Reglas de Venganza

AJ Quinn – Reglas de Venganza Traducción – Martha Lo 2018
REGLAS DE VENGANZA
(RULES OF REVENGE)
POR AJ QUINN
TRADUCIDO POR: MARTHA LO 2018
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Sinopsis
Hasta que hayas sido empujado más allá de tus límites, no sabrás de lo que es capaz.
Cuando un grupo terrorista derriba tres aviones de pasajeros, la Analista de Amenazas de

la CIA, Jessie Coltrane, se sumerge en un inframundo donde es difícil distinguir a un
amigo de un enemigo. Nada es lo que parece. ¿ Un ejemplo? Darien Troy, la bella pero
mortal agente traída para ayudar a neutralizar la amenaza. Jessie se siente atraída por
Darien. Simplemente no está segura de poder confiar en ella.
Darien nunca retrocedió ante un desafío, pero este de repente es muy personal. A medida
que aumenta el número de cadáveres y salen a la luz los viejos secretos, tendrá que
decidir hasta dónde está dispuesta a llegar.
Porque esta vez, está en juego más que la supervivencia.

CAPÍTULO UNO
Distrito Imam Sahib

Provincia de Kunduz, Afganistán
En las sombras proyectadas por la primera luz del día, la muerte esperaba
pacientemente. Quieta. Silenciosa. Enfocada.
Que ella se encontraba en las remotas tierras tribales del norte de Afganistán cerca de la
frontera con Tayikistán era de poca importancia. Lo que importaba eran las condiciones, y
eran lo más perfectas posibles para el trabajo que tenían entre manos. No había viento, la
temperatura era suave, había visibilidad ilimitada, y las colinas rocosas de la región y los
espesos matorrales proporcionaban una gran cantidad de cobertura natural.
Una zona de muerte perfecta.
Tumbada sobre su vientre, con las piernas abiertas y los pies arqueados hacia abajo,
parcialmente incrustados en el suelo, ella miró a través del visor del rifle. Según sus
cálculos, estaba a 630 metros de su posición actual en la carretera. Pero incluso después
de compensar por la caída de disparos, la deriva del viento y la temperatura ambiente,
sabía que su objetivo estaría dentro del alcance tanto de su habilidad como del arma que
tenía con el toque suave de un amante.
Por solo un instante, ella hizo una pausa. Reevaluó. Pero una mirada final confirmó lo que
ya sabía. Los beneficios de la ubicación que había seleccionado superaban cualquier
riesgo. Ofrecía el mejor punto de observación — una vista sin obstrucciones de la
carretera — y el supresor reduciría el sonido de la explosión del cañón.
Sabía que aún se escucharía un crack balístico, pero no era una preocupación. En el caso
improbable de que alguien más que su objetivo se encontrara cerca, les resultaría casi
imposible determinar de dónde vino el disparo. Y con la bala viajando a tres veces la
velocidad del sonido, su objetivo no escucharía nada antes de que fuera demasiado tarde.
Satisfecha, se instaló para esperar. Permaneciendo alerta por cualquier cosa inesperada,
sus pensamientos volvieron a su objetivo. Un hombre llamado Ivan Fyodor Sakharov.
De acuerdo con la información que había obtenido — información que aumentaba

rutinariamente sin importar quién autorizara el trabajo — el ex oficial del ejército ruso era
un jugador importante en el negocio de comerciar con armas de tipo militar por
heroína. Y había encontrado el lugar perfecto para ejercer su oficio.

Afganistán. Un país conocido por producir aproximadamente 3600 toneladas de opio al

año, casi el 90 por ciento del total mundial.
El opio era cosechado en granjas de todo el país y llevado a fábricas en las remotas
montañas Pamir, donde se convertía en heroína. Grandes cantidades eran luego
transportadas — en camiones, motocicletas e incluso a pie — a Tayikistán, donde un kilo
de heroína de buena calidad podía valer una amplia diversidad de armas, incluidos rifles
de asalto y francotiradores, granadas propulsadas por cohetes, pistolas y
municiones. Incluso los misiles Stinger hechos en Estados Unidos podrían obtenerse por
el precio correcto.
Las armas inevitablemente encontraron su camino en manos de los numerosos grupos

terroristas que proliferaron en todo el mundo, mientras que la heroína se abrió paso en
Rusia, en toda Europa, en el Reino Unido y en Norteamérica.
Era un negocio sucio. Pero fue el ascenso rápido de Sakharov a través de las filas de la
mafia rusa — la Bratva — que había plantado señales en los círculos internacionales. Y
alguien en la cadena de mando de una de las sopas de letras de las agencias de
inteligencia — MI6, CIA, DGSE, NSA — quería que lo neutralizaran.
Se encogió de hombros mentalmente ante el eufemismo clínico y se permitió, aunque

fuera por un momento, preguntarse por la inutilidad del contrato que había aceptado
Porque sabía una verdad ineludible.
Por cada arma o traficante de drogas que desaparecía en las zonas fronterizas sin ley,
había una docena de otros listos para tomar su lugar. Los monstruos eran así. Cada uno
parecía venir con un plan de sucesión ya construido. Y la vida simplemente continuaba
sin titubear.
Pero a pesar de lo que ella veía como inutilidad evidente, se había puesto a su
disposición. Su elección. Siempre fue su elección cuando se trataba de los trabajos que
aceptaba, o cuáles rechazaba. Y sus sentimientos sobre la muerte rara vez estaban
equivocados.
Al aceptar el contrato, sus clientes tenían la certeza de que lo que hiciera se haría de
manera silenciosa y eficiente. Ella fue muy buena en lo que hacía. Nunca había fracasado.
Y se aseguró de que no hubiera ninguna represalia — ninguna consecuencia involuntaria
— de ninguna operación encubierta que asumiera.
En cuanto a sus objetivos? Eran terroristas. Extremistas. Gente que traficaba con drogas y
armas y humanos y ponía vidas inocentes en riesgo. Habían hecho sus propias elecciones.

A medida que pasaban los segundos y los minutos, continuó mirando la carretera cubierta
de polvo. Pero en el calor y el silencio, sin nada que hacer más que esperar, sus
pensamientos giraron en una dirección familiar y fue consciente una vez más de la
cuestionable brújula moral que guiaba su existencia.
No confíes en nadie.
Mata o muere.
Eran los principios que guiaron su vida. Verdades que nunca cuestionó. Sabía que mucha
gente sugeriría que no era una forma cómoda de vivir. Y tal vez tendrían razón. Pero era
la única existencia que había conocido durante mucho tiempo. Más importante aún, a
través de la alerta constante y recordando todas y cada una de las lecciones que le habían
enseñado, había logrado mantenerse con vida.
Los recuerdos de los últimos quince años se filtraron por su mente. Las lecciones
iniciadas por su madre, luego continuadas por otros — los que se habían interesado por
ella a lo largo de los años. Las cosas que había hecho. Los errores que había cometido en
el camino, así como los éxitos.
La furia violenta que una vez la condujo hacía tiempo que se había extinguido. Había
aprendido a canalizarlo e incluso había logrado hacer una especie de paz con el destino
que la había colocado en este sendero. Se enfocaba en mantener las cosas simples y
normalmente no permitía que las emociones dictaran sus acciones.
Ella ya no era la misma persona. Pero en cualquier caso, eso hubiera sido imposible
porque la muerte cambió todo. Y El Cairo y Damasco, Tikrit, Gaza, Tel Aviv, y todos los
lugares y años intermedios habían dejado su huella.
A menudo no estaba segura en qué zona horaria se encontraba — ni siquiera en qué

país. Y viajó con tantos pasaportes diferentes, algunos días su propio nombre sonaba
extraño a sus oídos. Lo que tenía era su trabajo. Su reputación. Un pasado violento, un
presente volátil y seguridad financiera, ya sea que se preocupara por eso o no.
En un momento, pensó que sería suficiente. Hasta hace poco, había sido suficiente.
Pero no fue mucho para mostrar durante veintiocho años de vida. No tenía vida
personal. Sin ataduras, sin familia, sin amantes esperando en cualquier lugar de su
sombría vida. Había menos de un puñado de personas en las que confiaba. Solo uno o dos
que podría incluso llamarlos amigos. Y probablemente explicaba por qué se encontraba

revisando sus opciones con tanta frecuencia últimamente, haciéndole pensar que tal vez se
había quedado en el juego demasiado tiempo.
Su antiguo enlace la etiquetó como espía consumada.
A él le preocupaba que aceptara demasiados trabajos, arriesgándose demasiado. Tal vez

cruzar demasiadas líneas que no deberían cruzarse. Cuando él finalmente habló del tema
antes de que ella se fuera a Afganistán, sabía que esperaba que discutiera. Pero no podía
ver el punto.
Ella ya había descubierto eso, con el tiempo, el trabajo podría robar tu alma y convertirte
en un asesino sin emociones o cerca de quebrarte. Y en algún momento del año pasado,
cuando no había estado percatándose, su capacidad para distanciarse emocionalmente de
su trabajo había empezado a desmoronarse.
La jubilación, supuso, siempre era una opción. Ella era una experta en ser un
fantasma. Podría desaparecer y establecerse de forma anónima en una pequeña isla en
alguna parte. Un lugar lleno de vida y color — verdes exuberantes, azules infinitos y rojos
vibrantes. Un lugar tan diferente como se podía tener del lugar de trabajo que
frecuentemente la tomaba y aún así estar en el mismo planeta. Un lugar donde podría
reinventarse a sí misma y comenzar a reconstruir su vida.
No era como si fuera la primera vez que se le ocurría la idea.
La idea de volverse nativa y vivir en un paraíso tropical inspiró una sonrisa. Pero solo por
un instante, porque la gran pregunta era si las personas que la habían ayudado a crearla y
que utilizaban rutinariamente sus habilidades alguna vez la dejarían retirarse. La gente en
su profesión rara vez lo hacía.
También existía la preocupación adicional de que incluso si lograba alejarse, su propia

necesidad de adrenalina podría hacerla arrastrarse nuevamente a esta vida, como un adicto
en busca de una dosis. ¿Qué pasa si este es el único lugar donde la vida tiene sentido?
¿El único lugar al que perteneces?
Era ese miedo particular que la estaba atormentando ahora, reverberando en su

cabeza. Sin respuestas a la vista, se obligó a cerrar todos los pensamientos extraños y
devolver su enfoque a su misión actual. Ivan Sakharov.
Tomó varias respiraciones, comenzó a repasar una rutina que había pasado muchas veces
antes.

Había aprendido hace mucho tiempo cómo compartimentar, cómo desconectarse de todo
menos de su objetivo, y comenzó el proceso de despejar su mente.
Con la misma lentitud, liberó toda la tensión de su cuerpo y comenzó a reducir su ritmo
cardíaco hasta que fue de cuarenta y cinco latidos por minuto. Buscando el punto inmóvil
hasta que solo existía el susurro del aire sobre la arena y las rocas. Y luego incluso eso
dejó de existir.
Con su cuerpo y su mente en silencio, podría esperar así todo el tiempo que tuviera que
hacerlo. Ninguna otra realidad existió. Todo ahora se reducía al momento justo. La espera
eterna hasta que llegó el momento, seguido por el instante en que el instinto, los reflejos y
el entrenamiento le dijeron que actuara.
Minutos o posiblemente horas más tarde, su paciencia fue recompensada, el silencio

perturbado por el sonido de un vehículo que se acercaba. Como se esperaba, Sajarov
conducía un Jeep abierto, arrojando una nube de polvo al acercarse, su largo cabello rubio
brillaba como un faro. Su postura era relajada y despreocupada.
Sin saber que su destino estaba sellado y le quedaban unos pocos minutos de vida.
Pasó un segundo y luego otro mientras ella tomaba un par de respiraciones profundas y
controladas. Se centró en el único ocupante en el vehículo.
Un último aliento. Y cuando exhaló, apretó suavemente el gatillo.
En la última luz del día, Darien Troy deslizó su bolso en el compartimiento superior y se
hundió en el asiento de gran tamaño cómodamente de primera clase.
Durante los siguientes minutos, escaneó su correo electrónico mientras escuchaba a

medias los sonidos apagados de sus compañeros de viaje mientras abordaban el Boeing de
fuselaje ancho y se acomodaban. Un correo electrónico en particular llamó su
atención. Marcado urgente, venía de Ben. Era breve y al grano, pero entonces Ben rara
vez necesitaba decir más.
Te necesito en París. Lo antes posible.
Si hubiera sido alguien más ...

Pero este era Ben Takahashi. Su primer oficial de caso (*). Su enlace, mentor, madre
sustituta y padre, y el hermano mayor que a veces deseaba tener, todo en uno. Él había
visto por su educación, su entrenamiento, y había salvado su joven y temeraria vida en
más de un par de ocasiones.
Y de alguna manera, cuando ella no estaba al tanto, él se convirtió en mucho más. Se

había deslizado más allá de sus defensas, y en algún punto del camino, forjaron una
amistad — el improbable emparejamiento de un hijo de diplomático convertido en espía
bien conectado y su demasiado joven y apenas controlada protegida.
A ella no le había importado sobrevivir cuando la acogió. Y sin embargo, al final de su

primer año juntos, Darien había descubierto que estaba haciendo algo más que
sobrevivir. Ella había florecido, prosperado bajo su tutela. Desarrollado un aprecio
saludable por la vida. Y con el tiempo, su conexión con Ben le permitió cultivar un brillo
de sofisticación que de otro modo nunca hubiera logrado.
Si nada más, ella se lo debía.
Sin más pensamientos o preguntas, comenzó a escribir rápidamente las teclas que
cambiarían sus planes de vuelo actuales de Afganistán. Minutos después, ya estaba
hecho. Mañana todavía la encontraría en Dubai. Pero Frankfurt, luego Londres y
finalmente París estaban programados en los días siguientes.
Todavía había espacio para afinar sus conexiones. Y tendría que detenerse lo suficiente
para recoger algunas cosas antes de ponerse al día con Ben. Como su motocicleta ... y
algunas armas. Pero cuando todo estuviera hecho, se dirigiría hacia el Barrio Latino.
Allí, en una casa del siglo XVI que nunca parecía encontrar el momento para terminar de
renovar, Ben le explicaría qué era tan urgente que estaba dispuesto a romper la única regla
en la que él sabía que ella insistía. Un mandamiento grabado en piedra que decía que
nunca trabajar en trabajos consecutivos.
Por supuesto, sabía sin preguntar en qué trabajo encontraría a Ben trabajando. Ella había
visto los titulares de los periódicos mientras esperaba su vuelo. Habían visto las horribles
fotos, las consecuencias de los tres aviones de pasajeros simultáneamente derribados en
su aproximación final a Washington, París y Londres.
Quinientas noventa y tres vidas desaparecieron en un abrir y cerrar de ojos.
(*) Oficial de inteligencia que recluta agentes y gestiona sus actividades.

El MI6 (Servicio de Inteligencia Secreto) probablemente jaló a Ben antes de que el polvo
se hubiera asentado. E incluso si no lo hubieran hecho, la CIA habría preguntado por
él. Porque incluso antes de que NTSB (La Junta Nacional de Seguridad del Transporte)
tuviera militares en el lugar, sabía que encontrarían que los misiles Stinger tierra-aire de
Usmade habían sido utilizados para derribar los tres aviones.
Ligeros de transportar y fáciles de operar, los Stingers eran un arma del tipo ‘dispara y
desentiéndete ’ y empleaban un buscador pasivo que no necesitaba instrucciones del
operador después de dispararlo. El operador no necesitaría mantener apuntar al objetivo y
podría desaparecer inmediatamente después de disparar. Eso los hizo perfectos para actos
relámpago de terrorismo. Y completamente letal contra aviones civiles, que no están
equipados con las contramedidas encontradas en aviones militares.
También se sabía que centenares de Stingers seguían desaparecidos del arsenal

suministrado por la CIA a los muyahidines en la guerra soviético-afgana, a pesar de los
intentos de comprar las armas de regreso.
Darien no estaba entusiasmada en estar rodeada con la CIA. Pero sabía que lo que Grace
Lawson quería, Grace Lawson lo conseguía.
Lo que no tenía sentido era por qué Ben y Grace sentirían que necesitaban su especial
experiencia, especialmente tan reciente de lo que sin duda sería una larga investigación.
Ese pensamiento fue perturbador y la dejó con la sensación de inquietud debido a que
demasiadas imágenes del pasado la bombardearon repentinamente.
Apagó su smartphone y cerró los ojos. Había límites en la cantidad de reglas personales
que rompería — incluso por Ben — y las respuestas a sus preguntas tendrían que esperar
hasta que llegara a París.
Después de que la tripulación del vuelo completara los preparativos de última hora,
después de que el piloto hubiera dado la bienvenida a los pasajeros y después de que se
hubiesen emitido instrucciones y advertencias, el avión comenzó a rodar por la pista antes
de cobrar impulso y sumergirse en el cielo nocturno. Cambiando de posición en su
asiento, giró la cabeza y miró por la ventana.
Debajo de ella, Kabul y las montañas Hindu Kush retrocedieron en la oscuridad. Solo
entonces se permitió relajarse.
"¿Todo está bien? ¿Hay algo que pueda traerte?”
Se giró hacia la voz y contempló la encantadora cara sonriente de una azafata.

Devolviéndole la sonrisa por reflejo, negó con la cabeza. "Nada, gracias."

Observando el suave balanceo de las caderas de la azafata mientras se alejaba, sacó su

iPod del bolsillo de su chaqueta. Lo que necesitaba era música, algo anhelante y blues, y
un momento después un saxo gemía suavemente mientras cerraba los ojos.
Estaba cansada y le dio la bienvenida a la fatiga que se apoderaba de ella. Permitió que la
llevara hacia el sueño, donde esperaba que no hubiera lugar para pensamientos
preocupantes o remordimientos.

CAPÍTULO DOS
Aeropuerto Charles de Gaulle

París, Francia
¿ Ahora qué? La pregunta rebotó en la cabeza de Jesslyn Coltrane justo después de una
repentina premonición. Un cosquilleo en la parte posterior de su cuello — su versión de
un sentido arácnido — había enviado una advertencia inesperada. Momentos después, vio
a un colega que entraba al salón de salidas en el que se encontraba.
Pudo haber sido una coincidencia. Pero no fue así. Lo sabía incluso antes de que Garth
Smith se acercara y la apartara de la fila de pasajeros que se preparaban para abordar el
vuelo 324 de Air France hacia JFK. Que su primer instinto había sido decirle que se fuera
al infierno y continuar abordando su vuelo, era una clara indicación de lo cansada que
estaba. Pero entonces acaba de pasar diez meses con su equipo en Pakistán.
Desarrollar y trabajar activos (Agentes y redes de agentes). Reuniendo inteligencia.

Revisión sin fin de datos, video y grabaciones de audio. Considerando las posibilidades,
interpretándolas y descartándolas.
Ella debe haber comido y dormido en algún momento. En este momento estaba
demasiado cansada para recordar cuándo. Pero demasiados días alimentados con café y
adrenalina le harían eso a cualquiera.
Cerrando los ojos, todavía podía oírlos ... voces enojadas que gritaban consignas
antiestadounidenses en múltiples idiomas. Todavía podía verlos ... multitudes compuestas
principalmente por jóvenes que tomaron las calles en violenta protesta. Chocando con las
fuerzas de seguridad de la embajada, arrojando piedras y botellas, rompiendo ventanas y
quemando banderas estadounidenses.
Jessie reprimió un estremecimiento cuando su compostura amenazó con abandonarla.

Tragando, se tomó un momento extra. Se concentró en su respiración e intentó dejar que
la tensión saliera de su cuerpo. Ayudó que incluso con los ojos cerrados, pudiera sentir
que su equipo — Elle, Rob y Adam — formaban un círculo protector a su alrededor,
aunque sabía que tenían que estar tan cansados como ella.
Tal vez si contara hasta diez, para cuando abriera nuevamente los ojos Smith se habría
ido.
Correcto. O podía golpear tres veces con los tacones, encontrarse en Oz y casarse con el
espantapájaros — o mejor aún, Dorothy.

Abrió los ojos, reprimió un destello de ira, se pasó una mano por el pelo al menos en las
últimas tres semanas antes de necesitar un corte, y suspiró. Ella sabía el resultado.
Smith no merecía su enojo. No tenía manera de saber que era el quinto problema que salía
hoy. ¿O era el sexto? No importa. Simplemente él estaba haciendo su trabajo. No era su
culpa que la hubiera atrapado en la cuesta abajo resbaladiza de un choque de
adrenalina. Así como no era su lugar para darle ningún tipo de explicación.
Él hizo lo que se suponía que debía hacer. Lo que le habían ordenado que hiciera, sin
duda. Él le informó que el Director Adjunto de Operaciones estaba en París y había
solicitado una reunión cara a cara con ella. Preferiblemente en una hora.
Jessie estaba segura de que había entendido mal. "Lo siento. Qué dijiste?"
Smith se encogió de hombros, indicó que no era una batalla que valiera la pena pelear, y
repitió el mensaje. Pero oírlo por segunda vez no lo hizo más fácil porque las palabras
seguían siendo las mismas.
Estupendo. Estaba cansada, hambrienta y no estaba de humor para un enfrentamiento.

También había crecido en las sombras del negocio, la hija de dos agentes legendarios, y
sabía mejor que nadie que cualquier solicitud para reunirse con el subdirector era una
forma amable de decir que no tenía otra opción en el asunto y que mejor se moviera.
Porque lo que Grace Lawson quería, Grace Lawson lo conseguía.
Jessie tardó varios segundos en ordenar sus pensamientos y recuperar el equilibrio. Varios
segundos más para tirar de la máscara de desprendimiento profesional. Varios segundos
finales para pensar las cosas.
Dada lo tarde del día y la lluvia que había estado cayendo desde la mañana temprano, ella
bien podía imaginar el tráfico esperando atraparla más allá del caos independiente que era
el segundo aeropuerto más ocupado de Europa.
"¿Solo yo o todo el equipo?"
"Ella preguntó por ti y por Jackson." Smith le indicó a Elle con su dedo índice. "Se espera
que los otros se vayan a Nueva York."
El equipo se separó de inmediato. Rob y Adam dieron un paso atrás, sus expresiones
indicaban claramente que estaban agradecidos por el aplazamiento que acababan de
recibir. Elle, por otro lado, joven y saliendo de su primera misión de campo como analista
de tecnología, se acercó a ella y murmuró, ‘Cielo santo,’ entre dientes.

Incapaz de tranquilizar a Elle por el momento, miró a Smith. " ¿Y dónde se supone que
debemos reunirnos con la DD (Director Adjunto)?"
Smith se encogió de hombros. "Dijo que sabrías dónde."
Jessie maldijo por lo bajo y lentamente se frotó el puente de la nariz, sabiendo que si bien
aún no había dolor de cabeza, probablemente comenzaría en poco tiempo. Haciendo un
cálculo rápido, se dio cuenta de que podría tomar la mayor parte del tiempo que le habían
dado solo para atravesar la explanada. Pero ya había aceptado que este no iba a ser uno de
sus días mejores y estaba igualmente decidida a no mostrarlo.
A su lado, Elle recogió su pequeño equipaje de mano mientras Rob y Adam se movían
con incertidumbre. A unos metros de distancia, también podía sentir a los encargados de
la puerta, que se movían con impaciencia justo más allá de su visión periférica, esperando
que abordaran su vuelo para poder cerrar el Jetway (Pasarela de acceso a aeronaves).
Sin decir una palabra más, agarró la bolsa de cuero a sus pies. Se encogió de hombros y
murmuró un breve adiós a Rob y Adam, luego silenciosamente le indicó a Elle que la
siguiera. Dejando a Smith para tratar con la gente de la aerolínea, se colgó la bolsa
diagonalmente sobre su cuerpo, salió de la sala de salidas y se adentró en la corriente de
gente que intentaba establecer sus conexiones.
Disculpe. Perdóname.
Ella hizo una mueca cuando se pego en un codo y cansadamente reconoció que tendría
moretones antes de salir del aeropuerto. Pero estaba apurada ahora. Maldiciendo en voz
baja en tres idiomas diferentes, mantuvo su cabeza baja y perseveró a través del ruido y el
caos. Consciente de que Elle estaba silenciosamente yendo al paso, no se molestó en
controlar su impulso hasta que sintió la primera brisa suave agitar su cabello.
Inmediatamente fue obvio que el clima no había mejorado. Pero se correspondía con su
estado de ánimo, así que eso estaba bien. Mientras empujaba el resto del camino a través
de las puertas, Jessie miró hacia el cielo amenazador, parpadeando un par de veces para
quitarse la lluvia de los ojos. Temblando, jaló de su chaqueta de cuero más cerca e inhaló
aire fresco y húmedo mezclado con combustible de aviación y gases de escape de los
vehículos.
Elle habló por primera vez. "¿Sabes a dónde vamos?"
"Sí."

En los siguientes minutos, la providencia intervino. La fila para un taxi resultó

bendecidamente corta y se movía rápidamente. Y en menos tiempo de lo que Jessie podría
haber esperado, ella y Elle estaban metidas cómodamente en la parte trasera de un
Mercedes, solo ligeramente húmedas. Le dio al conductor la dirección que quería en el
Boulevard Saint-Germain — un café que una vez fue conocido como el lugar de
Hemingway, Picasso y John-Paul Sartre.
"No sé si hará una diferencia para usted,", respondió el conductor, "pero debe saber que se
necesitará un milagro para conseguir una mesa allí a esta hora del día."
"Me temo que no tenemos muchas opciones. Se supone que debemos encontrarnos con mi
jefe allí.” Jessie hizo una pausa y trató de imaginar que a la Directora Adjunta le dijeron
que no había mesa disponible. La imagen era casi suficiente para hacerla sonreír. "No
estoy preocupada, sin embargo. Mi jefe es tan temible como el que más, así que estoy
segura de que habrá logrado encontrarnos una mesa para cuando lleguemos allí."
El conductor miró por el espejo retrovisor y, por un instante, Jessie lo miró a los ojos. "¿Y
la señorita desea llegar tarde o a tiempo a esta reunión con su jefe?"
Jessie contuvo una risa. "Todo lo que puedo decir es que tenemos un poco más de treinta
y cinco minutos para llegar a nuestra reunión, y desafortunadamente, llegar a tiempo es la
única opción que tenemos. Así que si hay algo que puedas hacer ... "
Ella recibió una sonrisa rápida del conductor mientras asentía y se unía agresivamente al
tráfico.
"Entonces veré qué puedo hacer para llegar allí a tiempo."
A medida que el automóvil aceleraba, Jessie se dio cuenta de que el conductor tenía
intenciones de hacer negocios. Casi de inmediato, comenzó a moverse dentro y fuera de
los carriles de tráfico obstruidos por la lluvia de la manera aparentemente aleatoria
perfeccionada por los conductores parisinos. Ignorando claxon y maldiciones y la
ocasional luz roja, esquivó motos, camiones y otros autos con delicadeza.
Soltando un suspiro, ella se inclinó hacia atrás y vio pasar la vida Parisina en un borrón.
A lo largo de los años, había aprendido que tratar de adivinar lo que estaba pensando la
directora adjunta sería una pérdida de tiempo colosal, así que no se molestó. Simplemente
escuchó las notas discordantes tocando en su cabeza — los planos y los agudos que
componían la obertura — y se preguntó qué significaba todo eso.

Cuarenta y tres minutos después de salir del aeropuerto, Jessie pagó la tarifa, dándole una
generosa propina al conductor.
Apartándose el pelo de la cara y levantando el cuello de su chaqueta, se unió a Elle en una

abarrotada acera donde la música, las voces y el tentador aroma de la comida flotaban en
el aire nocturno.
La cafetería estaba justo delante, y con la lluvia habiendo parado, la esquina de la calle
estaba llena de artistas, estudiantes y gente de negocios. Pero a pesar de la multitud, no
tuvo problemas para encontrar a la Directora Delegada Grace Lawson — una atractiva
mujer a finales de sus cincuenta años, vestida con un traje de negocios que encajaba con
la elegante multitud parisina.
Como era de esperar, estaba sentada sola en una mesa del rincón, después de haber
elegido un punto panorámico protegido por la multitud que también ofrecía una vista
perfecta de la cafetería y el área circundante. Puede que no hubiera estado en el campo
durante varios años, pero sus instintos aún eran evidentes por más de veinte años de
trabajo de campo. A la Directora Adjunta no le gustaban las sorpresas, y nadie podría
acercarse a su posición sin que ella lo supiera.
Jessie abrió el camino mientras ella y Elle llegaban a la mesa. "Lo siento si te mantuvimos
esperando," dijo como un saludo. Se quitó la bolsa y la dejó caer al suelo antes de tomar
un asiento vacío frente a Grace mientras Elle se deslizaba silenciosamente en la tercera
silla. "Como te puedes imaginar, el tráfico que regresa a la ciudad a esta hora del día es
una mierda."
Podía sentir unos ojos color avellana evaluándola. Sin duda notando el cabello mojado
por la lluvia, la cara pálida y los ojos sombreados. Pero sea lo que sea que Grace notó, se
abstuvo de hacer cualquier comentario.
Ella simplemente ofreció una leve sonrisa y dijo, "Hiciste un mejor tiempo del que
pudiera esperar. Espero que no te importe, pero anticipé tu llegada y pedí bebidas para ti."
Con eso, levantó la mano.
Casi de inmediato, un camarero se acercó, sirvió una cerveza alemana en un vaso y la

puso frente a Elle, luego colocó una copa de vino sobre la mesa frente a Jessie. "Kir
(Cóctel francés)," él dijo. "Con crème de cassis."
"Gracias." Jessie miró la copa y permitió que una pequeña sonrisa se viera. "Sabes, no
estoy segura de qué me asombra más. El hecho de que siempre recuerdes qué pedir, no

importa con quién estés, o si logras obtener este nivel de servicio en París."
"No suenes tan sorprendida. Sé que cincuenta se está convirtiendo rápidamente en una
imagen distante en mi espejo retrovisor, pero no debería recordar que a Elle le gusta la
cerveza alemana? ¿O que siempre preferiste Kir con licor de uvas negras en lugar de
zarzamora?” Grace hizo una pausa y apareció una primera y extraña sonrisa. "¿O que
estábamos sentadas aquí la primera vez que lo intentaste? Y en cuanto al servicio —“
"El camarero es uno de los tuyos, ¿no?" Jessie intentó sin éxito contener una risa rápida.
Grace asintió y pareció casi complacida.
Consciente de que Elle estaba nerviosamente mirando, Jessie esbozó una sonrisa tensa.
"Bueno, tan encantador como esto es, estoy segura de que tienes asuntos más urgentes
que tratar que sentarte en un café en París recordando mientras tomas un trago con Elle y
conmigo. Así que por qué no nos ocupamos de los negocios? ¿Qué podemos hacer por ti?
¿Qué necesitas que te tiene en París y que justifique sacarnos de nuestro vuelo de regreso
a Nueva York?”
La sonrisa de Grace se desvaneció y sus rasgos de repente se tensaron. "Lo creas o no,
vine a pedirte tu ayuda en un asunto de cierta urgencia." Grace hizo una pausa, estudió a
Jessie, luego se encogió levemente de hombros. "Ahora no estoy tan segura de que sea la
decisión correcta. Pareces cansada, Jesslyn."
Más fatigada de lo que Jessie se atrevió a admitir, la preocupación, que sonaba

ligeramente maternal, produjo casi el mismo efecto fisiológico como escuchar que Grace
Lawson admitiera que necesitaba ayuda de alguien. Jessie se puso rígida. Fue una
reacción instantánea, incluso si fue involuntaria. Simplemente no podía evitarlo.
Al igual que al otro lado de la mesa, Grace claramente no pudo evitar darse cuenta.
Extendió una mano y rozó los dedos de Jessie. "Lo siento, Jessie. Pero los viejos hábitos
son los más difíciles de romper."
Media docena de respuestas sarcásticas se le ocurrieron de inmediato, pero Jessie se

interrumpió, guardó sus comentarios para sí misma. "Está bien." Bebió su bebida,
aprovechando el tiempo para reagruparse. "¿Qué tal si dejamos de lado la historia familiar
por el momento mientras explicas qué tipo de ayuda necesitas? ¿Podemos hacer eso,
mamá?”
Su comentario hizo que una ceja se levantara. "¿Entonces lo recuerdas de vez en cuando?"
"¿Recordar que eres mi madre?" Jessie parpadeó, sacudió la cabeza. Elle

momentáneamente olvidada, sabía que la frustración en su voz era inconfundible, pero no

pudo evitarlo. "La última vez que revisé, todavía trabajaba para la CIA. E incluso si
quisiera negar mi ADN, no hay escapatoria a la realidad de que mis padres son leyendas
en la Agencia, por lo que nadie me dejará olvidarlo."
"¿Te hicimos las cosas tan difíciles?"
Jessie sonrió débilmente. "Me uní a la CIA por muchas razones. Quizás no todas fueron
buenas. Sobre todo, creo que quería tener la oportunidad de demostrar mi valía.” Apartó
los motivos desordenados y las emociones unidas al pasado y movió los hombros en un
encogimiento de hombros débil e inquieto que era igual al de su madre. "Pero la verdad es
que podría haberme ido tan fácilmente a otro lugar. No es como si no tuviera otras
opciones. Tanto NSA (Agencia de Seguridad Nacional) como NRO (Oficina Nacional de
Reconocimiento) estaban interesados en reclutarme antes de terminar el colegio."
"Bueno, por supuesto que sí. Habrían sido tontos de no estarlo."
No se molestó en intentar reprimir su risa esta vez. "Hablado como una madre."
"No estoy segura de ir tan lejos," Grace respondió secamente.
El humor podría haber sido involuntario, pero rompió la tensión. "Tengo una idea. ¿Por
qué no ponemos los asuntos que necesitamos discutir sobre la mesa? Después de eso, tal
vez podamos tomarnos unos minutos para sentarnos y disfrutar de una noche en París
antes de que tengas que irte.” Ella observó y esperó a que Grace asintiera. "Supongo que
estamos aquí sobre los tres aviones que fueron derribados. Dime cómo crees que Elle y yo
podemos ayudar."
"Muy bien. Esos tres aviones — todas esas vidas perdidas. No solamente se cayeron del
cielo. Y no hubo advertencia. Lo que sucedió fue instantáneo, catastrófico, sincronizado y
altamente sofisticado. Alguien se tomó muchas molestias para planear y llevar a cabo lo
que solo puede describirse como un acto de terrorismo. Y todos mis instintos me dicen
que esto es solo el comienzo," Grace dijo.
"¿De qué?"
"Hay charlas (*), como siempre, pero ciertamente hay más de lo habitual. En particular,
una estación de escucha que monitorea las comunicaciones móviles en Europa del Este
interceptó una transmisión celular entre Praga y París."
(*) Una pieza (o un segmento de) comunicaciones electrónicas (que pueden ser de cualquier tipo,
teléfono, radio encriptada, satélite , correo electrónico, etc.) que contengan información confidencial que pueda ser
de interés para el gobierno o una agencia de inteligencia.

"¿Cuál fue la esencia de la conversación?"
"La transferencia de fondos. Todos nuestros análisis indican que están haciendo arreglos
para algo más grande. Algo realmente a gran escala. Todo apunta a un ataque terrorista
planeado en suelo estadounidense. Es por eso que me gustaría que trabajes en esto aquí."
Jessie tomó un sorbo de su bebida, miró a la gente y la escena de la calle que la rodeaba
— un lugar tan hermoso y totalmente incongruente con la conversación que estaban
teniendo.
No había dudas, por supuesto. Haría lo que se le pedía. Como ya había aclarado, estaba en
su ADN. Y era su deber. Al tragar, descubrió que tenía la garganta seca y tomó una vez
más la bebida mientras Grace seguía hablando.
"Estamos poniendo en marcha esto en dos frentes separados. Ya tenemos un equipo en el

lugar listo para rastrear el dinero. Tan pronto como se realice la transferencia, su único
objetivo será seguir el dinero a quien esté orquestando la compra. Pero también queremos
identificar al vendedor. Reemplazarlo con uno de los nuestros y filtrar el envío. Ahí es
donde entras. Después de tu tiempo en Islamabad, ya estás familiarizada con muchas de
las piezas claves. Es por eso que te necesito a ti y a Elle trabajando en este lado con el
MI6."
Grace la observó por un momento con un nivel de escrutinio que desconcertó a la mayoría
de la gente. Pero Jessie no parpadeó. "Muy bien. ¿Quién dirige el equipo aquí? ¿Con
quién estamos Elle y yo trabajando?”
"En realidad, es alguien con quien trabajé muy de cerca cuando aún era operativo en el
campo. Un viejo amigo con el nombre de Ben Takahashi. Ese es el mejor escenario
posible ya que Ben ha estado allí por mucho tiempo, y estarás operando en un mundo con
el que está bastante familiarizado. Lo más inteligente que puedes hacer es seguir su
ejemplo. Tu supervivencia bien puede depender de eso. Y si la suerte se mantiene — y
espero que así sea — ya habrá arreglado otro viejo contacto para trabajar como cuarto
miembro del equipo."
Grace hizo una pausa. "¿Sin comentarios?"
El aliento de Jessie quedó atrapado en su garganta y el murmullo de voces a su alrededor

se desvaneció. "Lo siento. Se requiere uno?" Preguntó suavemente.
Una risa oscura lo dijo todo. "Chica inteligente. Solo mantén tus ojos abiertos y tu cabeza
baja y estarás bien."
"Gracias."

"No me lo agradezcas todavía," Grace advirtió. "Esto no va a ser fácil."
"Rara vez lo es."

CAPÍTULO TRES
Paris dio la bienvenida a Darien como un viejo amigo. La Torre Eiffel, la catedral de
Notre-Dame, incluso los turistas y los estudiantes que se amontonaban en las aceras y los
cafés, parecían darle la bienvenida mientras daba vueltas en círculos y retrocedía por un
laberinto de calles estrechas y se aseguraba de que nadie la siguiera.
El tráfico era pesado, pero no más de lo normal para una tarde fresca y húmeda, y ella
hizo un buen tiempo.
Pasó por la estación del metro de Saint-Michel al Barrio Latino y se abrió paso a través de
un laberinto de calles estrechas y centenarias. Veinte minutos después, apagó el motor,
apagó las luces y se deslizó entre las sombras antes de detenerse.
Echó un rápido vistazo a su entorno, buscando por vigilancia. Un escaneo final de la calle
y aceras por posibles amenazas. A su alrededor, el mundo continuó moviéndose. Pero
nada jaló de ella. No vio a nadie prestándole especial atención, solo oyó los sonidos
lejanos de la música y la risa y el tic-tac del motor enfriándose de la motocicleta.
Satisfecha, estacionó a poca distancia de la casa. Agarrando las alforjas, dejó la

motocicleta brillando débilmente en la penumbra que los franceses llamaban l'heure
bleue.
La hora azul. Crepúsculo. Entre el amanecer y salida del sol — o el atardecer y la puesta
del sol, en este caso. Cuando el mundo y todo lo que había en él yacía suspendido entre la
luz y la oscuridad, pintado en un matiz azul sombreado.
Su hora favorita del día.
El tiempo lo era todo y vestida como estaba, con jeans oscuros y cuero negro, se mezclaba
fácilmente con las sombras. Abriéndose paso a través de la penumbra por un sendero
húmedo, subió los peldaños de dos en dos, abrió la puerta de entrada y cruzó el
umbral. La casa la saludó silenciosamente cuando la puerta se cerró detrás de ella y la
oscuridad se cerró a su alrededor.
El sensor de alarma brillaba en verde constante, indicando que alguien ya lo había

apagado. Pero no estaba preocupada ya que, casi de inmediato, sus sentidos ya preparados
captaron el ligero aroma cítrico de la loción para después del afeitar de Ben. La fragancia
familiar trajo una medida de tranquilidad a pesar de la ausencia de sonidos o cualquier
aroma de la cena.

Ben probablemente estaba en el piso de arriba con la cabeza enterrada en archivos de

computadora y, sin duda, había olvidado comer. Al igual que otra persona, pensó con
ironía, ya que los dolores que sentía le recordaron que no había comido en un
tiempo. ¿ Había sido el almuerzo ayer? ¿ O fue el día anterior? Ella lo sabía mejor, pero
estaba demasiado cansada para prestar atención.
Impulsada tanto por el hambre como por la necesidad de retrasar el descubrir lo que Ben
quería de ella, Darien vagó hacia la cocina, a oscuras a excepción de la luz que entraba
por el pasillo. Dejó las alforjas en el suelo y dejó las llaves en la encimera, abrió el
refrigerador.
Era evidente que Ben no había dedicado tiempo a las compras, ya que solo un par de
manzanas, un trozo de queso, dos botellas de Bière de Garde (Cerveza) y una botella de
vino medio vacía se encontraban abandonadas en el estante superior. Seleccionó una de
las manzanas y esperaba que esto al menos la sacara del apuro, sabiendo que no iba a
satisfacer su hambre.
Suspiró cansada, sintió las primeras etapas de un dolor de cabeza. Mañana sería lo
suficientemente pronto para ir al supermercado. Por ahora, no quería nada más que tomar
una ducha rápida, luego encontrar a Ben y ver si tal vez él podría ser persuadido de pedir
pizza. Y luego quería acurrucarse en su propia cama por primera vez en más de un mes y
dormir.
En el proceso de deshacer la correa de la barbilla en su casco, sus sentidos de repente

detectaron algo que su cerebro cansado no había procesado por completo todavía. Su
corazón comenzó a latir con fuerza, pero incluso cuando la adrenalina la inundó, su mente
se volvió concentrada y clara.
"¿Buscando algo?" Preguntó una voz desde unos pocos metros detrás de ella.
Darien se enderezó lentamente. Pero incluso sin darse la vuelta, ya sabía tres cosas. La
persona detrás de ella era una mujer. Joven. Y no tenía dudas de que encontraría un arma
apuntando a su pecho cuando finalmente se girara para mirarla.
"¿Cómo entraste aquí?" La mujer preguntó, con los nervios evidentes en la voz. Eso fue
interesante y potencialmente preocupante. Armas y nervios rara vez se combinan para
producir resultados felices.
Su sangre se aceleró, pero Darien mantuvo sus movimientos lentos y constantes. Dejó la
manzana y cogió las llaves que había dejado en la encimera, sosteniéndolas para que la
mujer las viera mientras se giraba para encararla.

Las llaves eran una distracción perfectamente sincronizada — un truco de magia de un

mago. Los ojos de la mujer siguieron automáticamente el movimiento de su brazo
mientras lo sostenía sobre su cabeza y lejos de su cuerpo.
Mientras la mujer se concentraba en el destello de las llaves colgando, le dio a Darien el

tiempo que necesitaba para deslizar su otra mano desapercibida dentro del bolsillo de su
chaqueta. Tiempo suficiente para que sus dedos se curven alrededor del frío metal de su
SIG Sauer.
Manteniendo su mano donde estaba, inclinó su cabeza y silenciosamente contempló su

próximo movimiento. Disparar primero, hacer preguntas más tarde?
Un instante después, la decisión fue tomada por ella, incluso antes de que alguien
encendiera las luces y una voz familiar gritara desde la puerta, "Darien — Dare, no. No
las mates. Están conmigo."
Darien se calmó. No había necesitado la advertencia de Ben para contenerse porque otra
mujer acababa de entrar a la cocina y llamar su atención. Ella experimentó una extraña
sensación de déjà vu.
1.70 mts. Físico esbelto. Delicados rasgos enmarcados por cabello rubio hasta el
cuello. Ojos del color de la cálida miel. Una boca sexy.
Grace. Solo que más joven.
"Si hubiera querido matarlas, ya estarían muertas."
La entonación irónica en la voz débilmente acentuada era inconfundible, incluso detrás

del escudo facial del casco de la motocicleta. Jessie escuchó a Elle balbucear
furiosamente en respuesta, pero no había nada que pudiera hacer por ella. Todo lo que
podía hacer era trabajar para controlar su propia reacción, reunir su compostura, mientras
la mujer alta y vestida de cuero que Ben había llamado Darien arrojó las llaves que
sostenía en la encimera. En el siguiente instante, ella se quitó el casco.
El acto liberó una cascada de cabello tan oscuro como la noche y reveló una cara que
inmediatamente atrapó y atrajo la atención de Jessie. Ella fue entrenada para notar caras,
pero incluso si no lo hubiera estado, habría notado esta. Veinte años después con pómulos
toscos y afilados, ojos oscuros bordeados de gruesas pestañas. Había sido bendecida con
una piel dorada impecable que estaba ligeramente quemada por el sol y hablaba de una
herencia mixta. Posiblemente europea y medio oriente.

Impresionante, sí. Sin duda. Pero la simple declaración sonó verdadera. Podía escuchar la
verdad en la voz de la mujer — de Darien. Verla en los ojos que habían visto mucho y
que no confiaban en absoluto. Y en su postura depredadora. Disciplinada. Intensa. Mortal.
Esta mujer podría matarlas. De eso estaba igualmente segura.
"Y para ser claro, no es que tuviera una epifanía salvaje," continuó suavemente, su voz
baja y ahumada mientras inclinaba fríamente los ojos hacia Jessie, "pero se parece
demasiado a Grace para ser otra cosa que un pariente. Su hija, supongo."
"Estoy pensando que eso es algo bueno," Ben murmuró.
La sospecha de Jessie se despertó. "¿Conoces a mi madre?"
El cabello oscuro se arremolinó cuando Darien volteó para mirarla una vez más. Sus
labios se separaron, permitiendo que la punta de su lengua apareciera momentáneamente,
como si saboreara el prolongado silencio. "Fue hace mucho tiempo. Casi Jurásico. Pero,
sí, conozco a tu madre. Tienes la cara de Grace, los ojos de tu padre. Me hace
preguntarme si te pareces a ellos de alguna otra manera."
"Me gustaría pensar que sí, pero como mínimo, mi actitud es mía," Jessie respondió
secamente. Al observar a Darien, sintió un aire de peligro que la desconcertó incluso
cuando su voz parecía contener un rastro de humor.
Ella rápidamente se dijo a sí misma que era su imaginación. Antes de que pudiera pensar
en decir algo más, Elle la interrumpió. "Tal vez creas que el reconocimiento te detuvo,
pero fui yo quien te apuntó con un arma. Entonces cómo planeabas matar a alguien?”
La mirada de Darien era oscura y aguda cuando se giró para mirar a Elle, y Jessie no tuvo
dudas de que la mayoría de la gente retrocedía ante esa mirada. Sin decir una palabra, la
mano derecha de Darien desapareció en el bolsillo de su chaqueta. Cuando salió a la luz,
sostenía un SIG Sauer P229, con el dedo índice descansando ligeramente junto al gatillo.
"Bueno, maldición," Elle susurró.
Jessie miró el arma por un momento más, luego sonrió débilmente. "Eso ciertamente
habría resuelto el problema," dijo. "Pero habría hecho un lío de tu chaqueta, ¿no crees?"
"No habría sido la primera vez." La voz de Darien era suave y divertida. "Pero hubiera
sido una pena. La chaqueta es una de mis favoritas."
La impresionante cara de repente fue iluminada por una oleada de risas silenciosas antes
de que desapareciera, dejando solo un recuerdo en sus ojos.

Sin estar preparada para el efecto que la sonrisa tenía sobre ella, Jessie miró por un
instante más. Era el tipo de sonrisa que hacía que una mujer pensara en hacer lo que fuera
para volver a ver esa sonrisa. Su pulso saltó y los nervios bailaron nerviosamente a través
de su piel.
Cuando los pensamientos comenzaron a revolverse en su mente, se dio cuenta de que

tendría que armarse de valor la próxima vez que viera esa sonrisa y mantuvo la vista en el
arma mientras desaparecía en el bolsillo.
Ben eligió ese momento para entrar el resto del camino en la habitación. "Personalmente,
todavía prefiero la Heckler & Koch HK45 al SIG." Siguió moviéndose hasta que estuvo
en el espacio de Darien, lo suficientemente cerca como para tocar un brazo revestido de
cuero, pero aún sin tocarla. "Has estado fuera de la red durante cinco semanas. Y luego
después que te envié ese correo electrónico, no llamaste y no sabía si esperarte o cuándo."
Darien levantó una mano y se frotó el cuello donde indudablemente se había acumulado
la tensión. Pero su voz permaneció medida y controlada cuando dijo, "Hola a ti también,
Ben."
Allí había historia, obviamente estaban conectados. Probablemente no sean familia, Jessie
pensó, notando que no había nada de Ben visible en la cara de Darien. Pero conocía los
vínculos cuando los veía, del mismo modo que sabía que los lazos que unían a las
personas no siempre se forjaban con sangre.
Cualquiera que sea su conexión, Darien no reveló nada. "No estoy segura de cómo o por
qué, pero por alguna razón extrañé ese tono de desaprobación tuyo," dijo en voz baja.
Ben se rió en voz alta. "Dare — "
"Oh, maldita sea, Ben," suspiró. Estaba claramente luchando una batalla perdida para
mantener a raya la fatiga, pero había una obstinada actitud en su barbilla y un desafío en
sus ojos. "No llamé porque estaba en un avión preparándome para salir de Kabul cuando
me llegó tu correo electrónico, y lo creas o no, hay cosas que incluso ni siquiera yo puedo
controlar — como horarios de vuelos y disponibilidad de asientos."
"¿En serio?" Ben alzó una ceja.
"Sí, en serio. No estaba segura de lo rápido que podría hacer que las cosas sucedieran. Por
suerte, en el último minuto pude tomar un vuelo anterior desde Dubai. Pero fue pura y
simple suerte, y tuve que moverme rápidamente antes de que mi oportunidad se
cerrara. También estaba tratando de atar los cabos sueltos de mi último trabajo, que no
dejaba tiempo para llamar."

Jessie observó cómo se desarrollaba el intercambio, sin saber qué hacer al respecto. Fuera
lo que fuese que estaba sucediendo, claramente habían llegado a un callejón sin salida, y
eso no auguraba nada bueno para el trabajo que tenían entre manos. Especialmente si
Darien era el colega al que su madre había aludido. Encontró su mirada dirigida hacia
Darien una vez más, pero no podía ver nada más allá de los ojos fríos y la cara remota y
hermosa.
Rompiendo el tenso silencio, Ben se aclaró la garganta. "¿Supongo que tuviste exito en
Afganistán?"
"Estoy aquí y en una sola pieza, ¿no?"
"De hecho lo estás" — Ben asintió e indicó con un dedo las manchas de fatiga bajo sus
ojos — "pero estás cansada."
"Voy a dormir esta noche. Demasiado cansada para no hacerlo."
"Eso está bien." Él la miró fijamente, su ceño fruncido más pronunciado. "Sé que no es lo
que quieres escuchar. Pero después de que Grace me metiera, me di cuenta de que la
única persona que podía pensar que podría ayudar eras tú. Y ya que estás aquí ahora — "
Darien se encogió de hombros apenas perceptible y luego lanzó otro suave

suspiro. "Estoy aquí ahora."
Jessie tardó un momento en darse cuenta de que en algún lugar del subtexto habían
llegado a algún tipo de acuerdo. Quizás aún más notable fue el cambio inesperado en la
expresión de Ben Takahashi.
A lo largo de los días desde que lo había conocido, su rostro siempre había sido la cara
tranquila e impasible de un guerrero con pómulos altos y perfectos, ojos oscuros y una
boca sin sonrisa.
Él estaba sonriendo ahora. Y había algo más en su rostro que Jessie no podía interpretar
del todo, pero se parecía mucho al afecto mientras se adentraba en el proceso de
finalmente presentarle a Jessie y Elle a Darien Troy. Darien envió un breve saludo a
través de la habitación, reconociendo a Elle que todavía estaba erizada e intentaba
mantener la distancia. Luego se volvió hacia Jessie y le ofreció su mano larga y esbelta
con un agarre frío y firme. Toda negocios. "Grace solo habló de ti como Jessie. ¿ Es la
abreviatura de Jessica?"
"Es Jesslyn, en realidad."
"Bonito. Te queda mejor que Jessica. Estás en ambas compañías? ¿CIA?”

"Sí." Jessie trató de poner la insinuación de un acento mientras aceptaba el apretón de

manos. Definitivamente algo de francés y español con influencias árabes y rusas en la
mezcla. Ella esperó, arqueando una ceja, pero no hubo nada viniendo. Quienquiera que
fuese y lo que era Darien, no estaba ofreciendo voluntariamente información recíproca.
En el lapso de los siguientes dos instantes, Darien tomó la manzana que había dejado en
la encimera y la mordió, masticando lentamente antes de preguntar, "Entonces, quién me
va a poner al tanto?"
"Jessie, por qué no tomas la iniciativa?" Ben sugirió.
Ella asintió rápidamente, pero todavía estaba distraída, estudiando a Darien. Aún
evaluándola. Preguntándose dónde encajaría. Y cómo. "Claro, puedo hacerlo," dijo.
"Mejor aún, si puedes darnos unos minutos para preparar las cosas, Elle y yo te
mostraremos lo que tenemos y lo que hemos logrado hasta ahora."
Darien asintió, aceptando sin ninguna reserva aparente. "Eso funciona. He estado
viajando durante tres días para llegar aquí y realmente podría tomar una ducha y
cambiarme de ropa. ¿Por qué no me refresco y luego voy a buscarte?”
Jessie estaba a punto de dirigirla al baño más cercano cuando se le ocurrió que Darien
tenía llaves de la casa y que probablemente podría encontrar el camino por su cuenta.
"Muy bien. Nos instalamos en una de las habitaciones del segundo piso. La que tiene las
diminutas réplicas perfectas del David de Miguel Ángel en una pared."
Por un momento, creyó oír a Darien gemir, pero podría haberse equivocado.
Alejándose de la encimera contra la que se había apoyado, Darien arrojó los restos de su
manzana en un contenedor y se enjuagó las manos antes de agacharse para recoger las
alforjas.
"Probablemente no has comido," Ben dijo. "¿Puedo interesarte en un poco de pizza?"
Darien se encogió de hombros. "La manzana que acabo de comer debe haber resuelto el
problema porque ya no tengo hambre. ¿ Qué tal si te digo después de que me haya
duchado?" Se movió para irse, pero cuando llegó a la puerta se detuvo un momento. "Si
puedo hacer una pregunta antes de irme — de todas las habitaciones disponibles en esta
casa, por qué elegirías trabajar en el comedor del segundo piso?"
Jessie la miró con curiosidad. "No creo que lo hayamos pensado mucho. Ben dijo que
podíamos usar cualquier cosa en las dos primeras plantas y parecía un buen espacio de
trabajo. La habitación tiene una mesa larga y Wi-Fi, que compensó con creces aguantar

las imágenes del David. Elle es nuestra experta en tecnología, y pudo configurar nuestras
computadoras y conectarnos a una estación base de la agencia."
Incapaz de ver por qué importaba, movió los hombros sin descanso. " ¿ Hay algún
problema?"
Darien lanzó una mirada a Ben antes de negar con la cabeza. "No. No hay problema. Ve a
preparar. Volveré a bajar en un momento.” Antes de que nadie dijera otra palabra, se giró
y salió de la habitación.
Tan pronto como Darien se fue, Elle se movió para seguirla. "Iré a preparar las cosas. No
necesitamos hacerlo las dos."
Jessie estuvo de acuerdo distraídamente y esperó a escuchar los pasos de Elle

retrocediendo mientras subía las escaleras antes de volverse hacia Ben. "Supongo que la
buena noticia es que nadie está desangrándose en el piso de la cocina," dijo secamente.
"Pero dado que se supone que debemos trabajar juntos en esto, la pregunta que solo pide
una respuesta es cuando nos ibas a hablar acerca de Darien."
Estudió la expresión de Ben, pero permaneció inescrutable como siempre y no le dijo

nada.
"No estaba tratando de retener nada. Pero no tenía sentido decirte algo si Darien no
venía. Y como todo lo que obtuve de ella fue un reconocimiento de que había recibido mi
correo electrónico pidiéndole que se reuniera con nosotros aquí, no estaba del todo seguro
de que aceptaría ayudarme."
"¿Por qué no?"
"Ella tiene esta ... no puedo llamarlo exactamente una regla, porque Darien no hace
muchas reglas. Pero normalmente no asume trabajos consecutivos sin algún tipo de
interrupción entre ellos. No si puede evitarlo, y acaba de pasar las últimas cinco semanas
en el infierno de Afganistán, profundamente en medio de algo."
Jessie levantó sus ojos hacia él. "Mi madre te describió como un viejo amigo y dijo que
trabajó estrechamente contigo cuando estaba en el campo. Y tienes una larga historia con
el MI6. Así que supongo que no necesitas que te digan que no podemos permitirnos tener
a alguien en el equipo cuya cabeza no está completamente en el juego. Lo hace peligroso
para ellos y para todos a su alrededor. Si tu amiga Darien no quiere estar aquí ... "
"Darien estará bien."
"¿Porque tú lo dices?"

"En realidad, sí." La mandíbula de Ben se flexionó, y por un momento o dos, parecía estar
muy lejos.
Jessie esperó en silencio hasta que él levantó la mirada otra vez. " ¿ Acerca de Darien?"
Ella preguntó.
"Cierto." Se frotó las manos y ella sintió que la estaba estudiando de la misma manera que
cuando se conocieron, días antes. "¿Qué necesita saber?"
"Quizás comenzar con quién es ella. ¿Es del MI6?"
"Una vez hace tiempo, tal vez, pero ya no. No le gustaba más la política que las
reglas. Dice que prefiere la autonomía."
"Quién no," Jessie respondió neutralmente. "Pero eso no significa que no vaya a trabajar
en cualquier lado de la calle en el que se encuentre. ¿Alguien tiene su lealtad?”
"Dado que soy la única persona en la que ella ha confiado lo suficiente como para ser su
guía, supongo que sí."
Jessie frunció el ceño. "No estoy segura de entender."
"Eso está bien, porque Darien no es fácil de explicar. Pero puedo decirte que la conozco
desde que tenía cinco años y que posiblemente la conozca mejor de lo que ella misma se
conoce. Puedo decir eso con confianza porque he sido la única figura paterna que ha
tenido en su vida durante mucho tiempo. Desde su adolescencia."
Jessie escuchó pacientemente lo que estaba diciendo, prestando especial atención a

cualquier cosa que no lo fuera. Observó a Ben de cerca y vio que su boca se relajaba un
poco antes de continuar.
"Darien estaba fuera de las escalas en todas nuestras pruebas cuando ingresó por primera
vez en el MI6, y yo desempeñé un papel clave en su entrenamiento. Fui el primer, último
y único oficial de casos que tuvo, y la ayudé a convertirla en lo que es hoy día."
"Entiendo que la conozcas. Lo que no me estás diciendo es por qué quieres a Darien en
esto."
"Porque siempre he creído que cuando un trabajo es crítico y el fracaso no es una opción,
quieres lo mejor. Este trabajo — averiguar quién derribó esos aviones y detenerlos antes
de que cometan otro acto de terrorismo — es fundamental. Necesitamos a alguien con
conexiones. Alguien que conoce el territorio y puede abrir puertas. Alguien que puede
hacer las cosas sin retroceso. Y Darien es la mejor."

"¿Y simplemente debería creerte?"
"Sí."
Ella puso los ojos en blanco. "Tener ese tipo de talento funcionando sin un controlador
parece inconcebible. Y parece joven para semejante dechado de virtudes."
Ben se rió. "No dejes que su edad te engañe. Ella es realmente bastante letal y puede
matarte de siete maneras diferentes incluso antes de que te des cuenta que se ha movido."
Su sonrisa se desvaneció mientras estudiaba su rostro. "La confianza es rara en nuestro
mundo, Jessie, pero tu madre confía en mí y te pido que hagas lo mismo. Especialmente
cuando se trata de Darien."
Jessie sopesó lo que él estaba diciendo y se preguntó si tendría alguna opción. ¿Realmente
importaba si confiaba en él? Sí, supuso que sí. Que demonios. "Está bien — por
ahora. ¿Al menos puedes decirme cuál es su papel en todo esto? ¿Qué va a hacer Darien
por nosotros?”
"Lo que sea que necesitemos." Ben le dirigió una de sus sonrisas raras y rápidas. "Ella es
una de las mejores. Malditamente brillante, rápida y fría bajo presión. No lo lamentarás."
"Espero por Dios que tengas razón porque realmente no podemos permitirlo si estás
equivocado."
"No estoy equivocado."
Dejando a Ben en la cocina para moler granos de café y hacer un bote de café recién
hecho, Jessie subió las escaleras y se unió a Elle, su cabeza girando con pensamientos y
posibilidades.
Durante un par de minutos, observó cómo las manos de Elle volaban sobre el teclado de
una de las laptops que habían instalado mientras buscaba y localizaba los archivos que
quería, los que en breve compartirían con Darien. La tarea aparentemente se completó,
Elle se giró y la miró, con preguntas no dichas en sus ojos.
Jessie dudó por solo una fracción de segundo. "Necesito que hagas algo por mí."
"Ya lo intenté," Elle respondió con una sonrisa descarada.
"¿Intentaste qué?"

"Intenté realizar una profunda verificación de antecedentes sobre la temible y sexy Darien
Troy. Eso es lo que me ibas a pedir que hiciera, ¿no?”
Jessie miró a Elle. Joven y relativamente inexperta, y algunas veces un poco exaltada, lo
compensó sobradamente por ser brillante e intuitiva — y una maga técnica con una
computadora. "Debería haber sabido que tendrías un buen comienzo." Hizo una pausa, se
aclaró su garganta, y soltó una pequeña risa estrangulada. "¿Crees que es sexy?"
"Bueno, duh. Ella está tremendamente buena. Y por lo que pude ver de su cuerpo en esos
jeans y esa chaqueta de cuero — bueno, digamos que si no fuera por el hecho de que me
asustó muchísimo y está tan fuera de mi liga, le saltaría encima. Estás diciendo que no lo
harías?”
Incapaz de evitarlo, Jessie sonrió. No tenía sentido negar que Darien Troy traía
pensamientos de bocas calientes, cuerpos entrelazados y sábanas enredadas. "Bueno, ahí
está eso. ¿Por qué te asusta?”
Los ojos de Elle se ensancharon. " ¿ Qué tal si estaba lista para matarnos? No hubo
preguntas. Ningún usted disculpe. Y en caso de que no lo hayas notado, no hace ningún
ruido cuando camina. Si no te asusta, debería hacerlo."
Jessie pensó en eso. "Bueno, no lo hace. Pero te concederé que no es fácil de

interpretar. Y dado que estoy temblando de anticipación, por favor no me dejes en
suspenso. Sabes que quieres contarme. ¿Qué descubriste?"
"Nada. Nada. Cero. Ella no tiene uno — un antecedente, eso es. ” Elle se encogió de
hombros y parecía incómoda. "Quienquiera que sea, no está en la base de datos de la
agencia ... que es, por supuesto, imposible. Alguien hizo un muy buen trabajo borrando
sus registros, y estoy hablando excepcional si no puedo encontrar nada. Ella es un
fantasma."
"No, no, no. No me digas eso. ¿Qué quieres decir con que no está en la base de datos? Eso
no es posible. Ella ha sido traída por el MI6. Tiene que estar allí."
"Bueno, no está. Pero me temo que se pone peor."
Jessie frunció el ceño mientras se balanceaba sobre sus talones. " ¿ Cómo puede
empeorar? ¿Incluso quiero saber?”
Elle miró hacia otro lado, avergonzada o nerviosa suponiendo por su lenguaje corporal.
Era difícil decirlo. "Activé una alarma incorporada que alguien configuró cuando traté de
ejecutar el nombre de Darien a través de archivos clasificados. Y no fue mi acceso al
sistema lo que activó la alarma — fue específicamente el nombre de Darien."

Jessie cerró los ojos. "Oh, Jesús, eso no puede ser bueno."
"No me digas. Cualquier cosa profundamente encriptada nunca es una buena

noticia. Quien lo instaló fue bueno porque no detecté nada hasta que fue demasiado
tarde. No pude romper el cifrado, y antes de que pudiera abortar, ya se había enviado una
alerta sobre mis actividades extracurriculares."
"¿Quiero saber dónde?"
"Fue a un par de lugares. Uno que no pude rastrear, pero el otro ... lo siento, Jess, pero fue
a la Directora Adjunta de Operaciones."
"¿Mi madre?" Jessie hizo una mueca.
"Tu madre," Elle acordó tristemente.
"Eso no es bueno. No es bueno en absoluto."

CAPÍTULO CUATRO
Mataría por una aspirina y una taza de café fuerte.
Darien suspiró mientras apoyaba sus palmas contra la pared de azulejos, cerró los ojos y
dejó que el trueno del agua le golpeara la espalda. El agua estaba hirviendo, pero se sentía
como el cielo. Ya podía sentir el calor envolviendo sus brazos a su alrededor, calmando
sus cansados músculos, aliviando su tensión y, por el momento, limpiando su cabeza de
fantasmas.
Excepto que todavía había demasiadas cosas en su mente, demasiadas preguntas sin
respuesta que le impedían demorarse en la ducha por mucho tiempo. Comenzando con la
gente de abajo. Personas que claramente esperaban que ella trabajara con ellos.
¿No sabían que no se mezclaba bien con la gente? ¿No le había explicado Ben que estaba
mejor — que todos estarían mejor — con ella trabajando sola? Necesitaba espacio, pero
algo le decía que la necesidad de espacio no iba a estar en lo alto de la agenda de nadie
más. Menos que todos los agentes de la CIA en la planta baja.
Se frotó la cara con las manos antes de alcanzar el champú que olía agradablemente a
naranja. Mientras se enjabonaba el pelo, esperaba que alguien pudiera explicar
rápidamente por qué estaba allí. Sabía que con el tiempo todo se aclararía. Ella solo
necesitaba que sucediera ahora.
Se sintió mejor cuando salió de la ducha. Después de secarse con una toalla, agarró un par
de jeans y una camiseta limpia del antiguo armario en la esquina de su habitación. A
punto de irse, vislumbró su reflejo en el espejo y vaciló.
Mirando fijamente.
Con su cara limpia y los mechones de pelo mojado colgando sueltos hasta los hombros,
parecía más joven de lo que era. Pero eso no importaba, porque sabía que las personas
solo verían lo que querían ver, sin ir más allá de lo que había en la superficie.
Un cuerpo largo y delgado. Una cara angular. Pelo oscuro. Ojos grises. Simetría creada
por nada más que la reunión casual de cromosomas. Un lanzamiento genético de los
dados que era parte de su madre y parte quién sabe.
Pero aún. Una de las primeras lecciones que recordaba que le habían enseñado era que
nada era realmente lo que parecía. Había sido una lección difícil de aprender. Pero fue
una que, con el tiempo, la ayudó a entender por qué la mayoría de la gente la miraba y

nunca vio al tiburón nadando silenciosamente bajo la superficie tranquila del agua. No
hasta que fuera demasiado tarde.
Era parte de lo que la hizo buena en lo que hacía. Pero había pasado mucho tiempo desde
que la forzaron a trabajar estrechamente con alguien que no fuera Ben, y eso la hizo
preguntarse qué vieron las dos agentes de la CIA cuando la miraron. Hizo una pausa
mientras pensaba en ellas. Elle, la cautelosa experta en tecnología, claramente todavía
novata y probablemente a menos de un año de las instalaciones de entrenamiento de la
CIA. Y la hija de Grace, Jesslyn, cuyos ojos brillaban con la misma feroz inteligencia que
su madre.
Sería interesante averiguarlo.
No hay tiempo como el presente. Se encogió de hombros ante su reflejo, salió de la

habitación y bajó las escaleras.
Justo antes de que llegara a la habitación del segundo piso en que se habían establecido —
el comedor aún sin terminar con el anatómicamente correcto David por todo el papel tapiz
— voces se derramaron en el pasillo. Voces y el aroma del café recién hecho. Gracias a
Dios por eso, porque necesitaría su inteligencia sobre ella hasta que todo tuviera sentido.
Jessie estaba sirviendo café mientras entraba en la habitación. Levantó la vista, levantó la
jarra que sostenía y alzó las cejas. "¿Quieres un poco? Parece que soy incapaz de hacer un
buen café, pero Ben lo hizo, por lo que debería ser un poco más bebible."
"No iría tan lejos." Darien envió a Ben una mirada funesta. "Pero gracias, tomaré un poco
de todos modos. Negro está bien."
Al pasarle una de las pesadas tazas que acababa de llenar, Jessie le añadió crema y azúcar
a otra y se la llevó a Elle antes de regresar y llenar dos más. Ben alcanzó una mientras
Jessie se llevaba la otra a los labios.
Darien tomó un sorbo cauteloso, esperó que la sacudida de la cafeína corriera a través de
su sistema, y en cambio se esforzó para no hacer una mueca. Ben todavía no podía hacer
que una taza de café valiera la maldita pena. No importa cuántas veces ella le hubiera
enseñado. Soltando un suspiro, dejó la taza sobre la mesa. "Entonces qué tienes?"
Elle respondió con un rápido toque en el teclado, y casi de inmediato, se proyectó una
imagen en la pared opuesta.
Le llevó un momento a Darien procesar lo que estaba viendo. Una fotografía y, mientras
se concentraba, los restos de un avión quemado se formaron lentamente. La fotografía
inicial fue seguida por otras.

Piezas de fuselaje carbonizado. Fragmentos de equipaje. Marcadores para indicar la

ubicación de las partes del cuerpo. A medida que Elle proyectaba nuevas imágenes, las
ubicaciones cambiaban, pero los resultados fueron indudablemente los mismos.
"A partir de hoy, ya no hay ninguna pregunta," Jessie dijo. "Los residuos de explosivos
encontrados en los tres sitios indican que se usaron misiles para derribar los tres
aviones. Pero incluso sin eso, hemos sido inundados con informes de personas que se
encontraban en tierra cerca de los tres campos de escombros y pasajeros en aviones
cercanos. Todos han descrito ver misiles elevándose del suelo. Lo que tenemos es un
asalto bien sincronizado y bien planeado."
"¿Y cuál ha sido la respuesta?"
"El comando antiterrorista está reconstruyendo los movimientos de terroristas conocidos

que podrían llevar a cabo este tipo de ataque. Las agencias locales de aplicación de la ley
en los tres países están trabajando cooperativamente sobre el terreno. Seguimiento de
pistas y revisando cualquier CCTV (Circuito cerrado de televisión) y video de seguridad
disponibles en las cercanías de los tres accidentes. Hasta el momento, nadie se ha
atribuido la responsabilidad, pero estamos notando un aumento en las charlas."
"¿Y dónde estarían las comunidades de inteligencia sin las charlas?" Darien murmuró.
Jessie no se ofendió. "Muy cierto. Pero como seguramente sabes, la charla es una medida
del comportamiento colectivo y ha habido un aumento notable en el volumen de varias
redes terroristas conocidas y sospechosas. Por sí mismo, eso no es necesariamente
significativo. Pero cada vez que notamos picos de volumen en varias redes y las
comparamos con el contenido de interceptaciones de comunicaciones recientes y
observaciones satelitales, comienzan a surgir los patrones."
Elle levantó la vista de su computadora. "Y el análisis de patrones siempre es más

confiable que las piezas individuales de inteligencia humana reunidas en el terreno."
Se puso rígida notablemente cuando Darien giró sus fríos ojos en dirección a ella.
"Uno de los desafíos en lo que estamos haciendo," Jessie continuó rápidamente, "es que
las personas que estamos rastreando tienden a usar los mismos circuitos de comunicación
que usan los ciudadanos comunes. Y entre lo teléfonos de grabación y cibercafés, también
pueden usar diferentes redes cuando se comunican. Los hace más difíciles de rastrear."
"Más difícil pero no imposible," Elle agregó.
Jessie asintió. "Durante los últimos días, hemos concentrado nuestros esfuerzos en
rastrear los movimientos de traficantes de armas conocidos. Alguien sabía quién podría

suministrar los misiles y tenía la capacidad de hacer que todo sucediera. Solo tenemos que
averiguar quién fue. Y tenemos que hacerlo rápido."
"¿Qué te hace decir eso?"
"Una de nuestras estaciones de escucha interceptó un mensaje. Más fondos están a punto
de ser transferidos, y todo indica que habrá otra compra importante. Y va a suceder
pronto. No vamos a tener mucho tiempo para descubrir quién está detrás de esto y
detenerlos antes de que vuelvan a atacar."
"¿Eso es todo?" Darien preguntó secamente.
Ben habló por primera vez. "Grace y yo hemos consultado largamente con nuestra
contraparte de la DGSE (Dirección General de Seguridad Exterior), y por una vez, parece
que todos los expertos están de acuerdo. Otro ataque es inminente. Espero que sea allí
donde entres."
Darien notó que tanto Jessie y Elle se habían girado para mirar a Ben. Pero por el
momento solo le interesaba lo que Ben tenía que decir porque esperaba que esa fuera la
respuesta a su pregunta. "¿Y por qué es eso?"
"Tienes los contactos," Ben respondió. "Los activos que has desarrollado a lo largo de los
años que solo hablarán contigo, te darán información. Y las leyendas que has dedicado
tiempo a construir que te permitirán deslizarte a lugares que el resto de nosotros no
podemos, con notable facilidad. Lugares donde es más probable que encontremos a quien
haya organizado la entrega de esos Stingers. Puede ponerte en marcha. Si puedes ubicar y
reemplazar al vendedor, estaremos mucho más cerca de encontrar al comprador. Y mucho
más cerca de neutralizar esta amenaza."
"Supongo que eso explica por qué estás aquí," Jessie murmuró en voz baja. "Ben nunca
dijo nada en realidad, y sin saber otra cosa, confieso que esperaba poder usarte."
Ella sintió tanto como vio a Darien ponerse rígida y cuando se giró para mirarla a los ojos,
Jessie se dio cuenta, demasiado tarde, que había logrado insultarla.
"Nadie me usa."
La voz de Darien era fría y controlada incluso cuando algo caliente y peligroso parecía
brillar en sus ojos. Pero luego desapareció, y Jessie se vio obligada a preguntarse si lo
habría imaginado. No, probablemente no. Pero también podía ver la fatiga grabada en el

rostro de Darien y, por el bien de la tregua, pensó que probablemente era mejor que
hiciera las paces.
"Lo siento. No quise dar a entender nada negativo con mi comentario."
Darien no dijo nada.
Jessie lo intentó de nuevo.
Tomó un largo momento, pero la expresión de Darien finalmente comenzó a relajarse y se

medio encogió de hombros. "Todo está bien. Sin resentimientos."
Su descuidado encogimiento de hombros pareció indicar que realmente no le importaba,

pero Jessie sospechó que eso no era del todo cierto. Nadie me usa. A ella le importaba,
pero no parecía estar dispuesta a admitirlo ni a participar en ninguna otra discusión.
Por ahora, lo único que Jessie podía hacer era asentir mientras pensaba en cómo canalizar
la conversación en una dirección diferente. Y se comprometió a tratar de evitar las
palabras que podrían ser desencadenantes.
"Bien, vamos a mostrarte lo que tenemos hasta ahora." Señaló a Elle, que había estado
mirando fijamente su computadora excluyendo todo lo que la rodeaba, y la escuchó tocar
teclear rápidamente.
Las imágenes de los tres aviones estrellados en la pared se desvanecieron en negro,

reemplazados por una fotografía de un hombre caucásico que se muestra saliendo de un
vehículo, con un teléfono celular pegado a la oreja. La imagen estaba granulada y había
sido tomada desde la distancia. Pero aún era discernible y captaba un rostro arrugado y
curtido, pelo corto y ojos oscuros. Sin cicatrices visibles, sin tatuajes o cualquier otra
característica distintiva.
"Parece familiar. Conozco su rostro de algún lado," Darien murmuró, aparentemente para
sí misma mientras miraba la fotografía. Un instante después, levantó la cabeza. "Jovan
Stankovic."
Jessie estudió a Darien pensativamente. "Estoy empezando a tener la sensación de que

eres más que una cara bonita."
Darien frunció el ceño. "Si solo estás descubriendo eso, no eres tan brillante como pensé
que serías."
Ignorando el comentario, Jessie volvió a la fotografía. "Pero estás en lo correcto. Era un

teniente coronel en el ejército serbio, comenzó su carrera bajo Miloševic. Él desapareció

después de la guerra. Cuando resurgió, estaba rodeado de ex soldados y se había

transformado en un vendedor de armas de primer nivel."
Con un toque rápido de varias teclas más, Elle envió la imagen para imprimir, y luego
proyectó una segunda foto más clara — un hombre diferente esta vez — mientras Jessie
recogía la fotografía de la impresora y la colocaba sobre la mesa.
El proceso continuó durante un par de minutos, el silencio solo se vio alterado por el
sonido de los dedos de Elle sobre el teclado y el zumbido de la impresora a medida que se
producía cada imagen. Al final, la lista de delincuentes consistía en cinco caras que
devolvían la mirada desde el centro de la mesa.
"Uno de nuestros mayores desafíos al tratar de identificar grupos terroristas es que los
miembros se conocen entre sí, pueden responder el uno al otro. Eso hace que sea
extremadamente difícil insertar agentes encubiertos en una célula," Jessie explicó. "Donde
hemos tenido éxito está al margen de organizaciones terroristas, rastrear grupos que
apoyan o suministran células terroristas."
La molestia aparentemente olvidada, Darien asintió lentamente, considerando. "Y alguien

tuvo que suministrarles los Stingers que usaron para derribar esos aviones."
"Exactamente. Los traficantes de armas tienen un sólido grupo de apoyo — negociadores,

financieros, exportadores, importadores, agentes de transporte — y los utilizan para
organizar todos los aspectos de un acuerdo sobre armas. Ahí es donde esperamos
encontrar un camino que podamos seguir. Y estos cinco" — Jessie indicó las caras sobre
la mesa — "son los distribuidores que hemos identificado como los que más
probablemente hayan estado implicados en esta caso. El serbio del que acabamos de
hablar, tres rusos y un comerciante de origen alemán que actualmente vive en Florida."
"¿Por qué estos cinco?"
Jessie sonrió. "Porque es mi trabajo analizar las amenazas y hacer determinaciones. Y en

quién es quién en los traficantes de armas, pondría a estos cinco en o cerca de la parte
alta."
"¿Alguna razón en particular?"
"Algunas, en realidad. Todos están bien conectados. Cada uno es capaz de mover todo,
desde rifles de asalto hasta tanques y cohetes, hasta aviones de combate militares. Y no
tienen lealtad conocida a ningún grupo o causa. Simplemente son hombres de
negocios. Empresarios en un negocio de oferta y demanda."

