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• ~~~~-'$: ~leason L. Archer obtuvo un grado de licenciado en artes del Seminario
:.,J ~· Teológico de Princeton y-de licenciado en derecho de la Escuela de Derecho
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:. -:·. .... de . Suffolk, además de poseer una licenciatura y una maestría en humani-
/~;.·. · dades y un doctorado en filosofía de la Universidad de Harvard. Fue profesor
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.....,,.... emérito de Antiguo Testamento qe la Escuela Evangélica Trinity.
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~~ EDITORIAL
Referencia 1 Comentario
ISBN 978-0-8254-1033-8
~ _, PORTAVOZ 111111111111111111111111
9 780825 410338
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RESENA CRITICA DE UNA ,
INTRODUCCION
AL ANTIGUO
TESTAMENTO
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RESENA CRITICA DE UNA,
INTRODUCCION
AL ANTIGUO
TESTAMENTO
Gleasan L. Archer
EDITORIAL
PORTAVOZ
La misión de Editorial Portavoz consiste en proporcionar productos de calidad
-con integridad y excelencia- , desde una perspectiva bíblica y confiable,
que animen a las personas a conocer y se rvir a Jesucristo.
CAPITULO PAGII\!A
Ilus traciones 9
Prefacio 11
Abreviaturas 13
1. Introducció n 15
2. La ins p ira ció n de l Antiguo Testame nto 20
7
8 RESEÑA CRITICA DE UNA L\ITROOUCCIÓN AL A NTIGUO T ESTAMENTO
La piedra Roseta 1 22
9
PREFACIO
El propósito de esta Reseña crítica de una introdu cción al Antiguo
Testamento es el d e proveer un texto sencillo y útil para estudiantes y
seminaristas no iniciados en la crítica al Antiguo Testamento. Además
brinda un panorama gen eral del tema para pastores y estudiosos de la
Biblia. Por razones de espacio , he des istido de comentar todos los
últimos libros y artículos escritos sobre esta disciplina y me he reduci-
do a revelar los puntos de vista más representativos e influyentes de las
figuras reconocidas universalmente como autoridades indiscutibles en
el estudio de la introducción al Antiguo Testamento. Para una mayor
claridad me he li mitado al tratamiento de los puntos principales y a
manejarlos de tal manera que hasta los bisoños los puedan entender y
apreciar.
El lector hallará que este libro se adhiere a una postu ra netamente
con servadora y evangélica. Por esta posición no pido discu lpas, excep-
to para expresar mi convicción p ersonal de que so lame nte la postura
ortodoxa sobre el contenido de la Biblia le hace verdadera justicia al
texto bíblico en s í y cuadra con la evidencia aportada por todos los
datos importantes que hoy tenemos. Al m ismo ti empo me he esforzado
en todo momento por tratar con toda imparcialidad y honestidad los
distintos puntos de vista y diversas teorías de los que se adhieren a una
postura liberal o neoortodoxa, y exponer o presentar su s premisas y
conclusiones de una manera qu e permita al lector entenderlas y ju zgar-
las fácilmente.
11
ABREVIATURAS
A Códice Alejandrino
AB Archaeology and the Bible (La arqueología y la Biblia), G. A.
Barton
ABH Archaeoiogy and the Bible His tory (La arqueo logía y la his-
toria bíblica) , Joseph P. Free
ANET Ancient Near Eastern Texts (Antiguos textos del Cercano
Oriente), J. B. Pritchard (editor)
AOT Archaeoiogy and the Old Tes tament (La arqueología y el
Antiguo Testamento), M. F. Unger
AOOT Ancient Orient and the Old Testament [El Antiguo Oriente y
el Antiguo Testamento), K. A. Kitchen
AP Th e Archaeology of Palestine (La arqueología de Palestina),
W. F. Albright
ASOR American Schools of Oriental Research (Escuelas america-
nas de investigaciones orientales)
ASV American Standard Version (Versión standard americana)
B Códice Vatican o
BAM Our Bible and the Ancient Manuscripts [Nuestra Biblia y los
manuscritos antiguos), Frederic Kenyon
BASOR Bulle tin of th e American Schoois of Oriental Research
(Boletín de las escuelas americanas de investigaciones
orientales)
CSS Componían to Scripture Studies (Guía al estudio de la Bi-
blia), J. E. Steinmueller
CT Christianity Today (Cristianismo Hoy)
CVSS Th e Christian View of Science and Scripture (El punto de
vista cristiano sobre la cienc ia y la Biblia), B. Ramm
DSS Dead Sea Scro/Js [Los manuscritos del mar Muerto), Millar
Burrows
FBM The Five Books of Mases (Los cinco libros de Moisés), O. T.
Allis
GATE Grundri ss für Alttestam e ntli che Einleitun g , Wilh elm
Moeller
IBOT Introduction to the Books of the Old Testament (Introduc-
c ión a los libros del Antigu o Testamento), W. O. E.
Oesterley y T. H. Robinson .
13
14 RESEÑA CRiTICA DE UNA INTRODUCCIÓN AL ANTIGUO TESTAMENTO
15
16 R ESEÑA CRíTICA DE UNA I NTRODUCCIÓN AL A NTIGUO T ESTAMENT O
como tantos otros. Y también por esta razón el Evangelio de Cristo está
imbuido de una divina vali dez que lo hace diferente de todas las re-
ligiones ideadas por los hombres. El Antiguo Testam ento demuestra
que Jesús y su iglesia fueron hechos providenciales, la person ificación
de los propós itos de Dios; el Nuevo Testamento prueba que las Escritu-
ras hebreas con stituyeron un organismo coh erente e integrado , enfoca-
do sobre un único y gran tema, y que exhibieron un solo programa de
redención.
De la m isma manera que el genio del idi oma griego impuso su sello
en la revelación del Nu evo Testamento y en los términos en que se
entregó su mensaje, así también el genio del idioma hebreo fue un
factor determinante en la exp resión del mensaje del Anti guo Tes-
tamento. Estableció una gran diferencia el hecho de que el griego fue
preciso al expresar el tiempo cronológico y que el hebreo puso s u
principal hincapié sobre el modo de acción y no sobre los tiempos
verbales. Un a adecuada in terpretación de la revelación del Antiguo
Testamento exige un total dominio de estos rasgos pecu liares del verbo
hebreo y de la sintaxis h ebrea en general; de lo contrario la Escritura
resultará incomprensible y desvirtuada.
En gran medida el hebreo compartía con el resto de los idiomas
semíticos estas caracterís ti cas gramatica les y de sintaxis. Por ello es
importante analizar estos idiomas afines y obtener de ellos la luz que
puedan arrojar sobre el uso del h ebreo. Más aún, en lo q ue se refiere al
vocabulario, reviste máxima significación el estudio comparado de las
lenguas semíticas. Ocurre a menudo qu e un vocablo que aparece
solamente una o dos veces en la Biblia hebrea es de uso común en
algunas de las lenguas afines , lo que p erm ite, por comparación, inter-
pretarlo con amplio margen de seguridad.
La clasificación tradicional de las diversas lenguas semitas las di-
vidía, según la localización de las naciones que las hablaban, en Norte,
Sur, Este y Oeste. La lengua semita del Este suponía un solo idioma
principal, el acádico, que admitía una división en los dial ectos babiló-
nico y asirio, con escasos matices diferenciales. Las lenguas semitas del
Sur, incluían el árabe (subdividido en árabe del Norte, el lenguaje
clásico y literario; y árabe del Sur, con sus subdialectos : sabeo, mineo,
gatabaní y el hadramí) y el etíope anti guo o clásico (o Geez) con su
moderno descendiente el amárico. Las lenguas semitas del Norte abar-
can la fam ilia aramea , a la que se divide habitualmente en las ramas
oriental y occid ental (la orien tal es la base del idioma siríaco de la era
cristiana, y la occidental, la base del arameo bíblico tal cual se lo
encuentra en Daniel y Esdras). Las lenguas semitas del Oeste (a menudo
INTRODUCCIÓN 19
20
LA I NSPIRACIÓN DEL A NTIGUO TESTAME NTO 21
3 . Por cierto que existen varias escrit u ras religiosas q ue ti enen , con res pecto de sí m is-
mas , la m is ma pretens ión , tales com o el Corón y el Libro de Morm ón. Sin embargo ,
debemos co nvenir en que esos dos documentos carecen de las credenciales que autenti -
can la Biblia com o el verdad ero registro d e la revelación de Dios . Por sobre todo les fa lta
la vali dación ele las profe cías previas a los hechos y su subsiguiente cum plim iento , y la
ubicua presencia del d iv ino-h umano Redentor. El Libro d e Mormó n está viciado de
nu merosas inconsecuenc ias e inexactitud es h istóricas; y e l Corán (que pretende haber
sido di ctado por un arquetipo celes tial coeterno con Alá) exhi be no solo las más asombro-
sas inexactitudes hi stóricas, sino ta mbi én los cambian tes pu ntos ele vista de un autor
humano (Mahoma) a la luz ele los acontecimientos co rrientes ele su é poca. No hay compa-
ración posible entre la Biblia y estos otros libros, cuando se analiza la grandeza y sublim i-
dad de los pen samientos qu e comunica o el pod er con el cual penetra en el alma y
provoca cambios que duran toda una vida. (Para detalles más específicos, véan se los
Apén d ices 2 y 3.)
LA I NSPIRACIÓN DEL A NTIGUO TESTAMENTO 23
4. ¿_Y qué deci r de la tradición oral? ¿No puede, la infalible verdad de Dios. ser trans miti-
da de boca en boca a través d e sucesivas generacion es? Sí, por supuesto qu e sí, y sin d uda
alguna ciertas porciones de la Biblia fueron así preservadas durante muchos años antes
de hallar su fo rma escrita autori zada. Pero la trad ición oral es necesariamen te fluid a en su
carácter y está en constante peligro d e corrupción debido al factor subjetivo. es dec ir. a la
incierta memoria del cus todio de dicha tradición. El legado de la fe fue transmitido en su
mayor parte en forma oral d urante mil enios, desde Adán hasta Moisés, pero la for ma
escrita fi nal que le dio Moisés contó con la supervisión es pecial del Esp íri tu Santo, para
poder garantizar su divina confiabilidad. Las prop ias Escrituras ponen el mayor d e los
énfasis sobre su estado escrito, y casi nunca le asign an confiabilidad d ivi na a la tradi ción
meramente oral. Si bien es cierto que las palabras que pronunciaron Moisés, los profetas,
jesús de Nazaret y los apóstoles contaron con el sello d e au torid ad desde el preciso
instante en que se emitieron. también es cierto que no había otra forma segura de preser-
varlas exce pto por la escrit ura (es decir. registrarlas por escrito. bajo la dirección del
Espíritu Santo).
24 RESEÑA CRITICA DE UNA I NTRODUCCIÓN AL A NT IGUO TESTAMENTO
5. Podrá plantearse la cuestión en cuanto a la infa libilid ad d e las fuentes de las cuales el
registro escritura! (tales co mo las tablas genealógicas de Génesis y de Crón icos) pudo
haberse cop iado. Si se co nsu ltaron los archivos de los templos o los registros palaciegos
(como probablemente ocurrió] y s i estos registros fueron escritos previamente por hom-
bres no inspirados (como también ocurrió probablemente) ¿por qué no podemos limitar
la infalibilidad a la mera exactitud en copiar el registro humano. estu viera o no libre d e
error tal registro? En otras palabras: ¿por qué no pudo haber errores inspirados en las
Escrituras?
Debemos responder esta pregunta con otra: ~qu é d iferencia esencial exis te entre un
registro humano fali b le y un orador humano !alible? Si las palabras escritas por los
hombres podian ser aceptadas en la Escritura, aun erróneas y equ ivocadas, ¿no se deduce
de ello que también pued en aceptarse sus palabras habladas? ¿Qu ién p uede su poner que
todo lo que hablaron Moisés, lsaías o Malaquías estuviera libre de error? ¿No es cierto,
acaso, que en el momento en que emitían la Palabra de Dios. su emisión era infalible? De
la misma manera en que Dios uti lizó la comunicación oral de ellos para revelar su verdad ,
salvaguardándola del error hasta ser registrada en forma escrita. as[ también Dios podía
tomar erróneos archi vos h umanos y dirigir al autor humano para evitar tod os sus errores
y registrar únicamente lo que en reali dad era cierto. Tod o lo que la Escritura afi rme haber
sido h istóricamente cierto, p rescindiend o d e las fu entes intermedias d e in formació n,
debe ser considerado confiabl e y fidedi gno. Es esencialmente ind iferente que la fuente
haya s ido escrita u oral. o si provino de una mano humana falib le o de una boca humana
falible; en cualquiera de los dos casos, el Espíritu Santo eliminó los errores y aseguró la
escritura de la verdad. Todas las discrepancias que nos han llegado en el texto recibido de
las Escrituras hebreas. se explican p erfectamente bien por los errores cometidos en trans-
misiones textuales posteriores. No hay necesidad alguna de recurrir a una teoria de
errores cop iad os en los autógrafos originales. y el hacerlo haría peligrar la autoridad de
las Escrituras como un todo.
26 RESEÑA CRíTICA DE UNA I NTRODUCCIÓN A L A NTIGUO TESTAMENTO
Con todo , las inves tigaciones d emostrarán que muc has de las afir-
maciones de Cri sto, registradas en el Nuevo Testamento, chocan con
esta s upuesta " men tal idad de Cristo" d e una man era n otor ia. Observe-
m os, por ejem p lo, Mateo 23:33: " ¡Serpientes, gen eración de víboras !
¿Cómo esca pareís de la conden ación del infierno? " Y también en Mateo
25:41 : " Apartaos d e mí, malditos, a l fuego e terno pre pa rado para el
diablo y s us ángeles." No contamos con ningún escrito acred itado sobre
cómo era la mentalida d de Cristo, aparte de sus d ichos regis trados en
los Evangelios. Es incon secuente, d esd e todo punto de vista, establecer
una noción fil osófica sobre cuáles fueron los puntos d e v is ta d e Cris to,
en base a algunas de s us afirmacio nes regis tradas , y lu ego rechaza r la
autenticidad d e otras afirmaciones registradas en la mis ma fuent e, sim-
plemente porque e nt ran en conflicto con p referencias perso nales. Tal
procedimiento no s ign ifica otra cosa que im poner el criteri o humano
por enc ima de la Pa labra Escrita de Dios, y cons iderar como verdaderas
solamente las partes d e esa Palabra que la mente humana rubrica.
Pero ya hemos vis to que la razón humana es una h erram ienta inade-
cuada y desacreditada para al canzar un verdadero conoc imiento re-
ligioso. La Biblia debe juzgar al hombre; nunca el hombre puede juzgar
la Biblia. Su s fac u ltades de razonamiento debe e mplearlas e n la tarea
de interpretar d e mane ra consecu ente el me nsaje de la Biblia, para
poder comprender qué es lo que Dios quiere decir con las p alabras
escritas en la Escritura. Pero jamás d ebe emitir juicios adversos contra
claras enseiianzas de la Escritura, como lo establece la exégesis; si lo
hace, rechaza , en fo rma global , la autoridad de la Escr itura.
Más típ icamente neo-ortodoxo es el punto de vista que considera a
la Biblia como algo menos que la escrita Pa labra de Dios; la Biblia es
meramente un testimonio d e la Palabra de Dios. De acue rdo a esta
pos ición, la Palabra de Dios es un princ ip io dinámico qu e entra en
acción solamente cu ando se produce un enc uentro viviente o "existen-
cial" entre el creyente y Dios . Dios le habla con poder desde las páginas
del Escrito Santo y establece u na re lación personal, más que una mera
instilación en s u inte lecto de una verdad que revis ta el carácter de una
proposición. (Cua ndo hablamos aquí del ca rócter de una proposic ión
nos referimos al tipo de verdad que puede establecerse co mo una pro-
pos ición , tal como: "Dios es u n Espíritu eterno." Las proposic iones
pueden ser entendidas o captadas como m eros objetos d e conocimie n-
to, como las fórmul as matemáticas; pero la verdad div ina, sosti enen,
nunca pu ed e ser conocida a fondo por la m ente hu mana . La verdad
divina a lca nza al h ombre en un encuentro "Yo-Tú"; es como una co-
rrien te eléctr ica con polo n egativo y polo positivo como condición para
su existencia. ) Ya que el texto bíblico fue escrito por autores humanos ,
y todos los hombres son pecadores y están s ujetos a l err or , se d es-
32 RESEÑA CRíTICA DE UNA I NTRODUCCIÓN AL ANT IGUO T ESTAMENTO
prende, según ellos, que tiene que haber errores en el texto bíblico
propiamente dicho.
Sin embargo, arguyen, el Dios viviente está capacitado para hablar
aun desde ese texto parcialmente erróneo y ll evar a los creyentes a una
relación vital con El en un encuentro salvador. Tal punto de vista sobre
la Biblia da lugar a todo tipo de errores tanto científicos como histó-
ricos, y a todos los juicios adversos de la alta crítica racionalista contra
la autenticidad de los escritos de Moisés, Isaías , Daniel y todos los
demás. Todos estos h allazgos pueden ser (y seguramente lo son) ver-
daderos en un detallado relato de cómo se originó la Biblia. Sin embar-
go, Dios ha escogido esta Escritura, tachonada de errores, para ser el
testimonio autorizado y único en su género, de su revelación, y tiene
la capacidad de utilizarla de una manera dinámica p ara "salvar" a
los hombres .
Así, en su celo por evadir los asaltos de la más alta crítica raciona-
lista sobre la confiabilidad del relato bíblico, y para rescatar la signi-
ficación del mensaje cristiano ante las objeciones científicas contra lo
sobrenatural, los teólogos del movimiento neo-ortodoxo han recurrido
a un criterio paradójico sobre la naturaleza de la revelación. Sostien en
la posición de que , por su misma naturaleza, la revelación divina no
puede ser registrada gráficamente. No bien queda aprisionada en pala-
bras, especialmente palabras que exponen proposiciones sobre Dios y
verdades espiritual es, se transforma en objeto de la mente humana y
ms poderes cognoscitivos. Cae, por lo tanto, bajo control humano , y
1ueda aprisionada en el ámbito d e la palabra escrita. La revelación, por
lo tanto, no ha de ser equiparada con doctrinas o proposiciones revela-
das sobre teología; más bien, consiste en un encuentro directo entre
Dios y el hombre, como un sujeto que se enfrenta a otro sujeto. La
revelación, por lo tanto, guarda una analogía con un encuentro perso-
nal entre dos seres humanos; llegan a conocerse mutuamente como
personalidades y no como un juego de estadísticas o asuntos informati-
vos, en una tarjeta d e identificación.
Desde ese mismo punto de vista puede estimarse que no reviste
mayores consecuencias el que los relatos registrados en la Escritura
sean precisos y exactos. El relato del Evangelio sobre el nacimiento
virginal, por ejemplo , o la resurrección corporal de Cristo, muy bien
pueden ser no históricos (puesto que las teorías científicas modernas
n o dejan lugar para sucesos milagrosos) , p ero no interesa mayormente.
Por medio de estas piadosas leyendas de la iglesia primitiva , podemos
encontrar a Dios y las realidades suprahistóricas a las cuales apuntan y
señalan estos relatos. El hecho de depender d e la infalible exactitud del
registro escrito de la Biblia es considerado como un obstáculo para la
verdadera fe. El dogma de la infalibilidad de la Escritura actúa como
una perniciosa muleta sobre la cual apoyarse; la verdadera fe se reman-
L A I NSPIRACIÓN DEL ANTIGUO TESTAMENTO 33
7. Will iam Temple, Nolure, Mon ond God (La naturaleza, el h ombre y Dios), (Londres:
Mcmil lan, 1953), pág. 350.
34 RESEÑA CRíTICA DE UNA I NTRODUCCIÓN AL ANTIGUO TEST AMENTO
Debemos admitir que el texto de las Escrituras, tal c ual nos ha s ido
trasmitido, contie ne ocasionales dificultades que parecieran desafiar la
doctrina de la infalibilidad bíblica. Algunas de estas dificultades son
remediadas mediante la correcta aplicación de la ciencia de la crítica
textual. Otras, la les como discrepancias en estadísticas o en la grafía de
ciertos nombres exigen una enmienda del texto qu e va más allá d e los
datos que se logran por la crítica textual. Y otras más presentan dificul-
tades lógicas, ta l como el aval dado en jueces 11 al a parente sacrificio
de la hija de Jeflé, cuando Deuteronomio 12:31 proh ibe todo sacrificio
humano en Israel.
Hay dos métodos posib les d e tratar estos problemas:
l. Mantener en suspenso la pretensión d e infalibilidad bíblica en
tanto no quede aclarada toda dificultad individual. Cada vez que se
plantee un nuevo problema, la Biblia queda reducida a u na condición
de sospechosa hasta que dicho problema quede solucionado satisfac-
toriamente. Mie ntras tanto, el creyente queda inmovi lizado en doloroso
suspenso y angustia hasta que la Biblia quede nuevamente libre de los
cargos que se le imputaron .
2. Retener la fe en la infalibilidad del registro bíblico, a pesar de las
apare ntes discrepancias, y esperar con paciencia la reivi ndi cación que
ulteriores investigaciones seguramente gara ntizarán. Convencido de
que so lamente e l origen divino explica el fenómeno ele las Escrituras,
toma partido con Jesús ele Nazaret en cuanto a la infalibi li dad ele la
escrita Palabra de Dios, y espera que a l fin haya una aclaración de los
problemas que surjan.
Los seguidores de este segundo m étodo pueden ser acusados ele un
36 RESEÑA CRiTICA DE UNA I NTRODUCCIÓN AL ANTIGUO T ESTAMENTO
8. Cf. Harry Rimmer, Thot Lowsu it Al?oinst !he Bible (Ese juicio con tra la Biblia). (Grand
Rapids: Eerdrnans , 1940). Por material ad icional sobre el lema d e las dificultades de la
Biblia, consultar la ins pirada defensa d e la autoridad e infalibilidad bíblica en la obra de
Wick Broomall , Biblicol Criticis m (Crítica bíblica). (Granel Rapids: Zondervan. 1957).
págs. 11-84. Por material adiciona l sobre la ins piración d el Antigu o Testamento. ver R. K.
Harrison, lntrodu cti on of the Olcl Tes tamen t (Introd ucción al Antiguo Tes tamento),
(Grand Rapids: Ecrd mans, 1969). págs. 462-75; ]. W. Montgornery, Crisis in Lutheran
Theo logy (Cri sis en la teología luterana), (Granel Rapids: Eerdmans. 1967). págs. 15-44; M.
H. Woudstra, "The lnspirat ion of the Old Testament'' (La inspiración del Antiguo Tes-
tamento) , en The Bible: Th e Living Word of God (La Biblia: la palabra viviente de Dios),
ed. Merril C. Ten ney (Grand Rapids: Zondervan, 1968). págs. 123-42.
P RIMERA p ARTE
INTRODUCCION GENERAL
CAPITULO 3
LOS MANUSCRITOS HEBREOS Y LAS
PRIMERAS VERSIONES
No tenemos acceso a los originales infalibles de los di versos libros que
componen las Escrituras Hebreas. Las más antiguas copias que han
llegado hasta nosotros están distanciadas, en algunos casos, no menos
de mil años de la época d e su composición original. No obsta nte, cons-
tituyen hoy en día nuestra p rincipal autoridad en c uanto a la insp irada
Palabra de Dios, y todas nuestras copias y traducciones de las Sagradas
Escrituras n ecesariamente dependen d e los más antiguos y m ejor dis-
ponibles manuscritos de los originales hebreo y arameo. Debemos, por
lo tanto, reseñar las evidencias escritas sobre las cua les se basa n nues-
tras modernas ediciones impresas de la Biblia hebrea, y tomar conoci-
miento de enorme y va riado cu erpo de evidencias con las cuales tiene
que habérselas la crítica textual del Antiguo Testamento.
De más está decir que los manuscritos hebreos tienen un valor
prioritario, dado que la revelación de Dios llegó a Israel en el idioma
hebreo, y hay menos probabilidades de corrupción al copiar manuscri-
tos al mismo idioma del cual se copian que cuando se traducen a otro
idioma. Pero en los casos en que se han introducid o en las copias
hebreas errores atri buidos a los copistas, es mu y probable que las
primeras traducciones a l griego, al arameo o al latín, nos d en una clave
a la palabra o a la frase original hebrea que fue pervertida o mutilada en
los manuscritos hebreos. Por esta razón no d ebemos reducirnos a anali-
zar solamente los primeros y mejores manuscritos h ebreos, s ino tam-
bién las prim eras y m ejores copias de las antiguas traducciones o ver-
siones.
39
40 R ESEÑA CRíTICA DE UNA I NTRODUCCIÓN AL ANTICUO T ESTAMENTO
1. Ver F. M. Cross en BASOR. No. 141 (febrero de 1956). y en Th e Anc ien t Library of
Qumran (La antigua biblioteca de Qurnran). (edición rev isada, Carden City. Nueva York:
Doublcday. 1958), págs. 39, 40.
2. Millar Burrows. MLDSS. págs . 14, 28-30. Cf. Apéndice 4, pa ra una nónima más com-
pleta de los conten idos individuales de las diversas cuevas.
Los MAN USCRITOS HEBREOS Y LAS P RJMERAS VERSIONES 41
3. Dewey Beegle trata de estas vocalizaciones en BASOR. No. 123 (octubre de 1951). Para
una exposición de las variantes textuales en general. ver Burrows en BASOR. No. 111
(octubre de 1948). "Variant Readings in the lsaiah Manuscript" (S ignificados diversos en
el manuscrito de /so los).
42 R ESEÑA CRITICA DE UNA I NTRODUCCIÓN AL ANTIGUO TESTAMENTO
7 . Moshe Greenberg saca conclusiones más o menos simi lares como resu ltado de los
d atos brindados por Qumran. Considera que los escribas jerosolomitanos comenzaron a
corregir y a ed itar sistemáti ca mente el texto del Antiguo Tes tamento ya en el tercer s iglo
a. d e. J.C., y que este proyecto ganó impulso bajo los reyes hns mon eos (macabeos) en el
siglo 11 a. de J.C. Aunque el texto normalizado p udo no h aber predomi nad o hasta d espu és
de la cafda de jerusalén , es justo afirmar que " el pred ominio del texto standard , no s u
creación, ocu rrió con posterioridad al a!lo 70 d. de J.C." (citado en Burrows, MLDSS, pág.
161).
46 RESEÑA CRiTICA DE UNA I NTRODUCCIÓN AL ANTIGUO TESTAMENTO
los profetas) expl icaba el mensaje por medio de una paráfrasis destina-
da a mostrar cómo debía entenderse su enunciado original. Después de
siglos de tradición oral, especialmente después de la expulsión de los
judíos del territorio palestino en el año 138 d. de J.C., pareció aconse-
jable asentar por escrito estas paráfrasis arameas como un tárgum
(interpretación.)
Según la tradición, el Tárgum oral comenzó en la época de Esdras
(Nehemfas 8:7-8). pero no hay evidencia alguna de un Tárgum escrito
antes del año 200 d. de J.C. Es limitado el valor de los Tárgumes para la
crítica textual, debido a que su Vorlage hebreo era casi igual al de
nuestro " texto rec ibido " (es decir, la segunda edición de Bomberg).
Sólo ocasionalmente revelan a lgunas divergencias que son explicables
solamente sobre la base de una variante en la fraseología de su original
hebreo. De ahí que s u valor sea mayor para la interpretación que para la
crítica textual propiamente dicha.
1. El Tárgu m de Onquelos sobre la Tora (proveniente del siglo lli d.
de J.C., posiblemente como un texto revisado de una paráfrasis ante-
rior) fue producido por los círculos eruditos judíos en Babilon ia. (No lo
citan los escritos palestinos existentes antes del año 1000 d. de J.C.) Se
lo asignó tradicionalmente a un tal Onquelos, de quien se supuso que
era el mismo natural del Ponto que compuso la traducción griega de
Aquila (en otras palabras, Onquelos sería el mismo Aquila). Pero el
origen oriental y lo tardío de su composi ción conspiran contra esta
tradición. De cualquier manera, Onquelos, quienquiera que fuese, se
ciñe estrictamente al original hebreo en casi todos los pasajes, excepto
en los pasajes poéticos del Pentateuco.
2. El Tárgum de Jonatán Ben Uziel sobre los profetas (es decir de
Josué a Reyes, Isaíos a MaJaquías) fue compuesto en el siglo IV d. de
J.C., y también en círculos babilónicos. Es mucho más parafrás tico en
su interpretación del texto hebreo que el de Onquelos.
3. El Tárgum de un seu do-Jonatán sobre la Tora se remonta
alrededor del año 650 d. de J.C. , y consiste en una mezcla del de
Onquelos con materiales del midras. " Tiene poco va lor crítico.
4. El Tárgum jerosolimitano sobre la Tora, se remonta al año 700 d.
de J.C. Al igual que el anterior, tiene poco valor crítico.
OTHAS VERSIONES
LAS POLIGLOTAS
Habría que decir algunas palabras sobre las grandes políglotas que
aparecieron en la época de la Reforma . Las políglotas fu eron elaboradas
y costosas ediciones impresas, en las cuales se imprimieron en
columnas paralelas el texto hebreo y todas las antiguas versiones
asequibles.
l. La Políglota Compl utense fue la primera en aparecer (así llamada
porque fue preparada en Complutum, o Alcalá, España). Fue publicada
bajo los auspicios del Cardenal Jiménez y con el acuerdo papal en el
año 1522 (si bien fue impresa en 1514-1517). La porción del Antiguo
Testamento apareció en el primero de sus seis volúmenes.
2. La Políglota Antwerp (patrocinada por Felipe II de España)
Los MANUSCRJTOS H EBREOS Y LAS P RIMERAS VERSIONES 57
58
BAJA CFúTICA DEL ANTIGUO TESTAMENTO 59
valederas para que lo hubiera hecho. Por lo tanto, tenemos que habér-
noslas con los problemas planteados por los errores de transmisión y
tratar los de la manera más objetiva y sistemática posible. Esta es, pues,
la principal tarea de la baja crítica bíblica.
En primer lugar es preciso an alizar los diversos tipos de errores que
podían cometer los copistas, y observar los contextos en los cuales tales
errores ocurrían con mayor frecuenci a. Esta es una operación necesaria
antes de proceder a su corrección. Anotamos, a continuación, algunos
de los errores más frecuentes, tomados en su mayor parte, del primer
rollo de Isaías procedente de Qu mran (1Qis•).
l. Haplografía, es decir, la escritura de una letra, sílaba o palabra
una sola vez, cuando debe escribirse más d e una vez. Por ejemplo,
Isaías 26:3, B•Ka Ba'f•FjuW (o BiT•J:iuW), que significa "en ti han con-
fiado" (o en ti; confiad), en lugar de B•Ka BaTuWaJ:i BiT•J:iuW (confian-
do en ti; confiad). Si se escribe solamente en consonantes (como se
escribió todo el idioma hebreo antes del año 800 d. de J.C.) , el problema
sería meramente la diferencia entre BK BTFfW de los rollos y BK BTW.Ij
BTJ:iW del TM. Tal halografía debe haberse introducido en el TM de
Jueces 20:13 BNYMN (Benjamín), escrito así en lugar de BNY BNYMN
(los hijos de Benjamín.) Esta última forma es la que figura en la LXX, e
indica la ortografía original (que deducimos del verbo en plural 'dbú
que acompaña a este s ustantivo, porque un s imple BNYMN exigiría un
verbo en singular). La omisión accidental de una letra también se de-
nomina haplografía, aun cuando no se repita. Por ejemplo, en el rollo
de Isaías figura BJ:iZQT YD (con fuerza de mano) en Isaias 8:11, en
lugar de BJ:iZQT HYD (con la fuerza de la mano) que figura en el TM.
2. Ditografía, es decir, escribir dos veces lo que solo debe escribirse
una vez. Por ejemplo, en Isaias 30:30, HSMY' HSMY' (hará oír hará oír)
en lugar del simple HSMY' (hará oír) del TM. De la misma manera, en
Ezequiel48:16 en el TM figura IjMS IjMS M'WT (cinco cinco cientos-
entendiendo que cinco cientos es quinientos-), en lugar del correcto
IjMS M'WT (quinientos).
3. Metátesis, es el metaplasmo que consiste en alterar el orden de
las letras de un vocablo o el orden de las palabras. Por ejemplo, Isaías
32:19, HY'R (los montes) en lugar de H 'YR (la ciudad) del TM, que da
sentido al contexto. Asimismo en Ezequiel 42:16, en el original con-
sonantado del TM figura J:iMS 'MWT QNYM (cin co cañas codos) en
lugar del obvio IjMS M'WT QNYM (quinientas cañas ); la adecuada
corrección la indicaron los masoretas en su mecanismo explicativo (ver
el titulo "Masoretas" en la página de este libro.
4. Fusión, es decir, combin ar dos palabras separadas para formar
una. Würthwein cita Amós 6:12, donde BBQRYM (con bueyes) pro-
bablemente está reemplazando a u n original BBQR YM (con bueyes el
mar- es decir, ¿Araremos el mar con bueyes?). Rypins cita a Isafas 3:15
60 RESEÑA CRÍTICA DE UNA INTRODUCCIÓN AL ANTIGUO TESTAMENTO
MLKM (de acuerdo con el original consonantado del TM), que signifi-
caría "su rey"; pero lo que exige el contexto (y lo que los masoretas
enmiendan) es MH LKM (¿Qué os ocurre a vosotros?) En conexión con
esto, observemos que Jerónimo, ajustándose a la interpretación de la
LXX, entendió el término L'Z'ZL (por Azazel) de Lévitico 16:8, como un
caso de fusión de L'Z 'ZL (por un macho cabrío para ser enviado; que se
entiende perfectamente bien en el contexto y e limina un perturbador
nombre propio, Azazel, que, por otra parte, era desconocido en la época
pre-cristiana).
5. Fisión, que consiste en dividir una palabra en dos. Por ejemplo,
en Isaías 2:20, el TM tiene LJ:fPR PRWT (a un agujero de ratas); debería
ser enmendado según el texto de los rollos LJ:fPRPRWT (a la musaraña)
como lo hace la LXX (que simplemente transcribió la palabra como
pharpharóth , sin intentar traducirla). Rypins cita del TM , KY DRKYK
(a causa de tus caminos) en Ezequiel 7:4, con el argumento de que en
el original figuraba KDRKYK (de acuerdo con tus caminos). Pero esta
última enmienda carece totalmente de apoyo valedero.
6. Homofonía , es la sustitución de un homónimo por otro. Por
ejemplo , con frecuencia hallamos que LW (a él) substituye a L' (no.)
Así, en Isaías 9:3 tanto en el TM como en los rollos figura HRBYT
HGWY L' HGDLT HSMI;IH (multiplicaste la gente; no has multiplicado
la alegría), cuando se obtiene mucho mejor sentido de HRBYT HGWY
LW HGDLT HSMI;IH (acrecentaste la gente, incrementaste su alegría
por él). La confusión surgió del hecho de que tanto L' como LW se
pronunciaban ló.
7. Incorrecta interpretación de letras similares. Desde el año 600 a.
de J.C. en adelante, la D (dálet) y laR (resh) eran tan semejantes que a
menudo se confundían, especialmente en los nombres propios. Así, el
nombre "Donanim" de Génesis 10:4 aparece como "Rodanim" en 1
Crónicas 1: 7 (como figura en la Biblia de Jerusalén), que muchos creen
que es la mejor variante, puesto que se refiere, probablemente , a los
radios. De la misma manera la W (vau) y la Y (yod) se escribían de
manera muy parecida desde el año 150 a. de J.C., y aun en los rollos de
Isaías resulta imposible distinguirlas. Así, mientras en el TM figura
WD'W (y conoced vosotros) en los rollos dice YD'W (hacedles conocer),
en Isaías 33:1 3. Un interesante ejemplo de lo anterior aparece en
Hechos 7:43 que sigue la variante de la LXX al escribir el nombre del
ídolo Renfán, mientras el TM de Amos 5:26 (del cual fue citado) lo
escribe Quiún. ¿Cómo surgió esta confusión? En meras consonantes
Quiún figura como KYWN, Renfán sería RYPN. En el siglo V a de J.C.,
como lo atestigua el Papiro Elefantino, la forma de la K ( ~ ) era muy
similar a la R ( 7 ), y la W ( ? ) se parecía mucho a la P () ). Entonces,
en ese período una copia de Amós mostraba un nombre que podía
leerse como KYWN o RYPN. (-:Jel acadio Kaiwanu , el nombre del dios
BAJA C RITICA DEL A NTIGUO T ESTAM ENTO 61
1. En relación con es to. observemos la excelente afirmación hecha por Burrows: ''No
debería ser necesario, pero tal vez lo sea, repetir que una antigua variante no es necesaria-
mente una buona variante. Los textos de Qumran está n llenos do variantes demonstra-
blemente inferiores a l texto tradicional. Para decir la misma cosa en otras palabras, la
verdad es que , aunque parezca paradójico, una variante pre-masorética no es necesa-
riamente anterior a una masoréti ca. El texto protomasorético ya existía en Qumran y en
otras copias junto con textos divergentes ; nos parece jus to y razonable deci r que e l TM era
el tronco y las otras variantes, las ra mas que brotaron de él. La mayo r contribución de los
rollos del mar Muerto a la cr ítica textual s igue siendo su demostm ción d e este hecho"
(M LDSS, pág. 162.)
64 RESEÑA CRíTICA DE UNA I NTRODUCCIÓN AL ANTICUO TESTAMENTO
3. Parec iera conveniente llamar aqui la atención a una excelente obser vación d e A.
Benlzen, citada con aprobación: "Siempre corremos el riesgo de cometer un nuevo error
por conjetura ... las conjeturas. por lo general , resultan inútiles para el historiador,
porque nunca se justifica sacar concl usiones a partir de conjeturas, al menos sin dejar de
observar que ¡la conclusión es otra conjetura!" (Introduction to TJ10 OJd Testoment
- Introdu cción al Antiguo Testa mento- , 1:97.) Este punto es tá bien cons iderado; lástima
que el mismo Bentzen no haya observado las más amplias implicaciones de este princi-
pio para la alta crflica racional is ta. Ahí también, una conclusión basada sobre una mera
conjetura \¿y qué hay en la teoría documental que esté libre de conjetura?) es , en sí
misma , só o otra con jetura y no, para utilizar una frase trill ada, uno de " los seguros
resultados d e la moderna erudi ción".
66 RESEÑA CRiTICA DE UN/\ I NTRODUCCIÓN AL ANTIGUO T ESTAMENTO
71
72 R ESEÑA CRiTICA DE UNA I NTRODUCCIÓN AL A NTICUO T ESTAMENTO
1. El pasaje tomado de Josefa, dice así: "Contamos co n solo veintidós Jlibros] que con-
tienen la historia de todos los tiempos, libros en los cuales con toda jus ticia creemos; y de
estos, cinco son los libros d e Moisés, que contienen las leyes y las más antiguas trad i-
ciones desde la creació n del género humano hasta s u muerte. A parti r de la muerte de
EL C ANON DEL A NTIGUO TESTA.\IIENTO 73
Moisés hasta el reinado de Artajerjes , rey de Persia, sucesor de jerjes, los profetas que
sucedieron a Moisés escribieron la historia de los acontecimientos que ocurrieron
durante sus vidas, en trece libros. Los cuatro documentos restantes conti enen himnos a
Dios y preceptos prácti cos para los hombres" (Contro Apión, 1.8). Aparentemente estos
trece "profetas " fueron: Josué, Jueces-Rut, Somuel, Reyes, Crónicos, Esdros-Nehemíos,
Ester, Isofos, Jeremías-Lamenta ciones, Ezequiel, Daniel, los doce profetas menores y
posiblemente el Contar de los Cantores. Esto quiere decir que la asignación de Crónicos,
Ester, Esdras, Nehemfos , Daniel y Cantor de los Cantores a la tercera división del canon
hebreo ocurrió en fecha posterior al primer siglo d. de J.C. De ahí que carezca de validez
todo argumento esgrimido en contra de la autenticidad de Daniel basado en su asignación
fina l a los Kethubfm .
74 RESEÑA CRíTICA DE u ' A I NTRODUCCIÓN AL A NTIGUO TESTAMENTO
L A ANTILEGOMENA
4. Estos temas serán tratados en detalle cuando analicemos el libro en el capítulo 35.
76 RESEÑA CRíTICA DE UNA I NTRODUCCIÓN AL ANTIGUO T ESTAME!\'TO
5. Ver una explicación de cómo se corresponden éstos con los ::19 libros de l canon
protestante en la nota margina l No. 1 de este cap[lulo.
EL CANON DEL ANTIGUO TESTAMENTO 77
No solo los católi cos romanos y los ortod oxos griegos sostienen la
canonicidad de los catorce libros apócrifos (en lodo o en parte), sino
también algunos eruditos protestantes de raigambre libera l hablan de
un "Ca non Alejandrino", para el cual reclaman igua l valid ez que la del
denominado Canon Palesti no (de 22 a 39 libros). Las evidencias a las
que recurren en favor d e esta preten sión merecen ser cuidadosamente
escudril'iadas. 10
El primer argumen to en favor de los libros apócrifos es que las
primeras vers iones los contenían. Sin embargo, esto es so lo parcial-
mente c ierto. Así, por ejemplo, los tárgumes arameos no los reconocían .
Ni s iquiera la Peshita s iria, en su forma m ás an ti gua, contenía un solo
7. La cita pertinente tomada del Prologus Golea tus es como sigue (traducción de Archer):
" Este prólogo. como vanguardia con yelmo (principium) de las Escritu ras. p uede apli-
carse a todos los libros que hemos lraducido del hebreo al latin. para que sepamos que
todo lo que se aparte de éstos debe ser incluido entre los apócrifos. De ahí que la
Sabiduría, co munmen te intitulada de Salomón, el libro de jesús e / hijo de Sirac. y Judit y
Tobías y El Pastor \presumiblemente E/ Pastor d e Hermas ) no están en el canon . Yo
descubrí el primer ibro de Macabeos en hebreo ; el segundo en griego. como puede
comprobarse por su terminología." En el Prefacio a los libros de Salomón de jerónimo,
menciona haber hall ado a Eclesiástico en hebreo. pero dice estar con vencido de que
Sabiduría de Salom ón fu e originalmente compuesto en griego y no en hebreo, puesto que
revela u na típica elocu encia helénica. "Y así," continúa. "de la m is ma manera que la
iglesia leo Judit y Tobías y Macabeos (en la adoración pública) pero no los recibe como
Escri tura canón ica, asi también debemos permitir leer estos dos libros para ed ificación de
la gen te. pero no para el establecimiento de la autoridad de las doctr inas de la iglesia."
8. Cf. Robert H. Pfeiffer, lnlroduction l o !he Old Teslament (Introd ucción al Antiguo
Testamento). pág. 69.
9. Gleason L. Archer (tradJ Jerome's Commentary on Daniel (Comentario d e jerónimo
sobre Daniol) , (Grand Rap i s: Ba ker, 1958), págs. 155, 157.
10. G. D. Young, en s u capitulo sobre los apócr ifo s en Hcvc/alion on d !he Bible -La
revelación y lo Bi blia- (ed. Ca rl F. H. Henry). lo lrata en una de las formas más conserva-
doras que se han escrito recientemente sob re este tema. Tambi6n d e m ucha ayuda es la
obra de R. L. Harris, lnspira lion a nd Canonici ty of the Bib/c (Inspiración y Canonicidad
de la Bib lia). ca pítulo 6. Pero tal vez el mejor tratamiento lo hallam os en Unger, !GOT,
págs. 81-114 .
EL CANON DEL A NTIGUO T EST AMENTO 79
12. Gerrit Wildeboer, Origin of the Ca non of the Old Testament (Origen d el ca non del
Antiguo Testamen to]. traducción B. W. Bacon (Londres: Lu zac . 1895).
13. Charles C. Torrey, the Apocryphoi Li terature (La Literatura Apócrifa]. (New Haven,
Conn.: Yale U., 1945).
14. Completa so.l amenle en la versión etíope, alguna porciones en griego, y fragmentos
en hebreo y arameo hallados en la Cueva No. 4 d e Qumran.
E L CANON DEL A NTIGUO T EST AMENTO 81
15. Las excepciones, tal como lo revela la lista de citas al fi nal de la obra de Nestle, Greek
New Testament (Nuevo Testamento Griego), son Rut, Esdras, Eclesiastés, y Cantar de los
Cantares. A pesar de ello, Homanos 8:20 pareciera reflejar a Eclesiastés 1:2.
16. G. D. Young, en Revelation and the Bible (La revelació n y la Bibl ia). pág. 176.
82 RESEÑA CRíTICA DE UNA l i\'TRODUCCIÓN AL ANTIGUO TEST AMENTO
L AS PRUEBAS DE LA CANONICJOAD
18. E. J. Young, "The Canon of the Old Testament" (El Canon (sin curs ivas) del Antiguo
Testamento). en Reve/o tion ond the Bib/e (La revelación y la Biblia). pág. 168.
84 RESEÑA CRiTICA DE UNA I NT RODUCCIÓN AL ANTICUO T ESTAMENTO
cuales eva luar la posición sustentada por la alta crítica standard , referi-
da a la evolución del canon hebreo. Los que no toman en serio la
pretensión de la prop ia Biblia de que es la única revelación inspirada
de la voluntad de Dios n ecesariamente deberán buscar una explicación
más racionalista y n atural sobre el origen de estos libros. Debido a sus
presupuestos antisobrenaturales, deben ser con secuentes con sus pro-
pios principios filosóficos y rechazar todos los datos bíblicos que seña-
lan hacia una directa revelación de Dios. Así, por ejemplo, el Pen-
tateuco afirma frecuentemente qu e "Habló Jehová a Moisés diciendo :
Dí a los hijos de Israel que .. ." Pero los eruditos que no creen que Dios
hubiera p odido hab lar personal e inteligiblemente a Moisés (ni a nin-
gún otro hombre), están obligados a rechazar, como legendaria, toda
afirmación bíblica similar. También deben rechazar la información que
dice que Moisés escribió una copia de la Tora y se la entregó a los
sacerdotes que llevaban el arca del pacto (Deu teronomio 31:9 , 26) . Lo
mismo cabe decir de las nu merosas referencias a una ley escrita por
Moisés que figuran en el libro de Josué (p. ej., 1:8 y también 8:32; este
último pasaje afirma que Josué hizo inscribir la Tora en una estela de
piedra para que pudiera leerla el p ueblo). Como históricas han de ser
tomatlas solamente las referen cias a un texto de la Tora que con cuerde
con presupuestos racionalistas. La h ipótesis sobre el desarrollo (cf.
capítulos 11 y 12 de esta obra) y la teoría documental del Pentateuco
serán explicadas en detalle más adelante, pero por el momento debe
bastar un breve resumen sobre la teoría crítica del canon.
Los eruditos liberales explican la trip le división del can on hebreo
(es decir Tora, Profetas y Kethübfm) como el resultado tres etapas
separadas en la composición de los diversos libros propiamente dichos.
Es decir, la Tora emanó de sucesivos agregados que comenzaron en el
año 850 a. de J.C. (el más antiguo docume nto escrito) , combinados con
un docum ento posterior entre 750 y 650 a. de J.C. ; luego, en la época de
la reforma de }asías, el Deuteronomio llegó a ser la primera unidad del
Penta teuco en adquirir canonicidad, siendo formalmente aceptado tan-
to por los reyes como por el pueblo (2 Reyes 23). Dura nte el exilio
babilón ico (587-539 a. de J.C.), bajo la inspiración de Ezequi el, autores
levíticos escribieron el ritual y las secciones correspondientes a los
sacerdotes , y su actividad se prolongó h asta los tiempos d e Esdras , que
era uno de ellos. (Ne hemías 8:1 -8 relata la primera lectura que se h izo
de toda la Tora, com o "el libro de la ley de Moisés" algunas partes de la
cual habían s ido rec ientemente terminadas, y todas ellas hab ían sido
escritas por lo menos 500 añ os después de la muerte de Moisés). El
auditorio de Esdras estaba de algún m odo co nvencido de que estos
cinco libros de origen o extracción mezclada y espuria eran de verdad
el producto de la p luma de Moisés y contenían la au torizada Palabra de
Dios. Así que le impartieron canonicidad a la primera d ivisión del
E L CANON DEL ANTIGUO T ESTAMENTO 85
P RIMEROS D ESARROLLOS
87
88 RESEÑA CRíTICA DE UNA I i\'TRODUCCIÓN AL ANTICUO TEST AMENTO
2. Esta ex plicación pasa por alto, por supuesto, el hecho de q ue el primer capítul o del
Génesis presenta a Dios como Creador y Soberano sobre toda la natu ra leza. de ahí que
solo Elohim era aprop iado; en tanto que Génesis, capítulo 2, lo presenta como e l Dios de l
pacto par a Adán y Eva, de ahí lo aprop iado d el nombre ele jehová, excepto donde ocurre
el nombre compuesto jehová-Elohim .
3. La traducción completa del título ele la tésis de De Wette, Doctor en Fi losoffa, fue : "A
dissertation in which it is shown that Deuteronomy, differen t fro m the earlier books of
the Penlate uch , is th e work of sorne Jo ter author" (Una d isertación en la cual se muestra
que Deu teronomio , a diferencia de los más antiguos libros del Pen tateu co, es obra d e u n
autor posterior].
H ISTORIA DE LA T EORIA D OCUMENTAL DEL P ENTATEUCO 89
4. Cf. capítulo 12, pág. 1 76. de esta obra, para una refutación d e esta pretens ión.
90 R ESENA CRÍTICA DE UNA I NTRODUCCIÓN AL A NTIGUO TESTAMENTO
5. Para el tratamiento de las d ifi cultades que acosan a la teoría del 1-iexa teuco . ver e l
capítulo 19 de esta obra. pág. 293.
92 REsEÑA CRíTICA DE UNA 1'-ITRoouccióN AL A NTIGuo T ESTAMENTo
que nunca pudo ser eficazmente refutada por los sostenedores d e pos-
turas liberales.
