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10 Estrategias de Satanás
10 Estrategias de Satanás
9 estrategias de Satanás.
“Para que Sataná s no tome ventaja sobre nosotros, pues no ignoramos sus planes.” (2
Corintios 2:11).
Uno de los hechos má s alarmantes acerca de la vida es que todos los seres humanos
tenemos un enemigo sobrenatural cuyo objetivo es usar el dolor y el placer para hacernos
ciegos, y miserables… para siempre. La Biblia lo llama “el diablo y Sataná s, el cual engañ a
al mundo entero… el acusador” (Apocalipsis 12:9-10); “el príncipe de este mundo” (Juan
12:31); y “el dios de este siglo” (2 Corintios 4:4).
É l es nuestro “adversario [que] anda al acecho como leó n rugiente, buscando a quién
devorar” (1 Pedro 5:8). Sin embargo, todo el mundo voluntariamente “sigue el príncipe de
la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia” (Efesios
2:2). En su mayor éxito, sus sú bditos sin darse cuenta marchan a la destrucció n, y él se
lleva a tantos como pueda.
La “buena batalla” (1 Timoteo 1:18) incluye la resistencia diaria ante este enemigo (1
Pedro 5:9; Santiago 4:7), la negació n diaria de darle cualquier oportunidad (Efesios 4:27),
y la lucha diaria en contra de sus maquinaciones (Efesios 6:11).
Así que, evidentemente, Dios ve el papel continuo de Sataná s como esencial para sus
propó sitos en el mundo, ya que, si Dios hubiera querido, Sataná s sería arrojado al lago de
fuego ahora, en lugar de al final de los tiempos. “Y el diablo que los engañ aba fue arrojado
al lago de fuego y azufre… y será n atormentados día y noche por los siglos de los siglos”
(Apocalipsis 20:10). Su derrota completa se acerca y es segura. Pero no todavía.
El propósito de Dios.
Dios tiene la intenció n de que parte de nuestra preparació n para el cielo sea una vida de
guerra contra el infierno. É l lo llama una “buena milicia” (1 Timoteo 1:18) y una “buena
batalla” (1 Timoteo 6:12). Es buena no porque nos puedan matar (¡que podría ocurrir!
[Apocalipsis 2:10]), sino porque estas luchas refinan el oro de nuestra fe (1 Pedro 1:7), en
la vida y la muerte.
É l ve detrá s de las líneas enemigas y sabe exactamente las estrategias que se utilizan
contra nosotros. Nos ha escrito un manual de tiempos de guerra “para que Sataná s no
tome ventaja sobre nosotros”. La razó n de esto es: “pues no ignoramos sus
maquinaciones” (2 Corintios 2:11).
É l “adiestra sus manos para la guerra, y sus dedos para la batalla” (Salmo 144:1).
“El dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca
la luz del evangelio de la gloria de Cristo” (2 Corintios 4:4). Así que no solo habla lo que es
falso; sino que esconde lo que es verdadero. É l nos impide ver el tesoro del evangelio.
En 2 Corintios 11:13-15 Pablo dice que algunas personas se está n haciendo pasar por
cristianas y no lo son. Se explica así: “Pues aun Sataná s se disfraza como á ngel de luz. Por
tanto, no es de sorprender que sus servidores también se disfracen como servidores de
justicia”.
En otras palabras, Sataná s tiene sirvientes que profesan verdad disfrazada para unirse a la
iglesia, y desde el interior enseñ ar lo que Pablo llama “doctrinas de demonios” (1 Timoteo
4:1). Jesú s dice que son como lobos con piel de oveja (Mateo 7:15). Hechos 20:30 dice que
no perdonan al rebañ o sino que alejan a la gente para destrucció n. Sin el don de
discernimiento de Dios (Filipenses 1:9), nuestra fe será alejada de la verdad.
4. Satanás hace señales y maravillas.
Mateo 24:24 “Porque se levantará n falsos Cristos y falsos profetas, y mostrará n grandes
señ ales y prodigios, para así engañ ar, de ser posible, aun a los escogidos”.
“Señ or, Señ or, ¿no hicimos muchos milagros en tu nombre?”. A lo que Jesú s les
responderá : “Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad” (Mateo 7:22-23). El
problema no era que las señ ales y maravillas no fueran reales, sino que estaban al servicio
del pecado.
Esto es lo que hizo sin éxito con Jesú s en el desierto; quería que abandonara el camino del
sufrimiento y obediencia (Mateo 4:1-11). Esto es lo que hizo con éxito en Judas en las
ú ltimas horas de la vida de Jesú s (Lucas 22:3-6). Y en 2 Corintios 11:3, Pablo advierte en
contra de esto a todos los creyentes: “Pero temo que, así como la serpiente con su astucia
engañ ó a Eva, vuestras mentes sean desviadas de la sencillez y pureza de la devoció n a
Cristo”.
Jesú s contó la pará bola del sembrador en Marcos 4:1-9. En ella, la semilla de la palabra de
Dios se siembra, y algunas semillas caen en el camino y las aves rá pidamente las toman. Se
explica en el verso 15: “Viene Sataná s y se lleva la palabra que se ha sembrado en ellos”.
