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TITULO

Jiménez Niebla Bianca Estephanie


Profesor: María Eugenia Cuevas Anguiano

Licenciatura en Pedagogía
Psicologías Clásicas en Educación
1° DE FIN DE SEMANA

Guadalajara, Jalisco
14 de agosto de 2021

INTRODUCCIÓN
El propósito principal de este ensayo tiene como objetivo dar a conocer la importancia de la teoría
de Jean Piaget en la formación profesional actual a través de dos puntos de vista distintos, el
primero se refiere a la formación del aprendizaje en el aspecto académico de la docencia y su
influencia de la teoría en las misma, y el segundo aspecto se refiere al desarrollo moral de la
trascendencia del niño a su etapa adulta donde se ven reflejados los códigos de moralidad
adquiridos en su infancia.

IMPORTANCIA DE LA TEORIA DE PIAGET EN LA


FORMACIÓN PROFESIONAL ACTUAL

La Psicología Genética (o Teoría Psicogenética) de Piaget.

Su creador es el biólogo suizo Jean Piaget, su objeto de estudio es el proceso de estructuración del


pensamiento y el conocimiento humano. Concibe a la inteligencia como un estado de equilibrio
hacia el cual tienden las adaptaciones y acomodaciones sucesivas, íntimamente relacionadas con el
nivel de maduración biológico alcanzado por un niño, desde su nacimiento hasta la adolescencia.

“Es el ideal que personalmente trato de alcanzar: seguir siendo niño hasta el final, porque la
infancia es la fase creadora por excelencia”.

Nació en Suiza y murió en Ginebra. Realizó estudios de ciencias naturales, fue conocido por sus
trabajos sobre el desarrollo de la inteligencia de los niños. Sus estudios tuvieron un gran impacto en
el campo de la psicología infantil y de la educación.
Se doctoró en la Universidad de Neuchatel a los veintidós años y comenzó a interesarse en la
psicología, disciplina que estudió y en la que desarrolló sus investigaciones en Zurich y después en
la Sorbona (París). Allí inició sus estudios sobre el desarrollo de las capacidades cognitivas.

En sus trabajos, Piaget distinguió una serie de etapas sucesivas del desarrollo intelectual del niño, a
los que denominó estadios:

Estadio sensorio-motor

Desde el nacimiento hasta aproximadamente un año y medio a dos años. En este estadio, el niño usa
sus sentidos (que están en pleno desarrollo) y las habilidades motrices para conocer aquello que le
circunda, confiándose inicialmente en sus reflejos y, más adelante, en la combinatoria de sus
capacidades sensoriales y motrices. Así, se prepara para luego poder pensar con imágenes y
conceptos.

Estadio preoperatorio

El estadio preoperatorio es el segundo de los cuatro estados. Sigue al estado sensoriomotor y tiene
lugar aproximadamente entre los 2 y los 7 años de edad.
Este estadio se caracteriza por la interiorización de las reacciones de la etapa anterior dando lugar a
acciones mentales que aún no son categorizables como operaciones por su vaguedad, inadecuación
y/o falta de reversibilidad.
Son procesos característicos de esta etapa: el juego simbólico, la contracción, la intuición, el
animismo, el egocentrismo, la yuxtaposición y la reversibilidad (inhabilidad para la conservación de
propiedades).

Estadio de las operaciones concretas

De 7 a 11 años. Cuando se habla aquí de operaciones se hace referencia a las operaciones lógicas
usadas para la resolución de problemas. El niño en esta fase o estadio ya no sólo usa el símbolo, es
capaz de usar los símbolos de un modo lógico y, a través de la capacidad de conservar, llegar a
generalizaciones atinadas.