Su descripción no proporcionó una sonrisa completa, solo un leve indicio, pero hubo un
destello de diversión en los ojos de Darien. Fue leve, Jessie pensó, pero decidió que
contaba como una sonrisa y todavía lo calificó como un progreso.
"¿Y alguien se destaca?"
"Si voy con mis instintos, tendría que decir que los rusos. Tienen redes bien desarrolladas
tanto en Europa como en los Estados Unidos, así que solo por eso, merecen que se les
vigile. Y parecen que tienen fácil acceso a un arsenal interminable de armas, tanto del ex
Ejército Rojo como el estadounidense."
"Entonces supongo que prestaremos más atención a los rusos."
Acercándose a la mesa, los ojos de Darien escanearon cuidadosamente cada fotografía

antes de detenerse en la segunda de la derecha. Jessie miró la imagen que estaba
atrayendo la atención de Darien y tuvo una rápida impresión de largo cabello pálido y
ojos claros en una cara estrecha.
"Ivan Sakharov," Jessie dijo. "Ahora, él es un verdadero amor. En los últimos años, ha
logrado un ascenso bastante rápido en la cadena de mando de la mafia rusa. Se rumorea
que ha agregado la trata de personas a su repertorio, y es conocido por satisfacer a todos
los gustos a través de un par de burdeles que posee. Él moverá cualquier cosa por un
precio. Drogas. Armas. Niños. Con Sakharov, no parece importar. ¿Lo conoces?"
"Sí. Y puedes sacarlo de tu lista."
"¿Por que haríamos eso?"
"Porque está muerto."
Algo en la voz de Darien, frío y confiado, hizo que Jessie volteara a mirarla más de cerca.
Esperó, pensó que Darien podría decir más, pero permaneció en silencio mientras las
manos de Elle sobrevolaban el teclado. Conociendo a Elle, Jessie supuso que estaba
navegando por los archivos de datos de la CIA buscando información que corroborante.
Después de un minuto más o menos, Elle agitó sus manos desdeñosamente a Darien. "Ella
está equivocada, Jess. No hay nada aquí. Nada en absoluto para corroborar la muerte de
Sakharov. Nada que indique que está vivo y sano y viviendo en algún lugar de Europa del
Este. Si está interesada, tengo su última ubicación conocida en Praga."

Darien se giró y miró a Elle atentamente. "Tu información necesita ser actualizada," dijo
en el mismo tono que podría haber usado para hablar sobre el clima. "Sakharov fue
asesinado hace tres días. Cerca de la frontera de Tayikistán y Afganistán."
"¿Cómo lo sabes?" Jessie preguntó en voz baja, sin apartar los ojos de la cara de Darien,
viendo su expresión cambiar a una máscara ilegible.
"Porque Ivan Fyodor Sakharov fue el último trabajo que completé hace tres días antes de
venir a París. Sé que está muerto porque lo maté."
"Jesús, ella es una mercenaria."
El comentario mal programado de Elle pareció resonar mientras un pesado silencio cayó
sobre la habitación. Darien vio a Ben hacer una mueca y Jessie hizo una mueca de
dolor. Pero ninguno de los intervino y una oleada de emociones conflictivas se estrelló
sobre ella.
Sabía que no podía permitirse reaccionar con ira. Así que, al menos por un momento,
reprimió una maldición, cuadró sus hombros, y se mantuvo estoica, fingiendo que lo que
Elle dijo no importaba.
No importa. No debería importar.
Pero las palabras penetraron profundo.
Al diablo con eso.
Cuando el último hilo de su control se quebró, se giró y dio un paso hacia Elle con un
propósito amenazante, haciendo que se pusiera de pie, tropezando mientras retrocedía
hasta que estaba presionada contra la pared. Darien observó cómo el color desaparecía de
la cara de Elle. Y luego dio otro paso adelante, con la intención de llegar aún más cerca y
personal.
"Me pagan por proporcionar mi experiencia. Al igual que tú," dijo, obligando a su voz a
permanecer suave, pero asegurándose de que cada palabra estuviera claramente
articulada. "Ninguno de nosotros estaría en esta línea de trabajo si no creyéramos que
estamos haciendo la diferencia. La única diferencia es que lo haces solo para la CIA,
mientras que yo lo hago para una serie de agencias de inteligencia que utilizan mis
habilidades. Incluyendo a la CIA."
Elle cruzó sus brazos con fuerza sobre su pecho. "Yo solo —"

"En este momento, solo necesitas escuchar. Por el momento, Ben lo arregló así que
tenemos que trabajar juntos, lo que significa que ambas tendremos que aprender a vivir
con eso. Por lo tanto, debes perder la mala actitud, la desconfianza y toda tu voluntad de
necesidad de saber. Puedes ver todo en blanco y negro, pero para mí, y para la mayor
parte del mundo, son una escala de grises. Vas a querer pensar en eso antes de apresurarte
a emitir un juicio en el corto plazo."
Elle lanzó una mirada de desesperación sobre el hombro de Darien, como si buscara una
intervención divina. Un instante después, Jessie se interpuso entre ellas antes de que las
cosas se salieran de control, y Darien escuchó a Elle soltar un estremecedor suspiro de
alivio.
Jessie se mantuvo firme y se encontró con su mirada fija. "Darien, tienes todo el derecho
de estar enojada, pero Elle no quiso decir —"
"En realidad, sí lo hizo," Darien dijo en voz baja. "Y no estoy enojada. Pero si Elle tiene
un problema con quien soy, lo que hago o para quién lo hago — si alguno de ustedes tiene
un problema, para el caso — entonces siéntanse libres de irse porque, en caso de que Ben
no lo haya dejado claro, esta es mi casa. Encuentren otro lugar donde quedarse y alguien
más que te ayude. Solo déjame en paz."
"Darien — "
"Esto no está disponible para discusión. Estás aquí porque necesitas ayuda y porque Ben
parece pensar que puedo proporcionarla. Bien. No estoy segura de cómo, ni por cuánto
tiempo, pero haré mi mejor esfuerzo. Lo que no haré es pararme en mi propia casa y ser
juzgada o encontrada deficiente por las decisiones que tomé en el pasado o cosas que he
tenido que hacer, cosas de las que no sabes nada. Mis razones son mías, y sería prudente
no aventurarse demasiado cerca porque esta es la única advertencia que recibirás."
Se detuvo a mitad de camino y cerró los ojos. El dolor de cabeza que había estado
arrastrándose en los bordes de su visión de repente palpitaba, amenazando con abrumarla.
Necesitaba terminar esto rápidamente y encontrar un lugar tranquilo donde pudiera
acostarse en la oscuridad hasta que pasara. Y luego necesitaba dormir bien por la noche.
Consciente de que Ben la estaba mirando demasiado cerca, Darien se tragó las náuseas
que se alzaban en su garganta y se concentró en su respiración. Lento, estable,
profundo. Uno dos tres. Sintiéndose un poco mejor, se obligó a terminar.
"No tienes que decidir ahora. Toma esta noche para pensar las cosas. Si descubro que
todavía estás aquí por la mañana, lo interpretaré en el sentido de que has decidido
quedarte a pesar de mi cuestionable carácter moral. Dejaremos de lado este pequeño

interludio y simplemente seguiremos adelante. Y si no estás aquí, bueno, realmente no

importa. ¿Les quedó claro?”
Cuadrando sus hombros, Jessie la miró fijamente durante un largo momento antes de
soltar un suave, "Sí. Muy claro."
Detrás de ella, Elle asintió en silencio mientras mantenía una distancia segura y
deliberada entre ellas.
Sintiéndose vagamente apaciguado, Darien retrocedió. Evitando la mirada penetrante de

Ben, trató de mantener su temperamento bajo control hasta que pudiera abandonar la
habitación. Sabía que había empujado a Jessie y Elle lo suficientemente fuerte y que era
hora de retroceder. Con visiones de su cama y la relativa oscuridad de su habitación
atrayéndola, se dirigió a las escaleras.
Ella casi lo logró. Pero luego oyó que Elle la llamaba.
Deteniéndose tímidamente en el primer escalón, Darien se volvió. Un poco más allá de

Elle, que había llegado al pasillo, podía ver a Jessie. Parada en la puerta con extraña
quietud, simplemente mirándola. Ella se obligó a mantenerse igual de quieta. Intentando
leer entre líneas mientras esperaba ver qué quería Elle.
"Solo quiero decir que lo siento. Sé que no tengo mucha experiencia que ofrecer y a veces
mi boca se mueve antes de que mi cerebro se involucre. Pero soy muy buena técnica y ...
y realmente no quise insultarte."
"Está bien, Elle. La vida está llena de decepciones. Viviré."
Elle tragó nerviosamente. "¿Entonces estás diciendo que estamos bien?"
"Estamos bien. Todos tienen derecho a un error. La clave es aprender y no cometer el

mismo dos veces porque cuando estás en el campo, rara vez tienes una segunda
oportunidad."
"Muy bien" — Elle pasó una mano nerviosa por su cabello — "pero, ya sabes, solo por si
acaso. ¿Qué pasaría si volviera a meter la pata?"
Darien suspiró. "Elle, no tienes idea de con qué estás jugando. Y realmente no quieres
saberlo."

CAPÍTULO CINCO
Jessie no recordaba haberse quedado dormida.
Para cuando se había arrastrado hasta la habitación que estaba usando, había estado al
menos dos horas quedándose son energía. Se desnudó cuando entró en la habitación,
arrojó su ropa en una silla, se dio un baño y luego se arrojó desnuda y aún mojada en la
cama con un suspiro de satisfacción.
Tenía la intención de cerrar los ojos por solo por un minuto o dos —no más — y luego se
levantaría, buscaría una camisa de dormir limpia y se prepararía para acostarse. Pero
cuando abrió los ojos, la suave luz de la mañana se derramaba por las ventanas, mientras
el aroma embriagador del café recién hecho flotaba en el aire.
Dios, mataría por una buena taza de café. Hizo una mueca medio inconsciente, sabiendo
que el aroma del café que había detectado significaba que se estaría conformando con el
brebaje espeso y amargo que Ben preparaba si él se levantaba antes que ella.
¿Todavía hay tiempo para una ducha rápida? El reloj de la mesilla de noche indicaba que
aún no eran las seis y, como Ben ya estaba levantado, no había prisa por bajar. Ella hizo
tiempo.
Quince minutos más tarde, se duchó y se vistió con jeans y una camiseta de algodón azul
marino, se dirigió hacia la cocina, deteniéndose justo antes de la puerta. Tal vez aún había
esperanza de una taza de café decente.
Darien estaba de pie en la isla central, armonizando suavemente con alguna canción de
rock clásica, ya que se filtraba en la sala desde los altavoces invisibles. Parecía estar
completamente absorta, concentrada en cortar un baguette recién salido del horno, si el
aroma era algo, y llenar una canasta que había colocado en una bandeja junto a una jarra
de café. Luego agregó una variedad de panecillos dulces y un tazón de fruta recién
cortada.
La vista de la comida despertó el apetito de Jessie. Si era sincera, casi tanto como la vista
de la cara angulosa de Darien, su cuerpo delgado y sus largas piernas vestidas de
mezclilla.
Elle tenía razón. Ella fue impresionante.
Pero si había eliminado a Ivan Sakharov como afirmaba — y realmente no había razón
para dudar de ella — entonces también era una mujer extremadamente peligrosa. Jessie

solo necesitaba mirar sus ojos salvajemente brillantes para ver eso. Lo único que no había
previsto era la aguda conciencia que la llenaba cada vez que miraba a Darien Troy.
Era casi como si una parte de ella reconociera a Darien, la hubiera conocido por años. Lo
cual plantaba la pregunta, ¿ por qué? O más específicamente, ¿ por qué ahora? ¿ Y por
qué ella?
Realmente no quería diseccionar el calor que generaba la presencia de Darien, pero no

pudo evitar preguntar. ¿Qué había sobre el momento que hizo que fuera tan difícil hacerlo
bien? Porque sabía con certeza que no estaría actuando sobre lo que estuviera sintiendo
pronto — si es que lo hacía. El trabajo en cuestión era demasiado crítico y necesitaba que
todos estuvieran plenamente comprometidos, sin distraerse con pensamientos de
naturaleza mucho más privada.
Y como regla general, ella no mezclaba el trabajo con asuntos personales.
Así que, por el momento, ella permaneció donde estaba. En el pasillo. Contenta de ver a
Darien llevar la canción hasta el final.
En un momento, las caderas de Darien daban un pequeño vaivén, manteniendo el ritmo de

la música mientras se inclinaba detrás de la isla. En el instante siguiente, se enderezó y se
giró, apuntando un SIG Sauer al pecho de Jessie.
"Guau."
Ella realmente necesitaba recordar que Darien mataba para ganarse la vida. Jessie
automáticamente levantó sus manos y se quedó quieta, sin atreverse a moverse. Apenas
atreviéndose a respirar, mientras mantenía sus ojos fijos en el extremo del arma. "Darien,
soy solo yo, Jessie. Estamos en el mismo equipo, ¿recuerdas?”
Probablemente solo fueron unos segundos, pero se sintió como toda una vida antes de que
Darien alzara una ceja en un arco perfecto y bajara el arma, deslizándola suavemente de
regreso en una funda de tobillo. "Lo siento. Me sorprendiste. Todavía debo estar cansada.
No estoy acostumbrada a tener a nadie más que a Ben, e incluso entonces —“
"Lo siento también." Para su disgusto, había nervios en su voz. Vio a Darien partir un
pedazo de pan y rociar un poco de miel antes de sostenerlo como una ofrenda de paz.
"Gracias." Jessie aceptó la ofrenda, tomó un pequeño bocado, luego rápidamente se

encontró devorando el resto antes de lamer la miel de sus dedos. "Maldición, eso es
realmente bueno."

"El pan proviene de la panadería al final de la calle. Es miel de tupelo blanco y viene de
Florida Panhandle (Región noroccidental del estado). Ben es irremediablemente adicto a
ella, así que trato de tener algo a la mano."
"Puedo ver por qué," Jessie dijo, archivando la pequeña revelación personal por un
momento en el que podía considerar lo que le decía. "Realmente no quise asustarte. Es
solo que he tratado de ser la primera en levantarme por la mañana en los últimos
días. Sobre todo es para asegurarme de que soy quien prepara el café, porque Elle está tan
desafiada como Ben en ese sentido" — se encogió de hombros — "no es que yo sea
mucho mejor."
"Una liviana," Darien murmuró. "¿Quien lo hubiera pensado?"
Los ojos de Jessie se ensancharon levemente mientras sopesaba el evidente intento de

humor. "Sí, tal vez, pero considero que el café de la mañana es un ritual sagrado. Es lo
único que me pone en marcha, y ninguno de los otros miembros del último equipo con el
que trabajé podía hacer una taza decente tampoco, así que he estado sin él durante mucho
tiempo."
"¿Donde fue eso?"
"Islamabad. Elle y yo formamos parte de un equipo allí la mayor parte del año
pasado. Finalmente nos dirigíamos a Estados Unidos cuando a las dos nos metieron en
esto."
"Déjame adivinar — por Grace?"
Ahí estaba la sonrisa otra vez. Una simple curva de los labios de Darien y un inesperado
destello de hoyuelos.
Pero fue tan poderoso como la primera vez. Posiblemente incluso más potente de lo que
Jessie recordaba, porque momentáneamente perdió el hilo de la conversación.
" ¿ Jesslyn?" Darien entrecerró los ojos y la miró con curiosidad. "Fue Grace lo que te
impidió ir a casa y te envió a ti y a Elle aquí?"
Jessie tragó saliva, se humedeció los labios secos y encontró su voz. "Sí — sí, ella lo
hizo. Y nos dejó sin opción en el asunto, podría agregar. Ninguna elección en
absoluto. Ella puede ser mi madre, pero decirle que no a la directora adjunta se considera
un movimiento que limita la carrera."
"En otras palabras, sigue siendo lo que Grace Lawson quiere, Grace Lawson consigue. Es
bueno saber que algunas cosas no cambian."

"Realmente conoces a mi madre, ¿ verdad?" Jessie se encontró riendo. "Hablando de

conseguir lo que quieres, qué crees que se necesitaría para conseguir una taza de ese
café? Porque después de aguantar lo que Ben y yo hemos estado haciendo durante los
últimos días, estoy lo suficientemente desesperada como para suplicar si lo que hay en esa
jarra sabe tan bien como huele. Y huele celestial."
"La mendicidad no es necesaria." Darien ofreció otra sonrisa. "Y te prometo que sabrá
incluso mejor de lo que esperas."
Los ojos de Jessie se fijaron en la boca de Darien, y se quedó preguntándose con qué
frecuencia usaba esa expresión particular. Porque era poderoso y peligroso y podía hacer
creer fácilmente a alguien que era el centro de su universo. "No estoy segura de eso —
tengo grandes esperanzas."
Sin decir una palabra más, Darien tomó la jarra y comenzó a servir café en una taza
mientras Jessie esperaba con impaciencia, casi agarrándola cuando la taza estaba
finalmente llena. Se llevó el café a los labios, inhaló el rico aroma justo antes de tomar un
sorbo tentativo, y lanzó un sonido que era una mezcla entre un suspiro y un gemido.
"Algún problema?"
"Dios, no," respiró. "Esto es perfecto."
Perfecto.
Darien escuchó la palabra y tuvo que estar de acuerdo. Aunque Jessie probablemente solo
había logrado dormir algunas horas, las sombras visibles en su cara la noche anterior se
habían atenuado y para su mirada siempre alerta, Jessie parecía refrescada esta mañana.
Y encantadora — especialmente en ese instante cuando se encontró mirando fijamente y

jurando que podía ver un fuego ardiendo visiblemente en los ojos de Jessie. Juró que
podía sentir el rubor acalorado mientras se extendía por las mejillas de Jessie.
Darien intentó sin éxito apartar la mirada cuando se dio cuenta de lo nerviosa que Jessie la
hacía sentir. Hizo que cada impulso sexual que Darien usualmente canalizaba con el
trabajo suplicara atención.
Su reacción la sorprendió, pero decidiendo ignorarlo por el momento, tomó

aliento. Luego otro. Pero cuando su mirada se movió sobre la cara de Jessie, vio la punta
de su lengua asomarse mientras se lamía los labios, y Darien sintió un inesperado
acelerarse profundo en su sangre, iluminando algo que no había sentido en bastante

tiempo. El aire crepitó, haciendo difícil respirar profundamente. Y aún más difícil resistir
el impulso de alcanzar y tocar.
No está bien. Especialmente teniendo en cuenta quién es su madre. "Me alegra que te
guste el café. Pero si puedo hacer una sugerencia?"
Jessie parpadeó. "¿Una sugerencia? Por supuesto."
"Sugiero que en el futuro no me mires así."
"¿Así cómo?"
La voz de Darien se redujo a un susurro acalorado. "Como si me desearas."
Jessie tragó visiblemente. "¿Es eso lo que crees que estoy haciendo?"
"Miéntete si quieres, pero no me mientas," Darien dijo. "Sabes que es lo que estás
haciendo. Me hace cuestionar cuán fuerte es tu sentido de autopreservación. Así que creo
que es justo advertirte que si eliges llevar esto más lejos, descubrirás que no soy tan
civilizada como cualquiera a quién podrías estar acostumbrada."
El impulso de tocar, de besar, pasó rápido. Sin tomarse el tiempo para pensar en las
consecuencias, se apartó de la encimera y caminó deliberadamente alrededor de la isla
hasta que estuvo parada frente a Jessie. Tan cerca que podía ver el pulso acelerarse en su
garganta, oler su aroma fresco y femenino, sentir el calor irradiando de su cuerpo. Pasó un
dedo índice con un lento y sensual deslizamiento por el labio inferior lleno de Jessie, a lo
largo de su mandíbula y por un lado de su cuello.
"De hecho, creo que deberíamos terminar con esto."
Con un hábil movimiento, capturó la cara de Jessie entre sus manos y bajó la boca. Sus
labios se movieron allí por un instante, a un susurro de distancia. Mordió el labio inferior
de Jessie con sus dientes. Y luego capturó su boca por completo. Darien sintió un instante
de pura electricidad, seguido de una ráfaga de calor. Ella respondió, sus manos se
sumergieron más profundamente en el cabello de Jessie mientras se entregaba al exquisito
placer de su boca. Acercando a Jessie, puso sus cuerpos en contacto.
Maldita sea. Jessie sabía a café, calor y deseo. Sus labios eran tan suaves como Darien
había imaginado que serían y tenían un sabor tan dulce. Eran todo lo que quería — y
quería todo.
Fue el último pensamiento coherente que tuvo cuando el beso se hizo más profundo y
alguien — posiblemente las dos — gimieron.

Se separaron casi tan rápido como se habían juntado. Darien soltó a Jessie y retrocedió
hasta que estuvieron separadas por un par de metros. Por un momento, todo lo que sintió
fue el fuego que aún ardía en su interior, consumiendo todo a su paso. Luchando por
recuperar la compostura, vio a Jessie cerrar los ojos y mantenerlos cerrados por un
segundo o dos, antes de abrirlos de nuevo y lamer sus labios.
Una mirada. Eso fue lo que le llevó a saber que Jessie no estaba no afectada por su
contacto. Su beso.
La idea la complació ... tal vez un poco demasiado. "Eso fue incluso mejor de lo que
pensé que sería."
" ¿ Lo fue?" La voz de Jessie era más ronca de lo habitual, sus ojos brillaban, su
respiración ligeramente irregular.
Darien tragó saliva y dio otro paso atrás, creando más distancia entre ellas, y se dejó caer
en un taburete. "Ambas sabemos que lo fue."
Jessie era una mujer inteligente, y ella claramente interpretó y entendió su retiro por lo
que era. "Fue solo un beso," dijo con ligereza. "Un maldito buen beso, claro está. Pero fue
solo un beso. Y ahora, supongo que no tendremos que preguntarnos. Solo por favor, lo
que sea que hagas ... no digas que lo sientes."
"No iba a hacerlo." Darien vaciló. "No lo estoy."
Por primera vez en todo lo que recordaba, sintió la necesidad de explicarse. Pero como
nunca lo había hecho, no tenía idea de lo que estaba involucrado o de lo que debería
decir. Y luego ya no importaba. Cualquier cosa que pudiera haber dicho, cualquier
conversación que pudieran haber tenido se perdió cuando Elle irrumpió en la cocina en un
ruido de pasos y un estallido de ira.
"¿Qué diablos hiciste con mis computadoras?" Exigió, agitando una mano mientras Ben la
seguía a la cocina.
"¿Elle?" Jessie intentó intervenir. "¿Que esta pasando? ¿Cuál es el problema?"
"Te diré cuál es el problema — ella es el problema." Elle apuntó con un dedo a Darien, su
temperamento claramente la estaba dominando. Alcanzó a Darien y la agarró del brazo
mientras se ponía de pie.
La diferencia de altura hizo que Elle se detuviera mientras miraba hacia arriba, pero solo
por un instante. "Respóndeme, maldita sea". ¿Dónde están mis computadoras? ¿Qué has
hecho con ellas?”

El cuerpo de Darien se tensó mientras la furia superó el sentido común y apretó sus manos
en puños. Luego desapareció. El control regresó y miró desapasionadamente. "Esto se
está volviendo tedioso," dijo, la amenaza implícita en su tono. "Querrás dar un paso atrás
y mantener tus manos lejos de mí."
Le tomó solo una mirada larga para que Elle soltara su agarre y retrocediera. "Todavía
estoy esperando una respuesta," Elle dijo con mucho menos bravuconería.
" ¿ Dare?" Ben se acercó. " ¿ Que esta pasando? ¿ Hiciste algo con las computadoras de
Elle?”
Darien dirigió una mirada de enojado desafío en dirección a Ben y levantó los hombros
como diciendo: ¿Y si lo hiciera? Pero Ben continuó parado frente a ella, esperando que
respondiera. Frustrada, se pasó una mano por el pelo y lo apartó de la cara.
"Las puse en cajas y las guardé en el armario del pasillo." Podía sentir que su
temperamento seguía aumentando, pero la rabia inicial se estaba estabilizando y logró
mantener su voz tranquila.
Jessie la miró duramente. "¿Cambiaste de opinión sobre ayudarnos?"
"No del todo." Inexplicablemente, la pregunta y el tono de decepción que la acompañaba

le dolieron, y Darien se obligó a tomar aliento cuando se encontró con los ojos de
Jessie. "Fue una decisión de juicio. Resulta que creo que si realmente deseas rastrear la
lista de traficantes de armas que me enseñaste anoche, vas a necesitar una tecnología
mejor que la que has estado utilizando."
"¿Mejor tecnología?"
"Es correcto. Y da la casualidad de que lo que puedo ofrecer es lo último en R y D

(Investigación y desarrollo). Lo último en tecnología."
"Lo último en tecnología," Elle repitió con una pequeña mueca de desdén. "Debes saber
que lo que obtuve de la agencia es — "
"Lo que estás usando no está mal." La calma una vez más, desapego, Darien volvió a
mirar a Jessie. "Lo que estoy ofreciendo es mejor. Pero no tienes que creer en mi
palabra. Tampoco tienes que usarlo. Si me sigues arriba, te mostraré lo que tengo y tú
puedes decidir por ti misma. Y si no estás contenta con eso, tu viejo equipo todavía está
aquí y estaré encantada de volver a instalarlo."

Cuando Jessie siguió dudando y parecía luchar con una decisión, Darien golpeó
impacientemente una mano en su muslo y apuntó con una mirada larga y nivelada. "No es
una elección tan difícil, Jesslyn. ¿Qué puedes perder?"
"Tienes razón," Jessie dijo. "Está bien, muéstranos lo que tienes."
Sin decir una palabra más, Darien abrió el camino de regreso al pasillo y subió las
escaleras, sin detenerse hasta que llegó a una habitación en el cuarto piso. Después de que
ingresara un largo código alfanumérico en la plataforma de seguridad ubicada detrás de
una fotografía en blanco y negro enmarcada en la pared, aplanó su palma contra un panel
biométrico, luego se hizo a un lado cuando se abrió la puerta.
Maldiciendo en silencio a Ben una última vez por involucrarla en esto, entró en una
habitación de techo alto, relativamente austera, y pintada de un blanco suave. En el centro
había una elegante consola de color espresso. Con forma de herradura, contenía varias
computadoras interconectadas y dos monitores grandes, mientras que en la pared más allá
había un tablero de grandes televisores de pantalla plana.
Tomando asiento en la consola, habló suavemente para desbloquear el teclado y colocó su

mano en un segundo panel biométrico. Luego acercó el teclado y escribió rápidamente el
comando que inició interferencias e inhibidores, evitando que cualquier señal externa
penetre en la habitación. Mientras trabajaba, explicó algo de lo que estaba haciendo para
beneficio de Jessie y Elle.
"He estado en habitaciones seguras" — Jessie soltó una risa aguda — "pero esto ... parece
que has pensado en todo."
"Ciertamente espero que sí." Presionando un último interruptor, se volvió hacia

Jessie. "Voy a necesitar que mires la cámara."
"¿Qué cámara?"
Darien señaló hacia una pequeña luz roja parpadeante en la consola. "Está conectado a un
programa de reconocimiento facial tridimensional que está configurado para capturar toda
la información necesaria. Cosas como la forma de tu rostro y ojos, la textura de tu piel. Y
necesitaré que digas algo."
"¿Algo en particular?"
"Mientras sea natural, no necesito mucho. Eso realmente lo hará. También necesitaré un
escáner de retina y tu huella. Lo mismo va para Elle."
Elle entrecerró los ojos. "¿Para qué?"

"Autorización de seguridad. Es la única forma en que podrás entrar a la habitación, y

mucho menos acceder a cualquiera de los equipos. Dentro de lo razonable, por supuesto."
"Supongo que el acceso no viene con privilegios de administrador," Jessie dijo a la ligera.
"Estarías en lo cierto. Pero aún podrás acceder a toda la información que necesitas, y
puedo garantizar que será más de lo que han estado recibiendo hasta ahora."
Tardó unos minutos en terminarlo todo. Una vez que Darien estuvo satisfecha de que
tenía lo que necesitaba, sus dedos bailaron sobre el teclado mientras ingresaba una nueva
serie de comandos. Una a una, las pantallas de televisión cobraron vida, mostrando
imágenes satelitales en tiempo real y un sinfín de datos.
"Bien, necesito que las dos escuchen, porque solo voy a explicar esto una vez. Entrar a la
habitación es solo el comienzo. La cara, la voz y la retina — en ese orden — activarán el
sistema, pero es la huella que les permitirá ingresar cualquier cosa en el teclado. Si el
teclado no se activa dentro de los veinte segundos a la activación del sistema, todo se
apaga y la habitación se bloquea. En ese punto, no hay forma de salir, y la puerta solo se
puede abrir con anulaciones muy específicas."
"Muy bien. Es bueno saberlo.” Jessie frunció el ceño, sin dejar de mirar la información
que bailaba en las pantallas. "¿Que es eso? ¿Y por qué algo de esto parece familiar?”
Darien miró las pantallas. "El de la izquierda está actualmente ejecutando una búsqueda
en la base de datos de Langley. El de la derecha, estamos haciendo entrando en
DGSE. Pero no estás limitada solo a esos dos. Desde aquí, podemos acceder a una serie
de sistemas clasificados. MI6, Mossad (Instituto para la Información y las Operaciones
Especiales), SVR (Servicio de Inteligencia Exterior), ASIS (Servicio de Inteligencia
Secreto Australiano). Entiendes la idea."
"Super genial," Elle susurró. "¿Cómo diablos estás haciendo todo esto sin ser atrapada?"
Darien se encogió de hombros. "Eso no sucederá. Incluso mientras hablamos, la señal

rebota alrededor de los satélites como un pinball, demasiado rápido para que cualquiera
pueda rastrearla."
"Jesús." Su enojo y resentimiento claramente olvidados, Elle miró y sonó como si hubiera
encontrado el Santo Grial. "Esto es increíble. Creo que solo hay alrededor de una docena
de hackers que podrían hacer algo como esto."
"Probablemente, pero soy mejor. No dejo rastros," Darien respondió con seriedad y luchó
por no reírse. Elle parecía adecuadamente impresionada, mientras que Jessie ponía los
ojos en blanco. "Lo siento. A veces no puedo evitarlo. La verdad es que sí trabajo para

todas las agencias cuyos sistemas tengo acceso rutinario. Es parte del trato. Quid pro
quo. Pero al acceder a sus sistemas de la manera en que lo hago, también les puedo decir
dónde están sus áreas de vulnerabilidad y qué deben hacer para evitar que otros entren."
"¿Alguna vez has sido detenida?" Jessie preguntó antes de que su voz se suavizara. "¿O a
punto de ser atrapada?"
"No. Al menos no tan lejos.” Ella se encogió de hombros otra vez. "Un par de cosas más,
y luego terminamos aquí."
"Bueno. ¿Qué es lo primero?”
"Si las cosas empiezan a ir hacia el sur por alguna razón, si te sientes amenazada o esta
ubicación se ve comprometida de alguna manera ..." Ella accionó un pequeño interruptor
y se abrió una pared, revelando un impresionante alijo de armas. Armas de artes marciales
como el nunchakus y una katana japonesa eran claramente visibles, así como armas más
tradicionales. Cuchillos, pistolas, varios rifles de francotirador y cajas de municiones.
Los ojos de Jessie se agrandaron. "Tengo que admirar a una mujer con su propio arsenal
privado. ¿Estás segura de que no tienes un misil Stinger o dos allí?”
Darien se volvió y la miró por un instante, no afectada por el intento de humor de Jessie,
pero todavía no dispuesta a facilitar. "Ningún Stingers en este momento, pero se puede
arreglar si crees que es necesario."
"Lo tendré en mente. Dijiste que había un par de cosas. ¿Qué más?"
"Esta es simple. Mientras que estamos obligados a trabajar juntos, si quieres saber algo
sobre mí, debes hacerlo a la antigua usanza y preguntar. Haciendo maniobras y búsquedas
profundas en la computadora no funcionarán, a menos que no te importe que lo
descubra. Y para que quede claro, ese tipo de actividad tiende a irritarme, así que mejor
ahórrate el problema."
Jessie se sonrojó y se medio encogió de hombros. "Lo siento. No queríamos — " Se

detuvo y murmuró algo entre dientes, pero rápidamente se recompuso y le dio a Darien
una sonrisa descarada, claramente tratando de quitarle cualquier aguijón posible a sus
palabras. "En realidad, supongo que quisimos echarte un vistazo. Y obviamente, esa eras
tú en el otro extremo de la alarma que activamos — junto con mi madre. Realmente lo
siento."
Una sonrisa reacia tiró de los labios de Darien. "Está bien, Jesslyn, esta vez. Tus instintos
fueron buenos y, en circunstancias similares, podría haber hecho lo mismo."

"Tal vez, pero dudo que hubieras activado esa alarma."
"Tienes razón sobre eso."
Era obvio que Elle ya no estaba interesada en la conversación ya que continuaba mirando
con los ojos muy abiertos hacia la consola. "Puedo — "
Darien introdujo un nuevo comando en el teclado, luego se levantó y le dio a Elle su

asiento. "Sírvete. ¿Pero Elle?”
Esperó hasta que Elle la miró y vio la leve sonrisa que no debía ser tranquilizadora
mientras Darien dejó entrever el destello del depredador. "No estoy segura de cómo
sobreviviste a Islamabad, pero ya has empujado tu suerte dos veces. Asegúrate de que eso
es todo porque no habrá más oportunidades. ¿Estamos claros?" Se detuvo por un instante
antes de continuar más suavemente. "Ahora, si hemos terminado aquí, creo que dejé el
desayuno listo en la planta baja. ¿Vamos a comer?”

CAPÍTULO SEIS
Siempre habrían innumerables razones e incontables agendas sirviendo cuando los grupos
terroristas reivindican públicamente la responsabilidad de actos que horrorizaban a la
mayoría de la comunidad mundial. Un deseo por atención de los medios. Una forma de
atraer nuevos reclutas. Una oportunidad para demostrar resolución y dedicación a una
causa. O simplemente una demostración de poder, destinada a infundir miedo.
Elige, Jessie reflexionó. Sabía que era solo cuestión de tiempo antes de que algún grupo
finalmente se presentara y reivindicara la responsabilidad de derribar los tres aviones. En
circunstancias normales — si existiera tal cosa — alguien debería haberse
adelantado. ¿Por qué no hoy?
No era como si no les vendría bien un cambio. Tampoco podía olvidar que estaban en un
tiempo prestado, sentados sobre una bomba de tiempo. Una que sabía que podía explotar
en cualquier momento, sin previo aviso.
Cerrando sus ojos por un momento, se frotó el puente de la nariz. Había pasado la mayor
parte de la última semana juntando información en su lista de traficantes de armas. Las
horas se perdían una tras otra sin interrupciones hasta que ya no pudo distinguir cuándo
terminaba una y comenzaba otra. Pero necesitaba evaluar dónde estaban los vendedores,
con quién habían sido vistos, y luego tratar de anticipar lo que podría ocurrir a
continuación.
Era como buscar una aguja en un pajar, tratando de encontrar posibles puntos de
intersección entre los traficantes y los terroristas aún no identificados. Habían estado
ampliando los círculos hasta que la cantidad de información amenazó con desbordarse, y
ella había estado mirando al monitor durante tanto tiempo que los datos habían
comenzado a flotar frente a sus ojos.
Estirando los músculos cansados y apretados, intentó ejecutar un último conjunto de

probabilidades, pero descubrió que no podía concentrarse y soltó un suspiro de
frustración.
"¿Estás bien?"
Jessie levantó la vista y notó la tenue línea de preocupación en la frente de Elle. "No estoy
segura. No he estado durmiendo bien. ” Tragó saliva y se apartó el pelo de los ojos. "Y
creo que podría haber hecho algo estúpido. Algo realmente, realmente estúpido."

Los ojos de Elle se entrecerraron levemente y Jessie sintió el peso de su mirada. "Bueno
—?"
"¿Bueno qué?"
"Bueno, no mantengas a una chica en suspenso," Elle bromeó. "¿Fue un buen beso?"
"No tengo idea de lo que estás hablando."
"No me engañes. Ahora suéltalo."
Los ojos de Jessie se cerraron e intentó sacar la imagen de la cara sonriente de Elle
mientras reproducía el beso caliente, alucinante. Había pasado una semana y aún podía
saborearlo. Se lamió los labios e intentó recordar el nombre de la última mujer que la besó
así. Fallando miserablemente, no pudo contener un suave gemido. "Oh, mierda."
Elle se rió. "Dios mío, te estás sonrojando. No puedo creerlo ¿Así de bueno?"
"Ah, Jesús, Elle. Demasiado bueno. ¿Cómo lo supiste?"
"Porque puedo ver algo cada vez que ustedes dos se miran. Guau, hablando de química."
Jessie soltó otro suspiro. "Química, tal vez. ¿Pero qué demonios he hecho?”
"Besaste a una mujer hermosa," Elle resumió sucintamente. "No estoy segura de ver el
problema en eso."
"¿El problema?" Poniéndose de pie, Jessie comenzó a pasearse, preguntándose si estaba

demasiado a la defensiva. Pero no pudo evitarlo. "El problema es que apenas conozco a
Darien. Y tenemos que trabajar juntas."
"Olvidaste el hecho de que ella es una asesina por contrato. Mata gente para ganarse la
vida. Pero no nos dejemos atrapar por los detalles porque lo más importante es que nos
está ayudando a buscar a los terroristas que volaron esos aviones. Terroristas que planean
cosas aún más grandes de las que no sabemos nada."
"Exacto." Jessie eligió ignorar el sarcasmo en la voz de Elle. "Maldición, Elle, hay mucho
en juego para que arruine las cosas con el sexo. Esta no soy yo. No hago esto. No puedo
hacer esto."
"Entonces no lo hagas," Elle dijo encogiéndose de hombros. "Mira, Jess, en el mejor de

los casos la mujer me asusta. Pero me parece que lo que haya sucedido — este beso — ya

ha sucedido, y tarde o temprano, tendrás que lidiar con esta atracción que las dos parecen
tener. Y nada dice que no puedas hacer ambas cosas ... lidiar con la atracción y hacer tu
trabajo."
"¿Qué estas sugiriendo?
"Por ahora, creo que debes dejar de castigarte. Has estado yendo sin parar durante
bastante tiempo, así que por qué no te tomas un descanso?”
"Tomarme un descanso, ¿cómo?"
"No lo sé. Ve a tomar una ducha o algo así, despeja tu cabeza. Las cosas siempre se ven
mejor después de una ducha larga y caliente."
Una imagen brilló en su mente, un destello de la nada. Darien en la ducha con ella, sus
cuerpos entrelazados. Maldita sea. Soltando un suspiro, se pasó una mano por la nuca,
frotando la tensión que encontró allí. "Tienes razón. Creo que haré eso."
Se alejó, solo para escuchar la voz de Elle que la llamaba. "Estoy pensando que debe
haber sido un beso tremendo, para que estés tan alterada."
Lo fue. Maldita sea, realmente lo fue.
Una ducha rápida normalmente despejaba su cabeza, pero las corrientes de agua caliente
provocaron sensaciones para las que Jessie no estaba preparada. Ni lo pienses, se dijo a sí
misma, lo que por supuesto solo sirvió para hacerle pensar aún más. Recordó la sensación
de las manos de Darien en su cabello. Recordó el calor de su boca. Recordó su sabor. Y se
dio cuenta de cuánto quería volver a hacerlo.
Maldita sea, solo fue un beso, se recordó a sí misma. Cerró el agua, agarró una toalla y se
vistió rápidamente con jeans y una sudadera. Dejando que su cabello se secara solo, se
dirigió al piso de abajo y caminó hacia la cocina.
Ella vio que Ben ya estaba allí. Sentado en un taburete en la isla, estaba mirando a Darien
mientras ella preparaba lo que sería su cena. Diestramente empuñando un cuchillo que
parecía tan afilado como un bisturí, cortaba verduras y las agregaba al sofrito que estaba
preparando.
Todas las atracciones obvias y ella cocina. Parecía un exceso de dones.

A través de la puerta abierta, podía oír a Ben hablando. Una conversación normal y
cotidiana que parecía girar en torno al padre de él. Notó que su tono era diferente, más
relajado. Le escuchó decir que su padre había llamado para preguntar cuándo podrían
estar disponibles para cenar con él.
"Le dije que estábamos trabajando en esto y —"
"¿Y qué?"
"Diablos, Dare. Tengo cincuenta y tres años. ¿Cuándo crees que él perdonará mi fracaso
para casarme y asegurar el linaje familiar?”
"Es lo único que él siempre quiso," Darien respondió con una sonrisa. "Tú lo sabes."
"Lo hago, pero ahora se le ha metido en la cabeza que de alguna manera se le puede
convencer de por lo menos proporcionarle un nieto. Matrimonio opcional."
Las manos de Darien dejaron de moverse y su rostro se convirtió en un estudio de

contradicciones. Jessie podía ver la diversión y la vergüenza empujándose unos a otros en
la expresión normalmente reservada de Darien, mientras hacía una mueca irónica. "¿Tu
padre quiere presentarte una mestiza y diluir el linaje familiar?"
"Mi madre es británica, por lo que el linaje ya está diluido. El punto que omites a
propósito es que él piensa que cualquier niño que tú y yo produzcamos sería brillante."
Y hermoso, Jessie agregó mientras la voz, la risa y el aroma de Darien se arremolinaban a

su alrededor. Dejó escapar un largo suspiro y se aclaró la garganta para hacerles saber a
los otros que ya no estaban solos, luego caminó hacia la cocina.
"Ya sabes, tu padre es un hombre muy agradable. Siempre me gustó y odio la idea de
privarlo de un nieto potencialmente brillante" — Darien miró a Jessie cuando apareció a
la vista — "y realmente no quiero lastimarte. Pero pensar en mí con cualquier hombre,
incluso tú —“
Ben sonrió. "¿No va a pasar?"
"Jamás."
Los ojos de Darien tenían un rastro de picardía y diversión revoloteando alrededor de su

boca. Agregó vino a la olla que estaba hirviendo a fuego lento en la estufa, luego vertió
un poco en una copa y tomó un trago apresurado.

Jessie dejó que su mirada se detuviera en la boca de Darien durante un instante, evaluando
audazmente y sin disculpas por más tiempo de lo que probablemente era necesario o
sabio. Pero la mujer se estaba convirtiendo rápidamente en una locura en su vida bien
ordenada, el sentimiento resultante era casi primitivo.
Ella necesitaba pensar en eso. Sobre lo que significaba. Pero eso era para después. Por
ahora, incluso mientras se decía a sí misma que necesitaba mantener sus sentimientos bajo
control, pensó en el beso de nuevo, dejando que su mente se desviara en la absorbente
sensualidad de los labios de Darien contra los suyos.
Como si la leyera perfectamente, los ojos de Darien se movieron fríamente hacia ella.
Darien dijo algo, pero Jessie ya estaba avergonzada de ser sorprendida mirando y no
escuchó lo que dijo. Sus cejas se fruncieron con irritación autodirigida y el calor inundó
su rostro. Tardó un momento más en comprender que se le ofrecía vino cuando Darien
agitó suavemente la botella que estaba sosteniendo.
"¿Quieres un poco?"
¿Quieres un poco?
Vino. Le estaba ofreciendo vino. Nada más.
Ella logró murmurar una respuesta. "Por supuesto."
Darien llenó una copa y la deslizó por la isla en su dirección.
Jessie murmuró su agradecimiento. Obligándose a exhalar, se concentró en llevar el vino

a sus labios. No estaba acostumbrada a que nada ni nadie la distrajera — especialmente
cuando trabajaba en el campo. Pero dos veces, sin incluir el único beso inolvidable,
Darien había hecho exactamente eso. Evidentemente sin siquiera intentarlo. Tendría que
permanecer alerta o sucedería de nuevo.
"¿Puedo hacer algo para ayudar?"
Darien señaló hacia donde estaban apilados los platos en un extremo de la isla. "Puedes
ayudar a Ben a poner la mesa."
Cuando la tarde se desvaneció y se deslizó en la noche, Darien encontró que su estado de

ánimo cambiaba. Reconoció que estaba en lo que Ben llamaría uno de sus estados de
ánimo tranquilos. Oscuras e inciertas, las emociones se agitaban. Pero cuando miró a su
alrededor, no pudo aislar una fuente de su descontento.

Elle había regresado al piso de arriba tan pronto como después de la cena pudo arreglar
educadamente su escape, aparentemente tirada por un cordón umbilical invisible que se
había formado, uniéndola al sistema informático.
Jessie, por otro lado, había abandonado cualquier análisis adicional por la noche. Durante
la cena, expresó su descontento con el progreso que estaban haciendo. "Parece que
estamos llegando a un callejón sin salida al tratar de identificar al especifico distribuidor
de armas involucrado," dijo.
Jesie creía que estaban siendo obstaculizados por la voluntad política inadecuada de la
mayoría de los gobiernos para implementar y aplicar medidas que regularían, disuadirían
y castigarían a los traficantes de armas. "Se les permite operar prácticamente indemnes,
sin temor a ser procesados o castigados. Solo unos pocos países en el mundo tienen
legislación contra los intermediarios de armas," protestó acaloradamente, "dejándolos en
gran medida libres para ejercer su oficio. A pesar de que facilitan la guerra y los
conflictos armados, apoyan el terrorismo, promueven el crimen y rompen los embargos de
armas de la ONU."
Como si se escuchara a sí misma, se detuvo bruscamente, su rostro ligeramente sonrojado

con evidente emoción. "Lo siento por eso," dijo después de un momento. "No fue mi
intención soltar un discurso. Es solo uno de esos temas que me pone en marcha y ha sido
uno de esos días."
Después de eso, Jessie cayó en una especie de silencio cansado. Pero ahora parecía que
había encontrado una salida saludable para sus frustraciones, mientras se sentaba contenta
superando a Ben en el ajedrez por tercer juego consecutivo, para consternación de Ben.
Darien observó por un minuto o dos más antes de apartar la mirada. Nadie estaba
hablando con ella en este momento. Pero aún podía oír una irritación incesante susurrarle
al oído, dejando su temperamento afilado y su cuerpo enrollado como un resorte.
En un instante de repentina y fría claridad, se dio cuenta de que había pasado demasiado
tiempo rodeada de gente en los últimos días, algo a lo que no estaba acostumbrada. Eso
era todo, claro y simple. El problema con el descubrimiento, sin embargo, era que no
podía ver una solución inmediata. No ahora y no pronto. Cuando dejó escapar su tercer
suspiro tembloroso en minutos, Ben colocó a su rey de lado, concediéndole un juego más
a Jessie, y se puso de pie. "¿Dare? ¿Qué dirías de un entrenamiento?”
Darien soltó una risa a medias. ¿Por qué no había pensado en eso, se preguntó, sabiendo
que el esfuerzo físico era la solución perfecta para lo que la aquejaba? Considerándolo, se
levantó, se movió con determinación hacia las escaleras, luego se detuvo. Antes de
permitirse continuar, necesitaba tener en claro las intenciones de Ben.

"Ya sabes que estoy en un estado de ánimo asqueroso." Lo dijo malhumoradamente y

enseñó los dientes, pero sin calor. "Así que no estás pensando en entrenar conmigo,
¿verdad?"
Escuchó a Ben reírse en respuesta.
No era que no estuvieran bien emparejados físicamente. Con poco menos de 1.80 mts. y
79 kilos, Ben era musculoso, apenas unos 3 centímetros más alto, y pesaba más de 22
kilos que ella, mientras que ella tenía la ventaja de ser más de veinticinco años más joven
y tener mayor velocidad y agilidad de su lado.
Pero Darien también sabía que si se llegaba a eso, Ben nunca podría ir más allá de su
herencia y educación para lastimarla realmente, mientras que en el fondo, le gustara o no,
ella era y siempre sería una luchadora callejera. No dudaría en pelear sucio si eso
significara la diferencia entre ganar y perder. Y a ella no le gustaba perder.
Afortunadamente, Ben la conocía bien. "No creo que tenga ganas de que me arrojes por el
suelo esta noche, así que creo que este podría ser un buen momento para practicar kata (*)
en lugar de round corto."
De repente, el resto de la noche pareció ser una promesa. Al acercarse a Ben, ella hizo
algo que rara vez hacía, sorprendiéndoles a ambos — le tocó brevemente la mejilla con
los labios. "Gracias. Por alguna razón, a menudo pareces saber lo que necesito antes que
yo. Déjame ir a cambiarme y te veré en el dojo."
Estaba a punto de subir las escaleras cuando una pregunta en voz baja la detuvo. " ¿ Te
molestaría si les acompaño? Me encantaría ver, y tal vez no me importaría hacer un poco
de ejercicio yo misma."
Darien hizo una pausa y se volvió para mirar a Jessie, tratando de leerla. Pero no vio nada
problemático.
Nada preocupante. Después de enviar una rápida mirada en dirección a Ben para
asegurarse de que no se oponía, ella asintió. Incluso sonrió un poco. "Por qué no. Si
quieres cambiarte, Ben puede mostrarte dónde entrenamos."
Después de cambiarse rápidamente en pantalones sueltos con cordones y una camiseta sin
mangas, Darien entró al pequeño dojo que había establecido en el quinto piso. Jessie y
Ben aparecieron justo detrás de ella, ambos se habían puesto pantalones de chándal y
camisetas.
(*) Serie, forma o secuencia de movimientos establecidos que se pueden practicar tanto en solitario como en
parejas.

"¿Lista?"
Jessie asintió y se unió a Darien y a Ben en el piso mientras comenzaban lo que para ellos
era una rutina familiar de calentamiento. "Dios, necesitaba esto." Jessie suspiró mientras
calentaban con Pilates básico, cuerda para saltar y algunas calistenias (Sistema de
ejercicios físicos con el propio peso corporal) ligeras. "He estado pasando demasiado
tiempo frente a una computadora."
" ¿ Corres?" Darien preguntó. Cuando vio el asentimiento rápido de Jessie, agregó,
"Podrías venir conmigo algunas mañanas, si quisieras. París es realmente hermoso a las
cinco de la mañana."
"¿A las cinco?"
"¿Demasiado temprano para ti?"
"Eso es brutal."
Darien intentó enterrar una sonrisa. "O te puede gustar. Solo necesitas estar preparada
para que te miren fijamente."
"¿Porque eso?"
"Por alguna razón, muchas mujeres parisinas no suelen correr como una regla, así que
cuando la gente te ve correr, es probable que te miren ... o que te hablen extraños."
"¿Qué haces cuando eso sucede?"
"Los ignoro y sigo corriendo. Es por eso que prefiero correr temprano — antes de que
mucha gente salga a pasear."
Jessie pareció dudar. "Creo que estoy dispuesta a intentarlo. ¿ Pero te voy a retrasar
demasiado?”
"No te preocupes por eso," Ben dijo. "He entrenado con Dare con bastante frecuencia a lo
largo de los años, y si la dejas marcar el ritmo, encontrarás que establece uno bueno y
constante. No deberías tener problemas para mantenerte al paso. También es una
excelente manera de ver la ciudad."
"Entonces diría que es un plan," Jessie dijo y esbozó una rápida sonrisa.

Mientras continuaban con el calentamiento, Darien mantuvo un ojo en Jessie. Pero ella lo
hizo bien, manteniéndose sin ningún problema aparente. Por otra parte, Darien reconoció,
no debería estar tan sorprendida.
La camiseta sin mangas y los pantalones de chándal que llevaba Jessie no eran tan
ajustados, pero resaltaban un cuerpo delgado con algunos músculos muy bien definidos.
Jessie finalmente cedió una vez que Darien y Ben se prepararon para comenzar a ejecutar
el primero de una serie de katas. Trasladándose a la parte posterior de la habitación, cerca
de la puerta, ella se sentó en el suelo, mientras que Ben envolvió un pañuelo alrededor de
la cabeza de Darien, tapándole los ojos.
Al igual que el shadowboxing, Darien usó katas para perfeccionar la técnica y como una
forma de acondicionamiento. Cada kata simulaba un combate y era necesario practicarlo
como si se tratara de una lucha real — con la dinámica corporal correcta, los
movimientos correctos, las secuencias correctas, ejecutadas en el momento correcto — y
la sensación de que el siguiente ataque podría venir de cualquier dirección. Cada
movimiento se efectuaba en el siguiente en un ballet bien coreografiado.
Ella pensó que con un poco de imaginación, el kata podría ser mortal. También creía
firmemente que el kata mejoraba tanto el cuerpo como la mente.
La venda le ayudó a mejorar su sentido del equilibrio. Más importante aún, con la ayuda
de la venda para los ojos, fue capaz de frenar el kata y centrarse en el control preciso de la
respiración, el control muscular y el control mental, lo que le permitió pasar a una forma
de meditación en movimiento. Relajó el cuerpo y la mente y avanzó hacia el momento,
más allá de la charla y el caos que normalmente ocupaban su cabeza.
Había algo que decir al respecto. Y por primera vez desde antes de irse a Afganistán,
Darien sintió que el mundo exterior retrocedía, sintió que comenzaba a relajarse.
El momento Zen, desafortunadamente, demostró ser efímero, destrozado cuando Elle

gritó sus nombres.
Los gritos de Elle se hicieron más cercanos, acompañados por la prisa de sus pasos
mientras avanzaba por el pasillo.
Instintivamente, Jessie se puso en pie de un salto y extendió la mano, agarrando el brazo

de Elle y parándola físicamente mientras se deslizaba desganadamente por el suelo de
madera del dojo. Sabía que para los artistas marciales tradicionales, el dojo se consideraba
un lugar especial. La etiqueta y el protocolo dictaban cómo uno debía entrar o salir, y

permitir que Elle chocara con Darien o Ben era lo último que exigía la situación — y la
etiqueta.
Escuchó a Darien reprimir un comentario entre dientes mientras dejaba caer una patada y
se ponía el pañuelo alrededor del cuello. Ben dio dos pasos adicionales antes de detenerse
también. Después de intercambiar miradas, se inclinaron hacia la pared frontal de la
habitación — un signo de respeto — y le hicieron una señal a Elle y a Jessie para que los
siguieran fuera del dojo. Su significado fue claro. Ninguna conversación sobre terroristas
tendría lugar en el dojo.
Elle apenas podía contener su emoción, incapaz de esperar hasta que llegaran a la sala de
informática.
"Tenemos una pista. Hace poco más de una hora, un grupo emitió un comunicado en el
que afirmaba ser responsable del lanzamiento de los misiles que derribaron los tres
aviones. También emitieron una advertencia. Dicen que esto es solo el comienzo, y que
otra demostración de su poder es inminente. El Reino Unido ya respondió elevando su
nivel de amenaza terrorista a severo. No hay información del DHS (Departamento de
Seguridad Nacional de los Estados Unidos) sobre si los Estados Unidos hará lo mismo."
"Diablos," Ben dijo. "¿Sabemos quiénes son?"
"Ya logré investigar un poco sobre ellos, pero tengo que decirles que la mayor parte es
vieja historia. Tomará tiempo y recursos."
"Pero es obvio que tienes algo." La impaciencia de Darien se avivó visiblemente.
"Sí, pero estoy tratando de advertirles que lo que hay allí es bastante viejo, y no tiene
mucho sentido."
Jessie colocó una mano tranquilizadora sobre el hombro de Darien. "Solo dinos lo que
tienes."
Tomando una respiración profunda, Elle asintió. "Lo que estamos viendo es un grupo que
apareció por primera vez en el radar de inteligencia hace casi veinte años. No duraron
mucho — tal vez cinco años. Pero lo realmente interesante es que en su mayor parte,
nunca estuvieron directamente involucrados en ninguna actividad terrorista. Simplemente
financiaban otras organizaciones."
"¿Estás diciendo que eran financieros?" Jessie preguntó. "¿Malditos banqueros?"
"En cierto modo, sí, supongo. Inicialmente, respaldaron una serie de grupos dedicados a
la independencia en la región del Cáucaso y a luchar contra el gobierno ruso. Pero luego

descubrieron que se podía ganar dinero, y comenzaron a establecer vínculos con otros
grupos terroristas con objetivos mucho más amplios ... incluidos los jihadistas que luchan
en Medio Oriente y en otras partes del mundo."
"¿De dónde sacaron el dinero?"
"Principalmente a través del lavado de dinero y el narcotráfico. Pero también eran

sospechosos de secuestrar a jóvenes europeas y estadounidenses y de venderlas a clientes
adinerados de Asia y Medio Oriente. O ponerlas a trabajar en prostíbulos." Elle hizo una
pausa. "Probablemente habrían seguido, pero algo sucedió. Se rumoreaba que estaban
directamente involucrados en el secuestro y la ejecución de dos ciudadanos israelíes
sospechosos de ser Mossad. Después de eso, todo se vino abajo."
"Jesús." Jessie hizo una mueca. "¿Estos bastardos tienen un nombre?"
"Se llamaron a sí mismos el Gremio."
¿ El gremio? Darien se puso rígida. La negación llegó ardiente, fuerte y rápido, y sintió
que los latidos de su corazón se aceleraron hasta que latía locamente en su pecho. "No,
eso no puede ser correcto." Se volvió hacia Ben y se sorprendió al encontrar su expresión
curiosamente cerrada.
"Puedo entender por qué pensarías eso. Quiero decir, aparte de la ejecución de los dos
agentes del Mossad, el Gremio nunca participó activamente en actos de terrorismo. Solo
proporcionaron financiación. Pero parece que han cambiado en los últimos años desde
que salieron de la red." Elle le tendió la copia impresa para que Darien la viera. "Echa un
vistazo. Imprimí el artículo de Reuters que contenía su declaración."
"No me importa lo que dice. No puede ser el Gremio."
"¿Por qué no?" Jessie preguntó.
"Porque la organización conocida como el Gremio fue completamente destruida. Hace

casi quince años." Los músculos de su mandíbula se tensaron mientras se obligaba a
permanecer calmada, a pensar. Se apartó de la preocupación en los ojos de Jessie y miró a
Ben otra vez, solo para ver como sus cejas se fruncieron y sus ojos se movieron lejos,
negándose a hacer contacto visual. Ella miró su perfil un momento más y sintió un dolor
profundo en su corazón.
"No sé sobre eso," Elle estaba diciendo. "Mi investigación indica que se salieron de la red
menos de cinco años después de que surgieron por primera vez — hace unos quince años

— por lo que parece coincidir con lo que estás diciendo. Pero hablé con Adam — él es un
colega en Langley — y dijo que han podido confirmar que este grupo realmente es el
Gremio."
Cuando una sensación de terror se apoderó de ella, Darien vio que sus manos temblaban
ligeramente y luchó para recuperar el control. Se obligó a mirar a Elle, a prestar atención
a lo que estaba diciendo. "¿Cómo se confirmó la información?"
"La Directora Adjunta Lawson. Resulta que ella tenía conocimiento y experiencia de
primera mano con el Gremio en su apogeo."
Costaba mucho sorprender a Darien. Ciertamente no la violencia o las profundidades de la

crueldad humana, o incluso la muerte.
Ella había visto demasiado y había vivido con eso por mucho tiempo. Pero estaba
conmocionada ahora. Podía sentir el color que le inundaba la cara y los latidos de su
corazón reverberaban en sus huesos mientras se giraba y miraba a Ben. Él debería estar
tan sorprendido como ella. Él debería mostrar algo. Cualquier cosa, maldición. Pero
simplemente se quedó allí parado con una mirada de remordimiento grabada en su rostro
mientras continuaba evitando sus ojos y no decía nada.
Darien tragó saliva y luego dejó que sus años de entrenamiento se pusieran en marcha. Se
obligó a controlar la furia que hacía vibrar todo su cuerpo, mientras recuperaba el control
de sus emociones dispersas. Y luego se obligó a sí misma a aceptar la desagradable
verdad.
"Lo sabías," susurró. Ella miró a Elle quedarse quieta. Vio la confusión de Jessie mientras
miraba de su cara a la de Ben, y luego otra vez. Y se sentía vacía. Muy vacía. "Maldita
sea, Ben. Tú y Grace sabían que esto es lo que encontraríamos."
Los hombros de Ben parecían desplomarse bajo el peso de su acusación. "Dare, no es lo

que piensas. No exactamente. Déjame explicarte."
"No, no te atrevas a llamarme Dare como si fuéramos buenos amigos y piensas que eso
hará de alguna manera que las cosas mejoren." Las palabras salieron ásperas e inconexas.
Como quería atacar, metió las manos en los bolsillos, cerró los ojos y dejó escapar un
suspiro mientras Jessie, Elle y el mundo que había más allá dejaron de existir. "Has estado
guardando secretos, Ben. Ocultándome la verdad. Es lo único — lo único — que te pedí
que me prometieras. Lo único que dijiste que nunca harías."
Ben se acercó a ella, tomándola del brazo. "Darien, lo siento — "

"No, tampoco lo lamentes porque no cambia nada." Se liberó de su agarre. "Al menos ten
la decencia de admitir que tu y Grace sabían con lo qué estábamos lidiando. ¿ Puedes
hacer eso?"
Ben lanzó un gemido bajo y frustrado. "Nadie lo sabía con certeza. Todo lo que teníamos
como pista eran las charlas. Circulaban rumores de que alguien podría estar intentando
resucitar al Gremio por razones que solo podíamos adivinar. Era todo suposición y
conjetura. Así que lo mantuvimos restringido mientras observamos y esperamos. Hasta
que los rumores pudieran ser verificados."
"Mentira." Darien sería la primera en admitir que ella no era de las que obedecían las
reglas. Pero la honestidad, especialmente con aquellos con los que se suponía que podía
contar, las personas con las que era cercana, siempre habían sido consideradas
sacrosantas. Saber que Ben y Grace le habían ocultado información la estremeció.
Descubriendo que habían sido menos que honestos con su dolor.
Los fines justifican los medios, se preguntó. "Esta es la razón por la que tú y Grace se
aseguraron de que yo estuviera aquí, bajo tu atenta mirada, cuando saliera la verdad. ¿No
es así?”
Ben se estremeció. "No queríamos que te lastimaras. O haciendo cualquier cosa —"
El golpe involuntario pero letal dio justo en el blanco. Ella se giró sobre sí misma
mientras su ira encendía la suya. "Querías poder controlar mi reacción, ¿no es eso lo que
quieres decir? ¿ Bueno, adivina qué? Ya no tengo trece años. Y ahora no puedes
controlarme mejor de lo que tú o Grace podrían controlarme hace quince años."
"Dare, maldita sea, escúchame. Podemos trabajar a través de esto. Grace llegará en avión
y todos podemos sentarnos. Si trabajamos juntos, podemos descubrir quién está detrás del
Gremio resucitado. Podemos averiguar qué es lo que buscan y cómo detenerlos."
Darien negó con la cabeza con vehemencia cuando algo se retorció dentro de ella, pero
mantuvo su mirada fija en él. "No, no lo creo. Tuviste la oportunidad de que trabajaramos
juntos y lo arruinaste. Ahora es mi turno."
Sintió que Ben le daba un estudio lento y medido, pero sus ojos oscuros no revelaron nada
de sus pensamientos cuando preguntó, "¿Qué significa eso? ¿Qué crees que vas a hacer?”
"Voy a hacer lo que mejor hago," ella respondió, de repente sintiéndose cansada hasta los
huesos. "Voy a hacer lo que tu y Grace y mi madre me entrenaron para hacer."
Ben parpadeó. "Vas a ir tras el Gremio."

"Es en lo que soy buena, ¿ no? Y ya no me sorprendería si es con lo que tú y Grace

contaron cuando me trajeron."
"No se trata de eso."
Sintiéndose abrumadoramente cansada, Darien se encogió de hombros. " ¿ Sabes qué,

Ben? Realmente no importa."
"¿Qué significa eso?"
"Significa que no importa lo que pensaste o planeaste o lo que Grace pensó o planeó. Ni
siquiera importa por qué el Gremio está de vuelta o lo que pretendan hacer. Lo importante
ahora es acercarse lo suficiente como para pararlos definitivamente — antes de que se
pierdan más vidas inocentes. Así que voy a terminar lo que comenzó hace casi quince
años. Solo que esta vez, no me detendré hasta que sepa con certeza que el trabajo está
hecho."
"¿Y cómo diablos crees que vas a hacer eso? ¿Puedes al menos responderme a eso?”
Ella podría estar enojada con él, pero no estaba tan lejos para no poder escuchar la
frustración, el cansancio y sí, incluso dolor en la voz de Ben. Darien se detuvo,
reflexionó, luego permitió que sus pensamientos comenzaran a correr mientras
estructuraba un plan sobre la marcha. Y a pesar de que se odiaba por ello y pensaba que
estaba mostrando debilidad, regresó a un patrón establecido desde hace mucho tiempo de
hablar de sus pensamientos ... con Ben.
"Voy a ir a ver a Yuri." Se dio la vuelta, enviando un manojo de cabello oscuro sobre su
mejilla. "Si alguien sabe algo sobre el Gremio y quién está detrás, será Yuri. Él me
conseguirá un contacto."
"¿Qué te hace pensar eso?"
"Dijeron que recién estaban comenzando. Quieren demostrar su poder y advirtieron que
otro ataque es inminente. Pero si planean continuar con actos de terrorismo a gran escala,
van a necesitar lo que yo pueda ofrecer. Armas de asalto, misiles, vehículos armados. Lo
que sea. No me importa. Todo lo que necesito hacer es acercarme lo suficiente para
mirarlos a los ojos. Y luego los desapareceré para siempre.” La tormenta había pasado y
estaba más tranquila. "No habrá ningún regreso nuevamente después de eso."
Ben frunció el ceño más profundo mientras parecía sopesar sus palabras. Observándolo,
Darien no pudo evitar preguntarse si esto también era parte de algún plan maquiavélico
que él y Grace habían inventado. Cuelga al Gremio frente a ella, encabronala y suéltala
para cazarlos. Buscar y destruir. ¿Podría ser tan simple?

No confíes en nadie. ¿No era eso lo que le habían enseñado? No quería creerlo, pero las
circunstancias actuales la obligaban a considerar todas las posibilidades.
Después de un largo silencio, Ben habló. "Incluso si lo hacemos a tu manera por el

momento, tendrás que moverte lentamente. No hagas nada precipitado. Jessie, Elle y yo
todavía estamos aquí. Grace está a una llamada de distancia y estará lista para
proporcionarte la información o los recursos que necesites. Todo lo que tienes que hacer
es decirme qué podemos hacer para ayudar."
Todavía herida, todavía sintiendo el aguijón de la traición, Darien quería decir que no
había nada que alguien pudiera hacer para ayudar. Pero años de entrenamiento la
detuvieron, y la verdad era que si quería hacer esto, y hacerlo bien, todavía necesitaría
ayuda. Probablemente los necesitaría a todos — Jessie, Elle, Ben y Grace — antes de que
todo terminara si quería sobrevivir. Y ella tenía la intención de sobrevivir.
"Antes de reunirme con Yuri, tendré que ver a Zoey. Necesito preparar el
escenario. Mientras tanto, necesitaré a una de estas mujeres lista para ir conmigo. No me
importa cual —solo ayuda a cualquiera que esté dispuesta a respaldarme."
"Muy bien. Pero es tarde. Por qué no lo dejas hasta mañana?”
"No veo ninguna razón en esperar." Ella sintió los ojos de él en su rostro, sabía que no
estaba de acuerdo, pero no sabía cómo detenerla. Cómo hacerla cambiar de opinión. "No
me presiones sobre esto, Ben. A ninguno de nosotros nos gustará lo que sucede. Volveré
cuando tenga las cosas en su lugar."
Ben suprimió una palabrota. "Maldita sea, Dare. Por favor, no te vayas así. Dime cómo
hacer las cosas bien."
"No puedes. Y hay una cosa más."
"¿Qué?"
"Cuando esto termine, ya no soy tu problema. He terminado. Quiero salirme y no me

importan las consecuencias.” Ella le lanzó una mirada cínica y cortante cuando pasó junto
a él y comenzó a subir las escaleras.
"Dare —"
Herida, increíblemente herida, y luchando por mantener la compostura, Darien siguió

caminando. No había nada más que decir, y el sonido de los pasos en retirada era la única
respuesta que le quedaba por dar.

CAPÍTULO SIETE
Darien no regresó a la casa esa noche.
Tampoco, obviamente, había regresado por la mañana. Cuando Jessie entró a la cocina,
no había un delicioso aroma del café tostado recién hecho en el aire para saludarla. No
había tazones de fruta fresca del supermercado o croissants humeantes directamente de la
panadería al final de la calle.
Admítelo, pensó. Ya estás mimada.
Pero era más que eso y lo sabía. A pesar de la atracción física, Jessie no había querido que
le gustara Darien. Solo quería hacer el trabajo. Pero Darien había hecho que trabajar
juntos fuera más fácil de lo que había previsto — y el hecho de que le gustara había
sucedido de forma muy natural.
Mirando la cafetera vacía, Jessie se dio cuenta de que estaba preocupada por Darien. Y
eso era una locura, porque si alguien daba la impresión de que podía cuidarse sola, era
Darien Troy.
Abandonando cualquier idea de intentar hacer café e incapaz de enfrentar la perspectiva

de beber algo que Ben pudiera hacer, Jessie eligió el camino de menor resistencia y
caminó hacia la pastelería a un par de cuadras de distancia. Una buena decisión. La
decisión correcta. El cielo de la madrugada tenía un increíble tono azul, y el aire ya estaba
tibio, lleno de olores y sonidos, y la promesa de un hermoso día.
Se tomó su tiempo, y pasaron más de veinte minutos antes de regresar a la casa con tres
cafés y una caja que contenía pain au chocolat (Napolitana). Tal vez no tan saludable
como algo que Darien hubiera preparado, pero quién podría negar el placer del chocolate
en el desayuno?
Ben estaba levantado, mirando malhumorado a la cafetera vacía y luciendo los restos de
una mala noche.
Sus ojos se iluminaron cuando vio lo que ella sostenía. "Eres un salvavidas," dijo. "Estaba
a punto de asesinar otro bote de café."
Jessie le sonrió débilmente.
"Al menos no parece que vaya a llover."

El clima — qué original. Pero si Ben prefería conversar un poco sobre el café y el clima
en lugar de abordar el asunto más incómodo — la discusión que había tenido con Darien
la noche anterior y lo que sea que la había sacado de la casa — entonces Jessie le daría un
respiro. Le daría tiempo.
Ella sabía instintivamente que lo que sea que hubiera sucedido entre él y Darien le había
herido profundamente a nivel personal. Se estremeció al recordar el hielo irregular en el
tono de Darien y sintió que se ablandaba.
Pero su experiencia y entrenamiento le advirtieron que no perdiera demasiado tiempo. El

tiempo corría y todavía necesitaban identificar a las personas detrás de la organización
que se hacía llamar el Gremio — antes de que hicieran su próximo movimiento.
Confía en tus instintos. Ella hizo lo que le habían enseñado a hacer. Lo dejó hablar en voz
baja, le dio tiempo mientras tomaba un sorbo de su café. Era fuerte. Muy fuerte. Pero
pensó que la sacudida de la cafeína no haría daño.
"Iba a ver a Zoey. Habrá pasado la noche con ella."
Al final. "¿Quién es Zoey?" ¿Una amante?
"La mejor respuesta que puedo darte es que Zoey es una artista que Darien tomó bajo su
protección. Una artista muy joven."
Su énfasis hizo que Jessie intentara leer entre líneas, junto con la expresión en la cara de
Ben, sin éxito. "¿Qué tan joven es joven?"
"Ella tiene quizás diecisiete ... yendo a los cuarenta." Él le envió una sonrisa irónica y se
encogió de hombros. "Dare la salvó de un desafortunado incidente en un callejón en
Berlín. Luego, por una razón que nunca se molestó en explicar, mantuvo a la niña con ella
mientras completaba el trabajo que estaba allí para hacer en lugar de salvarla y marcharse
como debería haber hecho. Lo curioso es que, para una fugitiva, la niña no mostró ni
siquiera una resistencia simbólica. Eran como almas afines que se reconocían entre si. Y
luego Darien agravó el asunto trayendo a Zoey de regreso a París con ella."
"¿Cuándo fue esto?"
"Tal vez hace cuatro años."
Jessie trató de entender, pero sintió como si todo lo que podía hacer era tratar de
seguirlo. "La niña tendría alrededor de trece años. ¿ Me estás diciendo que con toda la
tecnología disponible en el piso de arriba, nadie se molestó o fue capaz de averiguar de

dónde venía Zoey? ¿ A quién pertenecía? ¿ Nadie intentó llevarla de vuelta con su
familia?"
“ En realidad, Dare hizo su trabajo minucioso habitual. Descubrió que la niño venía de
Amsterdam, pero ella dijo que no había nada a lo que Zoey necesitara regresar. Entonces
asumió la responsabilidad de ella. Ha ido tan lejos como para instalarla en lo que era el
departamento de Dare antes de comprar este lugar y ocuparse de todos sus gastos.
También se ocupa de la educación de la chica."
"No lo entiendo. ¿Por qué Zoey no vive aquí?" Indicó la expansiva casa que la rodeaba
con un movimiento de sus manos. "Ciertamente es lo suficientemente grande, así que no
es como si estuvieran tropezándose la una con la otra."
"Eso es verdad, y probaron esa ruta al principio. Nunca dijeron por qué, pero supongo que
ni Dare ni Zoey son muy buenas viviendo demasiado cerca de otras personas por mucho
tiempo. Y en lugar de arriesgarse a que Zoey volviera a las calles, elaboraron un
compromiso."
Jessie no podía perderse la luz de la diversión en los ojos oscuros de Ben o el afecto
evidente en su tono.
"Pero tu vives aquí. ¿Cómo funciona?"
"En realidad, no vivo aquí," Ben respondió. "Mantengo mi residencia principal en

Londres, pero también tengo una casa en Tokio. Solo estoy aquí porque me involucraron
en este trabajo."
"Por tu historia con el Gremio."
Su comentario provocó una verdadera risa de Ben. "En realidad te pareces más a tu madre
que a tu padre, ¿verdad?" Hizo una declaración, no una pregunta. "Pero para responder a
tu pregunta, sí. Estoy involucrado en esto debido a la historia."
"¿Historia que incluye tanto a Darien como a mi madre?"
"Si, de nuevo. Darien, Grace y yo fuimos originalmente parte de la caída del Gremio hace
quince años. Y espero que de alguna manera todos estemos involucrados para detenerlos
una vez más. Preferiblemente antes de que vayan demasiado lejos."
Sospechosa por naturaleza, Jessie dejó escapar un suspiro de impaciencia. "Por el amor de
Dios, Ben. Quince años atrás, Darien habría sido una niña."
"Ella tenía trece años."

Trató de imaginar a Darien a los trece años. Apostaría a que era alta para su edad. Una
niña delgada, de piernas largas, salvaje con ojos atormentados de color humo. Ella
parpadeó para alejar la imagen y volvió su atención a la conversación. "Te das cuenta de
que lo que dices no tiene ningún sentido, no es así? ¿Cómo es posible?"
"En realidad, tiene mucho sentido si te paras a pensarlo. La venganza es un poderoso

motivador — incluso para una chica apenas en su adolescencia."
"Todavía no funciona para mí. ¿Qué tipo de venganza lleva a una chica a perseguir a los
terroristas?”
Observó el cambio mientras se deslizaba por la cara de Ben. "Del tipo que se basa en
vengar la muerte de su madre."
Como sabía que estaba respondiendo emocionalmente, Jessie luchó para cubrir su propia
reacción. Cerró los ojos por un instante y se imaginó a su propia madre. "Puedo ver cómo
eso podría ser muy motivador. Pero aún así, pueden tú y madre traer a una niña de trece
años como parte de una operación encubierta para derrotar a una organización terrorista?
Eso es una locura."
"En realidad, lo entiendes al revés. No fue nuestro derribo. Fue la operación de Darien
hasta el final. Grace y yo nos consideramos afortunados de que nos permitiera ir con ella."
"¿Qué estas diciendo?"
"Cuando nos dimos cuenta de que Arianna Troy había sido asesinada — cuando
recuperaron su cuerpo — Grace y yo comenzamos a buscar a Darien. Pero no fue
fácil. Había tenido suficiente entrenamiento y tiempo para desaparecer. Descubrimos más
tarde que Arianna estaba establecida, pero Darien no tenía manera de saber quién estaba
detrás, lo que significaba que no estaba preparada para confiar en nadie. Para cuando la
encontramos, ella había sobrevivido por su cuenta durante bastante tiempo, y para
entonces el daño ya estaba hecho. Había compilado una lista de objetivos — personas a
las que consideraba responsables por la muerte de su madre — y estaba operando con una
premisa simple. Ella quería venganza, y si alguien se ponía en su camino, sangraban."
"Entonces por qué te permitió ayudarla?"
"Creo que porque, en el fondo, nos conocía a Grace y a mí. Ella nos conoció
personalmente durante varios años a través de su madre, y al final su necesidad de ayuda
superó su desconfianza. Dare tenía claras sus prioridades, y sabía que o bien aceptaría
nuestra ayuda o moriría sin poder obtener una venganza total."

