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Trucos prácticos y bricolaje

Reciclando viejas defensas


Sorprende la variedad de destinos que puede tener una vieja defensa terminada su vida útil
protegiendo el barco. Su interior puede convertirse en un recipiente de distintas funciones, desde caja
de herramientas de ‘urgencia’ a pequeño portaobjetos atado a los candeleros. Sus extremos pueden
derivar en unas prácticas protecciones para el compás o incluso los winches. También las he visto –
abiertas con un pequeño orificio y colgadas de un árbol - convertidas en nido de pájaros. Medio llenas
de agua, enfundadas en lona y colgadas del techo, las defensas de cierto tamaño pueden ser
recicladas como ‘bolsa de boxeo’.
Otro práctico reciclado es abrir la defensa en canal y convertirla en protector lateral o de proa del
chinchorro hinchable. Los flotadores de estos auxiliares ya son una suficiente protección a los golpes,
pero las defensas recortadas colgando por su lateral o por la proa añaden una eficaz protección a los
rozamientos. La forma de las defensas cilíndricas se adapta como un guante al contorno de los
flotadores y esta función anti-rozamientos también es posible utilizarla en la proa o en cualquier otro
lugar del barco principal donde haya rozamientos.
El PVC de las defensas tiene alrededor de 5 mm. de grosor y puede utilizarse en simple o en doble
según el caso.

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Un orinque auto-graduable, sencillo y barato

Tener un orinque a punto en el cofre de anclas y utilizarlo con regularidad no sólo facilita recuperar el
ancla cuando se engancha con piedras o eventuales cables en el fondo. En los fondeos sobre arena
más atiborrados, el orinque alerta de la posición de nuestra ancla a los barcos que van llegando, lo
cual nunca está de más.

Este ingenioso orinque bricoleado que nos envía un lector de Mar Abierto está hecho con elementos de
lo más común. La pequeña defensa con agujero central la venden en las tiendas AD por unos 8 €. La
‘decoración’ con cinta roja es evidentemente optativa.
El resto del orinque empieza con un cabo trenzado pasado por el interior de la defensa con una gaza
en cada extremo. En la gaza superior se ha enfundado un trozo manguera reforzada para que
adquiera la necesaria rigidez para hacer más fácil recuperar el orinque con el bichero.
Por la parte inferior, en la gaza hay una pequeña polea por donde pasa un cabo de unos 12 m., que
sería la profundidad máxima de trabajo del orinque (sin añadirle más cabo). Una vez en el agua, el
peso del plomo va acortando el cabo por gravedad hasta la mitad (6 m.) y si se fondea con menos
sonda, el orinque queda ligeramente suelto, lo que no es grave. Quien suela tirar el ancla con más o
menos fondo, solo tiene que adaptar en consecuencia la longitud del cabo.
Como lastre hay un ánodo de sacrificio de los que se atornillan en las puntas de las hélices, un
accesorio que cuesta entre 5 y 10 € en las náuticas, pero que también se encuentra ‘gratis’ por los
suelos y contenedores de los varaderos, algo desgastados por la corrosión pero perfectamente
aprovechables para este nuevo cometido. El cabo se pasa por el orificio del ánodo y se hace un nudo y
la mayor sofisticación del orinque es el cáncamo D6 atornillado como pasacabos en el ánodo previo
fileteado. Es una operación al alcance de todo amateur, pues el plomo cincado se taladra y filetea con
gran facilidad.
El funcionamiento del orinque es bien simple. El mosquetón del final del cabo se hace firme en el
grillete o cabito sobre la pala del ancla. Al tirar la defensa/orinque al agua, el plomo va bajando por
gravedad hasta ajustarse en la vertical del ancla.

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Impermeabilizar una lona de forma amateur

Hace unos meses consulté con mi


‘tapicero de cabecera’ el problema que
tenía con mi vieja funda de la vela mayor.
Estaba correcta de consistencia y
acabados, pero había perdido su
estanqueidad, por cuanto la vela se
mojaba y estancaba agua con la lluvia.
Su comentario fue claro y conciso;
“Tráemela y te hago una nueva. Con los
años (15 en mi caso) los tejidos pierden
su apresto de estanqueidad y rehacerlo es
más caro que hacer una nueva funda. Los
sprays que venden para este cometido no
sirven de nada. Y menos en una lona
permanentemente expuesta a la
intemperie”.
Tras insistir, me explicó la mejor solución
amateur que él conocía. Se trata de
aplicar Silicona Líquida por la cara interna
de la lona. Este producto lo comercializa
(entre otros) la firma Rubson, es
ligeramente menos espesa que la silicona
en cartuchos y se vende en tarros de 1 kg
(20 €). Es una silicona con base agua, por
cuanto no huele.
Aplicarla al tejido es tan simple como in
poniendo un par de ‘cucharadas’ sobre un
trozo de madera, utilizada en este brico a
modo de paleta de pintor artístico, y
desde allí ir ‘pintando’ la silicona sobre el
tejido mediante un rodillo estándar de
pelo o espuma.
Acabado el trabajo, al día siguiente el
tejido ha recuperado una capa gomosa por
su cara interna que rehace su
estanqueidad por unos cuantos años más.
El truco lo vemos aplicado en una funda
de mayor, pero sirve igual en fundas de
consola o biminis, con el –feo-
inconveniente en este último caso de dejar
visible la capa de silicona, disponible en
color blanco, negro, gris o teja. ¡Ojalá
existiera en transparente!

