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Organo Judicial
AUTO SUPREMO
TRIBUNAL SUPREMO DE JUSTICIA
SALA CIVIL
Expediente: CB-10-20-S.
Distrito: Cochabamba.
VISTOS: El recurso de casación cursante de fs. 372 a 378 vta., interpuesto por Juana Quinteros Vda. de Padilla contra
el Auto de Vista de 19 de agosto de 2019 de fs. 364 a 369 vta., pronunciado por la Sala Familiar, Niñez y Adolescencia
del Tribunal Departamental de Justicia de Cochabamba, dentro del proceso sobre Impugnación de filiación, seguido
por la recurrente contra Jhonny Padilla Quinteros, la contestación de fs. 486 a 491, el Auto de concesión de 13 de
febrero de 2020 a fs. 492, el Auto Supremo de Admisión N° 177/2020-RA de 06 de marzo de fs. 497 a 498 vta.; todo lo
inherente al proceso; y:
CONSIDERANDO I:
1. Mediante memorial presentado por Juana Quinteros Vda. de Padilla de fs. 7 a 9, subsanado a fs. 13 y vta. y
aclarado a fs. 67 y vta., inicio proceso sobre impugnación de filiación, contra Jhonny Severino Soto (Jhonny Padilla
Quinteros), quien una vez citado con la demanda, opuso excepciones previas de contradicción, imprecisión y oscuridad
en la demanda y en los actos de su madre Juana Quinteros Vda. de Padilla, falta de personería de la misma y
prescripción por memorial de fs. 88 a 90 vta., posteriormente opuso excepciones perentorias de incumplimiento y
prescripción, asimismo respondió a la demanda y planteó demanda reconvencional por posesión de estado, por
Mediante el Auto de 30 de enero de 2015 de fs. 171 a 174 vta., se RECHAZÓ las excepciones previas de imprecisión,
Tramitada la causa, la Juez Público 3° de Familia del Tribunal Departamental de Justicia de Cochabamba, emitió la
Sentencia de 25 de mayo de 2017 cursante de fs. 329 a 337, por la que declaró IMPROBADA la demanda de fs. 7 a 9 y
13, IMPROBADAS las excepciones opuestas a la reconvención, PROBADA la demanda reconvencional de fs. 147 a
registrada en la ORC 1405, libro No. 6, Pdta. No. 38, folio No. 12 del departamento de Cochabamba, provincia
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Quillacollo, localidad Quillacollo que corresponde a Jhonny Severino Soto, manteniendo como válida la partida de
nacimiento registrada en la ORC 309050001, libro No, 15, Ptda. No. 98, folio 98, del departamento Cochabamba,
provincia Quillacollo, localidad de Colcapirhua, con fecha de partida 15 de octubre de 2012, en el que figura con el
nombre de Jhonny Padilla Quinteros, nacido el 03 de febrero de 1978, ordenando que la sentencia sea notificada al
SERECI para que se proceda al registro de la resolución de acuerdo a los arts. 51 de la Ley de Registro Civil y 1537 del
Código Civil.
2. Resolución de primera instancia que fue apelada por Juana Quinteros Vda. de Padilla por memorial cursante de fs.
341 a 343 vta., resuelto mediante el Auto de Vista de 19 de agosto de 2019 de fs. 364 a 369 vta., pronunciado por la
Sala Familiar, Niñez y Adolescencia del Tribunal Departamental de Justicia de Cochabamba, que CONFIRMÓ la
Que la juez A quo a través del inc. 14) del Considerando I de la sentencia, indicó que la demandante no demostró que
el demandado haya establecido la filiación con los apellidos Padilla Quinteros de acuerdo al art. 65 de la Constitución
Política del Estado, así como tampoco habría demostrado que la madre biológica del demandado se opuso a que sea
adoptado; en consecuencia resultaría infundada la denuncia de que la A quo no se pronunció sobre la obtención del
certificado de nacimiento del demandado, ya que la demandante no comprobó que hubiera obtenido su certificado de
nacimiento vulnerando la referida norma constitucional y que lo que sucede es que la inscripción de la partida de
nacimiento del demandado fue ordenada mediante Resolución Administrativa N° 1783/2012 de 03 de octubre, en base
a normativa administrativa y no se pretendió aplicar el art. 65 de la CPE a una persona mayor de edad, habiéndose
aplicado correctamente la institución de la posesión de estado, que es una institución jurídica diferente a la
presunción de filiación.
Posteriormente efectuando una breve relación de antecedentes el Ad quem concluye que la sentencia no es
En cuanto a la vulneración del art. 192 del Código de Familia, el Ad quem refiere que el demandado pretende hacer
prevalecer incólume su nombre y apellido actual como Jhonny Padilla Quinteros donde figura como madre Juana
Quinteros Sánchez y como padre Leónidas Padilla Zenteno, producto de un trámite administrativo de acuerdo a la
documentación a fs. 5 y 246, y cuya filiación la demandante calificó de ilegal aludiendo que no puede haber una
paternidad y maternidad ajena al marco biológico entre ascendiente y descendiente, empero de los antecedentes
haciendo mención a las documentales a fs. 19 certificado de bautismo, a fs. 21 y 22 libretas de calificaciones, a fs. 23
certificado de matrimonio del demandado, a fs. 24, 27, 30, 33 y 36 certificados de nacimiento de los hijos del
demandado, a fs. 38 libreta militar, a fs. 42 y 42 cuadro de promoción anual, de fs. 48 a 58 fotocopias del libro de
inscripciones, de las que advirtió que la filiación es la que guarda relación con la realidad social, jurídica y afectiva con
la que se ha desenvuelto el demandado con relación al fallecido Leónidas Padilla Zenteno y la demandante, quien
además desde un inicio le brindaba el verdadero trato de hijo conforme a las declaraciones testificales de cargo y
descargo a fs. 279, y de fs. 283 a 287, pruebas que a criterio del Tribunal de alzada demuestran que entre las partes
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hubo un trato de madre e hijo, vínculo jurídico materializado en ésa filiación que al pasar de muchos años surtió
efectos y que fue inscrito mediante un trámite administrativo y que generado y se encuentra consolidado vínculos
afectivos de sentimiento materno filiales, contando con los derechos, deberes y obligaciones de carácter recíproco
entre sus miembros, lo cual indica no puede ser desconocido por la trascendencia que implica que considera
esenciales para la consolidación de una familia, algo distinto con la primera filiación que se halla desprovista de los
elementos constitutivos tanto afectivos como espirituales y materiales que hacen al vínculo jurídico filial.
personalísimo a la identidad, como es el derecho a preservar su nombre y apellidos que ostenta al reconocimiento de
los lazos y relaciones de su entorno familiar que se han generado y desarrollado eficazmente en relación a aquel
vínculo filial.
3. Resolución de segunda instancia que fue recurrida en casación por Juana Quinteros Vda. de Padilla mediante escrito
de fs. 372 a 378 vta., que es objeto de análisis, admitido mediante Auto Supremo N° 177/2020 de 06 de marzo de fs.