Metiendo la mano en su bolsillo, Ben sacó su billetera y sacó una fotografía. "Esta fue
tomada unos meses antes de que Arianna muriera."
Mientras las palabras de Ben se desvanecieron en el silencio, Jessie miró la fotografía.

Darien, de trece años, había estado en la cúspide de convertirse en algo espectacular
cuando posó para ella. La cara dolorosamente hermosa ya esculpida en intrigantes
ángulos y huecos. La aterradora inteligencia claramente visible en los ahumados ojos
grises, junto con la actitud desafiante siempre presente evidenciada por la línea de su
mandíbula y su mentón. Pero sin el daño causado por lo que sucedió en los meses
posteriores a la muerte de su madre. Jessie entendió el punto. "Mierda."
Ben asintió. "Sé que tienes más preguntas. Pero a menos que interfiera con lo que
tenemos que hacer para detener al Gremio, algunas de las respuestas deberán provenir de
Darien. O de Grace."
"¿Mi madre, porque no crees que Darien responderá mis preguntas?"
"En realidad, no lo sé con certeza, pero tendré curiosidad por averiguarlo."
Ella vaciló, deseando hacer más preguntas antes de aceptar que habían llegado tan lejos
como iban a hacerlo. Por ahora. "Está bien, pero tengo que advertirte. Crecí rodeada de
secretos y descubrí que tengo poca tolerancia con ellos."
Ben sonrió débilmente. "Bastante justo."
"¿Qué pasa después?"
"En este momento, a menos que traigas ropa de club de Islamabad, supongo que tenemos
que ir de compras."
Jessie no pudo contener el escalofrío que la recorrió. ¿ Compras? " ¿ Qué necesito con la
ropa de club?"
" ¿ Ya lo has olvidado?" Ben levantó una ceja, un brillo profano en sus ojos. "Darien
necesitará apoyo para su visita a Yuri esta noche, y Yuri es dueño de un club."
"¿Estás seguro de que ella volverá?"
"Sin duda. Darien es una profesional. Eso significa que cumplirá con el trabajo hasta el
final, pero especialmente uno que sea personal. Y eso significa que irá a ver a Yuri esta
noche."

"¿Y qué espera lograr yendo allí?"
"Con suerte, poder introducirse y la oportunidad de llenar el carrito de compras del

Gremio."
La tensión en su pecho fue automática. "¿Darien va a ofrecerse para negociar el acuerdo

de las armas?"
Ben asintió. "La ruta más rápida para un comprador es ofrecerle lo que quiere y
convertirlo en un negocio que no puede rechazar. Dare tiene una leyenda preconfigurada
que lleva años fabricándose. Pero para que esto funcione, necesitará que Yuri responda
por ella, confirme que puede entregar los productos y facilitará la presentación de quién
dirige el Gremio. Para obtener acceso a Yuri, ella tendrá que estar en el personaje, lo que
significa que se espera que aparezca con una mujer sexy en su brazo. Si no lo hace, puede
generar preguntas y distraer el propósito de su visita."
"¿Y se supone que debo pasar por una acompañante? Eso no me parece justo."
"Darien te dirá que la vida no es justa ni injusta. Solo a veces es sorprendente." Él la

observó más de cerca y suspiró. "Y algo me dice que vas a demostrar lo malo que es ir de
compras como Dare."
Jessie le dio una sonrisa irónica.
"Bueno, no te preocupes demasiado, estás en buenas manos. Tengo algunos amigos con
negocios en los Campos Elíseos. Si pueden lidiar con Darien, deberían ser capaces de
hacer un trabajo rápido de lo que necesitamos por ti."
"Te ves perfecta."
Al sonido de su voz, Jessie se giró, levantando la mirada como si hubiera sabido todo el
tiempo que ella estaba allí.
"Darien."
"¿Estabas esperando a alguien más?"
"No esperaba a nadie." Jessie frunció el ceño mientras hablaba. "Ben estaba seguro de que
vendrías. Pero francamente, se había hecho tan tarde que no estaba segura de que
aparecieras."

Ella casi sacó el aire de indiferencia por el que obviamente estaba luchando. Pero Darien
todavía podía escuchar el borde de la incertidumbre en su voz. "Bueno, incluso si no
creyeras que apareciera, me alegro de que aún estés vestida y lista para ir conmigo a ver a
Yuri. Ben eligió bien con ese vestido."
"¿Cómo sabes que no es mío? ¿Suposición afortunada?"
"Rara vez lo supongo."
Jessie se encogió de hombros y miró hacia otro lado. "Tal vez sea así, pero tienes que
saber que me siento ridícula. Como una niña jugando a disfrazarse. Esta no soy yo," dijo,
indicando el apenas escaso vestido negro diseñado para acentuar su figura delgada y
curvas sutiles.
Darien sonrió. "No te contengas, Jesslyn. Dime cómo te sientes realmente."
"Yo — maldita sea, ni siquiera tengo un lugar para esconder un arma."
"No necesitarás una esta noche. Te tengo cubierta.” Abriendo la chaqueta, Darien mostró
un arma enfundada al alcance de la mano, antes de revelar su respaldo en su pistolera en
el tobillo. "Por poco atractivo que parezca, tu papel esta noche es —"
"Acompañante, lo sé." Jessie se puso rígida y su ceño se hizo más profundo. "Ben lo dejó
bastante claro." Como era de esperar, no le gustaba el papel que le habían dado y se
mostró.
Darien sofocó una carcajada, sabía que a Jessie tampoco le gustaría. "Puedo apreciar que
tal vez no estés loca por la idea, y me gustaría tener otra opción para ofrecer. Pero no la
tengo, ya que tener a una mujer sexy en su brazo es exactamente lo que Yuri y todos los
demás en el club esperan esta noche de Ari."
"¿Quién es Ari?"
"Permítame presentarme, Sra. Coltrane." Darien la honró con una leve reverencia y le dio
el saludo con una inflexión distintiva de Europa del Este en su voz que normalmente no
estaba presente.
"Mi nombre es Ari. Soy fotógrafa independiente y profesora adjunta de animación por
computadora y fotografía digital en la Sorbona. Seré tu acompañante esta noche."
"Ari ...?"

"Simplemente Ari."
"¿Eres una fotógrafa? Así que la fotografía en toda la casa — todos esos sorprendentes
negros y blancos de Masai Mara, Machu Picchu, Nepal, Egipto. ¿Son todos tuyos?”
"Sí."
"Bueno, Ari sin apellido, eres muy talentosa." Jessie le lanzó una mirada estrecha. "Y eso
es casi aterrador."
"¿Por que?"
"Qué diferente pareces de repente."
Sorprendida por la franqueza de su comentario, Darien trató de considerar lo que Jessie

estaba viendo mientras la miraba. Estaba vestida de negro implacable, pero eso no era
particularmente inusual.
Aparte de tener el pelo peinado hacia atrás, un poco de tinte ingeniosamente colocado que
no se veía en ese momento, y un pequeño aro plateado enhebrado a través de su ceja
izquierda, no creía que se viera tan diferente.
Pero entonces Ari era una leyenda, años en crearla. Una que había usado en tantas
ocasiones, se deslizó fácilmente en la persona y la usó como una segunda piel. Era parte
de ella, como el cabello oscuro y los ojos grises. "Contigo, solo soy yo."
Jessie negó con la cabeza. "En realidad no. Te ves diferente, suenas diferente. Incluso te
mueves de forma diferente."
"Solo soy yo," Darien dijo de nuevo, afectando momentáneamente un acento francés
cantarín antes de volver a lo que Jessie identificaría como su entonación natural,
ligeramente acentuada. "Pero Ari es rusa. Y es a Ari a la que todos en el club de Yuri
estarán viendo esta noche, con la hermosa Srta. Coltrane en su brazo."
"Eso es realmente bueno, pero no aprendiste eso en ninguna escuela. ¿ Cómo demonios
haces eso?”
"No lo sé." Darien se encogió de hombros. "Siempre he sido capaz de cambiar idiomas y
acentos a voluntad, y lo he hecho durante tanto tiempo que nunca lo he cuestionado
realmente. Creo que es parte del patrimonio y parte de haber vivido en muchos lugares
diferentes mientras crecía."

Jessie permaneció en silencio, instándola a continuar con solo una mirada, y después de
un momento, Darien obedeció.
"Mi madre era israelí. Nací en El Cairo, pero mi niñez incluyó vivir durante largos
períodos de tiempo en Inglaterra, Francia, Alemania, Israel y Montenegro. Cada lugar
significaba aprender un idioma diferente y adoptar un acento diferente para no
destacarme. Ahora simplemente lo hace más fácil cuando tengo que fingir que soy otra
persona."
"Aún así, debe haber sido difícil."
"Realmente no. Me encantaba vivir así con mi madre. Explorando nuevos lugares,
aprendiendo nuevos idiomas. Y pretender ser otra persona es algo natural."
Jessie sonrió. "Nací y crecí en los Estados Unidos, viví allí la mayor parte de mi vida,"
dijo. "No puedo imaginar cómo debe ser vivir en tantos países diferentes. ¿ Que me
cuentas de tu padre?"
"Ni idea. Solo un montón de rumores que se suponía que no debía escuchar cuando era
niña.” Darien se encogió de hombros.
"Los más populares lo tenían como espía estadounidense, británico o ruso. Pero no era
importante para mí. Mi madre y yo éramos un equipo lo más fuerte posible, y siempre
había figuras paternas si realmente lo necesitaba. Gente como Ben e incluso tu padre."
Se detuvo, de repente consciente de que estaba hablando en voz alta. Hablando demasiado
rápido, confiando en cosas personales. Pero las palabras ya habían salido de su boca y
parecía incapaz de detenerlas. En pocas palabras, se preguntó si se arrepentiría más
tarde. Por el momento, no tenía respuesta.
"En cualquier caso," continuó más despacio, "por lo que a todos se refiere esta noche, la
encantadora Srta. Coltrane es estadounidense y solo habla inglés, por lo que no se espera
que participe en conversaciones con nadie."
"En realidad, hablo siete idiomas como una nacida y puedo defenderme por mi cuenta en
varios otros."
"Eso te será útil."
Jessie se acercó, su voz grave y su sutil perfume sorprendentemente seductor. "La CIA
cree que sí."

Darien se aclaró la garganta. "Estaba pensando específicamente en esta noche. Si las

personas que te rodean creen que no puedes entender una palabra de lo que dicen, hay una
gran probabilidad de que suelten algo que podría sernos útil."
Jessie asintió con comprensión y aceptación de la situación, así como su papel en

ella. Comenzó a alejarse, pero Darien la tomó suavemente del brazo y le preguntó, "¿Hay
algo más que necesites hacer o estás lista para irnos?"
"Ya que no voy a encontrar un lugar para mi arma, estoy tan lista como siempre lo
estaré." Jessie hizo una pausa, dejó que un segundo de silencio pasara entre ellas. "¿Qué
hay contigo? ¿Estás bien?"
"Estoy bien. ¿Por qué no lo estaría?"
Frunciendo el ceño, Jessie inclinó la cabeza y la miró. "Porque cuando te fuiste anoche –“
"Ah." El sonido fue desdeñoso. "Eso no era nada que debiera preocuparte. Estoy bien."
"¿Estás segura?"
"Bastante segura. Estoy bien."
Jessie le lanzó otra mirada. "No importa lo que pregunte, vas a responder que estás bien,
¿verdad?"
"Jesslyn, estoy — "
"Bien, sí, lo sé. Si ese es el caso, si no estás dispuesta a hablar de ello, entonces nosotros
podemos irnos."
Nosotros. Por alguna razón, la palabra hizo que Darien se detuviera, sintiendo algo que no
podía nombrar.
Posiblemente porque no había pensado en sí misma como parte de un nosotros durante

mucho tiempo. Al escuchar la palabra ahora inexplicablemente revolvió algo. La
necesidad de compartir, de no estar tan sola.
Ya sabía que no podía. Sabía que ahora no era el momento. Demasiadas cosas se
interponían en el camino.

Pero eso no impidió que algo en lo más profundo se moviera, y de repente no pudo
recordar la última vez que simplemente fue ella misma con una mujer. No pretendiendo
ser otra persona para el trabajo. Alguien como Ari.
Jessie frunció el ceño por un segundo, sus ojos traicionando una preocupación
momentánea, como si de alguna manera hubiera logrado leer los pensamientos de Darien
y vislumbrar lo que estaba pasando dentro de su cabeza. Pero luego su expresión se
suavizó y se volvió ligeramente divertida mientras deslizaba su mirada sobre la cara de
Darien.
"Al menos dime que no vamos en una motocicleta. Porque este maldito vestido —“
“ El vestido es otra cosa. ” Era algo de fantasías, Darien pensó, y casi se echó a reír,
disfrutando del momento — y del triangulo de los hombros a la cintura de la piel
deliciosamente femenina dejada expuesta por el vestido — más de lo que debería. "Estás
preciosa. Ben lo eligió sabiamente, y no, no vamos en mi motocicleta. Tengo un
automóvil y un conductor esperando afuera." Extendió su brazo y esperó a que Jessie lo
tomara.

CAPÍTULO OCHO
Su conductor resultó ser una rubia delgada y con aspecto de chico, con una cara en forma
de corazón y un corte de pelo pixie. Apoyada en el respaldo de un reluciente Mercedes,
parecía extremadamente joven, vestida con unos ajustados jeans negros, una camiseta
negra de manga larga y zapatos negros al tobillo. Su mirada se dirigió de inmediato a
Darien cuando se acercaron, y se enderezó lo suficiente para abrirles la puerta.
"Gracias, Zoey," Darien murmuró mientras se deslizaba al lado de Jessie. La joven rubia
asintió, cerró la puerta trasera y se sentó en el asiento del conductor.
Así que esta era Zoey, la joven artista que Darien había rescatado. Observándola
silenciosamente, Jessie se preguntó cuál sería su papel en este intrincado juego en el que
ahora jugaban. Se preguntó por qué Darien elegiría involucrarla en su búsqueda de
terroristas. Pero no tenía respuestas, simplemente preguntas y más preguntas.
El tráfico era lento y entraban y salían de las calles abarrotadas, las luces delanteras y
traseras parpadeaban, y solo las ocasionales maldiciones de Zoey hacia otros conductores
rompían el silencio. Darien había estado callada desde que subió al automóvil, su rostro
era imposible de leer. Se había ido la mujer sonriente, débilmente vulnerable que Jessie
había vislumbrado antes, dejando lo que sospechaba que era Ari en su lugar.
Con un suspiro, Jessie cruzó los brazos sobre el pecho y miró por la ventana, viendo los
puntos de referencia y el paisaje borroso. Lentamente, los primeros tonos brillantes de los
letreros de neón que inundaban las avenidas y bulevares llenos de tiendas, cabarets y
clubes dieron paso a una parte más áspera de la ciudad. Pero aún no tenía idea de a dónde
iban. Y tuvo la inquietante sensación de haber caído por un agujero en el tejido de la
realidad y ahora estaba en otro mundo.
Mientras un escalofrío de anticipación nerviosa bailaba a lo largo de su espina dorsal,

inhaló y lo dejó salir lentamente. Al diablo con esto. Si Darien quería su ayuda con lo que
había planeado, podría comenzar a hablar con ella.
Consciente de que Zoey la estaba mirando por el espejo retrovisor, se giró y se enfrentó a
Darien. Y aunque sus labios podrían haber temblado un poco, no había nada incierto en su
voz. " ¿ Piensas decirme a dónde vamos o estoy actuando de forma espontánea
completamente esta noche?"
Darien no dio señales de haber escuchado, y Jessie se sonrojó ligeramente. Obviamente,

se había equivocado. Pero antes de que pudiera pensar en un plan alternativo, Darien se
volvió a medias hacia ella, retroiluminada intermitentemente por las luces de los autos

que pasaban. Pero el juego de luz y sombra no disminuyó la intensidad de su mirada. Era
una mirada fija, como un gato desafiando a un ratón a moverse.
Jessie sintió que su cara se calentaba una vez más. "Me gustaría saber un poco más sobre
a dónde vamos," reiteró. "Soy una analista de amenazas, y no soy la tomadora de riesgos
que eres. Entonces, por favor, si voy a ser útil para ti esta noche, necesito saber qué
esperar."
"Espera lo inesperado."
Jessie frunció el ceño. "¿Eso es? ¿Eso es todo lo que me vas a decir?”
La expresión de Darien no cambió cuando se reclinó en el suave asiento de cuero,

pareciendo preocupada con sus propios pensamientos. Pero luego comenzó a hablar.
"Vamos a ir a un club llamado Oz, propiedad de un hombre llamado Yuri Berezin."
"Y él es — déjame adivinar — el mago?"
El comentario le hizo ganar un indicio de sonrisa. "Es un hombre de negocios ruso que
vio signos claros de que algo iba a pasar en Rusia y se llevó consigo todo el dinero que
pudo. Originalmente estableció su negocio aquí en París, pero además del club al que
vamos esta noche, tiene uno en Amsterdam, otro en Praga, y uno que abrió recientemente
en South Beach."
"¿Miami?" Jessie se sentó un poco más derecha. "¿De verdad?"
"Es su primera incursión en el mercado estadounidense, y no será la última si conozco a

Yuri. Pero comenzó a vender productos del mercado negro en las calles de Moscú, y
nunca olvidó sus raíces. Descubrirá que sus clubes atienden a muchas de las pandillas
rusas que controlan grandes porciones del mercado ilegal de drogas, así como el tráfico de
armas y prostitución. Él no toca nada por si mismo, no directamente. Pero puede y hace
que los negocios sucedan."
"¿Incluso si el Gremio no es ruso?"
"Yuri puede preferir socializar con camaradas del país de origen, pero cuando se trata de
negocios, lo único que le importa es el color de su dinero. Aunque si se me pregunta,
estoy bastante segura de que prefiere negociar en euros o en dólares estadounidenses."
"¿Y va a dejarnos entrar a este club? ¿En Oz?”

"Yuri ciertamente no va a dar la bienvenida al antiguo agente del MI6 Darien Troy y a la
actual analista de la CIA Jesslyn Coltrane en su seno." Darien le dio una breve sonrisa —
rápida y perversa — que tomó a Jessie por sorpresa. "Pero Ari ha establecido una
reputación y se ganó un nivel de respeto con la clientela de Yuri, por lo que va a dejar que
Ari entre sin problemas. Y tú eres la cita de Ari para la noche."
"Correcto — acompañante. Cómo podría olvidarlo," Jessie murmuró oscuramente.
La expresión de Darien dijo que la divirtió muchísimo. "El club es un almacén

convertido. El piso principal es tu club de baile típico de París — música fuerte, bebidas
caras, gente guapa. Raramente comienza antes de la medianoche y atrae una mezcla típica
de adictos a la noche. En su mayoría personas que quieren verse mezcladas con una
multitud peligrosa, y turistas con más dinero que sentido en busca de aventura."
"Entiendo."
"Casi todo está disponible por un precio. Drogas, sexo — si lo quieres y puedes pagarlo,
puedes comprarlo. Pero no nos importa el piso principal. Es el nivel inferior el que
queremos."
"Si ese es el nivel principal, quiero saber qué hay en el nivel inferior?"
"Nada legal, puedo garantizarlo eso." Darien la miró con frialdad, con una expresión
desconcertante en su rostro. "Esto, Jesslyn, se llama una lección de confianza."
Jessie ignoró la repentina sequedad en su boca. "Quieres que confíe en ti."
"En realidad, me importa un comino si confías en mí o no. Necesito saber que puedes
seguir mi ejemplo."
Entonces esto fue todo. A lo que todo se reduce. Jessie lo sabía, en el mundo de las
operaciones encubiertas que ella esquivaba y donde Darien vivía, no siempre era posible
seguir las reglas. Lo importante era que le cubrías la espalda a tu compañero y viceversa.
"Puedo hacer eso," dijo en voz baja y vio algo parpadear en la cara de Darien. Aprobación
o algo así.
"Bien." Darien hizo una pausa cuando metió la mano en el bolsillo de su chaqueta y sacó
una gargantilla de plata martillada con un colgante de piedra tallada intrincadamente. "Me
gustaría que te pongas esto."
Parecía muy antiguo y Jessie se preguntó si era algún tipo de reliquia familiar. "Esto es
hermoso. Es bastante antiguo, verdad?”

"No es un tesoro familiar, si estás preocupada por eso," Darien dijo con inesperada
gentileza. "Para ser sincera, no estoy segura de su procedencia. Lo compré en un zoco
(Mercadillo tradicional) de Marruecos."
"Ciertamente irá perfectamente con el vestido que llevo puesto. Pero tengo la sensación
de que no es lo que tienes en mente."
"Tienes razón. He agregado algunas mejoras desde que la compré por primera vez. Ahora
le permitirá capturar las caras de todas las personas que ves o con las que entras en
contacto. Una vez que regresemos a la casa, realizaremos un análisis biométrico en cada
una de las caras que ha grabado y compararemos los resultados con una base de datos que
contiene fotografías y retratos de perfiladores de conocidos y presuntos terroristas. Quizás
tendremos suerte. En el peor de los casos, los agregamos a la lista de caras que están
archivadas."
"Está bien." Jessie giró la cabeza y dejó que Darien le pusiera el collar alrededor del
cuello.
Darien se inclinó hacia atrás y estudió los resultados. "Te queda bien," dijoa. "Solo hay un
par de cosas más que debes recordar."
"¿Cómo qué?"
"No tomes nada esta noche, ni siquiera agua embotellada. No importa qué tan vigilante
estés, todavía es demasiado fácil para alguien introducir algo en su bebida.”
"No beber nada. Lo tengo. ¿Qué más?"
"Quiero que te quedes cerca de mi lado. No deambules por ningún lado. Lo digo en serio,
Jesslyn. Necesito que entiendas, si tengo que buscarte, asumiré que estás en peligro e iré
preparada para matar.”
Jessie tragó saliva. "A tu lado — como el pegamento. Cuido tu espalda."
"Es bueno saberlo."
El tono divertido de su voz hizo sonreír a Jessie mientras veía a Darien cerrar los
ojos. Pero el silencio fue más cómodo esta vez.

Cuando Zoey detuvo del Mercedes frente al club poco tiempo después, los focos en el
techo permitieron a Jessie ver una larga fila de personas que querían entrar. "Esto podría
llevar toda la noche."
"No te preocupes por eso," Darien le aseguró y esperó a que Zoey abriera la puerta del
pasajero.
Saliendo del vehículo, se detuvo y extendió su mano, ayudando a Jessie a salir.
Haciendo caso omiso de las murmuradas quejas e improperios de las personas que
esperaban en la fila, mantuvo una mano ligeramente presionada contra la parte inferior de
la espalda de Jessie mientras se acercaban a la entrada del club. Un par de porteros
estaban allí, manteniendo la fila bajo control y determinando a quién se le permitiría
pasar.
El más grande de los dos, un hombre musculoso con cabello oscuro hasta los hombros y
un bulto de arma bajo su chaqueta, envió un ceño fruncido en su dirección general antes
de que apareciera el reconocimiento. Luego irrumpió en una amplia sonrisa, mostrando
una joyería dental de oro y diamante. "Ari, bienvenida a Oz. Ha pasado demasiado
tiempo. ¿Cuando volviste?"
"Hace solo un par de días," Darien respondió, su fluido ruso con la cadencia de una
nacida.
"¿Cómo han estado los negocios, Nikolai?"
El portero grande se encogió de hombros. "Ya sabes cómo es," dijo. "Pero creo que
mejorará ahora que has vuelto. Al menos, debería hacer feliz al jefe. ¿Y esta encantadora
dama es alguien a quien has traído para tu buen amigo Nikolai?”
Jessie mantuvo su rostro apropiadamente inexpresivo, siguiendo las instrucciones que le

habían dado antes y fingiendo que no entendía lo que se estaba diciendo. Pero incluso si
ella no hubiera entendido, lo habría sabido cuando Nikolai dirigió su atención hacia ella,
sus ojos un poco demasiado agradecidos. Incluso antes de que extendiera una mano para
tocarla.
Los ojos de Jessie se agrandaron, pero antes de que tuviera oportunidad de reaccionar,
Darien puso su mano en el antebrazo de Nikolai, deteniéndolo con una violencia apenas
contenida. Nikolai se miró la mano en el brazo, luego levantó la vista sorprendido e
intentó sonreír. Pero su sonrisa se deslizó y desapareció mientras Darien arqueó una ceja
y sostuvo su mirada.

Ella se inclinó más cerca y entrecerró los ojos mientras hablaba en un tono
deliberadamente tranquilo. "La dama está conmigo, Nikolai. Eso significa que puedes
mirar, pero nunca, jamás tocar. Intenta tocar lo que es mío otra vez y no te gustarán las
consecuencias, amigo mío."
Jessie se tensó cuando vio a Nikolai estudiando a Darien con ojos neutrales. Su expresión
era claramente incierta, como si estuviera sopesando sus opciones, y un pesado silencio se
espesó entre ellos. Se preguntó cuánto tiempo Darien permitiría que el enfrentamiento
continuara cuando la vio sacudir ligeramente la cabeza. Fue apenas perceptible, pero
resultó ser suficiente para que Nikolai se retirara.
"Lo siento, Ari. Sin ofender, no entendí que es así. No sabía que era tuya de esa manera."
Por un segundo o dos más, la mano de Darien permaneció en su brazo. Entonces el

momento pasó, y cuando ella lo soltó, hizo un gesto de enderezarle la chaqueta y le sonrió
mientras arreglaba la corbata por él. "Incluso si no fuera mía, Nikolai, nunca deberías
tocar a una dama — a ninguna dama — a menos que ella te invite."
A pesar de su tamaño, Nikolai asintió y dio un paso atrás, reforzando lo que Jessie
sospechaba era la reputación de Ari como alguien a quien no debían tomar a la ligera. Por
nadie.
"Te agradecería que pudieras decirle a Yuri que me gustaría tener la oportunidad de
presentarle mis respetos."
"Claro, Ari." Nikolai pareció dudar. "Yuri querrá saber — irás abajo esta noche?"
"Es posible que sí," dijo, relajada una vez más, como si el momento tenso fuera
olvidado. "Pero primero, le prometí a esta hermosa dama que bailaríamos."
"Por supuesto. Haré que alguien aparte una mesa para ti.” Nikolai presionó un micrófono
de garganta y habló con alguien en el otro extremo, emitiendo una serie rápida de
instrucciones. Cuando se giró de nuevo, pareció afable una vez más. "¿ Necesitarás algo
más?"
"Si lo hago, te lo haré saber." Darien se volvió hacia Jessie y casi sonrió mientras extendía
su mano. "Veamos si nuestra mesa está lista, de acuerdo?"

CAPÍTULO NUEVE
Eran solo unos minutos después de la medianoche y dentro de Oz, la fiesta que duraría
hasta la mañana se estaba calentando.
El club pulsaba al ritmo del techno en auge. El aire estaba lleno de humo — tanto del olor
acre de los cigarrillos como del olor más penetrante de las drogas recreativas — y era lo
suficientemente denso que Darien creía que una persona podía drogarse con solo
respirar. Se añadieron perfumes caros y sudor a la mezcla mientras los cuerpos calientes
giraban con energía frenética bajo luces estroboscópica y láser.
Silenciosa y atenta, usó los movimientos cambiantes de la multitud para protegerla

mientras fluía y luego volvía a unirse. Escaneó las caras, mirando más allá de las sonrisas
y las risas, en busca de anomalías, de cualquier cosa fuera de lo común. Nadie parecía
estar fuera de lugar, mirando hacia atrás furtivamente o tratando de evitar su mirada.
Ella detestaba las multitudes. Siempre había demasiadas variables a considerar.

Demasiadas posibilidades más allá de su control. Pero había poco más que pudiera hacer
si quería ver a Yuri porque si había una certeza sobre esta noche, era que Yuri adoraba a
las multitudes. Le encantaba ser el centro de atención. Le encantaba mantener
entretenidos a sus amigos mafiosos.
El humo le quemaba los ojos, pero no vio nada que justificara su preocupación. Era solo
otra noche en Oz. Ignorando el empuje y el tirón de los cuerpos, y con su mano agarrando
la de Jessie, Darien se abrió paso entre la multitud, siguiendo a un camarero que se había
materializado para guiarlas a una mesa.
Estaban a medio camino cuando alguien agarró el hombro de Darien. Reaccionó

instintivamente, empujando a Jessie detrás de ella mientras buscaba su SIG dentro de su
chaqueta mientras se volvía rápidamente.
Un hombre delgado de veintitantos años con cabello rubio retrocedió tambaleándose,

sonriendo tontamente. "Hola, Ari, ha pasado un tiempo. ¿ Necesitas algo?! ” Tuvo que
gritar para hacerse oír por encima de la música.
Darien apartó su mano de su arma y negó con la cabeza.
"Las cosas se están moviendo rápido esta noche. Pero aún tengo hachís, un poco de cielo
azul rubio (Potente marihuana de Colombia), y tal vez un poco de X (Éxtasis) si estás
interesada."

Darien negó con la cabeza una vez más. "Estoy bien."
El joven comerciante se encogió de hombros. "Si necesitas algo más tarde, sabes dónde
encontrarme," dijo, luego se fusionó entre la multitud.
Jessie enarcó una ceja, pero Darien ignoró su pregunta no formulada. ¿Qué podría decir
que comenzaría a explicar algo de esto? Esto era simplemente una noche en Oz. Cogió la
mano de Jessie una vez más, manteniéndola firmemente agarrada hasta que llegaron a una
mesa en el borde de la pista de baile. Darien tendió una silla para Jessie, luego jaló de una
silla y se sentó junto a ella.
"¿Qué pasa ahora?" Jessie preguntó, su boca presionada cerca de la oreja de Darien para
que pudiera oírla.
Darien se encogió de hombros, pero se mantuvo alerta. "Ahora esperamos. Nos sentamos
por un momento, dejamos que la gente nos vea y sepa que estamos aquí. Bailaremos
como si no tuviéramos preocupaciones. Y luego, cuando llegue el momento, iremos
abajo."
Durante la siguiente hora, rodeada de calor, humo y cuerpos girando, Darien se sentó,
casualmente tomando la mano de Jessie, dibujando círculos con el pulgar. Pidió bebidas,
el hielo se derritió rápidamente mientras las bebidas permanecían intactas. Casi había
llegado al punto en el que estaba empezando a pensar que no iba a pasar nada esta noche
cuando sintió la parte posterior de su cuello hormigueando en una advertencia primaria.
Mirando despreocupadamente, notó dos siluetas esbozadas en una ventana alejada sobre
la pista de baile. Mirando hacia abajo desde lo que ella sabía que era la oficina de Yuri.
Hola del espectáculo. Se puso de pie, jaló de la mano de Jessie para llamar su atención e
indicó la pista de baile. Vamos a bailar, articuló.
Los segundos pasaron mientras Jessie la miraba con una ceja alzada. Pero se levantó sin
decir una palabra y la siguió a la pista de baile. Girándose hacia Darien, Jessie envolvió
sus brazos holgadamente alrededor de su cuello mientras comenzaba a moverse, la
delicada curva de sus pechos presionada contra el pecho de Darien.
Darien respondió automáticamente, poniendo sus manos en las caderas de Jessie,

vívidamente consciente de la influencia sutilmente provocadora, y mientras se movían
juntas, el caos a su alrededor lentamente se desdibujó y se desvaneció. La multitud, el
calor y el humo desaparecieron. Lo único que quedaba era la vibración ineludible de los
pesados bajos que venían a través del piso y la suavidad de una mujer hermosa con el pelo
rubio alborotado y ojos del color de la cálida miel.

Se quedaron así, con Jessie en el círculo protector de sus brazos, mientras una canción
terminaba y otra comenzaba. Rápida o lenta, no importaba. Con melancolía, Darien pensó
que le hubiera gustado pasar el resto de la noche así. Con Jessie. Posiblemente explorando
esta atracción imprevista pero potente que sentía hacia la mujer en sus brazos.
Mientras pensaba en ello, se preguntó si tal vez se trataba de un simple caso de haber
pasado demasiado tiempo desde que había experimentado algún tipo de cercanía con una
mujer. Tenía que ser eso. También estaba dispuesta a admitir que esta atracción en
particular podría estar relacionada con los sentimientos largamente olvidados que una vez
tuvo por Grace, aunque esas emociones habían sido sobre el amor que un niño sentiría por
un padre en lugar del amor claramente sexual que Jessie estaba generando.
En otro momento, era algo que necesitaría explorar. Pero ya podía sentir la realidad
presionar contra ella desde todos los lados. Darien tomó la mano de Jessie y la alejó de la
pista de baile.
Una vez más, Jessie no la cuestionó. Simplemente envió una rápida mirada curiosa en su
dirección, luego se dejó guiar a través del tumulto hacia una puerta que conducía al nivel
inferior.
Los dos guardias de seguridad que estaban en lo alto de la escalera se limitaron a asentir
cuando ella y Jessie se acercaron. Acercando a Jessie a su lado, pasaron sin hacer ningún
comentario y continuaron hasta el final de la escasamente iluminada escalera, donde
fueron recibidas por otro empleado de Oz.
"Yuri ha autorizado dos asientos para ti," dijo y los condujo el resto del camino hacia el
corazón de Oz.
Era una casa llena esta noche, pero a diferencia del piso principal, este nivel estaba lleno
del aroma embriagador de dinero y poder. Y sangre. Más allá de la entrada, Darien pudo
ver que la fila y la fila de asientos estilo arena ya estaban llenos de clientes, claramente
concentrados en el sangriento espectáculo que se desarrollaba en el centro de la
habitación — un anillo octogonal elevado rodeado de una alta red.
" ¿ Lucha en jaula ilegal?" Incluso por el repentino rugido que provenía de la multitud
cuando uno de los luchadores en la jaula fue derribado, pudo escuchar el borde en la voz
de Jessie.
"Sí. Abarcará toda la gama de técnicas y disciplinas — boxeo, jujitsu brasileño, lucha
libre, muay thai, karate, judo y cualquier otra cosa que los luchadores puedan
imaginar. Pero esto — lo que verás aquí, está tan lejos de un evento de artes marciales
mixtas como puedas obtener. La única regla aquí es que no hay reglas. Eso le garantiza a

Yuri un gran número de seguidores, y la casa conservará un gran porcentaje de lo

recaudado."
Sin reglas. Sin guantes o almohadillas. Sin árbitros.
Era realmente un combate sin restricciones, Darien lo sabía muy bien, y lo que le faltaba
en delicadeza, lo compensaba en términos de espectáculo. Los encuentros se ganaban y
perdían en un instante con explosivas descargas de golpes duros y auténtica fuerza. Solo
violencia pura mientras los espectadores orbitan alrededor del ring, y aquellos que miran
en televisores de circuito cerrado en las salas privadas alrededor del perímetro,
abiertamente apostaban y gritaban por sangre.
Su escolta se detuvo e indicó dos asientos en la primera fila, donde el olor a sangre, sudor
y violencia era el más fuerte.
"De cerca y personal con sangre y caos. Estupendo. Un poco más cerca y estaríamos en la
maldita jaula," Jessie dijo secamente. "Obviamente Nikolai le dijo a Yuri que estabas
aquí."
"Nikolai solo le dijo a Yuri que quería hablar con él. Para entonces, Yuri ya sabía que
estábamos aquí. Las cámaras de seguridad en el techo nos habrían captado en cuanto
salimos del auto," Darien respondió, haciendo una mueca cuando el combate actual
terminó con un golpe que paro en seco al receptor. Cayó como un árbol derribado.
Casi de inmediato, los asistentes de la jaula descendieron sobre el desventurado luchador

y lo sacaron del área, mientras que el locutor centró la atención de todos en el ganador.
Momentos después, la única señal de que algo había sucedido era la sangre que quedaba
salpicada en el suelo de lona.
"Bueno, Jesús," Jessie murmuró, con el rostro más pálido que cuando habían llegado.
"¿Que hacemos ahora?"
" ¿ Ahora? Es como uno de tus juegos de ajedrez. Esperamos a que Yuri haga su
movimiento."
El movimiento de Yuri pilló a Jessie por sorpresa. Llegó a través del sistema de altavoces
cuando el locutor en la primera fila del ring informó a la multitud que tenían un invitado
especial en la asistencia. Ari estaba en la audiencia.
Y antes de que pudiera hacer algo más que levantar una ceja en dirección a la cara
inexpresiva de la mujer a su lado, Yuri intensificó.

"Tal vez podamos persuadir a este buen campeón para que entre en la jaula para nosotros
esta noche. ¿Lo intentamos?”
Cuando los proyectores eligieron a Ari, el locutor instó a la multitud a unirse a él para
convencer a Ari de que luchara.
Comenzó lentamente al principio, pero pronto los estaba azotando en un rugido de frenesí
hasta que el edificio se sintió como si temblara, y todo lo que Jessie pudo oír fue un coro
de voces que gritaban el nombre de Ari en sincronía con el golpeteo de sus pies en el
suelo. Jesús.
A pesar de todo, Darien permaneció en su asiento, su cara impasible. Pero Jessie juraría
que podía sentir que su pulso se aceleraba mientras la miraba. No estaba segura de lo que
se suponía que iba a pasar después, pero la multitud se calmó cuando apareció el gran
gorila, Nikolai, y se agachó al lado de Darien.
"El jefe quiere que sepas que está dispuesto a una reunión cara a cara contigo. Dijo que te
dijera que tendrá algo de tiempo después de que termine tu encuentro con nuestro actual
campeón femenino. También quiere que sepas que él va a mostrar su agradecimiento al
doblar tu recaudación habitual por la pelea."
La expresión de Darien no cambió cuando pareció considerar la petición de Nikolai.

"¿Eso es lo que quiere? ¿Una pelea rápida con su sabor del momento?"
"Se llama a sí misma Rogue y está invicta por alguna razón," Nikolai le advirtió en voz
baja. "Ella es grande, es dura, y pelea sucio. Tiene un gancho de izquierda malo y un
maldito buen gancho derecho. También ha sido acusada de hacer trampa, aunque nadie ha
podido probar nada."
¿Cómo hace trampa alguien en un concurso donde no hay reglas? Jessie miró a Darien
inquisitivamente, sin saber qué planeaba hacer. Pero pareció tomar una decisión rápida, y
Jessie no se sorprendió demasiado por su escueta respuesta.
"Vamos a hacerlo."
Nikolai tampoco pareció sorprendido cuando le arrojó un rollo de cinta.
Antes de que Jessie pudiera pensar en decir algo, Darien se quitó su SIG Sauer de la
pistolera del cinturón y se la entregó. Lo siguiente fue la Kel-Tec PF-9 que tenía en una
funda de tobillo, junto con un cuchillo en una funda de cuero atada a su brazo
izquierdo. Y luego, en medio de silbidos de lobo y abucheos, se levantó y comenzó a
quitarse la ropa.

"Jesús, Ari, qué estás haciendo?" Nikolai parecía realmente nervioso. "Tenemos casilleros
en los que puedes cambiarte. Lo sabes."
"Relájate, Nikolai," Darien dijo, sonando no menos simpática. "No es nada que no hayan
visto antes. Demonios, he estado en las playas públicas con menos, y todos me verán así
cuando entré en la jaula, así que por qué molestarse en pretender ser modesta?”
Nikolai se alejó sacudiendo la cabeza. Pero Jessie podía ver que, a pesar del frío tono de
voz, los ojos de Darien brillaban de ira. En poco tiempo, las botas, la chaqueta, la camisa
y los pantalones fueron retirados, doblados y colocados en su asiento desocupado.
Tratando de parecer como si no estuviera mirando fijamente, Jessie también pudo ver que
Elle había tenido razón en su evaluación. El negro definitivamente le sentaba y Darien
siempre se veía fantástica completamente vestida.
Ya fuera en los jeans y la chaqueta de cuero de su primer encuentro o en la chaqueta de

seda negra a medida, la camisa de cuello abierto y los pantalones que acababa de
quitarse. Pero debajo de su ropa ... maldita sea.
Sus pechos eran pequeños, tensos debajo de un sujetador deportivo negro, mientras que
los shorts negros de licra hasta la rodilla se aferraban a sus estrechas caderas y muslos,
revelando piernas y un trasero que eran impresionantes. En todos lados, los músculos
lisos se flexionaban bajo el molde dorado de su piel.
El corazón de Jessie dio un vuelco y una intensa ráfaga de calor recorrió su cuerpo. No
había estado tan afectada por una mujer, bueno, no podía recordar cuándo. Tal vez
nunca. No había nada cómodo o remotamente familiar acerca de esta atracción. En
cambio, era todo yin y yang. Empujar y jalar. Darien Troy era inteligente. Independiente.
Hermosa. Todas las características que invariablemente la atraían. Estaba increíblemente
atraída por los indicios de vulnerabilidad que detectó en Darien, que existían justo debajo
de la superficie. Pero también era indiscutiblemente letal, y Jessie se sintió confundida
por la atracción a pesar del aura oscura de violencia que la rodeaba.
Tal vez fue porque eran polos opuestos. O tal vez era porque se había sentido inquieta
últimamente. Sintiendo como si hubiera algo vital faltante en su vida, y en ella misma.
Entonces la realidad la golpeó y miró con recelo a Darien. "Sabías que esto iba a pasar."
Darien la miró mientras se quitaba el aro plateado de la ceja. "Conozco a Yuri desde hace
unos años," dijo con naturalidad. "Hay un costo por hacer negocios con él, así que tenía
una idea bastante buena de que esto era lo que él querría a cambio de acordar un
encuentro cara a cara conmigo."

"Es por eso que llevabas eso" — Jessie indicó los shorts y el sujetador deportivo con un
movimiento de una mano — "debajo de tu ropa y por qué todos aquí te conocen. Peleas
aquí regularmente."
"No lo llamaría regularmente."
"¿Cómo lo llamarías entonces?"
"Lo llamaría con la suficiente frecuencia para construir una leyenda." Le entregó a Jessie
la cinta que Nikolai le había dado.
"¿Podría hacer que me ayudes a ponerme cinta adhesiva en las manos?"
Incluso con Darien explicándole sobre el proceso, Jessie apenas tuvo tiempo para
terminar cuando un asistente vino a acompañar a Darien a la jaula.
Una vez en la jaula, se movió con la gracia inconsciente de un animal. Todo su cuerpo
cambió, moviéndose en la preparación para el combate, sus músculos se flexionaron
mientras lentamente los estiraba. Se balanceó fácilmente sobre las puntas de sus pies,
pasos ligeros y movimientos.
Fue entonces cuando golpeó a Jessie y casi se echó a reír. Vaya observadora entrenada
que eres. Había quedado tan atrapada en admirar el cuerpo de Darien que no había notado
una marcada diferencia entre Darien y Ari.
Tatuaje.
Había una gran cantidad de tatuajes cubriendo el cuerpo de Ari. Había una poderosa cobra
enrollada alrededor de su brazo izquierdo. Una triple deidad celta estaba posicionada en
su deltoides derecho. Y un dragón grande y audazmente coloreado extendiendo sus alas
sobre su espalda.
La obra de arte era hermosa. El efecto ... erótico.
Pero cuando diablos hizo eso?
El locutor presentó a la oponente de Darien, Rogue, mientras Darien continuaba

caminando alrededor de la jaula, sus movimientos lentos, medidos. En control. Sintiendo
el suelo de lona bajo sus pies, sabía por experiencia que una pulgada de relleno no
proporcionaría casi ninguna protección cuando caía.

Mejor no caer demasiado a menudo, entonces.
En la arena de Yuri, no había sutilezas. Esto era estrictamente un deporte sangriento,

diseñado para entretener a sus clientes criminales del hampa y proporcionar un lugar que
los animara a beber y apostar. No había entrenadores en cada esquina dando instrucciones
de último minuto. Sin apretones de manos en medio de la jaula.
El locutor dirigió a las luchadoras a sus esquinas y sopló un silbato para comenzar una
pelea que continuaría hasta que una de las participantes se cayera y no pudiera levantarse
nuevamente. No se consideraron necesarias otras reglas.
Rogue, de pelo oscuro, grande y musculosa, la atacó con un enfoque tradicional. Dando
vueltas, golpeando.
Probando. Después de observarla durante unos segundos, Darien decidió que no tenía
interés en prolongar este encuentro. Eso dictaba que su mejor respuesta sería recurrir a su
entrenamiento de Krav Maga y terminar la pelea lo más rápido posible.
Rogue se balanceó primero, lanzando un fuerte golpe. Darien la miró y con calma se
limpió la sangre de la boca con el dorso de la mano. Se apartó del siguiente puño carnoso,
esquivando fácilmente lo que bien podría haber sido un golpe tumba dientes. Y cuando
Rogue siguió con otro golpe, se giró y se acercó por debajo, golpeándola con
fuerza. Rogue retrocedió un paso, pareció momentáneamente confundida y desorientada,
pero luchó valientemente a través de él.
Las luces brillantes impidieron que Darien viera a la audiencia, pero escuchó que gritaban
su aprobación. Ella sintió que le agitaba la sangre, energizándose por ello. No lo sintió
cuando Rogue le dio una patada en las costillas. Lo que sintió fue una profunda sensación
de libertad, una liberación que siempre experimentó en el ring. Detuvo el siguiente golpe
de Rogue y consiguió en una combinación de golpes propios.
Se centró en programar su próximo movimiento. Ella aprovechó una abertura y respondió

con una patada giratoria. No fue necesariamente el golpe más duro que había
colocado. Pero en el momento en que se conectó con la cabeza de Rogue, supo que era lo
único que importaba.
La patada estaba perfectamente situada. Levantó a su oponente y la dejó caer

pesadamente sobre la lona, donde permaneció. Inmóvil. La multitud respondió con un
rugido ensordecedor y comenzó a cantar, Ari, Ari, más y más fuerte en apreciación.
Le tomó varios segundos a Darien darse cuenta de que el encuentro había terminado. Los
asistentes de la jaula se materializaron y se llevaron al Rogue inconsciente, pero cerraron
la puerta detrás de ellos, dejándola atrapada dentro.

Insegura, sintiendo un destello de inquietud mezclada con temperamento, trató de ver más
allá de las luces. Intenté descubrir qué estaba pasando. Pasaron varios minutos, y mientras
rodeaba el perímetro de la jaula, oyó que se abría la puerta y se volvió para ver entrar a un
gigante tatuado de aspecto enojado. Escuchó la puerta cerrarse detrás de él.
Esto no puede ser bueno.
Acercándose al lado de la jaula donde había dejado a Jessie sentada, vio a Nikolai de pie
detrás de ella, inclinándose casualmente contra su silla, sus manos a ambos lados de los
hombros de Jessie. "¿Qué está pasando, Nikolai?"
El gran ruso se encogió de hombros. "El jefe no está contento de que hayas eliminado a su
campeón tan fácilmente. Algunas personas importantes han perdido mucho dinero."
"Entonces no deberían haber apostado en mi contra."
Nikolai asintió. "Hay eso, pero no es suficiente. El jefe dijo que te dijera que doblará tu
parte si enfrentas a un rival más."
El temperamento de Darien se acercó rápidamente al punto de inflamación. Lo que Yuri

quería — no, lo que claramente necesitaba desesperadamente — era un gran encuentro
para hacer dinero esta noche. Para él y para sus clientes especiales. Él contaba con que
fuera ella. "Ya ha duplicado mi parte y no estoy interesada en más desafíos. No vine con
la intención de luchar."
"Quizás no, pero en este momento, realmente no importa lo que pretendías. Ya sabes
cómo se juega esto, Ari."
El mensaje era claro, y solo tenía unos segundos para tomar una decisión.
Necesitaba tener acceso a Yuri, necesitaba información y contactos que potencialmente

solo él podía proporcionar, y si quería hablar con él, no le dejaba más remedio que ceder
ante él por esto. No es que importara, porque sabía que no saldría de la jaula hasta que
aceptara.
"Está bien, de qué desafío estamos hablando?"
"Date la vuelta y conoce a Cyborg. Tu desafío."
Normalmente no era alguien que rechazara un desafío, Darien miró a Nikolai. "Dile a
Yuri que esto no es gracioso."

Nikolai se encogió de hombros una vez más, casi en tono de disculpa, como para indicar
que no tenía otra opción. Simplemente estaba llevando a cabo las instrucciones que su
jefe le había dado.
Una rápida mirada por encima del hombro confirmó que el acertadamente llamado
Cyborg seguía allí. Mirándola, midiéndola, mientras rebota en las puntas de sus pies. Y si
la expresión de su rostro era una indicación, encontrarla como una oponente poco digna.
La barbilla de Darien se levantó y ella le devolvió la evaluación.
Cyborg era al menos 15 centímetros más alta que ella y parecía superarla en más de 45
kilos. Mostró signos de uso habitual de esteroides, lo que potencialmente lo haría más
agresivo. También estaba enojado porque lo obligaban a pelear contra una mujer y
planeaba destrozarla. O estaba feliz de tener la oportunidad de ir en contra de la habilidad
y reputación de Ari y planeaba destrozarla.
Ninguna de las opciones la hizo sentir particularmente cómoda con el cambio de los
acontecimientos.
Sabía que tenía velocidad, mientras que Cyborg claramente tenía fuerza. Pero si iba a
sobrevivir los próximos minutos, tendría que desequilibrarlo porque realmente odiaba
perder, y no iba a caer sin darle todo de ella.
Le dio la espalda deliberadamente y le dijo a Jessie, "Jessie, nena, podrías hacerme un

favor? Haz que Nikolai haga una pequeña apuesta por mi. Digamos, veinte mil a que yo
gano."
Los ojos de Jessie se agrandaron mientras, detrás de ella, Darien podía escuchar el
gruñido de Cyborg. "¿Crees que vas a ganarme? ¿Una pequeña perra flaca como tú? Eres
una madre loca, ¿verdad?”
Su acento lo colocaba como británico. Por supuesto, el Union Jack (Bandera del Reino
Unido) tatuado sobre su corazón podría haberlo revelado antes si hubiera estado prestando
atención. No es que importara.
"Eso es correcto," Darien respondió con una sonrisa. "Estoy loca. Jessie, nena, haz que
sean cincuenta mil. Y si eres buena, usaré mis ganancias para comprarte algo bonito. ¿Te
gustaría eso?"
No hubo silbido esta vez para comenzar la pelea. La expresión de horror en el rostro de
Jessie le dijo todo lo que necesitaba saber.

Se volvió a tiempo para encontrarse con el puño de Cyborg cuando le dio un fuerte golpe
en la cara. Ella no sintió dolor, y el golpe la hizo tambalearse lo suficiente para que él la
agarrara y la levantara de sus pies. Con su rostro a centímetros del suyo, utilizó brazos tan
gruesos como troncos de árbol para apretarle las costillas hasta que estuvo segura de que
las sentía quebrarse. Él apretó hasta que ya no pudo respirar, y luego apretó un poco más
antes de que la enviara volando violentamente mientras la golpeaba contra la loma.
Darien gimió, luchó por respirar y se puso en pie tambaleándose, solo para recibir una
patada circular a un lado de la cabeza. Ella había querido hacerlo enojar y desequilibrarlo
con sus comentarios. Esperaba que le diera una oportunidad que pudiera usar para su
ventaja. Obviamente eso no iba a suceder. Lo que obtuvo en cambio fue un mundo de
dolor, y había sangre goteando en su ojo derecho.
Era hora de cambiar de tácticas.
Sabía que había sufrido daños, pero había peleado durante cosas peores. Cuando Cyborg
dio otro poderoso golpe a su lado, se concentró en la multitud, sintió su energía frenética
y la usó para aumentar la poca adrenalina que tenía en la sobremarcha. Con su respiración
entrecortada y el sabor de la sangre en su boca, dejó que su mente se quedara en blanco. Y
en una reacción animalista, hasta el gruñido en su garganta, se convirtió en la luchadora
callejera que normalmente mantenía bajo estricto control. Haciendo lo que funcionaba.
Luchando fríamente, implacablemente, sus puños y pies despiadados.
El cambio en su enfoque confundió momentáneamente a su oponente y lo hizo mirarla

cautelosamente.
Él se agachó mientras avanzaba y comenzó a rodearla. Ella respondió alzando su puño

fuerte y rápido, un gancho en la mandíbula que hizo que su cabeza de él cayera hacia
atrás, luego lo golpeó dos veces más antes de que cayera.
Él volvió a levantarse lo suficientemente rápido, bloqueó su siguiente ataque y siguió con

un codo que hizo una conexión sólida con la cabeza de ella. Dos veces fue golpeada con
fuerza suficiente como para hacer que le zumbasen los oídos mientras la enviaba
patinando sobre la lona.
Después de haber tenido cierto éxito, Cyborg regresó con el mismo movimiento,
claramente trabajando en la premisa de que si algo funcionaba una vez, seguía
haciéndolo. Pero como Darien sabía muy bien, en una pelea callejera la predictibilidad
podría hacer que te maten. Cuando la recogió, esta vez ella estaba lista para él.
Maldita sea. Esto va a doler.

Haciéndolo en el momento justo, ella lo atrapaba de lleno con un cabezazo. Cambiando su

peso, siguió empujando su rodilla contra su ingle. Fuerte.
Él gritó y la dejó caer como una piedra, se dobló mientras se agarraba. Luchando por
mantenerse en pie el tiempo suficiente, Darien le envió una patada a la cabeza. Observó
sus ojos rodar hacia atrás mientras se caía antes de que ella cayera de rodillas. Pero no
tenía que preocuparse porque Cyborg no iría a ninguna parte. No pronto.
Se terminó.

CAPÍTULO DIEZ
Jessie se levantó y vio a Darien moverse hacia un lado de la jaula y alcanzar la red para
mantenerse firme. Que estaba sufriendo no estaba en duda. Sus ojos eran casi todos
pupilas dilatadas por el dolor. Un ojo ya estaba hinchado, su labio sangraba, y estaba
sosteniendo una mano en sus costillas.
El daño también era evidente en la forma en que se movía, si lo buscabas. Rígidamente.

Cuidadosamente. Sin el movimiento suave y fluido que Jessie ya asociaba con ella.
Pero, obviamente, no fue suficiente que ella de alguna manera desafiara las
probabilidades y ganara. También era evidente que no tenía intención de dejar que nadie
viera cuanto le dolía. Probablemente no encaja con la persona de Ari.
Deseaba que hubiera algo que pudiera hacer para ayudar, pero solo podía mirar y esperar
una oportunidad para sacarla de allí. Cuando dos asistentes llegaron para llevarse al
apenas consciente Cyborg, Darien los siguió fuera de la jaula y se dejó caer en el asiento
que Jessie había desocupado.
"Vas a tener un gran moretón," Jessie dijo, rozando ligeramente las yemas de sus dedos a
lo largo de la mejilla de Darien.
"Los he tenido antes. Viviré. ” Hablar parecía tomar demasiado esfuerzo y Darien se
inclinó, apoyando las manos sobre las rodillas mientras intentaba recuperar el aliento.
" ¿ Puedes ayudarme a vestirme? No quiero ver a Yuri así. Las impresiones son
fundamentales para mantener intacta la reputación de Ari, y Yuri necesita creer que soy
capaz de cumplir."
"Entiendo."
Tardó varios minutos, pero entre las dos consiguieron que Darien volviera a ponerse la
ropa. Mientras se vestía, Nikolai regresó con un paño húmedo, que Jessie usó para limpiar
la cara de Darien. Se sintió aliviada al descubrir que la mayor parte de la sangre no era
suya. Pero no podía hacer nada con los moretones que se formaban rápidamente y el otro
daño obvio que habían dejado las batallas en la jaula. Ni siquiera quería pensar en las
heridas que no eran visibles.
Nikolai pareció compartir su preocupación. "Ari, por qué no hago que el doctor te
revise?"

"No, estoy bien. No es tan malo como parece. Vamos a ver a Yuri. Si es necesario, me
revisaré después de irme de aquí."
Jessie quería discutir, pensando que tener un médico que revisara a Darien más pronto
que tarde tenía mucho sentido. Pero luego se dio cuenta de que habían estado hablando en
ruso y que se suponía que no debía entender. Maldiciendo en silencio, se mordió el labio
y se prometió a sí misma que se aseguraría de que Darien recibiera atención médica tan
pronto como salieran de Oz. Alguien — Zoey o Ben — seguramente conocerían a un
médico al que podrían llamar.
Permaneció en silencio mientras ayudaba a Darien a ponerse de pie y deslizar un brazo

alrededor de su cintura, consciente de lo mucho que Darien estaba reclinándose en ella
por apoyo. Pero no dijo ni una palabra mientras Nikolai las guiaba hacia las escaleras y
hacia el segundo nivel donde Yuri mantenía su oficina.
Yuri Berezin demostró no ser nada como Jessie esperaba. A mediados de sus cincuenta
años, era pálido, alto y elegantemente delgado, con la melena de un león de pelo rojo
dorado y ojos azul claro. Se acercó a ellas cuando entraron en su oficina, con los brazos
extendidos.
"Ari." Había un obvio placer en su voz, pero cuando sus labios rozaron las dos mejillas de
Darien, ella hizo una mueca, e inmediatamente pareció consternado.
"Gracias por verme," ella dijo mientras retrocedía.
Yuri hizo un gesto desdeñoso con la mano en dirección a Nikolai, y después de que el
portero se marchara, inclinó la cara de Darien con la yema del dedo. "Por favor
siéntate. Lamento que hayas sido lastimada esta noche. Pero le costó a muchos de mis
clientes habituales una gran cantidad de dinero cuando derrotaste a Rogue tan fácilmente,
y estaban buscando sangre. Si no les hubiera ofrecido la tuya, habrían venido a buscar la
mía. Solo son negocios — confío en que lo entiendas."
Darien se encogió de hombros y colocó su cuerpo en una silla. "Estoy bien, Yuri. Nada de
que preocuparse. Pero quid pro quo. Te ayudé con tus clientes esta noche. Ahora me
gustaría recibir tu ayuda a cambio."
Yuri permaneció en silencio y miró a Jessie. Darien siguió claramente su pensamiento y

lanzó un suave suspiro. "No te preocupes por mi hermosa Jessie. Aunque solo habla
inglés, creo que me he encariñado mucho con ella. Pero entonces, no la mantengo cerca
para conversar."
"Me sorprendes, Ari. No hubiera pensado que fueras sentimental."

"A veces, me sorprendo a mi misma," respondió con ironía.
"El amor puede volvernos locos a todos." Yuri se rió mientras Jessie reprimía el impulso
de estrangularlos a los dos. "Dime cómo puedo ayudar."
Darien se inclinó hacia atrás, siseó y tomó aliento. "Necesito un contacto."
"Dime a quién quieres conocer y lo haré realidad."
"Quiero encontrarme con el jefe de un grupo que se hace llamar el Gremio."
La expresión de Yuri se oscureció y su postura cambió casi de inmediato. "¿El Gremio?"
Darien asintió. "La organización original es antigua, desde hace casi veinte años. Una
fusión de clases surgió cuando las cabezas de tres grupos disidentes se unieron como
una. Establecieron su base en Praga e inicialmente estaban empeñados en financiar la
desestabilización de Rusia, pero cuando desaparecieron, unos cinco años después, habían
expandido sus miras a grupos de financiación dirigidos a una serie de intereses
occidentales."
"Los recuerdo. ¿Por qué te interesa este grupo hace tiempo muerto?”
"Porque ya no están muertos. Alguien los ha resucitado."
"¿Estas segura de eso?"
"Bastante segura. Hace un par de días, alguien envió un mensaje a los medios de
comunicación a nombre del Gremio alegando la responsabilidad por los ataques con
misiles que derribaron los tres aviones de pasajeros de los que todo el mundo habla. Los
que han estado en todas las noticias."
El aire se onduló con una corriente oculta a medida que un músculo en la mejilla de Yuri
comenzó a sufrir espasmos y su rostro ya pálido se volvió exangüe. "He visto los
periódicos, pero están llenos de rumores. Alegaciones infundadas."
"Sí, pero ahora corre un nuevo rumor. Alguien está tratando de comprar más misiles y no
tengo dudas de que demostrará estar conectado con el Gremio."
Algo en el conjunto del cuerpo de Yuri cambió otra vez y su expresión se volvió
cautelosa. "¿Qué es lo que estás pidiendo, Ari?"

Ella se encontró con su mirada fijamente. "Quiero que me lo presentes, Yuri. Quiero una
oportunidad para negociar las armas."
"Pensé que tratabas principalmente en armas pequeñas. Rifles de asalto y ocasionales

lanzacohetes."
"Lo hago. Pero me he vuelto más ambiciosa y, dada la oportunidad, creo que puedo
proporcionar cualquier cosa. Recientemente obtuve acceso a misiles, incluidos los
Stingers y TOWs de fabricación estadounidense, y los RPG-7 rusos." Darien guardó
silencio y Jessie pudo ver que estaba observando a Yuri de cerca, calculando sus
reacciones. Eso Yuri sabía que algo era obvio. Jessie podía verlo en sus ojos.
"Estas son personas peligrosas," Yuri dijo después de un largo silencio. "Esta conexión
que buscas, ella está loca, creo, y no alguien con quien quieres hacer negocios. No si
quieres vivir para hacer negocios otro día. Necesitas pensar en esto, Ari. Si quieres más
negocios, puedo presentarte a otros. Por una comisión pequeña, puedo conseguirte todos
los negocios que puedes manejar. Pero esto ... lo que pides — "
"Necesito esto, Yuri, o no lo pediría," Darien dijo. "Preséntame a tu contacto en el

Gremio. Haré que valga la pena tu tiempo."
Las hizo esperar durante varios segundos mientras reflexionaba sobre su decisión, y hasta
que realmente habló, Jessie no estaba segura de cuál sería el camino a seguir. Pero
finalmente, con más resignación que entusiasmo, Yuri asintió. "No puedo prometer nada,
pero veré qué puedo arreglar para ti."
"Eso es todo lo que puedo pedir."
"Haré algunas llamadas y te llamaré. ¿ Estarás disponible a través de los canales

habituales?”
"Sí." Darien se puso de pie. Y aunque intentó no mostrarlo, Jessie pudo ver que los
acontecimientos de la noche habían le pasado factura. Estaba claramente agotada y
moviéndose lentamente, inactivamente, mientras salían de la oficina de Yuri.
No fue hasta que estuvieron completamente fuera del edificio que Jessie sintió cierto
alivio. Le dio la bienvenida al beso del aire fresco de la madrugada contra su cara
enrojecida. Pero recordó lo que Darien había dicho sobre las cámaras externas y
permaneció en silencio, ayudando a Darien a mantenerse de pie mientras esperaban a que
Zoey trajera el auto.
La ira de Zoey brilló visiblemente tan pronto como vio la condición en la que estaba
Darien. Pero para el crédito de la chica, no dijo una palabra. Simplemente ayudó a Jessie

a dejar que Darien se instalara en el asiento trasero del Mercedes, y luego volvió al
asiento del conductor.
Darien murmuró brevemente su agradecimiento, echó la cabeza hacia atrás y guardó

silencio mientras Zoey alejaba el auto de Oz. No dijo nada más hasta poco tiempo
después cuando, claramente aferrada al último vestigio de control, le pidió a Zoey que se
detuviera. Zoey respondió de inmediato sin hacer preguntas, pero incluso entonces,
Darien apenas logró salir del automóvil antes de tropezar a un lado de la
carretera. Cayendo de rodillas, estaba violenta y tremendamente mal.
Jessie se sintió impotente pero hizo lo que pudo. Se acercó para que Darien pudiera
apoyarse en sus piernas, apartar el pelo de Darien de su cara, y le pasó una botella de agua
que Zoey sacó para que pudiera enjuagarse la boca.
Luego la ayudó a volver al automóvil y se sentó a su lado en relativo silencio. Sabía que
uno de ellas finalmente rompería el hielo, y resultó ser Zoey, después de echar una dura
mirada a Darien en el espejo retrovisor.
"Estás conmocionada de nuevo, no es así?" Había preocupación evidente en su voz y

miedo. Pero también hubo mucha ira.
Jessie miró a Darien y vio todo con demasiada claridad. La fatiga, el dolor de cabeza, las
emociones que hierven a fuego lento manteniéndose bajo control. Pero mientras
observaba, vio a Darien recomponerse. "Es una posibilidad."
"Pero el doctor te dijo —"
"Zoey." Darien giró la cabeza y miró a Jessie.
"No me mires para defender lo que hiciste," Jessie dijo, manteniendo su tono neutral. "Es
obvio que sabías lo que te estabas metiendo cuando fuimos a Oz esta noche."
Claramente, eso era algo que Zoey no necesitaba escuchar. "¿Peleaste en esa maldita jaula
incluso después de lo que dijo el doctor? Maldita sea, Dare. Ella te lo advirtió. Un golpe
bien colocado, otra conmoción cerebral, podría causar daño cerebral permanente o incluso
matarte. Y lo prometiste ... me prometiste que tendrías cuidado. ¿Que estabas pensando?"
Darien se llevó los dedos a los ojos, murmuró algo acerca de estar rodeada de mujeres
obstinadas, y suspiró con cansancio. "Fue un riesgo calculado, Zoey. Necesitamos la
ayuda de Yuri y entrar en la jaula era la única forma de lograr que aceptara reunirse
conmigo."

Zoey arremetió antes de que Darien pudiera completar su argumento. " ¿ Pero por qué
tienes que ser tú?"
"Porque el tiempo no es nuestro aliado en este momento, y Ari podría hacer que algo
suceda más rápido que nadie. ¿ Por qué crees que Ben me arrastró a este lío en primer
lugar?”
"Porque es un bastardo egoísta y solo se preocupa por el trabajo. Sobre hacer el trabajo."
"Ah, Zoey, no," Darien dijo en voz baja. "Vamos, sabes que eso no es verdad."
"Tal vez no," Zoey reconoció después de un largo momento, "pero tú eres quien te pones
en peligro y terminas lastimada."
"Estoy bien — "
"No estás bien." Zoey sacó las palabras. "Tienes otra conmoción cerebral, tu cara está
magullada, tu ojo está hinchado, y estás agarrantote el costado, por lo que probablemente
también te hayas roto un par de costillas. Solo dices que estás bien como si todo eso no
fuera nada porque tienes algún tipo de condenado deseo de morir. Lo mismo de siempre."
Jessie se puso rígida cuando las palabras de Zoey susurraron a través de ella. ¿Era eso lo
que había detrás de los destellos que captaba de vez en cuando en los ojos de Darien?
"No es un deseo de morir." Darien se detuvo, su mirada directa. "Necesito que confíes en
que sé lo que estoy haciendo. Esta organización que buscamos — el Gremio — son
peligrosos. Mortales. Nadie lo sabe mejor que yo. Están a punto de hacer su próximo
movimiento, y no tengo ni idea de cuándo o a quiénes pretenden atacar. Solo sé que va a
ser pronto, y personas inocentes van a morir. Necesitan ser detenidos antes de que eso
suceda, Zoey, pero para hacer eso, tenemos que encontrarlos. Un encuentro cercano y
personal con ellos. Y Yuri es la única forma que conozco para que eso ocurra
rápidamente."
Había una lógica retorcida en lo que estaba diciendo, y Jessie sabía que tenía razón, pero
Zoey claramente no estaba lista para dejarlo ir. "No sé nada de eso. Todo lo que sé es que
últimamente parece que cada vez que te acercas a Yuri, terminas lastimada."
"Eso es porque me estoy volviendo demasiado vieja para esta mierda." Darien emitió un
pequeño sonido de frustración. No era exactamente una risa, y no había humor en ella,
pero era suficiente para que se agarrara las costillas y gruñera. "Siempre estoy cansada
después de volver a casa de un trabajo. Es por eso que siempre me he negado a aceptar
trabajos consecutivos — porque necesito tiempo para despejar mi mente. Pero ahora

parece que mi cuerpo necesita tiempo para recuperarse también. Maldita sea, Zoey,
¿cuándo fue la última vez que tomé unas vacaciones?”
El cambio de dirección funcionó, y Jessie vio a Zoey mirar por el espejo retrovisor por
solo un segundo o dos, como si tratara de determinar qué tan seria era la pregunta.
"¿Quieres decir pasar semanas en Djibouti o Kigali rastreando un objetivo? ¿O te refieres
a tomar un velero e ir a una playa en algún lugar como Fiji, rodeado de palmeras y
mujeres hermosas?”
"La playa." Darien suspiró y se hundió más en el suave asiento de cuero.

"Definitivamente la playa."
Zoey se rió. "Entonces la respuesta sería nunca."
Darien miró a Jessie y le dio una sonrisa irónica. "Es lo que pensaba. ¿ Te gustan los
veleros y las playas, Jesslyn? Tal vez es hora de que todos vayamos a la playa."
Jessie le devolvió la sonrisa. "Me gustan los veleros y las playas muy bien. Pero no soy
fanática de las marcas de bronceado."
Darien gimió de nuevo, solo que esta vez Jessie tenía la sensación de que no tenía nada
que ver con sus moretones.

CAPÍTULO ONCE
Darien abrió los ojos a una cabeza palpitante, un corazón que latiendo acelerado y un
fuego ardiendo a lo largo de su caja torácica. La habitación estaba débilmente iluminada,
y cuando se combinó con la leve desorientación que estaba experimentando, pasaron
varios minutos antes de que pudiera procesar dónde estaba y qué había pasado.
Tuvo un vago recuerdo de haber sido conducida a este hotel en particular después de dejar
Oz. Era parte de la leyenda que había creado, el lugar donde Ari se alojaba habitualmente,
y hasta que supiera de Yuri, sería necesario permanecer en el personaje. Pero con la
cabeza y el cuerpo adoloridos, el viaje había resultado casi insoportable.
Recordó haberse quitado la ropa y ponerse una de las lujosas túnicas blancas que el hotel
le proporcionaba, temblando como reacción establecida mientras Jessie discutía que tenía
que ir al hospital. Pero se había negado, y la determinación de su mandíbula debe haberlo
dicho más fuerte que las palabras que luchó por decir porque Jessie finalmente cedió.
Pero no completamente. Lo que Jessie hizo fue llamar a Ben, quien hizo los arreglos para
que un doctor le hiciera una visita a su habitación de hotel. Darien reconoció a la doctora
que finalmente la revisó como un contacto establecido desde hace mucho tiempo de
Ben. Una mujer con un toque suave, una boca sarcástica y la disposición de tratar a un
amigo de un amigo en medio de la noche, sin hacer preguntas. Por alguna razón, Darien
no podía recordar su nombre.
Se mordió su ya adolorido labio y permaneció en silencio a través de los inevitables

toques y pinchazos que siguieron. Asintió con la cabeza cuando la doctora le aconsejó que
estaría mejor durmiendo sentada para que sus costillas no le dolieran tanto. Soltó un
suspiro de alivio cuando ya no hubo rasguños y abrasiones que necesitaban cuidados y
Jessie presionó suavemente una bolsa de hielo en el costado de su rostro.
Antes de irse, la doctora le dio una inyección para difuminar los bordes del dolor en algo
más tolerable.
Darien odiaba las agujas — una aversión infantil que nunca había superado — pero una
vez que el medicamento comenzó a surtir efecto, se adormeció y no pudo pensar con
claridad. El agotamiento le pasó factura y todo comenzó a desvanecerse. Y luego no podía
pensar en absoluto, ya que perdió la batalla contra el sueño y eso la hizo caer.
Ella simplemente no había esperado que durmiera todo el día, sin contar las pocas veces
que recordaba a Jessie despertándola para asegurarse de que era capaz de recuperar la
conciencia normal. Pero si el cielo visible a través de la ventana y los números verdes

brillantes en el reloj en la mesita eran alguna indicación, era exactamente lo que había
hecho. El día había pasado y se había ido y la oscuridad había vuelto a su lugar una vez
más, todo mientras había estado durmiendo.
Gimió suavemente. A pesar del coro de quejas de su cuerpo, necesitaba levantarse. No

sabía dónde estaban sus armas — ni su principal, ni su respaldo, ni siquiera su
cuchillo. La ausencia de armas la hacía sentirse vulnerable como el infierno, una
sensación que estaba lejos de sentirse cómoda, y no podía recordar la última vez que algo
así había sucedido.
También necesitaba revisar su correo de voz y correo electrónico y averiguar si Yuri

había hecho algún progreso para contactarla con quienquiera que hubiera resucitado al
Gremio. Ella no había exagerado cuando le había explicado las cosas a Zoey. El siguiente
movimiento del Gremio estaba por venir. Podía sentirlo en sus huesos. Y lo que sea que
eligieran hacer a continuación, sería rápido y sería mortal, lo que significaba que no había
tiempo que perder.
Pero primero, necesitaba desesperadamente una ducha.
Hora de moverse.
Se preguntó brevemente si sus piernas serían capaces de sostenerla una vez que intentara
pararse. Pero la idea causó solo un momento de vacilación antes de que se levantara de la
cama. Incluso logró mantenerse de pie durante unos cinco segundos antes de que su
cabeza amenazara con explotar y fue golpeada duramente por una retorcida sensación de
vértigo. Se dejó caer sobre la cama, apoyó los codos en las rodillas y se agarró la cabeza.
"¿Yendo a algún lado?" Jessie se levantó de una silla cerca de la ventana y caminó hacia
la cama, su voz tranquila pero mezclada con acero.
El momento se alargó y el silencio zumbó. Darien se enderezó. No estaba acostumbrada a

lidiar con los nervios, al menos no con los suyos. Se pasó una mano por la cara e intentó
limpiar los últimos vestigios de sueño narcotizado. Hizo una mueca cuando entró en
contacto con un hematoma.
"El baño." Su garganta estaba seca y las palabras salieron apenas como un susurro áspero.
Lo intentó de nuevo. "Realmente me vendría bien una ducha ... tomar una ducha, un poco
de café, y mataría por alguna aspirina. Um, por casualidad, ¿sabes dónde acabó mi arma?"
“Tus SIG’s están en el cajón de la mesilla de noche, en el lado derecho de la cama. He

pedido prestada tu respaldo por el momento. Y voy a ver si encuentro alguna
aspirina. Puedes tomártelas con la comida después de que te hayas duchado."