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Dos trucos muy sencillos y muy baratos
Hay armadores puntillosos que tienen las guías de sus muertos marcadas para que el barco quede
siempre en la correcta posición respecto al muelle o pantalán. Para los demás, los que van ajustando
la guía a ojo en cada recalada, un marcador efectivo y rápido de puesta en escena son dos bridas
plásticas; la primera un palmo antes y la segunda un palmo después de la cornamusa de amarre. De
hecho, con la segunda es suficiente. Mejor si son anchas y cortas y el último consejo es no cortarlas,
pues el remanente de la brida que queda en la amarra puede hacer dolorosos cortes en las manos
manejando las guías.
El segundo truco también se hace con un trozo de plástico, en este caso un tee de golf. Es un
accesorio que todos los aficionados a este deporte llevan a puñados en su bolsa de palos. Los mejores
para este truquillo son los de plástico (los hay también de madera), que son además los más baratos
si no hay más remedio que comprarlos en la tienda de deportes.
Hacerse con el tee puede ser la parte más laboriosa del asunto. El resto es tan simple como agujerear
con el propio tee el tapón de la botella de agua que siempre ronda por la bañera en todo velero o
motora. El agujero en el tapón permite beber agua de la misma botella de forma efectiva e higiénica a
toda la tripulación, al tiempo que el propio tee sirve de tapón reciclable. Un truco sobre el truco: mejor
agujerear el tapón de dentro hacia fuera. De esta manera el chorro de agua sale más consistente.

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11 cosas que es recomendable llevarse en un chárter
Hay accesorios personales (calzado, guantes, gorras, gafas, cremas solares, etc.) y del equipaje
‘tecnológico’ (GPS portátil, tableta, guías y otras ayudas a la navegación) que uno no puede dejarse en
casa saliendo para una o dos semanas de chárter. Pero para disfrutar al máximo de la navegación y la
vida a bordo en un barco de alquiler hemos confeccionado una lista resumida en 11 epígrafes con
complementos, entre náuticos y personales, que también vale la pena considerar embarcar.

1 – VHF portátil. Es un perfecto complemento al VHF fijo del barco y permite mantener la
comunicación con la tripulación en los desembarcos con el chinchorro para ir de compras, de paseo o a
la playa. Charteando en aguas extranjeras, el VHF portátil permite además ahorrar un buen pico en el
roaming de las llamadas internacionales por teléfono. No olvidar su cargador.

2 – Prismáticos. Los chárter se suelen contratar en aguas y destinos desconocidos, donde


unos buenos prismáticos pueden marcar la diferencia en términos de seguridad. Un buen prismático
(los de los barcos de chárter suelen ser modelos de primer precio) permite también recrearse con la
mejor definición y detalle de los paisajes que se van descubriendo.

3 - Cargador USB con adaptador tipo mechero. Es sorprendente nuestra dependencia a los
pequeños aparatos (cámaras, teléfonos, tabletas, PC’s, GPS portátil, etc.). Juntando los equipos de
toda la tripulación en el mismo barco seguro que habrá ‘embotellamientos’ de recarga en la solitaria
toma tipo mechero de la mesa de cartas. Hay que prever tomas múltiples en consecuencia.

4 – Covertidor 12/220 voltios. Es un complemento del epígrafe anterior. Un pequeño


convertidor de 300/400 vatios -los hay tamaño ‘libro’- con salidas múltiples USB, mechero, 220 v.,
etc. permite modular eficazmente el uso y la recarga de los equipos portátiles. Si lleva batería Li-Ion
incorporada; mejor todavía.

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5 – Fundas estancas para móviles y tabletas. Los teléfonos mojables se van imponiendo y
ya representan un buen porcentaje de la oferta de los fabricantes. En su ausencia, una funda estanca
siempre será de utilidad. Las hay desde el formato económico ‘bolsa con cierre’ a las sofisticadas
carcasas estancas y resistente a los golpes. Todas cumplen con su cometido básico.

6 – Linternas. Seguro que hay alguna en el equipo del barco, pero rara vez será un modelo
fiable y de calidad. Añadir una linterna frontal con LED al equipo es perfecto para la navegación y la
lectura nocturna.

7 - Unos metros de cabo. El kit de amarras en los barcos de chárter no suele ir mucho más
allá de las dos amarras de proa o popa. Llevar un cabo adicional polivalente de 10 a 15 m. siempre
acaba siendo de utilidad en una semana de chárter.

8 – Kit de pesca. Un pequeño curri (ojo si hay equipaje a facturar) siempre es bienvenido a
bordo y puede proveer un apetitoso complemento a las cenas. Al menos, llevar un volantín para que
los niños se entretengan en puerto.

9 – Afilador de cuchillos. Ante la imposibilidad de embarcar cuchillos ni navajas en los


aviones, un pequeño afilador es la mejor solución para mejorar el corte siempre deficiente en los
cuchillos de cocina de los barcos de chárter. En ferreterías y comercios de camping venden piedras de
bolsillo de un tamaño apenas mayor que un cigarrillo.