CONSIDERANDO II:
De las denuncias expuestas por la parte recurrente, se extrae de manera ordenada y en calidad de resumen las
siguientes:
En la forma:
La recurrente arguyó que la resolución impugnada no se pronunció sobre el primer agravio de su apelación, referido a
la ilegalidad del trámite administrativo del demandado que teniendo certificados inscritos con anterioridad tramitó
directamente una inscripción sin tener ningún documento ni presupuesto legal y no pudo haber tramitado en la vía
administrativa una inscripción directa, porque ya tenía uno, y que al ocultar que tenía dos certificados o dos registros
anteriores actuó de mala fe, pues sólo se hubiese dado curso a una rectificación, modificación, supresión, etc.,
mediante la competencia del SERECI y no correspondía el trámite administrativo para la inscripción directa como
mayor de edad sin la existencia de una sentencia judicial de adopción o de posesión de estado (que no se encuentra
dentro de la competencia en la vía administrativa), por lo que el auto de vista vulneró los arts. 254 inc. 4 y 236 del
Código de Procedimiento Civil, el derecho al debido proceso y el principio a la seguridad jurídica, establecidos en los
arts. 115 y 178 de la CPE, lo que conllevaría a la nulidad del fallo recurrido de acuerdo al art. 275 del CPC anterior,
para lo cual respecto al debido proceso y al deber de fundamentación invocó la jurisprudencia establecida en las
28 de abril.
En el fondo:
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Manifestó que el fallo impugnado incurrió en la causal contenida en el “art. 253” al infringir el Reglamento de
Rectificación, Cambio, Cancelación y Traspaso de Partidas de Registro Civil por la Vía Administrativa, por cuanto en
el num. 3) del Considerando II el Ad quem, convalidó un trámite administrativo que cohonestó ilegalmente la sentencia,
omitiendo su deber de observar las normas de competencia, violación de normas administrativas, además de las
normas del Código de Familia que son de orden público, toda vez que no sería evidente que no haya demostrado que
el demandado pretendió suplir la adopción con un trámite administrativo ante la inexistencia de una sentencia de
adopción mediante un trámite directo por la vía administrativa para registrar la partida de nacimiento de una persona
mayor, omitiendo los requisitos exigidos para un reconocimiento de hijo, de una sentencia de adopción, posesión de
estado o declaración de paternidad, como si se tratase de la aplicación del art. 65 de la CPE, en consecuencia el auto
de vista impugnado vulneró las normas referentes a la adopción, del reconocimiento y de la posesión de estado,
previstos en los arts. 195 y 205 del Código de Familia, además del art. 122 de la CPE, el Reglamento de Rectificación,
Cambio, Complementación, Ratificación, Reposición, Cancelación y Traspaso de Partidas de Registro Civil por la Vía
Administrativa, y Normas sobre Registro de Menores y Mayores, pues la vía administrativa carece de competencia para
declarar la posesión de estado y proceder a ese título a la inscripción o registro de una partida de nacimiento de
acuerdo a la “Resolución Nº 080/2012 Reglamento de la Ley Nº 18 de 16 de junio de 2010”, por lo que se convalidó un
acto de registro nulo de acuerdo a los arts. 552 del CC y 122 de la CPE.
Añadió que en el punto 4 del auto de vista impugnado se citó una jurisprudencia equivocada, ya que los Autos
título de posesión de estado en el SERECI cuando ya existían otras que podían en su caso haber sido modificadas,
suprimidas, rectificadas, etc., y que si bien es cierto que la identidad de una persona es un derecho humano y se
encuentra protegido por leyes civiles, familiares e internacionales, en el presente caso se tratan también de derechos
inherentes a la seguridad jurídica, al debido proceso y a las normas de competencia, cuya ponderación no habría
realizado el auto de vista aplicando jurisprudencia no coincidente con su ratio legis, y reiteró que lo que demandó y
reclamó es la nulidad de una partida de nacimiento registrada en la vía administrativa de forma directa y sin
competencia.
Haciendo cita de los arts. 292 y 293 del Código de Familia la recurrente afirmó que se efectuó una valoración errónea
de las pruebas, posteriormente procedió a transcribir el contenido de los arts. 192 y 193 del mencionado código,
reiterando los argumentos referidos a que el auto de vista recurrido cohonestó la sentencia que admitió un trámite
administrativo para convalidar una posesión de estado y registrar una partida de nacimiento de alguien que tiene dos
partidas asentadas, pues la filiación no solo implica una posesión de estado, sino un vínculo familiar dentro del marco
de la verdad y honestidad de las personas ascendientes y descendientes, por lo que las pruebas de la filiación pueden
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basarse de acuerdo a la norma procesal civil, y Código de Familia, toda vez que se procedió a inscribir a una persona
mayor de edad sin mediación jurisdiccional, afirmando que hubiere prosperado por la vía administrativa si el
demandado hubiese tenido dos certificados de nacimiento que requería rectificación, cambio, complementación,
ratificación, reposición, cancelación y traspaso de partidas de registro civil, o la cancelación de alguno de ellos; o, en
su defecto si el demandado hubiese portado un reconocimiento o una sentencia judicial ejecutoriada sobre adopción,
declaración de paternidad, posesión de estado, etc., en cuyo caso siendo mayor de edad pudo solicitar una inscripción
directa siempre y cuando no tenga otras partidas de nacimiento, por lo que advierte que las pruebas documentales
consistentes en certificados de nacimientos, trámite administrativo y resolución no han sido correctamente valoradas,
empero en el presente proceso el demandado habría ocultado la existencia de dos partidas haciendo incurrir en error a
los funcionarios administrativos, por lo que la partida de nacimiento que obtuvo es nula por falta de competencia y
contraria a las normas de orden público del Código de Familia y la Ley Administrativa.
Por lo que solicitó se case en la forma el auto de vista recurrido y se disponga la anulación de la resolución ordenando
que el Ad quem se pronuncie sobre el recurso en atención al art. 236 del CPC (anterior) y motivando en derecho los
puntos del recurso de apelación o en su defecto en el fondo se declare probada la demanda y las excepciones
la nulidad de la partida obtenida cursante en la Oficialía 30905001, libro No. 15, Ptda. No. 98, folio 98, departamento de
Corrido en traslado el recurso de casación, Jhonny Padilla Quinteros, respondió al mismo mediante memorial de fs.
486 a 491, señalando en síntesis que del análisis de los certificados de nacimiento desde un principio se llama Jhonny
como consta en su primer certificado de nacimiento, en el segundo certificado de nacimiento le cambiaron a Francisco
Rioni Padilla Quinteros pero le seguían llamando Jhonny, en ese entendido añade que en el certificado de bautizo se
declaró como hijo legítimo de Leónidas Padilla Zenteno y Juana Quinteros de Padilla teniendo como madrina de
bautizo a la abuelita Bonifacia Zenteno Vda. de Padilla, y que posteriormente en el tercer certificado de nacimiento sólo
se modificó el nombre de Rioni a Jhonny mediante un trámite administrativo, el cual la actora a través del recurso de
Negó la fundamentación del recurso, sosteniendo que sus padres le cedieron sus apellidos de forma voluntaria, y le
Luego se enteró que a causa de que su abuelita Bonifacia Zenteno Vda. de Padilla heredó Leonidas Padilla Zenteno,
existiría presión del segundo marido de su madre Juana Quinteros Vda. de Padilla, que por su ambición buscaría
Asimismo, manifestó que la demandante no informó la verdad histórica de los hechos a su abogado, buscando
sorprender la buena fe de las autoridades, observando la sentencia y el auto de vista, cuando la cesión de sus apellidos
ante registro civil constituiría un acto directo de adopción y un derecho adquirido con el tiempo, por cuanto desde niño
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colaboró con su trabajo en la empresa de propiedad de sus padres, hasta joven, sin sueldo alguno.
Afirmó que su padre no dejó poder alguno para el planteamiento de la presente demanda, y que inclusive su madre
(demandante) fue madrina de bautizo de sus hijos, quienes también llevan el apellido Padilla y donde expuso su
nombre completo como “Jhonny Padilla Quinteros”, sin que haya existido objeción alguna hasta ése entonces.