Darien la miró por un minuto. "No creo que la comida ocupe un lugar tan alto en mi lista
de prioridades en este momento. ” Mayormente no estaba segura de poder mantener algo
abajo.
Mientras hablaba, abrió el cajón de la mesilla de noche y encontró su SIG exactamente

donde Jessie había dicho que estaría. La sacó y se sintió marginalmente mejor, solo con
tener el arma en la mano.
Soltó el cargador y verificó para asegurarse de que estaba cargada. Una vez que estuvo
satisfecha, se aseguró de que el arma estuviera amartillada y cargada con una bala en la
cámara, luego deslizó el arma debajo de una de las almohadas en la cama.
Jessie la vio lidiar con el arma sin hacer ningún comentario. "No me sorprende que no
tengas hambre. Pero no has comido en más de veinticuatro horas, y lo que sea que hayas
comido antes fue dejado a un lado de la carretera esta mañana temprano. La comida te
ayudará a recuperarte más rápido. Comida y descanso. Sabes que tengo razón, así que no
malgastes el aliento discutiendo conmigo.”
"No iba a hacerlo." Darien levantó una mano hacia su pecho, se frotó las costillas
maltratadas. "Me parece recordar a la amiga médico de Ben que me revisó. ¿Dijo algo que
debería saber?”
"Dijo que eras un desastre, pero supongo que ya te has dado cuenta por cómo
te sientes." Jessie claramente no se estaba conteniendo. "Tienes una conmoción cerebral,
costillas magulladas, una variedad de contusiones y laceraciones, y tienes leve fiebre. Ella
sospecha que también tienes un riñón magullado y dijo que te diga que no te sorprendas si
descubres que está pasando un poco de sangre. También dijo que podrían pasar unos días
antes de que el vértigo disminuya."
"Muy bien."
"La buena noticia es que vivirás," Jessie continuó. "Por supuesto, eso es suponiendo que
no hagas nada más que pueda interpretarse como estúpido. Como meterte en una pelea de
jaula con alguien que parece que pertenece a Jurassic Park. Porque si lo haces, podría
estar tentada de sacarte yo misma."
El impulso de alejarse era fuerte. Le dolía el cuerpo y le latía la cabeza con cada latido del
corazón, tener una discusión era casi lo último que quería Darien. Pero los destinos no
parecían estar cooperando. "No es como si hubiera planeado esa parte del programa
anoche," dijo a la defensiva.
"No, te concederé eso." Jessie pareció vacilar y suspiró. "La doctora dijo que
probablemente sentirás bastante dolor durante los próximos días, y te dejó algunas

pastillas que deberían ayudarte. Dijo que no tendrás la fuerza completa o movilidad
durante al menos una semana y sugirió que deberías abstenerte de cualquier cosa más
agotador que una caminata ocasional al baño o al sofá durante al menos un par de
días. Aunque ella también me dijo que no esperara mucho que escuches. Asumo que te
conoce."
"Nos hemos encontrado en algunas ocasiones en el pasado."
"Otras veces cuando te han lastimado, me lo imaginaba."
Darien se encogió de hombros y debatió mentalmente los méritos relativos de cualquier

medicación que el médico hubiera dejado atrás. Odiaba las pastillas. Cualquier pastilla.
Pero la idea de tomar algo que pudiera proporcionar cierto alivio para los latidos de su
cabeza sonaba atractiva. Demasiado atractiva.
Ella tomó un aliento tranquilizador, pero la presión todavía golpeaba contra su cráneo,
nublando su visión.
"Todo lo que realmente quiero en este momento es una ducha."
Algo de lo que estaba sintiendo se debe haber reflejado en su rostro, porque cuando Jessie
respondió, esta vez su voz era más suave. Más gentil. "¿Puede manejarte sola o necesitas
ayuda?"
Me he estado manejando por mi cuenta durante mucho tiempo. Desde que tenía trece
años, Darien pensó y sintió el hormigueo de su aislamiento. "Puedo arreglármelas sola."
Y podría, se dijo a sí misma. Pero tal vez más tarde, después de que su cabeza dejara de
latir y la habitación dejara de girar. Ella parpadeó, tragó saliva y alcanzó por
Jessie. " ¿ Pero tal vez podría apoyarme un poco en ti? Solo para comenzar. Si no te
importa."
Sintió que los ojos de Jessie la recorrían, la vio sonreír. "No me importa. Y mientras te
estás duchando, pediré algo de comida al servicio de habitaciones. ¿Hay algo en particular
que creas que te puede atraer?"
Darien sintió un nudo en el estómago al pensar en comida. "No. Simplemente haz que sea
algo que no requiera masticar mucho," dijo y le lanzó a Jessie una sonrisa fugaz.
Jessie se rió y se detuvo para recoger la bata del suelo. "Ten. Usa esto por ahora," dijo,
haciendo que Darien de repente se diera cuenta de que estaba usando nada más que

moretones y una tanga. "Zoey te dejó algo de ropa antes. Dejaré algo en la cama para
cuando hayas terminado tu ducha."
"Gracias."
La intención estaba bien, pero moverse resultó ser algo completamente diferente. El
primer paso hizo que Darien intentara sin éxito sofocar un gemido.
"¿Darien?"
"Está bien. Me quedé demasiado tiempo en la cama sin moverme. Puedo hacer esto. Solo
tenemos que movernos lentamente hasta que me desentuma un poco." Idealmente,
después de que cierre los ojos y descanse. Tal vez por una semana.
"No hay problema. Lo tomaremos tan lento como quieras."
Jessie le ofreció su brazo otra vez, y Darien lo aceptó agradecida, apoyándose en ella y
absorbiendo la comodidad de la fuerza de Jessie mientras cruzaban la habitación. Su
cuerpo estaba rígido, pero cuando comenzó a moverse, se hizo más fácil.
"¿La tinta se lavará en la ducha?"
Darien sacudió rápidamente la cabeza. "No. No de inmediato. Por lo general, tarda

aproximadamente un mes en desvanecerse."
"Eso es muy malo, en cierto modo. Es bastante hermoso."
"Dejaré que Zoey sepa que dijiste eso."
"¿Zoey hizo todo tu arte corporal?"
"Ella es realmente bastante talentosa. En realidad, fue su idea tener tatuajes como parte de
la personalidad evolutiva de Ari, y hay algo en ello porque, por el motivo que sea, parece
ayudarme a meterme en el personaje."
Jessie permaneció en silencio, sus ojos en la cobra enroscada.
"Tal vez hará una para ti."
"Tal vez." Ella inclinó su cabeza hacia arriba, apenas encontrándose con su
mirada. "¿Estás segura de que puedes arreglártelas en la ducha tú sola?"

Los labios de Darien tiraron de las comisuras mientras una imagen bastante provocativa
de repente bailaba en su mente. Sintió que la habitación se movía a su alrededor y se
sorprendió mirando hacia Jessie. Mirando más allá del cabello rubio aclarado por el sol,
con picos por un peinado descuidado y necesitado de un corte. Más allá de los cálidos
ojos y los rasgos familiares que le recordaban a Grace, donde podía ver una fuerza
silenciosa que era completamente de Jessie.
El descubrimiento la complació incluso mientras se preguntaba qué significaba.
El cambio sucedió tan rápido que Jessie casi lo pasó por alto. Una tensión infinitesimal
del cuerpo de Darien.
Y luego, algo cargado y nervioso en la expresión de Darien hizo que la piel de Jessie
hormigueara cuando los ojos de Darien recorrieron su cara.
Incapaz de hacer cualquier otra cosa, permaneció inmóvil, mientras pasaban los
segundos. Como para probarlas a las dos, desvió su mirada, se encontró con los ojos de
Darien y los sostuvo. Pero cuando sintió que todo lo demás comenzaba a desaparecer, se
encontró dando un paso atrás.
"Te pongo nerviosa," Darien dijo.
Jessie sintió que se le calentaba la cara y pensó en mentir. Negarlo. Pero como aún no
había recuperado el aliento, prefirió no decir nada.
Darien la miró un instante más largo. El tiempo suficiente para que supiera que la estaba
incomodando. "Bien," murmuró, luego se volvió, entró al baño y cerró la puerta.
Jessie se quedó luchando contra un deseo de huir. La suite del hotel, con sus dos
habitaciones y la cómoda sala de estar, era bastante grande. Pero mientras miraba hacia la
puerta, de repente se sintió confinada. Enjaulada.
Darien, se dio cuenta cansadamente, estaba demostrando ser tanto una tentación y una
amenaza para su cordura. Era claramente capaz de hacer que su estado de ánimo pasara de
nervioso a molesto a preocupado a sexualmente excitada y de nuevo en un abrir y cerrar
de ojos. Jessie estaba encontrando que el proceso era emocionante, agotador y estresante,
todo en uno.
Cerrando los ojos, un duro recuerdo la atravesó, y por un instante todo lo que Jessie pudo
ver fue al enojado gigante tatuado parado en la jaula. Podía verlo alcanzar a Darien con

sus enormes manos. Levantándola de sus pies y exprimiendo el aliento de sus pulmones
antes de arrojarla con fuerza a la lona.
Cuando el horror de la imagen se desvaneció, tomó toda la fuerza de voluntad de Jessie

para no estremecerse. Darien era tan condenadamente afortunada que había salido con
una conmoción cerebral y moretones. La pelea con Cyborg podría haberla dejado con
costillas rotas, un pómulo roto, una fractura de cráneo. O algo mucho peor, pensó,
mientras recordaba lo que Zoey había dicho. Otra conmoción cerebral podría causar
daño cerebral permanente o incluso matarte.
¿ Qué demonios había estado pensando Darien? A pesar de su negación, estaban sus
acciones enraizadas en algún tipo de deseo de muerte como había sugerido Zoey?
Tragó saliva y apartó las imágenes y los pensamientos. Tratando de no pensar en las
infinitas posibilidades y lo que podría haber sido, regresó a la otra habitación, descolgó el
teléfono y pidió una comida ligera y una taza de café fuerte.
La comida ya había sido entregada cuando Darien reapareció. Ella se aseó bien y se veía
mucho mejor. Recién salida de la ducha, estaba descalza, pero vestía los pantalones
holgados de algodón y la remera que Jessie le había dejado, pensando que sus elecciones
no molestarían innecesariamente a todos los hematomas que había visto.
El aroma del sándalo susurraba alrededor de Darien mientras se movía, y con su cabello
suelto y húmedo alrededor de su cara y sus ojos enormes y oscuros, parecía tener unos
diecisiete años. Joven y vulnerable en formas que Jessie no había esperado.
"Te ves como si te sintieras mejor."
"La ducha ayudó." Darien olió el aire con aprecio, la tortilla de espinaca y queso feta al
vapor captó su atención y la acercó a la mesa. "Resulta que, después de todo puede que
tenga hambre."
"Bueno. Espero que esté bien. Intenté ir por simple y fácil de comer," dijo Jessie. "Y si
eres buena, tengo helado para el postre."
"Puedo ser buena, pero eso realmente depende — qué tipo de helado?"
"Se llama Death by Chocolate. ¿Hay algún otro tipo?”
"Mi favorito." Darien cerró los ojos y una sonrisa lenta e hipnótica curvó sus labios.
Y de repente ya no parecía tener diecisiete años.

Jessie trató de ignorar el calor que la sonrisa generaba cada vez que aparecía y se
concentró en verter el café en las dos tazas sobre la mesa. Esperaba que Darien no notara
el ligero temblor en su mano mientras le ofrecía una de las tazas. La vio llevársela a los
labios. Y pensó, oh Dios, qué cara.
Siempre la pragmática, una voz silenciosa en su cabeza le recordó que una mujer que se
permitiera acercarse demasiado a una cara como la de Darien obtendría exactamente lo
que se merecía. Pero probablemente disfrutaría cada minuto de eso.
Todo se volvió más agudo, más intenso, y el impulso repentino de tocar a Darien la dejó
aturdida. Para acercarse y levantar una mano a su cara. Para probar su boca y sentir la
fuerza y toda esa pasión que se encontraba justo debajo de la lisa superficie. Sintió que se
sonrojaba, cerró los ojos y tragó saliva.
Ligeramente disgustada, se dio cuenta de que necesitaba controlar su libido

sorprendentemente despierto bajo control.
No fue que las conexiones no ocurrieron en el campo. Cristo, basada en su experiencia

desde que fue reclutada por la agencia, si no sucedieran en el campo, nunca
sucederían. Mientras pensaba en eso, recordó una breve aventura que tuvo con un
reportero que conoció un par de años antes.
Habían sido presentadas por un amigo común y se habían llegado a familiarizarse por el
vino barato y las historias divertidas. Reconociendo un interés y deseo mutuo, ambas
sabían que en lo que se estaban metiendo era temporal. Amistoso más que frenético. Y
cuando el asunto había terminado, cada una había seguido su propio camino. Sin
sentimientos heridos.
Pero Jessie sabía instintivamente que nunca podría pasar lo mismo con Darien. No es que
la idea de comenzar algo físico no tuviera mucho atractivo en tantos niveles diferentes. La
mujer creó calor simplemente entrando en una habitación y con demasiada frecuencia la
dejó asombrada — Jessie rápidamente cerró esa línea de pensamiento y se frotó un dolor
en la parte posterior de su cuello. No. No necesitaba que le recordaran cuán temerario
sería involucrarse con Darien. Por muchas razones, entre las que Jessie prefería mujeres
más amables. Menos intimidantes. Menos letales.
Y había otras cosas, pensó, necesitando recordar que aunque a ambas les gustaba hacer las
cosas a su manera, Jessie creía en las reglas. Ella necesitaba una apariencia de
orden. Darien, por otro lado, claramente no jugaba con las reglas de nadie sino con las
suyas.
Tal vez eso no era importante en una relación temporal — y puramente física. Pero
también estaba Ari para considerar. En algún momento de las últimas horas, se había dado

cuenta incómoda de que Darien podía convertirse fácilmente en Ari — una peleadora de
jaulas, una traficante de armas y cualquier otra cosa que necesitara ser — porque había
creado la leyenda tan cerca a su propia semejanza como fuera posible. Ari era una
extensión de Darien.
También estaba el hecho ineludible de que Darien claramente estaba trabajando en una
agenda que no tenía intención de compartir. Implicaba una falta de confianza que, por lo
menos, enfurecía a Jessie. También hacía a Darien peligrosa, tanto para ella como para
cualquier otra persona que se le acercara demasiado.
Pero sobre todo, sobre todo Jessie sabía que quería más. Merecía más. Y dudaba que
alguna vez pudiera obtener más de Darien Troy. Jessie exhaló lentamente, pero el deseo
no desapareció.
"Comamos."
El pecho de Darien se tensó, pero no se permitió mirar hacia otro lado cuando vio algo
parpadear brevemente en los ojos de Jessie. Una pregunta. Fuera lo que fuese, por el
momento permaneció sin respuesta.
Tal vez porque Jessie ya había aprendido que algunas preguntas nunca debían hacerse,
mientras que otras nunca podrían ser respondidas.
Al elegir ignorar las corrientes subterráneas que zumbaban como un preludio en su

sangre, Darien le tendió una silla a Jessie y ambas se sentaron a comer en la mesita junto
a la ventana. Pero podía sentir a Jessie mirándola de cerca mientras probaba la comida.
"Esto es bueno," pronunció y murmuró su agradecimiento. Rehusándose a ceder un
centímetro, se concentró en la comida en su plato con el mismo propósito único que había
usado para derribar a sus oponentes en la jaula.
Al menos, admitió, Jessie le permitió tener unos minutos de tiempo tranquilo para
reabastecerse antes de apartar su plato. El apetito claramente olvidado, Jessie dirigió una
mirada de largo alcance en su dirección. "¿Puedo hacerte una pregunta personal?"
En el acto de picar una fresa madura y gorda, Darien levantó la vista. De repente, todo se
volvió más nítido, más intenso. Incluso el silencio se intensificó.
No mucha gente la cuestionó. Menos aún intentaron ir cara a cara. Pero el ceño fruncido
en su rostro no pareció desalentar a Jessie. Tampoco el silencio que siguió. Jessie
simplemente continuó mirándola con una mirada expectante en su rostro.

Darien frunció el ceño y pensó que podía detener esto simplemente diciendo que no. No,
no puedes hacerme ninguna pregunta personal. No, no responderé aunque lo preguntes.
Pero luego se sorprendió a sí misma. "Debo advertirte que no soy una fanática de las
charlas sensibles. Pero supongo que siempre puedes intentarlo."
"¿Lo que significa que no responderás necesariamente?"
"Solo haz tu pregunta, Jesslyn." Mantuvo sus palabras lentas, deliberadas. "Arriésgate y
veremos qué pasa."
"Muy bien, me gustaría preguntarte sobre anoche."
"¿Qué hay con eso?"
"Esperabas lo que pasó — que acabarías peleando en esa jaula — y tenías que saber que
lo que estabas haciendo era peligroso, al menos imprudente, teniendo en cuenta lo que
Zoey dijo sobre tu historial previo de conmociones cerebrales. Pero no dejaste que te
detuviera."
Nunca una para rechazar un desafío, Darien se encontró con la mirada entrecerrada de
Jessie. "Está bien. Pero eso lo sabías anoche. ¿Qué es lo que realmente quieres saber?”
"Tenía que haber otras formas de acercarse a Berezin sin meterse en esa jaula, sin
arriesgarse a lastimarte o peor." Jessie ni siquiera intentó evitar la frustración en su
voz. "Supongo que estoy tratando de entender. Quiero saber por qué elegiste hacer lo que
hiciste."
"Tal vez no me importaba —"
"No te importaba," Jessie repitió, abruptamente interrumpiéndola. " ¿ Por qué no me

sorprende eso? Quiero decir, Jesús, si alguien tiene algo que quieres lo suficiente,
simplemente vas tras él, es eso? Incluso si eso significa meterte en una jaula y pelear en
un combate sin reglas. Y si alguien se lastima en el proceso — maldita sea, si te lastimas
en el proceso — me estás diciendo que no te importa."
Darien suspiró y se pasó una mano por el cabello con frustración. "No me dejaste
terminar, Jesslyn, y ahora estás torciendo mis palabras."
" ¿ Lo estoy?" Durante unos segundos, la expresión de Jessie no cambió. Pero luego sus
ojos perdieron su enfoque nítido y Darien vio que le temblaban los labios. La vio
lamérselos mientras intentaba hablar. "Entonces dime, Darien. Dime de qué se trato
anoche porque desde donde estoy sentada, podrías haber sido herida de gravedad —
incluso asesinada. Pero no dejaste que eso te detuviera."

"No, tienes razón," respondió en voz baja. "No dejé que el miedo a ser lastimada me
detuviera. Pero lo estás haciendo sonar en blanco y negro, y el problema es que el mundo
no siempre es tan claro como te gustaría que fuera."
"Maldita sea, sé que no es así."
"Y hay muchas formas de morir. Créeme. Estoy íntimamente familiarizada con la
mayoría si no con todas ellas."
Jessie se estremeció y cerró los ojos. "No lo dudo."
Observándola, Darien sintió que Jessie estaba acariciando la idea de dejarla fuera, ya no
estaba preparada para escucharla. Eso hizo inexplicablemente de repente más aguda la
necesidad de explicar, de hacerla entender. "No sé cómo se hace en la CIA, pero en mi
mundo, no todo siempre está limpio y ordenado, y la información rara vez viene con una
cinta envuelta alrededor. Tal vez no tenga sentido para ti, pero a lo largo de los años,
aprendí que lo importante es descubrir cómo obtener lo que necesitas y mantenerte con
vida. Nada más importa."
"Estás diciendo que es solo una cuestión de técnica."
"Tú tienes tu forma y yo tengo la mía, entonces sí. Anoche fue simplemente un riesgo
calculado. No era como si meterme en esa jaula fuera algo que nunca hubiera hecho antes,
lo que significaba que las probabilidades estaban a mi favor, y no tenía ganas de esperar.
Necesitaba hacer que algo sucediera lo más rápido posible."
"Desearía poder creerte," Jessie murmuró.
Sus palabras fueron suaves, pero atravesaron las defensas de Darien y dolieron. "¿Por qué
no puedes?"
"Porque tengo tanto miedo de que Zoey tuviera razón."
"¿Razón sobre qué?"
"Que tienes un deseo de morir."
Jessie observó a Darien volverse innaturalmente inmóvil, mientras que sus ojos nublados
repentinamente parecían anormalmente oscuros contra una cara que se había vuelto
antinaturalmente pálida.

"¿Es eso lo que realmente piensas?" Preguntó.
"Dime que estoy equivocada."
Lentamente, Darien negó con la cabeza. "Estás equivocada," dijo. "No sabes de lo que
estás hablando."
"¿No es así? Creo que estás tomando riesgos innecesarios y creo que es por lo que le pasó
a tu madre hace quince años. Y si algo sale mal y te matan, entonces al menos ya no
tendrás que sentir dolor. Ya no va a doler. Pero pregúntate una cosa — crees que ponerte
en riesgo es lo que tu madre querría?”
Darien retrocedió. Un destello de ira cruzó su rostro y apretó sus manos en puños. "¿Qué
diablos sabes sobre mi madre?"
"Solo sé las partes y piezas que Ben compartió conmigo," Jessie respondió suavemente.
"Sé que la mataron, que su muerte estuvo relacionada con el Gremio, y que tú, Ben y mi
madre de alguna forma se unieron y fueron tras las personas responsables."
"Entonces sabes todo lo que necesitas saber."
"No, no lo creo." Respiró profundamente y volvió a intentarlo. "Creo que todavía faltan
muchas piezas de la historia que me contaron. Suficientes piezas que me hacen
preguntarme cómo se supone que debo ayudar si me mantienen a oscuras."
Darien respondió apartándose de la mesa, olvidando su comida mientras se ponía en pie.
"Déjalo en paz, Jesslyn. De hecho, déjame en paz. Vuelve a la casa en el Barrio Latino y
trabaja con Ben y Elle. O mejor aún, vete a casa. De vuelta a Langley. Estarás más segura
allí. Estarás más segura si no estás muy cerca."
Jessie sintió que las palabras de Darien la atravesaban, no trayendo calor sino un
escalofrío penetrante. Ella se había acercado demasiado, se dio cuenta. Se había deslizado
demasiado cerca del lugar donde Darien se mantenía aislada. Posiblemente incluso de ella
misma. Pero dos podrían jugar este juego. "Mi vida es mía. Decido lo que es mejor para
mí, no tú. Y ciertamente no alguien en Langley."
"Puedes elegir vivir como quieras," Darien dijo, su voz más tranquila, casi casual. "Pero
dejar que te lastimes al tratar de ayudarme no es parte del programa y no sucederá bajo mi
supervisión. Si no fuera por otra razón que le debo tanto a Grace."
Los labios de Jessie se comprimieron en una delgada línea. "Esa es otra pregunta que
necesita respuesta. ¿Qué tiene que ver mi madre con esto? ¿Contigo?"

Ella no obtuvo respuesta. Darien sostuvo su mirada por otro momento, luego se giró y
caminó cautelosamente de vuelta al dormitorio, cerrando la puerta detrás de ella. Pero
cuando Jessie se giró y miró hacia la puerta cerrada, todo lo que podía pensar era que aún
había demasiadas sombras acechando detrás de los ojos de Darien. Demasiados secretos y
medias verdades arremolinándose a su alrededor.
Peor aún, lo que fuera que estuviera reteniendo la estaba haciendo actuar
imprudentemente. Haciéndola demasiado dispuesta a asumir riesgos. Haciéndola pensar
en nada sobre apostar con su propia vida.
Mientras luchaba con otra oleada de frustración, Jessie se dio cuenta de su mayor temor
— que fuera lo que fuese que Darien estaba ocultando, mataría a Darien. Y que la madre
de Jessie estaba de alguna manera profundamente involucrada.
Pero al pedirle que se fuera, Darien también le había permitido inadvertidamente

vislumbrar un área de vulnerabilidad aún más peligrosa, completamente en desacuerdo
con la persona que permitía que otros vieran. Darien Troy operó con una fuerte brújula
interna que la obligó a proteger a otras personas de daños. No estaba dispuesta a poner en
peligro a las pocas personas a las que permitía acercarse, incluso si eso significaba poner
su propia vida en peligro.

CAPÍTULO DOCE
A la luz proyectada por una lámpara de pie en la esquina, Darien miró el paquete de
pastillas que la doctor le había dejado en la mesita de noche. La tentación, admitió, era
poderosa. Las pastillas brillaban como un faro que ofrecía liberación, y no pudo evitar
pensar que tomaría tan poco esfuerzo. Dos pequeñas pastillas y podría escapar al
olvido. Ya podía sentir los efectos anestésicos y mentales.
¿Entonces, qué esperas? Solo tómalas y mete un par en tu boca.
Demasiado fácil, pensó. Se frotó los ojos en un esfuerzo por aliviar el latido en su cabeza
y se sentó en la cama, gimiendo cuando el dolor ardió en sus costillas. Cerrando los ojos,
tapó el dolor. Luego se acomodó lo mejor que pudo e ignoró las pastillas blancas.
En el mejor de los casos, odiaba las pastillas. Y en este momento, sabía que su fugaz
atractivo tenía poco que ver con haber alcanzado su umbral de tolerancia para el dolor
físico. No, todo se trataba de engañarse a sí misma al pensar que podrían ayudar a
mantener s raya sus pesadillas.
Era algo en lo que tenía que trabajar, pero durante las horas de vigilia de cada día, había
aprendido a apartar los recuerdos. El problema venía por la noche. Fue entonces cuando
los recuerdos pudieron escabullirse de su vigilancia.
Aunque había dormido la mayor parte del día, todavía se sentía agotada. No estaba segura
de si era física o mental, o si la diferencia incluso importaba. Había tomado otra ducha
caliente, dejando que el agua le quitara lo peor de sus dolores. Luego se obligó a
permanecer despierta durante las últimas dos horas y había hecho todo lo posible para
evitar pensar, solo para estar segura.
Había esperado estar demasiado cansada para soñar. Pero cuando finalmente se deslizó
bajo las sábanas y cerró los ojos, el sueño la estaba esperando. Como siempre era. La
llevó de vuelta a un mundo de oscuridad. Y le mostró con toda claridad lo que intentaba
con tanta fuerza no pensar.
El pasado.
Cuando las imágenes inundaron su cerebro y su mente se nubló con recuerdos, se

encontró a los trece años otra vez. Rodeada por el olor de su propia sangre. El hedor de la
basura y la orina. El aroma de la muerte.

Atrapada en un callejón oscuro y frío en Praga con el cuerpo rápidamente frío de su

madre a solo unos metros de distancia.
Lo suficientemente cerca para ver. Demasiado lejos para tocar.
Hubo raros momentos en los que casi podía olvidar. Más veces que no cuando todo volvió
como un trueno. Especialmente en su sueño. Cuando se sentía como si solo hubieran
pasado unos minutos — o unas pocas horas como máximo — desde aquel frío día de
Noviembre.
Podía sentir los puños golpeando su cara, golpeando su cuerpo. Probar la mano que
sujetaba sobre su boca para sofocar sus gritos. Sentir otras manos tocándola bruscamente.
Lastimándola. Estaba indefensa, asustada, y se sintió derribada, inmovilizada contra el
suelo frío y duro.
Justo cuando pensaba que no podía soportar más, el sueño se detuvo, solo para comenzar
de nuevo.
Ella tenía trece años. Rodeada por el olor de su propia sangre. El hedor de la basura y la
orina. El aroma de la muerte. Todo lo que podía ver era el cuerpo de su madre
rápidamente frío a solo unos metros de distancia. Lo suficientemente cerca para
ver. Demasiado lejos para tocar.
Esta vez, el grito se rasgó de su garganta y no se detendría. Llenó el aire cuando despertó
rápida y duramente, con el miedo succionando el aire de sus pulmones. Ahogó otro grito
y se sentó en la cama. Ignoró la protesta de sus costillas por el movimiento repentino e
intentó calmarse.
Por primera vez en años, la comodidad llegaba con el sonido de la voz de una mujer y el
suave toque de sus manos.
"Darien, estás soñando." La voz de Jessie era suave, apenas un murmullo. "Eso fue solo
un sueño. Estás a salvo ahora, lo prometo. Vuelve. Estoy aquí contigo y no te dejaré."
Lentamente las imágenes se desvanecieron y todo dentro de ella se aquietó. Cuando las
palabras de Jessie pasaron por sus defensas, se estremeció e intentó evitar astillarse como
fragmentos de vidrio.
"Respira, Darien. Te tengo. Pero necesito que respires."
Por un momento, no fue posible para ella seguir las instrucciones simples. No había aire.
Simplemente no podía respirar. Pero finalmente sus pulmones comenzaron a funcionar de

nuevo. Inhaló profundamente e inspiró el suave y dulce aroma de la mujer viva,

respirando, abrazándola cerca.
Por tanto tiempo, no había habido nadie. Durante todos los años transcurridos desde la
muerte de su madre, cada vez que se despertaba de una pesadilla, siempre había acercado
sus rodillas al cuerpo, se había sentado en la oscuridad y se había abrazado. A veces había
imaginado algo como esto — tener a alguien más allí para abrazarla. Pero nunca había
nadie allí, y siempre se sentía vacía y sola.
Ahora podía sentir a Jessie presionando contra ella, abrazándola, masajeándole el cuello y
los hombros. Murmurando palabras sin sentido excepto para decir que ella estaba allí.
Darien no peleó. Por el contrario, quería mantener a Jessie cerca. Su presencia le permitió
sentirse amparada, segura y protegida, y sofocó temporalmente la soledad de la que creía
que nunca podría escapar.
Ciegamente, extendió la mano y se envolvió en el abrazo de Jessie, absorbió la calidez de

su piel, y la sostuvo con todas sus fuerzas.
"Eso fue solo un sueño. Estás a salvo."
Aunque Darien todavía no había dicho nada, Jessie no dejó de hablarle. Suavemente, con
cuidado. Una letanía continua de palabras reconfortantes destinadas para calmar su
regreso y no romper el equilibrio que Darien había logrado encontrar en los minutos
desde que se había despertado gritando.
Pero Jessie sabía que las palabras también estaban destinadas a disipar los miedos que
nublaban su mente. Hizo retroceder el pánico momentáneo que la había atrapado cuando
escuchó el primer grito. Había estado en su propia habitación, en el teléfono con Elle
recibiendo una actualización. Aterrorizada de que alguien hubiera logrado llegar a Darien
de alguna manera cuando no estaba en condiciones de defenderse, dejó caer el teléfono.
Ella agarró el arma de respaldo de Darien y corrió hacia la otra habitación, sin saber qué
esperar, pero decidida a ayudar. Los gritos habían sido bastante malos. El silencio que
siguió cien veces peor. Pero lo que encontró fue a Darien sentada en la cama. Sola.
Ella estaba temblando y pálida. Con los ojos desorbitados y vidriosos de terror y la
oscuridad contra la palidez de su rostro, sus rodillas estaban contra su pecho, mientras que
sus brazos estaban envueltos alrededor de sus piernas. Estaba meciéndose y murmurando,
"Oh Dios. Oh Dios," una y otra vez mientras seguía meciéndose, continuaba tratando de
forzar el aire dentro y fuera de sus pulmones.

Durante varios minutos, Jessie alteró entre maldecir a Darien y a si misma mientras
trataba de tranquilizarse, de calmarse. Nunca había sentido algo tan frío como la piel de
Darien. Tampoco podía recordar un momento en que se había sentido tan impotente.
Vio a Darien luchar por el aire, vio el brillo del sudor en su piel. Incluso ahora su cuerpo
todavía temblaba, y aunque los temblores habían comenzado a disminuir, aún podía sentir
la tensión enroscada en sus músculos. Al igual como todavía podía ver las sombras en los
ojos de Darien.
Era revelador que incluso si era porque Darien estaba demasiado débil para discutir o
demasiado cansada para preocuparse, aceptó la presencia de Jessie junto a ella en la
cama. También estaba muy claro que, al menos por el momento, el límite que ayudaba a
mantener a Darien separada de aquellos a su alrededor y un paso adelante había
desaparecido al permitir que Jessie la abrazara. Mecerla. Mientras aceptaba su toque.
Por su parte, Jessie no estaba segura de lo que debería decirle. No podía comenzar a
describir sus propios sentimientos, no tenía ni idea de los de Darien. Así que se quedaron
como estaban en la cama. Jessie sentada con la espalda apoyada en la pila de almohadas,
Darien descansando en sus brazos.
"¿Siempre son tan malos?"
El tenso silencio continuó mientras trataba de considerar si Darien no la había escuchado

o simplemente estaba eludiendo la pregunta. Pero después de un momento, escuchó un
suspiro estremecedor y escuchó cuando las palabras comenzaron a formarse. "A veces es
peor que otros. No ha sido tan malo desde hace bastante tiempo."
"Supongo que eso es algo bueno porque me asustaste casi hasta la muerte." Inclinó la
cabeza para poder ver la cara de Darien. "¿Quieres contarme sobre eso?"
Sintió que la tensión en el cuerpo de Darien aumentaba antes de negar con la cabeza. "Es
solo una pesadilla."
"Muy bien. No sugiero que hayas tenido algún estrés en tu vida últimamente que pueda
provocar una pesadilla, pero dijiste que a veces es peor que otros, así que supongo que es
un sueño recurrente. ¿Hay algo en particular que lo provoque?”
"Respirar."
Una leve sonrisa se dibujó en las comisuras de la boca de Jessie. "Bueno, al menos ahora
que lo sé, estaré mejor preparada."

Darien soltó una pequeña risa estrangulada antes de quedarse en silencio otra vez.
Inquieta por los recuerdos que probablemente no se dio cuenta que aún eran visibles en su
rostro y que todavía ocultaban sus ojos, se apartó de los brazos de Jessie, pero
sorprendentemente, permanecieron lo suficientemente cerca como para que sus cuerpos
aún se tocaran. "Lamento haberte asustado."
"Está bien."
Darien permaneció en silencio durante lo que pareció mucho tiempo. Jessie había
esperado que siguiera hablando, pero al mirarla, se dio cuenta de que otra pieza del
rompecabezas se había deslizado en su lugar. "Esta es la razón por la cual Zoey no vive
contigo, ¿verdad?"
Segundos pasaron mientras Darien la miraba fijamente. "¿Cuánto te dijo Ben sobre mí?"
Jessie se encogió de hombros. "No mucho, realmente. Pero soy una analista, ¿recuerdas?
Eso significa que soy bastante buena para ver piezas de rompecabezas dispares y hacer
suposiciones razonables."
Darien atrapó su labio inferior con los dientes superiores y mordió. El gesto fue
totalmente inconsciente y sexy como el infierno. Luego giró la cabeza y su cabello se
convirtió en una cortina para ocultar su perfil. "Zoey estaba teniendo suficientes
problemas con sus propios recuerdos cuando la llevé por primera vez. Y aunque no
sucedía todo el tiempo, tenerme de vez en cuando despertándola en medio de la noche
gritando no ayudaba."
"¿Qué hiciste?"
"Lo creas o no, en realidad traté de solucionarlo con uno de los psiquiatras adjuntos al
MI6. Ayudó un poco, pero no lo suficiente. Luego intenté quedarme despierta toda la
noche, sin dormir hasta que Zoey se fue a la escuela que habíamos encontrado para ella."
Jessie trató de no mostrar su reacción. "¿Cómo te funcionó?"
"Cómo esperarías. Todo lo que hice fue confundir mis días y noches. Pensé que
eventualmente me acostumbraría, pero en cambio estaba cansada todo el tiempo, y
cuando casi me mata mientras hacía un trabajo en Mogadiscio, Zoey y yo sabíamos que
no podíamos seguir así."
"Así que compraste la casa en el Barrio Latino y le diste a Zoey tu antigua casa."

Darien asintió, luego se estremeció e hizo una mueca, recordándole a Jessie por qué
estaban allí y qué había sucedido antes. Recordándole que Darien todavía estaba
sufriendo.
" ¿ Sabes qué? Podemos hablar sobre lo que sé y lo que no sé más adelante. En este
momento, solo dime qué puedo hacer para ayudar. Dime que necesitas. ¿ Puedo traerte
algo? Un poco de café o agua o algo más fuerte? Probablemente haya algo en el minibar o
pueda llamar al servicio de habitaciones, si lo deseas."
"Nada, gracias. Estoy bien."
Pero no lo estaba. Se veía fría y pálida, y aunque su rostro era impasible, Jessie solo tenía
que mirarla a los ojos para ver los ecos de dolor que permanecían allí. "Si pregunto,
responderás a otra pregunta personal?"
Darien se encontró con su mirada y dijo, "¿Por qué vas a parar ahora, Jesslyn? Has estado
en una buena racha esta noche."
"¿Quién te hirió?"
En el lapso de los latidos del corazón antes de que se alejara, Darien sacudió la cabeza
con impaciencia.
"Nadie — no importa."
Pero sí importaba. Jessie podía verlo. Sentirlo. Ella quería presionar, pero no estaba
segura de cuán duro. Justo como, maldita sea, quería sacudir a Darien. Sacudir a todos los
demonios que la agobiaban y llegar al fondo de lo que sea que la haya llevado a gritar de
la forma en que lo hizo.
Tal vez Darien vio algo de lo que estaba pensando.
La ira no habría impedido que Jessie presionara. Tampoco lo haría una demanda para
retroceder. Pero la súplica que salió de los ojos sombríos de Darien, junto con el
cansancio grabado en su rostro, sí lo hizo. " ¿ Sabes qué? Podemos hablar mas tarde. En
este momento, más que nada, creo que necesitas dormir."
"El sueño está muy sobrevalorado." Hubo una extraña captura en la voz de Darien. Las
tenues líneas alrededor de sus ojos y su boca se tensaron y sus manos temblaron
visiblemente por un instante antes de que las apretara.

"Además, realmente no tiene mucho sentido. Tan pronto como me duerma, especialmente
en este estado, el sueño vendrá."
"Siempre puedes intentar soñar conmigo," Jessie dijo a la ligera. Darien se volvió para
estudiarla, su mirada oscura y atormentada mientras luchaba por llegar a un comentario
apropiado o inteligente. Cuando ninguno de los dos apareció, Jessie se preguntó por un
segundo o dos si sabía lo que estaba haciendo. Entonces dejó de pensar.
Extendiendo la mano, rodeó nuevamente a Darien con los brazos y apoyó la cabeza en su
hombro. Sintió que se ponía rígida de inmediato, sintió su cuerpo tensarse y presionar
contra ella, y pensó que estaba a punto de salir corriendo.
Pero algo en su expresión había llegado a Jessie, amenazando con romperle el corazón.
Lo que fuera que estaba carcomiendo en Darien era muy real y muy profundo. Así que
resistió.
"Por favor no pelees conmigo," Jessie murmuró. "Sólo quiero ayudar."
"No puedes ayudar."
"De hecho puedo. Pero solo si me dejas."
Encontró la piel de Darien todavía aterradoramente fría al tacto y comenzó a frotarla

suavemente para calentarla. Se sentía como la seda, pero Jessie también podía sentir la
fuerza en los músculos que yacían justo debajo del exterior engañosamente suave.
La respiración de Darien se aceleró, y permaneció rígida en sus brazos durante más

tiempo sin decir una palabra más. Pero poco a poco, Jessie sintió que comenzaba a
relajarse, y finalmente, después de unos minutos más, lanzó un suspiro irregular. Echando
la cabeza hacia atrás, Darien la miró.
"¿Qué es?" Jessie preguntó.
"¿Planeas abrazarme toda la noche?"
La tranquila pregunta se arremolinó alrededor de Jessie mientras el aliento de Darien le

acariciaba cálidamente el cuello.
"Sí, si eso es lo que se necesita para que duermas hasta la mañana. Ve a dormir, Dare."
Sorprendentemente, no discutió. Toda la pelea parecía haber salido de ella, y cuando cerró
los ojos, Darien dejó escapar otro suave suspiro. "¿Te quedarás?" Sus palabras fueron una

súplica aletargada, Darien no esperó una respuesta antes de tender una mano ciegamente y
sostenerla.
"Estaré aquí," Jessie susurró, llenando la oscuridad con su promesa. "No voy a ninguna
parte. Ahora ve a dormir."
Darien resistió el tiempo suficiente para escuchar su respuesta. En los segundos que
siguieron, la respiración de Darien se estabilizó y se deslizó lentamente en lo que Jessie
esperaba fuera un sueño profundo y sin sueños.
Una vez que estuvo convencida de que Darien estaba realmente dormida, Jessie se movió
y la acomodó más cómodamente en sus brazos. Sintiéndose extrañamente exaltada y no
cansada en lo más mínimo, miró a Darien y, en la involuntaria honestidad del sueño, la
vio de una manera en que nunca antes la había visto. Con su cabello oscuro esparcido
sobre su cara, parecía joven. Suave. Vulnerable.

CAPÍTULO TRECE
De alguna manera, ella lo había olvidado.
O tal vez nunca había sabido realmente lo maravilloso que podía ser el estar abrazada por
una mujer. Qué suave y qué tan cálido se sentía. La sensación debería haberla hecho
retroceder. Pero en cambio, hizo un desastre con todas las defensas que había pasado años
construyendo. Y cuando perdió la batalla por el sueño y se entregó a Morfeo, el dios del
sueño y los sueños, los brazos de Jessie se envolvieron a su alrededor y le dieron a Darien
una sensación de consuelo y seguridad que no había sentido en años.
Se sentía tan malditamente bien, tan raro. Ahogaba la soledad de la que siempre había
creído que nunca podría escapar, y quería mantener el sentimiento cerca el mayor tiempo
posible. Era casi suficiente para evitar que durmiera, solo para poder prolongar el
momento.
Pero al final, realmente no importó. Tal vez fue por el dolor o por agotamiento o una
combinación de los dos. O tal vez fue simplemente porque estaba respirando el mismo
aire que Jessie mientras estaba en sus brazos. Cualquiera que fuera la razón, sus ojos se
cerraron, sucumbió al atractivo del sueño y durmió durante casi cuatro horas. Un sueño
profundo y dulce sin pesadillas — solo imágenes y sensaciones placenteras.
Cuando finalmente despertó a la luz gris del amanecer, lo hizo como siempre. Surgiendo
rápido, alerta y preparada.
Hizo un inventario rápido y se alegró de que esta vez no hubiera desorientación. Todavía
le dolía la cabeza, solo que menos. Pero eso era de esperarse, ya que recordaba vagamente
a la doctora diciendo que los síntomas posteriores a la conmoción podían prolongarse una
semana o más. Sus costillas todavía estaban tiernas, pero eso también era de esperar. Más
importante aún, sabía exactamente dónde estaba y qué brazos la estaban sosteniendo.
Había pasado mucho tiempo desde que se despertó junto a una mujer. La cercanía no era
algo que se permitiera. E incluso las últimas ocasiones solo habían sido sobre el
trabajo. La mujer había sido una agente del MI6 cuya vida acababa de salvar, y después
de pasar la noche arrastrándose a través de la oscuridad hasta la seguridad, se las
arreglaron para encontrar un cuchitril de hotel antes de colapsar juntas en la cama
individual y dormir durante casi veinte horas.
Sintió que Jessie solo estaba durmiendo ligeramente y sabía que habría sentido el cambio
en su respiración en el momento en que despertó. Pero no tenía ninguna prisa por
moverse, no tenía ninguna prisa por salir del refugio seguro que le habían dado, así que se

quedó perfectamente quieta donde estaba. Envuelta en los brazos de Jessie con su cabeza
presionada contra el pecho de Jessie. Tomando una respiración profunda tras otra.
Respirando el leve aroma a jabón de lavanda en su piel y agarrada tan apretada que el
corazón de Jessie no podía latir sin que Darien lo sintiera.
"¿Te sientes mejor?" El aliento de Jessie era suave y cálido.
"Sorprendentemente." Su voz era áspera por el sueño. Girándose ligeramente, apartó su

cabello de su cara. "Gracias. Supongo que te debo una."
"¿Por qué?"
Sintió que los ojos de Jessie se deslizaban ligeramente sobre su rostro mientras
consideraba la pregunta. "Por asegurarme de que estaba bien. Por abrazarme hasta que
pudiera respirar de nuevo. Por quedarte conmigo mientras dormía. Todo ello."
Mientras hablaba, sintió un hambre repentina — mayor que su voluntad de negarlo. Su

cuerpo vibraba de calor y vida y recordaba sus sueños. Recordaba que Jessie había
aparecido prominentemente en ellos. Atrapada en el momento, reconoció que sentía algo
por Jessie. Algo nuevo, diferente e incómodamente fuerte.
Antes de que pudiera pensar en lo que estaba haciendo o detenerse, ni siquiera estaba
segura de querer hacerlo, se volvió hacia Jessie y, en la penumbra que envolvía la
habitación, encontró su boca.
No fuerte. Simplemente caliente, dulce y suave. Persistente.
Dios, la mujer puede besar.
Por un instante, eso fue todo lo que Jessie pudo pensar. Solo los labios de Darien
existieron mientras se movían sobre los de ella.
Seduciendo, dando, exigiendo, hasta que no quería hacer nada más que rendirse. Quería
inhalar la cálida fragancia de la piel de Darien. Quería seguir probándola. Simplemente la
quería a ella. Una y otra vez.
Pero solo por un instante. Incluso cuando su cuerpo comenzó a responder, los últimos
vestigios de autoconservación se activaron, y se obligó a retroceder. Se obligó a sí misma
a ignorar el sabor de los labios de Darien, y la forma en que se sintió cuando esos ojos
ahumados se enfocaron en ella con deseo.

"¿Qué estás haciendo?"
"Hubiera pensado que era obvio, pero ya que estás preguntando, debo estar haciendo algo
mal."
La sonrisa de Darien fue sorprendentemente traviesa. "Estoy tratando de decir gracias."
Se inclinó más cerca, levantó su mano derecha, y deslizó su dedo pulgar a lo largo del
pómulo de Jessie.
Se inclinó más y deslizó sus labios a lo largo de su mandíbula, la suave columna de su

cuello, su clavícula. Acarició su garganta.
Jessie se obligó a permanecer inmóvil. "Darien, no lo hagas."
Su tono lo decía todo.
En ese instante fracturado, Darien se alejó. Se tumbó boca arriba y miró hacia el techo
mientras el silencio se alargaba, pesado y opresivo. La irritación y el dolor revolotearon
en su rostro cuando su sonrisa se disolvió en una máscara, sin dejar rastro de expresión en
su rostro.
"Lo siento si te hice sentir incómoda. Mis habilidades sociales pueden no haber sido las
mejores para empezar, pero normalmente no interpreto mal las señales. Todo lo que
puedo pensar es que he estado solo en el campo por mucho tiempo. Claramente estaba
fuera de lugar, pero puedo asegurarte que no volverá a pasar."
Jessie se sintió atrapada entre deseos conflictivos. Manteniendo para sí misma las
emociones que aún no estaba preparada para enfrentar, intentó hacer las paces. "Darien,
no. No es eso ... no lo hiciste. Malinterpretaste todo, eso es. Es solo que ... " La situación
se había desviado rápidamente y no estaba ayudando en nada. No estaba segura de poder
explicar lo que estaba pensando, ni siquiera a sí misma. Cogió la lámpara de la mesilla de
noche y la encendió. Observó que los ojos de Darien se estrecharon en defensa y perdió
su hilo de pensamiento. "Jesús, eres tan condenadamente bella."
"Lo siento, es por eso que no estás interesada?" Los ojos de Darien se habían vuelto tan
planos como su voz, y toda la calidez que había estado allí en los minutos anteriores huyó.
"Por supuesto que no. No es ... maldita sea, nada de esto es tan claro para mí como lo es
para ti."
"No sé lo que eso significa."

No había respuestas fáciles. Humedeciendo sus labios, Jessie puso una mano sobre el
brazo de Darien y de inmediato sintió que vibraba con tensión. "Significa que no estoy
segura de cómo manejar esto, y soy consciente de que estoy hablando sin sentido."
"Inténtalo un poco más, Jesslyn."
"Lo estoy intentando. Maldita sea, me confundes mucho. Me siento atraída por ti ... te
quiero," Jessie admitió mientras un anhelo incipiente la recorría. "Suficiente que es una
distracción. Suficiente que está empezando a doler."
Darien exhaló un suspiro. "Entonces no veo el problema, porque desde donde estoy
parado, veo a dos adultas capaces de actuar sobre lo que parece ser una atracción
mutua. Te quiero. Me quieres. Suena bastante simple."
"Lo hace cuando lo pones de esa manera. Excepto que no puedo ir donde quieres que
vayamos. ” Mientras hablaba, Jessie miró la boca de Darien y sintió otro destello de
deseo. Intentó tragar y descubrió que tenía la garganta seca.
"Está bien." Hubo una aceptación tranquila en la voz de Darien. "No es que necesites
decirme, pero puedo preguntarte por qué no?"
"Por supuesto que puedes preguntar. Es solo que no se te ha ocurrido pensar que alguna
atracción — estar atraída la una por la otra — es inevitable dada toda la adrenalina que
fluía anoche."
Darien negó con la cabeza y le envió una leve sonrisa que todavía tenía una chispa de
sexualidad. "Podría haberlo hecho, excepto que nos sentimos atraídas la una a la otra, o al
menos me siento atraída por ti, mucho antes de la adrenalina de anoche. Y creo que lo
sabes, por lo que esa particular línea de razonamiento no funcionará."
Ella tenía un punto. "Está bien, tal vez. Pero hay un par de otras razones por las que esto
simplemente no puede suceder."
"Dímelas." Con los brazos cruzados, Darien la miró por más tiempo de lo que a ella le
importaba que la escudriñaran.
Maldita ella. "Bien. En términos simples, uno es que, como regla, no me dejo llevar por
mi libido."
Pasaron interminables momentos antes de que Darien respondiera. "Tengo la mala

costumbre de ignorar las reglas, pero incluso tendría que decir que es una muy buena.
Aunque creo que ya hemos establecido esta atracción entre nosotras es más que un libido
hiperactivo. Dijiste que había un par de otras razones. ¿Qué más, Jesslyn?”

Jessie vaciló, atrapada en un momento de indecisión antes de obligarse a seguir

adelante. "No creo que el sexo — y más específicamente el sexo conmigo — vaya a
resolver lo que sea que te preocupe."
Darien se enderezó y se apartó un mechón de cabello de la cara con una fuerza

innecesaria antes de darle una mirada de granito. "No creo que estuviera buscando
resolver nada teniendo sexo contigo."
"¿No es así?"
Por un momento, pareció como si Darien tuviera más que decir. Posibilidades empujadas
desde todas las direcciones.
Pero luego inesperadamente se quedó inmóvil, y durante los siguientes segundos lo único
que contó fue su expresión, que se volvió inquietante. Atrapada en algún lugar entre la ira
y la confusión.
"¿Qué es?" Jessie preguntó.
Darien apartó la mirada mientras sacudía lentamente la cabeza y soltaba una extraña
risa. Se mordió el labio antes de decir algo. "Maldita sea," susurró.
"Háblame, Darien. ¿Qué está pasando?"
No hubo respuesta. Jessie miró a Darien, sin saber qué estaba pasando. Pero ella la había
rechazado unos minutos antes, entonces por qué debería sorprenderse si no recibía una
respuesta?
"¿Darien?"
"Odio mucho decir esto, pero es posible que tengas razón."
No fue la respuesta que esperaba. "¿Qué quieres decir?"
"Antes. No hay dudas de que me sentía agradecida. Por tu amabilidad. Por preocuparte lo
suficiente como para quedarte conmigo. También me di cuenta de que no quería estar
sola. He pasado la mayor parte de mi vida sola, y en todas partes del mundo hay
sombras. Y de repente estabas allí." Ella se volvió para mirar a Jessie. "Mi intención — ya
no estoy tan segura. Solo sé que no quería pensar, al menos por esta noche. Quería olvidar
qué año es, qué día, qué hora. Solo quería sentir ... algo. Cualquier cosa. Y pensé —
bueno, realmente no importa lo que pensé. Obviamente, me equivoqué en todos los
aspectos."

Jessie sintió que se le cerraba la garganta. La voz de Darien, tan triste y atormentada, la
atravesó, y de repente no estaba segura de si debía continuar con esta conversación. O si
podría continuar.
Miró a Darien y, a medida el silencio se alargaba y se hacía más denso, pudo ver cómo se
retraía, casi podía ver las barreras protectoras que Darien ya había comenzado a derribar a
su alrededor, cerrándolas de golpe, deslizando las cerraduras en su lugar.
Lo que sea que había visto en la cara de Darien había desaparecido poco tiempo antes. Y
luego no quedaba nada. Nada del hambre. Nada de los anhelos. Nada del humor. Nada.
Cualquier rastro de la mujer de antes, la que le había ofrecido su boca y su pasión, había
desaparecido. Todo lo que quedaba era una mujer magullada que la miraba con ojos
demasiado oscuros en una cara demasiado pálida.
Ella podría dejarlo allí. Debería dejarlo allí. Jessie sabía que le tocado un punto sensible, y
una mujer inteligente, una mujer racional, sabría mejor que presionar a alguien como
Darien Troy hasta que su espalda estuviera contra la pared. Jessie presionó de todos
modos.
"Tal vez no estabas equivocada. Dejémoslo así por el momento porque creo que hay un
problema mayor."
Jessie vio un destello de calor en la cara de Darien antes de que se enfriara. Observó como
Darien lentamente empuñaba sus manos otra vez mientras levantaba su barbilla y le
preguntaba, "Más grande que mi deseo de utilizarte para el sexo para poder dejar de
pensar? ¿Qué podría ser eso?"
"No tenemos confianza entre nosotras."
Darien frunció el ceño. "Dime que no hablas en serio."
"Lo estoy. Necesito honestidad. Confianza. Se supone que debemos trabajar juntas, pero
ni siquiera confías en mí lo suficiente para decirme qué está pasando y qué estás
haciendo. No podemos trabajar juntas de manera efectiva sin confianza. Pero de alguna
manera se supone que debo dejar todo eso de lado y confiar en ti lo suficiente para
acostarme contigo. No funciona de esa manera, Darien. Al menos no para mí."
De alguna manera Darien respiró, incluso cuando su garganta se contrajo.

La sorprendió lo mucho que había deseado a Jessie. Pero como una ola rompiéndose, el
calor del deseo se había derrumbado, reemplazado por una sensación de arrepentimiento
que la dejó helada. Y tras el arrepentimiento, la soledad regresó.
No era, se dio cuenta, que aún no deseara a Jessie. Lo hizo. Tanto que le dolía. Era más
una realización que estaba parada en una encrucijada. Sabiendo lo que pasaría en los
próximos minutos, junto con las decisiones que tomó, determinaría cómo avanzaría —
cómo avanzarían Jessie y ella, con el trabajo que tenían entre manos y todo lo demás.
"Solo para que quede claro, no eres tú." Darien hizo una mueca de dolor al ver el cliché
de las palabras. "Lo que quiero decir es que realmente no confío en nadie."
"Puedes confiar en mi."
Las palabras de Jessie rasparon sus heridas aún crudas. Sin pensarlo, Darien salió de la
cama, ignorando la jalón de los músculos magullados mientras se acercaba a la ventana.
De pie a veinticinco pisos sobre la calle, vio las luces de París brillando suavemente a la
luz de la mañana y miró hacia la ciudad que se despertaba. "No sé lo que quieres de mí."
"Lo que quiero es que me hables," Jessie dijo con voz tranquila. "Sé que piensas que no es
asunto mío, y podrías tener razón. Pero de nuevo, tal vez no. Realmente ya no importa."
"¿Que se supone que significa eso?"
"Significa que ya no estás haciendo esto sola. Dime qué está pasando, Darien. Dime de
qué se tratan tus pesadillas. Ayúdame a entender esta conexión que tienes con el Gremio.
Soy buena en lo que hago, pero no seré buena si me pones anteojeras. Deja que te ayude.
Créeme."
Era como si las paredes de la habitación del hotel se cerraran repentinamente. "Pides
demasiado. Pides lo imposible."
"No lo creo. Creo que podrías sorprenderte."
Mientras Darien miraba el reflejo en la ventana, por un instante creyó ver el rostro de otra
mujer detrás de ella. Una presencia amorosa que se había ido de su vida y la única
persona en la que había confiado plenamente. En ese momento, quería ser una niña otra
vez, segura en el abrazo de su madre.
Ella negó con la cabeza, y la visión titubeó, luego desapareció. Y de repente temió que si
bajaba la guardia perdería la pelea. Pero con su siguiente latido, se dio cuenta de que la
pelea ya podría haber salido de ella.

Se volvió para mirar a la mujer que estaba en la cama y trató de poner todo en
perspectiva.
Jesslyn Coltrane podría ser una agente del gobierno, pero ahí es donde terminaba
cualquier similitud entre ellas. Y estaba pidiendo más. Irónicamente, ahora era la que
pedía una demostración de confianza. Darien se movió incómoda, la tensión recorriendo
su cuerpo. Para explicar su historia con el Gremio, para ponerlo en perspectiva, no se
trataba solo de confianza. Tendría que volver a dónde y cuándo todo empezó. Y ella
realmente no quería ahondar en el pasado. Revisar el viejo dolor era un ejercicio inútil,
especialmente cuando nada cambiaría. Nada podría cambiar. Siempre habría demasiados
fantasmas esperando allí. Demasiado dolor. Demasiada muerte.
Durante un largo momento, no dijo nada. Apartándose el pelo de la cara, miró a Jessie al
otro lado de la habitación una vez más. Y en ese instante, cuando sus ojos se encontraron,
otra ola alcanzó su cresta.
Darien se quedó inmóvil. Decir algo. Hacer algo.
Luego, lentamente, se obligó a hablar. "Tienes razón." Hubo un instante de silencio

mientras tragaba contra la opresión todavía en su garganta, apenas reconociendo el borde
áspero de su propia voz.
"¿Estoy en lo cierto?" Jessie repitió con incertidumbre.
"Sí. Tienes razón al pensar que lo que está pasando conmigo y el Gremio está conectado
con mi madre."
Las palabras fueron arrancadas de algún lugar dentro de ella, el impacto de la declaración
veraz se reflejó en su voz. Darien trató de concentrarse en la cara de Jessie y no en los
recuerdos que la atestaban cuando un dolor demasiado familiar se instaló en su
pecho. Porque sabía que si se lo permitía, aún podía ver, oír y sentir otras cosas. Todo.
"Ellos — mi madre murió en un callejón en Praga cuando yo tenía trece años. Y cuando
sucedió, fue como si algo dentro de mí también muriera, solo que fue peor."
"¿Porque todavía estabas viva?"
Darien asintió con rigidez. "Desde ese día, he tenido este sueño. Una y otra vez. No
importa lo que haga o deje de hacer. Solo sigue volviendo. Cierro los ojos y lo veo
pasar. A veces solo son destellos, como mirar a través de un caleidoscopio. Pero luego
hay otras veces en las que vuelve tan fuerte y tan real que me siento que apenas puedo
respirar."

"Como esta noche. ¿De eso se trataba la pesadilla? ¿La muerte de tu madre?”
"Sí. Intelectualmente, sé que es solo un sueño. Soy consciente de que pasaron años desde
que todo sucedió. Pero aquí" — golpeó su pecho sobre su corazón — "a veces aquí parece
que fue ayer. Y luego hay momentos en que estoy de vuelta en ese maldito callejón."
"¿Estabas allí?" Los ojos de Jessie se llenaron de comprensión incluso cuando sus manos
se apretaron sobre la manta que cubría la cama. Parecía que quería extender la mano,
tocarla y estaba haciendo lo que podía para evitar actuar sobre su impulso.
"Se suponía que íbamos a ir a París. Pero en el último minuto, mi madre recibió
información sobre un grupo terrorista que su equipo había estado rastreando. Un grupo
considerado responsable de la ejecución de dos agentes del Mossad. Ella cambió nuestros
planes y en cambio fuimos a Praga."
"Me dijiste antes que tu madre era israelí. Estoy en lo cierto al suponer que ella era una
oficial de inteligencia?”
Darien suspiró. "Si preguntas si ella era Mossad, entonces la respuesta es sí. Pero en el
momento en que la mataron, ella era kidon, y lo había sido por más de un año."
Jessie se sentó derecha, una ceja elevándose. "No solo estás diciendo que tu madre era
una agente de la inteligencia israelí," dijo en voz baja. "Estás diciendo de que era parte de
la unidad ultrasecreta de secuestro y asesinato del Mossad."
"La unidad supuestamente responsable de llevar a cabo secuestros y asesinatos," Darien

corrigió secamente pero sin diversión.
"Eso es semántica y lo sabes. El caso es que tu madre te llevó con ella a Praga mientras
perseguía a terroristas. En qué demonios estaba pensando? Eras solo una niña."
"En realidad, no. Eso no es correcto." Darien negó lentamente con la cabeza y una leve
sonrisa sin humor tocó sus labios. "Nunca fui una niña — al menos, no en la forma en que
lo dices. Y ciertamente no de ninguna manera que lo reconocerías. Incluso creciendo
como la hija única de Grace Lawson y Reid Coltrane."

CAPÍTULO CATORCE
Todo tenía un sentido horrible, Jessie se dio cuenta.
Ambas eran hijas de agentes encubiertos. Pero mientras que ella había sido protegida por
sus padres, refugiada en el mundo académico hasta que tuvo la edad suficiente para
decidir lo que quería, Darien no tuvo otra opción y se crió en un mundo de operaciones
secretas, rodeada de espías y asesinos. Ella habría aprendido y absorbido, volviéndose
más peligrosa con cada día que pasaba.
Ella confirmó la suposición de Jessie un momento después.
"Mi madre comenzó a entrenarme cuando tenía quizás unos cinco años. Y a lo largo de
los años, recibí entrenamiento de algunos de los mejores, incluidos Ben y tus dos padres."
"¿Así es como conoces a mis padres?"
Darien asintió. "Cuando tenía trece años, sobresalía en varias disciplinas de artes
marciales. Podría desmontar, limpiar y reensamblar cualquier arma de un M16 hasta un
revólver de cinco tiros. Era una excelente francotiradora. Y he estado trabajando como
mensajera durante casi dos años."
Oh Jesús. Ciertamente eso explicaba mucho. Pero todavía estaba la pregunta que tenía
que hacer. "¿Qué pasó en Praga?"
La expresión de Darien se oscureció como una nube bloqueando el sol, y se giró para
mirar por la ventana otra vez. Sus ojos parecían fijos en algún punto distante, pero Jessie
sabía que ya no estaba viendo las vistas familiares. El Louvre, el Sena. La vida en la calle.
Porque ya no miraba a través de los ojos de una mujer, sino a través de los ojos de una
niña de trece años. Una chica que había perdido toda la infancia que había tenido en un
callejón en Praga.
"Mi madre organizó una reunión con un contacto cerca de nuestro hotel. Ella me dijo que
le diera una hora para que se ocupara de los negocios. Después de eso, haríamos un poco
de turismo y cenaríamos temprano." Su voz se hizo más suave. "No me importó. Ella me
había comprado una cámara nueva. Estaba ansiosa por probarla, y el portero me sugirió
que me dirigiera hacia el Puente de Carlos. Pero cuando me di cuenta de que era una
trampa, ya era demasiado tarde."
Darien guardó silencio. No se movió, no parpadeó. Jessie ni siquiera estaba segura de que
respirara, y el dolor causado por su pena y arrepentimiento era tangible. No estabas allí

cuando mataron a tu madre. A pesar de lo que Ben había dicho, que a su madre le habían
tendido una trampa, Darien de alguna manera creía que ella era responsable de lo que
sucedió.
Los pensamientos de Jessie fueron automáticamente hacia Grace. No podía imaginar

perder a su madre, y mucho menos sentirse responsable de su muerte.
En el cristal de la ventana, sus miradas se encontraron. Sintiendo lo que se avecinaba,

Jessie la presionó suavemente y se preparó para las palabras que vendrían. Incluso
sabiendo que sería peligroso para ella ver a Darien como una niña inmóvil en vez de a una
mujer que con frialdad realizaba golpes aprobados por el gobierno. " ¿ Qué pasó,
Darien? Dime."
"Debían tener vigilantes. En retrospectiva, es lo único que ha tenido sentido. Sabían cómo
me veía, sabían cuándo me acercaba y estaban listos para mí. Debería haber estado
prestando atención, pero yo no lo estaba. Estaba concentrada en la cámara, revisando la
luz y decidiendo sobre aperturas y ángulos, cuando me abordaron en la calle a plena luz
del día. Eran tres de ellos. Muy armados, bien entrenados. Y en un abrir y cerrar de ojos,
me llevaron a un callejón. Traté de luchar contra ellos —“ Apretó los ojos con fuerza y
claramente luchó contra el control en su lugar.
Jessie casi detuvo lo que estaba haciendo. Casi se acercó y le ofreció consuelo. Pero sabía
que estaba cerca de descubrir algo importante, algo en el corazón de lo que estaba
conduciendo a Darien.
Perdóname, pensó y siguió adelante. "¿Qué hicieron?"
"Se divirtieron un poco conmigo, y luego, en algún momento, deben haber contactado a
mi madre." El dolor parpadeó en sus ojos antes de que los cerrara y cambió su peso de un
pie a otro, como si se estuviera preparando para huir. "Ella nunca debería haber ido
sola. Pero no estaba pensando claramente. Solo reaccionó y vino a buscarme. Sin
respaldo. Ningún plan. Sólo ella. Mi madre. La agarraron cuando salió disparada hacia el
callejón, luego me sujetaron y me hicieron mirar mientras la golpeaban hasta medio
matarla. Y luego le pusieron una bala en la cabeza."
Maldita sea. No es de extrañar que todavía tenga pesadillas. " ¿ Puedo preguntar — ya
sabes — por qué no te mataron a ti también?"
"¿No es así? No estoy tan segura." Darien dijo. Negó con la cabeza como para desvanecer
la idea. "Después de que le dispararon a mi madre, esperé mi turno. Esperaba ser la
siguiente. No estoy segura, pero en ese momento, creo que quería ser la siguiente. Pero el
disparo nunca llegó, y luego me hicieron saber que tenían otros planes para mí."

"¿Qué tipo de planes?"
"Había un burdel. Ellos lo poseían. ” Hizo una pausa, tragó saliva y luego continuó.
"Tenían algunos clientes con apetitos particulares. Clientes que les gustaban jóvenes. Les
gustaba mi tipo."
Jessie luchó contra la opresión en su garganta cuando una oleada de horror la

cubrió. "¿Qué hiciste?"
“Tomé las cosas un día a la vez e hice lo que tenía que hacer para sobrevivir hasta que
pudiera escapar. Y luego fui tras ellos."
Jessie parpadeó y recordó lo que Ben le había dicho. Para cuando la alcanzamos, ella
estaba operando con una premisa simple. Ella quería venganza, y si alguien se ponía en
su camino, sangraban.
"Estás hablando de buscar retribución. Venganza. Sobre tres asesinos a sangre fría. ¿ Es
eso lo que dices?”
"Llámalo como quieras, Jesslyn."
Pero Jessie podía ver el dolor en su rostro, junto con la devastación. "No estoy juzgando
lo que hiciste, Darien. Solo estoy tratando de entender."
"Entonces intenta entender esto. No podía irme. No entonces." Su rostro y sus ojos se
oscurecieron. "Me levantaba todas las mañanas y me miraba en el espejo. Veía mi cara
mirándome, pero nada era igual. Y no podía irme hasta que supiera quién había asesinado
a mi madre. Quién fue quién destruyó mi vida. No podía irme hasta que les hiciera pagar,
incluso si me mataban. Pero estaba de acuerdo con eso porque me sentía cómoda con la
primera regla de venganza."
"¿Hay reglas?"
"Sí. Fue algo que leí. Algo de Confucio que decía que antes de embarcarte en un viaje de
venganza debes cavar dos tumbas."
"Y sabiéndolo, todavía los perseguiste. Tú sola?"
"Yo sola? Al principio, sí. Creciendo como lo hice, no era como si hubiera alguien a
quien pudiera recurrir." Se interrumpió, envolvió sus brazos alrededor de su cintura y se
volvió para mirar por la ventana. "Me tomó casi diez meses tener a los tres, y realmente

no esperaba sobrevivir. Realmente no me importaba y casi no funcionó, como se vio

después."
"¿Qué significa eso?"
"El último de los tres fue un bastardo inteligente y resultó ser un desafío mayor de lo que
esperaba. Para cuando Grace y Ben llegaron, había estado enferma por un tiempo. Creo
que habían estado durmiendo demasiadas noches en las puertas y comiendo cualquier
pedazo de comida que pudiera mendigar o robar. Grace y Ben me salvaron la vida. Y
luego me ayudaron a terminarlo."
" ¿ Y después? Después de que los tres hombres que mataron a tu madre estaban
muertos. ¿Qué quedaba por terminar?”
"Todavía había una organización criminal con la que lidiar — una red de tráfico humano
y prostitución, traficantes de armas y narcotraficantes, con los ganancias alimentando las
actividades terroristas. Necesitaba ser parado. Permanentemente. Es lo que mi madre
estaba tratando de hacer cuando la mataron. Creo que yo solo quería terminar lo que ella
había comenzado."
Jessie entendió. "Es por eso que pensaste que no podría ser el Gremio el que derribó a
esos aviones. Porque creías que tú y Ben y mi madre destruyeron la organización hace
casi quince años."
Darien cuadró sus hombros y asintió bruscamente. "Una vez que los tres líderes murieron,
el resto fue sorprendentemente fácil. Sin ellos, las redes que habían construido cayeron en
un desorden total, peleando por el liderazgo, mientras sistemáticamente destruíamos todo
lo que controlaban. Almacenes, clubes nocturnos, burdeles, laboratorios de
metanfetamina. Todo el castillo de naipes de derrumbó. O al menos, eso es lo que
pensamos. Hasta ahora."
Jessie se sintió sin aliento, como si acabara de salir de una atracción en la feria. "Y al
igual que hiciste a los trece años, también me estás diciendo que estás dispuesta a hacer
cualquier cosa para ir tras ellos ahora."
"Sí."
"¿Pase lo qué pase?"
"Pase lo qué pase. El Gremio — entonces y ahora — sigue siendo responsable de la

muerte de mi madre. De alguna manera, algo no fue completamente destruido. Algo
sobrevivió. Esa es mi falla y voy a rectificar eso ahora."

"¿Incluso si te lastiman?"
"Jesslyn, he estado al borde de este abismo en particular antes, maltratada y magullada

pero aún de pie. No estoy asustada. Y no me voy a caer sin luchar.” Darien se frotó la cara
como para sacudirse los últimos minutos, luego se encontró con la mirada de
Jessie. "Ahora lo sabes todo."
No completamente. Jessie la miró. Sabía que aún tenía preguntas que hacer ... como lo que
Darien había planeado y cómo podría ayudar. Pero algunas de esas preguntas, podía ver
por la expresión de Darien, tendrían que esperar.
Eso estaba bien, porque se dio cuenta de que Darien le había dado exactamente lo que
había pedido. Su honestidad. Su confianza. "Ben me dijo que te crió desde la
adolescencia. ¿Así es como terminaste con él?”
"Sí. Cuando todo estuvo hecho, cuando pensamos que ya no quedaba nada del Gremio, no
tenía adónde ir. Sin familia a quien recurrir. Estaba preparado para emprender el camino
por mi cuenta, pero Ben me llevó de regreso a Londres con él, y finalmente al MI6." Hizo
una pausa y se mordió el labio. "Tuve que pasar por muchas evaluaciones psicológicas
antes de poder unirme oficialmente, pero no estaba preocupada. Sabía que no estaba
loca."
"Lo sé." Jessie hizo una pausa. A través de las sombras, había visto algo parpadear en su
expresión y necesitaba saber. "¿Pero por qué Ben?"
"Estás preguntando por qué Ben y no Grace. Eso es lo que quieres saber, ¿verdad?”
Jessie asintió y simplemente esperó. No respiraba. Podía ver que la pregunta se había
acercado demasiado, y la expresión de Darien le permitió vislumbrar las emociones que
mantenía tan apretadas.
"Esa es una que tendrás que preguntarle a tu madre alguna vez."
Ella comenzó a respirar nuevamente. "Está bien, lo haré. ¿ Puedo preguntar una última
cosa?”
Darien levantó la mirada y Jessie pensó que había visto algo diferente. "No puedo creer
que quede algo por preguntar." Una lenta sonrisa curvó sus labios. "¿Qué no te he dicho?"
"Creo que solo quiero saber — alguna vez te cansas de lo que haces?"

Ella se puso tan quieta que Jessie temió que finalmente hubiera sobrepasado sus límites.
Pero era demasiado tarde para retirar la pregunta.
"¿Cansada?" Darien parpadeó. "Debe ser obvio a estás alturas que comencé por el camino
en el que estoy no por ningún noble propósito o vocación, Jesslyn, sino por
venganza. Puro y simple. Pero la ira y la venganza solo pueden sostener a una persona por
tanto tiempo. Es como vivir sin alma. Así que, sí, estoy cansada. Cansada de la adrenalina
y las mentiras y sin saber realmente quién soy. Lo he estado haciendo durante bastante
tiempo y me gustaría no hacer más lo que hago. Cuando le dije a Ben que había terminado
para mí una vez que acabemos esto, lo dije en serio. En lugar de vivir de una asignación a
otra, una misión tras otra, creo que me gustaría simplemente ser."
"Eso suena bien."
"Sí, lo hace, y todavía tengo esperanza." Hizo una pausa y levantó los ojos para
encontrarse con la de Jessie. "¿Podemos unirnos?"
Jessie se rió. "Ahora eso es un pensamiento aterrador."
" ¿ No es así, sin embargo?" Ella sonrió. "Pero la verdad es que cuando todo llega a ser
demasiado, me acuerdo de algo que tu madre me dijo una vez."
"¿Mi madre?"
Darien asintió. "Dijo que las cosas tienen la costumbre de funcionar de la manera en que
deben ser."
Jessie sonrió. "Mi madre es una gran creyente en mirar hacia atrás, no con
arrepentimiento sino por lo que puedes aprender."
"Desafortunadamente, he aprendido que lo que hago es necesario." Darien suprimió un

suspiro. "Y hasta que este trabajo en particular esté terminado, no es bueno pensar en otra
cosa."

CAPÍTULO QUINCE
Cuando la promesa del nuevo día se extendió por un cielo bañado en sangre, Darien se
apoyó en la barandilla del balcón y dejó que la brisa susurrara a su alrededor. Amaba esta
hora del día casi tanto como el crepúsculo. Le encantaba el juego etéreo de sombras y
luces en la ciudad, y la fotógrafa en ella deseaba tener una de sus cámaras en sus manos.
A su alrededor el silencio suave se extendía, se profundizaba, permitiendo que sus

pensamientos fluyeran sin control y sin censura en su cabeza. Simplemente no estaba
segura de qué era más doloroso — sus pensamientos o el interrogatorio que acababa de
experimentar.
No podía recordar un momento en que había divulgado tanta información tan

profundamente personal. Ni siquiera a los psiquiatras que la habían interrogado
interminablemente antes de dejarla en las filas del MI6.
No es que alguna vez los haya culpado. Después de todo, cuántos niños de trece años
fueron llevados a ellos después de haber sobrevivido derribando a tres poderosos jefes del
crimen organizado? ¿ Y cuántos de trece años podrían jactarse de tener a una de las
agentes encubiertas más respetadas de la agencia como su guardián no oficial y
autoproclamada?
Sabía que el equipo de psiquiatras había sido encargado de verificar su aptitud para el
servicio. Asegurándose de que no era una sociópata ni psicópata antes de que se le
confiaran habilidades adicionales y se liberara para matar en nombre de la Reina y el país
adoptivo. Pero también era consciente de que mientras que la multitud de pruebas que se
le realizaron solo confirmaban que era brillante y que tenía aptitudes para los idiomas y la
tecnología, se habían sentido frustrados por la falta de información personal que había
compartido con ellos.
Pensó irónicamente que Jesslyn Coltrane podría enseñarles a esos psiquiatras hace tiempo
olvidados una cosa o dos acerca de cómo obtener información de un sujeto poco
dispuesto. Por alguna razón imprevista, ella había sido capaz de acceder a la psique
cuidadosamente guardada de Darien con notable facilidad. Las palabras se habían sentido
como si no tuvieran más remedio que derramarse, y le había dado a Jessie pedazos de sí
misma que nunca había tenido la intención de compartir con nadie.
Quizás su pesadilla la había dejado vulnerable y susceptible a las preguntas de Jessie.

Todo lo que Darien sabía era que desde la muerte de su madre no había podido hablar así
con alguien, y había olvidado lo que se sentía compartir.

Pero las consecuencias de abrirse a sí misma persistieron. Pensó que sentiría algo de
alivio, pero no lo hizo. Se sintió agotada. Temía que hubiera dicho demasiado. Y la
comprensión de cuánto quería recuperar una parte — o todo — amenazó con derribarla.
Al menos por ahora, Jessie parecía no tener más preguntas para hacer. Llamó al servicio
de habitaciones y ordenó el desayuno, luego murmuró algo sobre una ducha antes de
alejarse, percibiendo correctamente la necesidad de Darien de estar a solas.
Pero la sensación de pérdida la sorprendió. Darien no sabía qué hacer con eso ni qué
significaba. Solo sabía que estaba cansada y sin forma para leer nada en sus propios
procesos de pensamiento y emociones.
Aún así, su mente se detuvo en el momento justo antes de que Jessie se alejara. Habían
estado tan cerca y Darien de repente había deseado probarla de nuevo. Algo había pasado
entre ellas, y sabía que todo lo que tenía que hacer era dar un paso adelante. Así que dio
un paso atrás y dejó pasar el momento. Era mejor así.
Abandonando todos los pensamientos y preguntas, se dirigió a su propia ducha, una

extravagancia de mármol y cromo con una ducha de dos cabezales y agua caliente
ilimitada. Cuando terminó, se vistió con jeans y una camisa holgada de algodón y metió
su SIG en la funda que sujetó en la parte posterior de los jeans. Ese acto en sí mismo se
sentía familiar, normal, y se sintió mejor por ello. Menos una extraña en una tierra
extraña.
Una rápida mirada en el espejo mientras se pasaba un cepillo por el pelo revelaba unos
ojos cansados y levemente inyectados en sangre. Aún le dolía la cabeza, pero la
hinchazón en su cara había disminuido y casi había desaparecido, dejando solo un
moretón en una mejilla. No estaba preocupada por eso.
Lo que más le preocupaba era el moretón mucho más grande que le cubría las costillas. El
dolor era soportable, pero sabía que eso la dejaba en una situación comprometida. Ella
probó su habilidad para golpear con el puño, y lo encontró claramente deficiente. Pero
sabía que había experimentado algo peor, así como sabía que no sería suficiente para
evitar que hiciera lo que fuera necesario si surgiera la necesidad.
Los golpes en la puerta de la habitación del hotel la atravesaron mientras salía del
dormitorio.
Sus instintos se dispararon inmediatamente cuando otro golpe fue seguido por una voz
familiar que gritaba, "Servicio de habitación."
Darien se relajó, deslizó su arma en su funda y abrió la puerta. "Me preguntaba cuándo
llegarías a aparecer."