10 – Condimentos. Los condimentos más habituales en los supermercados españoles no


siempre serán fáciles de encontrar en supermercados griegos, croatas o caribeños. No es mala idea
llevar botes de las dos o tres especias preferidas de la tripulación.

11 – Bolsa estanca. Las venden en las náuticas y son una ‘navaja suiza’ para meter carteras
y aparatos electrónicos, evitando que se mojen en los traslados en el chinchorro o se llenen de arena
en la playa. Existen en todas las capacidades (de 5 a 25 lit. aprox.), generalmente de nilón con
costuras soldadas y cierre enrollado con clip plástico.

Esta lista no es ni mucho menos mandataria ni exhaustiva en sus enumeraciones. Seguro que
cada navegante descartará propuestas y añadirá otras de cosecha propia. A menudo, el grado de
satisfacción tras unas vacaciones de chárter depende más de los pequeños detalles que de las grandes
decisiones.

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Ordenando cables eléctricos ‘por un tubo’

En todo barco de crucero es habitual que haya un


cofre o fondo de taquilla con hasta media docena de
tramos de cables de 1 m. combinando distintas
posibles tomas macho/hembra.
Este muestrario de cables y conectores es el
mínimo necesario para cubrir las infinitas posibles
combinaciones que pueden encontrar en las
torretas 220 de los puertos de nuestro entorno más
cercano.
El problema surge a la hora de encontrar el tramo
que se necesita en cada momento. Los cables
reposan desordenados en el fondo del cofre,
dejando a la vista uno solo de sus extremos. Hay
que sacar todo el tramo, a menudo enredado con
los demás, y seguir buscando hasta dar con el
tramo apropiado, que siempre aparece el último.
Una sencilla y económica solución para ordenar los
cables es meterlos plegados en un pequeño trozo
de tubo de PVC, dejando sus extremos a la vista.
De esta manera no se enganchan unos con otros y
siempre queda a la vista el par de conectores
sobresaliendo en cada trozo de tubo, facilitando su
identificación.
En las fotos vemos los cables metidos en tubo de
50 mm., una medida bastante adaptada a esta
función. En ferreterías o superficies de bricolaje,
esta medida ronda los 5 € el tramo de 2,40 metros
y es posible encontrar cualquier otro grosor de
tubo.
Otro eterno ‘nido de culebrillas’ a bordo son los
cables de los cargadores de teléfonos, cámaras de
fotos, ordenadores y tabletas. Para ellos, el tubo del
papel higiénico cumple perfectamente la función. El
cartón no es muy amigo de vivir a bordo, pero su
reposición es sencilla y constante. Cualquier otro
tubo -mejor los plásticos- sirve para la labor.
(brico propuesto por Joan Gallifa)

7
Reciclando viejas manivelas de winch

Las manivelas de winch obsoletas o rotas pueden reciclarse para nuevas funciones y aquí vemos dos
de ellas. La primera es una Lewmar de aluminio que se partió en una desafortunada maniobra.
Primero afinamos la rotura, luego trabajamos los cantos con poco de lima por y finalmente hicimos un
agujero en el nuevo extremo. Recortando la vieja empuñadura y haciéndola firme con un tornillo más
corto, ahora tenemos una cómoda maneta para los tapones de los depósitos de agua y gasoil. En las
náuticas venden este tipo de manetas ya prefabricadas (¡aunque nunca tan chulas como la nuestra!),
lo que exime del placer de realizar este sencillo brico.
La segunda maneta inservible que corría por en el trastero era una pesada Antal de los años 80 con
doble empuñadura. Tras sacar los grips quedó el espárrago metálico (D 12 mm. ) a la vista, que
enfundamos con un pedazo de manguera plástica armada para ganar un poco de grosor y mejorar el
ajuste en el tubo. La manivela es desde entonces un magnífico soporte para la sombrilla y se puede
instalar en cualquiera de los
winches de la bañera o sobre
la cabina.
Si el viento sube un poco, el
propio seguro de la manivela
impide que el conjunto salga
volando y para evitar que el
winche se mueva, solo hay
que afirmarlo con una escota.
El soporte también funciona
con manivelas simples de
cualquier marca. En caso de
necesidad, siempre se puede
taladrar la maneta y poner un
tornillo más largo y/o grueso.
La sombrilla utilizada es la
estándar de cualquier
supermercado y utilizarla en el
soporte no impide bajarla a la
playa cuando haga falta.

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Taladradora: De batería incorporada a usar la batería del barco

Las taladradoras con batería incorporada


son las más habituales a bordo y su ayuda
es inestimable. Pero con los años, estos
aparatos rinden el alma y lo hacen
generalmente por problemas con la batería
o con el cargador, dos repuestos
prácticamente tan caros como una nueva
taladradora completa.
Es una pena tener que desprenderse en
estos casos de un aparato que
posiblemente aun puede funcionar unos
cuantos años más.
Una solución sencilla y económica es
olvidarse de la batería incorporada y
conectar una toma tipo mechero (¿quién
no tiene un viejo cable de estos en un
cajón del taller?) a los bornes del motor de
la taladradora.
El proceso es sencillo. El primer paso –opcional- es
recortar la protuberancia para alojar la batería del mango
del taladro. Los conectores quedan a la vista y es
importante anotar su polaridad, que estará indicada en la
carcasa o en la vieja batería.
Luego, y para poder entrar los conectores macho del
nuevo cable aplanamos con unos alicates las puntas de los
bornes del motor. En la foto, el de abajo ya está apretado.
El siguiente paso es prensar los terminales en el cable y
solo queda conectarlos a la taladradora. El cable puede ser
tan largo como uno quiera y es fácil encontrar tomas tipo
mechero para montar. Con el cambio, aparte de alargar la
vida útil de la taladradora, conseguimos un aparato que no
desfallecerá mientras haya 12 v. de tensión a bordo.
Quien quiera dejar el cable permanentemente montado,
puede afianzarlo con un prensacables, un nudo o una
brida plástica tras un orificio en el mango de la
taladradora. También se pueden utilizar pinzas ‘cocodrilo’
en vez del enchufe tipo mechero.