En el año 1853 apareció la trascendental obra de Hermann Hupfeld,
Die Quellen der Genesis (Las fuentes del Génesis), que marcó toda una
época. Su contribución al debate dio como resultado en lo que se dió en
ll ama r "La revol ución co p e rnicana en l a historia de la teoría
documental." En primer lugar sometió el documento E a un completo
examen nuevo, y distinguió en él dos fuentes: una de e llas (E2 ) formada
por las considerab les porciones de la fuente Elohista, que se parecían
notoriamente aJen esti lo, vocabulario y tipo d e asunto de que tratan, y
que ocasionalmente parecían contener al usiones a material también
encontrado en (la fuente presumiblemente posterior) J. En realidad, de
no ser por el divino nombre (Elohim) , sería difici lísimo diferenciar
tales pasajes de J. [Es conveniente notar que la admisión de la existen-
cia de pasajes como éstos , socavó peligrosamente la integridad de utili-
zar los d ivinos nombres Elohim y Jehová como criterio para la división
de fuentes.) De ahí qu e Hupfeld separó tales porciones (comenzando
con Génesis 20) de l resto del cuerpo E, que luego juzgó que era la parte
más antigua y a la cual dio el nombre de "Grundschrift " (documento
básico) al que d esignó como E' . Este documento E' corresponde, grosso
modo, a lo que los críticos posteriores denominaron P o código sacer-
dotal. El E2 posterior (que más tarde fue designado simplemente como
E) era aun algo más antiguo que J (el documento Yahvista). D (el
documento de Deuteronomio) fue, por supuesto, el Cdtimo (d ata de los
dias de Josías) . Por lo tanto, el orden correcto de los "documentos" fu e,
para Hupfeld, como sigu e: PEJD.
Debemos señalar que Hupfeld no fue el primero que tuvo la idea de
la división de E, s ino que fue precedido por Karl David Ilgen de Jena,
que en el año 1 798 pub licó una obra en la que planteó la tesis de que el
Génesis estaba comp uesto por 17 distintos d ocumentos, entre cuyos
autores había dos Elohistas y un Jahvista. Sin embargo, esta obra fue
producto de una escuela fragmentaria y no ejerció una influencia
grande y duradera.
Quellen, obra de Hupfeld, también destacó la continuidad de los
supuestos documentos E', E2 y J, y procuró demostrar que si se los
separa, las secciones del Génesis asignadas a cada una de las tres,
serían inteligibles y podrían considerarse com o libros separados.• Pero
lo más digno de mención fue el hincapié que hizo Hupfeld sobre un
hipotético redactor (es decir, un editor final) que redispuso y com-
plementó íntegramente el cuerpo literario desde el Génes is a Números
y que explicó todos los casos en que pasajes de J aparecían con palabras
6. Sin embargo. es fácil reful a r este ingen ioso intento de verificación. según lo m enciona-
mos en el capitulo 9, págs. 132-1 33 . de este libro .
HISTORIA DE LA T EORIA D OCUMENTAL DEL P EI':TATEUCO 93
7. Para una refutación a es ta pre tensión , ver el capftulo 12. págs . 173-18 1. de es te libro .
94 RESEÑA CRiTICA DE UNA I NTRODUCCIÓN AL A NTIGUO TESTAMENTO
B. IlustraHva d e esta actitud es la cita de uno de los más famosos eruditos británicos,
H. H. Rowley: " Que ha sido la teoría Graf-Wellhausen ampliamente rechazada en su
totalidad o en parte es abso lutamente cierto, pero no hay otro criterio que pudiera reem-
plazarla que a su vez no sería rechazado más amplia y enfáticamente ... El parecer d e
Graf-Wellhausen es solo una hipótesis tentativa, que puede ser abandonada con presteza
cuando se encuentra otra opinión más sati sfactoria, pero que no puede ser benefi-
ciosamente abandonada hasta ese momento " (The Growth of th e Old Testament - El
crecimiento del Antiguo Testamento-). Nueva York: Longmans, 1950, pág. 46.
96 RESEÑA CRíTICA DE UNA i NTRODUCCIÓN AL ANTICUO TESTAMENTO
obligados a tratarla como tal, a pesar de que los eruditos liberales del
continente europeo le han aplicado golpes poco menos que fatales
a casi todos sus fundamentos.
9. Las fechas propuestas son las sugeridas por S. R. Driver, en ILOT, págs. 111-123.
10. Para mayor abundamiento sobre el antropomorfismo del d ocumento P, ver K. A.
Kitchen, AOOT, pág. 118.
HISTORIA DE LA T EORIA D OCUMENTAL DEL P ENTATEUCO 97
dicha hipótesis explicaba los datos reales del texto bíblico, y sobre
cuáles bases ilógicas y contradictorias descansaba el criterio crítico.
En el cap ítulo 8 haremos un repaso general de las falacias de la
teoría documental que la hace lógicamente insostenible. Los diversos
criterios utilizados por los documenta listas para probar la diversa
paternidad literaria, serán tratados con mayor detalle en los capítulos 9
y 10. La refutación de los argumentos es pecíficos que tratan sobre los
libros del Pen tateu co en particu lar, será considerada en los capítulos
14-18, que se refieren a dich os libros.
CAPITULO 7
ALTA CRITICA DEL PENTATEUCO EN EL
SIGLO XX
Tal vez la mejor man era de presentar las tendencias sostenidas por los
eruditos en Antiguo Testamento, entre los años 1890 y 1950, consiste
en señalar los efectos que sus contribuciones ejercieron sobre la estruc-
tura de la hipótesis de Graf-Wellhausen. De ahí que segu iremos un
orden por temas y no estrictamente cronológico.
Como ya lo hemos señalado, una gran parte de los modernos erudi-
tos se ha mantenido fiel a los métodos del análisis documental, y sus
innovacion es se han limitado más o menos a aislar algunos otros
"documentos",aparte de los homosos cuatro, JEPD, laureados por el
tiempo. Así, por ejemplo, Otto Eissfeldt, en su Hexole uchsynopse
(Sinopsis del Hexateuco), 1922 , creyó discernir en J una fuente Legal
(L), más o menos eq uivalente al J' de Julius Smend (Die Erzahlung des
Hexateuchs auf ihre Qu~Jl en untersucht), 1912. Esta fuente L (Eissfeldt
lo denominó Laienschrift) reflejaba un idea l nomádico, recabita (cf. la
referencia a Recab en 2 Reyes 10) , totalmente hos til a la forma de vida
cananea. Sacó la conclusión d e que L surgió en la época de Elías (hacia
el año 860 a. de J.C.), y que halló la manera de hacerse presente en
Ju eces y también en Samuel .
Algo similar a L fue un nuevo documento K (por Ceneo o Keneo).
Tuvo que ver mayormente con ciertos detalles de la vida de Moisés, o
relaciones descritas entre los israe litas y los ceneos. Fue descubierto
por Julius Morgenstern (The Oldest Docum ent of the Hexateuch - El
más antiguo documento del Hexateuco), 1927, que supuso fue utilizado
como base para las reformas del rey Asa (hacia el año 890 a. de J.C.), tal
como lo registra 1 Reyes 15:9-15. Aun Robert H. Pfeiffer (como ya lo
hemos mencionado) anunció en su Introduction Lo Lhe Old Testament
(Introduc ción al Antiguo Testamento) el descubrimiento de un
documento S (por el Monte Seir, el punto más prominente de Edom)
que apareció en las secciones J y E de Génesis 1-11 y también en las
porciones J y E de Génesis 14-38. Este apareció, sup uestamente ,
durante el reinado de Salom ón (hacia el al'io 950 a. de J.C.), pero edi-
99
100 RESEÑA CRíTICA DE UNA INTRODUCCIÓN AL ANTIGUO TESTAMENTO
1. En relación con las pretendidas contradi cciones entre las leyes del Pentateu co, indica-
tivas de una diversidad de patern idades literarias, comparemos la situación en el Código
de Hammurabi. K. A. Kitch en comenta: "Así es fácil agrupa r leyes sociales y normas d e
culto en pequeñas coleccion es sobre la base de su contenido o de su forma, y postular su
acrecentamiento gradual en los presentes libros con la eliminac ión práctica de Moisés. Lo
mismo puede hacerse con las leyes de Hammurabi (sobre su contenido). y postular allí un
proceso hipotético de acrecentamiento de leyes en grupos sobre temas antes de producir
el denominado 'código' de Hammurabi. Pero esto no le elimina a Hammurabi la paterni-
dad literaria de s u código. Conocemos sus leyes en base a un monumento de su propia
época, en su propio nombre; por lo tanto, todo agregado de leyes en su co lección se hizo
antes de su obra. Además, hay aparentes contradicciones a discrepancias en el 'codigo' de
Hammurabi que no son menos no torios que los que sirven como base paro analizar los
estratos de la Biblia [M. Greenberg, Yehezk el Kaufmonn jubilee Volume- Yehezk el
Ka ufmann, Volumen del Jubi leo, 1960, p ag. 6). Estas , obviamente, no tienen in fl uencia
algun a en el hecho histórico de que Hammurabi las haya incorporado a su colección"
(AOOT, pág. 134; ver también pág. 14 8).
2. Ver también su s Al!estamen tliche Stu dien (Estud ios sobre el Antiguo Testamen to),
va ls. 2-4. 1908-14.
102 RESEÑt\ CRíT ICt\ DE UNt\ I NTRODUCCIÓN i\L ANTIGUO T ESTt\tv!ENTO
3. Mowinc kel , The Two So urces of the Pre-Oeuteronomic Prim ~·Jcd His!ory in Genesis
(Las dos fuentes de la p rimiti va historia an terior a Deu te ron omio en el Génesis), 1-11
(Os lo, Noru ega, 1937). Aage Bentzen trata muy bien la tesis de Mowinc kel e n su Introduc-
tion to the Old Testome nt (Introducción al Antiguo Testament o) 2 :48.
ALTA CRITICA DEL P ENTATEUCO EN EL SIGLO XX 103
4. Albright , Yohweh and the Gods of Canaan (Yahvé y los d ioses de Canaá n) )Card e n
City, Nueva York: Doubleday, 1968), pág. 29.
104 RESEÑA CRíTICA DE UNA INTRODUCCIÓN AL ANTIGUO TESTAMENTO
5. " La idea de una evolución unilineal, de W1idades literarias más pequel'ias, primitivas ,
a entidades más grandes y complejas (y de crecimiento de una obra por agregados gradua-
bles) es una falacia de mediados del tercer milenio a. de J.C. en adelan te, en lo que se
refiere a la literatura d el Antiguo Oriente ... Así, entre la literatura sumeria de alrededor
del año 1800 a. de J.C. , Kramer menciona (en Bible and the Ancien t Near East (La Bibl ia y
el Antiguo Cercano Oriente) págs. 255, 257, etc.) nueve leyendas épicas que varían en
tamaño de 100 a 600 líneas; veintenas de himnos (de cuatro tipos diferentes) que van de
menos d e 50 a más de 500 líneas; varias endechas por Dam uzi (Tamuz] que varían de
menos d e 50 lineas a más 200 " Kitchen, pág. 131. Luego cita otros ejem p los de literatura
del Rei no Medio y del Nuevo Reino Egipcios.
ALTA CRíTICA DEL PE 'TATEUCO EN EL SIGLO XX 105
6. Kitchen. The New Bible Dictionary (Nuevo Diccionario bfb/ico) (Grand Rapids: Eercl-
mans, 1962), pág. 349b.
106 R ESEÑA C RiTICA DE UNA I NTRODUCCIÓN AL A NTIGUO T ESTAME!\'TO
del pacto (Exodo 20:23-23 :19) fue una de tales colecciones; Exodo
34 :17-26 (el denominado catálogo ritual) fue otro; y el código de santi-
dad (Levítico 17- 26) representa otro complejo más. P representa una
tradición del Sur, en tanto que la obra de Deuteronomio (De uteronomio
a Reyes) representa una tradición del Norte,' si bien la forma final que
se le impuso refl eja el punto de vista de aq uellos que deseaban que el
culto se centra lizara en Jerusalén.
5. La tradición oral jugó un papel importante en todo esto hasta la
reducción final a la forma escrita. Por lo tanto , tenemos que habérnosla,
no con fuen tes escritas ni con redactores, sino con unidades de tradi-
ción ora l, círculos de tradición y escue las dentro de estos círculos
tradic ionalistas. Una continuidad de doc umentos escritos necesa-
riamente h ub iera mostrado consecuentes diferencias de estilo y cons-
tantes puramente li ngüísticas que oc urrirían únicamente en el
documento en cuestión. Pero tal como se ve todo esto, no aparecen en
forma consecuente distinciones de esta clase, y las que los documenta-
listas sostienen haber descubierto pueden mantenerse solamente por
medio d e artificios en que se da por acep tado lo que no está probado,
como red ac tores y glosas y enmiendas posteriores. (Esto, por supuesto,
entraña que debemos descartar por falta de val id ez las elaboradas listas
y cuadros d e palabras que figuran en la JLOT d e Driver.)
Otro escritor interesante que podría agregarse a este grupo, es
Wilhelm Moe ll er, que originalme nte fue un convencido adherente a la
escuela de Well hausen. Pero después de reexaminar cuidadosamente
las eviden c ias, quedó impresionado a nte las d e ficiencias d e la
hi pótesis documental, a la luz de los nuevos da tos obtenidos. Su primer
ataque fu e publi cado en el año 1899 en idioma alemán , bajo el título d e
Historico-c riticaJ Considerations in Opposition lo the Graf-Wellhausen
Hypothesis by a Former Adherent (Cons ideraciones his tórico-críticas
en oposición a la hipótesis Graf-Wellhausen, por un ex-adherente). Una
arremetida más vigorosa aún apareció en el año 191 2: Wider den Bann
der Qu ellensc heidung (Contra la maldición de la di visión en fuentes).
Aquí d emostró la debilidad de los argumentos en favor d e la hipótesis
documen tal y se inclinó con argumentos pe rsuas ivos en favor de la
unidad del Pentateuco. En su obra aparec ida en el a ño 1925, Rückbe-
ziehunge n des fü nften Buches Mosis auf die vier ersten Bücher (Re-
fe ren cias retrospectivas del quinto libro d e Moisés a los cuatro
primeros libros), demostró que Deuteronomio contiene numerosas re-
ferencias a los cuatro primeros libros, lo cual presupone s u existencia
antes de la com posición del Deuteronomio y su disponibilidad para el
autor. Pero tal vez no habría que in clu ir a Moeller entre estos otros
7. C(.
la orden de levantar un altar e inscribir el texto de la Tora en una estela de piedra
en e monte Ebal , en De uteronomio 27:1 -8.
ALTA CRITICA DEL P ENTATEUCO El': EL SIGLO XX 109
críti cos , ya que sus inves tigaciones lo llevaron de vue lta a la posición
de la iglesia cris tiana histórica respecto de la pat ernidad literaria del
Pentateuco, y de ah í que se adhirió a la causa conservadora. Todos los
otros , por supuesto, eran (o son ) liberales.
Ye hezkel Kaufmann , d e la Universidad Hebrea, reexaminó entre los
años 1940 y 1960 la suposición de la escuela de We llhausen de que P
om itía toda me nción a la centralización del santua ri o, puesto que daba
por aceptada dicha centralización . Descubrió qu e esa s uposición estaba
basada en un razonamiento de ti po circular, total men te indefendible , y
argu mentó que el m onoteísmo caracterizó a la religión israelita desde
su comienzo. (Cf. su Religion of Israel - Re ligión de Israel- [Chicago,
Universidad d e Chi cago, 1960]. pág. 205 , citado en este texto en la
pági na .) S in embargo , aun aceptaba los cua tro doc umentos como
entidades separadas, si bien era imposible sostener la prioridad de D a
gran parte d e P.
8. En la página 113 de este libro se tratan los puntos de vis ta de Kennell sobre Deu-
teronomio.
110 RESEÑA CRÍTICA DE UNA I NTRODUCCIÓN AL A NTIGUO T ESTAMENTO
9. We llhouscn, Prolcgo mena, traducción de J. Suth erland Black y Allen Me nzies (Edim-
burgo : A & C. Black, 1885), pag. 9.
ALTA CRíTICA DEL PENTATEUCO EN EL SIGLO XX 111
10. Welch, The Code of Deuteronomy (E l código de Deuteronomio). (Nueva York : George
H. Doran, 1924].
11 2 RESEÑA CRiTICA DE UNA INT RODUCCIÓN AL ANTIGUO TESTAMENTO
CRÍT ICAS QUE ABoGAN POR UNA FECI-IA P osTERIOR PARA D EUTERONOMIO
115
116 RESEÑA CRÍTICA DE UNA I NTRODUCCIÓN AL ANTIGUO TESTAMENTO
2. Para mayor abundamiento sobr e esta metodología artificial. des de el pun to de vista de
un erudito cl<ísico . cf. el capítulo 9, página 145 de este libro. y la referP.ncia a Dornseiff.
118 RESEÑA CRíTICA DE UNA INTRODUCCIÓN AL ANTIGUO TESTAMENTO
6. William Dixon, en Pilgrim Frontier (Frontera de los peregrinos). junio de 1960, pág. 4.
120 RESEÑA CRiTICA DE UNA I NTRODUCCIÓN AL ANTIGUO T ESTAME1 TO
tiem pos prehistóricos, sin mu tuo intercambio (p. ej, palabras como el egipcio J:¡ah
-est imar- en hebreo /.lc'iSob -estimar, creer-, que también existe en el árabe, el etíope y el
arameo). Una lis ta cas i completa de todos los vocablos hebreos relacionadas con el
egipcio en cualquiera de las categorías figura en la obra de Erman y Grapow Worterbuch
der Aegyptischen Spmche. 6:243, 244.
12. Yahuda, The La nguage af lhe Penta teu ch (El id ioma del Pentateu co), Nueva York:
Oxford, 1933. Cabe la reflexión de que Yahuda. si bien muy versado tanto en hebreo
como en egipcio, se expone en cuanto a metodología. Con d emasiada frecuenc ia se
contenta con señalar la semejanza entre la usanza egipcia y la de Moisés. sin remachar su
argumento demos trando que d icha usan za se repite característicamente en el Pentateuco
más que en los libros postmosaicos del An tiguo Testamento, y que eso no ocurre en
idi omas sem itas afines. De ah í que aduce que e l hebreo lipne Por'óh (en la presencia del
Faraón) es una traducción del egipcio m br bm.f (en la presencia de su majestad); pero
pasa por alto el modismo similar d el arameo (q"dom mo lkó - en la presen cia del rey-).
Cierto es, sin embargo. que solamente el hebreo y el egipcio usan la pa labra rostro
(Hebreo, pán im , egipcio J:¡r) al expresar este modi smo. También hace referencia (pág. 2 1)
al incidente en q ue el rey le entrega a José su ani llo como su visi r; pero no se detiene a
probar (como debía haberlo hecho) qu e ningún soberano de otros países de la antigüedad
hacía semejante cosa. Más aún , algunas de sus eti mologías egipcias requieren mayores
pruebas que las que él brin da; así, por e jemplo, 'h 'w (tiempo). en rea lidad deriva de 'b'
(pararse). de ahí "duradero", "estable", que significa el término de la vida. Esto lo
relaciona con el hebreo h e'•mid "puesto para"ap licaclo con referencia a l Faraón en Exodo
9 :16. La conexión lógica de todo esto es a lgo tenue o sutil, por decir lo menos. Sin
embargo, y en términos generales, debemos reconocer que en el estudio de Yahuda se
incluyen numerosos ejemp los pertinentes, para establ ecer la tesis que sos tiene: "Una
estrecha relación entre el hebreo y el egipcio no existió en ningún otro período aparte del
tiempo en que Israel habitó en Egipto; solamente en el período egipcio de Israel, el hebreo
gradualmente se desarrolló como idioma literario. hasta alcanzar el grado de perfecciona-
mi ento que hallamos en el Pen tateuco" (pág. XXX II).
L A P ATERNIDAD L ITERARIA DEL P ENTATEUCO 125
13. J. Garrow Duncan, Ne1v Light on He brew Origins (1 ueva luz sobre los orígenes d el
hebreo !Lond res: Macmill a n . 1 9361. pág. 1 76. (Ver también págs. 73-1 79.) Duncan dictó
sus conferencias en la Un iversidad de Glasgow. No obstan te ello. ha ele cons iderárselo
como u n estud ia nte bien in fo rmado más que como un erud ito independ ie nte. En este
libro se apoyó much ísimo e n Yah uda, pu es a paren temente le falta la e rud ición de Ya h u-
da en el idi oma egipcio. Pareciera que algunas d e las fu entes de Duncan fu era n anti-
cuadas, pues se refiere (pág. 107) al común tít u lo imy-r (su pervisor) como me r (pronun-
ciación que fu e aband onad a por completo para el al'lo 1910). Si n em bargo. s u tes is, en lo
esencial. es tá bien fu ndamentada y aboga por una fecha mosai ca , con evide ncias imposi-
bles de pasar por a lto.
14. Yahuda. pág. 48
1 5. Keil y De litzsch . Bibl ical Commentary on Ihe 0 /d Testamc nt (Comenta ri o bíbl ico
sobre el Antigu o T estamento), vo l. l. Th e Pe nto te uch (Grand Rapids: Eerd ma ns, 1963),
págs. 492. 493.
126 Rf:SENA CRíTICA DE UNA I NTRODUCCIÓN AL ANTIGUO TESTAMENTO
16. E. W. G. Masterman, " Plont Zones in the Holy Lond" (Las plantas y sus zonas en la
Tierra Santa" , ISBE, pág. 508b.
17. Ver joseph F. Free, ABH, pág. 106. El taba sh también ha sido identificado como una
marsopa o un delfín (Koehler-Baumg. Lexicon , pág. 1026o).
18. Cf. la obra de Tristran, Natural History of the BibJe (Historia natural en la Biblia).
Londres: SPCK, 1867, pág. 77.
L A PATERNLDAD L ITERARIA DEL P ENTATEUCO 1 27
supuesto, los pasajes poéticos lo utilizaron rara vez, al igual que ocurrió
más tarde en la poesía hebrea).
Todos estos hechos (1-6) son fácilmente reconciliables con la
paternidad literaria de Moisés; son virtualmente imposibles de armoni-
zar con la teoría de Wellhausen, de composición etapa por etapa entre
los siglos noveno y quinto. Las leyes de la evide ncia exigirían un recha-
zo de la hipótesis documental, pues resulta inadecuada para explicar
los datos y el conocimiento con que hoy contamos.
7. Hay una notable unidad de orden y disposición que subyace a lo
largo de todo el Pentateuco y lo vincula en un todo progres ivo, si bien
algunas etapas sucesivas en la revelación (duran te la carrera de escritor
de Moisés a lo largo de cuatro décadas) dan como resultado cierto
número de s uperposiciones y repeticiones. Por inferencia, aun los
documentalistas se ven obligados a conceder esta unidad, recurriendo a
un hipotético redactor para explicar el orden y la armonía en la disposi-
ción final de la Tora, tal cual ha llegad o a nosotros. 2 '
21. Una lfpica concesión respecto a la notable un idad que exi ste en la legislación del
Pentateuco figura en las palabras d e Eduard Ri ehm : " La mayoría de las leyes de los libros
intermedios del Pentateuco fo rman, esencialmente, un todo homogéneo. No provienen
todas de la misma mano. ni fu eron escritas en un mismo período ... No obstante, se
ajustan todas a iguales pri ncipios e ideas, ti enen un mismo marco, similar manera de
representación, e igual forma de expresión. Multitud de términos defi nidos aparecen una
y otra vez. Oc muchas maneras las leyes se refieren unas a otras. Aparte de diferencias
subordinadas aisladas , concuerdan entre ellas y de esa manera se complementan para dar
la impresión de un lodo h omogéneo, elaborado con maravillosa consistencia en todos sus
detalles" (Einlcilung in dos A /te Teslomenl) , 1:202.
130 R ESEÑA C RITICA DE UNA I NTRODUCCIÓN AL ANTIGUO T ESTAMENTO
131
132 RESEÑA CRíTICA DE UNA I NTRODUCCIÓN AL ANTIGUO TESTAMENTO
A pesar de tod os los esfuerzos que se han hecho para man tener estas
"palabras características " y sus propios nombres di vinos en separados
compartimientos herméticamente cerrados, lo cierto es que ocasiona l-
m ente hay fil traciones, por así decir. Descubrimos que Elohim figura en
algunos pasajes com o Génesis 3:1-5 (dond e la serpiente se refi ere a Dios
con ese nombre); Génesis 16:13 (d onde Agar llamó el nombre de Jeho-
vá: "Tú eres un El que ve"); Génesis 32:2 8-29) relata que Jacob luchó
con Elohim en Peniel - notoriamente antropomórfico- y recibió el nom-
bre d e Yisra- EJ, o Israel). Pero por otra parte, Ya hweh figu ra en pasajes
E ta les como Génesis 22 :11 [cuando el ángel d e Jehová detie ne la mano
de Abraham para que no clave el cuchillo e n el c uerpo d e Isaac) y en el
ve rsículo 14 [donde Abraham designa a ese lugar co n el nombre de
"Je hovájireh "). También figura Yahweh en pasajes ta les como Génesis
7: 16; 14: 22 y 17:1. A pesar de toda la vigil anc ia que han ejercido los
críticos que favorece n la división por fuentes en el manejo de la tijera y
el engrudo, se han prod ucido algunos tras piés como los me nc ionados,
si bien la prácti ca general ha sid o la d e divid ir en dos los versícu los e n
los cuales fi gura el no mbre compuesto de Ya hweh -Elohim (p. ej., Géne-
sis 2:4 donde 4 a se lo asign a a P y 4b a J) en vez de perm itir q ue figure el
nombre equi vocado y asi ponga en aprietos a la teoría.
Ya hemos señalado 2 que se han p lantead o serias objeciones a la
utilización d e nombres como criterio para la d ivisión por fuentes, d e-
bido a las num erosas discrepancias que ocu rren según que los nombres
aparezcan en el TM o en la traducción de la LXX. Esto echó sombras
sobre la validez de c ualquier proceso de se pa ración que de pend iera tan
completam ente d e la infalibilidad del TM en la transmis ión de Yahweh
y Elohim , c uando los mismos críticos señalaron los errores que apare-
cían prácti camente en todo el resto d e la Tora. Los d atos que hoy
obtenemos de los documentos hebreos no favorecen la vieja teoría d e
Astruc de qu e d iferen tes nombres necesariamente indica n distin tos
autores.
¿Qué exp licación , en ton ces, explica la d istribución de Yahweh y
Elohim a lo la rgo de la Tora? Un cu idadoso estud io de la etimo logía y
del uso de ambos nombres indica que el nombre escogido dependía del
contexto d e la situación. Elohim (que a paren temen te d eriva de una raíz
que significa poderoso, fu erte, a la cabeza d e todos los demás) se usa
para referirse a Dios como el Todo poderoso Creador del universo y
Señor de la natu raleza y d el la humanidad en genera l. De ahf que en
Génesis 1 sea apropiado utilizar únicamente Elohim pu esto que el tema
de que trata es el de la creación. Por otro lado Yahweh es el nombre del
Dios d el pacto, y se lo reserva para los casos y las situac ion es en que se
involucra a Dios en un compromiso d e pacto. De ahí que en Génesis 2
se usa con frecuencia este nombre porque el tema que toca es el trato
b enigno de Dios con Adán y Eva bajo el pacto de las obras. En Génesis 3
la serpiente, como agente o personificación d e Satanás, au sente de toda
relación con e l Dios del pacto, se refiere a él como Elohim, e jemplo que
sigue Eva durante todo el díalogo sosteni do con la serpiente. Pero es
Jehová Dios el que llama a Adan (Génesis 3 :9) y reprende a Eva (Géne-
sis 3:13) y quien también, como Dios que cumple el pacto con la pareja
arrepentida, lanza su maldición contra la serpiente (Génesis 3:14).
Es ta distinción entre los dos nombres de Dios la percibió y definió
claramente el rabino Jehuda Hallevi en la remota fecha del siglo XII d.
de J. C. , cuando defini ó a Elohim como el nombre di vino en general, en
tanto que Adonay era específicamente el nombre del Dios de la revela-
ción y del pacto. Hasta el mismo Kuenen se sintió forzado a conce der
que: " La d istinción original entre Yahweh y Elohim con frecuencia
exp lica el uso de uno de esos títulos con preferencia al otro. " 3 Más
adelante come nta: " La histor ia de las investigaciones críticas ha d e-
mos trado que en el u so de los nombres d ivinos se ha dado d emasiado
por sentado ... Será saludable, por lo tanto , a dvertir en contra de h acer
demasiado hincapié en este solo fenómeno. "• Semejante admisión
parecería indicar cierto escrúpulo en cua n to a la validez de uno de los
más fundamentales criterios p ara la división según las fuentes, aun de
parle de uno de los principales artífices d e la hipótesis d ocumental.
Si bien los documentalistas pertenecen a una escu ela de pensa-
miento que d espectivamente rechaza todo inte nto de establecer las
doctrinas cristianas según la evidencia de los textos, ocasionalmente se
han transformado ellos mismos en esforzados cam peon es d e los méto-
dos que ap li can la evidencia de los textos, es decir, h an caído en el
error de insis tir en una interpretación literal de palabras de uno o dos
versículos, prescindiendo totalme nte del contexto o de la analogía d e la
enseñanza bíblica en otros pasajes. En ningún caso esto se hace tan
evidente como en su tratamiento de Exodo 6:2-3: " Yo soy Yah weh. Y
aparecí a Abraham, a Isaac y a Jacob, com o El Shaddai, mas en mi
nombre Yahweh no me di a conocer (ló nó"'da'ti) a ellos." Esto se
pretende fo rzar para qu e sign ifique que de acuerdo con este autor (E), el
nombre Jeh ová fue primeramente revelado a Moisés. (J, sin embargo, n o
sabía de esta posterior tradición y s upuso que Jeh ová tambié n era apr o-
piado para el relato prem osaico.) Pero esto entraña un análisis muy
superficial de l verbo hebreo con ocer (yéida' ) y de las inferencias en
he breo de con ocer el n ombre de una persona. De ninguna manera po-
dría tener un torpe sentido literal , tal como lo demuestra lo absurd o d e
s upon er que fueron necesarias íntegramente las diez p lagas para con-
vencer a los egipcios (Exodo 14:4: "Y sabrán los egipcios que yo soy
Jehová") de que el Dios de los hebreos se llamaba Yahweh. Es obvio que
tanto en Exodo 6:7: "Y vosotros sabréis que yo soy Jeho vá vuestro Dios,
que os sacó de debajo de las tareas pesadas de Egipto"; y en 14:4, la
inferencia es que ellos serán testigos de la fide lidad del pacto de Dios al
librar a su pueblo y al d estruir y castigar a sus enemigos. De esa manera
lo conocerán por experiencia como Jehová, el Dios del pacto. La expre-
sión "sabréis o sabrán que yo soy Jeho vá" se repite por lo menos 27
veces en el Antiguo Testamento, y en todos los casos ll eva imp lícita la
misma idea. El uso hebreo indica, por lo tanto, con toda claridad, que
Exodo 6:3 enseña que Dios, que en anteriores gen eraciones se reveló
como El Shaddai (Dios Omnipotente] por sus obras de potencia y de
misericordia, a hora en la generación de Moisés se reve lar ía como el
Jehová guardador y cumplidor del pacto, por medio de una maravillosa
liberación de toda la nación de Israel. Como lo señala Orr, el " nombre"
(hebreo, shém) denota la faceta de revelación del ser de Dios.'
Es muy significati vo el hecho de que en ai'ios recientes algunos de
los máximos eruditos liberales de Europa han abandonado la trad icio-
5. james Orr, POT. pág. 225. Al llegar a este punto es menester decir algunas palabras
sobre el significado etimológico del nombre Yohweh. En base a Exodo 3:14, se inJiere
habitualmente que s ignificaba El es. " YO SOY EL QUE SOY" es la traducción del hebreo
'ehyeh '•ser 'ehych. que proviene del verbo hayah, "ser o llegar a ser." Por el equivalente
arameo h•wa', pod emos deducir que el verbo hebreo originalmente se pronu nciaba
howoh. Por lo tanto, en los días d e Moisés '•hyeh pudo haberse pronunciado '•hweh. Si
entonces Moisés hubiera ido a Egipto y declarado de Dios : "El es " (en lugar de adherirse a
la primera persona: "yo soy"), h ubiera d icho Yohweh. Pero si Yahweh significa " El es",
¿hemos de enl ender esto como una afirmación de la existencia eterna de Dios? (Hasta el
mismo Orr lo interpreta asi: "El Autoexistente" ; la versión francesa lo trad uce I'Eternel.)
A lo anterior hay d os objeciones: el verbo hoyoh jamás expresa una mera existencia
ontológica, si no más bien la noción de "ocurrir, llegar a ser. entrar en una nueva condi-
ción, o estado, o relación;" y el nombre Yohweh nunca se usa en contextos que afirman la
existenc ia eterna de Dios. como tal. sino más bi en [como ya lo hornos visto) en un
contexto convencional. Es to co ncuerda perfectamente con la caracterís ti ca afirm ación
del pacto: "Yo scré-'ehyeh-su Dios y ellos serán -yihyü- mi pueblo." As í, en Exodo
6:7: "Seré vuestro Dios, y sabréis que yo soy Jehová"; es d eci r, El es [el Dios del pacto del
pueblo del pacto).
Sin embargo. so han hecho otras s ugeren cias que niegan di cha interpretación "El es" en
cualquiera de los dos sentidos apuntados. W. F. Albright (SAC, pág. 16) y D. N. Freedman
(en JBL, 2:79 11960]: 151-56) in terpretan Yahweh como una forma hiphil, yohyeh: "El
hace que sea." Esta interpretación la toman de la frase " Yahvéh Sebaot" [Biblia d e
Jerusa lén) que la Versión Reina-Volera traduce "Jehová de los ejércitos". y que entienden
que originalmente significó: "El da vida a los ejércitos." Esto concordaría mejor con la
vocal o de Yohweh que con la anterior explicación: "El es" [q ue teóricamente ha debido
ser yihweh en vez de yohweh). Pero una objeción casi fatal a esta interpretación radica en
el hecho que nunca en el Antiguo Testamento se uti liza Yohweh para destacar el papel d e
Dios como Creador. sino más bien como el Dios d el pacto. Más aún, nunca figu ra este
verbo en particu lar en ninguna parte del hiphill del Antiguo Testamento.
Aun otros ha n negado cualquier clase d e conexión con el verbo ser (hciyoh). y piensan
que diffci lmente existió en una for ma anterior, hdwoh. Theoph ile J. Meuk. de Taranta
[Hebrew Origins -Orígenes hebreos- !Nueva York: Harper & Row, 1960/ . pág. 11 6), insiste
en que proviene de un verbo árabe howo' , sop lar. Por lo tanto , "El sop a" serfa el nombre
de un Dios de las tormentas del desierto d e Sinaf. Esto. por supuesto, le atribuye un
origen politeísta o la rel igión de Israel, y de ningu na manera explica la estructura de
referencia del pacto que exh ibe el n ombre Yahweh tal como realmente se usó en el
Antiguo Testamento.
136 REsEÑA CRíTicA DE UNA INTRODuccióN AL ANTIGuo TESTAMENTO
nal exégesis que hizo Wellhausen de Exodo 6:3. Así, Ivan Engnell afir-
ma que: "Los diferentes nombres divinos tienen asociaciones ideológi-
camente distintas y, por lo tanto, diferente connotación. Así, se utiliza
preferentemente Yahweh cuando se refiere al Dios nacional de Israel,
indicado como tal en contraste con dioses extraños y con referencia a la
historia de los patriarcas, mientras que por otro lado, Elohim, 'Dios',
expresa más bien una imagen 'teológica ' y abstracta-cósmica d e Dios en
contextos mayores y más dinámicos . .. Por lo tanto, es el tradicionista,
el mismo tradicionista , el que varía en el uso de los nombres divinos,
no los documentos." 0 También Sigmund Mowinckel: "No es el modo
de ver de E que Yahweh está revelando a Moisés un nombre hasta
entonces desconocido. Yahweh no le dice su nombre a alguien que no
lo conoce. Moisés pide una evidencia "convincente " para que sus
paisanos sepan cuando vuelva a ellos que realmente fu e el Dios de sus
padres el que lo envió ... todo el tenor de la con versación presupone
qu e los israelitas ya conocían el nombre."'
10. Ver Cyrus H. Gordon, Ugaritic Handbook (Manual ugar!tico) , sec. 49 (Roma: Pontifi-
cio Instituto bíbl ico, 1947) 2:15-21.
140 RESEÑA CRiTICA DE UNA I NTRODUCCIÓN AL ANTIGUO TESTAMENTO
Dios puso delante de Adán todo animal y ave que previamente formó
de la tierra. Por ú ltimo, es m enester notar e l hecho obvio de que ningún
relato genuino de la creación jamás omitiría mencionar la creación del
Sol, de la Luna, de las estrellas, de la tierra y de los mares , como lo hace
Génesis 2. Tal misión elimina toda posibilidad de que sea clasificado
con propiedad como una cosmogonía, a la luz de la literatura compara-
da del antiguo Cercano Oriente.
Al respecto observa Kitchen:
11. Kitchen, AOOT, págs. 116-117. Comparar también la analogía señalada por Kitchen
en la biografía del general Uni, en el afi o 2300 a . de J.C., que contiene: a) un fluido estilo
narrativo (corno en los pasajes J y E) en secciones d onde describe su carrera de servicio en
favor del estado; b) refranes estereotipados en que se registra el reconocimiento oficial de
Faraón por sus acciones [cf. el estilo P); los cánticos de victoria entonadas por sus tropas
durante el retorno de Palestina [una fuente especial H o himni ca); y sin embargo, todos
estos elementos son aceptados como de una sola paternidad literaria libre d e inserciones
posteriores (New Bible Dictionary, -Nuevo Diccionario Bíblico- ed J. D. Douglas Londres:
Inter-Varsity, 1962; pág. 349).
142 RESEÑA CRíTICA DE UNA I NTRODUCCIÓN AL ANTIGUO TESTAMENTO
2. Con respecto a los diversos relatos de l diluvio (al par celar Géne-
sis 6-8 entre] y P), nótese que el lector desprej ui ciado es incapaz de
detectar ningún elemento diverso en estos tres ca pítulos tal como figu-
ran en el TM, y que solamen te pued en ser detectadas las supuestas
d ivergencias por un artifi cial proceso de disección . No va más allá de
una suposición no probada el ins istir, como lo hizo Wellhausen, en que
la orden general de meter en el arca dos ejemp lares de todas las es pe-
cies (P) es incompatible con la excepcional prov isión de meter siete de
todas las especies " limp ias"(]). Para el lector co mún , las bases para esa
distinción son bien claras, y de n inguna manera significan puntos de
vista irreconciliables. Lo mismo es cierto en cuanto al número de días
qu e du ró el diluvio. Sostienen algunos qu e ] hace durar el diluvio 40
días (Génesis 7:12, 1 7; 8:6 , a lo cua l hay que añad ir dos semanas más
hasta el envío de la paloma), en tanto que P lo hace durar 150 días
(Génesis 7:24). Pero la lectura consecutiva de toda la narración deja en
claro qu e el autor le da al aguacero propiamente dicho una duración de
40 días, en tanto que la duración del nivel de las aguas sobre los montes
más elevados duró 150 días (pues 7:24 no dice que llovió d urante todo
ese período).
Allis señala (FBM, págs. 95-97) qu e so lame nte en tres puntos princi-
pales de hincapié en la narración del diluvio es posible detectar "re-
latos paralelos", y son los siguientes: la pecarn inosidad del hombre
como causa provocad ora de l d iluvio; la destrucción de toda carne como
p ropós ito del di luvio; el rescate de un re manente representante del
h ombre y de las bestias , de la des trucción del di luvio . Se hace hin capié
en estos tres elementos recurriendo a u n característico recurso h ebreo
de repeticiones en términos ligeramente diferen tes después de ciertos
intervalos adecuados entre ellos. Pero fu era de estos tres elementos es
casi imposible descubrir relatos paral elos que no dependan unos de
otros para llenar deta lles que faltan. Por ejemplo, de acuerdo con el
anális is critico, ] se refiere al arca s in exp licac ión alguna sobre su
construcción. Solamente P registra la entrada de Noé y su fam ilia al
arca (Génesis 7:13-16a), excepto que J afirma que Jehová los encerró en
el arca (si bien el autor de J aparentemente no dice cómo se metieron
allí). Solamente ] sabe sobre el envío de los pájaros con propósitos de
reconocimiento (8:6-12) ; P nada dice sobre ello.
Justo es decir, por lo tanto, que los datos que nos da el texto son
fáci lmente reconci liables con la unidad de la paternidad literaria , pero
ofrecen serios obstáculos para dividirlos en d os fuentes divergentes.
También resulta pecu li ar, si la n arración del Gén esis sobre el d iluvio se
compone de dos estra tos separados en su origen por casi cuatro siglos,
que el relato babilónico del diluvio (hallado en la epopeya de Gilgamés)
incluya tanto elementos J como elementos P en su versión del episodio.
Así, menciona las m edidas del arca (elemento P), el envío de las aves
VARIANTES Y PARONIMOS COMO CRITERIO PARA UNA DI VISIÓN SÉGUN LAS
F UENTES DE ÜRJGEN 143
o los participios para expresar las mismas ideas que el hebreo expresa
en forma paratáctica.
2. El segundo rasgo es la tendencia a repetir, en forma ligeramente
distinta, los elementos de la narración que revisten especial importan-
cia. Ya hemos dado un ejemplo de esta técnica en conexión con el
relato del diluvio. En ese momento señalamos de qué manera la repeti-
ción de los tres principales puntos de h incapié proveyó a los di-
visionistas el único m aterial conveniente para la disección, en tanto
que el resto del relato no muestra evidencia alguna de fu entes múlti-
ples. Algo similar ocurre con la serie de cap ítulos que narran las diez
plagas (Exodo 7-11). En algunos casos la plaga se describe en cinco
partes características: amenaza, mandamiento, ejecución, súplica para
que sea quitada y cesación. A los crfticos que sostienen la división de
fuentes les resulta facilísimo (si bi en en form a totalmente artifi cial)
parcelar estas partes asignándoles hipotéticos autores. As í, la amenaza
y la cesación las asignan a J, en tanto que la orden y la ejecución se las
atribuyen a P. Pero en el caso de las plagas menos gravosas , la descrip-
ción es más breve y tienen que atribuirlas , en forma más o men os
intacta, a una sola fuente. Así , las plagas de los piojos y d e las úlceras
son asignadas a P sin dejarle nada a J o E. De acuerdo con esta arbitraria
disposición, J sabe solamente de siete plagas, P da informe de cinco y E
solamente de cuatro (más una quinta que no pasó de ser una amenaza).
En consecuencia, ni una so la de esas fuentes concuerdan en cuanto a
número o naturaleza de las plagas, y todas necesitan de la información
contenida en las otras para completar la serie de diez.
3. La tercera característica del estilo hebreo que se presta para una
artificial divis ión de fuentes, es el paralelismo poético. Paralelismo es
el término dado a las estructuras balanceadas de cláusulas apareadas ,
tan empleado en la versificación h ebrea, como por ejemplo en e l Salm o
24:1: "De Jeh ová es la tierra y su plenitud ; El mundo, y lo que en él
habitan. " Como p uede verse por este ejemplo, se usan sinónimos co-
rrespondientes en los dos miembros del paralelismo: " tierra" corres-
ponde a " mundo", y "plenitud" a "l os que en él habitan ."
Un cuidadoso examen de los pretendidos relatos dobles y paralelos
-sobre los que ta nto h inca pié hicieron Kuenen y Wellhausen como
criterio para la d ivisión de fu entes- tiend e a dem ostrar que estos
fenómenos permiten una explicación mucho má s natural y no forzada ,
basada en una paternidad literaria úni ca , que la que es pos ible según la
teoría de las fuentes múlti ples. La hipótesis JEDP no cuadra realmente
con todas las evidencias y trata gran parte de los datos en que supues-
tamente se apoya, de una manera que jamás sería admitida en u n tri-
bunal de justicia . Además, la metodología de este tipo de crítica lite-
raria se hace notoriamente sospechosa porque resulta ser un ins-
trumento por dem ás fáci l para dividir composiciones cuya paternidad
VARlAl\'TES Y P ARONIMOS COMO CRITERIO PARA UNA DIVISIÓl\: SÉGUN LAS
FuENTES DE ORIGEN 14 7
15. William Henry Green , Higher Criticis m of the Pentate uch (Alta crítica del Pen-
tateuco), págs. 119·122.
CAPITULO 10
PALABRAS TARDIAS Y ARAMEISMOS
COMO CRITERIO PARA
UNA DIVISION EN LAS FUENTES DE
ORIGEN
Uno de los criterios más contundentes al que recurre la crítica divisoria
para demonstrar lo tardío de ciertas p orciones del Pentateuco, consiste
en señalar las palabras que figuran en el texto y que rara vez son utiliza-
das en otras partes de la literatura h ebrea existente, excepto en los
escritos del Talmud y de la Midró.s, que corresponden a la era cristiana.
Este método provoca una gran impresión de objetividad científica y
pesa en el ánimo de los que han oído un solo lado de la historia. Hay
otro lado, sin embargo, que también debe ser considerado por el obser-
vador atento , y que le roba a ese argumento gran parte de su fuerza. En
forma sintética, el argumento es el siguiente: si una palabra no se repite
más de tres o cuatro veces en el Antiguo Testamento, pero figura en la
literatura hebrea posterior (el Talmud y la Midras), tal palabra es de
origen tardío, y ese pasaje del Antiguo Testamento ti ene que ser de
composición también tardía. Aplicando este criterio, los críticos han
podido reforzar su pretensión de que el código sacerdotal (P) se originó
en el exilio o posteriormente, y también separar grandes porciones de
Isaías y de otros libros post-mosaicos como inserciones posteriores del
período persa o aún del griego.
Durante la segunda década del siglo XX, Robert Dick Wilson, de
Princeton, se tomó el trabajo de confeccionar una exhaustiva tabula-
ción de todas las llamadas palabras raras en las Escrituras hebreas , y
posteriormente publicó las estadísticas resultantes.' Sorprende el
hecho de que tales palabras extrañas se repiten en todos los libros del
Antiguo Testamento y en casi cada capítulo. Si este criterio es digno de
confianza, resulta que todos los libros del Antiguo Testamento son
tardíos y ninguno temprano. Comparemos las siguientes cifras, recor-
148
P ALABRAS T ARDfAS Y ARAMEISMOS COMO CRITERIO PARA UNA D IVISIÓN EN
LAS F UENTES DE ÜRIGEN 149
dando que mientras más alto sea el porcentaje d e " palabras raras" que
aparezcan con el mismo sentido en el Talmud , más tardía será la fecha
de composición del libro del Antiguo Testa mento de que se trata, si ha
de ser válido este criterio. El número de palabras poco frecue ntes (es
decir que se repiten cinco veces o menos y se anota en una columna y el
porcentaje de las mismas que aparece en el Talmud, en la s iguiente
columna:
FECHAS SEGÚN LOS P ALABRAS POCO
CRíTICOS FRECUENTES T ALMUD
2. T ho mas, The Recovery of the Ancient Hebrew Longuage [La recu peración del antiguo
id ioma h ebreo), pág. 18.
3. J. M. All egro, Treasure of !he Copper Scro ll (El tesoro d el rol lo de cobre) (Bastan:
Rout ledge & Kegan , 1960), pág. 30. Cf.Kitchen , AOOT , págs. 142-144, que enumera los
vocablos egipcios de los textos de las pirámides (V Dinastía) que no reaparecen en la
literatura ex is tente, hasta el período toloma ico (XXX!I Dinastía). Según el "criterio de las
palabras tard ías' ' estos textos d e las pirámides ¡ten drían q ue ser fechadas en el año 300 a.
de. J. C.!) Comenta que ketem (oro), vocablo anotado en el diccionari o de Brown-Driver-
Briggs (BDB) co mo "tardío" . se remonta al sumerio (hacia el año 2000 a. ele. J. C.); Kóróz
(heraldo) y k•raz (procla mar) en arameo bíblico, que so lía clas ificarse como prestado d el
griego keryx (heraldo), parece haberse derivado d el término hurrita kirenzi que fig ura en
un documento de Nuzi de alrededor d el año 1500 a. de J.C.; 21Jemer, pal a bra que traduce
"vino", y solfa clasificarse como tardía en el hebreo y arameo bíbli cos, está confirmada
como ugarílica y se la ha hallado en textos de Mari del siglo XV II I. En cuanto a qibbeJ,
" recibir", que Eissfeldt citó para probar que Proverbios 19:20 era " tardfo", Kitchen seflala
que esta palabra figura en una carta de Tell el-A marna (hacia el alio 1390 a. de J.C.)
enviada por el rey d e Siquem a Faraón (AOOT, pág. 145).
P ALABRAS T AlillfAS Y ARAMEISMOS COMO CRITERIO PARA UNA D IVISIÓN EN
LAS F UENTES DE Ü RIGEN 151
Por otra parte, es menester dejar bien sentado que los críticos
documentales han exagerado los elementos arameos descubiertos en
las Escrituras hebreas. Un gran número de vocablos hebreos que dichos
críticos clasificaron como arameos resultaron ser, lu ego de examinarlos
prolijamente, auténticamente hebreos o, de lo contrario, derivados de
dialectos fen icios, babilónicos o arábigos, pero no arameos. Por ejem-
plo, muchos críticos, sin pensarlo dos veces, supusieron que los sustan-
ti vos hebreos terminados en -ón son necesariamente arameos debido a
que dicha terminación es común en el idioma ara meo. Sin em bargo, la
verdad de los hechos es que esta terminación figura frecuentem ente en
el babil ónico y el arábigo y serán necesarias nuevas pruebas para de-
mostrar que no pudo haber sido nativa en el hebreo de las épocas
cananeas;5 y que se derivaba solamente del arameo, y no del babilónico
(acádico) ni del arábigo. De los 63 sustantivos que en el Pentateuco
terminan en -ón o -an (de los cuales se afirma, por lo tanto, que son
arameos), el Targum Arameo de Onquelos traduce so lamen te 12
med iante los mismos sustantivos que terminan en -n ; los 51 restantes
los traduce íntegramente mediante otros sustantivos (la mayoría de los
cuales no terminan en -n). Al mismo tiempo, en todo el Targum de la
Tora, Onquelos exhibe so lamente 63 sustantivos terminades en -n, en
tanto que e l mismo original hebreo cuenta con igual número, es decir,
63. Esta parece una evidencia demasiado débil para demostrar que la
terminación -n pertenece únicamente al arameo ¡y que en h ebreo nece-
sariamente es un arameísmo! (Cf. Wilson, SIOT, págs. 147, 148).
Kautszch, en su obra Die Aramdismen im AJten Testament (Los
arameísmos en el Antiguo Testamento) hizo una li sta de alrededor de
350 palabras del Antiguo Testamento hebreo que eran seguramente,
probablem ente o posib lemente de origen arameo. Resp ecto de esas 350
palabras, Wi lson informa que cien de ellas jamás (hasta el año 1926) se
hallaron en ningún documento arameo, y de las 250 restantes, 135
nunca se hallaron en documentos arameos anteriores al siglo II d. de J.
