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CAMPAMENTO RELEVO

TEMA: TRABAJO CON UNIVERSITARIOS


TÍTULO: Fábrica de discípulos
TEXTO: Mateo 28:16-20
16 Entonces los once discípulos salieron hacia Galilea y se dirigieron al monte que
Jesús les había indicado. 17 Cuando vieron a Jesús, lo adoraron, ¡pero algunos de
ellos dudaban! 18 Jesús se acercó y dijo a sus discípulos: «Se me ha dado toda
autoridad en el cielo y en la tierra. 19 Por lo tanto, vayan y hagan discípulos de todas
las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. 20
Enseñen a los nuevos discípulos a obedecer todos los mandatos que les he dado. Y
tengan por seguro esto: que estoy con ustedes siempre, hasta el fin de los tiempos».
INTRODUCCIÓN:
¿Cuántos discípulos de Jesús están presentes en este lugar justo en este momento? Un
discípulo en su definición más sencilla se trata de una persona que sigue a un Maestro,
pero en el caso del cristianismo es:

 Una persona que sigue a Jesús viviendo sus enseñanzas.


 Una persona que tienen una relación de fe en Jesucristo como su Señor y
Salvador.
 Una persona que comparte su fe con otras personas con el fin de que estas
también acepten que Jesús sea su Señor y Salvador.
 Una persona que siempre está interesado en hacer otro discípulo.

¿Hay algún discípulo así en este lugar? ¿Amén? No lo dudo. Este equipo de líderes
debe estar compuesto por discípulos que hacen discípulos, de otra manera seríamos
gente que no estaría cumpliendo la gran comisión: “Por tanto, id, y haced discípulos…”
(Mateo 28:19). Nuestro llamado para las nuevas generaciones es que podamos ser:
UNA FÁBRICA DE DISICIPULOS.
Si pensamos bíblicamente, uno de los primeros candidatos a discípulos de Jesús, de
quién su nombre ni siquiera es tan renombrado ni en los evangelios, ni en las epístolas,
ni en la historia de los inicios de la iglesia es el hermano del apóstol Pedro, su nombre
es Andrés.
“Andrés, hermano de Simón Pedro, era uno de estos hombres que, al oír lo que Juan
dijo, siguieron a Jesús. 41 Andrés fue a buscar a su hermano Simón y le dijo:
«Hemos encontrado al Mesías» (que significa «Cristo»). 42 Luego Andrés llevó a
Simón, para que conociera a Jesús. Jesús miró fijamente a Simón y le dijo: «Tu
nombre es Simón hijo de Juan, pero te llamarás Cefas» (que significa «Pedro»).”
(Juan 1:40-42).
LO QUE ANDRÉS HIZO FUE IR EN BUSCA DE SU HERMANO PEDRO PARA
TRAERLE A JESÚS. Pedro, habiéndose interesado por seguir a Jesús, decidió seguirle,
y así se convirtió en uno de los dos apóstoles que fueron más prominentes en la historia
de los inicios de la iglesia. Pero, todo comenzó cuando un discípulo (Andrés), trajo a su
hermano ni siquiera primero al templo, ni a la sinagoga sino directamente a Jesús.
Sin duda que Andrés habló de Jesús, pero todavía era sus primeras horas de haber
conocido personalmente a Jesús. Ni siquiera se había formado oficialmente como un
discípulo, pero a su hermano Pedro le dijo unas cuantas palabras acerca de Jesús. Sin
embargo, el apóstol Juan no relata la historia de otra persona, una mujer que ni siquiera
pasaba por su mente ser una discípula de Jesús. Se trata de la mujer samaritana que tuvo
el privilegio de conocer personalmente a Jesús mientras sacaba agua del pozo a la que
acudía regularmente.
Se trataba de una mujer que no había recibido conferencias, sermones, estudios, cursos,
sino que después de su primera charla con Jesús, una conversación que debió tardar
cuando mucho alrededor de una hora, dice su historia que:
“28 La mujer dejó su cántaro junto al pozo y volvió corriendo a la aldea mientras les
decía a todos: 29 «¡Vengan a ver a un hombre que me dijo todo lo que he hecho en
mi vida! ¿No será este el Mesías?». 30 Así que la gente salió de la aldea para verlo.”
(Juan 4:28-30).
TODO LO QUE ELLA HIZO FUE HABLAR DE JESÚS. Es evidente que tenía
alguna duda acerca de la aplicación de la profecía acerca del Mesías, pero quedó
impactada de haber sido confrontada por Jesús acerca de sus propios problemas y
pecados que ella no negó, sino que reconoció. Al hablarle a la gente de Jesús, ella estaba
haciendo su esfuerzo de hacer discípulos para Jesús. Pero, lo mejor de todo, fue que no
solamente “vinieron a él”, sino que después de escuchar personalmente a Jesús, dice el
versículo 39: “Muchos samaritanos de esa aldea creyeron en Jesús, porque la mujer
había dicho: «¡Él me dijo todo lo que hice en mi vida!».” (Juan 4:39). Este fue el
resultado haber hablado a otras personas acerca de Jesús. EN LA BIBLIA PODEMOS
OBSERVAR QUE CUANDO SE HABLA DE JESÚS, SIEMPRE HABRÁ
PERSONAS QUE INICIARÁN SU EXPERIENCIA DE SER NUEVOS
DISCÍPULOS.
Nuestro deber es hacer más y nuevos discípulos y cuando hemos contribuido a formar a
un nuevo discípulo, entonces debemos encargarle que haga lo mismo, que haga a un
nuevo discípulo. Un ejemplo es el de Pablo discipulando a Timoteo, llevándole consigo
en su viaje misionero, haciéndole discípulo hasta que este llegó a ser pastor hacedor de
discípulos. Cuando Timoteo ya era un discípulo bien formado, Pablo le encargó que él
hiciese lo mismo con otros.
“Me has oído enseñar verdades, que han sido confirmadas por muchos testigos
confiables. Ahora enseña estas verdades a otras personas dignas de confianza que
estén capacitadas para transmitirlas a otros.” (2 Timoteo 2:2).
Ser discípulo es un potencial que Dios siembra en nuestra vida para compartir y
multiplicar el ministerio que Jesús estableció para su iglesia. LOS QUE SON
DISCÍPULOS TIENEN QUE HACER MÁS Y NUEVOS DISCÍPULOS.
La falta de discípulos hace complicado que haya a quienes encargarles que hagan a
otros discípulos. Es por eso que cuando en las iglesias se planea hacer discipulado,
nadie quiere, nadie acepta, nadie puede, nadie sabe. O se hace de espacios de la
sociedad tan lejanos de la luz del evangelio, como por ejemplo la universidad.
MOVILIZAR A LA IGLESIA PARA EVANGELIZAR
A LAS UNIVERSIDADES
Si bien los campus universitarios brindan una increíble oportunidad para evangelizar,
también puede ser un reto acortar la brecha entre una iglesia local y el campus. Los
campus universitarios a menudo se sienten como «una ciudad dentro de una ciudad».
Tienen su propia cultura, sus propios cronogramas, su propia (estrecha) demografía.
Cuando muchas personas están en casa cepillando sus dientes y alistándose para dormir,
los estudiantes universitarios tal vez estén pensando que es tiempo de ordenar una pizza
y comenzar a trabajar en un informe de investigación de 10 páginas.
Cuando empecé en el ministerio universitario a los 20 años, me mezclé entre los
estudiantes del campus. Ahora, con 43 años, ya no puedo pasar desapercibido, por estas
y muchas otras razones, hay una brecha que acortar. Sin embargo, queremos que las
iglesias tengan un impacto en el campus, y que el campus esté presente en la iglesia
local. ¿Pero cómo?
Las iglesias deberían buscar establecer una dinámica de ministerio que circule entre la
iglesia y el campus. A medida que la iglesia tiene un impacto en el campus
universitario, el campus se ve envuelto en la vida de la iglesia local, y luego esa iglesia
equipa a esos estudiantes para que caminen con Dios y trabajen por el evangelio de
vuelta en el campus.
EL CICLO