Finalmente concluyó afirmando que los hechos que arguye en su respuesta son corroborados por los testimonios de los
vecinos, amigos, compañeros de estudios y todos los que le conocen como Jhonny Padilla Quinteros, sin que exista
CONSIDERANDO III:
En mérito al principio de congruencia, toda resolución debe reunir la coherencia procesal necesaria, que en el caso de
la apelación, encuentra su fuente normativa en el art. 265.I del Código Procesal Civil, que se sintetiza en el aforismo
“tantum devolutum quantum appellatum”, que significa es devuelto cuanto se apela, con esto se establece el límite
formal de la apelación en la medida de los agravios propuestos en la impugnación, en otras palabras, la función
jurisdiccional del órgano de revisión en doble instancia se ve contenido a lo formulado en la apelación por el
impugnante.
En este antecedente, el Tribunal de casación a momento de realizar el análisis sobre los reclamos de incongruencia
omisiva en que habría incurrido el Tribunal de alzada respecto a los puntos acusados en apelación, se debe tener
presente que al ser un aspecto que acusa un vicio de forma como es la incongruencia omisiva que afecta la estructura
omisión, razonamiento compartido por el Tribunal Constitucional Plurinacional que en la Sentencia Constitucional
Plurinacional Nº 1083/2014 de 10 de junio, ha interpretado los alcances del recurso de casación en la forma en relación
a la falta de respuesta a los puntos de agravio del recurso de apelación, conforme desarrolla: “…En ese contexto, cabe
recalcar que, la Sala Civil del Tribunal Supremo de Justicia, ante el planteamiento de un recurso de casación en la
forma, debe limitar sus consideraciones a las causales establecidas en el art. 254 del CPC. En el presente caso, al
estar extrañada la falta de respuesta a los puntos de agravio identificados en el recurso de apelación, el Tribunal de
casación debe limitar su consideración únicamente para establecer si hubo o no respuesta a los reclamos del
recurrente, lo contrario implicaría ingresar a cuestiones que atingen a la impugnación en el fondo; así, los Magistrados
demandados, luego de efectuar un examen de los antecedentes del legajo procesal, concluyeron que el Tribunal de
apelación, otorgó la respuesta extrañada, inclusive extrayendo citas textuales que ellos consideraron como respuestas
a la apelación contra la Sentencia; por lo tanto, el Auto Supremo Nº 434/2013, no incurre en incongruencia omisiva ni
carece de la debida motivación, ya que la labor del Tribunal de casación estaba restringida a efectuar el control para
determinar si hubo o no respuesta a los reclamos del recurrente y, fue ésa la misión que cumplieron los Magistrados
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demandados; por lo tanto, cumple con el debido proceso” (las negrillas y subrayado son nuestras).
Sin embargo, al margen de realizar esta verificación de agravios de apelación, se debe tomar en cuenta, el régimen de
nulidades actualmente vigente a partir de lo dispuesto por la Constitución Política del Estado que reconoce el derecho a
una justicia pronta y oportuna a las partes (art. 115), lo dispuesto en los arts. 16 y 17 de la Ley N° 025 y el régimen de
nulidades regulado actualmente en los artículos 105 al 109 del Código Procesal Civil; este Tribunal Supremo de
Justicia al respecto ha orientado a través del Auto Supremo Nº 254/2014 que: “La inobservancia de estas reglas
conllevan incongruencia, que a decir de la doctrina se diferencian en: Incongruencia positiva, que es aquella en la que
el juzgador extiende su decisión más allá de los límites del problema judicial que le fue sometido a su consideración; e
Incongruencia negativa, cuando el juzgador omite el debido pronunciamiento sobre alguno de los términos del
problema judicial. En ésta última, encontramos la denominada “citra petita”, que resulta de la omisión de alguna de las
Es de importancia considerar que el principio de congruencia procesal, si bien pondera el derecho al debido proceso,
sin embargo “no es absoluto”, en la medida de la afectación de otros derechos, garantías y principios fundamentales
agravio debe gravitar indefectiblemente para suponer la nulidad de obrados, previendo siempre la garantía al debido
proceso, a la defensa y a la justicia pronta, oportuna y sin dilaciones que sustenta el art. 115 de la Constitución Política
del Estado.
De donde se tiene que el Juez no puede simple y llanamente aplicar la nulidad, que es restrictiva, sino que debe
ponderar la omisión frente a los otros principios y derecho constitucionales fundamentales para llegar a una decisión
judicial que esté acorde con la nueva dogmática de la nulidad que se afianzó con la Constitución Política del Estado
Plurinacional en su art. 115 y los art. 16 y 17 de la Ley 025, pues sólo será posible la nulidad si existe afectación del
derecho a la defensa”.
Primeramente se debe tener presente que el art. 270.I del Código Procesal Civil expresaba: “el recurso de casación
procede para impugnar autos de vista dictados en procesos ordinarios y en los casos expresamente señalados por ley.
Asi también el art. 271 del mismo compilado legal, dispone: III. En cuanto a las normas procesales, solo constituirá
causal la infracción o la errónea aplicación de aquellas que fueren esenciales para la garantía del debido proceso y
Por lo que al ser aplicable para subsanar cuestiones formales de las resoluciones como errores en la estructura de la
resolución u omisiones que pudieren existir en la misma y entendiendo que los reclamos de forma tienen por finalidad
anular obrados, art. 17.III de la Ley Nº 025 normativa que rige dicho instituto procesal ha establecido lo siguiente: “III.
La nulidad sólo procede ante irregularidades procesales reclamadas oportunamente en la tramitación de los procesos.”.
En este marco, se concluye que cuando se alegue incongruencia omisiva en la resolución impugnada, por la falta de
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pronunciamiento de algún reclamo, corresponde al afectado previamente a utilizar el recurso de apelación o casación,
hacer uso de la facultad establecida en el art. 226 del Código Procesal Civil, precepto normativo procesal que en su
parágrafo III de manera clara señala que con esta facultad: “…las partes podrán solicitar la aclaración sobre algún
concepto oscuro, corrección de cualquier error material o subsanación de omisión en que se habría incurrido en
sentencia, auto de vista o auto supremo…”, facultad que permite subsanar la falta de pronunciamiento por los
tribunales o jueces de instancia, caso contrario en aplicación del principio de convalidación, al no utilizar el mecanismo
para su corrección, implica una aceptación tácita de la omisión acusada, precluyendo por simple consecuencia su
derecho de reclamar aspectos de nulidad no reclamados en su oportunidad, conforme determinan las normas citadas
supra.
Entendimiento orientado por este Supremo Tribunal en diversos fallos, entre ellos el Auto Supremo Nº 32/2015 donde
señala: “Respecto a la falta de pronunciamiento del segundo punto apelado, se debe indicar que, el Ad quem, de forma
genérica arribó a la conclusión de que el Auto de 10 de junio de 2003 que resolvió las excepciones no se las puede
revisar en vía del recurso de apelación porque dicha resolución hubiera causado ejecutoria, esa es una respuesta de
forma general a las acusaciones relativas a la forma de resolución de las excepciones formuladas por los recurrentes.