C. De los 115 resta ntes que se han hallado en documentos an teriores a
esa época, se ha comprobado que 75 perten ecen al babilónico, a l arábi-
go, al fenicio o al etiope (como asimismo al hebreo y al aram eo), lo cual
deja el interrogante de saber quién tomó de quién, ¿o todas derivaron de
la misma lengua semita madre? (Cf. SIOT, págs. 155, 1 56.) Wilson
señala tambi én que 50 d e los 350 vocablos "arameos" de Ka utzsch
figuran en el Pentateuco; pero de estas 50 palabras, solamente 24 son
5. Según las ev idencias egipcias se ha podido estab lecer. co n absoluta cBrleza, que la
terminación -n existfa en e l lenguaje cananeo antes de la conqui sta is rae lita. Al relatar sus
conquis tas en Palestina. el egipcio Tutmosis Ill anotó no menos de di ez y siete ciudades
con terminación -n (1475-1450 a. de J.C.). En las Cartas de Tell cl-Amarna (1400-1370 a.
de ).C.) fi guran 36 ciudades cuyos nombres terminan en -n. ¡En este caso queda e lim inada
toda posibilidad de pa labras cedidas por el arameo!
154 RESEÑA C RíTICA DE UNA I NTRODUCCIÓN AL ANTIGUO TESTAMENTO
6 . En la His torische Gra mmatik der Hebrii ischen Sprach e des AJten Teslaments, de
Bauer-Leander, vo l. 1. sec. 22, hallamos esta significativa afi rmació n (traducida) : "Puesto
q ue contamos solamente con inadecuado conocimiento del vocabulario hebreo, d ebido a
la escasa extens ión de la literatura del Antiguo Testamento. sería precip itado (voreilig)
cons iderar si n más ni más como arameas todas las palabras que solamente aparecen en
escritos tardíos; al final de cuentas cabe la posibi lidad de que sim plemente no fueron
utilizadas en los escritos más antiguos. So lamente pueden ser reconocidas como tales,
con absoluta seguridad, cuando su fonética indique que son arameas. Pero en numerosos
casos no existen sólidas bases para abrir juicio ."
PALABRAS T ARO!AS y ARAI-.fEISMOS COMO CRITERIO PARJ\ UNA DIVISIÓN EN
LAS f UENTES DE ÜRJGEN 155
7. Segal. Grommor of the Mishnoic Hebrew (Gramática del hebreo misnaico). (Nueva
York: Univers idad de Oxford , 1927). pág. 8.
156 R ESEÑA CRíTICA DE UNA I NTRODUCCIÓN AL ANTIGUO TEST AMENTO
8. Snaith, The Book of Job (El libro de Job), (Naperville, JI!.: All enson, 1968), pág. 104.
CAPITULO 11
RECONSTRUCCION DE LA HISTORIA
HEBREA SEGUN WELLHAUSEN, EN LOS
PERIODOS PREPROFETICO Y PROFETICO
Para poder comp lementar las indicaciones más bien breves del
capítulo 6 sobre la reinterpretación de la h is toria rel igiosa hebrea de-
sarrollada por los documentalistas del siglo XIX, será útil examinarla
aquí con mayor deta lle y analizar sus pu ntos débiles. Por creerlo con-
veniente, d ivid iremos este estudio en dos partes; el tratamiento del
período sacerdotal lo dejarem os p ara el ca pítulo 12 .
Reco rde m os qu e l a escue l a de We l lha use n co n s ide ra ba a l
documento J (8 50 años a. de J. C.) y a l documen to E (75 0 años a. de
J.C.) como las porciones escritas más an tiguas del Pen tate uco. Re pre-
sentaban las fases más antiguas del período profético (aparte de los
profetas orales que se remon taban a los días de Samu el). Del tiempo de
los ju eces, de Moisés y de los patriarcas tenemos solamente, de acu erd o
con esta teoría, trad iciones pervertidas o mutiladas, trans mitidas de
palabra a lo largo de un período de muchos siglos y que finalmente
adquirieron forma escrita en los documentos J y E. ¿De qué manera
estas trad icion es orales p odrían ser tamizadas científicamente para
separar los hechos originales de los agregados legen dari os o pre-
juiciados? Los documentalistas hallaron un método ideal en la metodo-
logía de la filosofía hegeliana y en el evolucionismo darviniano que en
ese momento estaban en su apogeo en los círculos fil osóficos.
Como A. Noordtzy, de Utrech , lo señalara en su trabajo " The Old
Testament Problem" ' (El problema del Antiguo Testamento), el siglo
XIX estuvo dominado por un punto de vista antropocéntrico. Se con-
sideró al hombre como un fin en sí mismo, y Dios existía solamente
como un medio para ser u tilizado en beneficio del hombre. La idea de
la evolu ción cauti vó el pensam iento de aqu ellos d ías, y se pensó qu e
proveía la mejor clave para la comprensión de la his toria y también del
futu ro . A la religión se la trataba solamente desde el punto de vista de
1. Noordtzy. traducido en Bib/iotheca Sacra, vals. 98, 99, Nos. 388-390. 1940-1941.
157
158 REsENA CRíTICA DE UNA I NTRODUCCióN AL A NTicu o T EsT AMENTO
3. En realidad de verdad, por su puesto, la teoría de que el rey ele Egipto era la enca rna-
ción d el dios-sol. y por lo tanto, él mis mo era un di os, conti n uó vigente au n en el caso d e
Akhnatón hasta después el e las reformas religiosas . Por lo tan to. y desde ese punto d e
vista, no es apropiado hablar de s u posición teológica como "verdadero monoteís mo", si
bien se aprox imaba mu cho a ello.
160 REsEÑA CRiTICA DE UNA I NTRODUCCióN AL ANTIGUO TESTAMENTO
Siguiendo los prin cipios directrices que dan las pautas al estudio de
las religiones comparadas, pudieron los for jadores de la hipótesis
documental , "descubrir" vestigios de una religión inferior en la primi-
tiva fe de Israel. Se vislumbra el animismo, por ejemplo, en el relato
según el cual Jacob durmió en Bet-el utilizando una piedra por almoha-
da (Gén esis 28: 18); sin duda alguna esa piedra era un objeto de culto ,
algo así como la sagrada piedra negra de kaaba en la Meca. También el
culto a las piedras seguramente yace tras el relato del majano que
erigieron Jacob y Labán en Galaad (Génesis 3 1 :47) . ¿Acaso no erigían
los idólatras can aneos pilares de piedra al lado de sus altares en los
lugares altos , en la creen cia de que el Baallocal moraría en la piedra y
saldría de allí para regalarse con sus sacrificios ? El hecho de que los
idólatras israelitas siguieran las mismas prácticas cuando ocuparon los
lugares altos de los cananeos habla de su adhesión al culto a las pie-
dras, aun en los últimos estadios d e la monarquía dividida.
RECONSTRUCCIÓN DE LA HISTORIA HEBREA SÉGUN WELLIIAUSEN. EN LOS
P ERÍODOS PtlliPROFÉTICO y PROFÉTICO 161
Comenzan do con Amós , consid erado por los críticos de esta escuela
como el más antiguo d e los profetas escritores, se supone un cambio de
dirección revolucionario en el pensamiento religioso israelí. Este pen-
sador de facultad es creadoras, oriundo de las regiones montañosas
rurales de Judea, apareció con una nueva idea que distinguiría toda una
época, la idea del monoteísmo: ¡no hay otro Dios aparte de Jehová, y
todos los dioses paganos no son más que productos de la imaginación !
Los seguidores de Amós, entre quienes se cuentan Oseas, Isaías y Mi-
queas, abrazaron con entus iasmo la causa de este h incapié en el
monoteísmo, y contribuyeron a su triunfo final en la religión de Israel.
En tiempos de Jeremías, este movimiento produjo su clásico manifies-
to: el libro del Deuteronomio, en el cual se proclamó la unicidad y
supremacía de Jehová con fervor profético, y luego se lo atribuyó a la
REcoNSTRUCCióN DE LA 1-IISTORJA H EBREA SÉCUN WELLHJ\USEN. EN ws
PERioDos P REPROFtnco v PROFÉTICO 165
7. Brownc, This Belreving World (Este mundo creyente] (Nueva York: Macmillan, 1926),
pág. 236.
166 R ESEÑA CRíTICi\ DE UNA I NTRODUCCIÓN AL ANTICUO TESTAMENTO
mantenían en Judá los idolátricos lugares altos (cf. Ezequiel 6:3). Los
críticos reconocen que las leyes "mosaicas" que prohibían otros san-
tuarios aparte del santuario local fueron solemnem ente adoptadas
durante el reinado d e Josías. No obstante ell o, en tiempos de Sedequías,
tercer sucesor de Josías, todavía funcionaban los lugares altos. En este
caso los m ismos seguidores de Wellhausen deben reconocer que esta
ley fue quebrantada antes de su san ción . Si así fue ¿por qué no pudo
ocurrir lo mismo también en siglos anteriores, que se mantuvieran
santuarios locales aun desp ués de haber sido dedicado el templo de
Salomón? En térm inos generales, podemos afirmar que e l argumento de
que no existieron leyes simplemente porque no se tuvieron en cuenta
es, por decir lo menos, ingenuo. ¡Sobre dichas bases podríamos negar la
existencia de leyes contra el ad ulterio en la América de nuestros días!
Con respecto a la prohibición mosaica de erigir santuarios loca les,
debemos señalar que ni siquiera el Deuteronomio prohibe la erección
de altares locales a Jehová hasta el momento en que Dios indicara su
elección de una ci udad capital santa, único lugar donde sería permisi-
ble ofrendar sacrificios. En Deuteronomio 1 2 :10, 1 1, se dejó sentado
que luego de que Jehová diera reposo a su pueblo de todos s us enemi-
gos -cosa que no ocurrió hasta el reinado d e David- e ntonces Di os
escogería un lugar especial de culto al cua l recurriría Israel con pro-
pósitos rituales. De a hí que no hay ninguna contradicción entre E (en
Exodo 20:24) y D (en De uteronomio 12:10-11. Además, debemos notar
que s iempre que en los relatos hebreos se hace refere ncia a los lugares
altos idolátricos, o aun a los Jugares altos para rendir culto a Jehová,
después de la con sagración del templo de Salomón, se h abla de des-
viaciones de la ley mosaica, y los sucesivos reyes de Judá muchas veces
fueron juzgados, e n c uanto a s u carácter y comporta miento, en la medi-
da en que anularon o no los lugares altos. Por otra parte, a un J plantea
considerables d ifi cu ltades a la teoría de que antes del tiempo d el éxodo
no se acarició como un ideal el cen tralismo del culto, pues en Exodo
23: 1 7 se exige que todo israelita varón "se presentará dela n te deJe-
hová" (es d ecir e n las tres grandes festi vidades : la Pascua, el Pente-
costés y los Tabernáculos). No se justificaría semejante disposición si
cada uno pudiera asistir a su propio santuario local. Por ende, el más
antiguo estrato d el Pentateuco (de acuerdo con la hipótesis JEDP) im-
plica un s itio centra l de adoración, tal cual lo prescribió Jehová.
A este respecto a notemos que la escuela de Wellhausen tiende a
desechar el tabe rnáculo de Moisés como una ficción nacida en la ima-
ginación de la esc uela sacerdotal. Piensan que nun ca existió una
estructura com o el su pu esto tabernáculo, sino que fu e inve ntada por la
escuela sacerdotal para darle una sanción mosaica al temp lo de Jeru-
salén . Por lo tanto, para ajustarse a esa teoría, todas las referencias d el
Pentateuco al tabernáculo, y también los pasajes de Josué, jueces y
170 REsEÑA CRíTICA DE UN/\ I NTRODUCCióN AL ANTIGu o T ESTAMEl\TTo
9. Mend en hall , Law and Covem111t in Israel (Ley y pacto en Is rael) , (Pillsburgh: Biblica l
Colloquium, 1955). págs. 13, 14.
10. Com parar los pasa jes citados en las págs. 120, 121 referidos a la ley de Moisés, y
también los referentes n Amós, qu e se tratarán en las págs. 354. 355 de este libro.
11. Mendenhall, págs. 1 1. 12.
1 72 R ESEÑA C RíTICA DE UNA I NTRODUCCIÓN AL ANTIGUO TESTAMENTO
12. Práctica men te la ún ica sugerencia d e una monarquía en Israel fi gura en la declara-
ción de Génes is 36:31: "Y los reyes que reinaron en la tierra de Edom , antes que reinase
rey sobre los hi jos de Israel. fu eron éstos: " Pero nuevamente aqu í la designación de un
rey hebreo es cons iderada como una mera posibilidad , en el me jor de los casos una
remota posibili dad futura, que aseguraría el cu mplimiento de la promesa hecha a Abra-
ham en Génesis 17:6 (P): " Y reyes saldrán de ti" . En vista de que solamente la secundaria
línea de Esaú había logrado ese status, n ada más lógico y apropiado que un autor del siglo
XV a. de J.C., claramente consciente del pacto. notara el hecho de que la descendencia de
jacob no había obtenid o esa dignidad .
CAPITULO 12
RECONSTRUCCION DE LA HISTORIA
HEBREA, EN EL PERIODO SACERDOTAL
SEGUN WELLHAUSEN
De acuerdo con la hipótesis de Wellhausen, la declinación y caída
de la monarquía judía, con la subsiguiente deportación de los israelitas
al cautiverio , los obligó a renunciar a sus aspiraciones políticas y volver
la mirada a sus instituciones religiosas como base para continuar su
existencia como nación. Esta fue la razón por la cual el sacerdocio
profesional de la tribu de Leví asumió creciente importancia, y las
prácticas rituales fueron elaboradas en la forma en que finalmente re-
sul taron co dificadas en el documento P. Antes del exilio, de acuerdo
con esta teoría, no hubo realmente pautas norma les que rigieran para
todos los fieles, sino que la adoración y los sacrificios se regían según
normas simples y flex ibles. Mientras esto sonaba muy bien de acuerdo
con la teoría evolucionista, hubo algunos investigadores en el campo en
el siglo XIX, de las religiones comparadas, que recelaban de dicha
posición.
Hasta un partidario ta n fiel y adicto a Wellhausen como lo fue W.
Robertson Smith, creyó que Wellhausen se equivocó al pensar que las
ansias de ajustarse al dedillo a los requerimientos rituales sólo fueron
posteriores al exilio.' Todo lo contrario, tal deseo existió entre todos los
sem itas desde los albores de su desarrollo cultural. En vez de las épocas
anti téticas de la doctrina de Wellhausen (hegeliana), Smith creyó que
hubo un desarrollo continuo a través de suces ivos períodos. Por ejem-
plo, Smith creyó que el tipo de sacrificio expiatorio y de comunión fue
primero, porque estaba basasado en una sociedad tipo clan ; pero la
oblación y la ofrenda elevada fueron posteriores, porq ue se estable-
cieron en un momento de la socied ad en que se recon ocían los de-
rechos a la propiedad.'
173
174 R ESEÑA CRíTICA DE UNA INTRODUCCIÓN AL ANTIGUO T ESTAMENTO
del templo. Resulta difícil explicar este asombroso sil encio en materias
de interés peculiarmente sacerdotal, excepto sobre la base de que P fue
en efecto compuesto antes de la época de Salomón."
9. En conexión con todo esto debemos señalar que la ciudad santa
de Jerusalén nunca fue mencionada en la legislación mosaica. Hay una
referencia a Melquisedec, rey de SaJem , en Génesis 14; se menciona el
nombre del monte de Moriah, escenario en el cual Isaac estuvo a punto
de ser sacrificado; y "el monte de tu h eredad" es una frase que aparece
en Exodo 15:17. Pero ni una sola vez la Tora menciona a Jerusalén
como tal. ¿Cómo es posible que después de 500 años de existencia
como capital política y religiosa de la comunidad israelita, los diversos
redactores del documento P descuidaran hacer la más mínima mención
a la santa ciudad? Ni s iquiera interpolaciones posteriores (como las que
aparentemente se introdujeron en el texto samaritano de la Tora para
establecer la santidad de su santo monte Gerizim) establecieron que
Sion y Jerusalén eran los únicos y exclusivos sitios aceptables en los
cuales ofrecer sacrificios de acuerdo tanto con P como con J o E. Aun
Deuteronomio mantiene en absoluto anonimato "el lugar que Jehová
vuestro Dios escogiere" (12:5 , 14; 16:16), a pesar de resultar facilísim o
para un autor del siglo VII a. de J.C. insertar por lo m enos el nombre de
Jerusalén, aunque vacilara en cuanto a perturbar la ilusión del origen
mosaico al especificar su futura importancia. En el documento D se
men cionan por nombre numerosas ciudades palestinas pero nunca
Jerusalén.
10. Por último , es bueno señalar que uno de los más frecuentes y
característicos títulos aplicados a Dios por los profetas y escritores
posteriores al exilio, no figura ni u na sola vez en el Pentateuco. El título
a que nos referimos es "Jehová de los ejércitos" (Yahweh Seba 'ót), que
se repite 67 veces en Isaías (en 66 capítulos), 83 veces en Jeremías (en
52 capítulos), 1 3 veces en Hageo (dos capítulos), 51 veces en Zacarías
(14 capítulos) y 25 veces en Malaquías [tres o cuatro capítulos). Esto
indica una crecien te frecuencia o popularidad d e es te título, que culmi-
na en los tres profetas posteriores al exilio: Hageo (6, 5 veces por capí-
tulo). Zacarías (3 , 5 veces por capítulo) y Malaquía s (6 a 8 veces por
capítulo). Resulta prácticamente imposible hallar una expli cació n
satisfactoria para el h echo de que Yahweh Seba 'ót no apareciera en el
documento P, si realmente fue compuesto después del exilio . (Si bien
es cierto que Ezequiel tampoco utiliza este título, la teoría documental
atribuye fuerte influencia de Ezequi el únicamente en H, es decir, Leví-
tico 1 7-26 , y fij a como fecha para el resto de P entre los años 550 y 450
a. de J.C.) Ningún otro título de Dios se aproxima en frecuencia a éste ,
utilizado por los mismos profetas en cuya gen eración se compuso,
supuestamente, el código sacerdotal. (Al mismo tiempo es preciso re-
conocer que los autores narrativos, Esdras y Neh emías , no emplean esta
RECONSTRUCCIÓN DE LA H ISTORIA H EBREA. E ' EL P ERfODO SACERDOTAL
SEGÚN W ELLI!AUSEN 181
6. Cf. Yehe zkcl Ka ufm onn , Th e Religion of Israel (La religión d e Israel) . págs. 1 75-200 ,
para un estud io m ás de ta llado sobre la antigü edad del cód igo sacerdotal. del cual él
piensa que es muc ho más a ntiguo que el De uteronom io .
CAPITULO 13
EVIDENCIAS ARQUEOLOGICAS SOBRE LA
ANTIGUEDAD DEL PENTATEUCO
Só lo fue natural que la h ipótesis de We llhause n se basara e n s us
jui cios respecto a la his toricidad d el documento d el An tiguo Tes-
tamento según los da tos arq ueológicos d isponibles en el s iglo XIX. Pero
esos datos era n lamentableme n te escasos durante el período form ativo
d e la teo ría d ocumenta l; y fu e posible, d ebi do a la ignorancia prevale-
ciente en aquel entonces , desestimar much as afirmaciones de la Escri-
tura que has ta ese momento habían logrado confi rmac ión arquelógica .
Por ejemplo, en ese tiem po se su po nía q ue duran te el períod o
mosaico la escritura era desconocida en Palestina, por lo c ua l el Pen -
tateuco no h ubiera podido tomar form a escrita antes del siglo X ó XI a.
de J.C. las referencias a los hititas eran tratadas con incredulidad y
condenadas como una m era ficción d e los autores de la T ora; lo mism o
cabe decir de los horeos y aun d e la historicidad de Sargó n Il (722-705
a. de J.C.), puesto que hasta ese m omento n o se había descubierto
ninguna referencia extrab íblica . La existencia de un rey como Belsasar
(en el libro d e Daniel ) fu e totalmente d esechada , puesto que nin gú n
autor gri ego h izo men ción a él, y era factible suponer qu e el texto
bíblico es taba en u n error. Después d e los días de I-lu pfeld, Graf y
Kuenen , los descubri m ientos arqueológicos h a n confirmado el uso de
escri tura alfabética e ntre las c ulturas de hab la cananea con anterioridad
al año 1500 a. de J.C., y h an aportado nu merosos docu mentos probato-
rios sobre la exis tencia y gran im p ortan cia tanto de los h ititas como los
horeos (o h urritas, como se los con oce más corrientemente), y tambi én
tabletas c uneiformes en las que aparece el n ombre de Belsasar.
Una y otra vez, c uando se h an se!'ialad o sup uestas inexacti tudes
h istóricas como prueba d e una paternidad espuria de los doc umentos
bíblicos, el relato h ebreo ha sido reivind icado por los resultados d e
recientes excavacion es y los juicios despreciativos de los teóricos
docum entali stas han s ido totalmente infundados. W. F. Albright , el
más grand e arqueó logo americano de esta gen eración, educado en la
teoría de Wellha usen , dij o lo s iguiente en el año 1 94 1: " Los d atos
182
E VIDENCIAS ARQUEOLÓGICAS SOBRE LA ANTIGUEDAD DEL P ENTATEUCO 183
1. Albrighl. "japhet in the Tenis of Shem " Uafet en las tiendas de Sem]. en the American
Scholar (El erudi to americano), 42: 692-4 (1941), pág. 181.
184 RESEÑA CRíTJCA DE UNA lNTRODUCCJÓN AL ANTJGUO TESTAMENTO
2. Elder, Prophets, ldo/s and Diggers (Profetas, ídolos y excavadores), (Nueva York:
Bobbs Merril, 1960), pág. 16, libro respaldado por una junta ed itorial formada por clé-
rigos americanos liberales.
EVIDENCIAS ARQUEOLÓGICAS SOBRE LA ANTIGUEDAD DEL PENTATEUCO 185
qu e los autores de estas in cripciones fueron los primeros sem itas que
trabajaro n p ara los egipcios . Se infiere, naturalmente, que la escritura
estaba tan amp liamente difund ida entre los semitas de la era pre-
mosaica, que aun las clases m ás bajas de la sociedad podían leer y
escribir. (Algu nos han su gerido, com o lo con jetura Albright, que se
trataba de esclavos hi csos, obligados a trabajar en esas minas luego de
ser ex pu lsados de Egipto.) Resu lta interesan te observar que recien -
temente se h an descubi erto nuevos restos d e cerámica en Ha zor con
inscripciones hechas en esta m isma escritura sinaí ti ca (Y. Yadin , y
otros : Hazor I [1958], Hazor II [1960]), lo cual signi fica que el conoci-
miento de la escritura en este tipo alfabético se extendía a toda Pales-
tina en los días de Moisés.
ALEGATO: Los re latos de l Génesis sobre la vida y las actividades de
Abraham y sus desc en d ientes no son d ignos de confianza y a menudo
no son h istóricos. Noldeke llegó al extremo de n egar de pla no la ex is-
ten cia histórica d e Abraham .
REFUTACION: El siglo XX ha bri n dado abundantes con firma ciones d el
relato bíblico por m ed io de los siguientes d escubrimientos arqueológi-
cos.
(1) La ciu dad de Ur, en el sur d e Sum er, fue tota lmente excavada
por Leonard Woolley (1922-1934) , y resultó ser una importante y
floreciente ciudad que gozaba d e una avanzada civ ilización alrededor
del año 2000 a. d e J.C., lo cu al coincidiría precisam ente con el período
en que vivió Abraham. El común d e los ciudadan os de la clase media
h abitaban excelentes casas que tenían entre diez y veinte habitaciones .
Había escuelas d on d e se educaban los n iños, pues se han hallado ta-
blillas que utili zaban los a lumnos para apren der a leer, a escribir, arit-
mética y re ligión (Free, ABH, págs. 49-50) . Estos últimos aflos se ha
planteado alguna duda en cuanto a si la Biblia se refiere a Ur de los
sumerios, pero la eviden cia d e una ciu dad del mismo nombre más al
n orte es muy escasa.
(2) El nombre Abram aparece en tablillas datadas en el siglo XVI a.
de J.C. Así , una ta blilla acádica, fechada en el añ.o 1554 a. de J.C. o sea el
undécimo añ.o de Amisaduga de Babilonia (Bar ton, AB , pág. 344), re lata
que un granjero llamado Abarama tomó a lqu ila do un buey. Otras d os
tablillas se refieren al mismo nombre como Abamrama:
(3) En cuanto a la carrera de Abraham en Palestina, las excavaciones
de Siquem y Bet-el demu estran que fu eron h abitadas en los días d e
Abraham. Un escritor del siglo IX bien p u d iera haber representado al
4. Siguiendo una cronología más antigua, Barton data la primera tabl illa en el año 1965 a.
d e J. C.; pero de acuerdo con la fec ha asignada por P. E. Va n der Meer, en The Ancient
ChronoJogy of Western Asia and Egyp t (Antigua cronología de Asia Occidental y Egipto)
(Leiden , Netherlands: E. ). Bril l. 194 7). Arnmisaduga comenzó su reinado en 1565.
E VIDENCIAS ARQUEOLÓGICAS SOBRE LA ANTIG UEDAD DEL PENTATEUCO 18 7
11 . Cf. la c ita to mada de Men de nhal l en las págs. 170. 17'1 d e ~)s l e li bro que indi ca un
marco premonárqu ico para e l Código d e la Alianza (Exodo 2'1-23) .
192 REsEÑA CRíTICA DE UNA INTRoDuccióN AL ANTicuo TESTAMENTO
Exodo 21:16 con No. 14; Exodo 21:22-25 con Nos. 209-213 ; Exodo
21:28-36 con Nos. 250-252; Exodo 22:7-9 con No. 120; Exodo 22:9 con
No. 267; Exodo 23:1-3 con Nos . 1-4. Por supuesto que esta evidencia
establece la posibi lidad de una fecha mosaica para estas normas
legales, en vez del período del año 800 a. de J.C. que le asigna la antigua
escuela documentalista. Lo mismo cabe d ecir para las estipulaciones
que muestran afinidad con la legislación del Deuteronomio (Deute-
ronomio 19:16-21 y No . 1; Deuteronomio 22:23-27 y No. 130) , que no
son una mera reafirmación o repetición de las leyes que figuran en
Exodo, Levíti co y Números. La legislación de la Babilonia del siglo
XVlll estab lece la posible antigüedad de estas estipulaciones del
documento D, que los documentalistas supusi eran que eran de la época
de Josías (siglo VII).
(2) Las tablillas de Ras Samrah, del siglo XV a. de J.C., como ya lo
hemos señalado," brindan un elevado número de términos técnicos
referidos al sacrificio, de los cuales Wellhausen había declarado que se
remontaban al siglo V (ofrenda encendida, ofrenda de paz, ofrenda por
el pecado, ofrenda expiatoria, y has ta el mismo t"nüpah , sacrificio
mecido, cf. Koehler-Baumgartner, pág. 1034a). Además de términos de
cu lto, hallamos una mención del rito de hervir un cabrito en la leche de
su madre como manera aceptable de allegarse a Dios (Gordon, Texto
52:14) . Esto dio lugar a la prohibición de esta superst iciosa práctica
pagana en Exodo 23 :19; 34:26 y Deuteronomio 14:21.
Respecto a esta posición de los críti cos de asignarle una fecha tardía
a la legislación mosaica, Millar Burrows, de Yale, d ice lo siguiente:
"Los eruditos han supuesto, algunas veces, que el nivel social y moral
de las leyes atribu idas a Moisés era demasiado elevado para una época
tan tem prana. Las normas representadas por los antiguos códigos babi-
lónicos, asirios e hititas, como así también los elevados ideales halla-
dos en el Libro de los Muertos, de los egipcios, y la antigua literatura
sapien cia l egipcia, han refutado contunden temen te esta s uposición.""
Otro cúmulo de evidencias lo hallamos en la notable analogía que
hay entre la est ructura de los tratados de soberanía del segundo m il enio
y la estructura del Deuteron omio, como asimismo con las porciones
legales del Exodo. (Para mayor abundamiento ver el cap ítulo 18 de este
libro que trata sobre el Deuteronomio). Albright afirma que esta pre-
sentación del Pacto realizado entre Yahweh e Israel "manti ene un claro
marco que en no men os de ocho precisos puntos refleja las estructuras
características de los tratados asirio-anatólicos de los siglos XIV y XIII
a. de J.C., q ue fu eron preservados en los arch ivos hititas de Bogazkoy.
Totalmente distinta es la estructura de media docena de tratados así-
12. Ver capftulo 12, pág. 176, de este libro.
13. Burrows, What Mean These Stones? (¿Qué signific ado tienen estas piedras?), (New
Haven, Conn.: ASOR, 1941), pág. 56.
EviDENCIAS ARQUEOLÓGICAS SOBRE LA ANTIGUEDAD DEL PENTATEUCO 193
rios, arameos y fenicios que conocemos del siglo VIII a. de J.C. y más
tarde. ••
ALEGATO: Todo el relato de la conquista hebrea de Transjordania y
Palestina, tal como lo registran los libros de Números y Josué está
totalmente alejado de la realidad histórica y fuera de armonía con las
condiciones imperantes en la última parte del segundo milenio antes
de Cristo.
REFUTACION: (1) Los textos egipcios de execración de la Duodécima
Dinastía confirman la historicidad de la situación política en Palestina
tal como la pintan el Pentateuco y Josué. Consisten de dos grupos: una
colección de escudillas con inscripciones halladas por Sethe en 1926
(actualmente en el Museo de Berlín), que datan de alrededor de 1920 a.
de J.C.; y un grupo de estatuillas con inscripciones halladas por Po-
sener en 1940 (actualmente en el Museo de Bruselas), de alrededor de
1820 a. de J.C. Estos objetos tienen inscritos los nombres de ciudades y
estados tributarios que estaban en Palestina y que juraron lealtad a
Egipto. Su propósito aparente era hechi cero, es decir, que si la gente
representada por estos nombres violaban sus juramentos, las escudillas
o estatuillas debían ser destrozadas, para atraer la maldición sobre los
rebeldes. El hecho más significativo de todo ello es que las inscrip-
ciones del segundo grupo indican una perceptible disminución en el
número de unidades tribales y un aumento en el número de ciudades-
estados en e l territorio de Palestina, que es justamente la situación
reflejada en el libro de ]osué."
(2) Las tablillas de Tell el-Amarnah (antigua Akhetaten), descubier-
tas en el aii.o 1887 y que databan de los años 1400-1370 a. de J.C.,
conforman un archivo de correspond en cia escrita en acád ico
cuneiforme , redactada por principillos asirios y palestinos y cuyos des-
tinatarios eran la corte egipcia. Estas cartas contien en en su mayor parte
alarmantes informes sobre las depredaciones causadas por feroces in-
vasores y urgentes requerimientos solicitando la ayuda de las tropas
egipcias para rechazar estas peligrosas incursion es. También reflejan
las condiciones de caótica des uni ón reinante entre los diversos
reyezuelos de Canaán, y una tendencia a denunciar su alianza con
Egipto en favor de un pacto con los invasores Habiru o 'Apiru (como
transcriben Albright y Mendenhall este nombre). Las localidades que
cayeron en manos de los invasores, según una correspondencia prove-
niente de Megido, estaban todas situadas en la región de Arad, en el
sur, que fue el primer territorio invadido por los israelitas, según
Números 21:1-3. Otras ciudades que cayeron, mencionadas en esas
listas, son las que registra Josué como capturadas por la conquista
israelí; Gezer, Ascalón y Laquis. No h ay cartas provenientes de Jeri có,
Beerseba, Bet-el ni Gabaón, que fueron las primeras en caer ante las
tropas de Josué . En el capítulo 19 daremos mayores detalles sobre la
correspondencia h all ada en Tell el-Amarnah, pero de lo que hemos
dicho surge con meridiana claridad que esas tablillas registran la con-
qu ista hebrea de Canaán en 1400-1380 a. de J.C. , desde el punto de vis ta
de los propios cananeos.
(3 ) La Estela de " Israel" del rey Mernepta, ha llada por Petrie en
Tebas, en e l año 1896, data del año 1229 a. de J.C. , contiene la única
referencia egipcia existente a la nación hebrea como " Israel". En este
encomioso h imno de alabanza al rey egipcio (hijo de Ramsés el Grande)
figura al fina l de la inscripción una lista de naciones y localidades, con
la declaración de que fuero n conquistadas o saqueadas por las irresisti-
bles tro pas de Mernepta. Esa li sta incluye el territorio de los h ititas, las
mismas Canaán, Ascalón y Filistea, Gezer cerca del vall e de Ajalón,
Janoa , en el extremo norte de Palestina (cerca de Lais-Dan), Israel (con
un determinativo étnico más que un determinativo de ciudad local) , y
el territorio de los horeos. Como es obvio , si Mernepta comprobó que
los israelitas poseían porciones de Palestina hasta la frontera norte, la
conquista israelita ob ligadamente tuvo qu e haber ocurrido substancial-
mente antes del año 1229 a. de J.C. Puesto que esta campaña pa lestina
está datada en el quinto aúo del reinado d e Mernepta, éste no pudo
haber sido el faraón del éxodo , como afirmaban los sostenedores de la
"teoría de una fecha posterior". (La única manera de zafarse de esta
conclusión es sostener, contrariamente al relato del propio Génesis,
que algunos israelitas nunca emigraron a Egipto con el resto de la
familia de Jacob.) Obviamente, sería dificilísimo que Mernepta hubiera
sido el faraón que permitió la salida de los israelitas de Egipto, y luego
de cuarenta años de deambular por el desierto y varios aii.os más de
conquista, ¡los hallara establecidos en Palestina al quinto aúo de su
reinado!' 6
Es digno de mención el hecho de que en años recientes Cyrus Gor-
don ha reunido un impresionante cúmulo de evidencias de literatura
comparada del antiguo Cercano Oriente y de la an tigua Grecia, que
demuestran que el criterio básico para la división de fuentes de la
escuela de Wellhausen pierde todo valor para la li teratura no israelita.
De la misma manera que el relato homérico de la Ilíada sobre el escudo
de Aquiles forjado por Hefesto, lo describ ió como un cuadro de diver-
sas escenas de las actividad es de la guerra y de la paz en la antigua
16. Cf. la Estelo de Israel. ele Mernepta. q ue se estudia en la pág. 252 de este libro.
EviDENCIAS ARQUEOLÓGICAS SOBRE LA ANTJGUEDAD DEL PENTATEUCO 195
sociedad helénica, así también el autor del Pentateuco hizo una sem-
blanza de los diversos aspectos de la sociedad hebrea del segundo
milenio antes de Cristo, guerra y paz, normas de culto y leyes civil es y
criminales, y todo lo que conformaba la vid a de ese pueblo. No hay
ninguna necesidad de asignar a distintos au tores la paternidad literaria
de cada uno de esos elementos. Gordon también señala el Standard de
Ur (un mosaico de lapislázuli y concha incrustada en un a base de
madera, de alrededor del año 2500 a. de J.C.) ; éste de igual modo brindó
un panorama amplio de la vi da sumeria, ilustrado con temas de guerra
y de paz. (Cf. Gordon, "The Minoan Bridge" -El puente minoico- en
Christianity Today - Cristianismo h oy- [15 de marzo d e 1963], pág. 6;
R. K. Harrison: Old Tes tament Times - Tiempos de l Antiguo
Testamento- págs. 41, 50.)
En capítulos subsiguientes describiremos muchos otros descubri-
mientos arqueológicos que verifican y confirman la exactitud del relato
bíblico, en los cuales sus evidenc ias se relacionan con detalles espe-
ciales importantes para ciertos libros del Antiguo Testamento en par-
ti cular. Y justamente debido al impacto acumumu lativo de todos estos
hallazgos, arqueólogos d e la talla de W. F. Albright se han visto obliga-
dos a conceder la esencial exactitud del Pentateuco. Albright lo expresa
de la siguiente manera : "Los h echos relatados en nuestro Pentateuco
son , por lo general, mucho más antiguos que la fecha en que finalmente
fueron editados; nuevos descubrimientos con firman la exactitud his-
tórica de la antigüedad literaria de infinidad de detalles .... Por lo
tanto, es puro hipercriti cism o n egar el carácter sus tancialmente
mosaico de la tradición del Pentateuco " [AP. pág. 224). En un artículo
anterior ("Archaeology Confronts Biblical Criti cisrn" -La arqueología
enfrenta a la crítica bíblica- ) sostuvo que la presunción de que el
fraude piadoso y las obras escritas por autores supuestos eran comunes
en Israel "no tiene paralelo en el Oriente prehelénico". Todo lo contra-
rio, afirmó, hallamos allí una supersticiosa veneración tanto por la
palabra escrita como por la tradición oral.
SEGUNDA P ARTE
Introducción Especial
CAPITULO 14
GENESIS
El títu lo Génesis (griego, comienzo ) lo aplicó la Septuaginta. El título
hebreo está dado por la primera o primeras dos palabras del li bro,
b•re'sirt (en el principio). El tema principal o materia de que trata con-
sis te en los orígenes: el origen del mundo creado, d e la raza h uman a, de
las diversas n aciones de la tierra, y luego particularmente de la fam ilia
del pacto, compuesta por el pueblo red imido por Dios.
En cuanto a la paternidad literaria d el libro, no dice expresamente
quién lo compuso. Sin embargo, y d e acuerdo con la tradición , el au tor
fue el mismo Moisés, y una ordenan za esp ecífica, como lo es la obliga-
toriedad de la circunc isión a l octavo día, que figu ra en Génesis 17:12
(como asimismo e n Exodo 12:48 y Levítico 12:3). es mencionada en e l
Nu evo Testamento Uuan 7:23) como parte de la ley de Moisés. En
apoyo de esta trad ición tenemos la circu nstancia de que precisamente
la información que necesitamos para que el Exodo sea inteligible , nos la
da e l libro de l Gé nesis . Es en e l Génesis donde se leen las promesas
hechas a Abra ham, a Isaac y a Jacob , promesas repetidas con tan ta
frecuencia en los otros li bros de la Tora a l verse c ump lidas en los
trascendentales aco ntecimientos d el éxodo y la conquis ta d e Ca naán.
Además , e l hecho de que Exodo 1:1 com ienza con la conjunc ión y (en
h ebreo) sugiere que de bía seguir a continuación de a lgú n libro
preced en te.
Se descubre una consideración adicional en los requerim ientos de
la situación a que se enfrentó Moisés cuando procuró escribir una
cons tituc ión para la teocracia de Jehová que iba a ser establecida en
fec ha cercana en la Tierra Prometida. Era absolutame nte esencial pa ra
la unidad nacion al que e l pueblo israelita contara con un re lato preciso
sobre su propio origen naciona l en Abraham y sobre el pac to de Dios
con él y con su descendencia. Aunque los materia les que utilizó e l
autor para la composición d e este libro se remontaba n , sin duda alguna,
a cinco o seis s iglos antes d e s u época, ya que era n an ter ior es a la
m igrac ión de Jacob a Egipto, con todo Moisés parece haber actuado
como un complia dor e intérprete, guiad o por el Espíritu, d el material
preexistente que había llegado a sus manos de s us antepasados, en
forma ora l o escrita.
197
198 R ESEÑA CRiT ICA DE UNA I NTROD UCCIÓN AL A NTICUO TESTAMENTO
B osQUEJO DE G ÉNESIS
1. Harold W . Clarck en su obra New Diluvialism (Nuevo dil uvialismo), (Angwin Cal.:
Science Publications, 1946), ha reunido u na impresionante colección d e evidencias que
tienden a refutar la presunción del uniformismo. El un iformismo enseña que todos los
procesos geológicos de las edades pasadas p rocedieron aproximadamente de la misma
manera y al mismo ritmo que proceden hoy. Clarck declara : (1) Los depósitos sedimenta-
rios inferiores del go lfo de Méjico muestran evidencias de inmensos volúmenes de agua
que avanzaron en dirección noroeste en un mar de poca profundidad , mientras los
estratos superiores demuestran una corriente inversa, formada por grandes olas que
arrastraron arena , grava y arcilla en dirección suroeste a través d e los sedimentos más
profundos. Estas corrientes eran tan inmensas que acarrearon los materia les, a d istancias
de centenares d e kilómetros. No se conoce hoy en día n ingún lugar de la tierra donde se
produzca tan tremenda acción de las aguas. (2 ) Las inmensas fuerzas que formaron las
grandes cadenas montañosas de los Alpes, los Andes y las Rocosas, no pueden ser
parangonadas ni remotamente con ningún fe nómeno observabl e hoy en día. Estos siste-
mas montañosos se desarrollaron siguiendo el curso de antiguos mares que eran largos y
angostos y aparentemente d e poca profundidad al com ienzo, pero luego fueron recarga-
dos con mil es de metros de sedimentos rápidamente depositados. Luego se produjeron
veloces movimientos hacia arriba acompañados por la acción erosiva de tremendas co-
rrientes d e agua que dieron forma a los actuales picos montal'iosos. (3) Acompañando a
estos movim ientos ascendentes también hubo formidables presiones laterales de fuerza
inconcebible. Así, por ejemplo, toda la porción media y oriental d e las montaúas Rocosas,
en los Estados Unidos de América, fue arrojada violentamente hacia el Este, lo cual
produjo u na serie de gigantescos pliegues que en algunos casos se partieron en dos y
lanzaron una cadena montaúosa por encima de otra a enorme distancia . Los Alpes fueron
tan violentamente trastornados, que los geólogos casi se hallan d esconcertados para
interpretar los estratos. Un punto que no admite discusión es que fue rzas tremendas, que
GÉNESIS 201
ser, o de llegar a la vista del observador como tal y tal. Aun los cinco ejemplos de haya h.
como "ser, existir", citados en el Lexico de Gesenius-Buhl (pág. 178b) pueden ser inter-
pretados incipientemente o como s i fu eran acontecimientos. Por ej. , Job 1:1··: "Hubo un
varón llamado Job", implica más la noción de acontecimiento que la del ser estático. A
veces ser procura indicar la diferencia de acuerdo con la sigu iente línea de pensamiento:
héiyéih significa " llegar a ser" solamente cuando está seguido por la preposi ción !•; de otra
manera no hay ninguna manera explicita de llegar a ser. Pero esta d is tinción no resistirá
la fu erza del anális is. En Génesis 3:20, la correcta traducción es la sigu iente: "Y llamó
Adán el nombre de su mujer Eva, porque ella JJegó a ser madre de todos los vivientes." Es
este caso n inguna preposición 1• sigue al verbo. De la misma manera en Génesis 4:20 la
traducción correcta es: "jaba!, el cual llegó a ser pad re de los que habitan en tiendas." Por
lo tanto, no puede haber objeción gramatical alguna al traducir Génesis 1:2: "Y la tierra
llegó a estar d esordenada y vacía".
4. Para u n estudio más detallado, ver CVSS, de Barnard Ramm , págs. 195-210.
204 REsEÑA CRíTICA DE UNA I NTRODUCCióN AL A NTIGUO T ESTA1\•IENTO
5. Entre Jos sostenedores de este punto d e vista están incluidos J. H. Kurtz, Bible a nd
Astronomy (La Biblia y la Astronomía) , tercera edición , 1857, y P. J. Wiseman, Crea tion
ReveaJed in Six Days (La creación revelada en seis días), 1948. Es la explicación favoreci-
da por Ramm, CVSS, págs. 218-227.
GÉNESIS 205
6. Cf. D. Dewar, "The Earliest Known Animals " (Los más antiguos animales conocidos)
en The Jaurnal af th e Transactions of the Victoria lnstítu te (Publicación d e los anales de
Instituto Victoria). 80:22-29.
7. El verbo boro ' se apl ica a la creación ex nihilo en Génesis 1:1 y en la mayoría de los
pasajes donde figura. En un sentido más atenuado pu ede referirse a la producción de algo
nuevo o s in preced entes como algún maravilloso acto de poder que ejecuta Dios en la
palestra de la historia (Exodo 34:10; Números 16:30: Jeremías 31:22; lsoíos 45:7, 8; 48:7).
Pero siempre es Dios el sujeto de bo ro, nunca el h ombre; y cuando toma como objeto la
cosa creada, jamás indica ningún material p reexistente a partir del cual fue hech a. (En el
idioma árabe, si n embargo, una forma afín boro>, significa: formar o moldear cortando. Un
GÉNESIS 207
vapor que rodeaba la tierra hasta ese momento anuló esta posibilidad,
si bien suficiente luz difusa pudo haber penetrado, previamente para
garantizar el crecimiento y desarrollo de la vida vegetal. (Anotemos que
el hebreo de Génesis 1:14 puede traducirse así:"Que las lumbreras en la
expansión de los cielos sirvan para separar el día de la noche y sean por
señales.")
Los que abogan por la teoría de los días en sentido literal, señalan lo
que afirma Exodo 20:11, como confirmación de que dichos días han de
entenderse en sentido literal. Al confirmar la santidad del sábado, Jeho-
vá dice: "Porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra . . . y
reposó en el séptimo día." Pero esto no presupone necesariamente días,
en sentido literal, de 24 horas, puesto que el séptimo día es santificado
en función de la conclusión de la obra creadora. Para este propósito de
observancia conmemorativa, la única manera posible según la cual la
séptima era (la edad de consumación, de acuerdo con la teoría de
día-edad) pudiera ser santificada, sería mediante un literal séptimo día
de una semana de siete días. ¡Por cierto que no sería práctico dedicar
toda una era geológica a conmemorar una era geológica!
CREACIONISMO BIBLICO Y EVOLUCIONISMO MODERNO
Más fundamental que la naturaleza de los días es la cuestión que se
refiere al hecho divino de la creación enfrentado a las diversas teorías
sobre el origen, como la evolución darviniana, por ejemplo. Tal cual fue
formulada por Carlos Darwin en su Origin of Species (Origen de las
especies), en el año 1859, la evolución procuraba explicar el origen de
las especies biológicas por selección natural y no por designio de Dios.
En otras palabras, el proceso por el cual se desarrollaron las plantas y
los animales, no estaba gobernado por ninguna inteligencia divina, de
acuerdo con principios teológicos, sino con un principio comple-
tamente mecánico: la supervivencia de los más aptos. Darwin enseñaba
que al progresar el ciclo reproductivo, la generación siguiente mostraba
ligeras variantes con respecto a la generación precedente. A lo largo de
un prolongado período , luego de cientos y miles de generaciones, algu-
nas de estas variaciones se tornaron en características más o menos
fijas , que eran transmitidas a los descendientes. Estas nuevas caracte-
rísticas contribuyen a la formación de variedades o subespecies y final-
mente a la aparición de nuevas especies. Esas características que capa-
citaron a sus poseedores para competir con mayor éxito en la incesante
lucha contra el medio ambiente, garantizaron su supervivencia. Pero
aquellos individuos en que se desarrollaron peculiaridades que no les
ánalogo término feni cio, bóre', significa algo así como cortador o grabador. Pero el árabe
también tiene un bara'a, crear; el arameo tiene b•ró , crear, y el acadio barü , hacer, crear, y
el sabeo ]un dialecto de la antigua Arabia del sur] tiene un b-r-', que significa "hallado,
edificado". Pero en el hebreo, el factor determinante es el uso que se le da en los contex-
tos del Antiguo Testamento donde aparece la palabra.
208 R ESEÑA CRíTICA DE UNA I NTRODUCCIÓN AL ANTIGUO TESTMviENTO
8. CF. Robert E. O. Clarck. Dorwin: Befare and After (Oarwin: antes y después). (Chicago:
Moody. 1967).
210 RESEJ\!A CRíTICA DE UNA I NTRODUCCIÓN AL A NTICUO TESTAMENTO
12. Clarck, The New Evolution (La nueva evolución), (New Haven , Conn.: U., 1930), pág.
189: Si;npson .. Tempo and Mode in Evolution (Tiempo y modo en la evolución), (Nueva
York: Columbia U., 1944), pág. 106.
13. Citado en Evolution ond Christian Thought T oday (La evoluc ión y el pensamiento
crisliano d e hoy), ed. R. Mixter (Grand Rapids: Eerdmans, 1959), pág. 211.
G ÉNESIS 215
movimientos ateos del siglo XX (tales como las más puras formas de l
Nazismo y del socialismo marxista) . La concesión de Darwin de que un
poder superior pudo haber proporcionado la ma teria pri ma original y e l
impulso vital que inició e l proceso evolutivo en el comienzo fu e, con
todo, una completa n egación de la revelación hebreo-cris tiana . Inevi-
tablemente llevó a la conclus ión de que las concepciones morales y
re ligiosas que se pueden d escu brir en e l gén ero huma no res ultan d e
una mera combinación fortuita d e molécu las s in contraparte en la reali-
dad espiritual.
La evolución, como fil osofía d e concepción mundana, entraña una
direc ta negación de la realidad esp iritual, puesto que rechaza la exis-
tencia de un Dios personal. Todos s us máximos exponentes lo han
dic ho sin ambages. Ernst Haeckel en su obra Riddle of the Universe (El
enigma del universo), 1 929, utilizó la tesis evo lu cionista para refutar la
religión sobrenatura l y ejerció con e llo una d e las mayores influencias
de l ateísmo en el siglo XX. G. G. Simpson declaró que una acep tación
sin reservas de la teoría de la evolución resulta inconsecuente con la
creen cia en la actividad de Dios en el uni verso." El propio Carlos
Darwin, en el transcurso de una entrevista con e l reportero de un d iario
poco después d e la publicación de su obra Origen d e las especies,
simplemente se encogió de hombros cuando se m encionaron los aspec-
tos morales. Cuando se le preguntó si no era c ierto que su libro les había
en señado a todos los criminales cómo justificar sus acciones, sim-
p lemente calificó la acusación como " un buen articulejo satfr ico" y le
restó toda importancia. •• A la luz de es tos fac tores , parece un procedi-
m iento dudoso e l hecho de que un cristiano convencido, que qu iere ser
leal a la autoridad d e las Escrituras, se dec lare como evolucionista,
exce pto en un sentido s umamente restringido, es decir en un sentido
totalmente inaceptable para Darwin y sus segu idores. Para un cris tiano,
no existe la alternativa de identificar la selección natural con la selec-
c ión divina, bien sea en sentido directo o en sentido indirecto.
14. Simpson, The Mconing of Evolution (E l s ignificado de la evo luc ión) [Baltimore:
Williams & Wilkins, 1949). pág . 230.
