Pianista, compositora, cantante de ópera y directora de orquesta venezolana.
Nació en Caracas el 22 de diciembre de 1853. Su padre fue Manuel Antonio Carreño, quien fue músico, pedagogo y diplomático venezolano, y su madre fue Clorinda García. Sus primeras clases de piano fueron dictadas por su padre, quien le escribió un manual de 500 ejercicios de técnica pianística llamándolo Manual de Carreño. Cuando éste ya no tenía más nada que enseñarle, remitió con el maestro alemán Julio Hohené quien la introdujo en el conocimiento de las composiciones de grandes autores de la música universal. Teresa Carreño fue una niña prodigio, tenía facilidad para improvisar y cualidades interpretativas, un talento innato el cual era digno de darlo a conocer al mundo. Fue así cuando tenía solo nueve años de edad (1862) que tuvo que salir de Venezuela con su familia debido a la situación política y económica que ocasionada la Guerra Federal que atravesaba el país en ese momento; situación que la llevó a convertirse en una profesional a muy temprana edad. Llega a New York el 23 de agosto de ese mismo año, en donde da su primer concierto el 25 de noviembre en la sala Irving Hall; las críticas hacia la artista fueron muy favorables. Teresa al ser un genio en las artes musicales, su familia le buscó conciertos para poder vivir y su padre se convirtió en su empresario. Ella no podía estudiar ya que desde muy joven debió mantener económicamente a su familia y su único deber era tocar. De tal manera que Teresa Carreño se “formo a sí misma” con las lecciones dictadas por su padre y Julio Hohené y su gran talento ya que no se conoce ningún otro método de enseñanza especial seguido por la niña. Teresa, además de tocar en lugares de gran prestigio y renombre, también debió tocar en bares y lugares de poco prestigio, fueron comienzos difíciles para la joven artista. A pesar de todo, a principios del año 1863 en Boston fue muy aclamada por su interpretación de una “Polka” que sería conocida como “Polka Teresa Carreño”, una de sus primeras composiciones. Ese mismo año fue invitada como solista con la Orquesta Sinfónica de Boston y debuta con la Orquesta Filarmónica de Londres. También ofreció un concierto privado en la Casa Blanca invitada por el presidente entonces de los Estados Unidos, Abraham Lincoln. Todo esto logrado con apenas diez años. En esa misma época viajó por primera vez a Cuba, lugar que visitó varias veces durante su carrera; luego viajo París en donde tocó ante Pedro Roberto José Quidant, Gioacchino Rossini y Franz Liszt. Este último se ofreció para darle clases si se trasladaba a Roma, lo que no realizó por razones económicas. Estando en París, impulsa su carrera como concertista en 1871 realizando giras por toda Europa, Estados Unidos, Australia, África del Sur, Nueva Zelanda, etc. Acompañada por prestigiosas orquestas dirigidas por grandes maestros. A los 19 años, en 1873, se casó con Emile Sauret, con quien tuvo su primera hija, Emilia Sauret Carreño. Teresa se ve obligada a dejar a su hija al cuidado de una amiga alemana para iniciar una gira con su esposo. Su papel como madre estuvo lleno de preocupaciones ya que la joven artista estuvo obligada a dejar en adopción a su primera hija porque no podía cubrir los gastos de su crianza por la crisis económica que atravesaba tras el fracaso de su gira con su esposo y la muerte de su padre. La dejo en adopción con su “amiga” alemana con la condición de que Teresa, su madre, no la viese más. Esto sumado a la pérdida de su segundo hijo la llevo a la disolución de su matrimonio Años más tarde regresa a Boston en 1876 y ese mismo año se casó por segunda vez con Giovanni Tagliapietra, quien la introduciría en el canto y sería el cómplice en todos sus proyectos musicales; fundaron una empresa de conciertos, la Carreño-Donaldi Operatic Gem Company y expandió su familia con tres hijos más; Lulú, Teresita y Giovanni. En el año 1887 ella vuelve a su ciudad natal invitada por el presidente de Venezuela Antonio Guzmán Blanco para que organizara de la temporada de ópera de Caracas. Este proyecto