la entidad de toda obra artística, de un film nerar la idea de suspensión, Historias Míni
en este caso. mas presenta al tiempo de la historia como
"real", en tanto que en Bolivia, los tres días
Algunas conclusiones de la narración aparecen fragmentados por
momentos, suspendidos por otros, en fun
En función del análisis realizado hasta aquí ción de la estilización que esgrime la puesta
pueden plantearse brevemente algunas con en escena. La organización temporal de Sil
clusiones. Los cuatro filmes, agrupados en via Prieto se diferencia de las tres anteriores
principio según la clasificación planteada en porque el tiempo de la historia es mucho más
ia introducción, presentan, en cuanto al mo largo que el del relato, y es trabajado con una
do de organizar la dimensión espacio-tempo- impronta de atemporalidad.
ral, ciertos puntos en común y otros en los No obstante estos agrupamientos, que nu-
que divergen. Con respecto a la representa clean a dos o tres de las películas, puede ob
ción del espacio, entre La ciénaga y Bolivia servarse un punto central común a las cuatro:
puede observarse cierta sintonía generada la coincidencia en organizar la puesta en es
por la utilización predominante de planos cena tomando, en mayor o menor medida, al
cortos, medios y primeros planos, muchas ve distanciamiento como eje (en Silvia Prieto
ces en movimiento, así como por el trata esto alcanza su máxima expresión). Se trata
miento descentrado del encuadre. En Histo de relatos que plantean una distancia respec
rias Mínimas y Silvia Prieto, por su parte, to de sí mismos y hacia el espectador, quien
dominan los planos generales, fijos y en su es expresamente alejado, distanciado del
mayoría centrados. La relación campo-fuera film, en lugar de ser fuertemente involucrado
como sucede, por ejemplo, en el cine clásico. so del film del contexto en que se halla ins
En dicho cine y en el cine hegemónico en la cripto. La brecha, aquí, es continuamente re
actualidad, la narración se organiza en fun marcada por una puesta en escena que real
ción de disimular las operaciones de enuncia za su artificialidad y se opone, así, a la natu
ción y el dispositivo21 que existen detrás de las ralización del discurso fílmico. La película re
imágenes. Este tipo de filmes omite la refe cuerda constantemente que toda obra, por
rencia al trabajo de escritura inherente a toda su sola presencia, remite necesariamente a
película: la fragmentación y posterior unión una instancia enunciadora.
de los planos es disimulada en pos de instalar En la Introducción, planteábamos que el Nue
una ilusión de continuidad (de tiempo y espa vo Cine Argentino parecía desplegarse entre
cio) que pretende presentar al film como un dos vértices, uno anclado en el tono realista y
"recorte de realidad", como un "reflejo del otro apartado de él. Luego del análisis reali
mundo". zado, puede observarse que, si bien dentro
Por el contrario, los cuatro filmes analiza del movimiento hay algunas películas que
dos intentan posicionarse en un lugar dife abordan problemáticas sociales actuales más
rente, promoviendo, simultáneamente con la que otras, en lo que a organización formal de
visión de las películas, una reflexión sobre su los cuatro casos se refiere, aparece claramen
construcción. Se trata de filmes en los cuales, te una búsqueda por despegar lo representa
a la vez que se narra la historia, se hace refe do (el tema abordado) de la representación
rencia al proceso de narración que se está lle (el modo de construirlo, de llevarlo a cabo).
vando a cabo. Este efecto se logra utilizando De este modo, en lo relativo al trabajo de or
diferentes recursos en cada caso. En La cié ganización formal, las cuatro películas coinci
naga y en Bolivia, la puesta en escena ofre den en utilizar un criterio similar: evidenciar la
ce como resultado una imagen sumamente puesta y, simultáneamente, ponerla en esce
estilizada, que se contrapone continuamente na.
a la sordidez que caracteriza a los temas (mi Sería interesante estudiar las características
seria, xenofobia, decadencia, muerte). Si la que adquiere el realismo cuando surge de
presencia de estas temáticas, por su propia una puesta en escena que se despega clara
carga, sumerge al espectador en la historia, el mente de la "realidad", al evidenciar el pro
tratamiento de las imágenes lo distancia ceso de construcción que la estructura. El
constantemente. En Historias Mínimas, la análisis hasta aquí realizado ha permitido tra
construcción planimétrica de la imagen re zar sólo algunos posibles lineamientos res
marca una y otra vez la presencia de la pan pecto de estas cuestiones. Se trata de un
talla, es decir, aleja al espectador de las histo abordaje que podrá, sin duda, ser ampliado y
rias narradas, para ubicarlo justamente en la revisado en trabajos posteriores.
posición de espectador, dotándolo, eso sí, de
una visión privilegiada. En Silvia Prieto la ex-
plicitación del carácter construido de toda
película alcanza su máxima expresión debido
al uso de procedimientos que rompen conti
nuamente la ilusión referencial (la idea de
que el cine es una ventana abierta al mundo)
y evidencian la distancia que separa el univer
BIBLIOGRAFÍA Notas
• Aguilar, Gonzalo; "Los precarios órdenes del 1) Dirección y guión: Lucrecia Martel; montaje:
Santiago Ricci; fotografía y cámara: Hugo Cola
azar", en revista Mil palabras, N° 1. Buenos
ce; producción: Lita Stantic; intérpretes: Martín
Aires, primavera de 2001.
Adjemian, Leonora Balcarce, Silvia Bayle, Sofía
• Amado, Ana María; "Cine Argentino. Cuan Bertolotto, Juan Cruz Bordeu, Graciela Borges,
do todo es margen", en Pensamiento de los Andrea López, Mercedes Morán, Daniel Valen-
Confines, N° 11, Buenos Aires, septiembre de zuela, entre otros; Argentina, 2001.
2002 . 2) El tercer espacio interior que incluye el rela
• Aumont, Jacques; La imagen, Paidós, Barce to, donde vive quien supo ser la tercera en dis
lona, 1992. cordia en la relación entre Mecha y su marido y
• Deleuze, Gilíes; La imagen tiempo. Estudios en la de Mecha y Tali -Mercedes-, es marcada
mente diferente a los otros dos. La asepsia de un
sobre cine 2, Paidós, Barcelona, (1986), 1985.
departamento enteramente blanco ubica a este
La imagen movimiento. Estudios sobre cine
espacio a kilómetros de distancia (tantos como
1, Paidós, Buenos Aires, (1994) 1984. los que separan a Buenos Aires de Salta) de los
• Gaudreault, André y Jost, Frangois; El relato otros dos.
cinematográfico, Paidós, Barcelona, (1995) 3) El único límite explícito -geográfico- que
1990. aparece en el relato es el que nunca puede tras
• Genette, Gérard; Figuras III, Lumen, Barcelo pasarse. Bolivia se propone como un espacio
na, (1989) 1972. "otro", el espacio de la diferencia y la liberación
• González Requena, Jesús; La metáfora del al que no es posible acceder.
espejo. El cine de Douglas Sirk, Instituto de Ci 4) Los dos planos (entendiendo como historia
los hechos que narra el film y como relato el mo
ne y Radio-Televisión, Valencia, 1986.
do de presentar la narración), pueden articularse
• Heath, Stephen; Versión original en Screen,
en tres puntos: la relación entre el orden de los
vol. 17,-N° 3, otoño de 1976, págs. 68-112] acontecimientos que tienen lugar en la historia y
"Espacio narrativo". Ficha de cátedra de el de su aparición en el relato; la relación entre la
"Análisis de Películas y Críticas Cinematográfi duración del tiempo del relato y la del tiempo de
cas", Facultad de Filosofía y Letras, Universi la historia y la relación entre el número de veces
dad de Buenos Aires, 2000. que se evoca un acontecimiento en el relato y el
• Oubiña, David; "Un mapa arrasado. Nuevo número de veces que tiene lugar en la historia.
cine argentino de los '90", en Revista Socie La división proviene de las categorías que Gérard
Genette (1989) ha establecido para la teoría lite
dad 20/21, Facultad de Ciencias Sociales, Uni
raria en materia de narrativa.
versidad de Buenos Aires, Buenos Aires, otoño
5) Dirección: Carlos Sorin; guión: Pablo So-
de 2003. larz; fotografía: Hugo Colace; edición: Mu-
• Peña, Fernando Martín (ed.); Generaciones hamed Rajid; música original: Nicolás Sorin;
60/90. Cine argentino independiente, Funda producción: Martín Bardi; intérpretes: Javier
ción Eduardo Constantini, Buenos Aires, Lombardo, Antonio Benedictis, Javiera Bravo,
2003. Aníbal Maldonado; Argentina, 2002.
6) Hay una única situación en la que el es
pectador sabe menos que el personaje (foca-
lización externa en términos de Gaudreault y
Jost, 1995): se trata de los verdaderos moti
vos por los que don Justo quiere recuperar a
su perro y los hechos que rodearon a la pérdi rio de Héctor al dueño: "usted debería fijarse viene el saco Armani (Gabriel se lo vende a
da de éste. La verdad sale a la luz cerca del fi en la gente de su país y no tomar gente de Marcelo y éste a su dueño original); Silvia le
nal de la historia, sólo cuando don Justo en afuera", hasta las increpaciones finales del presta a Gabriel $ 50, que luego él le devuel
cuentra un interlocutor válido, Fermín, para "Oso" a Freddy: "Te venís a sacar el hambre y ve, entre otras.
narrar lo sucedido. dejás sin laburo a los pibes de acá", pasando 20) Un párrafo aparte merece esa suerte de
7) En realidad, la primera escena de la pelícu por el "negro muerto de hambre" que le de epílogo en el que se reúnen "todas las Silvia
la, en la que comienzan a pasar los títulos de dica uno de los clientes del lugar. Prieto", es decir, varias de las mujeres que lle
apertura, puede pensarse como transcurrien 14) Dirección y guión: Martín Rejtman; foto van ese nombre. Justamente por estar entre
do en un tiempo anterior al del relato que se grafía y cámara: Paula Grandío; Música: Ga dentro y fuera de la historia (aparece el perso
desarrollará luego, ya que se trata del momen briel Fernández Capello; montaje: Gustavo naje de la segunda Silvia Prieto), el tratamien
to en el cual don Justo está en el consultorio Codella; intérpretes: Rosario Bléfari, Valeria to de la cámara es explícitamente diferente.
del oculista tratando de leer las "letras chiqui Bertuccelli, Mirta Busnelli, Gabriel Fernández En busca de una imagen cercana a la del do
tas", que a través de una toma subjetiva apa Capello, Luis Mancini, Susana Pampin, entre cumental clásico, zigzaguea registrando los
recen borrosas, como las ven sus ojos. Pero se otros; Argentina, 1999. rostros de las mujeres a las que alguien (que
trata de una suerte de prólogo. Una vez co 15) En otros casos, la imagen comenta un permanece fuera del campo visual) está entre
menzada la narración, el tiempo se desarrolla texto inmediatamente anterior, funcionando vistando.
en su totalidad de la manera lineal que hemos como anclaje de éste: "Yo me olvidé de sacar 21) Por dispositivo se entiende, tal como ha
señalado. me las uñas postizas para dornñir y Gabriel señalado Aumont (1992), el conjunto de da
8) No es un dato menor que todos los perso amaneció todo arañado", señala Silvia. La tos materiales y de organización que intervie
najes, a excepción de Roberto, han sido inter imagen siguiente muestra la espalda de Ga nen en la relación con la imagen (fílmica en
pretados por actores y actrices no profesiona briel cruzada por las marcas rojas de las uñas este caso). El concepto incluye los medios y
les, lo cual expresa una búsqueda por cons en cuestión. técnicas de producción de la imagen, el sopor
truir un clima determinado. 16) En otra escena con un tratamiento simi te que se utiliza para difundirla, su modo de
9) Se trata de un signo que recorre todo el lar, una calle nocturna colmada de autos deja circulación y de reproducción.
relato: el televisor aparece en el almacén de paso a un plano de otra calle, también llena
ramos generales, en el hotel, en la salita de de vehículos, pero de día.
primeros auxilios, en la panadería, en el gal 17) El mismo video es otro objeto intercam
pón de vialidad, etcétera. biable, ya que al final de la historia Silvia se lo
10) Dirección, guión y encuadre: Israel muestra al hombre que sale de la cárcel en lu
Adrián Caetano, basado en un cuento de Ro- gar de Gabriel, en lugar del video del casa
mina Lanfranchini; producción ejecutiva: Ma miento entre Brite y Marcelo. Silvia comenta
tías Mosteirin, productora asociada: Lita Stan- que este hombre "enseguida quiso ver la gra
tic; fotografía y cámara: Julián Apezteguía; bación de la fiesta. Quería ver en vivo a los
edición: Santiago Ricci, Lucas Scavino, Guiller amigos de Gabriel. Pero cuando puse el caset-
mo Grillo; diseño de sonido: Martín García te no había nada, estaba en blanco. Lo había
Blaya; intérpretes: Freddy Waldo Flores, Rosa programado mal. No quise decepcionarlo y
Sánchez, Oscar "Oso" Bertea, Enrique Lipora- busqué el casette de mi casamiento con Mar
ce, Marcelo Videla, Héctor Anglada, Alberto celo".
Mercado; Argentina, 2002. 18) Por ejemplo, luego de la reunión entre
11) El fragmento del partido que se reprodu las dos Silvia Prieto, sobre el fondo negro de la
ce es aquel en el que la Argentina convierte pantalla, la voz en off de Silvia comenta: "Vol
un gol que le otorga la victoria sobre Bolivia. ví a mi casa en colectivo. Gabriel me estaba
12) La ralentización como recurso reaparece esperando en la puerta. Esta vez no lo hice pa
en la escena en la que Freddy es asesinado, en sar".
este caso, en medio de riguroso silencio. 19) La circulación del dinero ocupa un lugar
13) Las actitudes hostiles y xenófobas se des central en el film. Constantemente se realizan
pliegan en un arco que va desde el comenta transacciones, como las dos en las que inter
Hazañas y peripecias
del video arte en la Argentina
Por En el principio fue la imagen electrónica postura crítica que los artistas tomarán res
Rodrigo A lonso pecto a la televisión. Al igual que gran parte
Una de las grandes paradojas del video ar de los teóricos de la época, los artistas ven en
te -también conocido como video de crea ella al enemigo máximo de la cultura, al más
ción- es que comienza algún tiempo antes de claro exponente de la manipulación ideológi
A Graciela Taquini, la que el video estuviera disponible entre los ar ca sobre la que se sustenta la sociedad de
"tía" del video arte en tistas. Dicho de otra manera, las primeras masas. En formas más o menos sutiles, más o
la Argentina obras del video arte no incluyen, de hecho, al menos agresivas, las primeras experimenta
video como medio. ciones con la televisión buscan poner en
La historia comienza en el año 1963. En el cuestión su protagonismo social, el poder de
mes de marzo, el artista coreano Nam June sus imágenes, y en última instancia, su alian
Paik, perteneciente al grupo Fluxus, realiza za con el sistema capitalista.
una exposición -Exposition of Music-Electro- Para un artista como el alemán Wolf Vos-
nic Televisión- en la Galería Parnass de Wup- tell -integrante también del grupo Fluxus-
pertal, Alemania, donde presenta trece televi este último aspecto es particularmente im
sores con sus imágenes distorsionadas. La portante. Poco tiempo después que Paik, en
distorsión se origina en la manipulación que mayo de 1963, realiza un evento en Nueva
el artista ha realizado en los circuitos de los York en el que entierra un televisor encendi
televisores. Modificando válvulas, cables y do atado con alambre de púas. Su aversión
transistores, obtiene imágenes abstractas a por la televisión es más frontal que la de Paik;
partir de la transmisión televisiva habitual, Vostell había vivido una guerra atroz y veía en
convirtiendo la emisión figurativa en un cú la televisión un símbolo del mundo beligeran
mulo de líneas vibrantes y palpitaciones lumi te y mercantil que había propiciado el enfren
nosas. Es, según el artista, el comienzo de la tamiento armado. Sus obras incluyeron, des
televisión abstracta. Más tarde, descubrirá de entonces, monitores destrozados y accio
otros medios para manipular las emisiones nes que ridiculizan o relativizan tanto al me
catódicas -como el uso de imanes que atraen dio como a sus imágenes.
los electrones- y construirá, junto al ingenie Las realizaciones de Paik y Vostell son una
ro Shuya Abe, el Sintetizador de Imágenes guía adecuada para comprender los rumbos
Paik-Abe, con el que realiza una serie de vi que toma el video arte desde su nacimiento.
S im u lta n eid a d en deos distorsionando segmentos de televisión En primer lugar, se define principalmente co
S im u ltan eid ad pregrabados. mo una experimentación con la imagen elec
M a r t a M inujin - 1 9 6 6 Este origen pone en evidencia la violenta trónica, aunque la tecnología del video esté
ausente de las obras. En segundo término, las ciente para impregnar a todas sus apariciones
producciones pioneras se caracterizan por una de un aire de vanguardia. Sin embargo, son
clara aversión hacia la televisión, lo que ubica pocos los artistas que tienen acceso a los
a ésta como una referencia inmediata e insos equipos, y la producción videográfica fue es
casa por algún tiempo.