Ben sonrió y empujó un carrito de servicio de habitaciones cargado en la habitación

mientras él pasaba a su lado. Elle lo siguió de cerca, deteniéndose lo suficiente para cerrar
la puerta.
"Elle nos habría tenido aquí anoche cuando Jessie dejo caer el teléfono en medio de la
conversación. Pero lo revisé y pude asegurarle que todo estaba bien. El GPS demostró que
estabas aquí, justo donde se suponía que estabas, y tus signos vitales estaban saliendo bien
y claros, aunque tu ritmo cardíaco estaba un poco alto.” Ben rozó ligeramente el moretón
en su rostro con una mano.
"Ahora veo por qué Jessie pidió un médico. ¿Estás bien? ¿Cómo está la cabeza?”
Darien ignoró el dolor de cabeza omnipresente y respondió con un desdeñoso

encogimiento de hombros. "Consecuencias involuntarias, nada más."
"Ella tiene una conmoción cerebral leve. También necesita comer algo, así que es bueno
que hayas traído la comida contigo," Jessie dijo mientras entraba a la habitación, con el
pelo todavía húmedo por la ducha.
Se veía bien con jeans y un jersey de cuello alto negro. Bastante comestible,
incluso. Darien se humedeció los labios.
"Ella sigue tratando de ser mi madre," murmuró.
"Créeme, no me siento un poco maternal contigo," Jessie respondió con una sonrisa antes
de volverse hacia Ben. " ¿ Acabo de oírte decir que pudiste rastrear los signos vitales de
Darien?"
La respiración de Darien se desenredó y se quedó mirando a Jessie mientras Ben le

explicaba el pequeño dispositivo de rastreo GPS implantado en la cadera de Darien. Por
su parte, Jessie la ignoró, centrándose en cambio en quitar las tapas de las bandejas llenas
de comida y colocarlas sobre la mesa.
Temiendo que sus pensamientos fueran visibles en su rostro, Darien dirigió su atención a
la comida y se obligó a relajarse. Intentó aliviar la tensión de sus hombros y cuello, lo que
empeoraba su dolor de cabeza. No había tenido hambre hasta ese momento, pero el
encantador aroma que emanaba de la mesa le hizo agua la boca y su estómago reaccionara
y suplicara mientras se acercaba para ver de cerca.
Automáticamente, tomó la jarra más cercana y llenó cuatro tazas, luego descubrió
rápidamente que el café estaba caliente, fuerte y maravilloso. Le ayudó a despejar la
mente si no su dolor de cabeza, y durante los siguientes minutos permitió que la
conversación fluyera a su alrededor mientras se concentraba en disfrutar de la abundancia

de fruta fresca y tostadas francesas cubiertas con mermelada de arce que Jessie había
ordenado. Disfrutando de la normalidad.
Cuando finalmente se recostó en su silla y soltó un suspiro de satisfacción, encontró a Ben

luciendo como si estuviera tratando de no reírse. "Es bueno ver que tu apetito finalmente
regresó. ¿Pero estás segura de que has tenido suficiente?”
Darien también notó el destello de diversión en los ojos de Jessie. Encogiéndose de

hombros, sonrió en respuesta. "No me di cuenta que tenía tanta hambre. Y para responder
a tu pregunta, sí, gracias. He tenido más que suficiente."
"Bueno. Jessie transmitió la esencia de lo que sucedió cuando llamó para buscar un
médico, pero ahora sería un buen momento para que nos actualices a Elle y a mí. Dónde
están las cosas con Yuri, y qué viene después."
Darien era consciente del momento en que los ojos de él se enfocaron en su rostro
magullado. Miró más profundamente, viendo, estaba segura, mucho más de lo que quería
revelar.
"Sé que necesitas más tiempo para recuperarte," Ben continuó. "Y realmente me gustaría
poder dártelo. Pero todos mis instintos me dicen que el Gremio no nos dará ese tiempo."
Ella mantuvo su mirada fija cuando lo miró a los ojos. "Estoy de acuerdo." Comenzó
transmitiendo la conversación que había tenido con Yuri en Oz, concluyó con su acuerdo
de facilitar una reunión con el Gremio, y deliberadamente omitió todo lo que estaba en
medio. Ben la miró con ojos que veían demasiado, pero no mencionó la omisión.
Darien sabía que Ben estaba descontento de que hubiera vuelto a entrar en la jaula poco
después de la última vez. Tampoco ella creía que estaba ocultándole algo. La doctora ya
le habría dado una actualización sobre su condición, y sabiendo que habían ido a Oz, él
habría deducido cómo había llegado a esa condición. Ella sabía que lo escucharía tarde o
temprano. Esperaba más pronto que después.
Pero Ben era un profesional, y entendería lo que ella hizo, incluso si no le gustaban las
tácticas que había elegido. Lo que era importante era el resultado, y sus hematomas
sanarían y se desvanecerían.
"¿Crees que Yuri lo logrará?" Ben preguntó.
Darien pensó en eso por un momento, luego le dio una sonrisa seca. "Yuri no confía en su
propio reflejo en el espejo, pero no tiene una razón real para no lograrlo. Sin embargo,
creo que no está particularmente feliz por eso."

"¿Eso porque?"
"No es que no quiera ayudar, especialmente porque cree que se puede ganar dinero y
quiere ser parte de la acción. Es más bien que piensa que esta mujer que lidera el Gremio
es—“
Elle lanzó un sonido estrangulado. "Espera un minuto. Estás diciendo que es una mujer a
la que buscamos?”
Darien se giró demasiado rápido e intentó no hacer una mueca de dolor. "Sí, y Yuri cree
que está loca, aunque teniendo en cuenta sus asociados habituales, no estoy segura de lo
que eso significa. Pero en realidad no importa. Es un hombre de negocios, por lo que
organizará una presentación y hará lo que sea necesario para asegurarse de obtener una
tajada en cualquier acuerdo."
"Maldición," Elle dijo. "Es genial que finalmente estemos llegando a algún lado, pero
odio que sea una mujer. Quiero decir, sé que sucede. He estado lo suficiente como para
saber que las mujeres a menudo están involucradas en llevar comunicaciones y dinero
entre las células terroristas. Pero esto — por alguna razón, me cuesta mucho aceptarlo."
" ¿ Qué es difícil de aceptar?" Darien preguntó. "El concepto de mujeres como líderes
terroristas no es nuevo, Elle. Las mujeres han estado involucradas durante mucho tiempo
en movimientos terroristas y han sido incluidas entre los líderes de varias organizaciones,
incluyendo el Ejército Rojo Japonés, el Gremio Rojo de Italia, Sendero Luminoso de Perú
y la Facción del Ejército Rojo de Alemania."
Jessie asintió en acuerdo. "Las mujeres también han sido responsables de llevar a cabo
numerosos bombardeos y ataques mortales. Echa un vistazo a Rusia y las atacantes
suicidas Black Widows (Viudas Negra). De hecho, se cree que más de la mitad de los
terroristas suicidas en el mundo desde el 2002 han sido mujeres." Le pasó a Darien dos
pastillas. "Es solo aspirina, pero ayudará con la inflamación y el dolor de cabeza."
"Gracias." Consciente de los ojos de Ben observando cada uno de sus movimientos,
Darien rápidamente se metió las pastillas en la boca y las bajó con el resto de su
café. Cuando el teléfono celular de él sonó suavemente, estaba agradecida por la
distracción. Un momento después, Jessie y Elle tomaron sus propios teléfonos cuando
comenzaron a vibrar.
Jessie presionó el teléfono con fuerza contra su oreja y juró que podía sentir la tensión
proveniente de la conexión satelital con Langley antes de escuchar la tensa y baja voz de

la Directora Adjunta en el otro extremo. Pero una vez que lo hizo, por más que lo intentó,
le resultó difícil tragar.
Oh Dios, oh Dios, oh Dios. Su visión se volvió borrosa y su garganta se tensó mientras la

culpa la cubría.
Sabía desde el principio que trabajaban para una línea de tiempo ajustada. El Gremio lo
había confirmado en su comunicado de prensa original, indicando que recién estaban
comenzando y advirtiendo que su siguiente movimiento era inminente. Y cada analista de
amenazas que Jessie conocía había llegado a la misma conclusión.
La escalada vendría rápidamente. Tendrían que trabajar rápido si había alguna esperanza
de detener al Gremio antes de que eso sucediera.
Pero su llamada acababa de dejarlo perfectamente claro. Ellos llegaron demasiado

tarde. El siguiente movimiento ya había sido hecho.
Sintió un nudo de frialdad profunda en su interior. Manteniendo un fuerte agarre en el

borde de la mesa, ignoró los latidos de su corazón y se esforzó por poner cualquier
sentimiento personal en espera mientras escuchaba. Justo al otro lado de la mesa, pudo
ver que el rostro de Elle se puso pálido como un fantasma cuando asintió y escuchó a
alguien — probablemente a Adam — indudablemente dándole la misma noticia.
Una rápida mirada más adentro de la habitación mostró que Ben ya no estaba en su línea
de visión, pero Darien parecía estar actuando según algún tipo de instinto profético. Ella
había encendido la televisión y estaba deslizándose rápidamente a través de los canales
disponibles. Y a pesar de que había dejado la televisión en silencio, Jessie podía ver que
todas las cadenas tenían la misma historia.
El único problema con la transmisión en vivo era que las imágenes no dejaban nada a la
imaginación. Sin dejar de escuchar la voz de su madre, Jessie vio el humo que salía de lo
que alguna vez fue un exclusivo centro comercial. Las secuelas de la explosión habían
dejado una enorme boca llena de escombros, cristales rotos y cables colgantes. La
transmisión logró transmitir los gritos silenciosos de las sirenas mientras los vehículos de
emergencia convergían en la escena, mientras que los aturdidos y los heridos recibían
asistencia desde los restos del edificio.
La información que estaba recibiendo de Grace indicaba que se habían llevado a cabo
ataques sincronizados en tres países diferentes. Un centro comercial en Moscú. Un
palacio de justicia en Ottawa. Una escuela en Berlín. Explosiones simultáneas de bombas
en tres ciudades que resultaron en caos, muerte y destrucción.

Jessie sabía que se había encontrado cosas peores en su carrera y lo volvería a hacer
siempre que se quedara en la agencia. Pero siempre sería la pérdida de vidas inocentes,
los niños, lo que la destrozaría. Mientras miraba las imágenes continuar desarrollándose,
todo lo que podía pensar era que nunca tuvieron una oportunidad.
Después de que terminó su llamada, miró fijamente la televisión al cual ya no veía las
imágenes, volteó la cabeza solo cuando sintió la mano de Darien apretar su hombro y la
escuchó murmurar, "¿Estás bien?"
"No realmente, no." Ella parpadeó, sintiéndose indefensa y casi consumida por la ira y el
dolor. Su cuerpo temblaba y no estaba segura de poder decir más sin que la emoción se
filtrara en su voz. Se sorprendió ligeramente cuando sintió que Darien tomaba su mano y
la agarraba con fuerza, casi dolorosamente. Darien no se opuso. Había una fuerza real en
ella, y estaba claramente dispuesta a dejar que Jessie compartiera parte de eso.
"¿Cómo lo haces?" Se escuchó a sí misma preguntando. "¿Cómo lidias con toda la sangre
y la muerte?"
"Tratas de no pensar en eso," Darien dijo con sorprendente gentileza. "Luchas a través de
las emociones hasta que logras encontrar algún tipo de distancia interna. Y luego regresas
a pelear la buena batalla."
Era más fácil decirlo que hacerlo. "Realmente odio cuando los niños salen heridos." Miró
la pantalla plana un poco más. "Quiero que todo esto sea un mal sueño. ¿ Han indicado
cuántas bajas?”
"No, pero si te sirve de consuelo, diría que esta vez no se tratará de un conteo alto de
cuerpos."
"¿Qué quieres decir?"
"Es Sábado," Darien dijo. "El mayor número de víctimas vendrá del centro comercial. La
buena noticia es que fue atacado temprano, justo después de que se abriera pero antes de
que se pusiera lleno. En cuanto a los otros objetivos — la escuela y el palacio de justicia
— uno esperaría que estuvieran casi vacíos durante el fin de semana. Si el objetivo era un
recuento elevado de cadáveres, los bombazos se habrían llevado a cabo después, en un día
laborable, cuando la escuela y el tribunal habrían estado ocupados por completo."
"Pero no lo estaban."
"Exactamente. Eso sugeriría que los objetivos fueron seleccionados porque eran
simbólicos más que cualquier otra cosa. Como la escuela."

"¿Con qué fin?" Elle preguntó mientras dejaba su teléfono.
" ¿ Por qué una persona o grupo recurre a actos de terrorismo? Muy a menudo, es para
intimidar. Para infundir miedo. Para perturbar vidas Y para enviar un mensaje. El Gremio
acaba de hacer lo que se propusieron hacer. Ellos demostraron su capacidad. Mostraron a
todos que pueden llevar a cabo acciones que claramente tomaron meses en planificar. Más
importante aún, han demostrado que pueden llegar a las personas donde viven — justo en
medio de sus vidas normales y cotidianas donde menos esperan ser tocados."
Los minutos se alargaron mientras Jessie escuchaba hablar a Darien y Elle mientras
continuaba mirando las imágenes de la televisión. Rusia. Canadá. Alemania. "No son solo
objetivos aleatorios," dijo en voz alta, incluso mientras continuaba procesando la limitada
información que tenía.
"No lo creo," Elle respondió.
Pero Darien la estaba mirando atentamente. "¿A dónde vas con esto?"
"Ella ahora ha golpeado a seis de los países del G8," Jessie dijo. Su mente corrió tres
movimientos por delante. "La próxima cumbre del G8 — está a solo unas pocas semanas.
Encaja. Los presidentes de Estados Unidos, Rusia y Francia estarán allí. También lo harán
el canciller de Alemania y los primeros ministros del Reino Unido, Canadá, Italia y
Japón."
"Todos esos líderes mundiales en un solo lugar serían un poderoso atractivo," Darien dijo
en voz baja.
Jessie asintió. "El objetivo original del Gremio era desestabilizar a Rusia. Eso podría
lograrse mucho más fácilmente si debilitaran a todos sus aliados."
"Y nada haría eso más rápido que eliminar al líder de cada país. A corto plazo, todos esos
países se verán reducidos al caos."
"Jesús, tiene un sentido horrible."
"Y es lo suficientemente loco que podría funcionar. Dónde es la próxima cumbre?"
"En los Estados Unidos. En la Isla Cabot."
"¿Dónde está eso?"

Jessie sonrió débilmente. "No es sorprendente si no lo sabes, ya que es una de las más de
tres mil islas de la costa de Maine."
Darien levantó sus cejas en silenciosa pregunta.
"Se llama el archipiélago de Maine," Jessie explicó, "e incluye desde pequeñas cornisas
de granito hasta la Isla Mount Desert, la más grande de las islas con poco más de 259
Km2."
"No estás bromeando, ¿verdad? ¿Es realmente allí donde han elegido celebrar la próxima
cumbre?”
"Me temo que sí. La mayoría de las islas están deshabitadas, y las agencias federales y
estatales y los grupos de conservación poseen aproximadamente mil quinientas. Pero el
resto son propiedad privada. Alrededor de un tercio de las islas tienen 4 hectáreas o
más. Algunos tienen pueblos prósperos atendidos por el servicio de ferry diario desde el
continente, y creo que catorce están habitadas durante todo el año. Principalmente en
Casco Bay, Penobscot Bay y al sur de Mount Desert."
"Parece que conoces el área bastante bien."
Jessie sonrió débilmente. "Debería. Mi familia tiene una casa de verano que ha estado en
la familia durante generaciones, y yo pasaba todas las vacaciones de verano allí cuando
era más joven. Recuerdo haber pasado interminables días en el agua, navegando y
explorando tantas islas como pude. Mi objetivo era llegar a todas antes de terminar la
escuela secundaria."
"¿Y lo hiciste?"
"Señor, no," Jessie se rió. "Pero no por falta de intentos."
Darien se quedó muy quieta, su expresión repentinamente difícil de leer. "Parece un lugar
idílico."
"Lo fue — lo es."
"Pero también estás describiendo una pesadilla de seguridad para la cumbre."
"No sabes ni la mitad," Jessie dijo. "La temporada de navegación en Maine suele durar
desde el 1° de Julio hasta el Día del Trabajo. Entre los navegantes locales, los turistas, los
pescadores deportivos y los barcos de pesca comerciales, los canales están llenos de
embarcaciones de todos los tamaños y formas, desde kayaks hasta yates. Entiendo que la

logística ha estado volviendo loca a la Seguridad Nacional y al FBI desde que se eligió el
lugar para la cumbre."
"Entonces por qué diablos fue elegido?"
"Me gustaría decirles que es porque las autoridades pensaron que la isla facilitaría la
prevención de los enfrentamientos entre la policía y los manifestantes que se han
convertido en sinónimo de reuniones de alto nivel. Y en parte, eso es verdad."
"¿Qué otra razón hay?"
Jessie sonrió con ironía y se encogió de hombros. "Porque el actual presidente de Estados
Unidos tiene una casa de verano allí."
"Maravilloso," Darien murmuró. "Dejándonos con una amenaza terrorista, una pesadilla
logística y una línea de tiempo que se reduce rápidamente."
"Tu nivel de paciencia es increíble," Jessie dijo. Estaba claro que, por lo que a ella
respectaba, habían esperado demasiado tiempo para que Yuri se contactara con Ari, y su
voz estaba llena de frustración.
Alzando la vista desde la computadora, Darien vio el brillo de impaciencia que se

reflejaba en los ojos de Jessie e ignoró su sarcasmo. "La paciencia es mi valor en el
comercio, Jesslyn." Ella sonrió, sabiendo que también era una regla fundamental de
venganza. "Esperar es lo primero que aprende a hacer un francotirador."
"¿Entonces solo esperamos?"
"Todo sucede cuando sea el momento adecuado. Mientras tanto, esperamos. Mantente
ocupada."
"¿Haciendo qué?"
"Un poco de esto, un poco de aquello. Por ejemplo, ven y dime lo que ves." Señaló la
computadora que había estado usando para familiarizarse con el área que rodea a Cabot
Island. La pantalla mostraba actualmente imágenes satelitales del archipiélago de Maine.
Pero a diferencia de Jessie, que miraría las imágenes con el fin de proteger la isla y a
todos los que estaban allí, Darien había estado mirando a través de los ojos de un
cazador. Buscando debilidades que podrían ser explotadas. Buscando puntos de
vulnerabilidad.

La distracción funcionó. Observó los hombros de Jessie relajarse mientras se concentraba

en la computadora portátil, mirando la pantalla. "Veo demasiados lugares para
esconderme. Demasiados lugares desde los cuales lanzar un ataque. Incluso si Seguridad
Nacional despeja una isla, qué impedirá que alguien entre detrás de ellos y almacene
misiles o armas o lo que sea que necesiten?"
"Tienes razón." Miró a Jessie y sintió que había estado esperando un momento como
este. "¿Qué es lo que quieres saber, Jesslyn?"
Jessie parpadeó, pareció dudar un momento. "Supongo que quiero saber cómo lo
harías. ¿Qué harías si te contrataran para eliminar a alguien durante la cumbre?”
Cogiendo un bolígrafo y un poco de papel, Darien estudió la página en blanco en

silenciosa consideración antes de comenzar a escribir apuntes bajo los atentos ojos de
Jessie. Sabía que la isla en sí estaría bien fortificada. El personal de DHS establecería una
zona de seguridad alrededor de la isla, restringiendo tanto el espacio aéreo como el acceso
por mar. Soldados y policías formarían un anillo alrededor de la isla, mientras que los
guardacostas con baterías antiaéreas rodearían las aguas. Aviones militares y los
helicópteros marinos realizarían vuelos de rutina.
La calzada desde el continente a la isla estaría cerrada a todos los vehículos autorizados
excepto durante la cumbre. Incluso entonces, habría múltiples puntos de control para
despejar, incluidos los perros rastreadores de bombas, numerosos controles de
credenciales, arcos detectores de metales, y registro por rayos X.
Pero si ella estaba seriamente cazando alguna o todas las cabezas de los países del G8
mientras estaban en la isla ... ¿cómo lo haría?
Claramente, habría oportunidades para lanzar un ataque con misiles tácticos de corto
alcance desde una de las innumerables islas que formaban el archipiélago. O desde un
yate de placer, uno de los cientos en el agua más allá de la zona de amortiguación.
Ambos escenarios — el segundo más que el primero — justificaban una seria

consideración dado el éxito del Gremio hasta la fecha con misiles y bombas. Añadir una
distracción ayudaría, posiblemente un atacante suicida que intenta cruzar la
calzada. Causaría caos y evitaría que el DHS utilizara la calzada como una ruta de escape.
Cuando terminó, dejó el bolígrafo y examinó sus notas. Podría funcionar. Pero mientras
miraba un poco más y dejaba que su mente corriera libremente, de repente se encontró
contemplando una posibilidad completamente diferente.
Antes de que Jessie pudiera decir algo, tomó el bolígrafo una vez más y comenzó a
escribir rápidamente.

Dibujando los conceptos básicos de un plan que requería ataques simultáneos usando GPS
y aviones controlados por computadora. Aviones miniatura capaces de volar hasta seis
kilómetros a más de 480 kilómetros por hora.
Cada uno repleto de bloqueadores electrónicos y armado con granadas termobáricas de 40

milímetros.
Mirando sobre su hombro, Jessie maldijo en voz baja. "¿Drones bebé?" Cuando asintió,
Jessie reprimió otra maldición. "Todo lo que puedo decir es que gracias a Dios que estás
de nuestro lado."
El comentario provocó una breve sonrisa, pero eso fue todo. El problema con el ejercicio
que Darien acababa de completar — el problema de considerar cómo podría manejar ese
tipo de trabajo — era que nunca aceptaría un trabajo de esta naturaleza en primer
lugar. Porque sin importar cómo se manejara, no habría forma de escapar del daño
colateral.
Personas inocentes morirían. El hecho de que muchos de ellos serían militares y personal
policial no los haría menos inocentes ni menos muertos.
Cualquier respuesta que podría haber considerado hacer tendría que esperar mientras su
teléfono celular comenzaba a vibrar. Inmediatamente sintió una oleada de adrenalina fluir
por su cuerpo, pero su mano se mantuvo firme mientras alcanzaba el teléfono. Consciente
de las tres personas que la observaban, tan pronto como escuchó la voz de Yuri en el otro
extremo de la conexión, se levantó y se movió para pararse junto a la ventana, creando la
ilusión de espacio y distancia, sino otra cosa.

CAPÍTULO DIECISIETE
La mirada de Jessie siguió a Darien mientras se movía hacia la ventana y se paraba en el

centro exacto de un halo de luz. La escuchó saludar a Yuri suavemente en ruso. Durante
los siguientes minutos, vio cómo Darien se quedaba en silencio, el teléfono presionado
contra su oreja, y sintió su retirada a pesar de que Darien nunca se apartó de la ventana.
Darien parecía ajena a todo lo que la rodeaba, su concentración fijada exclusivamente en

la información que Yuri transmitía. Escuchó con un sereno desapego, de vez en cuando
reconociendo su comprensión mientras su expresión permanecía solemne.
Pero a medida que pasaban los segundos y la conversación continuaba, algo cambió. Yuri
debe haber dicho algo inesperado, algo que causó que Darien se pusiera rígida. La tensión
se extendió visiblemente como la oscuridad y pareció establecerse en algún lugar entre
sus omóplatos. El ceño fruncido que se formó en su rostro no fue alentador. Tampoco fue
el prolongado silencio que siguió cuando finalmente desconectó su llamada.
Durante un largo momento, Darien permaneció junto a la ventana como si se mantuviera

allí a la agonizante luz del sol. Con los ojos cerrados y las manos juntas, era obvio que
estaba luchando contra las emociones inflamables, haciendo un esfuerzo por reagruparse.
El estrecho silencio se extendió antes de que abriera los ojos otra vez y se girara hacia la
habitación.
Ella abrió sus manos y las dejó caer a los costados. Cuadró sus hombros. Pero mientras
Jessie esperaba y observaba atentamente, pudo ver que había nuevas sombras en los ojos
de Darien, y un cansancio profundo que no había estado allí antes.
Lo que sea que le preocupaba a Darien era profundo, y eso hizo que Jessie quisiera
acercarse a ella. Pero no ayudaría. Este no era ni el momento ni el lugar, y ella no era la
única que observaba a Darien. Ben y Elle estaban mirando con la misma atención, ambos
claramente impacientes por saber cuál sería el siguiente movimiento en el complicado
juego de ajedrez que todos estaban jugando.
Jessie quería saber pero dejó que su silencio le dijera a Darien que esperaría hasta que
tuviera sus pensamientos en orden. Ben no estaba dispuesto a darle su tiempo. "¿Qué dijo
Yuri?" Preguntó. "¿Estamos adentro?"
Como saliendo de un estado de fuga, Darien asintió con rigidez. "El Gremio acordó
reunirse con Ari," dijo. "Proporcionarán una lista de las armas que quieren, pero Yuri
indicó que las armas termobáricas estarán en la parte superior de su lista de compras. Él

dice que están en un corto plazo, pero están preparados para pagar el mejor precio para
obtener lo que quieren lo más rápido posible."
Elle se inclinó hacia adelante. "No estoy familiarizado con — cómo llamaste a las armas
que quieren?"
"Armas termobáricas. Son altos explosivos ricos en combustible," Ben explicó. "Cuando
se lanza desde un avión o se dispara desde un lanzacohetes, la explosión inicial inyecta
una fina niebla inflamable en el aire para formar una nube. Cuando se detona, genera una
intensa explosión a alta temperatura que literalmente prende fuego al aire por encima de
su objetivo."
"La bola de fuego crea un vacío y todo en las inmediaciones se derrumba," Darien
agregó. "También envía una onda de choque en todas las direcciones que dura más que
los explosivos convencionales."
"Entonces, lo que no se destruye con la explosión queda aplastado por las ondas de
choque o sofocado por el vacío," Elle concluyó.
Darien asintió. "Eso es lo que los convierte en armas ideales cuando se trata de túneles o
cuevas, por lo que las Fuerzas Especiales Estadounidenses las usaron en Afganistán. Pero
debido a que ofrecen una potencia de fuego masiva en un tamaño relativamente
compacto, también se consideran altamente portátiles e ideales para objetivos remotos ...
como la Isla Cabot."
Mientras hablaba, algo hizo que el sentido arácnido de Jessie se estremeciera y la dejó
incómoda. No era lo que Darien estaba diciendo, lo cual era suficientemente malo. Había
algo más en juego. Podía oírlo en la tensión en su voz.
Metiendo sus manos profundamente en sus bolsillos, estudió cuidadosamente la cara de

Darien, buscando una fuente de preocupación. Lo que vio cuando sus ojos recorrieron las
líneas que formaban la cara de Darien era lo mismo que había estado viendo desde su
primer encuentro. Sesgadas mejillas y una boca sensual. Ojos oscuros e ilegibles.
Pero algo estaba apagado. Algo justo debajo de la superficie. Observó a Darien volverse
para mirar por la ventana, con los brazos cruzados sobre el medio en una postura que se
estaba volviendo familiar, y sintió que estaba luchando por contener una oleada de
emoción no deseada.
El único problema era que Jessie no tenía idea de qué lo estaba causando. Solo sabía que
no había estado allí antes de la llamada de Yuri, y que tenía que averiguar qué era antes
de que fueran demasiado lejos. Sopesó los pros y los contras, luego tomó su decisión y
comenzó a sondear.

"No sé por qué, pero algo no está bien. Tal vez está sucediendo más fácil de lo que
pensaba, no estoy segura," dijo. "Pero dado que esta reunión es lo que hemos estado
esperando, supongo que no debería cuestionar nuestra suerte."
Ojos gris oscuro giraron en dirección a Jessie. Pero si Darien estaba sorprendida o irritada
por su reacción, no se vio. "No hay nada que cuestionar. No es suerte. Es simplemente un
caso que el agente original del Gremio, Ivan Sakharov, no ha estado devolviendo las
llamadas. Corre el rumor de que ha desaparecido."
"¿De verdad?" Jessie arrastró la palabra en dos sílabas.
"Sí, de verdad." Darien inclinó su cabeza en reconocimiento. "Obviamente pone fin a la

búsqueda que se ha estado realizando para el vendedor. Pero prueba que tenías razón
sobre los rusos, y de acuerdo con Yuri, la falta de respuesta de Sajarov ha sacudido a
Nadia. Le ha hecho impacientarse y, por lo tanto, está dispuesta a utilizar un traficante de
armas que no ha conocido o no ha tratado antes. Es decir, Ari."
"¿Quién es Nadia?"
Hubo una sutil duda antes de responder. "Nadia Petrov," Darien dijo en un tono
curiosamente plano, "es la actual jefa del Gremio."
Las palabras fueron medidas y no revelaron nada más que los hechos. Pero Jessie podía
escuchar algo en su voz. "¿La conoces?"
"No exactamente, no." Hubo una pausa tensa durante la cual Darien siguió pareciendo
vagamente inquieta. "Pero a menos que me equivoque en mi punto de referencia, ella se
relacionará con Dmitri Petrov."
"Y él es…?"
“Él fue uno de los primeros tres líderes cuyas bandas se unieron para formar el gremio ...
y el último en caer.”
El escalofrío en las palabras de Darien ondeó a lo largo de la espina dorsal de Jessie

cuando la imagen de repente se volvió clara.
"Oh, Jesús," murmuró. "Maldición, estás bien?"
Durante el lapso de varios segundos, la piel del cuello de Darien se erizó como si la mano
de Dmitri todavía la sostuviera allí. Levantó su mano y frotó el lugar, tratando de

mantenerse enfocada en el momento hasta que oyó solo el trueno de su propio corazón,
latiendo en un ritmo frenético. "Estoy bien."
Parte de ella realmente lo decía en serio, pero sabía que no lograba ocultar el débil tono en
su voz. O la furia que sin duda quemaba en sus ojos. Cuando Jessie continuó mirándola,
finalmente aceptó. "Está bien, tal vez no estoy del todo bien. Pero aprendí de la manera
difícil de tomarlo como viene, un día a la vez. Y no permitiré que esto se interponga en lo
que se necesita hacer."
Ben la miró y Darien se dio cuenta de que se había convertido en el único foco de su
atención. "¿Estas segura? Dare, necesito saber si puedes manejar esto. No hay vergüenza
en admitirlo si no puedes. Encontraremos otra manera."
Darien sonrió débilmente. "No hay otra manera." Habló en una voz tranquila y moderada
que solo tenía una aceptación calmada. "Lo sabes tan bien como yo, por eso me trajiste a
este lío en primer lugar. Necesitabas que Ari se conectara con el Gremio. Bueno, Ari
ahora tiene una invitación para venir a la mesa, así que no hay vuelta atrás. Lo que
necesito es que me ayudes a mantenerme con vida mientras lo hago. Fin de la
discusión. Vamos a terminarlo y preocuparnos por recoger las piezas más tarde."
Jessie miró de Darien a Ben, y de nuevo. Estaba claro que no estaba particularmente
cómoda con la dirección que había tomado la conversación. Ni, al parecer, fue engañada
por el tono civilizado. Probablemente, Darien pensó irónicamente, porque lo que Jessie
vio en su expresión no era en absoluto civilizado.
Ben tampoco estaba feliz. Pero después de hacer una pausa lo suficientemente larga como
para volver a mirar a Darien, eligió dejar de lado lo personal y centrarse en cambio en el
asunto que tenía entre manos. "¿Cuándo y dónde quieren reunirse contigo?"
Darien cerró los ojos un momento y tomó aliento. "Quieren reunirse dentro de tres días, a
las cinco y media de la mañana."
"Muy bien. ¿Dónde están proponiendo reunirse?”
"Ahí es donde las cosas se ponen realmente curiosas," Darien dijo. "Quieren reunirse en
Black Forest High Road, a veinte kilómetros de Baden-Baden. Según Yuri, debo viajar en
motocicleta y esperar sola al costado de la carretera. Una vez que hayan confirmado a su
satisfacción que estoy sola y que no me han seguido, iniciarán el contacto."
"No, eso es una locura," Jessie dijo. "Todavía te estás recuperando de una conmoción
cerebral. No estás en condiciones de viajar a ninguna distancia, y mucho menos ir a
Alemania en motocicleta. En cuanto a ir sola, eso está más allá de la locura. Por favor,
dime que no estás considerando hacer lo que te piden."

Darien giró la cabeza y sus miradas se encontraron. "¿Preocupada por mí?"
"Sí." La palabra apenas salió.
Darien inhaló bruscamente y sintió un fugaz instante de sorpresa. "No lo estés. Estaré
bien."
Antes de que Darien pudiera decir algo más, Ben intervino. "No te preocupes. Ella no
tendrá que viajar en motocicleta a Alemania. Usaremos una de las camionetas de
vigilancia para transportar tanto a Darien como a su motocicleta. No tendrá que subirse a
la moto hasta que estemos cerca de Baden-Baden."
Él estaba, Darien se dio cuenta, una vez más actuando como su sentido de
precaución. Particularmente porque a veces estaba claro que él no creía que ella tuviera
ninguno. Ella lo vio moverse hacia la computadora portátil, sus dedos volaron
rápidamente sobre las teclas mientras recorría una serie de mapas hasta que encontró el
que quería.
"Podemos establecer vigilancia a lo largo de la carretera, más o menos aquí y aquí." Tocó
la pantalla un par de veces antes de girarse para mirarla. "Deberíamos poder rastrearte y
registrar todo lo que sucede, al mismo tiempo que estamos lo suficientemente cerca como
para brindarte apoyo en caso de que lo necesites."
"Cerca pero no demasiado cerca. Suenan paranoicos y el objetivo de la vigilancia es que

no sean atrapados vigilando."
Ben sostuvo la mirada de Darien un instante más largo. "Desafortunadamente, significa

que incluso si respondemos de inmediato, todavía te dejará sola por más tiempo de lo que
quisiera."
"Soy consciente de eso, pero tendrá que ser suficiente porque esta puede ser la única
oportunidad que tengamos," Darien dijo. "En cuanto a estar en su punto de mira, todo lo
que necesito es una oportunidad para convencer a Petrov para que me deje proporcionar
las armas que necesita. Lo he hecho antes. Y si comienza a calentarse, tendré que
arreglármelas hasta que llegue la caballería."
Jessie se puso rígida y parecía por un momento como si quisiera estar en desacuerdo. Pero
luego se encogió de hombros. "No me gusta," dijo, "pero como tengo poco que ofrecer
como alternativa, creo que nos vamos a Alemania."
La tensión que había estado apretando los hombros de Darien lentamente comenzó a
disolverse. "Piensa en ello como una aventura. Mientras tanto, debemos conocer a los

jugadores antes de poder anticipar sus movimientos. Tenemos tres días para ver qué
pueden decirnos nuestras bases de datos colectivas sobre Nadia Petrov."
"¿Qué esperas encontrar?"
Respuestas, pensó, pero solo se encogió de hombros.
A medida que la oscuridad se desvanecía y el nuevo día comenzaba a derramarse por la

ventana, Darien soltó un suspiro cansado pero satisfecho y guardó el archivo que acababa
de compilar. Quitó la memoria USB de la computadora, la apretó con fuerza en su puño y
se apartó del escritorio, sabiendo que estaba sosteniendo todo lo que había podido
aprender sobre Nadia Petrov. Esperando que fuera suficiente para darle una ventaja en la
comprensión de su oponente.
La hija de Dmitri.
Tendría dieciséis años cuando murió Dimitri, tres años mayor que la asesina de su
padre. Hija única, su madre había sido una prostituta que ya se había alejado de su vida
por varios años, dejando que Nadia creciera sola al margen de un inframundo criminal
gobernado por su padre con mano dura.
Se había educado en las calles de Grozny en la República de Chechenia antes de

trasladarse a Moscú. Había registros que documentaban algunos arrestos tempranos por lo
que en su mayoría eran delitos menores — robo y mercadeo negro. Pero también había
pasado tiempo en una colonia de trabajo correctiva en Mordovia, al sureste de Moscú,
supuestamente por el asesinato de un ex amante.
La fotografía más reciente que Darien había podido encontrar tenía al menos tres
años. Había sido tomada por casualidad, por un oficial de inteligencia de bajo nivel
encargado de capturar y enviar para identificar las caras de todos los que asistían al
funeral de un conocido traficante de armas. Suerte. Pero a veces eso era todo lo que hacia
falta. Y proporcionó una imagen clara de la mujer en la que se había convertido la hija de
Dmitri.
Alta, rubia y de ojos oscuros. Atlética. Atractiva, aunque era obvio que no lo había tenido
fácil, y parecía mayor que sus treinta y un años. Pero era más que eso, Darien lo sabía,
mientras caminaba hacia la ventana y miraba hacia la ciudad en vigilia. Envolvió sus
brazos alrededor de su cuerpo mientras un parpadeo de reconocimiento la recorría.

Habían seguido diferentes caminos hacia donde estaban hoy. Pero cuando contempló lo
que había aprendido sobre Petrov y las piezas se unieron, se sintió perturbada por las
similitudes que veía en sus vidas.
Ninguna de las dos tuvo una verdadera familia en la que crecieran o algo parecido a una
educación ordinaria. Ambas eran solitarias. Ambas vidas habían sido moldeadas por la
violencia y la muerte a una edad temprana. Ambas habían estado solas durante mucho
tiempo y tenían problemas con la autoridad. Ambas eran sobrevivientes.
Pero incluso cuando reconoció que había cosas en la vida de Petrov con las que ella se
podía identificar, Darien sabía que estaban a punto de enfrentarse en una lucha en la que
solo podía haber un ganador. Ella miró la unidad de memoria como si tuviera algún tipo
de respuesta. Todo el tiempo sintiéndose como si, de alguna manera, se mirara en un
espejo.
"No vayas allí," Jessie susurró en voz baja. "No eres como ella."
Darien no había escuchado a Jessie acercarse. Sintiéndose ligeramente disgustada, se giró

y miró sus ojos preocupados. "¿Estás tratando de leer mi mente otra vez, Jesslyn?"
Arqueando una ceja, la mirada de Jessie buscó su rostro. "No hace falta ser un lector
mental para darse cuenta de que estás mirando a Petrov y viendo sombras de ti misma. Y
junto con el parentesco, posiblemente sintiendo algo de culpa por tu parte en moldear en
quién se ha convertido."
"Realmente no me conoces lo suficiente como para decir eso. No con cierto grado de
certeza. Pero aun así, no puedes negar las similitudes."
Jessie negó con la cabeza. "Confía en mí, sé lo suficiente. Sé con certeza que Nadia
Petrov mata a la gente común que trata de llevar vidas cotidianas. Hombres, mujeres,
niños, no parece importarle. Y lo hace aparentemente sin pensarlo dos veces. Sin
remordimiento. Tú, por otro lado, no haces eso. Cazas lo peor, criminales sin conciencia.
Y sé que todo lo que haces está diseñado para ayudar a que el mundo sea un lugar más
seguro para la gente común."
La risa de Darien era suave. "¿Sabes todo eso, verdad?"
"Sí. No eres como ella."

CAPÍTULO DIECISIETE
Baden-Württemberg, Alemania
Justo después de las cinco de la mañana, tres días después, Darien se encontró parada en
el lado de una carretera de dos carriles casi desierta que atravesaba la región del Black
Forest en el suroeste de Alemania. Levantó el visor de su casco e inhaló aire tan dulce y
limpio que casi le quemó los pulmones.
Soltando un suave suspiro, no pudo evitar pensar que conducir rápido era uno de los
placeres simples de la vida. Pero ir rápido en una motocicleta era aún mejor. Le encantaba
tomar la Ducati en las carreteras serpenteantes. Era poderoso. Sensible. Le encantaba
inclinar su cuerpo en las curvas y correr el viento.
Era una de sus distracciones favoritas, una forma de relajarse y dejar atrás el caos en el
que andaba la mayoría de los días.
Pero en este día, el viaje no tuvo nada que ver con la relajación y resultó demasiado corto
cuando se detuvo, como se le indicó, en el costado de una carretera casi vacía. El The
Black Forest High Road estaba envuelto en la oscuridad y todavía húmedo por la lluvia de
la noche anterior, mientras que una suave brisa sureña susurraba hipnóticamente. Era lo
suficientemente frío como para abanicar su rostro mientras agitaba levemente los árboles
que se extendían por kilómetros tras kilómetros.
Quitándose el casco, se bajó de la moto y estiró los músculos aún magullados de la jaula
de Yuri, mientras sus sentidos permanecían alertas a cada sonido y movimiento en las
sombras que llenaban la carretera.
Sintió un cosquilleo de anticipación bailando sobre su piel. Pero por ahora, solo la brisa,
el murmullo bajo de las corrientes cercana del agua y el leve crujido de las hojas
perturbaban la quietud.
Por supuesto, ella no estaba realmente sola. Lejos de ahí. Sabía que en algún lugar a lo
largo del tramo tranquilo de la carretera, había dos vehículos de vigilancia. Ocultos bajo
la protección proporcionada por los árboles, la mantenían vigilada.
Jessie y Elle viajaban con Ben en una de las camionetas, varios kilómetros al sur. Una
segunda camioneta se colocó varios kilómetros al norte de su ubicación. El segundo
equipo estaba dirigido por una agente de inteligencia británica llamada Nicola Spencer,
una mujer a la que había conocido años atrás y con la que había trabajado estrechamente
en varias ocasiones. Con la suficiente frecuencia como para haber desarrollado un nivel

de comodidad y confianza con Nicola vigilándola, y sabía que esa era la razón por la que
Ben había arreglado que Nicola estuviera aquí.
El conocimiento le impidió sentirse aislada, y cuando el silencio se extendió, se encontró

esperando que estuvieran haciendo lo correcto. Porque hacer lo incorrecto garantizaba una
forma rápida de morir.
"Tango uno, tu ritmo cardíaco está acelerado. ¿ Está todo bien?" La voz de Ben llegó a
través de su auricular claramente, casi como si él hubiera estado leyendo su mente.
"Todo está tranquilo," respondió en voz baja. "Oye, Tango dos. ¿ Sabías que de acuerdo
con la tradición local, esta región de Black Forest es donde se dice que los hechiceros, los
hombres lobo y hasta el mismísimo diablo caminan?”
"Ese es el tipo de conocimiento que te mantendrá despierta por la noche y te dará

pesadillas, Tango uno."
La seca respuesta de Jessie no sofocó la risa que intentó reprimir. Ella también estaba
equivocada. En lugar de molestarla o asustarla, la idea de encontrarse con hechiceros u
hombres lobo en realidad deleitaba a Darien. Eran simplemente criaturas de la oscuridad y
la noche, muy parecidas a ella. Espíritus afines.
Echó un vistazo a dos halcones que se deslizaban en círculos lentos, usando la luz tenue
como cobertura mientras buscaban presas. Ella los siguió con sus ojos hasta que
desaparecieron, luego se dio la vuelta en un lento círculo. Asimilando todo.
El aire traía consigo el aroma distintivo dejado por la lluvia, subrayado por el olor de las
agujas de pino caídas, flores mojadas y tierra húmeda. Dejó que el aroma se fundiera con
el silencio, luego sintió que ambos la llenaban, disfrutando felizmente el momento y
deleitándose en la paz temporal que encontró allí, incluso mientras esperaba un contacto
cuya intención estaba tan lejos de ser pacífica como fuera posible.
Como lo había hecho tantas veces en los últimos días, sintió que sus pensamientos
volvían a Jesslyn.
De alguna manera, se había deslizado bajo su piel cuando no estaba mirando, y había algo
en ella, algo que continuaba atrayéndola. No era solo su aspecto, aunque sin duda podría
ser su beso, que seguía agitando su sangre, mucho después de que el recuerdo se haya
desvanecido.
La verdad era que Jessie parecía poder alcanzarla, tocarla en lugares a los que no quería
que nadie — ninguna mujer — alcanzara. Le hizo pensar demasiado en las posibilidades,

en las conexiones, en no sentirse aislada. Le hizo pensar en cosas que no tenían lugar en
su vida y la hizo sentirse vulnerable.
Hizo una pausa a medio pensamiento cuando algo se movió en el bosque cercano.
Instintivamente miró alrededor, todos sus sentidos se pusieron en alerta mientras revisaba
y volvía a revisar su entorno. Pero todavía no había nadie a la vista, y se dio cuenta de que
era solo la brisa que perturbaba las hojas. Negó con la cabeza y se rió de sí misma.
Te has vuelto paranoica, se reprendió.
Pero aun sabiendo que debería estar totalmente enfocada en la misión, todavía se
encontraba luchando contra sentimientos medio articulados que se movían al ritmo de su
sangre. Junto con la sensación punzante de que alguien más que su equipo estaba
observando todos sus movimientos.
El vehículo de vigilancia era el sueño de un agente encubierto — un puesto de

observación móvil cálido y seco lleno de equipos de última generación. Instalada
cómodamente en la parte trasera de la camioneta, Jessie se inclinó hacia adelante, con los
codos apoyados sobre sus rodillas mientras miraba un banco de oscuras pantallas de
computadora, cada una conectada a una grabadora digital de datos.
Estaba enganchada a la consola a través de unos auriculares que Ben le había dado antes,
después de explicar que la unidad se activaba por voz. Ella solo necesitaba hablar.
También estaba equipada con un PRR — un pequeño radio de rol personal — destinado a
facilitar la comunicación entre los miembros del equipo. Sabía que el PRR tenía una baja
probabilidad de detección o intercepción, pero solo estaba diseñado para usarse en
distancias cortas. Eso significaba que sus PRR no permitirían la comunicación con el
segundo equipo de vigilancia ubicado a varios kilómetros de distancia.
Escuchando atentamente en caso de que Darien necesitara algo, Jessie observó mientras
Ben guiaba a Elle a través de una serie final de pruebas sobre las conexiones satelitales y
la potencia de la señal. Una vez que terminaron, uno por uno, los monitores frente a ella
cobraron vida, bañando el interior de la camioneta y sus ocupantes con una suave luz
verde.
Desde su posición, un monitor le permitiría a Jessie monitorear continuamente la señal de

rastreo GPS de Darien así como sus signos vitales. Otros monitores usaban un enlace de
satélite para enviar señales en tiempo real y proporcionaban vistas en una cuadrícula que
cubría el área circundante, alternando automáticamente cada cinco segundos. Con una

cobertura de nubes mínima, no habría interferencia, por lo que las imágenes en los
monitores llegaron claramente.
"Geniales juguetes," Elle dijo con aprecio. "Y todas las comodidades del hogar
comparadas con las que teníamos en Islamabad."
Jessie sonrió. "Tiene un cierto factor sorpresa, ¿no?"
Más importante aún, nadie debería ser capaz de acercarse a Darien desde cualquier
dirección sin alertarlos. Sus labios se tensaron cuando pensó en Darien a solas en el
costado de la carretera, luego apartó el pensamiento.
Pero a medida que pasaban los minutos, nada se movía. La única señal de vida en la
pantalla era de la población silvestre. Mayormente pequeñas criaturas. Conejos y
erizos. La camioneta ocasional pasaba volando, pero parecía que no venía nadie más y se
estaban quedando sin tiempo.
"Algo no está bien," murmuró cuando ya no pudo guardar silencio.
"Tienen el tiempo justo," Ben respondió, "pero tal vez no se podía evitar."
" ¿ Qué estás pensando?" Jessie levantó una ceja sardónica y trató de reprimir su
impaciencia. "¿Que se encontraron con tráfico inesperado?"
Ben se encogió de hombros. "En realidad, no tengo idea de lo que está pasando." Sonaba
tranquilo, pero su expresión decía lo contrario. Extendiendo la mano hacia arriba, abrió un
pequeño armario de metal, sacó un termo grande y comenzó a llenar las tazas con café
antes de pasarlas a ella y a Elle.
Sosteniendo una taza, Jessie cerró los ojos e inhaló. El vapor que se elevaba en el aire era
rico y fuerte. Olía como el cielo y el aroma hacía que su energía se levantara mientras su
boca se hacía agua.
Dios, es como el condicionamiento pavloviano.
"Gracias." Instalándose en su asiento durante todo el tiempo, Jessie se llevó la bebida a la

boca y no pudo controlar el suspiro que se le escapó.
"¿Algún problema?"
"Dios, no. Esto es pecaminosamente maravilloso."

"Tendrás que agradecerle a Darien. Ella programó la cafetera cuando nos detuvimos en
las afueras de Baden-Baden, mientras estábamos descargando la moto. ” Ben sonrió y se
rió suavemente. "Solo Darien diseñaría una camioneta de vigilancia con una cafetera
incorporada, y luego la cargaría para andar en el momento preciso con Jamaica Blue
Mountain (Marca de café)."
A Jessie no le importó lo ridículo que sonaba. Ella tomó otro sorbo y se sintió agradecida.
El silencio se extendió, y mientras continuaban esperando, el café disparó tanto la calidez
como la fragancia en el aire hasta que llenó la camioneta. Pero Jessie no pudo controlar
los escalofríos que recorrieron su cuerpo.
La adrenalina, la cafeína y los nervios eran una mala combinación.
Ignorando la respuesta de su cuerpo, se frotó el cuello y continuó mirando las pantallas de

vigilancia, asegurándose a sí misma que la señal de seguimiento de Darien estaba donde
debería estar y que no había nadie más a la vista. Tomó su café y lo vació pero ya no
sentía el calor.
Elle la miró con una expresión divertida. "Deja de preocuparte por ella. Si hay alguien
capaz de cuidar de sí misma, es Darien."
"Sé que es verdad, pero no puedo evitarlo," Jessie murmuró con una calma que no
sentía. "Esto no se siente bien."
"Estoy de acuerdo." En la tenue luz, la postura de Ben se mantuvo sin cambios, pero su
voz tenía una nota cansada. Miró innecesariamente su reloj y sus rasgos se tensaron. "Si
Petrov viene, ya debería haber estado aquí. Creo que tenemos que cancelar esto y volver a
conectar a Darien. Hay una casa segura del MI6 no muy lejos de aquí que podemos usar
para reagruparnos. Planifica nuestros próximos pasos."
Pero antes de que Jessie pudiera responder, la voz de Nicola Spencer se escuchó a través
de los altavoces.
"Atención, gente. Creo que tenemos compañía."
Jessie echó un vistazo al rastreador GPS en la pantalla del tablero, luego miró la
transmisión satelital que se mostraba en los otros monitores. Entre un latido y el siguiente
lo vio. "Es eso —?"
Un helicóptero.
Y Darien estaba sola, expuesta a la luz del amanecer. Los escalofríos la atravesaron.

"Tango uno," ella dijo con urgencia a través del enlace. "Tienes que salir de
allí. Ahora. Dirígete al sur. Me escuchas, Tango uno?”
Darien no cuestionó las instrucciones. La urgencia en la voz de Jessie fue suficiente para
hacerla moverse rápidamente. Mientras balanceaba su pierna sobre la motocicleta, se giró,
se colocó el casco en su sitio y dejó caer la visera. Con un solo toque, la poderosa moto
rugió a la vida antes de establecerse en un suave estruendo. Prestando atención a la
advertencia de Jessie, aceleró el motor e instó a la máquina a que volviera a la
carretera. Yendo hacia el sur.
Un giro del acelerador y el mundo se convirtieron rápidamente en una amalgama de

oscuridad y luz — las sombras de las colinas y los árboles, el azul etéreo del aire, el cielo
gris y la cinta ondulante negra de la carretera que se extendía en el horizonte. Aceleró a
través de una serie de curvas y escuchó el gruñido de la motocicleta resonando en la
quietud de la mañana.
Darien siempre le había dado crédito a sus instintos por mantenerla viva durante tanto
tiempo, ciertamente no era algo para olvidar o ignorar. Esos instintos le habían dicho que
no cuestionara las instrucciones de Jessie, pero todavía no tenía idea de cuál era el peligro
o de qué dirección venía. Todo lo que sabía era que sus instintos estaban gritando, y
cuando se inclinó hacia una curva cerrada en el camino, se encontró prestando más
atención a su entorno, buscando la trampa que sentía que estaba cerca.
Justo cuando doblaba la curva, la voz de Jessie respondía a sus preguntas no formuladas,
emitiendo otra advertencia sobre su enlace. "SAT mostrando posibles hostiles. A tus once
en punto."
¿ Once en punto? Darien inmediatamente escaneó el cielo. Al principio era solo una
sombra, apenas discernible contra el estaño del cielo de la madrugada. Un instante
después, lo vio más claramente. Un elegante helicóptero, rozando las copas de los árboles
a medida que ganaba altura.
Las ventanas estaban oscurecidas y no había números visibles. Sin marcas en

absoluto. Solo así, el día se fue al traste en poco tiempo y sabía que estaba en serios
problemas.
Sus ojos se desviaron del camino al helicóptero. Necesitaba alcanzar a Jessie y Ben, pero
mientras su mente calculaba furiosamente el tiempo y la distancia, sabía que no iba a
lograrlo. Era solo una cuestión de tiempo — segundos — antes de que estuviera en la
línea de visión del helicóptero, si no había pasado ya. Ciertamente, sin tiempo suficiente
para desaparecer en las sombras de los imponentes pinos. Ella se quedó luchando por un

plan alternativo para sobrevivir, y sobrevivir los siguientes minutos se había vuelto
altamente cuestionable.
Segundos después, la probabilidad de supervivencia disminuyó aún más a medida que el

ritmo del helicóptero aumentaba. Giró, dando vueltas hacía el sur sobre la carretera, luego
se cernió sobre los árboles. Como en cámara lenta, la puerta lateral se abrió y Darien vio
un fogonazo. Se produjeron disparos, atravesaron la carretera y masticaron el asfalto a su
alrededor.
Vuela, maldita sea. Se encontró rogando, impaciente por más velocidad, mientras una
profunda cólera se asentaba en ella. No tenía ningún deseo de morir, y después de todo lo
que había hecho y todo lo que había pasado, esta no era la forma en que había elegido
irse. Instó a la máquina más rápido. Corriendo a una velocidad insensible a la resbaladiza
carretera, persuadiendo hasta el último gramo de potencia que la moto podría darle.
Pero luego sintió el impacto del dolor candente y abrasador cuando una bala golpeó el
chaleco Kevlar que llevaba puesto, casi derribándola de la moto, mientras que otro
surcaba la carne en su antebrazo.
La explosión de fuego se extendió como un reguero de pólvora por su torso y hasta sus
dedos. Incapaz de respirar ni de mantener ningún tipo de control sobre el acelerador,
comenzó a perder una velocidad preciosa.
La rápida desaceleración probablemente también le salvó la vida. Mientras otra ráfaga de

balas llovía a su alrededor, una rueda explotó. La motocicleta reaccionó violentamente, y
en el siguiente instante, ella fue catapultada en el aire.
Jessie se estremeció al escuchar el distintivo traqueteo de las armas automáticas

resonando en la distancia. El sonido era lo suficientemente familiar como para que lo
identificara fácilmente, pero sabía que todavía estaban demasiado lejos para ser de ayuda
inmediata, y temía que Darien no tuviera tanto tiempo. Sintió un escalofrío deslizarse
sobre su piel cuando un rayo de miedo la atravesó, y soltó un suspiro.
Buscando la consola, intentó llamar a Darien.
Ninguna respuesta.
Esperó a través de varios instantes antes de volver a intentarlo. " ¿ Tango uno? ¿ Me
escuchas? Dame tu estado. ¿ Puedes perderlos? ” Ella tragó saliva. " ¿ Darien? ¿ Puedes
escucharme?"

Pero todavía no había contacto. No entonces y no en su intento posterior.
"¿Elle?" Jessie inhaló bruscamente e intentó ignorar el temor que la inundaba. "Necesito
que me ayudes. ¿Puedes aumentar la señal?”
Elle tocó rápidamente algunas teclas, frunció el ceño e intensificó su concentración

mientras tecleaba unas cuantas veces más antes de emitir un sonido decepcionado. "No
está bien," dijo. "Todo lo que estoy recogiendo es estática y espacio muerto. No estoy
seguro de cómo, pero creo que nos atascamos."
Desde el asiento del conductor, Ben maldijo en voz baja mientras la camioneta aceleraba
a lo largo de la carretera, tratando de cerrar la brecha entre ellos y Darien. Más
sorprendentemente, Jessie escuchó el inesperado sonido de nervios en la voz de Ben.
Tardó un momento, pero reconoció la causa. Miedo. Por Darien.
Un instante después, se escuchó el sonido de disparos renovados sobre el motor de la

camioneta. Una ráfaga corta seguida por una más larga. Con el corazón palpitando, Jessie
se giró y miró el monitor y, por un momento, su mundo se redujo a un objetivo. Mantener
una estrecha vigilancia en el rastreador de Darien mientras se movía en la pantalla,
avanzando poco a poco hacia ellos. Ella deseó que se apresurara mientras se acercaba
tentativamente.
En el siguiente instante, miró impotente como desapareció de repente.
Su mirada se dirigió a Ben y su compostura se tambaleó. "Oh, Jesús, Ben. Su señal — la

señal de Darien desapareció. Se fue."
Oh Dios, Darien. Por favor mantente con vida.
Las facciones de Ben se tensaron. "Espera." Mientras hablaba, presionó con más fuerza el
acelerador, haciendo que los neumáticos chirriaran mientras conducía la camioneta a
través de la siguiente curva, tomándola alta y cerrada y demasiado rápido.
Jessie agarró la consola para mantener el equilibrio, pero aún así se estampó hacia atrás en
su asiento. Mientras se recuperaba y miraba en su dirección, podía ver la emoción en la
cara de Ben. Los comienzos de la pena mezclándose con la tensión que ya
existía. Sabiendo que Darien había sido parte de su vida durante tantos años, no podía
imaginar lo que él estaba sintiendo, y su corazón dolía por él. Sus propios ojos estaban
ardiendo. Se le hizo un nudo en la garganta y tuvo que tragar antes de poder hablar.
"Ella es fuerte. La encontraremos."

"Um, Jessie," Elle dijo mientras miraba la lectura en un dispositivo electrónico del tamaño
de una mano. "No es solo su rastreador que se ha quedado en silencio. No estamos
recibiendo ninguna comunicación de ella. Solo espacio muerto."
El tiempo pareció ralentizarse y la tensión dentro de la camioneta de vigilancia se hizo

más espeso mientras corrían hacia la última ubicación conocida de Darien. Jessie se sintió
entumecida. Se negó a creer que habían perdido a Darien. Esa sonrisa traviesa suya estaba
empezando a significar algo para ella y se negó a aceptar que no volvería a verla. Dejando
a un lado los pensamientos negativos, aprovechó todo su entrenamiento y luchó por
mantenerse enfocada.
"La recuperaremos."
Ben miró por el espejo y le envió una débil sonrisa. "¿Estás tratando de convencerme a mí
o a ti misma?"
"¿Realmente importa?"

CAPÍTULO DIECIOCHO
En los momentos fugaces después de que la motocicleta cayó de debajo de ella, no había
tiempo para el miedo, mucho menos para la ira. Darien aterrizó duro. El impacto le robó
lo poco que le quedaba de aliento y la dejó momentáneamente paralizada mientras se
deslizaba sobre el asfalto. Incapaz de detenerse o comenzar a disminuir la velocidad,
incluso cuando sintió el dolor atravesarla.
Voló por el borde de la carretera y bajó por el terraplén, el musgo resultó ser mucho
menos amortiguador de lo que parecía a primera vista. Cayó impotente sobre la espesa
maleza, las nudosas raíces y las rocas hasta que su impulso finalmente se agotó, y se
detuvo abruptamente por un grupo de árboles cerca del fondo del barranco.
Durante unos segundos — o posiblemente más — permaneció completamente inmóvil,

casi abrumada por una sombría sensación de incredulidad de que la habían derribado tan
fácilmente. Queriendo negar que estaba potencialmente a unos minutos de la captura. De
la muerte.
Se oyó gemir, bajo y profundamente, y el olor metálico y el sabor de la sangre llenaron

sus sentidos.
Necesitaba abrir los ojos. Pero incluso antes de hacer algo, en alguna parte de su cerebro
congestionado e hinchado, supo instintivamente que cualquier movimiento
dolería. Terriblemente. Incluso algo tan simple como abrir los ojos. Al menos por ahora,
estaba viva. Y eso pareció triunfar sobre todo lo demás. Pero luego el tiempo y sus
pensamientos se ralentizaron. La oscuridad la abrazó y todo se volvió negro.
Cuando la conciencia volvió, el dolor en su cuerpo también regresó, con una

venganza. Todo dolía.
No estaba segura de cuánto tiempo estuvo inconsciente, pero no pudo haber sido
mucho. Esperó varios segundos para que pasara lo peor mientras se concentraba en tratar
de respirar.
Trató de pensar, pero su mente estaba nublada, llena de pensamientos e imágenes

fracturadas. Sabía que estaba tendida en un suelo duro, frío y húmedo. Sus cueros estaban
rasgados y mojados, y estaba temblando incontrolablemente. Y luego la golpeó, todo a la
vez. Nadia Petrov. El helicóptero. El tiroteo. Volando fuera de su moto. Sus ojos se
abrieron de golpe. Simplemente pestañear requirió esfuerzo, y se quedó quieta por unos
segundos más, sabiendo que necesitaba moverse, pero no estaba segura de la magnitud de

sus heridas. Obligada a esperar hasta que el mundo a su alrededor dejara de girar mientras
el dolor se manifestaba de innumerables maneras.
Tragando contra las oleadas de náuseas que amenazaban con hundirla de nuevo, se obligó
a empujar a través de la incomodidad mientras trataba de moverse. Lentamente al
principio. Probando sus extremidades, comenzando con los dedos de manos y pies,
agradecido de descubrir que todo seguía funcionando — más o menos.
Pero incluso el más mínimo movimiento dolía, y comenzó a pensar que su cabeza estaba
peor de lo que originalmente había creído. Estaba latiendo ferozmente, y sabía que estaba
peligrosamente cerca de hundirse en el olvido donde nada importaba. Claramente, esa no
era una opción.
Cuando la voluntad de sobrevivir se reafirmó, luchó contra la oscuridad y se obligó a

concentrarse. A respirar. Una respiración a la vez. Incluso entonces, tomó todo el esfuerzo
que pudo reunir para quitarse el casco y evaluar el daño.
Los latidos de su corazón eran erráticos, y debajo del Kevlar su pecho palpitaba donde al
menos una bala la había golpeado. Le dificultaba respirar, pero no era tan malo si no
respiraba profundamente. Las magulladuras ya se estaban sintiendo por todo su cuerpo, y
su brazo gritó en protesta, sangrando donde otra bala había hecho algún daño. El dolor
irradiaba hasta su hombro, y podía sentir la sangre serpenteando por su antebrazo y
filtrándose a través de la rasgadura en la manga de su chaqueta, su olor era un escocer
agudo en el aire húmedo.
Ella necesitaría puntos de sutura, pensó, absurdamente irritada por la comprensión.
Pero la buena noticia era que no creía que nada estuviera roto. El chaleco de Kevlar y
titanio debajo de su chaqueta, sin duda, le había salvado la vida, y los cueros arruinados
habían hecho su trabajo. La habían salvado de dejar múltiples capas de piel tierna en el
camino. O peor. El diagnóstico definitivo era que ella estaba viva. Dolorosamente pero
innegablemente viva. Y si quería seguir así, necesitaba comenzar a moverse, salir del área
lo más rápido posible.
Como para apoyar su decisión, el sonido distintivo de un helicóptero penetró en sus

pensamientos. Confirmó lo que sospechaba — que sus perseguidores no se habían
ido. Estarían escaneando el sitio del accidente, buscando cualquier señal de movimiento,
de vida. Pero, al menos por el momento, todavía estaban en el aire. A pesar de un breve
lapso en la conciencia, no creía que hubiera habido suficiente tiempo para aterrizar y
comenzar una búsqueda en tierra.

Intentó llamar a Ben y Jessie, pero no tuvo éxito. Ni siquiera estática. Intentó por Nicola,
pero obtuvo el mismo resultado. Nada. Después de tres intentos infructuosos se dio por
vencida.
Sacó el diminuto auricular de comunicaciones y lo miró aturdida bajo la luz

sombreada. Probablemente se había desactivado durante el choque, no es que importara.
Sin la luz y las herramientas adecuadas, poco podía hacer para arreglarlo. Suponiendo que
saliera de este lío, se prometió a sí misma que vería qué podía hacer para hacerlo más
resistente. Mientras tanto, significaba que estaba sola.
Con su control colgando de un hilo, se obligó a sentarse.
Siseó cuando el dolor estalló y palpitó a través de ella con cada latido del corazón,
amenazando con volver a hundirla. Pero persistió, extendiendo la mano y deslizando su
Kel-Tec PF-9 de su funda de tobillo. Balanceó el arma cuidadosamente en su mano
izquierda mientras esperaba que el mareo se calmara.
Teniendo en cuenta que era la 9mm más liviana y plana jamás producida en masa, el arma
se sentía inusualmente pesada. Pero ella era casi tan buena disparando con su mano
izquierda como lo era con la derecha, y en las circunstancias actuales, casi tan buena
tendría que hacerlo. Simplemente no le gustaban las posibilidades de enfrentarse a un
número indeterminado de asaltantes bien armados.
Ella necesitaba moverse.
Adolorida y sangrando, tomó un poco más de tiempo antes de que intentara ponerse de
pie. En el tercer intento, lo logró, apretando los dientes mientras se tambaleaba para
ponerse pararse, solo para perder el equilibrio por su incapacidad para usar su brazo
derecho. Luchó para no caerse, luego casi de inmediato se vio obligada a ponerse de
rodillas, bajando la cabeza mientras el mareo amenazaba con abrumarla.
Manteniendo la frente sobre las rodillas, ignoró el dolor que le atravesaba la cabeza como
un cuchillo. Podía sentir su piel fría y húmeda — conmoción?
No importaba. Instintivamente, sabía que cualquier demora adicional estaba fuera de

discusión. La fresca luz del amanecer ya se estaba extendiendo y facilitaría que
quienquiera que estuviera afuera la encontrara. Eso hizo que el dolor fuera secundario a la
necesidad de escapar. De sobrevivir.
Mirando hacia arriba, vio los árboles que se elevaban sobre ella, sus ramas levantadas
hacia un cielo invisible. Solo una luz mínima lograba filtrarse a través del denso
dosel. Eso fue algo bueno. Los árboles dificultarían que quienquiera que estuviese detrás
de ella la siguiera desde arriba y los empujaría al suelo.

Eso le daría algo de tiempo. Y ella era fuerte, se recordó a sí misma. Resistente. Tomó
dos respiraciones rápidas y profundas, sintiéndolas arder en su magullado pecho, enterró
el dolor lo suficientemente profundo, y se puso de pie.
Sus músculos maltratados inmediatamente hicieron saber sus objeciones. Comprendió

pero las anuló. Mordiendo con fuerza su ya sangrante labio, ignorando el dolor que la
sacudía cada vez que sus pies tocaban el suelo, Darien comenzó a moverse tan rápido
como pudo, corriendo en paralelo a una corriente que fluía a seis metros por debajo.
La adrenalina alimentó sus músculos y sirvió como analgésico temporal. Sabía que no
duraría, pero por ahora, le permitió cubrir rápidamente el terreno, apenas consciente de su
entorno. No fue fácil.
El terreno era denso, húmedo e irregular, cubierto de árboles caídos y tocones cubiertos
de musgo. Sabía que un paso equivocado podría llevarla a su fin. Del mismo modo que
sabía que realmente había muy pocas opciones.
Ella estaba corriendo por su vida.
Jessie abrió la puerta y saltó por la parte trasera del vehículo de vigilancia antes de que
Ben hubiera detenido la camioneta. Tropezó y estuvo a punto de caerse, pero logró
mantenerse en pie. Una vez que estuvo lejos de la camioneta, levantó rápidamente la
mirada hacia el cielo brumoso, buscando el helicóptero que aún podía oír en algún lugar
de los alrededores. Pero el sonido de las palas batientes se estaba volviendo más distante,
y sabía que se estaba alejando.
"Diablos," Ben le gritó. "¿Estás tratando de matarte? Creía que eras más lista que eso."
Jessie lo ignoró, sin importarle lo que pensara Ben. Necesitaba encontrar a Darien, y su
único objetivo era seguir las marcas del derrapamiento que había visto marcadas en el
asfalto. Se detuvo solo cuando llegó al borde de la carretera, miró hacia abajo y sintió que
su corazón tartamudeaba dolorosamente mientras trataba de encontrarle sentido a lo que
estaba viendo.
Durante un largo momento, simplemente miró hacia abajo. Queriendo negar la evidencia,
dispuesta a intercambiar todo por una oportunidad de cambiar la realidad. "Oh Dios." Las
palabras se le escaparon mientras miraba, sin pestañear.
Nueve metros debajo de ella estaba lo que quedaba de la motocicleta de Darien. La otrora
reluciente Ducati era ahora una maraña apenas reconocible de metal retorcido y aplastado
que descansaba descuidadamente contra un árbol, con una rueda doblada y apuntando

hacia el cielo. Jessie sintió que su corazón se congelaba en su pecho y luchó por aceptar
que la escena de abajo era real mientras escaneaba el área cercana. Pero por más que lo
intentara, no podía ver ninguna señal de Darien.
Por favor qué ella esté bien.
Tragó saliva dolorosamente e intentó no pensar en Darien en algún lugar cercano. Herida
... o muriendo ... o ... no, ella se negó a ir allí. Pero mientras buscaba a Darien, se encontró
calculando simultáneamente las probabilidades de supervivencia de Darien y
preparándose para lo que creía que era inevitable.
La luz del día apenas penetraba el dosel del bosque, pero cuando sus ojos se
acostumbraron a la interacción de sombras y penumbra, comenzó a captar detalles
minuciosos. Ramas dobladas y otras señales en los que el cuerpo de Darien había
perturbado el suelo cuando se había precipitado desde el camino hacia el fondo del
barranco.
Consciente de que Ben y Elle la seguían de cerca detrás, Jessie comenzó su propio
descenso, luchando precariamente, sus botas hundiéndose y deslizándose sobre la suave y
húmeda tierra que formaba la empinada pendiente.
Consciente del terreno accidentado, siguió el rastro que Darien había dejado atrás y se
detuvo cerca del fondo cuando vio que la caída de Darien había terminado.
La huella de su cuerpo aún era visible en el barro y la vegetación aplastada, y por un

instante Jessie juró que podía oler el aroma de madera de sándalo, el distintivo de
Darien. Era su imaginación, por supuesto, pero la impulsó a la acción.
Buscó rápidamente en los alrededores, esperando encontrarla maltratada y rota. Pero en la

luz gris apagada, lo único que captaron sus ojos fue el casco mal abollado de Darien, con
restos de sangre visibles en la visera rota.
"Al menos todavía se mueve," Ben dijo, haciendo eco de los pensamientos que corrían
por la mente de Jessie cuando él se acercó a ella.
"Pero está herida," Elle agregó en voz baja, mirando la sangre en el casco. Miró a Jessie
con cierta simpatía en su rostro.
Jessie asintió. Maldita sea, Darien. ¿Dónde estás?
Empujó hacia atrás las imágenes no deseadas y se arrodilló donde el cuerpo de Darien
había estado más recientemente.

Intentando ver lo que ella podría haber visto. Intentando concentrarse en detectar
cualquier señal que hubiera dejado atrás.
"Guau. Espera," Elle dijo de repente. "Tengo algo."
"¿Qué?"
"Ya no estamos siendo atascados. El terreno está causando un poco de interferencia, pero
estoy captando la señal de Darien." Elle estudió el dispositivo electrónico que sostenía en
una mano antes de señalar con la otra. "Se está moviendo, en algún lugar en esa
dirección."
Jessie se puso en pie de un salto, mirando en la dirección que Elle había indicado. Su
visión se redujo y casi de inmediato tomó el camino que Darien había creado a través del
terreno irregular. Sin detenerse a pensar, se puso en marcha rápidamente, dejando a Ben y
Elle para que la siguieran.
Haciendo caso omiso de las ramas que la golpeaban cuando pasaba corriendo, Darien
correteó sobre las raíces nudosas y rocas, sufriendo fuertes golpes en algunas ocasiones,
agregando hematomas y perdiendo un tiempo precioso. Temblando, se levantó y siguió
moviéndose, agachándose bajo las ramas bajas. Esperar cualquier segundo sería su
último.
Unos minutos más tarde, se vio obligada a detenerse. Después de la última caída, se había
dado vuelta y ya no estaba segura en qué dirección iba a ir. ¿ Seguía alejándose de sus
perseguidores o hacia ellos? Sus hombros se hundieron, y trató de permanecer quieta,
pero no pudo hacer nada sobre el rápido ascenso y caída de su pecho.
Intentó escuchar cualquier sonido que indicara que la estaban siguiendo. Pero el bosque se
había convertido en un silencio espeluznante, y el único sonido que podía escuchar era el
latido de su propio corazón — más rápido y más duro de lo que le hubiera
gustado. Maldijo en voz baja e intentó hacer el menor ruido posible.
Estaba cada vez más mareada. La pérdida de sangre, pensó desapasionadamente,

consciente de que el daño en su brazo estaba sangrando constantemente. Otra conmoción
cerebral después de la última también era una posibilidad, ya que otra ola de mareo
amenazaba con tumbarla.
Pero cada fibra en su cuerpo le decía que moriría si se quedaba donde estaba. Inhalando
tan profundamente como se atrevió, se apartó y comenzó a moverse una vez
más. Zigzagueando y usando árboles y sombras como cobertura.

Estaba empezando a pensar que realmente podría hacerlo cuando alguien extendió la
mano y la agarró, tirándola con fuerza al suelo. Podía sentir las piedras hundirse en su
espalda mientras luchaba por respirar más allá de la mano desnuda que le cubría la boca.
Quienquiera que la tenía se iba a llevar una sorpresa. Ella no iba a ser eliminada sin
luchar. Si iba a morir hoy, no lo haría tirada en el suelo. Y no tenía intención de morir
hoy.
Luchó violentamente para quitar el cuerpo sobre ella y pateó con fuerza. Escuchó un
gruñido seguido por una maldición murmurada y luego, "Detente. Maldita sea, Darien,
deja de pelear. Soy yo."
Darien se inmovilizó. Su visión se aclaró y vio las bellas facciones de Jessie Coltrane a
centímetros de las suyas. Con su mirada absorta en su rostro, parpadeó, como si Jessie no
fuera real. Pero ella todavía estaba allí cuando Darien abrió los ojos una vez más.
La seguridad la inundó. Su adrenalina se calmó y dejó de luchar, enviándole a Jessie una

débil sonrisa mientras soltaba un aliento suave. Ella esperó, sintió que Jessie se movía
mientras se sentaba a su lado en el suelo. Y en ese momento, sabía que viviría para ver
otro día.
"No te muevas," Jessie dijo.
"No me muevo," Darien murmuró en respuesta y se mantuvo quieta. No es que tuviera

muchas opciones.
El mareo se apoderó de ella y se preparó para la oleada de náuseas que sabía que le
seguirían.
Retrocediendo, cerró los ojos.
"¿Darien?"
No hubo respuesta. La piel mortalmente pálida y cabello húmedo pegado a su rostro,

Darien yacía completamente inmóvil en el suelo, y en la parte más oscura de su propia
existencia, Jessie de pronto temió que estuviera muerta.
Ah, demonios. No hagas esto . Ella había estado viva y lista para patearle el trasero unos
segundos antes. No podía simplemente —

Pero a medida que la adrenalina inundaba sus sentidos y su visión se estrechaba, Jessie
miró la sangre que empapaba el cabello de Darien y la raya que le manchaba la
cara. Alcanzó la mano de Darien. La encontró fría como el hielo, sin vida, y no podía
sentir el pulso cuando colocó los dedos en su muñeca interna. No podía sentir nada.
Dios, no. Darien estaba tan quieta que Jessie no podía decir si estaba respirando, y
mientras movía su mano lentamente hacia su cuello, se dio cuenta de que tenía miedo de
tocarla. Temiendo que cuando presionara sus dedos contra su garganta pálida y suave, no
encontraría pulso. Simplemente no habría nada y Darien se habría ido.
Rezando por haberse equivocado, anuló la creciente sensación de pánico y se obligó a

concentrarse en la tarea que tenía entre manos. Se obligó a actuar mientras deslizaba un
brazo sobre los hombros de Darien. Sintió que su cabeza caía desganada sobre su brazo
mientras sus dedos se movían. Tragando, alcanzó su garganta y le buscó el pulso.
Un instante después suspiró con profundo alivio. Podía sentir el pulso de Darien, latiendo
fuerte y firme bajo sus temblorosos dedos.
Con sus ojos sin apartarse de la cara de Darien, habló rápidamente en su PRR. "Esto es
Tango dos. La tengo."
Casi de inmediato, escuchó la voz de Ben. "¿Se encuentra bien?"
"Yo — yo no lo sé. No responde." No pudo encontrar más palabras. Pero eso estuvo bien.
Lo que había dicho era suficiente y podía oír acercarse a los demás.
Cambiando y colocando el cuerpo inerte de Darien contra el suyo, suavemente la

llamó. "¿Darien? Vamos, Dare, abre los ojos y mírame. Deja de asustarme."
Nada.
Mientras esperaba algún tipo de respuesta, Jessie se inclinó más cerca, sus ojos fijos en la
cara de Darien.
Buscando una señal. Cualquier cosa. Sabía que era el exceso de adrenalina que recorría su
propio cuerpo lo que la hacía temblar y su voz sonaba áspera — sonaba casi como la de
un extraño — pero siguió hablando con Darien. Abrazándola. Alentándola. Deseando que
regrese. Nunca apartando la mirada de su cara probablemente tomó menos de un
minuto. Ella no estaba segura. Lentamente Darien se despertó y Jessie sintió una oleada
de alivio. La respiración de Darien aún era superficial y su mirada estaba desenfocada, sus
ojos nublados y brumosos bajo una capa de pestañas largas y gruesas. Pero cuando le
siguió el reconocimiento, Jessie supo que nunca había visto algo más hermoso en su vida.