Alrededor de los 6/7 años el niño adquiere la capacidad intelectual de conservar cantidades
numéricas: longitudes y volúmenes líquidos. Aquí por ‘conservación’ se entiende la capacidad de
comprender que la cantidad se mantiene igual, aunque se varíe su forma. Antes, en el estadio
preoperativo, por ejemplo, el niño ha estado convencido de que la cantidad de un litro de agua
contenido en una botella alta y larga es mayor que la del mismo litro de agua trasegado a una
botella baja y ancha (aquí existe un contacto con la teoría de la Gestalt). En cambio, un niño que ha
accedido al estadio de las operaciones concretas está intelectualmente capacitado para comprender
que la cantidad es la misma (por ejemplo, un litro de agua) en recipientes de muy diversas formas.
Alrededor de los 7/8 años el niño desarrolla la capacidad de conservar los materiales. Por ejemplo:
tomando una bola de arcilla y manipulándola para hacer varias bolillas el niño ya es consciente de
que reuniendo todas las bolillas la cantidad de arcilla será prácticamente la bola original. A la
capacidad recién mencionada se le llama reversibilidad.

Alrededor de los 9/10 años el niño ha accedido al último paso en la noción de conservación: la
conservación de superficies. Por ejemplo, puesto frente a cuadrados de papel se puede dar cuenta
que reúnen la misma superficie, aunque estén esos cuadrados amontonados o aunque estén
dispersos.
Estadio de las operaciones formales

Desde los 12 en adelante (toda la vida adulta).


El sujeto que se encuentra en el estadio de las operaciones concretas tiene dificultad en aplicar sus
capacidades a situaciones abstractas. Si un adulto (sensato) le dice “no te burles de x porque es
gordo… ¿qué dirías si te sucediera a ti?”, la respuesta del sujeto en el estadio de sólo operaciones
concretas sería: “YO no soy gordo”.
Es desde los 12 años en adelante cuando el cerebro humano está potencialmente capacitado (desde
la expresión de los genes), para formular pensamientos realmente abstractos, o un pensamiento de
tipo hipotético deductivo.

En su teoría psicogenética, Piaget se propone construir una “Teoría del Conocimiento”, es decir


explicar cómo el sujeto conoce. Su marco de trabajo se ubica dentro de una “Epistemología
Genética”: disciplina que estudia la naturaleza de los conocimientos en función a su crecimiento.
Piaget realiza el estudio de la psicogénesis de los conocimientos a partir del desarrollo psicológico
del niño. A causa de esto, gran parte de sus trabajos se encuentran dentro del campo de la
“Psicología Genética”: ciencia que se propone captar en el niño las formas de construcción de los
conocimientos y deducir hipótesis sobre el desarrollo.

Al igual que otros autores, Piaget define al desarrollo como una construcción que se produce por la
interacción entre el individuo y su medio ambiente. Por esta razón, se define a su teoría
como interaccionista y constructivista.

Interaccionista: Concibe al conocimiento como fruto de la interrelación entre el sujeto y el medio,


existiendo por lo tanto una relación de interdependencia entre el sujeto que conoce y el objeto
conocido.

Constructivista: Sostiene que las estructuras de conocimiento se construyen, y que no están dadas
por adelantado. Se construye por interacción entre las actividades del sujeto y las reacciones del
objeto.
Es verdad que sus trabajos se centran en el estudio del desarrollo intelectual o cognoscitivo; sin
embargo, esto no significa que se deje a un lado el valor de la afectividad: “La afectividad y la
inteligencia son indisociables y constituyen los dos aspectos complementarios de toda conducta
humana”. En cada conducta, los móviles y el dinamismo energético provienen de la afectividad…
Por lo tanto, no se produce nunca una acción puramente intelectual.