Ahora si dicha respuesta, no satisfacía las expectativas deducidas por los recurrentes debieron formular la petición de
complementación y aclaración en base al art. 239 del Código de Procedimiento Civil, el no haberlo hecho implica que
los recurrentes no agotaron el mecanismo de protección oportuno para la satisfacción del reclamo que ahora se traen
Carlos Fernández Sessarego en su libro Derecho a la Identidad Personal, establece: “La identidad es precisamente lo
que diferencia a cada persona de los demás seres humanos, no obstante ser igual estructuralmente a todos ellos. Es
Partiendo de esa definición general, debemos decir que el derecho a la identidad abarca varios derechos inherentes al
ser humano como tener un nombre, un apellido, una nacionalidad, a ser inscrito en un registro público, a conocer y ser
cuidado por sus padres y a ser parte de una familia. El Código del Nino, Niña y Adolescente en su art. 96 establece: “El
derecho a la identidad del niño, niña y adolescente comprende el derecho al nombre propio o individual, a llevar dos
apellidos el de su padre y el de su madre, a gozar de una nacionalidad a conocer a sus padres biólogicos y a estar
El art. 7 de la Convención de los Derechos de los Niños, Niñas y Adolescentes, aprobada por la Asamblea de Naciones
Unidas de 20 de noviembre de 1989 indica: “el niño será inscrito inmediatamente después de su nacimiento y tendrá
derecho desde que nace a un nombre, a adquirir una nacionalidad y en la medida de lo posible a conocer a sus padres
y a ser cuidados por ellos”. Por su parte el art. 8 manifiesta: “ Los Estados partes se comprometen a respetar el
derecho del niño a preservar su identidad, incluidos la nacionalidad, el nombre y las relaciones familiares”.
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De acuerdo con la Corte Interamericana de Derechos Humanos, el derecho a la identidad puede ser conceptualizado
en general: “como el conjunto de atributos y características que permiten la individualización de una persona en la
sociedad”.
El art. 8 de la Convención Internacional sobre los Derechos del Niño en su parágrafo I establece: “Los Estados partes
se comprometen a respetar el derecho del niño a preservar su identidad, incluídos la nacionalidad, el nombre y las
relaciones familiares de conformidad con la ley, sin injerencias ilícitas. II. Cuando un niño sea privado ilegalmente de
alguno de los elementos de su identidad o de todos ellos, los Estados partes deberán prestar la asistencia y protección
De las normas señaladas se establece que el derecho a la identidad abarca varios aspectos desde tener de un nombre
y apellido, el mismo que debe ser registrado en una Oficialía de Registro Civil o Registro Público, así como gozar de
una nacionalidad, hasta conocer a sus padres biológicos y lo más importante a ser cuidado por sus padres y gozar de
una familia, es decir que tener una identidad es algo complejo e importante, más aún cuando la persona es un ser en
formación como lo es un niño, razón por la cual los organismos encargados de protección al niño, niña y adolescente
incluyendo autoridades jurisdiccionales, tienen el deber de considerar este derecho en función al interés superior del
niño, precautelando siempre su cuidado y protección, adoptando todas las medidas necesarias con miras a que este
A partir de que un niño es reconocido por sus padres, el mismo se integra a una familia, creando vínculos afectivos y
emocionales, de igual manera irá descubriendo su identidad conforme a sus relaciones interculturales, primero en la
familia, las mismas que se complementarán en el colegio con sus compañeros y maestros y luego con la sociedad, lo
que le permitirá al niño y adolescente incluir un conjunto de valores espirituales que definan su personalidad, sus
cualidades, atributos y pensamientos que hagan de él un ser humano único y diferente a los demás. Asimismo el
Estado está obligado a garantizar el derecho a la identidad y no permitir que el niño, niña y adolescente sea privado o
Dentro el ordenamiento jurídico familiar, es decir el Código de Familia, partiendo del entendimiento de la filiación y
conforme a los supuestos que establece el citado código, la posibilidad de su impugnación, mismos que han sido ya
analizados por este Máximo Tribunal a través de diversos fallos, entre ellos el AS Nº 1068/2015-L de 17 de noviembre,
en el que se ha orientado: “Resultando este el tema en debate, corresponde en principio realizar un análisis de los
institutos que sustentan la filiación o su impugnación, a ese efecto podemos citar el AS Nº 333/2014 que sobre el tema
ha establecido que: “La filiación es el vínculo jurídico que une a una persona con sus progenitores. Se considera tres
clases de filiación: i) matrimonial, es la que tiene su origen en el matrimonio; ii) extramatrimonial, que corresponde a
hijos de personas no casados entre sí; y, iii) adoptiva, que no corresponde a una realidad biológica sino al vínculo
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Nuestro régimen familiar legal, en consideración a estas formas de filiación, estableció presupuestos normativos
sistemáticos de los derechos y deberes de los hijos, su establecimiento, de su prueba, etc., al mismo tiempo diseño
acciones tendientes a desestimar la filiación, tanto matrimonial como extramatrimonial. Es así que, para la filiación
matrimonial estableció la acción de negación de hijo nacido antes de los cientos ochenta días de matrimonio (art. 185
Código de Familia) y negación del hijo nacido después de trescientos días siguientes al decreto de separación personal
o antes de los ciento ochenta días posteriores al desistimiento o la reconciliación (art. 186 del Código de Familia),
además de la acción de desconocimiento de paternidad al hijo concebido durante el matrimonio (art. 187 del Código de
materia), y en ese mérito la misma norma familiar, en su art. 188, normó el plazo para la interposición de estas
acciones.
Asimismo, para la filiación extramatrimonial, es decir de los hijos de padre y madre no casados entre sí, el Código de
familia consideró a la impugnación de reconocimiento (art. 204) como el medio para impugnar la filiación cuando se
hubo establecido aquella mediante reconocimiento de hijo; por otro lado configuró la declaración judicial de paternidad
y en ella, como mecanismo de defensa, los presupuestos de prueba para la exclusión de paternidad conforme señala el
De lo manifestado, podemos concluir que la legislación familiar configuro las acciones tendientes a repulsar la filiación
por el progenitor en uno u otro caso, específicamente, pero con la mirada de la protección de los hijos, de ahí se
De la línea establecida por este Tribunal, se puede concluir que entre los medios de impugnación de filiación del hijo;
dependiendo al caso, se debe analizar desde dos puntos de vista, la primera cuando el hijo ha nacido dentro del
matrimonio y el segundo cuando ha nacido fuera del matrimonio, activándose para el segundo caso, es decir, de hijos
nacidos fuera del matrimonio la figura de la impugnación del reconocimiento, o para el reconocimiento de una filiación
del mismo la declaración judicial de paternidad y dentro de este los mecanismos de defensa de exclusión de
Ahondando sobre el tema, el citado Auto Supremo Nº 1068/2015-L de 17 de noviembre, ha delineado lo siguiente:
“Sobre ese instituto del código de familia los Autos Supremos Nros.437/2013 de fecha 27 de agosto, 485/2013 de
fecha 18 de septiembre y 605/2014 de fecha 27 de octubre entre otros ha orientado en sentido que: “El reconocimiento
de hijo de padre y madre no casados entre sí, es un acto jurídico unilateral, personalísimo e irrevocable, toda vez que
quien ejercita ese derecho lo realiza de manera libre y voluntaria, sabiendo las consecuencias jurídicas de su
reconocimiento.
Y por regla general la impugnación de reconocimiento de hijo se habilita por el reconocido y por terceros interesados
que tengan un interés “legitimo” (debido al efecto erga onmes), pero no se excluye al reconocedor, que también se
encuentra legitimado para impugnar el reconocimiento, siempre y cuando se demuestre que existió error, dolo o
violencia en el acto del reconocimiento y fundare su demanda principal en un acto de reconocimiento que no fue libre ni
voluntario, pudiendo impugnar, alegando error propio al considerar como hijo al reconocido o cuando hay dolo, es decir
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cuando la madre oculta, engaña y le hace creer que el reconocido es su hijo, y finalmente cuando hay violencia.