15. Cf. Clarck, pág. 96.
216 RESEÑA CRíTICA DE UNA I NTRODUCCIÓN AL ANTIGUO TESTAMENTO
16. LeGras Clarck, The Fossil Evidences for Human Evolution (Las evidencias fósiles de
la evolución humana), (Chicago: U. Chicago, 1955), pág. 106.
17. Ibid., pág. 60 .
18. Leakey, en Na tiona l Geographic, octubre 1961.
19. Cf. capítulo 15 de este libro, nota marginal No. 12
GÉNESIS 217
de otro modo, tenemos que rechazar que esas es pecies más antiguas d e
apariencia humana sean en absoluto descend ientes de Adán.
Buswell sostiene: "Nada hay en la Biblia que n os diga cuándo fue
creado el hombre. " 2 ' Nos parece una exagerada afirmación, porque aun
aceptando que hay numerosos vacíos en las tablas gen ealógicas de
Génesis 5 y 10, es totalmente irrazonable suponer que se omita un
número de generaciones equivalente al número de las que figuran en
ellas multiplicado por 100. (Sin embargo, eso es lo que significaría si
fijáramos en 200.000 años atrás la fecha de la creación d e Adán.) En la
genealogía d el Señor Jesús, que figura en Mateo 1:2-1 7, hay sólo siete
posibles eslabones que faltan contra un total de 42 an otados (durante
los dos mil años que corren entre Abraham Y Cristo); es decir, una
proporción d e uno a seis. Resulta un terreno muy poco firme para
establecer la teoría de que se omitieron de la lista entre Adán y Abra-
ham 1980 generaciones, y se anotaron solamente 19 ó 20. Por lo tanto,
parece una dudosa opción, para quienes sostienen la exactitud del
relato del Génesis, acepter como fecha de creación de Adán, la de
200.000 años a. d e J.C.
El Westminster Dictionary of the Bible (Diccionario Westminster
de la Biblia) anota tres posibilidades para las genealogías de Génesis
5 y 10.
l. Si representan generaciones interpretadas literalmente sin lagu-
nas, transcurren 1656 años entre Adán y e l diluvio, y el total de años
desde el diluvio hasta Abraham es de alrededor de 290. Esto hace un
gran total d e 1946 años desde Adán hasta Abrah am. Sin embargo, esta
interpretación es dudosa, puesto que el texto no menciona este gran
total, y porque el agrupamiento de diez generaciones prediluvianas y
diez generaciones postdiluvianas es sospechosamente similar a las es-
quematizadas generacion es de catorce, catorce y catorce de l primer
capítulo de Mateo (donde se puede d emostrar que faltan seis o siete
eslabones) . Además, Lucos 3:36 indica que un tal Cainán, hijo de Arfa-
xad, no se m enciona en Génesis 10:24 (que establece que Arfaxad fue el
"padre" de Sala, el hijo de Cainán, segú n Lucos 3).
2. Las genealogías registran sólo los miembros más prominentes
del linaje de Abraham, y omiten un número indeterminado de esla-
bones (si bien, presumiblemente no tantos eslabones como los que
figuran en las listas). Una variante de este punto de vista traduciría la
fórmula "A engendró a B" , como si en realidad fu era B o a lgún innomi-
nado antepasado de B (perfectamente admisible en el lenguaje hebreo,
ya que se habla, ocasionalmente, de abuelos que engendraron a sus
20. Así lo deja traslucir B. B. Warfield , en On the Antiquity and Unity of the Human
Roce (Sobre la antigüedad y unidad de la raza humana), PTR, (1 911), opinión en la cual J.
O. Buswell IIl coincide con Mixter, pág. 181.
21. Ibid.
218 R ESEÑi\ CRíTICA DE UNA I NTRODUCCIÓN i\L A NTIGUO T ESTAMENTO
L A H ISTORICIDAD DE AD ÁN y LA C AíD A
220
G ÉNESIS (CONTINUACióN) 221
mítico. 2 Cristo y los apóstoles, por cierto, lo tomaron como una narra-
ción histórica .
Algunos escritores modernos, como por ejemplo Alan Richardson,
han comparado el material narrativo de Génesis 1-11 con las parábolas
del Nuevo Testamento. "Una parábola es un relato que puede o no ser
literalmente cierto (nadie se pregunta si lo del buen samaritano literal-
mente 'ocurrió'); p ero transmite un significado que trasciende la narra-
ción. Supone que más allá de las palabras del relato que han escuchado
nuestros oídos , hay un significado que solamente puede ser detectado
por nuestro dispositivo de audición espiritual. 3 Pero esta comparación
con las parábolas del Nuevo Testamento entraña el presupuesto de que
el autor derGénesis tuvo la intención de que los capítulos narrativos
1-11 no fueran otra cosa que una mera analogía o comparación para
ilustrar alguna verdad teológica, y que en ningún momento quiso que
sus lectores tuvieran la impresión de que los episodios narrados fueran
hechos históricos. La introducción típica de las parábolas de Jesús
siempre fue la siguiente: "El reino de los cielos es semejante a . .. "
Siempre hay una enseñanza doctrinal o ética que se le expl ica al
oyente, y se recurre a una ilustración para aclarar el punto. Pero los
relatos y listas genealógicas de Génesis 1-11 no tienen tal estructura. En
ninguna parte se dice que el comienzo del mundo y de la humanidad
fue semejante a algo análogo. Las parábolas nunca se explican por sí
mismas; siempre entrañan o involucran una analogía sacada de otra
cosa. De la misma manera como hubiera sido absurdo decir, por ejem-
plo, que "el reino de los cielos es semejante al reino de los cielos;" así
tampoco pudo haber sido la intención del autor del Génesis la de afir-
mar que "el comienzo de la raza humana fue semejante al comienzo de
la raza humana," o que "el diluvio universal fue semejante al diluvio
universal." De ahí que el elemento parabólico esté completamente au-
sente en estas narraciones, y se haga casi insostenible la interpretación
de Richardson.
2. Es posible que la mención de una serpiente parlante (Génesis 3:1 , 4-5),ueda sugerir
un mito. Pero tanto el contexto como otras referencias de la Escritura (e . Apocalipsis
20:2, " la serpiente antigua, que es el diablo y Satanás") no dejan lugar a dudas en el
sentido de que la serpiente era un mero disfraz tras el cual en tentador les habló. En este
reptil , Satanás tuvo un vehículo conveniente y apropiado para presentarse. De manera
similar, el asna de Balaam (Números 22: 28) fue el vehículo mediante el cual jehová habló
a su desobediente siervo .
3. Richardson, Génesis 1-Xl (Londres: SCM, 1943), pág. 28.
4. Capítulo 9, pág. 142 de es te libro.
GÉNESIS (CONTINUI\ CIÓI'!) 223
Und écima Tabli lla de la Epopeya de Gilgames que Con tiene el Relato
del Dil uvio Babilónico (Cortesía del Museo Británico.)
toda la secc ión consistía de una trama estrecha, homogéneamente
narrada. Pero la falta comparativa de evidencias geo lógicas que indi-
quen un cataclismo mundial ha dado origen a las dudas en cuanto a la
uni versalidad del dil uvio. No se han descubierto en los s itios excava-
dos en el gran valle de la Mesopotamia depósitos característicos o
uniformes de tipo di luvial. El grueso estrato d il uvial ha llado por
Leonard Wooll ey en Ur se remonta a comienzos del cuarto milenio
(hacia el año 3800 a. de J.C.), pero hasta ahora sólo se ha hall ado un
estrato dilu vial más de ese período, el que d escubrió Stephen Langdon
en Kis (que, incidentalmente, es un d epósito más reducido). Los otros
depósitos, descubiertos en Kis, Suripak y Uruk, y (pos iblemente) en
Lagas, representan una inu ndación posterior en mil años, a juzgar por
los restos arq ueológicos y el orden de los estratos.'' Si bien las excava-
5. Cf. André Parrot, The Flood and Nooh's Ark (El diluvio y el arca de Noé), (Nueva
York: Philosophical Library, -Bib lioteca filosófica- 1955), pág. 52.
224 . RESEÑA CRíTICA DE UNA INT RODUCCIÓN AL ANTIGUO TESTAMENTO
razas más remotas que vivieron en los más bajos confin es de Africa, el
Lejano Oriente as iático, Australia y las Américas. Parti cu larmente en el
caso de Austra lia , con su peculiar fauna que indica un prolongad o
período de separación del continente eurasian o, se to rna aguda la difi-
cultad de contar entre los pasajeros del arca tanto a la población hu ma-
na como a la subhumana de esas regiones. Tal vez, entonces, sugieren
estos erutitos, hemos de ver en la famili a de Noé solamente a los ante-
pasados ele naciones que rodeaban las inmediacion es de la Tierra San-
ta, es dec ir, los pueblos del Cercano y Medio Oriente y los que habita-
ban las region es costeras del Mediterráneo .
Estas sugerencias se enirentan, p or lo menos, con tres dificultades
formidables, a la luz de las evidencias bíblicas. La primera de ellas es el
propósito d ivino, tal como lo indica la narración bíblica, de destruir a
toda la raza humana. Así, en Génesis 6:7 leemos: "Y d ijo Jehová: Raeré
de sobre la faz de la tierra a los hom bres [hó'ódóm ] que he creado,
desde el hombre hasta la bestia, y hasta el rep til y las aves del cielo;
pues me arrepiento de haberlos hech o." Igualmente el versículo 17: " Y
he aquí yo tra igo un diluvio de aguas sobre la tierra, pa ra destruir toda
carne en que haya espíritu de vida debajo del cielo; todo lo que h ay en
la tierra morirá." Aun cuando aquí tradu jéramos 'eres como "suelo" o
" territorio" y no como "tierra", parece evidentísimo que lo que quiere
significar es la destrucción total de la raza humana .
En segundo lugar, surge con meridiana claridad del re lato del Gén e-
sis, que la razón esgrimida para enviar el dilu vio fu e la condición
pecaminosa de la humanidad . Génesis 6 :5 dice así: " Y vio Jehová que la
maldad de los hombres era mucha en la tierra, y que todo designio de
los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamen te el
mal. " Nuevam ente, en el vers ículo 11 : " Y se corrom pió [wa tti shshóhet]
la tierra delante de Dios, y estaba la tierra llena de violencia [hómós
-perversidad lesiva]." Difícilmente parece creíble la idea de que los
antepasados de los aus tralianos y de los pueblos del Lejano Oriente
exhibieran se mejante contras te en su moral , en re lac ió n co n las
naciones del Medio Oriente, que Dios consideró aprop iado exceptuar-
los del juicio del diluvio. Las Escrituras claramente incluyen a toda la
humanidad en el veredicto de culpabilidad (p. ej., Romanos 3:19: " Para
que toda boca se cierre y todo el mundo quede bajo el juicio [se reco-
nozca reo, (BJ) - se recon ozca culpable (Versión Lat inoa mericana] de
Di os .") Esta es una premisa básica d el Evangelio del Nu evo Tes-
tamento. No se pueden establecer bases para seña lar diferencias entre
las naciones próx imas a Palestina y las nacion es remotas , en lo tocante
a la superioridad moral de unas sobre otras.
En tercer lugar, ten emos la inequívoca corroboración del Nuevo
Testamento de que la destrucción de la raza humana a co nsecuencia
del dilu vio fu e total y universal. En 2 Pedro 3 :6 leemos : "El mundo de
230 R ESEÑA CRíTICA DE UNA I NTRODUCCIÓN AL ANTIGUO TESTAMENTO
13. Para una refutación m ás detallada d e la teoría de una destrucción parcial de la raza
humana antedil uviana , ver J. C. Whitcomb y H. M. Morri s, The Genesis F lood (El d iluvio
del Génesis). págs. 44-48 .
G ÉNESIS (CONTINUACIÓN ) 231
rable. Conviene señalar aquí que una mera inundación local , reducida
al área de la Mesopotamia o al área de las depresiones Aral-Caspianas,
es difícil de reconciliar con la divina insistencia (cf. Génesis 6:19-20)
respecto a la preservación de representantes de todas las especies ani-
males. Muy pocas son las especies que hoy en día se ven confinadas a
esa regi ón en particular, y por ello, es difícil comprender por qué los
animales de las áreas circunvecinas no inundadas no hubieran podido
repoblar la región devastada sin dificultad alguna, luego que las aguas
descendieron. De ahí que hubiera sido inútil meterlos en al arca, a
menos que el diluvio hubiera sido universal.
Corresponde aquí algún comentario sobre el relato del diluvio babi-
lónico. Según la epopeya de Gilgamés, luego que una asamblea de
dioses decretara un diluvio universal, el dios Ea confió el plan a un
hombre llamado Utnapistín de Suripak (ciudad de la Mesopotamia,
entre el Tigris y el Eufrates). Urdiendo una mentira (a instigación de Ea)
para darle una sensación de seguridad al resto de la población, Utnapis-
tín construyó su pesada arca de forma cúbica (d e 73 metros por todos
los lados), y a una señal (convenida de antemano con el dios del Sol,
Samas). cerró la puerta, y adentro quedaron él, su familia , su escudero
Puzur-Amurri, y todos los animales en las seis cubiertas de s u barco, y
se descargó el diluvio. Duró dos semanas (en contraste con el año y diez
y siete días del relato del Génesis), y la lluvia y el viento fu eron tan
violentos que hasta los dioses se acobardaron de miedo; la diosa Istar
llegó a derramar lágrimas de arrepentimiento por la destrucción de la
humanidad. Luego de tocar tierra en el monte Nisir (en el macizo mon-
tañoso de Zagros, al noreste de Babilonia). el arca quedó firme y Utna-
pistín envió (a) una paloma, (b) una golondrina y (e) un cuervo; este
último no retornó. Luego bajó a tierra para sacrificar a los dioses, que
para ese entonces estaban tan hambrientos por la falta de sacrificios,
que se arrojaron sobre el altar como una nube de moscas hambrientas
(tablilla XI, 1. 161). Enlil (o Bel) se puso furioso porque Utnapistín
había logrado escapar de la muerte , pero Ea exitosamente apeló a su
sentido de justicia y Enlil aceptó lo ocurrido. Luego Enlil promovió a
Utnapistín y a su esposa a gozar de una divina inmortalidad.
Las semejanzas con la narración del Génesis son tan notorias que
permiten pensar en el origen común de una antigua tradición oral, pero
las diferencias son también demasiado notorias y grandes para imagi-
nar la posibilidad de que una tomara prestado de la otra. Es más que
significativo el nítido contraste entre los codiciosos, arrebatados y pen-
dencieros dioses del panteón babilónico y la majestuosa santidad de
Jehová. Además, lo totalmente inadmisible de un arca en forma de cubo
y una inundación universal causada por un aguacero que duró
solamente catorce días se oponen a las dimensiones marítimas y la
gradual disminución de las aguas en el relato bíblico.
GÉNESIS (CONTINUACIÓN) 233
15. Sayce. The Higher Criticism and the Verdic t of the Monumen ts (La alta critica y el
veredicto de los monumentos) (Londres: SPCK, 1894).
Gt:: 'Ests (Co •TtNUACtóN) 235
ABRAHAM y GÉNESIS 14
16. Para mayor abundamiento sobre el resto de los descendientes de Cam, ver los dic-
cionarios bíblicos más recientemente p ublicados y AOT d e Unger, págs. 85-94.
17. En Allemm1-Flack, Old Testomen t Commentory [Comentario sobre el Antiguo Tes-
ta mento), pág. 139.
236 RESEÑA CRiTICA DE UNA I NTRODUCCIÓN AL A NTIG UO T ESTAMENTO
19. Cf. R. M. Engberg, The Hyksos Heconsidered [Los hicsos: nuevas consideraciones)
(Chicago: U. Chicago, 1939) .
20. Unger sostiene que la dominación de los hicsos fue de 1776-1570 a. de J.C. (AOT,
pág. 84).
238 R ESEÑA CRíTICA DE UNA l l'\TRODUCCIÓN t\L ANTIGUO TESTAMENTO
21. Manetón , tal como lo cita josefo, relacionó el elemento hyk- con un vocablo egipcio
que sign ifica "rey", y sos con una palabra que traduce "pastor". Es obvio que hyk
representa el h-k-' egipcio, (que significa jefe, señor, gobernante], representado por el
signo jeroglífico del cayado del pastor. En cuan to a sos, Manetón se ajustó a una etimolo-
gía popular de los últimos períodos, q ue relacionaba este elemento con s-;s.w, vocablo
que traduce " pastor" o "beduino", que se remonta a la Decimoctava Dinastfa (Erman-
Grapow 4:412), pero que no fue uti lizado por los hicsos propiamente dichos, ni por los
egipcios contemporáneos , para designar su raza. Más bi en, la verdadera etimología de
"Hicsos" es " /:1-k-;.w h-;s.wt " o ''gobernantes de territorios extranjeros" (así lo sostiene
George Steindorff-Keith Seele. When Egypt Ruled the Eost (Cuando Egipto gobernaba el
Oriente IChicago: U. Chicago. 19531. pág. 24.) Se ha objetado que las inscripciones egip-
cias hablan de los hicsos solamente como '-;m.w, o "asiáticos" y que, por ende, Manetón
estaba totalmente equivocado al usar esa designac ión. Pero la justificación para la histori-
cidad de este títu ilo logró establecerse por s u apa rición en las inscripciones de la De-
cimoctavia Dinastía, tal es como las de Tutmos is 111 halladas en Medinet Habu , donde se
hace referencia a Tutmosis como b-w h-k-;.w h-;-s.wt p-h.w s-w [el castigador de los
hicsos -o gobernantes de tierras extranjeras que lo atacaron ]. Cf. Erman-Grapow 3:171 y
el artículo No. 29 en el BelegsteJ/en.] Sin embargo, el hecho d e que no hubiera ni ngún
elemento del término "pastor " en el tftulo Hicsos, hace im perioso buscar nuevas
evidencias para establecer la probabilidad de que estaban más favorablemente disp uestos
a criar ovejas que los egipcios nativos. Pero es concebible que la etimología popular
registrada por Manetón se originara no meramente en una simil itud ele sonido entre la
pronunciación que se dio en el egipcio tardío a las palabras que traducen "pastores" y
" territorios extranjeros" . sino también en la trad ición, basada en hechos históricos, de
que los hi csos, sin duda alguna, criaron ovejas en gran número.
22. Sin embargo, es menester arí.aclir que esta actitud de d esaprobación hacia las ovejas,
GÉNESIS (CONTINUI\CJÓN) 239
24. Hay q ue nolar, s in embargo, que existen serias d udas en cuanto a s i Tanis ha sido
correctamente identificada con la antigua Zoan o Avaris. john van Seters en The Hycsos,
o New lnvestigotion (Nuevas investigaciones sobre los hicsos) (New Haven, Conn .: Yale
U. 1966). págs. 100-'14 7, proporcion a fuertes evidencias en favo r de qu e la verdadera
loca li zación fu e Qantir, a 58 kiló metros al Sur de Tanis, en el brazo pelusfaco del Nilo .
25. Wright , Diblicol Archaeology (Arqueología bíblica) (Filadelfia: West mi ns ter. 1957),
pág. 60.
GÉNESIS (CONTINUACIÓN) 241
que era aborrecido por los egipcios d e la Decim octava Dinas tía .
Albright arribó a la siguiente conclusión : "La casa ramesid a se remonta
a un rey hicso cuya era se fija 400 años antes de la fecha que se com-
memora en la Estela del Cu atricen tenario de Tan is. El bisabuelo de
Ra msés II eviden temen te p rovino de una a ntigua familia tanita, muy
probablemen te d e or igen hi cso, ya qu e s u no m b re era Setos
(S uta) ... Ram sés II estableció s u capital y res id encia en Tanis, a la que
llamó Casa de Ramsés y dondo edificó un gran templo al an tiguo d ios
tanita Set, que luego fue dios hicso; en aquel tiempo Set se pronunciaba
Suthkh .2" Rea seña la que: "Si la d inastía de los Ramsés puede ser ras-
treada has ta los gobernantes hicsos, y si el nombre dinás tico Seti o
Setos es un n ombre hicso, en ese caso es igua lmen te posibl e que el
nombre Ramsés o Ramesés sea un nombre hicso, o al menos fue utiliza-
do por ellos en el bajo Egipto, donde se han hall ado pocos documentos
de aquell a época." 27 Se pudiera a!'i adir que el nombre de Ramsés o
Ramesés (Egipcio Ra'-messu o Ra'-mesesu) literalmente significa "en-
gendrado de Ra". El dios-sol Ra' o Re' (como por lo general se lo
vocaliza) era honrado en grado sumo tanto por los hicsos com o por los
egipcios, pues muchos d e los nombres reales terminan con s u nombre.
Sostienen algunos que la mención de Génesis 4 1:43 respecto al
desfile del que partic ipó José por las calles de la ca pital en un carro del
faraón, señala a l período de los hicsos, p uesto que el uso habitual de
carros de guerra en Egipto fue posterior a la invasión de los h icsos.
Hasta a hora no se han descubierto bajorelieves ni murales que re pre-
senten la carroza y que sean anteriores a la Deci moctava Dinastfa. Sin
embargo, el carro de dos ruedas fue utilizado en la Mesopotamia en los
comie nzos del tercer m ilenio. (Cf. Encycloped ia Britannica, 1969 , ed .
5:287.) El New Bible Dictionary (Nuevo Diccionario Bíblico), pág. 204,
muestra u n dibujo del m odelo en cobre de un carro tirado por cuatro
onagros o asnos sil vestres de comienzos del período dinástico (hacia el
año 25 00 a. de C.) de Tell Agrab. El artículo dice así: "Veh ículos de
ruedas pesadas, tiradas por asnos, eran utilizados tanto para la guerra
como para actos ceremoniales en el sur de la Mesopotamia durante el
tercer m il en io a ntes de Cristo." Puesto que los monumentos de Urdan
testimo nio del uso de las carrozas en esa región, el hecho de que Biblos
y Fenicia estuvieran bajo el dominio de Ur en e l siglo XX. a. de J.C.
(cuyos go bernan tes eran conocidos con el títu lo sumerio de ensi) ad-
qui ere una especial significación. Durante el Reino Medio (período en
el cual actuó José), una vez más el poder egipc io se extendió a Biblos , y
resulta diffcil imaginar cómo el descubrimie nto d el carro , en la Meso-
potamia, pudo mantenerse en secreto, ignorado por los egipcios. Salta a
la vista que los carros estaban en uso como parte de los elementos
bélicos de las fuerzas armadas durante la Duodécima Dinastía, y resulta
concebible, y aun probable, que el rey hubiera ordenado construir ca-
rruajes para ocasiones especiales en esta temprana época . Es pos ible
que su utilidad como arma bélica no haya sido apreciada hasta la inva-
sión de los hicsos, pero difícilmente hubiera sido ignorada por los
egipcios en el siglo XIX antes de Cristo.
CAPITULO 16
EXODO
El títu lo hebreo del Exodo es W•elleh sh•mó t (Estos son los nombres de).
o más s implemente sh•mót (los nombres de). derivado de las palabras
iniciales de Exodo 1 :1. Del título qu e le da la Septuaginta, Exodos
(salida, partida). deri va Exodus, que le da la Vulgata. El libro tiene por
tema el comienzo de Israel como nación del pac to. Relata de qué ma-
nera cumplió Dios su a ntigua promesa hecha a Abraham, multiplican-
do sus d escendientes y haciéndolos una gran nación, redimiéndolos de
la tierra de esclavitud y renovando con ellos e l pacto de la gracia sobre
bases nacionales. Al p ie del santo monte les confiere las promesas del
pacto y les entrega normas de conducta para vivir una vida santa y
también un san tuario e n el cual puedan hacer ofrendas por sus pecados
y renovar los lazos d e con fraternidad con Dios sobre las bases de una
gracia perdonad ora.
243
244 R ESEÑA CRíTICA DE UNA I NTRODUCCIÓN AL A NTICUO T ESTM,IENTO
final del capítulo 15. De aceptarse esta hipótesis, sería razonable ver en
Exodo 1 :15-22 una referencia a reanudadas persecuciones bajo Ame-
notep l (1559-1539 a. de J.C.) y Tutmos is 1 (1539-1514 a. de J.C.), en
cuyos reinados el crecien te sentimiento xenófobo de la poblaci ón egip-
cia finalm en te se volcó contra los hebreos (si bien ellos también fueron
oprimidos por los odiados hicsos). Moisés , por lo tanto, nació en el
reinado de Tutmosis 1 (alrededor del año 1 527 a. de J.C.), y recibió de la
princesa que lo adoptó (tal vez Hatsheps ut) el nombre de Moisés ("hijo
del agua", en idioma egipcio, "sacado del agua " en idioma hebreo) .
Respecto a esta etimología egipcia mw-s: o " hijo del agua" cierto es que
habitualm ente se expresa una idea posesiva en egipcio med iante la
relación "A de B" o, en este caso, "s:mw". Pero e n el caso d e nombres
propios, el egipcio también invierte ocasionalmente el orden , como
ocurre en La leyen da d e Sinuhé, donde se refiere a Ensi, hijo de Amu,
como "Amu-sa; Ensi". De igual manera en e l Rela to del labriego elo-
c uente, que también es una obra del Reino Medio, a Ren si, el hijo de
Meru, lo llaman "Meru-sa; Rensi". En cuanto a la tan sugerida idea de
que la etimología de Moisés es "Mase ", entendido este término como
una forma abreviada de Ra'mosse (Ramsés) o Tut mosis (engendrado de
Tot), sería una alternati va perfectamente aceptable d e no mediar Exodo
2:10, que implica que el nombre que la princesa dio al bebé tenía cierta
importancia, aun en el idioma egipcio, relacionada con las circunstan-
cias de haber s ido descub ierto en las riberas del río. Por supuesto, cabe
la posibilidad • de que en la declaración " le puso por nombre Moisés",
de Exodo 2:10, el suje to de la oración no sea la princesa egipcia, sino
más bien la madre de Moisés, que fu e contratada como nodriza de la
criatura. Esto eliminaría la necesidad d e buscar una etimología egipcia.
Pero también supondría que la madre d e Moisés no le d io el nombre
durante la ceremonia de la circuncisión, y que fue la madre quien lo
sacó del agua y no la princesa y, por último, qu e fue la mad re quien
tuvo la prerrogativa de darle el nombre y no la madre adop ti va de la
realeza egipcia. Resulta dificil sostener estas tres su pos iciones, a la luz
de todas las circunstancias, por lo cual es mejor ajus tarnos a la etimolo-
gía egipcia que sugerimos antes.
1. Opinión favorecida por K. A. Kitchen en The New Bible Oictionory (Nuevo Dicciona-
rio Bfblico), pág. 851.
246 RESE¡;;r\ CHi TICA DE UNA (1\'TRODUCCIÓl\: A L A l':TIGUO T ESTr\ME!\'TO
hubiera habido 478.224 hi jos mayores d e veinte años a los 400 ai'ios de
esta r e n Egipto, m ientras que 1 25 .326 varones en edad m ili tar hubieran
perten ecido a la nove na generación. Sumados harían el gran total de
603.55 0 hombres de armas.
de que Tutmosis IIl edificara algo en la región del Delta; (5) la mención
de la ciudad de Ramesés en Exodo 1 :11,5 Analizaremos uno por uno los
cinco puntos.
Respecto de (1), Finegan señala el hecho de que las cartas del rey
Abdi-Hepa d e la Jerusalén cananea en la correspond enc ia de El
Amarr{a6 indican que esta ciudad estaba en inminente peligro de ser
capturada por los ~abiru; sin embargo, 2 Sam uel 5:6-9 n os informa que
los israelitas n o capturaron a Jerusalén hasta el reinado de David . Por lo
tanto, los ~abiru no pudieron ser los israelitas, sino una fuerza invasora
anterior no israelita. Pero es obvia la falacia de este argumento . Es
cierto que los ejércitos de Josué amenazaron a Jerusalén , pues derrota-
ron a las tropas jerosolimitanas (juntamente con sus aliados de Hebrón,
Jarmut, Laquis y Eglón) en la batalla d e Gabaón y su rey, Adonisedec,
fue sacado de su escondite y ejecutado Uosué 10). Pero ni las cartas de
Abdi-ljepa, ni el relato hebreo de Josué, afirman que la ciudad fue
capturada o destruida. No fue sino hasta desp ués de la muerte de Josué,
aparentemente, cuando el ejército de Judá tomó por asalto a Jerusalén y
puso fuego a la ciudad Uueces 1:8), y aun entonces no desposeyeron en
forma permanente a los jebuseos Uueces 1 :21).
Respecto a (2), Finegan relata las investigaciones de Nelson Glu eck
en la región de la Transjordania, que no revelaron evidencia alguna de
una civilización urbana o de fortificaciones entre los años 1900 y 1300
a. de J.C. Ello significa que no pudo existir entonces un reino edomita
suficientemente poderoso para oponerse al avance israelita hasta la
ribera oriental d el mar Muerto (cf. Números 2 0:14-21) en el año 1405 a.
de J.C. Ni hubo que hacer frente a ninguna fuerte coalición moabita-
madianita a la cual tuviera que enfrentarse, bajo el mando del rey Balac
(Números 22-25); ni hubo ejércitos para aplastar en Sebón y Og
(Números 21). Pero las investigaciones de Glueck se redujeron en su
mayor parte a exploraciones en superficie y de ninguna manera fueron
prolijas y concienzudas. Además han aparecido recientemente nuevas
evidencias qu e p arecen refutar s u s deducciones. En e l Biblical
Archaeologíst (El arqueólogo bíblico) de febrero de 1953, G. Lankester
Harding comunicó el descubrimiento de una antigua tumba en Amman
que contenía numerosos objetos (entre otras cosas, vasijas tachonadas
de negro, floreros con base aplanada, vasijas para aceite, escarabajos,
cazonetes) que se remontan alrededor del año 1600 a. de J.C. En la obra
de Harding, Antiquities of Jordan (Antigüedades de Jordania) (1959),
también menciona característica alfarería del período d el Bronce
Medio y otros objetos hallados en Naur y en el monte Nebo. En el año
1967 se descubrió en Pella una tumba del siglo XVI a. de J.C. (Boletín
8. Hayes. The Scepter o[ Egypt (El cetro de Egipto) (Cambridge, Mass.: Ha rvard U., 1959).
2:141.
9. Cap ftul o 15. pág. 239 de este libro.
10. Rowley en "lsroel's Sojourn in Egypt" (Permanencia d e Israel e n Egipto) (Ver la nota
3 en este capítu lo), incluye este instructivo comentari o: "El hecho más notable en el
punto de vis ta de Albright parece ser su completo escepticismo sobre el va lor histórico de
las trad iciones de Israel." Señala a continuación que es tas tradici ones vinc ulan muy
definidamente e l yahvismo con Moisés; unen también el arca con Moi sés. El efrateo Josué
es un concurrent e del tabernáculo; el efrateo Samuel sirve en el santuario de Silo , un altar
efrateo. Tod o esto deja de ser inteligible de aceptarse la teorfa d e que Moisés era en
realidad un líder juclafta. Aparte de esto, la tradición bíb li ca se1iala que la descend encia
judfa que habitó e n Egipto se remonta a )osé. y s in embargo la teoría ele Albright niega que
las tribus de )osé estuvieron alguna vez en Egipto. Tambié n pasa por alto comp letamente
la afi rmación de Exorlo segú n la cual Moisés tenfa 80 años de celad cuando salieron de
Egipto, y hace quo toúa la primera parte de la vida de Mois6s sen una " fábula s in
252 RESEÑA CRíTICA DE UNA I NTRODUCCIÓN AL A NTIGUO TESTAMENTO
fu n damento alguno". Concluye diciendo: " La teoría de Albright no sólo exagera la falta
de confiabilidad de la Bibl ia, s ino que además hace difícil imaginar cómo pudieron surgir
tradiciones tan pervertidas" (págs. 272, 275).
11. Tratado en el capítulo 13, págs . 194,195 d e esta obra.
Exooo 253
12. John Wilson reconoce en su nota marginal: "Al trad uctor le resu lta imposible recon-
ciliar las fechas en las diversas estelas [p. ej. , la estela de Menfis y la estela de Karnak,
esculpidas ambas en la época de Aknaton y luego repa radas en la Decimonovena Dinas-
tía]. La estela de Menfis coloca la pri mera campaña [hacia el Asia ] en el séptimo año del
reinado de Amenotep ll, y la segund a campaña en el noveno año de s u reinado. La estela
de Amada, que se halla más abajo, está fec hada en el tercer año, para registrar una
celebración en Egipto, ¡luego de volver de su primera campaña! Además. se da a entender
que Arnenotep fue corregente con su padre, Tutrnosis lll, durante un mfnimo de un año y
un máximo posible de once años. Pudieran reconciliarse estas fechas suponiendo que el
séptimo año después de la corregencia comenzó en el tercer año del reinado único"
(ANET, pág. 245). De esta manera Wilson equipara e l "sépti mo año" de la estela de
Menfis con el año 1440 a. de J.C.; pero más adelante equipara el "año nueve" de la misma
inscripción , con el año 1440 a. de J.C.; y también el "a ño tres" de la estela de Amada lo
calcula como el año 1440 a. de J.C. Resulta imposible entender cómo tres años totalmente
diferentes (el tercero. el séptimo y el noveno) pudieran todos equ ipararse al aüo 1440 a.
de J.C. En el mejor de los casos, la evidencia de las diversas inscripciones de Arnenotep 11
es de carácter ambiguo.
254 RESEÑA CRíTICA DE Ut-lt\ I NTRODUCCIÓN AL A NTIGUO TESTAMENTO
sitios. Así d iscurrimos por el hecho de que Josué 6:24 menciona, en una
sola declaración los "utensilios" de hierro juntamente con los artículos
de oro y plata; por lo tanto, el hierro tuvo que haber sido escaso y
costoso. Ahora sa bemos que e l hierro era bien conoci do tan anti-
guamente como en la época d e los sumerios y el vocablo semita que
traduce " hierro" (hebreo, barzel; acádico, parzillu ,) pudo incluso ha-
ber ten ido un origen s umerio , puesto que e n s umerio se escribe
""AN.BAR! 7 Esto indica que se conocía el hierro en el valle de la Meso-
potamia tan remotamente como el s iglo XX a. de J.C., Más aún, se han
hallado objetos de h ierro en Tell Asmar, que datan de alrededor de
2500 años a. de J.C., ' 8 y también en Dora , en Turquía noroccidenta l, se
halló de más o menos ese período una espada de hoja de hierro y
empuñadura obsidiana.••
Tal vez la más seria dificultad qu e enfrenta la teoría que sostiene la
fecha de 1445 a. de J.C. radica en las fechas asignadas a la d estrucción
de las otras c iudades que se dice capturaron las fuerzas comandadas
por Josué, tales como Laquis Uosué 10:32) y Debir Uosué 10:38). En
Laquis (Tell ed-Duweir) la ciudad de la Edad d e Bronce Posterior
parece h aber s ido arrasada durante el reinado de Mernepta (12 34-
1225), p ues se encontró allí, n o solamente un escarabajo de Ramsés II,
sino también algunos recibos en fragm entos de vas ijas d e barro cocido,
empleados com o m a terial de escritura , con la anotación "Año cuatro".
Se piensa que el estilo del texto es característico de la época de Mernep-
ta, y esto, por lo tanto , puede indicar la fec h a de 12 30 a. de J.C.
Con respec to a Debir o Quiriat-sefer, identificado con Tell Beit Mir-
sim, se ha lló un escarabajo de Amenotep Ili (1412-1376).'° Finegan
(LAP, pág. 140) n o cita otra evidencia que ésta para abonar su presuH-
ción de que la capa de cenizas que' se halló por encima de la capa
perten eciente a la Edad de Bronce Posterior representa una destrucción
ocurrida poco antes del año 1200 a. de J.C. En cuanto a la destrucción
de Hai, descrita en Josu é 8, por lo gen eral se la exp lica como una
confusión con Bet-el, p u esto que según los descubrimientos arqueoló-
gicos, se dice que e l sitio de Hai (Et-Tell) n unca fue ocupado entre el
año 2200 a. d e J.C. y el tiem po de l establecimiento de una pequeña
17. Cf. Sumerisches Lexicon (Léxico sumerio). Heft. 2, de Deimel, donde se cita el tér-
mino, obtenido de una inscripción anotada como Ebeling. KAIU, 185, 3, l.
18. Cf. Orienta iJnstitute Communications (Comunicaciones del Inst ituto Orienta l). No.
17, boletín informat ivo de las American Schools of Oriental Research (Escuelas ameri-
canas de Investigaciones orientales). págs. 59-61.
19. Ver Illustrated London News (Noticias ilustradas de Londres) {28 noviembre de
1959). pág. 754.
20. Las investigaciones de Moshe Kochabi en terriotiro de Judea. en el año 1968, permi-
tieron descubrir nuevas evidencias que obligan a abandonar la tesis de Albright de
identificar Tell Beit Mirsi m con la antigua Debir, y a inclinarnos a favor de Rabud. Cf.
"Stones, Scripts and Scholars" (Piedras , inscripciones y eruditos) en Christianity Today
(Cristianismo hoy en dia). 14 de febrero de 1969, págs. 432-437.
Exooo 257
aldea entre los años 1200 y 1000 a. de J.C. (Finegan, LAP , págs. 136-37).
Pero Bet-el , a dos kilómetros de distancia , fue destruida por una
tremenda conflagración en algún momento del siglo XIIl, y el hecho de
que Josué no menciona para nada la captura de Bet-el da fuerza a la
creencia de que fue confundida con Hai.
Se pueden hacer varias consideraciones respecto a estos tres sitios.
En primer lugar, Jos ué 10:32 nada dice sobre la destrucción física de la
ciudad de Laquis; habla solamente de la matanza de sus habitantes. La
devastación de 1230 a. de J.C. puede representar un ataque posterior en
tiempo de los jueces, luego de que la despoblada ciudad hubiera sido
reocupada al retirarse las tropas de Josué. La mis ma observación puede
aplicarse a la destrucción de Debir; Jos ué 10:38 nada dice de que la
ciudad fue arrasada o puesta a fuego. Más aún, la evidencia menciona-
da por Finegan pareciera confirmar tanto la teoría de la fecha remota
como la que sostiene la fecha de 1290 a. de J.C., puesto que Amenotep
lii ocupaba el trono durante la entrada de los israelitas en Canaán, en el
año 1400 a. de J.C. Con respecto a la ciudad de Hai, su identificación
con Bet-el es sumamente dudosa, puesto que Bet-el era un sagrado y
bien conocido centro religioso de los hebreos desde los días de Jacob en
adelante, y es sumamente improbable que hubieran confundido su
localización con la d e Hai. En realidad, esta teoría es muy insostenible
a la luz de ] os ué 7 :2, que afirma explrcilamente que Ha i estaba al
oriente de Bet-el. Difícilmente el antiguo his toriador hubiera confundi-
do a Bet-el con una Hai que no existió com o sitio habitado en los siglos
XIV ó Xlii a. de J.C. Si "Hai" hubiera sido rea lmente Bet-el, ¿qué era
entonces la " Bet-el " mencionada en Josué 7:2? Es más razonable supo-
ner que Et-Tell no es el verdadero asiento de Hai , y debemos esperar
nuevas exploraciones para descubrir su verdadera localización." Por
todo ello, no tiene importancia, para establecer la fecha del éxodo, el
tiempo de la destrucción de Bet-el. 22
valle pequefio y angosto . Ni Beitin ni Et-Tell muestran s ignos de haber sido lugares
h abitados en el período adecuado en relación con la teoría de la fech a antigua, ni en
relación la teoría de la fecha más reciente para el éxodo . Más aún, Hai estaba situado a l
oeste de Micmas, en tanto que Et-Tell está al norte de e lla. Finalmente, no hay ninguna
'arabah (estepa, plani cie) o mó ród (bajada) en d irección a Jericó que comience en la
vecindad de Beilfn, pero sí la hubo cerca d e las ciudades bíblicas de Bet-el y Hai Uosué
7:5). Debemos atiadir que hasta m ediados del siglo XIX, no había ninguna tradición en el
sentido de cons iderar que Beitín y a Bet-el son el mismo siti o. Todos estos tópi cos los
trata David Livingston en " The Location of Bethel and Ai Reconsidered" (Reconsidera-
ción sobre la loca lización de Be t-el y de Hai ) en la Westminster Theological foumal
(Revista teológica Westminster) (noviembre de 1970). págs. 20-44.
Exooo 259
EL p t\ CTO y EL D ECALOCO
23. Cf. capítul o '1:3, pág. 193 de este libro, y e l estudio más clclnllndo de l capítu lo 19 .
260 REsEÑA CRiTICA DE U;\A 11\TRo o ucclóN AL A r>:T!Cuo T ESTAI- tEr>:To
por 22,50 . Este atrio estaba proyectado para separar a Israel como una
santa posesión de Dios y mantenerlo separado de los gentiles. El mismo
principio fue rigurosamente observado en los templos pos teriores, tan-
to el de Salomón como el de Herodes (en el cual se encontró una
inscrip ción en idioma griego que amenazaba con la pena de muerte a
cualquier gentil que osara aventurarse más allá de los límites fijados
por el atrio) . (2) El tabernáculo propiamente dich o era una espaciosa
tienda o carpa ('óheJ) ; medía 10 metros por treinta . Este recinto estaba
dividido en dos partes por un velo o cortina: el Lugar Santo y el Lugar
Santísimo. (3) En el atrio, por fuera del tabernáculo propiamente dicho,
y situado frente a su puerta formada por una cortin a (mdsdk) o " velo
exterior", estaba el "gran" altar de la ofrenda o altar del holocausto
(mizbah 'ólah) cubierto de bronce , sobre el cu al se presentaban todas
las ofrendas, tanto los sacrificios cruentos (z' bdhím) co mo las ofrendas
vegetales. (4) Entre el altar cubierto de bronce y la cortina de entrada
estaba la fuente de las abluciones (kiyyór). un gran lavabo hecho de
bronce, donde los sacerdotes debían lavar sus manos y pies antes de
entrar al lugar santo. Esto probablemente tipificaba el poder purificador
de la sangre de Cristo tal como para los creyentes en Cristo está repre-
sentado y sellado por medio del bautismo.
El tabernácu lo estaba compuesto de dos compartimientos. (5) El
Lugar Santo (qódesh), que medía n ueve metros de largo por cuatro y
medio de ancho, contenía tres objetos sagrad os. (6) Al norte, o sea al
costado d erecho , estaba la m esa de los panes d e la proposición
(shuJJ:¡dn w•JeJ:¡em pdnim, mesa y pan de la Presencia) sobre la cual se
colocaban todos los sábados doce panes elaborados con harina fina . Sin
duda algun a tipificaban a Cristo como el Pan de v ida, y también simbo-
lizaban a Israel (las doce tribus) como puebl o de Dios ofrendado en
sacrificio vivo. (7) En el costado sur, es decir el costado izquierdo,
estaba situado el candelero de oro (m•nóroh) con sus siete recipientes
de aceite, que tipificaban a Cristo como la luz del mu ndo quien, por su
Santo Espíritu, ejecuta la perfecta obra de Dios (s imbolizada en el
número siete). lo cual capacita a su pueblo para brillar como testimonio
ante el mundo (cf. Zacarías 4). (8) Hacia el oeste estaba el pequeño al tar
de oro, de nom inado a ltar del incienso (mizbaf) mi qtdr) , utilizado
so lamente para la ofrenda de incien so frente al velo interior (pdroket)
que sep araba el Lugar Santo del Lugar Santísimo. Este altar de oro
probablemente tip ificaba la oración eficaz de Cristo como intercesor , y
también simbolizaba las oraciones de los santos (cf. Apocalipsis 8 :3).
(9) El velo interior (pdroket) tipificaba el velo de la carne de Cristo (cf.
Hebreos 10:20) que tenía que ser rasgado (como lo fue en la hora de la
muerte de Cristo, Mateo 27:51). si había de ser quitada la barrera que
separaba a Dios de su pueblo.
(10) Den tro del Lugar Santísimo (qódesh qoddshim) que medía cu a-
Exooo 263
tro metros y medio por cuatro y medio, estaba únicamen te (11 ) el arca
del pacto ('"rón habb•rít), caja rectangular de mad era d e acacia que
medía 112 ,5 centíme tros de largo por 67,5 d e a nc ho y d e alto, cu bierta
con una tapa d e oro sólido labrada en la forma d e dos querubines que se
miraban fre n te a fre nte, de pie , con s us a las extendidas y mira ndo hacia
abajo, a la s uperfi cie de la tapa. (12) Esta tapa se ll a maba el "pro-
piciatorio" (kappóret, de kippér, propiciar o expiar) y sobre ella e l
s umo sacerdote rociaba la sangre de la ofrenda por el pecado en el Día
d e la Expiación, que tip ificaba la obra ex piatoria de Cris to (He breos
9:12) en la exce lsa presencia de Dios. El arca represe nta, pues, la pre-
sen cia de Dios en m e dio de su pueblo; era s u es trado cuando él se
sentaba "entroni zado e ntre los querubines" (Exodo 25:22; Sa lmo 80:1).
Frente al arca estaban la vasija d e oro con maná y la vara de Aarón que
había reverd ecido (Exodo 16:3 3 ; Nú meros 1 7:10). Aparente mente en
alguna fecha posterior fueron introduci das en e l Lugar Sa ntísi mo (He-
breos 9:4) . Por cierto que el arca contenía las d os tab las de los Diez
Mandamientos , el pacto d e la gracia y de la ley. Estos eran los únicos
objetos que perman ecían d entro de l arca en los días d e Samuel (1
Samuel 6:19) o por lo m enos en tiempos de Salomón (1 Reyes 8 :9).
264
L EVITICO Y N urvt EROS 265
1. Como excl us ivo pueblo de Dios, el redim ido Israel debe: (a)
mantenerse santo, es decir, apartado del mundo para servir y adora r al
único y verdadero Dios; (b) mantener el acceso a Dios basado en la
expiación sustitutiva, pues mediante el derramam iento de la sangre por
el sacrificio de una vida inocente, una vida inocente toma el lugar de la
vida sentenciada del cu lpabl e.
2. Puesto que el acceso a Dios es posib le solamente por la gracia, el
creyente debe presentarse ante él de la ú nica y es pecífica manera en
que Dios lo dispuso. De ahí que todas las ordenanzas y leyes, en cuanto
al rito y al sacrificio , tienen que originarse en Dios y no en el hombre.
3. Como pueblo santo, unido en vínculo es piritual con Jehová,
Israel debe abs tenerse rigurosamente de toda im pu reza sexual y de toda
violación de los lazos matrimoniales. Debe también absten erse de en-
trar en contacto con todo lo que sea corrupto y decadente (como tocar
un cadáver o un enfermo contagioso). Estas dis pos ic io nes han de enten-
derse como expresión de una fundam ental actitud de amor hacia Dios y
los hombres. El segundo gran mandamien to, ta l cual lo definió el Señor
Jesús (Mateo 22:39), proviene de Levítico 19:18: "Amarás a tu prójimo
como a ti mismo. " El principio bás ico y que sustenta la monogam ia está
dado en Levítico 18:18,' pues el vocablo herm ana de ese vers ículo
también puede s ignificar " otra mujer. "
4. Nada corrompido ni sujeto a pronto de terioro puede ser presen-
tado como ofrenda a Dios. Esta disposición excluye la levadura, la
leche (que se corta pronto) , la miel (que fermenta), los cerdos (asociado
por los paganos con el culto a los dioses del otro mundo), los vestidos
con feccionados con una mezcla de diversos materiales (tales como lana
y lino), que tip ificaban una mezcolan za entre lo sa nto y lo profano.
5. El año religioso está do minado por el sagrado número siete (que
s imboliza la perfecta obra de Dios). De ahí que (a) cada séptimo día es
un san to día sabático; (b) cada séptimo aúo es un año sabático de
descanso para la tierra de cultivo; (e) luego de siete semanas de años, el
quincuagésimo año tenía que ser santificado como el año del jubileo,
d ura nte el cual todas las tierras hipotecadas debían retornar a poder de
la familia origina ria; (d) la Pascua se celebraba en la segunda semana de
Abib, a la puesta del sol del día 14; (e) durante los siguientes siete días
se celebraba la fiesta de los Panes sin Levadura; (f) la fiesta de Pente-
costés se celebraba s iete semanas después de la ofrenda mecida (es
decir, el quincuagésimo día); (g) el séptimo mes , Tisri , se ve especial-
mente santificado por sagradas observanc ias: la fi esta de las Trom petas,
el día de la Expiación, la fiesta de los Taberná cul os; (h) la fiesta ele los
Tabernáculos se celebraba durante siete días (del 75 al 22 de Tisri), más
1. Asf lo afi rma john Murray , Principies of Cond ucl (Principios de conduela) (Grand
Rapids: Ecrdmans , 1957), págs. 253 -2 56.
L EVITICO y N UMEROS 267
N úMEROS
S. por la cul pa o d e Para expiar transgresiones Carnero (solamente] Igual que en el Igual que el Ninguna z
>
reparación ('áshám) específicas d onde la restitución expiatorio expin lorio
era posib le: los perj uicios se
computaban en seis qui ntas --i
partes JJ<.tgaderas pur
adelan tado. Sn tisfnr:ción legal
6
S2
?1
n
S. d e paz
(sh' lúm im]
Comunión con !Ji os: comido o
~esto de comun ión. Por
Mach os o hembras
puros. si n manc has
Porcion es de
grosura
!.Ofrenda mecida:
ol pecho para el
El resto. (para ser
comido en e l atrio
o
:%
1. S. ofrecido en endiciones inesperadas o ni defectos: buey. s umo sacerdote c~c mismo día)
acción de gracias liberaciones yu concedidas ovcjH. cabrn 2. Ofrenda elevada:
>
r
(tó"'duh) pierna delantera
derecha para el
El resto (para ser
comido en el atrio el >
:%
2. Ofrenda votiva Por bendiciones o liberaciones Machos o hembras Igual que la sacerdote oficiante primero o el -i
(neder) va concedidas. cua ndo se puros. sin manchas a nterior (para ser comida en segundo día ?)