E xposition of M u sic -E lectro n ic Entre los primeros en acercarse al video se
T elevisión encuentran los creadores de performances
N a m J une Pa ik - 1 9 6 3 (acciones efímeras con sentido plástico inter
pretadas por un artista). Al principio, el video
fue utilizado para registrar tales actos, pero
en poco tiempo los realizadores comenzaron
a ejecutar acciones pensadas exclusivamente
para ser grabadas en video, dando origen a
un tipo de producción que posteriormente se
conoció con el nombre de video performan
ces. Durante la década del setenta, autores
como Bruce Nauman, Vito Acconci o Marina
layable. Curiosamente, el video arte no se re Abramovic hicieron un uso continuo del vi
laciona en absoluto con el cine, ni siquiera con deo. Posteriormente, los realizadores comen
el cine experimental -salvo contadas excepcio zaron a preocuparse por definir las caracterís
nes- que florecía en aquella época, y ésta es ticas específicas del medio, aquellas que nin
una tercera característica de la producción vi gún otro arte posee, dando lugar a verdade
deográfica pionera. Por último, debe señalarse ras obras experimentales.
que el video arte nace en el seno de las artes Un movimiento importante entre los realiza
visuales, de la mano de creadores reconocidos, dores que trabajaron con video monocanal
y en espacios, exposiciones y eventos ubicados -es decir, cintas de video para ser vistas en un
en el circuito de las artes plásticas. monitor- es el conocido con el nombre de
En 1965 sale a la venta la primera cámara Guerrilla Televisión. Los grupos que la confor
de video portátil para consumo popular. El maron intentaron realizar una televisión alter
primer artista en comprar una es Nam June nativa para contrarrestar el poder de las gran
Paik. Cuenta la leyenda que cuando se dirigía des cadenas y su programación homogénea.
a su taller después de haberla adquirido, su Fueron, en general, agrupaciones de realiza
taxi quedó atrapado en un embotellamiento, dores que compartían equipos y exhibían su
debido a la visita del Papa Paulo VI a la ciu producción en canales de televisión alternati
dad de Nueva York. Paik filma el aconteci vos, principalmente en espacios de cable de
miento y esa misma noche lo presenta en el acceso público. Trabajaban con la gente, en
Café A-Go-Go ante un grupo de amigos. Ha señándole a utilizar los equipos e incentiván
bía nacido, así, el primer video realizado por dola a la producción de sus propias cintas,
un artista. historias y narrativas. Guerrilla Televisión fue
En los años siguientes, el video arte inclui un movimiento muy fuerte en los Estados
rá también a los videos realizados por artis Unidos gracias a los aportes de diferentes
D e c o l l a g e P e r fo r m a n c e tas, incluso si éstos no poseen un carácter ex fundaciones que apoyaron el desarrollo de
W o lf V o ste ll - 1 9 6 3 perimental. La novedad del medio es sufi experiencias comunitarias. Sin embargo, ha
cía finales de la década del setenta su presen obras incluyeran la imagen electrónica en
cia disminuyó notoriamente, y el video circu nuestro medio.
ló principalmente por los ámbitos donde ha No obstante, sería exagerado considerar a
bía nacido: en galerías y museos de arte. esta experiencia como la primera producción
del video arte en nuestro país, ya que esa
Los orígenes del video arte en la Argentina aparición de la imagen electrónica era una de
las múltiples propuestas de la pieza, y no ne
Como sucedió en Europa y los Estados Uni cesariamente la más importante. Para algu
dos, las primeras manifestaciones del video nos observadores de la época pasó, casi inad
arte en nuestro país son anteriores a la apari vertida, aunque otros arremetieron contra los
ción de la tecnología de video portátil. Recu artistas acusándolos de esnobismo tecnológi
rren, igualmente, a la imagen electrónica, co.
aunque de una manera diferente a la referida Al año siguiente, Marta Minujin realizó una
anteriormente. experiencia que, esta vez sí, puede ser consi
La primera obra argentina que incluyó la derada como la primera obra de video arte
imagen electrónica fue La M enesunda de nuestro país. Se llamó Simultaneidad en
T V M agnet
(1965), una ambientación creada por Marta Simultaneidad, y formaba parte de una pro N a m J une Pa l k - 1 9 6 5
Minujin y Rubén Santantonin con la colabo ducción conjunta con los artistas Alian Ka-
ración de un grupo de artistas, todos ellos li prow en Estados Unidos y Wolf Vostell en
gados al Instituto Di Telia de Buenos Aires, un Alemania (aunque no está claro que éstos ha
centro de experimentación artística de van yan participado del evento). La idea fue que
guardia. La obra consistía en un recorrido por
diferentes ambientes y situaciones, donde el
espectador se encontraba con escenarios in
sólitos que muchas veces solicitaban su parti
cipación: había una habitación con una pare
ja durmiendo en una cama, un laberinto de
espejos donde ventiladores propulsaban una
lluvia continua de papel picado, una cabeza
gigante en cuyo interior una maquilladora
arreglaba a los visitantes, un pasadizo de tu
bos de neón, etcétera. Entre todos estos am
C ir cu ito
bientes, al final de una escalera, se ubicaban
M a r t a M inujin - 1 9 6 7
tres televisores, uno de los cuales estaba co
nectado en circuito cerrado, reproduciendo la
imagen del visitante. Esta utilización del cir cada unq de los artistas participantes pensa
cuito cerrado en una obra artística es una de ra un evento que los otros dos repetirían en
las primeras realizadas en el mundo. Marta sus países, simultáneamente. El evento pro
Minujin había conseguido que un canal de puesto por Marta Minujin, debido a sus com
televisión prestara la cámara, y la había incor plicaciones tecnológicas, no pudo ser repro
porado al recorrido como una de las atraccio ducido por Kaprow ni por Vostell.
nes de la pieza. Pero sin saberlo, estaba dan Simultaneidad en Simultaneidad fue un
do el puntapié inicial para que un grupo de acontecimiento artístico en dos partes. En una
/ st J
primera jornada, sesenta personalidades de radial de lo que sucedía con los otros dos. Así
los medios de comunicación fueron invitadas se conformaba un Circuito -tal era el nom
al auditorio del Instituto Di Telia. Allí fueron bre de la pieza- de información, donde a la
fotografiadas, filmadas y entrevistadas. Poste idea de invasión mediática planteada en la
riormente, se les ofreció una radio para que propuesta anterior se sumaba el tema de la
escucharan, al mismo tiempo que se los ubi vigilancia. La obra volvió a utilizar el circuito
caba frente a un televisor al que debían mirar. cerrado de televisión y una tecnología muy
Once días más tarde, las mismas personas novedosa, la computadora, convirtiéndose
asistieron al mismo lugar. Allí encontraron que en una de las primeras obras artísticas argen
sus imágenes eran proyectadas en las paredes tinas en recurrir a tal dispositivo.
del auditorio, sus entrevistas se reproducían Ese mismo año, Marta Minujin se vale nue
por los altavoces, y la radio y la televisión emi vamente de un circuito cerrado de televisión
tían un programa especial sobre la jornada para su Minuphone, presentado en la Gale
anterior. El espacio se había transformado en ría Howard Wise de Nueva York. La pieza es
un ambiente mediático, que devolvía a los
participantes sus propias imágenes y voces
D erech a:
S it u a c ió n de tiem po
multiplicados y fragmentados por la interven
D a v id L á m e l a s - 1 9 6 7 ción de los medios. Simultáneamente, se hi
cieron llamados telefónicos a cien personas, y
se enviaron cien telegramas a otras tantas.
La experiencia había sido inspirada por las
teorías de Marshall McLuhan, el teórico cana
diense que había señalado cómo los medios
trastornan la vida cotidiana, modificando nues
tra relación con la realidad. La propuesta incluía
a gran parte de los medios de comunicación
masiva de la época, en un intento por reflexio
nar sobre los alcances de la invasión mediática
en la vida de las personas.
Al año siguiente, Marta Minujin realizó una taba constituida por una cabina telefónica
experiencia similar, aunque algo más comple que se modificaba por el discado de los nú
ja, en la Expo 67 de Montréal, Canadá. Unos meros del teléfono. Uno de ellos cambiaba el
días antes del evento, publicó una encuesta color de los cristales, otro llenaba la cabina de
en un diario canadiense invitando a los lecto humo, otro disparaba una cámara fotográfi
res a completarla con el fin de participar en ca, otro más activaba un circuito cerrado de
un acontecimiento artístico. Una computado televisión que llevaba la imagen del especta
ra realizó la selección de los participantes por dor al piso de la cabina. El video buscaba sor
características afines, y los tres grupos resul prender al espectador y hacerlo partícipe de
tantes protagonizaron la obra: un grupo reci una propuesta lúdica, una vía transitada con
bía información sobre sus propios integrantes frecuencia por la artista.
en televisores y pantallas, un segundo grupo Al mismo tiempo, en la Argentina, David
recibía información sobre el primero en tele Lámelas presentaba Situación de Tiempo,
G u er r illa T elevisió n visores, y un tercer grupo recibía información una sala iluminada por el ruido de diecisiete
televisores encendidos en un canal sin progra nial o documental, antes que experimentales.
mación. La intención del artista era promover No obstante, este tipo de producciones, en
una vivencia del flujo temporal en un ámbito tanto obras de artistas, eran consideradas
tecnológico. Negando el protagonismo de las dentro de la vertiente del video de creación y
imágenes, introducía al espectador en una ex presentadas como tales en los festivales inter
periencia sensorial que propiciaba una visión nacionales.
diferente sobre el universo de los medios. De hecho, Glusberg fue el promotor de una
La obra de Lámelas fue realizada en el Ins serie de encuentros internacionales de video
tituto Di Telia, que iba a albergar otras pro realizados en diferentes ciudades del mundo.
ducciones más de la vertiente tecnológica. En En ellos se concentraban los nombres más des
1969, el Grupo Frontera realiza Especta, una tacados y las realizaciones más prominentes.
experiencia donde se invita al público a res Un autor argentino que vivía en Nueva York y
ponder un cuestionario mientras es filmado que fue protagonista de la video creación du
en video, y posteriormente se reproduce la rante los años setenta, Jaime Davidovich, par
entrevista en un espacio contiguo, permitien
do que el participante presencie sus propias
respuestas en compañía del resto del público.
Esta pieza fue invitada a participar de una ex
posición legendaria, Information, realizada al
año siguiente en el Museo de Arte Moderno
de Nueva York.
59
A pesar de estos importantes anteceden ro Bonín por televisión. Olmi y Hermida crean
tes, sólo en la década del ochenta se desarro una sátira desopilante del programa, siguien
lla plenamente la producción en cinta mag do los pasos de una investigación sobre un
nética. La apertura de la importación permi hecho absurdo, que nunca termina de diluci
tió el ingreso al país de gran cantidad de cá darse a pesar de la continua recopilación de
maras de video portátiles y de fácil uso, que datos, las muchas entrevistas y las supuestas
promovieron la creación electrónica. Entre los explicaciones científicas.
primeros autores se encuentran algunos artis- La de los años ochenta es también la dé
cada en que surgen otras producciones pio
Iz q . R o les
neras: los primeros video clips, las primeras
G r a c ie l a T a q u in i - 1 9 8 8 video instalaciones. Asimismo, comienzan a
configurarse los primeros espacios y circuitos
de exhibición: el Centro Cultural San Martín,
con ciclos dedicados a la creación electrónica
Ji
/~7
otras exhibiciones de importancia, como el cados, con una obra sólida, que se convirtie
Festival Franco Latinoamericano de Video Ar ron en referentes para los realizadores más
te que organiza Jorge La Feria en el Centro jóvenes y que comienzan a llevar sus obras a
Cultural Ricardo Rojas -que luego se trans festivales internacionales, obteniendo pre
forma en la Muestra Euroamericana de Video mios y atención. Los ámbitos oficiales tam
y Arte Digital-, el Festival Internacional de Vi bién abren sus puertas a esta producción: el
deo organizado por Carlos Trilnick, y el Festi Museo Nacional de Bellas Artes realiza ciclos
permanentes de video experimental, curados
por Rubén Guzmán, y el Museo de Arte Mo
derno hace lo propio a través de los Ciclos de
Arte Electrónico curados por Graciela Taquini.
A través de artistas reconocidos, el video arte
ingresa a las escuelas de cine y video, prolon
gándose en la labor de realizadores jóvenes,
de destacada participación en el circuito local
e internacional.
En el inicio mismo de la década, en 1990,
una obra concita la atención. Se trata de Re
construyen Crimen de la Modelo, de An A r r . R e c o n s t r u y e n cr im en
drés Di Telia y Fabián Hofman, una pieza que, DE LA MODELO
como la mayoría de las de su época, formula A n d r és D i T e lla & Fa b iá n
una mirada crítica hacia la televisión. El video FIo fm a n - 1 9 9 0
está realizado a partir de una noticia emitida
por Nuevediario, el legendario noticiero de Ca A b . Ta n g o E l N a r r a d o r
nal Nueve. El material fue manipulado por los Luz ZORRAQUlN - 1991
artistas, a través de un cambio en los ritmos
del registro visual y una distorsión sonora, que
desvían la atención del hecho referido -la re
construcción policial del crimen de una mode
lo- hacia la plasticidad del soporte audiovisual.
El tratamiento pone en cuestión la integridad
de la noticia. Pero fundamentalmente, pone
en crisis la relación del medio con la realidad,
ya que propone que toda mediatización es la
construcción de un simulacro sin fin. La obra
funciona como un juego de muñecas rusas:
val Internacional de Video Danza, dirigido los artistas realizan una reconstrucción -artísti
por Silvina Szperling, especializado en la vi ca- del evento a partir de las imágenes del no
deo danza o danza para la cámara, piezas de ticiero; éste realiza una reconstrucción -infor
video con coreografías realizadas especial mativa- de las actuaciones policiales; éstas son
mente para ser filmadas. una reconstrucción -judicial- del crimen... Ca
La producción electrónica adquiere, así, da simulacro se construye sobre otro, porque
una gran vitalidad. Aparecen autores desta en definitiva, hay un punto central al que no
se puede acceder: la reconstrucción -real- del En dicha construcción, aparece con fre
crimen de la modelo. cuencia lo que se ha denominado el "monta
La pieza dio lugar a profundos debates so je vertical". Frente al montaje horizontal que
bre la naturaleza de los medios y su relación caracteriza al cine, que empalma tomas de
con el mundo. Como sucedía también en la manera lineal y secuencial, en el ámbito del
comentada The Man of the Week, y en video se desarrollan un cúmulo de formas de
otras producciones similares -como El Círcu montaje interior a la toma, que en general se
lo Xenético (1989) de Luis María Hermida y despliegan de manera simultánea. Mediante
Boy Olmi o La Era del Ñandú (1987) de Car incrustaciones, superposiciones, cuadros
los Sorín- la crítica se extendía a todo el gé dentro del cuadro, sobreimpresión de textos
nero documental, en la medida en que no que se desplazan por la pantalla de las for
podía escapar a la lógica mediática. mas más insólitas, etcétera, se experimentan
Sin embargo, las referencias a la televisión nuevas miradas y lecturas del flujo audiovi
no agotan la producción experimental de vi sual, que proporcionan un acercamiento iné
deo. De hecho, en los años noventa se multi dito a la imagen en movimiento.
V id eo A rte In t e r n a c io n a l
plican notoriamente las vertientes del video Frecuentemente, imágenes, textos y soni
M u seo N a c io n a l de B ella s arte. A los primeros realizadores, que venían dos entran en confrontación. El sentido surge
A rtes - 1 9 9 0 del campo de la televisión o aspiraban a in de la colisión de tales fuentes antes que de su
gresar en él, se suma un gran número de ar integración. La correspondencia entre esos
tistas cuyo horizonte es el video experimental elementos es algo que el espectador debe
y que se constituyen en autores dedicados es construir, obligado a una mirada más atenta
pecíficamente a su producción. y activa. Como en la poesía, el material au
Algunos de ellos exploran una vertiente poé diovisual es un disparador para la expansión
tica. Utilizan la imagen electrónica generando del sentido. Otro elemento clave en la cons
metáforas audiovisuales, formas narrativas que trucción narrativa del video arte suele ser el
se aparten de las líneas clásicas preferidas por ritmo. Entre los "tiempos muertos" de los re
el cine. La ausencia de un lenguaje o de forma gistros en tiempo real y la "estética clip", los
tos establecidos hacen del video un medio artistas han explorado distintas formas para
ideal para probar formas alternativas de cons desacostumbrar a los espectadores de los rit
trucción audiovisual. mos más o menos constantes de la narrativa
fílmica o televisiva.
Tango: El Narrador (1991), de Luz Zorra-
quin, explora la vía poética de manera magis
tral. Sobre las imágenes de un travelling inter
minable, los textos de un diálogo entre dos
seres anónimos quiebran la monotonía del re
gistro. Existen otras imágenes, pero tienen el
mismo carácter ambiguo respecto del texto.
Al mismo tiempo, hay una relación íntima en
tre todo: el texto es, quizás, el prólogo de un
viaje, tal vez el viaje que registra la cámara.
H er m a n a s V id eo H om e El Grupo Ar Detroy, un desprendimiento de
S a r a F ried - 1991 la legendaria Organización Negra, comienza
r * ¡
por estas fechas su prolífica carrera dentro Los artistas de la primera generación abrie
del campo del video de creación. En 1990 ron espacios y canales de difusión, generan
realiza una obra clave, Diez Hombres Solos. do muestras en el país o abriéndose caminos
La pieza muestra el pasaje de un grupo de en festivales internacionales. Carlos Trilnick,
personajes por la pantalla. Los personajes pa Sara Fried, Jorge La Feria, Diego Lascano son
recen monjes cruzando un mar, a paso lento algunos de ellos, autores embarcados en la
y constante. La lejanía de los hombres, suma doble tarea de la producción y la gestión.
da a la escasa definición de la imagen de vi Carlos Trilnick es un pionero indiscutible
deo, hace que las figuras se confundan con del video arte. Su trabajo comenzó en los al
las líneas del barrido electrónico, mientras la bores de los años ochenta y se consolidó cla
ausencia de color favorece la integración de ramente hacia mediados de la década. A di
los personajes en su entorno natural. Como ferencia de otros realizadores cuyo referente
la mayoría de los videos de Ar Detroy, Diez fue la televisión, Trilnick entiende al video co
Hombres Solos es casi una pieza de cámara mo medio artístico en toda su dimensión, y
-en sentido musical- que apunta a transmitir explora vías plásticas para el tratamiento del
una atmósfera, un estado de ánimo antes audiovisual. Muy temprano realiza video ins
que una narrativa. Con un poco de atención, talaciones, cuando este formato artístico era
se descubre que los personajes que desfilan apenas conocido en el país. Su diálogo cons
por la pantalla son, en realidad, nueve. El dé tante con los artistas visuales y su perseveran
cimo hombre solo es, quizás, el espectador. te labor gestora fomentan la permeabilidad
En poco tiempo, la cantidad de autores se entre el circuito de las artes plásticas y el del
multiplicó. Éstos encuentran espacios de difu video, cuando el primero todavía miraba con
sión conformados, a diferencia de la genera desconfianza al segundo. Su obra se despla
ción anterior, que tiene que construir sus pro za con facilidad entre una visión poética de la
pios lugares. Hacia 1992 podemos hablar de realidad -incluso si ésta incluye toques dra
una segunda generación de realizadores, ar máticos- y la necesidad por formular una mi
tistas que se mueven en circuitos específicos, rada local y americanista, de cara a los desa
que tienen más información sobre la produc fíos que plantea el mundo globalizado. Este
ción nacional e internacional, y que conocen último interés se percibe claramente en obras
más cabalmente las características del medio. como Celada (1990), Viajando por Am éri
ca (1989) y Qosco. La Cabeza del Tigre
(1994), las dos últimas inspiradas por un via
je del artista a Perú. El tema reaparece en
obras más recientes, como Geometrías de
Turbulencia (1999), donde el artista confi
gura una mirada personal al siglo veinte des
de el final del milenio, en imágenes de in
quietante belleza matizadas por algunos
acentos sombríos.
