Control de estímulos: componente del tratamiento en la ludopatía
Publicado el 4 junio, 2012 por Jennifer Ortega Ablanque
Como hemos comentado en entradas anteriores, el Control de Estímulos es un
componente esencial en el tratamiento de juego patológico. Los pacientes que integran los grupos de terapia en la Asociación Terapéutica del Juego reciben, desde el primer momento, una serie de indicaciones a seguir de forma escrupulosa y controlada. ¿En qué consiste el control de estímulos? Esta técnica consiste en eliminar o limitar, en gran parte, las situaciones, la presencia de lugares o la relación con las personas que incitan a la persona a jugar. El comportamiento no se da de forma aislada, sino que ha de entenderse como un componente dentro de un contexto en el que se dan, entre otros, los siguientes elementos: los antecedentes y las consecuencias.
En términos generales, los antecedentes son las situaciones que estimulan a la
persona para que juegue. Si controlamos o eliminamos esos antecedentes, el paciente limitará su deseo de jugar. Estaremos controlando el contexto y eso significa que también estamos controlando la conducta. El término técnico de los antecedentes en este caso se llaman Estímulos Discriminativos, ya que se distinguen del resto de estímulos porque anuncian la posibilidad de un posible premio o situación reforzante, que es lo que en gran medida controla la conducta de jugar.
Ejemplos de antecedentes que inducen a la conducta patológica de jugar son:
– Tener dinero o tener la posibilidad de disponer de él
– Relacionarnos con personas que juegan de forma frecuente – Frecuentar los bares o lugares de ocio donde el paciente solía jugar – Exponernos a situaciones de ocio (juegos de mesa, etc.) en las que el azar y su supuesto control está presente
Los antecedentes han de identificarse en la fase de evaluación, en las que
estableceremos las hipótesis funcionales concretas de cada paciente. No obstante, dichos ejemplos están presentes en prácticamente todos los jugadores patológicos. Por ello, todos los integrantes del grupo de terapia han de cumplir una serie de normas:
– No llevar dinero encima, excepto el mínimo indispensable para desenvolvernos
en la vida diaria (tomar una bebida, comprar el periódico o el tabaco, comprar un ticket de transporte público, etc.). Además, el sujeto tendrá que justificar todos los gastos que haga con esa cantidad mínima asignada. – Autoprohibirse la entrada a los casinos y centros de juego – No entrar en los bares donde haya máquinas tragaperras o donde solíamos jugar. – No relacionarnos o limitar el contacto con personas que se diviertan con juegos de azar o con las que antes el paciente jugaba. – Por supuesto, no jugar a ningún juego en el que el azar o el azar combinado con la habilidad esté presente (juegos de cartas con apuestas).
El cumplimiento de esas normas se realiza durante la sesión semanal de terapia y
gracias también a la colaboración de un familiar que se compromete con el jugador y con los psicólogos.
Cómo funciona un estímulo
Estímulos discriminativos discriminativo El estímulo discriminativo describe algo que es el desencadenante de un comportamiento específico, y viene en primer lugar: el comportamiento, por lo tanto, sigue como resultado directo de este estímulo. El estímulo condicionado produce la respuesta, mientras que el estímulo discriminativo indica la oportunidad de responder. Crea la oportunidad de que se produzca un comportamiento específico, porque el comportamiento resultante ya ha sido reforzado en el pasado. El estímulo anterior o discriminante es parte de un proceso específico en la terapia ABA llamado ABC, un acrónimo que - traducido del inglés - significa: A. Antecedente: se trata de las circunstancias, acciones o acontecimientos que ocurren antes de un determinado comportamiento. Consecuencia: esta es la acción o respuesta después del comportamiento del sujeto. B. Comportamiento: esta es la respuesta del sujeto. C. Consecuencia: esta es la acción o la respuesta después del comportamiento del sujeto. Ejemplos de estímulos discriminativos Veamos algunos ejemplos de estímulos discriminativos aplicados a la vida diaria. Si vemos el signo "control electrónico de la velocidad" (estímulo discriminativo) sabemos que si aplicamos el comportamiento "respetar el límite de velocidad y no superando los 50 Km por hora", es muy probable que volvamos a casa sin una multa. Vemos el interruptor de la luz (estímulo discriminativo); presionamos el interruptor (comportamiento); se enciende la luz (consecuencia). Si el picoteo de una paloma es reforzado cuando hay una luz roja, pero no cuando la luz es verde, la luz roja servirá como estímulo discriminativo y la paloma aprenderá a picotear sólo cuando la llave es roja. En un experimento en el que se enseña a un ratón a navegar en un laberinto, es más fácil entrenar al ratón con una recompensa altamente deseable (como la mantequilla de cacahuete) que una recompensa menos deseable como un trozo de brócoli.