Para Piaget, el desarrollo mental depende de cuatro factores, cada uno de ellos constituye una
condición necesaria pero no suficiente por sí mismo. Los factores son:

1. La maduración y el crecimiento orgánico:

La función que cumple la maduración “consiste sobre todo en abrir nuevas posibilidades y
constituye una condición necesaria de la aparición de ciertas conductas, pero sin proporcionar las
condiciones suficientes; ya que sigue siendo igualmente necesario para que las posibilidades así
abiertas se realicen, y para ello, que la maduración se acompañe de un ejercicio funcional y de un
mínimo de experiencia”.
2. El ejercicio y la experiencia:

Adquirida en la acción efectuada sobre los objetos (por oposición a la experiencia social).
3. Las interacciones y las transmisiones sociales:

Aquí se incluyen las acciones educativas en sentido amplio.

4. El proceso de equilibración:

Este factor actúa a título de coordinación necesaria entre los factores elementales, es decir junto a
los tres anteriores.1

La propuesta de Piaget, es sin duda alguna la teórica mas completa y coherente que aporta un
enfoque y una metodología nueva para abordar el problema del conocimiento humano; haciendo
posible la construcción de la ciencia, del conocimiento y la epistemología genética que no se limita
ha estudiar el desarrollo individual sino que abarca también el desarrollo del pensamiento
científico.

El concepto de esquema en la teoría psicogenética.


Piaget denomina esquema “a lo que, en una acción, es transponible, generalizable o diferenciable de
una situación a la siguiente, o, dicho de otra manera, a lo que hay de común en las diversas
repeticiones o aplicaciones de la misma acción” Una definición equivalente es que “un esquema es
la estructura o la organización de las acciones, tales como se transfieren o se generalizan con
motivo de la repetición de una acción determinada en circunstancias iguales o análogas”. La
cognición es acción, o, en otros términos, el conocimiento se construye mediante la acción, tesis
fundamental del constructivismo. Esta construcción está dada por la acción recíproca o interacción
entre el sujeto y los objetos (elementos físicos, sistemas de signos, otros individuos, etc.) que
configuran su medio externo. 
Piaget sostiene que el conocimiento no es una copia sensorial de lo real, sino que resulta de la
asimilación que el sujeto realiza por medio de sus propios esquemas. De esta manera, la asimilación
queda definida como la integración de los fenómenos a estructuras previas que les confieren
significado. La mente humana otorga significado al mundo en función de sus experiencias previas.
La idea central de Piaget es que, como los esquemas de asimilación se originan en la acción, la
acción aparece como el origen de todo conocimiento.  Este proceso de asimilación es indisociable
de su complemento, la acomodación, que es la modificación causada en el esquema por los
elementos que asimila. 

1
https://laprimariaonline.com.ar/teoria-psicogenetica-piaget/ 10Agosto2021 7:48pm
La inteligencia es una forma de adaptación biológica, que se define como el equilibrio entre la
asimilación y la acomodación. Es este equilibrio dinámico entre asimilación y acomodación lo que
permite al sujeto adaptarse al medio que lo rodea. Esta adaptación que se evidencia en la relación
que el sujeto establece con el entorno (es decir, que es externa), tiene a su vez un correlato interno
dado por la organización del sistema cognitivo. La organización es la condición para el
funcionamiento de toda estructura, de modo tal que adaptación y organización resultan
indisociables. 
Piaget diferenció entre esquemas presentativos, que son aquellos que pueden generalizarse a
distintos contextos (por lo tanto, más “estructurales”), y esquemas procedurales que son medios
para lograr resultados particulares en función del problema en contexto (más “funcionales”). Los
esquemas presentativos, a su vez, se diferencian en sensoriomotores y representativos. De esta
manera se esboza un modelo de dos sistemas paralelos complementarios en la cognición, uno para
actuar sobre la realidad y transformarla, y otro para comprenderla. Los procedimientos que resultan
exitosos, sedimentan en esquemas. Es así que “estos esquemas no consisten necesaria y únicamente
en unidades epistémicas que organizan el conocimiento en general; conllevan igualmente un
aspecto práctico y finalizado que les permite engendrar procedimientos adecuados”. Piaget ya
planteaba esto cuando decía “la estructura puede ser el resultado de un funcionamiento, pero este
funcionamiento supone estructuras preexistentes”.