Sataná s arrebata la palabra porque odia la fe que produce la palabra (Romanos 10:17).
Pablo expresa su preocupació n por la fe de los tesalonicenses así: “Por eso también yo,
cuando ya no pude soportar má s, envié para informarme de vuestra fe, por temor a que el
tentador os hubiera tentado y que nuestro trabajo resultara en vano” (1 Tesalonicenses
3:5). Pablo sabía que el designio de Sataná s era ahogar la fe de las personas que han oído
la palabra de Dios.
7. Satanás es un homicida.
Jesú s dijo a los que estaban planeando matarlo: “Sois de vuestro padre el diablo y queréis
hacer los deseos de vuestro padre. É l fue un homicida desde el principio, y no se ha
mantenido en la verdad” (Juan 8:44). Juan dice: “No como Caín, que era del maligno, y
mató a su hermano” (1 Juan 3:12). Jesú s le dijo a la iglesia sin mancha en Esmirna: “He
aquí, el diablo echará a algunos de vosotros en la cá rcel… Sé fiel hasta la muerte, y yo te
daré la corona de la vida (Apocalipsis 2:10).
Cristo vino al mundo para que tengamos vida y la tengamos en abundancia (Juan 10:10).
Sataná s viene para deshacer la vida dondequiera que puede y al final hacerla eternamente
miserable.
Apocalipsis 12:10 dice: “Y oí una gran voz en el cielo, que decía: Ahora ha venido la
salvació n, el poder y el reino de nuestro Dios y la autoridad de su Cristo, porque el
acusador de nuestros hermanos, el que los acusa delante de nuestro Dios día y noche, ha
sido arrojado”. La derrota de Sataná s es segura. Pero sus acusaciones no han cesado.
Es lo mismo con nosotros como lo fue con Job. Sataná s le dice a Dios sobre nosotros: “En
realidad no te aman; aman tus beneficios”. “Extiende ahora tu mano y toca todo lo que
tiene, verá s si no blasfeman contra ti” (Job 1:11). “Su fe no es real”, dice Sataná s. É l nos
acusa delante de Dios, como lo hizo con Job. Pero es una cosa gloriosa que los seguidores
de Jesú s tienen un abogado que “vive perpetuamente para interceder por ellos” (Hebreos
7:25).
Conclusión
El camino a la victoria en esta guerra es aferrarse a Cristo, que ya ha dado el golpe
decisivo.
1 Juan 3:8: “El Hijo de Dios se manifestó con este propó sito: para destruir las obras del
diablo”.
Hebreos 2:14: “El igualmente participó también de lo mismo, para anular mediante la
muerte el poder de aquel que tenía el poder de la muerte, es decir, el diablo”.
Colosenses 2:15: “Y habiendo despojado a los poderes y autoridades, hizo de ellos un
espectá culo pú blico, triunfando sobre ellos por medio de É l”.
Marcos 3:27: “Pero nadie puede entrar en la casa de un hombre fuerte y saquear sus
bienes si primero no lo ata; entonces podrá saquear su casa”.
Apocalipsis 20:10 dice que un día la guerra habrá terminado: “Y el diablo… [Será ] arrojado
al lago de fuego y azufre… y será atormentado día y noche por los siglos de los siglos”
Mateo 8:29; 25:41
Santiago dice: “Resistid al diablo, y huirá de vosotros” (Santiago 4:7). ¿Có mo hacemos eso?
Aquí es có mo lo hicieron de acuerdo a Apocalipsis 12:11: “Ellos lo vencieron por medio de
la sangre del Cordero y por la palabra del testimonio de ellos, y no amaron sus vidas,
llegando hasta sufrir la muerte”. Se abrazaron al triunfo de Cristo en su sangre. Hablaron la
verdad en la fe. No temieron la muerte. Y triunfaron.
El Nuevo Testamento pone la oració n como el acompañ amiento crucial de cada batalla.
“Tomad también el YELMO DE LA SALVACION, y la espada del Espíritu que es la palabra de
Dios. Con toda oració n y sú plica orad en todo tiempo en el Espíritu” (Efesios 6:17-18).
A medida que el final de esta era se acerca, y Sataná s incrementa su rabia, Jesú s nos llama
a la oració n en tiempos de guerra: “Mas velad en todo tiempo, orando para que tengá is
fuerza para escapar de todas estas cosas que está n por suceder, y podá is estar en pie
delante del Hijo del Hombre” (Lucas 21:36). Del mismo modo, Pedro hace un llamado
urgente a la oració n en el fin de los tiempos: “Mas el fin de todas las cosas se acerca; sed
pues prudentes y de espíritu sobrio para la oració n” (1 Pedro 4:7).
Jesú s Le dijo a Pedro en Lucas 22:31-32: “Sataná s os ha reclamado para zarandearos como
a trigo; pero yo he rogado por ti para que tu fe no falle”.
Jesú s nos enseñ ó a hacer de la oració n un arma diaria para la protecció n en general: “No
nos metas en tentació n, mas líbranos del mal” (Mateo 6:13). Es decir, que nos libre de la
tentació n del maligno.
(Efesios 2:2) (1 Pedro 5:9). (2 Timoteo 2:3), (1 Timoteo 1:18). (Salmo 144:1).