 El primer paso crucial es de la iglesia al campus. Debemos enviar obreros al


campus para predicar el evangelio.
o Como mínimo, esto significa equipar a los estudiantes universitarios que
son miembros de tu iglesia. Esto también podría incluir utilizar el
personal de la iglesia (pastores universitarios, pasantes remunerados,
etc.), líderes laicos o un ministerio para eclesiástico fiel (pero nunca
como un sustituto de la preparación de los estudiantes de la iglesia).
o La meta es alcanzar al campus con el evangelio enviando obreros al
ministerio enfocado allí. En lugar de simplemente tratar de atraer a los
estudiantes universitarios con la programación interna, las iglesias deben
centrarse en alcanzar a los campus enviando obreros a los campus.
 El segundo paso es integrar lo que sucede en el campus en la iglesia local. A
medida que las iglesias difunden el evangelio y los estudiantes vienen a Cristo,
deben ser incluidos en la iglesia local.
o En la iglesia es donde se les enseña la importancia del bautismo, la
membresía de la iglesia y la comunión. Deben ser discipulados como
miembros de la iglesia local.
 Luego, el ciclo se repite: a medida que los estudiantes se incorporan a la vida de
la iglesia, se les prepara para que regresen al campus a servir y tener un impacto.
Todo el ministerio que se «levanta» se devuelve a la iglesia local.
LO QUE LOS MINISTERIOS UNIVERSITARIOS SUELEN TERMINAR SIENDO
A los ministerios universitarios les cuesta desarrollar una dinámica que circule de ida y
vuelta entre la iglesia y el campus. Los dos se separan, y el ministerio universitario
funciona como una subcultura aislada. Permíteme darte dos ejemplos.