Trilnick ha trabajado frecuentemente con
artistas plásticos. Una de sus alianzas más
fructíferas fue la que trabó con Remo Bian- F lig h t 101: T o n o M a n ' s L a n d
chedi, con quien realizó tres videos: La No- Diego La s c a n o - 1 9 9 2
/“ 7
L a b r u ta lid a d de lo s h o m br es 1988; Fatal, Fatal Mirada, 1990), y un vivi
A n n a - L isa M a r ja k - 1 9 9 2 do retrato de la relación entre dos hermanas
(Hermanas Video Home, 1991), Fried im
pacta en el circuito local con Imágenes Alte
radas (1993), donde traslada el monólogo
interior de una mujer que espera a un hom
bre a una multiplicidad de secuencias audio
visuales manipuladas, en las que se plasman
su historia, sus estados de ánimo y sus pen
samientos. Alejada momentáneamente de la
producción, Fried impulsó una revista sobre
arte y nuevas tendencias, Mediápolis, que re
cientemente cobró nuevo impulso en forma
to electrónico. En los albores del nuevo siglo,
che de los Cristales (1993), De Niño (1995) la artista regresa a la producción con una se
y Danza de Niño (1995). El primero surge de rie de obras que retoman la mirada femenina
la exposición homónima de Bianchedi. El vi sobre las prácticas y las herencias históricas.
deo parte del registro de la muestra, pero su Jorge La Feria también ha tenido una pro
tratamiento audiovisual, el ritmo de sus imá ducción espaciada, gran parte de la cual se
genes y la potencia de su sonido lo separan articula alrededor de un personaje, Richard
rotundamente de la mera descripción docu Key Valdéz, alter-ego mediático del realiza
mental, y lo transforman en una obra plena dor. Valdez es un cronista del mundo con
mente autónoma. Las otras dos producciones temporáneo, posicionado con frecuencia en
surgen de otra exposición del artista plástico, tre el pensamiento y la política occidentales y
De Niño mi Padre me Comía las Uñas, rea sus contrapartes. Así, sus viajes lo han lleva
lizada también en el Centro Cultural Recole do a la puna del norte argentino (Vídeo en
ta. Danza de Niño utiliza la exposición como la Puna. El Viaje de Valdéz, 1994), a la Cu
escenario para una danza inspirada en las ba castrista (Valdéz Habanero, 1997) o al
obras de Bianchedi, a cargo de Miguel Ro Japón milenario y contemporáneo (Valdé-
bles. Es una pieza de cámara, muy breve y de
gran impacto visual, por el tenor de la danza
y una iluminación de marcado corte expresio
nista. De Niño prácticamente deja de lado la
exposición que le sirve como base y se inter
na en el problemático mundo contemporá
neo, a través de imágenes en contrapunto
con textos que evocan la historia y la memo
ria, hechos y conflictos entre cotidianos y uni
versales, en los que se filtra una mirada in
quietante sobre el presente.
D erecha:
Sara Fried ha explorado con frecuencia la
T r a n s a tlá n t ic o mirada femenina. Tras alguna producción
A rtu ro M a r in h o - 1 9 9 2 testimonial (Del Bronx a Valentín Alsina,
/«7
zen, 2001). Los relatos de Valdéz se prolon zadores como Fabio Guzmán, Anna-Lisa Mar-
garon en una columna de la revista El Aman jak, María Cristina Civale, Mariano Galperin,
te, así como en un CD-Rom que recoge la Eduardo Milewicz, Martín Groisman, Nicolás
biografía de este extraño personaje (Valdez Sarudiansky o Eduardo Yedlin, por sólo nom
Around the World, 2001). brar algunos. Igualmente destacable es la
Con un estilo personal e inmediatamente producción del Grupo Paleta E, de carácter
reconocible, Diego Lascano ha desarrollado la testimonial, el paso de Eduardo Sapir en su
mayor parte de su producción en el campo escala hacia el cine independiente, la obra de
de la animación bidimensional. En este terre Claudio Caldini, que aporta todo el bagaje
no ha sido uno de los primeros artistas de la adquirido en el cine experimental, y la actua
video creación argentina en incorporar imá ción clave de Graciela Taquini en el ámbito de
genes digitales. Hasta su abandono del circui la programación y la promoción de obras y
to artístico y su emigración a Uruguay, su tra artistas en diferentes espacios. Taquini ha pa
bajo fue constante y prolífico. En su haber fi sado, breve pero decididamente, por la pro
guran obras clave del video arte nacional. En ducción. Su video Roles (1988) es uno de los V ia ja n d o por A m é r ic a
tre ellas, merecen destacarse Arde Gardel ejemplos más claros y tempranos de video C a r lo s T r iln ic k - 1 9 8 9
(1991), una especulación sobre las causas de performance en nuestro país. La pieza mues
la muerte del cantante en clave de humor, tra a la realizadora auscultada por la cámara,
Flight 101: To No Man's Land (1992), una al tiempo que distintas voces le adjudican,
poética mirada al mundo de la aviación, tema por momentos de manera violenta, diferen
recurrente en la obra del artista, y Saint-Ex tes funciones sociales. En los últimos años,
(1993), basada en la vida y el pensamiento Taquini ha vuelto a incursionar en el video,
del poeta y aviador Antoine de Saint-Exupéry. aunque sus trabajos más elocuentes se han
Junto a estas figuras que alcanzaron pro realizado en el ámbito de la televisión, prime
tagonismo y visibilidad durante los primeros ro en la producción y realización del progra
años de la década del noventa, fueron impor ma Play Rec (junto a Carlos Trilnick) que se
tantes otras, cuya labor ha sido fundamental emitió por Canal 7, y luego en la programa
para el establecimiento y la evolución del me ción del Canal de la Ciudad, dependiente del
dio. No se puede dejar de mencionar a reali Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.
Por varios motivos, la obra de Margarita
Paksa es también fundamental en este re
cuento. En primer lugar, porque el video ar
gentino más antiguo que se conserva le per
tenece: se trata de Tiempo de Descuento -
Cuenta Regresiva - La Hora Cero (1978),
una cinta realizada para una instalación en la
que una persona corría a la par de una figu
ra humana registrada en video y manipulada
electrónicamente. A lo largo de su carrera,
Paksa ha experimentado profusamente con
el arte tecnológico, y no ha dejado de hacer Izq u ier d a
lo hasta la actualidad. En 1992 realizó El P rim ero lo n u estr o
Descanso de Loretta, una obra abstracta y J u lio R e a l - 1 9 9 4
CAPITAN CARDO ZO psicodélica inspirada en la estética de los pro
Pa b l o R o d r íg u e z J á u r e g u i - tectores de pantalla de las computadoras. Su
1995 origen en el terreno de las artes visuales ha
dotado a su producción de un estilo particu
lar, al principio ligado a la abstracción, aun
que a partir de Tenis (1997) la imagen figu
rativa adquiere relevancia nuevamente.
Para finalizar esta reseña histórica, cabe des
tacar al video La Brutalidad de los Hombres
(1992), de Anna-Lisa Marjak. Sus imágenes
en blanco y negro muestran la contienda en
tre dos hombres, como símbolo de la compe
tencia, el egoísmo y la mezquindad. Escenas
de gran despojamiento transforman la lucha
entre estos individuos en una diáfana imagen (1994). La obra toma su nombre de la conoci
de las relaciones de poder, con una síntesis po da campaña turística y presenta imágenes de
cas veces lograda en las obras de este período. la naturaleza sepultadas violentamente por
ruido electrónico. A través de este simple pro
La segunda generación ceder, Real cuestiona la visión oficial de una
identidad basada en clichés turísticos, el sus
Hacia 1992 comienza a hacerse evidente la trato ideológico de la campañas y el descuido
aparición de un nuevo grupo de realizadores. de aquella naturaleza sobre la que se predica
Como se mencionó anteriormente, estos au tal identidad.
tores encuentran su camino allanado y acce Marcello Mercado es autor de una obra
den con facilidad a los circuitos de exhibición, singular. En sus videos, la referencia constan
premios, becas y subsidios. No todos comien te a cuerpos mutilados, trastornos psíquicos y
zan en estos años; algunos ya habían incur- diversas formas de violencia física y moral ha
sionado en el video, pero es a partir de este blan de una sociedad enferma y perversa,
momento cuando adquieren notoriedad o su
producción evidencia un impulso renovado.
Algunos de estos autores desarrollan una
obra que continúa casi ininterrumpidamente
hasta el día de hoy. Es el caso, por ejemplo,
de Marcello Mercado, Iván Marino, Silvina
Cafici, Arturo Marinho, Pablo Rodríguez Jáu
regui, Sabrina Farji y Jorge Castro. Otros hi
cieron un pasaje momentáneo, pero decisivo,
como Julio Real o la dupla David Oubiña-Jor-
ge Macchi (si bien éste ha retomado la pro
ducción en video en los últimos años).
A pesar de su escasa producción, Julio Real
es autor de una de las piezas fundamentales
del video arte argentino, Primero lo Nuestro
fundada en discursos sociales represivos. Una Con Algunas Mujeres (1992), Sabrina Far-
de sus obras más recordadas, El Vacío ji adquiere notoriedad en el círculo del video
(1994), confronta las imágenes de una ope arte argentino. La pieza está basada en las vi
ración quirúrgica, el registro de cuerpos anó vencias de un grupo de mujeres durante la
nimos en una morgue, el sermón exaltado de dictadura militar, interpretado por reconoci
un predicador y varios símbolos religiosos, das actrices. Su apuesta es más política que
denunciando un vacío existencial que golpea experimental, aunque explora formas de des-
con fuerza al cuerpo individual y social. En centramiento del relato. Su producción es in
1996 comienza un proyecto ambicioso que termitente y se mantiene en la vía de la refle
continúa hasta hoy: poner El Capital de Karl xión política casi como una constante. La pro
Marx en imagen electrónica. ducción de Silvina Cafici ha sido, por momen
Iván Marino siente una atracción similar tos, algo más hermética, debido, quizás, a sus
por los trastornos psíquicos, aunque su obra referentes literarios, filosóficos y artísticos.
es menos exaltada. Su preferencia por los re Perder (el) Tiempo (1996) es, probablemen
gistros documentales, generalmente en blan te, la obra donde todos estos factores conflu
yen de manera más precisa, formulando una
poética reflexión sobre el tiempo y su devenir. E n t o n c e s . .. L a p ie l s e d e r r a m a
f ^ ]
Pablo Rodríguez Jáuregui es uno de los ar nipulación de programas informáticos (soft-
tistas más destacados en el campo de la ani wares), y desde entones explora el tratamien
mación en Argentina. Sus producciones cir to conjunto de imagen y sonido en tiempo
cularon por los festivales de video arte hasta real.
que ingresó en la televisión. Sus primeras pie Los artistas referidos fueron acompañados
zas son animaciones, en formatos más o me por un gran caudal de nuevos realizadores,
nos tradicionales, de historias breves. Al in cuya labor tomó rumbos diversos. Camilo
corporar la digitalización, Jáuregui explora el Ameijeiras, además de realizador -411
collage electrónico, apropiándose de imáge (1994), basado en un texto de Paul Virilio,
nes y fragmentos audiovisuales de, preferen fue una de sus obras claves- fue un destaca
temente, las películas y las series televisivas do promotor del video arte argentino, prime
de clase B. En su serie Capitán Cardozo ro a través del ciclo "Zoo Video" organizado
(1995) elabora una saga sobre un par de hé- junto a Aldo Consiglio en el Centro Cultural
Iz q . De la C o lo n ia
Iv a n M a rin o - 1 9 9 7
roes algo torpes, donde se acumulan las citas Recoleta, y después con "Amianto Video",
a los clásicos paladines del cine y la TV en cla un nuevo ciclo organizado con Fabio Guz-
ve de humor bizarro. mán en el mismo lugar.
Desde la ciudad de Córdoba, Jorge Castro Tras alguna producción documental, Luis
se abrió paso a través de cintas donde combi Campos se vuelca plenamente al video arte
naba la manipulación de la imagen electróni con Boleto Multa (1993), el relato de una
ca -distorsiones, repeticiones, coloración- violación en un colectivo filtrado por la es
con música repetitiva y performance o danza tética del cine de Sergei Eisenstein. Sus tra
(Instalaciones Circulares Mercurio, 1994; bajos derivan rápidamente en video instala
Tabla Esmeralda, 1995). Al volcarse a la ima ciones y lo ubican entre los artistas más
gen digital, sus videos comenzaron a aumen destacados en este rubro, junto a Carlos
tar el grado de manipulación hasta casi anular Trilnick y Gustavo Romano. Otros protago
la imagen, llegando a límites de notoria abs nistas del circuito en estos años fueron Leo
tracción. Tras estudiar en los Estados Unidos, nardo Ayala, Alejandro Sáenz y Flavio Nar-
Castro se perfeccionó en la elaboración y ma- dini.
/“ 7
La institucionalización - Los nuevos La digitalización del video incentiva un tra
realizadores tamiento mucho más intenso de la imagen y
el sonido, el trabajo simultáneo con diferen
En 1994, la exhibición "Buenos Aires Vi tes capas audiovisuales, la profundización del
deo" se transformó en una muestra compe montaje vertical, la apropiación de materiales
titiva, con premios en dinero que fomenta de las más diversas fuentes -registros de vi
ron la producción. Este estímulo se sumó al deo, películas, televisión, música, fotografías,
que otorgan el Fondo Nacional de las Artes publicidad, efectos sonoros, textos, iconos y
y la Fundación Antorchas, a través de sus señalizaciones diversas, la historia del arte, y
subsidios para la creación artística y las be un largo etcétera. No obstante, muchos rea
cas para realizar residencias de producción lizadores mantienen su estilo, o incluso des
en importantes instituciones internaciona tacan las propiedades de la producción ana
les. Así, los jóvenes realizadores encuentran lógica, a veces con un dejo de nostalgia. A
multiplicadas sus vías de producción y las
posibilidades de circulación de sus obras.
Comienzan a viajar profusamente, acumu
lan becas y trabajos que aumentan su pres
tigio, y adquieren reconocimiento en el me
A
dio. Por otra parte, el Museo Nacional de rena
M a r g a r it a B a l i - 1 9 9 8
Bellas Artes comienza su colección de video
arte argentino, y varias instituciones se
preocupan por incrementar sus mediatecas
con realizaciones en video nacionales. Los
artistas más prestigiosos exponen en gale
rías e incluso llegan a vender sus obras a co
leccionistas, aunque este privilegio suele es
tar reservado para los creadores de video
instalaciones.
Algunos cambios en los sistemas de pro mediados de la década del noventa resurgió
ducción también impactan en los trabajos de el interés por el cine en super-8, y algunos
estos años. El uso cada vez más frecuente de realizadores lo utilizaron como material de
la computadora como herramienta de trata base para sus videos.
miento de las imágenes y de edición incre Pero la introducción de la computadora tu
menta las posibilidades creativas, e indepen vo un efecto contradictorio. Si por un lado in
diza a los realizadores experimentales del uso centivó la producción independiente, por otro
de islas de edición diseñadas para labores tentó a los artistas a explorar sus propias cua
más tradicionales (publicidad, televisión, do lidades estéticas, haciendo que muchos de
cumental), donde la exploración experimen ellos abandonaran el video para dedicarse de
tal consume largas horas y gruesas cantida lleno al arte digital, al cd-rom de autor o al ne-
des de dinero. Con una computadora en ca t.art (obras artísticas realizadas para la Inter
sa, muchos creadores invierten más tiempo net). Esta vertiente se profundizó hacia el final
en su labor, obteniendo los resultados espe del milenio, aunque no reemplazó por com
rados a un costo mucho menor. pleto a la producción en video, ya que ésta
posee un circuito de distribución más amplio tre 1 (1996), presentaba imágenes repetitivas
y aceitado, mientras que la producción digital de caballos galopando, mientras una voz sen
todavía se mantiene algo marginal. sual contaba la historia de una princesa y un
Otra particularidad del período que se abre grupo de caballeros. Tras diversas residencias,
a mediados de esa década es que muchos rea su trabajo se fue diversificando. Reciente
lizadores provienen de las escuelas de cine y vi mente, el video Vacas (2002) produjo impac
deo que se multiplican en Buenos Aires por to internacional al ganar diversos premios en
esa época. En varias de ellas enseñan artistas festivales del mundo. La pieza está construi
ya reconocidos (La Feria, Fried, Lascano, Grois- da sobre la manipulación de una famosa no
man, Trilnick), incentivando el acceso experi ticia tomada de la televisión: el vuelco de un
mental al universo audiovisual. Entre las figu camión que transportaba vacas y el subsi
ras más destacadas de esta extracción se cuen guiente espectáculo de un grupo de gente
tan Gabriela Golder, Andrés Denegrí, Sebas que las carnea para llevárselas a sus casas.
tián Ziccarello, Camilo Ameijeiras, lan Korn- Las tomas están ralentizadas y manipuladas
cromáticamente, al punto de transformarse
L a TARDE DE UN ESCRITOR en verdaderas imágenes plásticas, que re
G u sta v o Ro m a n o - 1998 cuerdan la estética de Goya.