Si bien es cierto que el reconocimiento debe existir cuando hay una relación biológica, es también evidente que en
nuestra sociedad en la práctica se puede ver que existen padres que reconocen a los hijos de sus parejas, conociendo
y sabiendo que no son biológicamente sus hijos, teniendo este reconocimiento un efecto "erga omnes", ya que este
acto jurídico realizado por la madre o el padre no solo afecta al hijo o la hija y al padre o la madre que reconocen, pues
lo que se reconoce es el estado de hijo o hija que es indivisible y por eso produce efectos absolutos frente a
todos; siendo éste un acto irrevocable como lo determina el art. 199 del Código de Familia, teniendo como la única
limitante para el reconocimiento el caso establecido en el art. 200 del Código de Familia que indica: "No se puede
reconocer a quien legalmente corresponda la filiación del hijo nacido de padre y madre casados entre sí...”.
De la jurisprudencia anotada se puede establecer que si bien, la extinta Corte Suprema de Justicia ha adoptado el
entendimiento de que el reconocimiento únicamente procede como un acto a favor del progenitor biológico, empero,
bajo el principio de progresividad dicho entendimiento ha sido ampliado y modulado, interpretación que no ha sido
desde la literalidad de la norma, sino la aplicación de la misma bajo un enfoque constitucional glosado en el punto
anterior, bajo el nuevo paradigma de valores y principios con la procura de alcanzar una justicia real y efectiva,
conforme orienta la nueva Constitución Política del Estado, y tomando esos parámetros es que teniendo presente que
el reconocimiento de hijo conforme se expuso, al ser un acto jurídico unilateral, personalísimo e irrevocable, es que
velando por los intereses sobre todo de los menores que eran reconocidos, no podía pretenderse el desconocimiento
de ese acto que tiene esas características, máxime si el reconocedor dentro de nuestra realidad social y en la práctica
habitual otorga su filiación o la calidad de hijo a alguien que no es su hijo biológico, ya sea por un acto altruista,
solidaridad u otros motivos, y ese acto jurídico no simplemente produce efectos jurídicos con referencia al padre, sino
también al reconocido quien adopta la calidad de hijo del reconocedor, realizando actos este último como tal, frente a la
sociedad, extremos que no pueden ser desconocidos al tratarse de un acto netamente unilateral.
Al margen, se debe tener en cuenta que nuestro ordenamiento jurídico únicamente establece como un candado
normativo para el reconocimiento del hijo el caso establecido en el art. 200 del mismo Código de Familia, es decir para
hijos de padre y madre casados entre sí, no existiendo otra limitante para el reconocimiento de filiación, criterio que
encuentra respaldo en lo establecido en el art. 14.IV de la CPE, norma Constitucional que de manera exacta refiere:
“En el ejercicio de los derechos, nadie será obligado a hacer lo que la Constitución y las leyes no manden, ni a privarse
de los que estas no prohíban”, por lo que, la interpretación de esta norma no ha sido desde su literalidad, sino desde y
conforme a la Constitución Política del Estado en resguardo del valor supremo-Justicia-, acorde a la realidad social y
para evitar perjuicio de los menores que han sido reconocidos a través de un acto exento de vicios en el
consentimiento del reconociente, ya que de la misma derivaron efectivas relaciones familiares que no pueden verse
afectadas o truncadas porque ello supondría afectación al derecho a la filiación e identidad de la persona con los
consiguientes perjuicios que ello implica y los procesos judiciales que podrían generarse a consecuencia de esa
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Empero, ello no implica no poder impugnar ese reconocimiento como permite el referido artículo 204 del Código de
Familia, sino que conforme orienta la doctrina y la misma jurisprudencia, ese reconocimiento puede ser impugnado
tanto por el reconocedor, por el reconocido y todos los que ostenten un interés legítimo, esto debido al efecto erga
onmes que produce ese reconocimiento, habilitándose ese derecho cuando se evidencia la afectación de un derecho o
existencia de un supuesto hipotético que genere un derecho subjetivo, y, siempre y cuando se demuestre error, dolo o
violencia al momento de ese reconocimiento, aspectos que harían denotar que ese acto fue viciado al momento de su
realización, haciendo viable la impugnación del reconocimiento, y no así otros tópicos o directrices no relacionadas con
El hecho de pretender el desconocimiento o la invalidez del reconocimiento, por la simple falta de relación biológica
(progenitores-hijo) en los casos en que el reconocedor es consciente de tal situación, generaría un caos social y
jurídico, debido a que por un lado se le quita esa calidad de personalísimo a ese acto jurídico y la calidad de
inmutabilidad a esa filiación, generándose inseguridad jurídica con relación aquellas personas que han sido
reconocidas, resultando en su caso menores de edad y también implícitamente se les desconocería esa calidad de
sujetos de derecho, desconociendo sus derechos, es por todo ese fundamento que realizando una interpretación
sistematizada desde un enfoque constitucional es que se ha aceptado la posibilidad del reconocimiento de alguien que
no resulta ser hijo biológico, por los efectos y consecuencias que este acto personalísimo genera.
Nuestra legislación y el derecho comparado, señalan la existencia de las siguientes filiaciones: filiación matrimonial
(hijos nacidos dentro del matrimonio), filiación extramatrimonial (hijos nacidos fuera del matrimonio), y filiación adoptiva.
La filiación matrimonial determina la filiación materna y paterna que nace precisamente del matrimonio civil o de la
unión libre o de hecho reconocida judicialmente, por consiguiente, todos lo hijos nacidos dentro de esas uniones se
presume que tienen por padre y madre al cónyuge o conviviente. La prueba idónea para demostrar la filiación
matrimonial, de acuerdo al art. 181 del Código de Familia, constituye el certificado de nacimiento del hijo y el certificado
de matrimonio de sus padres, documentos que acreditan el título de la filiación, y conforme al art. 182 del mismo cuerpo
legal, a falta de la prueba señalada anteriormente, la posesión de estado de hijo será suficiente.
Sin embargo, el art. 192 de la norma en estudio, prescribe que nadie puede reclamar una filiación distinta cuando hay
conformidad entre las partidas del registro y la posesión de estado, ni nadie puede impugnar la filiación de quien su
posesión de estado guarda conformidad con dichas partidas. Al respecto, Julio Ortiz Linares (“El Proceso Civil” Tomo II;
depósito legal 31121609; págs. 478-479), aspecto que se fundamenta en un tema de seguridad jurídica de filiación de
las personas; en el segundo caso, dice, si un hijo vivió toda su vida con la filiación que le dieron sus padres unidos en
matrimonio nadie puede impugnarla, pues la posesión de estado guarda conformidad con las partidas de matrimonio de
sus padres y la de su nacimiento. En ambos casos la filiación matrimonial es incontrastable y nadie puede atacarla. La
regla no es absoluta, ya que puede darse el supuesto de una suposición de parto o una sustitución de hijo u otro tipo de
aspectos importantes.