"Bienvenida de nuevo," dijo y soltó los restos de pánico. "Vas a estar bien. Pero, Jesús,
nunca vuelvas a asustarme así."
Darien levantó la mirada, pestañeó y se pasó la lengua por los labios. "Lo siento. Mal
momento para tomar una siesta, pero ha sido ese tipo de día. Quién sabía que el
motociclismo era un deporte de contacto completo?" Su voz se detuvo, pero las comisuras
de su boca se crisparon débilmente antes de soltar un suave gemido y cerrar los ojos.
Jessie no pudo evitar sonreír mientras la miraba. Hueso, músculo, piel. Viva.
"¿Jesslyn?"
"¿Sí?"
"Creo que Petrov intentó matarme."
Su voz era mal articulada. Jessie frunció el ceño y miró una vez más la sangre que corría
por su frente. Su preocupación se profundizó cuando recordó el abollado casco de la
motocicleta y se preocupó por otra lesión en la cabeza.
"Y parece que estuvo muy cerca de tener éxito." Limpió suavemente la sangre en la cara
de Darien con la manga de su camisa. "Estábamos a punto de llamarte cuando apareció el
helicóptero. Intenté advertirte, pero no estábamos seguros de si oíste algo antes de que nos
atascaran. Después de eso no podíamos contactarte."
"Te escuché ... al menos recuerdo haber escuchado algo. Estoy bastante segura de haber
oído que me dijiste que me dirigiera hacia el sur."
"Lo hice." Jessie le ofreció una sonrisa. "Y estaré eternamente agradecida con quien te
haya entrenado para responder sin cuestionar."
Darien se rió, el sonido tranquilizó a Jessie más que cualquier otra cosa hasta ese
momento. "Entonces puedes agradecerle a Ben. ¿ Alguna idea de lo que pasó con
Petrov? Parece que perdí la pista de a dónde fue ... o en qué dirección iba."
"Entiendo que caerse de una motocicleta hará eso. Por ahora, todo lo que puedo decir es
que su helicóptero ha abandonado el área, y no tuvieron la oportunidad de poner a nadie
en tierra. Tenemos al equipo dos recogiendo lo que queda de tu motocicleta, y luego van a
desinfectar el área. Mientras tanto, tenemos que sacarte de aquí y hacer que te revisen."
"Suena bien para mi. Pero, por favor, Jesslyn, prométeme — sin hospital. Odio los
hospitales."

Jessie sonrió al escuchar la débil nota suplicante. Cogió su mano y estaba a punto de
responder cuando se sorprendió mirando la sangre que se filtraba a través de un desgarre
en la manga de la chaqueta de Darien.
"Parece que tu brazo está sangrando bastante."
Darien asintió e hizo una mueca, siseando con evidente dolor. "Me pegaron un par de
veces justo antes de caer. No está mal, no creo, aunque duela como el diablo. ” Tragó
saliva y su mano se apretó brevemente alrededor de los dedos de Jessie. "Honestamente,
estoy bien. Crees que podemos salir de aquí ahora?”
Pero Jessie no estaba a punto de posponerlo. "¿Te dispararon? ¿Qué quieres decir un par
de veces? ¿ Dónde más, Darien?" Preguntó. " ¿ Dónde más te dieron? ¿ Dónde más te
duele?”
"Mi pecho. Al menos ellas errraron mi cabeza ... pero me dieron casi en el centro. Me
dejó sin aliento, eso es todo. Si no fuera por el titanio en el chaleco ... " Cerró los ojos,
tomó aliento y trató de enderezarse.
"Si no hubieras estado usando el chaleco, estarías muerta." Jessie sintió que su pecho
vibraba de rabia.
"Lo sé — oh, maldición."
"¿Qué pasa?"
"No es nada. Solo duele. Todo duele. Realmente me gustaría salir de aquí. Por favor,
podemos hacer eso?”
La suave voz llena de dolor casi la rompió, pero también fue lo qué pasó. "Mierda. Lo
siento. Ben dice que hay una casa segura en algún lugar cerca de aquí, pero eso significa
que vas a necesitar moverte para que podamos sacarte de aquí, y probablemente va a doler
como el infierno."
Un rápido asentir de cabeza era casi todo lo que Darien parecía capaz de manejar. "Ya me
duele muchísimo, así que no creo que vaya a hacer mucha diferencia. Créeme, si me sacas
de aquí, puedo hacerlo."
"¿Estas segura?"
Cuando volvió a asentir, Jessie extendió la mano y agarró con más fuerza su mano fría e
inestable. "Muy bien. Concéntrate en mí, toma un respiro, luego déjalo salir muy

despacio," dijo y acomodó a Darien mientras exhalaba. Sabía que Ben y Elle estaban
cerca y habían estado siguiendo la conversación, pero sus ojos nunca abandonaron la cara
de Darien.
Darien estaba claramente decidida a aguantar y su expresión nunca cambió. Pero cuando
estaba de pie se veía decididamente más pálida.
Ben parecía inusualmente callado mientras observaba su progreso antes de expresar su

preocupación. "¿Va a estar bien para caminar?" Preguntó, "¿o debería pedirle a alguien
que vaya a buscar una camilla?"
El comentario le ganó un ceño fruncido. "Ben Takahashi, el día en que necesite ser
llevada — " Darien nunca terminó. Sus rodillas cedieron y comenzó a caer, con solo el
tiempo suficiente para susurrar: "Oh, mierda."
Jessie y Ben la agarraron y la sostuvieron antes de que cayera al suelo.

CAPÍTULO DIECINUEVE
Fuera de la casa de campo con estructura de madera del siglo XVIII, el aire se mantenía
frío incluso cuando el sol luchaba por atravesar un cielo lleno de nubes. La débil luz del
sol era lo suficientemente brillante como para llenar la habitación del segundo piso,
filtrada solo por las cortinas blancas. También era lo suficientemente cálido como para
que Jessie sintiera su calor al estar parada junto a la ventana, contemplando una vista
panorámica de verdes prados y valles rodeados de bosques.
La casa de seguridad estaba apartada de la carretera principal y era casi invisible detrás de
una gruesa pared de piceas, abetos y pinos que montaban guardia a ambos lados de una
puerta de madera ordinaria. La puerta parecía como si no se hubiera utilizado en años,
pero se abrió sin problemas a su llegada y estaba conectada electrónicamente al extenso
sistema de seguridad que protege la propiedad.
Más allá de los árboles, la casa estaba rodeada por un campo suavemente ondulado. No
era tan diferente de las granjas vecinas, a excepción de la pequeña pista de aterrizaje de
asfalto circular ubicada detrás de la casa. Actualmente estaba ocupada por el elegante
helicóptero Agusta que había traído al médico que Ben había llamado — un oficial de
inteligencia británico retirado con una mata de pelo blanco y ojos azules.
Moviéndose inquietamente lejos de la ventana, Jessie se dejó caer en la silla de orejas que
Ben había colocado cerca del borde de la cama y se reclinó. Le proporcionó una vista sin
obstrucciones de Darien, sentada en la parte superior de la cama con una camiseta sin
mangas y unos boxers de seda. Ordinariamente, eso podría ser una vista agradable. Pero
por el momento, todo lo que vio fue una mujer que parecía demasiado pálida. Empujada
más allá de la fatiga y el agotamiento. Vulnerable. Y toda demasiado humana.
Darien necesitaba comida y probablemente quería un baño, o al menos una ducha. Se

había peinado el pelo detrás de las orejas, y enmarcaba una cara que estaba llena de
arañazos y aún conservaba restos de barro y sangre. Había un desagradable moretón y un
rasguño en la frente que aún goteaba sangre. Estaba sosteniendo su brazo derecho con
cuidado contra su pecho, y Jessie podía ver que el vendaje temporal que habían envuelto
alrededor de su antebrazo estaba empapado de sangre.
Pero la línea de su mandíbula era rígida y el endurecimiento de su boca retaba a

cualquiera a desafiarla. Era evidente que no estaba feliz, un punto enfatizado por la única
palabra que siseó cuando entrecerró los ojos contra la luz siendo alumbrada por el
médico. La palabra había sido pronunciada en un idioma que Jessie no conocía, pero no
tenía que entenderlo para reconocer su significado.

El médico no dio ninguna indicación de que hubiera escuchado o entendido, y Jessie se

sorprendió mirando cuando levantó la camiseta de Darien. Nunca se había considerado
aprensiva, pero los moretones que cubrían el pecho de Darien le habían hecho un nudo en
la garganta, y momentáneamente apartó la mirada.
La negación llegó abrasadora, fuerte y rápida, golpeando la sangre de Jessie. Había estado
cerca. Demasiado cerca.
Si el disparo hubiera sido un poco más arriba, habría atrapado su vulnerable garganta
donde el Kevlar no le habría proporcionado protección. Eso fue lo que marcó la diferencia
entre tener a Darien aquí, con los ojos vidriosos, pero con una mirada desafiante al
médico y —
Su estómago se revolvió ante la idea y se quedó quieta durante un largo momento,

tratando de desterrar las imágenes no deseadas de su mente. Y cuando eso no funcionó, se
encontró preguntándose si eso era lo que Dorothy había sentido justo antes de ser
arrastrada al tornado.
Mientras el doctor fruncía el ceño, hurgaba y empujaba, murmurando cosas que solo su
paciente podía escuchar y responder, la espera se hizo interminable y la tensión en la
habitación vibró. Pero después de revisar a fondo a Darien, él levantó la vista y dijo que
no podía ver nada que causara una alarma indebida. Ningún peligro de muerte.
"Puedo garantizar que estará adolorida por unos días," dijo. "Pero no sentí ninguna
costilla rota y no puedo ver nada para evitar una recuperación completa, siempre y cuando
ella no haga nada más para ponerse en peligro."
Darien alzó la vista en ese momento, y por un instante Jessie pensó leer incertidumbre
mezclada con el dolor evidente en sus ojos. Pero antes de que pudiera estar segura, el
doctor entró en su línea de visión, y para cuando se movió, la expresión de Darien estaba
cuidadosamente en blanco una vez más, sus ojos claramente tratando de enfocarse en el
doctor.
"¿Me puedes decir tu nombre?"
"Darien Arianna Troy."
"Bueno, Srta. Troy, mi nombre es Aaron Price. Soy médico y tu amigo Ben me ha pedido
que te eche un vistazo, para ver qué daño has logrado hacerte a ti misma."

"Darien." Su voz apenas era un susurro y se detuvo para aclarar su garganta. "Por favor
llámame Darien."
"Muy bien. Darien, sabes dónde estás?”
"No exactamente, no. Supongo que es una casa de seguridad y que todavía estoy en algún
lugar de Alemania."
Aunque no estaba contenta de que su voz sonara áspera y débil, Darien sintió una pequeña
satisfacción de poder lograr una respuesta coherente.
"¿Recuerdas cómo llegaste aquí?"
Se detuvo y se dio cuenta de que no tenía una respuesta inmediata para eso. Ella se sentía
cansada. Todo ese correr para salvarte servirá. Pero mientras trataba de recordar más, se
encontró estrellándose contra una pared gruesa, sus pensamientos brumosos y
colisionando. Parpadeante como una película vieja.
Recordaba haber estado parada al costado del camino, molestando a Jessie por el enlace
de comunicaciones sobre el folclore local mientras esperaba que llegara Nadia Petrov.
Recordó el helicóptero que llegó, enviando una lluvia mortal de balas que caían sobre
ella, y el cegador destello de dolor cuando la golpearon. Podía recordar haber volado de
su moto y haber caído por la pendiente hacia el sonido del agua corriente, antes de correr
por su vida.
Pero luego — nada. Al menos nada tangible. No importa cuánto lo intentó.
Dándose por vencida, sacudió la cabeza, se pasó la lengua por los labios y observó con
leve interés mientras el doctor — Price — sostenía su muñeca y le tomaba el pulso. Ella
podría haberle dicho que lo encontraría un poco más rápido de lo normal, pero él no
preguntó, y ella no vio ninguna razón para ofrecer voluntariamente la información. A él
no pareció importarle mientras continuaba revisando sus signos vitales.
"Tu temperatura ha subido un poco y tu presión es un poco baja. Pero no es nada que no
podamos manejar," dijo. "Ahora quiero que sigas mi dedo."
Sus labios se crisparon. "¿Por qué? ¿Va a ir a algún lado?”
"Debes estar sintiéndote bien si estás dispuesta a darme una respuesta insolente,
jovencita." Pero parecía satisfecho y sonreía mientras levantaba el dedo y esperaba a que
los ojos de ella lo siguieran mientras lo movía.
Detrás de él, creyó oír a Jessie y Ben reírse.

Cuando terminó de hacer lo que le pidió el doctor, ella le contó sobre su reciente
conmoción cerebral. Ella vio que su sonrisa se desvanecía, pero se abstuvo de hacer algún
comentario. Un momento después, ladeó la cabeza y la miró. "Esta próxima parte será
más difícil para ti, Darien."
"¿Oh? ¿Cómo es eso?"
"Necesito quitar las vendas de tu brazo para poder evaluar el daño, y es muy probable que
te duela. Entonces, si te parece bien, me gustaría darte una inyección o algo. No puedo
darte demasiado con esa lesión en la cabeza, pero al menos puedo tratar de quitarte el
borde antes de proceder. ¿Alguna alergia conocida?”
Darien exhaló y sacudió la cabeza. "Sin alergias, pero que sea una local."
Price la miró con preguntas y escepticismo en sus ojos, y se sintió obligada a

explicar. "No soy fanática del dolor, Dr. Price. Pero tengo algo de experiencia con
narcóticos y odio aún más cómo me hacen sentir."
Hubo un momento tenso y silencioso antes de que él se encogiera de hombros. "Está

bien." Se puso un par de guantes de látex y comenzó la tarea de quitar vendas y limpiar y
suturar metódicamente, tratando de volver a unirla.
Igual que el maldito Humpty Dumpty.
Más allá de apretar el puño izquierdo y una inhalación inicial de dolor, Darien no hizo
otro sonido cuando Price cortó los vendajes de campo ensangrentados que cubrían la
herida de bala. Apretó los dientes y reunió su resolución a su alrededor como una capa,
ignorando el dolor que irradiaba por su brazo y el persistente golpeteo en su cabeza.
Una vez que se distanció con éxito del dolor, miró hacia abajo y observó a Price progresar
en su brazo. Con el vendaje quitado, podía ver ahora donde la bala había ingresado en su
brazo derecho en un ángulo poco profundo justo encima de su muñeca y continuó por
varios centímetros. No me extraña que duela.
Ella lo vio inyectar algo que le ardió ridículamente pero luego entumeció el área,
proporcionando una increíble medida de alivio mientras limpiaba la suciedad de la
herida. Luego comenzó a hacer una ordenada fila de pequeños puntos. "Esto
probablemente cicatrizará, lo cual es una lástima porque es un buen brazo. Pero debería
desvanecerse con el tiempo. O puedes ver a un cirujano plástico una vez que llegues a
casa."
Darien inclinó la cabeza cansadamente. "No estoy preocupada," dijo. "Ciertamente no es

la primera cicatriz que tengo y de alguna manera dudo que sea la última."

Price asintió y continuó trabajando en su brazo. Una vez que hubo terminado, ella lo forzó
a permanecer recostado y alzar un poco la barbilla. Pero no pudo evitar una mueca de
dolor y cerró los ojos cuando él examinó la contusión en su frente antes de agregar varios
puntos más a un corte justo debajo de la línea del cabello.
Cuando volvió a abrir los ojos, lo miró cautelosamente mientras ponía un aparato
ortopédico sobre las nuevas vendas en el antebrazo y colocaba un cabestrillo de algodón
alrededor del cuello. Ella lo miró a los ojos y exhaló un largo suspiro, pero no dijo nada.
"Tiene la intención de evitar que te lastimes más," Price dijo en respuesta a su pregunta no
formulada. "No es que tenga mucha esperanza en ese sentido."
Darien sabía que tenía razón. Si detener a Petrov significaba que necesitaba actuar, ella
bloquearía el dolor, ignoraría cualquier riesgo personal y haría lo que tuviera que
hacer. Pero por ahora estaba más allá de pensar, más allá de la preocupación. Las últimas
veinticuatro horas habían producido poco sueño y un exceso de adrenalina. Y sabía que la
adrenalina que la había estado aislando ya no funcionaba, del mismo modo que la
combinación de dolor y falta de sueño tenía sus ojos ásperos y ardientes.
Se mordió el labio y luchó por mantenerse alerta. Notó que sus manos habían comenzado
a temblar. Tomó un momento extra, inhaló una respiración lenta y mesurada, y trató de
sentarse en posición vertical, pero solo logró sostenerse sobre sus codos antes de verse
obligada a abandonar su esfuerzo. El fracaso la dejó sintiéndose aún más magullada y
agonizantemente vulnerable.
Era consciente de que Price la estaba vigilando y se había quedado donde estaba junto a la
cama. Alcanzó su muñeca y verificó su pulso una vez más, luego comenzó a responder
con calma a Ben, quien de alguna manera había mantenido sus preguntas bajo control
hasta ese momento.
Darien trató de concentrarse y escuchó a Price explicar su principal preocupación — la

combinación de una leve lesión en la cabeza y una conmoción cerebral reciente.
"Dos conmociones cerebrales recientes," Ben corrigió.
"¿Dos?" Price casi la fulminó con la mirada, pero ella se negó apartar la mirada. Podía
sentir su disgusto y podía escuchar la leve reprimenda en su voz. Sus miradas se
sostuvieron un momento más, pero cualquier sermón mordaz que hubiera podido
pronunciar se detuvo cuando Jessie puso una mano suavemente restrictiva sobre el brazo
de él. Distraído, miró a Jessie antes de volverse hacia ella. Para entonces, Darien sabía
que el momento había pasado. Asintiendo con la cabeza para sí mismo, Price carraspeó y
explicó que la lesión en la cabeza probablemente provocaría una visión borrosa, dolores
de cabeza y posiblemente un poco de mareo. Pero nada de eso era exactamente nuevo

para ella — había estado experimentando todos los síntomas que estaba describiendo
desde que recuperó la conciencia después de estrellar su moto.
"Tal vez podamos culparla por no contarte sobre la segunda conmoción cerebral por el
hecho de que su cerebro está un poco revuelto," Ben dijo con una sonrisa. "¿Qué hay de
sus otras heridas? ¿Cuánto tiempo antes de que pueda volver al trabajo?”
"Darien ha perdido un poco de sangre, pero supongo que no importa lo que sugiera,
volverá al trabajo antes de lo que debería," Price respondió secamente.
Darien contuvo una risa, luego se agarró el costado y gimió.
Jessie inmediatamente se inclinó más cerca, alcanzando su mano. "¿Qué pasa, Darien?"
Consciente del calor reconfortante del toque de Jessie, Darien se permitió distraerse con
los movimientos circulares del pulgar de Jessie en el dorso de su mano. Cerró los ojos,
trató de aclarar su garganta, y finalmente logró decir, "Nada."
"No me des eso. Dime. ¿Qué es?"
"No dejes que me haga reír. Duele mucho."
Fue el turno de Price para reírse. "Eso es por los moretones en tu pecho. Tal vez sean lo
que la mantendrá quieta por un tiempo."
Las fruncidas palabras casi visibles en la punta de la lengua de Jessie fueron reemplazadas
por Ben. "Lesión craneal. Contusiones. ¿Qué más?"
Aaron Price se rascó la barbilla pensativamente. "La bala que golpeó su brazo no quebró
ningún hueso, pero recomendaría que vaya a una terapia física. El resto de sus heridas son
en su mayoría cortes y hematomas, y no más de lo que uno debería esperar después de
volar en una motocicleta."
"¿Entonces estará bien?" Jessie preguntó.
"Te daré un sí calificado," dijo. "Su presión arterial es un poco baja, pero ella es fuerte y
estará bien siempre y cuando no exagere. Tal vez tengas más suerte convenciendo a
Darien que eso significa permitirse tiempo para sanar, mantener secos los puntos de
sutura, descansar lo suficiente y dejar que su cuerpo llegue a un punto donde todos los
moretones desaparezcan antes de agregar nuevos."

"Buena suerte con eso," Ben respondió secamente. "Descubrirás que es casi imposible de
manejar."
Nadie prestó mucha atención al agraviado suspiro de Darien. Pero eso estuvo bien. Al
menos lo peor había terminado. Por otra parte, tal vez no. Antes de irse, vio al doctor
sacar una jeringa. "¿Qué es eso y es realmente necesario?"
Price se encontró con su mirada. "Tus mayores riesgos en este momento son la
conmoción y la infección, así que sí, es necesario."
No esperó a que ella aceptara mientras él levantaba su camiseta, deslizó sus pantalones
hasta que encontró la piel desnuda, e inyectó en la cadera de Darien sobre su protesta
murmurada. Luego jaló una delgada manta hasta los hombros, anotó un número de
emergencia donde podía ser localizado y se lo entregó a Jessie.
"Dejaré algunas pastillas para el dolor, pero debido a la lesión en la cabeza, preferiría que
no tomara nada durante unas pocas horas, si es capaz de manejarlo."
"Por favor, no te molestes. No tengo ningún interés en tomar analgésicos," Darien

murmuró, pero no estaba segura de que alguien estuviera prestando atención. Cerrando
fatigosamente los ojos, escuchó el ascenso y la caída de voces antes de que se volvieran
distantes y desvanecidas. Y a medida que la inyección comenzó a surtir efecto, sintió el
latido en su brazo y su cabeza menguar lentamente.

CAPÍTULO VEINTE
El sol que había estado luchando por atravesar las nubes había desaparecido nuevamente
cuando Jessie miró hacia abajo desde la ventana y observó a Ben escoltar al doctor de
regreso al helicóptero que esperaba. Muy consciente de que sus nervios comenzaban a
crisparse, caminó hacia la cama y miró a Darien.
Sus ojos permanecieron cerrados, pero había tensión visible en la quietud de su cuerpo, y
mientras buscaba en su rostro, sabía que Darien todavía estaba despierta.
"Ahora que todos los demás se han ido, quieres decirme cómo te sientes realmente?"
Un parpadeo — solo un parpadeo — fue la única respuesta inmediata que recibió cuando
Darien abrió los ojos.
Pero si lo que Darien estaba pretendiendo era un desprendimiento cuidadosamente

controlado y frío, el efecto fue estropeado por el dolor evidente en las líneas de tensión en
su rostro y el obstinado mechón de cabello empapado en sudor que le caía sobre la frente
y en los ojos.
Cuando el silencio se extendió entre ellas, la tentación de apartar el pelo de su frente fue
tan fuerte que Jessie realmente levantó la mano para hacerlo. Afortunadamente, se
contuvo en el último instante, cruzó los brazos y se abrazó con fuerza. "Interpretaré que tu
silencio significa que estás sufriendo como el infierno."
Darien parpadeó de nuevo, pero esta vez se encontró con la mirada de Jessie. "¿Cómo es
que me conoces tan bien después de tan poco tiempo?" Reflexionó, sus palabras sonaron
suaves y casi tan magulladas como su cuerpo.
"Suerte, supongo." Jessie sonrió un poco. "Pero para que quede claro, no tengo la
intención de escuchar la respuesta estándar que creo que das para todo, desde un cortecito
a múltiples heridas de bala."
Darien se mordió el labio y gimió. "Por favor no me hagas reír, Jesslyn. Te lo ruego."
Ella consideró las palabras de Darien antes de optar por la misericordia. "Muy bien. Pero
tienes que ser honesta y decirme cómo te sientes realmente."
"Realmente no me dejas decirte que estoy bien, verdad?"

Darien la miró y suspiró cuando negó con la cabeza. "No. Quiero la verdad, Darien,
porque lo que sucedió hoy fue demasiado cerca. Necesito creer que estás bien."
"Estoy bien."
"Podrías haber muerto."
"Pero no morí. Estoy justo aquí.” Mientras Jessie esperaba a que dijera algo más, Darien
dejó escapar una especie de aliento exasperado. "Está bien, qué tal si admito que he
estado mejor? ¿Te ayudaría si te dijera que siento como si me hubieran atropellado? No es
que alguna vez lo haya pasado, pero tengo la sensación de que esto podría ser lo que
sentiría."
Jessie trató de no reír. "¿Así de bien?"
Darien se encogió de hombros irónicamente y mientras levantaba la vista, un indicio de

sonrisa tocó sus labios. "Considerando todo, soy consciente de que tuve suerte esta
mañana. Que podría haber sido peor. Tal como están las cosas, solo son moretones y
algunos puntos de sutura, todos sanarán, y no solo estoy viva, estoy bastante segura de
que sobreviviré para pelear la buena batalla otro día."
La mirada de Darien en su rostro de repente se sintió diferente — casi como una caricia
— y cuando Jessie escuchó la suave cadencia de la voz de Darien, algo en su mente se
enfocó, se agudizó. Se hizo muy consciente del calor líquido que inexplicablemente corría
por sus venas cada vez que Darien la miraba.
Excepto que esto no era tan inexplicable, ¿ verdad? Ella sospechaba que sabía
exactamente lo que era. Incluso podía identificar el momento en que las cosas habían
cambiado. Sucedió cuando escuchó el sonido de los disparos. Cuando había temido por la
vida de Darien.
Cerró los ojos y luego los abrió al instante. No le gustó la visión sombría que apareció,
mostrándole lo que podría haber pasado. Temblorosa, se pasó una mano por su cabello y
empujó la imagen de vuelta a un rincón oscuro de su mente. Pero fingir que lo sucedido
no había cambiado nada era casi imposible, y tuvo que enfrentarse a una atracción que
deseaba no sentir.
Estás tan jodida. Ella no estaba lista para esto. Lugar equivocado, momento equivocado.
Ciertamente, no cuando aún había un trabajo por hacer y una organización terrorista que
no solo necesitaba ser localizada, sino que era necesario detenerla. Pelear la buena pelea
de hecho.

Pero negar o ignorar lo que se estaba acumulando entre ella y Darien simplemente ya no
estaba funcionando. Se inclinó más cerca y respiró profundamente.
Rápidamente descubrió que había sido un error porque terminó inhalando el leve aroma a
sándalo que había estado provocando sus sentidos. También se dio cuenta de que si
Darien levantaba la cabeza, fácilmente podría besarla en la boca, y Jessie se sorprendió al
considerarlo. Tomó un largo momento para frenar el impulso.
A medida que pasaban los segundos, Jessie se dio cuenta de que Darien había estado en
silencio por mucho tiempo. Necesitaba decir algo. Algo entretenido. Algo despreocupado.
Pero a medida que se acercaba más, aún queriendo pero sin permitirse tocar, un poco de
verdad se le escapó de los labios antes de que pudiera detenerlo. "Parece que necesito que
hagas más que sobrevivir, Darien."
Darien mostró una media sonrisa que falló cuando las líneas de tensión que rodeaban su
boca se hicieron más pronunciadas. Su expresión se volvió grave y atenta, y aunque era
obvio que estaba sufriendo, era igualmente evidente que estaba decidida a aguantar. Al
menos, sus ojos eran más brillantes de lo que habían sido desde que había despertado en
la casa de seguridad, la aguda inteligencia claramente visible una vez más.
"Lo siento," Darien dijo. "No ha sido uno de mis mejores días. No quise que sonara tan
frívolo."
"Sé que no lo hiciste. Pero hablo en serio. Por lo menos durante la próxima semana más o
menos, no solo necesito que sobrevivas, sino que también necesito que no vueles en
motocicletas. O peleas en jaula. O hacer algo más que aumente el daño que ya te has
infligido a ti misma.”
"Te escucho." Una sonrisa — rápida como un rayo e igual de letal — hizo una breve
aparición. "Pero me temo que es una promesa que no puedo hacer."
"¿Por qué no?"
"Porque no soy yo a la que debes decírselo. Tienes que decírselo a Nadia Petrov."
Jessie se puso rígida. "¿Qué quieres decir? ¿Por qué Petrov?"
"Porque a menos que esté seriamente equivocada, ella me tendió una trampa e intentó
matarme esta mañana."
"Bueno, sé que — "

"No, quiero decir que ella trató de matarme , Jesslyn. No Ari." Su mirada ahumada se
redujo antes de que sus ojos se cerraran. El silencio se extendió hasta que continuó en voz
baja. "Si Petrov realmente creyera que Ari era un traficante de armas, la reunión de esta
mañana habría tenido lugar. Pero no fue así. En cambio, trató de matarme, y con un poco
más de suerte o un objetivo ligeramente mejor, no estaríamos teniendo esta
conversación."
Darien se lamió los labios e intentó recordar cuándo se le había ocurrido la idea, pero todo
le dolía demasiado y la respuesta no llegó. Lo único que sabía con certeza era que sus
palabras habían sacudido a Jessie, y mientras se miraban la una a la otra, Darien estaba
segura de que casi podía leer sus pensamientos.
¿Era posible? ¿Sabía Petrov quién era realmente Ari? ¿Sabía que Darien era la mujer que
había matado a su padre y había ayudado a destruir su organización quince años antes? Y,
si ese era el caso, cómo diablos había sucedido?
Sabía que se había dedicado mucho tiempo y esfuerzo a la elaboración de su historia de

portada. Creando Ari. Si la leyenda se hubiera mantenido intacta como debería, Nadia
Petrov habría seguido adelante con la reunión de esa mañana. Todo debería haber ido de
acuerdo al plan. Hubiera negociado la compra de las armas, y habrían seguido las armas
hasta la guarida de Petrov, terminando efectivamente la amenaza, capturando a todos los
involucrados y poniendo fin al Gremio de una vez por todas.
Así era como se suponía que debía funcionar. Así era como debería haber funcionado.
Pero en lugar de seguir un plan cuidadosamente escrito, el día se había ido rápidamente al
infierno.
Su leyenda parecía haber sido comprometida desde el principio, sus comunicaciones

habían sido hábilmente atascadas, y salvo por un poco de suerte, la hubieran
matado. Ahora, lo único que importaba era descubrir cómo mantenerse con vida el tiempo
suficiente para ver las cosas.
Cerró los ojos, consciente solo por un momento de cuán fieramente su cabeza latía con
fuerza y cuán mal ardían los puntos de sutura en su brazo. Pero incluso cuando sus
pensamientos comenzaron a caer en espiral en una caída libre, tuvo que admitir que
apreciaba la ironía que la situación presentaba.
Las hijas de Arianna Troy y Dmitri Petrov enfrentándose todos estos años después.

Los acontecimientos de quince años antes las habían atado, y estaba claro que ninguna
había logrado liberarse por completo. Ni ellas tampoco lo harían — no mientras hubiera
cabos sueltos. Y no había dudas.
Tan enredada como estaba, la madeja que era su vida continuaba desenmarañándose.
Había cabos sueltos por todos lados.
"Tu moto," Jessie dijo de repente. "Yuri dijo que Petrov quería que vinieras sola en tu
motocicleta. Eso parece implicar que ella tenía un cierto nivel de conocimiento.
Conocimiento personal ¿Hay alguna forma de que ella podría haberte rastreado a través
de la Ducati? ¿ Podría haberla ayudado de alguna manera a descubrir quién eres
realmente?”
Darien negó con la cabeza. Haciendo una mueca, se mordió el labio y trató de sentarse sin
mucho éxito. "La Ducati fue creada para Ari como parte de la leyenda desde el momento
de la compra. Completa con todos los documentos de registro y su matrícula."
"Muy bien. ¿Qué hay de Yuri?”
"Una vez más, tendría que decir que no. No es que no haya considerado la posibilidad,
pero Yuri solo me conoce como Ari. Y la primera vez que nos encontramos hace mucho
tiempo. Casi diez años. Estaba trabajando en una operación encubierta, y el equipo
dispuso que entrara en un pequeño club de lucha donde Yuri era copropietario."
"¿Hace diez años? Jesús, Dare, incluso yo puedo hacer los cálculos. ¿Me estás diciendo
que comenzaste a pelear en las jaulas a los dieciocho?”
"En realidad, había estado peleando por más de un año para entonces, pero nunca peleé en
ningún lugar donde Yuri me hubiera visto o escuchado hablar de mí."
"¿Cómo puedes estar segura?"
Darien se habría reído si hubiera tenido la energía. "Porque mis primeras peleas tuvieron
lugar en Tailandia. En algunas aldeas miserables de las que nadie había oído hablar,
donde estaba reuniendo información sobre un traficante de armas británico vendiendo
armas a las FARC. Y créeme cuando te digo, mi propia madre podría haber tenido
asientos en la primera fila de cualquiera de esas peleas y no me habría reconocido."
Mientras su determinación de continuar vacilaba, sintió que las paredes se cerraban a su

alrededor, empujándose más cerca.
Necesitaba tiempo para pensar. Tal vez después de que su cabeza dejara de latir, y
después de que el mundo dejara de girar, sería capaz de pensar.

Estaba agradecida de que la presencia de Jessie mantuviera a raya los pensamientos más
oscuros porque la reunión con Petrov en el costado del Black Forest High Road se había
transformado de una simple operación encubierta en algo mucho más siniestro. Se
convirtió en una trampa.
Se convirtió en una ejecución.
La voz de Darien vaciló y Jessie pudo ver que se estaba desvaneciendo rápidamente. Se le
ocurrió que en el poco tiempo que desde que la había conocido, Darien logró verse pálida,
magullada y maltratada con demasiada frecuencia como para ser una ex agente del
MI6. Posiblemente, alguien necesitaba recordarle que ella no era indestructible, y Jessie
tenía la sensación de que la responsabilidad de alguna manera había recaído sobre ella.
Suspiró y sintió una ola de ira sobre ella, mezclada con una oleada de protección que la
sacudió. ¿Cómo demonios había sucedido? ¿Cómo se había desmoronado todo?
Sin pensarlo, apartó el cabello de Darien de sus ojos permitiendo que las sombras en la
habitación jugaran en su rostro, resaltando todos los intrigantes planos y huecos. Un ángel
oscuro, pensó. El solo hecho de mirarla podría literalmente detener su respiración y
hacerla desear. La dejó preguntándose cómo y cuándo Darien se había incrustado tan
profundamente bajo su piel.
Acercándose más a la cama, vaciló, luego cedió a la tentación y bajó la boca hasta que
estuvo a solo un suspiro de distancia.
Darien la miró fijamente. "No pienso — "
"Bien. No pienses."
En el instante en que sus labios se encontraron, Jessie casi retrocedió. Pero cuando la
chispa en su interior encendió su sangre, se preguntó cómo podría haber olvidado lo que
un beso podría hacerle. Mantuvo sus manos en la cama, sin tocar a Darien más que con la
boca. Suavemente. Cuidadosamente. Y luego lo terminó antes de que realmente
empezara, sin darle a Darien la oportunidad de responder.
Lamiéndose los labios, la miró y vio los ojos de Darien abrirse lentamente. Ella los vio
oscurecerse y por primera vez notó las pequeñas manchas negras en el mar de gris.
El silencio vibró a medida que pasaban los segundos. " ¿ Por qué hiciste eso?" Darien
preguntó.

"Porque quería. Lo siento. No por besarte. No lo siento por eso. Lo siento porque sé que
probablemente te estoy confundiendo. Aún así, creo que es justo, porque me estoy
confundiendo yo misma."
"Mientras estés siendo justa," Darien murmuró con ironía.
La sonrisa de Jessie se ensanchó. "Sabes, realmente me estás empezando a gustar."
"Eso está bien, ¿no?"
"Tal vez — probablemente. El único problema es que también creo que estás realmente
loca."
Darien se quedó en silencio y por un momento apretó la mandíbula mientras sus ojos
parecían volverse más humeantes. Jessie decidió que fue una mala elección de palabras,
un paso en falso. Observó cómo las sombras se perseguían entre sí a través de los ojos de
Darien y concluyó correctamente que había ido demasiado lejos.
Pero antes de que Jessie pudiera tratar de recuperar las palabras, Darien respondió con
voz suave, "Probablemente tengas razón."
"No, lo siento — realmente no quise decir nada con mi comentario. Solo estaba
bromeando."
"No hay problema. Sé que estabas bromeando. Simplemente resulta que tienes razón."
"Siempre que lo sepas no creo que sea algo malo."
"¿Entonces estás diciendo que es bueno que esté loca?"
"No — si."
Lentamente, inesperadamente, Darien sonrió. "¿Cuál es?"
Atrapada por la sonrisa, Jessie tropezó. "Oh, demonios, Darien. No lo sé. Ambos,
supongo." Se detuvo y miró más cerca. "Y por tu aspecto, diría que también exhausta.
Debo dejarte dormir un rato. Podemos hablar después de que hayas descansado. Tal vez
incluso podamos idear un plan sobre cómo impediremos que Petrov y el Gremio ataquen
al G8. Algo que no implique dejarte colgando como cebo."

"Jesslyn, no, de acuerdo?" Su sonrisa ya se había ido. Ahora su mano se apretó cuando su
voz también se desvaneció lentamente. "Estoy bien — o lo estaré, en poco tiempo. Quiero
que sepas que tengo poderes de recuperación notables."
"No lo dudo. Probablemente sea la única razón por la que has sobrevivido tanto tiempo."
"He sobrevivido tanto porque soy buena en lo que hago."
"Pero no puedes negar que hoy te pusieron en una posición totalmente vulnerable." Jessie
suspiró con tristeza. "Te dejaron sola al costado de la carretera con tus equipos de apoyo
demasiado lejos como para ser de verdadera utilidad que no sea recoger los pedazos
después del ataque de Petrov. No tengo idea de lo que estaba pensando cuando acepté —
debería haber visto las debilidades inherentes en el plan."
"Déjalo ir, Jesslyn." La expresión en los ojos de Darien coincidía con la intensidad en su
voz. Ella le dio una sonrisa apretada y extendió su mano, esperando hasta que Jessie
extendiera la suya para agarrarla. "No me pusieron en una posición vulnerable — Ari lo
estaba. Y no había otra manera de hacerlo si esto iba a funcionar."
"Excepto que no funcionó, ¿verdad?"
"No, pero debería haberlo hecho. Era un plan sólido, tenía sentido, y yo era la elección
correcta. Es exactamente para situaciones como esta que Ari fue creada. Debería haber
funcionado."
"Debería haber funcionado," Jessie estuvo de acuerdo. "Ahora tenemos que descubrir por
qué no fue así y por qué casi te mataron. A ti, Darien, no a Ari." Desvió la mirada por un
momento, se mordió el interior de la mejilla antes de volverse para mirar a Darien a los
ojos. "Tenemos que descubrir cómo el plan salió tan mal y qué vamos a hacer a
continuación. Porque cuanto más lo pienso, más creo que tu evaluación anterior es
correcta."
"¿Cuál evaluación es esa?"
"Creo que estabas comprometida. Creo que Nadia Petrov sabía exactamente quién estaba
parada al lado de la carretera. Creo que sabía exactamente a quién estaba tratando de
matar. Y creo que tan pronto como se dé cuenta de que falló en su intento, lo intentará de
nuevo."
Poco después, un ruido en la puerta del dormitorio hizo que Jessie automáticamente
alcanzase el SIG Sauer de Darien en la mesita de noche. Apuntó con firmeza cuando la

puerta se abrió. Ben y Nicola Spencer se quedaron en la puerta, quietos, el silencio

ensordecedor hasta que bajó el arma y la dejó sobre la mesita.
"Tu madre y yo hemos sido amigos por mucho tiempo," Ben dijo. "Podrías ser su hija
favorita, pero dudo que ella sea demasiado indulgente si me disparas."
"Soy su única hija," Jessie respondió secamente. "Pero probablemente tengas razón. Lo
siento."
Cruzando la habitación, Ben se acercó a la cama, su expresión se suavizó mientras miraba

hacia abajo. "No hay problema. Solo queríamos ver a nuestra chica y ver si finalmente
estaba durmiendo."
"Lo está, y espero que realmente se quede así durante un par de horas." Jessie miró a
Darien, la vio moverse nerviosamente, pero por el momento no abrió los ojos. "Estás
seguro — "
"Tenemos la certeza del médico de que ella estará bien." Normalmente taciturno, Ben le
apretó el brazo, sorprendiendo a Jessie con el gesto. "Solo necesita tiempo para descansar
y recuperarse. Tan pronto como el helicóptero regrese, he dispuesto que vuelva a
París. Darien se recuperará más fácilmente en casa."
"¿Y entonces?"
Ben se encogió de hombros. "Y luego todos — incluida Darien — continuamos haciendo
lo que sea necesario para neutralizar a Petrov y al Gremio. Tenemos poco más de un mes
antes del inicio de la cumbre. Eso no deja mucho tiempo."
Ben hizo una pausa, y cuando se volvió para mirarla, Jessie pensó que había detectado
algo más en su cara normalmente estoica. ¿ Preocupación? Lo estudió por un momento
más, tratando de leer lo que fuera que le preocupaba antes de darse por vencida. "¿Qué
pasa, Ben? ¿Ha pasado algo más?”
"No exactamente. Pero Nicola y yo hemos estado discutiendo cómo salieron las cosas esta
mañana. Demasiadas cosas no encajan del todo, y nos hizo pensar que Darien podría ser
una parte integral de los planes de Petrov. De hecho, creemos —“
"Crees que Nadia Petrov sabía quién estaba parada al lado de Black Forest High Road
esta mañana." Jessie suspiró. "Supongo que eso lo hace unánime, porque Darien y yo
hablamos sobre esa misma posibilidad antes. Ella cree que Petrov sabía exactamente lo
que estaba haciendo y a quién perseguía, y me resulta cada vez más difícil estar en
desacuerdo."

"Es por eso que todos aquí se dirigirán a París en lugar de a Londres."
Insegura de lo que estaba oyendo, Jessie volvió la cabeza y estudió en silencio a la agente
británica pelirroja. "¿Oh? ¿Porqué es eso?"
"Para cubrir las espaldas de Darien," Nicola respondió encogiéndose de hombros, pero
sus labios se crisparon con una sonrisa. "No puedo hablar por los demás, pero llegué a
conocer a Dare cuando todavía estaba con la inteligencia británica. Ella me salvó la vida
una vez en Kuwait, otra vez en Yakarta. Le devolví el favor en Benghazi, así que para mi
todavía le debo una. No es que ella esté contando."
"Supongo que no lo haría," Jessie dijo.
"Es una de las cosas que aprecio de Darien — su capacidad aparentemente innata de estar
en el lugar correcto en el momento correcto. Eso, junto con su puntería, su gancho
derecho y sus habilidades de muerte en la cocina."
Jessie se rió. "Parece que te gusta."
"Lo hace. Pero más que eso, la respeto. La admiro. Me preocupo por ella. Tal vez
deberías saber que estuve allí cuando Ben trajo a Darien a Londres cuando era pequeña. Y
tengo una idea bastante clara de lo que pasó.” Nicola se detuvo como si tal vez hubiera
dicho más de lo que quería.
"Solo quiero asegurarme de que Petrov no la lastime ... o peor."
"Entonces parece que queremos lo mismo."
Hubo un momento de pausa — unos segundos, nada más — durante los cuales Nicola
miró a Jessie. "Me recuerdas mucho a tu madre."
Jessie intentó no poner los ojos en blanco. "Estoy empezando a pensar que mi madre ha
trabajado con todos."
Nicola se rió entre dientes. "A la Grace que conozco le gustan las reglas, el
orden. Supongo que a ti también. Darien, por otro lado, nunca se ha encontrado con una
regla que finalmente no rompiera. Probablemente es por lo que el MI6 no funcionó para
ella."
"¿Tu punto?"
"¿Mi punto? Siempre hay agentes como yo dispuestos a ayudar a Darien cuando necesita
información, un par de ojos extra o, en raras ocasiones, alguien que le cuide la

espalda. Pero no permite que nadie se acerque demasiado. ” El silencio se prolongó

durante varios segundos y el ceño fruncido de Jessie se hizo más profundo, pero Nicola
no se inmutó, simplemente se encontró con su mirada mientras continuaba suavemente.
"Parece que ella te dejó entrar más allá de lo que alguna vez le permitió a nadie."
Jessie mantuvo su cara cuidadosamente inexpresiva. "¿Es eso lo que piensas?"
"Sí." Nicola sonrió débilmente. "Pero no marcará la diferencia porque Darien no va a

dejar que nada le impida hacer lo que cree que debe hacerse. Y no le gustará pensar que
Petrov fue más astuta que ella."
Ben se encogió de hombros, claramente de acuerdo con la evaluación de Nicola. "Es parte
de lo que la hace buena."
"¿Qué estás tratando de decirme?" Jessie preguntó.
"Espera la locura."

CAPÍTULO VEINTIUNO
El viaje de regreso a París transcurrió sin incidentes, y durante las siguientes dos semanas,
la vida cayó en una rutina para Jessie. Sus días se llenaron combinando imágenes
satelitales e interceptaciones de la CIA y la NSA. Buscando a través de transmisiones de
los canales de información, filtrando y traduciendo información, mientras que otros
recorrieron las calles trabajando agentes y haciendo un seguimiento de cada pieza de
información disponible.
Diferentes enfoques pero centrados en un objetivo. Encontrar a Nadia Petrov.
Jessie suspiró cansada, demasiado consciente de que con cada día que pasaba, el reloj
marcaba inexorablemente la tercera semana de Julio. Todos sabían dónde estaría Petrov
en ese momento. Pero a pesar de sus esfuerzos colectivos, no estaban más cerca de
determinar cómo planeaba llegar allí o dónde podría estar ahora. Ella era un fantasma.
Su única ventaja potencial — el helicóptero utilizado para llevar a cabo el ataque contra
Darien — no conducía a ninguna parte.
Habían podido rastrear el helicóptero, solo para descubrir que había sido robado de un
helipuerto en Frankfurt y luego había sido saboteado inmediatamente después del ataque.
Después del descubrimiento de la cáscara del helicóptero quemado, Darien dejó de hacer
apariciones durante los informes de progreso del equipo diario. Pero cada mañana,
siempre había evidencia de que había estado trabajando hasta tarde en la noche.
Estaba allí en las notas dejadas en los esquemas del edificio, los planos arquitectónicos,
las imágenes satelitales y las fotografías de la isla Cabot y la costa de Maine
perfectamente ordenadas que Darien siguió estudiando. Proporcionando una perspectiva
de un asesino.
Es curioso, eso no molestó a Jessie tanto como lo había hecho antes.
Pero las horas que Darien dedicaba por la noche hicieron que Jessie se preguntara cuándo
podría encontrar tiempo para dormir. Durante el día, sabía que Darien rutinariamente
pasaba tiempo haciendo ejercicio en un gimnasio cercano, enfocándose en recuperarse de
sus heridas. También corrió interminablemente, decidida a reconstruir su resistencia ya
infatigable. En algunas ocasiones, cuando corría a primera hora de la mañana, Jessie
corría con ella. Pero, la mayoría de las veces, corría después del anochecer y eran Zoey o
Nicola quienes le hacían compañía.

Lo cual era igual de bueno.
Todavía no sabía qué diablos la había poseído para besar a Darien como lo había hecho
esa mañana en la casa de seguridad. Pero ese simple beso ahora la perseguía, perturbaba
su sueño y alejaba su atención de los datos en los que se suponía que debía concentrarse.
Darien, por otro lado, parecía singularmente imperturbable.
No es que fuera totalmente indiferente. En varias ocasiones, Jessie había sido consciente
de los ojos vigilantes de Darien y su mirada oscura y evaluadora. Pero Darien no había
intentado abordarla como lo había hecho anteriormente en el hotel, ni repetir su primer
beso en la cocina. Y entonces el beso en la casa de seguridad quedo como un fantasma.
Una aparición que aparentemente la rondaba solo a ella.
Soltando un suave suspiro, se apartó de la consola de la computadora, sus ojos ardiendo

de leer pantalla tras pantalla de las transmisiones interceptadas.
"¿Tomando un descanso?"
Se giró para encontrar a Elle mirándola desde la puerta. "No estoy llegando a ningún lado,
así que parece un momento tan bueno como cualquier otro. ¿Por qué? ¿Necesitas ayuda
con algo?"
"No, solo creo que estás demasiado pálida."
Jessie se rió entre dientes. "Estos monitores pueden emitir luz, pero dudo que estaré
adquiriendo un bronceado pronto."
Elle negó con la cabeza mientras tomaba el asiento que Jessie acababa de desocupar y
acercaba el teclado.
"No es el tipo de solución que estaba pensando para ti. Estaba pensando que deberías ir al
gimnasio y encontrar a Darien. Tengo la sensación de que la mujer podría devolverle algo
de color a tu cara en muy poco tiempo."
"Pensé que te asustaba."
"El hecho de que le tenga miedo a la mujer no significa que no pueda fantasear."
Jessie se rió de nuevo. No dijo nada más por miedo a revelar demasiado. Pero mientras
bajaba las escaleras, la idea de visitar el gimnasio de repente sonaba atractiva. Podría
resolver algo de su frustración — sexual o de otro tipo. Después de eso, tal vez podría

sentarse en la sala de vapor por un rato. Relajarse, luego regresar y tomar un bocado
rápido antes de instalarse un rato más frente a la computadora.
Dando un giro en U en las escaleras, fue en busca de ropa de entrenamiento, un escalofrío

de anticipación recorriéndola. Treinta minutos después, entró al gimnasio que Darien
frecuentaba y miró a su alrededor.
La sala principal era enorme y estaba llena con un montón de equipamiento en buen
estado — pesas, bicicletas, cardiovasculares, pilates y máquinas de entrenamiento de
fuerza — mientras una pista de atletismo rodeaba el perímetro de la habitación. Y aunque
el gimnasio era claramente popular y estaba vestida para mezclarse, Darien era fácil de
detectar.
Con su cara seria, sus manos vendadas, y su cabello recogido en una coleta, estaba
trabajando en silencio con un saco de boxeo. Izquierda, derecha, izquierda, derecha,
manteniendo un ritmo suave. Estaba claramente enfocada en su interior, intentando
reconstruir su fuerza y velocidad a la luz de la lesión en su brazo derecho, y parecía ajena
a un grupo de hombres jóvenes que se ejercitaban cerca, fingiendo que no la notaban.
Excepto que se estaban acicalando en lugar de prestarle atención a estar en forma,

tratando de mantener un ojo en ella, y aparentemente teniendo dificultades para aceptar el
hecho de que ella los estaba ignorando. No podían ser clientes habituales, Jessie pensó, y
se esforzó por no reírse. De lo contrario, sabrían que Darien estaba allí para entrenar, no
para juntarse con un semental para una aventura de una sola noche ... incluso si allí
hubieran estado sus intereses.
No es que Jessie los haya culpado. Se tomó un minuto para admirar el largo y delgado
cuerpo de Darien. Lo que la mujer le hacía a un par de shorts de correr negros y una
camisa de vestir era pecaminoso. Un culo precioso. Su camiseta fue recortada, dejando al
descubierto unos pocos centímetros de abdominales bien definidos y un estómago plano
que hizo que Jessie quisiera arrodillarse y presionar sus labios sobre esa suave extensión.
Con el corazón latiéndole con fuerza, Jessie se obligó a mirar hacia otro lado, segura de
que Darien sabía que estaba allí, aunque no había habido contacto visual. Trató de
concentrarse en lo que estaba haciendo y comenzó a trabajar en una serie de estiramientos
antes de dirigirse a la pista para comenzar su propio entrenamiento. Rápidamente se
deslizó en la zona.
Acababa de comenzar su segundo kilómetro cuando sintió que alguien se le acercaba por
detrás y luego se alineaba a su lado. Ella echó un vistazo, pero realmente no tenía que
hacerlo. Sabía que era Darien, ya había percibido el leve aroma del jabón de sándalo que
prefería. Habiendo ya sentido su calor.

Cuando Darien la reconoció con un breve asentimiento, Jessie no pudo evitar bromear,
"Veo que lograste perder a tu séquito. ¿Los has desgastado?”
La respuesta de Darien fue breve. Y aunque no estaba en inglés, al menos esta vez fue en
un idioma que Jessie no tuvo problemas para entender — tanto las palabras como el
sentimiento. Ella se rió y optó por compensar el comentario provocativo al permitir que
Darien marcara el ritmo.
Afortunadamente, Darien se decidió por una zancada fácil y cómoda, algo que no era
especialmente rápido, pero que sin embargo consumiría cualquier distancia. Aun así, para
cuando Darien finalmente redujo su paso a un trote lento, el sudor perlaba la línea del
cabello de Jessie, y estaba sintiendo la tensión y jalón en sus músculos.
Terminaron su vuelta de enfriamiento cerca de un banco en la primera curva de la pista,

donde Jessie había dejado su bolsa de gimnasia. Cogiendo la bolsa, Darien indicó con un
movimiento de cabeza. "¿Interesada en la sala de vapor?"
La imagen de relajarse en una habitación húmeda y oscura con Darien a su lado envuelta
en una toalla apareció en la mente de Jessie. Tragando más allá del calor que generó la
imagen, cruzó los brazos sobre el pecho. Sintió que se humedecía, pero reprimió los
impulsos que amenazaban con abrumarla y se obligó a sonreír con un brillo determinado.
"Um — claro." Había perdido la cabeza. No había otra explicación.
Resultó que pasaron solo quince minutos en la sala de vapor, pero se sintió mucho más
tiempo y se sintió agradecida cuando finalmente se dirigieron a las duchas. Pero incluso la
temperatura del agua fría no la ayudó a recuperar el equilibrio o el control sobre las
emociones que de repente habían cobrado vida en su interior.
Había pensado tontamente que había logrado mantenerlas a raya, pero ahora amenazaban
con hacer erupción como un volcán.
Girando la cabeza, vio a Darien terminar de vestirse. Vio la correa en la pistolera del
tobillo y se deslizó en su chaqueta de cuero. ¿Por qué encontraba eso tan sexy como el
infierno?
No tenía respuesta. Tampoco tenía una respuesta de por qué, un momento después, cerró
la puerta del vestuario mientras simultáneamente alcanzaba a Darien. Su mala chica
interna dormida quería salir y jugar.
No hubo preludio. Sin persuasión. Sin palabras suaves susurradas. En cambio, colocó una
mano sobre el pecho de Darien, la colocó contra la puerta que ahora estaba cerrada con
llave y deslizó una mano alrededor de su cuello para atraerla más cerca.

Y luego la besó con avidez.
Por un momento, Darien estaba demasiado aturdida para reaccionar.
Pero su cuerpo no tenía tales problemas. Su pulso se aceleró y su presión sanguínea se

disparó cuando la boca de Jessie comenzó a rozar la suya. Envió una ola brillando sobre
su piel que casi instantáneamente se transformó de calor en calor ardiente, penetrante y
persuasivo. Y a medida que el calor se filtraba en su sangre, llamó a algo muy profundo
dentro de ella.
Lentamente, comenzó a responder, recorriendo la boca de Jessie con la punta de la lengua

en una sensual intimidad antes de tirar del labio inferior de Jessie entre sus dientes. Oyó la
aguda captura y liberación del aliento de Jessie, bebió un suspiro y la sintió estremecerse
cuando Darien trazó los lados del cuello de Jessie y rozó su mandíbula antes de deslizar
sus dedos a través del suave cabello rubio, aún húmedo por la ducha.
Ella la acercó más, profundizando el contacto mientras continuaban besándose. El tiempo

suficiente para perderse en la maravilla y por un momento sin aliento, se entregó al
calor. La necesidad. El deseo.
Lenguas tocadas. Sondeando. Probando. Jessie sabía a pasión y hambre. El contacto dejó
a Darien mareada y la hizo querer más.
Inmersa en la sensación, el sabor y el aroma de Jessie, no supo cuánto tiempo pasó antes
de que el murmullo de voces afuera del vestuario finalmente las separara. Se miraron la
una a la otra durante otro interminable momento antes de que Darien bajara la cabeza
hasta que sus frentes se tocaron.
Inhalando el ligero aroma del jabón y del champú de Jessie y la esencia sutil de la mujer,
trató de recuperar el aliento, de disminuir su ritmo cardíaco, de formar un pensamiento
coherente. Debería haber estado mejor preparada para esto, reflexionó, sintiendo la
exquisita presión que se acumulaba en su interior mientras miraba cómo los ojos de Jessie
se abrían, ligeramente aturdidos.
Desde el principio había sabido que Jessie le provocaba emociones extrañas y conflictivas
— en parte ganas de devorar y en parte deseo de ir suave y despacio, para saborear. Y
sabía que Jessie había empezado a mirarla de manera diferente desde Alemania, con lo
que solo podía interpretar como un interés creciente ... y posiblemente un anhelo.

Simplemente no estaba segura de lo que significaba todo. A donde podría conducir. La

única certeza era que Jessie de alguna manera tocó todos los lugares oscuros y solitarios
dentro de ella.
"¿Qué estamos haciendo, Jesslyn?" Preguntó en voz baja. "Pensé que no querías esto."
"Dije eso, verdad?" Jessie susurró.
"Sí, lo hiciste." Sin pensarlo dos veces, deslizó su mano por el brazo de Jessie. Agarrando
su mano, se la llevó a la boca y besó sus nudillos, luego giró su mano y besó su muñeca
interna.
"Para eso," Jessie dijo, pero no había calor en sus palabras. "No puedo pensar cuando
haces eso y estoy tratando de hablar en serio."
Darien sonrió. "Muy bien. ¿Qué estás tratando de decirme?"
"Creo que estoy tratando de decirte que lo siento. Sé que te he estado enviando mensajes
contradictorios, y si me lo permites, quiero arreglar eso."
Darien levantó una ceja. "¿De verdad? ¿Cómo te propones hacer eso?”
"Planeo ser completamente franca." La sonrisa de Jessie se desvaneció lentamente y la

expresión de su rostro se comparó con la intensidad de su voz. "No quiero que haya
malentendidos. Tampoco quiero que tengas dudas sobre qué es lo que quiero."
"Muy bien. ¿Y qué es lo que quieres?”
"Quiero — he querido hacer eso ... besarte ... otra vez ... desde hace un tiempo.
Definitivamente desde la casa de seguridad en Alemania. Y quiero una oportunidad de
hacer más que solo besarte porque a pesar de todos los tropiezos que hemos tomado hasta
ahora, creo que te he querido desde la primera vez que te vi. Y nada de lo que ha sucedido
desde entonces ha cambiado mi opinión."
Mientras escuchaba el silencio revelador, Darien exhaló un profundo suspiro de

comprensión y aceptación. "Muy bien. Mientras estés segura de que esto es lo que
quieres."
Jessie asintió. "Lo estoy," dijo y se inclinó para otro beso.
Darien cerró los ojos y se lamió los labios. "Hay un pequeño hotel ... está a unas dos
cuadras de aquí — "

"¿Por qué un hotel? ¿Por qué no tu casa?"
"Si vamos allí, todas las personas que trabajan en la casa — Ben y Nicola, Elle y los
demás — no tardarán en intuir lo que está pasando."
"¿Eso te molesta?"
Darien negó con la cabeza. "Hace mucho tiempo que no me importa lo que otros piensan
de mí. Pero pensé que podrías —“
Jessie la detuvo presionando tres dedos contra sus labios. Se estremeció cuando Darien
aprovechó la oportunidad para atraerlos a su boca.
"He estado declarada desde que tenía quince años, si eso es lo que te preocupa," Jessie
dijo, su voz ligeramente sin aliento. "Elle ciertamente lo sabe, y como Ben es tan buen
amigo de mi madre, lo más probable es que lo haya sabido — probablemente durante
años. Pero eso no viene al caso, porque la verdad es que tampoco me importa lo que
piensen los demás. En todo caso, creo que admirarán mi gusto por las mujeres."
Darien mordió uno de los dedos que habían sido presionados contra su boca. "No sé sobre
tu buen gusto, pero ciertamente sabes bien."
"Eso es realmente malo." Jessie contuvo una carcajada. "Mira, te quiero, estoy
absolutamente segura de que me quieres, y quiero que estemos en tu cama. Así que a
menos que estés ocultando un esposo, una esposa o una docena de amantes cerca, no hay
nada más para discutir."
Darien sonrió. "Sin maridos. Sin esposas. Sin legiones de amantes."
Incluso si hubiera estado tan inclinada, una conversación adicional resultó imposible
cuando las voces afuera del vestuario se hicieron más insistentes y alguien golpeó la
puerta. Soltando un suave gemido, Darien bajó la cabeza y besó a Jessie una vez más,
dándole una idea de lo que estaba sintiendo. "Venga. Vamos a salir de aquí."
Haciéndose a un lado, ella abrió la puerta. Pero cuando la abrió, casi se encontró con dos
mujeres de aspecto enojado. Sin preocuparse, dio un paso en el espacio entre ellas y
Jessie, envió una advertencia sin palabras en su dirección, luego las miró alejarse antes de
tomar la mano de Jessie y atraerla.
"Vas a tener que enseñarme cómo hacer eso," Jessie dijo, apretando los dedos y dándole
una mirada divertida mientras llegaban a la acera frente al gimnasio.
"¿Hacer qué?"

"Hacer que la gente retroceda solo levantando una ceja."
Lentamente se abrieron paso entre las personas que se apiñaban en las estrechas calles
peatonales — los turistas disfrutando de la ciudad y los lugareños que trataban de llegar a
casa. No habían llegado muy lejos antes de que la lluvia ligera que había estado cayendo
intermitentemente todo el día comenzara a caer en serio.
Realmente no le importaba a Darien. Se sentía notablemente alegre y París era una ciudad
andante. Incluso bajo la lluvia, siempre había muchas cafeterías, restaurantes, iglesias y
museos a los que podías meterte si no querías mojarte.
Por supuesto, solo porque le gustaba caminar bajo la lluvia no significaba que Jessie
también lo hiciera. Demasiado pronto, el pelo y la chaqueta de Jessie brillaban húmedos,
mientras que el aire frío y húmedo le había puesto color en las mejillas, destacando su
delicada estructura ósea. Mirando a su alrededor, Darien señaló la cafetería más cercana.
" ¿ Quieres parar y esperar a que pase la llueva antes de continuar hacia la casa? Puedo
invitarte una copa de vino o tal vez un capuchino, si quieres."
"Gracias, pero si te parece bien, no hay necesidad de quedarse. De hecho, no me importa

la lluvia, aunque me encantaría si pudieras conseguirme un moca para llevar."
Darien pensó en eso por medio segundo. " ¿ Estás segura de que quieres seguir
caminando?"
Jessie asintió, y por un breve instante, Darien pudo ver intensas emociones
arremolinándose bajo la superficie de sus ojos. Anhelo sin remordimiento. Deseo. Y un
toque de nervios.
"La lluvia no es tan mala," Jessie dijo. "Es solo una llovizna — está bien, una fuerte
llovizna — y eso reduce el tráfico en la acera, ¿no crees? ¿A menos que hayas cambiado
de opinión?”
"No digas locuras. ¿ Por qué querría cambiar de opinión? ” Le dio a Jessie un suave
apretón de manos, luego sacó una gorra negra del bolsillo y se la puso a Jessie en la
cabeza. "Esto debería mantener la cabeza un poco más caliente hasta que regresemos a la
casa."
Ajustando la gorra, Jessie sonrió. "Gracias. ¿Pero qué hay de ti?"
"Estoy bien."
"De acuerdo entonces — eso está bien. Estamos bien.” La cara de Jessie se iluminó y su
alivio fue evidente. "Seguiremos andando tan pronto como me traigas un moca — uno

grande con una tonelada de crema batida, si eso está bien. Es el regalo perfecto para
caminar bajo la lluvia."
"Una tonelada de crema batida. Correcto. Bueno, nunca dejes que se diga que me
interpondría entre una mujer y su idea de una delicia perfecta." Con una sonrisa, Darien
entró en la cafetería, regresando unos minutos más tarde con el gran moca solicitado que
de hecho estaba coronado por una montaña de crema batida.
Ignorando su advertencia de que podría estar demasiado caliente, Jessie inmediatamente

levantó el vaso de papel reforzado, inhaló el rico aroma de chocolate, canela y café, y se
llevó la bebida a los labios. El bajo gemido de satisfacción que siguió sonó increíblemente
sexy, pero cuando la punta de su lengua se lanzó para lamer el resto de crema en su labio
superior, Darien sintió como si hubiera sido golpeada por un rayo. Un claro recordatorio,
si lo necesitaba, de que había pasado mucho tiempo desde que una mujer la había
seducido.
Y estaba ciertamente seducida. Embelesada. Cautivada. Con el corazón latiéndole

violentamente en el pecho, experimentó un momento fugaz de celos dirigidos al moca que
Jessie sostenía con tal reverencia, y se pasó el resto del camino a casa en una neblina
sensual.
Afortunadamente, no se encontraron con nadie cuando entraron a la casa. La única

indicación de que alguien estaba cerca era el sonido amortiguado de las voces que venían
de la sala de computadoras cuando pasaban por el cuarto piso en su camino hacia el
quinto.
Darien soltó la mano de Jessie cuando entraron a su habitación, dejándola

momentáneamente parada cerca del pie de la cama. El tiempo suficiente para cerrar la
puerta y tomar tanto sus chaquetas como la gorra que Jessie llevaba puesta, colgándolas
para que se secasen en un perchero antiguo en una esquina. Luego se tomó un minuto
extra para encender velas y poner música. Algo suave y tipo blues. Perfecto para una
noche lluviosa.
Satisfecha, se volvió hacia Jessie, cuyo rostro estaba iluminado por el resplandor
parpadeante de las velas mientras la música la inundaba. Se veía tan hermosa. Viva. Con
una luz brillando en sus ojos que venía desde dentro y no le debía nada a las llamas que
parecían bailar al ritmo de la música.
Alcanzando la mano de Jessie una vez más, Darien buscó su rostro a través de los ojos
entornados y sintió su garganta apretarse. Y luego la atrajo a sus brazos, rozando sus
labios ligeramente contra la boca de Jessie.
"¿Qué fue esa mirada?" Jessie preguntó.

"Tú — me quitas el aliento." Podía sentir la necesidad llegar al máximo en su interior, y

sin pensar deslizó sus manos en el cabello de Jessie, atrayéndola más cerca para un beso
más largo. El chocolate se mezcló con la lujuria y el deseo a fuego lento, y Darien movió
su lengua a lo largo del labio inferior de Jessie para una probada extra.
Jessie gimió suavemente y profundizó el beso, moviendo simultáneamente sus manos

para deshacer su camisa.
Darien la detuvo y vio la sorpresa y la preocupación parpadear en la cara de Jessie cuando

se echó hacia atrás.
"¿Pasa algo?"
"Ni una cosa. Dime lo que quieres, Jesslyn.”
"Eso es fácil." Ella se rió suavemente. "Tú. Mejor aún, tú y yo. En tu cama, de todas las
maneras imaginables."
"Eso es bastante directo."
"No hubiera pensado que tendrías un problema con directo."
"Yo no. Pero mientras seamos honestas con nuestros sentimientos, creo que deberías
saber que me gustaría que nos tomemos nuestro tiempo."
Jessie gimió. "¿Tomar nuestro tiempo?"
"Mm-hmm."
El primer trueno retumbó en el exterior e hizo sonreír a Darien. Ella siempre había hecho
su mejor trabajo bajo la lluvia, reflexionó, mientras pasaba la yema del dedo por la mejilla
de Jessie y bajaba por su clavícula, deteniéndose solo cuando se encontró con el botón
superior. Siguió el rastro de su dedo con los labios, deteniéndose en su garganta mientras
desabrochaba el primer botón y sintió una ola de calor recorrerla.
Hizo una pausa antes de pasar al segundo botón, su boca trazando suavemente la piel
recién expuesta. Por mucho que quisiera tocar a Jessie, sabía que un revolcón de prisa no
sería suficiente. Nunca sería suficiente. No con Jessie. Y a medida que cada botón
subsiguiente fue convencido de liberar su agarre, despertó su hambre de más.
Empujando la camisa hacia un lado y presionando su boca contra un hombro recién

desnudo, sintió que Jessie arqueaba su espalda, entregándose a dedos largos y delgados y

una boca gentilmente inquisitiva. Y cuando se deshizo el último botón, deslizó sus dientes
sobre su piel y lanzó la camiseta de Jessie al suelo.
La apreciación pura borró todos los pensamientos de Darien cuando se detuvo y dejó que
su mirada vagara sobre los restos de material que apenas cubrían los pechos de
Jessie. Segundos después, usó sus dientes para persuadir al material a unirse a la camisa
en el piso. Ahuecando un pequeño pecho pálido, pasó el pulgar sobre una punta y observó
los ojos de Jessie se cerraban antes de agregar aliento caliente, dientes afilados y una
lengua suave sobre la sensibilizada piel.
Mientras ella continuaba, Darien se rió suavemente cuando su boca encontró un punto
particularmente sensible, uno que hizo estremecer a Jessie. Sin darle oportunidad de
recuperarse, pasó un dedo por su pecho desnudo hasta el botón de sus jeans. Y luego se
dejó caer de rodillas, adorando cada centímetro que destapaba con sus labios mientras
enviaba los jeans de Jessie deslizándose al suelo, dejándola con unas bragas negras de
corte francés.
La piel de Jessie era como la seda, cálida y suave mientras Darien pasaba sus manos sobre
ella. La línea de su columna vertebral, sus nalgas, sus muslos. Explorando cada curva y
hueco. Memorizando texturas y sabores.
Tocando. Lamiendo. Mordiendo. Poniéndose de pie, se detuvo lo suficiente como para

quitarse los zapatos y los calcetines y jalar su propia camiseta sobre su cabeza,
arrojándola a la creciente pila en el suelo mientras se quitaba los jeans.
Cuando terminó, el contacto piel con piel provocó un tembloroso gemido de Jessie, y
Darien se detuvo. "¿Estás bien, Jesslyn?"
Jessie abrió los ojos y miró a los de Darien. Exhaló un aliento tembloroso y suspiró, "Oh
Dios, sí."
Jessie no había sabido lo húmeda que estaba hasta que Darien la separó, mojó un dedo y
arrastró el calor húmedo a su boca. Por un momento, se olvidó de cómo respirar.
"Sabes tan dulce. De alguna manera, sabía que lo harías."
La voz baja envió calor crepitante a través de todos sus nervios hasta que se asentó entre
sus muslos. Y luego no hubo más tiempo para pensar mientras Darien la besaba. Su boca
estaba caliente, exigiendo toda su atención. Ella respondió envolviendo sus brazos
alrededor del cuello de Darien, su lengua respondiendo al toque fugaz inicial de
Darien. Provocando. Retorciendo. Deseando.

El placer floreció. Perdida en el húmedo calor de la boca de Darien, solo era vagamente
consciente de ser empujada suavemente hacia la cama, una tarea más fácil gracias a sus
rodillas debilitadas. Sintió que las manos de Darien la mantenían firme cuando el colchón
se hundió, se estremeció cuando sintió que las yemas de los dedos tibios y ligeramente
ásperos se deslizaban a lo largo de sus brazos y sus mejillas, metiendo suavemente el pelo
detrás de las orejas.
La cama se movió de nuevo un momento después cuando el cuerpo largo y delgado de

Darien se estiró hasta que se cernió sobre ella, con los brazos rígidos mientras se
apoyaba. Agachando la cabeza, Darien le dio otro beso en la boca. A la vez gentil y
posesivo. Y luego, un esbozo de sonrisa revoloteó sobre sus labios mientras movía su
lengua a lo largo de su labio inferior.
"Tan sexy," Darien murmuró, bajando más para mordisquear la garganta antes de
comenzar a abrirse paso lentamente por su pecho y sobre su abdomen, solo para detenerse
en el ombligo.
Los pechos de Jessie se sentían increíblemente pesados y apretados por la

necesidad. Agarró los hombros de Darien, clavando las uñas y arqueando las caderas en
una demanda inconfundible. Sintió la vibración más que la débil risa de Darien, y casi
lloró de alivio cuando sintió que se movía y reanudaba su movimiento inexorablemente
hacia abajo.
Levantándose sobre los codos, Jessie observó el lento progreso de Darien. Observó sus
ojos grises como el humo oscurecerse mientras usaba su hermosa boca para persuadir a la
tanga a lo largo, y luego usó sus dientes contra la piel sensible que encontró allí. La
combinación — vista y sensación — hizo que dejara caer la cabeza sobre la cama
mientras su pulso latía con fuerza y el deseo enviaba calor a través de su cuerpo.
Cuando Darien se detuvo, Jessie gimió. "Oh Dios, por favor no pares — "
"Créeme. No tengo intención de parar. Para cuando termine, no podrás pensar en nada
durante el resto del día, excepto la sensación de mi amándote." Un momento después,
pasó sus labios sobre el hueso de la cadera de Jessie, colocó su boca abierta sobre ella, y
exhaló suavemente. El calor húmedo era casi demasiado para Jessie y envió a sus
estimuladas terminaciones nerviosas a danzar salvajemente. Dios, estaba tan cerca. Tan
cerca.
Como si pudiera escuchar su súplica silenciosa, Darien la abrió, separando suaves

pliegues y acariciando suavemente el calor húmedo que encontró allí antes de profundizar
en ella con su lengua. Lento y dulce y tierno.

Cuando la punta de la lengua de Darien rodeó lentamente su clítoris, un escalofrío

recorrió a Jessie.
Las emociones y sensaciones se fusionaron, recorrieron su cuerpo e inundaron cada célula

cuando Darien se deslizó dentro de ella. Todo era mucho más poderoso con ella
adentro. De repente, respirar requería pensar. Su ritmo cardíaco aumentó, comenzó a
acelerarse, y se estremeció cada vez más cerca de un pico.
Codiciosa por más, Jessie gimió y se retorció. Perdida en la sensación, se acercó al borde
de un abismo. Casi temerosa de que Darien tratara de hacer las cosas más lentas, agarró
puñados de su espeso y oscuro cabello y presionó su talentosa boca en muda demanda.
Por favor.
Darien no decepcionó.
Déjate ir, susurró el espíritu de Darien mientras aumentaba la tensión cada vez más y
ayudaba a Jessie a tomar lo que necesitaba. Te atraparé, prometió su corazón mientras
aumentaba la presión con su boca y enviaba a Jessie catapultando a un orgasmo jadeante,
ruidoso y todo lo que Jessie podía decir era el nombre de Darien.
La conciencia volvió cuando sintió que Darien comenzaba a levantarse de su

cuerpo. Insegura de si tenía la intención de dejar la cama, Jessie extendió la mano y
envolvió un brazo alrededor de la cintura de Darien, deteniendo su movimiento. " ¿ A
dónde crees que vas?"
Darien lanzó una risa suave. "Pensé que necesitarías respirar y pensé que sería más fácil si
no te aplastaba."
"Respirar es agradable. Tenerte encima de mí es incluso mejor.” Jessie observó cómo el

fuego acumulado en los ojos de Darien se hacía infinitamente más candente antes de bajar
la vista para mirarle la boca. Llena. Sin sonreír pero suave. Perfecta. Alentada, agarró la
parte posterior de la cabeza de Darien y la bajó de nuevo hasta que su boca estuvo a su
alcance, su cuerpo tenso con la anticipación de besarla. "Y no sé lo que estás pensando,
porque no estoy cerca de terminar contigo."
En Darien descubrió a una amante entusiasta y perversamente talentosa. También notó

que cada vez que se reunían, Darien se relajaba un poco más, se reía un poco más. Se
abría a ella un poco más.
Pero no completamente

Le hizo preguntarse si Darien tenía miedo de lo que estaba pasando entre ellas. Miedo de
exponer demasiado de sí misma. No la ex agente del MI6. No la asesina por contrato.
Sino la verdadera mujer. La mujer que vive, respira y siente.
Tendría que moverse con cuidado. Pero eso era para después. Por ahora — reclamó su
boca. Caliente, posesiva, exigiendo toda su atención mientras continuaba abrazándola.
Jessie no tenía ninguna duda de que Darien podría haber quitado fácilmente su brazo
restrictivo y estaba indescriptiblemente complacida cuando en cambio la sintió rendirse al
estremecimiento atravesándola.
"Jesslyn, vas a tener que ayudarme."
"¿Qué quieres decir?"
"No tengo un marco de referencia para esto." Cerró los ojos brevemente. "Probablemente
necesites — quieras — más, y no sé lo que tengo para dar. Ni siquiera sé cómo me siento,
excepto que me alegro que estés aquí conmigo."
"Tomaré eso — por ahora."
"Bien porque solo sé que quiero más de ti." Un gruñido bajo salió de la garganta de
Darien mientras presionaba su boca contra el hueco en el cuello de Jessie. "Quiero todo
de ti."
"Entonces no veo un problema porque parece que ambas queremos lo mismo."
Por un instante, Darien se quedó quieta. Levantó la cabeza y parecía como si hubiera algo
que quisiera decir. Pero cuando abrió la boca, Jessie le tapó los labios con la mano,
impidiéndole decir nada más. Y luego sus manos estaban en el cabello de Darien y estaba
cubriendo los labios de Darien con su boca, besándola una vez más. Besándola con
creciente hambre. Besándola como si Darien estuviera allí solo por ella.
Jessie se movió, presionando contra Darien con su muslo, tocando las terminaciones
nerviosas tensas con estimulación insatisfecha. Ella sintió el gemido bajo que resonaba en
el pecho de Darien y sonrió. "Lo solucionaremos, Darien. Luego."

CAPÍTULO VEINTIDÓS
Cuando Darien se despertó, fue inmediatamente consciente de dos cosas. El alba acababa
de romper, la luz entraba por la ventana, delgada y gris. Y Jessie estaba despierta junto a
ella en la cama, un potente recordatorio de lo que habían compartido.
Moviéndose suavemente, se inclinó hacia arriba e intentó pero no pudo recordar el

momento en que se había despertado junto a alguien. Jamás. También había pasado
mucho tiempo desde que había permitido que una mujer se acercara tanto. A ella, no a
Ari. Tocándola donde importaba. Haciéndola perder el control.
Ligeramente aturdida, miró a Jessie. Pero al absorber tanto el calor que emanaba de ella
como la cálida fragancia de su piel, se dio cuenta de lo diferente que se sentía de todo lo
que había experimentado anteriormente. Había una conexión, hilos muy delgados,
uniéndolas. Y luego se produjo un nuevo pensamiento.
Esto no solo se sintió diferente. Se sintió malditamente maravilloso. Lo cual planteaba la

pregunta: ¿Por qué estar con Jessie así la afectaba como nada lo hizo antes?
Estirándose somnolienta como una gata satisfecha, Jessie levantó su mirada y le sonrió, y
Darien inmediatamente sintió que su garganta se tensaba y su ritmo cardíaco aumentaba.
Casi se echó a reír, sabiendo que Jessie no debería tener este efecto en ella. Pero con esos
ojos cálidos y el pelo ligeramente alborotado, Jesslyn Coltrane demostraba ser una fuerza
a tener en cuenta.
"Buenos días." Extendiendo la mano, Jessie apartó el pelo de Darien de su cara y frotó
suavemente su dedo pulgar bajo un ojo. "No duermes lo suficiente. Lo siento si te
desperté."
"No te preocupes, no lo hiciste. No he dormido más de dos o tres horas a la vez durante
más tiempo del que puedo recordar.” Darien se rió en voz baja. "Pero tengo que admitir
que el sueño que logré anoche fue uno de los mejores que he tenido en años."
"Es bueno saberlo."
Sintió los ojos de Jessie en ella y su piel se estremeció bajo la intensidad de su

mirada. "Um, Jesslyn —"
"Uh oh. No estoy segura de que me guste el sonido de eso." Su sonrisa pareció atenuarse
un poco. "¿Eso significa que no haremos esto de nuevo?"