fracasó, no se obtuvieron los resultados esperados debido a que el elenco que logró contratar no llenó las expectativas del público caraqueño en ese entonces; además de eso, la alta sociedad caraqueña adoptó un rechazo hacia la artista que, por más talento que tuviera, era divorciada y vuelta a casar, lo que para el momento era un escándalo; esto trajo el fracaso de la compañía de ópera. Teresa por la presión sale del país, viaja a New York y luego a Berlín con sus tres hijos donde fija su residencia en 1889, ese mismo año se divorcia por segunda vez. Una vez en Berlín comenzó a desempeñarse como solista de la Orquesta Filarmónica de Berlín donde lleno las expectativas de tan exigente público y ofrece giras por todo el mundo. En el año 1892 se vuelve a casar con el pianista Eugene d'Albert, con quien establece sus primeros duetos de piano y quien la ayuda a perfeccionar su técnica. En ese matrimonio tuvo dos hijos más: Eugenia y Hertha. Esta fue una de las mejores épocas de Teresa Carreño, ya que fue en Berlín donde se consagró como concertista de fama internacional, fue dirigida por los músicos más ilustres del momento y con la Sinfónica de Berlín y se dedicó a la pedagogía; gozó de gran popularidad en Alemania. En 1895 se divorcia por tercera vez y se casa por cuarta vez en 1902 con Arturo Tagliapietra, hermano de su segundo esposo Giovanni. Al estallar la Primera Guerra Mundial imposibilitó que continuara con su carrera de concertista desde Alemania, por lo que luego de realizar una gira por España, se residenció en Estados Unidos. El 12 de junio de 1917 Teresa Carreño falleció en New York a los pocos días de regresar de una gira por Cuba que no culminó. Aunque se le conoce principalmente como concertista, en toda su carrera, se contabilizan setenta piezas, dedicadas esencialmente al piano conformadas por composiciones en forma de estudios, obras descriptivas, fantasías, aires de danza y varias obras para coro. Entre sus obras más exitosas podemos destacar: Himno a Bolívar, saludo a Caracas, Himno al Ilustre Americano (en honor al expresidente Antonio Guzmán Blanco), La Cesta de las Flores, Danza Venezolana, El Vals a Teresita (dedicado a su hija), entre otras. Pocos venezolanos están realmente conscientes de la importancia que ha tenido Teresa Carreño en la historia general de la música. No es solamente una la exaltación para el consumo local que se hace cuándo algún nacional que ha destacado de algún modo relevante fuera de las fronteras de su país. Teresa Carreño fue una artista realmente excepcional, reconocida en los centros musicales de mayor prestigio en el mundo: París, Londres, Viena, New York, Boston, San Petersburgo, Berlín, entre otros. Teresa Carreño obtuvo el reconocimiento de los más grandes compositores de su tiempo, como Gioachinno Rossini, Franz Liszt, Edward Grieg, Hector Berlioz, Johannes Brahms, Charles Gounod, etc. Hacer una lista de todos los personajes renombrados con quienes tuvo contacto es casi una lista de personalidades de la cultura musical occidental de esa época. Muchos llegaron a admirarla por su temperamento, dominio técnico, sonido, gran repertorio, sentido estético y personalidad. Hay personas que dudan de su talento ya que Teresa Carreño como fenómeno artístico, no ha sido analizado aún en toda su profundidad ni se ha hecho una aproximación explicativa de su arte como tal. Sin embargo, el talento puede surgir de cualquier lugar, son las circunstancias las que determinarán su destino. Teresa Carreño señalaba que la cultura general de un artista era indispensable para la proyección específica de su arte particular. Por ello se complacía en señalar en sus clases la importancia de la simple observación de la naturaleza, del estudio de los seres humanos como hombres y como creadores, del conocimiento de la arquitectura, de la narrativa y de la poesía. En cuanto al piano en sí mismo, como instrumento físico de apoyo, conocía las cualidades técnicas y sensitivas del ejecutante. En su honor, el principal complejo cultural de Caracas, inaugurado en 1983, lleva su nombre (Teatro Teresa Carreño)