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MI OTRO YO

Era una mañana normal estaba a punto de tomarme un antibiótico, yo estaba en


mi cama, pero sabía que algo no iba bien. Él estaba allí. No sé quién era, pero se
parecía a mí. No sólo se parecía a mí, sino que hablaba como yo, suena como
sarcasmo, pero en realidad lo estaba viendo era alguien igual a mí. Le pregunté su
nombre, aunque ya sabía la respuesta, y dijo el mío, me quise hacer a la idea que
era algo psicológico que me lo estaba imaginando así que decidí hacer caso
omiso , pero era tan real que después de un rato se estaba preparando para ir a la
escuela con mis cosas, y le pregunté que qué hacía, me contestó que mí tiempo
se había acabado, que era hora de que me retirase y el tomara mi lugar era un
plagio totalmente se quería adueñar de mis cosas, mi vida. Dijo que si no me
portaba bien mi padre me llevaría al taller, no sabía que era el taller, pero no me
quedaría para averiguarlo ya que me pareció algo muy ridículo.
Salí corriendo de la habitación y bajé las escaleras corriendo era una tragedia no
sabía qué hacer. Mi padre me llamó, pero tenía voz de enfadado, así que seguí
corriendo, saliendo por la puerta y adentrándome en el bosque, tengo zootofobia
era mi mayor miedo al estar ahí, a lo lejos pude ver un gregario, cada vez estaba
mas asustado, seguí corriendo no sé cuánto tiempo más ya casi no tenía energía,
pero no paré hasta que sentí que la zona en la que me encontraba no era
conocida. Me senté debajo de un árbol a pensar en lo ocurrido. No entendía nada,
quién era el otro chico, por qué se parecía a mí y por qué iba a ocupar mi lugar
quería contárselo a alguien, pero sentía que pensaría que era algo ridículo y que
no me creerían.
Oí unos pasos cerca de mí y volví, allí estaba mi padre con su mueca y cara de
enfado. Dijo que sabía dónde encontrarme ¿cómo lo sabía? Yo nunca había
estado aquí, era algo fantástico de repente algo hizo que se me nublara la vista y
perdí el conocimiento. Me desperté en mi cama, era por la mañana de nuevo, todo
había sido un mal sueño. Llamé a mi madre para contarle mi pesadilla y que ella
me calmara, aunque tenía miedo de que pensara que era algo psicológico.
Cuando se lo conté, con voz dulce me dijo que no pasaba nada, que mejor me
portara bien o mi padre me volvería a llevar al taller, sentí un alivio ahora se que
solo fue una escena de mi mente.

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