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El art. 193 del Código de Familia, dispone: “En caso de suposición de parto o de sustitución de hijo, puede sin embargo
reclamar el hijo una filiación distinta, dando la prueba de ella, aunque haya la conformidad expresada en el artículo
anterior. Igualmente terceros interesados pueden impugnar en el mismo caso la filiación. La prueba se admite aun por
testigos, con arreglo a lo previsto por el artículo 183”. En la legislación española se considera suposición de parto a la
acción que consiste en aparentar, disimular o fingir el alumbramiento de un niño vivo. En cambio, se dice que la
substitución de hijo es el acto de sustituir un niño por otro, consiste en cambiar la filiación de dos niños (intercambio de
niños) que ignoren su pertenencia a una determinada familia. A criterio del autor citado arriba, la suposición de parto es
la falsa maternidad, hacer creer o suponer un parto inexistente del que ha de venir también un hijo inexistente. En la
sustitución de hijo, señala, si bien la maternidad y el parto son ciertos, lo que se pretende es sustituir un hijo por otro, es
Marco jurisprudencial que de forma clara haciendo un análisis sistematizado del Código de Familia, ha determinado los
mecanismos de impugnación para desestimar la filiación, señalando que si el vínculo filial es matrimonial, es decir de
hijos nacidos dentro del matrimonio, la acción a proceder es la de negación de hijo nacido antes de los ciento ochenta
días de matrimonio (art. 185 Código de Familia) y de negación del hijo nacido después de trescientos días siguientes al
decreto de separación personal o antes de los ciento ochenta días posteriores al desistimiento o la reconciliación (art.
186 del Código de Familia), además de la acción de desconocimiento de paternidad al hijo concebido durante el
matrimonio (art. 187 del Código de materia), y para los casos de hijos nacidos fuera del matrimonio, es decir
extramatrimoniales que fueren reconocidos mediante actos de reconocimiento de hijo, también se configuró la figura
de declaración judicial de paternidad o maternidad con sus respectivos medios de defensa y el de la impugnación de
reconocimiento.
Teniendo en claro que existen mecanismos específicos dentro del ordenamiento jurídico familiar para desestimar la
filiación, corresponde adentrar más en el tema en sentido de que, dentro de los reconocimientos de filiación vía
documento los mismos no pueden ser impugnados vía nulidad dentro de los alcances que establece el art. 549 del CC,
esto en el entendido de que el reconocimiento conforme se expuso supra produce efectos muy diferentes al de un
contrato, como para pretender su nulidad tal cual si se tratase de un contrato normal o un negocio jurídico con fines
patrimoniales, habida cuenta que dentro del acto unilateral y personalísimo, se encuentra inmersa la filiación de una
persona, la cual produce efectos no solamente inter partes sino contra terceros, por lo que al ser impugnada la filiación,
la misma debe avocarse o ser interpretada por los jueces ordinarios dentro de los parámetros que reconoce nuestro
CONSIDERANDO IV:
FUNDAMENTOS DE LA RESOLUCIÓN
Expuestos como están los fundamentos que hacen a la doctrina aplicable al caso, corresponde a continuación ingresar
a considerar los reclamos expuestos en el recurso de casación, de cuya revisión se desprende que contienen en lo
esencial similares argumentos o puntos de controversia, por lo que a efectos de evitar un dispendio de argumentación
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jurídica que resultaría repetitiva e innecesaria, en aplicación del principio de concentración que permite abordar en un
solo punto varios reclamos que se encuentran concatenados o repetitivos, se otorgará una sola respuesta a los puntos
coincidentes.
En la forma:
Sobre este reclamo acusa que la resolución impugnada omitió pronunciarse al primer agravio de su alzada referido a la
ilegalidad del trámite administrativo realizado por el demandado al ser este mayor de edad y sin que haya una
sentencia judicial, en infracción de los arts. 254 inc. 4 y 236 del CPC (anterior), al debido proceso y el principio a la
seguridad jurídica, generando la nulidad del auto de vista recurrido en virtud del art. 275 del CPC anterior.
De la revisión del recurso de apelación de fs. 341 a 343 vta., se establece que Juana Quinteros Vda. de Padilla, en su
primer motivo de apelación bajo el subtítulo: “La sentencia ha vulnerado el art. 65 de la Constitución Política del Estado
que es norma prioritaria y ha sesgado el sentido de la demanda” manifestó que de acuerdo al art. 65 de la CPE este
sólo favorece a niñas, niños y adolescentes, no así a mayores de edad, aludiendo que ha momento de obtener otro
registro, el demandado contaba con 34 años de edad y la valoración doctrinal efectuada en el Considerando I de la
sentencia, no se pronunció al respecto, quebrantando dicha norma de aplicación directa por su jerarquía, en virtud del
art. 410 del mismo cuerpo legal, por lo que la valoración de la sentencia incumplió y sesgó los hechos, aplicando el art.
65 de la CPE a una persona mayor de 34 años cuando su identidad y su posesión de estado, es dudosa y no fue
Al respecto, se observa que no es evidente que la apelante haya denunciado como primer agravio de apelación, de
forma expresa “la ilegalidad del trámite administrativo realizado por el demandado al ser este mayor de edad y sin que
haya una sentencia judicial, en infracción de los arts. 254 inc. 4 y 236 del CPC (anterior), al debido proceso y el
principio a la seguridad jurídica”, no obstante de dicha anomalía el Ad quem a través del auto de vista impugnado,
constató que la A quo se pronunció sobre ese extremo, a través del inc. 14 del Considerando I, transcribiendo su
contenido y advirtiendo que dicho argumento sobre la obtención del certificado de nacimiento del demandado es
infundado, y que la inscripción de la partida de nacimiento del demandado fue ordenada mediante Resolución
Administrativa No. 1783/2012 de 03 de octubre en base a la normativa administrativa que rige en el caso y no se
pretendió dar aplicación a la citada norma constitucional a una persona mayor de edad y que por el contrario se aplicó
correctamente la institución de la posesión de estado, institución diferente a la presunción de filiación prevista en esa
norma legal.
Por consiguiente no es evidente que el fallo recurrido haya incurrido en una incongruencia omisiva al haberse dado
cumplimiento al principio de pertinencia, prescrito en el art. 265.I del CPC, conforme se estableció en la doctrina
establecida en el acápite III.1 de la presente resolución, por cuanto el auto de vista pese a la poca claridad en el
planteamiento del agravio emitió pronunciamiento sobre lo que ahora reclama la recurrente.
Asimismo se debe tener en cuenta que, si la entonces apelante consideró que el motivo de su agravio no fue lo
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suficientemente fundamentado o notó la falta de pronunciamiento a su alzada, como ahora trae como motivo de
casación, pudo hacer uso de su derecho de solicitar la aclaración o complementación del fallo recurrido, al amparo del
art. 226 del CPC, de acuerdo a la doctrina también desarrollada sobre el particular, contemplada en el acápite III.2 de
esta resolución, pues previo a la formulación del recurso de casación la recurrente contaba con dicha facultad, al no
haberlo hecho, ha confundido el recurso de casación con la petición de aclaración, enmienda y complementación,
Por dichos motivos no es evidente que haya existido infracción a norma alguna, tampoco de los derechos al debido
proceso y el principio a la seguridad jurídica, como aduce la parte recurrente, tampoco se ha acreditado la existencia de
En el fondo:
Con relación a los motivos 1) y 3) del recurso de casación, referidos a que el Auto de Vista recurrido vulneró normas
La recurrente en síntesis manifestó que el fallo impugnado vulneró normas administrativas y del Código de Familia, al
convalidar un acto de registro nulo de acuerdo a los arts. 552 del CC y 122 de la CPE, incurriendo en la causal del “art.
253”, inobservando normas de competencia, ya que de su parte considera que demostró que el demandado pretendió
suplir la adopción con un trámite administrativo aplicando el art. 65 de la CPE, teniendo presente la “Resolución No.