La obra de Andrés Denegrí parte de excu
sas mínimas, que a veces son narrativas y
otras, formales. Yo estoy Aquí, Colgado de
la Ventana (1998) surge de un poema;
Cuando Vengas Vamos a ir a Comer a
Cantón (2001) surge de una fotografía. En
los últimos años ha explorado nuevas formas
de narrativa documental, acercándose a lo
que se ha dado en llamar "documental de
autor", esto es, un formato que parte del re
gistro de la realidad pero que no se propone
como una mirada objetiva sobre el mundo,
feld, Gregorio Anchou y Sebastián Díaz Mora sino por el contrario, como una visión carga
les. En La Plata surge un grupo de autores que da de subjetividad. En esta línea se puede
no están ligados a una institución, pero que ubicar su último video, Luján (2004), regis
generan un movimiento local de destacada re trado durante una de las procesiones religio
levancia: Gastón Duprat, Mario Chierico, sas a la localidad bonaerense.
Adrián De Rosa y Federico Mércuri. En Rosario, En la línea del documental de autor, no
Gustavo Galuppo sobresale como una figura puede dejar de mencionarse a Hernán Khou-
casi solitaria, si bien esa ciudad fue cuna de rian. En su video Áreas (2000), con una mi
destacados realizadores, como Iván Marino, rada atenta y aparentemente desapasionada,
Pablo Rodríguez Jáuregui o Arturo Marinho. indaga la vida en el campo retratando su cru
Gabriela Golder ha realizado una carrera deza y su particularidad. Las imágenes, sin
internacional exitosa, moviéndose con fluidez tratamiento alguno, en tiempo real y unidas
entre el video monocanal, la video instalación por un montaje directo, enfatizan la potencia
y el net.art. Uno de sus primeros videos, Let- de las acciones que registran, sumergiendo al
f™ 7
espectador en las labores cotidianas de un un video de alto impacto que repite sin cesar y
grupo de personas del ámbito rural. con pequeñas variaciones la imagen de la re
La obra de Sebastián Díaz Morales también presión policial sobre un individuo. Planeada
suele partir de registros documentales. Pero como una experiencia no sólo visual sino casi fí
el artista los manipula suavemente, otorgán sica -mediante el uso de un sonido irritante a
doles un carácter surreal. En El Hombre alto volumen- la pieza devela lentamente su
Apocalíptico (2002) combina el registro de contenido, creando una sensación angustiante
una procesión en México con textos de Ro y opresiva que se desarrolla a un ritmo constan
berto Arlt. Este mismo autor fue el inspirador te e irrefrenable. En el fragor de los aconteci
de la video instalación El Visitante Enigm á mientos de diciembre de 2001, Ziccarello se
tico (2003), presentada en la prestigiosa feria agrupa con otros realizadores en Venteveo Vi
de arte ARCO de Madrid, que ubica la histo deo y produce un documental activista con una
ria de Los Lanzallamas en la Patagónia argen mirada propia sobre el estallido social. El video
tina, lugar natal del realizador. se distribuye con la advertencia de que está
lan Kornfeld hizo un paso fugaz por el video permitido copiarlo, ya que el objetivo de los au
arte antes de dedicarse por completo a su ban tores es difundirlo de manera pirata a la mayor
da musical, Pornois. En ésta también experi cantidad de personas interesadas en su pro
menta con las imágenes electrónicas que puesta.
acompañan la música de sus conciertos. Sebas Desde sus primeras incursiones en el video
tián Ziccarello es el autor de 1.Elipse (2000), arte, Gastón Duprat impuso su estilo perso
U n a c t o de in ten sid a d
A r D etr o v - 1 9 9 9
I
nal. En ellas, trabajaba a partir de una excusa mericano de postguerra; su Supositorios de
argumental mínima, con una imagen mani LSD (1994) evidencia una admiración confe
pulada pero despojada, que a veces termina sa por el cine de Kenneth Anger. Reciente
ba en abstracción. Esa síntesis culmina en Ca- mente ha concluido una nueva producción,
mus (1995), un video-minuto basado en un inspirada en la legendaria Safo, Historia de
cuento de Albert Camus, donde un persona una Pasión (1943) de Carlos Hugo Christen-
je narra la historia en un estilo desdramatiza sen.
do, mientras se superponen imágenes y tex Con una línea estética sobria e inmediata
tos que remiten al propio lenguaje del video mente reconocible, Ricardo Pons ha elabora
de manera meta-textual. La obra le valió el do un cuerpo de obras que bucean en la
Primer Premio en Buenos Aires Video VIII. identidad argentina, en su realidad periférica,
Desde entonces, profundizó su trabajo con la sus ansias de poder y sus sueños inconclusos.
imagen electrónica para internarse en pro Tras un homenaje a la perra precursora de los
ducciones de mayor extensión pero con igual vuelos espaciales (Laika, 1997) y una medita
cuidado formal. Tras asociarse con Mariano ción sobre el mundo contemporáneo a partir
Cohn, realizó un conjunto de obras notables: de textos de Baudrillard (Metáfora de un
Circuito (1996), Enciclopedia (2000, junto a Crimen Perfecto, 1997), Pons se interna en
Adrián De Rosa) y Yo Soy Francisco López los conflictos locales con ADN(i) (1999),
(2003), donde explora el paisaje argentino, Sudtopía (2000), La Tierra (2000), y una se
con sus personajes y estereotipos. Duprat y rie de videos en los que analiza dos grandes
Cohn llegan a la televisión con el programa proyectos tecnológicos del peronismo, la
Televisión Abierta, de gran repercusión desde construcción del avión Pulqui y el desarrollo
la pantalla de Canal 2, para pasar luego a ela de la energía nuclear, metáforas de una Ar
borar la imagen del Canal MuchMusic, para gentina que intentó el camino de las poten
el que crean diversos separadores, programas cias mundiales pero quedó relegada.
y personajes. Carlos Essman, Rubén Guzmán, el Grupo
Los antecedentes de la obra de Gustavo Fosa y Javier Sobrino son otros protagonistas
Galuppo son a todas luces cinematográficos, de este momento entusiasta del video arte
aunque en sus videos logra crear climas pro argentino. Essman trabajó fundamentalmen-
pios que evaden las referencias específicas. El
Diablo Vino a Tucson (1998) exhibe un es
cenario opresivo, marcadamente expresionis
ta, habitado por un muñeco siniestro. En
otras producciones, las remisiones al cine en
forma de citas son más explícitas, al incorpo
rar material fílmico como base para la experi
mentación; tal es el caso de Teoría de la De
riva (2000), La Disección de una Mujer
Ahogada (2001), Días Enteros Bajo las
Piedras o La Progresión de las Catástro
fes (estas dos últimas de 2004).
1 .E lipse Gregorio Anchou ha realizado piezas con
S e b a s t iá n Z ic c a r e l l o - 2 0 0 0 claras alusiones al cine experimental nortea
te a partir de la poesía, en alianza con el poe creación del Festival Internacional de Video
ta Daniel G. Helder, desarrollando ingeniosos Danza. Esta modalidad, en la que confluyen
contrapuntos entre imagen y palabra en el video y la coreografía realizada especial
obras como Poesía Espectacular Film mente para ser filmada, fue inaugurada en
(1995) y Sardinas (1997). Rubén Guzmán nuestro país después del Primer Taller de Vi
parte de una indagación sobre los soportes deo Danza para Coreógrafos, dictado por
de la imagen, experimentando con diversos Jorge Coscia en 1993. De ese taller surgieron
materiales como base para videos que suelen las primeras producciones del género: Tem
incluir referencias filosóficas o literarias. El blor (1993), de Silvina Szperling, Asalto al
Grupo Fosa realizó obras a partir de los regis Patio (1994), de Margarita Bali y El Banque
tros de sus propias performances. Uno de sus te (1994) de Paula de Luque. Margarita Bali
integrantes, Javier Sobrino, continuó con una es quien ha continuado con más constancia
obra propia, donde trabaja a partir de len en esta vertiente. Sus videos se van depuran
guajes inventados. do de la profusión de efectos que caracteriza
En los años recientes, Graciela Ciampini y ron a los primeros, para llegar a una síntesis
Federico Falco comenzaron con una obra que perfecta entre danza e imagen en piezas co
continuó en video. Ciampini parte de su coti- mo Agua (1997) y Arena (1998). Bali es una
dianeidad, con preferencia por los montajes de las principales impulsoras, además, de la
rítmicos de imágenes de su entorno (por "danza multimedia", aquella en la que baila
ejemplo, en Un Silencio Extremadamente rines en vivo interactúan con imágenes pre-
Ocupado, 2003, trabaja a partir de un con grabadas, una tendencia en la que también
testador telefónico); Falco recurre a su histo se destaca Susana Szperling.
ria personal, a su familia y a la gente que lo
rodea, para plasmar una mirada íntima sobre El video entre las artes plásticas
su entorno, en obras como Estudio para
Horizonte en Plano General (2003) y A grí La posición histórica del video arte siempre
cola y Ganadera (2004). ha sido ambigua. Si bien comenzó en los es
Mención aparte merece un género que se pacios destinados a las artes plásticas, hacia
desarrolló con fuerza a partir de 1995, con la la década del ochenta cobró cierta autono
mía, ya que se exhibía en lugares específicos.
No obstante, sería más preciso decir que su
ubicación siempre estuvo a medio camino
entre ambos ámbitos, según el vigor que ca
da uno de ellos pudiera ofrecer.
Durante la década del noventa el video ad
quiere un protagonismo inusitado en el uni
verso de las artes visuales. Las grandes expo
siciones de arte contemporáneo comienzan a
preferir las producciones electrónicas por di
ferentes motivos: por su carácter espectacu
lar, por su lenguaje más accesible al público
general -instruido por el cine y la televisión—, Vacas
por el interés de los jóvenes artistas hacia el G a b r ie l a g o ld er - 2002
fnj
medio, por su novedosa aparición en museos permitían introducir imágenes electrónicas en
y galerías, por las nuevas condiciones de ex el espacio. Pero hacia 1994 comenzaron a
hibición -la generalización de los proyectores aparecer los proyectores de video, y la ima
de video, los reproductores de dvd, etcétera-, gen electrónica se expandió a las salas de ex
por su aceptación dentro del circuito comer posición. Posteriormente, la multiplicación de
cial, por la influencia de los artistas que tra las pantallas generó espacios envolventes,
bajaron históricamente con el medio. verdaderas ambientaciones electrónicas en
Lo cierto es que, hacia los inicios de la dé las que el público queda sumergido en un en
cada del noventa, ninguna exposición podía torno audiovisual.
considerarse realmente contemporánea si no Gustavo Romano es uno de los artistas que
incluía alguna obra en formato electrónico, y más ha incursionado en este formato. Sus ins
fueron las video instalaciones las preferidas talaciones suelen ser dispositivos simples, con
por su capacidad para atrapar al espectador una única imagen que se prolonga en el tiem
en el flujo de las imágenes. po, como es el caso de Huella (1996), una
La Argentina no fue indiferente a esta ten pantalla suspendida que muestra una huella
dencia. Ya en 1990, Jorge Glusberg y Laura digital que muta lentamente, o Lighting Pie-
Buccellato habían organizado una exposición ce (2000), que muestra la imagen de un fós
en el Museo Nacional de Bellas Artes con el foro encendido que nunca se consume.
título de "Video Arte Internacional", donde Luis Campos, en cambio, ha utilizado con
presentaron diez video instalaciones junto a frecuencia imágenes multiplicadas en diferen
diversos programas de video monocanal de tes monitores. En El Ego-Sillón Videográfico
diferentes lugares del mundo. Desde enton (1994) lo hace para multiplicar al extremo la fi
ces, el video iba a aparecer frecuentemente gura del espectador, sentado en un sillón de
en las exposiciones. En 1993, Daniel Capardi monitores que le devuelven su propia imagen;
organizó otra gran exhibición de video arte en una instalación en la Galería Filo, un con
en el Museo Caraffa de Córdoba, con el títu junto de televisores mostraban la imagen repe
lo de "El Día Electrónico", mientras en Tucu- tida de un hombre corriendo, como referencia
mán, Ana Claudia García exponía su primera a la fotografía de Eaedweard Muybridge.
video instalación, Marcar (1993). Marta Ares se ha preocupado mucho por
Así, estas producciones se propagan por el el contexto en el que se exhiben sus videos.
circuito artístico nacional. En Buenos Aires, En una de las versiones de Entonces, la Piel
son diversos los espacios que las presentan: el se Derrama... (1995), presentó la pieza fren
Instituto de Cooperación Iberoamericana, la te a colchonetas rellenas de parafina; en Cor
Fundación Banco Patricios, el Casal de Cata poral Dilación (1994), el espectador debe
lunya. El Centro Cultural Recoleta realizó una acostarse sobre un piso metálico para ver el
gran exhibición de arte electrónico en 1998, video, que se proyecta en una pantalla ubica
organizada por Ximena Caminos y el autor de da en el techo de la sala; en otras ocasiones,
estas líneas bajo el título de "Arte Siglo XXI". Ares ha intervenido los televisores que emiten
En pocos años, la producción de instalacio sus obras con piedras de colores y peluche.
nes con video se multiplicaron notoriamente. Silvia Rivas ha utilizado el video para plas
En sus primeras manifestaciones, la presencia mar diferentes percepciones respecto al tiem
del video se reducía a las pantallas de los te po. Sus investigaciones llegan a un punto
levisores, que eran los únicos dispositivos que cumbre cuando presenta una mega-muestra
con diversas video instalaciones en la Sala Sardón, un artista proveniente del terreno de
Cronopios del Centro Cultural Recoleta, la física, ha experimentado con las instalacio
probablemente la mayor muestra individual nes interactivas, espacios donde la presencia
de video instalaciones realizada en la Argen de los espectadores modifica las imágenes
tina. que se proyectan sobre pantallas u objetos.
El grupo Ar Detroy ha exhibido también, Con un apoyo institucional renovado, el vi
en el Museo de Arte Moderno de Buenos Ai deo arte ingresa en el nuevo milenio como
res, algunos trabajos monumentales, como una de las grandes manifestaciones artísticas
El Reflejo de lo Invisible (1998) y Un Acto del siglo veinte. Legitimado por críticos e his
de Intensidad (1999) y dos video instalacio toriadores del arte, su presencia en el circuito
nes con cinco pantallas gigantes. artístico local es, no obstante, el resultado de
En años recientes, una gran cantidad de ar una historia concreta que pocas veces ha si
tistas plásticos se ha volcado a la producción do contada. Jóvenes realizadores y un cre
electrónica. Entre ellos se encuentran Andrea ciente número de artistas plásticos atraídos
Juan, Gabriela Francone, Mara Facchin, Kari- por el soporte electrónico, dan vida renovada
na Peisajovich, Augusto Zanela, Matilde Ma hoy a una manifestación que ya cuenta, en
rín, Jorge Macchi, Liliana Porter y Alicia He nuestro país, con más de treinta años de exis
rrero, por sólo mencionar algunos. Mariano tencia.
El documental y la esfera pública
en América latina*
Por Los escépticos tienden hoy en día a menos gidas ni absolutas, especialmente en los últi
Michael Chanan preciar el documental basándose en que su mos años, en los que una notable tendencia
aserción de autenticidad se asienta en la fic consigue borrar los límites establecidos, ya sea
ción de la objetividad. La objetividad, al pare en forma de docudrama o en las diferentes
cer, no es ya lo que solía ser, sino otra forma modalidades del documental ficcional o falso
de subjetividad. A pesar de la fuerza del ar documental (para el cual Ambrosio Fornet me
gumento, que corresponde a un prejuicio ha sugerido el neologismo español de "docu-
postmoderno contra las viejas verdades, uno mentira"). Sin embargo, en general, resulta
de sus problemas es que propicia la elimina que, por ejemplo, cuando la ficción trata so
ción de la diferencia entre documental y fic bre temas históricos o políticos, lo hace a tra
* Este ensayo fue ción que, hasta no hace demasiado tiempo, vés del drama individual, mientras que, cuan
publicado previamente en nadie ponía en duda. Si esto es considerado do el documental trata de temas personales,
Secuencia, Revista de
como un delicado problema epistemológico la tendencia es valorar al individuo por su ca
Historia del cine,
Universidad Autónoma de en la actualidad, no sólo se debe a la polari rácter de ejemplo social. Un documental, por
Madrid, Nro. 18, 2003 dad existente entre los hechos y la represen ejemplo, sobre las impresiones que alguien
tación, lo real y lo imaginario, sino también, y tiene de una experiencia concreta, probable
principalmente, a los diferentes modos de mente se halle más interesado en la recupera
enfoque. En términos sencillos, la película de ción de éstas para la memoria pública que en
ficción es heredera de la novela y del arte dra que dichas impresiones sean consideradas
mático de la cultura burguesa y, así, desde meramente un resultado de la experiencia de
muy pronto, se dirigía al espectador como in su propia vida. En otras palabras, está relacio
dividuo privado, es decir, a su subjetividad y a nado con la experiencia individual vivida co
su vida sentimental. El documental, por el mo una inscripción del trauma social e histó
contrario, es guiado por lo antropológico, lo rico. Pienso en primer lugar en Shoah de
social y lo político, y se dirige al espectador Claude Lanzmann (1985), en el cual las vícti
como ciudadano, como un miembro de la co mas, los verdugos y los espectadores recuer
munidad, como participante putativo de la dan el holocausto nazi; o, en el caso de Amé
esfera pública. rica latina, en Chile: la memoria obstinada
Esta diferencia fue un elemento implícito en (Patricio Guzmán, 1997), que trabaja en la re
el surgimiento del documental como modo cuperación de la memoria de quienes vivieron
de hacer cine en los años veinte y fue fortale el golpe de estado de 1973, para una nueva
T ire D ie ciéndose durante su esplendor en la siguiente generación a la cual la verdad histórica le ha
F er n a n d o B irri - 1 9 5 8 década. Pero dichas distinciones nunca son rí bía sido ocultada.