9
Para que el mosquetón del espinaquer no se abra por su cuenta

Un problemilla que nadie explica de los calcetines de


espinaquer es su perversa tendencia a tirar ellos
solitos del cabito del seguro del mosquetón de driza
por el propio roce de su tejido al ‘arremangarse’ arriba
del palo. La cara de tonto que te queda cuando ves
que el espi se te viene encima en cubierta con la driza
arriba del mástil es antológica.
A mi me sucedió un par de veces y asumí el problema
como algo personal (responsabilizando y castigando al
mosquetón con una jubilación anticipada), hasta que
un día coincidí en la cubierta de un Bavaria de
pruebas con un Pro de regatas alemán. Antes de izar
el asimétrico con calcetín, en un gesto la mar de
natural, lo veo sacar del bolsillo un rollo de cinta
plástica adhesiva (la de electricista) y darle un par de
vueltas al mosquetón antes de subir la driza. “En mi
país, casi todos los ‘proa’ de regatas utilizamos este
sistema en las izadas de cualquier vela con mosquetón
rápido. –me explicó al ver mi interés por su sencillo
truco- Pierdes un segundo afianzando el mosquetón,
infinitamente menos de lo que pierdes si la vela te
viene encima. Y con los calcetines ni te cuento; es casi
obligatorio. Todos los mosquetones están sujetos a
este inconveniente, incluidos –en menor medida- los
de apertura con punzón y gatillo”.
Lo dicho, el truco para quienes han sufrido alguna vez
este problema con los calcetines es un rollo de cinta
adhesiva en el bolsillo y una o dos vueltas al
mosquetón en cada izada.
Una alternativa a este sistema que instalé a plena
satisfacción en el mosquetón de la driza de espinaquer
es sustituir la cinta adhesiva por un el bucle de velcro
que sale en las fotos. Lo llevo fijado con un cabito al
tirador del mosquetón y permite afianzarlo con un
sencillo gesto de quita y pon. Estos bucles se
encuentran con normalidad en ferreterías y
mayoristas de bricolaje.

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Recuperando un clásico sistema de aferrar las velas en proa

Me hizo ilusión ver que toda una leyenda de la vela


como Sir Robin Knox-Johnston seguía aferrando las
velas de proa de su IMOCA 60 ‘Grey Power’ en la
Ruta del Ron 2014 con unos elásticos trenzados entre
la regala y el guardamancebos.
Este sistema (con sus distintas variantes) era el más
utilizado cuando no existían los enrolladores de
génova y recientemente, numerosos navegantes
faltos de tripulación lo han recuperado para estibar la
trinqueta de garruchos cuando no está en uso.
Las gomas y los ganchos plásticos permiten aferrar la
vela con seguridad, manteniéndola envergada en el
estay volante, mientras se navega con el génova
enrollable. También permiten apartarla por completo
a una banda para que no moleste, pero quedando a
mano para volver a ser izada en caso de necesidad.
El material a utilizar apenas sube 10 euros y la
instalación del elástico con un doble zigzag y unos
ganchos plásticos es cosa de 10 minutos, aunque se
habrá de rehacer cada 3 o 4 temporadas por el efecto
del sol en la goma.
Cuando no están en uso, los elásticos no molestan en
absoluto en el trajín de las maniobras en cubierta.

Fotos (de arriba abajo)


1 – El ‘Grey Power’ de Sir Robin Knox-Johnston en la
Route du Rhum 2014 con sus velas de proa aferradas
con elásticos

2 – Dos zigzag asimétricos de elástico, uno de ellos


con ganchos plásticos, es todo lo que necesita este
sencillo y fiable sistema de estiba.

3 – Con una toalla en vez de la vela se ve mejor el


contraste de tonos y la operativa de las gomas.

4 – Los elásticos eran el sistema más utilizado para


aferrar las velas de proa en cubierta cuando no
existían los enrolladores.

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Arreglar la quemadura de una colilla sobre la madera

Es un clásico en barcos
con fumadores y
pasaremos de largo
todo comentario sobre
peligrosidad o la
salubridad de fumar.
Centrados en el
bricolaje y enfrentados
a una de las feas
manchas de
quemadura, el consejo
de mi carpintero y
ebanista de confianza es que hay dos soluciones. La primera es rehacer al completo el chapado
afectado, que normalmente será el de la mesa principal o un panel del suelo. Las reparaciones
parciales siempre quedan ostensibles y son incluso más complejas de puesta en escena que la
sustitución total.
La segunda solución (podríamos llamarla apaño presupuestario) recomendada por el carpintero es
pintar la zona afectada con esmalte monocomponente lijando apenas la superficie. Hay que mezclar
tonos marrón, amarillo, rojo, blanco y negro hasta dar con el exacto color del chapado de la madera.
Es una solución barata, rápida y más sencilla de lo que parece, pues se necesitan cantidades ínfimas
de pintura que se pueden ir mezclando gota a gota con un mondadientes mojado en el pote. Una vez
conseguido el color, se enmascara la zona con cinta y se dan un par de manos. El resultado en la foto
de abajo.