~
hubiera hecho un voto en ni defectos: buey. cualquier lugar
:S
apoyo de u na petición oveja. cubra limp io] ....,
3. Ofrenda de Para exp resar gratitud y a mor a Mac hos o hembra s: Igu a l que la Igua l que la El res lo (para ser ""-i
Vl
devoción D ios. en general. si n tomnr en bueyes. ovejas. anterior anteri or. comido en e l atrio el >
espontánea cuen to bendiciones espccifir:as cabras, (se primero o el S:
(n' dóbüh] permilfan pequeños
defectos)
segundo d ía ""-iz
o
LEVÍTICO y NUMERO$ 271
La lección espiritual que surge con toda nitidez a lo largo del libro
es que el pueblo de Dios puede progresar solamente en la medida en
que confíe en sus promesas y se apoye en su potencia. La tragedia de
Cades-ba rnea fue in evitab l e consecuenc ia de la incredulidad;
solamente los verdaderos creyentes pueden aspirar al reposo que Dios
272 RESEÑA CRíTICA DE UNA I NTRODUCCIÓN 1\L ANTICUO T ESTAMENTO
ofrece. Sin fe no les resta otra cosa que morir en el desierto (cf. Hebreos
3:7-19). El propósito del censo antes del fracaso en Cades (Núm eros
1-4) y del censo de la gen eración siguiente en las llanuras de Moab
(Números 26) era demostrar que si no entraron en Canaán, no fu e por-
que no eran suficientes en número. Lo que estaba en juego no era el
tamaño de su ejército, s ino la magn itud de su fe. Si bien no eran m ás
numerosos que sus padres, la joven generación pudo conquistar a Ca-
naán porque estuvieron dispuestos a confiar en Dios y obedecer sus
órdenes de march a (de una manera en que sus padres no estuvieron
dispuestos a h acerlo en Cades-barnea) .
4. En la Decimoctava Dinastía , la región del Delta del Bajo Egipto estaba dividida en 20
nomos o circunscripciones administrativas, al tiempo que todo el resto del reino, hasta la
primera catarata, sumaban tan solo 22. De ahí que es razonable inferir q ue un tercio o la
mitad de los habitantes de todo Egipto vivían en la regió n del Delta. Sin embargo, esto no
signifi ca que todo ese extenso territorio estaba tan bien organizado como lo estuvo pos-
teriormen te (algunos distritos o c ircunscripciones cuentan ahora con 1500 habitan tes por
kilómetro cuadrado). Parte d e ese territorio era pa ntanoso y salvaje, y era utilizado
mayormente como lugar de pas toreo en la época de los Tolomeos. Sin embargo , la pob la-
ció n d el Bajo Egipto en tiempos d e la Decimoctava Dinastfa asce ndía. sin duda alguna , a
varios millones.
5. En la expresión 'ol•pey Yisró'él " los millares de Israel", que fi gu ro en Números 1:16;
10:4 , 36, el término probablemente se refiere a las tribus, según e l Lex icon de Gesenius-
Buhl, pág. 44b.
274 R ESEÑA C RíTICA DE UNA 11\:TI<ODUCCIÓI\: AL A NTIGUO T ESTAMENT O
Pero si se concede que las cifras dadas por los censos de Números
no permiten conjeturar, según la evidencia, un número menor de
600.000 hombres en edad militar, ¿es posible imaginar que semejante
número de emigrantes [posiblemente un total de dos millones quinien-
tas mil personas incluidos mujeres y nii'i.os] hubieran podido sobrevivir
cuarenta años en el d esierto? Aun aceptando que la península de Sinaí
hubiera sido menos árida entonces de lo que es ahora (pues en aquella
época permitía la supervivencia d e grandes y poderosas tribus como los
amalecitas, mencionados en Exodo 17:8), hubiera sido desde todo pun-
to de vista imposible que semejante hueste con sus hatos y rebaños de
animales pudieran haber vivido en ese desierto inculto.
En respuesta a esta objeción racionalista, digamos que todo el relato
de la emigración israelita concede con toda franqueza que era una
imposibilidad física , desde el punto d e vista humano y natural. De m il
maneras hace hincapié- al igual que la posterior literatura hebrea, al
recontar la historia de Moisés (Salmo 78:24; Nehemías 9:20 , e tcétera]-
en que el sostenimiento de esta inmensa multitud fue una obra milagro-
sa y sobrenatural de Dios. El alimento lo obtuvieron del maná (Exodo
16:35) y el agua de la grieta de una roca [Exodo 17:6), y en tal abundan-
cia que podía abastecer a toda esa hueste. Esto lo registra la Biblia como
un milagro en términos tan directos y claros como cualquier otro mila-
gro de la Escritura . Rechazar esto sobre bases racionalistas significa
imponer a la Biblia prejuicios filosófi cos que nunca podrá aceptar a la
Escritura como Palabra de Dios.
Algunos han argumentado que d emandaría un día entero el simple
hecho de formar a una multitud de dos millones y medio de personas
en filas , y no hubieran podido avanzar ni siquiera un par de kilómetros
antes que los alcanzara la noche. De ahí que no hubieran podido efec-
tuar los viajes que les atribuyen Números 33 y otros pasajes. Pero el
tiempo que se requiere para formar filas e iniciar la march a depende
íntegramente del ancho de las columnas. No es preciso suponer que
tenían que reducirse al ancho de una carretera, por ejemplo, puesto que
avanzaban en territorio prácticamente deshabitado. Las cuatro di-
visiones principales de alrededor de 500.000 personas cada una [cf.
Números 10:14-20) pudieran haber formado filas simultáneamente y
estar listos para partir en un lapso no mayor de cuatro horas [desde las
6 a las 10 de la mai'i.ana, por ejemplo) y en otras cuatro horas haber
avanzado 16 kilómetros antes d e acampar [que, a su vez , les pudo
demandar también cuatro horas, entre las 2 y las 6 de la tarde].
También se ha objetado la credibilidad del relato de Números 3:43,
sobre el número de primogénitos en el sentido de ser demasiado bajo
para una población masculina de más de 600.000. Tuvo que haber
habido más de 22.273 primogénitos en semejante número de personas,
a menos que en cada familia se hubieran llegado a contar cuarenta o
LEVÍTICO y UI\IEROS 275
más varo n es como tales. Pero este argumento, com o lo seña la Delitzsch
(Pentateuch, 3:9-13) está fundamentado sobre la fa lsa presunción d e
que la ley (Nú meros 3:46-4 7) que requería la sa ntificación d e los pri-
mogéni tos varo n es tenía efecto retroactivo. Nada en el contexto sugiere
que estén involucrados más de los que nacieron entre e l momento de l
éxodo propiamente dicho y este episodio (13 meses desp ués) cuando
tuvo lugar el censo. Sobre la base de 603.55 0 varo nes, e l n úm ero pro-
bable de va rones entre 20 y 30 años de e dad sería de a lrededor de
190.000 más o menos. Esto significaría un promed io de nuevos matri-
monios por año de a lrededor de 19.000. De este número de enlaces,
muchos de los c ua les permitirían dos períodos de gestac ión en 18
meses, una cifra en exceso de 22.000 nacimientos de varones, difícil-
mente pueda considerarse excesiva.
Otros han objetado que el abastecimiento de codornices a l pueblo
de Israel, segú n Números 1 1 :31 , es totalmen te in creíble. Un a cantidad
de codornices ap iladas e n semen jante extensión hasta una al tura d e un
metro, significaría a lrededor de tres toneladas de codornices para cada
israelita por com ida. Pero todo esto es el resu ltado de una errónea
interpretación de lo que die texto hebreo. o dice que Jos cuerpos d e
las codornices formaban una pi la de cuerpos de dos cúbicos de profun -
di d ad; sólo in dicél un metro d e altura; dice simp lemente que las cod orni-
ces fue ron a rrojadas hacia abajo p or un pod eroso viento hasta una
altura de un metro sobre la superfic ie de la tierra, do nd e fá cilm e nt e las
podían a lcanzar los hambrie ntos israelit as. (La preposición 'o/ a ntes de
la frase "l a faz ele la tierra" puede traducirse tan to "po r encim a de" co mo
"so bre" en u n contexto que entra ñ a un movimi e nt o horizo nt a l. )
Hay va rios otros pla nteos d e es te tipo (p . ej. , JSBE, 4::l168-9) pero
ninguno d e ellos resiste con más exito el análi sis que los que.acabamos
de señalar.• Muchos otros ataques críticos al libro dependen ínte-
gramente de la aceptación de las presuposiciones de Wellhausen para
su fuerza lógica. Solamente recurriendo a técnicas de disección , en que
predomina la petición de p rincipio, por ejemp lo, es pos ible descubrir
algunas inconsecuencias en el re lato de la rebelión de Coré, Datán y
Abiram en Números 16. (A Coré lo asignan a P, y a Datán y Abiram
a J-E.)
Finalmen te d igamos unas pa labras sobre una "pru eba textual"
muchas veces c itada y utili zada por los críticos documen tales para
rech azar la paternidad literaria de Moisés. Argumentan que Moisés
nunca pudo h aber escrito Números 1 2:3 con res pecto a sí m ismo
("Moisés era mu y manso, m ás que todos los hombres que había sobre la
tierra"). Si Moisés realmente fue tan humilde, ¿cóm o pudo escribir un
277
278 R ESEl'iA Cl<íTICi\ DE UNA b:TRODUCCIÓN A L A NTIGUO TESTAM ENTO
nación , como un Lodo. Pero gran parte de este resumen está expresado
en términos homiléticos o en sermones. En otras palabras, Moisés no
solamente explica el contenido de las leyes de Dios, sino que procura
por todos los medios imprimirlos en las conciencias de su pueblo, y
urgirlos a que tomen con absoluta seriedad el llamado de Dios a una
vida santa. Ciertos hincapiés característicos o pensamientos directrices
dominan los d iversos discursos. Entre ellos se cuen tan los siguientes.
1. Se pone ele re lieve la espiritualidad de Dios (4 :12, 15 , 16) como
así también su unicidad y unidad (4 :35 , 39; 6:4; 7:9 ; 10:17).
2. La relación de Dios hacia su pueblo , bajo el pacto, es de amor
más que de Jegalismo (4:37; 7:13 ; 33:3).
3. El requerimiento básico para el creyente es el amor a Dios, y este
amor ha de ser el principio dinámico de su vida (6:5; 7 :8; 10:12, 15;
11 :1 , 13, 22; 1 3:3; 19:9; 30:6, 16, 20) .
4. La idolatría con stituye el mayor peligro para Israel, y debe ser
resistida y suprimida con inflexible severidad (6:14, 1 5; 7:4; 8:19, 20;
11 :16, 1 7, 20; 13:2-12 ; 30:17 , 18).
5. Debido a su estrecha relación con el Santo, los israeli tas deben
vivir como un pu eblo santo (7:6; 26: 19; 28 :9) . Esta santidad supone la
abstinencia de alimentos inmundos, lo cual se logra reduciendo los
cultos de sacrifi cio a un escogido santuario central; se expresa con
amor al prójimo y caridad a los pobres y desheredados (viudas , huérfa-
nos, levitas y extranjeros).
6. La fid elidad hacia el pacto ha ele ser recompensada con benefi-
cios materiales ; la infracción y el desprecio h acia las no rmas del pacto
seran castigados con un desastre material, pérdidas y finalm ente el
exilio (capítulos 28-30) .
7. La admon ición característica es: "¡Acuérdate, no o lvides que! "
Más que dedicarse a alguna búsqueda de " nuevas verdades" para reem-
plazar a las antiguas, Israel debe retener y obedecer la verdad revelada
que una vez por todas rec ibió de la abso luta e ina lterable Fuente de
verdad.
LA PATERNIDAD LITERARJA MOSAICA DEL DEUTERONOMIO
1. R. K. Harrison se1ia la que la orde n para ed ificar un a ltar en e l monte Ebal, e n e l norte
de Israel, (Deuteronomio 27:1-8) excluye la fecha en el reinado de josfas, o e n real idad , en
cua lqu ie r perfodo de judá despu és del a lio 931 a . de J.C. (IOT, pág. 221).
2. Kline, Treoty of the Greol King (Tratado del Gran Rey) (G ra nel Rapids: Eerd mans,
1963), pág. 28.
3. Mendenhal l. "Cove nant Forms in Israelite Tradition " (Formas contractua les en la
tradición is rae lita), e n Biblical Arc haeologist (El arqueó logo bfblico). 17:3, (mayo d e
1954):50-76.
282 RESEÑA CRíTICA DE UNA I NTRODUCCIÓN i\L ANTIGUO T ESTAMENTO
Jordán ", en tanto que en la Reina-Valera dice: "a este lado del Jordán";
en los demás casos en que se repite es siempre " al otro lado de" o "más
allá d e"). Ins isten los comentaristas en que, s i esta obra hubiera sido
realmente compues ta en Moab, la expresión "a l otro lado del Jordán "
('ébe r hayyardé n ) no podría s ignificar otra cosa qu e Canaán pro-
piamente dicho. El hecho de que sin duda alguna se refiere a la región
oriental de Ga laad, Rubén y Gad probaría que el autor tiene que haber
vivido en Judá o en Israel. Pero de ninguna man era es la única inferen-
cia posible. En rea lidad de verdad, 'éber hayy arde n ocasionalmente se
refiere tam bién a la región situada al oeste d el Jordán , por lo menos en
tres pasajes [3:20, 25; 11:30).5 Esto indicaría que el a utor vivía en el este ,
que sería el caso de Moisés, en las llanuras de Moab. ¿Cómo reconciliar
estas variantes de la frase? Simplem ente tomando a 'éber hayyardén
como nombre p ropi o, como Transjordania, nombre ad icionado a la
tierra en los días patriarcales o antes aún por la pob lac ión pa lestina , y
ad optado hasta por los habitantes de la regió n tra nsjordana pro-
piamente dic ha. Observemos que durante el mandato bri tánico sobre
este territorio [luego d e la Primera Guerra Mundial) , la región era co-
nocida como "Transjordania" au n por los que viv ían a llí, s i bien
" Transjorda nia" s ignifica " d el otro lado del Jordán. " En los días del
Nuevo Testame nto, por lo menos la parte más ba ja de es ta región, e ra
conocida como " Pe rea" [El territorio del otro lado) a un por s us propios
habitantes. Es razo nable suponer que el término 'éber hayyardén llegó
a ser la d esignac ión normal para el territorio s itu ado al este de Jericó,
prescindiendo d el s itio en que se hallara el orador. Sin embargo, en los
tres casos dond e la frase se refiere al territorio d e Canaán, al oeste del
Jordán, hemos d e e nte nderla en sentido literal y obvio y no como un
nomb re geográfi co .
Por lo que entendemos no hay ninguna expresión en e l texto del
Deuteronomio que no sea perfectamente reco nci li able y compatibl e con
la paternidad literaria de Moisés. Solamente el ca pítulo 34 es incues-
tionablemente postmosa ico, puesto q ue contiene un breve informe
sobre la muerte d e Moisés. Pero esto no hace peligrar en lo más mínimo
la au tenticidad mosaica de los otros treinta y tres cap ítulos, pues el
último no me nciona otra cosa que la típica nota necro lógica que fre-
cuentemen te se agrega a final de las obras d e grand es hombres d e letras.
A menudo la obra final de un autor [siempre que haya estado escri-
bi endo has ta el momento de su muerte) se p ublica pos t mortem . Y
puesto qu e se d ice de Josué que fue un fiel y celoso custod io de la Tora,
5. Harrison encuentra so lamente seis casos en el Deute ronomio don de la exp res ión "a l
otro lado del Jordá n" (Biblia de j eru salén) se refiere a la ribera orie ntal: Deuteronomio
1:1 , 5; 4:41 (dos veces). 47 y 49. Señala qu e josué 9:1 util iza esas po labrus para exp resa r el
lado occidental. s i biun en este caso se admite que el narrador se encuentra en el lado
occidental (lOT. pág. 637).
284 R ESEÑA CRíTICt\ DE U:'\:\ l NTHOlJUCCIÓN t\L A NTIGUO T ESTi\i\IEf\.10
8. Cf. A. S. Yahuda , Longuage of the Penlate u ch , (Lenguaje del Pentateuco). pág. 66.
0EUTERONO~IIO 287
los amonitas, los filisteos y diversos pueblos que tenían poca o ninguna
relación étnica con los originales habitantes de Canaán. Además, el
confiado tono del auto r del Deuteronomio, que mira entusiastamente
hacia adelante, a la irresistible conquista de todo el terri torio, desde
Dan hasta Beerseba, no p uede reconciliarse con las desalentadoras y
limitadas circunstancias que en frentaba la ins ignificante provincia per-
sa de Ju dea, luego del retorno d e Babilonia. En el Deuteronomio desc u-
brimos una actitud d e encendido optimismo que halla expresión en la
serie de bendiciones, apropiadas a un pueblo del Señor que está a
punto de asentar en una nueva tierra, sin oposición frente a ellos. Es un
territorio que ha sido bien cultivado, que p roduce toda suerte d e frutos
y capaz de mantener a quienes lo habitan de manera en extremo genero-
sa. Im posible reconciliar esto con un territorio desgarrado y devastado,
deshabitado, carente de fortificacion es, sin viiias ni huertas, que encon-
traron los inmigrantes a su regreso de Babil onia. Nuevamente aquí,
entonces, la prueba de la evidencia interna señala, sin posibilidad de
error, a la época de la conquista, alrededor del año 1400 a. de J.C., y no a
ninguna otra fecha sugerida por la crítica moderna.
Antes de desped irnos del Deuteronomio, nos vemos obligados a
hacer un comentario final respecto a la extraordinaria predicción que
figura en el capítulo 28, y que comienza en e l versículo 49. Los
documentalistas lo han interpretado como la invasión de los opresores
asirios y ca ldeas, y por ello insisten en que a l menos ese pasaje no pudo
haber s ido compuesto has ta la época d e Josías o del exilio. Pero un
minucioso y detallad o examen revela cuan inadecuada es esta exp lica-
ción, aun desde un punto de vista racio nalista. Resulta claro, a la luz de
la his toria subsiguiente, que sólo las invasiones romanas de los años 70
y 135 después de Cristo, satisfacen los términos de esta profecía. Con-
sideremos los sigu ie ntes factores: (1) Los invasores habrían de venir
" del extremo de la tierra" (versículo 49), lo cual se ajusta mucho más a
Roma que a Babilonia. (2) Su id ioma sería totalmente desconocido para
los hebreos, lo cua l sería mucho más cierto con respecto al latín que al
babilonio, lengua emparentada con la sem ita (Versículo 49). (3) Los
judíos serían esparcidos por lodos los pueblos "desdo un extremo de la
tierra has ta el otro extremo" (Versículo 64), cosa que no ocurrió de
n inguna manera co n la con quista ca ldea. (4) No hay una so la
sugerencia en el sentido de que se p roducirfa e l retorno de un remanen-
te a Palestina, como ocurrió pocas décadas después de la muerte de
Nabucodonosor. (5) Los judíos cautivos serían llevados a Egipto por
barco en gran número, e inundarían el mercado de esclavos; cosa que
no ocurrió con la conquista caldea, pero que se c umplió literalmente
después de la caída de Jerusalén en manos d e las legiones d e Tito en el
año 70 d. de J.C. Uosefo afirma que a la caída de Jerusalén fueron
capturad os 97.000 prisioneros que fueron a parar a las minas de
290 R ESEr\'A CRíTICi \ DE UNA I NTRODUCCIÓN AL A NTIG UO T ESTAMENTO
29 1
292 RESEÑA C RíTICA DE UN A I NTRODUCCIÓN AL ANTIGUO T ESTAMENTO
cular; en cambi o babiru se refi ere a un grupo étnico definido. Otros, sin
embargo, han rechazado la significación étnica aun para babiru debido
a la gran diversidad de tipos y nombres atribuidos a individuos anota-
dos como babiri. Muchos de ellos, provenientes de fuentes de la anti-
gua Babilonia y de Nuzi, son nombres acád icos sem itas, pero los de
Alalah en su mayoría no son semíticos.
A la luz de la mencionada evidencia, es razonable preguntarse si los
babiru eran un a raza definida y homogénea o si el nombre te nía rela-
ción con grupos migratorios que no poseían territorio pro pio y no asen-
taban en la ti erra como lo hacía el resto de los pobladores. Cabe la
pos ibilidad de que fu eran un grupo semejante a los actu ales gitanos
cuyo origen racial se halla envuelto en el misterio, pero cuyo común
denominad or es que nunca asientan ni permanecen en un sitio , sino
que prefieren d eambular d e región en región donde hall an lo s uficiente
para vivir. Por lo menos esta es la teoría propuesta por Moshe Green-
berg en su monografía titulada "The ljab/piru" (Los bab/piru) (New
Hav en , Con n .; A mer ica n Ori ental Soc iety , (Soc iedad Or iental
Americana), 1955). Así expli caría su aparición como mercenarios al
servicio de gobiernos extranjeros o como subord inados qu e se contrata-
ban com o s iervos o esclavos. Aparentemente la eti mología del nombre
babiru ap unta hacia la significación básica de " uno que pasa por en-
cima" o " un o que atraviesa (la tierra)", que deriva del verbo 'ábar
(atravesar).
Sin emba rgo, queda planteado el interrogante de si el término
babiru ll eva n ecesariamente la connotación de una condición social
inferior. Meredith Kli n e señala que en algunos casos, como en el
de Alalah, figuran los babiru en altos cargos jerárquicos de la ad minis-
tración pública o también como maryannu poseedores de carruajes
(la más encumbrada de las castas guerreras). 2 Era con el los co n los que
se firmaban los tratados de paz, lo cual no se hubiera hecho con meros
subordinados o servidores públicos de infer ior jerarqu ía. Personal-
mente Klin e cons idera a los babiru como un linaje más o menos
homogéneamente étnico de tribus guerreras, que vendía n sus servicios
como mercenarios y en ciertos casos (como los godos en el imperio
romano posterior) se asentaban en un territorio y se transformaban en
terratenientes y runcionarios. En algunos casos, como en Alalah, se
integraron cul turalmente con los pueblos entre quienes vivían de tal
modo que has ta adoptaron los nombres propi os no semíticos comunes
en la locali dad . Cree que se aliaron con los gobiernos horeos o mitanios,
y de esa manera los respetaron, si bien se los atemorizaba y expulsaba
de muchas regiones no horeas. Kline n o cree que se los pueda relacio-
3. /bid. 12:2:160-84
JosuÉ. juECES v RuT 297
Dos de las Carlas de El-Amarna. Estas cartas (que suman casi 300)
son pedidos de ayuda de los príncipes palestinos a los reyes de
Egiplo (alrededor de los años 1400-1350 a. de J.C.) y pueden reflejar
las condiciones de Palestina en la época de la conquista.
(Cortesía del Museo Británico.)
El libro de Josué registra varios mi lagros, pero tal vez ninguno tan
7. Cf. Sir Char les Mars ton, Th e Bible is Tru e (La Biblia es veríd ica) (Lonclon: Eyre &
Spottiswood e, 1936).
8. Rimmer, T he Harm ony of Science and Scripture (Armonía e ntre la ciencia y la Escri-
tura) , tercera edición. (Gra n Rapids: Eerdmans, 1937) .
302 R ESEÑA CRíTICA DE UNA I NTRODUCCIÓN AL A NTIGUO T ESTAMENTO
l. Conqu ista parcial de Canaán por las fuerzas israelitas, 1:1 - 2:5
11. Razones que explican la supervivencia de remanentes cananeos ,
2:6 - 3:6
III. Opresión bajo Cusan-risataim, y liberación por man o de Otoniel,
3:7-11
IV. Opresión bajo Eglón y Moab, y liberación por mano de Aod,
3:12-30
V. Hazañas de Samgar, 3:31
VI. Opresión baj o Jabín y Hazor, y liberación por mano de Débora y
Barac, 4:1-24
VII. Cántico de Débora , 5:1-31
VIII. Opresión bajo Madián, y liberación por mano de Gedeón, 6: 1 -
8:35
304 R ESEÑA CRíTICA DE UNA I NTRODUCCIÓN AL A NTIGUO T ESTA1\•IENTO
FECHA DE COMI'OSICION
final en lugar de !sadhe final). La frase enmendada, " del cauti verio del
arca," se referiría al desastre que sufrieron los israelitas en la batalla de
Silo el año en que murió Elí. Sin embargo, no resulta fácil ver cómo esto
pudiera te ner alguna importancia en relación con lo que ocu rrió en el
extremo norte del territorio israelita, en la tribu de Dan. No obstante
ello, Moeller (GATE, pág. 150) señala la estrecha relación entre Jueces
18:30 y 1 Samuel 4:21 ("¡Traspasada es la gloria de Israe l! " por haber
sido tomada el arca d e Dios). En ambos casos se utiliza el m ismo verbo
gálah (ir en cautividad) , la forma verbal en Samuel y la forma nominal
en Jueces. Más aún , Jueces 18: 31 establece una estrecha relación entre
la institución d el c ulto idolátrico en Dan y la ex istencia de un culto
legítimo a Je hová en Silo. A la luz de estos datos, se jus tificaría tal vez
la substi tución d e la pa labra "tierra" p or el término "arca".
Pero una tercera y más simple sugerencia sería que el " cau tiverio de
la tierra" pudiera referirse a una aplastante derrota mi litar y deporta-
ción que habría ocurrido en algún período posterior a los jueces, en el
curso de alguna sangrienta guerra fronteriza. Como la ciudad de Dan
estaba situada en el flanco norte, sus habitantes bien pod ían haber sido
derrotados por a lgún invasor extranjero tan súbitame nte como los dani-
tas capturaron la ciudad a sus anteriores habitantes (cf. ju eces 18:27-
28) . En base a esta interpretación, Jueces 18:3 0 se refiere únicamente al
territorio de Dan y no indica, n ecesariamente, ninguna fecha de com-
posición posterior al reinado d el rey David .
PROBLEMAS DE CRONOLOGLA
Si se suman todos los años que sirvieron los diversos jueces, y a ese
resultado se agregan los períodos d e opresión, forman un gran total de
410 años. Pero el largo período de 480 años, que da 1 Reyes 6:1, no
permite más de 292 años entre la judicatura de Otoniel y la de Elí. Por
lo tanto , h emos de entender que muchas de estas carreras de servicio se
superponían o hasta eran contemporáneas. La afirmación de Jueces
10:7: "Jehová . . . los entregó en mano d e los filisteos , y en mano de los
h ijos de Amón " ; indica claramente que Sansón y Jefté tu vieron que
haber sido contemporáneos, ya que la opresión de los amonitas y la de
los filisteos ocurrió aproximadamente al mismo tiempo. J. B. Payne ha
calcu lado una cronología bás ica para los seis jueces más importantes y
que van desde Otoniel, en el año 1381 a. de J.C. hasta Samuel, cuya
carrera terminó en el año 1050 a. de J.C." La validez de este método de
calcular se ve confirmada por el comentario de Ju eces 11: 26 donde Jefté
estima que el interín entre la ocupación israelita de Hesbón y la fecha
de la guerra amo nita fue de 300 años. Esto permitiría una ocupación de
la Transjordania entre los años 1400 y 1100 a. de J.C. Debemos señalar
el h echo de que el libro de Jueces, propiamente dicho, no fij a una fecha
para todo el período de los jueces; por ello no hay razón alguna por
la cual vari os períodos de ju dicatura no h ubieran podido ser
contemporáneos .
10. Cf. Raven, OTI, pág. 158, para una lista de expresiones pecu li ares d e ju eces y que
característicamente se repiten en este libro.
11. Payne, OHH. pág. 79.
Josut. JuEcEs v RuT 307
datos aportados por estas cartas indica que la conquista hebrea, des-
pués de los éxitos iniciales resultantes de un esfuerzo combinado, dis-
minuyó n otoriamente el avance. A numerosas ciudad es-estados que
fue ron derrotadas por Josué, se les permitió reocupar sus respectivas
capita les y bregar por su supervivencia. Laquis, por ejemp lo, fue clara-
m ente derrotada por Josué entre los años 1400 y 1390 a. de J.C. (cf.
fosué 10:32), pero Tell el-Hesi (la probable localidad de Laquis) no
parece ha ber s ido totalmente destruida por fu ego hasta aproxima-
damente el año 1230 a. de J.C. (Las excavaciones arqueológicas h an
permitido descubrir tiestos escritos en egipcio hierático que registran
entregas de trigo hasta el "año 4" de un cierto faraón que, sobre la base
de series cerámicas podría ser el faraón Mernepta, según la opinión de
Albright y otros eruditos.) Restos correspondientes a la Edad de Bronce
Posterior, ha llados en Tell Beit Mirsim (que hasta hace poco era identi-
ficado con Debri) indican que no fue destruida hasta aproximadamente
el aJ'io 1200 a. d e J.C. Los arqueólogos datan la caída de Megido (ver
Josué 12:21) entre los años 1150 y 1050 a. de J.C. Por s upuesto que no
fue necesario que los conquistadores israelitas d estruyeran totalmente
las ciudades que in icialmente tomaron por asalto, pero con el correr de
los años, al crecer la población hebrea , pudieron ejercer un control más
efecti vo sobre el territorio que el Señor les e ntregó.
Otro hec ho importante de este período fue la perpetuación de la
autoridad egipcia a l menos hasta el siglo XII a. de J.C. Ya se1'i a la mos que
ni Josué ni Jueces m encionan el mantenimiento d el poder egipcio a lo
largo de las principales rutas comerciales en Pa les tina. Como ya lo
dijimos anteriormente, este silencio no puede ser explicado satisfacto-
riamente por la teoría del éxodo tardío, pues en el texto hebreo no se
menciona para nada la exitosa acción de Mernepta en e l año 12 29 a. de
J.C., n i la persistencia del poderío egipcio e n centros claves como Megi-
do y Bet-Seal'l, si tios donde se descubrieron inscripcion es con el nom-
bre de Ramsés Ili (1198-1 1 67 a. de J.C.) John Garstang comprobó un
claro sincronismo entre los diversos períodos de " re poso", menciona-
dos en Jueces y un estado de efectivo control egipcio e n Palestina. La
vigilanc ia de las principales vías comerciales por parte de tropas egip-
cias inhibiría natura lmente la agresividad de las nacio nes cananeas sin
que necesaria mente se viera afectada en forma drás tica la vida d e los
propios israelitas, que en gran nú mero p ermanecieron e n los zon as
montañosas (cf. Ju eces 1:19) en las prime ras fases de su ocupación .
Consecuentemente n o hubiera h abido ocasión de menc ion ar a los egip-
cios por sus nombres, y bien hubiera podido ocurrir que simplemente
se res istie ron a mencionarlos.
En cu anto a los fili steos, mucho se ha d iscutido res pec to a la fecha
de s u asen tamie nto en la costa suroccidental d e Palestina. Debido a una
inscripción de Ramsés III hallada en Med inet Habu que registra una
308 RESEÑA CRíTICA DE UNA I NTRODUCCIÓN AL ANTIGUO T ESTAMENTO
victoria naval sobre los filisteos al rededor del año 1195 a. de J.C.,
muchos críticos supusieron que fue su derrota a manos de los egipcios
la que primeramente los impulsó a radicarse en la costa palestina. De
ahí concluyen que toda mención a los filisteos con anterioridad al año
1195 a. de J.C. es necesariamente anacrónica ya sea en Génesis 21 , Jos ué
13 o Jueces 3. Según esta interpretación, ni Abraham, ni Isaac pudieron
haber hallado filisteos en Gerar como lo relata el Génesis (cf. Génesis
21:32, 34; 26:1, 8, 14, 15, 18). Pero el hecho de que los merodeadores
filisteos fueron rechazados por Ramsés Ili hacia el litoral palestino, no
constituye prueba alguna de que no h abitaron allí filisteos antes de ese
tiempo. Las referencias bíblicas demuestran que eran un pueblo hete-
rogén eo compuesto por diversos grupos entre los que se contaban los
caftoreos, los quefteos, los cereteos y los peleteos. Las probabilidades se
inclinan en favor de que varios de estos grupos emigraron en olas
sucesivas desde la isla de Creta. Ya en el periodo minoico los habi-
tantes de Creta eran activos mercaderes antes de la época de Abraham.
Como tales se hubieran sen tid o esti mulados a establecer cen tros
comerciales en la costa palestina.
RuT
FECHA DE COMPOSIC!ON
12. Cf. Keil y Delitzsch , ]os h uo. ]udge s. Ruth Uos ué , j ueces , Rut) (Gran d Rapids:
Eerd mans , 1950). págs. 388-95.
3 10 RESEÑA C RíTICA lJE UNA l NTROlJUCCIÓN AL A NTIGUO TESTi\MENTO
Las enseñanzas bási cas de Rut pued en agrupa rse e n tres títulos
principales.
1. Nos ofrece un anticipo de las grandes bendiciones que habrían
d e venir: los gentil es pueden incorporarse a la comun id ad de Israel en
condiciones de arre pentimiento y de fe en Jehová .
2. La maravillosa e inesperada providencia d e Dios se manifiesta
en la inclusión de un extranjero en el lin aje real del Mesías (cf.
Mateo 1 :5) .
3. El parie nte cercano prefigura al Mes ías, el góél que llena los
siguie ntes requis itos y funciones del pariente: (a ) tie ne que ser un
parie nte consanguín eo (de la misma manera que lo fu e Cris to por s u
nacimie nto virginal) ; (b) tiene que conta r con e l di nero necesario para
comprar la he redad enajenada (4:10; así como so lamente Cristo tuvo el
mérito d e paga r el precio por los pecadores); (e) debe estar dis puesto a
comprar la heredad enajenada (4:9; así como Cristo puso su vida por
voluntad propia); (d) d ebe estar dispuesto a contraer matrimoni o con la
mujer del pariente fallecido (4:10; símbolo de la relación de marido y
es posa que hay entre Cristo y su Iglesia). Por lo tanto, y desde este
punto de vis ta , el librito de Rut es uno de los m ás ins tructivos del
Antiguo Testam ento con respecto a la obra m ediad ora del Señor Jesús.
1 y 2 DE SAMUEL
312
1 y 2 S i\M UEL. 1 y 2 R EYES 313
FECIIA Y COMPOSICION
A juzgar por las evid encias internas, difíc il mente p udieran h aberse
escrito los libros de Sam uel antes d e la muerte de Salomón. En 1
Sam uel 27:6 leemos que la monarquía divid ida era un hecho: "Siclag
314 R ESEÑA CRíTICA DE UNA I NTRODUCCIÓN AL A NTIGUO TESTAMENTO
vino a ser de los reyes d e Judá hasta hoy". Si bien no figura una nota
necrológica sobre David, las últimas palabras parecieran implicar un
conocimiento de su muerte . Faltan datos precisos en cuanto a la fecha
de su composición, y ninguno de los eruditos tan conservadores como
Steinmueller, Young o Moeller pueden fijarla con más aproximación
que entre los años 930 y 722 antes de Cristo.
Los críti cos racionalistas, al analizar el libro sostienen que está
compuesto de dos documentos (Pfeiffer) o posiblemente de tres (Eiss-
feldt, que descubre L, J y E). Sostienen que algunas de sus porciones
pertenecen a Salomón, y otras partes le fueron añadidas hasta el año
550 a. de J.C. por un redactor de la "escuela del Deuteronomio". Es
digno de mención el h echo de que hay tantas evidencias de una fecha
temprana, en algunas secciones de SomueJ, que hasta un crítico di-
visionista como lo es R. H. Pfeiffer , pudo asignar la parte más antigua
del libro a un autor del siglo X a. de J.C. , tal como Ahimaas el
sacerdote. 2 Pero a otras porciones les asignan fecha tan tardía como el
tiempo del exilio, debido a que se hace referencia a los levitas en 1
Samuel6 y 7. 3 Se aplica la misma técnica general de análisis que la que
se utiliza para la crítica al Pentateuco, con el propósito de aislar relatos
paralelos y dobles que demuestran tales "inconsecuencias" entre s í
como para indicar diversas paternidades literarias en distinto s
períodos de la historia de Israel. Por ejemplo, sostienen que hay dos
actitudes diametralmente opuestas respecto al establecimiento de una
monarquía en Israel: la de 1 Samuel 7 y 8 (que entraña una condena-
ción divina por la falta de fe del pueblo al solicitar un rey) y la del
capítulo 9 (especialmente el versículo 16) con sus magníficas promesas
de bendición para el rey a quien habrá de ungir Samuel.
Lo que estos críticos no logran ver es que la condenación por la
posición antiteocrática adoptada por la nación, no anula la bendición
de Dios sobre el instrumento humano que ha escogido para dirigir a su
pueblo bajo la nueva forma de gobierno que equivocad amen te ha
preferido.• A lo largo de la his toria hebrea hallamos numerosos ejem-
plos de este tipo de respuesta divina ante Jos errores humanos. Por
ejemplo, a pesar de los crímenes perpetrados por David para adquirir a
Betsabé como esposa, Dios magnánimemente escogió a su segundo hijo,
Sa lomón , como sucesor de su padre, el más glorioso de sus descen-
dientes . La artificialidad de la estratificación de la alta crítica se pone
siglo XII (cf. Jueces 12:13-15); de ahí que su nombre aparezca como
B-D-N en lugar de '-B-D-N y sea vocalizado por los masoretas como
" Bedán" (según figura en la VRV, revisión de 1909, pues en la revis ión
de 1960 figura como Barac; nota del traduc tor).
último versícu lo, resulta obvio que un error d el copista vició la trans-
misión del texto original. Afortunadamente 1 Crónicas 20:5 nos ayuda
a descubrir cómo se produjo el error. En 1 Crónicas dice así el versícu-
lo: "Y Elhanán, hijo de Jair, mató a Lahmi, hermano de Goliat geteo." El
copista de 2 Samu el 21:19 confundió aparentemente el signo del objeto
direc to (' t) con la palabra beyt (probablemente porqu e e l manuscrito
estaba manc hado o desgastado antes de la t fin al), y d e esa manera
cambió La ~m i por " el belemita" (hebreo: B-t-h-1-J:¡-m-y); luego, por una
razón similar, confu nd ió la p alabra h ermano ('J:¡ ) con el s igno del objeto
directo ('-t), que s ign ifica que fue Goliat el que murió y no su hermano.
En el siglo V a. de J.C. la letra hebrea h~t (/:1) se parecía notoriamen te a la
letra tow (t) y además se había empequeñecido la letra yod. Como
evidencia ad icional de que fue mal copiado el versícu lo de 2 SamueJ 21
tenemos la intromisión d el nombre oregim des pués de joare. Como lo
deja traslucir 1 Crón icas 20 , esta palabra 'ór "gfm , que s ignifica teje-
dores, solo podía figurar después de " rodil lo". Este error de tra nsmi-
sión tuvo que haberse producido cuando la letra l~ et ya se semejaba a
taw , pero an tes de haberse traducido la Septuaginta , es decir entre los
siglos V y III a. de J.C.
Entre otros hechos paralelos, supuestamente inconsistentes, se in-
cluyen las dos ocasiones en que David tuvo a Saú l e n s us manos y pudo
haberlo matado m ientras dormía. (Pero en las peculia res condi ciones
dadas por la guerra de guerrillas en terreno montañoso, cabe dentro de
lo posible que se hubiera produ cido dos veces). Por otra parte, en los
repetidos episodios d e reconciliación y alienación ocurridos entre Saúl
y David, los períodos temporales de amistad eran seguidos por arran-
ques de odio asesino, Y, sin embargo, habría que reconocer que en vista
ele la demencia de Saúl y su progresivo deterioro por la corrosiva in-
fluencia de una obsesiva envidia y de un profundo sentido de insegu-
ridad, este orde n de acontecimientos se ajusta a la realidad de la vida.
Ni aquí, ni en ninguno de los ejemplos menos significativos que los
críticos racionalistas sacan a luz, podrá encontrarse un solo caso de
auténtica discrepanc ia.
1 y 2 REYES
En cuan to a las fu entes de esta obra, resu lta obv io que el au tor
profético se basó más en documentos anteriores qu e el au tor de jueces o
Samu el. Se m encion an tres de tales d ocumen tos: (1) El li bro de los
hechos de Salomó n (1 Reyes 11:4 1); (2) El libro de las c rón icas de los
reyes de Judá (passim); (3) El libro de las crónicas de los reyes de Israe l
(passim). Podemos inferir, razonablemen te, que estas tres obras consis-
tían primordialme nte de las anotaciones del cronista o archivero oficial
de la corte , el mazklr, que me nciona 2 SarnueJ 8:16. Sin ser ci tada, pero
obviamente consultada , hay una cuarta fu ente, Isaías 36-39, gran des
secciones de la c ual fueron copiadas casi al p ie de la letra e n 2 Reyes
18-20 . (P u esto que e l au tor de 2 Reyes narró la historia hebrea has ta la
ca ída de jerusalén y un tiem po despu és, es obvio que lo mó d e l saías y
no viceversa. Algunos c ríticos han sostenido que los cap ítulos de Isaías
fueron copiad os de Reyes, pero las evidencias sobre las cuales basan
su presupuesto pueden ser interpretadas en favor de la conclusión
opuesta.)
Con respecto a la fech a d e composición, resu lta obvio, de lo que
acabam os de d ecir, qu e se consu ltaron fuentes escritas an teriores, que
se remontan al reinado de Salomón. La composición fina l tuvo qu e
h aber sido hec ha después de la caída d e Jerusalén, probablemente al
320 RESEÑA CRíTICA DE UNA INTRODUCCIÓN AL ANTIGUO T ESTAMENTO
Sargón II. Este enorme toro de piedra con cabeza humana proviene
del palacio de Sargón II, probable conquistador de Samaria.
(Cortesía del Louvre.)
322 RESEÑA CRíTICA DE UNA I NT RODUCCIÓN AL ANTIGUO TESTAMENTO
dadas en los libros de Reyes para los reinados y reyes del Norte y del
Sur. Particularmente en el caso de los reyes judíos, al sumar todos los
años de reinado, acusaban un total considerablemente mayor que el
lapso que transcurrió entre la muerte de Salomón y la caída de Jeru-
salén. Sin embargo, las investigaciones posteriores demostraron el
hecho de que en muchos casos el príncipe heredero o el inmediato
pretendiente al trono era formalmente coronado y comenzaba oficial-
mente a reinar en vida de su padre. En el caso de Uzías, para tomar un
ejemplo extremo, parece haber sido coronado como rey secundario en
el año 790 a. de J.C., cuando su padre Amasías apenas había reinado
seis años. A la muerte de Amasías ascendió como rey único, en el año
767 a. de . J.C. En el año 751 a. de J.C. enfermó de lepra y tuvo que
abandonar todas sus responsabilidades gubernamentales, durante gran
parte de su reinado. En ese mismo año 751 a. de J.C. fue coronado su
hijo Jotam y reinó hasta el año 736 a. de J.C.; pero al parecer , de acuerdo
con 2 Reyes 15:30, no murió hasta el 732 ó 737 a. de J.C. En el año 743 a.
de J.C., su hijo Acaz fue coronado como corregente y reinó hasta el año
728 (cuando al parecer fue depuesto, si bien no murió hasta el año 725).
De esa manera, entre los años 743 y 739 a. de J.C. , Judá fue gobernado
por no m enos de tres reyes simultáneamente: Uzías, Jotam y Acaz.
Gran parte de las dificultades planteadas por problemas de cronolo-
gía en este período se deben a la afirmación que figura en 2 Reyes 18:1 3,
según la cual la invasión de Senaquerib (en el año 701 a. de J.C.) se
produjo en el decimocuarto año del reinado del rey Ezequías. De ello
Edwin Thiele dedujo que Ezequías comenzó a reinar en al año 715, a
pesar de que todas las otras referencias en 2 Reyes indican o implican
que comenzó su cogobierno con Acaz en el año 728 (2 Reyes 15:30;
16:1-2; 17:1; y aun 18:1, 9). A regañadientes Thiele arriba a la siguiente
conclusión, respecto al autor hebreo: "Fue un hombre profundamente
preocupado por la verdad, pero que no entendía toda la verdad."" En
apoyo de esa conclusión, procura demostrar que la "Gran Pascua" tuvo
que haberse celebrado después de la caída de Samaria y no antes (si
bien 2 Crónicas 30- 31 implica que ello ocurrió alrededor de la misma
fecha de las reformas religiosas que impuso en Judá, al comienzo
de su reinado).
Tal como tenemos ahora el texto hebreo, hay una clara discrepancia
entre 2 Reyes 18:13 y todos los otros pasajes citados anteriormente.
Pero si enmendamos la expresión "a los catorce años", y colocamos "a
los veinticuatro años"•, ello indicaría el año 725 a. de J.C. como el
8. Thiele, Mysterious Numbers of the Hebrew Kings (Números misteriosos de los reyes
hebreos), segunda edición (Gran Rapids: Eerdmans, 1965), pág. 140.
9. E. J. Young, Book of Isaiah (Libro de lsaías], New InternationaJ Commentary on the
Old Testament (Nuevo comentario internacional del Antiguo Testamento), Grand
Rapids: Eerdmans, 19ti9), págs. 540-542.
1 y 2 SAMUEL. 1 y 2 REYES 323
nacido hasta hace poco. explica en alguna medida por qué joacim se
rebeló contra Babilonia en el último año de su reinado) . jerusalén capi-
tuló ante Nabucodonosor la primera vez el 1 5 ó 16 de marzo del año
597 a. de J.C. Ese mis mo mes Sedequías fue des ignado rey. Por último,
jerusalén cayó en julio d el año 587, durante la tercera invas ión de
Nabucodonosor.
Estas tablillas aclaran una discrepanc ia entre 2 Reyes 24:12, que
dice que la captura de jerusalén que se produjo en el año 597 a. de J.C.
ocurrió el octavo año de Nabucodonosor, y jeremías 52:28 que afirma
que ese hecho ocurrió en el año séptimo. Está claro que en la batalla de
Carquemis, Nabucodonosor tenía el mando total de las tropas caldeas y
bien pudo haber sido considerado en el Oeste, como el rey defacto ; de
ahí que el historiador judío de 2 Reyes consideró el año 605 ó 604 a. de
J.C. como su primer año de reinado. Pero en Babilonia, que no utiliza-
ban el sistema del año de ascensión, su reinado no comenzó oficial-
mente hasta el año 604 ó 603 a. de J.C. Al parecer Jeremías se ajustó al
s istema de computación oficial de Babilonia.
Un problema espinoso es el planteado respecto a la fecha d e la
invas ión de Senaquerib a Palestina y al sitio de jerusalén , segú n lo
regis tra Isaías 36-37 y 2 Reyes 18-19. Los monumentos que recuerdan a
Senaquerib nos informan que esa invasión ocurrió en el año 701 a. de
J.C., y habitualmente se ha aceptado que coincidió con la época de la
gran crisis, según la narración del relato hebreo. Pero la publicación de
la Estela IV de Kawa por M.F.L. Macadam , le permite interpretar que
Tiraca no pudo haber tenido más de nueve ai'ios d e edad en el año 701
a. de J.C. , y por el lo difícilmente hubiera podido coman dar los ejércitos
egipcios que infructuosamente procuraron derrotar a Senaquerib y
levantar el sitio de Jerusalén. Basados en esta interpretac ión, muc hos
eruditos (incluso Albright) elaboraron la teoría de que la acción con
Tiraca supuso una segunda invasión de Senaqucrib contra judá, no
registrada en los a na les asirios que se co nocen, pero que ocurrió en
algú n momento de la década 680-670 a. de J.C."
Pero todas estas especulaciones han perdido vigencia e importancia
a raíz de una posterior edición d e la Estela IV de Kawa publicada por
Leclant y Yoyette en el ai'io 195 2. Este segundo examen del texto egip-
cio d emostró que Macadam lo interpretó errónea mente; en realidad,
quien murió e n el aii.o 7 13 a. de J.C., como fecha más tardía pro-
bablemente en el 717 ó 716 , fue Pianky, el padre de Tiraca. Ello signifi-
ca que Tiraca tenía más de nueve años de edad en el año 701 a. de J.C.
Macadam supuso , eq ui vocadamente, que hubo una corregen cia de seis
años de Tiraca y su h ermano mayor Shebitku; también se equivocó al
12. Para mayores d etalles y docume ntación consu ltar Kitchen . AOOT, págs. 82-84.
CAPITULO 21
INTRODUCCIÓN A LOS PROFETAS
ABDIAS, JOEL Y JONAS
INTRODUCCIÓN A LOS PRO FETAS
327
328 RESEÑA CRíTICA DE U 11\ I NTRODUCCIÓN AL ANTIGUO T ESTAMENTO
ABOÍt\S
fue escrita dura nte el exilio o poco des pués de la caída de Babilonia en
el año 53 9 a. d e J.C.
FECHA DE COMPOSICION
ind ividuos qu e secues traron para util izarlos como esclavos en las
minas de hierro. En este caso "todo un pueblo cau tivo" no se refiere
seguramente a la deportación masiva de toda la población, sino a los
habitantes de comunidades aisladas capturadas en incursiones que
tenían co mo propósi to capturar esclavos. Este episodio que relata
Amós tiene que haberse producido, por supues to, en e l siglo VIII a.
de J.C., mucho antes de la cauti vidad babilónica del año 586 a. de J.C.
En Isofos 20 :4 se utiliza el mismo término respecto a la actuación
del rey de As iria al llevar cautivos pris ion eros egipcios y etíopes luego
de su victoriosa campaña militar en el va lle del Nilo, hecho que ocurrió
a comienzos del siglo VII, durante el reinado de Esa radón. De ello
podemos inferir que un autor que escribiera , Abdfas 20 pudo haber
vivido uno o d os siglos antes de la época de Nabucodonosor. El cumpli-
miento de este versículo es, por supuesto , un as un to di stinto, pues no
pued e ser datado de ninguna manera a ntes de la dinas tía de los
asmoneos en el segundo siglo a. de J.C., y muy probablemente haya que
buscarlo en los acontecimientos que habrán de ocurrir en los últimos
días del reino milenia l.
En el versículo 2 0 hay una oscura referencia a una leja na localidad
llamada Sefarad, cuya identificación ha s ido motivo de grandes dis-
cusiones. Una antigua tradición rabínica la relaciona con España ; de
ahí que los judíos españoles fueron conocidos como la comunidad
sefardi ta. Otros erud itos sostienen que se trata de la capital de Sardis en
el Asia Menor, y citan para ello inscripc iones recientemente halladas
en arameo y que mencionan ese distrito con el térm ino S-p-r-d (que son
las consonantes d el nombre Sefarad) .' Pero puesto que, por lo que
sabemos según los an tiguos documentos , n o hubo ninguna deportación
ni migración de judíos a Sardis, tiene poco asidero esta identificación. 2
Lo más probable es que se trate de un distrito que lleva el nombre de
Safarda, s ituado en el sudoeste de Med ia, según se lee en una inscrip-
ción del rey Sargón de Asiria. Es bien sabido que Sargón deportó algu-
nas de las diez tribus a las "ciudades de los medos" (ver 2 Reyes 18:11).