Esto no implica afirmar que la ficción no tiza la vida de un grupo de niños deshereda
tiene efectos políticos en la esfera pública, a dos en Medellín.
pesar de que Hollywood haya intentado ha Tampoco es cierta la afirmación de que el
cernos creer que el cine es puro entreteni documental no representa la esfera privada.
miento. Dejando de lado la cuestión más ge Al contrario, lo ha hecho cada vez más duran
neral del modo en que el cine contribuye a te las dos o tres últimas décadas, hasta el pun
modelar la opinión pública a través del trata to de que la televisión está llena de diarios en
miento de los diversos temas a los que sus formato vídeo y de productos de observación
géneros recurren (amor y sexualidad, crimi voyeurística, mientras los documentalistas in
nalidad y violencia, poder e injusticia, etc.), dependientes revelan una tendencia al narci
hay también raros ejemplos de películas en sismo al dirigir sus cámaras hacia las vidas pri
tendidas como intervenciones políticas, co vadas de sus familias y de ellos mismos. Los
mo La batalla de Argel (Gillo Pontecorvo, orígenes de esta tendencia se encuentran en
1996), incluidas las que tienen efectos no in los años sesenta, en los movimientos parale
tencionados, como El nacimiento de una los (si bien con algunas preocupaciones dife
nación (D. W. Griffith, 1915). En América la rentes) conocidos en Francia como Cinema
tina existe el ahora clásico y paradigmático Vérité y como Direct Cinema en los Estados
ejemplo de Yawar Malku (Sangre del Cón Unidos, cuando una nueva generación de cá
dor, 1969), un dramático film de Jorge San- maras livianas de 16 mm y grabadoras portá
jinés que fue realizado con el fin de sacar a tiles permitieron al equipo fílmico acceder con
la luz un escándalo nacional y que desembo facilidad a lugares donde la filmación del so
có en la expulsión del Cuerpo de Paz esta nido era previamente impracticable -y a me
dounidense de Bolivia. No es un accidente nudo tabú: sólo la ficción tenía licencia para
que filmes de este tipo se hayan apoyado representar los espacios de la más absoluta
frecuentemente en una aproximación neo- privacidad e intimidad- El vídeo, que comen
rrealista -temas contemporáneos, localiza zó a reemplazar a las cámaras de 16 mm en
ciones reales, actores no profesionales-, en los años ochenta, lo hizo incluso más fácil y
otras palabras, un método o una estética no es sorprendente que esta incursión en el
que personifica la incursión de los valores espacio privado haya generado, al menos en
documentales en la ficción. Ello es parte de los países del Primer Mundo, nuevas preocu
una historia no escrita del cine donde, en vez paciones legales sobre la invasión de la priva
de una oposición entre ficción y documental, cidad. El documental latinoamericano ha utili
habría una simbiosis, un diálogo escondido, zado siempre estas capacidades técnicas para
un intercambio subyacente en el que el de usos idiosincráticos propios. Patricio Guzmán,
sarrollo del lenguaje fílmico sería también en su más temprano film, La batalla de Chi
una función del paso del documento a la na le (1979), que hace una crónica de los años
rración y viceversa. En esta historia, que se de Allende (y es una cita fílmica en La memo
remonta a la Rusia soviética de los años vein ria obstinada), consigue una representación
te, el cine latinoamericano ocupa un indiscu de las tendencias políticas en conflicto explo
tible lugar prominente, desde los primeros tando precisamente la agilidad de un reduci
filmes del nuevo cine en los años cincuenta do equipo fílmico de 16 mm, logrando filmar
hasta el reciente ejemplo de La vendedora primero la reunión de un sindicato en una fá
de rosas (Víctor Gaviria, 1998), que drama brica para, poco después, hacerse pasar por
un grupo de la televisión francesa y acceder a Absoluta (León Hirszman, 1963) y Viramun-
un encuentro del ala derecha en un gran edi do (Geraldo Samo, 1964), sobre la migración
ficio de pisos e, incluso, consiguiendo entrar, interior. Sin embargo, el surgimiento del nue T ire D ie
en una secuencia, en un apartamento situado vo documental en Latinoamérica en los años Fernando B irri - 1 9 5 8
en un alto y céntrico bloque con el pretexto '50 y '60 tuvo lugar dentro de una perspecti
de buscar una buena vista de la ciudad y así va ya alterada, en la que la ficción había sido
presentar una viñeta doméstica de la burgue
sía que se sintió amenazada por la Unidad
Popular. Otro ejemplo es Gamin de Ciro Du-
rán (1978), que usa la técnica de la filmación
en directo para revelar lo que se encuentra
ante nuestros ojos pero nunca se ve: la vida
privada del pillo de las calles de Bogotá.
El argumento es que, como resultado de su
orientación hacia la esfera pública, el docu
mental está menos interesado en la creación
estética por sí misma que en su objeto de in
terés, que se sitúa en el mundo externo y con
creto. John Grierson, arquitecto del movi
miento británico documental de los años '30
que fomentó la producción de documentales
de interés público, habló de la función del do
cumental en términos de "objetivos sociológi
cos más que estéticos". La representación del
mundo concreto en términos sociales, políti
cos e ideológicos está siempre dirigida a la ve
racidad de la vida cotidiana y no a un mundo
de fantasía o imaginario. Lo que está en jue
go aquí no es tanto una demanda epistemo
lógica cuanto una descripción de la intencio
nalidad de la vocación del documentalista de
aportar testimonio y ofrecer evidencia sobre el
actual estado del mundo. Ésta fue ya la moti
vación de los principales precursores, Dziga
Vertov, Joris Ivens y el propio Grierson, en ex
plícita oposición a la fantasía del cine de en
tretenimiento al que interpretaban como una
peligrosa distracción. Ésta fue también la in
V - I# ;
tención central de documentales latinoameri
canos pioneros, como el retrato de un pobla
do de la Argentina en Tire Dié (Fernando Birri,
1958) o un par de piezas brasileñas de reporta
je político sobre el analfabetismo en Maioria
fnj
modificada por el documental, sobre todo a liano ofreció un modelo en el que ficción y
través de la búsqueda de un nuevo realismo documental se convirtieron en compañeros; la
T ire D ie que tomó forma, primero, en Italia al final de ficción no era el comienzo y el final del cine,
F e r n a n d o B ir r i - 1958 |a Segunda Guerra Mundial, donde muchos el documental no era una forma inferior. En el
de los pioneros del nuevo cine latinoamerica deseo de convertir a las cámaras en el registro
no fueron a estudiar cine. El neorrealismo ita- de lo cotidiano existente fuera del mundo del
cine, éstas se transformaron en las maneras
alternativas de escapar de los mundos imagi
narios ofrecidos desde Hollywood o sus imita
dores.
A pesar de ello, tampoco iba el documen
tal a renegar de la poesía visual. Por el contra
rio, un film como Chircales (1972), un análi
sis de Marta Rodríguez y Jorge Silva sobre la
vida de los cargadores de ladrillos de las afue
ras de Bogotá, consigue una excepcional fu
sión de política, poesía y antropología visual.
Este es un movimiento en el que la orienta
ción hacia la realidad social no es en absoluto
incompatible con un alto nivel de invención
estética, tanto en el trabajo documental como
en la ficción. Incluso las aproximaciones más
experimentales permanecen enraizadas en la
realidad social, como ocurre en ABC del Et-
nocidio: Notas sobre el Mesquital (1976),
del director mexicano Paul Leduc, que rompe
completamente con las convenciones de la
exposición documental, o en la carrera del
chileno Raúl Ruiz, desde sus filmes realizados
durante los años de Allende hasta su subsi
guiente producción en Francia como una cier
ta figura exótica celebrada por la vanguardia
y, sobre todo, en el trabajo de Santiago Álva-
rez, que reinventa el noticiario cinematográfi
co, la película de montaje, el documental de
viaje y todos los demás géneros documentales
en los que él pone sus manos en un inconte
nible frenesí de bricolaje autorizado por ese
supremo acto de bricolaje, valga la repetición,
que fue la Revolución Cubana.
Cuba llegó a ser única en Latinoamérica
dentro del estatus que le fue adjudicado a su
propio cine, incluyendo al documental. En los
años setenta, investigadores del Instituto Cu de los casos, de una idealización -Stanley
bano de Cine (ICAIC) encontraron que, en Aronowitz lo ha denominado "la mítica pla
ocasiones, la gente acudía a las salas cinema za en el cielo"-, el concepto que Jürgen Ha-
tográficas para ver al novedoso Álvarez y, por bermas sistematizó no se encuentra en su
ello, se quedaba a ver cualquier película que plenitud y sin limitaciones por ninguna parte
se proyectara después, en una suerte de in en la actualidad. Además, el aumento de los
versión completa de la motivación habitual medios de masas convirtió a los lugares co
para acudir a las salas. Santiago Álvarez co munes en lo que Habermas llama una esfera
menzó realizando documentales de largome pseudo-pública, donde el diálogo es reem
traje, y su éxito incitó al ICAIC a producir una plazado por mensajes de ida con sólo la apa
amplia serie de documentales de diferentes riencia del diálogo. No obstante, incluso una
directores para su distribución cinematográfi esfera pseudo-pública es permeable, tiene in
ca, en un tiempo en el que, al menos en el tersticios y márgenes de intervención, y es
Oeste, se había abandonado por completo la forzoso que aparezca un cuestionamiento,
realización de documentales para el cine. Nos así como que circule la crítica, especialmente
encontramos con la paradoja de que en Cu cuando ello ya ocurre dentro de la sociedad
ba, según sus detractores, la esfera pública civil, que es, de similar modo, permeable (la
había sido reemplazada por el control totalita sociedad civil y la esfera pública no son lo
rio de los comunistas y ésta, sin embargo, mismo, pero tienen una relación simbiótica:
mantenía un espacio en la pantalla cinemato cada una puede ser vista como la infraestruc
gráfica para el encontronazo de la realidad so tura de la otra). El documental es un agente
cial con el documental que no funcionaba en de esta permeabilidad, a través de la imposi
las pantallas de las democracias, de donde el ción de nuevas perspectivas e interlocutores
criterio comercial los había expulsado. Los do en el ojo público, si es que eso es posible.
cumentales cubanos, e incluso los noticiarios, Si la esfera pública es una ficción útil, es
tampoco estaban, de ningún modo, limitados también relativa y siempre se halla codificada
a la propaganda política. Los noticiarios eran de acuerdo con las susceptibilidades de la po
a menudo de investigación, mientras que mu lítica de cada país, que permanecen vigilantes
chos de los documentales eran ampliamente a pesar de los homogeneizadores efectos de la
didácticos y, en ese sentido, griersonianos; globalización (no es tan fácil que la historia se
otros eran poéticos, muchos de ellos dedica mantenga al margen). En Europa, con su tra
dos a celebrar los diferentes aspectos de la dición de servicios de difusión pública, aunque
cultura cubana; algunos constituían retratos en la actualidad muy debilitada, nos permiti
de individuos que recuperaban sus memorias mos pensar que la esfera pública es más una
para la colectividad. Cuando estos filmes eran realidad que en los Estados Unidos, donde la
vistos en festivales de cine y en cineclubes de televisión está dominada por las redes comer
Latinoamérica, fomentaban poderosamente ciales y por un mero puñado de periódicos na
las ambiciones de los documentalistas que no cionales, cuya lectura es limitada comparada
tenían acceso a la audiencia de que disfruta con la de los periódicos de Europa. Esta dife
ban sus compadres cubanos. rencia es fácilmente perceptible para el que
En cualquier otro sitio de Latinoamérica, la viaja: un sentimiento común entre los británi
existencia de una amplia esfera pública era cos a la vuelta de un viaje a los Estados Uni
aun más quimérica. Tratándose, en el mejor dos, incluyendo individuos corrientes sin espe
cial interés por el asunto, es que los medios de exilio tanto como ocurrió en Chile. El más ex
comunicación norteamericanos son más con traordinario testamento de esta historia, de
formistas, seguidores de las fórmulas, triviales sus represiones y de sus aporías, puede encon
y estrechos que los de la nación de origen. En trarse en otro título para añadir a nuestra cor
ambos casos, sin embargo, el debate está res ta lista de filmes ejemplares: Cabra marcada
tringido por lo que puede denominarse las para morrer (Eduardo Coutinho, 1984), que
"reglas del compromiso", que se aplican en no es solamente una investigación sobre el
las luchas por la cuota de pantalla y las au asesinato de un líder campesino en el nordes
diencias, por lo cual los documentales que no te de Brasil acaecido veinte años antes, sino un
se conforman con el uso de un limitado nú film sobre su propia historia, que yuxtapone
mero de géneros anodinos están en desventa metraje de archivo realizado desde 1962, su
ja. En Latinoamérica, el desarrollo de la in reutilización desde el año 1964 y testimonios
fraestructura de los media tiene una historia contemporáneos de principios de los años
desigual, dado que se produjo, la mayoría de ochenta, mostrando así a los mismos actores
las veces, bajo la tutela yanqui, por lo cual si sociales en diferentes épocas y diferentes pa
gue el modelo comercial. Aquí hay menos es peles. Tan reflexivo como podría ser un film
pacio todavía para las voces de documentales estético, el resultado es un documental sobre
independientes. Sin embargo, el código del el documental, que incluso el crítico de cine
lenguaje público es bastante diferente de los del New York Times, Vincent Canby, definió
modelos del Primer Mundo. Para ofrecer de con el adjetivo de "incomparable". Cito al se
nuevo la evidencia del que viaja, durante el ñor Canby no como prueba de autoridad, si
tiempo de mis viajes regulares a Latinoaméri no simplemente como ejemplo de que los fil
ca en los años '70, me sorprendió que un vo mes de los que estamos hablando no son to
cabulario geopolítico enfocado en el imperia talmente desconocidos en el exterior (circula
lismo y sus agresiones, incluyendo el imperia ban al menos en festivales y en los grandes
lismo cultural, era de uso generalizado tanto centros metropolitanos de la cultura fílmica);
en el lenguaje directo como, en menor medi sin embargo, normalmente no lograban lle
da, en los medios, lo cual, en mi país, hubiera gar a una amplia audiencia porque eran tra
hecho que se identificara a los interlocutores tados como productos marginales y exóticos
como personas peligrosamente escoradas ha de menos interés que la ficción.
cia la extrema izquierda. La esfera pública nunca es uniforme ni ho
Sólo bajo dictaduras militares están los me mogénea. Como muchos de los críticos de
dios sujetos a un total control, pero no siem Habermas han observado, la sociedad mo
pre exclusivamente entonces: durante un derna se caracteriza por la existencia de una
tiempo, la dictadura militar en Brasil fue lo multiplicidad de esferas públicas parciales o
suficientemente lista como para permitir un sectoriales que funcionan en paralelo y más o
margen de disentimiento; muchos artistas menos abiertas a la interacción. Algunas de
brasileños, especialmente cantautores como ellas reflejan las divisiones de clase de la so
Toquinho y Vinicius, fueron muy buenos para ciedad civil: no hay contacto entre los miem
encontrar códigos que ofrecieran su disiden bros del club de campo y la asociación de re
cia en un lenguaje de metáfora popular. Los sidentes de los poblados, pues los primeros
directores brasileños no llegaron a encontrar han de retroceder para llegar hasta allí. Otros
se con verdaderas trabas o a ser forzados al colectivos sociales están comprendidos en las
f*}
audiencias fortuitas y anónimas de los espec bidos dentro de la órbita de grupos políticos
táculos públicos. En este sentido, el cine es concretos, a veces prohibidos. El más famoso
una fuerza poderosa, el modelo por excelen ejemplo, La hora de los hornos (1968) de la T ire D ie
cia de una forma artística que no está en ab Argentina, fue proyectado clandestinamente F e r n a n d o B irri - 1958
soluto restringida por la división social o la ex por el grupo Cine Liberación, conjuntamente
clusividad y sólo limitada en su alcance por el con miembros del movimiento peronista, y
nexo monetario. Además, el cine es único en
el sentido de que sostiene en sus redes a
cualquiera que se encuentre con él, el inicia
do y el sofisticado, la persona culta y el anal
fabeto, la intelligentsia y el lúmpen-proleta-
riado, a los que es capaz de dirigirse al mis
mo tiempo. El documental, excluido de los
circuitos comerciales, pasó a los 16 mm, ori
ginalmente introducido como un formato pa
ra amateurs pero entonces adoptado por la
televisión, que llegó a ser el formato estándar
para el documental hasta su desplazamiento
por el vídeo. Usando proyectores portátiles
de 16 mm, los costes de distribución y exhi
bición fueron lo suficientemente bajos como
para que el cine se expandiera más allá del ci
ne, descubriendo formas alternativas de difu
sión donde el documental encuentra un ma
yor espacio de recepción (el vídeo reducirá los
costes incluso más, con consecuencias que
trataremos enseguida).
Estos circuitos alternativos fueron creados
casi por completo a través de los esfuerzos de
los propios realizadores a la hora de exhibir
sus propios filmes, como Ukamau en Bolivia,
o por medio de colectivos independientes de
distribución, como Zafra en México, que pro
porcionó filmes independientes a grupos co
mo cineclubes y residentes de poblados cha-
bolistas. En poco tiempo, el documental lati
noamericano se vio involucrado en la crea
ción de una esfera pública audiovisual, alter
nativa y paralela, con organizaciones popula
res de la comunidad y compartiendo la mis
ma preocupación por dar voz a gente nor
malmente excluida del diálogo público. En al
gunos casos, los filmes eran realizados y exhi
dio lugar a un manifiesto de Fernando Sola- te comerciales, y el segundo cine es el de au
TTire
„r Die
nir ñas y1 . Octavio Getino, Hacia . un tercer
.. .,
cine,' tor, más social pero aún burgués, caracteriza
F e r n a n d o b ,r r i -1958 A1-18 ofrece un Proyecto para la realización fíl- do por los modelos europeos de producción.
mica militante. En el esquema propuesto por El tercer cine es la alternativa a ambos, aun
los argentinos, el primer cine es Hollywood y que en la geografía virtual de la pantalla en
sus imitadores, guiado por criterios puramen- absoluto limitado al Tercer Mundo. Al contra
rio, para ilustrar mejor lo que querían decir,
Solanas y Getino citaban ejemplos del Primer
Mundo, como el grupo de Newsreel de los
Estados Unidos, los Etats Généraux du Ciné-
ma franceses y las películas de los movimien
tos estudiantiles italianos, británicos y japo
neses. En todos estos casos, el propósito era
hacer un esfuerzo por situarse fuera del siste
ma para hacer filmes que, como el manifies
to afirma, el sistema encontrara indigeribles.