PD: El recuadro pintado que se intuye en el centro de la foto es mayor de lo que correspondería a la
quemadura. La razón es que –antes de consultar con el carpintero- intentamos reparar la mancha
lijando lo quemado, que es mucho más profundo de lo que parece, y luego enmasillando con pastas
para madera buscando igualar los tonos del chapado. Como luego me confirmó el carpintero, esta vía
es imposible, ya que los tonos nunca se equiparan y siempre queda el problema del barniz.

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Dame un punto de apoyo y . . .

El bricolaje a bordo requiere a


menudo cortar o lijar pequeñas
piezas que uno nunca sabe
donde apoyar. Para estos casos,
un pequeño torno de quita y pon
–de venta en cualquier
ferretería- puede sacarnos de
más de un apuro. Este tipo de
tornos no suelen ser de hierro,
sino de aleaciones de aluminio,
más ligeras y también más
frágiles. Como ventaja, decir
que son baratos y que no se
oxidan incluso tras largo tiempo
en el fondo de un cofre.
El que yo uso lo puedo hacer
firme en la barra de escota de
mayor y también en un
mamparo vertical en el interior
del barco (posición de invierno).
Para su perfecto ajuste utilizo
dos maderitas que están
siempre en la caja del torno.
Cada barco será distinto en sus
posibilidades de ubicar este
práctico accesorio. En algunos
casos, la mejor opción será el
soporte del FB, pero allí siempre
hay riesgo de que piezas y
herramientas vayan al agua. En
otros casos se podrá optar por
el montante vertical de algún
cofre abierto de la bañera y
también suele ser posible
arraigar el torno en la abertura
de alguna escotilla vertical.

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Una caja de conexiones fácil de intervenir

Quienes se han enfrentado alguna vez con los conexionados de electrónica multifilar protegidos en
caja ya saben que conectar en sus regletas estos diminutos cables, con las manos y el destornillador
metidos en el interior de las cajas de registro, es una intervención a menudo cercana a la
neurocirugía, sobre todo en el –habitual- caso de
que la caja solo puede instalarse en un lateral
inaccesible tras el panel de instrumentos.
Un truco que soluciona el problema de estos
“nidos de culebrillas” es hacer unas discretas
aberturas con la tenaza de corte en los laterales
de la caja de registro, de manera que se puede
intervenir en las regletas con sus cables fuera de
la caja. Una vez ultimado el conexionado, cables
y regletas se meten ordenadamente en la caja,
que desde fuera tiene un aspecto “normal”. Un
corte en la goma pasacables protectora incluso
permite que ésta conserve su función.

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El cubo que se llena automáticamente de agua

Una pequeña complicidad con


la ley de gravedad permite que
cualquier cubo se llene de
agua de forma automática
mediante un brico la mar de
sencillo.
Se acabaron los virtuosismos
tirando el cubo del revés para
forzar su llenado. Solo es
cuestión de lastrar ligeramente
uno de sus lados con un
tornillo pasante en lo alto del
cubo. El resto lo hace la
gravedad.
Para que el brico sea efectivo
se ha de contar con un peso
mínimo de unos 50 gr. Lo ideal
está sobre los 60 gr. y se
puede subir hasta los 70 gr.
Menos es insuficiente y más de 70 gramos acelerará el vuelco, pero puede llegar a incomodar el día a
día con el cubo.
Un tornillo métrico D10 con doble arandela y tuerca ciega ronda el peso ideal. Las tuercas ciegas
tienen la ventaja de pesar algo más que las normales, no se enganchan y además . . . son más
bonitas. Cualquier otra combinación de tornillo(s) es posible y tampoco es mala idea poner una tira de
plomo adhesivo (habituales en tiendas de tenis o golf y en establecimientos de ruedas de
coches/motos), aunque tienden a despegarse con el sol, la sal y los trajines del cubo.

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Escoba y recogedor recortados
Es un truco tan tonto como práctico. Recortar los mangos de las escobas y recogedores del barco
apenas limita su función, pero permite manejarlos y estibarlos a bordo sin problemas.
La altura estándar de las escobas está proporcionalmente diseñada para las viviendas urbanas, donde
pasillos, estancias y alturas de techo son generosos. Llevadas a bordo, estas escobas domésticas
siempre van dando golpes en el techo, en las puertas, se traban debajo de la mesa y no hay manera
de manejarlas barriendo por unos pasillos de apenas 50 cm. de ancho y por las habituales esquinas y
recovecos del barco.
El segundo problema es qué hacer con la escoba y el recogedor al terminar de barrer. Normalmente
solo caben en el cofre de la bañera, donde siempre acaban sepultados bajo sacos de velas, las
defensas, las aletas de bucear y la manguera.
Cortando los mangos solucionamos ambos problemas. La medida ideal de la escoba “náutica” está
sobre los 50/60 cm. Acabar de ajustar esta altura dependerá de la talla del “barredor(a)” oficial y
también de las medidas de la taquilla donde esté previsto estibarla. El recogedor puede ser incluso
más corto. Con 30/40 cm. hay suficiente.
Los mangos recortados son más prácticos también que los cepillos sin mango y recogedores tipo pala,
que obligan a trabajar casi a gatas e incomodan mucho barrer por los bajos de la mesa o en los
rincones más alejados.

