La posición a favor de esta sentencia descansa en tres funciones
principales: preventiva, económica y punitiva. El primer argumento, preventivo, se basa en la teoría de la disuasión. Desde esta perspectiva, la pena de muerte serviría para disuadir a los infractores de cometer delitos que resulten en la muerte de otros. Además, serviría de ejemplo para aquellos con tendencias criminales.
En segundo lugar, otro argumento a favor de la pena de muerte es
económico. Este argumento sugiere que el costo de cumplir con esta sentencia es menor que el de otras, por ejemplo, señalan que poner fin a la vida de un delincuente es menos costoso para el estado que otras sentencias alternativas, como la cadena perpetua.
El tercer argumento es filosófico y corresponde a un enfoque
punitivo. Desde esta perspectiva, las condenas son castigos que se imponen por hechos delictivos. En consecuencia, la pena de muerte representa una retribución a la sociedad por el daño causado por la comisión de un delito. los retribucionistas creen que un criminal debe ser castigado porque se lo merece. En este sentido, la imposición de la pena de muerte al asesino se justifica porque la gravedad de su delito lo haría merecedor de esa pena.