1. Ver el articu lo de C. C. Torrey, "The Bil inguall nscri ption from Sardis" (La inscripción
bilingüe de Sardis ) en American Journa l oj Semilic Longuogcs (Revista Americana de
Idiomas Semíti cos). (octubre de 191 7). Contiene el texto urameo d e una inscripción
funeraria Li d io-A ramea, en el cual la ciu dad d e Sard is es m encionada dos veces y d ele-
tread a S-P-R-0 . Torrey está pers uadido (pág. 190) de qu e esta es la ci udad mencionada en
Ob 20. Lleva co mo fecha el d écimo año de Artajerjes. pero es incierto si se refiere a
Artajerjes 1, como cree Torrey (de ahí 454 a. de J.C.) .. o a 1\rtajerjes 11. como lo prefiere
Cook (y por lo tanto el año 394 a. de J.C.). No hay d uda d e que debo concederse que
S-P-R-0 tiene qu e haberse referido a Sardis, por lo menos en cuanto al d eletreo de la
palabra se refiere. Pero la posibilid ad alternativa de Sefarad , en Media, provee ex-
actamente la mism a posibilidad respecto d e s us conso nantes, y encaja me jor con los
hechos conocid os de la hi storia hebrea.
2. Debe notarse el hecho de que es favo recida por el New Bible Commentary (El nuevo
comentario bíbli co) y por Lanchester en la Cambridge Bible (Biblia de Cambridge) , cuyo
tratamiento en " Abd ías y )onás", págs. 11-20, es fáci lm ente comprens ible y está escrito
con men te abierta, s i b ien divide a Abdfos en dos fu entes.
I NTROD UCCIÓN A LOS PRO FETAS ABDÍi\S. }O EL Y j ONÁS 335
)OEL
l. La plaga de las langostas como tipo del día d e Jeho vá, 1:1-2:11
B. Esta invasión es una prefigura de una futura invasión humana
(asirios y caldeas) 1:8-20
C. El día de Jehová como día del juicio final, 2: 1-11
Il. Llamado al arrepentimiento , 2:12-1 9
A. Formas externas de contrición co mo también de sin cero
arrepentimiento de corazón, 2:12-15
B. Arrepentimiento a nivel nacional , que abarca a todas las clases y
edades, 2:16-17
C. Promesa de que nuevamente Jehová será miseri cordioso
(aparentemente cumplida durante el reinado de Joás), 2: 18-19
III. Promesas de lluvias de bendición, 2:20-32
A. Tremenda d errota a las fuerzas que invadieron a Israel por el
norte, 2:20
1. Senaquerib
2. El poder mundial de los ultimas días
B. Lluvi a enviada por Jehová después d e la plaga de langostas y de
la sequía, 2:2 1-2 7
C. Esta lluv ia prefigura el derramamiento del Espíritu Santo e n los
úl tim os días (comenzando en Pentecostés), 2:28-32; signos
meteóricos de la fase final de los últimos días (cf. Mateo 24:29)
I NTRODUCCIÚN A LOS PROFETAS ABDÍAS. JOEL Y JoNÁS 337
FECHA DE COMPOSICJON
los edomitas (cf. j oe l 3:4, 19). Esto apunta h acia un período cuand o
Asiria y Babilonia no significaban ninguna amenaza, pero Egipto y los
vecinos que rodeaban a Israel aún eran fuertes y agresivos. Aun e n los
días de Joás era de temer el poder egipcio; en la época de Roboam , el rey
egipcio Sisac (identificad o como Sesonq I, 947-925 a. de J.C.) asoló el
reino y saqueó el templo de Jerusalén ; y en el reinado d e Asa se produjo
la temida invasión d e Zera, el general enviado por Osorkón I (925-829
:1 . de J.C. ), de la dinastía etíope (New Bible Di ctionary - Nuevo dic-
cion ario bíblico- p ág. 1359). En los días de Joram, abuelo d e Joás, y aun
en el tie mpo d e Josafat, los edomitas y filisteos incu rs ionaron contra
Judá con tanto éxi to que pudieron tomar por asalto la ciudad de Jeru-
salén (cf. 2 Reyes 8:20-2 2; 2 Crónicas 21:16-17). En ningún momento
después del reinado de Joás el reino de Judá se vio enfrentado por este
particular y variado surtido de enemigos. Debemos agregar que en
ningún momento d es pués del p eríodo caldeo pudo considerarse a los
egipcios como una potenc ia agresiva, puesto que a duras penas podía
mantener s u propia independencia. Esto pareciera e liminar la posibi-
lidad de una fecha en los períodos persa o gri ego.
Entre los críticos no conservadores recientes, hay una tende nc ia a
fechar la profecía de Joe l inmediatamente d espués de la muerte de
Josías en e l año 609 a. de J.C. Es lo que sosti ene A . S. Kapelrud en j oel
Studíes (Es tudios sobre Joel), 1948, al afirmar que e l autor fue con te m-
poráneo de Jeremías y d e Sofonías y que compuso el libro más o m enos
tal cual lo ten emos hoy en día. Sin embargo, la mayo ría de los críticos
se inclinan a cons iderar que joel fue compuesto después del exil io, en
vis ta del con ocimie nto que tiene sobre la ca uti vid ad de Babilonia
(2:32- 3:1), y especia lmente porque menciona a los griegos (Ydvdním]
en 3: 6. Parten de la base de que n o podrían haberse mencionado los
griegos hasta después de la conquista de Ale jandría en el año 330 a.
de J.C.
Pero aclaremos que en este contexto la m ención a Jos griegos se hace
como un pueblo distante , y se echa en cara la enormidad del d elito d e
los mercaderes de esclavos fenicios que s in escrúpulo alguno vendían
los cautivos israelitas a regiones tan remotas como Grecia. Imposible
s upon er que e l pueblo h elénico era desconocido a Israel en el p eríodo
anterior al exilio, puesto que las inscripcion es as irias los mencionan en
épocas tan remotas corn o el siglo VIII a. de J.C. 3 Semejante referencia es
totalmente incompatible con una situación donde los griegos ya domi-
nan totalmente el imperio persa, pues en el período más tardío no
podrían ser con siderados distantes y remotos d e Palestina, tal cu al lo
deja entrever claramente el texto. (En parte, por esta razó n , Pfeiffer
prefiere fechar a j oel a lrededor del año 350 a. de J.C., en los días de
JONÁS
4. Cf. G. E. Ladd , " Why Not Prophetic-A pocalypti c?" (¿Po r qué no apoca lípti co
proféti co?) en JBL, 76:3 (1957).
I NTRODUCCIÓN A LOS P ROFETAS ABDÍAS. ] OEL Y ] ONÁS 341
hebreo no contaba con un vocablo especial que traduzca " ballena " , y
puesto que no se sabe de ningún auténtico pez -en contrap osición con
un mamífero marino- que posea un estómago que tenga la capacidad
que tiene el de la ballena, es razonable adherirse uno en este punto a la
interpretación tradiciona l. El único otro término pos ible , tonnín , era
tan vago que n o podia ser utilizado aquí , ya que también puede signifi-
car tiburón, serpiente marina y hasta dragó n.)
FECHA DE COMPOSICION
llegado a nuestras manos (ya sea en acad io, h ebreo, griego o latín)
parece no haber estado enterado de que ínive era la capi ta l del im-
perio asirio. Es ingenuo suponer, entonces, que un escritor que viviera
en el año 4 3 0 a. de J.C. imaginara que el rey de Nín ive no era también el
rey de Asiria. Los autores griegos tales como Herodoto en el siglo V a.
de J.C. y Jenofonte en el siglo IV a. de J.C. estaban perfectamente entera-
dos del imperio as irio y Herodoto al menos sabía que Nínive era su
capital. Por ello debemos buscar otra explicación para es ta designación
de "rey de Nínive" en el tercer capítu lo de Jonás. Los libros históricos
del Antiguo Tes tam ento nos proveen excelentes analogías para el
difundido uso hebreo de este título. Por ejemplo, si bien Acab era el rey
de Israel (es decir de todo el Reino del Norte), ocas ionalmente la Escri-
tura se refiere a él como "rey de Samaria" (1 Reyes 21:1), por cuanto
Samaria era la capital del reino. De la misma manera Ben-Adad , que es
bien conocido por el cronista como rey de Siria (Aram) , toma también
ocasionalmente el nombre de " rey de Damasco" (2 Crónicas 24:23).
Nuevamente aquí se aplica como título real el nombre de la capital del
reino. El uso que hace Jonás del término rey de Nínive nos ofrece un
perfecto paralelo de estos ejemplos.
2. También se insiste en que se habla de Nínive en tiempo pasado
"era" (hóy"!a h) en 3:3. La única interpretación pos ible es que la ciud ad
había dejado de existir desde largo tiempo atrás; de lo con trario el autor
hubiera dicho: "Y cuando Nínive era [tihyeh] una gran ciudad." Se
con cede fácilmente que el autor bien pudo haber expresado el tamaño
de Nínive por el uso del tiempo imperfecto (tihyeh) , de haberlo querido
expresar así; pero es evidente que su propósito a esta altura de la
narración era el de hacer hi ncapié en el h echo de que Nínive había
adquirido un gran tamaño (aunque probablemente había crecido aún
más cuando el libro fue escrito, es decir, en el año 760 a. de J.C.). La
única forma de expresar su pensamiento de que la ciudad "había llega-
do a ser", era utilizando el pretérito perfecto, ha.yctah.
3. El enorme tamaño atribuido a Nínive es sin duda un elemento
fabu loso en la narración. El autor afirma que para cruzar la ciudad se
requería tres días de caminar dado su inmenso tamaño (3:3-4). Sin
embargo, observamos que el texto no dice específicamente que Jonás
necesitó tres días sin parar para atravesar a Nínive. 6 Solamente afirma
que le tomó tres días atravesar la ciudad predicando su men saje. La
predicación callejera en las esquinas demanda muchísimo tiempo. Tres
días no era un período demasiado prolongado para cumplir con su
misión en una ciu dad que bien pudo haber contado con 600.000 habi-
tantes (a juzgar por los 1 20 .000 niños que se sugieren en Jonás 4:11) en
el siglo VIII a. de J.C.' A esto h abría que agregar la población d e los
suburbios que tuvo que haber sido muy considerable. El distrito admi-
nistrati vo de Nínive tenía una extensión de 50 a 100 kilómetros de
diámetro." Del contexto surge claramente que la frase "camino de un
día" (mahalak yórn 'ehéid) se refiere a l sector de la metrópoli que pudo
cubrir deteniéndose a predicar en diferentes puntos donde era venta-
joso hacerlo para lograr la aten ción del público.
4. Sostienen algunos que es inconcebible que un a ciudad pagana
como Nínive se arrepintiera de manera tan rápida y unánime, en res-
puesta a la exhortación de un desconocido extranjero proveniente de
un pequeño y distante país. Resulta absurdo el decreto real que ordenó
que todos los h abitantes y aun animales se vistieran de cilicio para
expresar su pesadumbre y arrepentimiento. Todos estos deben ser con-
siderados como elementos de fábu la. Debemos admitir que tan rápida
respuesta de parte de una población pagana constituye un hecho mila-
groso, pero la narración no deja lugar a dudas en el sentido de que el
poder del Dios Todopoderoso estaba detrás de toda esta empresa. No se
hubiera justificado la insistencia de Dios de que Jonás se dirigiera a
Nínive a menos que estuviera dispuesto a hacer que la predicación del
profeta fuera efecti va. ¿Quién puede señalar los límites d el poder del
Espíritu Santo para convencer a los hombres de pecado cuando se
pred ica su verdad? Si los ninivitas de pronto temieron una destrucción
genera l que abarcaría toda la ciudad, y aniquilaría a los habitantes y
también al ganado, ¿qué más apropiado, desde su pun to de vista, que
vestir a las bestias con los símbolos de la contrición?
Además, y aparte de estas consideraciones teóricas, hay evidencias
históricas de que durante uno o dos períodos estratégicos del ministe-
rio de Jonás, él hubiera podido hallar una atmósfera ap ropiada para un
mensaje monoteísta. Es cas i seguro que el rey de Nínive y Asiria, en
esos días, fue Adad-N irari III (8 10-783 a. d e J.C.) Es bie n conocido el
hecho d e que ese rey redujo su adoración al dios Nebo, y de esa manera
se acercó aún más a la monolatría que ningún otro ocupante del trono
asirio. En segundo lugar Steinmuller (CSS, 2:289) sugiere que si Jonás
llegó a Nínive un poco más tarde, en el reinado d e Asurdán Ill (771-
754), hubiera hallado a la población sicológicamente preparada para
aceptar el anuncio de una catástrofe to tal, pues una gravísima plaga
asoló a la ciudad en el año 765 y hubo un eclipse total de sol el día 15
de julio del año 763 a. de J.C. Hubo otra plaga en el año 759 a. de J.C.
ARGUMENTOS LINGÜISTICOS
Los que abogan por una fecha posterior al exilio para el libro de
Jonás recurren habitualmente a un cierto número d e supu estos arameis-
mos que figuran esparcidos en el texto.
1. En 1 :5 figura la palabra s•pfnah, nave, como variante de un co-
nocido vocablo hebreo, '•niyyah, que también sign ifica nave. S•pfnah
es común en arameo; figura solamente aquí en la Biblia hebrea. Sin
embargo, obviamente deriva de la raíz séipan, cubrir, que se repite a
menudo en el An tiguo Testamento, como asimismo en las inscrip-
ciones fenicias (s i bien el verbo nunca aparece en el aram eo sobrevi-
v ie nte). In ferimos que esta expresión orig inalmente significaba
una nave cubierta o un barco equipado con una cubierta, y el arameo
puede haberlo tomado del cananeo.
2. En jonás 1:6 figura el verbo 'éishat (en la raíz hithpael) con el
significado de recordar. En el idioma arameo este verbo aparece en
época tan antigua como la del Papiro Elefantino. Un sustantivo re-
lacionado 'éshet aparece en el Cantar de los Cantares 5:14 con el signi-
346 RESEÑA CRíTICA DE UNA I NTRODUCCIÓN t\L ANTIGUO TESTAMENTO
Los eruditos liberales consid eran el libro de Jonás como una co-
lección de escritos originados en diversas fuentes. En particular el
sa lmo de acción de gracias de Jonás Uonós 2:2-9) es considerado com o
una inserción extraña: (1) porque Jonás 2 :1 nos dice que jonás oró
(hitpalJeJ), en tanto que el resto de la composición co ntiene expre-
s iones de gratitud y no peticiones; (2) porque la acción d e gracias fue
expresada antes que Jonás hubiera sido vomitado en tierra firm e y, por
lo tanto, no tenía razón alguna para agradecer a Dios. Pero estas ob-
jeciones, tal cual las formuló Wellhau sen (Di e kl einen Prophe ten, - Los
profetas menores- 1898, pág. 221) , pierden totalmente el senti.do del
sa lmo. En primer lu gar, como resulta fácil comprobar por numerosos
ejemplos del libro de los Salmos, la alabanza era considerada por los
348 R ESEÑA CRíTICA DE UNA INTRODUCCIÓN AL ANTIC UO TESTAMENTO
9. Se han informado numerosos casos, en épocas recientes, de hombres que han sobrevi -
vido al duro trance de ser tragados por una ballena. La Princeton Theologica l Review
(Revista teológica de Princeton) de octubre de 1927, refiere dos incidentes, uno en el año
1758 y el otro en 177 1, según los cuales un hombre fue tragado por una ballena y
vomitado poco tiempo después , con sólo lesiones leves. Otros casos son citados por R. K.
Harrison, en !OT, pág. 907.
Uno de los casos más notables lo refiere Francis Fax, Sixty-three Years of Engineering
(Sesenta y tres aüos de ingeniería), (Londres : j. Murray, 1924), págs. 298-300, quien
informó que este incidente fue pralijamente investigado por dos científicos [uno de los
cuales fue M. de Parville, editor científico del fournal des Debats [Publicación de de-
bates) en París. En febrero de 1891, el barco ballenero Star of the East (Estrella del
Oriente), navegaba en las proxim idades de las Islas Malvinas, y el vigía avistó una
enorme ballena a unos cinco kilómetros del barco. Se bajaron dos botes y al poco tiempo
uno de los arponeros pudo clavar su arpón en el enorme animal. Los tripulantes del
segundo bote también atacaron al animal, pero un coletazo de la ballena lo hundió, y los
marineros cayeron al mar. Uno de ellos se ahogó, pero el otro, james Bartley, sim-
plemente desapareció sin dejar huellas. Luego de muerta la ballena, la tripulación co-
menzó su tarea de quitarle la grasa con hachas y palas. "Trabajaron todo el d ía y parte de
la noche. Al día siguiente, con jarcias y aparejos pusieron sobre cubierta el estómago. Los
marineros quedaron perplejos cuando observaron espasmódicos signos de vida, y dentro
del estómago hallaron al marinero que había desaparecido, doblado e inconsciente. Lo
pusieron sobre cubierta y le dieron un baüo con agua de mar que pronto lo hizo revivir.
Al finalizar la tercera semana se había recuperado totalmente de su estado de conmoción
y reasumió sus actividades normales .. . Su rostro, cuello y manos se veían descoloridos,
con una blancura mortal y un aspecto de pergamino. Bartley afirma que probablemente
hubiera vivido en su habitáculo de carne hasta morir d e hambre, porque se desmayó de
miedo y no por fal ta de aire."
Una carta fechada el 24 de noviembre de 1906, que lleva la firma de la seüora J. F. de
Whitney, esposa del capitán del S!ar of !he East, y recibida por A. Lukyn Williams [que la
INTRODUCCIÓN A LOS P ROFETAS AllDÍAS. }OEL Y }ONÁS 349
AMóS
350
A~IÓS. Ü SEi\S y M IQUEt\ S 351
5. Amón, 1:13-15
6. Moab , 2:1 -3
C. La ira contra las dos naciones del pacto por menos preciar la
Palabra de Dios, 2 :4 -16
1 . Judá, habién dose apartado de Dios y escogido falsos maes-
tros, s ufrirá el fu ego y la destrucción.
2. Israel habrá de sufrir un a tremen da d estrucción por los peca-
dos de exp lotar a los pobres, por el pecado de incesto, p or s u
ingrati tud hacia Dios, y por perseguir a los fie les.
Il . Maldades de Israel y adverten cias de Dios, 3:1- 6: 14
A. El juicio es inevitable debido a la completa depravación de
Israe l, 3:1-15
1. A mayor privilegio m ayor respo nsabil id ad, 3:1-3
2. Las credenciales de Amós como mensajero de Di os, 3:4-8
3. Los crímenes de Israel p or oprimir a los pobres, s us lujos y
desenfreno, serán castigados por medio de la desvastación y
la despoblación, 3:9-15
B. El desafí o de Dios a los obstinados buscadores de placeres,
4:1-1 3
1 . Su búsqued a de placeres y riqueza y s us formas carnales de
adoración sellarán su perdición , 4: 1-5
2. La desaten d ida advertencia de las p lagas; el juicio por venir,
4:6-13
C. Lamentación y llamado final, 5 :1-27
D. La con denación de los miembros de las c lases soc iales más
elevadas buscadores de placeres al exilio, 6:1-14.
lll. Cinco visiones del destino de Israel, 7:1-9: 10
A. Langostas: restringida, 7:1-3
B. Fuego: restringida, 7:4-6
C. Plomada de a lbañil: tod o quedará ap lanado, 7:7-9
(Inte rlu d io: encontronazo con Amasías: pred icción de su juicio y
condena, 7: 10-17)
D. Tard ía fruta de verano: el final se aproxima, 8:1-14
E. Destrucción del templo (de Betel); Israel será tratado como a los
paganos, 9: 1-10
IV. Promesas de re!:itauración , 9 :11 -15
A. Preliminar: la era del Nuevo Testamento, 9 :11-12
B. La cons umación m ilenial, 9: 1 3-1 5
EL AUTOR
FECHA DE COMPOSICION
como el más antiguo d e los profetas escritores, resulta ú til señ alar que
ha y numerosas referencias, aun en Amós , a las provisiones legales de la
Tora (incluye ndo a D y P). Observemos la fuerza acumulati va de los
ejemp los que anotamos a continuación.
l. Amós 2:7: " El hijo y s u padre se llegan a la misma jove n" , es
aparentemente una referencia a la prostitución religiosa, expresamente
prohibid a e n Deuteronomio 23:17,18. No podía es perarse que el au-
ditorio de Amós supiera que esta práctica era un delito a menos que
existieran leyes anteriores que la prohibieran. Es correcto inferir que
estas leyes tuvi eron que haber s ido sancionadas mucho a ntes de la
época de Amós para que adq uirieran el peso de una sanción , d esde la
an tigüed ad.
2. Amós 2:8 pro hi be quedarse du ra nte la noche "con ropas em pe-
ñadas" (p ráctica prohibida en Exodo 22:26). ofensa que se agrava cuan-
do el acreedor duerme con ellas dura nte la noche (cf. De uteronomi o
24:12 , 1 3. )
3. Am ós 2:12 se refiere a la consagración d e los naza re nos, la sa n-
ción ele la c ua l se en cuentra solam ente en Nú m eros 6:1-21 (pasaje P.
según Driver, ILOT, pág. 55).
4. Am ós 4:4 menciona el diezmo "cada tres días", espec ificación
evidentemente desconocida de los paganos, y ordenada en el Antiguo
Testamento sólo en Deu teronomio 14:28 y 26:12, que es tablece que el
diezmo d el producto de los granjeros debía almacenarse y ponerse a
dispos ición d el Señor.
5. Amós 4:5: " Ofreced sacrificio ... con pan leudado" , supone que
esta práctica era prohibida por ley, p rohibición contenida en Levítico
2:1 1 y 7:13 (que son, por s up uesto , pasajes P) .
6. Amós 5:23 im plica que e l ritual del sacrificio , en los d ías d e
Amós, era aco mpa!l.ada de cantos , orden anza atribuida en los libros
hi stóricos al rey David. Es correcto suponer que si P hubiera sido com-
puesto en los d ías d e Am ós, hubiera contenido alguna referenc ia al
acompañamie nto m usical en el ritual del sacrificio para investir a esta
práctica d e u na sanción mosaica. Pero la realidad es que no hallamos
referen cias a música ni canciones como acompañamiento de l sacrificio
en parte alguna del Pentateuco .
7. Varios términos relacionados con los sacrificios, que los críticos
sostien en que son p osteriores al exilio, se m encionan tra nquilamente y
sin e ufemismos en Amós, como si hubiera sido práctica común en su
época. Es tos términos incluyen (a) la ofrenda voluntaria (n•dabah) en
Amós 4:5 (cf. Levítico 7 :16-18 ; 22 :18; Números 15:3; De uteronom io
12:6 , 7, etcétera); (b) "vuestras asambleas" ('•sárah) en Amós 5:21 (cf.
Levítico 23:36; Números 29:35); (e) " holocaustos ", " ofrendas" y
"ofrendas de paz" figuran en una sola orac ión en Amós 5 :22 ; así se los
men cion a en combinación o separadamente en numerosos pasajes de la
AMóS. Ü SEAS y M!QUEAS 355
1. Moell er hace un análisis exhau stivo d e estos puntos de contacto con el Pentateu co en
CATE, págs. 229-236 .
356 R ESEÑA CRITICA DE UNA I NTRODUCCIÓN AL /\NTIGUO T ESTAMENTO
244). que el profeta cons idera al gobierno d el Re ino d el Norte como una
usurpación, sugiriendo que solamente la dinas tía davídica es la dinas-
tía legítima ..
FECIIA DE COMPOSICION
EL PROBLEMA DE COMER
MJQUEAS
FECIIA DE COMPOSICION
361
362 R ESEÑA CRíTICA DE UNA I NTRODUCCIÓN AL ANTIG UO TESTAMENTO
Con el crecimiento del deísmo a finales del siglo XVIII, era natural
que hombres de con vicciones antisobrenaturales objetaran las extensas
porciones de Isaías que exhiben un conocimiento previo de sucesos
futuros. Si el libro h abía de ser tratado como de origen meramente
humano , se hacía inev itabl emente necesario exp li car est as
aparentemente exitosas predicciones como si hubieron si do escritas
después de su cumplimiento, o al menos , cuando estaban a punto de
ocurrir. Podemos distinguir cuatro etapas en la historia de la crítica a la
obra de Isaías.
l. Joham C. Doederlein (1745-1792), profesor de teología en Jena,
fue el primer erudito que publicó (en el año 1789) un alegato sistemá-
tico en favor del siglo sexto como fecha de composición de Isaías 4 0-66.
Razonó que dado que un Isaías del siglo VIII a. de J.C. n o podía haber
previsto la caída de Jerusalén (ocurrida en el año 586 a. de J.C.) y los 70
años de la cautividad, jamás pudo haber escrito las palabras de con-
s uelo al exiliado Judá que figuran en los capítulos 40 y siguientes. Más
aún, desde el punto de vista racionalista, era obviamente imposible que
alguno que viviera en el año 700 a. de J.C. predijera el surgimiento de
Ciro el Grande , que capturó a Babilonia en el año 539, y concedió
permiso a los exiliados judíos para retornar a su tierra natal. Pero n o
solamente fue predicha su obra, s ino que en dos versículos se men-
cionó a Ciro por nombre: Isaías 44:28 y 45:1. Obviamente, por lo tanto,
el autor de estas profecías tuvo que haber sido un desconocido judío
que vivió en Babilonia entre el comien zo del surgimiento de Ciro como
figura internacional (alrededor del año 550 a. de J.C.) y la caída de
Babilonia ante su imperio en plena expansión. Este esp úreo autor que
vivió en Babilonia alrededor del año 540 a. de J.C. se hizo conocido por
los críticos como " Deutero-Isaías".
Estos argumentos resultaron tan persuasivos que otros eruditos del
Antiguo Testamento , entre ellos el profesor Eichhorn , quedaron con-
vencidos y expresaron su ac uerdo. En el año 1819 , Heinrich W.
Gesenius (1786-1842), publicó un comentario, Jesafa, Zwei ter Theil.
Profesor de teología en Halle y eminente lexicógrafo en h ebreo de con-
vicciones racion alistas, esbozó u n h ábil argumento a favor de la unidad
366 R ESEÑA CRÍTICA DE UNA I NTRODUCCIÓN 1\L A NTIGUO T ESTAlv!ENTO
escuela crítica se adhirió, en casi todas sus partes, George Adam Smith ,
en su comentario homilético de Isaías en The Expositor's BibJe (La
Biblia del expositor) . Casi no h ace fa lta señalar que con el descubri-
miento de un manuscrito completo de Isaías, del siglo II a . de J.C., la
teoría de Duhm respecto a in sercion es d el siglo primero a. de J.C. se
torna muy difícil de sostener.
Tal vez debiéramos agregar que esta crí tica divisiva no quedó s in
resp uesta durante el siglo XIX. Entre los más notables eruditos que
sostuvieron la paternidad literaria de Isaías para los 66 capítulos, figu-
ran los siguien tes: (a) Carl Paul Caspari (1814-1892), un convertido del
judaísmo que llegó a ser profesor en la Universidad de Cristianía en
Noruega. Fue alumno de Ernst Wilhelm Hengstenberg; (b) Moritz
Drechsler, también pupil o de Hengstenberg, que pub licó un comentario
sobre Isaías 1-27, pero murió an tes de completar el res to de su obra; (e)
Heinrich A. Hahn (1 821-1861), que publicó y complementó la obra de
Drechsler hasta Isaías 39; (d) Fran z Delitzsch (1813-1889), que hábil-
mente sostuvo la autenticidad de las profecías de Isaías en todas las
ediciones de su célebre comentario sobre Isaías hasta la ú ltima, (cuan-
do finalmente admitió a un Deutero-Isaías del tiempo del exilio; (e)
Rudolf E. Stier (1800-1862) fue otro hábil exponente de la posición
conservadora. En Inglaterra la misma posición la sostuvo Ebenezer
Henderson , que en señó en el Ministerial College, 1830-1850. En los
Estados Un idos de América, Joseph Ad dison Alexander, del seminario
de Princeton publicó un habilísimo comentario en dos volúmenes en el
cual refutó totalmente las teorías divisivas de los eruditos liberales
aleman es.
4. En el siglo XX, la tendencia de la escuela liberal ha sido más bien
la de rebajar la fecha de las porciones no consideradas como de Isaías, y
no la de multip licar el número de Isaías. Así, por ejemplo, Charles
Cutler Torrey, de la Universidad de Yale, se inclinaba en favor de un
autor para Isaías 34-66 (excepto 36-39), porción que, según él, fue
compuesta por un au tor que vivió en Palestina, probablemente en Jeru-
salén, casi al terminar el siglo V. Este autor, según Torrey, no se dirigió
a los exiliados, sino que los destinatarios de sus arengas fueron los
habitantes de su propia tierra, Palestina . Las m enciones de Ciro y las
referencias a Babilon ia y Caldea son meras interpo laciones que figuran
so lamente en cinco pasajes y, por lo tanto, pueden ser descartadas.
Algunos de los erud itos más recientes, entre e llos W. H. Brownlee,
empiezan a coincid ir en que la totalidad del libro de Isaías, en sus 66
capítulos, demuestra tan no torias y vigorosas evidencias de unidad,
que sugiere una ordenada y sistemática dispos ición hecha por uno o
más adherentes de la denominada escuela de Isaías. Según esta posi-
ción, un círculo de discípu los atesoraba una memoria de las decla-
raciones del profeta del siglo VIII a. de J.C. , y gradualmente hicieron
368 R ESEÑ1\ C RíTICA DE UNA I NTROD UCCIÓN AL A NTIGUO T ESTAMENTO
Los críticos divisivos sostienen que lsa ías I (1-39) mu estra cla-
ramente que la atención del autor está centralizada en condi ciones
contemporá neas. En Isaías II (40-66) la atención se centrali za más bien
en el exilio babilónico y la perspectiva de retornar a la tierra natal de
los antepasados. Sostienen que un punto de vista futurista no pudo
haberse mante nido a lo largo de tan elevado número de ca pítulos. Esta
ha probado ser una cons ideración muy persuasiva, aun para eruditos
de p os ició n a lgo ecléctica que no están d is puestos a negar rotu n-
damente la pos ibilidad teórica de una genuina predicción. Sin embar-
go, y en términos genera les, los principales artífices de la teo ría de los
dos Isaías , s implemente han dado por sentada, sobre bases racionalis-
ta s , la im pos ibil i d a d d e l a re v ela ci ó n d i vina e n la profe c ía
genuinamente predictiva . Desde este apriorístico punto de vista filosó-
fico, se han ded icado a buscar la real fecha del texto. Como lo señaló J.
A. Alexandcr en su Co mmentary (Comenta rio), el supu esto básico de
tales críticos , sean cuales fueren las otras diferencias que pudiera haber
entre ellos , es que no puede haber tal cosa como una clara percepción
profética del lejano futuro. Y continúa diciendo :
"Quien rechaza determinado pasaje de Isaías porque contiene cla-
ras y definid as predicciones sobre un futuro demas iado remoto del
tiempo en q ue vivió, como para ser objeto de una común presciencia
humana, naturalmente se inclinará a justificar esta condenación basado
en pruebas es pecíficas obtenidas de la dicción , del esti lo o del lenguaje
del pasaje, de sus alusiones históricas o geológicas, de s u carácter re-
tóri co, d e su tono moral o de su espíritu religioso. Al descubrir y pre-
sentar tales pruebas, las presunciones prev ias, que procuró sostener , no
pueden dejar d e te ner una deformadora in fluen cia. " 2
-. -
380
! SAÍAS (CONTINUA CIÓN ) 381
3. E. J. Young, pág. 43 .
388 REsE -,A CRiTICA DE UNA I 'TRooucclóN AL ANTIGuo TESTAMENTo
Muy parecido a lsaías 51:15: "Porque yo Jehová, que agito el mar y hago
rugir sus ondas , soy tu Dios, cuyo nombre es Jehová de los ejércitos."
Al comparar tales similitudes como acabamos de hacer, podría
argumentarse que Isaías II copió de los profetas del siglo VII a. de J.C. y
no al contrario , pero en el caso de Je remías 30:10-1 1 (muy semejante a
Tsafas 43:1-6). tal explicación es muy poco probable. En el pasaje d e
Jeremías, el término siervo mío ('abdi) figura como un título mesiánico.
En n inguna otra parte d e los escritos de Jeremías aparece e n un sentido
mesiánico, y sin embargo es un término frecu ente en lsaías ll. No puede
arribarse a otra razonable con clusión , si n o que Jeremías se inspiró en
lsaías y que el pasaje de Isaías tiene que haber sido escrito con ante-
rioridad al d e Jeremías.'
En vis ta de todas las evidencias precedentes , nos parece justo decir
que se requiere una mayor dosis de credu lidad para creer que Isaías
40-66 no fue escrito por el Isaías histórico del siglo VIII a. de J.C. que
para creer lo contrario . Juzgando solamen te por la evidencia interna,
aun aparte d e la autoridad de los escritores del Nuevo Testamento, un
honesto manejo d e la evidencia no puede llevar a otra conclusión, sino
a la de que el mismo autor fue el responsable de ambas secciones, y que
ninguna parte de la obra fue compu esta en fecha tan tardía como la del
exilio.
*(De p ági na 384.) Hay cuatro "Cán ticos del S iervo": 1) 42:1-4 (J). 2)
49:1-6 (J), 3) 50:4- 9 (J) , y 4) 52:13-53:12 [J). Otras referencias so n: a)
41 :8-9 (!), b] 42:18-19 (I), e] 43:10 (R) , d ] 44:1 (!].e) 44:21 (1], f) 45:4 (1). y
g] 48: 20 (I). (!=Israel. R=remane nl e de los verdaderos c reye ntes e n
Israel. J=Jesús].
4. Ibid., pág. 47. cita al menos otra docena de pasajes de Jeremías que muestran una
dependencia de !salas II.
CAPITULO 25
NAHUM, SOFONIAS Y HABACUC
NAHUM
El nombre del profeta (Ndl:n1m) significa "conso lación. " Su tema trata
de la santidad de Dios, santidad que entraña tanto el justo castigo para
los rebeldes incrédu los como la compasión hacia su propio pueblo,
especialmente hacia los que sinceramente creen y confían solamente en
él. Se presenta al creyente como uno que se regocija al ver la justa
reivindicación que Dios hace de su santidad en la destrucción del
poder asirio y de su desafiante actitud contra Dios.
389
390 RESEÑA C RiTI C¡\ DE Ui\'1\ I NTRODUCCIÓN AL ANTIGUO TESTAMENTO
FECHA DE COMPOSICION
MENSAJE DE NAHUM
Na hum 2:6 contiene una notable y exacta pre dicción , pues la histo-
ri a s ubsigu iente registra el hech o de que una parte vi ta l de las murallas
de Nínive fu e arrastrada por una gran inundación , y esta ruina del
s istema defensivo permi tió que los sitiadores m edos y ca ldeas tomaran
por asalto la ciudad sin dif icu lta d a lguna. Algunos han objetado la
gozosa actitud con que Nahum saluda la perspectiva d e la caída de la
capital de Asiria, y la toman como una exhibición de fanatismo
nacionalista y maligno es pír itu vengativo. Esto, sin embargo, es una
total incomprensión de las razones que mueven al profeta. En razón de
que es un hombre de Dios, habla como quien está ple name nte preocu-
pado con la causa de Dios en la tierra. Su máximo deseo es ver a Jehová
reiv indicando s u santidad ante los ojos de los paganos, y verlo actuar
contra la inhumana y despiadada tiranía de ese imperio que desafiaba a
Dios y que, por tanto tiempo , pisoteó las nacion es vasallas con des-
N AHUM. SoFONiAs v H ABAcuc 391
una bendición final para Israel en 3:13: "El remanente de Israel no hará
injusticia ni dirá mentira ... porque ellos serán apacentados, y dormi-
rán, y no habrá quien los atemorice" (Obsérvese la reminiscencia de
Miqueas 4:4 de un siglo anterior). La era futura será una era de fe
universal y todas las naciones, aun aquellas situadas allende los ríos de
Etiopía, servirán a Jehová de común acuerdo y hablarán el mismo
idioma de la fe (3 :9, 10).
HABACUC
prueba que el capítulo tercero era desco nocid o para los israelitas del
pacto. Siendo un salmo , no se presta a semejante uso como los otros
capítulos. Hasta es posible que el comentario nunca se terminara de
escribir. La Septuaginta tiene los tres ca pítulos, pero si esta particular
parte de la Septuaginta es más antigua que el Comentario de Habacuc,
es un asunto diferente. " 2
MENSAJE DE HABACUC
Los rapaces nob les, aliados con los corrompidos dirigentes re-
ligiosos, robaban y oprimían desvergonzadamente a la gente humilde
en Judá . Por ello serían castigados, para lo cual serían usados los cal-
deos como instrum ento de castigo. Resulta interesante constatar que
justamente fue la nobleza la que primero sufrió la cautividad en los dos
destierros prel iminares de los años 605 y 597 a. de J.C. La mayoría de la
gente perteneciente a las clases humildes fueron dejadas en la tierra
has ta el tercer destierro , el del año 586 a. de J.C.
Pero el profeta ve a continuación que los caldeas plantearán un
serio problema, difícil de reconciliar con la doctrina de la santidad de
Dios, porqu e son gente brutal y sangu inaria que no tienen ningún res-
peto hacia la ley moral. Pero en lugar de caer en un im paciente cinismo,
Habacuc presenta el saludable ejemplo de esperar que el Señor dé su
respuesta (2:1 ). Con el tiempo , llega la respuesta: el orgulloso pecador,
confiado en s í m ismo, s erá condenado ; su tiempo ha ll ega do , y
solamente el fi el creyente será absu elto en el juicio de Dios. Solamente
él participará de la vida eterna o podrá sobrevivir en esta vida a medida
que deviene la historia (2 :4). Dios ha tomado debida nota de los p eca-
dos de los caldeas y se reivindicará gloriosamente a Sí mismo al aplicar
su vara de justicia contra ellos (2:13-14). Con todas estas dudas clarifi-
cadas, prorrum pe en un salmo de santo regocijo y vuelve a los días d el
éxodo, de la conquista, y a la época de los jueces, para recordar pasadas
ocasiones cuando Dios reivindicó similarmente su justicia y demostró
su soberanía al mundo entero.
En muchos sentidos, la profecía de Habacuc es única en su género.
Llama especialmente la atención el estilo de su enfoque. En vez de
dirigirse directam ente a la gente como vocero del Señor, Habacuc im-
partió el mensaje d e Di os diciéndoles primero cómo llegó a él y contes-
tando las preguntas q ue se p lanteaba a sí mismo. Con la posible ex-
cepción de Daniel, ningún otro escritor utiliza esta particular técnica.
396
J ERE~IÍAS Y L AMENTACIONES 397
la carrera de Jerem ías. Hay una estrecha semejanza en tTe Jerem ías
31 :29, 30 y Ezeq uiel 12 :2, 3; pero parece que lo que Jeremías dijo de
paso fue tomado por Ezequiel como un texto básico para un extenso
sermón.
DIVERSOS TEM AS HI STORICOS
1. Thompson, "The New Babylonian Empire" (El nuevo imperio babilónico] en The
Cambridge Ancient History, vol. 3.
402 RESEÑA C RíTICi\ DE UNA I NTRODUCCIÓN A L A NTIGUO T ESTAMENTO
LAME!\TTACIONES
405
406 RESENA CRiTICA DE UNA I NTRODUCC!Ói'l t\L A i'ITIGUO T ESTAMENTO
2. Cf. Koehler, Bib/ische Gechichte, 3:154, contiene un estudio sobre las evidencias de
que el contenido de toda la Tora es presupuesto y reconocido. tanto por jeremfas como
por Ezequiel, como de an tigua data; y que inclu ye no solamente el libro del pacto (Exodo
21-23, j-E) y Deuteronomio. sino tambi én H y varias partes de P.
E z EQUIEL 411
3. New Bible Co mmcnto ry (Nuevo comentario bfblico), edi tada por DAv id so n-Slibbs-
Keva n , pág. 664. Pun tos el e vista sustancialmente s imilares fueron sostenirlos por C. F.
Keil y también po r Wi lhelm Moeller en "Ezekiel", en ISBE, 2 :1071 -8 1 .
4. Ellison, Ezekiel, thc Mon ond His Message (E2equiel, el hombre y su mensaje), Granel
Rap ids: Eerdmans, 1956.
412 RESEÑA CRíTICA DE UNA I NTRODUCCIÓN AL A NTIGUO T ESTAME :ro
5. Cf. Erich Sauer, From Etern ity to Eternity (De eternidad a eternidad), Grand Rapids:
Eerdmans, 1954 , págs. 179-84, en el cu al el autor pone en claro el carácter simbólico y
sacramental d el sacri ficio y muestra lo insosten ible tanlo de la interpretación esp iritua l
como de la teorfa qu e hace del segundo temp lo de Zo robabe l el cu mplimiento de Eze-
qu iel 40-48.
6. Para una lúcida d iscus ión de este tema, desd e un estricto punto de vista dispensa-
cionalista, ver el arlfcu lo de F. M. Un ger en Bibliotheca Sacra, 106:312-324.
414 R ESEÑA CRíTICA DE u 'A I NTRODUCC!()N AL ANTIGUO TESTAMENTO
mente implícito en Isaías 11:10-1 2 que tanto los hebreos 'am (pueblos)
como los gentiles góylm (gentes) serán regidos por el mismo Mesías y
disfrutarán igual rango delante de su presencia. El símbolo de la buena
rama de olivo, de Romanos 11 , parece indicar que todos los cristianos,
de trasfondo judío o gentil, serán reunidos en una relación orgánica
como miembros del mismo cuerpo, y existen sugerencias de que esta
condición continuará aún en la era del fin (cf. Gálatas 6 :16, que al
parecer habla de la iglesia como el Israel de Dios) .
Por estas razones, la aguda dicotomía sostenida entre Israel y la
Iglesia, por Unger, pareciera ser muy difícil de mantener.' Sin embargo,
debe reconocerse el hecho de que la creencia en e l cump limiento mile-
nial de Ezequiel 40-48 no envuelve necesariamente una separación
entre creyentes judíos y gentiles, ni requiere ninguna identificación
entre el " príncipe" o gobernante de la comunidad de n aciones de los
últimos días que se men ciona en estos capítu los (44 :3; 46:2, etc.), y la
persona del propio Señor Jesucristo. Es mucho más probable que este
"príncipe" deba entenderse como un vicerregente que gobierna bajo la
autoridad del Mesías (cuyo imperio, por supuesto, ha de extenderse a
todas las naciones de la tierra) .
7. Unger, Great NegJected Bible Prophecies (Grandes profecias bibl icas descuidadas).
Wheaton: Ill.: Scripture Press, 1955, págs. 88-95.
CAPITULO 28
DANIEL
El nombre Daniel en hebreo es Dóniyye'J, que s ignifica Dios es Juez o
Dios es mi Juez (depende de la fuerza de la -iy- media). El tema básico
de esta obra es la predominante soberanía del único y ve rdad ero Dios,
que cond ena y destruye a los rebeldes poderes human os y fie lmente
libera su pueblo del pacto, d e acuerdo con su firme fe e n El.
BOSQUEJO CE fERAL DE DA 11EL
415
416 REsEÑA CRíTICA DE UNA I NTRODUCCióN AL A NTicuo TESTAMENTO
1. Cf. el enjundioso estud io de Laird Harris sobre este pu nlo en The lnspirotion and
Cononi city of the Bible (Inspiración y ca nonicidad de la Biblia), págs . 141 , 142; 184 , 185.
D A 'IEL 419
3. En las últimas etapas del dialecto babilónico del acádico. las sibilantes S, S y s a
menudo cambian a 1 antes de consonantes dentales tales como t y d : p. ej., as !ur (yo
escribí) fi gura como oltur, e i§tu (fuera de) como ultu . De ah í que el nombre Kasdu
también apareciera como Kaldu , y de esa manera se incor porara al griego como Khaldaioi
(caldeas). Cf. W. van Soden, Grundiss der Akkadischen Gram malik (Roma, 1969).
422 RESEÑA CRíT ICA DE Ui'/A l NTROUUCCIÓN AL A NTIGUO T ESTi\t-.IENTO
necesario decir qu e esto hace imposible que sea una derivación del
griego. Lo más probable es que derivara del persa antiguo, pratigama,
que significaba originariamente algo que había llegado, de ahí una
"comunicación " o una "orden " .'
En realidad, el argumento basado sobre la presencia de vocablos
griegos ha resultado ser una de las más arrolladoras evidencias de que
Daniel no pudo haber sido compuesto tan tardíamente como en el
período griego. Para el año 170 a. de J.C., un gobierno de habla helén ica
había tenido el control de Palestina durante 160 años, y los términos
griegos políticos o administrativos se h ubieran incorporado al lenguaje
del pueblo sometido. Los libros de los Macabeos son claro testimonio
de la extensa invasión de la cultura y de las costumbres griegas en la
vida de los judíos hacia la primera mitad del segundo siglo , particular-
mente en las grandes ciudades.
Más aún , digamos que aun en la traducción de Daniel en la Se p-
tuaginta, que data presumiblemente del año 100 a. de J.C. , o 75 años
después de Judas Macabeo, la versión de varios de los términos técni-
cos arameos aplicados a funcionarios estatales fue una mera conjetura.
Por ejemplo, en Daniel 3:2 '"dargaz•rayya (consejeros), se tradujo hypa-
tous (grandes, nobles); g•dobrayya ' (tesoreros) se tradujo dioiketas
(administradores, gobernadores); y ti pLayye, o d•tab•rayya (magistrados
o jueces), con la sola frase general tous ep' exousión (los que están en
autoridad). Teodocio usa otras traducciones, tal es como hegoumeno us
y tyrannous, con referencia a los dos primeros magistrados que acaba-
mos de mencionar) . Resulta impos ible explicar cómo, en el término de
cinco o seis décadas después de haber sido compuesto Daniel [según la
hipótesis del fechado en el tiempo de los Macabeos), el significado de
estos términos pudo haber sido tan completamente olvidado aun por
los judíos de Egipto, que habl aban perfectamente bien tanto el arameo
como el griego. (Cf. Sorne Problems in th e Book of Daniel - Algunos
problemas en el libro de Dani el- pág. 43.)
Esto es especialmente significativo en vista del hecho de que el
arameo de Daniel fu e un medio lingüístico que fáci lmente absorbía
terminología foránea. Incluye aproximadam ente quince palabras de
origen persa, relacionadas casi todas ellas con temas gubernamentales o
políticos. Resulta difícil concebir, por lo tanto, cómo después que el
griego había sido el idioma del gobierno durante más de 160 años, ni un
sólo término relativo a la política o a la ad ministración se hubiera
introducido jamás en el arameo palestino. La misma generalización es
buena para las porciones hebreas de Daniel. Contiene términos p ersas
como palacio (ap penden en 11 :45 , de apadana), nobles (part•mín en
7. Cf. \Al. F. Albright, The Biblicol Period from Abrohom to Ezro (El perfodo b fb lico
desde Abraham a Esdras] (Nueva York: Harper. Torchbooks, 1963). pág. 65.
428 RESEÑA CRíTICA DE UNA I NTRODUCCIÓN AL A NTIGUO TESTAMENTO
lo hubieran olvidado excepto los rab inos. Pero no olvid emos que la
afirmación de la condición de sagrado del hebreo es una mera teoría
que reposa sobre muy débiles fundamentos. Aparentemente los judíos
no hacían excepción alguna a las secciones arameas del libro de Esdras ,
la mayor parte de las cua les consis ten en co pias de correspondencia
escrita en arameo , entre los gobiernos locales de Pa lestina y la corte
imperial persa, aproximadame nte entre los años 520 y 460 a. de J. C. Si
puede aceptarse a Es dras como un auténtico, documento de mediados
del siglo quinto a. de J.C. , aunque muchos de sus ca pítu los fueron
compuestos en s u mayor parte en arameo, resulta difícil entender por
qué los seis capítulos arameos de Daniel deben ser fechados dos siglos
después de Esdras. Debemos tener muy en cuenta que en la Babilonia
de fina les del s iglo sexto, fecha en que se supone que vivió Daniel, el
idioma predominante que hablaba la heterogénea pob lación de esta
metrópoli, era el arameo. No es de sorprender, ento nces, que un habi-
tante de esa ciudad hubiera recurrido al arameo para componer una
porción de s us memorias.
En cuanto a por qué la mitad del libro fue escrito en arameo y la otra
mitad en hebreo, la razón de ello resulta obvia. Las porciones de la
profecía de Daniel que tratan gen eralmente de cuestiones relacionadas
con los gentiles (los cuatro reinos del sueflo de Nabucodonosor, la
humillación de ese rey en el episodio del horno ardiente y por sus siete
años de insanía, y también las experiencias de Belsasar y de Darío de
Media) fueron escritas en un medio lingüístico que todos pudieran
apreciar, se tratara de judíos o de gentiles. Pero las porciones de interés
específicamente judío (capítu los 1 , 8-1 2) fueron escritas en hebreo para
que fueran entendidas solamente por los judíos. Y esto era particu-
larmente apropiad o, en razón de la orden dada en el ca pítulo 12 de
guardar estas predicciones finales más o menos en secreto y sellarlas
hasta el momento de su cumplimiento (Da niel 1 2:9).
En lo que respecta al hebreo de Daniel , ya h emos vis to que contiene
un significati vo número de términos gubernativos p ersas, lo cual indica
su origen durante el período de la dominación persa. Pero no hay
vestigio alguno de influencia griega en el lenguaje. Resulta interesante
llamar la atención al hecho de que el texto hebreo de Eclesiástico,
fechado alrededor de los años 200-180 a. de J.C. , poco antes del período
macabeo , nos provee abundantes ejemp los del tipo de hebreo que debió
haber sido corriente cuando se escribió el libro de Daniel, de acuerdo
con los que se ad hieren a la teoría de la fecha tardía. Puesto que Ecle-
siás tico pertenece a lo que se ha dado en llamar literatura sap iencial , es
de esperar que no tendría notorias semejanzas estilísticas con los
últimos cap ítu los d e Daniel. No obstante ello, llama la atención que
Eclesiástico exhibe características lingüísticas más tardías que Daniel ,
co n una tendencia algo rabínica. Israe l Lev í, en su Introduc tion to the
D ANIEL 431
433
434 R ESEÑA C RITICA DE UNA I 'T ROD UCCIÓ ' AL A NTIGUO TESTAMENTO
en el capítulo 3. Por otra parte, obras que se admite que son del segundo
siglo a. de J. C., como 1 Macabeos y los agregados griegos a Daniel,
Baruc y Judit, n o muestran ninguno de los cuatro elementos (angelolo-
gía, resurrección, juicio final y Mesías) de los cuales se sostien e que son
tan característicos de este período que revelan que Daniel pertenece al
segundo siglo. Aun la literatura judía apócrifa del primer siglo d. de J.C.
co ntiene solamente dos obras (de las 16 posibles), en las c uales
aparecen las cuatro características, a saber, la Visión de Isaías y la
Ascensión de Isaías.