 Desconectados de la iglesia: Perdiendo el rumbo.


o Con demasiada frecuencia, ministerios universitarios teológicamente
confiables —para eclesiásticos, denominacionales o incluso aquellos con
base en una iglesia— difunden el evangelio y hacen cosas buenas, pero
no se integran a la vida de la iglesia local.
o Tienen un ministerio próspero en el campus, una variedad de grupos
pequeños y oportunidades de capacitación, pero los estudiantes no están
conectados de manera significativa con las iglesias locales. Tal vez no se
involucran en las iglesias en absoluto, tal vez saltan de iglesia en iglesia,
o tal vez simplemente ven la iglesia como un lugar al que asistir los
domingos por la mañana.
o Estos tipos de ministerios universitarios terminan estableciendo una
dinámica que funciona de forma aislada a la iglesia. Tienen buenas
intenciones, pero olvidan un aspecto crítico de seguir a Jesús: vivir
dentro de la estructura y rendición de cuentas de una congregación local
y sus líderes.
o Hacen cosas buenas, pero no están preparando a esos estudiantes para
seguir a Jesús toda la vida. En lugar de asociarse con las iglesias locales,
estos ministerios terminan siendo reemplazos accidentales de la iglesia
local en las vidas de los estudiantes cristianos.
 Desconectados del campus: Perdiendo la oportunidad
o Del otro lado de la moneda, hay iglesias que tienen estudiantes presentes,
tal vez incluso como miembros. Estos estudiantes quizá participan en
actividades y programas de la iglesia. El problema es que no están
realmente integrados en el campus; no buscan enfocar el ministerio allí.
A manera de aclaratoria, no creo que todos los estudiantes universitarios
deban dirigir sus ministerios personales en los campus. Sin embargo, si
la mayoría de los estudiantes universitarios de tu iglesia no buscan un
ministerio personal en los campus, creo que ellos y tú están perdiendo
una oportunidad increíble.
o Los estudiantes universitarios que son miembros de tu iglesia son los
miembros más posicionados de tu iglesia para difundir el evangelio en el
campus. Este tipo de ministerio puede hacer un buen trabajo al involucrar
a los estudiantes del campus en la vida de la iglesia local, pero falla en la
medida en que no busca discipularlos y equiparlos para impactar
intencionalmente su campus.
EL ERROR DE LOS MINISTERIOS A LOS UNIVERSITARIOS ES QUE
EMPIEZA CON POCAS PERSONAS Y CON MUCHOS PROGRAMAS.
Muchos ministerios universitarios son desafiados para desarrollar esta dinámica cíclica.
En lugar de preguntar: «¿Cómo atraemos a los estudiantes universitarios a nuestra
iglesia?», deberíamos preguntar: «¿Cómo impacta nuestra iglesia el campus con el
evangelio?».
Muy a menudo, los ministerios universitarios desean reunir a muchos estudiantes para
grandes reuniones y programas. Pero lo que más necesita el campus no es más
programas, sino personas que difundan el evangelio a los estudiantes incrédulos, que se
pongan en contacto con los estudiantes que los rodean y los ayuden a involucrarse en la
iglesia y a ser discipulados. La pregunta ahora es… «¿Cómo?».
Comienza con pocas personas. Ya sea unos pocos estudiantes, unos pocos líderes
laicos, o inclusive parte del personal de la iglesia o algunos pasantes, comienza con una
lluvia de ideas sobre cómo tu iglesia puede evangelizar y discipular en el campus. Si el
compromiso específico de un puñado de personas no es todavía una posibilidad, aquí
hay varias cosas prácticas para hacer mientras tanto.

 Ore regularmente para que el evangelio llegue a las universidades locales en la


reunión semanal de su iglesia.
 Considera la posibilidad de contratar a los pasantes (los recién graduados de la
universidad serían ideales) para enfocarse en el evangelismo en el campus. Estos
pasantes podrían recaudar un apoyo parcial o total.
 Enseña la importancia de la membresía de la iglesia a los estudiantes
universitarios y anímalos a unirse al principio de sus años universitarios. Ayuda
a los estudiantes a ver que cuatro años es mucho tiempo para comprometerse
con una iglesia local y que esto no debe ser visto como un tiempo «intermedio».
 En lugar de tener horas de educación basadas en la edad (Escuela Dominical
tradicional), integra a los estudiantes universitarios con las clases de adultos.
 Enfócate más en la formación y el discipulado de los estudiantes que en
programas atractivos y de moda. Entrena a los estudiantes para que usen
herramientas evangelísticas como «Dos maneras de vivir», «Cristianismo
explorado» y «Lectura bíblica uno a uno».
 Ayuda a posicionar a los estudiantes para que tengan un impacto en el campus.
En lugar de vivir en un apartamento fuera del campus, anímalos a vivir en una
residencia de estudiantes de primer año o en algún lugar donde puedan
establecer muchas relaciones.
 Anima a los miembros de tu iglesia a invitar a los estudiantes a sus casas y a los
estudiantes a invitar a los miembros del campus.

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