"No ... no en absoluto." Incapaz o posiblemente no queriendo detenerse, se inclinó y tocó

con sus labios la boca de Jessie, dejando que el beso se profundizara lentamente mientras
ignoraba los impulsos más primitivos que la recorrían, los que deseaban forzar y devorar.
"Antes de que preguntes, no me arrepiento de lo de anoche, y no tengo ninguna duda —
retomaremos esto, esta noche a más tardar. Es una promesa."
Jessie asintió y se lamió los labios. "Estoy bien con eso. ¿Qué pasa ahora?"
Darien la miró por un momento y luego sonrió lentamente. "Por ahora, estoy pensando en
una ducha primero y luego en el desayuno. Después salvemos el mundo. ¿ Eso funciona
para ti?"
Jessie asintió y continuó mirándola sin decir nada.
Actuando por impulso, Darien se levantó de la cama antes de darse la vuelta y ofrecerle
su mano extendida.
Cuando Jessie aceptó su mano, supo que había tomado la decisión correcta. Entrelazó sus
dedos y se los llevó a sus labios. Vio los ojos de Jessie brillar con un repentino calor y
sintió una aceleración en su sangre.
" ¿ Jesslyn?" Su voz era un susurro suplicante. "No creo que pueda esperar hasta esta
noche. ¿Ducha?"
Se dejó abierta, permitiendo que Jessie leyera la invitación inconfundible, y fue

recompensada cuando Jessie la dejó sacarla de la cama.
Al anochecer, Darien había perdido todo sentido de afabilidad.
En circunstancias normales, habría dicho que nada era imposible. Pero encontrar a una
mujer que no quería ser encontrada demostraba ser un desafío definitivo. Nadia Petrov
había cubierto sus huellas como una profesional y, a medida que las posibles pistas
continuaban evaporándose, seguía siendo un fantasma esquivo. A pesar de sus talentos,
recursos y esfuerzos colectivos, no estaban más cerca de encontrarla. Y aunque los
rumores continuaban abundando, estaba empezando a parecer que nadie había visto a
Petrov en más de tres meses. No y vivir para contarlo.
Quince días. Se estaban quedando sin tiempo, y mientras la búsqueda continuaba, Darien
sabía que el miedo no expresado era que a menos que la suerte empezara a cambiar,
Petrov permanecería desaparecida hasta que fuera demasiado tarde para detenerla. Su
estado de ánimo se volvió más oscuro pensando en esa perspectiva.

Sabía que nadie podía permanecer oculto para siempre y se recordó a sí misma que el
padre de Petrov había demostrado ser igualmente difícil de rastrear. Que ella lo hubiera
encontrado al final no era de mucha ayuda porque le había costado meses. Y aunque
ahora era mucho mejor rastreadora de lo que había sido entonces, el tiempo era algo que
simplemente no tenían.
Al ver que otro día se reducía paulatinamente, Darien trató de hacer frente a la intensidad
cada vez mayor de su dolor de cabeza mientras la frustración se asentaba una vez más en
un nudo entre sus omoplatos. Oyó abrirse la puerta del dormitorio al mismo tiempo que se
daba cuenta de que se estaba frotando las sienes y rápidamente dejó caer las manos a un
lado.
"Te ves pálida. ¿Cuándo fue la última vez que comiste?”
La pregunta de Jessie viniendo de la nada penetró en la neblina en la que estaba Darien.

Sabía que debería haber comido mucho antes. No tenía que decírselo. Pero lo único que
recordaba haber puesto en su sistema todo el día era café. "No estoy segura."
"Es lo que pensaba. ¿ Qué se supone que debo hacer contigo?" Jessie se dijo para sus
adentros mientras se acercaba y ponía sus manos en los hombros de Darien. Y luego la
besó. El toque de su boca fue eléctrico y envió una carga corriendo a través de
Darien. También la dejó incapaz de hacer nada más que responder, con placer.
"Guau," Jessie murmuró, lamiéndose los labios mientras retrocedía. "No sé por qué
esperé, porque realmente quería hacer eso."
"¿Y siempre haces lo que quieres?"
Jessie pareció considerar la pregunta antes de enviar una rápida media sonrisa en su
dirección. "No es algo que haya hecho normalmente en el pasado, pero parece que he
adquirido algunos hábitos nuevos desde que llegué a París."
Darien sonrió por primera vez en horas, se inclinó más cerca y le devolvió el beso,
dejando ver algo de la intensidad que estaba sintiendo. "Siempre podemos saltarnos la
cena."
Jessie se rió. "No, a menos que prefieras a tu mujer en estado de coma porque estoy
hambrienta, y si no tengo algo para comer, me desmayaré. No es sorprendente porque
dudo que alguien haya comido desde el desayuno, y no creo que no haya notado que no
comiste esta mañana."

"Tenía otras cosas en mente esta mañana ..." Ella sonrió débilmente mientras recordaba
exactamente por qué había estado tan distraída esa mañana. "No es para preocuparse.
Estoy segura de que puedo preparar algo rápidamente para que no te desmayes."
"Estoy segura de que puedes, pero por qué molestarse? Creo que deberíamos salir a
cenar. De esa forma, por una vez, no tendrás que preocuparte por cocinar."
"¿Me está pidiendo salir, Agente Coltrane?"
Jessie vaciló muy ligeramente. "Me encantaría, pero no justo en este momento. Agarra tu
chaqueta y le diré a Elle, a Ben y a Nicola que todos saldremos a cenar. No me importa
dónde. Puedes escoger."
Darien la miró un momento más. "Cosita mandona."
"No sabes ni la mitad," Jessie dijo con una sonrisa.
A medida que las sombras se alargaban y la noche se asentaba sobre la ciudad, Darien
escogió un pequeño restaurante cercano que parecía estar constantemente lleno y parecía
atender principalmente a una mezcla de estudiantes y vecinos del vecindario — jóvenes,
bulliciosos y confidentes. Una mujer joven cerca de la entrada saludó a Darien con un
gesto y señaló una mesa en la parte trasera.
Mientras se apretujaban pasando a la multitud esperando por su comida para llevar en el

mostrador, Jessie vio el menú garabateado en una pizarra y rió con deleite.
"Hamburguesas y papas fritas esta bien?" Darien preguntó.
"Oh, dios, sí. Eso suena perfecto."
Después de consultar con los demás, Darien fue a hacer sus pedidos mientras se dirigían a
su mesa. Unos minutos más tarde, Darien se unió a ellos. Una vez que estuvo de espaldas
a la pared para poder mirar hacia la puerta, Jessie pudo ver que lentamente comenzaba a
relajarse — o al menos a relajarse tanto como lo hacía Darien en un lugar público.
Nunca bajó completamente la guardia y continuó manteniendo un enfoque depredador

sobre todos los que iban y venían en el restaurante. Pero mientras estiraba las piernas,
parecía estar siguiendo la animada conversación en la mesa y ocasionalmente se unía
mientras esperaban a que llegaran sus comidas.

La comida valió la pena la espera. Cuando se colocó un plato grande frente a ella, Jessie
se dio cuenta de que la comida podría verse como la comida estadounidense tradicional,
pero en una ciudad dedicada a la buena mesa y restaurantes de élite, nunca calificaría
como comida rápida. Especialmente no cuando estaba acompañada por una copa de vino
tinto de la casa.
Frente a ella estaba una hamburguesa en serio. La hamburguesa a la brasa fue prensada a
mano, espesa y jugosa, apilada con lechuga y tomates. El pan de semillas de sésamo era
casero, las papas fritas crujientes y recién cortadas, acompañadas de una variedad de
salsas. Y el aroma era increíble. Ávida por probarla, dio un primer mordisco, cerró los
ojos y suspiró satisfecha cuando los sabores se derritieron en su boca.
"¿Hambrienta?"
Jessie sonrió, encontrando que la comida era demasiado buena para importarle la nota
burlona en la voz de Darien. "Sí, como una cuestión de hecho, y esto es perfecto.
Simplemente no puedo creer que la mujer que insiste en alimentarnos con comida
saludable nos haya traído a un restaurante de estilo americano."
Darien no hizo ningún intento por ocultar su diversión. "Debes saber, aunque yo no la
coma, la carne de res en Francia típicamente se alimenta con pasto y es extremadamente
magra. Así que esa hamburguesa que estás haciendo lo mejor que puedes para inhalar
todavía califica como una opción saludable."
"No me importa. Esto es realmente bueno," Jessie respondió afablemente, concentrándose

en su comida hasta que el agudo borde de su hambre había disminuido. " ¿ Planeas
terminarte tus papas fritas?"
"Creo que voy a tener que duplicar la distancia que corro mañana si tengo alguna
esperanza de perder esa cena." Jessie soltó una risa triste y unió su brazo con el de Darien
cuando salieron del restaurante y regresaron a al casa a un ritmo pausado.
"Eso probablemente no sea necesario." Lo que se suponía que era una mirada rápida se
extendió y Darien permitió que su mirada vagara con franqueza y aprecio. "De hecho, no
cambiaría nada si fuera tú."
Los ojos de Jessie se ensancharon y un rubor recorrió su rostro. "Eso es dulce," dijo con
cuidado, luego añadió una sonrisa rápida. "Pero entonces es probable que lo digas porque
te gustaría mantener una ventaja competitiva."

Darien puso los ojos en blanco y sonrió. "No te obligué a comer la mayoría de mis papas
fritas. Así que vas a estar en apuros para echarme la culpa." Ella inclinó la cabeza hacia
un lado. "En cuanto a ser dulce, dudo que puedas conseguir que una sola persona que me
conozca este de acuerdo contigo."
"Puede ser, pero tomaría eso en el sentido de que ninguno de ellos te conoce muy bien."
Darien se tomó el comentario en serio y se preguntó cómo era que Jessie parecía
conocerla tan bien, especialmente tan rápido. "Eso puede ser," repitió antes de que la
reticencia a continuar por un camino personal la guiara en otra dirección. "Por casualidad,
estás sugiriendo que quieras que disminuya la velocidad o que te contengas cuando
corramos?"
"No, en realidad no. Estaba bromeando — más que nada."
"Bien, porque estaba pensando que te gustaría correr conmigo en Bois de Vincennes
mañana a la mañana."
Un pequeño pliegue apareció entre las cejas de Jessie. "¿Oh? ¿Eso porque?"
"No hay razón más que la de que es un lugar increíble para correr," Darien respondió y
lentamente observó cómo Jessie fruncía el ceño. "Creo que te gustará."
"Entonces supongo que es una cita."
Darien estaba sonriendo mientras doblaban la esquina cerca de la casa. Pero antes de que
pudiera conjurar una respuesta apropiada, se detuvo abruptamente.
Un extraño estaba de pie en la parte superior de los escalones de la entrada, sosteniendo lo

que parecía ser una pequeña caja blanca de panadería. Masculino, caucásico, de mediados
a finales de los cuarenta, con más de 1.80 mts. de estatura y en buena forma, con el pelo
rubio largo hasta los hombros y los pómulos eslavos altos. Iba vestido con el uniforme de
un servicio de reparto y había una pequeña camioneta estacionada junto a la acera, con el
logotipo de una pastelería local en un lugar destacado en los paneles de sus puertas.
Todo muy normal en apariencia. Excepto por una cosa. Las entregas nunca se hicieron a
esta dirección.
Nunca.
Darien no tomó ninguna decisión consciente. Ella simplemente actuó. Extendió un brazo
para detener el impulso hacia adelante de Jessie, al mismo tiempo buscó su arma dentro

de su chaqueta. Y cuando todo cambió a cámara lenta, deslizó sus dedos alrededor del
agarre del SIG y lo soltó de su pistolera.
Quédate atrás. Quería gritarle las palabras a Jessie, pero los años de entrenamiento
aseguraron que su súplica permaneciera encerrada dentro de su cabeza. Sintió a Jessie
chocar con su brazo. Escuchó que ella comenzó a decir, "¿Qué — "
El resto del comentario de Jessie se perdió cuando la mirada de Darien se agudizó y su

atención se centró en el extraño que estaba parado en la puerta. Justo detrás de ella, oyó
momentáneamente a Nicola y Elle reírse de algo que Ben acababa de decir, y luego sus
voces también se desvanecieron en el aire de la noche.
Estar atenta había sido parte de su vida diaria desde la más tierna infancia. Había crecido
en el negocio, y había sido constantemente perforada en ella hasta que la conciencia
situacional se volvió tan natural como respirar. Recordaba haber dejado de permanecer
atenta solo una vez, en Praga, y las consecuencias de ese fracaso aún la perseguían. Eso
hizo que la posibilidad de fallar nuevamente fuera demasiado dolorosa incluso para
considerar.
Empujó a Jessie detrás de ella cuando sus ojos se encontraron con los del mensajero. Vio
un destello de sorpresa seguido de un rápido reconocimiento en su rostro. Lo vio alcanzar
rápidamente su arma. Él llegó demasiado tarde.
La edad de él lo marcó como un profesional experimentado. Ella era más rápida. Sin
dudas, sin pensarlo dos veces.
Antes de que el arma de él saliera de su chaqueta, ella ya había disparado varias balas en
rápida sucesión.
El sonido silenciado de los disparos resonó débilmente, el supresor silenció la muerte del
hombre, todavía audible mientras bajaba por los escalones y caía a la acera. Un momento
después, la calma descendió a la calle una vez más.
Darien había sabido el resultado incluso antes de haber dado el primer disparo, pero aún
así apartó el arma de una mano floja solo para estar segura. Se arrodilló junto al asesino
desconocido y estudió el rostro de un hombre ordinario con cabello rubio y ojos azules
mirando sin ver el cielo oscuro. Sintió que su sangre se filtraba en sus jeans mientras
confirmaba que no había pulso, consciente de que el sonido de unos pasos detrás de ella
significaba que los otros se acercaban rápidamente.
Ella no estaba preocupada por Nicola y Ben. Ambos habían estado en el campo
demasiado tiempo para angustiarse por lo que acababa de pasar. Pero Jessie y Elle no eran
agentes de campo. Eran analistas, e independientemente de los escenarios de capacitación

y los linajes familiares, las consecuencias de lo que acababan de presenciar deberían

abordarse en un futuro no muy lejano.
Por ahora, era suficiente saber que estaban a salvo.
Darien enfundó su arma y dirigió su atención a la pequeña caja de panadería blanca que el
presunto asesino había estado sosteniendo. En este punto, era una incógnita, por lo tanto,
lo único que importaba.
La caja había golpeado los escalones cuando se había caído y estaba parcialmente abierta,
pero no lo suficiente para que ella pudiera ver el interior. Tomando una respiración lenta,
profunda, la alcanzó con manos firmes y suavemente la abrió. No completamente. Solo lo
suficiente para poder ver lo que contenía sin alterar su contenido.
Ella parpadeó y se quedó inmóvil.
Estaba mirando un temporizador, y mientras miraba, los números verdes lentamente

contaban los segundos que pasaban.
"Oh Dios," Jessie murmuró, mirando el cuadro frente a ella. El hombre rubio yacía donde
había caído al pie de los escalones, un charco de sangre que se expandía alrededor de su
cabeza y su torso. No había duda de que estaba muerto. Sin duda Darien lo acababa de
matar.
Pero si eso no fuera suficiente, estaba la panadería que Darien acababa de abrir. Una
bomba, pensó aturdida, lamiéndose los labios e intentando fingir que su corazón no se
había saltado un latido. Observó a Darien acunar la caja con extremo cuidado, vio sus
elegantes cejas oscuras unirse en concentración mientras escaneaba el dispositivo. Una
bomba que explotará en menos de cuatro minutos, si ese temporizador es preciso.
"Jessie," Darien la llamó suavemente. "Escúchame. Necesito que tú y Elle vayan con Ben
y se alejen lo más posible de aquí. ¿Me escuchas?"
" ¿ Y qué diablos crees que vas a hacer?" Jessie preguntó incrédula, su voz apenas un
susurro.
"Voy a desarmar esto. Créeme. Sé lo que estoy haciendo. Lo he hecho antes. Pero
necesito estar lúcida y ser capaz de concentrarme en lo que estoy haciendo, y eso significa
que te necesito fuera de aquí."

Jessie lo entendió demasiado bien. Ella no era una experta, pero había tenido el suficiente
entrenamiento en eliminación de artefactos explosivos para saber en qué consistían.
Sabía que si Darien calculaba mal de alguna manera, si se movía demasiado rápido, si
cortaba el cable equivocado, o si había un interruptor de movimiento oculto, no habría
una segunda oportunidad. La bomba explotaría como estaba previsto y se llevaría a
cualquier persona que tenga la mala suerte de estar cerca. Evidentemente que Darien no
quería que ella o Elle corrieran el riesgo de lastimarse — o algo peor.
Jesús. Ella no quería que nadie saliera herido tampoco. Pero lo que Darien le estaba
pidiendo que hiciera era imposible. No había forma de que la dejara sola con el
temporizador de la bomba, marcando rápidamente los segundos. Darien simplemente no
necesitaba saber eso.
"Muy bien."
Le tomó cada onza de fuerza de voluntad que tenía para hacer lo único que podía
hacer. Consciente de nada más que su corazón palpitante, dio un paso atrás en las sombras
apagadas de la calle. Fuera del camino y más allá de la visión periférica de Darien para no
representar ningún tipo de distracción.
Sabía que Darien creería haber hecho lo que le pidió. Del mismo modo que sabía que
Darien no estaría contenta cuando descubriera que Jessie había sido menos que honesta
con ella. Pero habría mucho tiempo para lidiar con las consecuencias de no haber
escuchado más tarde. Después de que la bomba fuera desarmada.
Vio a Nicola fruncir el ceño, mirándola con preguntas no formuladas. Pero no por mucho.
Darien, todavía estudiando la bomba que sostenía, silenciosamente la llamó. "Nicola?"
"Estoy aquí, Dare. Dime que necesitas."
"Algo que pueda usar para cortar estos malditos cables. Normalmente eres un kit de
herramientas ambulante. No tendrías por casualidad —“
" ¿ Cortadores de alambre?" Nicola se rió suavemente y buscó en su bolso una pequeña
bolsa de cuero de la cual sacó unos alicates y se los dio a Darien. "Los llevo cargando
desde Yakarta. Esta será la primera vez que realmente tengan que ser utilizados."
"Afortunadamente todavía están en buen estado," Darien dijo secamente. "Ahora hazte
útil. Sal de aquí. Ve con Ben y asegúrate de que todos estén a una distancia segura en caso
de que esto haga lo que se supone que debe hacer."

Nicola puso los ojos en blanco, giró la cabeza y lanzó una leve mirada de diversión a
Jessie. "¿Darien?"
"¿Qué?"
"Sé buena. Cállate y corta esos cables para que podamos ocuparnos del cuerpo que está
frente a tu casa. Preferiblemente, antes de que venga uno de tus vecinos y llame a la
policía."
Darien permaneció en silencio por un momento. "Está bien, pero si estropeo esto y nos
mata a las dos, tú y yo vamos a tener unas palabras."
Jessie sofocó una risa nerviosa, escuchó a Elle murmurar algo entre un improperio y una
oración, y miró por encima del hombro de Nicola. Sabía lo suficiente para darse cuenta de
que Darien tendría que cortar los cables en la secuencia correcta para evitar la
detonación. Primero, el cable que conduce al cebador, luego el cable del reactor, y
finalmente el cable que alimenta el temporizador de ignición.
Ella contuvo la respiración. Mientras observaba que los números seguían contando, sintió
que una helada calma la inundaba. Sería en cualquier momento ahora. Un interminable
latido del corazón más tarde, Darien cortó el cable del temporizador y los números se
detuvieron.
Ben se colocó a su lado, donde pudo ver lo que ella estaba viendo — el cronómetro, un
juego de cables cortados y varios cilindros delgados de C-4 ubicados en la caja. "Buen
trabajo, Dare."
Darien asintió.
Solo entonces Jessie puso una mano sobre su corazón acelerado, latiendo fuerte y rápido
debajo de su palma.
Pero mientras tragaba secamente y cerraba los ojos, trató de no pensar en cómo el rostro
de Darien se había convertido en una pizarra en blanco. Trató de no pensar en lo que
podría significar.
Para sorpresa de nadie, el muerto no llevaba identificación. Ni marcas o etiquetas en su

ropa. Sin teléfono celular. Incluso su arma — una Makarov PM — era una arma estándar
del ejército y la policía rusa. No había nada que lo ayudara a identificarlo. Sin embargo,
Jessie no tenía dudas de que Darien lo encontraría en una de sus bases de datos.
Antes de que su ritmo cardíaco volviera a la normalidad, Ben ya había hecho arreglos
para que un equipo fotografiara y tomara las huellas digitales del cuerpo, y luego

desinfectara el área, eliminando cualquier rastro de lo que había sucedido. A pesar de

todo, Jessie notó que Darien estaba inusualmente callada. Podía sentir su retirada y sabía
instintivamente que sin importar lo mucho que tratara de aferrarse, Darien ya se había
retirado a la persona que había presentado cuando se conocieron.
Ella permaneció a un lado, su cuerpo inmóvil, una expresión completamente ilegible en

su rostro, respondiendo solo ocasionalmente a algo que Nicola le decía. Así que Jessie no
se sorprendió al verla desaparecer en la casa una vez que todo terminó, dirigiéndose
directamente a la sala de computadoras donde se encerró de todos los demás.
Al entrar en la casa, Elle enarcó sus cejas, sus labios comprimidos en una delgada
línea. Jessie no podía omitir las preguntas no dichas y suspiró. Estaba claro por la
expresión de Elle que su nerviosismo original y su desconfianza hacia Darien habían
vuelto y eran más fuertes que nunca, solo que ahora estaba unido con el horror de haber
presenciado su primer asesinato.
En ese sentido, Jessie podría relacionarse. De alguna manera, había logrado relegar su
propio sorpresa al ver a Darien matar a alguien en un rincón lejano en su mente. Pero
sabía que nunca borraría completamente la imagen y no tenía idea de cómo ayudar a
calmar la mente de Elle.
El silencio se alargó antes de que Jessie cediera ante su incertidumbre y se encogiera de

hombros. "Supongo que probablemente sea mejor que no sepamos lo que está haciendo.
Pero si realmente insistes en saberlo, supongo que siempre podríamos ver si podemos
vencer a su sistema de seguridad."
"Dudo que llegues muy lejos," Nicola dijo con una sonrisa. "Personalmente, creo que lo
mejor que todos podemos hacer es dejarla en paz."
Le dio tiempo a Nicola para decir más, pero cuando no lo hizo, Jessie lo continuó. "¿Estás
sugiriendo que solo esperemos?"
"Puedes seguir mi consejo o no, depende de ti. Pero he trabajado con Darien lo suficiente
como para saber que bajará cuando tenga algo, y ella siempre lo ha logrado. Mientras
tanto, no sé los demás, pero creo que me vendría bien una bebida."
"Creo que me gusta como suena eso," Elle dijo débilmente.
Moviéndose a un bar incorporado, Nicola echó un vistazo. "Sé que todavía hay algo del
whisky escocés de malta que tanto le gusta a Ben, pero eso es porque nadie más lo
tocará. No hay hielo, según recuerdo," añadió, vertiendo un chorro saludable en un vaso
con forma de tulipán.

"Perfecto," Ben dijo.
"Afortunadamente, hay vino para el resto de nosotros. Tenemos un cab, un merlot o dos, y
un par de Pinot Noir. ¿Elle?”
"Tomaré lo que sea que haya, gracias."
"¿Y tú, Jessie? ¿Alguna preferencia?"
¿ Preferencia? Jessie lo revisó, agradecida de tener algo en qué pensar aparte de lo que
Darien pudiera estar haciendo. "El pinot suena bien."
Nicola asintió, seleccionó una botella y la miró brevemente. "Interesante, ¿ no crees? A

pesar de que vive en lo que se considera ampliamente como el país productor de vino más
importante del mundo, nuestra Dare parece favorecer los vinos estadounidenses de
California. Me pregunto qué diría Freud sobre eso?"
Jessie se rió. Era imposible no hacerlo y se sintió infinitamente mejor por eso. "No sé
nada de Freud, pero creo que el sabor de la casa suena bien ahora mismo." Empujando su
cabello detrás de sus orejas, tomó una de las copas que Nicola acababa de llenar, luego se
sentó para en silencio hacer durar su bebida y esperar.
No hubo mucha conversación, pero realmente no era necesaria. Jessie estaba segura de
que todos ellos estaban pensando en asesinos conocidos y desconocidos, en bombas reales
y metafóricas, y en cualquier información que Darien estuviera desenterrando arriba.
No descubrieron lo que Darien había estado haciendo hasta las dos de la mañana. Fue
entonces cuando Jessie se levantó para ir a buscar otra botella de vino y vio una figura
silenciosa saliendo del oscuro pasillo, justo antes de que Darien saliera a la luz.
Su cabello estaba mojado por una ducha reciente y se había cambiado a una camiseta
blanca metida en un par de jeans bien gastados que ceñían sus caderas estrechas y
trazaban la longitud de sus largas piernas. Jessie no pudo evitar notar lo cansada que
estaba y se preguntó qué era lo que la mantenía en pie. Posiblemente una conexión con la
computadora portátil bajo su brazo?
Ella indicó la botella en su mano derecha. "Oye, extraña, puedo tentarte con una copa de
vino o prefieres algo más fuerte?"
"El vino suena bien."

Darien parecía renuente a moverse y se quedó quieta por unos segundos más antes de
entrar a la habitación. Una vez que lo hizo, Jessie pudo ver mejor los restos sombreados
de las actividades de la noche en sus ojos inyectados en sangre y las líneas de tensión en
su rostro. Curiosamente, le daba un aire de vulnerabilidad que parecía completamente en
desacuerdo con la vibra de no tocarme que estaba emitiendo.
Esperó hasta que Darien se sentó en un taburete con una copa de vino frente a ella antes
de preguntar, "Entonces qué encontraste?"
Darien tomó un sorbo deliberadamente casual antes de contestar. "¿Tienes prisa por que
te enseñe?" Encontrándose con la mirada de Jessie, sonrió débilmente y se encogió de
hombros, luego preparó la computadora portátil. " ¿ Por qué no empiezo con lo que he
logrado reunir de nuestro visitante esta noche? Después de eso, los puntos se vuelven
bastante fáciles de conectar."
Mientras los otros se reunieron alrededor de la computadora portátil, sus dedos tocaron
algunas órdenes y conjuraron una imagen. El cabello rubio era más corto en la
fotografía. Pero no había forma de confundir el azul de sus ojos o la cara de su aspirante a
asesino.
"Su nombre era Sergei Korolev," Darien dijo. "Nacido y educado en Rusia, y hasta hace
cinco años, había logrado un ascenso constante aunque no espectacular en el ejército,
incluso sirviendo durante un tiempo en operaciones especiales rusas."
"¿Qué pasó hace cinco años?" Ben preguntó.
"Se rumorea que Korolev fue pasado por alto para ascender y se desquitó en su oficial al
mando. Bastante violentamente. Él desapareció poco después. Cuando resurgió, estaba
trabajando como asesino a sueldo de algunos de los peces gordos de la mafia rusa.
Después de eso, se diversificó, haciendo trabajos para cualquier persona que necesitara y
pudiera pagar sus servicios, incluidos algunos de los cárteles colombianos."
Jessie se inclinó más cerca y miró la computadora. "¿Estás diciendo que se convirtió en
un arma contratada?"
"Sí. No era conocido por apoyar ninguna causa en particular, no tenía vínculos ni
lealtades. Simplemente iba donde estaba el dinero, y siguiendo la considerable cuenta
bancaria que tenía, se mantuvo bastante ocupado. Pude localizar aproximadamente doce
millones antes de tomar un descanso, y es probable que haya más. Solo necesito un poco
más de tiempo para encontrarlo. Pero aquí está el enlace crítico.” Darien pulsó más teclas
y la imagen en la pantalla se transformó.

La imagen que ahora llenaba la pantalla estaba claramente tomada desde la distancia. Pero
no había confusión entre las dos personas en la fotografía. De pie cerca de un enorme
barco atracado en un astillero estaban el recién fallecido Sergei Korolev y Nadia Petrov.
" ¿ Cómo demonios conseguiste esto?" Ben preguntó. "No importa. No necesito saber
¿Tienes alguna idea de cuándo fue tomada?”
Darien asintió y se bebió el resto del vino en un trago tenso. "Dos días antes de que el
Gremio derribó los tres aviones."
"Caramba," Elle dijo en voz baja. "Puede que Ben no quiera saberlo, pero me gustaría
saber cómo obtuviste esta información tan rápido cuando estuvimos buscando a Petrov las
24 horas del día y no hemos podido encontrar nada."
"Lo creas o no, tuvimos una pista — a través de él." Darien indicó la imagen de Korolev
con un dedo. "Obtuve una coincidencia cuando ejecute su rostro a través de la base de
datos, y eso me llevó a un contacto que he usado en varias ocasiones. En el momento en
que se tomó la foto, él estaba siguiendo a Korolev, no a Petrov. Sabía que Korolev estaba
haciendo arreglos para mover armas para apoyar alguna acción mercenaria en Costa de
Marfil y solo estaba interesado en seguir las armas que salieron de ese barco. Él no sabía
ni le importaba quién era la mujer."
La habitación se quedó en silencio mientras cada uno de ellos miraba la imagen y

procesaba la información que acababan de recibir.
"Todavía no lo entiendo," Elle dijo. "¿Cuál es la conexión? ¿Por qué Nadia Petrov elegiría
reunirse con Korolev justo antes de lanzar una gran ofensiva? Es un mercenario, un arma
contratada, como dijiste. No es alguien que necesitarías cuando estás atacando aviones de
pasajeros y —” Se calló cuando Jessie le puso la mano en el hombro. "¿Qué es? ¿Qué me
estoy perdiendo?"
"Petrov no estaba contratando a Korolev para ser parte de sus planes a gran escala,
¿verdad?" Jessie dijo suavemente, sus ojos buscando y encontrando los de Darien. "Esto
fue personal. Ella te conoce — sabe exactamente quién eres. Sabía que derribar esos
aviones te llevaría a la investigación, y contrató a Korolev para que te eliminara, lo que
intentó hacer en Alemania, y luego otra vez esta tarde. Ella tiene grandes planes. Está
terminando lo que su padre comenzó y está ajustando viejas cuentas en el camino. Pero ya
lo has descubierto, verdad?”
Darien asintió. "Es lo único que tiene sentido. También es lo que vamos a usar para
derribarla."

Jessie se mordió el labio inferior, de repente temerosa de que supiera hacia dónde iba la
conversación. Pero a pesar de los nervios, siguió adelante, manteniendo su voz ligera
mientras hacía la pregunta. "¿Qué estás diciendo, Darien?"
"Ella me tiene como objetivo. Así que le voy a ofrecer a Petrov lo único que parece
querer lo suficiente como para estar dispuesta a salir a la luz para conseguirlo. Voy a
ofrecerle la oportunidad de atraparme."

CAPÍTULO VEINTITRÉS
Darien se estremeció, acercando sus brazos y envolviéndolos protectoramente a su

alrededor. Pero como siempre, el gesto resultó inútil y quedó atrapada en una lucha que
no tenía esperanzas de ganar.
La pesadilla estaba sobre ella otra vez y no había forma de que pudiera luchar para salir
de eso. Olvidó quién era, dónde estaba, olvidó todo menos los recuerdos de la infancia
mientras se amontonaban a su alrededor.
Ella tenía trece años.
Rodeada por el olor a sangre. El hedor de la basura y la orina. El aroma de la muerte.
Atrapada en un callejón oscuro y frío en Praga con el cuerpo que rápidamente frío de su
madre a solo unos metros de distancia. Lo suficientemente cerca para ver. Demasiado
lejos para tocar.
Era demasiado familiar y ella lloró. Podía sentir la humedad de las lágrimas mezcladas
con la sangre en su rostro, pero no podía moverse. Quería gritar. No por favor. No otra
vez. Y tal vez un sonido logró escapar de su garganta apretada. Porque en ese momento,
desde las maltrechas ruinas de su hermoso rostro, los ojos de su madre se abrieron de
repente. Su boca se abrió y comenzó a hacer un sonido.
Darien se sobresaltó del sueño, la garganta tensa con el grito que no pronunciaría,
tragándolo antes de que pudiera escapar. Con su corazón palpitando salvajemente y su
mente en desorden, luchó por el autocontrol y trató de no tropezar con los últimos
vestigios del recuerdo y la pesadilla. Pero aún le tomó un minuto atravesar la niebla para
registrar dónde estaba. No en un callejón de Praga, acurrucada en una bola fetal de dolor y
miseria, sino en un Airbus de Air France, volando en la oscuridad sobre el Atlántico con
destino a Nueva York.
"¿Malos sueños otra vez?" Jessie murmuró a su lado, acariciando suavemente su brazo.
Tenía los ojos abiertos pero eso no hacia ninguna diferencia. Aún veía a su madre
acostada sobre su espalda, su rostro arruinado girado hacia ella. La imagen era tan real
como los latidos de su propio corazón. Durante el espacio de varias respiraciones, se
encontró incapaz de hablar y sintió la mano de Jessie cerca de la de ella, sosteniéndola
con fuerza.
"Relájate. Te tengo. Respira hondo, profundo, largo y lento."

Un aliento. Las palabras la hicieron sentir cariñosamente acariciada, y por un momento,

se permitió saborear el aroma y la sensación de tener a Jessie cerca de ella.
Cerca. Cálida. Real. Un segundo aliento. Respiró y no se sorprendió al descubrir la
presencia de Jessie y susurros tranquilizadores comenzaron a aliviar y calmar las
emociones inflamables. Casi podía respirar de nuevo.
Trató de tragar, pero tenía la boca completamente seca y buscó la botella de agua que
había dejado en el portavasos junto a su asiento. El agua se había vuelto tibia e hizo una
mueca, pero de todos modos la vació. Para cuando terminó y estaba acunando la botella
vacía en su mano, se había quitado el nudo de la garganta y se había sacudido el frío de
los recuerdos.
"¿Quieres hablar de eso — de tu pesadilla?"
Un sonido en algún lugar entre una risa y un gemido se le escapó. "¿Por qué molestarse?
Siempre es lo mismo — la misma pesadilla, el mismo dolor. Pasar una hora hablando es
una hora de mi vida que nunca recuperaré."
"No puedo ayudarte si me dejas fuera, así que supongo que te debo una hora." La sonrisa
lenta de Jessie acercó más a Darien. " ¿ Era el sueño del callejón de Praga? ¿ Dónde
mataron a tu madre?”
Darien dejó escapar un suspiro. Inclinando la cabeza hacia atrás, cerró los ojos. Aún podía
sentir la tensión residual y trató de ordenar las imágenes que se perdían en los oscuros
bordes de su mente, solo para encontrarse a sí misma hurgando cuando las piezas
habituales no encajaban. Pero la sensación de la mano de Jessie sosteniendo la suya la
mantuvo anclada.
"¿Darien?"
"Lo siento — sí. El sueño era sobre Praga. Siempre lo es. Estoy realmente cansada de
soñar con eso, pero parece que no puedo detenerlo. Y cada vez que tengo el sueño, siento
como si me dejaran colgando en cuerda floja."
"¿Qué pasaría si simplemente te sueltas?"
"No creo que quiera averiguarlo." Podía sentir la mirada de Jessie en su rostro, esperando
que continuara. Pero a medida que más piezas del rompecabezas se deslizaban en su
lugar, su voz se apagó.
"¿Qué pasa?"
"No estoy segura. Siempre ha sido lo mismo. Excepto —"

"Excepto qué, ¿Dare?"
Abriendo los ojos, giró la cabeza y frunció el ceño cuando vio su reflejo en la ventana.
La imagen estaba ensombrecida, distorsionada, y la miraba como la imagen de su

sueño. Trató de poner sus pensamientos en palabras. "Excepto que esta vez, por primera
vez, hubo una diferencia."
"¿Cómo fue diferente?"
"Ella — mi madre — abrió los ojos. Quiero decir, todavía estaba muerta. Sabía que
todavía estaba muerta. Pero abrió los ojos y me miró. Abrió la boca y se sintió como si
estuviera tratando de decirme algo. Pero por supuesto no podía, verdad? Ella estaba
muerta.” Hizo una pausa por un momento. "¿Me pregunto qué diría Freud sobre eso?"
"Freud creía que los sueños representan un deseo permanente, que son la forma en que el
subconsciente comunica sus deseos más profundos y oscuros."
"Entonces Freud diría que yo quería que mi madre abriera los ojos para seguir con vida?"
Darien lo consideró por un largo momento pero se encontró demasiado cansada para
sentir algo más allá de la resignación. "Como si fuera una sorpresa."
No hubo respuesta posible y se quedaron sentadas en silencio por un largo tiempo, el

silencio solo se llenó con el zumbido de los motores del avión y las lejanas
conversaciones susurradas de otros pasajeros.
"¿Puedo preguntarte algo?"
Sorprendida por la suave pregunta de Jessie, varios segundos marcaron el reloj antes de
que Darien formara una respuesta. "Por supuesto. Deberías saber que puedes preguntarme
cualquier cosa."
"¿Porqué es eso?"
"No lo sé. Es solo como es. Haz tu pregunta, Jesslyn."
"Muy bien. Realmente me gustaría saber — qué hiciste con eso?”
Darien frunció el ceño. "¿Qué hice con qué?"
La pequeña sonrisa que había estado bailando alrededor de la boca de Jessie se ensanchó.
"¿Qué hiciste con los millones de Korolev?" Preguntó en voz baja. "Dijiste que tenía una

cuenta bancaria considerable y no sé por qué, pero tengo la impresión de que su cuenta ya
no es tan considerable. Me gustaría saber qué hiciste con el dinero."
Insegura de cómo llegó a ser que Jessie podía leerla tan bien, y preguntándose qué haría
una vez que Jessie aprendiera todos sus secretos, Darien soltó una sonrisa irónica. "Lo
doné."
"Lo has donado. ¿A quién?"
"No estoy segura. A varios grupos diferentes. Había Médicos Sin Fronteras, una reserva
de vida silvestre en Kenia, un programa de granja en Tanzania. Un par de otros, creo.
Tengo la lista en mi computadora portátil si es importante. ¿Como lo supiste?"
Jessie se encogió levemente de hombros. "Hubo algo en tu voz cuando hablaste sobre el
dinero. ¿Estuviste tentada?”
"Para quedarme con el dinero? ¿ Por qué habría de hacer eso? No es como si lo
necesitara."
Jessie contuvo una risa. "¿No necesitas doce millones de dólares?"
Darien negó con la cabeza. "He hecho todo bien para mí, Jesslyn. Confía en mí cuando te
digo que no necesito el dinero de Korolev. ” Ella vaciló antes de continuar. "Me doy
cuenta de que para la mayoría de la gente, tal vez incluso para ti, Korolev estaba en el
mismo negocio que yo."
"No creo eso."
"Tal vez. Tal vez no. Solo sé que me gustaría creer que realmente estoy haciendo una
diferencia. Podría ser que me estoy engañando a mí misma para poder vivir con lo que
hago. No lo sé. En cuanto al dinero, en lugar de dejarlo reposar allí hasta que alguien más
— tal vez algún grupo terrorista — acceda a él para financiar quién sabe qué, se lo di a las
organizaciones que pueden hacer algo bueno con él. No es como si no hubiera hecho eso
antes."
"Por supuesto que sí." Esta vez, Jessie no contuvo su risa mientras Darien seguía
frunciendo el ceño. "Quiero decir, Dios mío, eres una Robin Hood moderna, ¿no?" Pero
ella apretó la mano de Darien, quitándole cualquier posible aguijón que sus palabras
pudieran haber tenido.

Mientras el avión seguía volando inexorablemente más cerca de Nueva York, Jessie se
deslizó hacia su izquierda. La nueva posición le permitió ver a Darien sin vergüenza
mientras estiraba sus largas piernas y vagaba hacia la parte delantera de la cabina en
busca de más agua.
Vio que se encontraba con un miembro de la tripulación de la cabina, vio la vacilación de

la azafata antes de sucumbir a la deslumbrante sonrisa de Darien y su considerable
encanto. Una combinación letal y muy pocas personas parecían inmunes, pensó.
¿ Y por qué no? Darien era fuerte, dura cuando tenía que serlo, inteligente, y se notaba.
Pero siempre volvía a esa sonrisa. Fue su sonrisa la que primero llamó la atención de
Jessie. La atrajo y continuó teniéndola.
Sintiendo que el calor se acumulaba en lo más profundo de su ser, vio cómo el rostro de
Darien se animaba más y provocaba una carcajada de la azafata. Perdida en el momento,
Jessie casi se pierde la aproximación de Ben.
Levantó la vista, luego se movió hacia atrás para que cupiera mientras él se deslizaba
silenciosamente en el asiento que Darien había desocupado.
"Ella debería estar durmiendo," él dijo asintiendo en dirección a Darien.
"Se las arregló para hacerlo un poco antes, pero luego tuvo otra pesadilla," Jessie
respondió. "Vienen con más frecuencia y no va a ser más fácil, cuanto más se acerca a
Petrov. Odio admitirlo, pero estoy preocupado por ella."
La cara de Ben permaneció impasible. "Ustedes dos parecen haberse acercado."
Las palabras fueron dichas casualmente, pero Jessie estaba bastante segura de que había
detectado una nota de advertencia en el tono de Ben. "¿Hay alguna pregunta que quieras
hacer?" Dijo a la ligera.
"No. Simplemente estoy haciendo una declaración. No quiero verla lastimada."
Jessie sabía que solo hablaba por preocupación por Darien — por amor, cuando se trataba
de eso. Pero saberlo no alteró su reacción. Sintió una llamarada de ira. Aguda y rápida.
"¿Crees que voy a lastimar a Darien?"
"No intencionalmente, no." Un musculoso se frunció en la mandíbula de Ben. "Pero ella

está a punto de entrar en la línea de fuego."

"¿Crees que no sé eso? U odio el hecho de que si algo sale mal, nadie va a estar allí para
ayudar ... no voy a estar allí para ayudar?"
"Lo que creo es que Darien necesita centrarse en sobrevivir a lo que sea que Nadia Petrov
haya planeado mientras nos da al resto de nosotros tiempo suficiente para evitar que
Petrov ataque al G8. No estoy pensando en nada más."
"¿Crees que voy a ser una distracción para ella?"
Los ojos oscuros de Ben se fijaron en ella. "Eres una complicación en lo que concierne a
Darien. La he estado observando contigo, y ella es diferente. La has cambiado. No ayuda
que Grace se vaya a reunir con ustedes una vez que estén en Maine. Las cosas entre Grace
y Darien ... creo que a Darien le resulta difícil la perspectiva de una reunión."
" ¿ Qué estás diciendo?" Con cautela, Jessie trató de concentrarse, pero su garganta se
volvió más tensa y su voz ya no sonaba como la suya. "Si hay un problema entre Darien y
mi madre, por qué me estoy enterando de eso ahora?"
"No hay problema. No exactamente. Me preocupa cómo podría funcionar esto si Darien
tiene que explicarle las cosas a Grace."
"¿Explicarle qué exactamente? ¿Que ella se está acostando conmigo?”
"Sí."
"Ya basta, Ben." Sorprendidos, ambos se volvieron al oír la voz de Darien. Ella estaba de
pie cerca, dos botellas de agua sostenidas en manos de puños. Su voz era neutral, pero no
había duda de que la ira irradiaba de ella en oleadas.
Ben se puso de pie y se enfrentó a Darien, apenas unos centímetros separándolos. La

tensión entre ellos era palpable y Jessie se mordió el labio al ver que sus ojos se fijaban en
una especie de combate silencioso. Ninguno de los dos dijo nada y cuando el silencio se
hizo más tenso, Ben finalmente habló.
"No quiero verte lastimada," dijo. "Sé que todavía estás enojada conmigo porque oculté
información, y eso es mi culpa. Pero no estás pensando. No debería tener que recordarte
que las emociones se interpondrán en el camino del trabajo. Ellas te matarán. Y
comenzando cuando aterrizamos, necesitas tener la cabeza completamente en el juego o
no vas a sobrevivir."
"Aparte de este maldito dolor de cabeza casi constante, mi cabeza está bien. Lo que
necesito es que te retires y me dejes ser la que juzgue lo que es mejor para mí," Darien
dijo en voz baja.

Ella comenzó a pasar junto a él, pero Ben la detuvo, su nombre una pregunta en sus
labios.
Ella titubeó después de volverse para mirarlo y tuvo que ver el arrepentimiento
visiblemente grabado en su rostro.
"Olvídalo, Ben. He seguido adelante."
"No, no lo has hecho. No completamente. Y yo estaba fuera de lugar."
"Sí, lo estabas." Darien parecía a punto de decir algo más. Pero sea lo que sea, murió
cuando presionó sus labios fuertemente juntos y luego soltó un suave suspiro. "Ha sido un
día largo, Ben, y nos vendría muy bien dormir un poco."
Ben estudió la cara de Darien, claramente buscando algo. Ya sea que estuviera o no
satisfecho con lo que vio, Jessie no lo sabía. Pero él asintió bruscamente antes de darse la
vuelta y marcharse. Darien esperó un momento más y luego volvió a deslizarse en su
asiento. Sin decir una palabra, le entregó a Jessie una de las botellas que había estado
sosteniendo.
"Gracias," Jessie dijo. Ella destapó la botella y tomó un largo trago mientras miraba de
cerca a Darien. Las sombras bajo sus ojos hablaban de muy poco sueño y demasiada
adrenalina. Se veía tensa, casi frágil. O al menos lo hizo hasta que de alguna manera
entrenó su rostro y se desvaneció toda expresión.
Los segundos seguían transcurriendo. Cuando el silencio se prolongó lo suficiente, Jessie

extendió una mano y cogió un mechón de cabello suelto, manteniéndolo a un lado para
poder ver los ojos de Darien, su expresión. Ella claramente no estaba feliz. Bastante
justo. Tampoco ella. "Aún nos queda una larga noche por delante. ¿ Quieres decirme de
qué demonios se trata todo esto?”
Se sorprendió cuando Darien se giró y besó brevemente la mano que acababa de tocar su
mejilla.
La ira desapareció de su expresión cuando otras emociones nadaron en sus ojos. "Lo
siento, Jesslyn. Pero tanto como esta noche es, mañana será un día aún más largo. ¿ Te
importaría si dejamos una conversación seria para otro momento?”
Sí, me importa. Las palabras resonaron en la cabeza de Jessie, pero permanecieron

atrapadas allí. Sabía que no sería bueno enfrentarse a Darien cuando claramente no quería
hablar. Y especialmente no cuando estaban a punto de iniciar una danza cuidadosamente
coreografiada destinada a atraer a un astuto enemigo. Ella se tragó su decepción.

"No hay problema. Tendremos mucho tiempo para hablar sobre las cosas una vez que
lleguemos a Maine y estemos en el agua. ” Ella dudó, pero solo por un instante. "Sabes
que Ben solo dijo lo que hizo porque se preocupa."
"Lo sé," Darien dijo y luego la sorprendió lanzando una sonrisa irónica. "Pero ten cuidado
con él, o antes de que te des cuenta, te dará una copia de El cuidado y alimentación de un
asesino a sueldo."
Jessie la miró por un momento. "¿Viene con fotos?"

CAPÍTULO VEINTICUATRO
Aterrizaron en el JFK justo después del amanecer, el horizonte oriental era una paleta de
lavanda profunda, naranja y dorado cuando el avión hizo su descenso en Nueva
York. Jessie y Darien atravesaron el Jetway, atrapadas en una marea de pasajeros
cansados ansiosos por descender, antes de que pudieran separarse.
También dejaron detrás al resto del equipo sin mirar atrás. Sin palabras, ni siquiera se
intercambiaron miradas. Todos sabían sus roles y lo que estaba en juego.
Y nadie hace paranoicos como los agentes de agencia. Darien se rió para sí misma,
sabiendo que no era diferente mientras miraba a sus compañeros de viaje. El hábito había
estado arraigado desde la infancia, mejorado por años de entrenamiento, y ahora era una
parte tan importante de ella como el cabello oscuro y la piel dorada.
No le prestó mucha atención a nadie y no lo haría, a menos que mostraran más que un
interés pasajero en ella o en Jessie. Entonces memorizaría todo sobre ellos. Pero nadie se
destacó.
Tuvieron un vuelo más — un salto relativamente corto hasta Bangor en un Beechcraft

Bonanza privado — y luego un viaje a Bar Harbor, en la orilla del mar, donde recogerían
el barco que llamarían hogar en el futuro previsible.
El automóvil que Jessie alquiló resultó ser un roadster BMW gris oscuro. "No es
exactamente una Ducati, pero pensé que podrías disfrutar conduciendo," dijo con una
sonrisa. "Pero puedo conducir si estás muy cansada."
"No, estoy bien."
Deslizándose en el asiento del conductor, Darien puso en marcha el motor — un retumbar

sordo confortable — y sonrió cuando se encontró mirando a una cabina con suficientes
diales para competir con el avión que habían volado desde Francia. Sin embargo, había
mucho tráfico y con paradas para comprar comida y café para llevar, no había
oportunidad de ver lo que el auto realmente podía hacer. Pero seguía revisando los
espejos con tanta frecuencia como el camino por delante.
A media tarde estaba descalza con shorts y una camiseta sin mangas, parada en la cubierta
del Tao, un elegante blanco de trece metros similar a la mayoría de los otros barcos que
actualmente estaban atracados en el puerto deportivo. Respiró profundamente, consciente
del calor del sol, la brisa fresca, el aroma del mar y la sensación inconfundible de que la
estaban observando. Sus instintos se crisparon.

Hora del espectáculo, pensó y no estaba sorprendida. Ella ya había completado un

escaneo electrónico para buscar micrófonos de cualquier tipo, y por ahora el barco estaba
limpio. Pero sabía que era poco probable que siguiera así.
Miró a su alrededor con indiferencia mientras giraba los hombros e intentaba estirar los
músculos de la espalda que todavía estaban rígidos por demasiadas horas en los aviones.
Miró los barcos cercanos, luego miró hacia el estacionamiento, buscando lugares donde
alguien podría esconderse si querían ver sin ser vistos fácilmente. Solo había autos vacíos
y no vio a nadie que pareciera fuera de lugar. Pero sabía que estaban allí.
Al oír pasos suaves acercándose desde la cubierta, Darien sonrió levemente, sabiendo que
el sonido significaba que Jessie había terminado de revisar su alojamiento. Luego sintió
las manos de Jessie sobre sus hombros y comenzó a trabajar en los nudos, y cerró los
ojos.
"Oye," Jessie dijo. "¿Todo bien?"
"Define bien," murmuró, antes de agregar, "Tienes manos mágicas."
Jessie se rió. "No sabes ni la mitad."
No, probablemente no lo sabía. Todavía había tiempo y esperaba averiguarlo. Cerró los
ojos y disfrutó el momento. Pero a medida que su conciencia se intensificó, también sintió
que la tensión se transmitía a través de los dedos de Jessie. "Tu también lo sientes, ¿no?"
"Hay un lugar en la parte posterior de mi cuello que ha estado ardiendo desde que
llegamos aquí," Jessie respondió suavemente. "No estoy segura de por qué porque no
anticipé que harían un movimiento de cualquier tipo tan rápido."
"Supongo que han estado con nosotros desde que salimos de París."
"¿Por qué harían eso? No hubiera pensado que esto escalaría tan rápido."
"No creo que esto se trate de hacer movimientos repentinos. Es demasiado pronto y
Petrov no puede permitirse que su deseo de matarme arruine sus planes para los líderes de
la cumbre. Eso significa que ella tendrá que coordinar los dos eventos lo más cerca
posible. Así que creo que me está vigilando, tratando de anticipar lo que podría hacer."
"¿Y qué es lo que vas a hacer?"
"Mira y espera. Anticipar. Distraer."

Se giró y vio por primera vez a Jessie, que parecía demasiado apetitosa en shorts y un
bikini. Por lo que pareció un largo tiempo, aunque podría haber sido solo medida en
segundos, ella simplemente miró. Su pulso latió en la base de su garganta mientras su
mirada viajaba, deteniéndose en lugares que hacía que el latido de su corazón aumentara.
Como la pendiente de los pechos de Jessie y su boca pálida y suavemente curvada.
Se inclinó más cerca y rozó su boca ligeramente sobre la de Jessie, suave y gentil, luego
lamió y besó su camino hasta su clavícula. No quería nada más que quedarse. Pero lo que
estaba sintiendo era diferente. Real. Más que cualquier cosa que haya experimentado
alguna vez. También era muy consciente de los ojos desconocidos que las observaban.
Se obligó a retroceder antes de perderse lo que pasaba por el control de Jessie. "¿Por qué
no sacamos el bote un rato, nos acostumbramos a su manejo? Para cuando regresemos,
necesitaremos combustible y podremos cenar temprano en el restaurante del puerto
deportivo."
Jessie destelló una mirada de ojos turbios y llenos de algo que hizo que Darien desease
estar a solas. En la cama.
"¿Es esa tu mejor oferta?"
Darien le dio una última mirada. "Lo es, por ahora. ¿Puedes desamarrarnos?”
Jessie asintió y se puso a trabajar, manejando eficientemente las cuerdas del muelle
mientras Darien ponía en marcha los motores. Ronronearon suavemente cuando Jessie
saltó a bordo.
Jessie estaba sentada en una silla giratoria en el puente superior y vigilaba el viento y la
corriente mientras Darien maniobraba el gran bote lejos del muelle y se alejaba
lentamente del puerto deportivo. El barco venía con las antiguas palancas del acelerador y
los controles de la palanca de mando y podía ver a Darien probando ambos,
familiarizándose y sintiéndose cómoda con la forma en que manejaba el bote mientras
enfilaba hacia un indicador del canal.
Ella hizo un giro una vez que despejó el marcador y aumentó la velocidad con un ligero
empujón del acelerador mientras se movían hacia aguas abiertas. La respuesta del bote fue
inmediata y la boca de Darien se alzó en las comisuras, pero sus ojos estaban cubiertos
por oscuros lentes de sol de aviador, por lo que Jessie no supo qué estaba pensando.
Como si pudieras, se dijo a sí misma. Ignorando el debate en su cabeza, preguntó,

"¿Sabes a dónde vamos?"

"No tengo idea alguna. Solo quiero ver cómo se maneja el Tao. Asegurar de que no haya
sorpresas. Dado que este es tu territorio, por qué no decides?" Indicó el sistema de
navegación frente a ella con un movimiento de una mano, mientras mantenía la otra en el
timón para controlar el bote. "¿Ves algo que te guste?"
Jessie miró hacia la mano de Darien y sintió un aumento de adrenalina. "Sí."
Darien se rió y el humor cambió de impredecible a un deleite sensual. "¿Qué hay de elegir
una dirección primero?" Dijo, extendiendo su mano libre.
Jessie la tomó, entrelazando sus dedos. Sintió la fuerza cálida y sólida de la mano de
Darien y tragó. " ¿ Por qué no nos dirigimos hacia las islas Cranberry? No estará tan
ocupado como en cualquier lugar alrededor de Mount Desert."
Darien alteró el rumbo del bote y un momento después las hizo dirigirse al sureste.
"Arañadnos. Suena sabroso."
Jessie negó con la cabeza y luchó contra una sonrisa, luego se dio cuenta de algo. "Nunca
has estado aquí y te juro que ni siquiera miraste el GPS o el sistema de navegación.
¿Cómo diablos supiste hacer eso?”
"Estudié los mapas mientras estábamos en París. ¿Recuerdas?"
"¿Y eso fue todo lo que se necesitó?"
Cuando Darien se encogió de hombros, Jessie se dio cuenta de que su estudio de los
mapas era todo lo que necesitaba. Una memoria fotográfica de algún tipo. Y a pesar de
que Jessie había crecido explorando los canales costeros de Maine, Darien ya parecía
conocerlos tan bien como, si no mejor, que ella. Mantuvo todos esos mapas en su
cabeza. Asombroso.
"Aquí," Darien dijo después de unos minutos. " ¿ Por qué no tomas los controles por un
rato?"
"¿De verdad?"
Darien se deslizó fuera del asiento del piloto. "Conoces el área, pero no conoces el
barco. Me gustaría que te sientas lo suficientemente cómoda como para que, si alguna vez
estoy fuera del juego, incapaz de ayudar, podrás hacer lo que sea necesario."

Jessie había estado ansiosa por poner sus manos en el gran bote, pero no le gustaba el
sonido de la posibilidad que Darien acababa de describir. La realidad, se dio cuenta,
acababa de ser evidente.
Para cualquiera en el agua, o incluso en el puerto deportivo, ella y Darien parecían una
pareja normal, disfrutando de unas vacaciones en las hermosas aguas de la costa de
Maine. Excepto que no eran una pareja y no eran vacaciones. Ella había cometido un
error — un error de novato que podría ser letal en el campo — al permitir que la línea
entre las apariencias y la realidad se desdibuje. Pero como las palabras de Darien
acababan de recordarle claramente, se estaban aproximando rápidamente a la cúspide de
una operación peligrosa y había vidas en juego, una de las cuales era la de Darien.
Apretó los dientes pero de alguna manera logró sonreír. "Te escuché."
Ella comenzó a moverse hacia el timón, pero Darien la detuvo. "Lo siento, Jesslyn. Solo
intento estar un paso adelante y asegurarme de que tengamos planes de contingencia en su
lugar. Eso es todo. No quiero que te preocupes. Ven y toma el timón."
Darien gentilmente tiró de la mano de Jessie, acercándola más y tocando sus dedos
entrelazados con sus labios. La expresión de su rostro dejó a Jessie ligeramente sin
aliento, llena de una embriagadora anticipación, y de repente se sintió como si le
ofrecieran algo más que el control del Tao.
Pero también reconoció que manejar toneladas de yates en un canal abarrotado era
probablemente una apuesta más segura para lidiar con la mirada en los ojos de Darien. Al
menos por el momento. Tragó saliva, se dio cuenta de que Darien estaba diciendo algo, y
se obligó a tratar de concentrarse. Algo sobre —
"¿Videojuegos?" Darien repitió. "¿Alguna vez has jugado videojuegos?"
"Por supuesto." Ella había jugado más de lo que había compartido a lo largo de los
años. "¿Quieres jugar más tarde?"
Darien se rió, pero no respondió al doble sentido más allá de una ceja levantada. "La
palanca de mando no es diferente. Como un videojuego. Pero no juegues solo con la
palanca. Antes de regresar hoy, me gustaría que te sientas cómoda con ambos conjuntos
de controles."
Jessie asintió y tomó los controles, feliz de concentrarse en algo más que la sangre
caliente que corría por sus venas. "Dulce," murmuró mientras el bote respondía a su
toque.

Darien permaneció cerca pero le permitió aprender de primera mano cómo se manejaba el
barco y cómo corregirlo cosas como el viento, las corrientes y las mareas. Una vez que
quedó claro que estaba cómoda, Darien le mostró cómo ingresar puntos de referencia y
configurar el piloto automático usando el sistema de navegación de pantalla táctil.
"¿Cómo es que sabes cómo usar todo este equipo?"
"Probablemente he usado algo similar en algún momento u otro. Y es tecnología,

verdad?”
Jessie la miró un momento más. "¿Así que leíste el manual?"
"Sí." Ella sonrió levemente. "Estoy segura de que sí, en algún momento."
Estaba claro que estaba intentando no reírse, Jessie se dio cuenta. También estaba
tratando de mantener una estrecha vigilancia sobre el radar que barría continuamente la
tabla de navegación en la pantalla de la computadora. "¿Qué estás buscando?"
"Cualquiera que siga nuestro curso demasiado cerca."
"¿Y?"
Sacudiendo rápidamente la cabeza, Darien le aseguró que no había nada lo

suficientemente cerca como para preocuparse. Lentamente relajándose, Jessie observó
cómo se retiraba la pared rocosa de la orilla y sintió cómo los recuerdos de veranos de
hace mucho tiempo se removían en su interior. El aroma, el sabor, la sensación de la
experiencia eran familiares, y ella tenía quince años otra vez, decidida a explorar cada
isla.
Mientras se sacudía el pasado y volvía a deslizarse en el presente, comenzó a apreciar la

impresionante belleza natural de la costa de Maine que no había disfrutado en mucho
tiempo. El cálido sol de Julio y las refrescantes brisas marinas, las pintorescas bahías, las
penínsulas escarpadas y las aguas cristalinas. Incluso las ballenas disfrutaban de un día de
verano perfecto, y sonrió cuando Darien señaló la primero, y luego otras dos ballenas
jorobadas saliendo a la superficie cerca de su proa de estribor.
Darien notó que tanto ella como Jessie estaban más relajadas cuando trajo el barco de
vuelta al puerto deportivo.
Había sido un día sin incidentes, lo que en su experiencia lo hizo un buen día. El agua
había estado en calma y el bote se había manejado excepcionalmente bien, mejor de lo

que podría haber esperado. Se sintió segura de que Jessie podría lidiar sola con el gran
bote si lo necesitaba. Y si era sincera consigo misma, el día en el agua la había ayudado
más que si hubiera podido pasar el día recuperándose del sueño perdido.
La presencia de lanchas rápidas militares patrullando el agua y un trío de helicópteros que

zumbaban de vez en cuando en el aire sobre sus cabezas demostraron ser
sorprendentemente tranquilizador mientras servían como un recordatorio constante.
Había un trabajo a mano y un enemigo aún no visto. Le ayudó a mantenerse concentrada.

Calmada. Fundamentada.
Lista para enfrentar lo que sea que haya esperado justo en la siguiente curva.
Más importante aún, había dado el primer paso para hacerse muy visible, permitiendo que
cualquiera que quisiera o necesitara saber que ella había llegado. Estaba aquí en Maine. Y
aunque fue contra años de adoctrinamiento y entrenamiento, tuvo que recordar que esta
vez, ella no era la cazadora. Era la presa. La trampa ya estaba lista, y todo lo que
necesitaba era que Petrov mordiera el anzuelo. Y lo haría. Su necesidad de venganza era
demasiado fuerte, algo con lo que Darien podía identificarse y comprender fácilmente.
Excepto, en una suposición, ella tenía más experiencia en venganza que Petrov.
¿Sabía Petrov lo suficiente como para cavar dos tumbas?
Sacudió la cabeza en un inútil intento de disipar sus pensamientos, luego vio a Jessie
saltar al muelle y se encontró agradablemente distraída. Incluso si fue solo por un
segundo o dos, se detuvo para admirar el trasero bien proporcionado de Jessie mientras se
agachaba para atar una cuerda a una de las abrazaderas. Un momento después, sofocó un
gemido y jaló su labio inferior entre sus dientes cuando Jessie se giró y la atrapó mirando.
Compórtate, Jessie murmuró, luego cruzó los ojos.
Darien se rió a carcajadas y se encogió de hombros semi disculpándose antes de dirigirse

abajo. Se detuvo el tiempo suficiente como para agarrar una muda de ropa — shorts, una
camisa de seda y una camiseta blanca de algodón — luego dejó el camarote principal para
Jessie mientras se dirigía a la parte delantera. Una ducha rápida debería servir.
Preferiblemente fría.
Cuando regresó, encontró a Jessie sentada en el borde de la cama con una bata de seda
roja y una toalla secando su cabello. Jessie levantó la vista y sonrió, su cara rosada por el
sol y el viento. "Me acabo de dar cuenta, a menos que hablemos de informal, que no
tengo nada que ponerme que se considere apropiado para la cena."

"Bien," Darien dijo mientras se acercaba lentamente a la cama. Más cerca hasta que todo
lo que pudo oler era el delicado aroma del champú mezclándose con un aroma que era
pura Jessie. "No te pongas nada."
Jessie se rió. "No puedo salir a cenar vestida en — " Sus palabras se desvanecieron y sus
ojos se ensancharon cuando Darien se detuvo a solo centímetros de su rostro.
Se inclinó hacia Jessie, hacia donde podía sentir el aliento de Jessie contra los húmedos
mechones de cabello que se le pegaban a la cara.
"¿Darien?"
El beso suave que Darien rozó contra su mejilla hizo que Jessie se estremeciera. "Creo
que deberías quedarte aquí, usando exactamente lo que llevas puesto — y nada más —
mientras compro la cena en el restaurante y la traigo de vuelta."
"¿Quieres que me quede aquí usando solo esta bata?"
"Sí ... no." Darien negó con la cabeza y alcanzó la cinta que sostenía la bata cerrada. Se
soltó con un solo tirón, y luego levantó sus manos a las solapas y las separó suavemente.
"Eres muy hermosa. Me quitas el aliento, y no quiero nada más que hacer el amor
contigo. Quiero sentirte envolverte a mi alrededor. Quiero escuchar mi nombre en tus
labios y sentir que te deshaces en mis brazos. Entrégate a mí, Jesslyn. Te prometo que no
te lastimaré."
"No hagas promesas que no puedas cumplir."
"Supongo que tendrás que confiar en mí," dijo, sus labios a un aliento de los de Jessie.
"Nunca hago promesas a menos que tenga la intención de cumplirlas."
Ella cerró la última distancia y rozó un beso en los labios de Jessie, cálidos y suaves,
totalmente con la intención de irse, para recoger la cena. Pero Jessie claramente tenía sus
propias ideas y cambió el tono del beso cuando empujó a Darien hacia la cama con una
presión irresistible. Fue voluntariamente, sintió como el beso se profundizaba, se volvió
exigente. La llenó de hambre y una súbita oleada de calor que se filtró en su cuerpo y
fluyó en su sangre.
Y Darien respondió, perdiéndose en el momento, cediendo a la avalancha de sensaciones

y emociones que la inundaron. Sin reservas. Sin dudarlo. Sin retener.

CAPÍTULO VEINTICINCO
En la nebulosa luz del amanecer, Darien abrió los ojos sintiéndose desorientada. No sabía
cuánto tiempo había dormido ni qué hora era. Tampoco podía decir lo que la había
despertado. Pero por primera vez en mucho tiempo, se había despertado sin que las
imágenes de Praga llenaran su mente.
Mientras reflexionaba lentamente sobre ese sorprendente conocimiento, la conciencia de

su entorno se amplió y se encontró escuchando el sonido del agua golpeando suavemente
contra el casco. Respiró hondo y sonrió, disfrutando del suave balanceo del bote y del
calor que emanaba de la mujer que yacía a su lado.
Jessie parecía tan perfecta allí, tendida sobre su estómago con las mantas agrupadas
alrededor de sus caderas y largas pestañas puntiagudas sombreando sus mejillas. Era tan
dolorosamente hermosa dormida como lo era despierta. Y sexy como el infierno.
Darien cerró los ojos por un momento. Sabía que fácilmente podía perderse solo
observándola dormir y juraba que podía sentir cada respiración que tomaba. Escuchar
cada latido de su corazón.
Ya no estaba sorprendida de descubrir que Jessie podía hacer que su sangre corriera con
deseo ardiente una sola mirada. O causarle dolor sin siquiera intentarlo. Pero se
sorprendió de lo rápido que se había formado un vínculo muy real y de cómo Jessie le
hizo querer cosas que Darien nunca había considerado posibles.
Es curioso cómo unas pocas semanas pueden cambiar todo. Podía acostumbrarse tan
fácilmente a esto, pensó, y quería mantener cerca los sentimientos.
Café. Ella necesitaba café.
Se deslizó silenciosamente de la cama, teniendo cuidado de no molestar a Jessie. El aire

era frío y húmedo, y se estremeció cuando rozó su piel desnuda. Pero era más sencillo
agacharse y recuperar los shorts y la camiseta que había arrojado a un lado la noche
anterior, en lugar de tratar de encontrar sus jeans. No si no quería despertar a Jessie. Sin
pensarlo más, recogió la ropa del suelo y fue al baño.
Justo cuando regresaba al camarote minutos después, sus instintos comenzaron a temblar
y zumbar. Darien había aprendido hace mucho tiempo que nunca los cuestionaba, y se
movió a la mesita de noche y recuperó el SIG Sauer que había dejado allí. Lo revisó por
costumbre, a pesar de que sabía que lo encontraría de la manera en que siempre lo
dejaba. Completamente cargado con una bala en la cámara. Pero se sintió mejor al

comprobar, y se guardó la pistola en la parte baja de la espalda antes de dirigirse a la

cocina.
Aún sin saber qué había causado que sus instintos se contrajeran, dejó las luces
apagadas. Se movió silenciosamente entre las sombras, encendió la cafetera y luego se
quedó inmóvil en la oscuridad.
Respirando lenta, superficialmente, sin hacer ruido, dejó que los sonidos de su entorno la
inundaran mientras escuchaba.
Al principio, todo lo que escuchó fue el distante ulular de una sirena de niebla. El susurro
de una brisa mezclada con sal.
El golpeteo del agua contra los pilotes del muelle. Su sangre latiendo a través de ella. Pero
luego un leve ruido la alertó. El sonido inconfundible de alguien acercándose en el muelle
cercano.
Darien esperó, escuchó, y un momento después, oyó el sonido de pasos en las tablas de
madera, más cerca ahora. Suave. Cauteloso. Cuando su entrenamiento se activó, se quitó
los zapatos y tomó su SIG, sosteniendo su peso familiar cómodamente en su mano. Y con
los pies descalzos sin hacer ningún ruido, avanzó hacia las escaleras.
En algún momento durante la noche, una espesa niebla había entrado y envuelto la costa
en un manto gris. Era casi impenetrable, la visibilidad limitada a solo unos pocos
centímetros. Pero podía sentir la presencia de alguien en el movimiento del aire, y
mientras despejaba las escaleras y se deslizaba hacia la cubierta, se dio cuenta de que
apenas podía haber suficiente luz para ver — pero solo la luz suficiente para matar.
Esperó en las nebulosas sombras, manteniéndose perfectamente quieta hasta que vio al
intruso materializarse a través de los cambiantes velos de la niebla. Quienquiera que fuese
estaría recibiendo una sorpresa, pensó. Arma desbloqueada y cargada, esperó hasta que se
acercara un poco más. "Puedes también terminar de avanzar," dijo. "Pero vas a querer
entrar dulce y suave porque tengo un SIG en la mano y puedo garantizarte una cosa. No
fallo — no a ninguna distancia."
Un instante después, vio cómo se transformaba el intruso.
"Hola, Darien. Ha pasado mucho tiempo," Grace Lawson dijo antes de acercarse. Pero
mantuvo sus manos visibles y vacías, entrando suave como se le pidió.
Todo dentro de Darien se quedó dolorosamente inmóvil. Lentamente bajó el arma a su

lado, pero la mantuvo en su mano. Grace era la madre de Jessie y alguien que una vez
conoció. Una amiga de Ben. Una amiga de su propia madre. Pero en este momento, la

única que tenía su completa confianza era Jessie. Cualquier otra persona tendría que
ganársela.
"Tienes suerte," dijo. "Mi respuesta normal es disparar sin hacer preguntas. En este caso,
eso también significa tirar a la gente por el costado cuando intentan subir a bordo sin
permiso."
Grace era lo suficientemente inteligente como para no discutir. "Buen punto," dijo y
sonrió, de repente parecía más joven y aún más familiar.
El tiempo se fragmentó y Darien sintió el penetrante lacerar de recuerdos, recordándole

otra vida, otra época, y una mujer a la que una vez había amado tanto como a su propia
madre.
"¿Por qué estás aquí, Grace? ¿Hay algún problema que no se pueda comunicar a través de
los canales a través del teléfono satelital? Ben me advirtió que era probable que quisieras
una reunión cara a cara, pero no puedo imaginar por qué.”
" ¿ No puedes? Hubo un tiempo en que hubieras estado feliz de verme. ” Grace calló,
estudió a Darien y luego suspiró. "Hace poco me recordaron que ha pasado mucho tiempo
desde que te vi o hablé contigo. Y con las cosas rápidamente llegando a un punto crítico,
pensé que era tiempo de cambiar eso."
"¿Tiempo? ¿Pensaste que era tiempo?" La tensión brilló en su voz cuando un susurro de
ira se filtró en la sangre de Darien. "Bueno, no es tan malditamente maravilloso."
No hubo ningún cambio visible en la expresión de Grace, pero Darien escuchó el leve
enganche en su respiración. Vio a Grace tragar y la vio que reunía sus formidables
reservas alrededor de ella antes de que finalmente hablara.
"Han pasado casi quince años, Darien. Incluso tendrías que admitir que ha pasado mucho
tiempo. Además, ambas sabemos que tienes a mi hija contigo."
"Sí, qué te parece," Darien dijo secamente y se obligó a sonreír. "Imagina mi sorpresa
cuando uno de los agentes que enviaste a París resultó ser tu hija. Especialmente después
de que hiciste todo lo posible para asegurarte de que nuestros caminos nunca se cruzaran,
hace todos esos años."
Todavía dolía, se dio cuenta. Maldita sea. Quince años después y todavía le dolía que
Grace hubiera decidido alejarse de la niña que había sido, dejando a Ben para lidiar con
las consecuencias inevitables. Darien llevó el dolor a un rincón oscuro de su mente. Pero
tomó más esfuerzo de lo que había previsto, y tuvo que luchar para mantener su expresión
neutral, su voz firme.

"Debías saber que Ben me traería," continuó. "Así que es lógico que supieras que Jesslyn
terminaría conociéndome — trabajando conmigo — cuando la mandaste a trabajar con
Ben."
"Pensé que ese podría ser el caso. Pero no podía permitir que influyera en mi decisión de
enviar a Jesslyn. Ella es buena en lo que hace, lo que la convirtió en la elección
correcta. Y me atengo en lo que creo que fue la decisión correcta."
Cuando Darien no respondió, Grace hizo una pausa, la miró fijamente durante unos largos
segundos y luego ajustó su postura. "En cuanto a la decisión que tomé hace quince años
— de dejarte con Ben — no espero que lo entiendas, Darien, pero creí que necesitaba
proteger a mi familia. A mi hija. E hice lo que pensé que era mejor para todos los
interesados."
A pesar de su mejor esfuerzo, Darien sintió que su pulso se aceleraba y luchaba por
mostrar una calma que no sentía. "¿Honestamente pensaste que lastimaría a Jesslyn?"
"No, intencionalmente, no. Pero intenta ponerte en mi posición, Darien. Incluso antes de
que termináramos de destruir lo que todos esperábamos que fuera el último del Gremio,
estabas fuera de control. Querido Señor, eras casi salvaje." Hizo una pausa como si
esperara una discusión. Cuando no llegó ninguna, ella continuó. "Solo tenías trece años,
pero habías vivido toda tu vida en las sombras y acababas de pasar la mayor parte del año
cazando y matando gente con un único propósito. Si puedes recordar eso, ¿cómo podías
esperar que arriesgara ...?”
Como podía esperar que arriesgara a Jesslyn, Darien silenciosamente terminó por ella y
cerró los ojos brevemente. " ¿ Sabes qué, Grace? Es vieja historia. No puede ser
cambiada. Nada de eso puede y las dos estamos mejor olvidándonos de eso. Pero hay una
cosa que debes saber. Jesslyn es más que buena. Ella es la mejor."
Se dio cuenta de su error casi tan pronto como lo dijo, incluso antes de que la cabeza de
Grace se levantara.
Ella había revelado claramente algo de sus sentimientos. En su voz o a través de sus
palabras. Grace confirmó su sospecha un instante después.
"¿Qué has hecho, Darien?"
Darien permaneció en silencio bajo la intensidad y el peso del escrutinio de Grace antes
de salir de las sombras. "Sería un error pensar que aún me conoces," dijo, dejando la
pregunta de Grace sin respuesta mientras tranquilamente colocaba su arma en la parte
baja de su espalda e indicaba las escaleras. "Jesslyn todavía está dormida, pero el café ya
debe estar listo. Puedes tomar una taza mientras esperas a que se levante. Tal vez ella

estará más inclinada a responder tus preguntas. ¿ Todavía lo tomas negro con una de
azúcar?”
"Me sorprende que lo recuerdes."
"Lo recuerdo todo, Grace."
Darien desechó los pensamientos que se entrometieron, desechó viejas heridas, dejando
solo un doloroso vacío. Ella comenzó a darse la vuelta y vio a Jessie parada cerca de la
parte superior de las escaleras. Usando una de las camisas blancas de algodón de Darien,
con solo un par de botones abrochados. Tenía los ojos muy abiertos, pero su boca estaba
aplanada en una línea dura, mientras que la expresión sombría en su rostro decía que
había escuchado demasiado.
La cabeza de Jessie estaba dando vueltas y por un momento todo lo que pudo hacer fue
respirar. Demasiado tarde recordó la advertencia de Ben acerca de que las cosas no habían
terminado bien entre Darien y su madre. En ese momento se había preguntado a qué se
refería. Ahora parecía que finalmente se había enterado, pero todavía no estaba segura de
estar juntando todo correctamente. ¿Lo estaba?
Miró a Darien, notó con tristeza que su hermoso rostro estaba singularmente sin
expresión, luego se volvió para mirar a su madre. "¿Acabo de escucharte correctamente?
¿La abandonaste por mi culpa?”
Su madre se estremeció y parecía como si no quisiera ser parte de la conversación, pero

Jessie no estaba dispuesta a permitir eso. "Maldita sea, madre, acabo de oírte decirle a
Darien que la dejaste atrás para protegerme. ¿Eso es lo que pasó? ¿Es eso lo que hiciste?”
Antes de que Grace pudiera responder, Darien se puso delante de Jessie. Bloqueando la
vista de su madre, esperó hasta que los ojos de Jessie se conectaron con los de ella. "Voy
a cambiarme y salir a correr." Levantó la mano y tocó brevemente la cara de Jessie. "Les
dará algo de privacidad a ti y a tu madre para que puedan hablar. También me dará la muy
necesaria oportunidad de aclarar mi mente."
"No creo que sea una buena idea." Jessie se dio cuenta de que Darien no estaba
escuchando y sintió un escalofrío que no tenía nada que ver con el aire frío que le
susurraba sobre la piel. "Maldita sea, Darien, no. Solo le estás dando a Petrov la
oportunidad de atraparte. Lo que significa que lo último que debes hacer es ir a algún lado
sola."