Tal vez convenga, en este punto, pasar revista a las ocasiones en que
estos cuatro elementos figuran en los más antiguos libros del Antiguo
Testamento . Respecto a l rango de los ángeles Génesis menciona que-
rubines, Jos ué habla de un Príncipe del ejército de Jehová. Su función
fue la entrega de mensajes a Abraham, Moisés, ]osué, Gedeón y diver-
sos profetas como Isaías, Zacarías y Ezequiel. En una obra tan antigua
como la Tora vemos a los ángeles revelando la voluntad de Dios, brin-
dando protección al p ueblo de Dios, y des truyendo las fuerzas del
enemigo. En lo que se refiere a la resurrección, tenernos la famosa
afirmación d e Jo b en Job 19:25-26 (s i bien es posible otra interpretación
de este pasaje); la afirmación de Isaías en 26:19 ("Tus muertos vivirán ;
sus cadáveres resucitarán") ; la visión de los huesos secos de Ezequiel, y
posiblemente la resucitación de muertos por parte de Elías y Eliseo. Por
otra parte, en el elevado número de obras postcanónicas, solamente el
Libro de los doce pa triarcas se refiere a la resurrección tanto d e los
jus tos como de los malvados tal como se encuentra en Danie112:2 . La
doctrina del juicio fi nal figura en Isaía s, Sofonías, Hageo, Zacarías, y
Malaquías , y en nu merosos salmos. En muchos casos estos juicios se
pronuncian contra las nacion es del mun do como asimismo contra
Israel. Referen cias al libro de la vida y al libro de memoria se remontan
a obras de épocas lejanas como Exodo 32:32, 33 e Isaías 4 :3 (cf. Isaías
65:6; Salmo 69:2 8 y Mal aquías 3:16). El concepto d el Mesías a parece
tan temprano como en Génesis 3:1 5 y 49:10 (cf. Números 24:17; Deute-
ronomio 18:15; Isaías 9:6-7; 11 :1; Jeremías 23:5-6; 33:11-17; Ezequiel
34:23-31 ; Miqueas 5:2.)
Sin .duda algun a es posible columbrar cierto tipo de progresión en el
desarrollo de estas doctrinas durante la historia de las revelaciones de
Dios a Israel, pero es un error suponer que Da niel contiene algo radical-
mente nuevo en cualquiera de los cuatro ternas que se discuten . Más
aún, estas precisas d octrinas fueron sumamente apropiadas para con-
suelo y estímulo a Israe l durante la cauti vida d y en los umbrales de su
retorno a la Tierra Prom etida.
ARGUME!\'TOS EXEGETICOS EN FAVOR DE UNA FECHA T ARDIA PARA DANIEL
autor consideraba que los medos y los persas constituían un solo im-
perio. En Daniel 6 se dice que Darío estaba atado a " la ley de Media y de
Persia" de modo tal que no podía revocar el edicto que enviaba a Daniel
al foso de los leones. Si el autor consideraba a Daría un gobernante de
un independiente imperio medo anterior al imperio persa, resulta im-
posible explicar por qué debía sentirse obligado p or las leyes persas. En
segundo lugar contamos con la evidencia de la escritura en la pared, tal
cual fue interpretada en Daniel 5:28. Ahí aparece Daniel interpretando
la inscripción a Belsasar, el último rey del primer imperio , es decir, el
reino de los caldea s. Dice, al interpretar la tercera palabra: peres: "Tu
reino ha sido roto, y dado a los medos y a los persas. " Esto, eviden-
temente , es un juego de palabras , en el cual el término pars ím , o mejor
aú n su s ingular peres, deriva del verbo p•ras, que significa dividir o
separar. Pero también se lo exp lica como que señala a paras, o sea
persas. Esto solamente puede significar que, de acuerdo con el autor, el
imperio caldeo fue quitado de Belsasar como el últi mo representante
del primer imperio y dado a los medos y persas que constituyeron el
segundo imperio. Esto no puede significar que el gobierno fue entre-
gado primeramente a los medos y posteriorm ente transmitido a los
persas, porque el vocablo s ignificativo que apareció en la escritura de
la pared fue específicamente la palabra "Persia". Por lo tanto, e l orden
es bien claro: el imperio pasó de los caldeas a los persas. No puede ha-
ber una legítima duda de que el autor con sideraba que los persas eran
los amos y señores del segundo imperio. Siendo así , h emos de concluir
que el cuarto imperio s in duda alguna representaba a Roma. 2
Luego, si e l cuarto imp erio d el capítulo 2, corroborad o por las otras
representaciones simbólicas d el cap ítulo 7, clara men te in dican el
establecimiento del imperio romano, arribamos a la conclusión de que
estamos frente a una genuina y au téntica profec ía predic ti va y no a un
mero va tici nium ex even tu. Según la teoría de la fecha de escritura de
este libro en el tiempo de los macabeos, fue compuesto entre los años
3. Cf. Strabo. 15:3, 12: 16:1, 17; Plinio, Natural History (Historia natural]. 6:27.
DANIEL (CONTINUACIÓN ) 441
5. Las más recientes evidencias indican la identi ficación de este término adarkónim,
como así también el dark' mónirn de Nehemías 7:70, con las dracmas griegas más bien que
con los dóricos persas. Cf. el punto 6 de la pág. 458.
448 R ESEÑA CRíTICA DE Ui\'A I NTRODUCCIÓN i\L A NTIGUO TESTAMENTO
El nombre Esdras parece ser una forma ara mea del hebreo 'ezer,
ayuda. El nombre Ne hemías, hebreo NeJ:tem-Yah, significa "consola-
ción de Jehová" . Estos dos libros son tratados como uno solo por los
escribas hebreos; no hay separación en el TM entre el final de Esdras 10
y el comienzo de Nehemías 1 , y las estadísti cas para los dos libros
fi guran al final de Nehemías. El tema de este libro compuesto es el
registro de la reconstrucción d e la teocracia h ebrea sobre el fundamento
físico y espiritual de l pasado. Así como Di os protegió a su remanente
del odio de sus enem igos externos, así también los liberó de la insidiosa
corrupción de los falsos hermanos que había en el seno de la comu-
nidad h ebrea.
130SQUEJO GENERAL DE ESDRAS Y NEHEMlAS
10. Albright, citado en L. Finkelstein , The ]ews [Los judíos) (Nueva York: Harper , 1955),
pág. 53.
11. Bright, A History of Israel (Una historia de Israel) . págs. 377, 378.
454 RESEÑt\ CRíTICA DE Ul'li\ I NTRODUCCIÓN i\L ANTIGUO TESTAMENTO
1. Para demostrar una fecha tardía del te rcer siglo (o más tardía
aún), m uchos críticos han echado mano a dos nombres mencionados
LI13Ros HISTóRICos PosTERIOREs AL Ex1uo 1 v 2 CRóNICAS. EsDRAS
rEIIEMíAS. ESTEH 455
12. La carta No. 30 fu e d irigida por jedonlas, dirigente religioso d e los judíos elefa ntinos,
al gobernador Bagohi (también vocalizado como Bigvai) de jud ea, quejándose de que
johanán, el sumo sacerdote de jerusalén, había desca rtado la neces id ad d e recons truir el
templo recientemente d estruido en Elefantina .
456 R ESEÑA CRiTICA DE UNA I NTRODUCCIÓN AL ANTIGUO T ESTAMENTO
13. Observemos, sin embargo, que un papiro arameo, publicado en el afio 1962 y datado
entre 376 y 335 años a de J.C. , aclara perfectamente bien que hubo tres Sanbalats: uno
contemporáneo co n Nehemfas, otro contemporáneo con los papiros e lefan tinos
(a lrededor 400 a d e J.C.) y un tercero contemporáneo con Alejand ro el Grande (alrededor
de 330 a d e J.C.) (Cf. E. Yamauchi , "Stones, Scripts and Scholars" (Piedras, inscripciones
y Eruditos), en Christian ity Today (Cristianismo hoy) 14 de febrero de 1970).
LmRos HisTóRicos PosTERIORES AL ExiLIO 1 v 2 CRóNIC,\S. EsoRAS
NEIIEMÍAS. ESTER 457
del siglo quinto. Pero como lo señala Albright (en Alleman and Flack,
pág. 154), los pap iros de Elefantina demostraron que el arameo de
Esdras es efecti vam ente característico del quinto s iglo (aparte de a lgu-
nos cambios modernizados en la grafía) y que las cartas que cita Esdras
son muy similares en estilo y lenguaje a las que emanaban d el Egipto
del s iglo quinto. Continúa diciendo: " Las cartas aún no publicadas que
están en manos de Mittwoch aumentarán sustancialm ente los paralelis-
mos y darán un golpe d e gracia a la opinión d e Torrey de que existen
numerosas palabras griegas en el arameo de Esdras."
5. Se ha p lan teado la objeción de un aparente anacronismo en
Esdras 4, que pasa d e una referencia a Ciro el Grande (558-529) a Jerjes
(485-465) a Artajerjes I (465-424), y luego a Daría I (522-485). Se insiste
en que semejante confusión en el orden de los monarcas podía surgir
so lamente en una producción tardía, en la cual el au tor hubiera olvida-
do la verdad era y real sucesión de los reyes. Pero esta conclusión no
puede manten erse exitosamente a la lu z d e la evidencia interna. Surge
con toda claridad, según Esdras 4:5 , que el autor estaba enterado de que
el rey Daría reinó entre Ciro y Jerjes "para fru strar los propósitos de
ellos, todo el ti empo de Ciro ... y hasta el reinado de Daría rey de
Pers ia. Y en el rei nado de Asuero, en el principio de su reinado, escri-
bieron una acusación contra los ha bitantes de Judá y de Jerusalén"
(ASV) . Un cuidadoso estudio del cap ítu lo nos revela que los versículos
5-23 constituyen un largo paréntes is que trata, no de la construcción
del templo, sino d e la erección de las murallas d e la ciudad . Este
material es incorporado en este punto simplemente para indicar la
malignidad de los adversarios de Judá.•• No hemos de entender que la
oposición d e Rehum y Simsai se produjo alrededor del año 520, sino
más bien al final de la década que comenzó en 460, al comienzo del
reinado de Artajerjes I. En 4:24, la narración vuelve al punto en que se
abrió el paréntesis e n el versículo 3, es decir al tiempo en que el templo
aún no se había reconstruido. En otras palabras, no hemos d e entender
que aquí el propósito de Esdras sea un relato estrictamente cronológico,
sino más bien una historia d e la oposición a la edificac ión de los muros
de la ciudad desde la época de Ciro hasta el reinado de Artajerjes. Sigue
un orden temático y no tanto cronológico. Puesto que la carta citada en
4 :11-16 no m enciona para nada la reconstrucción d el templo, sino
solamente la erección de la muralla, resu lta evidentísimo que el templo
había sido ya completado (suceso que tuvo lugar e n el año 516 a de J.C.)
y que en este caso se hace refere ncia a un intento que hubo a comienzos
14. En lo que respecta a uno de los más determinados opositores de judá, Gesem o
Gasmu (mencionado en Nehemías 2:19. 6:1-2) el árabe. obsérvese el reciente descubri-
mi ento de vasijas de plata en un sepulcro egipcio de la región nordeste del Delta, que
lleva el nombre de " Qaynu , hijo de Gesem, rey de Qedar." Así sabemos d esde qué capital
de Arabia gobernaba este princip illo, a saber Qedar, en el noroeste. (Cf. l. Rabinowitz,
journa l of Near Eostern Studies, 15 (1956] :2-9; y K. A. Kitchen. AOOT, pág. 159.)
458 R ESEÑA CRíTICA DE UN/\ I NTRODUCCIÓN AL A NTIGUO TEST i\i\lENTO
del reinado de Artajerjes p ara obs tacu li zar la reparación d e las fortifica-
ciones de la misma Jerusalén .
6. Algunos au tores sostienen que la referencia a las dracmas griegas
en Neh emías 7:71 (dar.k- m ónfm , hebreo) es evidencia de que esta es
una producción literaria del período griego. Pero com o lo señala J. P.
Free (ABH, pág. 253) , se han desc ubierto dracmas griegas en el nivel
persa d e las excavaciones en Bet-zur. Aparentemen te los emprende-
dores mercaderes de Hellas habían extendido sus relaciones co-
merciales aun hasta el Cercano Oriente en el siglo V a d e J.C. W. F.
Albright (JBL, [junio de 1942] pág. 126), se refi ere a las evidencias de
los papiros de El efantina sobre la exis tencia de las moned as dracmas
aun en Egipto en aquel período.
E sTER
15. john Urquhart en el artículo de la ISBE sobre Es ter vacila en rechazar como imposible
la identificación que hace Scaliger de Ester con la Amestris de Herodoto. Sugiere que en
un mu ndo de despiadadas intrigas, pudo haberse visto obligada a tomar medidas que
for maron las bases del espeluznante relato de Herodoto. Pero esto h ubiera dejado sin
explicación el nombre y la nacionalidad persa d e su padre Otanes.
460 RESEÑA CRiTICA DE UNi\ l NTRODUCCIÓ 1
i\L A NTIGUO TESTAME!\'TO
•
•
SOSI -;¡
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Capitel taurino de una de las columnas del palacio de Suso (la Suso
bíblica, Nehemías 1 :1). [Cortesía del Louvre)
LIBROS HISTóRicos P osTERIORES AL ExiLIO 1 v 2 CRóNICAS. E soR1\S
l EHEMÍAS, E STER 461
los judíos, excepto que tan notable liberación de la extinción del pue-
blo judío, fue históricamente cierta. No habría absolutamente ningún
motivo para fabricar una historia como ésta, a menos que estu viera
basada en hechos reales. El nombre Purim es incueslio nablemente au-
téntico, pues el térm ino puru , que s ignifica "suerte," ha sido hallado en
inscripciones asi rias.
CAPITULO 31
LOS PROFETAS POSTERIORES AL EXILIO
HAGEO, ZACARIAS, MALAQUIAS
HAGEO
Desde el surgimi ento del juicio crítico del siglo XIX, se han plan-
teado dos distintas opiniones respecto al origen de los capítulos 9-14: la
teoría de que fueron escritos antes del exilio, y la teoría de que fueron
escritos después de Alejandro .
La teoría de que son anteriores al exilio se fundam enta sobre las
siguientes consideraciones :
l. En vista de que Mateo 27:9, 10 cita a Zacarías 11:12, 13 como
una profecía emitida por Jeremías, todo el capítulo 11 debe ser asig-
nado a Jerem ías o a uno de sus contemporáneos anteriores al exilio (así
lo sostuvo José Mede en el añ o 1653). Sin embargo, debemos observar
que no es estrictamente exacto decir que Mateo 27 cita exclusivamente
de Zacarfas 11 , pues en algunos importantes aspectos se aparta de la
redacción tanto del TM como de la LXX en ese pasaje. El cumplim iento
al cual se refiere Mateo es la compra del campo del alfarero; esto apunta
hacia Jerem ías 32:6-9, que relata la compra del campo por cierto
número de ciclos de p lata. Compárese también Jeremías 18:2 , que habla
del profeta que observa cómo el alfarero hacía las vasijas de barro en su
casa. De la misma manera, Jeremías 19:1 , 2 habla de un alfarero que
trabajaba cerca del temp lo que tenía su taller en el valle de Hinom. En
Jeremías 19:11 leemos: "Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Así que-
brantaré a este pueblo y a esta ci udad, como quien quieb ra una vasija de
barro , que no se puede restaurar más; y en Tofet se enterrarán." Por
tanto, debemos entender que la acción de entregar Zacarías el dinero al
alfarero simplemente es la renovación de un antiquísimo símbolo que
se remonta a los días de Jeremías. Y puesto que Mateo 2 7 combina a
Jeremías (de donde se tomo la palabra cam po) con Zacarías, solamente
se menciona Jeremías , por cuanto éste era el mayor y más importante de
los dos profetas. 2 Un paralelo directo de este procedimiento lo hallamos
en Marcos 1:2, 3 , donde la ci ta empieza con MaJaquías 3:1 y s igue con
Isaías 40:3 ; sin embargo, Marcos menciona solamente a lsaías como
fuente de la cita.
2. Puesto que Zacarías 9:1-2 men ciona a Hadrac, 3 Damasco y
Hamat como países independientes (según sostiene la argumentación ),
2. Cf. Hengstenberg sobre este g asaje, y también Basil Atkinson en el New Bibl e Com-
menlory (Nuevo Comentario Bí lico) de Davidson-Stibbs-Kevan, pág. 804o.
3. Hasta época reciente reinó consi derable incertidumbre respecto a la id entificación de
Hadrac, en Zacarfa s 9:1; pero la estela de Zakir, descubierta en Hamat , habla de la ciudad
d e Hazrek (o Hadrac) como capital del principado de Lu 'as. Estaba situada al sudoeste de
Alepo y al norte de Hamat. Al parecer Lu'as hizo una alianza con Hamat y lograron
d errotar a Ben Hadad ll de Damasco. Por otra parte, inscripciones asirias mencionan una
ciudad llamad a Hatarrika, localizada sobre el río Orontes al s ur de Hamat y al norte de
Damasco. El hecho de que tanto Hamat como Damasco lucharon por el dominio de
Hadrac, hace que algunos eruditos, tales como Lidzbarski, supongan que esté situada al
sur o sureste de Hamat más que al norte. Lidzbarski sugiere que probablemente estaba
cerca de la c iudad de Homs (Ephemeris für semitische Epigraphik, 8:175)
L os PROFETAS P oSTERIOI<ES AL EXJLJO H AGEO. ZACA RÍr\ S. M AL1\ QUI1\ S 4 69
este pasaje d ebe ser fechado con anterioridad a la conquista de Siria por
Tiglat-pileser en el año 732 a. de J.C. Pero en reali dad de ve rdad , no se
infiere necesariamen te de estos versícu los que los tres principados
sirios mencionados fu eran libres a inde pendientes, por lo menos no lo
eran más que las tres c iudades filisteas mencionadas en 9:5. No hay
razón partic ular alguna por la cual no hubieran podido tene r un futuro
predecible aun durante el reinado de Jer jes, cuando eran súbditos del
imperio persa. A la luz de la historia subsigu iente, resu lta obvio que
este pasaje contiene la revelación de un juicio que habría d e caer sobre
estos principados cuando se produjera la invasión de Alejandro Magno
en el año 332 a. de J.C.
3. Zacarfas 11:14 prevé la posibilidad d e establecer una herma n-
dad entre Judá e Israel. Esto ha perm itido suponer una fecha de com-
pos ición anteri or a la caída de Samaria, que ocurrió en el año 722 a. de
].C. , y probablem ente aun anterior a la alianza de Peka y Rezín de
Damasco, en el año 734 a. de J.C. Pero este razonamie nto se basa en
evidencias muy tenues, pu esto que los autores posteriores al exil io
consideraron que las tribus del norte y de l sur se reun ifi caro n en la
época de la res tau rac ión , en el año 536 a. de J.C. Así, Esdras 6:17 y 8:35
sugieren que los descendientes del reino de l norte retorna ron con el
reman ente d e Judá, puesto que las ofrendas se presentaba n a l Señor en
nombre de las doce tri bus. Además, había aún en los ti empos de Zaca-
rías (comie nzos del s iglo quinto) una necesidad de que se reunificara
tod o el territorio de las doce tribus como una unidad geográfica y
es piritu a l. La actit ud hosti l d e los sam ar itanos (en gr an parte
descendientes ele co lonos extranjeros) significaba un obstáculo para la
realización de ese ideal. Por lo tanto, Za caría s 11:14 espera la posterior
reunificación d e tod a la región por parte ele los d esce ndi entes de los
macabeos durante la dinastía de los asmoneos.
4. Zacarías 10:10-11 se refiere a Asiria como una pote ncia inde pen-
diente; por lo tanto, el pasaje tiene que haber s ido escrito con anteriori-
dad al año 612 a. de J.C., que fue el año en que cayó Asiria. Pero en
realidad la ded ucción carece de garantías y es, por lo tanto, indefendi-
ble. Tal como el término es utilizado e n este pasaje, no ind ica que
Asiria sea un reino contemporáneo; más bien es una d esignación geo-
gráfica, u tilizada en un con texto futurista, predic tivo. Apare ntemente
el término representa a la potencia m undial que controlará al Cercano
Oriente en los últimos días, y corno tal , se seña la el contraste con
Egipto, el poder mundial del sur. Compárese con Esdras 6:22 que habla
de Asiria corno una entidad geográfica sin inferir qu e en aquel m o-
mento continuaba siendo un reino independiente.
5. Se pie nsa qu e Zacarías 10:1-4 indica una fec ha anterior al exilio
por su referencia a los terafines y adivinos, y en el Judá pos terior al
exili o no hubo reanudación de cultos idolátricos. Pero resu lta que el
470 RES EÑA CRíTICA DE UNA I NTRODUCCIÓN AL A NTIGUO TESTAMENTO
4. Para una efectiva crítica sobre su dogma de la fe cha tarcl!a de Iodo lo apocalfp ti co, ver
el artfculo de G. E. Ladd, "Why Not Proph etic-Apoca lyplic" [¿Porqué no p rofético-
apoca lfptico?) en )Bj. 76 (1957), 192-200.
472 REsE- A CRíTICA DE UNA l NTRo o uccióK AL At>~TIGuo TESTI\1\IENTO
lo tanto, sobre estas bases teóricas, gran parte del conte nido de los
capítulos 12-14 se asigna a una fecha muy tardía, porqu e co ntien e una
esperanza de juicio catastrófi co que caería sobre los gentil es . Sin
embargo, debido a p untos de vista supuestamente inconsecuentes res-
pecto a las próximas derrotas y victorias de Israel, aun estos capítulos
son considerados como una composición tomada de diversas fu entes
posteriores.
5. Se alega que el estilo literario de Zacarías 9-14 es tan diferente
de el de los capítulos 1-8 que indica u n autor distinto; por ejemplo,
Zacarías II (capítulos 9-14) emplea la frase "así ha dic ho Jehová"
(Zacarías 11 :4) una sola vez, en tanto que se repite con gran frecuencia
en Zacarías 1 (capítulos 1-8). Por otra parte , Zacarías Il usa la ex presión
"en aq uel día " 18 veces o más aún , en tanto Zacarías 1 la emplea
so lamente en tres ocasiones. Además, el estilo de Zacarías 11 es con-
siderado más poético y pleno de paralelos que Zacarías l.
Al refu tar estas pretendidas evidencias de una diversa paternidad
literaria, resulta fáci l demostrar que más son las semejanzas de estilo
que las diferencias entre las dos secciones del libro. Claro está que hay
que comprender que el estilo de ningún au tor se mantiene totalmente
estático a lo largo de un período de cuatro décadas. Si los últimos seis
capítulos de Zacarfas fueron compuestos entre los años 480 y 470 a. de
J.C., esto expli caría adecuadamente las variantes y los contrastes anota-
dos en el párrafo anterior. Las diferencias que hay de ánimo y situación
prevalecientes en tre el temprano período de su ministerio, cuando
Zacarías hacía h incapié en que el llamado a reedificar el templo ver-
daderamente provenía de Dios (de ahí la frecuenc ia de la expresión "así
ha dicho Jehová"), y el estado de cosas que prevaleció 30 ó 40 años
después, cuando su autoridad como vocero de Dios bien aceptada,
explica adecuadamente la distinta frecuencia de la fórmu la citada. Por
otra parte, las profecías de Zacarías II están dirigidas a un fu turo más
distante que las de Zacarías L Resulta natural, por lo tanto, que la frase
escatológica "en aquel día" aparezca con más frecuencia en los últimos
capítulos. Los primeros capítulos, 1-8, tra tan de los inmediatos juicios
sobre las potencias mundiales de Pers ia, Grecia y Roma , más que con
los acontecimientos del final de los tiempos.
Los eruditos conservadores, en demostración de la unidad de la
paternidad literaria de Zacarías, señalan la persistencia de rasgos de
estilo tales como los siguientes:
a ) "Dice Jehová (n•üm Yahweh) se repite 14 veces en Zacarías 1 y
seis veces en Zacarías II (10:12; 12:1 , 4; 13:2, 7, 8.)
b) "Los ojos de Jehová," peculiar designación que se refi ere a la
providencia de Dios, se halla dos veces en Zacarías I (4:1 0 ; 8:6) y una
vez en Zacarías li (9:8; tal vez, agregar 1 2:4, " mis ojos").
e) El divino títu lo "Jehová de los ejércitos" fi gura 43 veces en Zaca-
L os PROFETAS P osTERIORES AL Ex1uo H AGEO. Z ACARiAs. M ALAQUit\ S 473
MALAQUIAS
5. Observemos que el propio Nehemías nunca fue menc ionado como peJ:¡ah mientras
ocupaba su cargo, s ino solam ente como tirshatho (término persa que probablemen te
traduce la id ea de reveren d o, comparable al torsto persa, el temido), titulo que figura en
Esdras 2:63 y en Nehemfas 7:65.
CAPITULO 32
INTRODUCCION A LA POESIA HEBREA
Numerosos críticos del siglo XIX dieron por sentado que los hebreos
fueron incapaces de cultivar la poesía hímnica, lírica o didáctica, hasta
mu y adentrados en su historia, y sólo por la influen cia de sus más
cultos vecinos. Los represen tantes más radicales de la escuela raciona-
lista no tuvieron empacho alguno en descartar no solamente la paterni-
dad literaria davídica de todos y cada uno de los salmos, sino aun la
composición de cualquiera de e llos con anterioridad al exilio babiló-
nico. No dudaron un instante en asignar un ponderable porcentaje de
ellos al período macabeo (alrededor del año 160 a. de J.C.). Lo mismo
cabe deci r de los demás libros poéticos; Job, Proverbios , Eclesiastés y el
Cantar de los Cantares, fuero n considerados, en su totalidad, induda-
blemente posteriores al exilio.
En el siglo XX se comprueba una tendencia moderadora de este
punto de vista, y se con cede que al menos cierta parte de la producción
hebrea se rem onta a un período muy anterior, es pecialmente en su
original forma ora l. El descubri miento d e un número creciente de him-
nos acádicos y egipcios h a permitido establecer claramente el cultivo
temprano de este gén ero entre los vecinos de Israel, en el segundo
milenio a. de J.C. Más recientemente, estos d escubrimientos se han
visto reforzados por el hallazgo de poes ía ugarítica com puesta en un
idioma canan eo muy semeja nte al h ebreo y que se remonta al siglo XV
a. de J.C. Por lo tanto, la mayoría de los críticos mod ernos conceden
ahora la posibilida d de elementos mu y antiguos que se remontan a la
época de David y aún antes, s i bien la producción terminada no fue
escrita hasta la época final de la monarquía, o en el período posterior al
exilio. El número cada vez mayor de poesía religiosa y didáctica, de
prácti camente todas las cultu ras con las cuales estu vo en contacto
Israel con anterioridad a l exilio, hace cada vez más difícil defender la
tesis de una fecha posterior al exilio para estos libros. En realidad ,
podemos decir que estas producciones no israelitas de poesía semítica
nos obligan a concluir que aun los h ebreos tuvieron que haber dado
forma escrita a estos versos , a men os que estuvieran culturalmente
atrasados en comparación con su s vecinos.
476
I NTRoouccróN A LA P oEsíA H EBREA 477
PARALELISMO SINONIMO
Idéntico
Salmo 24:2
"De Jehová es la tierra y su plenitud;
El mundo, y los que en él h abitan."
Similar
Salmo 19:2:
"Un día emite palabra a otro día,
Y una noche a otro noche declara sabiduría."
PARALELISMO ANTITETICO
Sal m o 1:6:
"Porque Jehová conoce el camino de los justos;
Mas la senda de Jos malos perecerá."
(Este tipo es particularmente com ún en el libro de Proverbios.)
Tipo razonado
Proverbios 26:4:
"Nunca respondas al n ecio de acuerdo a su necedad ,
Para que no seas tú también como él. "
CLIMATICO
Salmo 29:1:
"Tributad a Jehová, oh hijos de los poderosos,
Dad a Jehová la gloria y el poder."
(Obs érvese que la primera línea es en s í mi sma incompleta ,
y la segunda línea repite algunas de sus palabras y luego completa el
pensamiento.)
EMBLEMATICO
REsPECTo A L RITMO
1. Muy s ignificativa resu lta la afirmación hecha por Marvin Pope en la Anchor Bible
Commenlary (Comentario bíblico Anch or) sobre Job (pág. 48): " Para lograr rígidos y
ordenados moldes de metro y d e estrofas en cualquiera de los más voluminosos poemas
del Antiguo Testamento , se req uiere casi inevitablemente tanlos cortes y enmi endas, que
nos resultan poco con vincentes. El conteo de sílabas, acentu adas o no acentuadas, en
líneas en las cuales el lexto está fuera de toda sos pech a. muestra irregularidades como
paro poner en tela de juicio las enmiendas hechas puramente sobre la base de la teoría
métrica."
480 REsEÑA C RíTICA DE UNA I •TRODUCCióN AL ANTicuo TEST AMENTO
Libro 1: Salmos 1 - 41
Libro II : Salmos 42- 72
Libro III: Salmos 73- 89
Libro IV: Salmos 90- 106
Libro V: Salmos 107-150
suponer que la poesía hebrea fuera una exce pción de esa regla. Imposi-
ble negar que la poesía cananea del Ras Shamra (ugarita). correspon-
diente al siglo XV a. de J.C. , muestra un fuerte co lorido ara meo. La
presencia de ocasionales arameísmos, por lo tanto, no es en s í
evidencia concluyente de una paternidad literaria posterior a la época
en que vivió David. Así, pues, al par que el Salmo 139 puede no ser
correctamente atribuido a David (ya que no podemos sostener la infali-
bilidad de los títulos de los salmos hebreos como tales). para probar eso
habría que aducir pruebas más contundentes que la mera presencia de
aramefsmos aislados.
4. El David histórico, según muchos críticos, entre los que se cuen-
ta Sellin , difícilmente hubiera contado con la tranquilidad necesaria
para escribir poesía, ya que su vida estuvo colmada de problemas de
orden práctico; ni s iquiera hubiera tenido la inclinación a tan refinada
disciplina cultural. En respues ta a e llo, debemos reconocer que no sólo
los títulos de los salm os propiamente dichos, si no tamb ién ab unda ntes
ev idencias de otros relatos del Antiguo Testamento, indican la impor-
tancia de la música y la poesía en la carrera de David. El libro 1 Samuel
lo exhibe como un virtuoso arpista en la corte de Saúl. En 2 Samuel 22
hallamos en forma ligeramente distinta todo lo esencial del Salmo 18, y
citado como composición del rey David. El pasaje de 2 Samuel1:19-27
con tiene una endecha poética compuesta por David en ocasión de la
muerte de Saúl y Jonatán , en la batalla del monte de Gilboa. Y ya que
esta composició n no fi gura en los Salmos , n o pudo haber s ido tomada
de ellos en calidad de préstamo. El h echo de que se refiere por nombre
a Saú l y a Jonatán indica claramente que no se puede admitir como una
composición posterior erróneamente atribuida a David; solamente
pudo haber sido compues ta por un contemporá n eo que v iviera
alrededor del año 1010 a. de J.C.
Si David pudo componer una elegía tan exq uisitamente artística
como ésta, ciertamente tuvo la capacidad para escribir los otros salmos
que le atribuyen los títu los de los mismos. En 1 Samuel16:18 vemos
claramente que según el antiguo autor hebreo, era posible que en un
hombre verdaderamente talentoso se combinaran las profesiones de la
guerra y de la música: " He aquí yo he visto a un hijo de Isaí de Belén ,
que sabe tocar, y es valiente y vigoroso y hombre de guerra, prudente en
sus palabras , y hermoso, y Jehová está con él. " En 2 Samuel23:1, luego
de haber anotado las hazai'ias de David en la guerra y su eficacia en la
administración gubernamental, habla de él como "el dulce cantor de
Israel. " Aparentemente estaba interesado en el mejoramiento de los
instrumentos musicales e introdujo sus propi as in novaciones. Amós
6:5 (alrededor del año 755 a. de J.C .) se refi ere a él com o inven tor e
ejecutante de instrumentos mus ica les. Además se lo conoció no
solamente como so lista , sino también como organizador de coros o
SALMOS 487
título del cual sostiene que David entonó este salmo a Jehová "acerca
de las palabras de Cus hijo de Benjamín ". También se piensa que el
título del Salmo 34 poco tiene que ver con el carácter y los sentimientos
expresados en el texto.
Sin embargo, una madura reflexión debiera llevar al investigador a
una conclusión diametralmente opuesta. Resulta imposible explicai
por qué cualesquiera "rabinos posteriores" se hubieran aventurado a
añadir títulos de esta clase a salmos cuyos textos no reflejaran clara-
mente las situaciones de la vida de David que se asignan como marcos
de estas composiciónes. Muchos de los títulos co ntienen alusiones a
incidentes de la carrera de David, de los cuales no tenemos otro conoci-
miento que no sea éste. Así , por ejemplo, en el Salm o 60 figuran deta-
lles respecto a batallas peleadas contra Aram-Nah araim, Aram de Soba
y Edom, no registradas de manera alguna en los libros de Samuel. Tal
como lo señ ala Wilh elm Moeller (CATE, pág. 273), los detalles com-
plementarios constituyen un poderoso argumento en favor de la anti-
güedad del propio título del salmo. Un editor posterior jamás se
hubiera aventurado a elaborar nuevos detalles no contenidos en los
libros de SamueJ o Crónicas. También resu lta significativo que varios
de los salmos "huérfanos" (es decir, salmos que carecen de título)
abundan en alusiones y referencias históricas a recientes sucesos o
situaciones contemporáneos que hubieran brindado amplia base para
posteriores conjeturas rabínicas.
La Septuaginta nos brinda evidencia concluyente en el sentido de
que los títulos fueron agregados al Salterio hebreo muchísimo tiempo
antes de la era helénica. En otras palabras, figuran en los títulos hebreos
varios términos técnicos, el significado de los cu ales hubiera sido total-
mente olvidado para el momento en que se efectuó la traducción alejan-
drina (alrededor de los años 1 50-100 a. de ).C.) Por ejemplo, la expre-
sión " Al músico principal" (Jamm•na~~éah ) se traduce sin sentido en la
Septuaginta como " Hasta el final" (eis lo teJos). ' Cf. p . ej., Salmo 44,
equivalente al Salm o 4 3 de la Septuaginla. Aparentemente el erudito
alejandrin o conjeturó que la vocalización era 1•-min-ne~aJ:¡ , "hacia des-
de el fin". Jerónimo, en su comentario sobre Daniel (párr. 620 ) sugiere
que la correcta tradu cción de la expresión hebrea debiera ser "al
vencedor"; probablemente en este recibió la influencia de la traducción
de Teodoción , eis to nikos, "A la victoria"; o de lo contrario, de la
1. Casi no se puede dudar que el lector g-riego entendía que la frase eis to telas significaba
hasta el fin. Sin embargo, debe concederse que la palabra teJos cuando no va p reced ida de
la p reposición eis, ocasiona lmente p ued e significar una ceremonia o rito de inic iación
(cf. Esquilo, Euménides 799; Sófocles, Antígona 1226; Platón, La República, 8:560c). El
Targum traduce Jom -m •nas~ea1.1, como albanza (Ji~"bó l) ó'). El hebreo m •nos~ea!1 es un
participio derivado del verbo nó~o1.1, brillar, sobrepasar. En la Piel, este verbo fue utili-
zado para una presentación litúrgica de música; así figura en 1 Crónicos 15:21 . El sustan-
tivo ne~o!) podría significar brillo, gloria, o permanente continuidad, eternidad. En un
sentido derivado, esta raíz también podría ser un término que signifique "victoria."
SALMOS 489
3. Engnell , Studies in Divine Kingship (Estud ios ~o bre la di vina dignidad real) (Esto-
co lmo: Almqvist & Wiksells Boktryckeri, 1943). pág. 176, n. 2.
4 . El término ezrofto parece indicar un desce ndiente de Zera, d o la tri bu de judá.
Aparente mente una fa mili a le vítica, asentada en j udá . Aparenteme nte una familia
SALMOS 491
(Salmo 88), uno a Etán ezraíta (Salmo 89). De los salmos "huérfanos" o
anónimos, pocas dudas hay que algunos de ellos indican haber s ido
compuestos durante el exilio o después de él. El Salmo 13 7, "Junto a
los ríos de Babilonia" , podemos considerarlo del tiempo del exilio , y el
Sal m o 126, "Cuando Jehová hiciere volver la cautividad de Sión", de
los primeros tiempos posteriores al exilio, tal vez alrededor del año 500
a. de J.C.
Fue inevitable, por lo tanto, que el Salterio se formara por etapas a
lo largo de un extenso período de tiempo. Aparentemente el agrupa-
miento por libros es de antigua data. Así, el Salmo 72:20 sostiene:
"Aquí terminan las oraciones [t"pillotj de David, hijo de lsai;" esta
anotación sin duda alguna marca el fina l de una primitiva edición del
Salterio que contenía casi exclusivamente los salmos de David. Se
pueden distinguir por lo menos tres colecciones.
1. El Libro I (Salmos 1 -41) probablemente fue compilado por
David , o de lo contrario, por alguno de sus colaboradores, bajo su
dirección. Si bien carente de título, el Salmo 1 sirve como una lógica
introducción a toda la colección y bien pudo haber sido compuesto por
el propio David o por Salomón su hijo. El Salmo 2, que también carece
de título, claramente se atribuye a David en Hechos 4:25. La causa de
que el Salmo 10 no tenga título se d ebe probablemente a que original-
mente estaban unidos los salmos 9 y 10 (la Septuaginta los considera
como una sola composición). El Salmo 33, que carece de título en el
TM, la Septuaginta se lo asigna igualmente a David. Por lo tanto, parece
que todo el contenido del Libro I debe asignarse a David. Sin embargo,
es harto complicado imaginar la razón por la cual se hizo solamente
una colección parcial de las poesías de David y se las incorporó a este
primer volumen. Resultaría difícil demostrar que estos salmos fueron
compuestos en la primera parte de la carrera del rey y que los salmos
davídicos de los libros posteriores provienen de su vejez, porque en
algunos casos (notoriamente los salmos 32 y 51). algunos de los que
figuran en los libros posteriores se remontan a una época tan antigua
como la de los que figuran en el Libro I. Ewald y otros han sugerido
que posiblemente la más antigua edición del Salterio contenía no
solamente los salmos 1-41, sino también 51 - 72, y que sólo con
posterioridad se insertaron los salmos de Asaf y de los hijos deCoré (es
decir, los salmos 42-50). Ciertamente es verdad que ninguno de los
salmos 51-72 se asigna por título a otro autor que no sea David, y el
último versículo del Salmo 72 constituiría entonces un apropiado fina l
de toda la colección tal cual fue publicada originalmente.
2. El Libro ll (Salmos 42-72) y el Libro Ill (Salmos 73-89) bien
levftica, asentada en judá, fu e incorporada a la familia de Zera. tanto por vivir en una
comunidad judía como también, posib lemente, por las relaciones matrimoniales entre las
dos familias.
492 R ESEÑA CRíTICA DE UN/\ I NTRODUCCIÓN i\L A NTIClJO TESTI\MENTO
TIPOS DE Si\LMOS
59, 75).
5. 'a l Yónat 'élem r"hóqí'm aparentemente significa "sobre La palo-
ma silenciosa," (Reina-Valera). Algunos han sugerido una modifica-
ción en la puntuación de tal manera que d iga 'élim rehóqfm, o sea
" lejanos terebintos" (Salm o 56).
Un término técnico que no figura en los títulos de los salmos es el
dudoso y confuso vocablo seJah . Se han s ugerido muchas explica-
ciones para el significado d e esta palabra. La más plausible es que el
térm ino deriva de la raíz so.Jal que significa elevar. La Septuoginta lo
traduce d iapsalm a, que significa interlud io mus ical. Selah, por lo tan-
to, no es una palabra para ser le ída en voz alta, sino simplemente un
llamado de atención al recitador para que en ese punto h aga una pausa
y permi ta un acord e d el acompañamiento musica l; o también pudiera
ser una indicación para qu e eleve la voz a un tono m ás intenso, o tal vez
para que eleve su corazón en una piadosa contemp lación o meditación.
El Salmo 67:1, 2 contien e el término selah en med io de u na oración, lo
cual dificulta explicarlo com o una pausa para interludio musical. Sin
embargo, e n la mayor parte d e los demás casos, esta interpretación
parece ser la más a prop iada.
Los Salmos 120-134 incluye n en sus títulos la exp resión "Canción
de las subidas" (Biblia de Jerusa lén), "Cántico gradual" (Reina-Va/era;
sír hamo '•lót, en hebreo). Algunas antiguas tradiciones judías explican
esto en relación con una escalinata que conducía al atrio de los hom-
bres en el templo (Mishnah: Middoth 2:5) . Una explicación más lógica
sería que estas "subidas" se refiera n a las e tapas de una peregrinación a
Jerusalén (la palabra ma '"lót deriva d el verbo 'olah, "ascender", es
decir a Jeru salén). Algunos prefieren interpretarlo como "procesion es"
(o peregrinaciones), por m e tonimia d e "ascenso". De ahí que fueran
canciones de p eregrinos, para cantarlas cuando iban en cam ino a Jeru-
salén para las fiestas anuales. Esta explicación también parece preferi-
ble a la de Gesenius y Delitzsch, que relacionan e l término con un
movimiento progresivo, paso a paso, de los pensam ientos expresados
en los propios salmos; desafortunadamente para esta teoría, algunos de
los salmos de este grupo no exhiben de ninguna manera esa caracterís-
tica (p. ej., los Salmos 125 y 133).
con Mateo 22:44; Marcos 12:36; Lucas 20:42, 43; Hechos 2:34; Hebreos
1 :13 . También comparar Salmo 45:6, 7 con Hebreos 1:8, 9 ; el Salmo
69 :4 y Juan 15:25; el Salmo 69:9 con Juan 2:17; Salmo 16:10 con
Hecho s 2:25-28 y Hechos 13:55; el Salmo 8:5-6 con Hebreos 2:6-9; el
Salmo 8:2 con Mateo 21: 1 5-1 6; el Salmo 118:22 , 2 3 con Mateo 21:42.
Ejemplos de otros sa lmos generalmente considerados como mesiánicos
son los Salmos 40 , 41, 68, 72, 1 02 y 109.
S ALMOS I MPRECATORJOS
Respecto al significado del nombre Job (en hebreo ' Jyyób), pro-
bablemente deriva de una raíz que significa volver, arrepentirse, y de
ahí que pueda s ignificar uno que torna (a Dios). Esta interpretación se
basa en el árabe 'aba , arrepentirse o volverse (a me nudo seguido de la
frase ' iló 'llahi , a Dios). La grafía árabe del nombre sería 'Awwóbun; se
la en cuentra en las inscripciones acádicas como Ayyab um , por ejem-
plo, en los d oc umentos de Mari d el siglo XVIII a . de J.C. En las Cartas d e
Amarna , e l nombre aparece como Ayab (un príncipe de Pella). Hecho
interesante, el n ombre figura hasta en los Textos Execrato rios de Berl ín
(escritos con caracte res hieráticos egipcios) como título de un prín cipe
de la región d e Damasco durante el siglo XIX (cf. BASOR No. 82 (1941),
pág. 36). Otra posible etimología para 'Iyyó b es un o que es asaltado, del
he breo 'óyeb, odiar, estar enemistado (según Koehler-Baumgartner), o
también, objeto de enemistad (según el Léxico de Brown -Driver-
Briggs). Conviene me ncionar, en favor de la e tim ología árabe, que Job
era nativo del norte de Arabia, y el escenario donde ocurre la acción es
más árabe que hebreo.
EL TEMA DE JOB
499
500 R ESEÑA CRiTICt\ DE UNA INTRODUCCIÓN AL A NTIGUO TESTAMENTO
que las condiciones imperantes después del éxodo; (2) el hecho de qm;
fuera el jefe de la familia y no un sacerdote ordenado quien ofreciera el
sacrificio , también sería una costrumbre pre-mosaica; (3 ) la mención
del qositah como una pieza de dinero Job 42:11) sugiere una fecha al
menos tan remota como la época de Josu é (cf. Josué 24:32), si no el
período patriarcal (cf. Gén esis 33 :1 9). Pero s i el escenario estuvo ubi-
cado al norte de Arabia, cerca de Edom , una sociedad tipo clan bien
pudo h aber persistido alli hasta la época de la monarqu ía hebrea. Es
posible que persistieran los sacrificios priva dos ejecutados por los jefes
de fami lia junto al sacerdocio tribal oficial.
Esta localización extranjera también exp licarfa la comparativa rare-
za de l nombre Ya hweh en la mayoría d e los cap ítulos del libro. Job
demuestra una clara preferen cia por el térm ino pansemítico 'Eloa h o
'Elohfm, para Dios ("Yahweh" figura dos veces en el capítulo 1 , una
vez en el capítulo 2, una vez en el capítulo 12, una vez en el capítulo
38, tres veces en el capítulo 4 0 y cinco veces en el capítulo 42.) Muy
interesante es el hecho de que el título Shaddai, el Todopoderoso, se
repite no menos de 31 veces en Job , contra 16 veces en el resto del
Antiguo Testamento. Esta eviden cia del uso de los nombres divinos
ciertamente tiende a confirmar la teoría de un marco no israelita.
Y, sin embargo, se m antiene firme, aparte de la ausencia de una
infl uencia mosaica, que el trasfondo de la historia de Job seflala hacia
un marco a comienzos del segundo milenio antes de Cristo. W. F.
Albright, en su capítulo "Old Testament and Archaeology" - El Anti-
guo Testamento y la arq ueología-, en el Commen Lary (Comentario) de
Alleman y Flac k, sefla la que el histórico Job bien pudo haber sido
contemporán eo de los patriarcas. Las razo nes en que se basa para arri-
bar a esta conclusión descansan parcialmente en el dudoso argu mento
de que Ezequiel 14:1 4 menciona juntos los nombres de Job y Dan iel.
Albright entiende que este Daniel es al antiguo héroe cananeo Dan 'el,
que figu ra como perso naje prominente en uno de los poemas épicos
ugaríticos , es decir, como el idólatra padre de Aqhat. Luego rechaza la
posibi lidad de que Ezeq uiel pudiera referirse a su propio contempo-
ráneo, Daniel, que estaba en Babilonia. También s ubraya el h echo de
que los otros nombres de la narración son auténticos para el segundo
milenio antes d e Cristo . Así, Bildad era probablemente un apócope de
Yabil-Dadum, nombre que se encuentra en fu entes cuneiformes que se
remontan a ese período . También traza un notable parecido con el
relato del "Job babi lónico", composición cu neiforme traducida en la
obra AB de G. A. Barton. Esta es la historia de un hombre justo que
sufrió una amarga agon ía en su cu erpo y espíritu , a pesar de tener plena
conciencia de haber vivido honradamente, y s in embargo , se mantuvo
firme en medio de su afli cción. Finalmente, se le conced ió una vida
más feliz que nunca antes, para la gloria de Marduc, el dios de Babilo-
L os LIBROS SAPIENCIALES Jos Y PROVERBIOS 503
hebreo. No puede negarse que estas cons ideraciones poseen cierta fuer-
za acumulativa; no obstante ello, es discutible que puedan considerarse
com o realmente concluyentes, pues la mayor parle de los cuatro rasgos
mencionados anterior mente se reconcilian tambi én con una fecha
anterior, particularmente si el relato fue compuesto por un autor no
israelita en territorio no israelita.
De inmediato se le plantea un problema al erudito conservador, tan
pronto como decide considerar la era salomónica como fecha de com-
posición de este libro. Si los sucesos relatados ocurriero n cuatro siglos
o más antes que se escribiera el libro de Job - y la mayoría de estos
escritores consideran que Job vivió al menos en una época tan antigua
como la de Moisés-, resu lta difícil comprender cómo pudo mantenerse
una crónica precisa de todo lo expresado por Job y sus cuatro conse-
jeros. Por lo tanto, Delitzsch sugiere que el libro no tuvo el propósito de
ser una exacta transcripción histórica de las palabras emitidas en el
período patriarcal, sino que probablemente se quiso que fuese un dra-
ma para el cual el au tor había compuesto el diálogo. Tal drama sería
históricamente exacto sólo en la misma forma como una obra teatral
basada, por ejemplo, en la vida de Abraham Linco ln, pudiera represen-
tar artísticamente el carácter del hombre y lo que representó, sin la
pretensión de ser una transcripción fiel de comentarios que realmente
se emitieron. Delitzsch sostiene que ningún lecto r hebreo hubiera en-
tendido los discursos que figuran en el libro de Job como un informe al
pie de la letra , puesto que la narración fue escri ta en una forma poética
y dramática. Sin embargo, aun como drama, Job no ha de ser desechado
por considerarlo una mera fi cción , pues el autor bien la pudo haber
compuesto bajo la in spiración del Espíritu Santo, y haber presentado
con toda exactitud los sentimientos y opiniones teo lógicos histo-
rica mente expresad os por los personajes que intervinieron. Sim-
p lemente ocurrió que la forma dramática o poética en que fueron com-
puestos fue producto del artista literario. Por lo tanto, si e l libro no tuvo
rea lmente el propósito de ser la transcripción de un relator, y no
hu biera sido entendido así por los antiguos lectores, debe ser entend ido
e interpretado por el lector moderno a la luz de la intención del au tor
original.
En apoyo de esta interpretación ciertamen te hay que conceder que
el texto de Job no está redactado como una conversación común, como
la que se realizaría en circunstancias habituales. Aparte de los capítu-
los introductorios y finales, el grueso del texto apa rece como una com-
posición poética de gran vuelo artístico, co n un lenguaje que no
hu biera sido normalmente utilizado por personas que hablaran extem-
poráneamente en un a situación real de la vida. En este respecto, Job
puede colocarse en una categoría distinta de todos los demás libros del
Antiguo Testamento cuyo propósito es relatar sucesos his tóricos, partí-
506 RESEÑA CRíTICA DE UNA I NTRODUCCIÓN AL ANTIGUO TESTAMENTO
Aage Bentzen concede: " El diálogo no puede tener exis tencia inde pen-
diente. En 8:4-29:1 se presupone la descr ipción de la enfermedad de
Job tal corno se da e n la narración" (IOT, 2:175).
