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Un orinque auto-graduable, sencillo y barato
Tener un orinque a punto en el cofre de anclas y utilizarlo con regularidad no sólo facilita recuperar el
ancla cuando se engancha con piedras o eventuales cables en el fondo. En los fondeos sobre arena
más atiborrados, el orinque alerta de la posición de nuestra ancla a los barcos que van llegando, lo
cual nunca está de más.
Este ingenioso orinque bricoleado que nos envía un lector de Mar Abierto está hecho con elementos de
lo más común. La pequeña defensa con agujero central la venden en las tiendas AD por unos 8 €. La
‘decoración’ con cinta roja es evidentemente optativa.
El resto del orinque empieza con un cabo trenzado pasado por el interior de la defensa con una gaza
en cada extremo. En la gaza superior se ha enfundado un trozo manguera reforzada para que
adquiera la necesaria rigidez para hacer más fácil recuperar el orinque con el bichero.
Por la parte inferior, en la gaza hay una pequeña polea por donde pasa un cabo de unos 12 m., que
sería la profundidad máxima de trabajo del orinque (sin añadirle más cabo). Una vez en el agua, el
peso del plomo va acortando el cabo por gravedad hasta la mitad (6 m.) y si se fondea con menos
sonda, el orinque queda ligeramente suelto, lo que no es grave. Quien suela tirar el ancla con más o
menos fondo, solo tiene que adaptar en consecuencia la longitud del cabo.
Como lastre hay un ánodo de sacrificio de los que se atornillan en las puntas de las hélices, un
accesorio que cuesta entre 5 y 10 € en las náuticas, pero que también se encuentra ‘gratis’ por los
suelos y contenedores de los varaderos, algo desgastados por la corrosión pero perfectamente
aprovechables para este nuevo cometido. El cabo se pasa por el orificio del ánodo y se hace un nudo y
la mayor sofisticación del orinque es el cáncamo D6 atornillado como pasacabos en el ánodo previo
fileteado. Es una operación al alcance de todo amateur, pues el plomo cincado se taladra y filetea con
gran facilidad.
El funcionamiento del orinque es bien simple. El mosquetón del final del cabo se hace firme en el
grillete o cabito sobre la pala del ancla. Al tirar la defensa/orinque al agua, el plomo va bajando por
gravedad hasta ajustarse en la vertical del ancla.
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Impermeabilizar una lona de forma amateur
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Dos trucos muy sencillos y muy baratos
Hay armadores puntillosos que tienen las guías de sus muertos marcadas para que el barco quede
siempre en la correcta posición respecto al muelle o pantalán. Para los demás, los que van ajustando
la guía a ojo en cada recalada, un marcador efectivo y rápido de puesta en escena son dos bridas
plásticas; la primera un palmo antes y la segunda un palmo después de la cornamusa de amarre. De
hecho, con la segunda es suficiente. Mejor si son anchas y cortas y el último consejo es no cortarlas,
pues el remanente de la brida que queda en la amarra puede hacer dolorosos cortes en las manos
manejando las guías.
El segundo truco también se hace con un trozo de plástico, en este caso un tee de golf. Es un
accesorio que todos los aficionados a este deporte llevan a puñados en su bolsa de palos. Los mejores
para este truquillo son los de plástico (los hay también de madera), que son además los más baratos
si no hay más remedio que comprarlos en la tienda de deportes.
Hacerse con el tee puede ser la parte más laboriosa del asunto. El resto es tan simple como agujerear
con el propio tee el tapón de la botella de agua que siempre ronda por la bañera en todo velero o
motora. El agujero en el tapón permite beber agua de la misma botella de forma efectiva e higiénica a
toda la tripulación, al tiempo que el propio tee sirve de tapón reciclable. Un truco sobre el truco: mejor
agujerear el tapón de dentro hacia fuera. De esta manera el chorro de agua sale más consistente.
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11 cosas que es recomendable llevarse en un chárter
Hay accesorios personales (calzado, guantes, gorras, gafas, cremas solares, etc.) y del equipaje
‘tecnológico’ (GPS portátil, tableta, guías y otras ayudas a la navegación) que uno no puede dejarse en
casa saliendo para una o dos semanas de chárter. Pero para disfrutar al máximo de la navegación y la
vida a bordo en un barco de alquiler hemos confeccionado una lista resumida en 11 epígrafes con
complementos, entre náuticos y personales, que también vale la pena considerar embarcar.