La hora de los hornos no sólo fue filmada
clandestinamente, sino que también fue mos
trada en la clandestinidad. Mientras el sector
público audiovisual comprenda la totalidad de
los diferentes espacios donde el film y el vídeo
aparecen, desde el cine hasta la televisión do
méstica e, incluso, la exhibición alternativa y
hasta clandestina, el espacio físico de visuali-
zación afectará profundamente a la relación
del cine con su público. El espacio determina
a qué público se puede alcanzar con cada pe
lícula y también condiciona la forma de aten
ción por parte del espectador y así, por antici
pación, influye en la manera en la que la au
diencia es dirigida. La hora de los hornos,
que fue diseñada para una audiencia comba
tiva políticamente, incluye intertítulos coloca
dos estratégicamente para invitar a aquél que
la proyectara a detener el film para permitir
un debate entre la audiencia. La diferente
configuración de estos espacios audiovisuales
en los distintos países es, en parte, lo que ex
plica las diferentes tendencias en el desarrollo
del documental en lugares distintos. La situa
ción de Latinoamérica, donde el documental
independiente permanecía fuera del mundo y
del discurso de la televisión, mientras una dis-
tribución alternativa construía una esfera pú mente y abandonados a una vida de miseria.
blica paralela para su circulación, dio al docu El documental puede promover el reconoci
mentalista la ventaja de una relación directa miento de la condición en la que ellos viven y
con pequeños pero concretos sectores del pú puede, incluso, darles voz. De este modo,
blico. Esto se refleja en la elaboración de un ayuda al proceso de concienciación (o surgi
vocabulario distinto para la discusión del do miento de la conciencia) que sólo es viable,
cumental en las revistas y las publicaciones del dice Freire, porque la conciencia humana,
movimiento fílmico al que pertenecían, con aunque condicionada, puede reconocer que
términos como cine didáctico, cine testimo está condicionada. El concepto de concien
nio, cine denuncia, cine encuesta, cine resca ciación se refleja en el proyecto del documen
te, cine celebrativo, cine ensayo, cine reporta tal debido a su vocación última de dar testi
je y, no menos importante, cine militante o ci monio y de atestiguar, pero aquí -no pode
ne combate, la más explícita expresión del im mos obviar la cuestión por más tiempo- el
perativo revolucionario de aquellos años. problema surge de la posición desde la cual
Esta lista no es exhaustiva ni definitiva y no su vocación es ejercitada. Los practicantes de
nace de una misma fuente. Estos son sólo los cine documental surgían inevitablemente de
más frecuentemente usados de una serie de los sectores más avanzados de la sociedad, al
términos que aparecen a lo largo de toda la igual que los intelectuales radicales con los
gama de textos cinematográficos radicales la que hacían causa común. El medio audiovi
tinoamericanos, es decir, los escritos que per sual podía darles una ventaja sobre los escri
tenecen al mismo movimiento que los pro tores, cuyos productos no podían ser leídos
pios filmes y que expresan sus preocupacio por los analfabetos, pero también les impo
nes y objetivos. Se encuentran en revistas ci nía sus propias desventajas: como instrumen
nematográficas de diferentes países, con títu to de lenguaje, la cámara de cine se convier
los, en los años ochenta, como Hablemos de te tanto en un significado de la autoría como
cine, Cine al día, Primer Plano, Octubre y Ci en un sustituto, en el que el lenguaje de
ne cubano (de Perú, Venezuela, Chile, Méxi aquellos a quienes representa pictóricamente
co y Cuba, respectivamente). La característica está siempre mediado por la narrativa oculta
distintiva de todos los términos listados es, del director detrás de la cámara y por las ca
precisamente, su carácter intencional; indican tegorías que se impone a sí mismo en la ta
una variedad de propósitos que pueden ser rea, que podrá intentar cuestionar pero de las
construidos en términos políticos: enseñar, que no puede escapar por completo. Pienso
ofrecer testimonio, denunciar, investigar, en una película realizada por un latinoameri
traer a la luz la historia, celebrar la hazaña re cano en Europa, De grands événements et
volucionaria, proveer un espacio para la refle de gens ordinaires (Ruiz, 1979), en la que
xión, informar, expresar solidaridad, militar a éste sale a las calles de París para filmar las
favor de una causa. elecciones para la televisión francesa que en
Un film podría, así, abrirse paso por la cul tonces rechazó proyectar los resultados, los
tura del silencio, expresión empleada por cuales parecían poner en duda el proceso
Paulo Freire para designar las condiciones de electoral. En el film, el problema real está re
ignorancia, impotencia política, falta de acce sumido en una entrevista con un homólogo
so a la información y a los medios de expre canadiense que informa para la televisión de
sión de quienes son reprimidos económica Canadá y que explica la dificultad de Ruiz pa
ra acercarse a su materia, su incapacidad pa hacia mediados de los años ochenta el movi
ra penetrar más allá de la superficie de las co miento se encontró en una incipiente crisis,
sas como resultado de su lugar marginal den tanto de seguridad como de identidad. Para
tro de la estructura de poder. En un país co un cine fundado en una concepción política
mo Francia, dice, la clase política ha aprendi de sí mismo, la transformación del espacio
do a protegerse del escrutinio de la cámara; político en el que operaba como un resulta
por ejemplo, no le permiten entrar en su do do del cambio democrático de los años
minio privado. Al contrario, para un docu ochenta, amenazó con dejarlo a la deriva. La
mentalista del Primer Mundo que va al Tercer militancia revolucionaria y su retórica esta
Mundo, las puertas están abiertas en cual ban desapareciendo, incluso antes de que el
quier sitio, porque la cámara es una represen colapso del bloque socialista cambiara el
tación de la estructura de poder hegemónica equilibrio del poder global. Las convicciones
que, para empezar, divide al Primer y Tercer permanecían, pero las viejas prescripciones
Mundo. Extrapolando, podemos decir que el no servían ya.
documentalista latinoamericano se encuen Algunos documentalistas latinoamericanos
tra, en su propia tierra, entre dos polos: la cá estaban entonces a la espera de recibir fon
mara puede ser tomada como un símbolo de dos de Europa, lo que también exigía un
poder del que el director no es propietario cambio en el planteo de sus discursos. Pero
por completo ni desea serlo, y también, en había también otros desarrollos en el forma
todo caso, indica un grado de separación de to del vídeo donde, de nuevo, Latinoamérica
los sujetos cuya experiencia de vida desea descubrió nuevas formas de práctica que
mostrar. Una separación plenamente recono iban a perforar la represión y las normas de
cida en uno de los ¡ntertítulos de La hora de representación. En 1984, cuando me pidie
los hornos, en el que los directores apelan a ron producir un vídeo para la Campaña de
la audiencia para afirmar que "nuestras opi Solidaridad de Chile en Gran Bretaña, pudi
niones tienen el mismo valor que las vues mos incorporar metraje filmado clandestina
tras". mente en Chile que no podríamos haber ob
No obstante, la distancia podría verse su tenido de ningún modo si los camarógrafos
perada en determinadas circunstancias, es chilenos anónimos hubieran tenido que rodar
pecialmente en la inestabilidad de la revolu en cine. En Brasil, a fines de la década, el ví
ción, cuando las divisiones sociales son de deo era utilizado por grupos indígenas para
repente invertidas y el intelectual se halla documentar sus tradiciones y organizarse
con lo que fue denominado el desgarramien frente a la indiferencia del resto de la socie
to, es decir, la ruptura con el vocabulario fa dad. El movimiento indígena de vídeo, que
miliar por la existencia clara del cambio revo organiza encuentros regionales y nacionales y
lucionario. Otro contexto fue provisto por el que se ha expandido a otros países, constitu
aumento del feminismo, que permitió a una ye un nuevo catalizador dentro de la esfera
nueva generación de directoras transcender pública que permite a sus participantes ha
las barreras de clase mediante la solidaridad blar entre sí y a sus Otros de forma directa.
del género, por lo que uno de los primeros Esto quiere decir que el vídeo está más cerca
paradigmas fue otro film argentino, Las ma de una forma oral de comunicación que el
dres de la Plaza de Mayo (1985), de Lour documental clásico. No es documental en el
des Portillo y Susana Muñoz. Sin embargo, viejo sentido, sino su extensión a nuevos es-
/wj
rpacios colectivos, donde los que fueron suje tamente en las plazas, los casetes apilados
tos de documentalistas formados antropoló sobre una tabla-, hasta realizadores que
gica y políticamente manejan ahora la cáma acuden al documental y descubren un sa- T|RE D|E
ra por sí mismos. Las nociones estereotipadas ber, incluso una tradición argentina en la F e r n a n d o B ir ri -1958
de retraso cultural y tecnológico son desmon forma de abordar y narrar lo que está pa
tadas por la rapidez con la que el vídeo indí sando".
gena se estableció e incluso empezó a inven
tar nuevos géneros y tropos del "habla-ví
deo".
Un ejemplo final, que muestra otra para
doja, es el resurgir del documental en la Ar
gentina, en medio del colapso de pesadilla
de la nación. Fui alertado de esto por pri
mera vez por un correo electrónico prove
niente de Buenos Aires. La Internet, desde
luego, ha cambiado también el carácter de
la esfera pública, añadiendo una nueva tec
nología paralela sin fronteras internas, que
no sólo abre nuevos canales de comunica
ción interpersonal sino que también crea
nuevas "comunidades virtuales". Éstas, con
su expansión por todo el globo, producen,
entre otras cosas, acción política global
concertada de un tipo nunca conocido en la
historia hasta ahora, desde las protestas an
ticapitalistas de Seattle y Génova, hasta el
día mundial de protesta contra la invasión a
Irak el 15 de febrero de 2003. El mismo
complejo militar-industrial-científico que
produce la teletecnología de la web, tam
bién produce las cámaras de vídeo digital y
los ordenadores que, durante el experimen
to neoliberal de la paridad del dólar en la
Argentina, encontró ávidos compradores
entre una nueva generación de aspirantes a
directores. Vino el colapso de los bancos y
el resultado, como Guillermo De Carli me
escribió, fue que "el documental fue impul
sado por la explosión de la realidad". Esta
ban ocurriendo las cosas más interesantes,
"desde grabaciones espontáneas y casi
anónimas que registran las movilizaciones y
los "cacerolazos", -se venden copias direc
I *7
El nuevo movimiento documental en la Ar tramos aquí con varias tendencias estilísticas.
gentina representa el otro lado del fenómeno La base de todo es lo que se puede llamar re
La h o r a d e lo s h o r n o s
Fern a n d o S o la n a s - 1968
de la informatización de la cultura en el pro portaje participante -cámara a mano, sonido
ceso de globalización: la aplicación de la nue directo, entrevistas en la calle-, los mismos in
va tecnología en el ámbito local. Nos encon- gredientes que el reportaje de televisión pero
integrados de otra manera, sin comentario en
off] entrecortado con found images (imáge
nes tomadas de la televisión o la prensa y
montadas con sentido irónico) y muchas ve
ces musicalizado con temas del nuevo rock ar
gentino. Hay muchos cortos en forma de in
formes sobre acontecimientos específicos, co
mo manifestaciones, piquetes, "cacerolazos",
"escraches" y ocupaciones de fábricas. En el
conjunto de esos vídeos se aprecia el alcance
de las diferentes formas de militancia de los
movimientos de base. La forma más original
es el "escrache", término tomado del lunfar
do que significa exponer pública y vergonzo
samente a alguien. Como práctica de protes
ta, fue iniciada por la asociación H.I.J.O.S. (hi
jos de desaparecidos). Aparecen de golpe en
la casa de algún militar torturador indultado,
por ejemplo, y montan una especie de "per
formance" en su barrio, comunicando sono
ramente a los vecinos que allí está escondido
un asesino. El escrache es una fiesta de de
U N FILM D E L
G R U P O C IN E L IB E R A C IO N nunciación, supone varias horas de música,
desfiles, panfletos y hasta pequeñas obras
teatrales, que ponen en escena momentos de
la vida del militar o policía escrachado. Algu
nos de ellos se esconden, otros huyen, otros
contestan a balazos. Después de diciembre de
2001, los escraches se extendieron a los polí
ticos, los bancos y los medios de comunica
ción. Si queremos caracterizar el espíritu del
nuevo documental político argentino, quizá
podríamos hablar de un estilo de video-escra-
che, un estilo que lleva a la pantalla la misma
mezcla de elementos y gestos simbólicos, la
misma energía y sentimiento popular. En fin,
Realización (Fernando E/equiel Solanas
lib r o O c ta v io Oétino y Fernando E S olanas
Foloqr«fi« J C d* S*n«©
si el teórico norteamericano Bill Nichols ha ca
lificado la forma ortodoxa del documental
88
con la fórmula "Yo les hablo a ustedes de
ellos", aquí, como sucede también en el vídeo
indígena, lo que encontramos es "nosotros
les hablamos a ustedes de nosotros".
un film de Andrés Di Telia
La televisión y yo
El documental y yo
/"7
La t e l e v is ió n y y o que yo apareciera tanto en la película y que
A ndrés D i T ella me hubiera expuesto tanto en lo personal.
No era necesariamente una crítica, pero yo lo
interpreté como una variante del "¿éste
quién se ha creído?".
Uno de los primeros documentales en pri
mera persona que vi era el de un joven ci
neasta japonés (no me acuerdo el nombre)
que, luego de estudiar en Londres, volvía a
Japón para enfrentar a su familia con su re
cién asumida homosexualidad. Era una pri
mera película incómoda y no del todo logra
da, pero el evidente riesgo personal puesto
en juego le daba mucha fuerza. No me
acuerdo (tampoco) qué cineasta norteameri monios de parte de aquellos periodistas, inte
cana decía que el documental personal, para lectuales o artistas que habían colaborado de
tener legitimidad y no ser una simple expre alguna forma con el régimen.
sión de narcisismo, debe representar una es Finalmente conseguí dos o tres testimo
pecie de coming out del documentalista, co nios valiosos, por ejemplo, el de Kive Staiff,
mo se dice de los homosexuales que se atre quien tuvo la valentía de defender su contro
ven a salir del ropero1. Es decir, no debe ser vertida gestión al frente del teatro San Mar
un gesto gratuito para la persona del cineas tín, el principal teatro oficial del país, confe
ta, debe haber algún riesgo, debe implicar sando que había perdido amigos que lo acu
una actitud que a un crítico pacato le resulte saron de "colaboracionista". Mi intención no
"temeraria". De cualquier manera, supongo era la de "escrachar" a Staiff, o a algún otro,
que detrás de la censura a la expresión perso sino más bien examinar las decisiones que to
nal -tan argentina también-, detrás del mie mó cada uno para seguir trabajando y produ
do a hablar en nombre propio hay una in ciendo en circunstancias desde luego difíci
quietud válida. ¿Por qué tiene que hablar en les. De hecho, lo que hago cuando recojo tes
primera persona un documentalista? ¿Qué
necesidad tiene de contarnos sus problemas?
Después de haber trabajado durante más
de diez años en documentales, aquí y en el
exterior, empecé a chocarme con las paredes
del género. Me frustran cada vez más las li
mitaciones que los documentalistas nos im
ponemos a nosotros mismos para expresar
nuestras preocupaciones a través de la pala
bra y las historias de otros. Cuando hice Pro
hibido, en 1997, que era una investigación
sobre lo que pasó con la cultura argentina
durante la dictadura militar de 1976-83, me
vi en grandes dificultades para obtener testi-
timonios es tratar de ponerme en el lugar de película -mi fracaso- también habría sido re La t e l e v is ió n y y o
esa persona que me está trasmitiendo su ex velador de por qué, tantos años después, la A ndrés D i T ella
periencia, tratar de comprender, hasta de sociedad argentina se resiste a dar cuenta de
preguntarme qué hubiera hecho yo. Mis "en lo que realmente sucedió en esos años. Pero
trevistas" son verdaderas conversaciones, in sólo se me ocurrió esa posibilidad después de
tercambios en los que yo hablo tanto como el terminada la película.
que está del otro lado de la cámara. Sólo
que, hasta ahora, dejaba caer mi parte de la 4
conversación al piso de la sala de montaje.