2. Capítulos 27 y 28. Los que se adhieren a la teoría de fu entes
múltiples señalan e l capítulo 27 corno una interpolación , porque con-
tie ne una denuncia de los malvados que está más en armonía con lo que
han estado diciendo los tres consoladores en los capítu los anteriores
que con la posic ión defens iva que ha mantenido Job. Repetidamente
Elifa z, Bildad y Zafar han disertado sobre el inevitable castigo para los
malvados y han ins istido en que Job confiese sus pecados secretos . Pero
por otra parte , es preciso reconocer que el propio Job en ningún
momento ofrece ninguna defensa a favor d e l pecador, ni man ifiesta
ningu na esperanza d e que éste escape del juic io de Dios como resu ltado
final. Lo que en realidad hace en el capítulo 27 es devo lver hábilmente
la pelota a sus injustos acusadores que dogmáticamente han insistido
e n que esta calamidad tien e que ser consecuencia de un pecado escon-
dido y no confesado. Entonces, insis tiendo en s u propia adhesión no
calificada a la causa de la honestidad, la decencia y la justic ia, Job , con
toda lógica, pasa a expresar la esperanza de que sus ca lumniosos acu sa-
dores probarán e ll os mismos el fruto de la injus ticia que cometen al
ensombrecer su carácter (versículo 7: "Sea como el impío mi enem igo,
y como el inicu o mi adversario").
En cuanto a l capítulo 28, se insiste en que constituye una unidad
por s í solo, que no está lógicamente vincu lado con Jo que preced e ni
con lo que sigue. Pero esta crítica no tiene mayor fundamento , porque
e l análisis que hace Job de lo que constituye la verdadera sabiduría
tiene evidentemente la intenc ión de censurar y refutar la "sabiduría"
estrecha de miras y falta de p erspicacia, sobre la que se basaban s us
s upuestos con soladores. Por lo tanto, en este capítu lo Job ex plica que la
au téntica y verdadera sabiduría no reside en e llos, ni en ningún hom-
bre, sino solamente en e l mismo Señor y en los que El ha revelado. Aun
su axioma final: "el temor del Señor es la sabiduría", tiene en este
contexto la connotación de que sus tres acusado res perdieron el rumbo
desde el comienzo de s u elaboración menta l, porque les faltó un
genuino temor del Señor en su actitud frente a las calamidades, di-
vinamente permitidas, que le ocurrieron a Job.
3. Los discursos d e Eliú (capítulos 32-37). Muchos críticos objetan
el hecho de que este joven disputante no se menc iona en e l prólogo
(2:11), cuando se presenta a los otros tres ; ni se hace alusión a él para
nada en los discursos de Jehová (capítulos 38-42), ni tampoco en e l
epílogo. De ahí de ducen que tuvo que haber sido un invento de un
contribuyente posterior a la leyenda de Job, que fue insertado en el
relato para presentar un punto de vista teo lógico más satisfac torio que
el que pudiera hallarse en los discursos de los otros cuatro partid-
510 R ESEÑA CRíTICA DE UNA l i'/TRODUCCIÓN AL A NTIGUO TESTi\MEI'/TO
1. Tal como lo señala D. N. Freedman, Eliú cita algunos de los anteriores co mentarios d e
Job para poder refutarlo (cf. 13:24 en 33:10; 13:27 en 33:11 , y 27 :2 en 34:5). Esto sólo
puede significar que Eliú estuvo presente en la mayor parte de la discusión, ta l como lo
afirma 32:2-4. Freedma n sugiere, además, que la intención original fue insertar antes los
discursos de Eliú en la d iscus ión, pero luego se descartó la idea en favor de l más
dramát ico discurso de Yahvé desde u n torbellino. Este autor imagina que estos discursos
descartados ele Eli ú fu e ron insertados todos en un solo grupo por un editor posterior
(Horvord Theological Review-Publicación teológica de Harvard - 61 ]1968], págs. 53 ,
59. No hay eviden cia sólida para esta teoría, pero es concluyen te la demos tración de la
presencia anterior de Eliti en la d iscusión.
2. A. Gui llaume insiste en que realmente no h ay en absoluto arameísmos demostrables
en los discursos de Eliú, y que todos los ejempl os c itados pueden explicarse como
arabismos. Así , 'illép (enseñar) es semejante al árabe 'ollofo, domestica r. formar. unir;
~i wwoh (mostrar. declarar) está relacionado con wo~oy (sugerir, indicar) con una
metó tesis de los dos primeros rodico les; millah (palabra) está relacionado con 'a molla
(dictar¡: y saga ' (crecer, aumentar de tamaño) está emparentado con sc1::¡wa (grueso y alto).
El ana iza otros 20 ejemp los y reinterpreta varios de ellos, como mal traducidos, y los
relaciona con aná logos árabes y no con arameos. Guillaume ta l vez llega a la exageración
en su prejuicio contra los arameís mos en este caso, pero esta interpretación le hace
justicia al menos a la localización d e uz en el norte de Arabia. Según algunas inscrip-
ciones tamudias, uz está localizado cerca del oasis d e Medina y Khaybar en Hejaz. ("The
Unity of the Book of Job" - La unidad del libro de job- en Annuol of Leeds Univers ity-
Anuario de la Universidad de Leeds- sección oriental 14 ]1962-1963 ]: 26, 27.)
Los LIBROS SAPIENCIALES Jos v P RoVERBIOS 511
posición min que algunas veces realmente significa sin; pero justo es
decir que en relación con el verbo ver, min, tal como se la usa en otras
partes, indica siempre el lugar ventajoso desde donde mira el observa-
dor. Podemos concluir, entonces, que el oyente hebreo hubiera inter-
pretado dicha afirmación de la siguiente manera: "Y desde la ventajosa
posición de mi carne, veré a Dios. "
PROVERBIOS
ade lante). Pos ibl e m ent e los capítulos 25-29 fu eron compuestos
alrededor de esa misma época. Por último, los capitulas 30 y 31 fueron
agregados en un período sustancialmente posterior. Con respecto a este
tema, debe notarse el hecho de que algunos moderados críticos con-
servado res , como Genung, en la ISBE, sitúan los capítu los 22-24 en un
período anterior a los capítulos 1-9. Pero no ven razó n alguna para
posponer la terminación de la parte sustancial de Proverbios después
del reinado de Ezequías. Aún los capítulos 30 y 31 pudieron haber sido
agregados en ese mismo período, pues su origen extranjero explicaría
suficientemente las diferencias de lenguaje y de tono en comparación
con el resto de l libro.
Crfticos más rad icales, como C. H. Toy , au tor del comentario sobre
Proverbi os del ICC (1899), arriban a la conc lus ión de que nada en
Proverbios data de un período anterior a l ai'io 350 a. de J.C., y que el
material más reciente fue agregado en algún momento del siglo II a. de
J.C. Toy propone los siguientes seis argumentos en apoyo de este punto
de vista:
1 . Puesto que la tradición ju día decía que Salomón fue el autor de
Proverbios, del Cantar de los Cantares (cf. 1 Reyes 4:30-34), de Ecle-
sias tés y de dos de los salmos, resulta aparente que había llegado a ser
el símbolo de la sabiduría y el santo patrono de toda la poesía no
litúrgica o fi losófi ca (lo mismo que Moisés, por ejemp lo, había llegado a
ser el símbolo de la ley hebrea). Con el correr del tiempo se hizo con-
vencional atribu ir a Salomón tales composiciones, aun cuando fu eron
compuestas posteriormente , con el fin de que lograran más amplia
aceptación en el crédulo público judío . Con toda certeza, este tuvo
que haber s ido el moti vo para atribuirle el libro apócrifo , La Sabiduría
de Salomón, que obviamente fue escrito en griego , según el antiguo
dechado de la fi losofía hebrea.
Por supuesto, es evidente que en el período intertestamentario se
puso de moda escribir obras didácticas o apoca lípticas que se las atri-
buía , ostens iblemente al menos, a antiguos patriarcas como Enoc o los
doce h ijos de Jaco b. Pero no hay suficientes evidencias de que tal
procedimiento se siguiera alguna vez en el Israel anterior al período
helénico. El primer problema que se plantearía sería preguntar: ¿cómo
hi zo Salomón para obtener esta reputación como escritor de literatura
sapiencial y proverbial, si en efecto nunca compu so nada? Mucho más
lógico es suponer que logró esta reputación porqu e fue e l primero en
componer este tipo de literatura según una norma clásica, que suponer
que la tradición se formó sin fundamento a lguno. Así, en la literatura
griega, la existencia de una poesía épica posterior, fa lsamente atribuida
a Homero , de ningu na man era demuestra que Hom ero nunca compuso
ninguna poesía épica propia (es decir, la Jl íado y la Odisea). Igual cosa
cabe decir con respecto a la voluminosa poesía lírica atribuida a Ana-
Los LmROS SAPIENCIALES Jon v PRovERBios 517
4. Unos pocos eruditos han intentado apoyar esta teoría d el origen tardío señalando unas
pocas palabras hebreas supues tamente derivadas del griego. Así, Eissfeldt ha sugerido
que 'é!ün, " lencería" (Biblia de Jerusalén" en Proverbios 7:16), es vocablo tomado del
griego othone, " lino fino". Sin embargo, es insostenible esta derivación. El Lexicon K-B
ni siquiera menciona la posibilidad de esta derivación, sino que más bien la vincula con
el egipcio 'idmj , un lino rojo manufacturado en Egipto; término derivado en última
instancia de la raíz semítica '-d-m, "rojo".
L o s LIBRos SAPI ENCIALES JoB Y PROVERBIOS 519
lpuwer en la sexta Dinastía (alrededor del año 2500 a. ele J.C.). Y resulta
también evidente, según se deduce de 1 Reyes 4:30, que hubo en Israel
una larga tradición de sabios pre-salomónicos, y no hay ninguna garan-
tía para sostener que el siglo X a. de J.C. fue demasiado temp rano para
que este tipo de literatura existiera entre el pueblo hebreo.
En este aspecto es apropiado citar los comentarios de W. F. Albright
(Wisdom in Israel and in the Ancient Near East -Sabiduría en Israel y
en el antiguo Cercano Oriente-), 1955, pág. 4: " Durante el curso del
siglo pasado surgió el curioso mito de que la era de los sabios, que se
supone florecieron en el período aquemenio y a principio del período
helenista, data de los siglos quinto a tercero a. de J.C. Podemos li-
bremente admitir que el libro de Proverbios no fue ed itado aproxima-
damente en la forma como lo tenemos hoy hasta alrededor del siglo V a.
de J.C. , sin asumir que se haya incluido en el libro ningún material de
fecha posterior al exilio. Pero el contenido de Proverbios es cons ide-
rablemente más antiguo, y es completamente posible que ciertos aforis-
mos y aun secciones más largas se remonten a la Edad de Bronce,
sustancialmente en su forma actual. Cu llen l. K. Story ha demostrado,
en un estudio de John Hopkins [cf. JournaJ of Biblical Literature -
Publicación de literatura bíblica- 54, 1945, pág. 319-337] que el estilo
métrico de Proverbios a menudo coincide íntegramente con el estilo de
la épica ugarítica tal como la analizó C. H. Gordon. Story ha dado
numerosos ejemplos de diferentes categorías; y fácilmen te el número
puede incrementarse varias veces." 5
A continu ación Al bright cita una serie de significativos paralelos,
por ejemplo , Proverbios 10:26 ("Como vinagre a los dientes/y como el
humo a los ojos,/Así es el perezoso a los que lo envían") con la Epica I
Ab Baal, Gordon No. 49 ("Corno el sentimiento de una vaca sa lvaje por
su ternero / como el sentimiento de una oveja salvaje por su borrego/ así
es el sentimiento de Anot por Baal") . Tenemos en los dos casos tres
períodos rítmicos de los cuales el tercero difiere de los dos precedentes
de tal manera que produce el efecto de clímax. Otro tipo es el de dos
períodos rítmicos que omite en el segundo una palabra paralela con
una palabra sobresaliente en el primer período, como por ejemplo,
Proverbios 27:2 ("Alábate el extraño, y no tu propia boca;/EI ajeno, y no
los labios tuyos") con I Aqhat I, 1:13 ("De su boca salga el mensaje/ de
sus labios , la palabra").
Debemos mencionar que en este mismo artículo, Albright observa
que estas formas comunes a Proverbios y a la literatura ugarítica brillan
por su ausencia en la literatura sapiencial aramea del siglo VII a. de J.C.,
representada por los Dichos de AJ:¡iqar. Afirma que "según ello, debe-
5. Albright, en Wisdom in Israel and in th e Ancienl Near East (La literatura sapiencial en
Israel y en e l antiguo Cercano Oriente), ed. M. Noth y D. W inton Thomas (Le iden,
Ho landa: E. J. Bnll , 1960), pág. 4.
520 R ESEÑA CRiTICA DE UNA I NTRODUCCIÓ N r\L ANTIGUO TESTAMENTO
6. !bid, pág. 6.
7. !bid, pág. 13.
L os LIBROS SAPIENCIALES } OB Y P ROVERBIOS 52 1
son aún de este parecer, un prolijo exa men de los datos lingüís ticos
indica de manera co nclu yente que en este caso particular el prés tamo
tuvo que haber sido en sentid o contrario. En el año 1930 , R. O. Kev in
(s iguiendo el curso señ a lado por Oeste rl ey e n su Commentary on
Proverbs (Comen ta ri o sobre e l libro de Proverbios), (1929) , adujo las
siguientes considerac io nes:
1. Hay proporci ona lmente más semitismos en el texto egipcio de
Amenemope que en ni nguna otra obra egipcia sobre moralidad ; al
menos 19 de estos sem itism os son indiscutibles y 16 más son alta mente
probables.
2. Numerosos casos d e vocab los eg ipc ios mut ila dos o desco-
n ocidos pueden ser correctame nte explicados co mo corrup ciones tex-
tua les de un texto anterio r que tradujo los térm inos hebreos empleados
en el pasaje correspond iente de Proverbios.
3. Hay varios casos en los cuales e l tradu ctor egipcio entendió mal
la correspo ndiente pa labra hebrea; as í, la palabra t-1)-s-w-k, retén
(Bibli a d e Jerusa lé n) o li bra , de Pro ve rb ios 24:11 se traduj o e n
A menemope XI. 7 co mo s i fuese t-J:¡ -5-y -k, co n e l s ignificad o d e
esconder (de ahí e l J:¡ ' pw egipcio , esco nder). As imismo e l h eb reo
5ó 'ar, pensar , o esti mar, en Amenemope XIII. 1.2 fue errónea me nte
interpretado como si fue ra el h ebreo s-' r (sa 'ar) o torme nta (el egip cio
s n ') en una a bsurda conex ión, aun cuando el original hebreo es perfec-
ta mente claro y coh ere nte en su prop io contexto . O de otra man era, e l
au tor egipcio c hocó con la dificultad d e una oscura fase hebrea al
recurrir a una bana l paráfras is . Por ejemplo, Proverbios 23:4 d ice: "No
te afan es por hacerte r ico ; Sé prudente, y des iste. " Es to fi gu ra en
Amenemope IX. 14 , 1 5: "No te esfuerces en buscar en exceso cua ndo
tus necesidades están a cub ierto ." En otras pa labras, el sentimiento no
egipcio d e "sé prud e nte, y des iste" ha sido a lterado por "cuan do tu s
necesidades están a cubi erto " o "cuando tu pro pieda d está intac ta,"
como lo traduce Kev in . Lo im portante es observar que aunque p uede n
hacerse satisfa ctor ias reconstrucciones de l egipcio sobre la base d e l
ori ginal hebreo , nun ca es posible recons truir el texto hebreo sobre las
bases del original egipcio.
4 . También es d igno d e n otar el h echo de que la pa labra 5-15-w-m de
Proverbios 22:20 , qu e probablemente significa "ayuda nte" (e l tercer
hombre del carru a je) ha s ido erróneamen te ente ndi da como la p a la bra
más comú n s-1-s-y-m , que significa 30 . Así construida esta serfa u na
afir mación d e que en esta sección (Proverbi os 22:17 - 23: 12 ) se in-
cluyen 30 proverbios, si bien solame nte se pueden individua liza r 27
u nidades separadas e n esta sección . Es evidente que Amen emop e inter-
pretó la pa labra como " treinta ", y d ice as í en XXVII. 7: "Mirad estos
treinta capítu los"; y por ta nto, se cu idó d e hace r figurar ese número de
proverbios. (Tómese nota de que el texto h ebreo de Proverbios 22 :20
522 RESEÑA CRíTICA DE UNA I NTRODUCCIÓN AL ANTIG UO T ESTAMENTO
1. Ya señalamos en el capítulo 10. págs. 153, 154 que estas terminaciones constitu yen
una base muy déb il para estab lecer genuinos ara meísmos.
ECLESIASTÉS y CANTAH DE LOS CANTARES 529
2. Cf. G. L. Archer: "The linguistic Evidence for the Date of Ecclesiastes" (Eviden-
cias lingüísticas para la fec ha d e Eclesiastés) en Journal of the Evangelical Theological
Society (Publi cación de la Sociedad Teológica Evangéli ca) (Verano d e 1969), págs. 167-
81. Esta repasa y ampl ifi ca los argumentos d e Dahood respecto al trasfondo fen icia,
mostrando la tendencia hacia una ortografía fenicia (que carecía d e letras vocales au n
para las flexiones) , inflexiones, pronombres y parti cipios, característi camente fenicios
sintaxis fenici a, vocablos incorporados de otros idiomas y analogías, incluso una serie de
términos mercantiles. Esta influencia fenicia se explica mejor entendiendo que este
53 0 R ESEÑA CRíTICA DE UNA I NTROD UCCIÓN i\L A N TICUO TESTAl\•IENTO
3. En su Grommar of Mis hnaic Hebrew (Gramática del hebreo de las Mis hnas) , M. H.
Sega! hace el siguiente comentario luminoso: ''Cualquiera que sea la relación de las dos
formas cnlre si. no puede haber duda alguna de que she es tan antigua como •sher, o más
antigua aún. Su confinamiento, en los más antiguos libros de la Bibl ia, a los documentos
del norte d e Israel, probaría que su uso tuvo que haber sido com(m en el lenguaje
coloqu ial del norte de Palestina , ba jo la influencia , en cierta medida al menos, del '-sh, sh
feni cio, del sho asirio, y también tal vez del zr, dr arameo. La escasez de s u presencia aún
en estos documentos debe explicarse por la presunción de que era considerado como un
vulgarismo que el lenguaje literario debía evitar. Su uso se extendió gradualmente al sur
de Palesti na, y p or ser la forma más breve y fle xible, con el correr del tiempo tuvo que
haber s uplan tado totalmente al más largo •sher en el lenguaje de la gente comú n, y de ahí
descendió directamen te al h ebreo medio. Pero el p reju icio literario que lo enfrentaba
tuvo que haber permanecido aún después que el hebreo bíbl ico dejó de ser lengua viva"
(Londres: Oxford , 1927), pág. 43.
532 R ESEÑA CRÍTICA DE UNA I NTRODUCCIÓN AL A NTIGUO TESTAMENTO
546
CRONOLOGiA DEL ANTIGUO T ESTAMENTO 547
Monarquía unida
*25. Saúl 1050-1010
*26. Dav id 1010-970
*27. Sa lomón 970-931
*28. Comienza la a lrededor de
ed ificación de l te mplo 966
Monarquía dividida
REYES DE )UDA REYES DE ISRAEl.
*29. Roboam 931-91 3 *30. Jeroboam 1 930-91 0
31. Abíam 913-910 32. Nadab 910-909
*33. Asa 910-869 34. Baasa 909-886
35. Ela 886-885
36. Zimri 885
37. Omri 885-874
*38. josafat 872-848 *39. Acab 874-853
40. jora m 848-841 PROfETAS 41. Ocozías 853-852
43 . Abdías a lrededor 42 . j ora m 852-841
de 845
44. Ocozías 841 *45. )ehú 841 -814
46. Atalía 841-835
*47. )oás 835-796 48. Joel 810-795 49. )oacaz 814-798
50. Amasias 796-767 51. jonás al rededor de 52. )oás 798-782
800
*53. Uzfas 790-739 54. Amós 760-74 6 *55. )e roboam 793-75 3
JI
56. Zacarías 753-75 2
57. Sal u m 75 2
58. Manahem 752-742
59. jota m 751-736 61. Oseas 746-724 62 . Pekaía 742-740
63. Acaz 742-728 *64. lsaías 740-680 65 . Pe ka (752) 740-732
*66. Ezequias 728-697 67. Miqueas 735-690 68. Oseas 732-723
70. Caída d e As iria 721
*73. Manasés 697-642 REYES DE ASIRlA
*74. Amón 642 -640 75 . Na hum 640 60. Tiglat 744-727
Pileser m
*76. )os fas 640-609 77 . Sofonías 640-630 69. Salma- 727-722
nasar V
*78. Jeremías 626-585 71. Sargón II 722-705
*79 . )oacaz 609-608 72 . Senaq uerib 705-681
80 . Esarjadón 680-669
81 . Asurba nipa l
669-626
82 . joacim 608-597 83. Habacuc 608-597
84. Joaqu ín 597 *85. Ezeq uiel 592-570
86. Sedequfas 597-587
*87. Caída de 587
jerusa lé n
548 RESEÑi\ CRíTICi\ DE UN/\ I NTRODUCCIÓN i\L ANTIGUO T ESTAMENTO
Cautividad
REYES DE CALDEA
*88. Nabuco- 605-562 *89. Daniel 600-530
donosor
90. Nabonido 555-530
*91 . Caída de 539
Babilonia
REYES DE PERSIA
92. Ciro el 558-529
Grande
93. Cambises 529-523
*94. Daría 1 522-485 *95. Recons- 520-516
tru cción de l
segundo templo
96. Zacarías 519-475
*97. Jerjes 485-464
(Asuero)
98. Artajerjes 464-424 *99. Retorno de 457
Esdras
*100. Retorno ele 445
Nehemfas
101. Mala- alrededor
qufas de 435
102. Segundo 4 33-430
gobierno de
Nehem ías
103. Daría ll 423-406
104. Artajer- 4 04-359
jes ll
Período intertestamentario
R EYES DE GRECIA
*105. Alejandro 336-323
el Grande
*106. Antíoco IV 175-164 107. Reed ifica- Dic. 165
(Epífanes) ción del templo
por judas
Macabeo (Hanuca)
DINASTIA ASMONEA
108. Juan 13 5-105
Hircano 1
109. Alejandro 104-78
GOBIERNO ROMANO
*110. Pompeyo 63
conquista
a Siria-Palestina.
APENDICE 2
ANACRONISMOS E INEXACTITUDES
HISTORICAS EN EL CORAN
SuRA 11 -Houn
:42, 43 . Dícese que el hijo (innominado) de Noé rehusó refugiarse en
el arca mientras ascendían las aguas del diluvio, y a pesar de los ruegos
de su padre , prefirió huir a lo alto de una montaña, lugar del cual fue
barrido por una ola. (Génesis 6, 7 indica que Noé tenía solamente tres
hijos, y que todos penetraron en el arca. Génesis 10 nos da la descen-
dencia de cada uno de ellos.)
SuRA 12 - JosÉ. LA PAZ SEA SoBRE ÉL
:11-20. José no fue a Dotán en busca de sus hermanos (como lo
establece Génesis 3 7), sino que sus hermanos, habiéndose ya complo-
tado para darle muerte, convencieron a Jacob para que lo dejara ir con
ellos simplemente para divertirse y a manera de deporte. Al tenerlo en
su poder, lo metieron en un pozo con agua (en lugar de una cisterna
vacía) . Tampoco fueron ellos quienes lo vendieron a los mercaderes,
sino un caminante que pasaba por a llí accidentalmente y se había acer-
cado al pozo a tomar agua. Vendió al muchacho a los mercaderes "por
unos cuantos dirhems" (en lugar del substancial precio de 20 piezas de
plata, como se afirma en Génesis 37:28).
:21-32. La esposa de su amo egipcio (no se aclara el nombre de
Potifar) en su intento de seducirlo le rompió la ropa desde atrás (y no
desde adelante) al perseguirlo, hecho observado por un siervo de con-
fianza de Potifar, y que sirvió para poner al descubierto la falsedad de la
acusación de ella. Más adelante ella admitió ante ciertas mujeres ami-
gas que así ocurrió efectivamente, y sin embargo , de una manera que no
se explica, se dio maña para que hacer que José fuera enviado a la
cárcel.
:36-55 . En la cárcel José procuró convertir a los dos "jóvenes" (es
decir al mayordomo y al panadero del Faraón) al " Islam" y alejarlos
de la idolatría. Años después el joven sobreviviente (el mayordomo)
recordó la capacidad de José para interpretar los sueüos, fue a verlo a la
cárcel y le informó en substancia el tema del sueii.o del rey (en lugar de
549
550 RESEÑA CRíTICA DE UNA i NTRODUCCIÓN AL ANTICUO TESTAMENTO
idioma persa.)
4. Alma 10:2 afirma que Aminadi " interpretó la escritura que es-
taba sobre la pared del templo, escrita por el dedo de Dios." Sin duda
alguna, ésta es un reminiscencia de la hazaña de Daniel al leer la
escritura divina que apareció en la pared del salón durante el banquete
de Belsasar en el año 539 a. de J. C.
Más notable aún es la abundancia de paralelos o citas del Nuevo
Testamento palabra por palabra , que se encuentran en el Libro de Mor-
món, que supuestamente estaba en poder de los nefitas por allá en el
año 600 a. de J. C. Jera! y Sandra Tanner (The Case Against Mormonism
- Alegato contra el mormonismo- vol. 2 , Salt Lake City, 1967, págs.
87-102) enumeraron no menos de 400 ejemplos claros, de entre un
número muchísimo mayor, que podrían aducirse; y estos ejemplos sir-
ven para establecer, fuera de toda duda, que el autor del Libro de
Mormón estaba bien familiarizado con el Nuevo Testamento , y específi-
camente con la Versión del rey facobo (KJV). edición de 1611. A con-
tinuación, algunos ejemplos:
1. Primero Nefi 4:1 3: " Que perezca un hombre y no que una nación
. . . perezca en incredulidad." Comparar esto con Juan 1 1:50: "Que
un hombre muera por el pueblo, y no que toda la nación perezca."
2. 1 Nefi 10:8: "Del cual yo no soy digno de desatar la correa del
calzado." Comparar con Juan 1: 27 : " Del cual yo no soy digno de
desatar la correa del calzado."
3. 1 Nefi 10:9: "En Betábara, al otro lado del Jordán . . . debía él bauti-
zar." Comparar esto con Juan 1:28: "En Betábara, al otro lado del
Jordán , donde Juan estaba bautizando."
4 . 1 Nefi 11:22: "El amor de Dios qu e se derrama en el corazón de los
hij os de los hombres." Comparar con Romanos 5:5 , que dice: "El
amor de Dios h a sido derramado en nuestro corazones por el Espí-
ritu Santo. "
5. 1 Nefi 11:27: "El Espíritu Santo descendió del cielo y asentó sobre él
en la forma de una paloma." Comparar con Lucas 3:22: "Descendió
el Espíritu Santo sobre él en forma corporal, como paloma. "
6. 1 Nefi 14:1 1: "La ramera d e toda la tierra , y se sentó sobre muchas
aguas; y tenía dominio sobre toda la tierra, entre todas las naciones,
tribus, lenguas y pueblos." Comparar este pasaje con Apocalipsis
17:1, 15: "La gran r amera que está sentada sob re mu chas
aguas .. . Las aguas que has visto donde la ramera se sienta, son
pueblos, muchedumbres, naciones y lenguas. "
Máximo interés reviste el fraud e recientemente expuesto del de-
nominado Libro de Abraham , parte de la escritura de los Mormones,
conocida como The Pearl of Great Price (La perla d e gran precio).
Este fue, segú n se afirma , tra ducid o de un antiguo papiro egipcio
hallado en las envolturas de ciertas momias adquiridas por un tal
556 R ESI::ÑA CRíTICA DE UNA I NTRODUCCIÓN Al. ANTICUO TESTAMI::NTO
558
I NVENTA RIO DE LOS M ANUSCRITOS B íBLICOS l-lALLAIJOS EN LAS C UEVAS
DEL M AR M UERTO 559
2QEx. Porciones d e Exodo 1 , 7, 9 , 11 , 12, 21, 26, 30; también hay otro
manuscrito representado, que contiene Exodo 18 , 21, 34.
560 R ESEÑA CRiTICA DE UNA I NTROD UCCIÓN AL A NTIGUO TESTAMENTO
564
INDICE DE T EXTOS BíBLICOS 565
28:9 27Y 11:30. 31, 37. 3A, 3!l 308 8:26 323
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31: 11 120 19: 1 :104 10:28 5·11
31:26 84 20: 13 !i9 11:3 54 3
31:28 286 11:40 125
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32:43 43 1: 13. 20 310 13 162
33 480 2:13-3:8. 14-IA 560 13:2 369
33:3 2711 4 :9- 10 :JI 1 14:9 534
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6:26 558 3:3 485 331
7:2. 3 257 3 : 13 66 8:20 332
7:5 258 4 :21 305 8:20 -22 338
8 256 ti 31 4 8:26 326
8: 11. 28 257 6:19 263. 450 10 99
8:30.35 299 7- 8 314 11:-1 337
8 :3 1. 32 120 9 : 16 314 12:9 175
8:32 84 10:19 272 J.I:G 120
9:1 283 10:25 112 H :25 340
9:27 29 2 12:1 1 3 15 15:30 322
10 24!J I :J:I 61. :JJS 16: 1- 2 :122
10:12· 14 301 14:41 Gl 17: 1 322
10.13 R2, 302 14:52 ~1 16 JR 326
10:32 256, 257, 30 7 16: 14-23 316 16 - HJ 325
10:33 299 16:18 486 18-20 319
10:38 256 17 316 18: l. 9-10 322
12:9 257 17:55-58 :ns 18:4 162
12:2 1 307 16: 1 316 18'9 322
13 308 25:25 518 18: 11 334
13:4·6 292 26: 19 163 18:13 332
15:9. 13 292 27:6 313 18:22 170
15:13-17 29J 18:26 151
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18:16. 28 292 2 1:6 378
19:28 292 1: 18 B2. 3 15 21:8 120
19:4 7 29 3 1: 19-27 486 21: J[j 377
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24:29-31 293 7:12-17 545 23:29 125
24 :32 502 7:27 348 2'1 :8 323. 4·19
8:16 319 24: 12 325
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21 317 25:18 175
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I ND ICE DE TEXTOS B íBLICOS 567
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568 RESEÑA CRÍTICA DE UNA l N"f RODUCCIÓN AL ANTIGUO T ESTAMENTO
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411 41 2 2~4. S 3 'lJ 2.J ¡;, 39 2
570 REsEr'JA CRÍTICA DE UNA INTROD UCCIÓN AL A NTIGUO TESTAM ENTO
571
572 RESENA CRiTICA DE UNA I NTRODUCCIÓN AL A NTICUO T ESTAMENTO
Códi ce Vaticano. 48. 50. 79 Egipcios. tex tos de exec ración. 150, 193
Código de Hammurabi, 101. 129. 163. Egipto. 124-27. 132. 143-44, 159-60. 237-
191. 267. 287. 328 42. 244 -59. 289-90. 293-94. 307- 08. 337-
Código Legal hitita , 189 38, 357. 394. 397-98. 401-02
Código Sa cerd ocio. 173-111. 170-92. 409- Ele fa ntina , pa piros. 60. 323. 428. 432,
1 O. *Teo ría Documentos 450, 452, 455. 457. 458
Códi go Sant idad. 96, 265-67 Eloh im; vnria n tes e ntre Yahw eh y.
Co ncilio Cartago. 81 '131-36
Co nc ili a Jam n ia. 45. 74 . 85. 542 Embriolog ía y evolución. 210-11
Conci lio. Trento. 54 E picú r eos. 159. 533-34
Concilia Trullano. e·¡ Epistemologín. 2 1
Conqu ista d e Canaán , 192-95. 254-59, Errores de escri bas. 58-62
286-90. 294-300. 306-08 Esdras. Nehemias: Lib ros, 451-58:
Corñ n. 15. 22. 23. 33. 128. 132; autent icidad. 454- 58: bosquejo, 451;
a na c ronismos e in exac titudes his toric idad. 455-58: paternidad y
hi s tóri cas. 549-52 fe c ha. 452-54
Creac ió n, d ía s. 200-07 Estela de Amnda, 253
Creac io ni smo, 207-19 Est e la de Memcptn, 194-95. 252
Crí li r.n nltn. 99-114: *Tvoría documento / Esteln ele T ut mos is IV. 253-5 4
Critica ba ja. del tex to, 58-70: ca non. 62- Estelil Karnak. 253
64: co ntri bucio nes hebreas. 65-70: Es tel a Kawa. 325-26
de finición. 58: metodolog ía, 64-65: Estel a Menfis , 253
t ipos de err ores en los manus critos , Est ela Mernep t n. 252
58-62 Est ela Negra . 323
Cri tica formal. 95. 102- 06 Est ela Zaki r . 151
Crón icas. Libros de. 444-51: bosquejo. Ester. Lib ro. 458-62: bosquejo. 458-59:
44 5: co nfiabilidad hi stórica, 447-51: canonicidad. 74; hi st ori cidad. 459-63;
fecha. 446-47: pa ter nidad. 445 paternidad y fe c ha. 459
Cue vas del mar Mu erto. ma nu scri tos. Estoi cos, 159
558- 563 Est ilo heb reo. 136-39. ·t45-4 7
Et iópica, versión, 56
Da nie l. Li b ro. 415-43: bosq uej o. 415-17; Evolució n e merge nte, 213-14
fuen tes dive rsa s. orige n. 441-43: Evolu ción teísta. 2 '14-15
o bservac iones de los c rí ticos, 418- 40; Evolucionismo moderno, 207-2 15
pa tern id nd , 417-18, 440-41: profec ías . Exod o. Libro, 243-63: bos quej o. 243-44:
435-40: teología . 433-34 fe c ha . 247-5 9: his tori a temprana d e
Darwin. Carlos. 207-210. 213-215 Moisés . 244- 45: pac to y decálogo. 259-
Decálogo. 259-61 61; taberná cu lo. 261-63. *l srocl e n
Deut er o- lsa ías. */soios. Composi ción Egip to
Deul er·onom io. Libro. 277-90: bosquejo, Ezequi el, Li bro. 405- 14; b iog ra fía del
277-78: canon ici dad. 85: fec ha. 11 2- autor, 406; bosqu ejo, 40 5-06:
1 '14: 284- 90; paternida d. 279-84; canon icida d. 74; código sacerdo tal.
pr in cip ios fundame nt ales. 278-79 409-10: objecio nes c riticas. 406-09:
Oía prolo ngado d e Josué. 300-02 probl e ma el e ca pítulos. 42-51. 410-14:
Dific ultades e n la Bibli a, 35- 37 tra tados fi rmndos e nt re reyes vasallos.
Dilu vi o. 27. 142-43. 222-32 281-82
Dis te leologia, 211 . 214
Dit ogrofi a. 59
Fe. 31-35
Doc umen to K. 99
Fiestas hebreas. 266-68
Docume nt o L. 99
Fi li steos. 307-08
Documento S. 100
Fis ió n, c riticA tex tual. 60
Documento Sadok ita. 74
Formgcsc hi c ht.c. • Crítico fo rmal
Frag men ta ri os . teóri cos. 89. 92
Ec les iastés. Libro. 523-38: anacro ni s mos .
Fu sió n. crítica textua l. 59-60
534-36: bosquejo. 524-26; ca nonici dad.
74: pnternidad y fec ha, 526-38;
propúsito y tema. 523 C em ara. 67-68. 74
Eg ipdos, himnos, 476, 495 GeneA logía , 25. 21 !i- 19. 233-35
l NDICE DE T EMAS Y NOMBRES 573
Génesis. Li bro. 197- 242; bosquejo. 198- historia del tex to. 398-99: int eg ridad
99; creació n. 200- 05; pat ernidad. 197- del tex to. 399-400; paternid a d . 397-98
99; rela tos p ara lelos e n. 139- 14 7 jérico. 254-55
Cené! ica y evolución. 207-1 O Job. Lib ro. 499-512; bosque jo. 500-01;
C ilgames. epopeya. 14 3, 223, 232, 534 composidón, 503-08; fecha de los
C r a f-Well ha use n H ipó tesis. *Teoría s uces os, 501-03: in tegridad del texto,
docume nt o / 508- t2: pa tern ida d. 501; tem a. 499-5 00
jocl. Libro. 336-40: bosq uejo. 336-37;
H abacuc. Libro. 393-95; bosquejo. 393; pa ter nidad y fecha. 337-40
men sa je. 395; pat ernidad y fec ha. jonás. Libr o. 340-49: a ut e nti c idad. 342-
393-95
47: bosquejo , 341: integ ridild de l texto.
H abir u. 249, 294-3 00 347- 49; pa tern idad y fe c ha , 341-42
H ageo. Libro. 464 -65; bosquejo, 464; Jo s é, hi s toria , 237-42
pntemidnd y fecha. 464; trasfondo josué. Libro, 291-30 3; bosqu e jo. 291-92;
hi s t órir.o. 465 dín prolonga do. 300-02; ex termi nio de
H agiógraph a. 72
los ca n a neos. 302-03; patern idad y
Hai. excavaci ón . 256-57 fe cha, 292-93
Halakah . 67
jueces , Libr o, 303-09: bosq uejo. 303-04;
Ha plografía. crí tica tex tual. 59, 63 co ntribuciones arqu eo lógicas. 306- 08;
Hes iqu io. re visi ón . 49-5 0 c ronología, 28 2-83: fech a. 304-05;
Hexa pla de Oríge nes. 49. 54. 55 p aternid ad y unidad. 305-06:
Hex a pl a. Siria, 55 sacrificio s humanos. 306-09
Hexateuco. 90-91 , 105-06, 29 3
Hics os, 186. 237-4 2. 24 4-45. 246, 248-5 0 Kcthubim , 72-73 . 76. 84-86.418
Hille l. e sc uela. 74
Hi s toria h e brea . reconstrucción. 157- 181 Lamentaciones, Lib ro . 40 2- 04 : bos quejo.
Hombre. a ntig üed a d. 215-19 403: pa ternidad y fecha. 403-04
Homocotc/c ulon. crí tica tex tu a l. 61. 63 Laqu is: excavación. 256: tabli ll as. 402
Hom ofonía. crítica tex tu al. 60 Le ngua s semít icas y no semít icas. 18-19
Horeos. 182 Lev íti co. Li bro. 264-69: bosque jo. 264-65;
fi estns hebrea s, 267- 68: leg is lac ión
ldola trín . 160-64. 377-79 leví tica. 265-67: tipos de s ac rificios,
Infa li bilidad de los a utóg r a fo s 269
orig in a les, 23-30 Lit era tu ra acádi c:a, 131. 186-88, 193, 234.
In spiración d e las escrituras, defin ici ó n, 47 6, 495, 531
27- 28; afirm ada por la propia Lit eratura Ho khmnn. *L.it vroluro
escri tura. 27-30; autógrafos ori ginal es, sopivncin/
23-27; criterios s ub-bíblicos. 30-35; Litera tura d e Qumran. 27. 39-46. 48, 59-
*Dific u/todcs: evi denc ias. 20-23; 62. 62, 74. 79-80, 1 18. 150. 3 15. 394,
•tn(obílidod: transmisión textual. 428. 431. 4 71. 473. 494. 529. 53 0. 542.
25-27 558- 63
In troducción del An tiguo T estam en to. Literatura sa pie nci al. 480-82: ara mea .
15- 19; alcance, 15- 16; defini ción. 15; 51 9
di sciplinas. 15-17; int ro d ucción Lit era tu r a ugar ít ica. 131. 139, 150. 157,
especial. 17. 196-545; in troducci ón 176-77. 18 5. 267. 296. 4 76
gener a l. 16-17; 39-195; relación e ntre el
Antiguo y el Nuevo Testamento. 17-18 M acabeos. 418. 434-43
lsa ias . Libro. 361-388; au te nticidad de Malaquías. Lib ro. 473-75: bosquejo. 474;
caps. 40-66. 384-388; bosquejo, 361- fecha , 474-75; p ate rnidad. 474-75
6 3: compos ici ó n. 365-88: estilo. 380- 83: Manua l de disciplin a. 74. 118. 43 1. 5 59.
m a nus crito (Cue vn 1]. 27. 40-42. 45. *Lircralura Qumran
59-62, 559; p a ternidad . 364-65; tema. M a nu scri tos hebreos; era crist iana. 46-
368-79: teo logía. 383-84 47; fam ili as. 43-45; ori ginales, 23-24;
lsrn el en Egip to, 245-47 precri s tianos, 39-46; tipos de errores ,
60-62
]a hwis t. *Teoría doc ume ntal Manuscrit os. del Muertu, 558- 63;
je nófanes. 159 *l. ilr:ro t uro Qum rr111
jeremíAs. Libro. 396-402: ns u n tos Mnrrluk , 159
históricos. 398-99; bos que jo. 396-97; Mar i, tablill as, 150. 188, 294
574 REsEr'lA CRíTICA DE UNA I NTRODUCCIÓN AL ANTICUO TEsT AMENT O
M a so ra fin al. 69-70; latera l. 69; m ayo r, Po es ía h e brea, 4 76- 82; ca racte rísticas ,
69 4 77-78; c rític a . 476; lit eratura
M a so ret a s, 68 - 70, 4 18 s a p ien cia l, 445-46; ri t m o, 478- BO
M aso rético, text o, 41, 44-46, 59-62. 68 - P olíglatas; A nt we rp , 5 6 - 57: comp lu tense ,
70 . 1 OO. 3 98 -99 56. 63; d e Lo n d res, 5 7: d e París. 57
Meg illo th, 73 P ro fecía h e b rea. 327-31; d e fi ni ción . 32 7;
Me tá tes is , c ríti ca text u al. 5 9 fu nc ió n, 329-3 1; ofici o . 32B- 29
M id ros. 6 7. 148 P ro fe tas : cano n icidad . 84: in t r oduc ció n ,
M il enio. 36 0. 4 10-14 3 27- 3 1
M iq ueas, Libro, 35 8- 60; bosq uej o. 35 8- P rover b ios. Li bro, 512- 22: b osq u e jo. 512-
59 ; fec ha . 359-60; int egrid a d de l texto , 1 3; can o n ic idad , 75- 76; capítu los . 22-
36 0; paternid a d, 359 24 y la Sa bi d urí a de Am en e mo pc, 520-
Mi s na, 66-67, 74 22: p a tern idad y fech a, 51 5-22:
Mo no te ís m o, 109. 112, 158- 6 0. 164. 260- té rm inos por "Sabid u rí a ." 5 13-14
61 .517
Mo isés ; hi s tor ia te mpra n a . 2 44-4 5; Ra m esés, ci u dad . 240, 251
pa ternidad del P e nta te u co . 11 8-30 Ra m esés 11. 2 40-4 1, 252- 53, 258. 259
Mormón, tibro, 22; a n ac ro nismos e Ra m esés 11 1. 258. 307- 08
inexa c titudes hi s tó ri cas, 5 5 3-57 Ra s S h a mra, tablillas, *Li tcro l u ro
ugo rít.ico
Na b onido, 4 2 1 Ra zó n y Re velac ión, 23
N abucod o nosor, 324-2 5. 4 15. 419. 4 20. Religió n , h eb reo-cris tian a. 21-22
4 2 1, 430, 44 2-4 3 Rel ig iones compa rada s, 158-6 0; en
Nac io n es , tabla , 233-3 5 gen eral. 2 1- 23
N ahum , Libro , 389 -9 1; b osq uej o, 389; Reyes . Libros d e . 3 17-2 6: bosq ue jo . 3 18 -
fec ha. 390; me nsa je, 390-91 ; or igen d11l 19; fe ch a, 3 1 9- 20; pat ern id ad. 319- 20;
a u tor , 389 proble m as de cro nolog ía, 32 0- 26
Nebim , 72 Rit ua les , n ormas. 168- 72. 18 4- 85. 190- 92
Ne h emías , Li b r o. *Esdr os -Ne hemías Roca Behis tun. ins cripció n, 461
Neo-ortodoxa, p osi ció n d e inspira ció n. Ru t, Li bro. 309- 11: bosqu ejo, 309; fec h a,
3 0- 35, 220 309- 10; e nse ñ a nza, bás ica. 311
Noé. a rc a y d il u v io. 222-2 3 3
N úmeros, Libro. 269- 76: bosquejo. 269- Sa bi dur ía d e Ame nemope, 520-22
71 ; estadís ti cils . 272- 76; pa tern id ad . Sace rd oc io , d esa rrollo . 173-81
275-76; princ ipios fun da ment a les, Sac rific io ; hum a no , 162, 3 08- 09. 3 77- 78;
271-72 sa ng re . 16 0-63. 26~ 268-70
Nuz i. ta b las, 127, 1 50, 1 88- 8 9, 294-95 Sacrificios cr ue n tos . 269- 271
Sa lm os. Li bro. 483-98: compil ació n , 490-
O sea s . Libro . 355-5 8: b osq u ejo, 355-56; 93; co nten ido. 494-95; di vis ion es , 483;
el p roblem a de Go me r , 357- 58; fec h a de la co mp il ac ión, 484 :
i n teg ridad del texto . 356: paternidad y num er ac ió n, 493- 94; p aternidad. 483-
fec h a, 356-57 8 4; pat erni dad dav ídi ca . 484-87;
S<t lmos imp reca torios, 498; Sal m os
Pa c to d e g racia, 198-99 me s i<ín icos. 497-98; términos téc ni cos ,
Pa la bras tardíns y ara m eís mos, 148 - 56 495 -96: títulos heb reos . 494- 98
Pap iros; Ch est e r Beatt y. 4 8, 52; S amm ay, d is cí p ulos, 74
*Elefa nt in o: Eg ip cio . 48; Nash . 45-46; Sa m uel. Li bro, 312-17; b osq ue jo. 312- 13:
Ryl ands, 4 8 fech a . 313- 1 4: s upuest as
Pará bolas, 222 i nco nsi s ten cias. 316-1 7; texto. 31 5-16
Pen ta te u co. a n t ig ü edad, 182-9 5; crí tic a Sa lt e rio; g a li ca n o 54: h eb reo 54. 63;
a lt a. 99- 114; pa te rni dad, 115-1 30; romano . 5 4
Sa marit a no. 4 6- 4 7, 63, 293 , *Teo río S elección na t u ra l. 207-1 5
documentol Se naquerib. 322 , 323 , 325. 365
P entate u co sam a rit a no, 46-47, 63. 293 S eptua gi nta [LXX]: div is ió n d e l i br os ,
Pe ríod os preprofé tico y p rofético, 71 - 72; fr ag me nt os d e m a nusc r ito s. 44 -
'157-1 72 4 5, 47 - 5 1; libros apócrifos, 79; re lació n
Pe ríodo sacerdo ta l. 173-181 <~ l o s tex tos maso réti ca s. 60- 62. 62-63,
Pers ia, 436-4 1,452-58. 45 9- 6 3, 4 70 100-02, 133. 398-99; rev isió n de
INDICE DE TEMAS Y N OMBRES 575
Luciano, 50; tex lo d e Jer em ías, 398- 99; 284-85; re finaciones del S iglo XX. 99-
t ít ulos hebreos de los Sa lmos, 487-89; 14; relat os do bles, 139-47: resumen del
u so en la crít ica del tex to. 50-5 1 desarrollo dialéctico. 97-98
Seti l. 258 T eoría JEDP. 96-97. 103- 110; *Teoría
Simaco, ve rs ión de. 51-52 dor:umP.n tol
Sofcrim, 61. 65-68 Teoría . los d ías de la c reación .
Sofon ía s. Li bro, 39 1-93; bos q uejo, 391; rep resen ta n edades. 206
m ensa je. 392-93: patem ida d y fecha. T eoría su pl e ment a r ia del Pen tat euco .
391-92 B9-9 1
Supr a h istori a . 220 T eor ía Wellhau sen: deb ilidade s y
fa lacias , 115- 119: *Tcoricr documen Jo l
Tabernáculo. 261 -63 Tiraca, 325-26
Tabla de las nac iones. 233-35 Tom. canon icidad. 84
Ta lmud. 6 7-68 Toscfto, 67
Tann a im, 66 T radic ión o r a l. 23 . 103-04
Tárgum: de Jeru sa lén . 53; de jonatá n ben Transmisió n lex lu al. 25-27
Uziel. 53: de Onquelos, 53 , 153; de un Tutmos is 111. 25 0, 251, 253. 254
se ud o-Jo natá n. 53 Tu t mos is IV. 25 3-54
Tárgumes ara meos. 52-53. 78-79
Teodoción. 49, 52 U niformismo en geo logía. 200
Teología de cr is is. *Neo-ortodoxia
Teoría , cr is talizació n. 90 Verdad proposic ional, 31-35
T eor ía de la cr eación . c at ást r ofe, 20 2-03 Versió n Armenia. 56
Teor·ía de la evolución. r eca p itulación. Versión Cop la. 55- 56
210 Ver sión Gótica, 56
Teor íil día ele la re vela ción. 203-05 Vers ión La ti na a ntigua . 53-54
Teor ía documen tal del Pentateuco; 87- Versi ón Peshita . S ir íaca . 55. 63
98: a rg ument os en con tra, 100-19; Ve r s ion es. Antiguo Tes tamen to. 47-57
a rqueo log ía, 182- 95; co mp onentes Ver siones G r·iegas. 47-52
l:¡ásicos. 100-101: composición de Ver sion es Lat inas. 53- 54
Exodo. 244-45; com pos ició n d e josué Vers ion es S ir íacas. 55
(hex ateuc o), 270-71: composición de Version es Varian tes. 26-27
Nll meros. 275-76; debi lid ades y Vul ga ta. La tina. 54. 72, 3 12
fa lacias . 115- 19; d e fin ición, 87;
desa rro llo. 87-96; doc um e ntos, 96- 97; Yahwe h. 68. 13 1-36
Ezeq u iel. 409-10; fu entes el e div isión. Yo'udi. 151
13 1-56: histo r iA. 87-9B: histo ria
hebrea. 157- 81 : inform es p a r a lelos. Zacarias. Lib r o. 564-73: bosquejo , 4 66-
139-47; nombres d iv inos. 131 -3 6; 67; patern idad y fecha, 467; un idad.
pal abras car acterís ticas. 136-39; 468-73
p a ternidad de Deu teronom io. 279- 81. Zugol. 66