0 calificaciones0% encontró este documento útil (0 votos)
5 vistas1 página
Ivan Pavlov realizó experimentos de condicionamiento clásico con perros en el siglo XX, estableciendo una asociación entre un estímulo condicionado y uno incondicionado a través de repetidas exposiciones, lo que lleva a una respuesta condicionada. El condicionamiento clásico se ha demostrado en muchas especies como perros, ratas, bebés humanos e incluso organismos simples como las amebas.
Ivan Pavlov realizó experimentos de condicionamiento clásico con perros en el siglo XX, estableciendo una asociación entre un estímulo condicionado y uno incondicionado a través de repetidas exposiciones, lo que lleva a una respuesta condicionada. El condicionamiento clásico se ha demostrado en muchas especies como perros, ratas, bebés humanos e incluso organismos simples como las amebas.
Ivan Pavlov realizó experimentos de condicionamiento clásico con perros en el siglo XX, estableciendo una asociación entre un estímulo condicionado y uno incondicionado a través de repetidas exposiciones, lo que lleva a una respuesta condicionada. El condicionamiento clásico se ha demostrado en muchas especies como perros, ratas, bebés humanos e incluso organismos simples como las amebas.
Al iniciar el siglo XX IVAN PAVLOV, un fisiólogo ruso cuyos estudios en
digestión lo llevaron a ganar el premio nobel en 1904, quien realizo una serie de experimentos con una serie de experimentos relacionados con la salivación de los perros este Proceso de aprendizaje mediante el cual un organismo establece una asociación entre un estímulo condicionado (EC) y un estímulo incondicionado (EI), siendo el EC capaz de facilitar una respuesta condicionada (RC). Experimentalmente se obtiene esta forma de condicionamiento exponiendo el organismo a un EC y un EI en repetidas ocasiones. También se denomina condicionamiento pavloviano.
El condicionamiento clásico se ha demostrado en muchas especies no solo
en perros y en ratas de laboratorio, si no también en bebes recién nacidos y en fetos humanos que ha un están en el vientre de la madre e incluso en organismos tan simples como las amebas (Thompson y McConnell 1955)