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Guía de trabajo

Competencia procedimental: aplicar las reglas ortográficas en un texto

1. Lee cuidadosamente el texto, coloque las tildes donde corresponda.

“Era bella, elastica, con una piel tierna del color del pan y los ojos de almendras verdes, y
tenia el cabello liso y negro y largo hasta la espalda, y una aura de antigüedad que lo mismo
podia ser de Indonesia que de los Andes. Estaba vestida con un gusto sutil: chaqueta de
lince, blusa de seda natural con flores muy tenues, pantalones de lino crudo, y unos zapatos
lineales del color de las buganvilias. «Esta es la mujer mas bella que he visto en mi vida»,
pense, cuando la vi pasar con sus sigilosos trancos de leona, mientras yo hacia la cola para
abordar el avion de Nueva York en el aeropuerto Charles de Gaulle de Paris. Fue una
aparición sobrenatural que existio solo un instante y desaparecio en la muchedumbre del
vestibulo.” (García, M., 1982, Doce cuentos peregrinos, p. 26)

2. Clasifique las siguientes abreviaturas en sus categorías, según corresponda:

Cdad.   etc.  
cód.   izqda.  
cta. cte.   Ltdo.  
dto.   pág.  
Dir.   párr.  

3. Convierta a femenino las siguientes abreviaturas:

Rvdo.   Ing.  
Gdor.   Hno.  

4. Corrija las siguientes abreviaturas (si aplica) escribiendo la forma correcta frente a cada
una de ellas.
Tome en cuenta las normas de puntuación y acentuación:

E.tc.   cia.  
Doc.   arq.  
c.f.s.   A / f.  

5. Indique la forma plural de las siguientes abreviaturas:

admor.   doc.  
Abgdo.   Srta.  

6. En el siguiente texto Coloque las comas (,) y punto(.) donde corresponda

“Era un dato decisivo porque temí que fuera una mujer inolvidable cuyo nombre verdadero
no supe jamás que usaba un anillo igual en el índice derecho lo cual era más insólito aún en
aquel tiempo La había conocido treinta y cuatro años antes en Viena comiendo salchichas
con papas hervidas y bebiendo cerveza de barril en una taberna de estudiantes latinos Yo
había llegado de Roma esa mañana y aún recuerdo mi impresión inmediata por su
espléndida pechuga de soprano sus lánguidas colas de zorros en el cuello del abrigo y aquel
anillo egipcio en forma de serpiente Me pareció que era la única austríaca en el largo mesón
de madera por el castellano primario que hablaba sin respirar con un acento de quincallería
Pero no había nacido en Colombia y se había ido a Austria entre las dos guerras, si niña a
estudiar música y canto En aquel momento andaba por los treinta años mal llevados pues
nunca debió ser bella y había empezado a envejecer antes de tiempo Pero en cambio era un
ser humano encantador. Y también uno de los más temibles” (García, M., 1980, Doce
cuentos peregrinos, p. 29)

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