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PROVIDENCIA
ORACIÓN
¡Oh Dios y Señor nuestro! Uno en la esencia, trino en la persona,
cuya potencia, sabiduría y santidad no son como las del hombre, débil,
ciego y arrastrado de sus pasiones, ¡cuán grande sois, en todos vuestros
atributos, y cuán admirable es, sobre todo el de vuestra Divina
Providencia!, ella se extiende a todo lo que existe en el universo porque
todo él, así como las criaturas todas están a Vos sujetas y dependen de
vuestra Santísima mano. Sí Padre amantísimo, nuestro Creador de nuestras
almas, y de nuestros cuerpos, Autor de la religión que profesamos y de la
sociedad en que vivimos: nosotros reconocemos y confesamos con toda la
sinceridad de nuestro corazón que vuestra providencia vela sin cesar sobre
nosotros y que en vuestras paternales manos están perpetuamente nuestras
suertes. Ella se apodera de nosotros, oye todas nuestras palabras, mira
todos nuestros movimientos, está presente a todos nuestros proyectos y
observa hasta nuestros deseos. Un cabello no cae de nuestra cabeza sin
vuestra voluntad, así como de ella el más mínimo grano de arena no rueda a
la orilla del mar. ¿A quién pues, debemos acudir en todas nuestras
necesidades, aflicciones y peligros sino a Vos Señor infinitamente sabio,
bueno y poderoso? ¿En qué otro sino en el de Vuestra paternal Providencia
descansará el hombre combatido por las tentaciones, afligido por el dolor,
atribulado por la desgracia, oprimido de la miseria, abandonado de sus
semejantes y aún moribundo que pisa ya las sombras de la eternidad? ¿A
quién recurrirá por remedio, por consuelo, por seguridad, si no a esa
sabiduría infinita que todo lo gobierna, esa bondad suprema que todo lo
dirige, a esa omnipotencia sin límite que todo lo obra? A esa Divina
Providencia que rige y lleva todas las cosas a su fin, recurrimos humildes y
confiados, porque reconocemos que no hay criatura alguna que no lo esté
sujeta, ya lo quiera y ya lo temiera y locamente se resista. A ella
recurrimos, porque solo descansando con humildad y confianza en sus
sabias disposiciones, no será posible hallar la tranquilidad en medio de las
tempestuosas olas del mar agitado de este mundo que por todas partes nos
asaltan y combaten. Creyendo como creemos que la Providencia vela sobre
las necesidades de nuestra alma y de nuestro cuerpo, nos acogemos a ella
por los auxilios que nos son indispensables para nuestro provecho espiritual
y sustento corporal integrados igualmente en el bien de la Iglesia nuestra y
en la felicidad del estado a que pertenecemos, imploramos también vuestra
protección, porque respecto de la primera tenemos por garantía la promesa
del que ofreció estar en su compañía hasta la consumación de los siglos y
porque a pesar de la incredulidad e irreligión convencidos estamos de que
la política del cielo es la que dirige a sus altos fines los sucesos de las
naciones, los errores o aciertos de los gobiernos. Firmes por lo tanto en esta
creencia consoladora y que cual suave bálsamo cura todas nuestras llagas,
reanima nuestra abatidas fuerzas y tranquiliza nuestras aflicciones y
congojas, confesamos oh Dios y Señor nuestro, vuestra infinita, santísima y
poderosa Providencia y con dulces lágrimas animadas de una viva fe, de
una firme esperanza, del más ardiente amor y humilde reconocimiento a los
innumerables beneficios hasta ahora recibidos de vuestra liberalísima mano
que actualmente recibimos y que esperamos recibir toda la eternidad,
entonamos como muestra de nuestra gratitud, aquel cántico del real profeta
que desea nuestra fe sea siempre la mediación de nuestras almas y la
perpetua oración de nuestros labios. Mientras yo me deje gobernar por mi
supremo Señor nada me faltará. Los desiertos más áridos serán para mi
amenísimos y muy fecundos pastos; la sombra terrible de la muerte me
verá constante e intrépido si yo tengo a mi lado esta amable Providencia,
sea vara con la que me guíe o bastón con que me hiera el pensar solo en
ella dejará siempre en mí la misma alegría de mi espíritu. Porque estoy
seguro que de un momento a otro su misericordia me asista y dirija mis
pasos al camino de la gloria. Amén.
ORACIÓN
¡Oh Dios cuya Providencia nunca se engaña ni yerra en sus
disposiciones!, humildemente te pedimos aparte de nosotros todo lo que
pueda perjudicar y nos des cuanto nos sea provechoso. Por Jesucristo,
Señor nuestro. Amén.
-Se rezan tres Ave Marías saludando a la Santísima Virgen hija del
Padre, madre del Hijo, esposa del Espíritu Santo, templo purísimo de la
beatísima Trinidad y se ofrecerán en la siguiente:
ORACIÓN
Suplicámoste, Señor, que por la intercesión de la bienaventurada
siempre Virgen María, te dignes defender a esta familia de toda adversidad
y protegerla propicio de las asechanzas de los enemigos, como te lo ruega
postrada de todo corazón ante tu divina presencia. Por Jesucristo nuestro
Señor. Amén.
ORACIÓN
Concédenos, Dios Omnipotente, que la intercesión de la
Bienaventurada Virgen María, Madre de Dios y la de todos los santos
apóstoles, mártires, confesores, vírgenes y demás escogidos tuyos, nos
llene perpetuamente de alegría para que al mismo tiempo que recordemos
sus virtudes, experimentemos sus patrocinios. Por el mismo Jesucristo
nuestro Señor. Amén.
Cristo óyenos
Cristo escúchanos
San Miguel
San Gabriel
San Rafael.
Todos los santos ángeles y arcángeles
Todos los santos coros de los bienaventurados espíritus
San Pedro
San Pablo
San Mateo
San Simón
Santiago
San Tadeo
San Juan
San Matías
Santo Tomás
San Bernabé
San Felipe
San Lucas
San Bartolomé
San Marcos Evangelista
San Esteban
San Lorenzo
San Vicente
Santos Fabián y Sebastián
Santos Cosme y Damián
Santos Juan y Pablo
Santos Gervasio y Protasio
Todos los Santos mártires
San Silvestre
San Gregorio
San Ambrosio
San Jerónimo
San Martín
San Nicolás
Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo, perdónanos Señor
Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo, óyenos Señor
Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo, ten misericordia de
nosotros.
Kyrie eleison
Criste eleison
Kyrie eleison
Amén.