Un aspecto con frecuencia ignorado al abordar los trabajos de Piaget y colaboradores sobre el
desarrollo cognitivo es que cuando se refieren a los esquemas, los mismos son tan cognitivos como
afectivos. Si bien el objeto de su programa de investigación era la construcción del conocimiento,
Piaget destacó que los “elementos cognitivos y elementos afectivos se interpenetran estrechamente
en las más variadas situaciones”. Afecto y cognición están entrecruzados, por lo que no puede
pensarse en su funcionamiento por separado. A modo de ejemplo, el conflicto cognitivo estaría
asociado con emociones de valencia negativa, mientras que el logro de una solución para un
problema estaría acompañado por emociones de valencia positiva. A su vez, la intensidad de las
emociones sería proporcional a la gravedad del conflicto o la dificultad del problema resuelto.
Puesto que las más tempranas experiencias marcan el comienzo de la esquematización, el conjunto
de esquemas cognitivos y afectivos configuran el carácter de cada individuo. El sistema cognitivo
tiende al equilibrio, en lo que constituye un proceso dinámico y constante llamado equilibración. Se
diferencian tres tipos de equilibrio: a) entre el sujeto y el objeto, que forma esquemas, b) entre
esquemas, que da lugar a coordinaciones, y c) entre esquemas coordinados, que configura el sistema
cognitivo. Lo que moviliza los mecanismos de equilibración son las perturbaciones. Piaget afirma
que el efecto de los fenómenos externos o internos es perturbador en la medida en que el sujeto
tome conciencia de ellos. Una perturbación desestabiliza la organización del sistema cognitivo y
genera un funcionamiento desadaptativo, es decir, altera la relación con el medio. Si se diera el caso
de que un determinado esquema se mostrara particularmente rígido, es decir, escasamente
susceptible a la acomodación, el predominio relativo de la función asimiladora del esquema
produciría una deformación de la realidad. Este proceso, si bien no se relaciona con la rigidez del
esquema, sino con las necesidades emocionales propias de la etapa del ciclo vital, se observa en el
juego simbólico de los niños. Cuando los niños utilizan objetos como si fueran otros distintos,
desempeñan roles que son propios de los adultos, o roles que son fantásticos, el proceso cognitivo
en cuestión es la asimilación deformadora (egocéntrica) de la realidad por medio de sus esquemas.
Ante una perturbación, el sistema cognitivo puede operar promoviendo la evitación del factor
perturbador o intentando neutralizarla (conducta alfa). También puede compensar la perturbación
mediante alguna solución de compromiso (conducta beta). La tercera alternativa consiste en integrar
la perturbación a su estructura, lo que genera una reestructuración cognitiva (conducta gama). El
nuevo equilibrio entre asimilación y acomodación permite la transformación del esquema. Es este
último mecanismo el que da lugar a lo que Piaget denominaba equilibración maximizadora, que es
la que promueve el cambio en el sistema y por lo tanto el desarrollo cognitivo. 
Resulta innegable, según demuestra la experiencia, que, al momento de interpretar la realidad, cada
sujeto puede dar una interpretación distinta de la misma, en función de sus esquemas de
asimilación. Esto se relaciona con el egocentrismo: un centramiento sobre el propio punto de vista,
o un pensamiento centralizado en elementos típicos que responden a la experiencia vivida por el
individuo. Este egocentrismo en el pensamiento, y la asimilación deformadora, son característicos
del pensamiento preoperatorio. Para los propósitos de este trabajo, sólo resulta pertinente reseñar las
características que Piaget identificó en el pensamiento de niños de entre 2 y 6 años
aproximadamente. El mismo caracteriza por su egocentrismo, y, en consecuencia, por su carácter
prelógico. Tal como ya vimos, Piaget sostenía que la psicogénesis, o construcción progresiva de las
estructuras del conocimiento, es un proceso de descentramiento. A partir de un máximo
egocentrismo se va produciendo un descentramiento creciente. La incapacidad de disociar el
razonamiento del contenido que le confiere la experiencia personal (egocentrismo) imprime al
pensamiento su carácter prelógico. El razonamiento en esta etapa es transductivo, procede por
analogía de un caso particular previo, a un caso particular actual, en función de alguna variable o
rasgo significativo seleccionado por el sujeto, a partir de su propia experiencia individual. Es así
que la asimilación a sus esquemas suele ser deformadora, y el objeto no ser, en realidad, lo que el
sujeto cree que es. La falta de lógica, en el sentido estricto del término, se manifiesta en una
interpretación mágica del mundo. Se observan fenómenos como el animismo (creencia de que los
objetos inertes tienen vida o están dotados de intencionalidad), artificialismo (creencia de que los
elementos y fenómenos naturales son producto de la acción intencional de algún agente), finalismo
(creencia de que todos los elementos del mundo natural tienen un propósito que cumplir que
justifica su existencia), fenomenismo (creencia de que dos hechos se relacionan entre sí sólo porque
ocurren contingentemente), y otros. En este punto, cabe recordar la diferencia entre lo que implica
la lógica del adulto y lo que Piaget llamaba la lógica del error. El adulto cuenta con la capacidad de
razonar lógicamente, de manera que desde su perspectiva adultomórfica, el pensamiento de los
niños suele ser erróneo. Sin embargo, esos “errores” se repiten sistemáticamente en cada niño de un
mismo nivel de desarrollo cognitivo. De esta forma, existe una “lógica” subyacente a esos errores,
que es distinta de la lógica (propiamente dicha) de los adultos. Esta lógica del error se refiere,
entonces, a las características del funcionamiento cognitivo de los niños con un nivel evolutivo
dado, y que los lleva a interpretar el mundo con un sesgo determinado.