Darien no mostró reacción más allá de una risa baja y sin alegría. "Soy la última persona
de la que debes preocuparte cuando se trata de cuidar de mí misma. Si aún no lo has
descubierto, estoy segura de que Grace estará muy feliz de completar los espacios en
blanco que puedas tener. Y todo el objetivo de que estemos aquí es darle a Petrov esa
oportunidad."
Jessie la miró y frunció el ceño. Claramente, ella y su madre necesitaban hablar. Pero la
distancia que Darien estaba arrojando entre ellas era un problema mucho más grande. La
tensión giraba entre ellas. Se sentía tangible, tenía peso y sustancia, y peor aún, no podía
pensar en ninguna forma de cambiar las cosas, de detener lo que estaba sucediendo. Su
incapacidad para pensar la dejó congelada, una parte del cuadro cubierto de niebla en la
cubierta, mientras veía a Darien desaparecer por las escaleras.
Todavía estaba allí de pie bajo los ojos vigilantes de su madre, demasiado entumecida
para moverse o decir algo, cuando Darien regresó un par de minutos más tarde. Se había
puesto unos shorts negros de licra y una camiseta negra de manga larga, y se había
recogido el cabello en una coleta suelta. Se veía tan oscura y peligrosa como siempre lo
había hecho, exudaba fuerza y caminaba con la misma confianza fácil que siempre
tenía. Pero Jessie también podía sentir su creciente aislamiento y se sintió obligada a
volver a intentarlo.
"Dare, por favor escucha. Realmente no estoy segura de que sea una buena idea.” Por un
instante, Jessie pensó que la había convencido. Pensó que había visto las barreras que
Darien había erigido a su alrededor comenzar a fracturarse.
"Esto duele," Darien murmuró. "¿Por qué pensé que no lo haría?"
"¿Qué duele, Darien?"
Pero incluso mientras hacía la pregunta, una máscara se cerró sobre la cara de Darien,
recordándole a Jessie cuán buena era realmente en eso, en aislar al mundo y a todos los
que estaban dentro.
"Tengo que ir. Más temprano que tarde, Petrov necesita una oportunidad para atraparme.
Y todos sabemos que será mejor para todos los interesados si estoy sola cuando venga por
mí."
Sin decir fue que si alguien — si Jessie — estaba cerca de ella cuando Petrov finalmente
hiciera su movimiento, podría convertirse en daño colateral. No necesitó ser dicho. Pero
maldita sea, seguramente si usaran su inteligencia colectiva, podrían llegar a un plan
mejor que este. "Darien, espera. Tenemos que pensar esto muy bien."

No era sorprendente, Darien no escuchó. En cambio, Jessie la vio alejarse, moviéndose

como un fantasma con un silencio desconcertante mientras desaparecía de la vista sin
mirar atrás. Jessie continuó mirando la niebla mucho después de que la sombra de Darien
se hubiera desvanecido antes de volverse finalmente para mirar a su madre, que estaba
observando intensamente. "Necesito un café."
No se molestó en esperar una respuesta mientras bajaba hacia la cocina, encendiendo el

interruptor de la luz mientras ella pasaba para ahuyentar la repentina oscuridad
opresiva. Metió la mano en un armario, bajó dos tazas, y las llenó con café, agregando un
solo cubo de azúcar a uno antes de pasárselo a su madre.
"Háblame," dijo, apretando fuerte su propia taza de café con ambas manos, tratando de
absorber su calor. "Explícame cómo la mujer que creía conocer toda mi vida podría haber
dejado atrás a una niña de trece años para que se las arreglara sola. Especialmente una
niña que todavía estaba tratando de lidiar con el asesinato de su madre."
Jessie vio sus palabras dar en el blanco y las brillantes luces de la cocina enfatizaron la
repentina palidez de Grace.
Hubo un largo silencio, y luego escuchó la suave voz de Grace preguntar, "¿Cuánto sabes
sobre lo que sucedió en Praga hace quince años? ¿Cuánto compartió Darien?"
"Diría que me contó la mayor parte. Sobre los hombres que la agarraron, y de presenciar
lo que le hicieron a su madre. Sobre escapar del burdel y perseguir a los asesinos. Y sobre
ti y Ben encontrándola y ayudándola a terminar el trabajo."
Grace inhalo silenciosamente. "Me sorprende que haya revelado tanto. La Darien que una
vez conocí nunca hubiera sido tan abierta."
"Ella ha cambiado. Incluso en el poco tiempo que la conozco, puedo ver que ha
cambiado." Jessie se dejó caer en el sofá, con los antebrazos apoyados en las rodillas, las
manos aún buscando el calor de la taza de café, mientras miraba a los ojos de su
madre. Así como ella los suyos, pero nada de lo que vio le dio una pista. "Es mi trabajo
analizar e interpretar información, pero lo único que nunca pude entender y Darien nunca
compartió voluntariamente fue cómo terminó con Ben en Londres. Directamente a los
brazos esperando del MI6. Era como si nunca hubiera tenido la oportunidad de hacer o ser
otra cosa que lo que es."
"¿Una asesina?"
"Una agente muy talentosa y muy mortal," Jessie respondió sin calor. "Así que imagina
mi consternación cuando te escucho decir que elegiste dejarla con Ben para protegerme.
¿Cómo diablos pudiste haberle hecho eso?”

"En realidad, cariño, estaba pensando en ti."
Jessie se estremeció. "¿Cómo puedes decir eso?"
"Porque es la verdad, Jesslyn. Te conocía pero también conocía a Darien. Y a pesar de

que solo tenías quince años, supe instintivamente que le echarías un vistazo a ella — a esa
salvaje y hermosa mujerniña — y eso sería todo para ti. En ese momento, el pensamiento
me aterrorizó."
En algún lugar, una sirena de niebla ululó tristemente. A medida que el sonido se
atenuaba y se desvanecía, solo dejaba que el agua golpeara el casco para perturbar el
silencio.
"Bueno, puede haber tomado quince años," Jessie dijo en voz baja, "pero resulta que
siempre has tenido la razón."

CAPÍTULO VEINTISÉIS
El sol de la mañana había consumido los restos de niebla cuando Darien se detuvo a
tomar un café en una pequeña cafetería cerca del muelle. La multitud de turistas y
lugareños se había reducido. Pero mientras charlaba con la joven camarera — tal vez de
diecinueve años, y ahorrando para poder irse a la universidad — aprendió que los
negocios se mantendrían bastante estables antes de volver a aumentar a la hora del
almuerzo.
"No me importa, me gusta estar ocupada," la chica dijo. Le dio a Darien una mirada
evaluadora y le dirigió una sonrisa descarada antes de agregar, "Y los consejos son muy
buenos, especialmente por parte de la multitud de las embarcaciones."
Llevando su café a una pequeña mesa afuera cerca de la puerta de entrada, Darien tomó
un sorbo y luego apoyó su cabeza contra la pared detrás de ella. Observó cómo la gente se
estacionaba cerca, salía de sus automóviles y recogía el café antes de volver a meterse en
sus vehículos y marcharse. Otros trotaban o caminaron con sus perros. Ellos sonrieron y
asintieron con la cabeza hacia ella. Levantó su café en señal de saludo y devolvió la
sonrisa.
Solo otro corredor estaba enfriándose, disfrutando de la vista. Reflexionando en la

mañana.
El omnipresente aroma del mar y las inminentes flores de hoja perenne habían hecho su
trabajo, sirviendo para calmarla y tranquilizarla. Y como había esperado, la carrera había
ayudado a aclarar su mente. Siempre lo hizo. Pero también había producido un beneficio
secundario inesperado. Había ayudado a aliviar el dolor de cabeza que parecía haberse
convertido en su compañero constante desde su última pelea en Oz.
Era justo, pensó con ironía, ya que había recogido a otros compañeros en el intercambio.
Ella había sido muy consciente de ellos, los ojos invisibles que tenían sus sentidos
hormigueando desde el momento en que dejó el barco.
Sabía, por supuesto, que algunos de sus observadores serían parte del equipo conjunto
MI6-CIA que Ben y Grace habían puesto en el terreno. Asignado para monitorear, pero
no interferir. Esperaba que Petrov se moviera para que ellos pudieran seguirla hasta donde
se escondía.
Pero hubo otros. Cuando se detuvo para atar un cordón en su tenis y miró hacia atrás, todo
lo que captó fueron figuras de sombras. Nada más apareció realmente, lo que le dijo que

estaban bien. Y eso tenía sentido. En esta etapa tardía del juego, ella esperaba que Petrov
hubiera cuidado todos los detalles e iba con sus mejores recursos.
Darien se encogió de hombros. Todavía no había nada que ella no pudiera manejar.
Por alguna razón, posiblemente persistente inquietud, al final de su carrera había

continuado en el corazón del pueblo en lugar de volverse al puerto deportivo. Solo
después, cuando se encontró mirando sin rumbo en los escaparates, se dio cuenta de que
estaba evitando regresar al barco. La idea la molestó. En circunstancias normales, no se
consideraría una cobarde.
Pero entonces estas no son circunstancias normales, ¿verdad?
No, lejos de eso. Consideró la naturaleza de su inquietud y reconoció que debería estar en
constante movimiento, buscando a Petrov. No sentada aquí, muy visible, esperando que
Petrov actúe. No había previsto cuán pesada sería la postura pasiva sobre ella. Pero
debería haberlo sabido.
Necesitaba actuar para que las cosas comenzaran. Terminar las cosas. Luego seguir
adelante.
Ver a Grace otra vez no había ayudado. Su inesperada aparición había removido el polvo
y los residuos que Darien creía que estaban manteniendo cubierto el pasado de forma
segura. Ella había expuesto todas las ruinas, el dolor y la pena que Darien había intentado
durante años mantener bajo control. Y le había recordado a Darien cuánto tiempo se había
escondido, creyendo que era más fácil que interactuar con la gente. Más fácil que explicar
lo que había sucedido y lo que había hecho. En qué se había convertido.
¿ Y ahora? Evitar a Grace y cualquier historia que hubiera contado a estas alturas no
resolvería nada. No es que creyera que había algo que Grace pudiera decirle a Jesslyn que
ella misma aún no le había contado. E incluso si Grace proporcionaba detalles que Darien
había omitido, realmente no creía que ninguna revelación nueva tuviera el poder de cortar
los hilos que la unían a Jesslyn. O al menos necesitaba creer eso.
Se dio una sacudida mental. El pasado era el pasado y no podía ser cambiado. Había un
trabajo que hacer. Una operación que dictaba que Petrov vendría por ella. Y nadie
necesitaba decirle que necesitaba su cabeza en el juego si tenía la intención de sobrevivir.
Mientras ordenaba otro café para llevar, pagó la cuenta y le dio una propina de más a la
camarera, con la esperanza de contribuir al fondo universitario de la chica. Luego,
lentamente, regresó al puerto deportivo.

Si el exterior plácido esconde una naturaleza apasionada, Darien Troy mantenía infinitos
sondeos. Era lo único en lo que Jessie podía pensar mientras la veía fusionarse de un
pensamiento a una mujer viva que respiraba.
Se había ido más de lo que Jessie había anticipado, pero finalmente estaba regresando de
su carrera, el sol inclinándose sobre ella mientras caminaba lentamente por el muelle
hacia el bote. La carrera parecía haberle hecho bien. Su cara estaba radiante, su piel
dorada ruborizada y húmeda con un leve brillo de sudor. Y su cuerpo, con la camiseta
negra y los shorts, podría hacer llorar a una mujer adulta.
Verla hizo que los nervios de Jessie se despertaran. Sintió que se le aceleraba el pulso y se
le secó la garganta, mientras su cuerpo se inflamaba por mil emociones diferentes. El
recuerdo penetró en su conciencia, llevándola a la noche en que conoció a
Darien. Inexplicablemente, no había podido quitarle los ojos de encima esa noche. Y
ahora, ahora que había llegado a conocerla mejor, ahora que había estado con ella y se
había familiarizado íntimamente con el calor y la ternura de su toque, el torrente de
sensaciones la dejó sin aliento y con un deseo elemental.
Una asesina, le había dicho su madre.
Sí, lo era. Indiscutiblemente letal. Pero ella era mucho más. En el tiempo que habían
estado juntas, había visto otros lados. Darien la había dejado entrar físicamente, sin
retener nada. También se habían acercado emocionalmente. Riendo, hablando o
simplemente compartiendo momentos tranquilos.
Darien nunca sería una persona fácil con la cual vivir. O amar. Jessie ya lo sabía. Pero lo
que es más importante, podría proporcionar la fuerza que Jessie quería en su vida, que
necesitaba en una pareja. Ella la desafiaría. Demonios, se desafiarían la una a la
otra. Infinitas posibilidades se abrieron ante ella.
Sabía que se estaba adelantando a sí misma. No habían hablado de nada más allá del
momento presente. Realmente no sabía lo que Darien quería, o lo que soñaba más allá de
las pesadillas de Praga. Pero su madre tenía razón. Darien era para ella. Ella sabía eso tan
claramente como sabía que necesitaba tomar su próxima respiración.
Por supuesto, también sabía que había cosas que tendrían que ser abordadas aquí y
entonces. Cosas críticas. Primero tendría que asegurarse de que Darien sobreviviera a lo
que Nadia Petrov había planeado para ella. Y necesitaban asegurarse de que se impidiera
al Gremio llevar a cabo su agenda más amplia de terror y destrucción.

¿Pero después de eso? Después de eso, se tomaría su tiempo y convencería a Darien de

que la quería y la necesitaba en su vida. Que podrían hacer que funcione. Un paseo por el
parque, después de salvar el mundo.
"Algo huele bien," Darien dijo mientras daba un paso hacia la cubierta de teca satinada.
"Pensé que estarías hambrienta después de tu carrera. Así que hice tostadas francesas —
las tengo en el calentador. También busqué algunos de los tan preciados arándanos de
Maine para acompañarlas. Estaban congelados y provenían de la cosecha del año pasado,
pero confieso que los he estado mordisqueando y son realmente maravillosos."
El calor se precipitó en sus mejillas. Ella estaba divagando y lo sabía. El problema era que
también lo sabía Darien, que la miraba con una expresión sospechosa y cautelosa.
"¿Estás bien?"
No. "Sí."
"¿Se fue Grace o se unirá a nosotras para el desayuno?"
"Ella se fue."
Jessie extendió su mano. Esperó hasta que Darien la agarró y entrelazó sus dedos antes de
acercarse a ella y conducirla hacia la cocina.
Empujó a Darien hacia la mesa, luego se alejó rápidamente. O era eso o iba a agarrarla y
llevarla al camarote y sobre la gran cama. Porque todo lo que quería hacer en este
momento era abandonarse al calor pulsando a través de ella, al dulce dolor de querer a
Darien.
Pero lo que realmente lo que necesitaba hacer era volver a concentrarse en el juego.
Fue un muy buen consejo que se estaba dando a sí misma, y estaba tratando de
seguirlo. Pero se hizo más difícil cuando Darien estaba sentada al alcance de la mano,
luciendo como la tentación personificada.
Sacó la tostada francesa del horno, deslizó algunas en dos platos, luego puso uno frente a
Darien y el otro a su lado en la mesa. Se acordó de tener las bayas, la mantequilla y el
jarabe de arce, un poco de agua helada para Darien y jugo para ella. Finalmente, sin nada
que hacer o conseguir, se sentó en la estrecha mesa y comenzó a comer.
"Entonces cómo estuvo la carrera? ¿Viste algo interesante?”

Darien le lanzó una mirada de reojo. "Estuvo bien. Absolutamente hermoso, en

realidad. Montañas, mar y árboles, junto con algunas colinas devastadoras para
mantenerme a raya. Y mucha compañía."
Jessie se quedó quieta y la miró. "¿Compañía?"
"Alguna combinación del equipo local y el equipo de Petrov, me imagino. Tengo que
admitir que no fue lo más cómodo que he sentido al correr. Me sentía demasiado como si
tuviera puntos de mira en mi espalda. ” Darien la miró y se encogió de hombros. "Pero
ambas sabemos que va a suceder más temprano que tarde y, lo que es más importante, nos
va a dar lo que necesitamos. A Petrov. Dime por qué te molesta tanto."
Porque te arriesga demasiado, quería decir. "Porque cuanto más lo pienso, menos me
gusta este plan. Tiene que haber otra forma — una forma de conseguir a Petrov sin
ponerte en peligro."
"Probablemente exista, pero nada ni ninguno de nosotros ha sido capaz de encontrarla

hasta ahora, y mucho menos en el tiempo que nos queda." Darien suspiró. "Jesslyn, lo
único que sabemos que es cierto es que Petrov me quiere. No puedo decirlo con certeza,
pero me atrevería a adivinar que ella me quiere tanto como una vez quise a su padre
cuando fui tras Dmitri hace tantos años. Sé cómo se siente."
Jessie permaneció en silencio, eligiendo esperar a que Darien continuara a su propio

ritmo.
"Lo que puedo decirte por experiencia personal sobre la venganza es que no va a rendirse.
Y ya que ella vendrá detrás de mí de todos modos, de esta manera conseguiremos seguir
mi señal de rastreo hasta donde se esconde. No solo la atraparemos a ella y sus armas,
neutralizamos sus planes y salvamos la situación."
"Sé todo eso," Jessie dijo en voz baja, "pero aquellos de nosotros que vamos a estar
siguiendo tu señal no somos los que están entrando en la línea de fuego. Esa serás toda
tú. ¿Y si simplemente te mata de inmediato? ¿Has pensado en eso?”
"Siempre es una posibilidad, por lo que este es un riesgo calculado," Darien

admitió. "Pero la probabilidad de que Petrov elija matarme rápidamente es bastante
baja. No hay satisfacción en eso. Ella quiere lastimarme. Quiere hacerme sufrir antes de
que me mate."
"¿Cómo puedes estar tan segura?"

"Porque así es como que sentía por Dmitri. Quería mirarlo a los ojos. Quería que él
supiera quién estaba acabando con su vida ... y por qué. Quería que no tuviera ninguna
duda."
"Darien." El estrecho borde en la voz de Darien produjo dolor a Jessie y fue todo lo que
pudo decir. Solo eso. Solo su nombre. Tragó saliva y casi apartó la mirada. "Creo que eso
es lo que me asusta."
"¿Qué te asusta? ¿Yo?"
"Jesús, no. Nunca tú. Lo que me asusta es que ella quiere lastimarte. Y si algo sucede
mientras te tiene, si algo sale mal, me temo que no voy a estar allí — ninguno de nosotros
llegará a tiempo para ayudar. Maldita sea, Darien, tienes alguna idea, alguna idea en
absoluto, lo que eso me haría? Si te lastiman o si — "
Alzando su mano, Darien presionó sus dedos contra los labios de Jessie mientras
susurraba, "Eso no va a suceder."
Jessie tragó con fuerza contra la opresión en su garganta. "Sabes que no eres Superman,
¿verdad?"
"Supongo que eso explica por qué no pude encontrar una capa que se ajuste." Darien se
rió y se inclinó más cerca. "Necesito que confíes en mí, Jesslyn. Confía en mí en que todo
estará bien. Que superaremos esto."
"¿Cómo puedes decir eso con tanta certeza?"
"Porque tengo que hacerlo." Darien se inclinó hacia delante, con los párpados medio
bajados, luego juntó brevemente sus labios. "Es lo que necesito creer para hacer lo que
tengo que hacer. Al igual que lo que necesito ahora es hacer el amor contigo. Necesito ser
quien soy cuando tú y yo estamos juntas."
Una lenta sonrisa se extendió por el rostro de Jessie mientras le lanzaba una mirada a
Darien y veía que lo decía en serio. "Sabía que había una razón por la que me gustabas.
Eres una mujer que sabe lo que necesita."
"Correcto. Soy lo que toda madre quiere para su hija."
"Incorrecto. Eres lo que la hija quiere para si misma."

CAPÍTULO VEINTISIETE
El sol de la tarde estaba bajo, cerca del horizonte cuando Jessie dio otra vuelta en el
asiento del piloto detrás del timón. Tenía los auriculares puestos y estaba hablando con
Ben y Grace y con alguien de Seguridad Nacional. Los registros por hora se habían
convertido en el orden del día.
Darien estaba a su lado, sin saber de repente por qué estaban allí. Debería estar afuera
corriendo, dándole a Petrov la oportunidad de agarrarla. En cambio, estaba escuchando la
potencia constante de los grandes motores diesel y la suave cadencia de la voz de
Jessie. Alternando entre mirar la pantalla del radar y usar los binoculares para observar de
cerca cualquier barco en sus inmediaciones.
Se mantuvo al alcance de Jessie, no porque tuviera que preocuparse por cómo estaba
manejando el bote, sino porque disfrutaba sentir su calor. Sus labios se curvaron al pensar
en eso.
A ella le gustaba tanto como le gustaba el hecho de que ambas estaban relajadas — con el
silencio y la una con la otra — a pesar de las circunstancias que las rodeaban.
Tan increíble e inesperado. Jessie era la única mujer con la que había estado alguna vez
que sabía quién y qué era, qué hacía. Sin mentiras. Sin pretender ser algo o alguien que no
era. Ella estaba encontrando eso poderoso. Embriagador. Se preguntó si viviría lo
suficiente para disfrutarlo.
¿Algo nuevo? murmuró en silencio cuando Jessie hizo contacto visual.
Jessie sacudió su cabeza, la frustración evidente mientras continuaba escuchando a quien

estaba hablando al otro lado de la línea. Darien entendió bien cómo se sentía. Esperar era
la parte más difícil del asunto, y el reloj seguía su cuenta atrás. El tiempo se estaba
agotando y todos lo sabían.
Como en los días anteriores, pasaron la mayor parte de la tarde dando vueltas más allá de
la zona de seguridad que Seguridad Nacional había establecido alrededor de la Isla Cabot,
antes de expandir lentamente su ruta, alejándose cada vez más. La multitud de
embarcaciones de recreo que había estado en el agua antes había disminuido, y Darien
estaba interesada en cualquiera que hubiera elegido quedarse demasiado tiempo en la
zona.
Nadia Petrov estaba aquí. Ella podía sentirla. En unos minutos, regresarían hacia el puerto
deportivo. Darien iría para otra carrera, dando a Petrov otra oportunidad de atraparla. Si

no sucedía entonces, ella y Jessie cenarían. Intentarían relajarse. Y esperar hasta la

mañana en que Petrov reciba su próxima oportunidad.
"¿Te parece que ese bote está en problemas?"
Incluso mientras Jessie hablaba, Darien ya estaba viendo cómo un bote de pesca tomaba
forma a través de los binoculares. Un reluciente Boston Whaler blanco, propulsado por un
par de motores Mercury de 225 caballos de fuerza, parecía estar muerto en el agua.
"¿Puedes acercarnos más?"
Jessie giró la cabeza lentamente, la leve brisa acariciaba su cabello alrededor de una cara
que ya estaba pálida antes de que sus ojos hicieran contacto. Incluso si no hubiera sabido
que todo lo que habían estado haciendo hasta ahora las había conducido hasta este
momento, ella sabría que ellas eran el único barco a la vista de lo que parecía ser una
embarcación limitada. E incluso si no hubiera sido una ley marítima, la simple decencia
dictaba que se detuvieran y ofrecieran la ayuda que pudieran.
"Simplemente ponnos en un curso de intercepción," Darien dijo suavemente. No era así

como debería caer, no con Jessie tan cerca de la línea de fuego. Pero a veces tenías que
lidiar con las oportunidades que se presentaban. Podía sentir la adrenalina de la batalla
comenzar a fluir a través de ella, dejando su cuerpo zumbando. "Llévanos despacio y con
calma. Y llama a Ben.” Se giró por un instante y miró a través de los binoculares. "Haz
que revise el registro en ese barco. Número M-E-3-7-4-7-Z-W."
"¿Darien?" La voz de Jessie era débil.
Darien asintió. "Mantenlo despacio y con calma, Jesslyn. Lugar equivocado, hora
equivocada, pero esto es lo que todos han estado esperando, así que deja que suceda de
forma natural. Tan pronto como haya despejado el bote, necesito que te vayas. No mires
atrás. No le des a Petrov ninguna razón para hacer más de lo que vino a buscar."
Ella comenzó a alejarse, con la intención solo de pasar los siguientes minutos. Un minuto
a la vez.
La voz de Jessie la detuvo.
"Darien, espera."
Ella se volvió para mirarla.
"Yo — te amo locamente." Jessie se lamió los labios. "Pensé que deberías saberlo, solo
para que conste."

Darien inhaló bruscamente. "¿Puedes enamorarte de alguien — de alguien como yo — en

tan poco tiempo?"
"Sí, puedo," respondió en voz baja. "Creo que te he estado esperando toda mi vida."
Los ojos de Darien ardieron y su garganta se tensó. "Entonces quizás tengamos un futuro
esperándonos. Creo que me gustaría averiguarlo.” Quería ir hacia ella, quería abrazarla.
No hizo ni uno ni otro.
"Me gustaría eso. Así que no te atrevas a lastimarte."
"No es parte de mi plan. Regresaré, Jesslyn. Te lo prometo."
Vio que Jessie cuadraba los hombros, se ajustaba los auriculares y marcaba su llamada.
La escuchó hablar en voz baja a alguien y esperó hasta que ella terminara. Darien luego se
movió a estribor, observando cómo la distancia que separaba los dos barcos disminuía
gradualmente mientras Jessie cuidadosamente maniobraba más cerca.
El tiempo y el espacio convergieron. Todo se ralentizó. Casi se detuvo.
Podía distinguir a tres personas en el otro bote, sin contar a quien lo estaba pilotando. Dos
hombres, ambos bastante grandes, con rostros inexpresivos, parados como sujetalibros y
mantenían casualmente lo que parecían rifles de asalto apenas ocultos bajo sus
chaquetas. Un tercer hombre, corpulento, con el pelo oscuro muy corto y una cara llena de
cicatrices, no hizo el menor intento de fingir. Levantó el arma en sus manos, apuntó a su
pecho, y sonrió.
Sin querer arriesgarse a que la tripulación de Petrov se acercara más a Jessie, Darien
esperó hasta que el espacio entre los dos barcos se estrechara lo suficiente como para
permitirle saltar. Aterrizó ligeramente frente a los tres hombres, miró el cañón de un arma
y lentamente levantó las manos para indicar su rendición voluntaria.
Los hombres parecían nerviosos, agitados, y casi de inmediato, el más grande a su

izquierda dio un paso adelante. Sus manos se movieron bruscamente sobre ella, buscando
armas mientras el hombre con cicatrices, el líder obvio, observaba. Nadie se acercó más
hasta que sintió el frío metal de las esposas mientras se deslizaban sobre sus muñecas.
"¿Sin pelear?"
"Hay al menos tres de ustedes, están armados, y estoy esposada. Incluso tú deberías poder
hacer los cálculos y calcular las probabilidades."

Él maldijo, luego le dio un golpe de revés en la cara. Ella fue con ello, no peleó, pero el
dolor fue inmediato e hizo que los ojos se le humedecieran. Darien lo repelió, pasándose
la lengua por el labio, saboreando la sangre. Podía sentir el tamaño de él mientras se
acercaba, y se encontró mirando a una gran cara eslava con los ojos claros y
pálidos. "¿Tienes un nombre?"
"Dzhokhar Alaudin. Pero no te servirá de nada. No vivirás el tiempo suficiente para usar
el conocimiento. ” Él se inclinó cerca, su aliento caliente contra su rostro. "Conocí a
Dmitri cuando era niño. Si Nadia lo permite, será un placer matarte cuando llegue el
momento."
¿ Estás seguro de que no quieres volver a calcular esas probabilidades, Dzhokhar

Alaudin? pensó y sonrió débilmente.
Pero antes de que ella pudiera responder, un dolor cegador estalló en la parte posterior de
su cabeza. Agudo y exquisito. Casi de inmediato, una ola de negrura se la tragó y se
hundió en la cubierta sin hacer ruido.
Por un instante, Jessie se congeló. Contempló el espacio vacío que momentos antes había
sido ocupado por Darien. Recordaba lo oscuros y solemnes que habían sido los ojos de
Darien, lo penetrante de su mirada en los segundos justo antes de que se alejara. Antes de
que voluntariamente hubiera entrado al peligro sabiendo que lo estaba haciendo sin
respaldo. Lentamente deseó que las piezas dispares volvieran a su lugar. Puede que no
haya bajado mientras corría, como todos esperaban, pero había ido terriblemente de
acuerdo con el plan. La gente de Petrov — los hombres del otro barco — habían venido
por ella y Darien se había rendido a ellos en silencio, sin luchar. Entonces no había habido
ninguna razón para que la lastimaran.
Ver a Darien caer como una piedra después de que uno de los hombres la golpeara desde
atrás había enviado una oleada de adrenalina a través de Jessie. Adrenalina basada en el
miedo mientras recordaba sus propias palabras.
Lo que me asusta es que ella quiere lastimarte.
Ella desechó el pensamiento. No ayudaría, pero podría ponerla de rodillas.
Atrapada entre la frustración y la desesperación, Jessie respiró hondo y trató de encontrar

su orientación emocional. Todavía había un trabajo por hacer. Necesitaban encontrar a
Petrov y detenerla. Necesitaban recuperar a Darien. Jessie sabía que no descansaría hasta
que estuviera de regreso, a salvo, y en su mente comenzó a examinar posibilidades
inmediatas.

Cogió el teléfono satelital y marcó uno en la marcación rápida mientras seguía mirando el
horizonte. El bote se dirigía a aguas abiertas, desapareciendo en la oscuridad que lo
invadía.
Necesitaban rastrear rápidamente la señal de Darien. Mientras tanto, el reloj continuaba

corriendo.
"¿Qué pasó?" La voz de Ben exigió.
"Petrov la tiene. Por favor, dime que has recogido su señal y la están siguiendo."
Podía oír a Ben hablar con alguien. En algún lugar cerca de Ben, podía oír otras voces.
Débil. Indistinto. Y Jessie casi podía sentir la intensidad del silencio que provenía del
teléfono mientras esperaba una respuesta.
"¿Ben?"
"Diablos, están tratando de bloquear la señal."
"Sí, sabíamos que lo harían. Y dijiste que podríamos contrarrestar todo lo que usaban.
¿ Eres capaz de rastrearla?" Preguntó sin aliento y experimentó un repentino escalofrío
mientras esperaba. "¿Ben? Por el amor de Dios, ¿la tienes?”
Cuando él todavía no respondió, Jessie envolvió sus brazos alrededor de su abdomen y

comenzó a caminar, luchando por contener su impaciencia. Su mente se llenó de
imágenes de Darien. Riendo. Seria. Imposiblemente tierna. Letal. Tantas facetas, y
aunque sabía que apenas había arañado la superficie de lo que Darien podría ser capaz,
ella estaba en manos de una mujer que había matado a personas indiscriminadamente.
Finalmente, escuchó la voz de Ben. "La señal está entrando y saliendo, pero no está
completamente bloqueada. La tenemos, lo que significa que tenemos a Petrov."
Jessie sintió que el alivio la recorría. "Gracias a Dios."
"¿Jessie?" La voz de su madre de repente salió por sus auriculares. "Debes ser consciente
— a DHS se le ha dado una directiva clara. Si no creen que podamos llegar a Petrov a
tiempo para evitar que lance su ataque a la isla, apuntaran su embarcación y cualquier
cosa en los alrededores."
Incluso si no hemos rescatado a Darien. Ella no había dicho las palabras. Pero entonces
realmente no tenía que hacerlo.

Jessie sabía que sus opciones eran limitadas, del mismo modo que Darien habría sabido el
riesgo. "Eso significa que cada minuto ... cada segundo cuenta."
"Jessie," Ben añadió suavemente, "Darien tiene su ingenio y años de entrenamiento. En

este negocio, es tan buena como es posible."
"Lo sé. Sólo dime qué quieres que haga.”
"Mantente aparte. Solo quédate donde estás. Ben y yo te recogeremos. Tenemos un

equipo que dejaremos atrás para traer tu barco de vuelta al puerto deportivo."
El dolor fue lo primero que Darien supo cuando la conciencia regresó a su mundo. Le
dolía la cabeza y le dolía el cuerpo. También sabía que necesitaba abrir los ojos, pero la
experiencia le había enseñado que empeoraría las cosas, al menos temporalmente. Aún
así, no había tiempo como el presente.
Ella contuvo el aliento y apretó los dientes mientras abría los ojos con cautela. Casi de
inmediato, su visión se duplicó y nadó. Pero en ese breve momento, una cosa se hizo
demasiado evidente.
No tenía idea de dónde estaba. Había perdido todo sentido del tiempo y del lugar y no
podía entender su entorno. ¿ Se había lastimado de nuevo? Sufrió otra conmoción
cerebral? Odiaba la incertidumbre, odiaba no saber.
A medida que la conciencia de su entorno se amplificaba, vio que estaba en una

habitación pequeña y sin ventanas. Pero aún podía oír el grito familiar de las gaviotas y el
aire estaba impregnado de olor a sal, confirmando lo que la sensación de movimiento bajo
sus pies ya le había dicho. Estaba en una embarcación.
Y luego lo recordó. Un Boston Whaler blanco. Un hombre llamado Dzhokhar

Alaudin. Recordó haber sido golpeada en la parte posterior de la cabeza y sabía que eso
no auguraba nada bueno. Pero a medida que evaluaba lentamente su situación, sabía que
la posibilidad de otra conmoción cerebral era el menor de sus problemas.
Sus manos estaban atadas. Las esposas que recordaba vagamente habían sido
reemplazadas por una gruesa soga alrededor de sus muñecas, y había sido colgada de un
gancho incrustado en una viga superior, dejando sus brazos extendidos, estirados y
tensos. La posición era incómoda, pero estaba segura de poder salir de eso. Solo
necesitaría balancear sus piernas alrededor de la viga, luego desengancharse.

Pero antes de que pudiera contemplar hacer tal movimiento, primero necesitaría encontrar
una manera de aclarar su mente. Cerró los ojos y trató de aguantar mientras otra oleada de
mareo se estrellaba sobre ella.
Piensa en otra cosa. Como llegar a casa.
Pensó en Jessie e imaginó cada toque, cada susurro, cada suspiro y cada murmullo. Y en
ese momento — un momento de perfecta claridad — supo que lo que sea que pasara,
Jessie estaría con ella.
Parte del alma que pensó que había perdido después de Praga.
"Bien. Estás despierta.” La voz era femenina, ligeramente acentuada. "¿Están las cuerdas
demasiado apretadas? ¿ Te están lastimando las muñecas? No es que importe, por
supuesto.”
Nadia Petrov. Mientras sus pasos la acercaban, Darien giró la cabeza para ver mejor. El
pequeño movimiento dejó su cabeza tambaleándose y le envió dolor por los brazos. Pero
le permitió finalmente ver a su adversaria cara a cara.
Petrov no dijo nada más inmediatamente mientras se paseaba frente a ella, luciendo
agitada mientras golpeaba el arma reluciente que sostenía en su mano derecha contra su
palma izquierda. Luego caminó alrededor de Darien, estudiándola. "Durante mucho
tiempo, escuché muchas historias. Escuché lo inteligente que eres. Sin embargo, me
permitiste capturarte. Debo decirte que eso no fue muy inteligente. Piensas que tal vez tu
presencia aquí ayudará a tu gente a encontrarme. Pero creo que todo lo que has hecho es
que sea más fácil para mí matarte."
"Eso aún está por verse."
Petrov torció la boca. Echó hacia atrás su brazo y le dio una bofetada a Darien con
suficiente fuerza para mover su cabeza a un lado. "Esto no está disponible para la
negociación. Mataste a mi padre. Te mataré. Es la forma en que debe ser. Nada puede
salvarte de tu destino."
Darien trabajó su mandíbula, absorbió el dolor, luego se lamió el labio con cuidado con la
punta de la lengua.
"Nadia, puedo llamarte Nadia?"
Observó a Petrov permanecer inmóvil por un momento, debatiendo claramente sus

elecciones antes de asentir con la cabeza.

"Entonces escúchame, Nadia. Como alguien que ha tenido una gran experiencia con la
venganza, puedo decir que proporciona solo satisfacción temporal. Una vez que hayas
terminado lo que te propusiste hacer, descubrirás que estás vacía. No queda nada."
"Eso es porque no ves nada más allá de tu propia existencia insignificante. ¿ Crees que
eres mi única razón para estar aquí? Si es así, me temo que debo decepcionarte. Tengo
planes para otras cosas además de tu muerte. Planes importantes que me llevarán lejos."
"¿Al atacar la cumbre? Al matar a ocho líderes mundiales y un sinnúmero de otros?"
Petrov dejó escapar un suspiro, pero no pareció calmar su furia. "Sí. Pensé que tú, de
todas las personas, lo entendería. Tal vez te he sobreestimado."
Darien dio vuelta a las posibilidades inmediatas, luego se encogió de hombros

mentalmente. "Pruébame."
"Sé quién eres, Darien Troy. He sabido quién eres por muchos años, casi desde el
principio. ¿Eso te sorprende?"
La sorpresa no comenzó a describir lo que estaba sintiendo.
El calor de la mirada de Petrov la recorrió mientras se acercaba, mirando a Darien con

ojos oscuros y sin alma. "¿No tienes nada que decir?"
Darien permaneció en silencio.
"Contéstame, maldita sea." Petrov la abofeteó de nuevo.
Le ardía la mejilla y se le humedecieron los ojos cuando Darien se obligó a mirar a

Petrov, para encontrarse con su mirada. El silencio se alargó antes de que Petrov volviera
a hablar.
"La información no es tan difícil de conseguir si sabes a quién preguntar y estás dispuesta
a pagar. Mi padre me enseñó eso. Y estaban todos esos rumores. Los hombres." — soltó
una risa aguda, sin humor — "a los hombres les costaba creer que una jovencita pudiera
hacer tanto daño y matar a hombres tan poderosos. Hombres como mi padre. Pero creí lo
que escuché porque sabía lo que estaba en mi corazón. Entendí lo que habías hecho. Más
importante aún, sabía por qué."
Darien cerró los ojos, sintiendo lo que venía.
"Así que te observé, te estudié y aprendí. Te convertiste en mi modelo a seguir."

La profunda culpabilidad que Darien había abrigado por su parte en la formación de quién
se había convertido Petrov salió a la superficie. "¿Tu modelo a seguir?"
"Sí. Es como dije. Te observé y aprendí. También hice dos promesas. Juré en la tumba de
mi padre que terminaría lo que comenzó ayudando a Chechenia a obtener la
independencia de Rusia. Y me prometí que llegado el momento me encargaría de ti. Pero
luego me di cuenta de que podía hacer ambas cosas. ” Petrov hizo una pausa como si
saboreara el momento. "Derribar esos aviones fue lo que llamarías un golpe de genio, ¿no
estás de acuerdo? Garantizaba que alguien — ya sea a tus viejos amigos en el MI6 o a
alguien de la CIA — querrían involucrarte. Traerte al asunto. Y tenía razón."
Darien luchó para evitar que se mostrara el súbito aumento de las emociones. "¿Mataste a
todas esas personas para atraerme a un asunto contigo?"
"Deberías verte la cara." Petrov se echó a reír. "Después de todo lo que has hecho, no
anticipé que la idea pudiera molestarte. Pero por más que me gustaría que pensaras que
eres responsable de todas esas muertes, la verdad es que solo eras una motivación
parcial. Lo otro debería ser obvio. Necesitaba demostrar mi capacidad. Mi poder."
"Tuviste éxito. Tuviste mi participación a los pocos días de derribar esos aviones. Y le
mostraste al mundo de lo que eras capaz. Entonces por qué continuar los ataques a gran
escala — el centro comercial, la escuela, el palacio de justicia? ¿Por qué no esperar hasta
que sea el momento adecuado y simplemente ir tras la cumbre?"
"Porque" — pasó el cañón de su arma a lo largo de la mejilla de Darien — "antes de

derribar esos aviones, los hombres de mi mundo — los que controlan las drogas y las
prostitutas, los que lavan el dinero y financian guerras, todos ellos — me ha visto como
inferior. Incapaz de asumir el manto de liderazgo que alguna vez tuvo mi padre. No solo
una mujer. La hija de una puta."
"Pero les demostraste que estaban equivocados," Darien dijo en voz baja.
Petrov la miró fijamente. "Quizás entiendas. Sí, les mostré lo equivocados que estaban. Y
a medida que escalé, funcionó incluso mejor de lo que podría haber soñado."
"¿Cómo?"
"En todos los sentidos que cuenta. Con los años, construí una pequeña red, pero hasta
hace poco, todavía estaba operando en el exterior. Encontrando mis propias fuentes de
fondos, negociando mis propios negocios. Pero mostrarles a todos que soy capaz de
cambiar eso. Abrió puertas y me ha dado un verdadero poder. Por primera vez en mi vida,
ordeno respeto."

Darien permaneció en silencio, sobre todo porque odiaba la idea de estar de acuerdo con
Petrov.
Un instante después, toda la emoción desapareció de la cara de Petrov. "Matarlo cortará la

última conexión a mi pasado. Y después de mañana, Rusia se arrodillará mientras sus
aliados estarán demasiado ocupados tratando de lidiar con sus propias luchas internas de
poder para ofrecer cualquier ayuda. Chechenia se levantará y reclamará su independencia,
y la gente cantará mi nombre mucho después de que me haya ido."
Petrov no estaba exactamente loca, pero tampoco estaba completamente cuerda. Darien
consideró la mejor manera de responder y decidió que había poco riesgo en la verdad.
"Creo que has pasado por alto un punto crítico. La CIA, MI6, DHS? Llamarán a un ataque
táctico si creen que no pueden impedirte lanzar tu ataque a la cumbre."
"No atacarán mientras te tenga. Mientras piensen que todavía estás viva."
Darien negó con la cabeza. "Ahí es donde estás equivocada. Lanzarán un ataque ya sea si
todavía estoy aquí o no. Soy bastante prescindible."
Petrov la miró fijamente, con una ira apenas reprimida llenando sus ojos. "Estás marcada,
¿verdad? Una etiqueta láser de algún tipo para rastrearte. Lo usarán para localizarte." Ella
arremetió con ira. Todavía llevaba un arma en la mano, y el sólido metal se conectó
fuertemente con las costillas de Darien, robando su aliento. "Puedo matarte ahora y que tu
cuerpo sea arrojado por la borda."
"Es demasiado tarde." Luchando por respirar, tuvo que forzar las palabras. "Ya tendrán
tus coordenadas. No saldrás viva de esto."
"Estás equivocada. Planeo vivir una vida muy larga," Petrov dijo con frialdad. "Pero me
temo que no se puede decir lo mismo de ti. Vivirás solo el tiempo suficiente para ver
cómo destruyo a los líderes mundiales que asisten a la cumbre. El tiempo suficiente para
saber que has fallado. Y entonces — bueno, entonces morirás."
Darien no vio venir el siguiente golpe. O el que siguió después.
El dolor no tuvo tiempo de registrarse ya que el gancho al que estaba atada se

liberó. Incapaz de romper su caída, aterrizó con fuerza, forzando el aire de sus pulmones
mientras su cabeza se balanceaba hacia atrás en el suelo de tablas de madera.
Vio un cegador destello de luz.
Y luego no había nada.

CAPÍTULO VEINTIOCHO
Dentro de un edificio establecido como un puesto de comando temporal, ajena al caos que
la rodeaba, Jessie miró las imágenes en una gran pantalla plana. Desde poco después de la
medianoche, habían estado recibiendo un video continuo por satélite de la ubicación de
Nadia Petrov, dejando en claro que ya no estaban buscando una aguja en un pajar.
Gracias a la señal de rastreo GPS de Darien, supieron exactamente dónde estaba Petrov
— a bordo de un reluciente yate personalizado de casco azul actualmente anclado en el
lado de sotavento de una isla deshabitada a unos 16 kilómetros de la costa. No se perdió
en Jessie que Petrov había nombrado al yate Reprisal (Represalía).
Ver la actividad en el monitor resultó ser más fácil que escuchar la discusión que tenía
lugar en el comando, entre las diversas agencias involucradas en la operación. No había
consenso sobre un curso de acción, y la discusión se había acalorado cuando Grace se
puso cara a cara con un par de trajeados del DHS y un general de tres estrellas.
Discutiendo la logística y lo que constituiría el mejor enfoque. Decidiendo si lanzar una
incursión armada o solicitar un ataque aéreo y destruir el yate y las armas a bordo antes de
que puedan ser utilizadas.
Ambos escenarios amenazaron significativamente la vida de Darien. Al menos por ahora,

el punto de seguimiento verde de su chip continuaba parpadeando constantemente,
asegurando a Jessie que todavía estaba viva, en algún lugar a bordo del yate. Alejándose
de la interminable discusión, encontró a Ben silenciosamente mirando por la puerta hacia
el resto de la noche sin luna, como si de algún modo le ofreciera esperanza. Ella
reconoció su quietud ahora y supo que era su forma de contener sus emociones. Su forma
de lidiar con el miedo que compartían por Darien.
"Cambiaría lugares con ella en un abrir y cerrar de ojos," él dijo sin levantar la vista.
"Lo sé," ella respondió. "Darien también lo sabe. Con suerte, sabe cómo todos nos
sentimos sobre ella y usaremos ese conocimiento para darnos fuerzas para aguantar. Por
lo menos el tiempo suficiente para que podamos traerla de vuelta."
"Tal vez, pero no parece que esos chicos de DHS van a dejar algo al azar. Darien no
figura en sus planes. Tampoco creo que le den el tiempo que necesita para escapar."
"Lo sé. Lo escuché durante parte de la discusión. ” Jessie hizo una pausa y se pasó la
lengua por los labios. "No estoy en mi elemento aquí, Ben, pero quiero ir tras ella."

"Créame, sé cómo te sientes. Pero no puedes hacer eso más de lo que yo puedo. Hay
demasiadas cosas en juego, demasiadas vidas en juego. Y Darien nunca nos perdonaría."
"Sé eso. Pero los dos también sabemos que no es una venganza directa tras lo que está
Petrov. No solo quiere matar a Darien. Quiere que ella sufra primero, y eso me asusta."
Jessie sabía que cuanto más tiempo pasara Darien con Petrov, más se inclinaba la balanza
contra ella. "Me digo a mí misma que no piense en eso — en lo que le está pasando, por
lo que está pasando. Sé que si lo pienso, me derrumbaré y eso no la ayudará. No ayudará
a nadie. Pero es todo en lo que puedo pensar. Estoy loca por ella, Ben. Y no puedo
ayudarla."
Ella pensó que vio una mirada de comprensión en los ojos de Ben.
"No le digas a Grace," él dijo, y la comisura de su boca se levantó, "pero eres exactamente
lo que esperaba para Darien todos estos años. Alguien que podría ayudarla a aprender a
amarse tanto como a ser capaz de amar a otra persona. Lo suficiente como para hacer que
desee vivir más allá de la edad de treinta años."
Ben guardó silencio, y mientras permanecían juntos en la fría niebla gris observando un
fino remolino de niebla, Jessie perdió toda noción del tiempo. No notó el amanecer que se
acercaba hasta que escuchó el sonido de unos pasos y se volvió para ver a su madre y al
general aproximándose.
Grace no tuvo que decir nada — el estado de la operación era evidente por la expresión de
su rostro. Jessie sabía que la posibilidad para que Darien escapara de Petrov casi se había
cerrado.
"El general Bartlett a arreglado llevarte en un helicóptero de búsqueda y rescate de

guardacostas," Grace dijo.
"¿Cuando?"
"En cuestión de minutos. Nuestra esperanza es que te acerque lo suficiente al yate de

Petrov sin hacer demasiadas preguntas. Lo suficientemente cerca para que puedas
comunicarte con Darien."
Jessie sintió que su cuerpo comenzaba a zumbar, se sintió débilmente sin aliento, y
reconoció lo que estaba sintiendo como el resurgimiento de la esperanza.
"Debes contactar a Troy y decirle que se largue de allí," Bartlett dijo. "Se ha ordenado
lanzar las naves a primera luz. Una vez que se hayan lanzado, no habrá vuelta atrás. Las
órdenes son eliminar el yate y a todos en él."

Darien abrió los ojos, luchando por superar la desorientación inicial. Estaba tendida en el
piso.
Le dolía la cabeza, le ardían los ojos y tuvo que esforzarse para respirar profundamente
mientras intentaba combatir las náuseas y los escalofríos. Fue entonces cuando oyó el
sonido más dulce.
"Dare, puedes oírme?"
Su pequeño auricular estaba de alguna manera, milagrosamente, todavía intacto. Aún

funcionando. Era su única conexión con el resto del mundo — y Jesslyn. Al escuchar la
voz de Jessie, incluso débilmente, le dijo que su ayuda estaba cerca. El conocimiento la
inundó con una oleada de emoción. "¿Dónde estás?"
"Oh Jesús. Dime que estás bien.” El alivio en la voz de Jessie era claro. También lo fue la
tensión.
"Estoy bien."
"Dare, escúchame. Tienes que salir de allí, ahora. Tu posibilidad casi se ha ido. Estoy en
un helicóptero SAR ... maldición, saldremos del alcance en unos pocos segundos, pero
estaremos cerca. Darien? ¿Me escuchas? Te recogeremos, es una promesa."
"Estoy contando con eso," Darien murmuró roncamente, con la garganta apretada. "Pero
Jesslyn, si no me encuentras ... si no nos vemos — "
"No. No lo digas. Te encontraremos. Te encontraré." No hubo nada más cuando el

helicóptero en el que Jessie estaba volando estuvo fuera del alcance.
Durante los siguientes instantes, Darien permaneció quieta. Entumecida. Sabía las
probabilidades, las conocía desde el principio y, por primera vez en su vida, temía perder.
Nunca había dudado de sí misma antes y la dejó momentáneamente conmocionada.
Pero no por mucho. El instinto y el entrenamiento y una fuerte dosis de autopreservación

se activaron. No estaba preparada para perder. Ahora no. Especialmente no a la hija de
Dmitri Petrov. Jessie había dicho que su posibilidad estaba a punto de cerrarse. Eso solo
podía significar que alguien estaba a punto de lanzar un ataque, con la intención de
aniquilar a Petrov y su arsenal mortal. Y eso significaba que necesitaba salir
del Reprisal. Ahora.

Ella se tambaleó torpemente para ponerse de pie, reprimiendo un gemido cuando un dolor
agudo y casi cegador la atravesó cuando intentó usar sus manos atadas. Se dio cuenta de
que su mano izquierda no estaba funcionando y que cada respiración traía una nueva
punzada de dolor. Mareada, se tambaleó hacia las escaleras, usando sus dientes mientras
se movía para trabajar en la cuerda que ataba sus manos.
Estaba temblando por una combinación de dolor y esfuerzo cuando llegó a la cima de las
escaleras. Pero logró liberar una mano, dejando la cuerda colgando de su muñeca
izquierda lesionada. Se detuvo, agradecida de descubrir una espesa niebla que envolvía el
barco y todo lo que había en él, y se detuvo durante lo que pareció una eternidad.
Calculando la distancia al costado del yate.
Era ahora o nunca. Se movió de la escalera, pero todavía estaba a tres metros de distancia,
a segundos de escapar, cuando una voz fuerte detrás de ella le gritó que se detuviera.
No podría haber acatamiento. Ella despegó, y siguieron tres disparos sucesivos, su sonido
ensordecedor. La ardiente explosión vino un segundo después. Su cadera y su costado
gritaron en protesta. Se tambaleó pero no disminuyó la velocidad. Corriendo con fuerza,
se precipitó sobre el borde del bote, una caída libre en el agua oscura debajo que alejó
todo pensamiento de su mente.
En los segundos que siguieron, el agua la envolvió. La rodeó con sus fríos brazos, y por
un instante, el oscuro olvido le hizo señas. Sintió más que escuchar los siguientes tiros
disparados en su dirección. Pero ella estaba libre, jadeando por aire y manteniéndose a
flote antes de usar un braceo constante para poner distancia entre ella y el bote.
Comenzó a calcular, sabiendo que el cuerpo humano se enfriaba mucho más rápido en el
agua que en aire frío, y con la temperatura del agua por debajo de los sesenta grados, sus
posibilidades de supervivencia dependían de poder aguantar hasta que llegara el rescate.
Estaba perdiendo sangre y, a medida que pasaron los minutos, supo que no pasaría mucho
tiempo antes de que se estableciera la rigidez de la hipotermia.
Se detuvo cuando creyó haber escuchado algo. Pensó que vio algo que se deslizaba sobre
su cabeza. Y se dio cuenta de que no había más tiempo. Ella tragó aire y se zambulló. Un
momento después, el mundo a su alrededor se iluminó y las ondas de choque la
abofetearon cuando el yate de Petrov explotó.
Jessie estaba sentada en la bodega de carga del helicóptero SAR. Desde su posición, podía
distinguir la pantalla frente al copiloto y se sintió reconfortada por la presencia constante
del punto de GPS verde que le mostraba dónde estaba Darien.

Todavía estaba mirando cuando escuchó las palabras sobre su PRR. "Los Predators
(Misiles) están en el aire."
Un escalofrío la recorrió. "¿Cuánto tiempo tenemos?" Jessie preguntó.
Nadie respondió. Pero realmente no importaba. Menos de un minuto después, la

explosión iluminó el cielo donde había estado el Reprisal. La cegó por un instante cuando
el fuego rojo anaranjado estalló, casi lo suficientemente cerca como para sentir el calor.
La percusión retumbó y ensordeció cuando los cohetes impactaron, enviando una lluvia
de madera y fibra de vidrio y metal que se elevó en el aire. Jessie miró con incredulidad
cómo el agua parecía hervir, y el humo se elevó hacia el cielo.
No había pensado que sería más difícil estar tan cerca, pero podía sentir sus emociones
agobiarla mientras el helicóptero volaba sobre el sitio en la primera racha roja del
amanecer. Buscando a ciegas, ya que la señal de seguimiento de Darien había quedado en
silencio en los minutos antes de que los Predators hubieran desatado una lluvia de fuego.
Dios, Darien. Después de todo lo que había hecho y había pasado, no se merecía esto.
Jessie miró sin ver el espacio vacío entre sus botas.
"Jessie ..." Sintió que una mano le apretaba el hombro y alzó la mirada a la cara de
Ben. Parecía herido, el dolor grabado en sus facciones. Pero también vio simpatía en sus
ojos cuando él tomó su mano y entrelazó sus dedos con los de ella. "Ven y siéntate a mi
lado, podemos buscar juntos."
Moviéndose aturdidamente hacia el lado abierto del helicóptero, con el viento tirando de
su cabello, Jessie fijó sus ojos en el agua oscura de abajo mientras se movían en un patrón
de búsqueda coordinada. Explorando. Buscando en el campo de escombros cada vez
mayor, pero sin encontrar nada. Sin señales de vida. Solo la agitación del agua, mientras
los restos del yate de Petrov desaparecían lentamente en el océano, y los cuerpos eran
arrastrados hacia los Zodiacs (Embarcaciones) que buscaban debajo.
Cada vez que encontraban un cuerpo, el estómago de Jessie se hundía y su corazón

tartamudeaba. Cada vez, después de una espera interminable, el mismo informe llegó
claramente a través de su PRR. No era Darien.
Pero cada vez sentía que la esperanza se desvanecía un poco más.
Podrían haber sido segundos, pero podrían haber sido horas más tarde, cuando uno de los
miembros de la tripulación que se asomaba del helicóptero gritó. "¡Ahí!"

Agarró los binoculares, Jessie vio, trató de ver hacia dónde él apuntaba. Y luego se le heló
la sangre. Podía ver un cuerpo que yacía parcialmente sobre una gran pieza cuadrada de
escombros. Boca abajo, cabello oscuro flotando en el agua, camiseta rasgada hasta la piel
en numerosos lugares. El estómago de Jessie rodó y su mente se quedó en blanco.
Oh, Dios, no. No me hagas esto. No me dejes perderla.
El helicóptero bajó y se acercó. Jessie vio a dos nadadores de rescate que saltaban al agua,
y sus poderosos braceos los llevaron rápidamente a Darien. La voltearon suavemente, uno
buscando el pulso antes de mirar hacia el helicóptero y negar con la cabeza.
El corazón de Jessie se fracturó. Pero mientras observaba cómo la cabeza de Darien

descendía lánguidamente, uno de los dos nadadores de repente comenzó a inflar aire en
los pulmones de Darien mientras que el otro la sujetaba al arnés que la sacaría del agua.
"Sangrando e insensible ... sin pulso ... hipotermia ..."
El mensaje llegó a través del PRR confuso y roto. Pero no importaba. Todo lo que le
importaba a Jessie era que Darien necesitaba ayuda y les estaba tomando demasiado
tiempo llevarla al helicóptero.
Cuando finalmente la pusieron en la cubierta, parecía sin vida. Fría y pálida, sus labios
eran levemente azules, mientras la sangre y el agua de mar salían de su rostro. Más sangre
fluía libremente de su cadera y de su costado, y había una gran contusión visible cerca de
su sien. Ben se colocó de inmediato en posición y comenzó a hacer compresiones rítmicas
en el pecho, mientras Grace colocaba la mascarilla de oxigeno sobre la boca de Darien.
Hundiéndose hasta las rodillas, sin pensar en el agua fría y la sangre que se acumulaba
alrededor del cuerpo sin vida de Darien, trabajó constantemente la bomba.
Simultáneamente, un médico comenzó a cortar la ropa mojada de Darien. Rápidamente se

ocupó de la hemorragia, aplicando vendajes de campo a sus heridas, luego la cubrió con
una manta térmica.
Jessie trató de no pensar en cuánto tiempo había pasado desde que sacaron a Darien del
agua. O cuánto tiempo había pasado desde la última vez que respiró sola. Pero incluso
mientras observaba a Ben y su madre trabajando desesperadamente para persuadir a
volver a la vida a Darien, sintió que se estaba muriendo por dentro.
Vamos, Darien. Eres demasiado fuerte para dejar que alguien te saque de esta
manera. Lucha, maldita sea. Lo prometiste.

Un momento después, ella miró con miedo e incertidumbre cuando cesó toda actividad y
el médico tocó la garganta de Darien. Jessie esperó a través del instante más largo de su
vida y cerró los ojos a las palabras que temía que siguieran. Pero luego escuchó, "Tengo
pulso. Es lento, pero está ahí."
Sus ojos se abrieron, pero aún tardaron unos segundos en que las palabras se
asimilaran. "Ella no está — ?"
Antes de que alguien pudiera decir algo, Darien hizo un sonido. Un sonido doloroso,
sofocante y estrangulado cuando el agua se derramó de su boca. Ben y el médico la
pusieron de lado, y Jessie escuchó su brusca inhalación de aire. Un respiro. Luego
otro. Aún tosiendo agua, luchó por atraer el aire a sus pulmones antes de exhalar un
aliento desigual.
Viendo el ascenso y la caída del pecho de Darien con cada nuevo aliento, Jessie se
desplomó sobre su madre, agradecida por el apoyo. Ella no estaba segura de lo que estaba
haciendo el médico mientras continuaba trabajando en Darien. Pero sabía que él había
terminado cuando envolvió la manta térmica con fuerza alrededor de Darien y se sentó
sobre sus talones.
"No estoy seguro de si es la hipotermia o esa herida en la cabeza que la mantiene

inconsciente," dijo. "¿Por qué no tratas de hablar con ella?"
Jessie no necesitó que se lo dijeran dos veces.
"¿Darien? Dare, abre los ojos y mírame. Por favor." Oyó el quiebre en su propia voz, pero
no le importó. Continuó hablando, pidiéndole a Darien que volviera con ella.
Suplicándole que no se vaya. "Maldita sea, Dare, lo prometiste."
Justo cuando pensaba que nunca iba a suceder, los párpados de Darien finalmente
comenzaron a aletear, y luego sus ojos se abrieron. Aturdidos y desenfocados. Pero Jessie
sabía que nunca había visto una visión más hermosa en su vida.
Darien se movió e inmediatamente supo tres cosas. El dolor le atravesaba la cabeza con
cada latido de su corazón. Respirar requería un esfuerzo hercúleo. Y se sintió atrapada,
presionada y casi sofocada por algo que la cubría.
También estaba segura de haber escuchado una voz. Susurrándole. Diciendo su nombre
una y otra vez.
¿Estoy soñando?

No, estaba bastante segura de que tenía los ojos abiertos. Podía distinguir formas,
colores. También estaba segura de que el sonido que podía escuchar era el de un rotor de
helicóptero golpeando el aire. Estoy soñando que estoy despierta y acostada en la parte
trasera de un helicóptero.
Su estómago se revolvió en un oleaje mareado mientras trataba de reunir sus

pensamientos inconexos. Las imágenes se movieron y cambiaron. Bromeó con Ben sobre
que su padre quería nietos, mientras que Jessie lo vencía en el ajedrez una vez más. Su
madre echando la cabeza hacia atrás en carcajadas antes de estirar el brazo para sacudir su
cabello. Darien quería pedirle que se quedara, pero antes de que pudiera decir algo, su
madre comenzó a desvanecerse y luego se disolvió por completo.
Pero todavía podía escuchar voces. Trató de aguantar, trató de concentrarse en lo que
estaban diciendo. Pero tenía tanto frío y la luz a su alrededor se atenuaba nuevamente a
medida que la oscuridad se filtraba por todos lados.
"Darien."
Lo escuchó de nuevo, y aunque parecía venir de una gran distancia, esta vez fue más
claro. Podía sentir el tacto de una mano suave. Mientras trataba de enfocarse, su campo de
visión se aclaró y vio una cara. Una cara familiar. Una cara hermosa.
"Bienvenida de regreso," Jessie dijo.
Ella tragó saliva e intentó hablar. "Te dije que volvería." Su voz era un susurro ronco. "Y
mira, nada que una o dos puntadas no arreglen."
Jessie gimió. "Creo que esto podría calificar como más que una puntada o dos, pero
gracias por regresar."
"Lo prometí." Darien vio lágrimas en los ojos de Jessie. Ella quería extender la mano y
tocarla pero se encontró incapaz de moverse, atada por un tapado envuelto firmemente a
su alrededor. "Jesslyn."
"Quédate quieta," Jessie murmuró. "¿Qué es?"
"Siempre cumplo mis promesas."
Con una mano temblorosa, Jessie apartó el cabello de Darien y trazó los contornos de su
rostro.

Se tragó una rabia sin nombre mientras pasaba las yemas de los dedos sobre los
hematomas en la sien de Darien, su pómulo, sus labios, y luego rozaba las líneas de
sangre de innumerables pequeños cortes en su cara y cuello.
El dolor en los ojos de Darien era tan claro que la dejó sin aliento, y por un momento,
Jessie quiso inventar una forma creativa de hacer pagar a Nadia Petrov. Pero entonces
recordó el yate explotando y se dio cuenta de que la mujer probablemente ya estaba
muerta. En el siguiente instante, Petrov ya no existía para ella cuando Jessie se inclinó y
presionó su frente a la de Darien.
Darien lanzó un gemido estremecedor. "Sabía que vendrías. Sabía que me encontrarías."
"¿Cómo no podría?" Había tanto que quería decir, tanto que necesitaba decir. Pero Jessie
recordó dónde estaban — en un helicóptero de búsqueda y rescate rodeada por miembros
de la tripulación. Sin mencionar a su madre y a Ben, quienes la observaban en silencio
desde solo unos centímetros de distancia.
Ben se acercó y gentilmente apretó el hombro de Darien. "Bien hecho, Dare."
"Ben tiene razón," Grace agregó. "No hubiéramos tenido éxito excepto por tu valor. Hoy
has salvado muchas vidas. Gente que nunca sabrán lo que hiciste y lo que arriesgaste,
pero que te deben la vida de todos modos."
"¿Eso significa que se acabó?"
Grace se encogió de hombros. "Tal vez no del todo, pero estamos en camino de terminar
las cosas. El cuerpo de Petrov fue sacado del agua hace poco tiempo. La amenaza para el
G8 ha sido neutralizada. Y tenemos equipos en el terreno desmantelando lo que queda del
Gremio. Esta vez no quedará nada para que nadie reconstruya. Tienes mi palabra."
Darien permaneció en silencio por un largo momento antes de mirar a Jessie una vez
más. Su rostro todavía estaba demasiado pálido, sus ojos estaban sombreados, y había una
expresión ilegible en su rostro.
"¿Qué pasa, Dare?" Jessie preguntó.
"No más," susurró. "No quiero hacer esto más, Jesslyn."
"Entonces no lo haremos, amor."
"Bueno. Solo quiero irme a casa. Sólo quiero ser. ¿Recuerdas? ¿Podemos hacer eso?"

Jessie consideró la pregunta y se preguntó a qué se refería con casa. ¿ Se refería a

París? No estaba segura, y francamente, en lo que a ella respectaba, podía estar en
cualquier parte. Lo único que sabía con certeza era que cuando el yate de Petrov había
sido destruido, con él se establecía la última conexión con el pasado de Darien. En cuanto
al futuro, se extendía ante ellas como una pizarra en blanco. Todo lo que importaba era
que se les daba la oportunidad de crearlo juntas.

EPÍLOGO
El sol de la tarde apenas comenzaba a descender en un brillante cielo azul, su luz

resplandeciente sobre el agua, mientras Jessie pasaba junto a un bosque de mástiles
blancos balanceándose suavemente en sus amarras. Al entrar en el muelle de madera,
mantuvo un precario agarre sobre las bolsas que contenían sus compras, agradecida por
los vientos alisios casi constante que mantenía las temperaturas más que agradables.
Menos de un minuto después, llegó a casa — reciente desde hace tres

semanas. El Arianna. Era un elegante velero de trece metros con cubiertas de roble
relucientes y una quilla trasatlántica. Para cuando Darien terminó de hacer su
reequipamiento, también tenía una capacidad de 200 galones de agua dulce y contaba con
un sistema de comunicación y navegación de última generación.
Cuando ella se acercó, escuchó su nombre ser gritado. "Jessie, oye, has vuelto antes de lo
que pensaba."
Y luego apareció Zoey, inclinada sobre la barandilla, sonriendo ampliamente. "Supongo

que tienes todo lo que buscabas, porque por el aspecto de esas bolsas que cargas, diría que
compraste todas los supermercados locales. También supongo que Dare estará de festín
cuando regrese más tarde hoy."
"Y algo más," Jessie respondió con una sonrisa, sabiendo que cada una de ellas, por sus
propias razones, estaba deseando que Darien regresara de París. Para Zoey, Darien
siempre sería su salvavidas. Su mentora. Su amiga. En cuanto a la propia Jessie, Darien
era simplemente su todo.
Observó a Zoey atravesar fácilmente la brecha entre el bote y el muelle y con gusto le
permitió tomar un par de las bolsas que sostenía. Luego se tomó un momento para
disfrutar simplemente viendo la evolución de Zoey, provocada por casi un mes en un
paraíso tropical.
Su corto cabello rubio estaba ahora desteñido casi blanco a través de una combinación de
sol y agua salada, y su piel, en lugar de pálida, tenía un brillo bronceado. Pero el mayor
cambio fue la sonrisa siempre presente en su rostro.
Bajaron juntas a la cocina y descargaron rápidamente los productos frescos que había
comprado, junto con varios kilos de gambas frescas, botellas de vino y la mejor botella de
champaña que había podido encontrar. Zoey silbó mientras observaba lo desplegado, se
quedó y ayudó a limpiar las gambas, luego hizo señas y se dirigió hacia la parte superior.

Jessie encontró una olla grande, la llenó con agua y la puso a hervir. Sabía que estaba
muy lejos de ser el tipo de cocinera que era Darien, pero estaba igualmente decidida a
sorprenderla con una comida especial para su primera noche de regreso.
Maldición, pero había echado de menos a Darien.
Se había quedado en Nevis solo el tiempo suficiente para finalizar la compra y el

equipamiento del barco, y luego había volado a Washington para reunirse con Grace y
Ben. Algo relacionado con cerrar el Gremio.
Sin embargo, tres días después de su viaje, llamó para decir que necesitaba volar a París
para ocuparse de asuntos pendientes.
El plazo había preocupado a Jessie, en parte porque Darien todavía se estaba recuperando
físicamente de lo que le había sucedido un mes antes. Pero sobre todo porque, aparte de
algunos correos electrónicos esporádicos, había estado extrañamente silenciosa.
Tenía que confiar en que Darien la contactaría si necesitaba ayuda de algún tipo. Entonces
Jessie se obligó a no contactar a Ben y pedirle que la comprobara.
Ese había sido el status quo hasta ayer. Fue entonces cuando Darien envió un correo
electrónico diciendo que había arreglado las cosas y que volvería hoy. Podía llegar en
cualquier momento, y Jessie apenas podía contener su anticipación.
Absorta en sus pensamientos y preparaciones para la cena, la tomó por sorpresa cuando
de repente sintió el calor de un cuerpo presionar contra ella. Un instante después, Darien
envolvió sus brazos alrededor de la cintura de Jessie y susurró, "Así que, me extrañaste?"
Jessie se echó a reír, se giró en los brazos de Darien, y brevemente encontró su

boca. "¿Por qué te extrañaría? ¿Te fuiste a algún lado?”
"Así que esa es la forma en que es?" Darien sonrió. "No hay problema, creo que te
extrañé lo suficiente por las dos."
Jessie logró contener una risa sin aliento antes de que la boca de Darien regresara por
más, enviando sus pensamientos dispersándose en mil direcciones diferentes y
encendiendo un calor sexual.
En algún nivel, era consciente de que Darien apagaba la estufa y la guiaba hacia el
camarote principal. Y se necesitó muy poco esfuerzo para que se estirara desnuda sobre la
cama. Pero entonces Darien simplemente se quedó allí. Simplemente mirando.
"¿Dare? ¿Pasa algo?"

"No." Ella mostró una sonrisa. "Solo estoy tratando de decidir por dónde empezar."
La risa de Jessie fue de alivio cuando vio a Darien desnudarse rápidamente y unirse a ella
en la cama.
Y luego se estaban besando. Riendo. Tocando. Probando. Creando un mundo sensual

donde solo existían sus dos cuerpos entrelazados. Estremeciéndose en la prisa del ascenso
y rompiéndose a medida que caían en una satisfacción feliz.
Mucho más tarde, Darien puso a hervir las gambas mientras Jessie abría una botella de
vino y sirvió un poco para las dos. Era consciente de que Jessie estaba observando todos
sus movimientos pero no dijo nada. Simplemente la esperó a que revelara.
"Te ves cansada," Jessie dijo finalmente. "Me prometí que no lo haría, pero al menos me
dirás — está todo bien?"
"Todo es perfecto. Por mucho que traté de explicarlo, Ben y Grace necesitaron mi ayuda
para seguir el rastro del dinero del Gremio. Lamento que haya tardado un poco más de lo
planeado, pero a partir de ayer todas sus cuentas están permanentemente cerradas."
" ¿ Y a partir de hoy, algunas organizaciones bien merecidas son las destinatarias de la
generosidad del Gremio?"
Darien asintió. "Si, algo así."
En lugar de reírse, Jessie dejó la botella de vino. Y entonces estaba en los brazos de
Darien. Durante varios minutos, ella se estremeció, como si liberara emociones que
habían sido sofocadas por mucho tiempo. Darien entendió. Poco a poco, el temblor de
Jessie disminuyó, hasta que finalmente, miró a Darien y sonrió débilmente. "Gracias.
Estoy bien ahora," murmuró. "¿Se ha terminado todo realmente?"
"Completa y totalmente. Cerrar las conexiones monetarias fue mi último acto oficial. A
partir de esta mañana, estoy oficialmente retirada. ¿Puedes manejar eso?"
"¿Eso significa que no harás esto de nuevo?"
"¿Hacer qué?"
"Recibir un disparo de nuevo. O lastimarte nuevamente. O asustarme así de nuevo."
"No tengo intención de hacer nada con lo que no estés de acuerdo."

"Buena respuesta." Jessie presionó sus labios contra los de Darien y susurró, "Sabes que
te amo, ¿verdad? Muchísimo."
Darien cerró los ojos y sintió una profunda sensación de volver a casa. "Yo también te
amo. Y gracias por salvarme la vida."
"Ya me has dado las gracias." Jessie frunció el ceño. "¿No te acuerdas? ¿En el hospital?"
"Sí, pero eso no es de lo que estoy hablando. Estoy hablando de que me salvaste cuando
entraste en mi vida y me amaste, a pesar de que sabías exactamente quién y qué era yo. Y
sabes lo que dicen, ¿verdad? Cuando salvas una vida, esa vida te pertenece."
"Jesús, Darien. Cuando dices cosas como esas ... " Ella se estremeció y llevó sus labios a
los de Darien una vez más.
"Solo tengo una pregunta," Darien murmuró un minuto o dos después.
"¿Cuál es?"
"¿Por qué tardaste tanto?"
Un rubor se extendió por la cara de Jessie. "Si mi madre no te hubiera dejado con Ben, me
habría enamorado de ti hace quince años." Hizo una pausa y luego comenzó a reírse.
"Sabes, ella realmente creía que me estaba protegiendo."
"Ella estaba equivocada."
Jessie asintió. "Sí, lo estaba, pero ya no importa, ¿verdad? Porque estoy aquí ahora. Las
dos estamos aquí ahora — juntas."
Darien sonrió. "Eso es todo lo que realmente importa."
FIN

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AJ Quinn – Reglas de Venganza Traducción – Martha Lo 2018

TRADUCIDO POR: MARTHA LO 2018

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Porque esta vez, está en juego más que la supervivencia.

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A él le preocupaba que aceptara demasiados trabajos, arriesgándose demasiado. Tal vez

No era como si fuera la primera vez que se le ocurría la idea.

También existía la preocupación adicional de que incluso si lograba alejarse, su propia

Era ese miedo particular que la estaba atormentando ahora, reverberando en su

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Minutos o posiblemente horas más tarde, su paciencia fue recompensada, el silencio

Un último aliento. Y cuando exhaló, apretó suavemente el gatillo.

Durante los siguientes minutos, escaneó su correo electrónico mientras escuchaba a

Te necesito en París. Lo antes posible.

Si hubiera sido alguien más ...

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Y de alguna manera, cuando ella no estaba al tanto, él se convirtió en mucho más. Se

A ella no le había importado sobrevivir cuando la acogió. Y sin embargo, al final de su

Si nada más, ella se lo debía.

Quinientas noventa y tres vidas desaparecieron en un abrir y cerrar de ojos.

(*) Oficial de inteligencia que recluta agentes y gestiona sus actividades.

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También se sabía que centenares de Stingers seguían desaparecidos del arsenal

"¿Todo está bien? ¿Hay algo que pueda traerte?”

Se giró hacia la voz y contempló la encantadora cara sonriente de una azafata.

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Observando el suave balanceo de las caderas de la azafata mientras se alejaba, sacó su

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Aeropuerto Charles de Gaulle

Desarrollar y trabajar activos (Agentes y redes de agentes). Reuniendo inteligencia.

Jessie reprimió un estremecimiento cuando su compostura amenazó con abandonarla.

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Estupendo. Estaba cansada, hambrienta y no estaba de humor para un enfrentamiento.

Porque lo que Grace Lawson quería, Grace Lawson lo conseguía.

"¿Solo yo o todo el equipo?"

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Smith se encogió de hombros. "Dijo que sabrías dónde."

Elle habló por primera vez. "¿Sabes a dónde vamos?"

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En los siguientes minutos, la providencia intervino. La fila para un taxi resultó

"Entonces veré qué puedo hacer para llegar allí a tiempo."

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Apartándose el pelo de la cara y levantando el cuello de su chaqueta, se unió a Elle en una

Casi de inmediato, un camarero se acercó, sirvió una cerveza alemana en un vaso y la

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Grace asintió y pareció casi complacida.

Más fatigada de lo que Jessie se atrevió a admitir, la preocupación, que sonaba

Media docena de respuestas sarcásticas se le ocurrieron de inmediato, pero Jessie se

"¿Recordar que eres mi madre?" Jessie parpadeó, sacudió la cabeza. Elle

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"¿Te hicimos las cosas tan difíciles?"

"Bueno, por supuesto que sí. Habrían sido tontos de no estarlo."