080/2012 Reglamento de la Ley Nº 18 de 16 de junio de 2010”. Habiendo procedido a una valoración errónea de las
pruebas, puesto que el auto de vista recurrido “cohonestó” (sic) la sentencia que admitió un trámite administrativo para
Al respecto, a efectos de dar respuesta a estos tópicos y ahondar en la temática planteada, debemos tener presente
que Prayones citado por Félix Paz Espinoza en su libro “Derecho de las Familias”, señala que la filiación es: “la relación
natural de descendencia entre varias personas, de las cuales unas engendran y otras son engendradas, pero en el
sentido más limitado se entiende por filiación la relación existente entre dos personas de las cuales una es la madre o
padre de la otra”. Asimismo dicho autor concluye adoptando como definición que: “La filiación es la relación jurídica y
familiar que existe entre dos personas, el padre y la madre, y los hijos que nacen de ellos, cuyo hecho tiene el efecto de
crear el parentesco inmediato de primer grado, y su repetición producirá la formación de las líneas o series de grados
de parentescos”, por lo que la filiación nos permite establecer y determinar la relación de consanguinidad y de
familiariedad que existe entre los hijos y los padres, (PAZ, Félix “Derecho de las Familias” Editorial El Original-San
Bajo ese contexto, conviene realizar una breve relación de los hechos, que dieron lugar a la presente acción.
Referir que, Jhonny Severino Soto, nació el 03 de febrero de 1978 en la localidad de Vinto, Provincia Quillacollo del
departamento de Cochabamba, siendo su madre biológica Gregoria Soto Escalera, según se desprende del certificado
de nacimiento de 8 de febrero de 1978 (fs. 4 y 6), posteriormente el 04 de febrero de 1984, su madre en forma
voluntaria entregó a su hijo a los esposos Leónidas Padilla Zenteno y Juana Quinteros de Padilla, para su tenencia,
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guarda y tutela, para su cuidado como si fuera su propio hijo, tenencia que luego se legalizaría mediante una adopción
Es así, que los mencionados esposos llegan a bautizar al menor, conforme se establece en el certificado de bautizo a
fs. 19, donde si bien se identificaba con el nombre de Francisco Rione Padilla Quinteros, el demandado indica que sus
padres le cambiaron al nombre que utilizó desde que nació hasta la fecha como: “Jhonny Padilla Quinteros”, de
acuerdo a las literales de fs. 21 a 41, consistentes en libretas escolares certificados de matrimonio, de bautizo y
nacimientos de sus hijos (donde inclusive señala que la parte ahora demandante es madrina de los mismos), certificado
de sufragio, libreta de servicio militar donde figuran como sus padres Leónidas Padilla y Juana Quinteros.
Ahora bien, a través de la Resolución Administrativa N° 1783/2012 de 03 de octubre de fs. 46 a 47, el Tribunal
Supremo Electoral a través del Servicio de Registro Cívico (SERECI) de Cochabamba, dispuso dar curso a la solicitud
de inscripción de la partida de nacimiento de: “JHONNY PADILLA QUINTEROS como nacido en COCHABAMBA,
CERCADO, COCHABAMBA en fecha 03 DE FEBRERO DE 1978, hijo de LEONIDAS PADILLA ZENTENO Y JUANA
QUINTEROS SANCHEZ sexo MASCULINO, todo de conformidad al artículo 41 inciso d) la R.S.P. N° 616/04. Y sea en
el libro de nacimientos cursante del Oficial del Servicio de Registro Cívico de Cochabamba”.
Documento que la parte recurrente acusa de ilegal, observando que no debió realizar el demandado al ser este mayor
de edad y sin que exista una sentencia judicial, ignorando que la Ley No. 18 de 16 de junio de 2010 del Órgano
Electoral Plurinacional, regula el ejercicio de la función electoral, jurisdicción, competencias, obligaciones, atribuciones,
organización, funcionamiento, servicios y régimen de responsabilidades del Órgano Electoral Plurinacional, que en su
art. 70 creó el Servicio de Registro Cívico (SERECI) como entidad pública bajo dependencia del Tribunal Supremo
Electoral para la organización y administración del registro de las personas naturales en cuanto a nombres y apellidos,
su estado civil, filiación, nacimiento, hechos vitales y defunción, asi como el registro de electores y electoras para el
Y, que con relación al Reglamento de Rectificación, Cambio, Complementación, Ratificación, Reposición, Cancelación
y Traspaso de Partidas de Registro Civil por la Vía Administrativa, este tiene por objeto reglamentar la competencia,
traspaso de partidas de Registro Civil de nacimiento, matrimonio, defunción, reconocimiento y naturalización en la vía
administrativa, en el marco de la Ley N° 018 de 16 de junio de 2010 del Órgano Electoral Plurinacional, cuyo ámbito de
aplicación son de cumplimiento obligatorio para todos los servidores públicos del SERECI y los usuarios del mismo, y
su procedencia podrá realizarse cuando se pruebe la existencia de error en el registro y alcanza a la complementación
de datos en partidas que hayan sido inscritas, corregidas, ratificadas o rectificadas con sentencia judicial; y, no será
procedente la solicitud que pretenda rectificar un dato que a través de un anterior trámite administrativo fue rectificado
o completado a menos que se presente prueba de reciente conocimiento u obtención que hayan sido
generadas por el interesado en los actos de su vida pública o privada, sean estas de fecha anterior o posterior al
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Previendo este reglamento que son competentes para conocer y resolver solicitudes de rectificación, cambio,
complementación, ratificación, cancelación, reposición y traspaso de partidas de registro civil, los siguientes servidores
públicos: a) Directores Regionales de Registro Cívico. b) Profesional de Trámites Administrativos y Control Legal, de
Dirección Departamental. c) Servidor (es) público(es) expresamente autorizados mediante Memorándum, emitido
por el Director Departamental del SERECI, a requerimiento del Jefe de Sección de Registro Civil, bajo supervisión del
Por consiguiente, no es evidente que el demandado al haber efectuado un trámite administrativo con base a
documentación acompañada haya procedido de forma ilegal, ni que el tribunal ad quem al confirmar el fallo de primera
instancia, haya infringido normas de carácter administrativo ni de materia familiar, tampoco que haya pasado por alto
una aparente ausencia de competencia de dicha entidad para la emisión de la Resolución Administrativa N° 1783/2012
de 3 de octubre de fs. 46 a 47, conforme al art. 6 del citado Reglamento, resolución que el Tribunal Supremo Electoral a
través del SERECI de Cochabamba, dispuso dar curso a la solicitud de inscripción de la partida de nacimiento del
demandado.