Podemos decir desde el punto educativo de Piaget no se consideraba así mismo un pedagogo; sin
embargo su teoría proporciona un modelo de como se forman los conocimientos y como se produce
la formación de las estructuras conceptuales, que puede ser aprovechada para desarrollar la
pedagogía que se adapta a las necesidades y posibilidades de compresión de los individuos en las
diferentes edades, donde es una obra desencadena una gran cantidad de trabajos y experiencias
que revolucionan el mundo de la educación.

Un pensamiento egocéntrico, que deforma la realidad asimilándola a esquemas cognitivos


excesivamente idiosincrásicos, no puede ser adaptativo más que durante un breve lapso. La
interacción del sujeto con las exigencias del medio externo da lugar a perturbaciones que provocan
desequilibrios, y movilizan los mecanismos que promueven la equilibración. Estas presiones del
entorno cambian conforme los individuos crecen y se desarrollan. Si ese cambio ocurre sin el
correlato de una modificación en los esquemas, no hay adaptación posible del individuo al medio
que lo rodea.
El pensamiento intuitivo se basa en la configuración perceptiva de la situación actual. Piaget
diferencia un pensamiento intuitivo simple, que luego es reemplazado por otro articulado. En el
pensamiento intuitivo simple, el sujeto se centra en una única variable de un proceso externo (lo que
resulta insuficiente para resolver lógicamente el problema que se presenta). El pensamiento
intuitivo articulado, por el contrario, considera dos variables distintas, pero sólo puede hacerlo
alternativamente (lo que tampoco permite resolver problemas lógicamente, ya que se requiere la
coordinación de variables que da lugar a la reversibilidad). Lo notable de estas dificultades es que
se deben a que el sujeto no puede “desprenderse” de lo que percibe. Este tipo de problemas, que
requieren de la lógica, pueden ser resueltos por los niños cuando logran un pensamiento operatorio
concreto, alrededor de los 6 años. 
Las adquisiciones de cada estadio del desarrollo cognitivo no desaparecen conforme el mismo
avanza, sino que se integran en estructuras que las trascienden en su potencial adaptativo. Esto
explica que, en ciertas condiciones, un adulto pueda pensar preoperatoriamente. En general los
niños comienzan a operar –según Piaget- alrededor de los 6 años. Una operación es una acción
interiorizada y reversible, coordinada en un sistema de conjunto, común a todos los sujetos de un
mismo nivel mental, que interviene en razonamientos individuales, así como en intercambios
sociales. Las operaciones a esta edad, y hasta los 12 años aproximadamente, son concretas, en el
sentido de que requieren la referencia a objetos o situaciones particulares, con preferencia
conocidas. En este período, los niños, por lo general, no pueden razonar “en abstracto”. Lo que se
observa es una subordinación de lo posible a lo real. Esta limitación no impide que el pensamiento