De cualquier manera, en Prohibido casi Cualquiera con alguna experiencia en ha
nadie quería dar la cara. Las llamadas telefó cer documentales tiene conciencia de que
nicas, los mensajes en contestadores, las ne frente a la cámara del documentalista hay ac
gociaciones con secretarias o allegados, las tuaciones. Sin querer entrar en una discusión
garantías exigidas y ofrecidas, la intermedia complicada, se podría incluso aceptar el ar
ción de terceros para convencer a un posible gumento de que en la vida cotidiana todos
actuamos y asumimos identidades más o me
nos ficticias, según las circunstancias. Sería
raro, entonces, que no lo hiciéramos delante
de una cámara. Esta es una discusión vieja
como el documental. En mi propia experien
cia, filmar a alguien es caminar sobre un piso
bastante resbaladizo, donde la presencia de
la cámara puede suscitar cierta falsedad en el
comportamiento, pero también dar lugar a
revelaciones que sin la cámara no se produci
rían. Toda mi "técnica" documental tiene
que ver con saber jugar en un vaivén entre
conciencia y olvido. La conciencia de que es
tamos filmando genera en el sujeto una en
trega de sí difícil de obtener sin el compromi
entrevistado, las esperas y las citas fallidas, so con el acto documental. Por otro lado, hay
los encuentros casi clandestinos, off the re que conseguir olvidar por momentos la cá
cord, las conversaciones sesgadas, las pre mara; de lo contrario, el peso de ese compro
guntas indirectas, las mentiras decorosas... miso puede resultar inhibitorio. Y en ese vai
En fin, las peripecias y tribulaciones de la in vén entra en juego la actuación.
vestigación y de los intentos frustrados por Probablemente haya sido Robert Flaherty,
conseguir testimonios que no conseguí, todo uno de los pioneros del género, el que inau
eso quizás habría sido más interesante como guró la práctica del documental "actuado".
relato que simplemente ofrecer -como hice- Flaherty no sólo no tenía reparos en pedirle a
los magros resultados que obtuve, por más Nanook el Esquimal que repitiera para la cá
valiosos que éstos fueran. Todo documental mara situaciones de su vida cotidiana, sino
sobre el pasado nos habla, más que nada, del que tampoco se privaba de pedirle que inter
presente. Contar mis problemas para hacer la pretara actividades que nunca había hecho ni
f n j
visto (como ir a cazar un lobo marino con ar
pón) o de inventar relaciones entre los perso
najes que no eran las reales (la "mujer" de
Nanook parece que, en realidad, era una
amante esquimal de Flaherty). No es un dato
menor el hecho de que Flaherty hubiera fil
mado un documental anterior en Alaska, cu
yo material se quemó en un incendio. O sea
que de alguna manera todo era como una re
petición o reconstrucción. Nanook el esqui
mal (1922) no deja de ser un testimonio his
tórico de una forma de vida que, ya en tiem
pos de Flaherty, estaba en vías de extinción.
Es posible argumentar que Flaherty fue, en
cumentalista se transformaba en una "mosca
La t e l e v is ió n y y o en la pared", capaz de observar y registrar los
A ndrés D i T e lla acontecimientos como si no estuviera allí.
Pero el cine directo, al mismo tiempo que
creaba el mito de la objetividad y la no inter
vención del equipo filmador en la práctica del
documental, tuvo el efecto paradójico de es
timular la actuación en los documentales. En
su versión más rigurosa, el cine directo no
permitía interrogar o dar indicaciones a los
sujetos del documental, por lo que los incita
ba a tomar la iniciativa. La elección de prota
gonistas para documentales empezó a tener
visos de cásting, donde lo que se buscaba
/*7
En Yo, un negro (1958), los sujetos docu
mentales eran amigos africanos de Rouch
que se inventaban un personaje e improvisa
ban situaciones a partir de esa identidad: el
protagonista, por ejemplo, es un muchacho
que trabaja en el puerto pero que asume la
identidad de Edward G. Robinson, el actor de
Hollywood. Al ver el material filmado, el mu
chacho fue improvisando un monólogo que
funciona como la voz en off de sus pensa
mientos. Este juego, extremadamente simple
y sofisticado a la vez, que mezcla actuación y
registro cotidiano, revela mucho más sobre la
existencia y la subjetividad de estos jóvenes
africanos de lo que habría resultado de un
tratamiento más objetivo. Para Rouch, lo que
revela un documental no es "la realidad" en
sí sino la realidad de una especie de juego
que se produce entre personas delante -y de
trás- de una cámara. Es por eso que Godard,
gran admirador de Rouch, señaló, a propósi
to de Yo, un negro, que "todo gran film de
ficción tiende hacia el documental, así como
todo gran documental tiende hacia la fic
ción".
En Crónica de un verano, realizada en
1961 con los nuevos equipos que permitían
grabar en la calle con imagen y sonido sin
crónicos, Rouch dio un paso más. Ahora es el
propio cineasta el que aparece en pantalla,
aunque tímidamente, en conversaciones
"previas" con los sujetos del documental, en
este caso jóvenes parisinos que se preguntan
por la felicidad (también se trata de amigos y
allegados de Rouch y de su compañero de
equipo Edgar Morin). En la primera conversa
ción, Rouch y Morin le proponen a una mu
chacha participar de "un experimento de ci
ne verdad" (otro juego). Al finalizar el roda
je, Rouch y Morin proyectan el material com
paginado para los participantes, que se
muestran poco conformes con su actuación
en el film o, tal vez, con sus propias vidas.
Después de la proyección, realizada simbóli
camente en el Museo del Hombre de París,
templo de la antropología, vemos a los ci
neastas que se pasean por el museo mientras
Rouch concluye: "El problema es que noso
tros también estamos con ellos en la bañade-
ra". Es decir, la mosca no está en la pared, si
no en la sopa.
I ”7
entrevista, donde el documentalista finge ig
norar lo que ya sabe para permitir que se lo
cuente el protagonista o testigo de un hecho
"por primera vez".
Michael Moore se hace el tonto muchas
veces en Roger and Me, en aras de conse
guir su objetivo, que es poner en evidencia a
los responsables del desempleo en los Esta
dos Unidos, simbolizados por el "Roger" del
título, el inaccesible gerente de General Mo
tors. A menos que, a veces, el objetivo de
Moore sea simplemente hacer reír al especta
dor, al punto de que se lo critica por haber
inaugurado el género del stand-up documen-
tary, en referencia irónica a los stand-up co-
medians tipo Seinfeld. Sea como fuere, se
trata de un documentalista que actúa. Los es
pectadores sabemos que Michael Moore no
es ningún tonto. Ross McElwee, en la inclasi
ficable Sherman's March, hace de cuenta
que está buscando novia mientras investiga
la historia del general Sherman y el legado de
la guerra civil en la cultura del Sur norteame
ricano donde él nació. ¿O será al revés? De la
presencia de la historia en el presente, el te
ma de la película pasa a ser el de su relación
con las mujeres y, al mismo tiempo, el de la
relación de alguien que filma con aquellos a
quienes filma. (McElwee después continuó el
experimento en Time Indefinite, donde final
mente se casa... ¡con su asistente!).
Avi Mograbi es otro documentalista que
actúa de provocador, en sus crudas vivisec
ciones de la sociedad israelí contemporánea
(Happy Birthday, Mr Mograbi!, August).
Cuando Mograbi enciende deliberadamente
una violenta discusión respecto de a quién le
toca el turno en una sala de espera, cuando
se pelea con un policía que no lo deja cruzar
la calle porque está por pasar un auto oficial,
o cuando filma a un adolescente palestino
Prohibido que le tira piedras, busca revelar realidades
A ndrés D i T ella - 1997 conflictivas que no podría registrar sin su ac-
/“7
r
tuación. Y cuando, en su monólogo a cáma
ra, se pone una toalla en la cabeza y hace la
imitación de su mujer diciéndole lo que ten
dría que estar filmando, da a entender por la
vía del humor que él ya no puede creer inge Wf * a^fcLv i-
nuamente en los mandatos del documental.
Pero para mí, el premio a la mejor actua
ción de un documentalista corresponde al in
<*{ t \
glés Nick Broomfield, que en una inolvidable
escena de The Leader, I-lis Driver & His Dri-
ver's Wife hace enojar a un dirigente fascis
ta sudafricano, Eugene Terreblanche, en las
últimas épocas del apartheid. Broomfield ob
tiene la entrevista después de muchos avata-
res, gracias a su amistad con el chofer del lí
der, pero llega cinco minutos tarde a la cita.
Ante las exageradas recriminaciones del su
dafricano, Broomfield sale con la excusa ridi
cula de que llegó tarde porque estaba to >«
mando el té, poniendo su mejor cara de in * » jim
fi
glés, lo cual sólo hace que Terreblanche pier
da los estribos. "Pero sólo llegamos cinco mi
nutos tarde" insiste Broomfield... Nada en el v A * , » -
discurso del dirigente fascista hubiera delata
do tanto su autoritarismo y su estupidez co
mo la ira provocada por la actuación de
Broomfield.
7
s a r v ng ai ÍW**V óeníer
V
En el trabajo de estos documentalistas, co
mo en el cinéma vérité de Rouch, aparece la
idea de que la actuación, en vez de llevar a la
ficcionalización o falsificación, puede, por el
contrario, dejar ver cierto grado de autentici
dad, o revelar una verdad, no menos válida
que la "verdad" de una persona en ausencia
de cámaras. Pero hay algo más en la actua
ción de Broomfield. En los últimos años,
Broomfield se ha empecinado en mostrar ca
da vez más lo que otros documentalistas es
condemos, y eso es, básicamente, nuestros P rohibido
fracasos. Sus documentales se convierten ca- A ndrés D i T ella - 1997
/”7
si en un manual de todo lo que no debería pensar en WS Sebald o Tracy Emin- da una
haber en un documental. Son películas cons pauta de lo poco que se reflexiona entre no
tituidas casi íntegramente por conversaciones sotros sobre este maltratado género, que en
telefónicas, discusiones previas y posteriores mi opinión y dicho sea de paso, está ofrecien
a las entrevistas, peleas entre el director y el do lo mejor que tiene para ofrecer el cine
equipo, escenas dilatadas con personajes se hoy. Pero esa es otra historia.
cundarios que tratan de ayudar u obstaculi
zar su trabajo. (Es decir, justamente lo que yo
no supe incorporar en Prohibido, y es quizás 8
por eso que me impactó tanto la obra de
Broomfield). Una fábula hindú cuenta la historia de un
Lo que está haciendo Broomfield al mos hombre de enorme fealdad que cruzó el de
trarse delante de la cámara y al contar sus sierto a pie. Vio algo que brillaba en la arena.
problemas es una actuación. Pero podría de Era un trozo de espejo. El hombre se agachó,
cirse que lo que está "actuando", en cierto tomó el espejo y lo miró. Nunca antes había
sentido, es nada menos que la realización de visto un espejo.
un documental. Su actuación nos muestra -¡Qué horror! -exclamó-. ¡No me extraña
que quiere hacer un documental, de acuerdo que lo hayan tirado!
con el concepto tradicional de dar cuenta, en Arrojó el espejo y siguió su camino.
forma transparente, de una serie de hechos
reales. Realmente quiere contarnos la verda
dera historia del líder sudafricano o la de Kurt
Cobain y Courtney Love en Kurt & Court-
ney, o la de Margaret Thatcher en Tracking
Down Maggie. Pero al mismo tiempo, me
diante su propia intervención, da cuenta del
inevitable fracaso de esa empresa, revelando
todas las negociaciones que siempre tienen
lugar entre el documentalista y la realidad
que quiere filmar. La verdad del documental,
en todo caso, no es otra cosa que el resulta
do de esas negociaciones. La actuación se
convierte, así, en una táctica que pone en du
da las pretensiones del documental, la fanta
sía de la mosca en la pared, y ofrece a cam
bio una actitud más honesta, y a esta altura
del partido, tal vez más creíble.
De cualquier manera, escandalizarse por la
presencia del director y su expresión personal
en una película documental, en una época en
que la combinación de lo autobiográfico y lo
documental representa una de las corrientes
más vitales de la literatura y el arte -baste
f u io j
Notas
DIRECCIÓN INTÉRPRETES
Fito Páez
PRODUCCIÓN
Cecilia Roth............................... Carmen Uranga
Fito Páez, Mate Cantero, Stephane Sorlat,
para Circo Beat y Mate Producciones, con
el apoyo del INCAA Gaél García Bernal Gustavo Bertolini
f w j
Consolidado como compositor e intérprete, Fito Páez debuta en la direc
ción de cine con el mediometraje La Balada de Donna Helena, basado
en una canción suya del mismo nombre. Seis años después, realiza la di
rección y producción ejecutiva del largometraje Vidas Privadas. Su par
ticipación incluye la coautoría del guión, junto a Alan Pauls, y de la músi
ca, junto a Gerardo Gandini.
La trama argumental elegida en esta ocasión es compleja y, según lo ex
presado por el director, manifiesta su "forma de hacerse cargo", su toma
de posición frente a "aquello que no le gusta de los argentinos", esa ac
titud silenciosa ante "el horror y la muerte provocados por el terrorismo
de Estado". Para confrontar ese silencio, Vidas privadas presenta la his
toria de Carmen, residente en España, víctima de dicho terrorismo. En un
breve regreso debido a la enfermedad de su padre y a través del encuen
tro con su familia y conocidos cercanos, el relato va desgranando algunos
hechos de su pasado que la empujaron al exilio hace más de veinte años.
El reencuentro con su hijo nacido en cautiverio, que tanto ella como su
familia han ocultado y silenciado, devela secretos y desencadena avatares
trágicos.
La temática de la película es la visión y la audición en relación al silencio
social mencionado y, para ello, aborda singulares características estéticas.
La impronta musical del director motiva, quizás, que en muchas secuen
cias la música se anticipe breves segundos a la imagen. Esta particulari
dad de montaje predispone al espectador, privilegia sutilmente la relación
del argumento con lo sonoro sobre lo visual y resignifica los centros de
detención de la dictadura militar.
De su paso por uno de estos centros, entre otras huellas, a Carmen le ha
quedado una hiperacusia que signa su relación con el entorno y es, a la
vez, fuente de placer sexual para su cuerpo herido e infranqueable, como
"llaga viva", según una de las líneas de diálogo. Los gemidos de una pa
reja, por ejemplo, acompañan los primeros títulos iniciales. Las primeras
imágenes son unas puertas cerradas sobre las que emerge, desde el bor
de inferior del cuadro, el torso de una mujer, Carmen, con los ojos cerra
dos y la respiración entrecortada. Finalizados los primeros títulos, el rela
to completa la presentación del personaje en una apretada síntesis narra
tiva. En una breve escena, Carmen habla por teléfono frente a un espejo,
con una actitud decidida. La conversación, en la que se hace cargo de pa
gar el mes completo a una pareja, pese al viaje a Buenos Aires que acaba
de confirmar, dan cuenta, a la vez ,de sus costumbres sexuales y de su po
sición económica.
La introducción del personaje de Gustavo, el hijo con el que se ha de
reencontrar, tiene características similares y también elementos anticipa-
torios. Carmen repara en su voz al escucharla en el contestador telefóni
co de su amiga Roxana. Una breve imagen fija precede el despertar del
joven, mostrando el paisaje que ha soñado. El relato lo retomará en el de
senlace con su padre apropiador.
La temática sonora no sólo se transforma en característica del personaje
protagónico, sino que también adquiere perfiles simbólicos en relación
con la imagen visual. En una escena de dramática penumbra, la voz de
Carmen describe su habilidad para manejarse en los espacios cerrados y
oscuros. Esta descripción y el ámbito, el departamento que habitaba con
su marido, despejan las compuertas del recuerdo. Ana y el espectador se
enteran de algunas circunstancias de su detención y pueden sospechar las
causas probables de la muerte de aquél. La penumbra y las palabras se
articulan en una escena inquietante y perturbadora que busca impactar
en el silencio social objetado, con los medios del dispositivo cinematográ
fico.
La narración cinematográfica establece una particular relación intertex-
tual con la tragedia de Sófocles. La historia de Edipo -que busca quebrar
su destino, pero termina, ineludiblemente, matando a su padre, casándo
se y teniendo hijos con su madre y quitándose los ojos para no ver lo que
ha hecho- forma parte del entramado cultural y cobró una nueva signifi
cación a partir del psicoanálisis.
La historia de Vidas Privadas tensa, excede y viola los marcos culturales.
Las funciones paternas y maternas representadas perturban, con sus ne
gaciones y secretos, los límites de la "normalidad" tolerable. El padre de
Carmen confiesa haberla "salvado" (de las torturas y de la pérdida de la
libertad en un campo de detención), para que permanezca con ellos, pa
ra que no los abandone. La madre, oculta el pasado y cierra, tras él, las
puertas bajo llaves. El padre apropiador, ante el reclamo del hijo apropia
do, sostiene su inocencia, su buena intención y, a la vez, lo culpabiliza:
"yo quería tener un hijo, nada más... si te pierdo no me importa morir
me".
A Edipo, recién nacido, su padre lo manda matar para torcer el destino
que el oráculo le auguraba. Quien no pudo llevar a cabo la tarea es el úni
co que conoce su "forzada desaparición". Ya adulto y habiendo cumpli
do sin saberlo todas las profecías, insiste en la búsqueda de la verdad, pe
se a los consejos de los que lo rodean.
La relación entre Carmen y Gustavo se va enlazando a partir de sucesivos
encuentros con impronta sonora. Las voces y los silencios de cada uno,
cautivan al otro. El llanto del bebé negado al nacer, aflora paulatinamen
te en la memoria de ella. El espacio cinematográfico de las citas parece
reproducir la situación de los campos de detención de la dictadura. Una
puerta sirve de límite personal y de frontera entre ellos. La curiosidad
transmuta en atracción; el choque cara a cara se torna inevitable.
En el desenlace, emerge el pasado negado. La escena edípica trasciende
el marco simbólico y se despliega en acto. Finalmente, Gustavo mata a
quien creía que era su padre, luego de haberse acostado con la mujer que
no sabía que era su madre.
Fito Páez ha optado por un relato de una condensación narrativa llamati
va para un debutante. Las concisas y contundentes líneas de diálogo, las
actuaciones medidas, construyen personajes sólidos, aunque con escasas
contradicciones. El personaje de Carmen, como víctima, es singular. No
tiene parangón con personajes similares de otros filmes que abordan la
dictadura. Carmen es una mujer rígida, que no se hace querer y que no
despierta conmiseración. A través de encuadres medios y cercanos, de im
perceptibles movimientos de cámara, de imágenes fotografiadas densa y
contrastadamente, de la expresiva banda sonora y musical, el primer lar
gometraje de Páez constituye una película rigurosa y ascética.
La crítica no fue favorable con Vidas Privadas. En el diario Clarín, Aníbal
Vinelli titula su crónica "Melodía disfuncional", califica de "mala" a la pe
lícula y señala que el sesgo incestuoso "ahonda el lento y marcado de
rrumbe en los pantanos de lo inverosímil". Diego Battle, en el diario La
Nación, la considera "regular", "una película fallida y a la vez interesan
te", pero reconoce en el director "una búsqueda muy empeñosa y perso
nal por encontrar un discurso audiovisual dentro de una filiación y una
tradición del séptimo arte". Por su parte, Luciano Monteagudo, en el dia
rio Página 12, sostiene que "el problema con Vidas Privadas es quizá
también consustancial a su mérito... la voluntad de tratar su tema... des
de una estructura mítica", en tanto que, a medida que avanza el relato,
se pierde "la consistencia y el peso dramático" necesario.