Resolución que además, conforme se advierte en el proceso, no fue objeto de recurso administrativo alguno en su
contra por la ahora recurrente, deduciéndose en consecuencia su conformidad y por ende la vigencia de la mencionada
Asimismo, cabe destacar que este Tribunal, conforme ha desarrollado a través de la doctrina contenida en el acápite
III.4 de la presente resolución, la acción de impugnación de reconocimiento de hijo, se encuentra abierta al reconocido,
reconocedor y terceros interesados, que en el caso del reconocedor conlleva una característica especial, pues deberá
acreditar la existencia de error, dolo o violencia en el acto que cuestiona, que en el presente caso de autos es la
Resolución Administrativa N° 1783/2012 de 3 de octubre, pronunciada por el SERECI de Cochabamba de fs. 46 a 47,
así como el certificado de nacimiento emitido a raíz de la misma; situación que no aconteció en el presente caso de
autos, por cuanto la demandante ahora recurrente no demostró, que dichos documentos se encuentren viciados de
Sumado a ello, de la revisión de antecedentes se advirtió que a fs. 19 y 180, cursa el Certificado de bautismo de 14 de
noviembre de 2005, realizado en la Parroquia de San Ildefonso, donde el Presbítero certificó que en el libro de bautizo
No. 210, folio 123 Pda. 1383 se registró los datos del bautizado Francisco Rione Padilla Quinteros, (nombre que
En dicho certificado el Presbítero señala: “En esta Iglesia Parroquial de San Ildefonso de Quillacollo, el día 30 de marzo
FRANCISCO RIONE nacido (a) en COLCAPIRHUA, el día 20 de febrero del año UN MIL NOVECIENTOS SETENTA
Y OCHO, hijo (a) LEGÍTIMO de LEONIDAS PADILLA y de JUANA QUINTEROS feligres de COLCAPIRHUA Fueron
Padrinos: BONIFACIA ZENTENO V. DE PADILLA. O.R.C. 3152 Part. 104 de que doy fé Yo el Párroco. (Fdo.) : JULIO
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Es decir, Leonidas Padilla y Juana Quinteros reconocieron como hijo legítimo al ahora demandado, constando
inclusive en dicho documento que la abuela y madre del fallecido Leónidas Padilla fue madrina del acto, sin que haya
existido observación alguna en la celebración de dicho acto, donde los que figuran como padres del demandado aun
conociendo y sabiendo que no es biológicamente su hijo, han realizado este reconocimiento cuyo efecto es erga
omnes, toda vez que este acto jurídico no solo afectó al hijo y a los padres que lo reconocieron, asimismo resaltar que
aceptaron el estado de hijo, lo cual surte efectos absolutos frente a todos, sea por un acto altruista u otro, resulta ser un
acto irrevocable en virtud del art. 199 del Código de Familia, por lo que los efectos jurídicos del reconocimiento no
pueden ser desconocidos al constituir un acto unilateral, lo contrario causaría inseguridad jurídica al reconocido ahora
demandado.
Plurinacional (SCP) 0934/2016-S2 de 5 de octubre, al respecto señala: “La doctrina del derecho de familia sostiene que
la filiación es un vínculo jurídico que une al padre con los hijos y la descendencia que estos les sobrevienen. Dicho
vínculo se funda en la generación natural (biológica) o en una situación creada por el amor o la convivencia que se
trasunta en actos jurídicos. El art. 174 del Código de Familia abrogado (CFabrg) vigente en el momento de la emisión
del fallo impugnado, disponía lo siguiente: “(Derechos 12 fundamentales de los hijos). Los hijos tienen los derechos
fundamentales siguientes: 1. A establecer su filiación paterna y materna, y de llevar el apellido de sus progenitores. 2. A
ser mantenidos y educados por sus padres durante su minoridad. 3. A heredar a sus padres. Esta enumeración no
importa la negación de otros derechos reconocidos por el presente Código y el ordenamiento legal del país”. El referido
cuerpo normativo familiar, en su título segundo relativo al establecimiento de la filiación distinguía entre los hijos de
padre y madre casados entre sí, y la de los hijos de padre y madre no casados entre sí. En lo referente a este último
caso, en el capítulo segundo, se preveía tres formas para establecerla: 1) El reconocimiento; 2) La posesión de estado;
y, 3) La institución judicial de paternidad o maternidad. Si bien es cierto que la filiación proveniente de la adopción,
también se hallaba regulada por el título segundo del Código de Familia, dicha normativa fue derogada, pues esa
materia pasó a ser normada por el Código del Niño, Niña y Adolescente. En cuanto al reconocimiento, éste podía ser
efectuado de forma expresa o implícita. Sobre el reconocimiento expreso, el art. 195 del CFabrg, disponía: “El
reconocimiento del hijo puede hacerse: 1. En la partida de nacimiento del registro civil o en el libro parroquial ante el
oficial o el párroco, respectivamente, con la asistencia de dos testigos, ya sea en el momento de la inscripción o en
cualquier otro tiempo. 2. En instrumento público o en testamento así como en declaración formulada ante el Juez de
Familia. 3. En documento privado reconocido y otorgado ante dos testigos”. Por su parte el art. 196 regulaba el llamado
reconocimiento implícito. En cuanto a sus características jurídicas, el tratadista argentino Guillermo Borda (tratado de
derecho civil, Familia II), refiere que los caracteres jurídicos del acto de reconocimiento son: declarativo, unilateral, puro
y simple, personalísimo e irrevocable. Precisamente en cuanto a esta última característica, el art. 199 del CFabrg,
señala: “El reconocimiento es irrevocable y, cuando se hace en testamento, surte efectos aunque el testamento se
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revoque”, es decir el extrañar la necesidad de la emisión de una sentencia judicial, no se adecua al caso concreto, al
haber existido previamente un reconocimiento expreso como hijo legitimo por parte de los padres, como se ha
Con base a todo lo expuesto, se advierte que la juez A quo ha examinado la prueba producida por ambas partes,
llegando a establecer la verdad de los hechos acontecidos, sin que la demandante haya cumplido con la carga de la
prueba de demostrar que los documentos observados sean inválidos para procurar que la acción de impugnación a la
filiación sea legalmente acogida, al no haber formado convicción de su acción tanto en la juez de primera instancia, ni
en el Ad quem, considerando además que la parte recurrente no ha fundamentado en qué consistiría el error de hecho
o de derecho en que hayan incurrido los juzgadores a momento de resolver la causa, falencia que no puede ser
cubierta por este Tribunal y que no obstante de ello se procedió a realizar la labor de control de legalidad en el trámite
de la causa, donde se dio cumplimiento a los arts. 1286 del CC y 145 del Código Procesal Civil.
Con relación al motivo 2) del recurso de casación, referido a que el Auto de Vista citó jurisprudencia equivocada.
La recurrente arguyó que en el punto 4 del auto de vista impugnado se citó una jurisprudencia equivocada, y que los
Autos Supremos Nº 907/2016 de 27 de julio y Nº 1068/2015-L de 17 de noviembre, no tienen relación con el presente
caso de autos.
De la compulsa del fallo impugnado, al momento de responder el agravio 4, citó el Auto Supremo N° 41/2015 de 23
de enero, referido a la filiación, el derecho a la identidad, no así los Autos Supremos Nº 907/2016 de 27 de julio y Nº
1068/2015-L de 17 de noviembre como sostiene la impetrante, que en el caso de este último se encuentra contemplado
dentro de la presente resolución al haber sentado jurisprudencia en cuanto a impugnación del reconocimiento, cuya
vinculatoriedad con el presente proceso es en cuanto a la doctrina aplicable al respecto no así a cada caso concreto de
acuerdo a sus circunstancias especiales que conlleva, por consiguiente la observación efectuada por la recurrente
Razones por las que al haberse advertido que el auto de vista responde congruentemente a los puntos objeto de
apelación, de forma fundamentada, sin que se haya vulnerado norma legal, ni derecho alguno que asiste a las partes,
corresponde emitir resolución conforme lo establece el art. 220.II del Código Procesal Civil.
POR TANTO: La Sala Civil del Tribunal Supremo de Justicia del Estado Plurinacional de Bolivia, con la facultad
conferida por el art. 42.I núm. 1) de la Ley del Órgano Judicial de 24 de junio de 2010 y en aplicación del art. 220.II del
Código Procesal Civil, declara INFUNDADO el recurso de casación cursante de fs. de fs. 372 a 378 vta., interpuesto
por Juana Quinteros Vda. de Padilla contra el Auto de Vista de 19 de agosto de 2019 de fs. 364 a 369 vta., pronunciado
por la Sala Familiar, Niñez y Adolescencia del Tribunal Departamental de Justicia de Cochabamba.
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