sea lógico, ya que los esquemas del período preoperatorio se encuentran lo suficientemente
consolidados y coordinados entre sí, como para funcionar según las reglas de la lógica. 
El potencial adaptativo de la lógica concreta resulta suficiente para que muchas personas puedan
desenvolverse en su vida cotidiana sin mayores dificultades, pero puede resultar limitante cuando se
trata de superar las condiciones actuales de una situación determinada, o enfrentar problemas
abstractos complejos. De modo que no es éste el nivel de máxima estabilidad que puede lograr el
sistema cognitivo humano. El nivel de mayor descentramiento que puede lograr un individuo es el
que Piaget denomina operatorio formal. Si se caracteriza el proceso de psicogénesis en función del
descentramiento, se obtiene que el mismo se da primero respecto del propio cuerpo y los objetos
percibidos y manipulados, luego respecto del propio punto de vista y la percepción de los objetos, a
continuación, respecto de la referencia a dichos objetos, y finalmente respecto de todo contenido, o
podría decirse que el razonamiento mismo se vuelve objeto de un razonamiento de segundo orden.
Así se adquiere la lógica formal, abstracta, aunque en la práctica casi siempre se razone sobre
aspectos concretos del mundo que nos rodea. En este estadio, el razonamiento pasa a ser hipotético-
deductivo. Los adolescentes pueden razonar lógicamente sobre proposiciones verbales (lo que se
llama lógica proposicional), y esto les permite subordinar lo real a lo posible. 2

La importancia de la teoría de Piaget, conocida como teoría de desarrollo cognitivo, esta


directamente vinculada con el desarrollo cognitivo de los niños, y es que gracias a esta teoría, el
2
http://intersecciones.psi.uba.ar/index.php?option=com_content&view=article&id=349:el-concepto-de-
esquema-en-la-teoria-psicogenetica-de-piaget-y-la-terapia-cognitiva-de-
beck&catid=15:actualidad&Itemid=1 12Agosto2021 09:11
ser humano puedo comprender los esquemas de aprendizaje a los que se somete un individuo desde
su infancia, siendo realmente útil en la actualidad dentro de la docencia, ya que esta a su vez
puede detectar problemas cognitivos en la infancia, pudiendo así determinar estrategias que
faciliten y promuevan a tiempo un mejor desarrollo intelectual.

CONCLUSIÓN
Esta teoría de Piaget nos permite reconocer el proceso de como los niños desarrollan capacidades
cognitivas de aprendizaje, no obstante dicha teoría influye a la gran escala en la formación
profesional actual, ya que permite comprender los esquemas mentales del individuo y de como
estos puedan llevar a cabo dicha teoría en el ámbito de la educación, así como también podemos
señalar que los “códigos” de moralidad que se establecen desde pequeños según la teoría menciona
pueden contribuir de la manera que se haga un orden y la coherencia de un sujeto en su ámbito
profesional y de como este se desenvuelve en la vida cotidiana.

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