1 – VHF portátil. Es un perfecto complemento al VHF fijo del barco y permite mantener la
comunicación con la tripulación en los desembarcos con el chinchorro para ir de compras, de paseo o a
la playa. Charteando en aguas extranjeras, el VHF portátil permite además ahorrar un buen pico en el
roaming de las llamadas internacionales por teléfono. No olvidar su cargador.
3 - Cargador USB con adaptador tipo mechero. Es sorprendente nuestra dependencia a los
pequeños aparatos (cámaras, teléfonos, tabletas, PC’s, GPS portátil, etc.). Juntando los equipos de
toda la tripulación en el mismo barco seguro que habrá ‘embotellamientos’ de recarga en la solitaria
toma tipo mechero de la mesa de cartas. Hay que prever tomas múltiples en consecuencia.
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5 – Fundas estancas para móviles y tabletas. Los teléfonos mojables se van imponiendo y
ya representan un buen porcentaje de la oferta de los fabricantes. En su ausencia, una funda estanca
siempre será de utilidad. Las hay desde el formato económico ‘bolsa con cierre’ a las sofisticadas
carcasas estancas y resistente a los golpes. Todas cumplen con su cometido básico.
6 – Linternas. Seguro que hay alguna en el equipo del barco, pero rara vez será un modelo
fiable y de calidad. Añadir una linterna frontal con LED al equipo es perfecto para la navegación y la
lectura nocturna.
7 - Unos metros de cabo. El kit de amarras en los barcos de chárter no suele ir mucho más
allá de las dos amarras de proa o popa. Llevar un cabo adicional polivalente de 10 a 15 m. siempre
acaba siendo de utilidad en una semana de chárter.
8 – Kit de pesca. Un pequeño curri (ojo si hay equipaje a facturar) siempre es bienvenido a
bordo y puede proveer un apetitoso complemento a las cenas. Al menos, llevar un volantín para que
los niños se entretengan en puerto.
11 – Bolsa estanca. Las venden en las náuticas y son una ‘navaja suiza’ para meter carteras
y aparatos electrónicos, evitando que se mojen en los traslados en el chinchorro o se llenen de arena
en la playa. Existen en todas las capacidades (de 5 a 25 lit. aprox.), generalmente de nilón con
costuras soldadas y cierre enrollado con clip plástico.
Esta lista no es ni mucho menos mandataria ni exhaustiva en sus enumeraciones. Seguro que
cada navegante descartará propuestas y añadirá otras de cosecha propia. A menudo, el grado de
satisfacción tras unas vacaciones de chárter depende más de los pequeños detalles que de las grandes
decisiones.
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Ordenando cables eléctricos ‘por un tubo’
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Reciclando viejas manivelas de winch
Las manivelas de winch obsoletas o rotas pueden reciclarse para nuevas funciones y aquí vemos dos
de ellas. La primera es una Lewmar de aluminio que se partió en una desafortunada maniobra.
Primero afinamos la rotura, luego trabajamos los cantos con poco de lima por y finalmente hicimos un
agujero en el nuevo extremo. Recortando la vieja empuñadura y haciéndola firme con un tornillo más
corto, ahora tenemos una cómoda maneta para los tapones de los depósitos de agua y gasoil. En las
náuticas venden este tipo de manetas ya prefabricadas (¡aunque nunca tan chulas como la nuestra!),
lo que exime del placer de realizar este sencillo brico.
La segunda maneta inservible que corría por en el trastero era una pesada Antal de los años 80 con
doble empuñadura. Tras sacar los grips quedó el espárrago metálico (D 12 mm. ) a la vista, que
enfundamos con un pedazo de manguera plástica armada para ganar un poco de grosor y mejorar el
ajuste en el tubo. La manivela es desde entonces un magnífico soporte para la sombrilla y se puede
instalar en cualquiera de los
winches de la bañera o sobre
la cabina.
Si el viento sube un poco, el
propio seguro de la manivela
impide que el conjunto salga
volando y para evitar que el
winche se mueva, solo hay
que afirmarlo con una escota.
El soporte también funciona
con manivelas simples de
cualquier marca. En caso de
necesidad, siempre se puede
taladrar la maneta y poner un
tornillo más largo y/o grueso.
La sombrilla utilizada es la
estándar de cualquier
supermercado y utilizarla en el
soporte no impide bajarla a la
playa cuando haga falta.
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Taladradora: De batería incorporada a usar la batería del barco
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Para que el mosquetón del espinaquer no se abra por su cuenta
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Recuperando un clásico sistema de aferrar las velas en proa
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Arreglar la quemadura de una colilla sobre la madera
Es un clásico en barcos
con fumadores y
pasaremos de largo
todo comentario sobre
peligrosidad o la
salubridad de fumar.