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Ordenar mangueras y cables 220 v.
Aparte de los clásicos sandows y cabitos, veamos otras tres
alternativas para “domesticar” mangueras y cables.

1 - El Cable Wraptor es una mordaza ajustable realizada en


composites de alta resistencia. Tiene su eje de inox y
aguanta hasta 68 kg. Es un rápido sistema para mantener
sujeta la manguera o los cables de la corriente 220v. Su
asa en “T” facilita la ergonomía de transporte y el mismo
asidero tiene un agujero central para colgar el Cable
Wraptor dentro del cofre o dos pequeños orificios integrados
para sujetar el asidero de forma fija en un mamparo o
pared. Existe en tres tallas con precios sobre los 5 a 7
euros.

2 - Esta goma está originalmente diseñada para


mantener los arbustos jóvenes unidos a una
estaca (tutor) para que crezcan verticales. La
encontré hace años por el suelo en un garden
cerca de casa, el encargado me la dio y desde
entonces la utilizo para sujetar la manguera del
barco. La goma no tiene troquel de fabricante,
pero he visto que empresa Castillo Arnedo la
tiene en su catálogo. No ha de ser complicada
de encontrar en centros de jardinería.
La goma tiene cierta elasticidad y está
especialmente tratada UV. Llevo unos 4 años
con ella, pasa largas temporadas al sol y se
mantiene como el primer día. Si alguien de una
náutica lee este truco, le aconsejo que compre
unas cuantas. No conozco un sistema más práctico y eficaz para sujetar la manguera.

3 - Última foto para el clásico elástico con gancho. La variante es el recorrido del elástico, que abraza
el cable para que no se pierda y deja el gancho suelto en su extremo para que sea más fácil pillar la
gaza al recoger el cable.

17
Dos trucos con bridas plásticas

1- Los patosos con la mecánica nos liamos

coordinando la correcta posición de las aspas del


rodete de la bomba de agua, al tiempo que se nos
escapa de las manos por la grasa o vaselina.
Una simple brida plástica –un poco ancha para que
no haya riesgo de cizallar la goma- permite hacer
esta operación a priori y facilita mucho encarar el
impulsor. Al colocar el rodete en la bomba, la propia
carcasa irá empujando la brida, que acabará en
nuestras manos. Antes de poner la brida, hay que
aplicar abundante vaselina o grasa al rodete para que
entre mejor y no gire ni un segundo en seco (en la
foto hay trampa con este paso previo).

2- Una pequeña brida plástica es también un viejo y conocido recurso para asegurar los grilletes

que intervienen en el fondeo, en la amura del génova enrollable o en algunas drizas.


El problema de las bridas es que, al cortar el
sobrante, el plástico se convierte en una cuchilla y
hace unas heridas tremendas en las manos al
menor descuido.
El truquillo, como se puede intuir en la foto, es
montar la brida del revés, con las estrías por
fuera. El sobrante y los restos cortantes quedan
así en el interior del bucle, sin riesgo de cortarnos
en las manos.
Usando bridas en la intemperie, mejor evitar las
de primer precio, que rinden el alma bajo los UV
en apenas una temporada.

18
Una segunda vida para los
envases
Al cabo del año, por nuestras manos pasan cientos
de envases plásticos que van al contenedor de
desechos. Algunos de ellos pueden tener una
segunda vida a bordo.
Con un simple corte, un bote plástico pasa a ser un
embudo o un práctico balde. Los pequeños bidones
de 5 o 10 l. se convierten en contenedores de
diversas formas que pueden echar una mano para
guardar todo tipo de objetos, como recipientes en los
cambios de filtros de aceite, otros desechos o usarse
como cubetas de limpieza.
Añadiendo un cabo a modo de asa (o respetando con
el corte el asa original) se facilita mucho el
transporte y la estiba de estos contenedores de los
fondos de cofres y taquillas. Los envases con tapa permiten guardar todo tipo de pequeños objetos en
el pañol o en el taller.
Para guardar utillajes de pintura, nada mejor que un viejo pote vacío. Y como cubeta de un solo uso
para la limpieza de pinceles o contenedor temporal de pinturas, los tarros de vidrio de boca ancha y
tapón hermético (mermelada, conservas, etc.) son perfectos.

19
Tuneando la madera de
cortar

Mi madera para cortar el salchichón o


poner cazos calientes es la estándar de
cualquier tienda de menaje, pero lleva 4
tacos plásticos atornillados; los clásicos
que se ponen (ponían?) como tope en las
puertas (unos céntimos en cualquier
ferretería, preferiblemente de barrio).
De esta manera consigo tres ventajas:
- La madera es antideslizante cuando sirvo
un aperitivo en cubierta, dejándola sobre
la mesa, los bancos de la bañera o en el
comedor interior.
- Los tacos no están puestos de cualquier
manera, sino a la medida del fregadero.
Así puedo encajar la madera en la cubeta,
consiguiendo una superficie estable para
cortar y/o preparar las comidas.
- La ligera sobreelevación de la madera
facilita cogerla con una sola mano, algo
muy importante en el barco, donde no
siempre puedes dedicar las dos manos a la
vajilla.

