Está en la página 1de 1

Me hice antiespecista al leer a Rosas.

Hasta ese momento, creía que los


animalitos eran, o estaban destinados a: a) ofrecernos su pelaje para
caricias; b) ofrecernos su carne para masticarla. Entrar en su escritura fue
como entrar en su mundo íntimo, me obsesioné con lo que contaba su
hija: o fumo, no tomo rapé, ni vino ni licor alguno, no asisto a comidas, no
hago visitas ni las recibo, no paseo ni asisto al teatro ni a diversiones de clase
alguna.

También podría gustarte