Centrados en el
bricolaje y enfrentados
a una de las feas
manchas de
quemadura, el consejo
de mi carpintero y
ebanista de confianza es que hay dos soluciones. La primera es rehacer al completo el chapado
afectado, que normalmente será el de la mesa principal o un panel del suelo. Las reparaciones
parciales siempre quedan ostensibles y son incluso más complejas de puesta en escena que la
sustitución total.
La segunda solución (podríamos llamarla apaño presupuestario) recomendada por el carpintero es
pintar la zona afectada con esmalte monocomponente lijando apenas la superficie. Hay que mezclar
tonos marrón, amarillo, rojo, blanco y negro hasta dar con el exacto color del chapado de la madera.
Es una solución barata, rápida y más sencilla de lo que parece, pues se necesitan cantidades ínfimas
de pintura que se pueden ir mezclando gota a gota con un mondadientes mojado en el pote. Una vez
conseguido el color, se enmascara la zona con cinta y se dan un par de manos. El resultado en la foto
de abajo.
PD: El recuadro pintado que se intuye en el centro de la foto es mayor de lo que correspondería a la
quemadura. La razón es que –antes de consultar con el carpintero- intentamos reparar la mancha
lijando lo quemado, que es mucho más profundo de lo que parece, y luego enmasillando con pastas
para madera buscando igualar los tonos del chapado. Como luego me confirmó el carpintero, esta vía
es imposible, ya que los tonos nunca se equiparan y siempre queda el problema del barniz.
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Dame un punto de apoyo y . . .
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Una caja de conexiones fácil de intervenir
Quienes se han enfrentado alguna vez con los conexionados de electrónica multifilar protegidos en
caja ya saben que conectar en sus regletas estos diminutos cables, con las manos y el destornillador
metidos en el interior de las cajas de registro, es una intervención a menudo cercana a la
neurocirugía, sobre todo en el –habitual- caso de
que la caja solo puede instalarse en un lateral
inaccesible tras el panel de instrumentos.
Un truco que soluciona el problema de estos
“nidos de culebrillas” es hacer unas discretas
aberturas con la tenaza de corte en los laterales
de la caja de registro, de manera que se puede
intervenir en las regletas con sus cables fuera de
la caja. Una vez ultimado el conexionado, cables
y regletas se meten ordenadamente en la caja,
que desde fuera tiene un aspecto “normal”. Un
corte en la goma pasacables protectora incluso
permite que ésta conserve su función.
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El cubo que se llena automáticamente de agua
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Escoba y recogedor recortados
Es un truco tan tonto como práctico. Recortar los mangos de las escobas y recogedores del barco
apenas limita su función, pero permite manejarlos y estibarlos a bordo sin problemas.
La altura estándar de las escobas está proporcionalmente diseñada para las viviendas urbanas, donde
pasillos, estancias y alturas de techo son generosos. Llevadas a bordo, estas escobas domésticas
siempre van dando golpes en el techo, en las puertas, se traban debajo de la mesa y no hay manera
de manejarlas barriendo por unos pasillos de apenas 50 cm. de ancho y por las habituales esquinas y
recovecos del barco.
El segundo problema es qué hacer con la escoba y el recogedor al terminar de barrer. Normalmente
solo caben en el cofre de la bañera, donde siempre acaban sepultados bajo sacos de velas, las
defensas, las aletas de bucear y la manguera.
Cortando los mangos solucionamos ambos problemas. La medida ideal de la escoba “náutica” está
sobre los 50/60 cm. Acabar de ajustar esta altura dependerá de la talla del “barredor(a)” oficial y
también de las medidas de la taquilla donde esté previsto estibarla. El recogedor puede ser incluso
más corto. Con 30/40 cm. hay suficiente.
Los mangos recortados son más prácticos también que los cepillos sin mango y recogedores tipo pala,
que obligan a trabajar casi a gatas e incomodan mucho barrer por los bajos de la mesa o en los
rincones más alejados.
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Ordenar mangueras y cables 220 v.
Aparte de los clásicos sandows y cabitos, veamos otras tres
alternativas para “domesticar” mangueras y cables.
3 - Última foto para el clásico elástico con gancho. La variante es el recorrido del elástico, que abraza
el cable para que no se pierda y deja el gancho suelto en su extremo para que sea más fácil pillar la
gaza al recoger el cable.