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Grillete con arraigo para la trinqueta

Un clásico problema con los stays volantes de


trinqueta –cuando hay un único cáncamo en
cubierta- son los “embotellamientos” entre el
arraigo del tensor y el puño de amura de la vela.
Esta ingeniosa solución del grillete/con/arraigo la vi
un velero norteamericano que amarró el año
pasado a mi lado. Desde entonces, este grillete
“tuneado” me ha facilitado mucho el montaje de la
trinqueta pues, aparte de su utilidad como arraigo,
la gran anilla facilita mucho montar y desmontar el
stay.
Para hacer el grillete hay varios caminos. El más
simple es poner directamente un cáncamo con
espárrago sustituyendo el pasador del grillete. Al
acabar solo se ha de cortar el sobrante, pero el eje
tendrá el fileteado a la vista, lo que es feo y puede
marcar algunas piezas. Las mejores soluciones
pasan por soldar una anilla del mismo diámetro que
el grillete, ya sea en el propio pasador original o en
un tornillo métrico de medidas apropiadas. Para
optimizar la operativa final, al apretar, la anilla ha
de quedar alineada con el grillete.
Aparte de su utilidad en trinquetas, este grillete
también puede utilizarse en algunas maniobras de
cunningham de mayor y en aparejos textiles de
back stay. El cáncamo adicional sólo funciona
correctamente cuando el grillete está en tensión.

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El cable 220 v. “en volandas” sobre cubierta

Los navegantes hispanos solemos amarrar de


punta, con el cable 220 v. recorriendo toda la
cubierta hasta el conector en popa o en la bañera.
Para evitar que el cable marque el gelcoat,
estanque suciedad, moleste en los baldeos o sea
causa de tropezones, un sencillo truco es colgarlo
con ganchos a lo largo de los guardamancebos. El
truquillo, como se ve en la foto, es pasar el cable
directamente por el agujero de los ganchos,

ahorrando velcros, gazas o ligadas para poner o


quitar el cable.
Los ganchos plásticos se encuentran en todas las
náuticas por unos céntimos y el montaje inicial
apenas requiere desmontar uno de los enchufes
(OJO: NO hacerlo con el cable conectado).
Un gancho por candelero (y uno más) suele ser
suficiente y se puede poner otro gancho con gaza
elástica para recoger el cable enrollado.

Amarra de super-tender
Viendo la maniobra del tender de un superyate, me
sorprendió cómo el marinero amarraba en dos
milisegundos y ya estaba ayudando a las señoras a
desembarcar. Me fijé en su amarra y vi que utilizaba un
sistema como el de la foto y que llevo encantado desde
hace tres o cuatro años.
Una primera opción es pillar el mosquetón en cualquier
lugar del barco o el muelle que se preste a ello. Si no lo
hay, se pasa el chicote y se cierra bucle de forma
instantánea con el mosquetón. Otra ventaja de este sistema es que lo pueden utilizar niños y
tripulantes poco expertos en nudos, quienes precisamente suelen ocupar la proa del chinchorro.

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Drizas limpias sobre cubierta

Para evitar que la suciedad que baja con la


lluvia -sobre todo cerca de grandes ciudades-
e incluso el moho creado por la humedad y la
falta de ventilación ensucien las drizas que
quedan sobre la cabina, un truco es separarlas
ligeramente del casco con un simple tubo de
PVC cuando el barco está en puerto. Sistema
cien por cien efectivo, sencillo y barato.

Caja de conexiones extraíble


Para evitar el engorro de fijar y, sobre todo, tener que trabajar en las conexiones de cajas de registro
instaladas en lugares de difícil acceso, como fondos de armarios o cofres, un sencillo truco es fijar las
cajas mediante un sandow entre dos cáncamos.
Los cáncamos (los venden de inox) se
instalan siempre más fácil que los tornillos
internos de la caja y el elástico permite
desmontarla con un simple gesto para
trabajar con comodidad en sus
conexionados.

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Cortar tornillos a bordo

¿Quién no ha tenido que serrar un tornillo en


el barco y se las ha visto y deseado para
sujetarlo sin otra ayuda que las manos o unas
tenazas?
Un sistema simple y efectivo es utilizar
cualquier tablón de desecho. Allí se atornilla el
tornillo (valga la redundancia) a la medida
deseada y se corta sin mayor complicación. El
sistema sirve para tornillos rosca chapa y métricos, pudiendo cortarse el tornillo por el cuerpo (como
en la foto) o por la punta (dejando que traspase por la madera).

Salida de cables
Actualizando la mesa de cartas del barco
(reposicionar instrumentos, añadir un plotter,
AIS, . . . . ) quise también solucionar los feos
agujeros que los anteriores propietarios de mi
velero habían taladrado en el panel para pasar
los cables de los instrumentos.
El aspecto era nefasto y la mejor solución que encontré para disimularlo fue un tirador tipo concha de
latón (10,- €). Así pude unificar y agrandar mucho el agujero, permitiendo el libre paso de los grandes
conectores VGA y USB. No es perfecto, pero me parece bastante más elegante que un cable saliendo
a la brava por el panel.