Ante éstas y otras crónicas, Horacio González y Liliana Herrero publicaron
una carta abierta. En ella se asombran del encarnizamiento e intolerancia
a la película de la mayoría de las críticas, en las que "no se discuten sus
implicaciones culturales y políticas ni se detienen en su economía narrati-
va más que un breve instante". Luego de indicar que el film "debe ser dis
cutido, no destrozado", indican la necesidad de asistir a las salas de cine,
ver la película para poder debatir lo que ella propone, tanto artística co
mo socialmente. Desde del ámbito cinematográfico, los autores parecen
recordar las palabras de Paul Valéry, cuando sostuvo que el objeto de un
crítico verdadero debería consistir en descubrir cuál es el problema que el
autor se ha planteado en su obra (sabiéndolo o sin saberlo) y en averiguar
si lo ha resuelto o no.
Con esta película, Fito Páez pretende tomar partido y quizás mostrar que
aquello que no se pone en palabras, no puede simbolizarse, ni guardarse
en un lugar en la memoria que pueda parecerse al olvido. Por lo tanto,
retorna ineludiblemente como mueca atroz de lo real que se torna sinies
tro pero, a la vez, tranquilizador. En la secuencia final, Carmen y Gustavo
se encuentran por primera vez de día y en un exterior descampado, pero
en la cárcel en la que él está detenido. Parece que ha terminado la larga
noche que los ha perdido, al decir de la canción que acompaña los títu
los finales. Ella le dice a los otros presos, al mundo y a sí misma: "...qué
miran, nunca vieron una madre con su hijo...".
Dentro de las películas que, con diversas perspectivas, trataron el tema de
la reciente dictadura militar y sus consecuencias, Vidas Privadas plasma
la clara intención del director de enfrentar el silencio social que se vuelve
cómplice a través de una trama que parece objetar visiones maniqueas
del horror y señalar la necesidad de un tránsito insoslayable por el duelo
y el dolor, para quebrarlo.
Lelia González
Los Muertos
DIRECTOR INTÉRPRETE
Lisandro Alonso
Argentino Vargas
PRODUCCIÓN
4L (Argentina)
COPRODUCCIÓN
Fortuna Films (Holanda), Slot Machine
(Francia), Arte France Cinéma (Francia),
Ventura Films (Suiza), con el apoyo del
INCAA
GUIÓN
Lisandro Alonso
FOTOGRAFÍA
Cobi Migliora
MONTAJE
Lisandro Alonso
MÚSICA
Flormaleva
SONIDO
Catriel Vildolsola
DURACIÓN
78 minutos
ESTRENO EN LA ARGENTINA
11 de septiembre de 2004
En diciembre de 2001, la Argentina vive una de las crisis institucionales
más importantes de su historia en el marco de conflictos sociopolíticos y
económicos de larga data, que produce una movilización de la población
cuyos alcances son aún difíciles de evaluar.
Si bien la acción del segundo film de Lisandro Alonso, Los Muertos,
transcurre en 2003, refleja una situación que, de algún modo, parece
estar apartada de este contexto de crisis. La película hace foco en la vida
de aquellos que, como el protagonista Argentino Vargas, viven en un
estado crítico estructural, sin que estas crisis institucionales periódicas los
alcancen, por lo menos, de manera inmediata.
Los Muertos confirma un estilo propio, una particular mirada de autor
que ya se insinuaba en La Libertad, opera prima de Alonso. En el primer
film, que irrumpió en el cine argentino como una obra peculiar y que fue
celebrada por la crítica nacional e internacional, el director acompaña a
un hachero pampeano en su quehacer cotidiano, con un tipo de
narración en la que, por un lado, reinventa el plano secuencia y, por otro,
tensa los términos documental-ficción en el marco de una estructura
minimalista.
El pausado e inmejorable plano secuencia inicial de Los Muertos -de
más de tres minutos- devuelve al espectador a ese tipo de escritura y lo
introduce en medio de la selva correntina.
Un modo de percepción extrañado, dado por una cámara que parece
flotar en el aire, sumerge en el espesor de la naturaleza. En ese primer
recorrido por la vegetación, aparece el cadáver de un niño tirado en el
suelo; la cámara sigue sin detenerse en su tránsito incierto hasta
encontrarse con un segundo cadáver y, finalmente, cruzarse con la figura
de un hombre que lleva un machete. Un fundido a verde, naturaleza
cruda, es el recurso elegido para trasladar al espectador en el presente del
relato.
Argentino Vargas, el actor no profesional de 53 años y parco protagonista
de este film de ficción, está a punto de salir de la cárcel después de
décadas de reclusión.
Los trámites para la excarcelación y la despedida de algún compañero de
prisión no reflejan en Vargas ningún tipo de emoción y, así como ocurre
a lo largo de todo el relato, se relaciona con el mundo con pocas palabras,
las mínimas indispensables, del mismo modo en que lo hacía el hachero
Misael en La Libertad.
T
Vargas sale de prisión y, como en el primer film de Alonso, la pregunta
acerca de la condición humana y de la libertad se instalan en el centro del
relato. Para dar cuenta de ello, el uso del plano secuencia será una
herramienta fundamental que hará de este cine una escritura reflexiva en
la que lo más básico parece redescubrirse, a través de una distancia
precisa con los elementos.
Cuando Vargas sale de la cárcel, el film registra las más básicas acciones
humanas: la elección de las modalidades de comer, beber, tener sexo,
andar por los caminos, buscar sus afectos o reencontrar su historia.
Vargas se prepara para el largo viaje a través del río, cuyo destino es el
encuentro con su hija, con quien no ha tenido relación alguna durante sus
años de encierro. En el trayecto cumple también con un favor: entregar
una carta a la hija de un compañero de prisión. Para emprender su
travesía, un pescador le facilita una canoa y, a través del breve cruce de
palabras con el lugareño -en parte en guaraní-, se revela que ha estado
preso por matar a sus hermanos, aunque nunca refiere directamente al
suceso, como queriendo negarlo.
En la interacción de Vargas con los personajes de la ciudad parece
evidenciarse el abismo entre éste y el mundo. Vargas y otros como él
parecen estar en una zona de sombras que, mientras no molesten, al
mundo no le importan.
Finalmente, mientras navega, el fluir del protagonista por el río es
también el fluir del tiempo y de la naturaleza. Por fin en su espacio, solo,
en un medio de múltiples verdes, remando las aguas. En ese devenir por
el río, Vargas mira su entorno y no se sabe qué piensa ni qué expectativas
tiene del encuentro con su hija. El rostro curtido, de profundos pliegues,
se muestra inalterable, como si constantemente observase lo poco que
cambió el mundo durante sus años de encierro.
Los suaves paneos de cámara, los planos secuencia y los tiempos
pausados hacen de este viaje un espacio de reflexión. La realidad se
vuelve extraña y la mirada acentúa este efecto, abriendo un signo de
interrogación acerca del espacio y el tiempo.
A lo largo del film, Vargas, por un lado, se sumerge en un mundo que
reconoce, que le es propio y al que pertenece, por otro, la narración
plantea una distancia que transforma en un mundo extraño todo lo que
conoció el protagonista; un mundo que debe ser redescubierto o
confirmado.
Así como ocurre en La Libertad, en este film Alonso también acompaña
a un protagonista único que tiene escasos encuentros con otros
personajes, proponiendo una reflexión acerca de las soledades de estos
hombres. Estas soledades, que no se sabe si son una elección o un
destino, abren interrogantes acerca de la soledad como liberadora o
como nueva prisión.
En su viaje, los planos abiertos del hombre solo en medio de la
exuberancia natural litoraleña sugieren la tranquilidad y la belleza como
privilegio y también como un lugar olvidado, o mejor dicho, el de los
olvidados. Los aislados ranchos con los que se cruza para llegar a su
destino son de extrema precariedad: unas maderas y un par de lonas
plásticas para cubrirse del sol.
En su derrotero, Vargas detiene la canoa y pisa tierra firme para
refrescarse o para buscar alimento. Hábilmente saca miel de un panal o
degüella a un chivito que encuentra a orillas del río. Realiza todos estos
actos con la destreza propia de quien los tiene profundamente
incorporados, como si no hubiese tiempo capaz de borrarlos de la
memoria. Suceden en un fluir de acciones de supervivencia que se
presentan violentas, pero armónicas.
Vargas posee el conocimiento de ese medio que lo rodea. Es un personaje
lleno de recursos para sobrevivir; sabe cómo defenderse con las armas
que él mismo fabrica. Sin embargo, todas estas capacidades estarían
sugiriendo que si no son reconocidas socialmente podrían tornarse
destructivas. A Vargas y a muchos otros Vargas no se los incluye, están al
margen, excluidos.
El film descubre un mundo en el que no sólo los niños de las primeras
escenas están muertos. Vargas y otros como él también lo están para un
sistema social que no los contempla y que sólo aparece para reprimir.
Desde esta perspectiva, en libertad están muertos y en la cárcel
también.
El protagonista se relaciona con personas que, como él, viven al margen.
Como señala el propio A lonso,"... la gente parece estar fuera del tiempo,
no poder elegir nada para su vida, estar condenada desde que nace,
porque la pobreza, el medio en el que viven, es en sí una condena. Ni
siquiera tiene el lenguaje para expresarse y entonces se producen actos
de violencia, como el que aparece en el origen de Los Muertos,
espontáneos, formas primitivas de resolver una situación, cuya solución
debería estar en manos de otra gente, de otro orden social."
El encuentro de Vargas con María, hija de su compañero de prisión, se
resuelve en la más fluida parquedad. No se denotan emociones por parte
de ninguno de los personajes, sólo el más imprescindible intercambio de
palabras en medio de muchos silencios acompañados de unos mates, que
es el rito de los encuentros.
A la mañana siguiente, el protagonista vuelve a la soledad. Parte en canoa
hacia el encuentro con su familia a través de una naturaleza plagada de
misterios, como los de Vargas, como los de cada hombre.
En esa larga travesía, el hallazgo de un chivo, su matanza y faenamiento
ofrecen imágenes de un simbolismo mítico que remiten a actos de una
cultura ancestral, actualizados en un presente que los convierte en
ofrenda y ritual.
Si bien la cámara a lo largo del film presenta cierta autonomía y se
despega de Vargas para flotar por el entorno, hacia el final del relato se
separa claramente de él y se dirige a un chiquito, para, posteriormente,
relacionar a ambos.
El nuevo personaje que aparece en escena en medio de la selva despeja
la maleza con su machete, trepa a un árbol como un mono, donde come
algún fruto. Otro hombre, esta vez un niño, satisface las necesidades más
básicas de la manera más primitiva.
A lo lejos, se acerca una canoa. El niño espera atento. Es Vargas que llega
navegando y un cruce de palabras entre ellos basta y sobra: Vargas busca
a Olga, su hija; el niño, sin exteriorizar emoción alguna, dice que Olga es
su madre. Juntos atraviesan un cañaveral, mientras el niño guía abriendo
camino con su machete.
Llegan al rancho y, en un gesto imperceptible del niño, la pava se pone
en el fuego. El chiquito está al cuidado de su hermanita, a la que carga
en brazos para entrar al rancho. Argentino Vargas, contemplativo y
sentado en cuclillas en la entrada del rancho, toma en sus manos un
muñequito de juguete -un jugador de fútbol argentino- y lo observa. Lo
deja en el suelo, al lado de una rueda de juguete, y entra al rancho.
La rueda y el muñequito, en los que se detiene el último plano del film,
aluden muy sutilmente a la idea de un ciclo. No hay respuestas o
sugerencias acerca de lo que acontecerá. Sólo el espacio y el tiempo que
ofrece la narración, detenida en estos objetos, para las preguntas.
En silencio, la imagen del suave movimiento de las sombras de los árboles
sobre la tierra sintetiza la constante contradicción entre lo siniestro y lo
maravilloso que se sugiere a lo largo del relato.
Un estruendo musical, radicalmente opuesto a toda la aparente calma y
detenimiento del mundo que el film muestra, acompaña los créditos
finales. La música, en su crescendo, parece subrayar la violencia contenida
y latente del mundo de Vargas. Es una violencia que queda afuera del
film, sugiriendo lo que podría suceder a los personajes una vez que el
relato haya concluido.
Comparando los dos primeros largometrajes del director, este filme
responde a cierto crecimiento, a una madurez en la estructura narrativa y
en la búsqueda de lo que se comienza a perfilar como el estilo de un
autor. Es un avance en la construcción de una ficción que le permite
ahondar más en los temas que ya aparecían en su primer trabajo.
Si bien Alonso pertenece a la denominada Generación del Nuevo Cine
Argentino, y, de hecho, antes de comenzar a dirigir trabajó como
asistente de sonido en los filmes Mundo grúa y El Bonaerense de Pablo
Trapero, su escritura parece no tener demasiados rasgos en común con la
de muchos de sus coetáneos. En medio del estallido y la repercusión, a
nivel nacional e internacional, de este Nuevo Cine Argentino, las películas
de Alonso parecen recorrer un camino particular, como el de sus
personajes.
Gran parte del Nuevo Cine Argentino posa su mirada sobre las diferentes
crisis que ha atravesado la Argentina en las últimas décadas. Alonso se
diferencia al dirigir la atención a un lugar que, de alguna manera,
cuestiona esa mirada, ya que su planteo es más radical al preguntarse
acerca de la condición del hombre y del modo en el que viven aquellos
que se hallan en un estado crítico de manera crónica. Estos personajes no
son el producto de una crisis, sino que lo crítico es su modo de vivir o
sobrevivir. Y esto es lo que el director revela sin hacer una película sobre
la crisis, lo cual, por otro lado, anularía la potencia y la expresividad que
tiene su escritura al elegir el camino de la mirada autoral.
Los Muertos se presentó en "La quinzaine des réalisateurs" del Festival
de Cine de Cannes de 2004, donde fue recibido calurosamente por la
crítica internacional. Recorrió los más prestigiosos festivales
internacionales, cosechando premios antes y después de su particular
estreno en Buenos Aires, en la histórica sala Leopoldo Lugones. El modo
de estreno, fuera del circuito tradicional de exhibición comercial, es
peculiar porque se realiza en una sala prestigiosa en la que la película
puede tener una recepción diferente.
La crítica nacional fue muy elogiosa con el trabajo de este joven director
que con Los Muertos, su segunda película, permite vislumbrar una
dimensión diferente en el panorama del cine argentino.
Violeta Bava
Currículums e índice
David Oubiña es crítico de cine. Enseña en la Facultad de Filosofía y Letras (UBA) y en la Universidad del cine. Fue visiting
scholar en la Universidad de Londres (Gran Bretaña) y visiting professor en New York University (Estados Unidos) y en la
Universidad de Bergen (Noruega). Ha sido becario de la Comisión Fulbright, la Fundación Antorchas y el British Council. Ha
publicado, entre otros libros, Filmología. Ensayos con el cine (Premio del Fondo Nacional de las Artes, 2000), El cine de
Hugo Santiago (2002) y Jean-Luc Godard: el pensamiento del cine (2003).
Rodrigo Alonso es licenciado en Artes (UBA). Estudió cine en el Centro de Experimentación y Realización Cinematográfica
del Instituto Nacional de Cinematografía. Profesor de la Universidad de Buenos Aires, del Instituto Universitario Nacional
del Arte, de la Universidad de Tres de Febrero, de la Universidad del Salvador, de la Universidad de Lanús y del Media Centre
d'Art i Disseny (MECAD) de Barcelona, España. Es especialista en "nuevos medios" (fotografía, vídeo de creación y arte
digital). Fue curador, jurado y organizador de numerosas exhibiciones y eventos teóricos, nacionales e internacionales.
Publica regularmente en revistas especializadas en arte contemporáneo y esporádicamente en otras publicaciones y
catálogos. Es asesor permanente del Museo de Arte Moderno de Buenos Aires y formó parte del Consejo Asesor para la
primera colección de video arte del Museo Nacional de Bellas Artes de la misma ciudad.
Malena Verardi es licenciada en Artes Combinadas y maestranda en Análisis del Discurso de la Facultad de Filosofía y
Letras, UBA. Trabaja como becaria de Conicet en el Instituto Interdisciplinario de Estudios de Género y como docente en
la cátedra de Historia del Cine Universal, de la misma facultad.
Michael Chanan es profesor de Estudios Culturales en la Universidad del Oeste de Inglaterra, Bristol. Realizador de
documentales e historiador cultural, ha publicado libros sobre los inicios del cine, el cine cubano, la historia social de la
música y la historia de la grabación. Fue profesor visitante en la Universidad de Duke, en los Estados Unidos, en 2000, y
en la actualidad se encuentra escribiendo un libro sobre el documental.
Andrés Di Telia es cineasta. Dirigió Montoneros, una historia (1995), Prohibido (1997) y La televisión y yo (2003).
Dirigió y produjo documentales televisivos para PBS (EEUU), Channel 4 (Gran Bretaña) y Canal 7 (Argentina), entre otros.
Fue distinguido con la Beca Guggenheim (1996). Creó el Buenos Aires Festival Internacional de Cine Independiente, del
que fue director durante las primeras dos ediciones (1999-2000). Actualmente dirige el Princeton Documentary Festival, en
la Universidad de Princeton, Estados Unidos, donde también da cursos.
Prólogo ................................................................................................................................. 5
El documental y yo
por Andrés Di Telia.............................................................................................. 90
Los Muertos
por Violeta Bava................................................................................................. 114
Este lib ro se terminó de imprimir
EN EL MES DE MARZO DE 2005 EN
A rte s G rá fic a s E l Fénix S .R .L. - M u rillo 924/28
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Y A R TE S A U D IO V IS U A L E S