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Dos trucos con bridas plásticas
2- Una pequeña brida plástica es también un viejo y conocido recurso para asegurar los grilletes
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Una segunda vida para los
envases
Al cabo del año, por nuestras manos pasan cientos
de envases plásticos que van al contenedor de
desechos. Algunos de ellos pueden tener una
segunda vida a bordo.
Con un simple corte, un bote plástico pasa a ser un
embudo o un práctico balde. Los pequeños bidones
de 5 o 10 l. se convierten en contenedores de
diversas formas que pueden echar una mano para
guardar todo tipo de objetos, como recipientes en los
cambios de filtros de aceite, otros desechos o usarse
como cubetas de limpieza.
Añadiendo un cabo a modo de asa (o respetando con
el corte el asa original) se facilita mucho el
transporte y la estiba de estos contenedores de los
fondos de cofres y taquillas. Los envases con tapa permiten guardar todo tipo de pequeños objetos en
el pañol o en el taller.
Para guardar utillajes de pintura, nada mejor que un viejo pote vacío. Y como cubeta de un solo uso
para la limpieza de pinceles o contenedor temporal de pinturas, los tarros de vidrio de boca ancha y
tapón hermético (mermelada, conservas, etc.) son perfectos.
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Tuneando la madera de
cortar
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Grillete con arraigo para la trinqueta
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El cable 220 v. “en volandas” sobre cubierta
Amarra de super-tender
Viendo la maniobra del tender de un superyate, me
sorprendió cómo el marinero amarraba en dos
milisegundos y ya estaba ayudando a las señoras a
desembarcar. Me fijé en su amarra y vi que utilizaba un
sistema como el de la foto y que llevo encantado desde
hace tres o cuatro años.
Una primera opción es pillar el mosquetón en cualquier
lugar del barco o el muelle que se preste a ello. Si no lo
hay, se pasa el chicote y se cierra bucle de forma
instantánea con el mosquetón. Otra ventaja de este sistema es que lo pueden utilizar niños y
tripulantes poco expertos en nudos, quienes precisamente suelen ocupar la proa del chinchorro.
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Drizas limpias sobre cubierta
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Cortar tornillos a bordo
Salida de cables
Actualizando la mesa de cartas del barco
(reposicionar instrumentos, añadir un plotter,
AIS, . . . . ) quise también solucionar los feos
agujeros que los anteriores propietarios de mi
velero habían taladrado en el panel para pasar
los cables de los instrumentos.
El aspecto era nefasto y la mejor solución que encontré para disimularlo fue un tirador tipo concha de
latón (10,- €). Así pude unificar y agrandar mucho el agujero, permitiendo el libre paso de los grandes
conectores VGA y USB. No es perfecto, pero me parece bastante más elegante que un cable saliendo
a la brava por el panel.
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Para que las drizas no golpeen
el palo
Es la melodía de fondo más característica de los
puertos: las drizas golpeando los mástiles por
poco que el viento suba. El ruido se hace molesto
-ya sea en el barco propio o en un barco vecino-
sobre todo cuando se vive a bordo.
La clásica manera de evitarlo es separar las drizas mediante cabos cogidos a los obenques. La
solución que proponemos es sencilla, efectiva y seguramente más elegante. Se trata de intercalar una
defensa de las que venden para proteger las proas entre el palo y las drizas. evitando que hagan
ruido. Un único cabo inmoviliza la defensa contra el palo.
Sujetapuertas silencioso
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No estropear los chapados al taladrar
Haciendo agujeros en los paneles de
contrachapado con todo tipo de brocas o
la sierra de cazoleta es fácil deslaminar
los chapados en el orificio de salida. La
solución clásica es poner un mártir de
madera al otro lado de la pieza, pero en
según qué tipo de trabajos -como en el
gran panel que vemos en la foto- no es
sencillo actuar así.
Un truco bien simple es empezar el agujero por un lado y acabar por el otro. Con los taladros tipo
metal, el “sub-truco” es empezar con una broca fina que marca la posición del agujero por ambos
costados. Luego se marca el taladro por uno de los lados con la broca adecuada y finalmente se
completa el agujero desde el otro lado.
Con las brocas para madera, yendo con cuidado se intuye la salida de la fina punta de la broca. Tal y
como sale esta punta, se acaba al agujero por el otro lado.
Con las sierras de cazoleta es más sencillo. Se empieza el agujero por un lado hasta que la broca
central aparece por el otro lado de la pieza. En ese momento se acaba de hacer el agujero desde el
otro lado.
En todos los casos, los agujeros quedan impecables y los chapados no se astillan. En cortes rectilíneos
con la sierra de calar, el truco para que el chapado no se astille es encintar la línea de corte con cinta
de pintor.
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