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Para que las drizas no golpeen
el palo
Es la melodía de fondo más característica de los
puertos: las drizas golpeando los mástiles por
poco que el viento suba. El ruido se hace molesto
-ya sea en el barco propio o en un barco vecino-
sobre todo cuando se vive a bordo.
La clásica manera de evitarlo es separar las drizas mediante cabos cogidos a los obenques. La
solución que proponemos es sencilla, efectiva y seguramente más elegante. Se trata de intercalar una
defensa de las que venden para proteger las proas entre el palo y las drizas. evitando que hagan
ruido. Un único cabo inmoviliza la defensa contra el palo.

Sujetapuertas silencioso

Uno de los ruidos que más molesta durmiendo a


bordo es el de las puertas, sujetas por el habitual
gancho metálico, que van dando golpecitos (clack
- - - clack - - - clack) en cada mínimo movimiento
del barco en fondeo o incluso en puerto.
Para solucionarlo le pongo al gancho una funda
plástica de tubo transparente. Para que la goma
entre bien se ha de calentar, ya sea con pistola,
con un buen secador de pelo o metiendo el tubo en agua caliente. Normalmente, también se ha de
repasar el agujero hembra.

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No estropear los chapados al taladrar
Haciendo agujeros en los paneles de
contrachapado con todo tipo de brocas o
la sierra de cazoleta es fácil deslaminar
los chapados en el orificio de salida. La
solución clásica es poner un mártir de
madera al otro lado de la pieza, pero en
según qué tipo de trabajos -como en el
gran panel que vemos en la foto- no es
sencillo actuar así.
Un truco bien simple es empezar el agujero por un lado y acabar por el otro. Con los taladros tipo
metal, el “sub-truco” es empezar con una broca fina que marca la posición del agujero por ambos
costados. Luego se marca el taladro por uno de los lados con la broca adecuada y finalmente se
completa el agujero desde el otro lado.
Con las brocas para madera, yendo con cuidado se intuye la salida de la fina punta de la broca. Tal y
como sale esta punta, se acaba al agujero por el otro lado.
Con las sierras de cazoleta es más sencillo. Se empieza el agujero por un lado hasta que la broca
central aparece por el otro lado de la pieza. En ese momento se acaba de hacer el agujero desde el
otro lado.
En todos los casos, los agujeros quedan impecables y los chapados no se astillan. En cortes rectilíneos
con la sierra de calar, el truco para que el chapado no se astille es encintar la línea de corte con cinta
de pintor.

Un palet para marcar la cadena de fondeo

Marcar distancias en la cadena de fondeo


es un clásico del bricolage de
pretemporada. Para facilitar la labor, un
truquillo es utilizar un palet como soporte
de la cadena, fijando con clavos cada
tramo a pintar en los travesaños.
El sistema evita ensuciar el suelo o el
engorro de protegerlo con papeles de
periódico que salen volando al primer
soplo o se enganchan a la pintura fresca. El palet permite trabajar de una forma cómoda, limpia y
efectiva, pues la cadena se va girando como un pollo asado sin ensuciar las manos del pintor. Nunca
es complicado encontrar un palet en los aledaños de un varadero. Para poder aprovechar de un año
para otro los potes de pintura, un buen sistema es guardarlos boca abajo.
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De caja de vino a caja de herramientas
Las cajas de herramientas de los
carpinteros de ribera siempre han sido de
madera, aunque hoy en día se hayan
vuelto imposibles de encontrar en las
tiendas. En este camino, mi caja de
herramientas de “primeros auxilios” a
bordo la hice a partir de una caja de
botellas de vino. Tras reforzar un poco los
paneles con un par de pequeños tornillos,
puse dos listones de madera en los
laterales: Uno perforado para los
destornilladores (ya lo sé, llevo
demasiados) y otro, a 3 cm. del lateral,
para distintos tipos de herramientas (alicates, pinzas, tenazas, tijeras, . . ). Un cabo hace de asa y así
no molesta cuando la caja está en uso. La ventaja de esta caja es que todas las herramientas quedan
a la vista mientras trabajas. Al terminar, se guarda tal cual en una taquilla.
La madera no raya el suelo, los muebles ni la cubierta. También le puse unos tacos de goma por
abajo para que no resbale por la cubierta (gran problema de las cajas de plástico).
Como herramientas, aparte de las habituales, llevo un formón artesanal de metacrilato. Me sirve para
rascar la madera o el gelcoat sin dejar marca. Otro truco bien tonto es guardar las llaves fijas y
destornilladores más pequeños en el viejo tapper que se ve en la foto. Así, cuando los necesitas, no
has de buscarlos por el fondo de la caja.

Aplique LED exterior


Aprovechando un aplique de techo que corría por
el garaje de casa sin destino fijo monté esta luz
de bañera de quita y pon. El cable llega hasta la
toma 12 v. tipo mechero de la mesa de cartas y
también cambié la bombilla por una con LED.
Lleva varios años de servicio y estamos
encantados.

Por: Enric Roselló

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