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Dos lecciones para la vida, las mismas que se desprenden del siguiente pasaje: 3: 1 al 13.
El tiempo es un recurso dado por Dios a los humanos, es nuestro deber administrarlo correctamente, ¿por
qué? Porque somos administradores de los recursos del Padre y algún día daremos cuenta de nuestra
mayordomía (Mateo 25:14-30).
El tiempo es una oportunidad para crecer, desarrollarse, trabajar, prosperar; pero esto sólo será posible
para quienes aprovechan bien el tiempo, no para los holgazanes que desperdician la oportunidad de ser
mejores cada día. Pero una cosa es cierta, Dios no malgasta oportunidades, “si tú no aprecias el tiempo que
Él te da entonces se lo brinda a otro más interesado que tú”.
El tiempo es una bendición universal ––todos tienen 24 horas al día, 1.440 minutos, 86.400 segundos––,
pero no todos ocupan esa bendición de la misma manera, algunos lo hacen para bien otros para mal, pero la
cantidad de tiempo es el mismo para todos: “Pues Él hace que su sol salga sobre malos y buenos, y manda la
lluvia sobre justos e injustos” Mateo 5:45.
La vida no se detiene, tiene etapas que van y vienen en un ciclo interminable, entender esto es crucial
porque nos permitirá navegar por las diferentes estaciones de la existencia humana. Por eso el
maestro/predicador dijo que “todo tiene su tiempo”. Ejemplo: No te la puedes pasar todo el tiempo de luto,
aunque duela la muerte de un ser querido la vida sigue y el luto debe dejarse para dar paso a la alegría, pero
todo en su momento. Así mismo no te la puedes pasar todo el tiempo riendo aunque esto sea agradable, habrá
momentos de tristeza, es parte de la vida…, todo en su tiempo. Procura no quedarte mucho en ciertas
estaciones porque la vida te pasará de largo.
Cada cosa en su lugar, cada acción en su momento, cada hecho en su propio espacio; reconocer esto nos
permitirá vivir la vida de manera ordenada, y el orden es un buen conductor hacia el éxito.
Dos pasajes bíblicos que deberíamos practicar: 1) Efesios 5:16, “aprovechando bien el tiempo, porque los
días son malos”. 2) Colosenses 4:5, “andad sabiamente para con los de afuera, redimiendo el tiempo”.
B. Segunda Lección (vv. 9-15): “DIOS ESTÁ EN CONTROL”.
La segunda parte de este pasaje pareciera no tener nada en común con los anteriores ocho versículos, pero no es así,
en realidad están muy conectados. Los versículos 9 hasta el 15 hablan de un gran tema que se toca una y otra vez a lo
largo del libro: “Dios está en control de todo”, inclusive de nuestro tiempo. Entender esto nos ayudará a vivir la vida
de manera tranquila, sin sobresaltos, ¿por qué temer si Él está a cargo de nuestra vida?
Leamos los versículos en cuestión y veamos cómo se entrelazan con esta segunda enseñanza.
Vv. 9-10. La pregunta planteada en el verso 9 es retórica y encierra una respuesta en sí misma la cual se
complementa en el verso 10. Eclesiastés nos dice: “No te afanes en trabajar tanto, no te compliques la vida,
no te aceleres, ¿no lo ves? Dios está en control, no tú”. Sin embargo esto no quiere decir que no debamos
trabajar, todos tenemos que hacerlo, es el designio de Dios para los humanos (ganarse el pan con el sudor de
nuestra frente) pero debe hacerse con equilibrio: No todo es trabajo y no todo es descanso.
V. 11. En este verso el maestro/predicador nos dice que Dios lo hizo todo bien, ¡toda su creación es hermosa
y funcional! También nos dice que Dios le dio al ser humano la capacidad de entender el pasado, vivir el
presente y de alguna manera pronosticar el futuro, aunque hay muchas cosas que jamás entenderemos lo cual
es una clara afirmación de que el hombre es finito, en comparación con la Omnipotencia, Omnisciencia y
Sempiterna presencia de Dios.
Vv. 12-15. Estos últimos versículos encierran grandes verdades que están ligadas con la enseñanza de “Dios
está en control”. El maestro/predicador nos dice que Dios es el Creador, nosotros las criaturas y lo mejor que
podemos hacer es disfrutar de la vida en un sano equilibrio, sin excesos ni carencias. Hacer esto ––disfrutar
la vida–– es un acto de reconocimiento hacia Dios, es gritar a los cuatro vientos que el Dios de la vida es un
ser dadivoso.
Por ultimo, si bien la vida está en manos de Dios ésta puede modificarse si nosotros modificamos nuestros
hábitos, pero hay cosas que por más que queramos ––oremos, declaremos o hagamos––, sencillamente no
cambiarán porque Él, en su soberana voluntad, así lo ha determinado. Aceptar esto es comprender nuestro
puesto en la creación, somos hombres y no dioses. Por tanto, entender que hay cosas que jamás cambiaran no
debe ser motivo de frustración, sino de descanso porque a fin de cuentas…, ¡DIOS ESTÁ EN CONTROL!
Conclusión.
Administrar sabiamente nuestro tiempo y creer que Dios está en control nos ayudará a vivir más felices, más
relajados, sin estrés; caminaremos por la vida “livianitos” porque la carga del tiempo y del control han sido diferidas
a Dios.
Salmos 90:12
Nueva Traducción Viviente
12
Enséñanos a entender la brevedad de la vida,
para que crezcamos en sabiduría.